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CAUSAS DEL ABANDONO DEL MINISTERIO PRESBITERAL EN AMERICA LATINA

Mons. Felipe Arizmendi. México Extracto


del Boletín Osar, n.28, Lujan 2010

Durante los trabajos de los «Círculos Menores» del Sínodo de 1990, dedicado a la formación de los
sacerdotes, se nos informó que, por esas fechas, había un promedio anual de mil peticiones de dispensa
de las obligaciones del ministerio presbiteral, de las cuales una considerable cantidad era de sacerdotes
jóvenes; algunos, recién ordenados.
Las dos causales más frecuentemente aducidas eran: 1°. Un cierto sentimiento de frustración y de
no realización personal en el sacerdocio. 2°. La soledad afectiva, no sólo en relación con la mujer, sino
también con el obispo, con los demás presbíteros y con la misma comunidad de los fíeles.

Con el fin de analizar este inquietante fenómeno y buscar caminos adecuados de solución, tanto en
los Seminarios como en la posterior formación permanente, el DEVYM del CELAM promovió una
encuesta, dirigida a todos los Obispos de América Latina, sobre 'las causas de abandono del ministerio
sacerdotal por parte de los sacerdotes jóvenes (de 1 a 10 años de ordenados) en los últimos cinco años'
(1990a 1994).
En América Latina hay 747 diócesis. Llegaron sólo 197 respuestas. Las más numerosas fueron las
de Brasil (54), México (24), Argentina (20), Colombia (18) y Chile (18). Sin embargo, la mayoría de
diócesis de esos países no contestó. Por ejemplo, las respuestas de Brasil representan sólo el 21 % del
total esperado; las de México, el 30%; de Argentina, el 36%; de Colombia, el 12%; de Chile el 45%.
En cambio, aunque de Solivia sólo llegaron 12, representan el 75% de las diócesis. De Puerto Rico
llegaron 3, pero son e! 60%. No llegó ninguna respuesta de Cuba, Haití y Nicaragua. De las 197
diócesis que respondieron (significan sólo el 25%), en este período de 1990 a 1994, 93 no han tenido
abandonos; sí los hubo en las restantes 104. En total, abandonaron el ministerio 176 presbíteros.

1. Causas originadas en la formación del clero

Es frecuente culpar de todas las deficiencias de los presbíteros a la formación recibida en el


Seminario. Esto es injusto e irreal. Hay muchas fallas desde antes del ingreso: en la familia, en la
escuela, en la parroquia y en el medio ambiente; así también las hay en el acompañamiento posterior a
la ordenación... Sin embargo, es verdad que los Seminarios no están exentos de responsabilidad y que
una buena parte de las deficiencias presbiterales se podrían haber detectado y corregido desde los años
seminarísticos; aún más, desde una selección bien hecha en la Pastoral Vocacional, antes de ingresar
en el Seminario.

1.1 Causas originadas en la formación humana

Casi todas las respuestas señalan la falta de madurez humana, sobre todo afectiva, como la causa
más grave y común. Esta inmadurez se expresa en una gran fragilidad psicológica, que hace a los
jóvenes incapaces de compromisos serios y definitivos. La cultura de lo transitorio, del «úsese y
tírese», del plástico, de la moda pasajera, influye para que los candidatos sean inconsistentes. Vivir a
merced de los deseos del momento y de los sentimientos dominantes, a veces contradictorios, los hace
vulnerables y expuestos a los vaivenes de las circunstancias. No actúan por razones, por valores, por
convicciones profundas y personales, sino por los sentimientos del momento. Las nuevas genera
dones manifiestan una estructura antropológica frágil y vulnerable en el aspecto humano afectivo.

Esta fragilidad tiene sus orígenes en el ambiente familiar. En efecto, un joven considera casi
normal la infidelidad, cuando es testigo de la relativa facilidad con que, en su propia familia, se rompen
los vínculos sagrados del matrimonio, se inician y se terminan nuevos intentos de formar otro hogar.
Causas del abandono del ministerio presbiteral en América Latina. Resultados encuesta...
Algunos llegan con estructuras psicológicas débiles y pasan los años con fuerte rechazo a la autoridad
y a todo tipo de asesoría. Si un candidato ingresa con estos antecedentes, es muy difícil sanar de raíz
su mente y su corazón. Puede ser un «buen» seminarista y parecer que acepta los valores cristianos, la
teología y la moral; pero su inestabilidad está muy arraigada en el inconsciente. Se requiere, por parte
de los formadores, conocer muy de cerca su historia y realidad familiar, para ayudarle a asumirla y a
transformarla. Por ello, hay que analizar con cuidado si se puede admitir en el Seminario a los hijos de
familias no integradas; en caso afirmativo, se debe adecuar su formación, solicitando incluso ayuda de
especialistas. Por otra parte, se afirma que todavía hay casos de quienes acuden al sacerdocio por
presión familiar.

La inmadurez afectiva se manifiesta, también, en el apego excesivo a familias distintas a la propia


y en la búsqueda de compensaciones no sanas en el trato con mujeres, sobre todo jóvenes. Hay
formadores que, ingenuamente, ven todo «muy normal», y no se advierten los límites y los riesgos.
Algunos aprueban el noviazgo de seminaristas mayores; con ello, a éstos se les hace fácil justificar
como naturales las relaciones sexuales y no tienen mayor problema de conciencia en llegar así a la
ordenación. Hay mucha libertad en los afectos y cariños con el elemento femenino joven. En cualquier
momento llegan los hijos. Hubo cuestiones sueltas a nivel afectivo sexual, que no fueron habladas
oportunamente, y que aparecieron planteadas opuestas de manifiesto ya ejerciendo el ministerio.

