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Republica Dominicana

Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña


(UNPHU)
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Escuela de Contabilidad y Auditoría

Trujillo visto por un psiquiatra

Asignatura: Sustentante:
SOC-100-06 Haniel Baez

Docente: Matrícula:
Manuel Ramon Sosa Pichardo 22-1208

Santo Domingo, 22 de mayo de


INDICE

1) Rafael Leonidas Trujillo

2) La psicopatología de Trujillo

3) Resumen del libro ‘’ Trujillo visto por un psiquiatra’’

4) ¿Fue Trujillo un enfermo mental ?

5) Bibliografia
1. Rafael Leonidas Trujillo

La vida temprana de Trujillo estuvo marcada por su origen humilde y su participación en


actividades delictivas. Nació el 24 de octubre de 1891 en la provincia de San Cristóbal,
República Dominicana. Su padre, José Trujillo Valdez, era un pequeño comerciante
descendiente de un sargento del Cuerpo de Sanidad Militar del Ejército Español. Su madre,
Altagracia Julia Molina Chevalier, provenía de una familia de origen mixto, con
antecedentes dominicanos y haitianos.

Trujillo tuvo ocho hermanos y hermanas, y la mayoría de ellos también siguieron carreras
militares, convirtiéndose en generales y coroneles del Ejército Dominicano durante la
dictadura de Trujillo. Su hermano Héctor B. Trujillo incluso fue nombrado generalísimo en
1959.

A la edad de 16 años, Trujillo consiguió trabajo como telegrafista, desempeñando esta labor
durante tres años. Después de eso, junto con su hermano José Arismendi, se involucró en
actividades delictivas, como el cuatrerismo, la falsificación de cheques y el robo postal.
Fueron encontrados culpables de estos delitos y Trujillo fue encarcelado durante varios
meses.

A los 22 años, Trujillo contrajo matrimonio con Aminta Ledesma, hija de un campesino de
San Cristóbal. Tuvieron una hija llamada Flor de Oro.

En 1916, Trujillo volvió a involucrarse en actividades criminales y lideró una banda de


asaltantes conocida como La 42, que era temida por su violencia. Durante este tiempo, se
dedicó a diversas actividades delictivas.

Esta etapa inicial de su vida delictiva sentó las bases para la posterior ascensión al poder de
Rafael Trujillo, quien se convertiría en el dictador de la República Dominicana durante más
de tres décadas, desde 1930 hasta su asesinato en 1961.

Rafael Trujillo fue un dictador despiadado que utilizaba la persecución y la tortura en


colaboración con los militares para reprimir a sus opositores. A través del miedo, lograba
mantener el control sobre el cuerpo de oficiales. Se le atribuye el uso de métodos brutales
como la silla eléctrica y las sanguijuelas en sus actos de tortura, además de deshacerse de los
cuerpos de sus adversarios arrojándolos al mar para ocultar las pruebas. Durante su
régimen, se estima que más de 50.000 personas perdieron la vida debido a sus acciones.

La política y la dictadura de Trujillo fueron objeto de críticas por parte de países vecinos
durante su presidencia. Después de la masacre de 1937, los actos de terror del dictador se
hicieron más evidentes ante la comunidad internacional. Varios países exigieron su renuncia,
lo que llevó al aislamiento gradual de la República Dominicana de acuerdos y
organizaciones internacionales en la década de 1950. A lo largo de los años, hubo
conspiraciones entre dominicanos exiliados y naciones vecinas para derrocar a Trujillo,
aunque ninguna tuvo éxito antes de 1961.

El 30 de mayo de 1961, una conspiración respaldada por la CIA de Estados Unidos logró
atacar y asesinar a Trujillo. Según una fuente (el podcast de Yle Puhe), Trujillo fue atacado
mientras viajaba para encontrarse con su amante y recibió 29 disparos mortales.
Posteriormente, su hijo Ramfis asumió el poder durante unos meses antes de que la familia
Trujillo fuera expulsada de la República Dominicana por Estados Unidos.

