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Teología de Santidad 1

Unidad 1
Sesión 1

Rev. Ana Zoila Díaz de


Marciaga
APROXIMACIÓN A LA
DOCTRINA DE SANTIDAD
• Presuposiciones frente a la
santidad
– De Origen Católico-Romano
– De Origen Protestante
Presuposiciones de Origen
Católico-Romano:
• Lo santo es lo perfecto, sólo Dios es perfecto.
• Las personas, no pueden llegar a ser santas porque son
imperfectas.
• Algunas personas llegan a ser santificadas por sus obras y su
forma de vida.
• Existen algunas personas muy especiales a quienes se les ha
santificado. la vida de estas personas ha sido sencilla, de pobreza,
de sufrimientos, con muchas obras y muchos “milagros”.
• El Papa tiene la potestad de seguir santificando a algunas personas
que ya murieron y que se ha comprobado que cumplieron con los
requisitos para que los santificara o canonizara.
• Todas las personas que han muerto tienen que ser santas antes de
llegar al cielo. Existen varios caminos para que esto suceda: Las
oraciones por los muertos y el purgatorio, que es el lugar en el cual
terminamos de limpiarnos antes de presentarnos en la presencia de
Dios.
Presuposiciones de Origen
Protestante:
• Ser santo es un ser apartado. Uno es separado
por elección divina desde el momento del
nacimiento.
• La Santidad personal es un asunto de posición.
Las personas son santas por su posición en
Cristo.
• La santidad se logrará milagrosamente al
momento de la muerte o después de ella.
• En esta vida vamos creciendo hacia la santidad.
• En este mundo nadie puede ser santo.
• La Santidad sólo le pertenece a Dios
Bases Bíblicas de la Santidad
• El concepto de la santidad, en una forma
u otra, es tan antiguo como la religión.
Desde el punto de vista de la Biblia, la
santidad tiene su origen en el Eterno.
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, que nos bendijo con
toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo, según nos escogió
en Él antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos y sin mancha
delante de Él” _(Ef. 1:3-4).
•  
La santidad es la suma de los requisitos
de la ley. Para contestar la pregunta,

“¿cuál es el gran mandamiento en la ley”,


Jesús contestó con las palabras de
Deuteronomio 6:4-5 y Levítico 19:18,
“Amarásal Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente. Este es el primero y grande
mandamiento. Y el segundo es semejante:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De
estos dos mandamientos depende toda la
ley y los profetas” _(Mt. 22:36-40).
• La santidad es también la promesa
del evangelio.

