Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano - Series Especiales

Vol. 9 N° 1, Año 2021 pp. 178-195

ISSN 2362-1958

FIGURAS ANTROPOMORFAS EN EL ARTE RUPESTRE

DEL SUROESTE DE SAN JUAN (ARGENTINA)

Alejandro García a

RESUMEN
Las representaciones antropomorfas aparecen en la mayoría de los sitios con arte rupestre del Valle
de Calingasta. Debido a la escasez de contextos arqueológicos asociados y de estudios específicos, la
información disponible sobre este tipo de motivos es aún muy limitada. A fin de revertir esta situación
y de contribuir con la sistematización y comprensión de este tipo de manifestaciones a nivel regional,
en este artículo se analizan los datos provenientes de 12 sitios y se ofrece una descripción general de los
principales diseños registrados, así como un ordenamiento cronológico preliminar.

PALABRAS CLAVE: Arte rupestre; Figuras antropomorfas; Período de Integración Regional;

Iconografía Aguada; San Juan.

ABSTRACT
Anthropomorphic representations appear in most of the rock art sites of the Calingasta Valley. Due to the
scarcity of associated archaeological contexts and specific studies, the information available on this type
of motif is still very limited. In order to reverse this situation and to contribute to the systematization
and understanding of this type of manifestations at the regional level, this article analyzes the data from
12 sites, and provides an overview of the main designs recorded and a preliminary chronological order.

KEYWORDS: Rock art; Anthropmorphic figures; Regional Integration Period; Aguada iconography;
San Juan.

Manuscrito final recibido el día 11 de abril de 2020. Aceptado para su publicación el día 10 de septiembre de 2020.

INTRODUCCIÓN 1915). Décadas más tarde, Rusconi (1947) exploró

La provincia de San Juan presenta una gran cantidad
de sitios arqueológicos con manifestaciones de arte
rupestre. En general se trata de paredes rocosas o
concentraciones de bloques con petroglifos, y en
menor medida de aleros o cuevas con pictografías.
Gran parte de ese registro se encuentra en el sector
suroeste de la provincia, en el Valle de Calingasta y
territorios aledaños. Las primeras referencias al arte
rupestre del suroeste sanjuanino fueron realizadas a
principios del siglo XX (Debenedetti, 1917; Kuhn,
la Cueva Pintada del Lagarto y Schobinger (1962,
1975) realizó diversas menciones a algunas de
las representaciones rupestres de la zona. Aunque
parcialmente, Gambier (1977) realizó la primera
descripción detallada de manifestaciones de arte
rupestre local, que incluía las pictografías de los
Morrillos de Ansilta y de otros sitios cercanos.
Relevamientos recientes dirigidos a contribuir con
la sistematización del registro rupestre del valle
(García, 2013, 2016, 2019) ampliaron la cantidad

a
Centro de Investigaciones de la Geósfera y la Biósfera (CIGEOBIO), Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y
Naturales, Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) - CONICET. alegarcia@unsj.edu.ar

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de sitios conocidos, cuyos primeros análisis
permitieron la identificación de un conjunto de
características asociadas al Período de Integración
Regional.
La articulación del registro rupestre local con el
de las regiones vecinas y con el conocimiento
arqueológico general de la provincia es aún
incipiente. Para mejorarla se requiere de estudios
sistemáticos detallados a distintas escalas
espaciales, con análisis temáticos específicos
y con la elaboración de secuencias locales y
regionales que permitan una ubicación cronológica
relativa de las manifestaciones rupestres. A fin
de contribuir con esos objetivos, este artículo
ofrece una caracterización general de los diseños
antropomorfos registrados en diversos sitios del
valle y un esquema temporal preliminar. Estos
elementos sirven de base para la construcción
futura de un marco cronológico más preciso y
para alentar comparaciones interregionales que
contribuyan a identificar y conocer mejor el
alcance de procesos sociopolíticos y económicos
desarrollados a lo largo del Holoceno tardío.
ANTECEDENTES
El valle de Calingasta es uno de los sectores
arqueológicamente más estudiados de San Juan.
El conocimiento arqueológico del valle proviene
fundamentalmente de la excavación de algunos
sitios estratificados, entre los que sobresalen los
Morrillos de Ansilta, Barrealito y Cerro Calvario
(Gambier 1977, 1985, 1996-1997, 2000). A partir
de estos estudios Gambier propuso una secuencia
de ocupación que se remonta al Holoceno
temprano y continúa hasta la segunda mitad
del Holoceno tardío. Dentro de esta secuencia
Gambier identificó una etapa correspondiente
al inicio y afianzamiento de la producción de
alimentos cultivados, a la que denominó “Cultura
de Ansilta”. A estos grupos agricultores, ubicados
entre ca. 1800 AC y 500 DC Gambier (1977)
asignó un conjunto de pictografías presentes en Los
Morrillos y en otros sitios cercanos, como la Gruta
3 del Río Fiero y las grutas Pintada y del Lagarto.
Esta adscripción no se extendió al resto del valle
debido a la ausencia de semejanzas estilísticas. Una
revisión reciente de las manifestaciones rupestres
179
de Los Morrillos señala la presencia de 17 paneles
con representaciones, y la posible extensión de la
antigüedad de algunas pictografías a ca. 3400 años
AP (García, 2020). Recién en los últimos años se
han realizado estudios tendientes a sistematizar el
conocimiento de numerosos sitios con petroglifos
existentes en la región. Como resultado, se
ha identificado un grupo de motivos que
correspondería al Período de Integración Regional,
vinculados con la iconografía Aguada (García
2013, 2016). Sin embargo, esta aproximación fue
simplemente iconográfica, ya que en ninguno de
los sitios analizados se han hallado sectores con
posibles restos culturales en estratigrafía, factibles
de ser excavados y de brindar información sobre
las representaciones rupestres. Asimismo, el
repertorio de figuras humanas vinculado con los
estudios mencionados es mínimo en relación a su
gran diversidad y requiere estudios tendientes a su
ordenamiento, asociación contextual y datación.
Para ello se necesita además tener en cuenta algunas
limitaciones importantes, fundamentalmente la ya
mencionada ausencia generalizada de contextos
estratificados asociados a los sitios con arte
rupestre y los problemas de integridad originados
por la extracción de rocas grabadas a lo largo de
décadas, debidos en gran medida a la gran cercanía
de los sitios con respecto a los asentamientos
humanos actuales. Estas extracciones tienen
distintas motivaciones, entre las que se cuentan
la utilización de petroglifos como ornamentos en
jardines, paredes de construcciones y plazas (por
ejemplo, el hotel de Calingasta y la Plaza 25 de
Mayo de la ciudad de San Juan) y su exhibición en
museos privados.
ASPECTOS METODOLÓGICOS
Se procedió a la identificación de las
representaciones de figuras antropomorfas en
12 sitios ya relevados (Figura 1) y se diferenció
un conjunto de diseños abarcativo de todas las
representaciones observadas. Al respecto se
entiende como diseño la forma específica de
organizar la composición de la imagen (Fiore,
1996). Posteriormente se analizaron las fotografías
digitales disponibles de todos los paneles a fin
de detectar situaciones de superposición o de
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diferencias notables de pátina que permitieran un
ordenamiento cronológico tentativo a nivel de sitio.
Cada figura fue tratada con softwares específicos
(Corel Draw, Adobe Photoshop y/o D-Stretch,
según el caso) para mejorar su definición. Además
se realizó una comparación con el registro de zonas
vecinas y se analizaron posibles relaciones extra-
regionales, a fin de evaluar el rango de distribución
espacial de cada diseño.
Para la interpretación de los resultados se ha
seguido parcialmente la propuesta de Khan (2008)1,
y consecuentemente los diseños (y los motivos
que representan) han sido considerados dentro de
un esquema que divide las representaciones en
figurativas (antropomorfas, zoomorfas, fitomorfas,
etc.) y no figurativas (geométricas) según reflejen
o no modelos reconocibles, y se han incorporado
dentro de las primeras las tres clases propuestas
por aquel autor. Esto permite, por ejemplo,
la utilización del concepto de “antropomorfo
abstracto”, en el cual, si bien el carácter humano
de la representación se encuentra encubierto
por un proceso de abstracción o simplificación
esquemática, es posible identificar su figura en
función de algunos de sus rasgos anatómicos
y a partir de comparaciones con otros motivos
antropomorfos no abstractos.
LOS SITIOS
Las representaciones antropomorfas analizadas
han sido registradas en diversos sitios del valle
de Calingasta, localizados en afloramientos de
grauvacas y lutitas de la Formación Punta Negra
(Devónico Superior), andesitas y dacitas de la