Durante la era de Trujillo, las libertades civiles eran inexistentes y los derechos humanos son
constantemente violados. Se describe al país como un estado de pánico, donde cualquier
muerte podía ser encubierta como un accidente y donde cualquier persona considerada
disidente podía ser detenida y torturada. Aunque se menciona que Trujillo fundó numerosas
escuelas y puso énfasis en la educación y la alfabetización del pueblo, estas acciones no
compensan los graves abusos y la represión sistemática que caracterizaron su gobierno.
2. La psicopatología de trujillo

Trujillo exhibió diferentes rasgos a lo largo de su vida que incidieron en su personalidad: era
narcisista, obsesivo, paranoide e histriónico. Aunque no estaba loco ni psicótico, sí padecía
un trastorno antisocial de la personalidad, lo que le proporcionaba objetivos, metas y
propósitos tanto en el ámbito político como en el militar y el social.

Siendo un Trujillo Molina de origen humilde, proveniente de una familia disfuncional y con
escasa educación, sentía deseos, ambiciones y la necesidad de superación y validación social.
Encontró en el ejército el mejor camino para ascender rápidamente en la escala social,
llegando a general en menos de doce años de carrera militar. Este hombre impresionó a los
estadounidenses en el ejército debido a su carácter, su vestimenta impecable, su habilidad de
liderazgo, sus manipulaciones y su disposición a hacer cualquier cosa para alcanzar sus
propósitos y obtener resultados.

Trujillo utilizó todos los recursos a su alcance para llegar y mantenerse en el poder: empleó
el terror, el miedo, cometió crímenes y asesinatos, sobornó, generó divisiones, manipuló,
sedujo, chantajeó, intimidó, difamar y promovió el nepotismo. Aunque en el fondo era una
persona tímida, llena de carencias y frustraciones no resueltas, era emocionalmente
inflexible, con sentimientos ambivalentes y mal adaptados.

Como resultado de una dinámica familiar matriarcal, fue criado por sus abuelas, se
identificó con su madre, pero al mismo tiempo maltrataba, acosaba, humillaba, abusaba y
violaba a mujeres.

El dictador se convirtió en un símbolo y un mito. Era un maestro en habilidades como el


cinismo, el teatro y el engaño. Se adapta a cada circunstancia y responde con firmeza a los
riesgos y eventualidades.

Como persona, militar y político, siempre hizo trampas. Para él, los fines siempre
justificaban los medios y el método.

Trujillo tenía un ego inflado, con una autoestima alta y una necesidad exagerada de
validación y aceptación psicosocial. De ahí su megalomanía, su egolatría y su búsqueda
constante de adulación y reconocimiento. Era un macho polígamo, infiel visceralmente, con
una sexualidad arriesgada, promiscua, sin límites y sin remordimientos morales.

Aprendió a comprender la psicología del dominicano. Era supersticioso, temía los truenos y
los relámpagos, y encendía velas a San Miguel y a Santa Martha la dominadora para mejorar
su "virilidad".

Sabía cómo intimidar y utilizaba el lenguaje no verbal como todo un histrión. Era un hombre
lleno de prejuicios, resentimiento, remordimiento y odio. No sentía vergüenza, culpa ni
arrepentimiento. No se afligía ni pedía perdón, ni tampoco aprendía de sus errores ni de las
malas experiencias, lo cual son conductas características de las personas con trastornos
antisociales de la personalidad.

Al igual que Santana, Báez y Lilís, Trujillo es una expresión sociocultural y sociopolítica de
un país atrasado, de grupos y de la patología social, en el que las personas más sanas y
correctas desde el punto de vista de la personalidad, los valores y la espiritualidad, no
lograron acceder o mantenerse en el poder. Duarte, Espaillat, Luperón, Hostos, Bosch y Peña
Gómez nunca llegaron al mismo nivel de influencia.

