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El Período de los Ataques de Sueño

Eugene Thacker
(16 de octubre del 2013)

En su última columna para los Estudios Ocultos, Eugene Thacker sondea la ‘vida inexplicable’, el trabajo
y los sueños del poeta surrealista, Robert Desnos.

En la tarde del 25 de septiembre de 1922, un pequeño grupo se reúne en el departamento de André Breton, en la
Rue de Fontaine. Ell*s son mayormente jóvenes, mayormente escritor*s, y siendo jóvenes escritor*s, están
mayormente desencantad*s con el mundo en el que viven. Ell*s son ‘surrealistas’, a pesar de que esta tarde aquel
término no guarda aún el sentido que pronto se consagraría a través de los interminables manifiestos, diatribas,
escándalos y exhibiciones grupales en galerías de arte. En esta tarde, un experimento es llevado a cabo dentro de
este grupo. Uno de ell*s, René Crevel, ha asistido recientemente a una sesión, en la cual atestiguó un inquietante
juego de preguntas y respuestas entre una medium espiritista y l*s espíritus del más allá. Se le ocurrió que
aquellas prácticas podrían llegar a ser usadas como técnicas de escritura. De modo que, en un departamento
atestado, con los sonidos de la calle en el exterior y un interior silencioso, comenzaron sus sesiones - sentad*s en
un círculo, las luces apagadas, la quietud de la espera. El primero en caer en trance es Crevel. Luego Benjamin
Péret. A ambos se les hace una serie de preguntas, y sus respuestas pausadas, en detalle, son cuidadosamente
apuntadas.

El siguiente en caer es Robert Desnos, que es un recién llegado al grupo, habiendo conocido hace poco a Breton y
a sus asociad*s. Inicialmente un escéptico, Desnos acepta ser hipnotizado - de hecho, entra en un estado de
trance tan fácilmente que lo hace por si solo. El experimento se repite - sentad*s en un círculo, las luces bajas,
esperando, y luego el suave golpe de la cabeza de Desnos sobre la mesa. A preguntas tales como ‘¿dónde estás?’,
Desnos responde con ‘Robespierre’ - pero en lugar de hablar, él las escribe. Luego llegan más preguntas: ‘¿qué
hay detrás de Robespierre?’, y más respuestas, esta vez, pronunciadas letárgicamente: ‘un pájaro’. ‘¿Qué tipo de
pájaro?’, ‘un ave del paraíso’. ‘¿Y detrás de la multitud?’, ‘¡allí!’ - Desnos dibuja una guillotina - ‘...la sangre
hermosa de l*s doctrinari*s’. ‘¿Y cuándo Robespierre y la multitud ya no estén más en contacto, ¿qué les
sucederá?, ‘la hermosa canción de amor de mi vida de mi vida inexplicable’.

Desnos rápidamente demostró ser uno de l*s más virtuos*s en estos experimentos - conocidos eventualmente
como ‘el período de los ataques de sueño’. Él era capaz de escribir, hablar, dibujar y componer fantásticas
narrativas enteras. Eventualmente él llegaría a inducirse con gran facilidad estados de trance en cualquier
momento, cualquier lugar - esto no era más diferente que ponerse a dormir, y Desnos amaba dormir. Él también
descollaba en los juegos de palabras. En una de las últimas sesiones, el 7 de octubre, a Desnos se le pidió de
improvisar una serie de textos estando en trance. Lo que resultó de aquellas sesiones fueron una serie de cortos
estallidos líricos que se regodeaban en la rima y la aliteración:

O mon crâne, étoile de nacre qui s’étoile

Oh mi calavera, madre de perlas que se desvanece

Au paradis des diamants les carats sont des amants…

En el paraíso de diamantes, los quilates son amantes…

Mots, êtes-vous des mythes et pareils aux myrtes des morts?

Palabras, ¿ustedes son mitos, y similares a los arrayanes de l*s muert*s?

Desnos inmediatamente se distinguió del resto. Mientras que la mayoría de las sesiones surrealistas producían
una especie de caos delicioso, las sesiones de Desnos producían textos que parecían sondear en algún lugar entre
el sentido y el sin-sentido, entre lo importante y lo insignificante, lo ordinario y lo extraordinario, lo profético y lo
mundano. Como lector*, un* quiere atribuirle a los textos algún sentido escondido que subyace más allá del
lenguaje; y así, en el fondo, un* también sabe que el ‘sentido’ no tiene importancia. Muchos de los textos de
Desnos en este estilo juegan alrededor de esta zona gris entre leer sentidos y leer simplemente leyendo - como
sonido, ritmo, eco y como silencio.

