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30/04/2021
Rafael Leónidas Trujillo
Sus 30 años de gobierno son conocidos como la Era de Trujillo, y considerados como una
de las tiranías más sangrientas de América Latina. Su gobierno se caracterizó por el
anticomunismo, la represión a toda oposición y el culto a la personalidad. Las libertades
civiles fueron inexistentes y se cometieron constantes violaciones a los derechos humanos.
Sumergió el país en un estado de pánico y «respeto», donde una muerte podía ser
encubierta como un «accidente» y cualquier persona sindicada como desafecta podía ser
encarcelada y torturada en una de las cárceles clandestinas destinadas a esa práctica.
No obstante, los partidarios de Trujillo destacan algunos aspectos positivos del régimen
como el fin del caudillismo como fuente de inestabilidad política, la restauración del orden
público y un cierto desarrollo económico del país.
Formación militar
En 1920, ya con el grado de teniente, fue sometido a un juicio militar por violación y
extorsión a Isabel Guzmán, una menor de 16 años, pero fue exonerado de culpa. En 1921
ingresó en la Academia Militar fundada por el ejército de ocupación en Haina y el 22 de
diciembre de ese mismo año fue designado para ocupar la jefatura de la guarnición de San
Pedro de Macorís.
En 1922 fue trasladado al Cibao y, mientras se encontraba en San Francisco de Macorís,
fue ascendido a capitán sin pasar por el grado de primer teniente, algo irregular en el
escalafón militar, pero explicable debido a los servicios prestados por Trujillo al ocupante
estadounidense. Este ascenso fue acompañado por la reorganización de la Guardia
Nacional, la cual más tarde pasó a ser Policía Nacional Dominicana.
En 1923, antes de su nombramiento como inspector del primer distrito militar, participó
como estudiante en la Escuela de Oficiales del Departamento del Norte. En esta época, a
pesar de su formación militar, comenzaron a manifestarse sus inclinaciones políticas. En su
vertiginosa carrera en la milicia, llegó al grado de mayor y cuando las tropas de EE. UU.
Abandonaron el país en 1924, dejaron a Trujillo a cargo. En 1927 Trujillo se integró en la
Brigada Nacional, institución creada para reemplazar la Guardia Nacional y ascendió al
grado de general.
Con el triunfo de Horacio Vásquez en las elecciones que siguieron a la desocupación de las
tropas estadounidenses en 1924, Trujillo permaneció al frente de la Policía Nacional. El 6
de diciembre de ese mismo año, el Presidente Vásquez lo nombró teniente coronel y jefe
del Estado Mayor.
En 1930, estalló en Santiago una insurrección contra el presidente Horacio Vásquez y los
rebeldes marcharon hacia Santo Domingo. Trujillo recibió la orden de someter la rebelión,
pero cuando los amotinados llegaron a la capital el 26 de febrero, no encontraron
resistencia alguna. Enterado el presidente Vásquez de que uno de los ideólogos de la
insurrección era el propio Trujillo decidió renunciar como una salida negociada a la crisis a
fin de evitar derramamiento de sangre. Vásquez fue enviado al exilio y el líder rebelde
Rafael Estrella fue proclamado presidente interino.
La campaña electoral se realizó bajo un clima de terror provocado por Trujillo y su banda
paramilitar La 42, dirigida por el mayor del ejército Miguel Ángel Paulin. Hasta los
miembros de la Junta Central Electoral se vieron forzados a renunciar el 7 de mayo, siendo
sustituidos por personas que respondían a la voluntad de Trujillo. El binomio Trujillo-
Ureña ganó las elecciones el 16 de mayo, oficialmente con el 45 % de los votos. Más tarde
se supo que solo el 25 % de los votantes acudieron a las urnas, lo que hizo pensar que
fueron elecciones fraudulentas. El 24 de mayo de 1930 fueron proclamados oficialmente
Trujillo y Ureña, presidente y vicepresidente del país, respectivamente. El 16 de agosto a la
edad de 38 años, Trujillo asumió la presidencia de la República.
Primer mandato 1930-1938
En febrero de 1934 se celebró una convención para elegir a Trujillo nuevamente candidato
a presidente por el partido dominicano. El 16 de mayo de ese año y sin ninguna oposición
política se celebraron las elecciones nacionales con Trujillo como único candidato. El 16
de agosto asumió el poder por segunda ocasión consecutiva, esta vez llevando a Jacinto
Bienvenido Peinado como vicepresidente.
