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Marx, según Maldonado

El arte concreto exalta la vida, porque la


practica. El arte de acción genera voluntad
de acción. (Manifiesto Invencionista)

Los filósofos no han hecho más que


interpretar de diversos modos el mundo,
pero de lo que se trata es de transformarlo.
(Karl Marx, Tesis sobre Feuerbach)

Este artículo pretende realizar un breve recorrido, a partir de la selección de


fragmentos discursivos de Tomás Maldonado, que serán tomados como la base a partir
de la cual relevar la manera en que el imaginario marxista sobrevuela los discursos y
la práctica artística de Maldonado y los artistas concretos en la década del ‘40.
Los manifiestos y escritos de los artistas concretos, aparecen claramente
impregnados por las ideas filosóficas de Marx. Sin embargo, esto –aunque es un
intertexto explícito y recurrente- no ha sido debidamente remarcado en las lecturas
que la historiografía tradicional del arte argentino ha realizado de este movimiento.
Los artistas concretos tomaron de Marx, los núcleos filosóficos que tienen que
ver con la idea de praxis, materialismo histórico, trabajo enajenado, arte y trabajo,
creación artística y hombre total; pero no tomaron los juicios o las poco desarrolladas
ideas estéticas de Marx, más afines -en lo que a gustos se refiere- al arte clásico, que
constituyeron la base dispersa sobre la que los herederos oficiales de Marx sostuvieron
la ilusión de una “teoría estética” materialista, cuyo caballito de batalla fue el realismo.

Creación de nuevas realidades

Lejos de los idealismos revolucionarios que caracterizaron a algunas de las


vanguardias europeas, los concretos buscaban un arte que no copiara la realidad sino
que la inventara. Para ello, utilizaron nuevas formas de presentación, no miméticas
con la realidad sino inventivas.
Tomás Maldonado, afín a la idea de una inserción concreta del artista y su obra
en la realidad social de la época, pregonaba un arte que fuera una “superación
dialéctica de lo abstracto [porque] el arte abstracto se ha purificado en un sentido real,
material, es decir, ha devenido ARTE CONCRETO. En esta nueva etapa de su
desarrollo, la tendencia ‘abstracta’ se divorcia en absoluto de todo compromiso con el
pensamiento idealista y tiende a una estética objetiva, esto es, a una estética basada
en la INVENCION, y no en la copia o en la abstracción.”1
La afirmación de que el arte no debe ser una copia de la realidad podría
pensarse como una toma de posición, frente a las resonancias de los debates sobre el
realismo y la abstracción de los años ’30. Justamente, para Maldonado, el arte
concreto “es el único arte realista, pues es eminentemente presentativo. Presentar es
lo contrario de representar”.2
En los años ’40, la línea soviética, de la que se hacían eco con mayor o menor
brío los partidos comunistas locales, marcaba seguir los rumbos del realismo socialista:

1
Tomás Maldonado Revista Contrapunto p. 10
2
Tomás Maldonado Ibid., p. 10
el arte concebido como reflejo de una realidad socialista, con funciones ideológicas y
educativas, comprensible para las masas populares y con gran sentido nacionalista.
Para Maldonado, el verdadero arte realista “no busca reflejar, sino inventar. Por
otra parte, copiar la realidad no es afirmarla; sólo la actitud inventiva, al afirmar lo
concreto, no invalida ni desprestigia al mundo.”3 Estas palabras de Maldonado, como
todos los planteos del Arte Concreto, constituyen una fuerte toma de posición en
contra del realismo socialista, consagrado como la línea estética oficial desde los años
1932-19344. Los concretos se diferencian contundentemente de ese canon, pero lo
hacen sin dejar de adscribir a las ideas marxistas, y nutriéndose de ellas. Maldonado
afirma que “[los artistas concretos] munidos del materialismo dialéctico que es la
filosofía viva de Marx, Engels, Lenin y Stalin, que confirmaba y confirma nuestras
búsquedas, llegamos a formular una estética materialista o concreta.”5
El arte de los concretos no está reducido a una mera expresión ideológica, pero
tampoco está separado de la superestructura. Si bien tiene un anclaje en la práctica y
su origen se da en el seno de una sociedad determinada, esta práctica, también está
configurada por elementos que responden al orden de lo imaginario. Es decir, hay una
continua dialéctica entre el orden ideológico y el orden de lo material: las obras de arte
no son un reflejo de la realidad en la cual están insertas, pero tampoco son creaciones
ex nihilo, debido a que se encuentran atravesadas por el imaginario de la época en la
cual están inscriptas.
La necesidad de inventar nuevas realidades se apoya en un compromiso social y
una creencia en el arte como medio de mutación y cambio de lo existente. Según
Edgar Bayley, hermano de Tomás Maldonado, “los artistas y escritores enrolados en el
movimiento de arte concreto parten, para la formulación de su estética, de una
conciencia del mundo y de los medios para su transformación.”6 La función social del
arte concreto está anclada en el presente, pero también se liga a una proyección
futura, utópica, un diseño de la sociedad nueva. Para Maldonado, el arte concreto “está
llamado a ser el arte social de mañana, pues resulta el único que puede articularse
fluidamente con los grandes espacios urbanos a inventarse en el porvenir.”7
La creación de espacios urbanos aparece como la consolidación de un lugar de
encuentro y construcción de la sociedad. La idea de comunidad queda expresada en la
acción transformadora de la sociedad, sobre un mundo que está por construirse. Dice
Maldonado, “creo que la pintura será, en el porvenir, anónima y práctica, creadora de
todo para todos. Nadie dejará de participar en la invención de la Belleza: nuevos
materiales (plásticos y constructivos) y nuevos modos de percibir el espacio y el
tiempo ampliarán hasta lo inimaginable el número de géneros artísticos y, por ende,
las posibilidades creadoras de todos los seres humanos.”8
La función social del arte como transformador de la realidad y como constructor
de un mundo por venir, encierra una idea de revolución. Para Maldonado, “el arte será
una permanente afirmación de esos valores y, por ello, uno de los más efectivos
lubricantes de la tensión revolucionaria de la Humanidad.”9

3
Tomás Maldonado Ibid., p. 10
4
Adolfo Sánchez Vázquez Estética y Marxismo Tomo I, Era, 1970, p. 57
5
Tomás Maldonado “Lo Abstracto y lo concreto en el arte moderno”, en Revista Arte Concreto Invención,
Escritos Preulmianos p. 46-47
6
Edgar Bayley “Sobre arte concreto” Revista Orientación (1946), Catálogo del Museo Sívori
7
Tomás Maldonado. “Actualidad y porvenir del arte concreto” Revista Nueva Visión Nº 1, Escritos
Preulmianos, op. cit.
8
Tomás Maldonado op. cit. p. 10
9
Tomás Maldonado op. cit. p. 10
Humanización de la vida cotidiana