Figura 1. Ubicación de los sitios analizados. 1) La Alumbrera; 2) Barrealito

2; 3) Barrealito 1; 4) Toba; 5) Los Corrales; 6) Pico Varas; 7) Arroyo de los
Peludos 1; 7) Arroyo de los Peludos 6; 9) Los Colorados; 10) Los Morrillos;
11) Piedras Pintadas y 12) El Leoncito.

Formación Vega de los Machos Muertos (Pérmico

1
Khan (2008:45-46) propone tres clases de arte rupestre: Inferior), riolitas, ignimbritas, tobas y brechas
naturalista (o realista), esquemático y abstracto, e
integra en este último figuras identificables pero cuya
volcánicas y andesíticas de la Formación El Palque
representación está muy alejada de la realidad. (Pérmico Superior – Triásico Inferior) y diques

180
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y filones de andesitas y dacitas del Complejo
Eruptivo La Resurrección (Terciario Inferior)
(Vallecillo et al., 2010).
Los sitios están ubicados en los sectores
pedemontanos y en las quebradas cordilleranas
y precordilleranas que enmarcan el valle de
Calingasta (Figura 1). Se trata de ambientes muy
áridos e inhóspitos, que sólo presentan condiciones
favorables para la ocupación humana en las zonas
de vegas y aguadas, y en las cercanías de los ríos
(donde se puede canalizar y aprovechar el agua de
estos cursos).
La Alumbrera se encuentra en las primeras
estribaciones cordilleranas, en la confluencia del
arroyo homónimo y el río Calingasta. Se trata de
una loma baja en cuya cima y ladera se observan dos
concentraciones de rocas con petroglifos. A unos
14 km al este, ya en el alto piedemonte cordillerano
y sobre la margen izquierda del río Calingasta, se
encuentra Barrealito 1. Se trata de una sola roca de
medianas dimensiones, ubicada en la parte distal
de un sistema de lomadas bajas muy erosionadas y
disectadas por múltiples quebradas. A 3200 metros
de distancia, sobre la margen derecha del río, se
encuentra Barrealito 2 (Figura 2a). Se trata de un
conjunto de estructuras subcirculares, con paredes
construidas con grandes bloques redondeados.
Este sitio es similar a otro muy cercano excavado

Figura 2. Vistas generales de algunos de los sitios analizados. A) Barrealito 2;

b) Toba; c) Arroyo de los Peludos 1; d) Los Corrales; e) Los Morrillos; f) Los
Colorados; g) Piedras Pintadas; h) El Leoncito 1.

