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puede devenir mujer la joven actual sin transformase en eso que el capitalismo
necesita, ese lugar que los jóvenes hombres parecen dejar vacante? Una teoría de la
sexuación sin Uno para pensar cómo será la mujer que viene.
Clase del 3 de mayo de 2013, dictada por A. Badiou en el seminario “La inmanencia de
desorientación de los muchachos, de los jóvenes, quizás aún más enfatizada cuando se
trata de los jóvenes de las clases populares, de los jóvenes que no son herederos. Allí
indico que la cuestión de las jóvenes ha sido totalmente diferente, que no hay simetría,
y que hablaría algún día de este asunto. Se trata de aquello que he hecho en Atenas,
hace dos años, y que volveré a hacer hoy, con algunas variantes.
Esta empresa que concierne las figuras de la feminidad es una empresa arriesgada,
punto: el espléndido poema de Goethe, Elegía de Marienbad, que se erige como una
advertencia para todos aquellos que están en su situación. Cuando Goethe encuentra a
la muy bella Ulrike von Levetzow, que tiene 17 años, él tiene 72. Parece que ella, no sin
buen término, las familias tenían un gran complot para que fracase. Y, como es habitual,
primera diligencia que llega, se va a Italia, y escribe un poema. Y allí, a los 72 años,
la belleza, quizás, ¡muchas otras cosas buenas! Pero es algo que me molesta y debo
Y además, hay una dificultad de orden teórico: no es seguro que pueda existir en el
mundo contemporáneo una cuestión de las jóvenes que se pueda sostener en paralelo
muy simple. Se trata de saber si, y cómo, una niña se va a casar. Se trata de saber cómo
ella va a pasar del estado de virgen seductora a aquel de madre agobiada. Entre los dos,
por lo demás, entre la niña y la madre, hay un personaje negativo y maldito: la niña-
madre, que no siendo más una niña, siendo madre, y no siendo verdaderamente madre,
fundamental en todo el arte novelesco del siglo XIX. Nos indica que, confrontada a toda
dualidad conceptual, a toda dualidad de lugares, una mujer puede construir un entre
dos, un lugar fuera de lugar, ni hija ni madre, por ejemplo. Otro ejemplo de una
configuración así es la solterona. Por definición, una niña debe ser joven. En
consecuencia, una solterona todavía es un lugar que no tiene un lugar. Dado que se
trata de mujeres, este tema del lugar desplazado es un tema estructural, totalmente
clásico. Hasta en la comedia, se ve que una mujer digna de ser puesta en escena es una
conductor.
buen lugar en el mundo de las posiciones sólidas. Vimos recientemente toda suerte de
decir, una repentina invasión de ratas que daban simplemente ganas de hacerlas volver
a entrar en sus agujeros. Pero lo que interesa al filósofo no es tanto eso que es sino eso
que viene, y esta humanidad en conserva no es lo que viene. Lo que viene, en lo que
contemporáneo, no puede ser definida como ese ser de sexo femenino que se prepara
de un hombre. En el fondo, toda revolución feminista, después del fin del siglo XIX,
vuelve a un solo punto: una mujer puede y debe existir sin depender del hombre. Una
mujer puede y debe ser un ser autónomo, y no siempre el resultado de una mediación
masculina. Con fuertes ambigüedades sobre las que volveré, esta revuelta desembocó
en cambios importantes, que afectan sobre todo el estatus así como la definición de
en el siguiente sentido: aquello que separa la niña de la mujer no es otra cosa que el
hombre. Porque aquello que separa al hijo del padre no es un elemento exterior real,
como lo es un marido. Lo que separa al hijo del padre es el control del orden simbólico.
El hijo debe suceder al padre, debe, en su turno devenir amo de la Ley. Podemos decir
que entre la hija y la mujer-madre, hay un hombre, una exterioridad real hacia la cual
ella entrega su cuerpo, a la que, podríamos decir, ella se da, a la cual pertenece. Todo
esto no es viejo. Yo mismo, por ejemplo, cuando me casé, esto a la escala de una vida
humana, entendí y firmé, así como mi esposa, los dos enunciados fundamentales: “El
hombre es el jefe de la familia” y “El hombre tiene que elegir un domicilio conyugal”.