Inmediatamente a continuación de las sesiones, Desnos empleó la nueva técnica hallada para producir varios
libros que son difíciles de categorizar, pero que podríamos denominar 'antinovelas'. Una fue publicada en 1924
bajo el nombre de Deuil pour Deuil (Duelo por Duelo). No contiene personajes, sino un 'yo' móvil y ambulante;
ningún escenario sino una míriada de espacios y lugares disímiles; ninguna secuencia lineal de eventos sino
breves secciones de cuasi-narrativa que oscilan entre la prosa y la poesía:

Como se debe, le he enseñado a los hombres viejos a respetar mi cabello negro y a las mujeres a adorar mis
extremidades, pero en relación a las últimas, siempre he conservado mi extenso dominio amarillo en donde
incansablemente confronto los vestigios metálicos de la elevada construcción piramidal a la distancia.

¿Pero qué dirá el hombre cuando se vea confrontado por estas grandes movilizaciones de mundos minerales y
vegetales, siendo él mismo el juguete inestable de los juegos del torbellino y del matrimonio entre los elementos
menores y los abismos que separan las palabras resonantes?
Respeta mi sueño, transeúntes de la calle de abajo. El gran órgano del sol l*s hace marchar en pasos, pero no
despertaré esta tarde hasta que la luna comience su rezo.

Me iré hacia la costa en donde los barcos nunca arriban; una que debería presentarse a sí misma, una bandera
negra flameando en la popa. Las rocas partirán.

De l*s surrealistas que participaban de las sesiones, Desnos fue el único poeta en hacer un uso absoluto de la
técnica, y su poesía de este período demuestra su impacto: las colecciones A la mystérieuse (1926) y Les Ténèbres
(1927) alojan lo que podría afirmarse como la poesía más lírica, delirante y profunda que el surrealismo haya
producido.

Tanto he soñado contigo,


tanto he hablado y caminado, que me tendí al lado
de tu sombra y de tu fantasma,
y por lo tanto,
ya no me queda sino ser fantasma
entre los fantasmas y cien veces más sombra
que la sombra que siempre pasea alegremente
por el cuadrante solar de tu vida.

Siguiendo Duelo por Duelo, Desnos comenzó a trabajar un texto de prosa más extenso en la misma veta,
publicado en 1927 como La Liberté ou l'Amour! (¡Libertad o Amor!). El libro contiene las mismas frases líricas e
impactantes de Duelo por Duelo, pero también posee más estructura y una imaginería más constreñida:

Pese a la oscuridad en estas profundidades, las sombras proyectadas de los peces pueden verse con claridad cuando
centellean por el piso del océano. El Corsario Sanglot se preparó para descender. Esto no era sencillo dado que el
reflejo de su propia imagen sobre el elemento líquido constantemente interfería ntre su objetivo y él. Pero cerró sus
ojos, sacudió violentamente sus manos ante él, abrió sus ojos y se aferró a las manos de su reflejo. Éste último,
mientras se retiraba, reproducido en capa tras capa de agua, rápidamente lo arrastró al fondo. Aterrizó
suavemente. El Corsario Sanglot estaba enterrado hasta el cuello en un campo vasto de esponjas. Debía haber cerca
de tres mil o cuatro mil. Los caballitos de mar, despiertos de su sueño, se precipitaron por todas las direcciones, al
mismo tiempo que una vela gigante e iluminada de alguna especie marina. A la luz de esta vela, las esponjas
ondulantes se estiraron tan lejos como el ojo humano podía llegar a ver. Sus papilas salieron en clara señal de alivio
extraordinario, y fue sólo con dificultad que el Corsario Sanglot forzó un pasaje entre ellas. Finalmente, alcanzó la
vela. Se levantó en una suerte de claro llamado, de acuerdo a una leyenda grabada en el coral: 'el Claro de la
Esponja Mística', donde un rebaño de caballos de mar saltaban libremente sobre un terreno compuesto por
diminutas piedras negras. Los esqueletos de una docena de sirenas yacían lado a lado.

