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Historia, 38, diciembre 2016, pp. 13-44.

ISSN 2519-0253

Un megalito grabado en Santa Cecilia


(Yungas paceños)
An engraved megalith in Santa Cecilia
(Yungas of La Paz)

Jédu Sagárnaga - Javier Méncias1

Recibido en: 8.08.2016


Aprobado en: 30.10.2016

Resumen:

El presente artículo describe algunos resultados preliminares del


estudio de un megalito –no reportado– con grabados (petroglifos)
en la zona de los Yungas de La Paz. Mediante el uso de registro
fotográfico y de novedosas herramientas de mejoramiento digital,
se identifican motivos y elementos para, posteriormente, relacionar
sus características con las de otros similares observados en distintos
yacimientos de arte rupestre en las Tierras Bajas. Algunos de estos
motivos son analizados en base a referencias míticas relacionadas
con grupos de tierras bajas para elaborar interpretaciones prelimina-
res sobre su significado.

1 SCIENTIA Consultoría Científica S.R.L. Correos: sagmar@megalink.com; javarq@


gmail.com
14 Historia, 38

Palabras clave: megalito, petroglifos, Yungas de La Paz, mejora-


miento digital, arte rupestre, Tierras Bajas.

Abstract:
This paper describes some preliminary results from the study of
petroglyphs, in a Megalith, found in the area of the Yungas of La
Paz. Using photography in order to record and study the figures, and
incorporating the use of new program applications which enhance
the images and aid in archaeological analysis, different motifs and
common elements, from different locations of Rock Art in Low-
lands, can be identified and related due to its characteristics. Some
of these motifs are analyzed based on mythical references related to
lowland groups, which becomes the basis of preliminary interpreta-
tions of their significance.

Keywords: megalith, petroglyphs, Yungas of La Paz, digital en-


hancement, rock art, Lowlands.

Introducción dios circunscritos a sitios específi-


cos (Estévez, 1992; Rodas, 1996),
Los Yungas paceños se constituyen o patrones de asentamiento (Álva-
en una de las áreas menos aborda- rez, 2005; Di Cosimo y Castellón,
das en la literatura arqueológica bo- 2012). A pesar de ello, son pocos los
liviana, a pesar de los interesantes estudios que hacen referencia a las
hallazgos que se vienen reportando manifestaciones rupestres2 que se
desde la década de los años 1970 encuentran en esta particular zona
(Portugal Ortiz, 1978). Sin embar- geográfica (Portugal Ortiz, 1978; Ál-
go, en los últimos veinte años se varez 2008).
vienen generando varios proyectos
de investigación que abordan Ello es particularmente llamativo
la temática arqueológica desde toda vez que la literatura arqueo-
diversas ópticas como los caminos
prehispánicos (Avilés, 2008; Di
2 Sobre una discusión del término véase
Cosimo y Castellón, 2012), estu-
Méncias, 2010.
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lógica sobre las Tierras Bajas se Balance de los sitios e investigacio-


encuentra plagada de referencias nes de arte rupestre en las tierras ba-
a importantes yacimientos arqueo- jas en Bolivia4
lógicos que contienen este tipo de
evidencia (Rivera y Strecker, 2005). Las referencias sobre petroglifos o
Además, es conocido que los Yun- grabados rupestres en Tierras Bajas
gas paceños se relacionan de mane- se retrotraen a tiempos tan tempra-
ra directa con el Oriente boliviano nos como la época de los viajeros en
al tratarse de una de las principa- el siglo XIX. Entre los más prolífi-
les rutas de conexión entre las dos cos observadores se encuentran el
principales regiones ecológicas que galo Alcide d’Orbigny y el sueco
conforman nuestro territorio (Alti- Erland Nordenskiöld. Del primero
plano y Amazonía). tenemos como uno de sus legados
más reconocidos la útil descripción
En el marco de la supervisión ar- e interpretación que realiza sobre
queológica para la construcción de Samaipata que, a pesar de ser erró-
la carretera Santa Bárbara-Carana- nea5, se basa en un plano6 y des-
vi-Quiquibey3 (encargada por la
Administradora Boliviana de Ca- 4 A pesar que la Sociedad de Investi-
rreteras, y ubicada en las provincias gación del Arte Rupestre de Bolivia
Sud Yungas, Caranavi y Nor Yungas (SIARB) posee un registro de varios
yacimientos rupestres en Tierras Ba-
del departamento de La Paz) du-
jas, aquí nos abocaremos a aquellos
rante el año 2013, fuimos anoticia- que han sido publicados no precisa-
dos de la existencia de un megalito mente por la SIARB sino por inves-
con grabados rupestres –en un pre- tigadores no asociados. Un cuadro de
dio privado de la localidad de Santa los petroglifos y pictografías más rele-
vantes para nuestro estudio se presen-
Cecilia, cerca al municipio de Alto ta en la Figura. 1, al final del acápite.
Beni– cuya descripción llamó nues- 5 Interpretó la roca como un lavadero de
tra atención. En éste artículo pre- oro pues no consideró el marco ritual
sentamos los resultados de nuestra de los motivos representados por con-
siderarlo de difícil explicación.
breve visita a este yacimiento.
6 D’Orbigny, 1945, tomo IV: “(…) el
acucioso naturalista con habilidad
3 A cargo de la empresa accidental AR. delineó un croquis en que marcó el
BOL, bajo la supervisión de la ABC (Ad- emplazamiento de las ruinas, que si se
ministradora Boliviana de Carreteras). lo confronta con el mapa trazado por
16 Historia, 38