Hace juego con una frase que siempre me gustó: “la mujer tiene que seguirlo allí y él
tiene que recibirla allí”. Remarcarán que no está dicho que el marido tiene que habitar
de estar ausente. Mientras que la mujer no tiene otro deber que el de estar en la casa.
La joven niña del mundo tradicional cambia su nombre por el de un hombre, ella
familia”. En la trilogía reaccionaria de los tiempos del Mariscal Pétain: “Trabajo, Familia,
Patria”, el obrero y el campesino, especies simbólicamente masculinas, se consagran al
la patria, contra una sola femenina, la familia. Notarán que ninguna de las tres
por eso que ella siempre fascinó a los artistas, los escritores, los cineastas, aún hoy,
Pero ¿que es la familia? Ya en Platón, vemos que existen tres grandes funciones sociales:
reproducción. Dos contra uno, siempre. La mujer tradicional es el entre-dos del obrero
y el soldado. Ella recibe en su mesa y en su cama al hombre maduro que trabaja y que
hijo. La niña debe devenir Mater Dolorosa. Dos contra uno, aún: el padre vivo que
dispone del cuerpo de la mujer y el hijo muerto que dispone de sus lágrimas.
Pero aquí está la sociedad tradicional, lentamente pero con seguridad está, entre
la niña puede decidir ser obrera o campesina, o profesora, o ingeniera o policía o cajera
o soldado o presidente de la república. Puede vivir con un hombre por fuera del
luego divorciarse, cambiar de lugar y de amor. Puede vivir sola sin ser este otro
personaje importante y cruel de la tradición: la solterona. Puede tener hijos sin tener
marido o incluso tener hijos con otra mujer. Puede abortar. El nombre maldito de “niña-
madre” desaparece. Se ha dicho “madre soltera”, nombre dejado atrás por otra cosa
aún más neutra, la “familia monoparental”. Y he aquí que una familia monoparental
puede estar formada por un padre y sus hijos, sin mujer alguna. Y nadie hablará de niño-
Sí, ya sé, hay intensas resistencias contra todo esto, no está aún ganado, en numerosos
sitios no es aceptado. Pero es lo que está llegando, es lo que viene. Es lo que constituye
del matrimonio, ¿cuál puede ser el principio de su existencia? ¿Se encuentra ella
desorientada, como afirmé el año pasado que estaban desorientados los niños?
Mi tesis sobre los jóvenes era la siguiente: la ruina de todo procedimiento de iniciación,
abolición puso fin a un período que se contaba en decenas de miles: desde las
De ahí que los niños no cuenten con ningún punto de apoyo simbólico para devenir
otros que lo que son. La Idea (en el sentido de la marca simbólica de la diferencia) está
demasiado ausente para que la vida sea otra cosa que su continuación en el día a
constatamos todos los días: el carácter infantil de la vida de los adultos, especialmente
de los adultos de sexo masculino. El sujeto que comparece ante la mercancía debe
seguir siendo un niño que desea juguetes nuevos. En cuanto al sujeto que comparece
ante la regla social y electoral, debe seguir siendo un escolar obediente y estéril, que no
tiene otro objetivo más que ser, a cualquier precio, el primero de la clase, y que se hable
¿Y las niñas? Podríamos decir que también ellas están entregadas a la falta de
más el rol, real y simbólico, de separación. Mi hipótesis es diferente: en los niños, el fin
vida sin Idea. En las niñas, la ausencia de separación externa (hombre y matrimonio)
de una feminidad que podríamos llamar prematura. O más aún: el niño está expuesto
a no devenir jamás el adulto que posee en él. La niña esta expuesta a volverse después
de todo la mujer adulta que debiera devenir activamente. O más aún: en el niño no hay
prematuración.