En ¡Libertad o Amor!, sí tenemos personajes centrales – l*s protagonistas fantástic*s Corsario Sanglot y Louise
Lame – pero ést*s constantemente atraviesan metamórfosis y saltan de un lugar a otro, en una especie de
metempsicosis surrealista. Sus nombres indican su propia ambigüedad – sanglot/larme (sollozo/lágrima),
sang/lame (sangre/filo) – una ambigüedad que también es indicada en el título La Liberté ou l'Amour!, haciendo
eco del llamado revolucionario 'la liberté or la mort! ('¡la libertad o la muerte!'), pero también en el más noir '¡tu
dinero o tu vida!' (de modo similar, el trabajo anterior Duelo por Duelo ritma con el dicho 'ojo por ojo' – 'duelo
por duelo' o 'dolor por dolor').

¡Libertad o Amor! es un compendio de influencias y una liquidación de las mismas. Hay guiños al poema en prosa
del siglo XIX – Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, el Conde de Lautréamont – pero éstos son contrabalanceados
por un toque que va desde Julio Verne a los gospels pasando por los anuncios de la cultura pop y las referencias a
la biología marina. Es un libro profundamente lírico y a la vez lleno de parodia y absurdo. A pesar de este
eclecticismo, ¡Libertad o Amor! contiene un juego bastante consistente de motivos, motivos que también recorren
la poesía de Desnos en el período: noche, sombra, bosque, la ciudad, lo erótico y todo aquello vinculado al mar, a
las profundidades oceánicas y a la vida marina. En la escritura de Desnos, existe un sentido de todo emergiendo y,
en última instancia, retornando al abismo del mar.

¡Libertad o Amor! también contiene un número de escenas inolvidables, una de las cuales es una convocatoria del
Club de l*s Bebedor*s de Esperma, una parodia herética de l*s eucaristas revisitada por el Marqués de Sade –
como si él estuviese entrenándose para ser barista. También vivtamos un internado encantado de niñas y
atestiguamos una fiesta en un yate siendo devorada por tiburones. Sin embargo, el grueso de ¡Libertad o Amor!
Utiliza técnicas prestadas de los ataques de sueño de Desnos para producir una narrativa que constantemente
deambula y deriva – una especie de narrativa de ruina y naufragio. En el capítulo titulado 'Todo lo Visible está
hecho de Oro', vemos al Corsario Sanglot caminar de noche junto a Louise Lame por la Plaza de las Tullerías.
Luego, están en el cuarto de hotel de Jack el Destripador, preservado como un museo, en donde examinan todos
los objetos del cuarto como si se tratase de reliquias. Se derivan aventuras eróticas. Y luego, de repente, Sanglot
está en una pequeña ciudad española de minas de carbón, en donde se desata una pelea. Luego, él está de vuelta
en París, pero en la Rue de Rivoli, donde l*s moz*s del café son avistados por San Rafael. En los alrededores,
peces dedicados al 'culto de los objetos divinos y el simbolismo celestial' saltan del agua, mientras que las
palmeras 'abandonan sus pequeños callejones encantados por los pacíficos elefantes del sueño infantil'. Luego,
Sanglot atestigua una procesión funeral por los Campos Elíseos conducida por Bebé Cadum (un bebé sonriente
de un anuncio popular de jabon en los carteles parisinos), que comienza un enfrentamiento entre monstruos, al
estilo aniquilalo todo, con Bibendum Michelin (el Hombre Michelin, omnipresente en las guías Michelín). La
batalla de repente se vuelca al desierto, en donde se compone el blasfemo Padrenuestro del Falso Mesías, antes
de que el capítulo concluya con el poema en prosa 'Golgotha': '[…] El cielo se enciende violentamente con el brillo
de las señales de neón'.

Si ¡Libertad o Amor! y Duelo por Duelo pueden considerarse anti-novelas, es porque van a contrapelo tanto de la
narrativa tradicional como del gusto de principios del siglo XX por un alto modernismo (à la Ulises de James
Joyce). Los libros de Desnos no contienen un gran plan maestro, rompecabezas barrocos y estructurales,
referencias eruditas o pistas cuidadosamente calculadas. En cambio, Desnos ofrece una escritura que está mitad
despierta, mitad dormida, deambulante e indiferente en su libre asociación, ociosidad, ensueño infantil y
aburrimiento creativo. Ésta es una poética de sonambulismo, poesía como narcolepsia.