cripción sumaria7 que constituyen que resultan de su viaje realizado


una de las primeras investigaciones entre 1908 y 1909 (Nordenskiöld,
científicas del yacimiento. Del se- 2003) y que son mucho más críticas
gundo rescatamos las consideracio- y analíticas.
nes sobre la misma roca esculpida8
Posteriormente, el austriaco Leo
método fotogramétrico en 1970 no re- Pucher de Kroll sería el primero en
sulta tan mal parado (Hoja 6839-III de tratar todo el complejo de Samai-
la Carta Nacional de Bolivia, editada
por el Instituto Geográfico Militar).
pata como no inka (Pucher, 1945a),
Además, como se había provisto de a diferencia de sus antecesores,
cadenas de agrimensor y del material principalmente Nordenskiöld. En
necesario, se abocó a levantar embele- dos visitas, en 1937 y 1944, Pucher
sado el plano pertinente, que con pos-
pudo examinar las ruinas del com-
terioridad incluyó como lámina de su
gruesa obra” (Ponce, 1975: 4). plejo y es a él a quién se deben los
7 En las que identifica las representa- dibujos más completos de los gra-
ciones más importantes como el ado- bados en la roca esculpida hasta la
ratorio, los canales zigzagueantes, la aparición del proyecto de Investi-
serpiente y el ave.
8 Aunque su descripción de los tallados
gación Arqueológica en Samaipa-
es superflua, dado que su objetivo era ta (PIAS) más de 50 años después
recolectar materiales arqueológicos (Meyers y Ulbert, 1997). A pesar de
y artefactos, su mayor aporte en rela- que el autor interpretó el complejo
ción al yacimiento es el de desechar la
como un “templo animístico-tote-
interpretación que D’Orbigny habría
postulado sobre la función del yaci- místico”, en el que las depresiones
miento (como un “lavadero de oro”), serían asientos para las almas de los
señalando que “esto no es posible; la ancestros durante rituales animís-
montaña de Samaipata no puede ha- ticos (Pucher, 1945b), su aporte a
ber tenido ninguna utilidad práctica”
(Nordenskiöld, 2003: 6). Es después
la documentación y registro de los
de una observación minuciosa y un grabados es profuso y valioso, ade-
relacionamiento con las hipótesis de más de haber servido durante dé-
Uhle con relación al culto de los ante- cadas al seguimiento de los mismos
pasados a través de las montañas, que
este autor propone que “la montaña
no se labró atendiendo a un fin prác- zada de la cultura inca frente a la selva,
tico, sino para ceremonias religiosas” una interpretación bastante adelanta-
(Ibíd.: 7), atendiendo el hecho de que da –por la falta de indicadores– aun-
se trataría del último puesto de avan- que a la vez lógica.
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especialmente debido a la alta ero- tugal Ortiz, 1978: 42). Hoy en día,
sión que sufre la roca en detrimento el sitio se conoce como Santa Rosa
de estos motivos. de Quilo Quilo, y su estado de con-
servación es realmente lamentable.
Hacia la década de los años 1920,
el investigador uruguayo Marius La segunda mitad del siglo XX se
Del Castillo (1929) registró por caracteriza por una mayor produc-
vez primera una serie de sitios a lo ción relacionada con la temática del
largo del curso medio del río Beni. arte rupestre; la cantidad de artícu-
Sus descripciones, enfocadas en los arqueológicos que empiezan a
la mayoría de los casos hacia los considerar la temática rupestre9 se
montículos y restos funerarios, nos acrecienta de una manera que hace
acercan a sitios reconocidos como imposible su total seguimiento.
Rurrenabaque, Torewa, Piedra Sin embargo, conocemos algunos
Blanca, el Beu y San Miguel. Sin de éstos –además de las tesis, ac-
embargo, el aporte que se considera tas y publicaciones en formato de
más importante para la presente libro que ya consideran este tópi-
revisión histórica es el registro com- co como el centro mismo de la in-
vestigación, o parte importante de
pleto y sistemático de los petrogli-
ella– que podrían ser considerados
fos en Torewa, San Miguel y el Beu
como trabajos “representativos”,
que realiza Álvarez (2005).
cuya referencia es obligatoria a la
hora de mencionar los anteceden-
Uno de los investigadores con apor-
tes más importantes del estudio y
tes más interesantes –y tempranos– análisis rupestre en Tierras Bajas.
en Tierras Bajas es precisamente Al respecto, un buen documento
Pucher de Kroll quién, para 1936, de apoyo lo constituye el trabajo de
informaba sobre el hallazgo de recopilación realizado por Rivera y
vestigios arqueológicos en una de Strecker (2005).
las laderas del río Kellkata (en la
provincia Nor Yungas del departa- Sin duda alguna, varios de los tra-
mento de La Paz). Dicho hallazgo bajos más novedosos en su época
versaría sobre un bloque de granito son el resultado del interés alemán
con petroglifos antropomorfos, zoo-
morfos (serpentiformes) y geomé- 9 Principalmente a partir de la creación
tricos (Pucher, 1936 citado en Por- de la SIARB.
18 Historia, 38

por realizar un programa de estudio Como parte de las publicaciones


de la historia prehispánica de Bo- que realizó el Instituto Nacional de
livia contemplando una amplitud Arqueología (INAR) en el período
cronológica y espacial que cubriera comprendido entre inicios de los
altitudes geográficas lejanas a los años 1970 y 198010, el investigador
focos de investigación “clásicos” Jorge Arellano –junto con Danilo
(es decir, desligada de la problemá- Kuljis y William Kornfield– pu-
tica Tiwanaku). La primera etapa blicó los resultados del registro y
de este plan contempló el viaje de documentación de las pictogra-
Hermann Trimborn y su equipo en- fías del cerro Banquete, realizados
tre 1955 y 1956 (cuyos resultados se por ellos en el año 1975 (Arellano,
reflejan en Trimborn (ed.), 1959), Kuljis y Kornfield, 1976). En este
con una segunda visita del investi- trabajo, los autores presentan una
gador, acompañado por el Dr. Mü- evaluación clara del estado de con-
ller-Beck, en el año 1960 (Trimborn, servación, técnica, ubicación, dis-
1967c). El objetivo de ambas visitas posición, cuantificación y probable
fue el estudio sistemático y compa- tipología de los motivos pictográ-
ración de referencias anteriores de ficos11. Además, se observa un cre-
la roca esculpida de Samaipata, jun- ciente interés por la materia prima
to con sus alrededores y materiales empleada en la pintura así como
arqueológicos asociados. Sin duda, por las particularidades paisajísticas
de ambos documentos es el segun- que circundan el yacimiento y la re-
do –del año 1967– el que se cons- lación de la evidencia con contextos
tituye en el estudio más completo
de los grabados existentes en esta 10 En 1974 aparece el primer boletín de
roca, tanto por el desgaste de los difusión con el rótulo “Nueva Serie”
motivos que actualmente observa- bajo los auspicios del entonces Centro
mos y que él pudo documentar en de Investigaciones Arqueológicas en
Tiwanaku (CIAT).
un buen estado, como por sus valio-
11 Agrupados en antropomorfos, zoomor-
sas interpretaciones relacionadas al fos, fitomorfos y simbólicos o geomé-
conjunto rupestre y a cada motivo tricos. Entre ellos resaltan personajes
en particular, dotando a Samaipata antropomorfos con adornos en la ca-
de una visión holística y completa beza, aves, líneas de puntos y líneas
quebradas representando probables
en el análisis simbólico, funcional y serpientes (Arellano, Kuljis y Korn-
arquitectónico. field, 1976: 26-33).
Sagárnaga - Méncias 19

