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Bases Bíblicas y

Wesleyana de la
Adoración

Libro para el Estudiante


por
Luisa Zickefoose
Timoteo Mckeithen
Unidad II:
Fundamentos Teológicos
de la Adoración

Bases Teológicas Ortodoxas de la


Adoración
¿Cuales son los beneficios de conocer los principios teológicos
de la adoración? Entender la teología de la adoración nos permite
una evaluación precisa de nuestra adoración. Cuando sabemos
hacia donde estamos apuntando, podemos rectificar nuestra posi-
ción, y hacer ajustes a lo largo del camino. Las iglesias que están
experimentando decaimiento, pueden usar estos principios para
hacer una evaluación precisa de su adoración. Los principios orto-
doxos de la adoración nos informan sobre las estrategias amplia-
mente probadas para la adoración espiritual formativa.
Hay tres razones comunes de porque las iglesias tienden a per-
der su vitalidad en la adoración:

1. Algunas iglesias, rutinariamente, siguen el mismo patrón


sin saber cómo evaluar y renovar su experiencia de adora-
ción. Hacer esfuerzos para mejorar la adoración sin hacer
un diagnostico cuidadoso, siempre conduce a la imitación
de aquello que otras iglesias están haciendo. La adoración
empieza a tener significado cuando aplicamos los princi-
pios de nuestra situación particular.
2. Algunas iglesias pierden el balance entre una visión since-
ra de la cultura y una visión precisa de Dios. Las iglesias

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que se han concentrado en la cultura, tienden a tener las


características de un club social; y las iglesias que se con-
centran sólo en lo “espiritual”, empiezan a ser irrelevantes
para la cultura.
La iglesia debe aprender que lo espiritual no es un
asunto aparte, no se puede separar a Dios de lo cotidiano y
lo cultural. Consideremos, cómo los siguientes aspectos
influencian la adoración: entretenimiento, televisión, inter-
net, emocionalismo, política, economía, asuntos de igual-
dad y justicia, e instituciones sociales tales como la familia
y la educación.
3. Algunas iglesias pierden el balance en la vida compleja de
la iglesia. La iglesia debe estar involucrada en la adoración,
y la misma deb trascender en la enseñanza, su misión en el
mundo con grupos sociales, sanidades y servicio. Una
administración cuidadosa del tiempo y de los recursos
guardará a la iglesia del abandono de sus necesidades bási-
cas.

PRINCIPIOS TEOLÓGICOS DE LA ADORACION

la adoración teocéntrica

El fin de la adoración es magnificar a Dios. Nosotros lo adora-


mos, porque Él solo es Dios, sabemos que somos completamente
dependientes de Él. Un encuentro con Dios en adoración es un
recordatorio de nuestro compromiso con Él. Él nos ha prometido
Su fidelidad y amor, y nosotros le hemos prometido nuestra fe y
obediencia. ¿Qué le pasaría a un matrimonio si la pareja rehúsa
pasar tiempo con el otro? Seguramente, la relación se enfriaría len-
tamente hasta que, al final, serían perfectos extraños el uno al otro.
Lo mismo pasa en nuestra relación con Dios. El autor de
Hebreos nos enseña que necesitamos reunirnos (He. 10:25). Nos
reunimos regularmente para adorar a Dios con la finalidad de des-
cubrir Su voluntad para la iglesia.

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Los Encuentros íntimos con Dios nos ayudan a evitar el peca-


do y prepararnos para su retorno.
¿Por qué es tan importante asegurar que la adoración esté cen-
trada en Dios? Una adoración escritural, nos ayudará a profundi-
zar en nuestra relación y conocimiento de Dios. Cuando vemos
realmente a Dios, somos capaces de ver nuestra necesidad. Sólo
cuando su luz brilla en la oscuridad de nuestro camino, somos
capaces de ver que Su plan para nuestra vida es inmensamente
superior al nuestro.
El poder de su presencia nos invita a dar, voluntariamente, un
paso fuera de nuestro trono de auto-soberanía, en una atmósfera
de amor en vez de condenación. El crecimiento en nuestra relación
con Dios depende de nuestra respuesta al “verle” y “escucharle”.
Reuniones que no se enfoquen intencionalmente en Dios, tien-
den a desviarse hacia los deseos y los sentimientos humanos. La
adoración humana no es suficiente para llenar el vacío en el cora-
zón del hombre. Sólo la presencia de Dios puede colmar ese vacío.
Dios es el único sujeto y objeto de la adoración. Cuando deci-
mos que Dios es el objeto de la adoración, indirectamente decimos
que nosotros no lo somos. Esto no significa que no expresaremos
nuestra humanidad en la adoración, por el contrario, somos invi-
tados a expresarnos en una variedad de formas. Dios escucha
nuestras oraciones y nos pide que lo escuchemos. Nuestro primer
objetivo es no enfocarnos en nuestra voluntad, sino en la búsque-
da de la voluntad de Dios.

la adoración cristocéntrica

La adoración toma lugar en y a través de Jesucristo, quien es el


eterno adorador del Padre debido a su papel en la redención. Dios
envió a su Hijo al mundo para que el mundo pudiese conocer a
Dios; y que conociendo la verdad, pudieran escoger adorarlo a Él
por siempre.
Un estudio cuidadoso de la vida de Cristo revela un patrón
distinto de descenso y ascenso. La vida de Cristo en la tierra no fue

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una vida de gloria y honor. En su primera venida, Él no se aferró


a los derechos que le correspondían por el hecho de ser Dios, sino
que se sometió a los limites de su humanidad y sufrió las conse-
cuencias de los pecados de otros. Fue identificado con los pecado-
res en su bautizo, sufrió sin protestar hasta que murió.
Cuando cumplió con lo estipulado por Dios para salvación
nuestra, el Padre puso Su Nombre por encima de cualquier nom-
bre. Él es más que Jesús, Él es Cristo, y puesto que no desobedeció
al Padre, fue exaltado hasta lo sumo. Este mensaje explica el pro-
ceso de la salvación en dos fases: la obediencia absoluta al Padre
en esta vida, y la esperanza de una recompensa en la eternidad.
La esperanza que nos ofrece la salvación, provee un foco que
nos permite enfrentar el sufrimiento presente. Nosotros alabamos
a Dios por haber enviado a Su Hijo a mostrarnos que el sufri-
miento momentáneo se desvanece en la esperanza de una gloria
futura. El pueblo de Dios proclama su verdad, de tal manera que
puede tener el coraje de imitar a Cristo y llevar a cabo su trabajo
en el mundo.
La naturaleza del descenso y ascenso de Cristo fue profetizada
en los festivales de adoración de los Hebreos. El significado espi-
ritual de cada festival es una señal del trabajo de Cristo en su pri-
mera y segunda venida. Los festivales de la primavera en Marzo y
Abril apuntan a la primera venida de Cristo. Ellos incluyen la
Pascua y los Primeros Frutos (Levítico 23:4-12), y representan la
muerte y resurrección de Cristo.
El festival de Pentecostés (Levítico 23:15-22) representa el
derramamiento del Espíritu Santo, por medio del cual, la voluntad
de Dios pudiera revelarse en los corazones de Su Pueblo, el
Cuerpo de Cristo. La llegada del Espíritu Santo dependió del tra-
bajo final de Cristo en la cruz al derrotar el poder del pecado (He.
9:1, 15).
Los festivales del otoño en Septiembre y Octubre apuntan a la
segunda venida de Cristo. Ellos incluyen el festival de las
Trompetas (Levítico 23:23-25) y el festival de la Expiación, en que
el Sumo Sacerdote entra en el Lugar Santísimo (Levítico 23:26-32),

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y el festival de los Tabernáculos (Levítico 23:33-44). Estos festiva-


les terminan con el festival del Tabernáculo, que describe el adve-
nimiento del Reino Eterno de Dios. El descanso del sábado tiene
como finalidad recordarnos el futuro descanso en el Reino. La
esperanza del cielo nos motiva a ser fieles y estar listos para su
retorno.
Los seguidores judíos de Cristo, estaban concientes de que la
primera venida de Cristo había cumplido las festividades de la
Pascua, los Primeros frutos y Pentecostés. Pero, ¿Cómo podrían
ellos entender la eliminación de los últimos festivales que señalan
la segunda venida de Cristo? ¿Qué tipo de experiencia de adora-
ción podría recordarles su compromiso, y conducirlos hacia su
esperanza futura? Cristo no los dejó sin la posibilidad de recora-
dar y celebrar la esperanza de su regreso. El Bautismo y la Cena
del Señor, nos permiten celebrar esa esperanza, y nos recuerdan
nuestro compromiso con el nuevo pacto. Cristo nos motiva a
recordar Su promesa de retornar, cada vez que celebramos la
Sagrada Cena.
Una adoración cristocéntrica, se concentra en la actitud de
Jesús en la tierra. Su actitud no se compara con la de ningún líder
del que tengamos conocimiento. Su preocupación fue dar antes
que recibir; bendición en vez de juicio; sumisión en vez de mani-
pulación; humildad en vez de orgullo. Su actitud de humildad y
obediencia, debe ser proclamada en la Liturgia, el ejemplo de los
líderes, y la participación de sus adoradores. Seguir el ejemplo de
Cristo, es posible si nos ponemos en las manos de Dios.
Jesús nos enseñó lo que significa ser humano. Nos enseñó la
verdad acerca del miedo, la obediencia, la sumisión, la humildad,
el arrepentimiento, y, por encima de todo, el amor. Estas son vir-
tudes que están adaptadas a nuestra condición humana. Si exami-
namos la caída de los ángeles y los hombres, descubrimos que hay
una determinación d cada uno de ellos, a ser algo más que una
criatura. No es propio de las criaturas hacer demandas como si
fueran dioses, Dios no fue creado para nosotros, nosotros fuimos
creados por y para Dios. Dios quiere nuestro corazón y nuestra

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mente para que sean plenas en Él. En este sentido, la santidad es


el abandonar nuestro propio ser hasta que Dios sea nuestro todo.
Jesús nos mostó que este tipo de sumisión al Padre es el camino
del santo vivir.

la adoración centrada en el espíritu santo

La llegada del Espíritu Santo en Pentecostés, marca el comien-


zo de la iglesia. La adoración toma lugar a través del poder del
Espíritu Santo y la tarea de la comunidad, que es la proclamación
y promulgación del acto salvador de Cristo.
La adoración centrada en el Espíritu envuelve el encuentro
entre el Espíritu de Dios y el espíritu del hombre, en que el
Espíritu Santo es el que conduce a la adoración verdadera. Este
encuentro lo experimentó en cierta medida el Sumo Sacerdote, al
entrar en el Lugar Santísimo durante el festival de la Expiación.
Pero, ahora todos podemos experimentarlo, por la gracia de
Cristo.
Si bien la gracia es un don que está por encima de cualquier
bien material, existen señales tangibles y medios a través de los
cuales esta gracia opera, especialmente el Bautismo y en la
Eucaristía. Estos sacramentos son canales de gracia para el pueblo
de Dios, mientras este vive la redención. Ello no quiere decir que
los sacramentos sean los proveedores de la gracia, ni que ellos en
sí mismos la hagan efectiva. La provisión es exclusiva de Cristo y
el hombre es quién decide recibirla.
La adoración cristiana pertenece a la iglesia. ¿Cuáles son las
marcas de una iglesia llena del Espíritu?

1. CONSTITUIDA POR EL ESPÍRITU SANTO. Esto significa que ésta


no es una institución basada en leyes. Es un grupo de per-
sonas reunidas en el Nombre del Señor y por el poder del
Espíritu Santo.
2. UNIDAD. El fundamento de la unidad de la iglesia, es la fe en
un solo Dios verdadero. La unidad no debe ser confundida

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con la uniformidad. El cuerpo de Cristo (la Iglesia), está


compuesto por una variedad de personas, culturas y nacio-
nes. La armonía e interdependencia de sus miembros refle-
ja la relación de la Trinidad.
3. APOSTÓLICA. El mensaje verdadero de cómo Jesús vivió, está
basado en el testimonio vívido de los apóstoles. Pablo
demostró esto cuando decidió concentrar su mensaje en
Jesús y su muerte en la cruz (1 Co 2:1-5). La iglesia es apos-
tólica cuando practica la obediencia absoluta a Dios, inde-
pendientemente del estilo de liderazgo o la estructura que
posea.
4. UNIVERSAL. La membresía de la iglesia está disponible para
todas las personas, en todos los lugares. No hay exclusivi-
dad basada en raza, genero, educación o economía. Las
Escrituras dicen que todas las naciones, y toda la creación,
será bendecida a través de la iglesia. La única condición de
ingreso es la fe en Cristo como Salvador.
5. SANTA. La iglesia es santa porque Dios es Santo. El cuerpo
se reúne para dirigirse en comunidad a un encuentro con la
Trinidad y el amor que emana de ella. La iglesia da evi-
dencias del poder activo del Espíritu en la restauración de
todas las cosas, partiendo de la relación original entre Dios
y el hombre.