Los objetos de la vida cotidiana han limitado su función a ser simples


receptores de funciones utilitarias. Denunciantes de esta lógica capitalista, desertores
de la espiral opresiva del consumo, los artistas concretos sostienen que el arte ha
quedado varado, restringido en las instituciones del arte. Es decir, los objetos han sido
reducidos a sus aspectos utilitarios y el arte se ha separado de la vida, reduciendo su
actuación a los límites físicos de los museos.
Maldonado dice que “de la misma manera que lo ‘político’ puede superarse por
medio de una politización total del hombre, lo ‘artístico’ solamente desaparecerá
cuando el arte consiga extenderse hasta tal punto, que incluso las cosas más
recónditas y secretas de la vida cotidiana puedan ser fecundadas artísticamente.”10 El
arte estetiza los objetos, agregándoles una función distinta a su función práctica
utilitaria. El arte libera la actividad creadora del hombre, sometido a su rol de
productor de lo práctico-utilitario, y le permite objetivarse.
Los concretos enarbolan esta bandera y coherentizan su pensamiento a partir
de la definición del rol del artista. Dice Maldonado: “mi actividad creadora, como la de
todos mis compañeros de ruta, está impelida por un afán de participación efectiva en
la vida de todos los hombres.”11 Esta participación en la vida se llevará a cabo
“entrando en el universo de la producción de objetos en serie, objetos de uso cotidiano
y popular, que en definitiva, constituyen la realidad más inmediata del hombre
moderno”.12 Bayley, en sintonía con estas ideas, destacaba la necesidad de “inventar
objetos concretos que participen de la vida cotidiana de los hombres, que coadyuven
en la tarea de establecer relaciones directas con las cosas que deseamos modificar”.13
Hay una coherencia y un cruce entre la concepción artística de los concretos, en
cuanto estilo de pintura que aboga por una presentación de la realidad (no una copia
representativa), y sus inquietudes con respecto a la invención de nuevos objetos,
reinventando la realidad objetual cotidiana. Esta relación aparece claramente en lo que
dice Bayley sobre el arte concreto, al especificar que éste “es antiobjetivo, pero no
porque desprecie la objetividad, sino porque se resiste a copiarla, a convertir las obras
en ficciones representativas y porque quiere, por el contrario, crear nuevos objetos.”14

La praxis transformadora

La teoría y la práctica de los artistas concretos están profundamente


articuladas. El universo de sus ideas, sus lecturas, no queda flotando en el terreno de
lo ideal. Dice Maldonado: “para nosotros, marxistas, real es lo que la acción, la
práctica, puede verificar”.15 La unidad de teoría y praxis se produce en tanto la
“reflexión teórica se mueve al compás de los movimientos de la actividad práctica
humana”.16
En las Tesis sobre Feuerbach, Karl Marx escribió: “es en la práctica donde el
hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la
terrenalidad de su pensamiento.”17 Y esta práctica debe implicar un cambio, una

10
Tomás Maldonado “Diseño Industrial y Sociedad” Boletín del Centro de estudiantes de arquitectura, Escritos
Preulmianos , p. 64
11
Tomás Maldonado op. cit. p. 10
12
Tomás Maldonado op. cit. p. 65
13
citado en Nelly Perazzo. “Arte Concreto Invención” en Revista Art Nexus, Nº20, p. 59
14
Edgar Bayley. “Sobre arte concreto” Revista Orientación (1946), en catálogo del Museo Sívori
15
Tomás Maldonado “Los Artistas Concretos, el ‘Realismo’ y la Realidad” Revista Arte Concreto Invención,
Escritos Preulmianos , p. 49
16
Adolfo Sánchez Vázquez Estética y Marxismo Tomo I, Era, 1970, p. 21
17
Karl Marx Tesis sobre Feuerbach
transformación en aquello sobre lo cual se está actuando. En los artistas concretos,
esto se revela a partir de la invención de nuevas realidades y nuevos objetos de uso
cotidiano. Una revolución implica un cambio. Dice Marx: “La coincidencia de la
modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y
entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.”18
En evidente coincidencia, para Maldonado “lo fundamental es la práctica, pues
sólo ella potencia para la acción, CONOCER efectivamente un objeto implica una
ilimitada alegría para el hombre, una afirmación de su poder.”19 Y continúa: “Nuestro
arte es humanista porque se basa en una fe limitada en la capacidad práctica del
hombre. También porque es un arte de invención. (...) Humanista es quien juzga al
hombre capaz de inventar, de revolucionar.”20