de excavación. Finalmente, reali- cos, los metales y el Arte Rupes-


zaron un reconocimiento en áreas tre). En cuanto al arte rupestre se
vecinas mediante el cual pudieron refiere, su indagación bibliográfica
registrar los yacimientos de picto- nos remite tanto a los petroglifos
grafías de Motacú (sitio 8043032)12, hallados por Pucher (1936) y cita-
San Sabá (sitio 8043033)13 y San Mi- dos arriba, como a los grabados re-
serato (sitio 8043034)14. feridos por Kempff Mercado en la
provincia Ñuflo de Chávez (Santa
En el año 1978 se publica una de Cruz) en el yacimiento “Corral de
las primeras investigaciones de te- Piedra” (Kempff, 1943; ambos cita-
sis que tomaría como problemática dos en Portugal Ortiz, 1978:42-43).
la evidencia arqueológica de una Lastimosamente, el autor no llega
región claramente delimitada. En a realizar un relacionamiento entre
La Arqueología de la Región del Río los materiales estudiados por él y el
Beni, el investigador Max Portugal arte rupestre al que hace referen-
Ortiz15 realiza un esbozo bastan- cia, sin dedicarse tampoco a buscar
te comprensible y detallado de la y estudiar otros yacimientos.
ocupación humana prehispánica
en la región a partir de evidencia Aunque la producción científica re-
tan variada como la geomorfolo- lacionada con el arte rupestre parece
gía, la transformación del paisaje, ser, a primera vista, escasa durante la
la lingüística, la antropología y los década de 1980, ello se debe –como
materiales arqueológicos (entre los podremos ver más adelante– al he-
que se cuenta la cerámica, los líti- cho de que toda una nueva genera-
ción de “rupestrólogos” se gestaba
alrededor del proyecto denominado
12 Cuyos motivos resaltantes son insectos. “Sociedad de Investigación del Arte
13 Cuya denominación es Kiroca. Des-
Rupestre de Bolivia” y a la separa-
tacan las figuras de ñandús y la repre-
sentación de una mano impresa (que ción, por parte de los investigadores,
en ese entonces era la primera conoci- de los yacimientos más conocidos,
da en Bolivia). generando nuevas exploraciones
14 Donde resaltan la representación es- con la subsecuente documentación
tilizada de una tortuga y dos figuras
y registro de nuevos yacimientos. A
antropomorfas.
15 Documento con el que obtuvo la li- pesar de ello, es durante esta déca-
cenciatura en Historia. da que se genera la primera publi-
20 Historia, 38

cación de investigación en formato Aunque el mayor aporte del autor es


de libro que nos presenta, inmerso intentar asociar las imágenes obser-
en el título, el tópico rupestre. Es así vadas a desarrollos culturales cono-
que el libro de Jürgen Riester deno- cidos mediante la etnografía, a partir
minado Arqueología y Arte Rupestre de la iconografía presente en artefac-
en el Oriente Boliviano (1981) inau- tos que él pudo conocer y analizar,
gura una nueva era en los estudios el mismo no puede sustraerse a pro-
arqueológicos relacionados con evi- poner insistentemente una función
dencia y representaciones rupestres religiosa o de culto a las mismas (Ver
en contexto, además de explotar la Figura 1).
poco conocida veta arqueológica del
Oriente Boliviano. Es interesante En el año 1997, la revista interna-
observar que de esta extensa obra, cional Tawantinsuyu, especializada
un capítulo titula “Pinturas y Graba- en estudios con la temática inka,
dos Rupestres en el Oriente Bolivia- publica un artículo de Albert Me-
no” por lo que se comprenderá que yers y Cornelius Ulbert de especial
una revisión a detalle sería por de- interés para la historia de la investi-
más extensa16. Como el mismo autor gación en Samaipata. Tanto los tra-
señala: “Durante mi primera estadía bajos de excavación y conservación
en el Oriente Boliviano (1963-1966) como los trabajos de limpieza del
pude visitar nueve lugares diferen- proyecto les permitieron realizar
tes para registrar pinturas y graba- una serie de mapas topográficos y
dos rupestres” (Riester, 1981: 132), planimetrías detalladas no sólo de
quedándose en algunos casos entre la roca grabada superando de esta
dos y tres días en cada yacimiento. manera las elaboradas por Pucher
(1945a y b) sino del complejo en
16 Baste señalar para los fines del presen- su conjunto, resultando en la visión
te artículo que casi todos los yacimien- que hoy día tenemos de él, y permi-
tos son de grabados rupestres; sus
tiendo a los investigadores actuales
motivos presentan similitudes con los
que detectamos en la Roca de Santa delimitar las áreas funcionales del
Cecilia y, principalmente, los sitios de mismo a partir de una visión exten-
Piedra Marcada, Pope Sántosch, Ro- dida hacia sus áreas anexas. Para el
boré, Santiago de Chiquitos y Yotaú año 2002, se genera la primera tesis
de Guarayos (este último en especial)
académica que abarca la temática
contienen motivos similares a los que
nosotros observamos. rupestre como eje central de inves-
Sagárnaga - Méncias 21