Aun cuando las emociones son importantes en la adoración, no


son la pauta que delimita la veracidad de la adoración. La iglesia
debe ser sabia para encaminar a la congregación hacia una adora-
ción sencilla y sincera, construida sobre la base de una experiencia
real, consecuencia de una búsqueda profunda de la llenura del
Espíritu en la vida la misma.

la adoración escatológica

La adoración ve más allá del mundo presente, y promueve la


esperanza futura de la parusía. La adoración escatológica equivale

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a una visión anticipada del Reino de Dios, que está estrechamente


vinculada a la misión de la iglesia, y consiste en ser el instrumento
a través del cual, las primicias del Reino de Dios sean una realidad
en el mundo presente. Esta visión escatológica de la adoración, no
debe confundirse con una ceguera intencional frente a las injusti-
cias del presente siglo, ni con alguna especie de teología escapista;
el verdadero propósito escatológico de la adoración, es anunciar la
parusía y alimentar la esperanza del pueblo de Dios en la restaura-
ción de todas las cosas.
Hans Kung describe la naturaleza escatológica de la adoración
en su libro titulado La Iglesia:

La Iglesia es siempre y en todo lugar, una reunión de personas


de este mundo viajando juntos a través de la bruma del tiempo.
La iglesia está esencialmente en la ruta, o en el viaje, o en el
peregrinaje. Una iglesia que monta sus tiendas sin buscar cons-
tantemente nuevos horizontes, no está siendo fiel a su llamado
de producir un efecto en su campo. La naturaleza histórica de la
iglesia es revelada por el hecho de que esta permanece como el
pueblo peregrino de Dios. Esta renueva y continúa la historia
del pueblo antiguo de la promesa y cumple ésta en la nueva
promesa. Al mismo tiempo viaja a través de la historia, a través
de un tiempo de compleja imperfección, hacia la perfección
final, el reino escatológico de Dios, conducido por Dios mismo.
Esta es esencialmente una iglesia interina, una iglesia en transi-
ción, y mas que nada, no una iglesia de miedo sino de expecta-
tivas y de esperanza: una iglesia que es dirigida hacia la consu-
mación del mundo por Dios.

PRINCIPIOS ORTODOXOS DE LA ADORACIÓN

Hay un sinfín de principios que facilitan la unión de Cristo y la


Iglesia. La relación Cristo-Iglesia, es denominada en la Biblia como
“misterio”, lo cual es comprensible cuando se analiza la naturale-
za de tal relación y los elementos que la componen. Nadie puede
prever el comportamiento de los agentes que intervienen en esta
relación. El proceso de unificación de Cristo y su iglesia, no puede
ser apresurado o manipulado de ninguna manera, ello por razón

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de que existe un agente de tamaña importancia que interviene en


esta relación: el libre albedrío. Si bien Dios dio el primer paso hacia
la rehabilitación de esta relación, pagando el precio con la entrega
de su Hijo en la cruz, es necesaria la respuesta del hombre para
concluir el proceso de rehabilitación.
Esto no quiere decir que Dios no pueda Él solo reconstruir esta
relación, sino que, por cuanto una relación debe ser bilateral, Dios
quiere que el hombre participe activa y concientemente en ella. La
autorevelación de Dios al hombre, es el reflejo de este deseo de
Dios (producto de su inmenso amor), de persuadir al hombre a
que se una a Dios por voluntad propia y no por imposición. El
estudio de la adoración nos ayuda a entender el misterio de esta
relación.
Sin embargo, si observamos a la iglesia a lo largo de su histo-
ria, es inevitable que nos encontremos con que la iglesia es imper-
fecta, y que muchas veces ha presentado delante de Dios un olor
no grato. Pero, en contraste con ello, también nos encontramos con
la realidad de que Dios es un Dios que permanece fiel. Una obser-
vación de la adoración revela cinco principios que preparan el
corazón del hombre para experimentar un encuentro con el
Espíritu Santo. Estos principios ortodoxos de adoración son: los
actos, el orden, el tiempo, el sonido y el espacio.

el acto

El principio del acto es visible en varias áreas de la vida tales


como saludos, cumpleaños, matrimonios, y festividades. En cada
una de ellas, encontramos rituales organizados y símbolos que
trasmiten el significado del evento. El acto incluye dedicación, lla-
madas al altar, procesiones, ofrendas, encendido de velas, y más
que nada, el bautismo y la Santa Cena.
La adoración cristiana tiene símbolos y rituales que narran y
representan nuestra historia, la cual tiene que ver con lo que Dios
ha hecho por nosotros, así como nuestra respuesta a Su obra. Esta
narración le da significado y propósito a la vida, alinea al creyen-

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te con el evento de Cristo y con la comunidad de fieles, más allá de


los límites temporespaciales. Cuando una adoración es obrada con
fe, el creyente experimenta la renovación de su relación con Dios
y, espontáneamente, experimenta el júbilo de la salvación. El
Antiguo Testamento utiliza el actuario para recordar y enseñar.

· En el día de la Expiación, el sacerdote imponía sus manos


sobre la cabeza del macho cabrio, significando ello la trans-
ferencia de los pecados al animal, luego el animal era envia-
do al desierto por los niños que lo perseguían con sus palos.
(Lev 16:20-22).
· Durante el festival de la Pascua, la familia se reúne para
recordar su rescate de Egipto y del peso de la esclavitud.
Cada familia se reunía en su hogar para celebrar la comida
Seder. Durante el Seder, el padre de familia narraba la histo-
ria del Éxodo (Ex 12:26-27).
Los alimentos “atípicos” que se compartían durante la
cena, tenían un significado, el “pan de la aflicción” (sin leva-
dura porque no había tiempo para esperar que la levadura
levantara el pan); el rábano que representa la amargura que
produce el peso de la esclavitud; y una mezcla de frutas y
nueces para simbolizar la arcilla utilizada para hacer ladri-
llos (que los esclavos hebreos fabricaban para continuar con
las edificaciones egipcias). Uno de los niños hace la pregun-
ta clave: ¿Qué significa esto? ¿Por qué es esta noche dife-
rente? El cambio de la rutina despierta el interés y provee un
espacio educativo en el que el padre narra la historia de la
esclavitud y del júbilo de haber sido liberados de esa carga.

Los actos del Nuevo Testamento, son dos:

EL BAUTISMO

Es el acto mediante el cual, el creyente da testimonio de su vin-


culación al cuerpo universal de Cristo. Es decir, que forma parte

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activa de una relación plena y comprometida con Cristo y su igle-


sia. En el bautismo nos identificamos con Cristo, quien no tuvo
temor de asociarse con los pecadores y es una experiencia que des-
cribe el orden de la salvación: la muerte de nuestra voluntad (o
autosoberanía) y el comienzo de una nueva vida (bajo Su sobera-
nía). En el bautismo declaramos nuestra fe en la resurrección de
los muertos, y la segunda venida de Cristo. Pero, además de ello,
el bautismo declara otra realidad de salvación: que la obediencia
total y la consagración preceden a un ministerio en el cual es evi-
dente la presencia del Espíritu Santo.

LA CENA DEL SEÑOR

La Santa Cena conmemora la muerte de Cristo. Es decir, el fin


de la vieja promesa y el inicio de la nueva. La iglesia en sus
comienzos llamó a la Cena del Señor, eucaristía, Una palabra grie-
ga que significa, “dar gracias”. Originalmente fue una comida
común en la que se daba gracias (eucaristía) por el pan y el vino.
Cuando la comida cayo en desuso (1 Corintios 11:17-22), la comi-
da en comunidad fue conocida como ágape, y fue separada de la
Eucaristía (La Cena del Señor).
Nosotros consideramos la Cena del Señor como un sacramen-
to, puesto que quienes participan de él con fe, reciben gracia de
acuerdo a sus necesidades: gracia previniente, gracia salvadora, o
gracia santificadora. La gracia es eficaz para perdonar, para reno-
var, para transformar, o para tener comunión con Dios. Para ello
no hace falta nada más que tener el deseo de recibir la gracia que
Dios quiere dar, el único requisito es reconocer nuestra dependen-
cia. Vemos un ejemplo de esta gracia cuando Jesús viene hacia los
dos discípulos que confiesan sus necesidades (Lc 24:13-34):
“Mientras se sentaron a comer, él tomo un pequeño bollo de pan,
pidió la bendición de Dios sobre este, lo partió y se los dio. De
repente, sus ojos fueron abiertos, y lo reconocieron”, Jesús abrió
nuestros ojos a su salvación cuando celebramos la Santa Cena con
fe. Note el orden de este drama:

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1. Tomó el pan
2. Dio gracias (eucariota) sobre este
3. Lo rompió
4. Lo distribuyó con ciertas palabras
5. Tomó la copa
6. Dio gracias (eucaristía) sobre esta
7. Lo distribuyó con ciertas palabras

Aquí está el significado espiritual de cada parte del drama:

· TOMAR: El pan representa a todo aquello que es básico para


nuestra existencia, lo elemental, en todo lo cual se mani-
fiesta la gracia de Dios: el pan es el don de Dios al hombre.
El cuerpo mismo de Cristo es representado por el pan en
este sentido: que Cristo entregó su cuerpo a los hombre
para ser sacrificado por su salvación; la muerte de Cristo es,
también, un don de Dios. El secreto de vivir en santidad no
es buscar nuevas fuentes, sino aprender a tomar aquello
que Dios nos ofrece: su gracia y sus dones, sin los cuales no
sería posible vivir.
· BENDICIÓN: La Iglesia, durante sus primeros años, hizo hin-
capié en el dar gracias (acciones de gracias). Sin duda, este
acto estaba estrechamente ligado a la influencia de
Jesucristo, quien daba gracias al Padre por todo. No fue
sino hasta la Reforma que Calvino alteró esta práctica para
incluir en la Cena del Señor, una reevaluación (introspecti-
va) de la fe. Si bien esto proveyó un importante sentido de
conciencia personal a la Santa Cena, el ambiente de adora-
ción, de comunión y de dar gracias se diluyeron en uno de
solemnidad.
· ROMPER: Cuando Jesús habla del pan, el significado original
de la expresión es la idea de un pan para muchas personas.
En esta situación, el énfasis se hace sobre el pan y el hecho
de que fue compartido con todos los hombres. No obstante,
a partir del siglo III, el pan pasó a ser el símbolo del cuerpo

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roto de Jesús y de su muerte por la iglesia. Las constitucio-


nes apostólicas usaron la partición para recordar lo que él
soportó por nosotros. “Porque en la noche que fue traicio-
nado, él tomó el pan y lo partió”, el original de “recordar”
es anamesis. Su significado no se limita a traer de vuelta a la
mente algo del pasado, sino que además incluye la acción
de representar el regalo de Dios de manera que comience a
ser operativo aquí y ahora. En otras palabras, no es solo gra-
cia pasada sino gracia en el presente de acuerdo con nuestra
fe.
· DAR: Este es el punto más intenso del drama, cuando el
ofrecimiento y el recuerdo pasan a ser comunión, una
comunicación mística entre Cristo y el creyente. Este es el
momento más intimo.