Y, por raro que parezca,


encontramos tal promesa en el
Antiguo Testamento: “Y circuncidará
Jehová tu Dios tu corazón, y el
corazón de tu descendencia, para
que ames a Jehová tu Dios con todo
tu corazón y con toda tu alma, a fin
de que vivas” _(Dt. 30:6).
Terminología Bíblica
Etimologica
Términos Hebreos
No se conoce con certeza la fuente ni el
significado original. Un punto de vista lo lleva
hasta la raíz asiria que significa “brillante, limpio,
puro”. Otros consideran su origen en una raíz
semítica que significa “separar”, “cortar”, “dividir”,
“poner a parte” o “apartar”. Lo que es llamado
Santo en el Antiguo Testamento no es santo
porque está separado; está separado porque
está relacionado a Dios y por tanto es santo.
Términos Griegos:
La familia de términos del Nuevo Testamento tiene
un significado similar a dos connotaciones que
tenía en el Antiguo Testamento, lo que quiere decir,
que la santidad y todos sus derivados en el Nuevo
Testamento denota “pureza” y “separación”; un
estado y una acción.
Entonces, podríamos determinar que
la definición bíblica de la santidad, aún
desde sus significados literales,
conlleva la idea de una cualidad o
estado como también de una acción o
experiencia constante de vivir una vida
de pureza o limpieza.
Definición wesleyana de la
santidad
• Básicamente Wesley declaraba que la santidad es una
Condición de la persona en la que se evidencia, por un lado,
la limpieza del pecado, y por otro, la presencia dinámica del
amor de Dios.
• La Santidad es, entendida tradicionalmente como el
separase de la vida común y vivir en pequeños grupos
elitistas, o de personas en particular, que se separan y
aíslan. Es decir, es algo que tiene que ver con la intimidad,
soledad, aislamiento en una celda monacal, al interior de un
convento, en una ermita o en el mejor de los casos, al
interior de un seminario. Pero el símbolo distintivo es el
aislarse, “abandonar el mundo”, separarse. Así es como se
concibe la santificación como opuesta al compartir con la
vida común. Sin embargo, Wesley la propone como algo que
debe vivirse en la vida común.
Para Wesley, la perfección cristiana consiste, no
en tal o cual acción o serie de acciones, sino que
haya en nosotros el mismo sentir que hubo en
Cristo Jesús, de tal modo que el motivo de
nuestras acciones sea el amor a Dios y al prójimo.
La perfección cristiana no es entonces otra cosa
que la plenitud del amor, y la plenitud de la vida
que de él fluye.
Para Wesley, la santidad secular se nutre, orienta, crece,
profundiza, enriquece en el seno de la comunidad de
creyentes. Es decir, la Iglesia no es para Wesley un refugio
contra las vicisitudes de la vida un oasis de paz donde las
preocupaciones de lo cotidiano no tienen lugar, quedan
fuera. La Iglesia es para Wesley, los creyentes que se reúnen
para adorar, escuchar la palabra, participar del sacramento,
edificarse mutuamente. De allí que, para Wesley, la
santificación de la vida del creyente no corresponde a un
apartarse de todo de las cosas cotidianas, sino apartarse de
todo cuanto no dignifica la condición humana. No es rehuir
de las cosas cotidianas, sino agregarle una dimensión de
gracia, de vida, de eternidad. Una dimensión evangélica
Wesley discutió con los místico por el énfasis que estos
daban en la santidad individual y solitaria, ya que el
consideraba el evangelio como algo comunitario y solidario.
La Iglesia del Nazareno y la
Santidad

Dios, quien es santo, nos llama a una vida de santidad.


Creemos que el Espíritu Santo desea efectuar en
nosotros una segunda obra de gracia, conocida con
varios términos incluyendo “entera santificación” y
“bautismo con el Espíritu Santo” —limpiándonos de todo
pecado; renovándonos a la imagen de Dios; dándonos el
poder para amar a Dios con todo nuestro corazón, alma,
mente y fuerza, y a nuestro prójimo como a nosotros
mismos; y produciendo en nosotros el carácter de Cristo.
La santidad en la vida de los creyentes se entiende más
claramente como semejanza a Cristo.
La obra del Espíritu Santo nos restaura a la
imagen de Dios y produce en nosotros el
carácter de Cristo.

• Se nos exhorta en las Escrituras y somos atraídos por gracia


para adorar y amar a Dios con todo nuestro corazón, alma,
mente y fuerza, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Para este n nos consagramos plena y completamente a Dios,
creyendo que podemos ser “enteramente santi cados”, como una
segunda crisis en la experiencia espiritual. Creemos que el
Espíritu Santo nos convence, limpia, llena y da poder a medida
que la gracia de Dios nos transforma día tras día en un pueblo
de amor, de disciplina espiritual, pureza ética, rectitud moral,
compasión y justicia. La obra del Espíritu Santo nos restaura a la
imagen de Dios y produce en nosotros el carácter de Cristo. La
santidad en la vida de los creyentes se entiende más claramente
como semejanza a Cristo.
• Creemos en Dios el Padre, el Creador, que da vida a lo que no
existe. En otro tiempo no éramos, pero Dios nos llamó a ser, nos
hizo para sí mismo, y nos formó a su propia imagen. Hemos sido
comisionados para llevar la imagen de Dios: “Yo soy Jehová,
vuestro Dios.
Tarea 1
• Realizar el bosquejo de un sermón
de santidad para jóvenes y una
clase para niños sobre la santidad.

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