tigación. A pesar de que su objetivo de analizar “el proceso histórico


de investigación no fue el de reali- de formación de entidades sociales
zar una interpretación iconográfica desde la evidencia arqueológica y
de los grabados, la investigadora So- los documentos históricos, así como
nia Avilés considera en este trabajo la reconstrucción de la historia de
la posibilidad de realizar un proce- los pueblos étnicos de la zona” (Ál-
so de conservación y restauración varez, 2005: 1), tomando las mani-
en la roca esculpida de Samaipata festaciones rupestres como uno de
que ayude a la preservación de los los ejes principales de evidencia
mismos, mediante la aplicación de relacionadas a la administración del
nuevos productos químicos y nue- medio geográfico en tanto huellas
vas técnicas de consolidación dise- de la sedentarización y adaptación
ñadas específicamente para el tipo de grupos de cazadores y agriculto-
de roca (arenisca altamente porosa) res incipientes de ascendencia pro-
del “templo” (Avilés, 2002).
to-arawak. La metodología sistemá-
tica empleada por la investigadora
El año 200517 reviste especial im-
para la documentación y registro de
portancia en la historia de la inves-
la evidencia rupestre nos permite
tigación rupestre pues es cuando se
acceder a un invaluable archivo de
presente la primera tesis de inves-
tigación que considera un amplio 12 sitios con petroglifos, tres de los
tratado del fenómeno rupestre de cuales son situados en la denomina-
una región específica. Bajo el título da Área arqueológica San Miguel.
Evolución del Asentamiento Huma- La autora revisita y menciona los
no en el curso medio del Río Beni, la trabajos de investigación realizados
investigadora Patricia L. Álvarez en los sitios rupestres Beu (tam-
realiza un extenso levantamiento bién llamado Retama [Del Castillo,
de información en la región situa- 1929]), Torewa, San Miguel y Susi18
da entre la Serranía del Susi y la (Hissink, 1968; Strecker, 1996).
Serranía del Beu con el objetivo Además, amplía los estudios en: a)
San Miguel dividiendo el sitio en
17 El año 2009, la misma investigadora
trata varios de los sitios del año 2005 18 Situado muy cerca a Rurrenabaque.
en su tesis Regresando a Caquiahuaca. Presenta los grabados de un par de
La reconstrucción del territorio tacana en serpientes con rasgos curvilíneos, un
el norte de La Paz, Bolivia. elemento fitomorfo y uno circular.
22 Historia, 38

tres unidades19 (la tercera parcial- Una de las últimas investigaciones


mente observada por Del Castillo publicadas sobre temática rupestre
1929), b) Torewa (al que denomina son las memorias del I Congreso
Arroyo Torewa Chico20) y c) Beu21 de Arqueología de Bolivia realiza-
(1, 2, 3 y 4). Finalmente, enriquece do en el año 2004– que, bajo el tí-
el conocimiento de manifestaciones tulo Arqueología de las Tierras Altas,
rupestres en la región con la docu- Valles Interandinos y Tierras Bajas de
mentación de los sitios Chepete22, Bolivia (2008), fueron editadas por
Sama23 (1 y 2) y Naranjani. Claudia Rivera. Esta obra presenta
los trabajos de distintos investiga-
dores relacionados con la praxis ar-
19 Donde resaltan los elementos geomé- queológica en Bolivia y, por ende,
tricos lineares, circulares, espirales y
se constituye en el reflejo de la
serpenteantes.
20 En el que predominan elementos dirección de las investigaciones ar-
geométricos y serpenteantes. queológicas que, hasta ese momen-
21 Beu I “(…) compuesto por un enorme to, se venían realizando en nuestro
bloque de arenisca gris que presenta territorio. Entre los aportes relacio-
cuatro paneles grabados con múlti-
ples motivos zoomorfos y espirales”
nados a la temática rupestre de Tie-
(Álvarez, 2005: 75), Beu 2 “grabado rras Bajas se presenta el trabajo de
sobre un bloque grande de arenisca Álvarez (2008) relacionado al arte
gris y presentas tres espirales bien rupestre del río Beni24.
conservadas” (Ibíd.: 76), Beu 3 expo-
niendo “una representación antropo-
morfa de casi tres metros de alto que Casi finalizando este breve recuen-
sólo se observa cuando el río llega a to debemos citar el libro Cuatro
sus niveles más altos ya que el panel Viajes a la Amazonía Boliviana de la
se encuentra con una inclinación de investigadora rusa Vera Tyuleneva
45º aproximadamente” (Ibíd.: 77) y
Beu 4 con un grabado circular.
(2010). Esta obra, que aborda la evi-
22 De una roca grande con un panel com- dencia arqueológica y etnohistórica
puesto por líneas y puntos. a partir de herramientas etnográfi-
23 Con Sama I conteniendo “innumera- cas poco comunes, dedica su primer
bles representaciones de espirales y lí-
capítulo (“Prospección arqueoló-
neas serpenteantes muy erosionadas”
(Álvarez, 2005: 74) y Sama II con un
motivo geométrico lineal y la posibi- 24 Es un resumen de su tesis de investi-
lidad de mayores representaciones de gación tratando los sitios de petrogli-
espirales y líneas onduladas. fos del Susi, Chepete, Sama y Beu.
Sagárnaga - Méncias 23

gica y nuevos hallazgos de arte ru- rupestre en la provincia Nor Yungas.


pestre en los departamentos Beni Entre los principales se encuentran
y Pando, Bolivia. 2004”) a la docu- los de Santa Rosa (los petroglifos
mentación y registro de petroglifos del río Vayetón) y La Cascada en el
muy similares a los observados por municipio de Alto Beni27.
Riester (1981) en la región25, y nos
permite un acercamiento a la per- Finalmente, en el año 2015, la
cepción del significado de los mis- SIARB ha realizado la publicación
mos desde la particular percepción de un importante volumen titulado
de la autora. Arte Rupestre de los Valles Cruceños.
Baste decir que este extenso tra-
Producto de un trabajo de diez años bajo de compilación y presentación
de investigación, aunque breve para de algunos nuevos datos acerca del
nuestro gusto, es la información arte rupestre de la región presenta,
que proveen los autores Patrizia Di en muchos casos, similitudes muy
Cosimo y William Castellón (2012) llamativas con los motivos que pre-
en el opúsculo Caminando por anti- sentamos a continuación.
guas y nuevas rutas: 10 años del proyec-
to Takesi en el Sud Yungas de La Paz. La roca megalítica de Santa Cecilia
En él presentan el “Mapa” de Pasto
Grande (prov. Sud Yungas, La Paz), La roca se encuentra ubicada en la
una roca grabada que presenta petro- zona denominada “Santa Cecilia”28,
glifos elaborados mediante incisión26. dentro del municipio de Alto Beni,
Por nuestra parte, desde el año 2010 provincia Caranavi29, en el Departa-
venimos conociendo algunos yaci-
mientos que contienen evidencia
27 También reconocidos en el marco del
proyecto de construcción de la carrete-
25 La autora visita y registra los yaci- ra Santa Bárbara-Caranavi-Quiquibey.
mientos de Cachuela Chocolatal (con 28 Lote Nº 17, de propiedad del Sr. Fidel
profusión de círculos concéntricos con Marca.
punto y espirales), Cachuela Carmen 29 Una región con interesante evidencia
en Río Negro y los petroglifos del río arqueológica, refrendada por la pre-
Iténez. Además, hace referencia a los sencia de un improvisado museo cer-
petroglifos del río Abuná. cano a la población principal, registra-
26 La mayoría de ellos líneas rectas y en- do por nosotros el año 2010 (Sagárnaga
trecruzadas entre sí, además de cúpulas. y Maldonado, 2014).
24 Historia, 38

