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Las crisis convulsivas

Son las manifestaciones más frecuentes, se inician con la pérdida de conciencia y


del control motor, y convulsiones tónicas o clónicas de todas las extremidades,
aunque hay otros patrones diferentes de crisis epilépticas.

En muchos trastornos, las convulsiones son sólo transitorias y no recidivan una


vez finalizada la enfermedad que las produjo, pero en otros casos, las
convulsiones pueden repetirse a intervalos durante años o de forma indefinida si
hay una lesión permanente, estableciendo el diagnóstico de enfermedad
epiléptica.

Los trastornos convulsivos son alteraciones periódicas de la actividad eléctrica


cerebral que derivan en algún grado de disfunción cerebral transitoria.

 Muchas personas tienen sensaciones raras justo antes del comienzo de


una crisis convulsiva.
 Algunas convulsiones causan un temblor incontrolable y pérdida de la
consciencia, pero lo a veces es que la persona afectada simplemente deje
de moverse o de ser consciente de lo que está pasando.
 Los médicos se basan en los síntomas para sospechar el diagnóstico, pero
habitualmente se precisan imágenes del cerebro, análisis de sangre y
electroencefalografías (que registran la actividad eléctrica del cerebro) para
identificar la causa.
 Los fármacos, en caso necesario, suelen evitar la crisis.

La función normal del cerebro requiere una descarga ordenada y coordinada de


impulsos eléctricos. Mediante estos, el cerebro se comunica con la médula
espinal, los nervios, los músculos y también consigo mismo. Cuando se altera la
actividad eléctrica del cerebro, se producen convulsiones.

Alrededor del 2% de los adultos sufren convulsiones en algún momento de su


vida. Dos tercios de estas personas nunca experimentan una segunda crisis. Las
crisis convulsivas suelen iniciarse en la primera infancia o al final de la edad
adulta.
Tipos de convulsiones

Las convulsiones se pueden describir de la manera siguiente:

Epilépticas: no tienen desencadenante aparente (es decir, no están provocadas)


y ocurren dos o más veces. Una única convulsión no se considera epilepsia. Las
convulsiones epilépticas se denominan epilepsia o crisis epilépticas. El origen de
las crisis epilépticas es a menudo desconocido (llamada epilepsia idiopática). Pero
pueden ser consecuencia de diversos trastornos cerebrales, como anomalías
estructurales, accidentes cerebrovasculares o tumores. En estos casos se
denomina epilepsia sintomática. La epilepsia sintomática es más frecuente
entre recién nacidos y personas de edad avanzada.

No epilépticas: desencadenadas (provocadas) por un trastorno reversible o un


trastorno pasajero que irrita el cerebro, como una infección, un traumatismo
craneoencefálico o una reacción ante un fármaco. En los niños, la fiebre puede
desencadenar una crisis no epiléptica que se denomina convulsión febril.

Algunos trastornos mentales causan síntomas que se asemejan a las


convulsiones epilépticas y que se denominan convulsiones no epilépticas
psicógenas o seudoconvulsiones.

Causas de los trastornos convulsivos

Las causas dependen del momento de inicio de las convulsiones:

 Antes de los 2 años: la fiebre alta o las anomalías metabólicas temporales,


como unos niveles elevados en sangre de azúcar (glucosa), calcio,
magnesio, vitamina B6 o sodio, pueden desencadenar una o más crisis.
Una vez que se resuelve la fiebre o la anomalía, cesan las convulsiones. Si
las crisis se repiten sin factores desencadenantes, la causa más probable
es una lesión durante el parto, un defecto congénito, o bien una alteración
metabólica o un trastorno cerebral hereditarios.
 De 2 a 14 años: a menudo la causa es desconocida (véase
también Convulsiones en niños).
 Adultos: un traumatismo craneal, un accidente cardiovascular o
un tumor pueden dañar el cerebro y desencadenar convulsiones.
La abstinencia alcohólica (debida a la interrupción repentina del consumo
de alcohol) es una causa frecuente de convulsiones. Sin embargo, en
aproximadamente la mitad de las personas de este grupo de edad se
desconoce la causa.
 Adultos mayores: la causa puede ser un tumor cerebral o un accidente
cerebrovascular.

