Marciaga APROXIMACIÓN A LA DOCTRINA DE SANTIDAD • Presuposiciones frente a la santidad – De Origen Católico-Romano – De Origen Protestante Presuposiciones de Origen Católico-Romano: • Lo santo es lo perfecto, sólo Dios es perfecto. • Las personas, no pueden llegar a ser santas porque son imperfectas. • Algunas personas llegan a ser santificadas por sus obras y su forma de vida. • Existen algunas personas muy especiales a quienes se les ha santificado. la vida de estas personas ha sido sencilla, de pobreza, de sufrimientos, con muchas obras y muchos “milagros”. • El Papa tiene la potestad de seguir santificando a algunas personas que ya murieron y que se ha comprobado que cumplieron con los requisitos para que los santificara o canonizara. • Todas las personas que han muerto tienen que ser santas antes de llegar al cielo. Existen varios caminos para que esto suceda: Las oraciones por los muertos y el purgatorio, que es el lugar en el cual terminamos de limpiarnos antes de presentarnos en la presencia de Dios. Presuposiciones de Origen Protestante: • Ser santo es un ser apartado. Uno es separado por elección divina desde el momento del nacimiento. • La Santidad personal es un asunto de posición. Las personas son santas por su posición en Cristo. • La santidad se logrará milagrosamente al momento de la muerte o después de ella. • En esta vida vamos creciendo hacia la santidad. • En este mundo nadie puede ser santo. • La Santidad sólo le pertenece a Dios Bases Bíblicas de la Santidad • El concepto de la santidad, en una forma u otra, es tan antiguo como la religión. Desde el punto de vista de la Biblia, la santidad tiene su origen en el Eterno. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él” _(Ef. 1:3-4). • La santidad es la suma de los requisitos de la ley. Para contestar la pregunta,
“¿cuál es el gran mandamiento en la ley”,
Jesús contestó con las palabras de Deuteronomio 6:4-5 y Levítico 19:18, “Amarásal Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” _(Mt. 22:36-40). • La santidad es también la promesa del evangelio.
Y, por raro que parezca,
encontramos tal promesa en el Antiguo Testamento: “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas” _(Dt. 30:6). Terminología Bíblica Etimologica Términos Hebreos No se conoce con certeza la fuente ni el significado original. Un punto de vista lo lleva hasta la raíz asiria que significa “brillante, limpio, puro”. Otros consideran su origen en una raíz semítica que significa “separar”, “cortar”, “dividir”, “poner a parte” o “apartar”. Lo que es llamado Santo en el Antiguo Testamento no es santo porque está separado; está separado porque está relacionado a Dios y por tanto es santo. Términos Griegos: La familia de términos del Nuevo Testamento tiene un significado similar a dos connotaciones que tenía en el Antiguo Testamento, lo que quiere decir, que la santidad y todos sus derivados en el Nuevo Testamento denota “pureza” y “separación”; un estado y una acción. Entonces, podríamos determinar que la definición bíblica de la santidad, aún desde sus significados literales, conlleva la idea de una cualidad o estado como también de una acción o experiencia constante de vivir una vida de pureza o limpieza. Definición wesleyana de la santidad • Básicamente Wesley declaraba que la santidad es una Condición de la persona en la que se evidencia, por un lado, la limpieza del pecado, y por otro, la presencia dinámica del amor de Dios. • La Santidad es, entendida tradicionalmente como el separase de la vida común y vivir en pequeños grupos elitistas, o de personas en particular, que se separan y aíslan. Es decir, es algo que tiene que ver con la intimidad, soledad, aislamiento en una celda monacal, al interior de un convento, en una ermita o en el mejor de los casos, al interior de un seminario. Pero el símbolo distintivo es el aislarse, “abandonar el mundo”, separarse. Así es como se concibe la santificación como opuesta al compartir con la vida común. Sin embargo, Wesley la propone como algo que debe vivirse en la vida común. Para Wesley, la perfección cristiana consiste, no en tal o cual acción o serie de acciones, sino que haya en nosotros el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, de tal modo que el motivo de nuestras acciones sea el amor a Dios y al prójimo. La perfección cristiana no es entonces otra cosa que la plenitud del amor, y la plenitud de la vida que de él fluye. Para Wesley, la santidad secular se nutre, orienta, crece, profundiza, enriquece en el seno de la comunidad de creyentes. Es decir, la Iglesia no es para Wesley un refugio contra las vicisitudes de la vida un oasis de paz donde las preocupaciones de lo cotidiano no tienen lugar, quedan fuera. La Iglesia es para Wesley, los creyentes que se reúnen para adorar, escuchar la palabra, participar del sacramento, edificarse mutuamente. De allí que, para Wesley, la santificación de la vida del creyente no corresponde a un apartarse de todo de las cosas cotidianas, sino apartarse de todo cuanto no dignifica la condición humana. No es rehuir de las cosas cotidianas, sino agregarle una dimensión de gracia, de vida, de eternidad. Una dimensión evangélica Wesley discutió con los místico por el énfasis que estos daban en la santidad individual y solitaria, ya que el consideraba el evangelio como algo comunitario y solidario. La Iglesia del Nazareno y la Santidad
Dios, quien es santo, nos llama a una vida de santidad.
Creemos que el Espíritu Santo desea efectuar en nosotros una segunda obra de gracia, conocida con varios términos incluyendo “entera santificación” y “bautismo con el Espíritu Santo” —limpiándonos de todo pecado; renovándonos a la imagen de Dios; dándonos el poder para amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos; y produciendo en nosotros el carácter de Cristo. La santidad en la vida de los creyentes se entiende más claramente como semejanza a Cristo. La obra del Espíritu Santo nos restaura a la imagen de Dios y produce en nosotros el carácter de Cristo.
• Se nos exhorta en las Escrituras y somos atraídos por gracia
para adorar y amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Para este n nos consagramos plena y completamente a Dios, creyendo que podemos ser “enteramente santi cados”, como una segunda crisis en la experiencia espiritual. Creemos que el Espíritu Santo nos convence, limpia, llena y da poder a medida que la gracia de Dios nos transforma día tras día en un pueblo de amor, de disciplina espiritual, pureza ética, rectitud moral, compasión y justicia. La obra del Espíritu Santo nos restaura a la imagen de Dios y produce en nosotros el carácter de Cristo. La santidad en la vida de los creyentes se entiende más claramente como semejanza a Cristo. • Creemos en Dios el Padre, el Creador, que da vida a lo que no existe. En otro tiempo no éramos, pero Dios nos llamó a ser, nos hizo para sí mismo, y nos formó a su propia imagen. Hemos sido comisionados para llevar la imagen de Dios: “Yo soy Jehová, vuestro Dios. Tarea 1 • Realizar el bosquejo de un sermón de santidad para jóvenes y una clase para niños sobre la santidad.