mento de la Paz. Se accede a la mis- digitalización de los grabados que


ma por un camino de tierra que bor- la roca presenta.
dea y cruza varias serranías (Figura
2). Se trata de un megalito (5,20 m Herramientas aplicadas al registro e
de largo, 3,50 m de ancho y 2,70 m identificación de los grabados
de altura) de arenisca marrón-rojiza
que parece ser característica de los Actualmente, las herramientas apli-
afloramientos rocosos de la zona. cadas al registro de arte rupestre
Emplazada sobre la cima de una son tan variadas que podemos ele-
pequeña colina, probablemente un gir desde una cuadrícula de cordel
montículo ocupacional30 cuya baja empleada para el dibujo a escala,
visibilidad no permite reconocer hasta el escáner láser 3D. Aunque
otros rasgos arqueológicos en su- la mayoría de los investigadores se-
perficie, dentro de la serranía mayor ñala, con razón, que el dibujo sigue
de Marimonos, está circundada por siendo la mejor técnica, también es
flora arbórea alta característica de verdad que el mismo toma tiempo,
la zona y posee una fuente de agua convirtiéndose éste en un elemen-
(arroyo) a 20 metros de distancia31. to que el arqueólogo, en visitas de
campo en las que debe recorrer
Conocer este megalito con tantos cientos de kilómetros, no puede
grabados fue una sorpresa para no- desperdiciar. Además de ello, es
sotros que no teníamos los instru- cada vez más aceptada la idea de
mentos especializados para su exa- que se puede generar registros mu-
men, por lo que únicamente pudo cho mejores luego de un tratado
realizarse un registro fotográfico del digital minucioso del catálogo de
mismo que, sin embargo, nos ha imágenes resultantes a partir de la
permitido aplicar novedosas herra- aplicación de tecnología al alcan-
mientas para la identificación y la ce de cualquier investigador: para
nuestro caso, una cámara digital.

30 Como suelen presentarse en tierras Una vez que conocimos el petrogli-


bajas. fo y munidos solamente de la men-
31 Una característica fuertemente relacio- cionada cámara y una cinta métrica,
nada a la presencia de arte rupestre en
Tierras Bajas es el acceso a fuentes de
nos dispusimos a realizar el registro
agua mínimamente semi-permanentes. de la roca. La metodología se basó
Sagárnaga - Méncias 25

en la toma de imágenes por líneas embargo, al no obtener productos


paralelas o transectos, cubriendo suficientemente satisfactorios deci-
vistas de 1 metro por toma, para la dimos aplicar una herramienta que
formación posterior de un mosaico en los últimos años ha ido ganando
con la yuxtaposición de las tomas. adeptos por sus sorprendentes re-
Está por demás señalar que de las sultados: la extensión decorrelation
varias tomas de la roca realizadas por stretch34 de Image J, desarrollada por
transectos, sólo algunas nos sirvie- Jon Harman.
ron para armar mosaicos de las dos
caras principales: la superior (Figura Aunque originalmente este método
3) y la Noreste (Figura 4). Por todo fue desarrollado para ser aplicado
lo anterior, estamos conscientes de en pictografías (Harman, 2005), pu-
que nuestro registro dista de ser to- dimos verificar su utilidad aplicán-
tal, aunque –dadas nuestras posibi- dolo en evidencia diversa con fines
lidades– resultó suficiente para una experimentales35. Es por ello que,
primera etapa de estudio. debido a la posibilidad de obtener
mejores tomas, sometimos a las fo-
Obtenidos los mosaicos, se pro- tografías a un proceso de filtrado
cedió al tratamiento digital de las con excelentes resultados, como
composiciones32 de manera que puede verse en la figura 6. Contan-
las imágenes resultantes nos per- do con las tomas correctas que sir-
mitieran reconocer algunos de los vieron para contrastar las imágenes
principales motivos y elementos de ambas caras con los motivos de-
que la roca exhibe. En una primera tectados previamente, procedimos
instancia, se optó por convertir las al dibujo –mediante vectores– de
fotografías a distintos espacios de los elementos grabados (Figura 7),
color (CMYK y escala de grises) y logrando resaltar algunos motivos
proceder con la manipulación de que no se apreciaban en las imáge-
los valores en Canal Lab “a”, his- nes originales (Figura 8).
togramas separados, en curvas y en
34 Más conocida como DStretch.
el brillo/contraste33 (Figura 5). Sin
35 Especialmente útil en el reconocimien-
to de pigmentos perdidos en cerámica,
32 En el software Photoshop de Adobe. decoración de torres funerarias pintadas
33 Como lo recomendaran Mark y Billo y en trazos de grabados y pigmentos
(2002) para el caso de petroglifos. irreconocibles cerca a pictografías.
26 Historia, 38