Cuando no se identifica la causa, se dice que las convulsiones son idiopáticas.

Las situaciones que irritan el cerebro (como lesiones, determinados fármacos o


drogas, falta de sueño, infecciones o fiebre) o que le privan de oxígeno o energía
(como alteraciones del ritmo cardíaco, niveles bajos de oxígeno en sangre o
niveles muy bajos de azúcar en sangre hipoglucemia) pueden desencadenar una
crisis única, tanto si se padece un trastorno convulsivo como si no. Esta crisis,
resultado de un estímulo de este tipo, se denomina crisis provocada (y por tanto
es una crisis no epiléptica).

Las personas con un trastorno convulsivo tienen más probabilidades de sufrir una
convulsión cuando ocurre lo siguiente:

 Están sometidas a un exceso de estrés físico o emocional.


 Están intoxicadas o privadas de sueño.
 Han dejado repentinamente de beber o de consumir sedantes.
 Evitar estos factores ayuda a prevenir las convulsiones.

Con menos frecuencia, las convulsiones se desencadenan por sonidos repetitivos,


luces centelleantes, videojuegos o incluso al tocar ciertas partes del cuerpo. Este
trastorno se denomina epilepsia refleja.

Síntomas de los trastornos convulsivos


 Un aura (sensaciones inusuales) describe cómo se siente una persona
antes de que comience una convulsión. Por lo general, forma parte de
una crisis focal consciente que acaba de comenzar. Un aura puede consistir
en cualquiera de los aspectos siguientes:
 Olores o sabores anormales
 Mariposas en el estómago
 Una sensación de haber experimentado algo anteriormente incluso cuando
no se ha experimentado (sensación de déjà vu) o el caso contrario, la
sensación de que algo no resulta familiar a pesar de que debería serlo
(denominado jamais vu)
 Sensación inequívoca de la inminencia de una crisis

Casi todas las crisis son relativamente breves, con una duración que oscila entre
unos segundos y algunos minutos. La mayoría dura entre 1 y 2 minutos.

Algunas veces, las convulsiones reaparecen de forma recurrente, como sucede en


el estado epiléptico.

La mayoría de los afectados por trastornos convulsivos tienen un aspecto y un


comportamiento normal entre las crisis.

Los síntomas de las convulsiones varían según el área del cerebro afectada por la
descarga eléctrica anómala, como pueden ser los síntomas siguientes:

 Un intenso olor agradable o desagradable si la parte del cerebro afectada


es la ínsula
 Alucinaciones visuales (visión de imágenes sin forma precisa) si está
afectado el lóbulo occipital
 Incapacidad para hablar si existe afectación del área que controla el habla
(situada en el lóbulo frontal)
 Una crisis convulsiva (sacudidas y espasmos de todos los músculos del
cuerpo) si se afectan grandes áreas de ambos hemisferios cerebrales

Las convulsiones se pueden clasificar como


 Motoras: comportan contracciones musculares anormales (como sacudidas
de una extremidad o convulsiones)
 No motoras: no comportan contracciones musculares anormales

Otros síntomas posibles son entumecimiento u hormigueo de una zona específica


del cuerpo, breves episodios de falta de respuesta, pérdida de consciencia y
confusión. Pueden producirse vómitos si se pierde la consciencia.

La persona afectada puede perder el control de los músculos, la vejiga o los


intestinos. Algunas personas se muerden la lengua.

Los síntomas también varían dependiendo de si la crisis convulsiva es de

 Inicio focal (la convulsión comienza en un único lado del cerebro)


 Inicio generalizado (la convulsión comienza en ambos lados del cerebro)

Existen varios tipos de convulsiones focales y generalizadas. La mayoría de las


personas presentan un solo tipo de convulsión; otras presentan dos o más tipos.