Cada elemento de adoración dentro del culto es un acto en el


que se conmemora la obra redentora de Cristo: su encarnación, su
ministerio temprano, su preparación para el sufrimiento, la
pasión, la resurrección, el Pentecostés, la Trinidad, el trabajo de
Cristo a través de la Iglesia, y la segunda venida de Cristo. La
clave de este drama en la adoración es comunicar el significado de
cada elemento: el espacio usado, sonido, acciones, accesorios, el
lugar de los protagonistas, todo ello hace manifiesto que algo
especial va a suceder.
Es importante que toda la iglesia tenga en cuenta que cada per-
sona que la conforma es parte importante del acto.

el orden
Planificar el orden de la adoración es importante. En la cons-
trucción de un edificio, la base debe ser construida antes de cons-
truir el techo, de lo contrario colapsaría. Esto no significa que la
base es más importante que el techo, es solo que se sujeta a un
orden. La adoración ortodoxa tiene un orden que facilita la forma-
ción espiritual del creyente. Note el principio del orden en el tra-
bajo de cada persona en la Trinidad. Dios crea el mundo para traer

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orden al caos: Él creó la tierra firme y el alimento antes de crear al


hombre. Jesucristo demostró la importancia del orden cuando
comenzó su ministerio llamando a un grupo de personas para que
aprendieran de Él.
El Espíritu Santo demostró orden dando habilidades especiales
a cada miembro del Cuerpo. Note el orden lógico en la extensión
de la misión: primero vienen los apóstoles, segundo los profetas,
tercero los maestros y, en la medida que crece el cuerpo, todos los
otros dones son añadidos (1 Corintios 12: 28).
La adoración es diseñada para facilitar el crecimiento de la
relación entre Dios y Su pueblo. Esta relación tiene características
que son similares a las relaciones humanas. Para que las relaciones
crezcan y se desarrollen naturalmente, es necesaria la intervención
de un patrón rítmico de unión y comunión, de acuerdo con la
voluntad de cada uno: Dios se revela a si mismo y nosotros res-
pondemos. Esta experiencia trae júbilo y descanso, y culmina en el
involucramiento del hombre en la misión de Dios.
Las relaciones sanas se desarrollan de una manera ordenada,
los servicios de adoración tienen el potencial de facilitar el des-
arrollo de nuestra relación con Dios. Al seguir el orden, la gente
gana confianza al revelar sus pensamientos, sentimientos y deseos
a Dios. El orden construye confianza y seguridad, permitiendo
que las personas respondan con libertad y espontaneidad. Es
importante tener en mente que el orden de la adoración no pre-
tende ser algo rígido y aburrido, sin que provee suficiente estabi-
lidad como para que las personas caminen seguramente hacia la
intimidad con Dios en el culto.
El orden describe la forma en que las personas se acercan a
Dios y conocen Su trabajo. El orden ortodoxo de adoración inclu-
ye tres fases:

PRIMERA FASE: LA PREPARACIÓN

La preparación es la fase en la que los creyentes son instados a


predisponer o sensibilizar sus mentes y corazones con el fin de

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

estar prestos a escuchar la voz de Dios. Los siguientes son los ele-
mentos que intervienen en esta fase:

· SILENCIO: Tiene que ver con la admiración, o con la expe-


riencia de quedar sin habla. El silencio ayuda a la persona
a entrar en contacto con la parte trascendente de la reali-
dad, crea un sentido de expectativa. La iglesia debe pro-
mover la costumbre de callar ante Dios y esperar que Dios
se revele (no es posible captar el mensaje de Dios cuando
no hacemos silencio para escucharlo).
· PROCESIÓN: Esto simboliza un peregrinaje: dejar un ambien-
te particular para entrar voluntariamente en la presencia de
Dios. Es decir, ausentarse del mundo y de sus presiones
para centrar la atención en Dios sin distracciones.
· SALUDOS: Un aspecto del culto que no debe olvidarse, es
que su propósito es la adoración en comunidad. Por ello es
importante el saludo. Este es el acto mediante el cual, el
pueblo se anima mutuamente a proclamar y exaltar la gran-
deza de Dios y testificar acerca de sus maravillas. La iglesia
de los primeros tiempos decía: “El Señor esté con vosotros”
o “La paz sea con vosotros” o “Gracia y Paz para ustedes”
(esta frase era la favorita de el apóstol Pablo). Algunas con-
gregaciones varían o alternan los saludos con frases toma-
das de las Escrituras.
· INVOCACIÓN: Invocar significa “llamar a” o “hacer una supli-
ca”. Nosotros invocamos el Nombre de Dios para que Él se
haga presente y se deleite en nuestra alabanza. Nosotros no
adoramos en nuestra fuerzas, Dios es quien nos insta a ala-
bar, y la invocación es la respuesta a este llamado de Dios.
· RECONOCIMIENTO DE LA GLORIA DE DIOS: adoramos a Dios, no
porque seamos buenos, sino por que Dios es digno de la
adoración, no hacemos nada extraordinario cuando adora-
mos a Dios, es decir que no debemos hacer alarde de nues-
tra adoración, con ella solamente estamos reconociendo a
Dios por todo lo que Él es.

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

· RECONOCIMIENTO DE LA CONDICIÓN PECADORA DEL SER HUMANO:


Esto prepara a las personas a recibir la misericordia inme-
recida pero gratuitamente entregada de Dios. Esta equiva-
le a una confesión de la santidad absoluta de Dios, que pre-
para los corazones para recibir el don de Dios. Esto puede
ser hecho en oración o en una canción.

SEGUNDA FASE: LA VOZ DE DIOS

En esta etapa, Dios insta a los corazones dispuestos, no tan solo


a escuchar sino también a obedecer. Los siguientes actos, com-
prenden el desarrollo de esta fase:

· LECTURA DE LAS ESCRITURAS: Este es un momento importan-


te. La Biblia debe ser leída de manera tal que su significado
sea claro. Los lectores, que deben estudiar el pasaje previa-
mente en oración, facilitan el hecho de que la Palabra sea (o
no) como bálsamo para los oídos del oyente. Durante las
primeras centurias la iglesia respondía cantando un salmo
entre lectura y lectura.
· RESPUESTA VERBAL: La iglesia debe ser libre de manifestar
abiertamente su gratitud y alabanza a Dios por la Palabra
leída. En muchos casos se pronuncian frases de exaltación
como: “¡Amén!”, “¡Aleluya!”, o “¡Gloria a Dios!”.
· PREDICACIÓN DE LA PALABRA: Pablo decía que él estaba res-
tringido al mensaje de la cruz para evitar predicar las filo-
sofías del mundo. La iglesia está comprometida con el men-
saje de la cruz, su misión es proclamarlo y explicarlo. Por
ello, tanto la predicación como la enseñanza son vitales en
la misión de la iglesia en el mundo.

TERCERA FASE: LA RESPUESTA

Hay muchos actos a través de los que la iglesia puede hacer


manifiesta su respuesta al mensaje de Dios:

PÁG. 122 LIBRO PARA EL ESTUDIANTE


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

· OFRENDA DE MÚSICA: Cantar a Dios una canción y prometer


obediencia a Su Palabra.
· OFRENDA DE DINERO: Esto debe ser hecho voluntariamente,
en una actitud de agradecimiento. El dinero es entregado
para cuidar al pobre y al oprimido.
· OFRENDA DE FE: Las personas se juntan para confesar los ele-
mentos esenciales de su fe. Es válido recitar alguna de las
siguientes confesiones al unísono: El Credo de Nicea (325
a.C.), o “Jesús es el Señor” (1 Co 12:3); o “Cristo murió por
nuestros pecados” (1 Co 15:1-3); o una confesión como
“Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu,
visto de los Ángeles, creído en el mundo, recibido arriba en
gloria” (1 Ti 3:16).
· OFRENDA DE ORACIÓN: La gente generalmente se prepara
para la oración adoptando una postura que es símbolo de
dependencia. Hay cinco tipos de oración: adoración (reco-
nocer a Dios por lo que Él es); confesión (reconocer nuestra
miseria y que solo Cristo es suficiente para sacarnos de
ella); petición (intercesión por otros); alabanza (expresión
externa de adoración a través de palabras, música y cere-
monias); y de acción de gracias (ofrecer nuestro agradeci-
miento por la bondad de Dios).
· OFRENDA DE PAZ: Este es un gesto que comunica paz con
Dios y paz los unos con los otros. ¿Cómo se hace esto? Esto
depende de una costumbre local, puede ser verbal, o con
un abrazo, o un apretón de manos.

el tiempo
La cuestión del tiempo, es un aspecto que distancia a la cris-
tiandad de otras confesiones religiosas. Estás últimas, comúnmen-
te, centran y valorizan su adoración a partir de sus templos y todos
los objetos que lo ocupan. Este tipo de adoración va camino hacia
un despropósito: el enfoque es cambiado hacia el dinero y los
recursos materiales, la adoración basada en regalos elaborados,
conduce a la competencia. Este tipo de adoración inhibe la unidad

LIBRO PARA EL ESTUDIANTE PÁG. 123


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

del Cuerpo. En vez de celebrar los recursos, Dios elige observar


nuestro uso del tiempo, esto incluye el tiempo que dedicamos para
reunirnos con la comunidad de fe, pero también se refiere a la
administración de nuestro tiempo durante la semana.
El principio del tiempo tuvo un impacto significativo en la
adoración de la iglesia antigua. La llegada del Espíritu Santo abrió
las buenas noticias a todas las naciones del mundo. la unión de
todas estas culturas forzó a la iglesia de los primeros tiempos a
reconciliar las diferentes formas de ver el tiempo. Los griegos tení-
an una noción de que el tiempo era cíclico y no tenia un propósi-
to. Esta visión pesimista ve al tiempo como algo sin un significado
final. La visión hebrea del tiempo fue lineal, moviéndose hacia una
determinada dirección. Es por esto que los hebreos enfatizan la
profecía de los eventos futuros. Los eventos históricos de Dios fue-
ron la prueba de que su Dios trascendente intervino en el tiempo
y la historia. Cada uno de esos eventos se mueve adelante en el
tiempo en la espera de una nueva era.
La iglesia antigua enseña el principio del tiempo en el desarro-
llo del calendario cristiano. Esta herramienta guió su adoración de
manera que la historia completa de la salvación se celebrara
durante el transcurso del año.

EL AÑO CRISTIANO

El año cristiano aplica los eventos significativos de la salvación


a las 52 semanas del calendario, la fuente es la vida, la muerte, la
resurrección, la ascensión y la segunda venida de Jesucristo. El año
se divide en 5 estaciones, cada una de las cuales está basada en una
etapa de la vida y ministerio de Jesús. Aquí están las cinco esta-
ciones y su significado:

1. ADVIENTO: Significa “llegada” y representa la venida de


Dios a habitar y establecer su reino entre los hombres. En
el adviento están contenidos todos los eventos relaciona-
dos a la primera y la segunda venida de Cristo, es decir, su

PÁG. 124 LIBRO PARA EL ESTUDIANTE


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

concepción virginal, nacimiento y su aparición final en la


plenitud de su gloria. El propósito de esta celebración es
que la iglesia pueda perseverar en la esperanza futura del
establecimiento del reino de Dios en su totalidad. Además
le recuerda a la Iglesia del Señor, la razón de su existencia.
Su duración es de 4 semanas.
2. EPIFANÍA: Esto significa “manifestación” y hace referencia a
la revelación de Dios en Cristo, haciendo particular énfasis
en su encarnación. Durante este período, la iglesia recuerda
los comienzos de la vida de Salvador: su nacimiento, su bau-
tismo, su primer milagro, y el comienzo de su ministerio.
La Epifanía nos recuerda, no solo la encarnación sino
también su propósito: que Dios se hizo hombre y venció
sobre el pecado manteniéndose en sumisión al Padre. La
duración de esta celebración varía. Generalmente comienza
el 6 de enero y termina con la Transfiguración, es decir, la
revelación total de la identidad de Cristo como el Hijo de
Dios y esto marca el comienzo de la próxima estación: su
preparación para la muerte. Para la iglesia este es el tiempo
de recordar la forma en que Cristo nos conduce hacia sí
mismo por medio de su auto-revelación.
3. CUARESMA: Este es un tiempo de preparación para una con-
sagración total. Esto fue gradualmente asociado con el
numero 40 de algunos eventos especiales: Moisés paso 40
años en preparación; los hebreos fueron preparados durante
40 años en el desierto, antes de entrar a la tierra prometida;
Jesús ayunó 40 días como preparación para su ministerio.
Este es un tiempo especial de preparación para la igle-
sia. Los sermones remarcan el ministerio de Jesús, especial-
mente sus parábolas y milagros. Mientras la estación avan-
za, nos recuerda el creciente conflicto entre Jesús y sus opo-
sitores. Esta es la preparación para su muerte: ello repre-
senta una rendición de nuestra voluntad a la de Dios. Este
tiempo es dedicado a la oración, el auto-examen, el arre-
pentimiento, y la renovación. Es el tiempo para remover las

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

barreras que obstruyen la obediencia total, tiene una dura-


ción de 40 días.
4. PASCUA: El día de la Resurrección es un día de celebración.
El sufrimiento en la cruz nos lleva a la victoria de la resu-
rrección. Las lágrimas y la espera se transformaron en júbi-
lo porque Jesús se sobrepuso al poder del pecado y la
muerte. Lo viejo pasó y ahora cada cosa fue hecha nueva.
Las predicas llaman la atención a la apariencia de Jesús
luego de la resurrección y la preparación de Sus discípulos
para ser testigos del reino de Dios. El significado de la
Pascua es que se puede confiar en Dios en los tiempos de
sufrimiento. Una fe sólida y en crecimiento es esencial para
la próxima estación de salvación cuando necesitamos el
poder del Espíritu para restaurar al mundo. La duración de
la pascua es de 50 días.
5. PENTECOSTÉS. Es el período mas largo con entre 27 y 28
semanas. El énfasis de esta etapa es la obra del Espíritu
Santo en, y, a través de la iglesia. El Espíritu, capacita a la
iglesia para el cumplimiento de la misión en el mundo. El
domingo antes de Pentecostés la iglesia celebra la Trinidad,
durante este día se hace hincapié sobre las enseñanzas de
Jesús.