Aún más, existe un sentido en el cual Desnos va en contra del surrealismo oficial, al menos como fue concebido
bajo las manos de Breton. Frente a la obsesión del surrealismo en torno a Freud, la interpretación de sueños y los
grandes proyectos para la revolucion, Desnos ofrece algo análogo a las luminosas y efímeras imágenes del cine
de los primeros tiempos. Los cuerpos, lugares y objetos en las novelas de Desnos emergen y se funden, se
disuelven en y se alejan unos de otros, forman cortes en el plano y un montaje meláncolico de imágenes
narcolépticas. De hecho, a fines de la década del '20, cuando Desnos empezó a distanciarse del surrealismo de
Breton, comenzaría a escribir ávidamente sobre cine. Su ensayo, 'La melancolía del cine' (1927) se pregunta:
'¿dónde deberíamos pasar noches siendo pres*s de sueños y alucinaciones?'.

Duelo por Duelo

Las obras de Desnos se han hecho accesibles en traducciones confiables sólo recientemente. El año pasado, Atlas
Press, una editora radicada en Londres especializada en vanguardia literaria, publicó una hermosa edición de
tapa dura de las anti-novelas de Desnos, ¡Libertad o Amor! y Duelo por Duelo. La portada del libro usa una
imagen comúnmente disponible de Desnos dormido sobre una silla – similares a las imágenes que Breton usaría
para su novela de 1928, Nadja. (De hecho, estoy tentado a decir que he visto más imágenes de Desnos dormido
que despierto – quizás ningún otr* poeta ha sido tan frecuentemente representado estando dormido...). La
edición de Atlas Press también provee de una oportunidad para re-examinar, casi un siglo después, al
surrealismo como un movimiento poético y literario – algo que a menudo es obliterado en el énfasis puesto en el
surrealismo y el arte visual. Resulta central a tal re-evaluación el rol que dichas prácticas de escritura 'oculta'
jugaban particularmente en el surrealismo, pero también a nivel más general en las vanguardias literarias.

L*s participantes de las sesiones se dividían en pensar lo que éstas significaban. Para Breton, quien se estaba
convirtiendo rápidamente en el portavoz del incipiente movimiento surrealista, el 'período de los ataques de
sueño' era un indicio del potencial creativo inexplorado de la mente humana. Apropiándose de la moda de
comienzos del siglo XX por el espiritualismo, las sesiones y lo oculto, Breton caratuló oficialmente aquellas
técnicas como 'automatismo psíquico'. En el Manifiesto Surrealista de 1924, Breton intentó asociar al
espiritualismo y a Freud en un mismo programa de liberación cultural. Él facilitó una definición del surrealismo
como:

automatismo psíquico puro a través del cual nos proponemos expresar, ya sea verbalmente, a través de la
escritura o de cualquier otra forma, el verdadero funcionamiento del pensamiento.

Para Breton, las apuestas eran altas – lo que se jugaba no era nada menos que un desafío al status quo de las
políticas culturales.
El surrealismo se encuentra basado en la creencia de la realidad superior de ciertas formas de asociación hasta
ahora descuidadas, en la omnipotencia del sueño y en el juego desinteresado del pensamiento.

Para Breton no era sino un pequeño paso lo que separaba a los ataques de sueños de una revolución cultural más
generalizada, una revolución de pensamiento 'bajo la ausencia de todo control ejercido por la razón, y por fuera
de toda preocupación estética y moral'.

Desnos, por su parte, no era tan ambicioso. Mientras había comenzado a escribir y publicar su poesía, él parecía
ser el parangón del automatismo psíquico surrealista así como el santo patrón de sus fracasad*s. Desnos tenía
apenas 20 años cuando conocío a Breton por primera vez, junto con Louis Aragon, Tristan Tzara y su círculo en el
bar Certá en París. De adolescente, se había obsesionado con la poesía de Rimbaud, los tratados alquimistas de
Nicolas Flamel y el popular serial noir Fantômas. Pero pasó la mayor parte de su juventud perdiendo el tiiempo.
Desnos describiría posteriormente su propia infancia:

A los seis vivía en un mundo de ensueño. Mi imaginación se nutría de catástrofes marinas, viajaba en hermosos
barcos de vela hacia países encantados. Los azulejos del parquet eran fácilmente confundidos con olas
tumultuosas, en mi mente, el sillón era un continente y las sillas verticales, islas desiertas.