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por Gambier, de cuyo registro arqueológico sólo
se ha dado a conocer parcialmente el componente
relacionado con el Período de Integración Regional
(Gambier, 1996-1997). Lamentablemente la mayor
parte de las estructuras se encuentra alterada con
excavaciones. En este sitio sólo se observó un
bloque con petroglifos.
Varios sitios se encuentran en las inmediaciones
del río de los Patos. Toba se ubica sobre la
margen izquierda del río, en un frente de tobas
blanquecinas, y presenta un conjunto de bloques
de mediano tamaño, varios de ellos con grabados
(Figura 2b). Los Corrales (Figura 2d) y Pico Varas
se encuentran en los sectores medio y distal de
dos quebradas pedemontanas que terminan cerca
de la margen izquierda del río. En el primero se
registraron 34 rocas con petroglifos en un tramo de
700 metros, y en el segundo, distante 8,5 km del
primero, aparecieron 17 rocas con grabados.
Dos kilómetros al sur de Pico Varas se encuentra
la desembocadura del río Ansilta. En el sector
proximal de su tramo pedemontano confluye con
el arroyo de los Peludos, en cuyas márgenes se han
observado varios sitios con petroglifos. Arroyo
de los Peludos 1 (Figura 2c) se encuentra en una
vega ubicada al inicio de las primeras lomadas
cordilleranas y presenta seis rocas con grabados. A
6 km de distancia, Arroyo de los Peludos 6 presenta
un frente de tobas con diversas representaciones
grabadas.
Dieciocho kilómetros al sur se encuentra la
localidad de Los Morrillos, cerca del Arroyo Fiero
(Figura 2e). Se trata de una zona con importantes
vegas y abrigos rocosos ubicada a 2800 m s.n.m.
Los principales sitios son un alero y dos grutas
localizadas sobre un mismo frente del denominado
Morrillo Chato. Se trata de uno de los principales
lugares arqueológicos de la provincia, cuyos
trabajos ya han sido comentados previamente.
Frente a Los Morrillos, 28,5 kilómetros al noreste,
se encuentra el sitio Los Colorados, en el extremo
distal de una quebrada precordillerana (Figura 2f).
Sobre ambas laderas de la quebrada se observan
frentes rocosos con petroglifos. Probablemente
en el pasado hubo sectores habitados cerca de
estos frentes, pero actualmente todo el sector se
encuentra muy erosionado. A nueve kilómetros al
182
sur se localiza Piedras Pintadas (Figura 2g). El sitio
se extiende sobre un interfluvio en el piedemonte
occidental precordillerano y presenta 30 rocas de
diverso tamaño con petroglifos. Doce kilómetros
al sur, sobre la misma ladera, se ubica la quebrada
del Leoncito. En seis sectores se han localizado
sitios con petroglifos. El denominado Leoncito 1
(Figura 2h) presenta un amplio frente rocoso sobre
el cual se grabaron diversas representaciones,
algunas de ellas mascariformes.
Con excepción de Los Morrillos, en ninguno
de estos sitios se realizaron excavaciones o
estudios sistemáticos globales de su arte rupestre.
Sin embargo, en todos se han identificado
representaciones que corresponderían al Período
de Integración Regional, algunas de ellas
estrechamente vinculadas con la iconografía
Aguada (García, 2013, 2016).
CLASIFICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LOS
DISEÑOS RUPESTRES ANTROPOMORFOS
En los sitios analizados se registraron 108
representaciones antropomorfas. En la mayoría
de los casos se trata de petroglifos, mientras que
en los Morrillos de Ansilta las figuras humanas
fueron pintadas. Algunas son muy singulares y
se encuentran solamente en un sitio, mientras que
otras se observan en varios y presentan cambios
a partir de un diseño básico. En la Figura 3 se
muestran diseños esquemáticos que representan
gran parte de las formas observadas en la región.
Algunos de los más simples (por ejemplo, 3, 4, 5 y
6) han sido considerados antropomorfos en función
de antecedentes regionales, ya que son similares
a algunos identificados en el sitio Los Colorados
de Zonda (García & Riveros, 2017). Varios de
ellos presentan además notables similitudes
con los correspondientes al arte esquemático
español, donde, coincidentemente, también se los
ha interpretado como antropomorfos (Martínez
García, 2002). En su mayoría, los motivos
registrados muestran figuras humanas completas,
incompletas y cabezas aisladas. En un único caso
(Figura 3, 39) fue posible interpretar la presencia
de un fardo funerario a partir de una figura
sin las extremidades superiores visibles, cuya
disposición es similar a la de los cuerpos hallados
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durante la excavación del sitio Los Morrillos
(Gambier, 1977). Como resultado del análisis, las
representaciones fueron agrupadas en un total de
40 diseños básicos.
1) Línea vertical con dos volutas en el extremo
superior y otras dos en la parte central.
2) Línea vertical cruzada en la mitad superior
por dos líneas curvas a modo de “brazos en
jarra”.
3) Línea vertical cruzada en la parte central por
dos líneas inclinadas que forman un ángulo.
4) Figura ancoriforme, con una línea vertical que
corta a otra curva en su parte superior.
5) Línea vertical cortada en sus extremos por dos
líneas curvas con la cavidad hacia abajo.
6) Cuerpo lineal, sin piernas, brazos en arco
cruzado por el cuerpo, cabeza circular.
7) Línea vertical con cabeza redonda destacada y
cruzada dos veces por líneas inclinadas que se
unen en ángulo.
8) Similar a la anterior pero con dos líneas curvas
conectadas con los extremos de las anteriores.
9) “Antropomorfo-lagarto”, de frente, que
presenta cuerpo lineal con posible indicación
de sexo, cabeza lineal, piernas curvas y brazos
doblados hacia arriba en ángulo recto.
Figura 3. Clasificación de las representaciones esquematizadas de la mayor parte de
los diseños básicos observados en los sitios analizados.
183
10) De frente o en perspectiva directa biangular,
cuerpo lineal, extremidades extendidas,
en distintas posiciones, cabeza lineal
(prolongación del cuerpo), en una ocasión
sosteniendo una especie de látigo.
11) De frente, cuerpo lineal, cabeza de contorno
redondo y vacío, piernas abiertas, brazos en
jarra o extendidos. En un caso (Los Corrales),
con líneas curvas que salen de la cabeza.
12) De frente, línea vertical recta cortada en su
extremo superior por una curva que configura
la cabeza, con ojos de punto o línea.
13) De frente, línea vertical corta cruzada por una
curva en su extremo inferior (formando las
piernas) y con dos volutas en el superior, que
conforman la cabeza. Ojos de punto o lineales
y líneas en la parte central a manera de brazos.
14) De frente, cuerpo lineal con dos volutas
en el extremo superior y dos en el inferior,
que configuran la cabeza y las piernas,
respectivamente.
15) De frente, cabeza de contorno redondo con
ojos de punto, sin boca, con brazos que salen
horizontalmente de los costados de la cabeza.
El cuerpo o directamente las extremidades
inferiores se conectan con la parte inferior
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con la cabeza. En un caso (Los Colorados),
con apéndice y largas líneas curvas que salen
de la cabeza hacia arriba, pies diferenciados e
indicación de sexo.
16) De frente o de perfil no absoluto, en
perspectiva directa biangular; cuerpo
aparentemente lineal, cabeza lineal de frente
con penacho y extremidades de costado con
pies diferenciados.
17) De frente, cuerpo lineal o de contorno
sub-rectangular delgado, cabeza redonda,
extremidades en distintas posiciones.
18) En perspectiva oblicua biangular, cuerpo de
contorno triangular relleno, cabeza lineal,
brazos extendidos horizontalmente, piernas
rectas con pies diferenciados y probable
indicación de sexo.
19) De frente, cuerpo de contorno triangular,
brazos doblados hacia arriba, cabeza redonda
y extremidades inferiores lineales.
20) De frente, cuerpo triangular, piernas inclinadas
hacia adentro, pies diferenciados, cabeza con
gorro triangular, brazos doblados hacia abajo
con manos diferenciadas.
21) De frente, cuerpo en forma de clepsidra, con
apéndices en la parte superior de la cabeza,
brazos cortos que salen horizontalmente del
punto central y piernas cortas (no siempre
presentes).
22) De frente, cuerpo de contorno sub-rectangular
relleno y cabezas redondas con ojos y boca
lineales. De la parte superior de la cabeza salen
apéndices o líneas. Piernas rectas, brazos que
se extienden en líneas onduladas.
23) De frente, cuerpo de contorno sub-rectangular
vacío y cabezas redondas con ojos de punto y
boca lineal. De la parte superior de la cabeza
salen largos apéndices o líneas. Piernas rectas,
brazos que se extienden en líneas onduladas.
24) De frente, cuerpo de contorno sub-rectangular
vacío, cabeza redonda con ojos de punto y
boca lineal, con gorro o tocado triangular
y dos líneas cortas que salen de la parte
superior. Piernas rectas inclinadas, con un pie
diferenciado. Parece sostener un niño.
25) En perfil no absoluto, en perspectiva directa
biangular, cabeza muy grande de frente, de
184
contorno redondo vacío, generalmente con
ojos de punto y cejas muy marcadas, cuerpo
de contorno cuadrangular vacío o relleno, de
perfil, piernas dobladas o flexionadas.
26) De frente o de perfil no absoluto, en perspectiva
directa biangular, cabeza de contorno redondo
vacío con penacho, cuerpo de contorno sub-
rectangular relleno, y piernas dobladas.
27) Igual que los anteriores pero sin penacho.
28) De perfil no absoluto, en perspectiva directa
biangular, cabeza de contorno redondo vacío,
a veces con un apéndice o tocado simple,
cuerpo de contorno sub-rectangular vacío, y
piernas flexionadas.
29) De perfil no absoluto, cabeza circular, cuerpo
de contorno sub-rectangular vacío, piernas
flectadas y manos y pies diferenciados.
30) Cuerpo de frente, contorno sub-rectangular
relleno o vacío, extremidades de frente
con manos y pies destacados y cabezas
subcirculares de contorno relleno, con o sin
penacho. Parecen tener algo asido con una de
sus manos.
31) De frente o perfil no absoluto, cuerpo de
contorno sub-rectangular vacío, cabeza de
contorno redondo vacío, con (La Alumbrera)
o sin penacho, piernas cortas brazos en
distintas posiciones, a veces sosteniendo
objetos. Uno con apéndice en la cabeza, con
cola y serpiente en la mano izquierda (Arroyo
Los Peludos).
32) De frente o perfil no absoluto, cuerpo de
contorno sub-rectangular vacío, cabeza con
rasgos animales, piernas cortas con o sin
pies diferenciados, y brazos en distintas
posiciones, a veces sosteniendo objetos.
33) De frente, cuerpo redondo vacío con un punto
en el centro, brazos doblados hacia arriba,
cabeza circular, piernas rectas verticales.
34) En perspectiva oblicua o directa biangular,
con cuerpo de contorno sub-rectangular
relleno, piernas levemente dobladas, pies
diferenciados, brazos en distintas posiciones,
cabeza circular con adorno cefálico (2), tocado
(1) o con una especie de antenas curvadas (3).
35) Cabeza de contorno redondo con rasgos
faciales, sin apéndices, con ojos de punto y
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boca lineal (1 en Piedras Pintadas), con ojos
y boca lineales (1 en El Leoncito) o con ojos
de contorno redondo vacío y boca lineal (1 en
Los Colorados).
36) Cabeza de contorno cuadrado o sub-
rectangular con rasgos faciales, con ojos de
punto y boca lineal, y apéndices lineales que
salen hacia arriba (1 en Los Colorados y 1 en
El Leoncito) y un caso con apéndices hacia
todos lados (Los Colorados).
37) Cabeza de contorno sub-cuadrangular vacío,
en algunos casos con ojos de punto o de
contorno redondo vacío, con tocado complejo.
38) Cabeza de contorno redondo con rasgos
faciales de grandes dimensiones, con ojos de
contorno almendrado vacío y cejas marcadas,
con tocado complejo.
39) Fardo funerario de frente, cabeza de contorno
redondo, con ojos de punto, boca lineal y
apéndices en forma de penacho. Cuerpo de
contorno rectangular con dos líneas curvas
transversales interiores.
40) De frente, cuerpo-cabeza circular sin
apéndices o con penacho o tocado, brazos que
salen hacia los costados y tienen objetos en
sus extremos, y extremidades inferiores con
pies diferenciados.

