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FUNDAMENTOS DE HISTORIA SOCIAL DOMINICANA

PROFESOR:
Ramón de León Cepeda

TEMA DE INVESTIGACIÓN:
Ensayo Sobre Resistencia Al Régimen De Trujillo

SUSTENTENATE:
Lisa Isabel Cuevas Vásquez

MATRÍCULA:
100625428

SECCIÓN:
C5
INTRODUCCIÓN
La presente investigación aborda el tema de la dictadura de Trujillo, específicamente
la resistencia que se le hizo al régimen desde sus inicios y hasta que se produjo la caída
definitiva del despótico y dictatorial gobierno. El más cruel, criminal y despiadado que haya
existido en toda nuestra historia republicana.

El gobierno del sátrapa fue enfrentado por diversos grupos revolucionarios y


sociopolíticos. A su llegada al poder en 1930, Trujillo se encargó de eliminar a cada uno de
aquellos que lo habían humillado anteriormente cuando él quiso formar parte del “Unión de
Santo Domingo”. Su solicitud fue rechazada debido a su posición social, él era de “segunda”
y para pertenecer a tan importe institución se necesitaba ser de “primera”. Con sus primeras
acciones, el “jefe” dio a entender sus verdaderas intenciones de manera mediata. Así con el
transcurrir del tiempo, el tirano fue cometiendo un delito tras otro, hasta llegar a provocar el
descontento de hombres y mujeres que anhelaban vivir en un país libre de todo tipo de
opresión e instaurar un gobierno democrático.

Es así como surgen las expediciones e intentos de derrocamiento de la dictadura


trujillista por parte de hombres y mujeres indignados que decidieron aunar esfuerzos para
ajusticiar al jefe. Muchos de los intentos fueron fallidos, es decir, que no lograron el objetivo
final de la sublevación; tales fueron los casos de las expediciones de Cayo Confites (1947-
1949), así mismo las de Maimón, Estero Hondo y Constanza en 1959, como también un sin
número de intentos más, que se produjeron con el propósito de liberar al pueblo dominicano
de la dictadura trujillista. No fue hasta el 30 de mayo de 1961 que se lograra el objetivo de
ajusticiamiento al sátrapa Trujillo.
RESISTENCIA AL RÉGIMEN DE TRUJILLO
Siguiendo a Bosch 2009 (pág. 53, 54 y 57) “Rafael Leónidas Trujillo tuvo desde niño
el instinto del poder del dinero. En Santo Domingo se llama “papeleta” al billete de banco.
Cuando Trujillo tenía catorce años, un familiar le regaló una yegua. El nombre con que la
bautizó su juvenil dueño fue Papeleta”. A los veinte años de edad, Trujillo tuvo una hija; la
cual bautizó con el nombre de “Flor de Oro” lo que de alguna forma deja entre ver su interés
descomunal por la posesión de grandes riquezas y que más tarde sería puesto en evidencia
cuando asumiera el poder, dominando a su antojo la economía del país donde al final de su
dictadura aproximadamente el 80% de las empresas existentes en el país eran de su
propiedad.

Rafael Leónidas Trujillo Molina solicitó ser incluido en el “Club Unión de Santo
Domingo” pero dicha petición fue negada por quienes dirigían tan importante institución, a
la cual solo podían pertenecer aquellas personas consideradas de “primera”. Para ese
entonces, Trujillo ocupaba la posición de jefe del ejército, sin embargo, no cumplía con las
exigencias del club como para ser aceptado en esta institución porque él no era de “primera”
sino de “segunda”. Los directivos del club desconocían las consecuencias que les traería esta
decisión en un futuro no muy lejano. Además de que era una afrenta muy grande haber
rechazado la solicitud del mismísimo jefe del ejército dominicano, quien poco después se
convertiría en el presidente constitucional de la república.