Arte como actividad práctica creadora

El joven Marx, en sus Manuscritos de 1844, concibe al “hombre como ser


práctico u obrero que despliega su actividad transformadora, en el marco de ciertas
relaciones sociales dadas, y que se mueve, al producir, entre estos dos polos: la
creación y la enajenación.”21
De los planteos generales de la filosofía de Marx se desprende, que el trabajo
humano enajenado ha perdido su ligazón con la actividad creadora. El arte religa al
hombre con la vida, porque potencia su capacidad creadora y transformadora. El
hombre, como ser práctico, es productor de objetos y transformador del mundo. A
medida que lo construye, también él se transforma. El arte es una de las formas de la
praxis humana, porque permite al hombre objetivar un contenido espiritual en un
producto. Esta actividad, se diferencia del trabajo capitalista porque permite que el
hombre desarrolle y ponga en funcionamiento su capacidad creativa.
La concepción del arte como actividad práctico creadora se halla vinculada
estrechamente a la teoría del trabajo como esencia del hombre y de la producción
material como factor determinante en el proceso histórico-social, que Marx desarrolla
desde sus trabajos de juventud.22
Las ideas de los artistas concretos, giran en torno a estas preocupaciones. En
ellos puede señalarse una conciencia comprometida con la realidad de la época de
posguerra y una apuesta a la necesidad de cambio. Como artistas y pensadores, las
transformaciones las producen a partir del pensamiento y a partir de nuevas formas de
presentación de la realidad utilizando el arte como medio. Dice Maldonado:
“El arte concreto será el arte socialista del futuro.
El arte concreto es un arte de INVENCION.
El arte concreto es práctica. La conciencia proviene del mundo pero también opera
sobre él, INVENTA. Inventar, no en el sentido de Bergson, sino en el de Marx, es decir,
PRACTICA, TRABAJO.”23
Aquí aparecen claramente los lineamientos en cuanto a la función que le
compete al arte concreto en la sociedad, y la manera en que éste desarrollará los
principios ideológicos latentes en las ideas de transformación social: a partir de la
práctica artística.
En algunos pasajes de La ideología alemana, Marx “sugería que el hombre debía
ser totalmente liberado y que la división del trabajo que convertía a un hombre en

18
Karl Marx Tesis sobre Feuerbach
19
Tomás Maldonado op. cit., p. 50
20
Tomás Maldonado “Sobre Humanismo” Boletín de la Asociación de Arte Concreto – Invención, Escritos
Preulmianos p. 56-57
21
Adolfo Sánchez Vázquez Estética y Marxismo Tomo I, Era, 1970, p. 21
22
Adolfo Sánchez Idem p. 43
23
Tomás Maldonado op. cit. p. 49
artista y a otro en obrero de una fábrica había de ser abolida, de modo que un hombre
fuera tanto obrero como artista. De esta manera, la distinción entre arte y trabajo se
desvanecía.”24
Marx pensaba que esta situación se alcanzaría luego de la llegada del
comunismo. Los artistas concretos, en cambio, pretendían convertir una utopía en un
hecho presente, cuando abogaban por llevar el arte a la vida, produciendo objetos de
uso cotidiano con contenido artístico y creando un medio ambiente producto de la
creatividad del trabajo del hombre.
En esta concepción acerca del arte como praxis transformadora, capaz de llevar
el arte a la vida, se encuentran varios puntos en común entre las ideologías y prácticas
de las vanguardias rusas -en especial las del constructivismo ruso- y la práctica de los
concretos.
En 1918, Lunacharski expresaba los sueños que inspiraban a los artistas de la
época: “Nacerá una hermandad de artistas y arquitectos y creará no sólo templos y
monumentos a los ideales humanos, sino también ciudades artísticas completas.
Enlazar el arte con la vida: ésta es la misión del nuevo arte.”25 Y esa es la misión que
se habían propuesto desarrollar los artistas concretos en los años ‘40. Continuando con
esta idea, Tatlin, uno de los artistas íconos del constructivismo, decía en 1920 que “los
resultados de ‘unir formas puramente artísticas con finalidades puramente utilitarias’
eran ‘modelos que estimulan las invenciones en la tarea de crear un mundo nuevo e
invitar a los productores para que tomen el control sobre las formas de la nueva vida
cotidiana.”26Las inquietudes artísticas, respecto al mundo en el cual los artistas se
insertaban, apuntaban a lograr cambios en los modos de vida. Naum Gabo y Antoine
Pevsner escribieron en el Manifiesto del realismo (1920) “El arte debería asistirnos allí
donde la vida transcurre y actúa: en el taller, en la mesa, en el trabajo, en el
descanso, en el juego, en los días laborales y en las vacaciones, en casa y en la calle,
de modo que la llama de la vida no se extinga en la humanidad.”27
También los productivistas, afines a estas ideas de cambio, expresaban cuáles
eran “las tareas nacidas con la revolución: renovar el papel socio-cultural del arte y
acercar éste último a la vida. Los teóricos del productivismo (...) desarrollaron la teoría
‘de la construcción de la vida’ según la cual la nueva arquitectura y los nuevos objetos
de nuestro entorno eran los medios esenciales de reconstrucción de la vida y las armas
en la lucha contra las ideas burguesas.”28