mujeres, son mujeres muy jóvenes, es todo. Se visten y se maquillan como las mujeres,
hablan como las mujeres, conocen todo. En las revistas de mujeres para estas jóvenes,
los temas son exactamente los mismos que en cualquier otra revista: la ropa, los
cuidados del cuerpo, el shopping, los peinados, lo que hay que saber de los hombres, la
las sociedades tradicionales: nombra aquello que, en el cuerpo de una niña, prueba que
contemporánea, este símbolo está suprimido. ¿Por qué? Porque incluso empíricamente
virgen, una niña contemporánea ya es una mujer. Ella misma soporta la acción
retroactiva de la mujer que devendrá solamente porque ya lo es, sin que el hombre le
sirva allí de gran cosa. Digamos también que la poética figura de la joven, que ilumina
contemporáneas para las niñas, que les enseñan cómo hacer gozar a los caballeros sin
correr riesgos, y cómo vestirse para que ellos tengan ganas de eso, no han dejado
mucho lugar para esa poesía. Estas publicaciones no son culpables: no hacen más que
presentar en cada niña a la mujer contemporánea que ya advino, y cuyo cinismo es, si
De ahí que las niñas están en condiciones de hacer, con un talento impecable, todo lo
partir de ahora y por ellas mismas, muy por encima de todo eso. Si los jóvenes son para
todos inmaduros, las jóvenes son, después de todo, siempre maduras. No hace falta
más que un ejemplo: el rendimiento escolar. Se abrió en este punto, a favor de las niñas,
no solamente triunfan, sino que triunfan mejor que las niñas de los barrios ricos,
quienes a su vez dejan atrás a los niños afortunados y débiles. Yo mismo he visto con
populares por la policía ante los tribunales, y la abogada, o mismo la jueza, podía ser su
hermana. O bien, alguno de estos niños se contagiaron, en la miseria sexual que los
rodea, una enfermedad de transmisión sexual, y el médico que los atiende podría ser
su hermana. Por todos lados donde se trate del logro social y simbólico, la hija-mujer
social. Las niñas están también desfavorecidas en los barrios pobres tanto como los
niños, aún peor, incluso, porque ellas deben a menudo ocuparse de la comida y de los
sabiendas de que los ejercicios que se les demandan, además de ser las condiciones de
su propia liberación, no son más que juegos de niños para ellas, mujeres en definitiva.
Diremos que lo que quieren es salir del mundo opresivo donde nacieron. ¡Por supuesto
que sí! Pero todo el asunto es que puedan hacerlo. Y no es por otra cosa que porque la
mujer libre que ellas quieren devenir ya está en ellas en toda su potencia, tan ávida y
verdadera. Mientras que el hijo, sin saber lo que es, esta fuera de estado para devenir
lo que puede, la hija-mujer puede devenir con soltura lo que ella sabe que ya es.
de los niños, que no existe más como tal, solamente existe la pregunta por las mujeres.
Esta mujer que las jóvenes son prematuramente ¿qué es? ¿Cuál es la figura que les
corresponde?
padre. Se trata de hacer valer para todos el imperativo “vive sin Idea”, es decir, “No vivas
más que para comprar aquello que se te proponga”. Pero los caminos de este
imperativo no son los mismos según se trate de someter a los jóvenes o a las jóvenes.
Que la vida pueda ser la vida sin Idea, o vida estúpida, subjetividad exigida por el
capitalismo mundializado, se obtiene de los pequeños hombres por la imposibilidad de
cosas: que compremos los productos del mercado, si podemos, y que, si no podemos,
que nos quedemos tranquilos. Para esas dos cosas, es necesario no tener ninguna idea
de justicia, ninguna idea de otro devenir posible, ningún pensamiento gratuito. Pero
todo verdadero pensamiento es gratuito. Y como, en este, nuestro mundo, sólo cuenta
aquello que tiene un precio, es necesario no tener ningún pensamiento, ninguna idea.
Entonces, solamente podemos obedecer al mundo que nos dice: “Consumí si tenés los
medios para eso, si no los tenés, cerrá la boca y desaparecé”. Entonces solamente
Idea ha desaparecido.
lo tanto una Idea. La opresión no apunta a vivir sin Idea, sin a que haya una Idea
obligatoria, generalmente religiosa. Su imperativo es: “Vive con esta Idea, y ninguna
otra”. Mientras que el imperativo contemporáneo es, lo vuelvo a decir: “Vive sin Idea”.
Es por esto que hablamos desde hace cuarenta años de la muerte de las ideologías.