Hay formadores que tienen mucha indulgencia con los defectos y caprichos de los jóvenes, como si
el tiempo curara todo. Se van postergando las incoherencias de los formandos y, cuando menos se
piensa, ya están próximos a la ordenación. Son complacientes y toleran fallas de aislamiento e
individualismo, sabiendo que éstas son señales claras de no idoneidad para el ministerio presbiteral.

Todo esto indica la grave falta de acompañamiento por parte de los formadores. Sus excesivas
ocupaciones, dentro o fuera del Seminario, les impiden conocer en verdad, de manera personalizada, a
los candidatos. La carencia de formadores y la sobrecarga de actividades no permite un acompa-
ñamiento personal y serio, desde el inicio, imposibilitando el descubrir las verdaderas motivaciones,
conscientes e inconscientes. Se siente la falta de sacerdotes amigos. Falta un diálogo abierto y perso-
nal, que Hace al joven a asumir una opción clara y consciente para toda la vida. Se necesita un
asesoramiento de especialistas en el acompañamiento personal, para evitar que el período de
formación sea sólo tolerado y no interiorizado. Faltan convicciones profundas, docilidad y sencillez.

Hay seminaristas que no fácilmente abren su corazón y su conciencia; no tienen confianza a los
superiores ni acuden espontáneamente a buen director espiritual. Buscan apoyo en quien no lo puede
dar. Aparentan aceptar la formación impartida y no se manifiestan tal cual son, por temor a que se les
despida. Les falta transparencia y sinceridad. Una respuesta afirma que en las relaciones internas del
Seminario existe mucha hipocresía, falta apertura a los superiores y al obispo. Además, hay una mala
entendida solidaridad, que tiende a encubrir a los compañeros, aunque conozcan cosas graves, y así
pueden pasar todo el período del Seminario sin que los formadores se enteren de la verdad.

Otra señal de inmadurez afectiva es la carencia de amistades profundas desde el Seminario.


Durante largos años, los alumnos conviven en todo momento, pero hay quienes no se comprometen
con lo que exige una amistad. Este vacío será llenado, después, con cualquier persona, incluso con
prácticas homosexuales. El aislamiento lleva a buscar compensaciones afectivas de todo tipo. Llegan
personas inmaduras, con experiencias traumáticas, que no recibieron el apoyo suficiente para ¡a
maduración. Hay casos de desequilibrio emocional y de incapacidad para vivir la soledad humana;
por tanto, les falta salud psíquica. El aislamiento, cuando es fruto del egoísmo, del orgullo y de
traumas no superados, es el camino seguro para una soledad afectiva que destruye al ser humano;
incluso, puede provocar el suicidio.
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Ejercicios:

1. Buscar en los siguientes documentos: Optatam totius (nn. 6 y 11), Presbyterorun ordininis (n.
3), Gaudium et spes (nn. 17 y 22), Ad gentes (n. 25), los rasgos que vienen propuestos como
indicadores de una persona madura. Haz una priorización de los mismos, indicando los criterios
seguidos.
2. Señala algunas deficiencias de la personalidad humana de los sacerdotes que, según tu parecer,
dificultan seriamente o llegan a ser obstáculo para los demás (destinatarios de su ministerio)
para el encuentro con Cristo Salvador, según lo afirmado por PDV 43.
3. Desde tu propia experiencia y deficiencias que se detectan en la formaci ón humana de los
vocacionados, formula diez propuestas encaminadas a favorecer la madurez humana en nuestros
formandos, grupos juveniles, feligreses..., indicando, además, aquellos medios que consideres
más adecuados para alcanzar las metas que te propones.
4. A partir del documento PDV, nn. 43-44, dedicados a la formación humana del sacerdote:
— ¿Por qué los futuros presbíteros deben cultivar una serie de cualidades humanas? ¿con
qué palabras lo dice?
— A la hora de relacionarse con los demás, ¿qué cualidades señala en especial? ¿por qué
hoy se hace más necesaria esa capacidad de relación?
— ¿Qué propuestas hace con relación a cada uno de los siguientes aspectos y qué medios
propone para favorecerlos?:
u la madurez afectiva
n la estabilidad psíquico afectiva
la libertad responsable U la
educación de la conciencia
5. Tenemos también el documento de la Congregación para la Educación Católica: Orientaciones
educativas para la formación en el celibato sacerdotal, de 1974. Después de leer sobre todo el
n. 18, resume las características del hombre maduro que en él vienen indicadas.
6. En el Plan nacional de formación sacerdotal para los seminarios, mayores y menores, (del
propio país) puedes estudiar aquellos párrafos dedicados a la dimensión humana:
— ¿Qué aspectos vienen recogidos? ¿los consideras suficientes? ¿qué encuentras a faltar?
— De los medios indicados para alcanzar la madurez humana: ¿cuáles consideras más
importantes? ¿cuáles echas de menos? ¿cuáles añadirías, en especial?
7. En la obra 'Los sentimientos del hijo' de Amedeo Cencini, Ediciones Sigúeme, Salamanca,
encontrarás la parte tercera dedicada a la formación humana'. Después de leerla indica:
— aquellos aspectos en los que más insiste de cara a formar la dimensión humana,
— y qué medios mayormente la facilitarán.
8. A partir de la ponencia del obispo Joan Enríe Vives: 'Maduración humana y vocacional en el
desarrollo armónico de la personalidad de los futuros presbíteros', en la obra: 'La formación
del sacerdote del tercer milenio', Arzobispado de Sevilla, 2000, pp. 57- 67:
— ¿Qué problemas señala, de manera especial, con relación a la madurez humana de los
formandos-seminaristas?
— ¿Qué medios propone, en especial, para alcanzar la madurez humana?
9. Después de consultar en la exhortación apostólica Christifideles laici, especialmente en el n. 60
dedicado a los 'aspectos de la formación' del laico, explica
— ¿qué propone respecto al crecimiento de los laicos en los 'valores humanos' para favo
recer una formación integral y unitaria?
10. Según el Derecho Canónico de la Iglesia, ¿cuáles son los criterios de idoneidad a ia hora de
aceptar un candidato a las Órdenes sagradas?
1.2 Causas originadas en la formación espiritual

