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La brecha digital hace referencia a las diferencias existentes entre las personas que
acceden y las que no acceden a internet (Van Dijk,2006); específicamente a la
diversidad respecto a condiciones sociales, culturales y económicas de los grupos
sociales. Pueden ser múltiples los niveles de brechas digitales“Sin embargo, un
primer nivel, condición obvia para el uso efectivo de las TIC, es el acceso a estas en
los hogares” (Rivoir, 2012; UIT, 2016).
La brecha digital es entendida como una forma de desigualdad coyuntural,
consecuencia de los obstáculos que encuentra la tecnología para expandirse entre
los grupos menos favorecidos, evidenciada por la ausencia de Internet y carencia de
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Dicha desigualdad puede ser causada por factores como la ubicación geográfica, la
edad, el género o el nivel socioeconómico. Provoca desigualdades en el acceso a la
información y participación en la sociedad, ya que está ligada intrínsecamente a la
capacidad o incapacidad de ser parte: ciudadano digital y todas sus connotaciones.
Las estrategias públicas y privadas de reducción de la brecha así como las propias
dinámicas sociales de “contagio” de los hábitos de uso de Internet, han permitido
que se comience a relativizar la importancia de esta forma de desigualdad social; en
otras palabras se ha vuelto visible la distancia que se viene acrecentando conforme
la evolución tecnológica avanza y las diferencias socio-económicas de las naciones
van en aumento.
El acceso a las TIC, hace referencia al contexto desde el cual se permite y utiliza,
sus consecuentes derivaciones normativas, territoriales y ambientales para
desarrollar la infraestructura e incrementar su utilidad. Asimismo, también es
importante en este sentido la calidad de los dispositivos (velocidad, memoria RAM y
sistema operativo), ya que muchos de los contenidos requieren tener determinadas
aplicaciones que agilicen la descarga de información.
El territorio, espacio geográfico desde donde se accede, termina siendo una variable
primordial a la hora de realizar mediciones comparativas en referencia a las TIC. Por
lo general los grandes desarrollos se producen en centros urbanos, capitales y
ciudades, “relegando al resto de regiones a la exclusión digital, ya sea entre
regiones de países o al interior de estos" (Jhonson, 1970; Veiga, 2010).
La difusión de las TIC, presenta dos rutas posibles de desarrollo; en primer lugar
aminorando los precios, vía mercado, en definitiva facilitando el acceso. Y en
segundo lugar, por medio de políticas estatales que posibiliten acceder a estos
bienes (materiales y digitales) a toda la población; reduciendo de esta forma costos
y subsidiando mediante herramientas jurídicas pertinentes.
Los países que logran un sano equilibrio entre el papel de intervención del Estado y
los distintos actores que conforman el aparato productivo, son quienes logran
disminuir la brecha.
Norris (2001) refuta las visiones excesivamente optimistas de la época, así como las
pesimistas y escépticas acerca de las implicancias sociales de estas tecnologías. En
este sentido defiende la importancia de las medidas, que contribuyen
significativamente. Estos estudios generaron un marco avanzando que permite
comprender la complejidad del fenómeno. Simultáneamente se afianza en una
mirada limitada que solo considera el acceso y la conectividad para medir la brecha
digital, y fundamenta políticas de expansión del acceso, de la infraestructura y de la
conectividad.
Surgió como una gran apuesta para la inclusión social, fue y es, de gran relevancia
en la influencia de los cambios que el plan ha producido en términos de la reducción
de la brecha digital.
Uruguay es una nación próspera que ofrece indicadores sociales que destacan en
América Latina y un sistema de educación pública de larga tradición. Siguiendo las
ideas de la iniciativa internacional OLPC, Uruguay fue el primer país en el mundo en
comprometer e implementar un plan para distribuir computadoras personales a
todos los estudiantes y docentes de su educación pública, con el propósito
estratégico de mejorar la calidad educativa en un marco de equidad. Este plan,
denominado así en honor al árbol de la flor nacional, se inició en 2007 y a lo largo
de casi una década ha logrado instalar y mantener una infraestructura informática
que cubre todas las escuelas de primaria y media básica, que incluye tanto las
laptops de sus estudiantes y docentes como el acceso a Internet en las aulas. Para
promover el uso educativo de esta tecnología, Ceibal ofrece recursos digitales a
través de portales, plataformas y proyectos; realiza diversas estrategias de
formación y acompañamiento para los docentes; incorpora la tecnología en la
formación inicial de los docentes; apoya la gestión de los centros escolares; y busca
vincular a las familias con las escuelas. Como resultado, la tecnología es parte de la
vida de los estudiantes y la mayoría de los docentes la incorpora gradualmente en
sus aulas.
Bibliografía
Lopez, C (2017) “Sociedad de la información y brecha digital en España”
Panorama social
Escuder, S (2020)*Regionalización de la brecha digital. Desarrollo de la
infraestructura de las TIC en Latinoamérica y Uruguay.Revista tecnológica
PAAKAT(Guadalajara).
Rivera, P. Cobo, C (s.f) `Plan Ceibal en Uruguay: una política pública que
conecta inclusión e innovación” . Políticas públicas para la equidad
social.Artículo
Desigualdades en la escuela: manifestaciones de las brechas digitales durante
la pandemia-Artículo proporcionado por el docente.
WEBGRAFÍA-
https://www.buenosaires.iipe.unesco.org/es/publicaciones/el-caso-del-plan-cei
bal-de-uruguay