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Aunque el objetivo principal del método AIDA es culminar una venta, hay que considerar todo el
proceso previo y acompañar al cliente en cada fase.
Piensa que recibimos a diario una barbaridad de impactos publicitarios. Por todas partes.
Funciona muy bien que hables de tú a la persona que te está leyendo y condenses tu propuesta
de valor en una frase contundente.
1. Haz preguntas para incluir a tu lector en una conversación de la que se sienta partícipe.
2. Utiliza números que llamen la atención.
3. Verbos de acción (descubre, consigue, transforma, gana…)
4. Emplea palabras negativas que lo ponen en alerta (no, nunca, jamás…)
5. Resalta los beneficios de tu producto o servicio y toca los puntos de dolor de tu cliente.
Interés – Ya has captado la atención de tu lector. Ahora es el momento
de retenerlo.
Si en el titular destacaste los beneficios de tu propuesta o tocaste los puntos de dolor de tus
potenciales clientes, haz más hincapié aquí. Si utilizaste otro tipo de titular, debes tratarlos ahora.
El lector ya está interesado en lo que le estás contando y necesita conocer qué puedes ofrecerle.
Aquí es clave el efecto transformador del producto. Demuéstrale que con tu ayuda pasará de la
situación A (la actual) a la B (la soñada).
¿Y cómo hacemos más irresistible aún nuestra propuesta para que actúen?