La desazón por la que pasó Trujillo al no ser admitido en el “Club Unión de Santo
Domingo”, acontecimiento que se dio también en La Vega, sentó de alguna manera, la forma
despótica, arbitraria, cruel y dictatorial en la que gobernaría el país por los próximos treinta
y un años. Aunque hay que reconocer que no todo surge a raíz del desdén recibido por
aquellos considerados como de “primera” sino que desde su niñez y durante toda su juventud,
Trujillo vivió episodios que contribuyeron con la construcción de su personalidad, forma de
pensar y su psiquis de manera general. Es por ello que cuando Rafael Leónidas Trujillo asume
el poder el 24 de mayo de 1930 lo primero que hace es ser consecuente con quienes lo habían
rechazado por el simple hecho de ser pobre, instauró su propio club con el nombre de
“presidente Trujillo”, con el paso del tiempo el club del jefe fue adquiriendo mucha
importancia hasta que se diseminaron por todo el país.
El rechazo de solicitud de membresía que solicitó Rafael L. Trujillo al “Club Unión
de Santo Domingo” no solo se debió a que pese a su posición de jefe del Ejército Nacional
aún seguía siendo un individuo “de segunda” sino también al historial de “ladronzuelos” que
adornaba a la familia Trujillo, desde el más grande hasta el más pequeño, sin ninguna
excepción. Esta familia se había dedicado al robo de ganado y no conocieron límite alguno
para realizar sus obscuras hazañas. “Se llegó al extremo de robar un caballo amaestrado a la
alta escuela, que llevaban unos cirqueros ambulantes y que se le antojó a Trujillo. Sus esbirros
se apoderaron de él y al día siguiente pastaba en los campos de La Suiza” Este hecho se dio
en 1929, meses antes de que el “Sátrapa” fuera elegido presidente de la república, todo el
país se enteró de aquel suceso, pero nadie hizo nada, sin embrago, “el jefe” dio una pequeña
indemnización a los cirqueros por la usurpación de la bestia (Almoina 2011, pág. 46).

Según Pichardo (2001)

Dentro del esquema ideológico del trujillato, el antihaitianismo, que se expresaba en una
supuesta constante amenaza de invasión haitiana a la República Dominicana, fue un elemento capital,
en la medida en que justificó la organización de uno de los más poderosos ejércitos de América Latina.
Fue este ejército el principal sostén de la tiranía; y fue la exacerbación sistemática de este prejuicio,
excusado por la constante inmigración ilegal de trabajadores haitianos hacia territorio dominicano, lo
que condujo a la horrible matanza de cerca de 15.000 ciudadanos de esa nación ordenada por Trujillo
en 1937. Pichardo (2001, p. 133)

Por otro lado, Almoina (2011, p. 48) “Al siguiente día de ser elegido, Trujillo mostró
ya sus intenciones de anular a todos los partidos políticos y organizaciones similares, para
entrar a ser Presidente perpetuo y dictador militante” Una de las primeras acciones del “Jefe”
fue desarticular a todos los partidos políticos y movimientos a fines, todo esto con el
MACRO-propósito de perpetuarse con el poder hasta que se le antoje e instaurar su régimen
despótico, tirano y dictatorial. Es así como se da inicio a un hecho sin precedentes en la
República Dominicana y toda Latinoamérica. La dictadura de Trujillo se extendió desde 1930
a 1961, la más extensa y cruel que haya existido en el siglo XX.

Me parece pertinente resaltar que Almoina, es, fue y seguirá siendo una de las voces
más autorizadas para testimoniar sobre las atrocidades, barbaries y sandeces cometidas por
el “Sátrapa”, ya que éste, fue su secretario personal durante varios años del dictatorial
gobierno, por lo que le tocó ver desde muy cerca el accionar del “Déspota”.
En otro orden, a medidas que avanzaba el tiempo el tirano se enriquecía cada día más
a costa del trabajo del pueblo dominicano. El método de la tortura era su principal política
para someter a la obediencia a cualquier individuo ya sea para sustraerle sus bienes o el
motivo que se le antojase.