Motivos identificados nas flexionadas) recuerdan a los


batracios representados en otros
Los motivos reconocidos se ordenan lugares. Además, se han detecta-
en cuatro paneles naturales (delimi- do otros grupos de motivos que se
tados por facetas de la roca), y están presentan en porcentajes mínimos.
compuestos principalmente por mo- Finalmente, algunos de ellos con-
tivos zoomorfos (n=15), fitomorfos forman escenas relacionando ele-
(n=3), antropomorfos (n=5) y geomé- mentos antropomorfos con elemen-
tricos (n=16)36. Los mismos han sido tos zoomorfos (Figura 11), aunque
elaborados en 3 tipos de técnicas en general, todos los motivos pare-
distintas, cuyas variedades se evi- cen relacionarse de alguna manera
dencian solamente en la cara frontal desde la vista del conjunto38, por lo
(como se aprecia en la Figura 9): que dichas escenas no se encuen-
tran totalmente aisladas.
1. Mediante incisiones gruesas y pro-
fundas de un promedio de 2 cm de Mitos e historias relacionados con mo-
grosor y 0,5 cm de profundidad37. tivos antropomorfos y zoomorfos
2. Mediante desgaste por abrasión.
3. Mediante percusión.
Los mitos e historias están inva-
riablemente relacionados a la cos-
Un recuento de los mismos (Figu-
movisión de los pueblos que los
ra 10) nos muestra una clara pre-
generan. Antropológicamente, re-
dominancia de motivos zoomorfos
conocemos que esta cosmovisión
(especialmente aquellos que se
es la manera en la que se expresa el
asemejan a ofidios) y geométricos
entendimiento de un grupo huma-
(de formas circulares y elipses).
no sobre el mundo que lo rodea, al
Incluso aquellos que consignamos
articular todo en un discurso mítico
como antropomorfos (con las pier-
que busca explicar los fenómenos
que conforman su realidad. Los mi-
36 Aunque los motivos fitomorfos y otros tos, como unidad micro dentro del
que identificamos como “emblemas”
discurso macro, contienen aquellas
se presentan en menor proporción.
37 Siendo las probablemente más anti-
guas de hasta 3 cm de grosor, inclu- 38 Excepto las huellas de pies que se en-
yendo aquellas de la cara superior de cuentran en uno de los extremos de la
la roca. roca sin cercanía con otros motivos.
Sagárnaga - Méncias 27

verdades que los pueblos conside- Entre los actuales grupos indíge-
ran “fundamentales” y que de esta nas del departamento de Santa
manera conforman el conjunto de Cruz, especialmente dos de ellos,
historias que refieren a las vivencias los Chiquitano y los Izozeño-Chi-
riguano, conocen el símbolo de la
de los héroes que existieron en el
víbora y la relacionan con el agua.
inicio de los tiempos. Así, para el Chiquitano, el dueño
del agua (el amo), el Hichituúsch,
Según Drakic “Para las sociedad se presenta en forma de víbora.
indígenas de tierras bajas los mitos (…) Sólo el cheéseruch, el chamán
se articulan a la vida social, a los Chiquitano, puede entrar en con-
rituales, a la historia, a la filosofía tacto directo con el amo del agua y
propia del grupo con categorías pedirle el bienestar de la gente (…)
de pensamiento elaboradas local- El otro grupo, los Izozeño-Chiri-
mente que resultan en peculiares guano, guaraní-hablantes, conocen
maneras de concebir a la persona igualmente el motivo de la víbora.
humana, tiempo, espacio y cos- Uno de los seres más poderosos es
mos” (s/f: 4). mboi-tumpa. Mboi significa: víbo-
ra; Tumpa: Dios.
Mucho se ha tratado en antropo- … Además Mboi-tumpa, que tie-
logía hasta el momento sobre la ne su morada en el agua, tiene el
relación de motivos y elementos poder de hacer de un Izozeño, un
zoomorfos e hídricos con principios ipaye, es decir un chamán. Los
vitales o de reproducción, por lo que han recibido de Mboi-tumpa
la fuerza específica de ser un ipaye
que extenderse sobre ello signifi-
son considerados como los ipaye
caría un estudio aparte. Sin embar- más poderosos del grupo. Queda
go, queremos rescatar aquí algunas como tarea obligatoria del ipaye
consideraciones que otros autores relacionarse con Mboi-tumpa. (…)
han tenido a bien realizar: … Además los Izozeño ubican la
morada de Mboi-tumpa en un
… Según la interpretación de los cerro, una serranía o una piedra
Chiquitano de Taperas de San enorme, gigantesca. (…) (Riester,
Juan o de San José de Chiquitos, 1981: 219-220).
las impresiones de pie tienen que
ver con el dueño de los animales Un caso interesante de la probable
(henaschichti, en chiquito) (Riester,
unión entre la tradición oral y algu-
1981: 162).
28 Historia, 38

nos motivos rupestres –especial- Para los Guaraníes, del firmamento


mente zoomorfos– se genera, para bajó Ñandú-Tumpa (Dios Ñandú)
algunos investigadores, en el sector y comenzó a llevarse a los niños al
oeste de la roca esculpida de Sa- cielo, justo en ese momento los pa-
dres corrieron a ver qué sucedía y
maipata. Según el relevamiento de
sólo pudieron alcanzar una uña de
los mitos de grupos yuracarés –ori- la pata del Ñandú; a partir de la uña
ginarios de la región– realizado por del Ñandú, nació el maíz (Ibíd.: 5).
el investigador Danilo Drakic (s/f),
algunos de los motivos presentes en Entre otros grupos, los ayoréos
la roca podrían ser mejor interpre- creen que la transformación del
tados desde la óptica “mitológica”: chaman en jaguar y serpiente tiene
como objeto producir enfermedad
En el mito de origen de los Yura-
y matar, pues estos animales son
carés aparece una Serpiente gran-
los únicos que poseen el poder y
de asociada al agua y la piedra,
también hablan de la madre de los la fuerza para hacerlo. Sin embar-
jaguares que está relacionada go, a decir del autor, el mito que
a su discurso mitológico de los tiene mayor distribución en toda
orígenes. Ellos asocian al jaguar la Amazonía, con variaciones en
con la luna y la noche (Drakic, cuanto a nombres y características
s/f: 4). de acuerdo al lugar o cultura, es el
de la serpiente gigante o Jichi. En
En la visión de otros grupos, señala él se refiere a la gran anaconda ma-
que: dre –o Gran Anaconda Viajera para
Antes de la llegada de los Jesuitas, los uitoto de Colombia (Urbina,
los Piñocas conocían al dios Ñan- 2004)– que llevó en sus espaldas a
dú de la constelación astral, al que
los primeros hombres a través del
adoraban y realizaban sus ofren-
río Amazonas hasta llegar a tierras
das. Creían que al momento de
morir, el dios Ñandú les enviaría más altas donde pudieran “hacer
un pájaro grande para elevarlos y cultura”, para luego convertirse en
guiarlos por sobre los obstáculos, una piedra gigantesca, o en algu-
hasta llegar a él. Así los acogería nos casos segmentarse y generar
bajo sus alas, para que no sufrie- los primeros pueblos (usualmente
ran más y queden a su amparo por representados como rostros). En
toda la eternidad (Ibíd.: 5). este mito, los primeros hombres
Sagárnaga - Méncias 29