Trujillo Molina es un modelo de referencia social poco saludable y, mucho menos, digno de
imitar.
3. Resumen del libro trujillo visto por un psiquiatra

La familia es una institución social fundamental en la sociedad, y su papel es proporcionar


apoyo, alimentación, regulación, socialización y transmitir cultura y valores a sus miembros,
especialmente a los hijos. Cuando el ambiente familiar no cumple con estas características, es
probable que los futuros ciudadanos no se conviertan en personas de bien.

En el análisis del libro sobre Rafael Leónidas Trujillo Molina, se puede observar que sus
características conductuales estaban marcadas por los genes de sus ancestros. Este libro nos
muestra cómo las conductas heredadas de nuestros antepasados, junto con el entorno social
y familiar, influyen en el comportamiento de los individuos. Es una reflexión psicoeducativa
tanto para las generaciones presentes como para las futuras generaciones de nuestro país.

Los antecedentes psicosociales de los abuelos paternos de Trujillo, Trujillo Monagas, y de los
abuelos paternos de Trujillo, Silveria Valdez, influyeron en la vida de Rafael L. Trujillo. Las
características de sus ancestros, transmitidas a través de los genes familiares, jugaron un
papel importante en su forma de actuar.

El abuelo paterno de Trujillo, José Trujillo Monagas, era de ascendencia española y llegó al
país como espía durante la ocupación española en 1861-1865. Fue militar y tenía una
vocación política, lo que se reflejó en la personalidad de Rafael L. Trujillo.

La abuela paterna, Silveria Valdez, era una mujer enérgica, valiente y con un carácter fuerte.
Era inteligente, enérgica, política, comerciante, decidida y ambiciosa. Estas características
también influyeron en la personalidad de Trujillo.

El padre de Rafael L. Trujillo, José Trujillo Valdez, era mujeriego, macho dominante, bebedor,
irresponsable, homicida y estafador. No pudo transmitir a sus hijos los valores familiares
que no recibió de su propio padre, ya que nunca lo conoció. Esta falta de enseñanza paterna
dejó un vacío en la crianza de Trujillo y, aunque su madre era valiente y tenía valores
progresistas, no pudo llenar completamente ese vacío.

Por otro lado, la unión de Pedro Molina y Luisa E. Chevalier, abuelos maternos de Trujillo,
dio lugar al nacimiento de Altagracia Julia Molina, madre de Rafael L. Trujillo. Altagracia
Julia Molina fue descrita como una esposa sumisa, permisiva, sufrida y dependiente,
anulada en su rol de madre debido a la influencia de su madre, Luisa E. Chevalier.

La familia Trujillo Molina se formó en 1887 con el matrimonio de José Trujillo Valdez y
Altagracia Julia Molina. Tuvieron 11 hijos, lo que hizo que la dinámica familiar fuera
compleja y disfuncional. Los abuelos ejercen autoridad sobre los nietos y los padres no
tenían una influencia directa en las decisiones familiares. Esta falta de claridad en los roles
parentales contribuyó a la formación de la personalidad de Rafael L. Trujillo.

Durante su infancia y adolescencia, Rafael L. Trujillo mostró signos de conducta delictiva,


abandonó la escuela y se involucró en robos. También tuvo una paternidad temprana, lo que
indica una falta de responsabilidad y madurez en su comportamiento.

En términos de su vida personal, Trujillo era conocido por su estilo de vida machista y
heterosexual. Tenía una conducta sexual impulsiva y desorganizada, mostrando rasgos de
personalidad antisocial. Estas características se vieron influenciadas tanto por los factores
hereditarios como por su entorno social y cultural.

Además, Trujillo era intolerante, inflexible y tenía dificultades para mantener relaciones
interpersonales saludables y duraderas. Su comportamiento era impredecible, generando un
ambiente de incertidumbre para aquellos que trabajaban con él.

El análisis del libro sobre Rafael Leónidas Trujillo Molina muestra cómo los antecedentes
psicosociales, el entorno familiar y social, y las características heredadas influyeron en su
personalidad y comportamiento. La falta de modelos paternos positivos, la dinámica
familiar disfuncional y la influencia de sus antepasados contribuyeron al desarrollo de una
personalidad compleja y problemática.

