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Tomás Harris, “Cipango”

1. ZONAS DE PELIGRO

Así como largas y angostas fajas de barro


Así como largas y angostas fajas de noche
Así como largas y angostas fajas de muso rojo
sobre la piel.

Las zonas de peligro son ininteligibles. O las


prefigura un rojo disco de metal,
símbolo de un sol mohoso al fondo de una calle desmedrada,
meado por los perros.

Las zonas de peligro son inevitables; te rodean


el cuerpo en silencio,
en silencio te lamen la oreja,
en secreto te revuelven y ojo,
sin el menor ruido te besan el culo
y los escasos letreros de neón ocultan su única identidad:
CAMPOS DE EXTERMINIO. (11).

El concepto de faja hace referencia a Concepción debido al uso de la reiteración, en el otro


poema sobre Zonas de peligro, vuelve a utilizar este recurso: “largas y angostas fajas de
sangre / largas y angostas fajas de semen / largas y angostas fajas de tinta” (15).

OROMPELLO 1

Un disco Pare otro ojo; una sangrienta córnea de latón.


Orompello es un puro símbolo echado sobre la ciudad.
Y las putas no tienen la culpa.
Sólo cumplían con su deber.
El otro día nomás esperaba micro en la esquina del baldío y oí una voz que me decía: “ven
y mira”.
Miré, y no había más que un caballo amarillo al tranco
por sobre la calle adoquinada.
y un espejismo las putas vestidas de ropas blancas,
y un espejismo los eriazos floreciendo;
repito, mientras esperaba micro en la esquina del baldío.
No me van a decir ahora que Orompello es un puro símbolo
echado sobre la ciudad
y las casas siete casas con puertas de oro
y las putas siete putas vestidas con ropas blancas. (16).
Orompello II es más descriptivo en torno a la idea de una ciudad baldío y tierra de
desdichas, de gente subalterna, como prostitutas y pobres. Además, da cuenta de que no hay
espacio para lecturas románticas, porque el hablante no tiene tiempo para eso:

Pero hubo muertes en Orompello. Y el sedimento de la


muerte se sobrepuso al sedimento del amor,
y el cuerpo de las vivas se confundió con el cadáver
de las muertas,
y los signos contagiados de amor se confundieron con los
signos contagiados de violencia. (17).

Orompello III es la consumación de esta violencia, cuando se retrata el asesinato de


alguien a manos de la dictadura, y que era maquillada a través de los medios. Me recuerda
al caso del Hallazgo de Pisagua.:

Y toda ella, Jaqueline dorada, reflejos y refracciones,


acumulando luz en su muerte desvaída de boleros y acordeones,
trémula de casi nada, lo digo, tan sólo del espacio expuesto
de los baldíos.
FEROZ ACTO DE SODOMIA -dirá en los diarios-
pero juro que toda ella estaba dorada,
a brocha gorda (…) (19).

El hablante presencia todos estos actos como si nada.

OROMPELLO IV

Ahora fíjense en el milagro oscuro de las costillas


entrando a la fuerza en los peñascos sucios
donde la tiraron a dormir
hasta echar raíces. (20).

Se evidencia una construcción narrativa en torno a la poesía de Tomás Harris, lo cual es


interesante, prácticamente nos relata una obra de teatro en forma de poemas, lo que
transmuta la realidad.

ZONAS DE PELIGRO (22).


(…) la retorica es el mito los paraísos jamás
reencontrados por estos mismos adoquines ero-
sionados caminó Luciano Cruz por los 60
esta misma lluvia y no otra barrió hasta los
desagües las cenizas de Sebastíán el inmolado
el mito el fragmento el desagüe tu ojo o
tu culo lo mismo ayer hoy mañana pasará
o el poeta norteamericano Ginsberg leyó en este
miserable rincón sudamericano por los 60.
En este poema se comienza a construir la intención que tiene Tomás Harris para escribir en
torno a Concepción como una ciudad fajada y destruida, en los primeros poemas construye
una narrativa sobre la ciudad como baldío, y en esta oportunidad rememora lo que fue una
ciudad revolucionaria. Hogar del fundador del MIR y de Sebastían Aceveco, padre de dos
hijos desaparecidos en dictadura que se quemó a lo bonzo para exigir el paradero de ambos.

el tránsito bajo un sol mohoso que te espía


desde el fondo de una calle larga sin oasis
para detenerse a respirar jadear (22).