Un número considerable de respuestas señalan que, en la raíz de muchos abandonos del ministerio
presbiteral, está la falta de una experiencia profunda de Dios, de oración, de actitudes profundamente
evangélicas. Se tiene la impresión de que, durante todo el período del Seminario, no se logra un
encuentro personal con Cristo, capaz de invadir todos los ámbitos de la persona del futuro sacerdote;
que la espiritualidad se hace consistir en prácticas religiosas externas, desconectadas del seguimiento
radical de Jesús; que hay mucha apariencia, pero poco convencimiento interior. La experiencia
espiritual no lleva a la conversión. La formación espiritual es poco profunda, sin una vivencia real en
Cristo; no lleva a convicciones interiores y profundas. Sólo existe una aceptación formal de las nor-
mas y exigencias. El período deformación no logra proporcionar una experiencia personal de Dios.

Esta afirmación es muy grave, pues si no se logra una relación profunda, convencida, llena de fe y
de amor, con Jesucristo, que es el cimiento de la vida espiritual, cristiana y sacerdotal, todo el edificio
de la vocación se derrumba estrepitosamente. Esto es más preocupante en los casos de alumnos que
están debilitados en su madurez humana y no encuentran en lo espiritual un soporte suficientemente
bien formado. Falta un plan unitario y exigente de formación espiritual, que integre el proceso
formativo entre lo humano y lo espiritual, con objetivos claros según las edades y las etapas. Es muy
débil la visión trinitaria del compromiso sacerdotal en una Iglesia misterio, comunión y misión.

La formación espiritual puede ser a veces excesivamente ingenua y sentimentalista; desestruc-


turada, sin crear convicciones profundas; orientada para el Seminario y no para la vida interior y
para el ministerio. Hay una vida espiritual aparente, sentimental, separando fe y vida. Se tiene una
espiritualidad ritualista, descuidando la interiorización. Por otra parte, está el reto de enfrentarse al se-
cularismo y evitar la racionalización de lo espiritual y una espiritualidad intelectual. El fenómeno de
la modernidad y post-modernidad es un factor desestabilizador de los valores personales y espiri-
tuales. Los Seminarios o son muy exigentes en lo exterior y no calan hondo en la vida espiritual, o
están en un proyecto sólido deformación. Falla el sentido de la cruz y de la soledad propios de la vida
sacerdotal. El aburguesamiento nos indica que falta espíritu de sacrificio y mortificación. La forma-
ción hacia una opción radical debe ser hecha en una lógica de fe, y no simplemente en una lógica
humana.

Otra causa que explica, aunque no justifica, la deserción del ministerio presbiteral es la falta de
buenos y capacitados directores espirituales. En los años decisivos de la formación, no hay un guía
espiritual cercano, compañero, amigo, confidente. Hay poca valoración de la dirección espiritual. El
acompañamiento espiritual es fragmentario, superficial, insuficiente y débil. Alguien afirma que la
formación espiritual que se proporciona es incoherente con lo específico del sacerdote. Otros, que hay
pérdida y debilitamiento del perfil sacerdotal. Se sufre carencia de /armadores, que acompañen
adecuadamente durante toda la formación, a partir de una correcta antropología cristiana, para
interiorizar los valores del Reino. Agregúese a ello la inmadurez y antitestimonio de sacerdotes y
formadores.

Varias respuestas hacen alusión a las deficiencias en la oración y en el aprecio por el sacramento de
la Reconciliación. Falta amor a la Eucaristía, que se dediquen más a la oración personal y gue
aprendan a rezar con la vida. Aunque hubo fidelidad en los momentos de oración comunitaria, la ora-
ción personal es deficiente. Los actos litúrgicos y demás actos de piedad están regulados por un
horario, pero no se cuida la interiorización de los mismos. No se han encontrado nuevas formas de
oración, adecuadas a la nueva etapa formativa. Se impone una espiritualidad tradicional, que no
corresponde a la juventud de hoy. Muchas fórmulas y poca vivencia real en Cristo y su seguimiento.
Falta más oración bíblica y un hábito tenaz, coherente con los ejercicios de piedad. Además, hay un
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rechazo a todo lo formal y estructurado de la oración de la Iglesia, como si fuera imposición. Se
afirma que la práctica espiritual de algunos tiene las características de apariencia y ritualismo; que su
espiritualidad sacramental no lleva a una vivencia personal de Cristo. Hay descuido en las cele-
braciones.