El psiquiatra José Miguel Gómez describe a Rafael Leónidas Trujillo Molina como alguien
con rasgos narcisistas, obsesivos, histriónicos, paranoides y un trastorno antisocial de la
personalidad. Según Gómez, no se trata de rasgos puros de un solo trastorno, sino de una
constelación de características.

En cuanto a su temperamento, Trujillo heredó patrones de conducta de su abuela Silveria


Valdez y su abuelo Trujillo Monagas. Su abuela era una mujer dominante, fuerte y política
activa, mientras que su abuelo era militar y aventurero. El temperamento de Trujillo fue una
continuidad de ambos, descrito como dominante, hábil y con vocación por el poder y las
armas.

El entorno sociocultural también influyó en la personalidad de Trujillo. Proveniente de una


zona rural pobre y limitada, su familia era extensa y disfuncional. Sus influencias políticas
incluían figuras como Lilís, Santana y Buenaventura Báez. Además, Trujillo tenía creencias
arraigadas en el catolicismo, la adoración a la Virgen de la Altagracia y el vudú de sus raíces
haitianas. Era supersticioso y tenía creencias en la brujería.

En términos de su comportamiento hacia las mujeres, Trujillo mostraba actitudes machistas


y promiscuas, siendo considerado un don Juan hasta su muerte. Su ascenso económico y
social se basó en la guardia, las armas y el dinero, buscando superar su condición social de
segunda clase en una sociedad prejuiciosa y discriminatoria. Esto lo llevó a comportarse
como un resentido social y a adoptar una actitud autoritaria y prepotente.

En resumen, según el psiquiatra José Miguel Gómez, Rafael Leónidas Trujillo Molina
presentaba una combinación de rasgos narcisistas, obsesivos, histriónicos, paranoides y un
trastorno antisocial de la personalidad. Su temperamento refleja influencias de su abuela y
su abuelo, mientras que el entorno sociocultural y las experiencias en su vida contribuyeron
a su forma de ser y actuar.
4. ¿Fue Trujillo un enfermo mental ?

La figura de Rafael Leónidas Trujillo ha dejado una profunda marca en la sociedad


dominicana, tanto durante su dictadura de 31 años como en las generaciones posteriores. Se
ha generado un interés significativo por parte de científicos sociales, psiquiatras,
historiadores y ciudadanos en general por comprender las características psicológicas de este
dictador.

Diversos especialistas han intentado diagnosticar a Trujillo, desde considerarlo un psicópata


hasta señalar que padecía un trastorno antisocial de la personalidad. El psiquiatra José
Miguel Gómez, en su libro "Trujillo visto por un psiquiatra", afirma que Trujillo presentaba
un trastorno narcisista de la personalidad.

Si bien es importante comprender los mecanismos psíquicos que sustentaron el


comportamiento violento, desalmado y corrupto de Trujillo, es fundamental destacar que no
se busca eximir de culpa y responsabilidad por sus acciones. El objetivo es entender las
secuelas postraumáticas que el pueblo dominicano ha sufrido y sigue sufriendo debido a su
régimen.

No se han encontrado evidencias de que Trujillo padeciera alguna psicosis, ya que no


mostraba desconexión con la realidad. Sin embargo, en sus últimos años, mostraba signos de
interpretar la realidad de manera inadecuada. A pesar de las presiones internacionales y la
creciente oposición interna, Trujillo consideraba su régimen indestructible. Aunque
descartemos el diagnóstico de psicosis, es plausible asumir que presentaba graves trastornos
de personalidad.

La complejidad de sus rasgos patológicos dificulta la identificación de un único trastorno.


Trujillo exhibía rasgos paranoicos, como una desconfianza generalizada y un aparato
represivo sofisticado para vigilar la vida pública y privada de los ciudadanos. También
presentaba rasgos narcisistas, manifestados en un sentido exagerado de su importancia y
megalomanía. Además, se apreciaban tendencias antisociales, evidenciadas por su placer al
transgredir reglas morales y cometer delitos desde temprana edad, hasta convertirse en el
hombre más rico del país. Asimismo, los aspectos histriónicos de su personalidad se
reflejaban en su vestimenta y en su constante teatralidad tanto en el gobierno como en su
comportamiento. Por último, sus tendencias obsesivo-compulsivas se manifestaban en su
pulcritud extrema, rutinas predecibles y afán de perfección.