Un hombre llamado Wenceslao Guerrero, indignado por las atrocidades que cometían
Trujillo y sus secuaces había iniciado un engranaje con los propósitos de ajusticiar al más vil
de los asesinos que había parido la historia dominicana hasta ese momento. Este plan al igual
que muchos otros que se organizarían en lo adelante no fue próspero y tan pronto llegó a los
oídos de los esbirros del “jefe”, éstos procedieron con el apresamiento inmediato del osado
hombre que pretendía matar a Trujillo. “Wenceslao Guerrero quiso librar a Santo Domingo
de su verdugo, lo cual no pasó de proyecto. Denunciado, fue reducido a prisión. Sometido a
las más crueles torturas, sufrió la fractura de las piernas y los brazos” (Mejía 2011, pág. 464-
465 y 467). En ese mismo orden, el autor citado nos sigue ilustrando sobre las diversas
hazañas realizadas por aquellos que se habían hartado de los maltratos que recibía el pueblo
por parte del “tirano” “La otra conspiración tuvo efecto en la capital a fines de 1934”.
Algunos de los acusados son: Dr. Ramón de Lara, el ingeniero Juan de la C. Alfonseca, el
doctor Báez Ledesma, los licenciados Eduardo Vicioso, Abigaíl Delmonte y Fremio Soler, y
Oscar Michelena, Amadeo Barletta, Carlos Franceschini, José Selig Hernández, Pupito Ellis
Sánchez, Emilio Andújar, Dionisio Caballero, Federico Cordero Díaz, Rafael Reinoso,
Delfín Ramírez, Negro Frías, Vitaliano Pimentel, José Peña, Juan J. Caballero y otros más.
Todos, sin excepciones fueron sometidos a las más crueles e inhumanas torturas con “un haz
de cables de luz eléctrica, atado a un palo, que llaman canta claro, se les azotó…hasta
dejarlos sin conocimiento” una gran parte no resistió los azotes proporcionadas por los
esbirros de Trujillo y murieron, los que lograron sobrevivir fueron condenados a veinte años
de prisión. El tirano cada día demostraba que no conocía los límites, era capaz de TODO con
tal de seguir perpetuándose con el poder y por ello implantaba el terror a cuanto hombre y
mujer existiese sobre el suelo dominicano e incluso logró trascender algunas fronteras.
Ninguna dictadura había sembrado tanto miedo y terror en toda la historia de la República
Dominicana.
A pesar de la desfachatez del “Generalísimo” seguían las conspiraciones, hombres y
mujeres se vestían de coraje y un valor incalculable, todo por defender una convicción, una
idea, un propósito: sacar del camino a la mente más MACABRA que existía sobre
Latinoamérica y el Caribe en esos momentos y conseguir esa libertad que tanto anhelaban
los dominicanos.

Como resultado de las caídas de las dictaduras que imperaban en Venezuela, Cuba y
otros países hispanohablantes se comenzaron a organizar grupos expedicionarios con
aquellos dominicanos que el régimen trujillista había mandado al exilio o que en su defecto
se habían exiliado voluntariamente. Éstos apoyados por los líderes de la Revolución Cubana
y otras más.

La Dictadura de Trujillo tenía dos componentes sumamente importantes, de los cuales


él se apoyaba para mantener la hegemonía sobre la sociedad dominicana: el primero de estos
es; el monopolio orientado principalmente a consolidar un sector de la burguesía, es decir, a
la burguesía trujillista (compuesta por el mismo Trujillo y el resto de su familia); y un
segundo componente, que es la sobre-explotación de toda la población dominicana, en
especial la campesina, con el fin de mantener altas tasas de rentabilidad en la economía
azucarera, la industrial y en la producción agropecuaria, tanto para el consumo interno como
para la exportación. La satrapía requería tajantemente mantener una sobre-explotación en el
grueso de la fuerza de trabajo productiva. En pocas palabras, esto quiere significar que la
dictadura requería de esos dos elementos, como fundamentos para subsistir a través del
tiempo. Un grupo burgués fuerte que mantuviera el grueso de los sectores capitalistas
subordinados y una explotación masiva sobre el grueso de la población popular, es decir, la
masa pobre y más desposeída que existía en la nación. Fiallo Billini (1991, pp. 3 y 4).

Las injusticias y abusos del trujillato eran cada vez más. Ante esta situación se
produjo una avalancha de exilados voluntarios hacia diferentes países de habla hispana. Es
así como en el ocaso de la década de 1940, los exiliados antitrujillistas fueron aumentando
en número. Obtuvieron la ayuda de la Cuba de Prío Socarrás y de la Guatemala de J. J.
Arévalo. De esta forma sentaron las bases y el impulso para ejecutar dos planes de invasión
muy importantes, la de Cayo Confites, en 1947 y Luperón, en 1949. El trujillismo y sus
fuerzas militares lograron detectar a tiempo tales invasiones y los conspiradores fueron dado
de baja en su gran mayoría. A partir de entonces, la dictadura comenzó a resguardar las
fronteras con calieses (espías) en todas las costas y puntos estratégicos del país. (Eiroa San
Francisco y Ferrero Blanco, 2016. P. 10). A pesar de que los expedicionarios de 1947 y 1949
no tuvieron el éxito esperado, ya el daño estaba hecho, pues, esto provocó el descontento de
organismos internacionales, por lo que los enemigos de Trujillo alrededor del mundo
comenzaron a brindar su respaldo a los dominicanos que deseaban deshacerse del
despotismo.