Por un arte colectivo: potenciar la comunicación entre los hombres

El arte habilita un espacio subjetivo de encuentro con el otro, un posible


compartir de significaciones. En el Manifiesto Invencionista hay una declaración de
principios acerca de lo que se espera del arte: “Por un arte que sirva (...) para la
nueva comunión que se yergue en el mundo. Practicamos la técnica alegre (...) Por el
júbilo inventivo (...) Contra toda arte de élites. Por un arte colectivo.”29
La idea de transformación, no reducida a un arte de elites sino encarnada en la
acción concreta de la sociedad. Un arte que rompe con los grises de los cuadros
museísticos, que pretende ser júbilo, vida, alegría. Que habilita el baile y el encuentro
con el otro, que vuelve el arte en vida. Dice Bayley: el arte concreto “es realista, esto
es, si resiste a que sus obras constituyan signo; es objetivo, inventivo, humanista y,
lejos de complacerse en individualismos melancólicos, hermetismos o simbolismos

24
Christina Lodder, El constructivismo ruso Alianza Editorial. p. 96
25
Christina Lodder, op. cit. p. 60
26
Christina Lodder, op. cit. p. 66
27
en Mario De Micheli Las vanguardias artísticas del siglo XX Alianza Editorial
28
Anatoli Strigalev Arte y producción p.51
29
Tomás Maldonado “Manifiesto Invencionista”, Escritos Preulmianos p. 40
misteriosos, afirma la necesidad de una arte colectivo y despojado de toda
representación evidente o secreta.”30
El arte colectivo, junto a la praxis transformadora, apunta a la creación de un
nuevo mundo que se realizará en conjunto. Todos participarán del cambio. Dice
Bayley: “Para los primeros realistas concretos, el arte social implicaba una
transformación honda, de ningún modo circunscripta a la mera alteración del modelo.
Una sociedad distinta surgía ante ellos; los viejos valores de diferencia eran
substituídos por los de comunión”31
Reconstruir los lazos comunicacionales entre los seres humanos, potenciar los
encuentros, habilitar espacios de cambio. Son algunas de las inquietudes de
Maldonado, patentizadas en estas palabras: “Marx, partiendo de Hegel y de
Feuerbach, encaró el desenmascaramiento de todas las formas mistificadas. (...) Para
él, el sacrificio del hombre en beneficio del producto llevó a la sociedad burguesa al
sacrificio de la comunicación entre los hombres, es decir, a lo que Marx denomina,
hegelianamante, ‘la alienación del hombre a su ser genérico’ (...)”32
El arte concreto, distanciandose de las mistificaciones del arte abstracto,
formuló su programa de presentar nuevas realidades. Llevar el arte a la vida, nutrir el
trabajo del hombre famélico de creación. Dice Maldonado: “Es que, en el fondo, las
obras de arte concreto, contrariamente a lo que tantas veces se ha formulado, no son
sólo objetos. Son también hechos. Hechos que ocurren, que fluyen. Y, lo que es
importante, hechos que ocurren y que fluyen entre nosotros. Es decir, hechos que
percibimos, que vemos venir o partir, a los cuales llegamos o de los cuales nos
alejamos. Percepción y comunicación.”33

30
Edgar Bayley op. cit.
31
Edgar Bayley op. cit.
32
Tomás Maldonado “Problemas actuales de comunicación” Revista Nueva Visión Nº 4,
33
Tomás Maldonado “Max Bill”, Ediciones Nueva Visión, Escritos Preulmianos p. 108

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