En febrero de 1942 Trujillo fue nuevamente postulado a las elecciones de ese año por el
Partido Dominicano y por el recién creado «Partido Trujillista». El 16 de mayo fueron
celebradas las elecciones donde votaron casi 600 000 ciudadanos, saliendo electo Trujillo
nueva vez como presidente.
Política económica
En 1941 Trujillo compró la sucursal del National City Bank of New York en Santo
Domingo y el 24 de octubre de ese mismo año fundó el Banco de Reservas. En 1947, fundó
el Banco Central de la República Dominicana y el 10 de enero de ese mismo año quedó
establecido el peso dominicano como moneda oficial, terminando de esa manera el uso del
dólar estadounidense como moneda de curso legal en el país.
A partir de 1959, Trujillo comenzó a interferir cada vez más en los asuntos internos de
otros países vecinos. Trujillo expresó un gran desprecio por el presidente de Venezuela
Rómulo Betancourt, quien era un abierto oponente del dictador que había estado asociado
con los conspiradores dominicanos.
Trujillo desarrolló un odio obsesivo y personal hacia Betancourt y apoyó numerosos planes
de los exiliados venezolanos para derrocarlo. Debido a esto, el gobierno venezolano llevó
el caso en contra de Trujillo a la Organización de Estados Americanos (OEA). Esta
situación enfureció a Trujillo, quien ordenó a sus agentes extranjeros colocar una bomba en
el coche de Betancourt. El intento de asesinato, llevado a cabo el 24 de junio de 1960, hirió
pero no mató al presidente venezolano cuando se dirigía a un desfile militar en el paseo
Los Próceres de Caracas.
El atentado contra Betancourt puso a la opinión mundial contra Trujillo. Indignados, los
miembros de la OEA aprobaron por unanimidad romper relaciones diplomáticas con el
gobierno de Trujillo e imponer sanciones económicas a la República Dominicana. La
relación con el dictador se había convertido en una vergüenza para los Estados Unidos y las
relaciones diplomáticas se rompieron de manera irreconciliables después del incidente de
Betancourt.
Intentos de derrocamiento
El 14 de junio de 1959, varios hombres armados comandados por Enrique Jiménez Moya
aterrizaron en Constanza con la finalidad de derrocar a Trujillo. Días más tarde, el 20 de
junio, desembarcaron en Maimón unos 144 hombres dirigidos por José Horacio Rodríguez
en la provincia de Puerto Plata, quienes llegaron en una lancha llamada «Carmen Elsa».
Luego de varios días de combate en contra del régimen, los expedicionarios fueron
derrotados y trasladados a la Base Aérea de San Isidro, donde fueron torturados. Algunos
sobrevivieron, pero luego la mayoría fue fusilada.
Ese mismo año se formó en el país un grupo político de izquierda llamado Movimiento 14
de junio, compuesto por jóvenes que procuraban un cambio hacia la democratización del
país. El movimiento contó con Manolo Tavares Justo y su esposa Minerva Mirabal como
líderes. El régimen de Trujillo se ensañó contra la mayoría de los miembros del grupo y el
SIM se encargó de perseguir, encarcelar y torturar a sus miembros.
Cuando John F. Kennedy tomó posesión como presidente de los Estados Unidos el 20 de
enero de 1961, ya los planes de la CIA para derrocar a Trujillo estaban en marcha. A pesar
de eso, el presidente Kennedy envió al diplomático Robert D. Murphy para que se
entrevistara con Trujillo y lo persuadiera de que se retirase del poder. Murphy llegó a Santo
Domingo el 15 de abril de 1961, siendo el cuarto y último emisario del gobierno
estadounidense que trató de convencer a Trujillo para que se retirara del poder,
planteamiento que fue ignorado por el dictador.
Declive de la dictadura
El dictador se había convertido en una vergüenza para los Estados Unidos, situación que se
fue haciendo cada vez más tensa a raíz del atentado contra Rómulo Betancourt.