De acuerdo con Rodríguez (2010, p.103) y Genao (2018, p. 108) “Trujillo fue un
consumado anti haitiano, aunque paradójicamente evitó una tragedia que había ordenado su
hijo Ranfis en una de sus borracheras, cuando le ordenó al Coronel Disla Abreu que recogiera
a todos los haitianos que vivían en Bocachica y los lanzara mar adentro. Empero, más tarde,
el mismo Trujillo aprovecharía las “diferencias fronterizas existentes para reafirmar nuestra
particularidad frente Haití”. El conflicto que existía entre Haití y República Dominicana en
términos fronterizos fue resuelto por el “jefe” por medio de la fuerza. Trujillo personalmente
se encargó de divulgar por todos los medios de comunicación la desaparición masiva de
ganado en las zonas limítrofes con Haití, atribuyendo así tales hechos delincuenciales a los
inmigrantes de la vecina nación. Y para resolver esta problemática, el déspota y sus matones
acudieron a los métodos más crueles, bárbaros y cobardes a que estaban acostumbrados. Es
así como en 1937 se inicia una matanza masiva de haitianos en todos los puntos fronterizos,
hecho en el cual fueron vilmente asesinados aproximadamente 10 mil nacionales haitianos.

Por otro lado, otro de los acontecimientos importantes que incidieron en el declive
inminente del régimen trujillista, fue sin duda alguna la celebración de la “Feria de la Paz y
Confraternidad del Mundo Libre” (1955) en los 25 años de la dictadura. Esta feria era muy
costosa. Para la celebración del referido evento fue necesaria la emisión exorbitante de papel
moneda sin respaldo, no conforme con eso, el “jefe” usó gran parte de la reserva en Dólares
que tenía el Banco Central para la garantía de la estabilidad monetaria nacional. A partir de
esta fecha la economía nacional comenzó a menguar rápidamente. No obstante, las
atrocidades cometidas por el déspota y sus esbirros estaban causando descontento en muchos
de los que apoyaban la dictadura, como también en aquellos dominicanos que habían sido
exiliados voluntaria o involuntariamente por Trujillo. Así mismo, algunos países como
Venezuela y Cuba manifestaron su apoyo incondicional a los dominicanos que se
encontraban en el exilio y que anhelaban liberar al país caribeño de la más larga y cruel
dictadura que había sufrido desde su fundación en el año 1844. (Lora 2009, p. 15).

En este mismo orden, Cruz Sánchez, F. (2009) Afirma “La crisis política de la
dictadura de Trujillo se inició con el secuestro y posterior desaparición del escritor vasco
Jesús De Galindez…sirvió a la dictadura y se marchó a los Estados Unidos. La otra víctima
lo fue el piloto norteamericano Gerald Murphy, quien condujo el avión con Galindez… hacia
República Dominicana”. Tanto el asesinato de Galindez como el de Murphy jugaron un papel
importante entre las relaciones de la dictadura con el gobierno yanqui. El primero había sido
un esbirro del jefe, quien al caer en malas con el sátrapa se va a EEUU y desde allí, luego de
realizar un doctorado en la Universidad de Columbia, publicó una tesis que describía los
crímenes y delitos más brutales ejecutados por el gobierno dictatorial de Trujillo. Y el
segundo, Gerald Murphy, cargó también su propia cruz al conducir el avión que traería de
regreso a Jesús De Galindez como prisionero a la República Dominicana. Ya era costumbre
del tirano desaparecer a cualquier individuo que haya presenciado uno de sus crímenes o algo
por el estilo que pusiera en riesgo su hegemonía sobre el país caribeño.

“EL MOVIMIENTO 14 DE JUNIO” sirvió como plataforma para el “tiranicidio”.


Cuya ideóloga de formar la entidad REVOLUCIONARIA fue la Abogada y Revolucionaria
MINERVA MIRABAL, quien encontró una mano amiga en su esposo, el también abogado
y luchador antitrujillista, Manual Aurelio Tavares Justo.