Esta enumeración de hechos negativos nos hace ver que nuestros Seminarios han de esforzarse más
por realizar su identidad ideal de «ser, a su manera, una continuación, en la Iglesia, de la continuidad
apostólica formada en torno a Jesús, en la escucha de su Palabra, en camino hacia la experiencia de
la Pascua, a la espera del don del Espíritu para la misión» (PDV 60). El Seminario no es «un simple
lugar de habitación y de estudio, sino una comunidad que revive la experiencia del grupo de los Doce
unidos a Jesús» (Ib.; cfr. Me 3,13).

Como dijeron los Padres del Sínodo de 1990, en su Mensaje final: «Vivir en el Seminario, escuela
del Evangelio, es vivir en el seguimiento de Cristo como los apóstoles; es dejarse educar por él para el
servicio del Padre y de los hombres, bajo la conducción del Espíritu Santo. Más aún, es dejarse
configurar con Cristo buen Pastor...; es aprender a dar una respuesta personal a la pregunta
fundamental de Cristo: '¿Me amas?'» (PDV 42).
Ejercicios

1. Desde tu propia experiencia, ¿qué elementos de la formación espiritual señalarías como puntos
fuertes y cuáles como 'poco logrados, con respecto a la etapa de la formación inicial? ¿Cuáles
serían los puntos en que más convendría insistir y presentarlos como objetivos operativos?
2. Después de consultar el documento conciliar Optatam totius, (nn. 8-10) explicar lo que se dice
con respecto a:
- los medios que propone a la hora de 'configurarse a Cristo'
- los ejercicios de piedad
- el estilo de vida que han de adoptar como sacerdotes
- la educación para el celibato
3. A partir de la exhortación apostólica Palores dabo vobis (nn. 45-50), explicar las propuestas
que hace con relación a:
- la dimensión constitutivamente religiosa del ser humano como punto de partida del pro
ceso educativo de la vida espiritual
- la formación espiritual como punto nuclear que unifica el ser y el quehacer cristiano
- la comunión íntima con la Trinidad
- la formación en el sentido del misterio en medio de la cultura actual
- los medios que propician o favorecen la amistad con Jesús
- las consecuencias de la familiaridad con la Palabra de Dios
- el encuentro vivo y personal con Dios a través de la oración
- la participación diaria en la Eucaristía
— la educación litúrgica
- la educación de los futuros presbíteros en la virtud de la penitencia y en el sacramento
de la reconciliación
las motivaciones evangélicas, espirituales y pastorales del celibato
4. Del libro 'Ser sacerdote hoy' de Gisbert Greshake, Ediciones Sígneme, Salamanca 2003, pre
parar un comentario sobre el capítulo XIII: 'El sacerdote y los consejos evangélicos'.
5. Para la vida religiosa, leer especialmente la cuarta parte de la obra de A. Cencini: 'Los
sentimientos del hijo', dedicada a la formación espiritual. ¿Cuáles son sus aportaciones a la hora
de formar en esa área a los candidatos a las órdenes sagradas o a la vida consagrada?
6. Comentario del capítulo XV: 'Formación para el celibato sacerdotal', de la obra 'La Iglesia en
los albores del tercer milenio, del card. José Saraiva Martins, BAC, Madrid, 2003.
7. De la obra 'la formación del sacerdote del tercer milenio', Arzobispado de Sevilla, PPC,
Madrid 2000, consultar alguna de las ponencias indicadas a continuación:
- 'La formación espiritual del sacerdote', de Erio Castellucci
- 'Experiencia de Dios en la formación sacerdotal', de José María Imizcoz Barrióla
- 'Espiritualidad litúrgica y sacramental', de Julián López Martín
y ofrecer algún comentario sobre ella, con especial referencia a la formación de los futuros
presbíteros.
. Luis María García Domínguez, S.J., maestro de novicios de la Compañía de Jesús, ofrece un
estudio desde la psicología espiritual sobre el proceso de configuración existencia! con Jesé-cristo,
abordando las dificultades que hay en el camino y la meta, es decir, configuración con Cristo. El
trabajo lleva por título. 'Elproceso de crecimiento espiritual en la configuración con Jesucristo' Se
encuentra en la publicación de EDICE, Madrid 1998. ¿Qué elementos destacarías de los que aporta
el autor? ¿y por qué?
9. Sobre la figura del director espiritual, consultar la revista 'Seminarium' 1999 (4), especialmente el
artículo de M. Costa: 'La figura e lafunzione del padre spirituale nei seminan secando U Códice
di Dirimo Canónico' y ofrecer un comentario sobre el mismo.
1.3. Causas originadas en la formación intelectual y en factores socio-culturales

En la encuesta, faltó hacer una pregunta explícita sobre la formación intelectual; sin embargo, hubo
señalamientos interesantes, sobre todo, a partir de los factores socio-culturales.

El área doctrinal es de suma importancia, pues varios de los que abandonan el ministerio no tienen
bien cimentada su formación filosófica y teológica. Aprobaron algunas materias sólo por conmise-
ración de ciertos profesores, que pensaron con ello hacerles un bien. Subsisten lagunas muy hondas en
cuestiones bíblicas y dogmáticas, además de graves fallas en la formación de la conciencia y en las
actitudes ante la legislación eclesial. Su cultura está alimentada en revistas y en la televisión; por lo
cual, son superficiales y están expuestos a cualquier ideología. No asumen el estudio serio y personal;
sus investigaciones se reducen a copiar textos, pero sin digerirlos ni analizarlos críticamente. Con esas
deficiencias, nada es sólido y permanente. El ambiente socio-cultural inestable y superficial, repercute
en las decisiones trascendentales. Una mentalidad de lo provisional hace buscar el sacerdocio como
promoción.