también dejaron sus huellas –pisa- la subida al paso, por la ladera que
das– en piedra, conforme se distri- cae al lecho de uno de los arroyue-
buyeron en el mundo. los, llamado “la huella de Dios”
(o “el pie de Dios”, Jeni-si’ yuj o
Las huellas y pisadas siempre han Dojity-si’ yuj), por haberse encon-
sido consideradas parte constitutiva trado en su orilla una piedra del
de la mayoría de los mitos más im- mismo nombre.
Esa piedra, en la cual una hendi-
portantes pues se presentan como
dura era, para la tradición chima-
la evidencia que sustenta –muchas ne, la huella que el creador había
veces– el paso de un héroe mítico dejado al pasar por ahí, quedó en-
por un camino o senda especial- terrada (...) (Daillant, 1997: 54).
mente significativos para el grupo
que relata dicho mito. Desde regio- El trayecto al que se refiere esta au-
nes como el área circum-Titikaka39, tora40 se encontraba en la serranía
distintos grupos han identificado de Marimonos, en la que se halla
estas “estampas de pies”. Por cer- nuestra roca, y llevaba a un paso
canía cultural nos interesa, espe- donde hasta hace pocos años en
cialmente, un relato proporcionado 1996 existía una serie de petroglifos
por los tsimanes, o chimanes, de la con motivos predominantemente
región del Beni (y recopilado por antropomorfos (principalmente vul-
Daillant, 1997) sobre una senda –ya vas). Según la mitología de los chi-
inexistente por acción de derrum- manes, dichas vulvas son el recor-
bes– denominada “El camino de datorio de que allí parió la mujer de
Dios” al margen izquierdo del río dios y el resultado fue el nacimien-
Pachene: to de una salina cercana que ellos
Cargando sus ollas de barro, pro- consideran el centro del mundo, de
seguían por la senda que iba bor- la cual mana un flujo de agua sala-
deando, de este mismo lado, has-
da a través de una pequeña poza.
ta el primer codo del río, donde
desembocan dos arroyuelos. Ahí La limpieza ritual del conjunto de
(a aprox. 320 m.s.n.m.) se dejaba vulvas y de la poza (comparada con
la orilla del Pachene y empezaba una vagina) permitiría el flujo del
“líquido amniótico” (agua salada)
39 Consúltese las referencias a las huellas
de Tunupa en la crónica de Ramos Ga- 40 Basada en un breve informe realizado
vilán (1976 [1621]). por Hissink en 1955.
30 Historia, 38

que cristalizaría en sal, uniendo de Elena, Boopi, Inicua y Quiquibey


esta manera el paso geográfico y la hasta lo que hoy es la población de
salina. De esta manera, esos petro- Rurrenabaque. Algunas fuentes los
glifos constituían un recordatorio y mencionan juntamente con el pue-
blo tsimané o chimán, debido al
un marcador geográfico para encon-
parentesco verificado entre los dos
trar la salina. pueblos” (Von Stosch, 2014: 39).

Al respecto del origen de las muje- Este parentesco habría generado,


res, estudios sobre la mitología chi- según nuestras revisiones bibliográ-
mane, realizados por especialistas, ficas, que los mitos de ambos pue-
han recopilado importantes datos. blos sean bastante similares; ade-
Es el caso de Riester (1993) quien más, sus comunidades comparten el
reunió variados relatos mitológicos hecho de asentarse a orillas del río o
en los que se muestran elemen- de sus brazos laterales para garanti-
tos de la naturaleza que antes fue- zar el acceso al agua potable.
ron mujeres, entre ellos los sapos
(okuko) que Upitok (amo del agua) Pero los grabados de la roca de San-
cuidaba; Upitok transformó a las ta Cecilia no sólo deben interpre-
personas porque se reían de Duik. tarse desde el punto de vista de la
Los medicamentos antes fueron cosmovisión de los grupos locales.
tres mujeres que curaron a Duik, Un aspecto que no podemos perder
y para que los chimanes se benefi- de vista es que las vías de comuni-
cien de su fuerza, las transformó en cación en Tierras Bajas eran sobre
un árbol –que huele a canelón–, en todo fluviales, llegando incluso a
tabaco y en un bejuco, que son los construir canales que ya reportó el
remedios más importantes. jesuita Francisco J. Eder misionero,
que, en 1772, escribió la Breve Des-
Específicamente en la región de Alto cripción de las Reducciones de la Com-
Beni, von Stosch sostiene que la po- pañía de Jesús de la Provincia del Perú
blación originaria se hallaba compues- Conocida como de Mojos. Más tarde,
ta principalmente, por mosetenes: entre los años 1960 y 1990, Kenneth
Lee describió y estudió en profun-
“Sus integrantes vivían como ca-
didad estas construcciones que le
zadores itinerantes en la región de
llevaron al convencimiento de que
los ríos Beni entre Cotajes y Santa
Sagárnaga - Méncias 31