  CO TO PP LP1 LP6 LC LM BA1 BA2 AL EL PV T

1     1                   1
2 3                       3
3 3                       3
4 1                       1
5   1                     1
6       3               1 4
7     2                 1 3
8     1                   1
9       3                 3
10       5                 5
11 1   1 1   1           1 5
12         1   1           2
13               2         2
14             1           1
15 1         2             3
16           1     1     1 3
17 1     1               1 3
18                     1   1
19 1                       1
20       1                 1
21       6                 6
22                   2     2
23 4                       4
24 1                       1
25                   4     4
26                   2     2
27     1                   1
28       2           1     3
29                       2 2
30 1                 1     2

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(Tabla 1 Continuación)
31       1 1         1   1 4
32                   1   2 3
33                       1 1
34       9                 9
35 1   1               1   3
36 2                   1   3
37                     6   6
38                   1     1
39 1                       1
40             3           3
T 21 1 7 32 2 4 5 2 1 13 9 11 108
Tabla 1. Cantidad de diseños antropomorfos por sitio. Referencias: CO: Los Colorados;
TO: Toba; PP: Piedras Pintadas; LP: Arroyo Los Peludos; LC: Los Corrales; LM: Los Morrillos;
BA: Barrealito; AL: La Alumbrera; EL: El Leoncito y PV: Pico Varas.