Después de que se descubrieran las conspiraciones del M14J, “Las Mariposas” y


centenas de jóvenes disidentes fueron a parar a las prisiones y cámaras de tortura del régimen
de terror, incluyendo a los esposos de las indomables damas. Algunos fueron liberados y
otros siguieron siendo sometidos a los más crueles castigos, entre estos se incluyen a los
esposos de las Mirabal. Schmidt-Häuer (2011, p. 1). En ese mismo tenor, Cordero Michel,
2009 (p. 98) sostiene “Las expediciones de junio 1959, aunque resultaron un fracaso militar
porque no alcanzaron sus objetivos tácticos ni estratégicos…fueron las más importantes de
todas las actividades de los exiliados, ya que marcaron el inicio del derrumbe definitivo de
la tiranía” así mismo, aumentaron significativamente el incremento de la lucha interna con la
formación de un amplio movimiento oposicionista que culminó con el ajusticiamiento de
Trujillo. En efecto, el período coyuntural que se inició el 14 de junio de 1959 y se extendió
hasta el 30 de mayo de 1961, fue el más relevante de toda la historia que engloba la tiranía
de Rafael L. Trujillo Molina.

En otro orden, el atentado que se llevó a cabo el 24 de junio de 1960, contra el


presidente en funciones de Venezuela, Rómulo Betancourt, fue uno de los hechos
importantes que influyó con la caída de la dictadura Trujillista. Después de que se hicieran
las investigaciones pertinentes, se determinó que el “Coche Bomba” utilizado para atentar
contra el Betancourt, presidente del país caribeño (Venezuela) fue por orden del “jefe” quien
para ello se había aliado con un grupo de militares venezolanos que pretendía dar un “Golpe
de Estado” al actual mandatario de Venezuela. (Solís y Silva. p. 11) el mismo autor continúa
diciendo: “Al dirigirse por la carretera para ver a sus esposos en prisión, Patria, Minerva y
María Teresa fueron interceptadas por un grupo de agentes del Servicio Secreto, asesinadas
a garrotazos y arrojadas en su vehículo al fondo de un precipicio” (Ob. Cit. pág. 17)

Giulia De Sarlo (2017) nos cuenta:

El papel que tuvieron las mujeres durante la dictadura trujillista fue algo más que la triste
constante que, en todas las dictaduras, ve a la mujer relegada a un estereotipo de pasividad o al papel
de víctima predestinada. En Santo Domingo hubo mujeres que guiaron la resistencia al tirano, y, hecho
aún más significativo, su empeño fue inmediatamente reconocido como fundamental para el éxito de
la causa de liberación: es el caso de las hermanas Mirabal, “las Mariposas”, como eran conocidas en
el ámbito del movimiento clandestino de oposición 14 de Junio, cuyo descarado homicidio por parte
del régimen el 25 de noviembre de 1960 fue sin duda una de las causas que pocos meses después
llevaron al magnicidio de Trujillo. Giulia De Sarlo (p.p. 202-204).

Sención, (2012, pp. 150 y153) sostiene:

A principios de 1960, el gobierno norteamericano comenzó distanciarse de Trujillo, pues


como necesitaba el apoyo de los gobiernos de América Latina para aislar a la Revolución Cubana, no
le convenía aparecer apoyando la dictadura dominicana. Estados Unidos le mandó emisarios a Trujillo
para que dejara el poder, pero éste se resistió y dijo que solo muerto salía de su país.

En enero de 1961, John F. Kennedy tomó posesión como presidente de los Estados Unidos y
el 15 de abril envió al diplomático Robert D. Murphy para que convenciera a Trujillo de que
abandonara el poder. Murphy fue el cuarto y último emisario del gobierno estadounidense portador de
esa misión, pero el dictador rechazó esta última sugerencia. A partir de ahí, la CIA aceleró el plan que
venía fraguando para liquidarlo.
La Iglesia, que había apoyado a la dictadura durante 29 años, comprendió que debía apartarse
de ella para no hundirse. Por eso comenzó a criticar la falta de libertades, como si esas libertades
hubieran existido en los 29 años anteriores. Además, como sabía que el régimen se acercaba a su fi n,
quería un enlace con la oposición para influir a favor del sistema en la transición que se avecinaba.
Pero más allá de los intereses de la Iglesia, sus críticas al gobierno contribuyeron a debilitarlo, en
medio de una crisis generalizada. Trujillo combinó el ataque a la Iglesia con medidas que aparentaban
una búsqueda de entendimiento con esa institución y con la oposición en general. Liberó a la mayoría
de presos del 14 de Junio. Solo dejó a 30 en la cárcel, entre ellos los esposos de las hermanas Mirabal:
Manolo Tavárez, Leandro Guzmán y Pedro González. En enero de 1961 los obispos le mandaron una
carta a Trujillo donde aparentemente se arrepentían de lo que habían hecho. La carta decía que
“Ciertamente, antes de emitir nuestra Carta Pastoral el año pasado pudimos haber tomado otras
medidas. Ninguno de nosotros pudo haber sospechado la errónea interpretación (…) que habría de
dársele a nuestras palabras”.