eran culturas hidráulicas las que se Conclusiones e interpretaciones


habían asentado en esta zona. Bajo preliminares
estas premisas, y tomando en cuen-
ta que la mayoría sino todos los pe- El mejoramiento digital de imáge-
troglifos se encuentran asociados a nes ha probado ser una herramienta
cursos de agua, es probable que muy útil al momento de reconocer
sean indicadores de rutas fluviales motivos y representaciones rupes-
y que los motivos grabados estén tres, especialmente en casos en los
indicando cierto tipo de recursos que el registro se basa en fotogra-
asociados con las distintas zonas, fías frente a la falta de tiempo para
en base al conocimiento geográ- realizar registros más completos. En
fico y ambiental que los grupos este aspecto, referido específica-
prehispánicos poseían desde el mente a nuestro caso, la extensión
pasado. DStretch® de Java© ha sido es-
pecialmente fructífera, aunque su
También nos atrevemos a decir que desarrollo ha sido pensado para la
algunos motivos, como los “emble- aplicación en pictografías y no así en
mas” (Figura 10) recuerdan íconos petroglifos. Sin embargo, creemos
andinos (suponiendo su adición que la experimentación con esta he-
posterior, o copia por parte de grupo rramienta encierra un alto potencial
locales). Particularmente algunos en el registro futuro de yacimientos
de ellos parecen tokapus, y el em- rupestres que son visitados por cor-
blema de líneas horizontales inclu- tos períodos de tiempo.
so podría referir a terrazas agrícolas,
que precisamente desarrollaron en Es gracias a la aplicación de la men-
la zona grupos como los inkas, tras cionada herramienta que podemos
su penetración y explotación de asegurar que el megalito grabado
productos como la coca. de Santa Cecilia responde a las ca-
racterísticas de la mayoría de las
manifestaciones rupestres reporta-
Asimismo, la escena 1 (Figura 11)
das en Tierras Bajas (petroglifos41
recuerda composiciones de tejidos
andinos. Puede tratarse de conver-
gencias pero también de influen- 41 Pocos yacimientos de pictografías han
sido reportados en Tierras bajas con
cias, aunque sean indirectas. relación con la cantidad existente en
Tierras Altas.
32 Historia, 38

con motivos zoomorfos y geométri- to “humano”, representado por las


cos elaborados por incisión gruesa y huellas de pisadas y las escenas que
profunda), por lo que se enmarcaría mezclan elementos zoomorfos y an-
dentro de esta “tradición” particu- tropomorfos, entre las que la pesca
lar de la región. Sin embargo, tene- podría juzgarse como un elemento
mos razones para pensar que tam- “cultural”.
bién podría reflejar algún contacto,
aunque sea indirecto, con grupos Lo anterior se ve reforzado por la
de Tierras Altas. Además, los moti- presencia de motivos geométricos
vos que presenta son recurrentes en que redundan sobre principios afi-
yacimientos conocidos (espirales, nes a los elementos naturales an-
círculos, volutas, anfibios y ofidios). teriormente citados: es aceptada
por toda la academia que la idea
Mediante la recuperación de mitos abstracta de las espirales y círculos
orales de pueblos de Tierras Bajas concéntricos contiene un significa-
hemos logrado acercarnos un poco a do fuertemente relacionado con los
la probable significación de los mo- fenómenos observados en cuerpos
tivos representados. Queda claro, en de agua, debido a la corriente (es-
base a las referencias aquí presenta- pirales, marismas) o a la caída de un
das, que motivos como las serpien- elemento exógeno sobre la calmada
tes se relacionan fuertemente con superficie (ondas concéntricas), por
elementos como el agua, la cultura y lo que lógicamente estos elementos
la roca, así como las aves semejantes –en relación a motivos zoomorfos
a avestruces o ñandús –piyos en Tie- como serpientes o batracios– re-
rras Bajas– poseen una relación con fuerzan la idea del agua, fuente de
la noche, el alimento y las estrellas. vida y fertilidad.
Ambos tipos de animales, constan-
temente representados en la roca de Aunque queda aún mucho para po-
Santa Cecilia, conforman un grupo der reconocer algunos otros elemen-
de poderosas entidades presentes tos, como en el caso de los emblemas
en los mitos del origen y la forma- o probables rostros antropomorfos,
ción de los grupos étnicos de Tie- proponemos que en el caso que nos
rras Bajas que interactúan, de una ocupa nos encontramos frente a uno
manera interesante, con el elemen- de los muchos yacimientos que –en
Sagárnaga - Méncias 33

toda la región de las Tierras Bajas– Bibliografía


viene a conformar un fragmento de
la gran cosmología que involucra a Álvarez, P. (2009). Regresando a Ca-
los antiguos grupos que poblaron las quiahuaca. La reconstrucción del te-
Tierras Bajas e hicieron de su en- rritorio tacana en el norte de La Paz,
torno natural el espacio contenedor Bolivia. Cochabamba: Universi-
dad Mayor de San Simón; Pro-
de significado que, en la actualidad,
grama de Rehabilitación de Áreas
intentamos vislumbrar para acercar- Históricas de Cochabamba (Tesis
nos un poco más a la percepción de para acceder al grado de Máster en
estos grupos humanos sobre su me- Ciencias Sociales).
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La Paz: Universidad Mayor de San
No hubiésemos sabido de la exis-
Andrés, Instituto de Investigacio-
tencia de la roca de Santa Cecilia y nes Antropológicas y Arqueológi-
menos la habríamos conocido de no cas; Programa de Investigación Es-
ser por el Sr. Rubén Guillén Álva- tratégica en Bolivia; Cooperación
rez del Gobierno Municipal de Alto Sueca ASDI-SAREC.
Beni, quien nos guió al lugar el 18 ___ (2005). Evolución del Asentamien-
de octubre de 2013, junto a otras to Humano en el curso medio del
tres personas, entre ellas, el Sr. Fi- Río Beni. La Paz: UMSA, Carre-
del Marca, propietario del terreno ras de Antropología y Arqueología
en que se emplaza la roca. A ellos (Tesis para acceder al grado de Li-
cenciatura en Arqueología).
nuestro agradecimiento. Asimismo
Arellano, J.; Kuljis, d.; Kornfield, W.
expresamos nuestro especial agra- (1976). Pictografías del Cerro Ban-
decimiento a la Empresa AR.BOL quete (Sitio 8043031). (Provincia
que construye la carretera Santa Chiquitos, Dep. de Santa Cruz).
Bárbara-Quiquibey y que nos en- La Paz: Instituto Nacional de Ar-
comendó la mitigación del impacto queología, Publicación Nº 17.
arqueológico, en cuyo cumplimien- Avilés, S. (2008). Qhapaqñan. Cami-
to llegamos a Santa Cecilia. nos Sagrados de los Inkas. La Paz:
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34 Historia, 38

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ración Sueca ASDI-SAREC.
36 Historia, 38

Figura 1
Sagárnaga - Méncias 37

Figura 2
38 Historia, 38

Figura 3

Figura 4
Sagárnaga - Méncias 39

Figura 5
40 Historia, 38

Figura 6
Sagárnaga - Méncias 41

Figura 7
42 Historia, 38

Figura 8

Figura 9
Sagárnaga - Méncias 43

Figura 10
44 Historia, 38

Figura 11

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