La iglesia Antigua encontró en el calendario cristiano, un


método efectivo para una adoración significativa. ¿Cuáles son los
beneficios del calendario Cristiano?
(1) Al ser usado en la formación de discípulos, este demuestra
que el discipulado es un proceso de desarrollo y no un escape
mágico de las aflicciones del mundo; (2) además de ello, es un
efectivo método para enseñar la historia de la salvación; (3)
Conserva la pureza en la enseñanza del mensaje de la cruz en la
iglesia; (4) Muestra el orden lógico del crecimiento y maduración
en Cristo; (5) Facilita una unidad de los creyentes, construida
sobre la vida de Cristo; (6) Ayuda a la iglesia entera a moverse
junta a pesar de la experiencia y la madurez individual; (7) Protege

PÁG. 126 LIBRO PARA EL ESTUDIANTE


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

a los pastores de enseñar sus temas favoritos mientras ignoran


otros de importancia espiritual para las personas; (8) Los eventos
de la vida de Cristo ofrecen a los ministros de música, una guía
temática para la adoración, que ayudará a la gente a tener un
encuentro con Dios; (9) El calendario organiza el mensaje de res-
tauración en piezas manejables que pueden ser entendidas y asi-
miladas.

el sonido
Toda la creación fue hecha para adorar a Dios. Consideremos
de todas las cosas creadas, cuántas producen sonido y cuán parti-
cular es. Podemos tomar como ejemplo el agua, el viento, las aves,
los animales, la tormenta, el rayo, etc. Pero de todos ellos, ningún
sonido es tan sofisticado como la voz humana. Dios nos dio la
habilidad de cantar y transmitir significado con nuestra voz (no
tan solo con las palabras). La canción es una herramienta muy
valiosa en la adoración porque combina los pensamientos de nues-
tra mente, las emociones y los deseos del corazón.
La música es poderosa en la adoración ya que puede condicio-
nar el ánimo y el comportamiento de las personas. Satán sabe esto
y lo usa para lo malo. Considerando el mandamiento de “no ado-
rar otros dioses” (Éxodo 20:3). Satán conduce a la gente hacia el
pecado cuando los tienta a cantar alabanzas a alguien o algo en
vez de a Dios. Por ejemplo, escuchar música que promueve la
autodestrucción, siembra la idea en la persona, y con el tiempo,
terminará haciéndolo. En la adoración, podemos usar la música
para restaurar el daño hecho por Satán.
El sonido es algo que toda la congregación produce junta, uni-
ficada en un canto. Cantar juntos trae a la memoria el misterio
esencial de la iglesia como una asociación. Cantar aquellos himnos
grandiosos de la iglesia, nos recuerda que somos parte del cuerpo
universal de Cristo.
El uso del sonido cambia a medida que la iglesia se desarrolla.
La iglesia del Nuevo Testamento hace una pequeña distinción
entre hablar y cantar. Mientras la música eclesiástica se desarrolló,

LIBRO PARA EL ESTUDIANTE PÁG. 127


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

comenzó a ser más popular por su habilidad de magnificar el


impacto del texto. Durante la cuarta y la quinta centuria, los roma-
nos y los bizantinos desarrollaron una respuesta a los poemas de
los salmos. Ambrosio, conocido como el padre de la himnología,
desarrolló los cantos Ambrosianos, el cual es una forma rítmica de
pronunciar palabras. La asamblea fue dividida en dos coros que
repetían los estribillos. Durante la iglesia Medieval los coros y los
himnos comenzaron a ser más sofisticados. Durante este tiempo,
los cantos Gregorianos se propagaron rápidamente y le dieron
belleza, dignidad y solemnidad a la liturgia de la iglesia.
Desafortunadamente, los monjes comenzaron a hacer algo más
que cantar y la congregación fue puesta en la posición de vigilar y
escuchar. Como la música comenzó a ser más y más profesional, la
congregación fue removida. Sin embargo, la música congregacio-
nal fue restaurada durante la Reforma cuando se publicaron los
himnarios.

el espacio

Todo el espacio pertenece a Dios, el creador de todas las cosas.


La belleza de la creación evoca la adoración (Ro. 1:19-20). Pero,
todas aquellas cosas creadas que han sido removidas de la luz del
Creador fueron dañadas por la oscuridad. La misión de Dios es
restaurar el mundo material de manera de que cada cosa refleje
por completo la gloria original de Dios.
El cuerpo humano es un “espacio” santo porque Dios lo creó.
En la encarnación, Dios envía a su Hijo a ocupar el espacio de la
carne humana. Cristo demostró que una buena mayordomía del
cuerpo trae gloria al Padre. Nosotros adoramos a Dios cuidando el
cuerpo en el que habita nuestra alma. En definitiva, debemos
recordar que la Biblia dice que nuestro cuerpo es el templo del
Espíritu Santo.
Otro espacio que es sagrado es el lugar donde las personas de
fe se reúnen para renovar su compromiso con Dios. Indepen-
dientemente de que se reúnan en un edificio o debajo de un árbol,

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

el espacio donde ellos adoran a Dios pasa a ser el lugar del


Espíritu.
Es posible que algunos objetos nos ayuden a mantener la
mente en la victoria de Cristo sobre el dominio de Satán. No obs-
tante, cuando el objeto ya no encamina nuestros pensamientos
hacia Dios y se vuelve un fin en sí mismo, entonces el significado
de la adoración se pierde y el objeto es causa de tropiezo para nos-
otros, convirtiéndonos en idólatras. Es importante santificar nues-
tros impulsos creativos de manera que el objeto apunte al trabajo
redentor de Cristo.

MODELOS TEOLÓGICOS DE LA ADORACION

Los siguientes modelos de adoración son considerados como


teológicamente fieles al mensaje de salvación. Hay dos elementos
que componen la adoración y que a la vez, son el objetivo de la
misma: (1) La exaltación de Dios y (2) la respuesta del ser humano
a ese Dios tan maravilloso.

el servicio litúrgico
Este fue usado por los reformadores y se basa en el estilo cúlti-
co de las sinagogas. Es de resaltar que, al inicio del mismo, se hacía
un abundante uso de las Escrituras, seguido del sermón y la cena
del Señor que se celebraban semanalmente. Isaías 6 provee un for-
mato para el servicio litúrgico, cuando comienza con la trascen-
dencia de Dios y se mueve hacia su inmanencia. Donde la trascen-
dencia tiene que ver con la naturaleza del Ser Supremo y su inma-
nencia está ligada a su autorevelación o la experiencia del creyen-
te con la que Dios se hace manifiesto.
Una vez que el hombre es conciente de la grandeza y la santi-
dad del Señor, es capaz de reconocer cuán inmundo es a causa de
su pecado y cuánto requiere del perdón de Dios para ser pleno. La
libertad del perdón trae tal dicha, que el hombre no puede conte-
ner su respuesta, la cual toma forma en actitudes de servicio y ala-
banza. Este es el sistema litúrgico de la reforma:

LIBRO PARA EL ESTUDIANTE PÁG. 129


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

1. Himno y respuesta
2. Himno y confesión
3. Lectura del Antiguo Testamento y respuesta
4. Lectura de la Epístola y respuesta
5. Lectura del evangelio y respuesta
6. SERMÓN
7. Himno
8. Credo
9. Oración
10. Saludo
11. Ofrenda
12. Preparación y Comunión
13. Himno y respuesta
14. La Bendición y Despedida

el servicio temático

Este modelo fue desarrollado durante las cruzadas evangelisti-


cas. Su cualidad es el énfasis en el mensaje. Todos los elementos de
este servicio estaban orientados a preparar los corazones para reci-
bir el sermón. Se desarrollaba de la siguiente manera:

1. Himno (coordinado con y apuntando al sermón)


2. Oración
3. Himno (coordinado con y apuntando al sermón)
4. La Escritura (coordinada con y apuntando al sermón)
5. Coro (coordinado con y apuntando al sermón)
6. Ofrendas y anuncios
7. Música especial (preparación final para el sermón)
8. SERMÓN

el servicio de alabanza que fluye

Este modelo se desarrolló durante la década de los 70's como


consecuencia de la revolución musical de la década de los cincuenta.

PÁG. 130 LIBRO PARA EL ESTUDIANTE


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

Las canciones se adueñaron del papel protagónico. La adoración


llevó a la gente hacia la trascendencia de Dios finalizando con una
manifestación de su presencia inminente.

1. Cinco tiempos de música, entre los cuales había un tiempo


de oración (La secuencia se describe luego).
2. Ofrendas y saludos.
3. La Escritura y el SERMÓN

Las cinco etapas de canto son similares a las etapas de un


entrenamiento físico para el sistema cardiovascular. Largos e inin-
terrumpidos tiempos de adoración musical, permiten a las perso-
nas ofrecer su ser completo (mente, voluntad, y emociones) al
Señor sin distracción. Este tipo de culto es “hospitalario” por natu-
raleza, invita a las personas a entrar en el júbilo de la relación.
Cantar sostenidamente requiere más planeación de lo esperado,
ya que las canciones de un tiempo (que variaban entre 5 y 10
temas) se deben ejecutar sin interrupciones, la música no debe
detenerse. Las fases de esta etapa son:

· LA INVITACIÓN: Se hace una “Invitación” que es un llamado


a la adoración. No hay ningún tipo de discriminación, todo
el que quiera, es conducido dentro de la adoración. La cele-
bración puede incluir acompañamiento con las manos. Las
letras de las canciones, en su mayoría, están dirigidas a la
congregación antes que a Dios, estas letras son de invita-
ción y ánimo, de tal modo que las canciones dicen a las
personas lo que van a hacer sin darles órdenes. El tempo y
los sentimientos pueden variar durante la invitación. La
invitación a “entrar” y “empezar” y “adorar” es clara. Los
lideres continúan esta fase hasta que hayan hecho contacto
con la gente y cada quien está listo para empezar. El líder
habilidoso “anima” a las personas a alabar.
· EL COMPROMISO: La gente se siente cada vez más cerca de
Dios, en esta fase las letras de las canciones están dirigidas

LIBRO PARA EL ESTUDIANTE PÁG. 131


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

a Dios en lugar de a las personas. Se crea una atmósfera que


dirija los pensamientos de la congregación hacia Dios con
la expectativa de un encuentro.
· LA EXALTACIÓN: La gente canta poderosamente, dándole
reconocimiento y honra a la trascendencia de Dios: “majes-
tad, valor, reinado, señorío”. En la música, el abarcamiento
del tono es más amplio que otras fases porque las notas
altas estimulan una respuesta dinámica y proyectan el sen-
tido de la grandeza de Dios. Si la gente está parada en esta
fase, la respuesta será más fuerte. Este será el tiempo para
canciones de confesión, arrepentimiento y perdón.
· LA ADORACIÓN: Hasta ahora, la gente ha cantado acerca de
Dios, ahora ellos hacen la transición cantando a Dios. La
gente puede sentarse, como si descansaran en su presencia.
El rango melódico se reduce a cinco o seis notas. Las pala-
bras claves podrían ser “tu” y “Jesús” o “Te adoramos”
¡Este no es tiempo para apurarse! No como en la etapa ante-
rior de exaltación, en la que se exalta la trascendencia de
Dios, este estado de adoración enfatiza la cercanía de Dios.
Es importante mantener el equilibrio entre los dos para evi-
tar emociones encontradas.
· LA INTIMIDAD: Esta es la etapa más quieta y más personal. La
atmósfera es una de “Oh mi Señor, Tu eres Hermoso”.