Es también por esto que perseguimos los símbolos religiosos por los que se marca lo
sea obligatoria o débil. Incluso esto es demasiado: si la gente tiene ideas estúpidas,
quizás les darán a otros la idea de tener ideas inteligentes. Más vale la igualdad absoluta
desnudez así mirada está bien vista; la minifalda es excelente; el maquillaje es perfecto;
tiempos, mientras que la tradición impone que sobre el cuerpo de las mujeres esté el
morales, son superiores a toda proposición de mercado. En el mundo que rige el capital,
hace falta que todo sea objeto y que nada sea símbolo. Y es así que Marx anunciaba,
pronto será hace dos siglos, que todas las relaciones simbólicas del mundo de la
tradición serán impiadosamente disueltas "en las heladas aguas del cálculo egoísta".
publicidad, etc., para agregar a la frase de Marx: "cuando la mujer se ha disuelto en las
heladas aguas del cálculo egoísta, está desnuda". Si tiene algo sobre la cabeza, es
porque la disolución no está completa. Hay que entonces lograrla a cualquier precio.
contemporáneo es más bien: "Sé el animal humano que sos, lleno de pequeños deseos
y sin ninguna Idea". Pero para domar al animal individual, los caminos no son los
Decimos que el joven vivirá sin Idea por no haber sabido sostener la maduración de un
pensamiento. Mientras que la joven vivirá sin Idea por haber sostenido demasiado
pronto y sin mediación una madurez vana y ambiciosa que la hace pensar muy pronto
que la Idea es inútil. Al joven le falta la Idea por defecto de Hombre, a la joven por exceso
de Mujer.
opaco y violento que se nos ofrece: de hecho, más que Idea, no habría más que Cosas.
mujer considerada entonces como situada entre la humanidad simbólica regida por el
aislado sino una pareja de términos. Los ejemplos abundan, y alimentaron lo esencial
de la literatura sobre las mujeres. Allí vemos siempre una mujer tomada en el
sino redoblada por la seductora cuya forma de base es la puta. De ahí que se dirá que
un hombre no se relaciona con las mujeres sino bajo el esquema binario de la Madre y
de la Puta, que le ha dado el título a una conocida película. Pero la peligrosa seductora
femeninos literarios, donde toda la acción presenta el conflicto del amor puro y del amor
potente rival, la mala mujer, o la mujer de mala vida. Sin embargo la enamorada está
abismarse en Dios según lo que podría llamarse una virginidad ascendente. No es por
nada que Goethe termina su Fausto al enunciar: "lo eterno femenino nos lleva a lo Alto"
seductora, la seductora no es potente salvo en aquello que aborda a las orillas del amor,
Pero una circulación en sentido inverso, que lleva otra vez al punto de partida, se instala
entonces: la mística sublime valida la abnegación cotidiana de la madre, a tal punto que
Virgen María, sublime al punto de ser casi divina, y al mismo tiempo arquetipo de la
madre, por otro lado la madre enternecida por el bebé como la Mater Dolorosa por el
cambia finalmente en círculo, el cuadrado de las figuras. ¿Cuál es su resorte? Por esto
de que cada figura no está sino en una relación excéntrica a otra. Se dirá entonces que
"Mujer" no significa sino una ocurrencia de la dualidad. Incluso una santa esposa no lo
es sino desde que se le ha demandado un día seducir, que ella ha consentido al sexo, y
que entonces ella es además peligrosa, y allí permanecerá para siempre. Si no, si sólo
era la esposa doméstica, ingenua y fiel, ¿por qué haría falta encerrarla, cubrirla,
protegerla de las miradas? Pero esta mujer peligrosa escondida bajo el velo de la esposa
daría la vida? Y si este amante desapareciera, ¿no estaría ella tentada de consagrarse a
Dios Salvador en un convento de clausura? Pero entonces, ¿no es ella el relevo sublime
de aquello que ya era, día tras día, la esposa por entero abnegada?
atiene además a otro. Una mujer es entonces lo que pasa entre dos lugares.