El secularismo no es suficientemente explicado y combatido. La formación humanística, filosófica


y teológica no corresponde a los tiempos modernos. Falta una filosofía cimentada, que apoye una
visión más congruente del hombre, del mundo y de Dios. El choque cultural es una de las causas más
importantes en la situación actual de los sacerdotes. Falta cotejar la realidad socio-cultural de hoy
con la propuesta cristiana. Al respecto, alguien afirma: En general me parece que no hemos logrado
todavía un sistema de formación que sea capaz de responder a los seminaristas que llegan de una
nueva cultura, con sus valores y antivalores. Otro sostiene que la formación en los Seminarios no
corresponde a las exigencias de los tiempos modernos.

La mayoría de los candidatos son de clase pobre y de capacidad intelectual reducida; por lo cual,
se torna difícil suplir todas las carencias en lo intelectual. Algunos buscan un status social, olvidando
sus raíces humildes. Muchos vocacionados, venidos de realidades distintas, no se inculturan y generan
conflictos personales, con repercusiones pastorales. Cuando son ordenados, se olvidan con facilidad
de sus orígenes. Faltan Seminarios inculturados, donde la formación respete los valores culturales. La
movilidad social causa graves traumas en los candidatos de culturas autóctonas.

Los seminaristas traen todo tipo de deficiencias de sus ambientes, principalmente por la cultura de
los medios de comunicación social, con problemas graves de orden moral. La cultura moderna y post-
moderna, transmitida por los medios de comunicación social, tiene una influencia muy fuerte en la
vida de los presbíteros. Para el joven, y en general para las personas, cuenta su propia realización, al
margen de todo criterio moral. La cultura actual no cree que el celibato sea un valor, y tampoco cree
que el sacerdote sea célibe. El hedonismo, el ambiente erotizado, la sociedad machista, el liberalismo
sexual, ¡a cultura de la subjetividad y otras situaciones nuevas, reclaman nueva presencia del
sacerdote. Lo socio-cultural es un permanente desafío para la formación de hoy.

Los candidatos al sacerdocio son víctimas de la cultura ambiente, frente a la cual no logran
actitudes críticas; les falta discernimiento; por eso, van por un camino distinto al que presenta el
Seminario. Lo socio-cultural es una problemática de muy difícil manejo, quizás por falta de meca-
nismos efectivos para acompañar la vida y el ministerio de los presbíteros. El aspecto socio-cultural
está ausente del pénsum académico. El nivel cultural no corresponde a los tiempos. Falta socialización
y conocimiento de las reglas de urbanidad.

, La formación intelectual en los Seminarios consiste más en opiniones de teólogos, que en doctrina
del Magisterio. La consecuencia es grave. Una visión fragmentada de la realidad produce radica-
lismos inconsecuentes y frustraciones. Por ejemplo, algunos llegaron a formar parte en la política
partidista, por no conocer la Doctrina Social de la Iglesia.
Causas del abandono del ministerio presbiteral en América Latina. Resultados encuesta... -5
Ejercicios:

1. ¿Cuáles serían, según tu parecer, las dificultades principales que tenemos hoy a la hora de
anunciar el Evangelio? ¿de dónde provienen principalmente?
'La situación actual, marcada gravemente por la indiferencia religiosa y por una difundida
desconfianza en la verdadera capacidad de la razón para alcanzar la verdad objetiva y
universal, así como los problemas y nuevos interrogantes provocados por los descubrimientos
científicos y tecnológicos, exige un excelente nivel de formación intelectual, que haga a los
sacerdotes capaces de anunciar -precisamente en este contexto- el inmutable Evangelio de
Cristo y hacerlo creíble frente a las legítimas exigencias de la razón humana. Añádase
además, que el actual fenómeno del pluralismo... requiere una aptitud especial para el
discernimiento crítico' (PDV 51).
2. Retos principales que se le presentan a la formación de la dimensión intelectual, desde las otras
dimensiones como: la humana, la espiritual, la carismática y la pastoral.
3. Después de consultar el documento conciliar Optatam totius (nn. 13-18), preparar una sinopsis
de aquellos puntos que proponen los padres conciliares a la hora de actualizar los estudios
eclesiásticos.
4. Estudiar los números de \& Pastores dabo vobis (nn. 51-56) y explicar:
- por qué una esmerada formación intelectual viene exigida mayormente por la realidad
de nuestros días
- la importancia de la formación intelectual para la misma vida espiritual
- la filosofía como 'veneración amorosa de la verdad'
- cómo el teólogo es un creyente, que se pregunta sobre su fe para llegar a una
comprensión más profunda, y ayuda a los demás en su vida de fe
la visión unitaria y completa de las verdades de fe que ha de adquirir el candidato
- la inculturación de la fe

5. El cardenal José Saraiva Martin, en el libro 'La Iglesia en los albores del tercer milenio' (BAC
2003), dedica un capítulo a la 'Formación teológica de los presbíteros del tercer milenio'.
Leerlo y comentar algunas de sus propuestas.

6. En la publicación 'Crecer en sabiduría', dedicada a la formación de la dimensión intelectual de


los candidatos al presbiterado (EDICE 2001), encontrarás cinco ponencias. Prepara un comentario
sobre alguna de ellas:
- 'La necesidad de la formación intelectual', de Julián Barrio Barrio
- 'La formación intelectual de los candidatos al ministerio sacerdotal', de Juan Busquéis
- 'La formación filosófica de los sacerdotes', de Leonardo Rodríguez Dupla
- 'Los profesores y su misión en al formación', de Lorenzo Trujillo Díaz
'Teología sapiencial: una teología para la evangelización', de Eugenio Romero Pose
7. En la revista 'Testimonio', Chile, (n. 151, 1995, septiembre y octubre) puedes leer dos artículos
de José María Guerrero, sobre 'La formación intelectual para ser testigos "inteligentes" del
Evangelio', con una especial referencia a las etapas de la vida religiosa. Prepara un comentario.