DISCUSIÓN del Arroyo La Alumbrera. Pero aunque son

Dentro de este conjunto morfológicamente diverso
se observa una gran variabilidad en la distribución
y recurrencia de los diseños y en su vinculación
con temas que se extienden a otros aspectos de la
cultura material. Por otro lado, algunos de ellos
muestran relaciones iconográficas con motivos de
otras zonas de la provincia y del Noroeste argentino,
que permiten avanzar en su datación relativa. A
esto contribuyen también algunas diferencias de
visibilidad y de pátinas entre diseños localizados
en los mismos paneles.
Distribución y características principales
Como puede observarse en la Tabla 1, la
distribución de los diseños es muy desigual, ya
que sólo 14 de ellos se reiteran en varios sitios.
En gran medida esta situación puede deberse
al tamaño de la muestra y a la gran pérdida de
bloques con manifestaciones de arte rupestre ya
señalada. En este sentido, no obstante, otro factor
que parece tener una incidencia importante es la
alta variabilidad intrarregional de los diseños. En
efecto, algunos se manifiestan sólo dentro de un
ámbito geográfico muy limitado. Por ejemplo, el
diseño 3 sólo se halla en Los Colorados y el 1 en
Arroyo de los Peludos 1. Asimismo, las cabezas
mascariformes cuadrangulares sólo fueron
registradas en El Leoncito y las representaciones
de cabezas de gran tamaño con la modalidad
estilística del diseño 38 sólo están en la Quebrada
evidentes las diferencias morfológicas con la
cabeza aislada de La Alumbrera, ambas alternativas
parecen estar referidas al mismo contenido básico,
correspondiente a cabezas con ojos de contorno
vacío, cejas y tocado radial complejo. Otros
diseños (6, 7, 11, 30, 31, 35, etc.) parecen haber
tenido una difusión más amplia, lo que sugiere que
la circunscripción territorial sólo se limita a ciertos
diseños, mientras que otros son compartidos.
Un aspecto interesante es la aparición de algunos
temas recurrentes asociados a varios de los diseños
antropomorfos analizados. Entre ellos se destacan
el agregado de rasgos zoomorfos, la asociación con
animales y la portación de objetos interpretados
como cabezas trofeo. Una representación de
Arroyo Los Peludos 6 presenta una cola y parece
sostener una serpiente (Figura 4a). En Pico Varas
un personaje parece tener fauces de felino y
otro parece mostrar orejas felínicas (Figura 4b y
4c). En La Alumbrera, un extraño antropomorfo
parece tener fauces felínicas (Figura 4d), aunque
en conjunto su cabeza se asemeja a la de un ave
(probablemente un cóndor). En Los Colorados
aparece un personaje de frente, con cabeza con
rasgos felínicos de perfil, con un elemento en una
de sus manos (Figura 4e), que recuerda a algunas
representaciones plasmadas en la alfarería Aguada
del valle de Ambato (González, 1998). Todos estos
motivos, previamente asociados a la iconografía
Aguada (García, 2016), presentan una estructura

