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postres mexicanos

MUEGANOS
Los muéganos están conformados por pequeños cuadritos de
masa inflados, que se bañan con una especie miel y se unen
de forma irregular para crear esferas dulces y crujientes.

La miel que baña cada hojuela que se convertirá en muégano


se hace a partir de piloncillo, que se hierve con agua durante
un largo tiempo hasta espesar, que tiene el color marrón y el
sabor a canela y caramelo ideal para este postre típico.
GORDITAS DE NATA
Las Gorditas de Nata son un postre mexicano hecho a base de harina
de trigo, nata, azúcar y canela. Es considerado como un antojito
callejero y de mercados, como el tianguis. Son baratas y fáciles de
hacer, por solo llevar un poco de nata o crema de vaca fermentada,
harina y azúcar.1 Es común encontrar las gorditas rellenas de alguna
cajeta, mermelada, queso crema o incluso con frijoles.

En el México prehispánico, existía una gran variedad de tortillas


diferentes, ya que el maíz se mezclaba con diferentes ingredientes.3Las
gorditas, tanto las saladas como las de nata, tienen sus antecedentes
en la gastronomía prehispánica mexicana.
Las gorditas de nata se hacen desde al menos un siglo en
Pachuca, Hidalgo, y son uno de los múltiples panes de fiesta que
se hacen en las ferias de pueblo, se hacen en diferentes
tamaños, solo que desde hace unos veinte años, en las casetas
de la autopista México-Pachuca, a alguien se le ocurrió ponerlas
en bolsas con cinco y diez piezas y venderlas como tentempié a
los conductores y pasaje de los camiones foráneos y autos
particulares, que debían estar aguantando por horas los cierres
del carreteras. Es común encontrar en las calles de la Ciudad de
México a los vendedores de estas gorditas.
RASPADOS
La gloria de Veracruz deja un sabor dulce, refrescante al paladar, una sensación de satisfacción en el estomago y algo
de alegría jarocha.
El sabor del plátano roatán con un toque de vainilla, hielo raspado, saborizante de grosella, lechera, leche condensada y
la canela, se combinan para hacer una dulce gloria típica de Veracruz.
Quienes disfrutan de este tradicional raspado veracruzano realmente se sienten en “la gloria” cuando lo prueban.
Normalmente lo hacen agazapados del sol, en algún rincón con sombra.
Doña Antonia asegura que prepara las glorias desde hace 35 años, con la misma receta con la que se elabora
actualmente en decenas de puestos a lo largo de la zona turística. Para darle un toque diferente a la suya, le agrega una
galleta de chocolate.
“ya tengo rato aquí trabajando, unos 35 años ya…las glorias son jarochas, cuando yo empecé no se le ponía galleta, todo
preparado con puro hielo, pero nosotros para llamar la atención le pusimos la galleta”.
En sus primeros años de venta de raspados, recuerda, se ponía con su puesto en el mero malecón de Veracruz, “cuando
estaba el camellón todo abierto”, ahora se ubica en el corredor turístico, junto al muelle.
OBLEAS DE CAJETA
Las obleas son una botana dulce muy común en varios lugares de nuestro país. Están
hechas principalmente con harina de trigo y agua —algunas personas las hacen de harina de
amaranto. A la mezcla se le agrega azúcar, huevo y aceite (de canola o girasol) e incluso
algunos reposteros les añaden anís.

Su origen se dio en los conventos de michoacan (la hostia) y con la llegada de los españoles
a México se popularizaron. Tanto que después de un tiempo cruzaron la barrera de la religión
para convertirse en la golosina favorita de las plazas públicas. Tradicionalmente eran
delgadas y muy quebradizas.

Al salir a las plazas se transformaron, les añadieron colorante y comenzaron a usar dos para
rellenarlas de nuez, miel, amaranto, pepitas, dulce de leche o chocolate. Como si se tratara
de una galleta tipo waffer.
BUÑUELOS

Es una preparación muy antigua de la cocina mediterránea. Catón el


Viejo incluyó una receta de buñuelos, con el nombre de "globos", en su
libro De agri cultura, escrito en el siglo II a. C.. En esa receta, se mezclan
harina de trigo y queso, se hacen bolas que se fríen y se untan de miel y
semillas de amapola para servirlos.1
La primera sociedad, después de la romana, que consumió buñuelos fue
la morisca. Sus ciudadanos, gente de medios humildes, que habitaban
los territorios del Sur de la península ibérica y ocupaban puestos de
trabajo de baja categoría, desempeñaban también el oficio de
vendedores ambulantes de buñuelos. En Sevilla y Granada, eran postre
típico los buñuelos fritos en aceite cubiertos de miel. Por otro lado, esta
especialidad fue adoptada por los gitanos tras la expulsión morisca y
perpetuada hasta la actualidad.

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