Al final del mismo, vuelve a la idea de la faja, retomando la ciudad baldío y destruida por la
dictadura, una ciudad cárcel. En esta cita y en un poema continuo a Hotel King 1, introduce
la idea del espionaje “palpita por todos los ojos falsos de los semáforos o la sangre plena
medianoche cuando se detiene el tránsito cuando los cuerpos se detienen”.

HOTEL KING II

Está muy oscuro.


Sólo nos queda la humedad de antes, la estéril
cortina de la lluvia de siempre.
Entre las sombras, no sabemos bien desde dónde,
un grito y otro grito no interrumpen el silencio,
lo confirman, lo pueblan, como las estrellas
a la noche. (26)

EL PUENTE SOBRE EL BIO BIO

Esta es otra década turbia, sólo que con miles o


millones de muertos más.
La vida y la muerte
cosa de números
y superposiciones. (28)

ZONAS DE PELIGRO

El horror te inventa el Hotel King el


baldío del Orompello te inventa una cár-
cel oculta al otro extremo de La Concep-
ción la vida y la muerte lo mismo en
cada Zona de Peligro (29).

ZONAS DE PELIGRO (FINAL)

Orompello el Cerro la Cruz la muerte


no me van a decir ahora que esa mole que tacha
el Bío Bío es el puente de Brooklin que los
muertos de mil novecientos setenta y tres
era un teatro de sombras exhibido al nivel de
las aguas sombras chinas rebasando las márgenes
o quizá sombras chinas se ha perdido la medida
de las cosas en esta ciudad sudamericana al
sur de las estrellas las estrellas se volvierón
fuego alumbrado público hoyos
no nos van a venir ahora con que Orompello era
un puro símbolo echado sobre la ciudad el amor
piltrafa el cuerpo de nuestras mujeres el amor
es otro trabajo enajenado acá el sur de nin-
guna cosa las estrellas eran orificios en el
cielo en los muros en los
cuerpos huecos rojos
huecos por donde se transparentaba
este baldío.

Brutal este poema, donde cierra ZONAS DE PELIGRO interpelándonos y aterrizando la


lectura. Algo así como “no me digan que ustedes creen que esto es tal cosa”.

III. DIARIO DE NAVEGACIÓN.


En estos poemas, Harris realiza una especie de viaje atemporal entre el pasado y el presente, recorre
Mikonos, el recorrido de Colón para llegar a América, busca el oro y despierta en Orompello. Aún
así, jamás se abandona la idea del baldío y campo de exterminio que se instauró desde el primer
poema de Zonas de peligro.
MAR DE LA NECESIDAD
se confundía nuestro único sol de cuarenta wattíos
pero ahora estábamos rodeados de reflectores
por los 4 flancos
y brillaban más que nunca las cuentas verdes que les dimos
por sus cuerpos
pero rodeaban Orompello guardias armados
y alambradas de púa para resguardar el éxodo
sobrevolaban helicópteros
aves taxidérmicas
la escenografía se había transformado de una vez
estábamos en Tebas
pero tanta suntuosidad, Almirante, te produce chancro,
tanto deseo abolido, oscuros vacíos hacia el final
del pensamiento, pero
una lacerada procesión como ésta en pleno siglo de las luces
o de oro
da lo mismo,
estas urbes del Sur
te acaloran, te enferman la imaginación. (54-55)

Acá vemos la cantidad de referencias que utiliza en sus poemas, pero lo interesante es cuando dice
“en pleno siglo de las luces”, obviamente hace referencia a la Ilustración, pero una que ya no existe,
y solo existe la luz de los focos, los medios, las calles, las farolas.