la adoración antigua - futura

Este es un modelo popular para el mundo postmoderno. Este


tipo de adoración combina los elementos contemporáneos con el
resurgimiento de la adoración judía en el Lugar Santísimo. Se hace
énfasis en una progresión leal a la Trinidad, resaltando la obra
Espíritu. Usa una amplia variedad de métodos y voces los cuales
conducen a la gente dentro del Lugar Santísimo en Cinco Etapas:

· PRIMERA ETAPA: CANCIONES DE TESTIMONIO PERSONAL EN EL


CAMPO. Comienza con los adoradores encontrándose donde

PÁG. 132 LIBRO PARA EL ESTUDIANTE


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

ellos están, “fuera” de las puertas del campo. El foco está en


la gente y en sus necesidades personales. Las canciones
usan la primera persona del singular, cantando “Yo soy” o
“Yo tengo”.
· SEGUNDA ETAPA: A TRAVÉS DE LAS PUERTAS Y AGRADECIMIENTO.
La procesión a través de la puerta oriental hasta el salón
exterior solía ser una marcha jubilosa. Las personas están
pensando en ellos y en Dios. Este es el tiempo para cantos
de alabanza.
· TERCERA ETAPA: DENTRO DE SUS SALONES CON ALABANZA. En
esta etapa hay un cambio de lo que “Dios ha hecho” a “lo
que Dios es”. Si la adoración termina antes de entrar en esta
etapa, el adorador quedará a merced de sus emociones y de
la motivación externa, lo cual no es una adoración verda-
dera. ¡No se detenga aquí, empújelo! Este es un tiempo para
arrepentimiento y de apartarse de cualquier cosa que impi-
da la intimidad con Dios.
· CUARTA ETAPA: ADORACIÓN SOLEMNE DENTRO DEL LUGAR SAGRA-
DO. Este es un lugar para celebrar la obra de Jesucristo. Él es
el pan de vida, y la luz del mundo. Este es también el tiem-
po para la oración intercesora por las necesidades de la
iglesia y el mundo.
· QUINTA ETAPA: LUGAR SANTÍSIMO. Toda la atención está en
Dios. La atmósfera es quietud y reverencia, el parpadear de
las llamas de las velas, el olor del incienso, las alas de los
querubines extendidas. Si el líder ha conducido con éxito a
las personas, habrá una elevación de la respuesta de las
personas. En vez de pura emoción, habrá una profunda
devoción que emana desde lo más profundo del espíritu
humano.
Cuando hay conciencia de la presencia de Dios, nos
movemos de la opacidad a la sobriedad. Precaución:
muchos líderes cometen el serio error de empujar a la gente
de vuelta dentro del salón exterior con un coro emocional
de agradecimiento. La adoración toma tiempo, no hay que

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

apurar a las personas. Déjelos cantar: déjelos repetir cual-


quier coro o verso de un himno que exprese de manera
honesta, lo que ellos están sintiendo y haciendo en el
momento.

Bases Teológicas Wesleyanas de


la Adoración
LOS PRINCIPIOS DE LA ADORACIÓN
EN LA PERSPECTIVA WESLEYANA

La adoración tiene dos dimensiones: la liturgia y el estilo de


vida. Juan y Carlos Wesley hicieron una contribución significativa
para ambos:

· EN LA LITURGIA: Los himnos que promulgan la adoración, y


los grupos pequeños que facilitan una relación personal
vívida con Dios, son algunos de los principales aportes que
los hermanos Wesley hicieron a la adoración litúrgica.
· COMO ESTILO DE VIDA: El aporte que aquí hizo Wesley, es una
“norma de vida y servicio”, que conducen a la liberación
del pecado y al progreso personal en la santidad.

En esta sección del capitulo, observaremos aquellos principios


del Metodismo que permiten a sus miembros experimentar un
desarrollo en ambas dimensiones de la adoración.
La misión de la iglesia es promover la restauración del orden
divino en el mundo. La adoración de la iglesia (en cualquiera de
estas dos dimensiones), depende en gran medida de la realidad
por la que atraviesa el mundo en el que está ubicada. Hay una evi-
dencia significativa de que la adoración de la iglesia puede tener
un impacto radical en la condición del mundo.
Muchas personas alrededor del mundo están estudiando los
principios del Metodismo por dos razones: (1) porque el mundo

PÁG. 134 LIBRO PARA EL ESTUDIANTE


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

tal como lo conocemos hoy, reúne condiciones muy similares al


mundo como lo conoció Wesley en los 1700, y (2) porque el éxito
del Metodismo ofrece una esperanza estratégica para el mundo en
el que vivimos.
Para responder esta pregunta, primero hay que formularse
otra: ¿Qué desafíos encontraron Juan y Carlos Wesley en la
Inglaterra del siglo XVIII? Los Wesley nacieron en Inglaterra casi
dos siglos después de la Reforma. Por ello, es necesario considerar
cómo los siguientes principios podrían haber impactado la liturgia
y el estilo de vida de los creyentes en el tiempo de Wesley.

1. SOLA ESCRIPTURA. La Reforma declaró que la autoridad en


materia de salvación procede tan solo de las Escrituras, no
de los rituales de la iglesia, ni de la iglesia en sí misma. Leer
y predicar las escrituras adquirió mucha importancia en la
liturgia de la “nueva iglesia”, no así los sacramentos. El
pueblo tenía acceso a la Biblia y cualquier persona podía
leerla en su hogar. Ello trajo como consecuencia, interpre-
taciones individuales de las Escrituras.
2. SOLA FIDE. La Reforma declaró que la salvación solo era
obtenida por la fe en Dios, y no como un resultado de las
buenas acciones o por la compra de indulgencias. Por ello,
las personas a veces cuestionaban los motivos de aquellas
personas que practicaban buenas acciones.
3. SACERDOCIO UNIVERSAL - SOLA GRATIA. La Reforma hizo énfa-
sis en el sacerdocio de los creyentes. El concepto del minis-
terio comienza a expandir el papel del clérigo más allá de
las paredes de la iglesia. Por Su gracia, todos tienen acceso
a la presencia de Dios.

Como todo movimiento, la Reforma fue, sin duda, el fin de


muchos problemas, pero también el comienzo de otros. Como no
hay acción sin reacción, los cambios traídos por la Reforma no
estarían exentos de sus consecuencias. Tres aspectos negativos
siguieron a la Reforma durante el siglo póstumo:

LIBRO PARA EL ESTUDIANTE PÁG. 135


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

1. Las iglesias le dieron menos importancia a la celebración de


la Santa Cena, y con esto, apartaron los ojos de la santidad.
Sin una clara doctrina de la santidad, el sacramento comen-
zó a centrarse en los sufrimientos pasados y no abrigada en
sí una esperanza futura.
2. Las buenas obras disminuyeron a causa del prejuicio de
que la salvación no se obtenía por méritos propios. Pronto
la sociedad entró en una degradación continua. La iglesia
necesitaba palabra profética que renueve su compromiso
con la restauración del mundo en Cristo.
3. La gente interpretó la Biblia independientemente de la
comunidad de fe, lo cual condujo a muchos al error.

Cuando las Escrituras fueron separadas de la comunidad de fe,


la religión comenzó a ser privada, pero no necesariamente perso-
nal. La religión comenzó a ser intelectual en vez de experimental.
La gente necesitaba una asociación cercana con otros miembros
del Cuerpo de Cristo, para descubrir la verdad y la experiencia.
Juan y Carlos reconocieron estas condiciones y respondieron a
esto con una teología práctica de la santidad del corazón (amor
por Dios) y la vida (amor por otros).
Los Wesley estaban determinados a reivindicar el concepto
bíblico de la santidad. ¿Qué significa vivir una vida santa? Wesley
observó que los intentos humanos para lograr la santidad habían
fallado:

· Un ataque frontal en contra de las acciones pecadoras no


funcionó. Además de esto, declaraciones valerosas tales
como: “Yo no lo haré más nunca” o “Yo siempre haré esto”,
hacen que las personas se sientan sin poder para cambiar.
Luchar contra el pecado con una disciplina severa no pro-
duce ningún efecto a favor de que la persona domine sus
malos pensamientos y deseos (Col. 2:22-23).
· El aislamiento del mundo parecía ser una buena respuesta,
y brindaba al hombre cierta apariencia de santidad, pero

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

esta apariencia era superficial. Esconderse no hizo más que


esconder el pecado. Escapar del mundo sólo retrasa las
necesidades de enfrentar actitudes de pecado y no es el
propósito de Dios con la iglesia (1 Ti. 5:24-25).
· Esconderse de Dios y Su Palabra lleva al hombre a un con-
suelo temporal. Sin embargo, ignorar la santidad lleva
rebaja al hombre y lo envía tras sus instintos más bajos y no
a la verdad salvadora (Ro. 1:18-20).

Juan y Carlos fueron cuidadosos de no empequeñecer el lla-


mado bíblico a la santidad. Su meta era la religión personal, la san-
tidad real de la vida y el corazón. Ellos desarrollaron un método
que les permitía a las personas tener una relación dinámica y per-
sonal con Dios. Organizaron una variedad de grupos que pasaron
a ser la estructura del movimiento Metodista.
Los grupos pequeños se reunión para restaurar la vida espiri-
tual, trabajando sobre los pensamientos, la acciones y las motiva-
ciones del corazón. Cada grupo tenía objetivos claros y estrategias.
Un elemento que fue común para todos los grupos fue el de reco-
lectar ofrendas para los pobres. Esto pasaba en cada reunión, sin
excepción. Había 6 diferentes tipos de grupos dentro de la
Sociedad Metodista, cada uno haciendo una contribución a la for-
mación espiritual.

· SOCIEDADES: Eran grupos de personas que se reunían con el


propósito de leer la Biblia y meditar en ella. El propósito de
la predicación y de todo el grupo era una transformación
del pensamiento a la mente de Cristo. Dentro de este tiem-
po, se incluía un tiempo de testimonios de victoria, exhor-
tación y entonación de himnos.
· CLASES: Eran grupos constituidos por entre 8 y 12 personas
que se reunían para brindarse soporte mutuo para el diario
vivir. En este tiempo, era expuesta y explicada la doctrina,
pero también se promovía la adoración personal. Estos gru-
pos siguieron la Regla General de conducta que se basaba en

LIBRO PARA EL ESTUDIANTE PÁG. 137


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

la pregunta: “¿Cómo podría una persona santa vivir en esta


cultura hoy?, o más personal, ¿Cómo podría Cristo vivir si
enfrentara mi situación y tentaciones?” A cada miembro se
le pidió tener un registro de su obediencia a Cristo. El facili-
tador del grupo era una persona cuya vida fue un ejemplo
de fe y obediencia de Cristo. Wesley le dio una responsabi-
lidad considerable a los lideres de estas clases.
· BANDAS: Pequeños grupos de 2 a 6 personas que se reunían
para tener una conversación íntima acerca de los motivos
del corazón. Las preguntas claves eran: ¿Que pecados cono-
cidos ha cometido desde nuestra última reunión? ¿Qué ten-
taciones ha sufrido? ¿Cómo salió de ellas? ¿Qué ha hecho,
pensado, o dicho que usted sospeche pueda ser pecado?
¿No ha hecho nada que desee mantener en secreto?
· BANDAS PENITENTES: Estos grupos fueron diseñados para las
personas sinceras que estaban atadas a un pecado. El deseo
de estas personas era hacer las cosas bien, pero no habían
encontrado la fortaleza y la disciplina para sobreponerse a
los viejos patrones de comportamiento. Estos grupos die-
ron su aporte en el área de las adicciones con la terapia de
grupo. Las bandas penitentes se reunían los sábados en la
noche, durante ese mismo tiempo, el mundo ofrecía toda
clase de tentaciones.
· SOCIEDADES SELECTAS: Este era un grupo pequeño de líderes.
Sólo los más fieles y dedicados líderes eran invitados. Esta
sociedad no tenía reglas ni orden de servicio. No tenía un
líder oficial. Incluso si Juan Wesley estaba presente el no
presidía la reunión. Cualquier tópico de preocupación para
su liderazgo podía ser discutido. Este era un tiempo donde
los líderes podían exponer sus cargas y recibir orientación
y soporte. Aunque no había reglas, cada asunto tratado allí
era guardado en estricta confidencia.
· ADORACIÓN FAMILIAR: Este grupo fue diseñado para ayudar a
los padres a conducir a sus hijos en su formación espiritual.
Las devociones familiares se llevan a cabo en la mañana y en

PÁG. 138 LIBRO PARA EL ESTUDIANTE


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

la noche. Una conversación personal fue sostenida con cada


niño los jueves. Los sábados en la noche eran dedicados a
revisar lo que se ha aprendido durante la semana.
· GUÍAS ESPIRITUALES: Esta fue una sociedad de dos personas,
similar a una sociedad moderna de oración diaria. Esta pro-
curaba una relación espiritual basada en la “conversación
cercana”. La confianza mutua es la mejor plataforma para
un compartir abierto y un crecimiento espontáneo.
· GRUPOS PEQUEÑOS. El movimiento de grupo pequeño empe-
zó cuando Wesley hubo plantado cientos de organizaciones,
las cuales resultaron ser una herramienta efectiva para la
formación espiritual. Nótese el énfasis en la comunidad de
fe. Wesley estaba convencido de que a pesar de que los ser-
vicios de adoración eran importantes, ellos no eran suficien-
tes para ayudar a la gente a asimilar la enseñanza de una
vida santa. Era esencial reunirse en grupos pequeños donde
las ideas podían ser procesadas, y el compromiso podía ser
fortificado. La santidad no es evidenciada por los frutos de
nuestros labios, sino por los frutos de nuestras vidas.