186
 García, CUADERNOS - SERIES ESPECIALES 9 (1): 178-195, 2021.
similar, con cuerpos sub-rectangulares y cabezas
vacías o con rasgos faciales y, en algunos casos,
los pies representados.
Figura 4. Representaciones antropomorfas con rasgos zoomorfos asociados (a-e) y
de antropomorfos que parecen sostener cabezas (e-h).
En otros casos los diseños antropomorfos tienen
un objeto circular o sub-circular en una mano, que
podría vincularse con la “cabeza trofeo” o con el
“culto al cráneo” (ver Costas, 2017; García, 2016;
González, 1998, 2004; Nastri 2008; Roldán &
Sampietro Vattuone, 2011). Además del caso ya
mencionado de Los Colorados, este motivo aparece
en Los Corrales y en La Alumbrera (Figuras 4g
y 4f y h, respectivamente). Probablemente se
vinculan también con este tipo de manifestaciones
las cabezas aisladas observadas en los sitios
analizados, aunque con características diferentes
en cada uno de ellos. En La Alumbrera se trata de
una cabeza de gran tamaño que parece ser parte de
una escena en la que aparecen varios personajes
danzantes, algunos de los cuales también presentan
cabezas de dimensiones desproporcionadas
(García, 2019). En Los Colorados, Piedras Pintadas
y El Leoncito las cabezas tienen rasgos faciales
simples y a veces apéndices que se proyectan
hacia arriba. No obstante, en este último sitio
predominan los denominados “mascariformes”,
generalmente elaborados a partir de una cabeza de
forma sub-rectangular (Figura 5).
Las prácticas asociadas con el cráneo trofeo se
remontan al Formativo y se reflejan claramente
187
en los hallazgos de tallas cefalomorfas, cráneos
aislados y representaciones en vasijas cerámicas
de algunos sitios Condorhuasi-Alamito (Roldán
& Sampietro Vattuone, 2011). También se han
identificado en la cerámica santamariana de
la subárea Valliserrana del Noroeste argentino
(Nastri, 2008) y en el arte rupestre de los períodos
de Integración Regional y Tardío de La Rioja
(Callegari et al., 2009). En la provincia de San Juan
su existencia es sugerida por diversos hallazgos,
como el de un cráneo de niño enterrado en el centro
del piso de una habitación de Bauchaceta, cubierto
y protegido por rodados (Gambier, 1996-1997) y
el de ocho individuos sin cabeza en una estructura
funeraria del sitio Alto Verde (Gambier, 2000). En
Cerro Calvario III un cráneo apareció en la pared
de una habitación y otro en una espesa capa de
semillas de algarrobo compactadas; fragmentos
de mandíbulas y cráneos humanos han aparecido
entre los desechos domésticos y de alimentación
de varios sitios, y han sido interpretados por
Gambier (2000) como indicios del consumo de las
partes blandas de la cabeza.
Otro aspecto a destacar es el marcado cambio
que habría operado hacia mediados del primer
milenio DC y, con más seguridad, en la segunda
parte del mismo, con respecto a los diseños
antropomorfos. En efecto, las representaciones
anteriores responden generalmente a patrones
 García, CUADERNOS - SERIES ESPECIALES 9 (1): 178-195, 2021.
Figura 5. Representaciones de cabezas aisladas. a) La Alumbrera; b, c y f) El
Leoncito; d y e) Los Colorados.
esquemáticos que muestran diversos grados de
abstracción (fundamentalmente en 1, 2, 3, 4,
5, 6, 12, 13 y 14). En cambio, probablemente a
partir de 600-700 DC, quizás como resultado de
cambios sociales e ideológicos vinculados con el
fenómeno Aguada, se observan modificaciones
fundamentales en la figura humana y la aparición
de diseños más realistas que podrían reflejar
una nueva consideración del hombre en la
cosmovisión de las poblaciones locales. Junto con
la ya señalada aparición de atributos zoomorfos
se observa el surgimiento de un conjunto diverso
de rasgos definitorios de esta nueva etapa, entre
los que se destacan los cuerpos con contorno, las
cabezas redondas, los rasgos faciales, los brazos
en arco, pies y manos destacados y la presencia
de prolongaciones y tocados cefálicos. Además,
las innovaciones incluyen la adopción de una
perspectiva biangular (en contraposición a las
representaciones previas de vista exclusivamente
frontal), lo que permite a su vez brindar en
algunos casos la idea de movimiento y representar
escenas como las que involucran los diseños
antropomorfos con armas de Arroyo de los Peludos
1 y a una procesión de danzantes en La Alumbrera,
aparentemente relacionada con una inhumación
(García, 2019). Asimismo, la mencionada
valorización de la figura humana coincide con
188
la aparición de diversas representaciones de
personajes jerárquicos vinculadas por lo menos
con los diseños 20, 22 y 24, sobre todo en el sitio
Los Colorados, que podrían haber estado asociadas
a individuos reales que ostentaban un mayor rango
en las poblaciones locales. De hecho, en ese
momento se producía en San Juan el afianzamiento
del sistema de asentamiento aldeano, un desarrollo
creciente de la explotación agrícola y de la cría de
llamas, la complejización de los sistemas de riego,
profundos cambios en los patrones funerarios y de
construcción de viviendas y la aparición de indicios
de actividades metalúrgicas. Todo lo anterior es
compatible con el surgimiento de autoridades
locales más poderosas, que eventualmente podrían
haber sido representadas en el arte rupestre.
Relaciones a escala intra e interregional
En el cercano valle de Zonda y en torno al tramo
precordillerano del río San Juan se han registrado
antropomorfos similares a los del valle de
Calingasta. A veces se trata de los mismos diseños,
como en el caso de los números 12, 15 y 17 en
el sitio Km 48, de 11 y 18 en un panel vinculado
con manifestaciones Aguada locales de Pachaco,
y 9 y 12 de Los Colorados de Zonda (García,
2018; García & Riveros, 2017). Los sitios Km
48, Km 53 y Los Colorados de Zonda presentan
 García, CUADERNOS - SERIES ESPECIALES 9 (1): 178-195, 2021.
varias formas simples, esquemáticas, con alto
grado de abstracción, que conforman variantes
de los diseños 1 a 10 del valle de Calingasta que
han sido consideradas anteriores a la segunda
mitad del primer milenio DC. En la Sierra Pie de
Palo, a 125 km al este del valle de Calingasta, se
observan diseños similares en algunos sitios. Por
ejemplo, dentro de la gran variedad de motivos
antropomorfos consignados para las quebradas
del Molle Sur y del Molle Norte (Riveros, 2001;
Varela, 2001) se encuentran varios diseños
similares (1, 2, 4, 5, 6, 10, 18, 30) o variantes de
los mismos.
En algunas quebradas cordilleranas del noroeste
sanjuanino, como Agua Blanca y Conconta, se
han observado representaciones antropomorfas
parecidas a algunas de las descriptas, pero esa
información aún no ha sido analizada y publicada,
lo que obstaculiza la realización de comparaciones.
A una escala espacial más amplia, se han
establecido claras relaciones entre algunos de
los antropomorfos locales y otros del Período
de Integración Regional registrados en sitios
del Noroeste argentino (García, 2016). Estas
similitudes abarcan gran parte de la muestra
analizada, ya que involucra por lo menos los
diseños 16, 22-26, 28-32 y 37-39. Los casos más
destacados son cuatro:
a) Los diseños que presentan piernas flectadas
(25, 28), que en general parecen danzantes, son
similares a los que aparecen en sitios como La
Tunita y La Salamanca, en Catamarca (De la
Fuente & Arrigoni, 1975; De la Fuente, Nazar
& Pelli, 2005; Gudemos, 2003; Nazar, De La
Fuente & Gheco, 2014; Nazar, Gheco & Barot,
2012).
b) Las representaciones que evocan a individuos
que portan cabezas en una mano, asociadas con
la idea de la cabeza trofeo o del sacrificador
(diseños 11, 30), aparecen también en sitios
como Cerro Las Marcas (La Rioja) y La Tunita
–Catamarca– (Callegari, Wisnieski, Spengler,
Rodríguez & Aumont, 2009; Llamazares,
1993; Nazar et al., 2012, 2014).
c) Los motivos antropomorfos con características
zoomorfas (32) se observan también en Pozo de
Tusca 2, La Tunita y Pantanito, en Catamarca
189
(Delfino, 1996-1997; Llamazares, 1993; Nazar
et al., 2012, 2014).
d) De la misma forma, los diseños antropomorfos
con penacho (26) y los que presentan silueta
cerrada y vacía (28, 31) aparecen en sitios de
Catamarca como El Overito, Los Antiguos,
Pozo de Tusca 2, La Tunita, Peña del Indio,
Peña Pintada, Suri Potrero y Los Morteros
(Basile, 2012; Basile & Ratto, 2011; De Hoyos
& Lanza, 2000; Korstanje & Aschero, 1998;
Llamazares, 1993; Martel & Escola, 2011;
Nazar et al., 2012).
Indicadores de cronología relativa
Los motivos antropomorfos registrados no
presentan superposiciones que permitan establecer
una cronología relativa, y sólo en algunos casos
la proximidad espacial y las diferencias notables
de pátinas de algunas representaciones permiten
estimar cierto ordenamiento temporal. Estos
casos se encuentran principalmente en los sitios
ubicados al oeste del río de los Patos. Revisados de
norte a sur, el primero que ofrece algunos indicios
sobre el tema es La Alumbrera. Aquí se presenta
una clara relación espacial y temporal entre los
diseños 25, 26, 28 y 38, que aparecen juntos en la
misma roca en dos escenas de baile o procesión,
en uno de los casos posiblemente vinculada con el
deceso del personaje del diseño 38; en otro soporte
se observan pátinas similares entre los diseños 22
y 31.
En el cercano Barrealito 1 las dos representaciones
del diseño 13 se encuentran muy cerca en la
misma roca, pero muestran una importante
diferencia de pátina que no puede ser explicada
por la profundidad de los trazos ni por diferencias
internas del soporte. Es probable, por lo tanto, que
la realización de ambas representaciones tenga
varios siglos de diferencia. De ser así, aquéllas
podrían reflejar la continuidad de un mismo motivo
y de su significado, ya se trate de la representación
de una figura humana genérica o de una que haga
alusión a algún personaje específico, real o del
plano sagrado.
Más al sur, en la cuenca del río Ansilta, Arroyo de
los Peludos 1 es el único sitio en el que aparece
el diseño 21 (en forma de clepsidra). Este diseño
 García, CUADERNOS - SERIES ESPECIALES 9 (1): 178-195, 2021.