Por contraste, un profesor alguna vez lo describió como 'charlatán, desorganizado, desobediente, despistado,
negligente, disperso, mentiroso y perezoso'. No prometía nada académicamente, y apenas pudo finalizar la
escuela de comercio, lo que le permitió trabajar como traductor de reportes médicos para compañías
farmaceúticas. Sus únicos amigos eran gente como Benjamin Péret, Georges Limbour y Roger Vitrac, todos ellos
participaban en el movimiento dadá parisino junto con Breton y Tzara. Mientras que Dadá se encontraba en
pleno apogeo en París, Desnos hizo su servicio militar y estacionó subsiguientemente en Marruecos hasta su
regreso en París hacia 1922, donde comenzó a realizar trabajos esporádicos como periodista.

Durante algunos años, Desnos había estado anotando sus sueños. También había comenzado, al mismo tiempo, a
escribir poesía. No queda claro si, en algún punto, Desnos había decidido conscientemente volverse escritor; lo
que queda claro es que su don para 'los ataques de sueños' parecío abrir un universo lingüístico completamente
nuevo para él, que ocupaba tanto su sueño como sus horas de vigilia. Breton, no sin cierto sentido de envidia,
alguna vez describió a Desnos durante este período:

Todavía puedo a ver a Robert Desnos como él era en los días que aquell*s de nosotr*s que l*s vivieron,
denominaron el período de los ataques de sueño. Él se dormiría, pero también escribiría, también hablaría. Está
en alguna tarde en mi estudio encima del Cabaret du Ciel. 'Entren, entren y vean al Chat Noir' (N. de T.: al gato
negro), alguien grita desde afuera. Y Desnos sale a mirar aquello que no puedo ver, aquello que sólo comienzo a
ver a medida que él gradualmente comienza a revelarmelo a mí.
Las palabras de Breton son elocuentes – indican un interés compartido, y aún así, con Desnos, una cierta
opacidad, como si un* nunca pudiese alcanzar a Desnos porque, como Breton dice, él siempre está dormido. De
hecho, una de las razones por las cuales las anti-novelas de Desnos son interesantes es porque nos invitan a
considerar la diferencia entre dormir y soñar. Desnos era el más virtuoso de l*s durmientes, pero esto no es lo
mismo que decir que Desnos era el más virtuoso de l*s soñador*s. ¿Quizás, en toda nuestra preocupación con el
sueño, nos habemos olvidado de cómo dormir? Es interesante notar que, en sus escritos sobre este período,
Breton casi nunca medita en profundidad acerca del dormir. No obstante, él se muestra ampuloso en lo que
respecta a los sueños y a soñar. La mezcla idiosincrática de Freud y lo oculto por parte de Breton lo condujeron a
reverenciar, a idolatrar inclusive, a los sueños y al estado del sueño. Los manifiestos surrealistas están repletos
de himnos hacia el poder evocativo de los sueños, de su potencial tanto para la transformación individual como
la colectiva, de su valor de uso para la disrupción revolucionaria de las normas culturales y sociales.

En definitiva, Breton admira tanto a los sueños porque éstos contienen profundidades potenciales de sentido y
significado. Pero él ignora virtualmente el dormir – a no ser más que como un canal al sueño. Por contraste,
Desnos ama dormir, no sólo porque dormir sea un pasaje a los sueños, sino que, más significativamente, Desnos
ama dormir porque dormir es la hermosa y afligida cancelación de todo. La antigua comparación del dormir con
la muerte no se pierde en Desnos. El énfasis de Breton en el sueño es freudiano, con un énfasis en la
hermeneútica, la actividad interpretativa creadora de sentidos, en algún secreto a ser develado, liberado y
convertido en un instrumento. Para Desnos, dormir es menos una interpretación que un acto, un hacer – pero un
modo extraño de hacer que también es inactivo, impasivo, impersonal. Para Breton, el sueño lo abarca todo,
incluyendo al yo transformado, a la colectividad liberada, a la promesa de utopía. Para Desnos, dormir es la
igualación de todos los existentes, el despojar de todas las relaciones, un diferente tipo de promesa – la promesa
del olvido. Breton, como el portavoz del surrealismo, promovía el automatismo psíquico, y en el proceso, era
capaz de sortear el pensamiento consciente, y escribir sin pensar. Desnos fue un paso más allá. Él era capaz de
escribir sin siquiera estar despierto.