EL ESPÍRITU SANTO Y LA ADORACIÓN

¿Qué estudiamos nosotros cuando queremos aprender acerca


de la adoración? El Espíritu Santo es quien capacita al hombre y lo
motiva a responder al amor inmerecido de Dios en cualquiera de
las dos dimensiones de la adoración, es decir, la experiencia comu-
nitaria de proclamación de las bondades y maravillas del Señor, y,
el modo en que cada acto de nuestra vida expresa ese agradeci-
miento y admiración por Él.

¿quién es el espíritu santo?

El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad,


es el regalo de Dios a la iglesia (Hch. 2:38). El Espíritu trae gracia
(He. 10:29) y verdad (Jn. 14:17; 16:13) al Cuerpo. Cuando el

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

Espíritu tiene libertad para operar en el Cuerpo, hay paz y creci-


miento (Hch. 9:31).
¿Cuál es el papel del Espíritu Santo en la adoración? El Espíritu
Santo sensibiliza a la iglesia ante la revelación de Dios, y además,
estimula su respuesta a esta revelación. Con ello, promueve la
interacción entre Cristo y Su Iglesia.

¿cómo es revelado el espíritu santo?

Algunas de las cualidades de Dios son su extroversión y natu-


raleza comunicativa. Como consecuencia de ello, Dios está siem-
pre revelándose a sí mismo. El principio de la revelación de Dios
es la creación, ella en si misma es un mensaje de Dios. Como tal, la
creación hacía necesaria la intromisión de un interlocutor: el hom-
bre. Es así que Dios establece un diálogo histórico con el hombre.
Esta autorevelación de Dios, no es producto de una necesidad de
Dios por ser reconocido, sino consecuencia de su amor.
La creación es parte importante de la teología hebrea así como
la ley. Entonces, se puede decir que el Dios del antiguo pacto (Dios
el Padre) se reveló a través de la creación y de la ley y esta revela-
ción sigue vigente hoy. No obstante, la revelación de Dios alcanzó
su clímax en la manifestación de Cristo. Todos los medios a través
de los cuales Dios se había revelado hasta entonces, habían podi-
do mostrar a Dios en forma limitada, pero Jesús era Dios mismo
en toda su plenitud. Él es la imagen visible de aquello que es invi-
sible, es Dios mismo mostrándose al hombre, Él es el mensaje (el
logos de Jn. 1:1) y el comunicador del mensaje.
Hoy, Dios no habita en medio nuestro de manera visible y,
como hombres, estamos incapacitados para captar su presencia
obrando entre nosotros y en el mundo. Es por ello que se hace
necesaria la intervención de Dios mismo en Espíritu, como un
agente que actúa en la iglesia y a través de ella dando a conocer
al hombre, aquello que él no puede conocer de Dios por sí mismo.
El Espíritu nos revela al Hijo y nos conduce a toda verdad. Quita
el velo de nuestros ojos y nos ayuda a ver la gracia de Dios

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

haciéndose manifiesta en nuestras vidas. La manifestación del


Espíritu Santo en la historia de la salvación, se desarrolla de
manera gradual.

la revelación del espíritu santo


en el antiguo testamento

La Trinidad es expuesta de manera parcial en el Antiguo


Testamento, un ejemplo de esto es el Tabernáculo Judío. El cami-
no hacia el Lugar Santísimo, describe la obra redentora de Dios a
través de la historia. Dios el Padre es representado en el salón exte-
rior, al que todos tenían acceso (la creación: Él es el creador de los
cielos y la tierra). El tamaño de los muebles dan muestras de su
gran misericordia; el altar nos trae a la memoria el sacrificio de
Cristo (Dios Hijo) en propiciación por nuestros pecados; y, por
último, el lavado de agua, señala la obra purificadora de Dios
Espíritu.
El Espíritu Santo nos conduce a una intimidad profunda con
Dios. La Presencia del Espíritu iluminó el lugar Santísimo sobre al
“Arco del Compromiso” y bajo la constante adoración del serafín.
El Compromiso es la promesa iniciada por Dios. Cada uno de nos-
otros pasa a formar parte de este compromiso por medio de la fe
en Cristo. Pero este compromiso es bilateral, es decir que deman-
da algo de nosotros, lo cual significa que nuestra respuesta a al
mismo debe ser obediencia. La obediencia es la base de toda rela-
ción entre Dios y el hombre, pero el hombre no puede obedecer a
Dios sin la intervención del Espíritu Santo.

la revelación del espíritu santo


en el nuevo testamento

Los Evangelios relatan el cumplimiento del primer pacto, este


abrió la puerta del nuevo pacto por medio de Jesucristo. Si bien la
sangre (que representa la muerte del Hijo) es el sello con el que se
legitimó dicho compromiso, no significa que el tal haya perdido

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

vigencia, por el contrario, la muerte del testador hace efectivo al


testamento. Para convalidar esto, Jesús nos deja dos señales per-
manentes. La primera es el pan y el vino con la que conmemora-
mos la obra redentora de Cristo, y la segunda, que tiene más vigor,
es el Espíritu Santo mismo.
Cuando Jesús murió, el velo del templo, que dividía el lugar
santo del lugar santísimo se rasgó en dos de arriba abajo (Mc.
15:38), este es un símbolo de que el Espíritu había sido liberado
para entrar en los corazones de todo el que aceptara participar de
este pacto.
El serafín era símbolo de una adoración constante. Cada vez
que el pueblo de Dios se reúne, celebra el compromiso de la gracia
de Dios. ¿Cuáles eran los términos del compromiso? Dios prome-
te bendecir a su gente cuando el tiempo sea cumplido, y los hom-
bres se vuelvan de sus malos caminos para acercarse a Dios y
andar en Su voluntad. Esta es la razón por la cual la comunidad se
reúne: para escuchar a Dios y fortalecer su fe. Adorar a Dios en
Espíritu y Verdad es experimentar en el andar diario un encuen-
tro con el Espíritu del Dios vivo.
El Espíritu Santo es revelado de manera plena en el
Pentecostés. Previo a esto, los discípulos del Señor permanecieron
expectantes durante siete semanas, perseverando unidos en ora-
ción. ¿Qué paso mientras esperaban? Dios les dio conciencia de su
necesidad, estaban perdidos y sin poder, desanimados, desilusio-
nados porque sus expectativas no habían sido cubiertas. Mientras
ellos hablaban, recordaban la evidencia de la gracia del Señor, y su
fe creció. Gradualmente le entregaron el control de su futuro a
Dios, buscaron Su voluntad y reconocieron su dependencia.
Cuando estuvieron listos, Cristo envió al Espíritu Santo tal y
como lo había prometido. Sus vidas fueron transformadas y reci-
bieron poder, esperanza y amor. Como consecuencia hablaban
valientemente, dando testimonio de su fe y de las cosas que Dios
había hecho con ellos (Hch. 2:2-4). Este patrón se repite en la ado-
ración: cada vez que nos reunimos esperamos, expresamos nues-
tras necesidades, recordamos la fidelidad de Dios, recibimos

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

nueva gracia y Él nos da la fe para reconocer su voluntad. El pue-


blo responde a este encuentro con disposición de corazón, luego el
Espíritu nos capacita para poner por obra la voluntad de Dios.

la revelación del espíritu santo


en la iglesia

El Espíritu sale a nuestro encuentro cuando nos congregamos


para adorar, pero también nos acompaña cuando somos enviados
al mundo. Esto es lo que significa adorar al Señor en espíritu y ver-
dad: que nosotros tengamos un encuentro con el Espíritu en la
liturgia y vivamos en el cumplimiento de su voluntad en el
mundo.
Cuando fallamos en obedecer la voluntad de Dios en la vida
diaria, no cumplimos con la meta de un encuentro con Él. Para
muchas personas es complicado asumir compromisos con Dios a
través de la adoración, pues tales compromisos son difíciles de lle-
var a cabo en la vida diaria. La buena noticia es que el Espíritu
Santo nos capacita para asumir tales compromisos y nos ayuda a
superar los límites de nuestra naturaleza caída. El Espíritu de
Cristo empatiza con nuestras debilidades (He. 4:15).

¿cómo recibimos la gracia del espíritu santo?

La doctrina de la santidad y la santificación se suelen separar


equívocamente de la doctrina de gracia. La gracia es el punto de
partida de la redención, y conforme a su disposición en la vida del
creyente, manifiesta distintas facetas. La gracia de Dios es el amor
de Dios al enviar a su Hijo en propiciación por nuestros pecados,
es su iniciativa de restaurar la relación del hombre consigo. La gra-
cia nos otorga el gran privilegio de ser portadores del Nombre de
Cristo (Cristianos), incluso luego de haberle fallado.
La gracia perdona. La gracia nos coloca en la posición de cola-
boradores de Dios en la expansión de su Reino. Por su gracia, Él
nos delegó el cuidado de su creación (Gn. 1:28). La gracia es la

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

generosidad de Dios por la que nos provee de todo cuanto necesi-


tamos para obedecerlo libremente. La gracia nos permite compar-
tir en proporción a lo que recibimos. La gracia es el amor de Dios,
activo en nuestras vidas: sin duda que esto es el Espíritu Santo
obrando en nuestras vidas.
La adoración Wesleyana tiene una visión optimista de la gra-
cia de Dios. Wesley clasifica la gracia de Dios de acuerdo con la
necesidad del hombre, en el momento en que es administrada:
gracia preveniente, gracia salvadora, gracia santificadora. La gra-
cia es eficaz para perdonar, para renovar, para transformar, y para
tener comunión con Dios. El Espíritu Santo da gracia de acuerdo
con la necesidad de cada individuo. El Espíritu es el “YO SOY”
(Yo soy todo lo que tu necesitas).
Aún cuando la gracia de Dios es un regalo gratuito, somos res-
ponsables de abrir nuestras vidas para recibirlo. Wesley, percibió
en las disciplinas espirituales, un medio importante para tales
efectos. No obstante, las disciplinas nos son nada en sí mismas
sino interviene la fe de quien las practica, sólo entonces pasan a ser
“medios de gracia”. Los medios de gracia disponen el corazón del
hombre para recibir la gracia de Dios sin tratar de imponerle nues-
tros límites. Wesley clasificaba los medios de gracia de la siguien-
te manera:

MEDIOS DE GRACIA

1. Medios generales
a. Obedecer los mandamientos
b. Autonegación
c. Tomar nuestra cruz
2. Medios particulares
a. La oración
b. Escudriñar las escrituras y meditar sobre ellas
c. La Santa Cena
d. El Ayuno

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

e. La conferencia cristiana: una conversación informal


con compañeros espirituales.
3. Medios prudenciales
a. Reunión de grupo pequeño
b. Culto de oración
c. Vigilia y Pacto Wesleyano
d. Reuniones de ágape: para la restauración de relacio-
nes en la comunidad cristiana
e. Visitar enfermos
f. Ser productivo en el trabajo diario
g. Lecturas devocionales: obras de hombres de fe

A lo largo de la historia se ha comprobado que aquellos a quie-


nes conocemos por ser grandes hombres de fe, basaron su relación
con Dios sobre la praxis de alguna disciplina espiritual que contri-
buyese a su crecimiento. Es sabido en muchos casos, que no sólo
las practicaban sino que las promovían. A continuación se enume-
ran algunas prácticas, clasificadas de acuerdo con el momento his-
tórico y las personas que las ejercían:

1. LOS HEBREOS: El tabernáculo, los sacrificios, la circuncisión,


el peregrinaje, las fiestas, el ayuno, la limpieza de manos y
pies.
2. LA IGLESIA PRIMITIVA: El bautismo, santa cena, entrega de
bienes, compartir comida, compañerismo, martirio.
3. LA IGLESIA DE LA EDAD MEDIA: Ascetismo, iconografía, mo-
nasticismo, lectio divina, sencillez, labor agrícola, tomar
votos.
4. LAS DISCIPLINAS TRADICIONALES: Oración, meditación en la
Palabra (aplicación), estudio de la Palabra (contenido), abs-
tinencia, sencillez, soledad, sumisión, servicio, celebración
(júbilo del Pueblo reunido), alabanza, dirección espiritual,
confesión (del pecado y de la fe).
5. LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA: Lectura bíblica, grupos de ora-
ción, ayuno, estudios bíblicos, día de reposo, diezmo y

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

ofrendas, diario espiritual, silencio, adoración, música, con-


gresos y retiros o campamentos, peregrinaje, santa cena,
bautismo, matrimonio, aniversarios, estudios teológicos,
conserjería u orientación, grupos de apoyo, amistades espi-
rituales, compañerismo, pacto y renovación del pacto,
ordenación, vocación, compasión, hospitalidad, gestos
(manos levantados, caídas), deportes, dieta, ungir con acei-
te, penitencia.