8. La comunicación que hizo llegar el profesor Salvador Pié-Ninot al Simposio sobre la


Formación Sacerdotal a los 15 años de la PDV, con el título "Los profesores de Teología: su
papel en la formación de los futuros sacerdotes" (Cf. Seminarios, 180-190 (2008) 171-177)
puede ser otro de los trabajos a realizar. ¿Qué aspectos de sus propuestas consideras más
adecuadas para los profesores de Teología?
1. 4. Causas originadas en la formación pastoral

Es verdad que toda la formación en el Seminario tiene una finalidad netamente pastoral como ya se
ordenaba desde el Concilio: «La preocupación pastoral debe informar por entero la formación de los
alumnos» (OT 29; cfr PDV 57). Para responder a esta exigencia, se ha hecho toda clase de
experiencias, pero no todas han sido satisfactorias. Se le ha concedido tal importancia a las prácticas
pastorales, que se ha descuidado la formación pastoral, profunda y seria. Esta no se reduce a métodos y
técnicas, sino que tiene cimientos sólidos en la formación humana, espiritual y doctrinal. Los seminaristas,
desde los primeros años, saben muchas técnicas pastorales, pero no han logrado «una verdadera y propia
iniciación a la sensibilidad del pastor» (PDV 58), que les garantice «el crecimiento de un modo de
estar en comunión con los mismos sentimientos y actitudes de Cristo, buen Pastor» (PDV 57).

Las respuestas así lo confirman: Se polarizó el proceso formativo sobre la tarea pastoral desde el
Seminario, en detrimento de las dimensiones de la formación. Hay una supervalor ación de lo pastoral, en
detrimento de la formación integral. La acción pastoral absorbe casi todo el tiempo del semina rista.
No se forma al estudiante para la vida pastoral, sino para el hacer pastoral. Hay un desequil ibrio en la
práctica de la libertad y la apertura hacia la realidad. En el tiempo de formación, lo pastoral, sin un
acompañamiento, descuida las otras dimensiones y el activismo desmotiva, la pastoral futura. Termina
siendo una fuga del Seminario y de los compromisos de estudio. Hay muchas actividades y prácticas,
pero con poco acompañamiento pastoral.

Una formación pastoral reducida a la abundancia de prácticas, lleva al mucho hacer y poco
testimoniar. Cuando no se forma el corazón y la mente del pastor, se cae en activismo, protagonismo.,
exageraciones, falta de reflexión, carencias en las bases teológicas. Cuando hay deficiencia en la
caridad pastoral, no hay amor en el ministerio sacerdotal. Muchas experiencias de apostolado son
superficiales, con poco espíritu de sacrificio. Hay un optimismo exagerado, y poco sentido de la cruz.
Hay debilidad frente a los fracasos pastorales.

Cuando esto acontece; es decir, cuando alguien no tiene bien fundamentada su teolog ía y su
espiritualidad, la primera solución que se le ocurre, ante el primer problema que se le presenta, es el
abandono del ejercicio ministerial. En términos generales, diría que la causa, del abandono del ministerio
en el sacerdote joven, es el desengaño.

Hay carencia de una planeación, acompañamiento y revisión de las actividades pastorales. La


pastoral es la proyectada en forma masiva y eso no le da sentido a una vida sacerdotal. Falló la
selección de párrocos y parroquias para la praxis pastoral, pues con frecuencia los seminaristas se
encuentran con modelos opuestos de pastoral.

Todavía está presente en muchos jóvenes sacerdotes la idea de que el presbítero es una figura que
posé la autoridad, el mando, el respeto. Falta una formación pastoral de corresponsabilidad con los
laicos. Se requiere insistir más en el sentido de vida de equipo. Se considera la acción pastoral como
búsqueda de reconocimiento y protagonismo, como autoafirmación. Predomina la idea de status y
poder. A algunos, la ordenación sacerdotal los hace prepotentes y autoritarios. Cuando la formación
pastoral desconoce el magisterio latinoamericano, produce una falsa identidad sacerdotal. El
sacerdote sale del Seminario con una formación de funcionario público.

Hay poco apasionamiento por el ministerio pastoral. Hay seminaristas de acción pastoral poco
comprometida, marcada por lo inmediato, sin ardor misionero y verdadera caridad pastoral. El
eficientismo y activismo pastoral provocan desánimo. Se cae en el aburguesamiento y la ideolo-
gización.
Ejercicios:

1. Desde tu experiencia personal o grupal, señala aciertos y deficiencias en la formación


pastoral recibida en la etapa inicial de formación
2. ¿A qué obedecen, principalmente, los fallos y carencias señalados en el punto anterior?
3. Leer el capítulo IV de la carta apostólica Novo millennio ineunte, nn. 42-57 y responder:
¿en qué se fundamenta la propuesta de avanzar en la espiritualidad de comunión?
- ¿cuál es el gran desafío que tenemos los cristianos en el nuevo milenio, según Juan Pablo II?
- ¿dónde debe promoverse principalmente una espiritualidad de comunión y por qué?
- ¿cuáles serían los espacios de comunión que han de ser cultivados y ampliados día a día?
- ¿qué aplicaciones tendría esa pastoral de comunión en el campo ecuménico, las situaciones
de pobreza, analfabetismo, asistencia médica?
4. Estudiar los números de la Pastores dabo vobis (nn. 57-59) y tratar de explicar:
- ¿cuál es el matiz que aporta a las otras dimensiones de la formación del candidato?
- ¿por qué afirma que la pastoral 'posee una categoría teológica plena'?
- La formación pastoral no puede reducirse a un simple aprendizaje de técnicas pastorales; se
trata más bien de adquirir una verdadera sensibilidad de pastor. ¿Con qué palabras lo
expresa Juan Pablo en esa exhortación?
- ¿qué aspectos deben tenerse especialmente en cuenta a la hora de elegir los lugares y
servicios para la experiencia pastoral?
- Cuando habla de la Iglesia comunión, en el n. 59, señala cómo realizar la pastoral con
sentido comunitario en la propia diócesis. ¿Qué estamentos y carismas cita en concreto?
5. Del libro 'Ser sacerdote hoy' de Gisbert Greshake, Ediciones Sigúeme, Salamanca 2003, pre
parar un comentario sobre el capítulo II I: 'Ser sacerdote concretamente".
6. De la obra 'la formación del sacerdote del tercer milenio', Arzobispado de Sevilla, PPC,
Madrid 2000, consultar alguna de las ponencias indicadas a continuación:
- 'La formación pastoral', de Raúl Berzosa Martínez
- 'Vocación laical, vocación consagrada, vocación laical', de Antonio Calero de los Ríos
- La dimensión misionera en los diversos sectores de la pastoral', de Agostillo Favale
y ofrecer algún comentario sobre ella, con especial referencia a la formación de los futuros
presbíteros.
7. En la publicación 'La formación pastoral de los sacerdotes según "Pastores dabo vobis",
dedicada a la formación de la dimensión pastoral de los candidatos al presbiterado (EDICE
1999), encontrarás la ponencia de Julio A. Ramos Guerreira. Después de leerla, comenta
algunos de los aportes que hace el autor.
8. En la revista 'Testimonio', Chile, (n. 151, 1995, septiembre y octubre) encontrarás un artículo
de Eduardo Pérez-Cotapos, sobre 'La formación pastoral', con una especial referencia a las
etapas de la vida religiosa. Prepara un resumen de los siguientes apartados:
- Desafíos que actualmente se plantean en el plano de una formación pastoral
- Propuestas concretas
- Proceso de formación en las distintas etapas de la vida religiosa
9. En el artículo de Francisco José ANDRADES en Seminarios 189-1990 (2008) pp. 83-121: "La
formación pastoral: comunicar la caridad pastoral de Jesucristo buen pastor" encontrarás un
buen estudio. Puedes leerlo y explica después los aportes del autor sobre la formación pastoral
en la formación de los futuros pastores.
10. También puedes leer en la revista Seminarios 138 (1992) pp. 333-358 el artículo de Luis
RUBIO MORAN: "Una lectura global y unitaria en clave pastoral”. Haz una recensión.
1.5. Causas originadas en la dimensión comunitaria

La dimensión comunitaria es esencial para toda vida humana, para el cristiano, para el Seminario y
para el presbiterio. Así formó Jesús a sus apóstoles y así viven los auténticos discípulos de Jesús: en
comunidad. Sin embargo, este aspecto de la formación de los Seminarios plantea cuestionamientos
muy graves. Siempre viven en comunidad, pero después se aislan en un individualismo y autosufi-
ciencia insuperables. Se les forma comunitariamente y, después, es difícil encontrar un sacerdote que
quiera formar comunidad con otro. Se habla mucho en el Seminario de vida comunitaria, pero no se
logra vivirla. La vida comunitaria del Seminario tiene mucho de artificial. Hay mucha libertad, para
que cada quien organice su vida, y solamente se reúnen en comedor y capilla, sin espíritu de comuni-
dad. Hay aislamiento e incapacidad para trabajar en equipo. Por la forma tan reglamentada como se
lleva la vida de comunidad en el Seminario, el seminarista no llega a tener una genuino, experiencia de
cómo se vive en comunidad. Existe mucha camaradería, pero falta comunión fraterna. Hay relaciones
funcionales. La vida comunitaria está marcada por el compañerismo y el grupismo; poco responde a
la realidad afectiva. Hay un individualismo contrarrestado por una hipersensibilidad a los demás.

Dicen también que se percibe mucho carrerismo y aburguesamiento. Los seminaristas mayores no
son motivados para compartir los bienes. Falta espíritu de pobreza y renuncia. Hay un rechazo a la
obediencia, a través de la autosuficiencia basada en un liderazgo artificial, en búsqueda de
autopromoción. La solidaridad y la fraternidad son valores no asimilados en la vida de comunidad. La
experiencia comunitaria es más soportada que vivida de manera entusiasta y participa ti va. Hay poca
valoración de la revisión de vida y de la dirección espiritual.

Con todo, hay respuestas que reconocen que las fallas no sólo se pueden achacar a los Seminarios.
De alguien se dice que su individualismo se manifestó después, en todas sus actividades como
integrante del Presbiterio. Subsisten personalismos e individualismos, especialmente entre los pobres,
que se encierran en su propio mundo. La subjetividad que trae la modernidad o facilita la experiencia
comunitaria; impide la apertura al otro y al director espiritual.