Una ola de sueños

Eventualmente, los ataques de sueño llegaron a un fin. Las cosas se estaban saliendo de control (durante una
sesión, se dice que Desnos agarró un cuchillo y persiguió a Paul Éluard a lo largo del departamento). Había
también un sentido de que los ataques de sueño, y el extraño olvido poético que prometían, estaban eclipsando
las horas de vigilia. En su ensayo de 1924, Una Ola de Sueños, Louis Aragon describe el atractivo casi amenazante
de los ataques de sueños, en un pasaje que merece ser enteramente citado:

Son siete u ocho de nosotr*s que no viven más que para esos instantes de olvido en que, con las luces apagadas,
hablan, sin conciencia, como ahogados al aire libre. Cada día quieren dormir más. […] Se duermen en todas
partes. De lo que se trata ahora es de seguir el rito inicial. En el café, entre el ruido de las voces, a plena luz, los
codazos, Robert Desnos no tiene más que cerrar los ojos, y habla; en medio de los porrones, las bandejas, todo el
océano se derrumba con sus estruendos proféticos y sus vapores ornados de largas oriflamas. Los que interrogan
a este durmiente formidable apenas lo aguijonean, y la predicción, el tono de la magia, de la revelación, de la
Revolución Francesa, el tono del fanático y del apóstol, surgen enseguida. Entre otras condiciones, a Desnos le
bastaría con entregarse a ese delirio para convertirse en el jefe de una religión, en el fundador de una ciudad, el
tribuno de un pueblo sublevado.

Exagerado como pueda sonar, la descripción de Aragon testifica la tendencia a dejarse llevar a la hora de hablar
de la escritura de Desnos. Incluso aquell*s que se mostraron de otro modo crític*s de él – mayormente Breton –
no pueden evitar sino admirar, incluso envidiar, la facilidad de la poesía narcoléptica de Desnos. Hay una
sensación que los textos de Desnos se rescinden a sí mismos en un acto de autoanulación lingüística, imágenes
proliferantes que parecen subsumirse en la imaginería romántica del olvido oceánico, los bosques quiméricos y
las calles nocturnales de la ciudad.

Esta revocación caracterizó la trayectoria personal y poética de Desnos, hasta llegar a su muerte en 1945. Tras
los embriagadores días del surrealismo en los años '20, Desnos pasó la mayor parte de los años '30 trabajando en
publicidad radial, escribiendo para publicaciones de cines y garabateando guiones ocsionales. Tras haber sido
reclutado para el servicio en 1939, él se alistó en el grupo de resistencia Agir, escribió poesía bajo seudónimos
para publicaciones como Combat, y se encontraba en el proceso de organizar un diario subterráneo cuando fue
arrestado por la Gestapo en 1944. Desnos pasó el año siguiente en una serie de campos – Fresnes, Compiègne,
Auschwitz, Buchenwald, Flossenbûrg, Flôha y, finalmente, Theresienstadt. En Compiègne, Desnos se encontró
con su compañera de toda la vida, Youki, por última vez. Para el momento en que él se encontraba en camino a
Theresienstad, Alemania estaba al borde del colapso. Aún así la muerte de Desnos no ocurrió en los campos, sino
unas pocas semanas después de la liberación. Desnutrido y enfermo con fiebre tifoidea, Desnos fue relocalizado a
una enfermería en Terezín (en la región noroeste de la actual República Checa). Allí, Josef Stuna, un asistente
médico, estaba revisando la lista de pacientes, cuando el nombre 'Robert Desnos' le saltó a los ojos. Siendo
estudiante, Stuna había leído a l*s surrealistas, y recordaba la imagen de Desnos en Nadja de Breton. Stuna
buscó a Desnos entre las 200 o más camas en la enfermería. Eventualmente encontró a Desnos, postrado y
extremadamente débil. Stuna le preguntó: '¿conoce al poeta francés Robert Desnos?'. No hubo respuesta. Y luego,
un apenas audible: '… aquel poeta francés, soy yo...'. Desnos entró en coma al día siguiente. Tres días después, en
la mañana del 8 de junio, falleció.

Desnos, el poeta marino – el más pelágico de l*s soñador*s, el más demersal de l*s poetas. Desnos permanece
como el más virtuoso de l*s 'escritor*s durmientes', habiendo perfeccionado la técnica al punto tal que, un*
siente, podía verdaderamente escribir sin pensar – y, de alguna manera, ¿no es éste el sueño de cada escritor*?

Eugene Thacker es el autor de varios libros, incluyendo Horror of Philosophy (Zero Books) y After Life
(University of Chicago Press). Da clases en New School en Nueva York.

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