Cuando se habla de un trastorno de personalidad, se hace referencia a patrones


generalizados de pensamiento, comportamiento y emociones que alteran las relaciones
personales y la interacción con la sociedad. En el caso de Trujillo, aunque presentaba todos
los rasgos mencionados, el narcisismo parece prevalecer sobre los demás según los criterios
diagnósticos establecidos por la Sociedad Americana de Psiquiatría. Trujillo compartía la
creencia de ser especial, único y superior a los demás. Tenía una fantasía de éxito ilimitado y
utilizaba a las personas como objetos desechables, considerando al Estado como una
extensión de su poder. Carecía de empatía, lo que facilitaba su crueldad. La envidia era un
rasgo frecuente en él, lo que lo llevaba a arrebatar fortunas, tierras, esposas e hijas, y a
desterrar, humillar o asesinar a aquellos que le hicieran sombra. Su sadismo se evidenciaba
en su sofisticado sistema de tortura y en su dominio totalitario sobre los demás. Además,
sufría de una agresividad e irritabilidad proverbial, lo que a menudo resultaba en
desaciertos políticos.

Aunque también presentaba fuertes tendencias antisociales, un aspecto que cuestiona el


diagnóstico de personalidad antisocial es la capacidad de Trujillo para planificar el futuro y
ajustarse a las normas cuando le convenía. A diferencia de los antisociales, Trujillo fue capaz,
en la mayor parte de su vida y gobierno, de adaptar su comportamiento a la conveniencia y
la racionalidad, lo que le ganó el apoyo de los Estados Unidos durante la ocupación de
1916-1924. Además, demostró una gran responsabilidad en aspectos que consideraba
importantes, como el rendimiento laboral y el cuidado de su familia y sus bienes.

Sin importar si se le considera antisocial o narcisista, lo más relevante es el profundo


impacto que su actuar público y privado ha dejado en la psique colectiva del pueblo
dominicano. Como es esperable dada la patología de su perfil, las consecuencias de su
influencia en la sociedad dominicana también han sido negativas. No hay que olvidar que
una de las secuelas más comunes de un sujeto narcisista es afectar negativamente la
autoestima de aquellos que están sometidos a su poder, un rasgo que aún persiste en el
pueblo dominicano.

Es plausible también pensar que la tendencia a la desconfianza, mencionada por Zaglul


como característica del pueblo dominicano, esté impregnada del terror totalitario al que se
sometió durante tres generaciones. Además, es relevante el arraigo de la idea de que el país
solo puede "arreglarse" mediante el ejercicio del autoritarismo. Si bien un dictador no puede
explicar completamente la complejidad de la psicología dominicana, puede ayudarnos a
entender parte de las razones que han configurado una cultura política en la que la
democracia es vista como el mejor sistema, pero también se añora y espera la figura de un
padre protector capaz de imponer mano dura para "poner en orden" al pueblo.
BIBLIOGRAFIA

Gómez, José Miguel. La psicopatología de Trujillo Molina, 6 June 2022,

https://hoy.com.do/la-psicopatologia-de-trujillo-molina/. Accessed 1 June 2023.

Matos, Carmen. “¿Fue Trujillo un enfermo mental? | LA COLMENA.” LA COLMENA, 1

June 2015, https://colmena.intec.edu.do/2015/06/fue-trujillo-un-enfermo-mental/.

Accessed 1 June 2023.

Trujillo, Rafael. La dictadura de Rafael Trujillo en la República Dominicana (1930-1961) – En los

dos lados del Atlántico, 5 December 2017,

https://blogs.helsinki.fi/temashispanicos/?p=162. Accessed 1 June 2023.

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