está reiterado 4 veces en hilera y en otras dos
oportunidades de manera aislada, pero en todos
los casos los trazos son delgados, poco visibles
y parecen estar erosionados. En los mismos
soportes hay otros diseños (por ejemplo, 6, 9,
10, 11 y 28), pero el 21 es el menos visible, por
lo que se estima que su antigüedad es mayor.
Similares características tienen los trazos de la
figura correspondiente al diseño 1, más finos
que los restantes, con picados discontinuos y
menos visibles, lo que permite sugerir cierta
contemporaneidad con los del 21. Una segunda
relación temporal puede establecerse entre las
representaciones de los diseños 6, 9 y 10, que
presentan pátina más oscura, y las espacialmente
cercanas correspondientes a 17, 31 y 34 (Figura
6, arriba).
Por otra parte, se observa una posible relación
escénica entre representaciones de los diseños
6, 10 y 34, a pesar de la diferencia de pátina
ya señalada, lo que podría estar indicando el
aprovechamiento de motivos previos para formar
una escena que resalta la situación de superioridad
de los nuevos motivos antropomorfos, fáciles
de diferenciar por el tono de sus trazos, por sus
peinados y por sus armas (Figura 3, abajo). En este
caso cabe consignar la imposibilidad de ponderar
los factores naturales de erosión que pueden
actuar de forma variable sobre distintos sectores
del mismo panel y producir una conservación

Figura 6. Diferencias de pátinas entre diseños. Arriba: diseños 6, 9 y

10 (1), 34 (2) y 17 (3). Abajo: diseños 6 y 10 (1) y 34 (2).