Pero a decir verdad, la potencia del dos es todavía más considerable. Podemos ver en
tradicionales, sean las llamadas "primitivas" que estudiaron los etnólogos o las de
nuestra propia historia. Se trata en todos los casos de la mujer como animal doméstico
superior. Ustedes saben que en ciertos grupos, un hombre sólo puede conseguir una
mujer con un pago importante, por ejemplo dos o tres vacas, telas, etc. En otros grupos,
por el contrario, un hombre sólo se casa con una mujer si se adjunta a la mujer un pago
importante. Es el sistema de la dote. ¿Cómo explicar que las mujeres y el dinero pueden
mujer pasa de una familia a otra con un vestido de novia y dinero. En el caso del
intercambio puro, la mujer pasa de una familia a otra en la medida en que el dinero
Esto sólo puede ser porque la adquisición de una joven tiene dos sentidos opuestos,
traducidos por los dos sentidos de circulación del dinero. En un primer sentido, ella es
una fuerza de trabajo y de reproducción que cuesta un buen precio. En el segundo, ella
es ciertamente una fuerza reproductiva, pero una que debe ser mantenida, y sobre una
cierta base. De ahí se desprende que el sistema de la dote fuera, y sigue más o menos
africana, en cambio, no sólo va a tener a cargo a los niños sino que va a trabajar duro
en el campo. Esto rinde un poco más. Digamos que la obtención de una mujer está
en el sentido de la compañía y del ornamento. Hay mujeres que son bueyes de tiro, y
mujeres que son gatos persas. Hay incluso las que intentan ser los dos a la vez.
Es decir que la simplicidad aparente de la figura más objetiva, la más elemental, la más
Se podría demostrar fácilmente que lo mismo sucede para las otras tres. Es así por
tiempo está, con Teresa de Ávila, bajo la luz del éxtasis poético.
Se dirá que no se trata aquí sino de representaciones. Se dirá que todo esto es también
estas representaciones. Pero voy a sostener que aquí hay una profunda idea abstracta
de lo que puede ser una mujer. Por cierto, no nos quedaremos con la particularidad
antropológica de las figuras, sino que nos quedaremos con la lógica del Dos, del pasar-
entre-dos, como aquello que define la feminidad. Esta feminidad se opone a la afirmación
fuerte del Uno, del poder único, que caracteriza la posición masculina tradicional. La
lógica masculina se resume en efecto en la unidad absoluta del Nombre del Padre. El
símbolo de esta unidad absoluta es, por otra parte, evidente en la unidad absoluta, y
absolutamente masculina, del Dios de los grandes monoteísmos. Ahora bien, es de este
Podemos evidentemente preguntarnos por qué la mujer sería el Dos del Uno masculino.
pensar la sexuación. O, más bien, y es todo el problema al que vamos a llegar, que ese
vieron los poetas, y singularmente Baudelaire, una mujer es antes que nada y siempre
Digamos más secamente que una mujer es lo que desbarata al Uno, eso que no es un lugar,
sino un acto. Sostendría con agrado aquí, y esto puede ser una diferencia con Lacan, que
sexuación femenina. Sino, más bien, la relación al Uno, dado que justamente el Uno no
es. Sólo se comprende bien todo esto si se está convencido de que Dios no es, y que
entonces el Uno del Nombre del Padre tampoco; que el Uno dé la medida de los lugares,
de las posiciones y de las disposiciones es en definitiva una ficción masculina. Una mujer
es el proceso de ese no ser lo que constituye todo el ser del Uno. Es la mujer la que pronuncia
que el hombre encuentra la manera de no ser el Uno que pretende ser. Y ella lo
es siempre por ella misma la prueba terrestre de que Dios no existe, de que Dios no
tiene necesidad de existir. Alcanza con mirar a una mujer, lo que se dice mirar, para
estar enseguida convencido de que se puede pasar de Dios. Por esto, en las sociedades
tradicionales, tapamos a las mujeres. El asunto es mucho más grave que unos vulgares
celos sexuales. La Tradición sabe que para mantener como sea a Dios con vida, es
femenina. Para sostener este proceso ateo, evidentemente inconsciente, por el que ella
afirma el no-ser del Uno, es necesario constantemente que una mujer haga surgir ante
todo lo que se vale del Uno otro término que lo desunifique. Entonces, eso pasa entre-
dos. No es que una mujer sea doble o dual, es que desde que se pretende poner a la
mujer en un lugar, ella va ir más allá del Uno por el entre-dos de este lugar y de su doble,
o de su doblete. La potencia femenina es su aptitud para crear un doble del Uno que se
gloriosamente su no-ser. En este sentido, una mujer está más allá del Uno bajo la forma
digo en una palabra mi convicción: una gran presión contemporánea se ejerce sobre la
El capitalismo contemporáneo pide, y hasta exige, que las mujeres tomen sobre sí la
forma nueva del Uno que ese capitalismo quiere sustituir al Uno del poder simbólico, a
saber el Uno del individualismo consumista y competitivo. Los hijos, y luego los machos,
proponen de este individualismo una versión débil, adolescente, lúdica, sin Ley, que
reivindicación de este feminismo no es en absoluto crear otro mundo, sino dejar librado
el mundo tal y como está al poder de las mujeres. Este feminismo exige que las mujeres
sean juezas, generales del ejército, banqueras, CEO, diputadas, ministras y presidentas.