MAR DE LOS PECES ROJOS


Me pararon al frente, me dijeron
habla
y hablé.
Me pararon al frente, me dijeron
desnúdate
y me desnudé.
Me pararon al frente, me dijeron
órlate
y me incrusté oropel, rubí, esmeraldas, pedrerías,
oro falso
en el cuero.
(Aplausos)
No sufrí apremios físicos, debo decirlo,
pero me rodeaba la muerte. (61).

MAR DEL DOLORIDO SENTIR


Los hombres sacan pistolas
a mí me trataron como a todo prisionero de guerra
olvidando los tratados y la piedad
el pasillo se adensaba hasta el mismo color del miedo
ahora el espacio y las sensaciones eran intensidad pura
energía pura
mi cuerpo se confundía con el pasillo y mi pensamiento con mi
cuerpo
un perro negro metía y sacaba la lengua
muy rosada
la sangre me chispeaba en las venas (64).
(…) amanecía en Concepción.
Era un sapo de la yuta.

LA CORRIENTE NUNCA NOS DEJO LLEGAR A ELLA.


¿Dónde estamos? Preguntó alguien.
Yo sabía que estábamos en Concepción.
en ninguna parte; la ciudad era la pantalla
del miedo, habíamos avanzado algunas leguas
al Oueste, por Concepción, hacia
ninguna parte (…) (67).

CATHAY
había perros que jamás ladraron,
avecitas salvajes mansas en nuestros ojos,
cada cosa relumbraba con el brillo de tu ojo,
había mares como cuerpos no al revés,
una nube de opio nos sobrevolaba las mentes,
hubo fiesta,
una muñeca de Bellmer ascendió al Reino de los Cielos,
nosotros nos concentrábamos en un circulo,
una especie de ronda,
nos hacíamos Uno en una especie de ronda,
de las entrañas de las ciudades surge la piel que
vestirá el mundo, cantábamos una especie de ronda, creo,
creo que había una puta borracha de oro que
bailaba muerte, pero pudo ser un espejismo,
una punta con pintura de oro a brocha gorda;
Cry, Baby, mira lo que han hecho con tus pechos,
los habitantes de la ciudad se recogían como la marca sobre
las arenas y se va haciendo el vacío
(el escenario que representa la ciudad queda
completamente vacío y las luces se apagan lentas,
lumínicos, semáforos, ventanas, a la manera de un
disolvimiento cinematográfico)
La comparación de Cathay con Concepción se debe a que la primera es una ciudad transformada
por la imagen que se construye el visitante, sin embargo, durante el relato, estas maravillas de
Cathay se difuminan y vuelven al horror que representa Concepción. (Cathay es actualmente China,
nombrada por Marco Polo).

CIPANGO
Una especie de isla prisión
“no había oro en los ojos,
no había oro en los lóbulos,
no había oro en los culos,
ni ojos ni lóbulos ni culos.
un puro pozo” (82).
TEBAS
La semejanza está en el apestamiento, una ciudad marcada por el dolor.
“estábamos en Tebas, no cabía duda,
los decorados las máscaras el dolor” (86)
ARGEL
Es la ciudad que mantiene preso a Cervantes, y utiliza la idea del escritor cautivo.
“Todo esto era un Argel, la ciudad más triste
del Universo: no puede haber ciudad feliz
repleta de prisioneros y putas: por todas partes
penaban las ánimas, y nosotros, cautivos del
deseo de seguir vivos por nuestros cuerpos” (90)

TENOCHTITLÁN
En relación con esta comparación, tiene que ver con lo que era y lo que es, una ciudad rica que pasó
a ser una ciudad destruida y un mero recuerdo.
“Los vacíos entre nuestros dientes son el oro
que perdimos” (91)

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