La fe es el ingrediente más importante en la actividad espiri-


tual. Sin fe, los hábitos espirituales son huecos y no actúan como
canales de gracia. Finalmente, aquello que debía ser una bendición
se torna en un medio de opresión: legalismo.

¿cuál es el papel del espíritu santo


en la restauración?

De acuerdo con Wesley, la salvación es una restauración total


del ser humano. Estas son las buenas nuevas: todo aquello que fue
afectado por la caída del hombre puede ser restaurado en Cristo.
No se trata de una cura mágica, sino de una obra realizándose
constantemente a través del poder del Espíritu hasta alcanzar su
culminación en el establecimiento del reino de Dios. Este es el
cumplimiento del plan de Dios en Génesis 1:28.
Dios delegó autoridad al hombre cuando dijo: “Multiplíquense
y llenen la tierra y sométala”. Esto significa que en Dios, el hom-
bre tiene autoridad para someter su naturaleza a los designios
divinos. Pero ello sólo es posible en Cristo y por el poder del
Espíritu Santo, para lo cual, el hombre debe volver primero a Dios
y tener fe en Él. Acto seguido, es preciso que desarrolle hábitos
que mantengan firme su relación con el creador. Las disciplinas
espirituales (o medios de gracia), ayudan al hombre a mantener
viva la relación del hombre con Dios.
La restauración es el fruto de la gracia de Dios. Dios nos llena
con el Espíritu Santo y nos envía al mundo para ministrar gracia a

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

otros. La labor del Espíritu Santo es traer orden y restauración al


mundo. En Génesis 1:2 dice que el “Espíritu de Dios se estaba cer-
niendo sobre” la superficie que estaba desordenada y vacía, tra-
yendo orden al caos. El Espíritu Santo fue derramado en el
Pentecostés y llenó a todos los que tuvieron fe en Cristo. El
Espíritu trabaja a través de la iglesia en la restauración del mundo.
El Espíritu Santo restaura nuestra relación con Dios. El Espíritu
nos conduce a Dios mostrándonos su gentil amor y compasión.
Cuando nos aferramos a Dios con fe, Él nos adopta como sus
hijos (Ro. 8:15). El Espíritu viene a vivir en nosotros (Jn. 14:20) y
comienza a trabajar en la restauración (Jn. 6:63). El Espíritu nos
enseña cómo comunicarnos con Dios en oración (Ro. 8:26). Es el
Espíritu que habita en nuestro interior el que nos ayuda a exami-
nar nuestros corazones (1 Co. 2:10-11) y nos ayuda a reconocer
cuando estamos equivocados (Jn. 16:8). El Espíritu nos enseña
cosas en la medida que crecemos, y nos recuerda lo que ya hemos
escuchado (Jn. 14:26). La belleza del Espíritu nos conduce hacia la
intimidad con Dios.
Cuando Dios creo al hombre le dio la capacidad de relacionar-
se: con Dios, son sus semejantes y con la creación. Esa capacidad
fue alterada por la caída y todo tipo de relación ha sido dañada
por el pecado. No obstante, el Espíritu Santo se encarga del proce-
so de restauración de dichas relaciones. Es así que la iglesia en sí
misma es juicio al mundo, y a su vez, promotora de la paz (que en
este caso significa las buenas relaciones entre los hombres) (Jn.
17:21). La visión de Dios para el mundo es que todas las naciones
que lo conforman se aferren a Dios y aprendan a vivir en armonía.
Isaías profetizó acerca de esta restauración “Las naciones vol-
verán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces” (Is.
2:4b). El Señor saneará las disputas internacionales, y cada uno
vivirá quietamente en sus hogares en paz y prosperidad, no habría
nada de que sentir miedo. “¡El Dios Todopoderoso ha prometido
esto!” (Miq. 4:1-4). El Espíritu nos llama a tomar parte en el cum-
plimiento de esta misión (Hch. 13:2; 20:28), y nos capacita con
talentos (1 Co. 12:11) y poder (1 Co. 12:1, 8-11). Cuando hacemos

LIBRO PARA EL ESTUDIANTE PÁG. 147


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

esto, el fruto del Espíritu fluye a través de nuestras vidas hacia


otros (Ga. 5:22-23). Cuando el mundo vea el amor de Dios en la
iglesia, será seducido por el mismo y se inclinará ante el Señor (Jn.
17:23). Hablar del amor de Dios en la iglesia no es lo mismo que
pretender esconder los conflictos internos que en ella se generan,
más bien significa que Dios nos ha dado el poder de sobrellevar
nuestras diferencias y sobreponer la voluntad de Dios a nuestra
voluntad y nuestras emociones (Stg. 4:1-3; 1 Co. 3:1-4). Si nos ama-
mos los unos a los otros, entonces el mundo tiene un testimonio
vivo de que Dios existe (1 Jn. 4:12).
El Espíritu Santo restaura nuestra relación con la creación.
Vendrá un día cuando “el lobo y el cordero vivirán juntos”, y “La
vaca y la osa pacerán”, y “el león y el buey comerán pasto”. “Los
bebes gatearán seguros entre las víboras venenosas”, “nada daña-
rá o destruirá” en el Reino de Dios (Is. 11:6-9). Dios nos está invi-
tando a dejar su gracia fluir a través de nosotros a toda la creación.
Dios le da a cada creyente alguna habilidad especial para contri-
buir a la restauración del mundo. Cada persona recibe dones de
acuerdo a su fe en Dios, de manera que su trabajo le dará gloria a
Dios en vez de a la gente. No importa la forma que adquieran estos
dones, su poder y efectividad provienen del amor del Espíritu. Es
por esto que la diligencia en la restauración es tan importante, de
manera que la gente dé de su llenura y no de su necesidad.
El propósito de la gracia es el de restaurar nuestra relación con
Dios, restaurar nuestra relación con todas las personas, y restaurar
nuestra relación con la creación. Dios quiere la restauración de
nuestra mente, cuerpo y emociones, y nos invita a venir y beber de
la fuente de la gracia.

LA SANTIFICACIÓN Y LA ADORACIÓN

La santificación es una parte importante de la adoración. La


consagración total facilita la intimidad personal con Dios, cuando
la iglesia se reúne para adorar, y les da el poder a los creyentes de
vivir una vida santa en el mundo.

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

La palabra santificación viene del verbo “santificar” que significa


poner aparte, consagrar, hacerlo libre de pecado. Algunas perso-
nas tienen un par de zapatos exclusivamente para salir a correr o
para ocasiones especiales. La santificación es el acto de poner la
voluntad aparte del uso ordinario, y someterla de manera exclusi-
va a la voluntad de Dios. Este es el significado del mandamiento
de “no tener otros dioses” (Ex. 20:3). Jesús nos dio un ejemplo
cuando se “santificó” a sí mismo en el Jardín y consagró su ser a la
voluntad del Padre (Jn. 17:19).
La santificación no es una imposición de Dios, en dicho proce-
so juega un importante papel la voluntad del hombre. La santifi-
cación es el reverso de la decisión de Adán y Eva, los cuales dije-
ron, “No la voluntad de Dios sino mi voluntad”.
La santificación es subsiguiente a la salvación. La salvación
responde a la pregunta: “¿Que puedo hacer con mi pecado?” y la
santificación responde la pregunta: “¿Que haré con mi libertad?”.
El tiempo entre la libertad del pecado y la consagración de la vida
depende del progreso de la persona en la fe.
Una expresión del amor de Dios por el hombre es que le con-
cedió la libertad de buscar a Dios o resistirse a Él. Dios no nos obli-
gará a hacer su voluntad, porque esto niega la naturaleza del
amor. Esta es una muestra de la confianza que tiene Dios, produc-
to de su gentil amor, que es lo suficientemente fuerte para condu-
cir a las personas dentro de una relación íntima consigo mismo.
Esta es la base de la doctrina Wesleyana de la gracia preveniente.
La escogencia voluntaria de hombres y mujeres es esencial
para la santificación. Dios creo al hombre y a la mujer como seres
racionales, con la habilidad de proyectarse hacia el futuro y de
tomar decisiones que tienen efectos a largo término. La imagen de
Dios en el hombre ha sido distorsionada y corrompida por el peca-
do, pero la buena noticia es que todo aquello que sufrió las conse-
cuencias del pecado, puede ser restaurado a su estado original en
Cristo. Esta restauración, sin embargo, no se lleva a cabo de mane-
ra instantánea, sino tras un proceso en el que el plan redentor de
Dios se va concretando.

LIBRO PARA EL ESTUDIANTE PÁG. 149


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

Wesley realizó entrevistas periódicas y de manera intensiva


que revelan el proceso que conduce al hombre hacia la fe salvado-
ra. El producto fue un esquema en el que se describen los pasos de
dicho proceso. Los líderes de las bandas y grupos de Wesley, fue-
ron instruidos en este proceso con el fin de que pudieran facilitar
el proceso en las personas a su cargo:

1. Curiosidad o despertar inicial


2. Observación de otros
3. Preguntas y aprendizaje
4. Prueba inicial
5. Profesión de compromiso de vida

Esta tabla del desarrollo de la fe, permite a los líderes respetar


la libertad humana, evitando la inestabilidad de los compromisos
prematuros. Para Wesley, el evangelismo incluye colocar al nuevo
creyente en un grupo de discipulado de manera que los resultados
puedan durar. La salvación no es solo una aceptación mental de la
realidad de Dios, sino un cambio completo de vida. De la misma
manera, Wesley desarrolla una tabla en donde se describe el pro-
ceso de la entera santificación.

1. Saber que Dios le llama a la salvación


2. Invitar a Dios a preparar su corazón
3. Una consagración completa
4. Esperar la gracia santificadora instantáneamente por la fe
5. Seguir pacientemente el hambre de su alma
6. Aceptar de Dios el don gratuito de la llenura con el Espíritu
Santo
7. Una oración por la gracia santificadora: “O Dios, yo te
alabo por todo lo que Tú has hecho por mí y mis hermanos
y hermanas en Cristo. ¡Santo es tu nombre! Ahora yo abro
mi corazón en su profundidad ante Ti. Limpia con el fuego
de tu Espíritu cualquier cosa que sea diferente a Cristo.
Purga mis actitudes, mi espíritu, mis afecciones.

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

Consume todos mis pecados. Lléname con tu amor


hasta que yo ame incluso a aquellos que me persiguen o
tratan mal. Hazme una flama de santo amor. Toma todo lo
que es mío, no guardaré nada. Te doy mi cuerpo, mi alma,
mi libertad y mi vida. Haz conmigo lo que desees. Yo sólo
deseo conocerte mejor y servirte mejor todos los días de mi
vida. Si en tu voluntad soberana yo estoy listo para recibir
una santificación total, por favor pon este regalo en mi
corazón sin valor. Si no ha llegado el tiempo, si todavía
existe trabajo por hacer para prepararme para la llenura del
Espíritu, entonces Señor, ayúdame a esperar pacientemen-
te, y que mis ojos puedan ver lo que Tu me estas enseñan-
do para preparar mi corazón”.

