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TEMA 8
EL COLECTIVISMO MODERNO
Karl Marx12
(…) Las premisas de que partimos no tienen nada de arbitrario, no son ninguna
clase de dogmas, sino premisas reales, de las que sólo es posible abstraerse en la
imaginación. Son los individuos reales, su acción y sus condiciones materiales de
vida, tanto aquellas con que se han encontrado como las engendradas por su propia
acción. Estas premisas pueden comprobarse, consiguientemente, por la vía
puramente empírica.
(…) Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o
por lo que se quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del
momento en que comienza a producir sus medios de vida, paso éste que se halla
condicionado por su organización corporal. Al producir sus medios de vida, el
hombre produce indirectamente su propia vida material.
(…) Tal y como los individuos manifiestan su vida, así son. Lo que son coincide, por
consiguiente, con su producción, tanto con lo que producen como con el modo cómo
producen. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condiciones
materiales de su producción.
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Selección de textos realizada por Elvis Mejía G.
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Extraído de MARX, Karl & Friedrich ENGELS La Ideología Alemana Montevideo: Pueblos Unidos, 1971,
pp. 11, 18-19, 21.
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[III] La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y
de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de
circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres,
precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio
educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la sociedad en dos
partes, una de las cuales está por encima de la sociedad…
[XI] Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero
de lo que se trata es de transformarlo.
Introducción
La miseria religiosa es, de una parte la expresión de la miseria real y, de otra parte,
la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura agobiada, el
estado de ánimo de un mundo sin corazón, porque es el espíritu de los estados de
cosas carentes de espíritu. La religión es el opio del pueblo.
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Extraído de MARX, Karl Obras escogidas Moscú: Editorial Progreso, 1969, pp. 26,28.
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Extraído de MARX, Karl Escritos de Juventud. México: FCE, 1987, pp. 491-502.
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crítica de la religión es, por tanto, en germen, la crítica del valle de lágrimas que la
religión rodea de un halo de santidad.
(…) La crítica de la religión desengaña al hombre para que piense, para que actúe y
organice su realidad como un hombre desengañado y que ha entrado en razón, para
que gire en torno a si mismo y a su sol real. La religión es solamente el sol ilusorio
que gira en tomo al hombre mientras éste no gira en torno a sí mismo.
Primer Manuscrito
El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su
producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía
cada vez más barata cuanta más mercancía produce. La desvalorización del mundo
humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo
no sólo produce mercancías; se produce también a sí mismo y al obrero como
mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general.
Este hecho, por lo demás, no expresa sino esto: el objeto que el trabajo produce, su
producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del
productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto, que se
ha hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo. La realización del trabajo
es su objetivación. Esta realización del trabajo aparece en el estadio de la Economía
Política como desrealización del trabajador, la objetivación como pérdida del objeto y
servidumbre a él, la apropiación como extrañamiento, como enajenación.
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Extraído de MARX, Karl Escritos de Juventud. México: FCE, 1987, pp. 594-605.
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De esto resulta que el hombre (el trabajador) sólo se siente libre en sus funciones
animales, en el comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la
habitación y al atavío, y en cambio en sus funciones humanas se siente como
animal. Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal (…)
Tercer Manuscrito
(…) Lo que mediante el dinero existe para mí, lo que puedo pagar, es decir, lo que el
dinero puede comprar, eso soy yo, el poseedor del dinero mismo. Mi fuerza es tan
grande como lo sea la fuerza del dinero. Las cualidades del dinero son mis —de su
poseedor— cualidades y fuerzas esenciales. Lo que soy y lo que puedo no están
determinados en modo alguno por mi individualidad. Soy feo, pero puedo
comprarme la mujer más bella. Luego no soy feo, pues el efecto de la fealdad, su
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(…) Lo que como hombre no puedo, lo que no pueden mis fuerzas individuales, lo
puedo mediante el dinero. El dinero convierte así cada una de estas fuerzas
esenciales en lo que en sí no son, es decir, en su contrario. Si ansío un manjar o
quiero tomar la posta porque no soy suficientemente fuerte para hacer el camino a
pie, el dinero me procura el manjar y la posta, es decir, transustancia mis deseos,
que son meras representaciones; los traduce de su existencia pensada,
representada, querida; a su existencia sensible, real; de la representación a la vida,
del ser representado al ser real. El dinero es, al hacer esta mediación, la verdadera
fuerza creadora.
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