Y que para las que no son nada de todo esto, es decir casi todas la mujeres, que ésta
sea la norma de la igualdad de las mujeres y de su valor social. En esta dirección, las
Lejos de limitarse al proceso que crea otra cosa que el Uno, que crea el Dos y el pase
del Dos, una mujer deviene el modelo del nuevo Uno, ese que se sostiene con vigor e
mujer contemporánea será el emblema del Uno nuevo, edificado sobre la ruina del
tanto, el peligro que esta seducción representa es una de las armas del Uno, no es de
del poder. Es por eso que esta seducción no debe ir con el abandono de los
compartidas. El amor deviene la forma existencial del contrato, es un asunto entre los
otros. Y al final, la mujer-Uno no tiene qué hacer con lo sublime místico. Ella preferirá
En el fondo, la idea es que las mujeres, no sólo puedan hacer todo lo que hacen los
hombres sino que, en las condiciones del capitalismo, puedan hacerlo mejor que los
hombres. Ellas serán más realistas que los hombres, más encarnizadas, más tenaces, lo
que siempre fueron en el orden propio de su existencia. ¿Y por qué? Justamente porque
las jóvenes no tiene más que devenir las mujeres que son, mientras que los jóvenes no
saben cómo devenir los hombres que no son. De golpe, el Uno del individualismo es
desaparición del sexo masculino. Habría que congelar el esperma de algunas decenas
entonces exterminar a todos los machos. Y, como lo que pasa en las abejas o las
hormigas, la humanidad sólo estaría compuesta de hembras, que harían todo muy bien,
dando por sentado que el orden simbólico sería mínimo, como el que exige la situación
Llegado a este punto, tengo ganas de decir: que las sociedades capitalistas se
desenvuelven con este problema que han creado, después de todo. Desde un comienzo,
sin precedentes.
La mujer estaba, si puedo decirlo, en un rol de subversión oficial: fuera de las reglas de
lo que la constituye). Esta figura ha muerto. Pero la figura que se nos promete, no
para los hombres, no lo es para la humanidad entera. Es una figura para inscribir la
posibilidad de un nuevo Uno del cual, por una especie de reversión de la situación
para rechazar la figura de la mujer-Uno como arma de reserva del capital. No hay que
dejarse reclutar en la lucha contra las figuras tradicionales para que la supere eso que
en efecto es lo que viene, que tiene y que tendrá potencia, a saber la mujer-Uno como
emblema de un nuevo Uno, el Uno del individualismo, del cual el capital tiene necesidad
Lo que hace falta es que las mujeres le den la espalda a lo que se les propone. Es una
trampa. Los modelos presentados serán todos bajo la figura de la mujer salvaje,
emancipación. Es necesario que ellas encuentren el genio del desbaratamiento del Uno
en la simbolización primordial y sin entrar en la figura del poder que les es hoy
propuesta. Esto pasa por una reaparición, una reinvención de la figura de la joven, figura
que viene desde el final de la retroacción de la mujer madura integrada al sistema del
figura de la joven, una nueva joven que se propone como tarea transformarse en la
nueva mujer, aquella que no será la mujer-Uno que el orden del capitalismo le propone
hoy. La mujer que les propondrá a los hombres asociarse plenamente a los nuevos
efectos de una figura no opresiva del Uno, una figura del Uno desarticulada del interior
de sí misma de algún modo. Una joven muchacha desconocida, que por fuerza está
viniendo en alguna parte, y que será también la portadora del vacío definitivo de todo
dios. Cuando la veamos, Dios desaparecerá. Bajo el cielo vacío de todo dios, podremos
decir, como Valéry: Cielo hermoso, cielo verdadero, mirá cómo cambio.