Es obvio que la santificación es un proceso, pero también tiene


momentos definitivos de decisión. El Metodismo provee una
estructura que facilita la santificación de las personas. Hay
muchos elementos claves para la santificación:

1. Una autoestima honesta y una norma de vida.


2. Una consagración pública.
3. Una motivación semanal para un progreso espiritual.
4. Solidaridad con el oprimido.

una estima honesta del ser

Esto es fundamental para toda transformación. Los alcohólicos


Anónimos, tanto como otros grupos de rehabilitación dicen que el
primer paso para cambiar es admitir el problema. Wesley observó
que las personas que vivían una vida santa, comenzaban su jorna-
da reconociendo sus debilidades y tentaciones. Esto no es fácil.
Nuestra naturaleza humana está acostumbrada a esconderse de la
verdad. La autodecepción es una barrera para la transformación.
Cuando aceptamos nuestra debilidad, nos damos cuenta de
que nuestros esfuerzos no son suficientes para generar un cambio

LIBRO PARA EL ESTUDIANTE PÁG. 151


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

en nosotros. La Presencia del Espíritu Santo conduce nuestras


mentes hacia la verdad acerca de Dios y de nosotros mismos. Él
nos ayuda a tener una autoestima honesta. Él no esconde nuestro
pecado, pero nos convence de que su gracia es mayor que nuestro
pecado. El mensaje del Espíritu es de esperanza y victoria.
El Espíritu nos hace concientes de nuestras debilidades y nos
ayuda a encararlas en lugar de esconderlas o simplemente justifi-
carlas. La auto-honestidad permite al Espíritu Santo, transformar
nuestros pensamientos. Basados en la luz que Dios Espíritu arroja
sobre nuestras falencias, es posible establecer una norma de vida
que incluya prácticas, a través de las cuales, la gracia de Dios
pueda hacerse efectiva en mí.

consagración pública

Cada individuo de acuerdo con su carácter particular, área de


servicio, y tentaciones, debe establecer su propia norma de vida.
Este fue el plan para la formación espiritual, la cual brindaba una
orientación sobre cómo redimir el uso del tiempo y recursos, y
permitía medir sus progresos. La habilidad de guardar promesas
conduce al crecimiento espiritual. Generalmente, somos estrictos
guardando promesas cuando las mismas son hechas litúrgicamen-
te. Esto asegura que el director real es el Espíritu Santo, y la habi-
lidad de ser fieles depende de la apertura de uno al trabajo del
Espíritu. El compromiso de cumplir con las normas de vida, se
realizaba en un culto público, a través de la siguiente oración:

“Eterno creador, yo invoco Tú presencia, como testigo del com-


promiso que estoy asumiendo ahora contigo, a través de esta
norma. Te pido que me apoyes y me mantengas responsable de
esta promesa, satisfecho con un lugar en el trabajo al cual Tú me
designes. Que pueda yo querer nada más que Tú presencia,
como única recompensa.
Cristo, tú nos llamaste para muchas tareas. Algunas son
fáciles, otras difíciles; algunas brindan honor, otras reproches;
algunas son adecuadas a nuestras inclinaciones e intereses, mien-
tras otras son contrarias a ambas. En algunas te complaceremos

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

a Ti y a nosotros; en otras, no te podremos complacer excepto si


nos negamos a nosotros mismos. Cualquiera sea la tarea que nos
des, sí vamos a tener la fuerza para ser fieles, es porque Tú nos
das la fuerza.
Espíritu Santo, permanece a mi lado mientras yo tomo en
mí ser, con júbilo, el yugo de la obediencia, comprometido por
amor a Ti, a buscar y hacer solo Tu voluntad. Por tanto, yo ya
no me pertenezco, te pertenezco a Ti. Ponme lo que quieras,
pruébame con quien Tú quieras, ponme a hacer, ponme a sufrir,
déjame ser usado por Ti o dejado a un lado por Ti; exaltado por
Ti, o humillado por Ti. Déjame estar lleno, déjame estar vació.
Déjame tenerlo todo, déjame sin nada. Yo, libremente y de todo
corazón rindo todo para complacerte, y me pongo a Tu disposi-
ción. Y ahora, oh glorioso y bendito Padre, Hijo y Espíritu Santo,
ustedes son míos y yo de ustedes. Que así sea. Pueda esta pro-
mesa que yo hice en la tierra ser ratificada en el cielo”.

responsabilidad semanal y progreso

Los grupos pequeños descritos en la primera parte de este


capítulo, actúan como complemento de la obra realizada por el
Espíritu Santo en la vida de cada persona. El líder pide a cada per-
sona un informe de su progreso en el cumplimiento de su norma
de vida. La gente tiene la oportunidad de compartir el crecimien-
to y de revelar cómo El Espíritu Santo los condujo hasta el mismo.
Este método evita la imposición de formas estándares extremistas
o métodos predeterminados. La persona no era condenada por sus
fallas, sino motivada a practicar el medio de gracia más diligente-
mente.

solidaridad con el pobre y el oprimido

Jesús declaró que su ministerio fue “dar la libertad a aquellos


que estaban oprimidos” (Lc. 4:18b). Cerca del final de su vida, Él le
dijo a sus discípulos que cuando nosotros ministramos al oprimido
(hambriento, sediento, desnudo, enfermo, prisionero, o extranjero),
ministramos a Jesús (Mt. 25:40). Dios nos pide que terminemos el
trabajo de Cristo en el mundo, y esto incluye un ministerio que

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

traiga restauración al pobre y al oprimido. Esta es la tarea principal


de la santificación: llevar a cabo el mandamiento de Dios de “llenar
la tierra y someterla” (Gn. 1:28).
Para Wesley, la santidad no sólo significa un asunto de intros-
pección personal y auto-mejoramiento; la santidad es social. Cada
aspecto de la santidad individual esta dirigido a ser un agente de
perfecto amor al mundo. Una transformación interna, si esto es
real y sostenido, necesariamente incluye, según Wesley, lo que él
llama “actos de misericordia”. Por esto Wesley es considerado
como un “teólogo práctico”, porque la espiritualidad incluye actos
tangibles como: dar buenas noticias a los que están afligidos, dar
asistencia al necesitado, ministrar al enfermo, alimentar al ham-
briento, abogar por el oprimido, y buscar la libertad de los escla-
vos y las mujeres.
Un auténtico crecimiento espiritual se manifiesta en una
pasión creciente por vivir al servicio de los otros, especialmente de
los marginados. Estos importantes aspectos de la espiritualidad
Wesleyana pueden ser vistos en varios niveles: Visitando al pobre
cada semana y compartiendo las buenas noticias con ellos;
Atendiendo las necesidades físicas de los que escuchan; Rectificar
y reformar las estructuras sociales que los mantienen pobres; y
Compartir la vida con las personas marginadas.
Cristo enseñó que hay que servir a otros y así demostrar la fala-
cia de la superioridad individual. Estas características revelan el
optimismo Wesleyano por la transformación social, un cambio
social que fluye de la liberación del pecado.

Herencia Himnológica Wesleyana


y Adoración
LA MÚSICA Y LA FORMACIÓN ESPIRITUAL

Cuando cantamos declaramos lo que creemos acerca de Dios.


Los cantos espirituales trabajan en dos direcciones: (1) La liturgia,
que nos enseña a pensar acerca de Dios, e incluye todo lo que hace-

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

mos juntos en un culto de adoración (la lectura, el sermón, las can-


ciones, etc.). (2) Las letras de las canciones que entonamos, que
cuando se es conciente de lo que dicen, producen un impacto
poderoso en nuestra percepción de Dios y la forma en que vivi-
mos.
La música ayuda a establecer una conexión de la persona con
su espíritu, en donde la comunión con el Espíritu Santo se hace
posible. A través de la música podemos procesar nuestros pensa-
mientos, sentimientos y deseos. Esto le permite a nuestro espíritu
no esconderse y reconocer nuestra necesidad de Dios.

INFLUENCIA DE LA MÚSICA
EN LOS PERSONAJES BÍBLICOS

Los Salmos son el himnario del Antiguo Testamento. Este libro


de canciones, es una hermosa fuente de literatura litúrgica con
múltiples utilidades temáticas: doctrina de enseñanza, adoración,
lamentación (confesión de luchas de vida por la fe), acción de gra-
cias, adoración inspirada en la creación, contemplación y medita-
ción en la Palabra, canciones de fiesta que renuevan el compromi-
so con Dios, etc.
El Nuevo Testamento revela que los salmos fueron cantados
regularmente en la adoración de la sinagoga. Hay cerca de 200
citas de los salmos en los escritos del Nuevo Testamento. Por ejem-
plo, cuando Jesús clamó en la cruz, “¿Dios mío, Dios mío, porque
me has abandonado?”, Él esta haciendo alusión al Salmo 22:1. Es
obvio que las líricas que cantamos tienen un impacto duradero en
nuestras memorias, especialmente en tiempos de sufrimiento.

¿CUÁNDO COMENZARON A
SER POPULARES LOS HIMNOS?

Durante la Edad Media, la iglesia desarrolló un entendimiento


profundo del trabajo de Cristo. Las letras de muchos Salmos
hablan de Cristo en términos proféticos. Después de la Revelación

LIBRO PARA EL ESTUDIANTE PÁG. 155


BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

total de Cristo, hubo un deseo fuerte de hablar del Salvador en tér-


minos más directos. Hacia los 1700, Dios comienza a exaltar a
aquellos compositores que se atrevieron a incluir en su letras, la
verdad de la salvación en Cristo usando un vocabulario contem-
poráneo. Esta nueva “tendencia musical” fue juzgada severamen-
te al principio, pero el tiempo probó la efectividad de la música
para la proclamación del evangelio y la enseñanza de la sana doc-
trina. Los himnos facilitaron la transformación espiritual al ser
cantados frecuentemente y con fervor.

LOS HIMNOS Y EL MOVIMIENTO METODISTA?

Los himnos eran producto de las experiencia personal del


autor, y de su percepción de la realidad. Una de las metas de
Wesley era ayudar a la gente a experimentar una religión personal
en sus corazones, no solo una religión teológica de la mente. A
diferencia de otros, Wesley no rechazó un acercamiento intelectual
a la fe, pero insistió en ambas “la cabeza y el corazón”; Wesley
reconoció el poder de los himnos para combinar ambos elementos
para la santificación del corazón.
Después de fallar en su intento de misionar entre los indios en
América, Juan retornó a Inglaterra en un barco con un grupo de
creyentes alemanes llamados los Moravos, quienes lo impresiona-
ron cuando cantaban mientras una tempestad amenazaba con
hundir el navío en que se encontraban. Wesley se impresionó por
su júbilo espiritual expresado cuando cantaban.
Su religión no era solo intelectual, sino personal. La experien-
cia autentica de los Moravos condujo a Wesley a sus reuniones en
la calle Aldersgate, donde Wesley experimentó un encuentro per-
sonal con el Espíritu. Entendiendo el impacto de los himnos, Juan
comenzó a traducir las canciones del alemán al ingles.
Carlos Wesley escribió más de 6000 himnos y fue un hombre
de acción y devoción profunda. Las letras de sus himnos, son el
reflejo de sus experiencias con Dios en medio de las adversidades
de la vida. Casi todos los himnos de Wesley se son el producto de

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BASES BÍBLICAS Y WESLEYANAS DE LA ADORACIÓN

una experiencia personal con Dios: por ejemplo “Mil voces para
celebrar” habla de la gratitud a Dios y fue escrito en el primer ani-
versario de su conversión.
La música era más accesible a la gente que los Salmos. La razón
de ello es que los salmos no tienen una métrica o rima, por el con-
trario, la música occidental en la época de Wesley, era bastante
melódica y la métrica le daba numerosas posibilidades rítmicas
que pronto eran asimiladas por las personas comunes.
Los himnos hacen una contribución significativa al evangelis-
mo. Carlos Wesley se dedicó a comunicar la santidad a través de
la música. Él combinó la música popular de la época con letras que
instruían a las personas sobre los atributos y la obra redentora de
Dios. La música se constituyó así, en una herramienta para el
aprendizaje y la memorización. Todavía hoy, la mayoría de las
personas están más aptas para recordar las palabras de una can-
ción que el mensaje de un sermón. Muchas personas en Inglaterra
eran analfabetas, así que los himnos jugaron un papel importante
al momento de impartirles la Palabra.
Debido a esta gran versatilidad, los himnos no sólo adquirie-
ron valor por su utilidad en el evangelismo, sino también por su
eficacia en el discipulado. Sus letras no sólo incluían mensajes
evangelísticos sino también doctrinales. La música hace posible la
traducción del evangelio al lenguaje de cada contexto.

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