Posteriormente, en las relaciones dentro del presbiterio, existen muchos recelos, superficialidad y
no aceptación de al corrección fraterna, camuflando la realidad. Hay insuficiencia de amistad
auténtica y de una profunda relación con Dios. Hay dificultad para compartir lo personal. Muy poca
amistad y compañerismo entre los sacerdotes. Se crean círculos limitados de amistades. Relaciones
secundarias y superficiales, estereotipadas, funcionales, sin compromiso. Hipocresía. Hay
incompatibilidad de caracteres. Algunos consideran que vivir en un presbiterio integrado es una
utopía. El aislamiento se hace progresivo y trae la búsqueda de compensaciones, como el
alcoholismo, el enamoramiento, etc.

Otro elemento que impide la maduración y que puede ser causa posterior de abandono del •
ministerio es la falta de educación para la ascesis, la disciplina, el sacrificio y la inmolación. Pareciera
que la cultura actual nos exigiera experimentar todo, disminuir el esfuerzo, hacer todo más fácil y
dejamos llevar por lo que nuestros sentidos reclamen, sin tener en cuenta que «un sacerdote no puede
verlo todo, oírlo todo, decirlo todo, gustarlo todo..., e! Seminario debe haberlo hecho capaz, en la
libertad interior, de sacrificio y de una disciplina personal inteligente y sincera».

En resumen, tenemos Seminarios poco preparados para un tipo de formación donde lo humano es
fundamental. Ha sido deficiente la formación de la personalidad. Una respuesta afirma que la
estructura formativa no favorece la madurez personal. Otro afirma que hay obispos con el afán de
tener sus propios seminarios, sin la calidad de los formadores.

Causas del abandono de! ministerio presbiteral en América Latina. Resultados encuesta... - 1
Ejercicios:

1. Del decreto conciliar 'Presbyterorum ordinis', especialmente del número 8 dedicado a la unión
y cooperación entre los presbíteros:
- ¿qué ideas destacarías en cuanto a la cooperación entre sacerdotes religiosos y diocesanos?
- ¿qué indicaciones concretas se hacen a los presbíteros de cara a fomentar la unión en el
presbiterio diocesano?
- Y en el n. 9, con respecto a los laicos
2. La vida comunitaria es un medio y un modo de vivir la fraternidad sacerdotal. La 'vida común'
es una forma de vida comunitaria, es decir, la de vivir bajo un mismo techo, compartir los
bienes, apoyarse mutuamente en el ministerio. El concilio propuso algunas formas de agrupa
ciones sacerdotales. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes señalarías respecto a dichas agrupa
ciones?
3. Una presentación y valoración de las asociaciones sacerdotales y su espiritualidad, la
encontrarás en al ponencia de Mons. Juan Esquerda Bifet, en el 'Simposio sobre espiritualidad
del presbítero diocesano secular' (pp. 597-607), celebrado en Madrid (cf. Edice 1987). Haz un
comentario personal sobre sus proposiciones.
4. Si bien la exhortación apostólica Pastores dabo vobis no dedica un apartado especial a la
'dimensión comunitaria', puedes hacer una valoración de lo que dice sobre la misma al tratar,
especialmente, la formación de la dimensión humana.
5. Prepara un comentario sobre el n. 67 de la exhortación 'Vita consecrata', dedicado a la
formación comunitaria y apostólica de los religiosos/as.
6. De la exhortación apostólica 'Ecclesia in America', consultar especialmente el capítulo IV (nn.
33-51) y presentar aquellos aspectos más relevantes respecto de cada uno de los colectivos:
obispos, sacerdotes, religiosos/as, laicos, iglesias...
7. Para los religiosos, resulta oportuno e interesante, el documento de la Congregación para los
Institutos de Vida Consagrada: 'La vida fraterna en comunidad' (Roma, 1994). Haz una
presentación del capítulo segundo: 'La comunidad religiosa, lugar donde se llega a ser hermanos',
destacando el valor formativo de la comunidad y su aporte al crecimiento y maduración de sus
miembros.
8. En la obra Espiritualidad de Comunión, dedicada a la formación comunitaria de los futuros
presbíteros (Edice, Madrid, 2003) encontrarás, entre otras, la ponencia de Mons. Ricardo
Blázquez Pérez: 'Eclesiología y espiritualidad de comunión' (pp. 15-32). Haz un comentario
sobre la misma y propon algunas aplicaciones prácticas al campo pastoral que tengas asignado.
9. Dado que la fraternidad sacerdotal, además de constituir un tema apasionante, es un reto que
todo sacerdote debe afrontar, puedes recurrir a la publicación Cario Bertola: 'La fraternidad
sacerdotal. Aspectos sacramentales, teológicos y existenciales' (Editorial Atenas, Madrid).
Puedes presentar un resumen de alguno de los capítulos que más te hayan interesado.
10. Interesante y sugestiva, especialmente para la vida religiosa, resulta la obra de Amedeo Cencini
'La vida fraterna.' comunión de santos y pecadores'. Ediciones Sigúeme, Salamanca. Presenta
algún comentario sobre alguno de los capítulos que puedan interesarte.
11. Otras obras de Amedeo Cencini sobre la vida fraterna de comunidad:
- ' Vida de comunidad: reto y maravilla. La vida fraterna y la nueva evangelizarían ',
Editorial Atenas, Madrid, 1998.
- 'Fraternidad en camino. Hacia la aheridad'. Sal Terrae, Santander, 2000.
- 'Relacionarse para compartir. El futuro de la vida consagrada'. Sal Terrae, Santander,
2003

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