Las armas proporcionadas por la CIA habían sido ocultadas por el estadounidense Simón
Thomas Stocker «Wimpy», como también se le conocía, propietario del único
supermercado del país y residente en la República desde 1942, fue contactado por la CIA
bajo el nombre en clave de «Héctor». Stocker rehusó la remuneración de la CIA por sus
esfuerzos, aduciendo su convicción moral. Las armas fueron ocultadas por más de dos
meses, a riesgo personal y de su familia, dentro de un armario pequeño en su estudio, en su
residencia privada, hoy ya demolida y que estuvo ubicada en un solar en el lado sur de la
avenida Independencia, próximo a la avenida Máximo Gómez.
Algunos afirmaron que dichas armas nunca llegaron a las manos de los organizadores del
ajusticiamiento, debido a la supuesta falta de una autorización explícita de la CIA para su
entrega. Esta opinión fue contradicha por testimonios de viva voz, comunicados por
Stocker a familiares y personas de confianza, afirmando que las armas fueron entregadas
por él a un dominicano, después de haberlas ocultado en su propiedad, según su relato. No
obstante, esa versión fue negada por el único sobreviviente del ajusticiamiento, el general
Imbert Barrera.
Algunos analistas mencionan que el interés de Estados Unidos en acabar con Trujillo se
debió a que la represión de su gobierno podría desembocar en una revolución filocomunista
en República Dominicana, similar a la Revolución cubana, que fue una consecuencia del
rechazo del pueblo cubano al dictador Fulgencio Batista.
La familia de Trujillo trató de huir con el cuerpo del dictador en su yate «Angelita», pero
no fue posible. Su funeral, realizado el 2 de junio del mismo año, fue el de todo un
estadista y una larga procesión lo acompañó desde el Palacio Nacional hasta la localidad de
San Cristóbal, donde fue enterrado. Miles de personas de todos los estratos sociales
desfilaron ante el féretro con los restos de Trujillo. El entonces presidente Joaquín
Balaguer dio el discurso laudatorio, diciendo, entre otras cosas:
... El momento es pues propicio para que juremos sobre estas reliquias amadas que
defenderemos su memoria y que seremos fieles a sus consignas manteniendo la unidad.
Querido jefe, hasta luego. Tus hijos espirituales, veteranos de las campañas que libraste
durante más de 30 años, miraremos hacia tu sepulcro como un símbolo enhiesto y no
omitiremos medios para impedir que se extinga la llama que tú encendiste en los altares de
la República y en el alma de todos los dominicanos.
Después de esto, ante la presión popular, la familia Trujillo salió del país y Ramfis Trujillo
tuvo que sacar el cuerpo de su padre. Trujillo fue enterrado en París, en el Cementerio del
Père-Lachaise, a petición de sus familiares.
Represalias
El Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y todos los servicios de seguridad del Estado
realizaron amplias redadas en todos los sectores de la ciudad, buscando a los victimarios.
El 2 de junio de 1961, agentes del SIM irrumpieron en la casa del teniente Amado García
Guerrero, quien fue asesinado de varios disparos de ametralladora. El 4 de junio de ese
mismo año fueron asesinados otros dos implicados, Juan Tomás Díaz y Antonio de la
Maza. El 10 de junio fue apresado y torturado el general José René Román Fernández
(«Pupo») quien fungía como secretario de las Fuerzas Armadas de la dictadura, al
conocerse su vinculación al complot. El 18 de noviembre fueron capturados Roberto Rafael
Pastoriza Neret, Pedro Livio Cedeño Herrera, Luis Salvador Estrella Sadhalá, Modesto
Díaz Quezada, Huáscar Antonio Tejeda Pimentel y Luis Manuel «Tunti» Cáceres Michel.
Todos fueron llevados a la «Hacienda María» en San Cristóbal, siendo fusilados por
órdenes de Ramfis Trujillo.
Después de varios intentos de los familiares de Trujillo por mantener el poder y del golpe
de Estado que derrocó al presidente Joaquín Balaguer, protagonizado por el comandante de
la fuerza aérea, general Pedro Rodríguez Echavarría, un consejo de Estado puso en marcha
una apertura política que culminó con la celebración de elecciones libres el 20 de
diciembre de 1962. Estas elecciones fueron las primeras con características de pluralidad
democrática y donde los partidos políticos pasaron a representar un papel significativo.
Los comicios dieron la victoria a Juan Bosch, candidato presidencial por el Partido
Revolucionario Dominicano con el 59,5 % de los votos escrutados.