190
 García, CUADERNOS - SERIES ESPECIALES 9 (1): 178-195, 2021.
diferencial de los motivos. Si la interpretación
de la secuencia de producción propuesta fuera
correcta, el caso analizado sería un buen ejemplo
del carácter activo y aditivo del arte rupestre,
que muchas veces presenta obras abiertas a la
incorporación de motivos y a la reconfiguración
de sus significados.
Cerca de la desembocadura del río Ansilta en el
de los Patos, sobre la margen izquierda, el sitio
Pico Varas muestra algunos indicios que sugieren
una sincronía entre los diseños 28 y 31, y 32 y 33,
fundamentalmente la cercanía espacial dentro de
los mismos paneles y la similitud de los trazos
(anchos, continuos y de bordes regulares). En
cambio, a pesar de que los trazos son similares
en regularidad, continuidad y ancho, la marcada
diferencia de color (desde un blanco más apagado
a un marrón) reflejaría una mayor antigüedad de 7
y 11 con respecto a 32.
Finalmente, en el sitio más meridional del sector
occidental del valle, los Morrillos de Ansilta, las
figuras humanas sólo se observan en pictografías.
Un estudio reciente sobre el arte rupestre de este
sitio (García, 2020) indica que la antigüedad del
diseño 12 presente en la Gruta 1 podría remontarse
hasta ca. 3400 cal AC, ya que llama la atención su
mal estado de conservación a pesar de encontrarse
en un lugar protegido y en un sitio con excelentes
condiciones de preservación. Por lo tanto se
estima que esta figura podría ser relativamente
contemporánea de otras realizadas en la cercana
Gruta 2, que por su ubicación (y teniendo en
cuenta los fechados realizados por Gambier -1985)
habrían sido producidas entre 260 y 7060 cal AC.
Por su estado de conservación, posiblemente
la edad correcta se encuentre en el tramo medio
de ese período, hacia 3400 cal AC. Por su parte,
la ejecución del diseño 14 sería bastante más
reciente, probablemente hacia 400-500 DC, según
indica su mejor conservación en un lugar más
expuesto y su comparación a nivel regional con el
sitio Los Colorados de Zonda (García & Riveros,
2017), donde su antigüedad fue estimada en ca.
400 DC. El diseño 40 se encuentra en una escena
aparentemente más reciente cuya edad estimada
es de 600-800 DC. En este caso se observan tres
personajes con cuerpo globular, del que salen las
191
cuatro extremidades y, en un par de casos, rayos
de la parte superior. La ubicación del panel en el
techo y la forma circular de los cuerpos, totalmente
novedosa en la zona, sugieren una connotación
astronómica.
Los sitios ubicados sobre la margen derecha
del río de los Patos casi no presentan indicios
cronológicos claros vinculados con diferencias
de pátinas. En Los Colorados es muy difícil
establecer relaciones temporales, en parte debido
a las características de muchos de los soportes,
conformados por areniscas de baja dureza y
propensas a la erosión. No obstante, llama la
atención la notoria diferencia de pátina en la
representación de una cabeza del diseño 35 que
comparte el soporte con otra del 36. Aquella
pátina es más oscura que en los demás casos,
aunque tal diferencia podría deberse a una menor
profundidad de los picados o a variaciones en las
características de ese sector de la roca.
Además de las pátinas, otro elemento que contribuye
a la datación relativa de las figuras antropomorfas
es su asociación con otros motivos. En varias
ocasiones los diseños humanos están vinculados
a motivos que han sido atribuidos al Período de
Integración Regional, como los conjuntos de
oquedades, las figuras pluricéldicas, y algunas
curvilíneas con puntos en su interior (García,
2016). Esta asociación se observa (a nivel de panel
o de sitio) en representaciones de los diseños 16,
25, 26 y 29 en los sitios Pico Varas, Barrealito
y La Alumbrera. Asimismo, en El Leoncito la
mayoría de las cabezas corresponden al estilo de
mascariformes que se habría desarrollado en estas
latitudes sobre ambas vertientes cordilleranas
entre ca. 200 y 700 DC (Schobinger, 1962, 1975,
1988). Cabe consignar la identificación de diversas
modalidades de máscaras (con orejeras, con rasgos
felínicos, con probables bandas metálicas, etc.)
en el arte rupestre del oeste de La Rioja (sitios
Rincón del Toro y Las Marcas – Callegari et al.,
2009; Callegari, Soto & de Acha, 2019) y en
vasijas cerámicas del valle de Ambato, Catamarca
(González, 1998). Las relaciones iconográficas
establecidas vinculan estos casos con la esfera
religiosa Aguada del Período de Integración
Regional.
 García, CUADERNOS - SERIES ESPECIALES 9 (1): 178-195, 2021.
En resumen, si bien las características diferenciales
de los soportes y de los emplazamientos a nivel
intra e intersitio dificultan la datación relativa
de los motivos antropomorfos analizados,
las consideraciones y relaciones espaciales
previamente señaladas permiten sugerir el
siguiente ordenamiento temporal preliminar:
a) A momentos anteriores a la Era Cristiana,
que podrían remontarse varios milenios atrás,
corresponderían los diseños 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8,
12 y 21.
b) Entre ca. 0 y 500 DC habrían aparecido los
diseños 13 y 14.
c) Al Período de Integración Regional (¿ca. 650-
1100 DC?), vinculado con iconografía Aguada,
correspondería la mayor parte de los diseños
identificados: 11, 16, 18, 19, 20, 22-33, 37, 38
y 40.
d) Entre ca. 1100 y 1500 DC habrían aparecido
los diseños 17 y 34, que parecen más recientes
que los anteriores. Y según se observa en la
figura 3, el diseño 34 podría ser más moderno
que el 17.
En este ordenamiento quedan sin asignación
temporal precisa los diseños 9, 10, 15, 35 y 36.
Cabe consignar que a un diseño muy parecido
al 17 se le había otorgado preliminarmente
una antigüedad coincidente con el Período de
Integración Regional en el tramo precordillerano
del río San Juan (García, 2018). Sin embargo,
esta asignación fue realizada en base a un
dibujo publicado, sin poder acceder al sitio o a
fotografías color, y teniendo en cuenta que las
representaciones correspondientes se encontraban
en la misma roca en la que aparecían motivos de
aquel período.
CONSIDERACIONES FINALES
El conjunto de diseños relacionados con la figura
humana en el espacio estudiado es relativamente
diverso, pero cabe destacar que debido al
inevitable sesgo de la muestra las manifestaciones
rupestres de los sitios analizados seguramente sólo
representan una parte del registro potencial de la
zona. El esquema cronológico propuesto sugiere la
aparición de un gran cambio en la representación
de la figura humana. Esta modificación se habría
192
dado en el Período de Integración Regional y
habría consistido en el paso de formas figurativas
abstractas o esquemáticas a otras figurativas
no abstractas. Estas formas son más complejas
y en algunos casos parecen tener una carga
simbólica mayor (como en las representaciones
de personajes jerárquicos o probablemente
vinculados con aspectos rituales o religiosos).
Durante este período, las diferencias locales
mostrarían distintas vías artísticas de transmitir el
mismo mensaje, aunque los cambios formales en
las representaciones también podrían asociarse a
distintos momentos de ejecución (muy difíciles de
determinar) dentro de un largo período de 400 o
500 años.
Algunos datos sugieren que esta complejidad
iconográfica del Período de Integración Regional
no se extendió durante la primera mitad del
segundo milenio DC, ya que los antropomorfos
probablemente correspondientes a esta época
muestran rasgos más simples y son menos diversos
(García, 2018). Igualmente interesante resulta la
ausencia de representaciones humanas asignables
al período incaico (que sí aparecen en el cercano
Valle de Zonda – García, 2018), lo que podría
vincularse con una escasa utilización del arte
rupestre para la difusión de mensajes ideológicos
por parte del estado en el valle de Calingasta.
En definitiva, la organización y secuencia
cronológica propuestas para las representaciones
humanas locales, aunque tienen un carácter
preliminar, suponen un avance concreto en la
sistematización del arte rupestre local. De hecho,
configuran un esquema sujeto a verificación que
representa un punto de partida para la realización
de análisis comparativos y para la articulación de
información a escala regional.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo se realizó en el marco de los
proyectos de CONICET (PIP 2014-16 N°
0640CO) “Ocupación humana prehispánica tardía
y condiciones paleoambientales en la vertiente
occidental de la Sierra Pie de Palo (San Juan)” y
(PUE 2292016010) “Recursos de la provincia de
San Juan: conflictos de uso, peligros y prioridades
de conservación, su estudio a dos escalas”.
 García, CUADERNOS - SERIES ESPECIALES 9 (1): 178-195, 2021.
Agradezco a Anabel Rodríguez, Nadia Rodríguez,
Oscar Damiani, Susana Carrizo, Andrés Kummel
y Oscar Riveros su inestimable colaboración en
las tareas de campo. Extiendo mi agradecimiento
a los evaluadores del manuscrito, por sus valiosos
comentarios y sugerencias.
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