Es de conocimiento universal la impronta y el precedente histórico que marca un antes


y un después de las destacadas luchas que emprendieron las mujeres dominicanas entorno al
repudio de la dictadura Trujillista. Tal es caso de “las hermanas Mirabal”. Un trio de damas
valientes y aguerridas que decidieron no doblegarse ante la fuerza y los dotes de “Don Juan”
que adornaban al “tirano”, sino que tomaron la firme decisión de enfrentar el régimen,
arriesgando sus vidas y las de todo el que llevara sus apellidos. La osadía de Minerva, Patria
y María Teresa Mirabal las condujo a la muerte física el “25 de noviembre de 1960”. Pero el
daño, ya estaba hecho, la dictadura estaba menguante. Y mayo de 1961 le dieron de baja al
“déspota” más macabro que país alguno haya tenido en toda Latinoamérica y El Caribe.

Un complot (para matar a Trujillo) tras otro fueron descubiertos, donde los implicados
pagaron bastante caro la osadía, en su gran mayoría con sus vidas y las de todo el que llevara
sus apellidos. Pero esto no sucedería siempre, la dictadura se debilitaba cada día un poquito
más y la inmunidad del jefe había llegado a su final. Es así como el 30 de mayo, por fin, se
ejecuta aparentemente con éxito el último complot apara ajusticiar al sátrapa. Cuyos
participantes directos fueron: “Antonio de la Maza, Antonio Imbert Barrera, Salvador
Estrella Sadhalá, el teniente Amado García Guerrero, Pedro Livio Cedeño, Huáscar Tejeda
Pimentel y Roberto Pastoriza Neret”. Las armas utilizadas para la ejecutoria del plan que
pondría un punto y aparte a la despiadada dictadura de casi treinta y años de manera
ininterrumpida, fueron proporcionadas por la Agencia Central De Inteligencia (CIA), fuerza
élite del gobierno yanqui. (Proceso Digital, 2017)
Los gringos decidieron deshacerse de Trujillo por varias razones, entre ellas: la
dictadura ya no representaba sus intereses en República Dominicana, sino los del tirano.
Estados Unidos no podía perdonar que un gobierno que ellos habían diseñado los desafiara
públicamente. Además de los asesinatos a personalidades ligadas al gobierno estadunidense,
entre otras tantas razones (como la persecución a los movimientos políticos y revolucionarios
que procuraban la caída del régimen) que provocaron el declive paulatino del gobierno
dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo Molina. A través de la cual se cometieron los más
crueles crímenes y delitos que gobierno alguno hubiese cometido jamás en toda la historia
republicana.
CONCLUSIÓN

Ahora que he tenido la oportunidad de estudiar a fondo la dictadura Trujillista, me


puedo percatar con exactitud, cuáles fueron las verdaderas causas de su caída, y no solo eso,
sino también de secuelas que dejan consigo los gobiernos dictatoriales, despóticos y
autoritarios.

La dictadura de Trujillo dejó consigo grandes consecuencias, heridas y secuelas


incalculables en toda la población dominicana de ese entonces, y logró incluso trascender las
fronteras internacionales y, además generaciones completas aún siguen padeciendo los males
provocados por la desfachatez de Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien fue quizás el
dictador más cruel que existió en la historia de la República Dominicana, Latinoamérica y
muchos países caribeños.

Los gobiernos autoritarios cohíben a los ciudadanos de ejercer sus derechos civiles,
sociales, culturales, familiares y políticos, así quedó demostrado en la historia dominicana,
no solo con el despotismo representado por Trujillo, sino también con otros gobiernos
autoritarios que le antecedieron y uno que otro que lo relevaron luego de que se produjera el
ajusticiamiento. Por lo que, a mi entender, considero que debe imperar siempre la democracia
y la libertad de expresión.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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