Algunos tipos de crisis convulsivas pueden ser focales o generalizadas.

 Convulsiones de inicio focal

En las convulsiones de inicio focal, las convulsiones comienzan en un único lado


del cerebro.

Las convulsiones de inicio focal comprenden los tipos siguientes:

 Automatismos (actividad motora repetitiva, coordinada e inútil)


 Atónicas (comportan pérdida de tono muscular)
 Clónicas (comportan sacudidas rítmicas de los músculos)
 Espasmos epilépticos (que implican flexionar y enderezar los brazos e
inclinar la parte superior del cuerpo hacia adelante) en los niños
 Hipercinéticas (implican mover las piernas como si se pedalease en
bicicleta o se pataleara)
 Mioclónicas (comportan sacudidas repentinas de los músculos, como un
rayo)
 Tónicas (comportan rigidez de los músculos)

Algunas personas que sufren una crisis de inicio focal se recuperan por completo.
En otras, la descarga eléctrica anormal se propaga a las áreas adyacentes y al
otro hemisferio cerebral, ocasionando una crisis generalizada. Las crisis
generalizadas que derivan de crisis focales se denominan crisis focales a
bilaterales. Es decir, se originan en un hemisferio cerebral y se extienden a ambos
hemisferios.

Las crisis de inicio focal se clasifican en función de si la persona afectada está


consciente durante la crisis:

 Se mantiene la consciencia (llamadas convulsiones focales conscientes).


 La conciencia está alterada (llamadas convulsiones focales con alteración
de la consciencia).

La consciencia se refiere al conocimiento de uno mismo y del entorno. Si la


consciencia se ve afectada durante una fase cualquiera de la convulsión, se habla
de una convulsión focal de consciencia alterada. Los médicos determinan si la
persona afectada se ha mantenido consciente durante una convulsión
preguntándoselo o, si la convulsión está teniendo lugar, viendo si la persona
responde cuando se le habla.

En las convulsiones focales conscientes, las descargas eléctricas anómalas se


inician en un área pequeña del cerebro y permanecen limitadas a esa zona. Como
solo afectan una pequeña área, los síntomas se relacionan con la función
controlada por ella. Por ejemplo, si interviene la zona del cerebro que controla los
movimientos del brazo derecho (en el lóbulo frontal izquierdo), esa extremidad
sube de manera involuntaria y la cabeza se ladea hacia el brazo levantado. Las
personas afectadas están completamente conscientes y alertas a su entorno. Una
convulsión focal consciente puede evolucionar hacia una convulsión focal con
afectación de la consciencia.

Las crisis jacksonianas (epilepsia jacksoniana) son un tipo de convulsiones


focales conscientes. Los síntomas comienzan en una única mano o pie y luego
ascienden por el miembro a medida que la actividad eléctrica se extiende por el
cerebro. Durante la crisis, las personas afectadas son plenamente conscientes de
lo que sucede.

Otras convulsiones focales conscientes afectan la cara, luego se extienden a un


brazo o, a veces, a una pierna.

La epilepsia parcial continua es poco frecuente. En este tipo de crisis, las


convulsiones focales se suceden cada pocos segundos o minutos durante días o
años. Afectan de forma característica un brazo, una mano, un lado de la cara o un
lado del cuerpo. Las personas con epilepsia parcial continua permanecen
conscientes. Estas convulsiones suelen ser consecuencia de

 En adultos: daño cerebral (como cicatrices debidas a accidente


cerebrovascular) en una única zona del cerebro
 En niños: inflamación del encéfalo (como ocurre en la encefalitis y
el sarampión)

En las convulsiones focales con alteración de la consciencia, las descargas


eléctricas anormales comienzan en una pequeña zona del lóbulo temporal o
frontal, y luego se extienden con rapidez a otras áreas vecinas. Las crisis suelen
comenzar con un aura que dura de 1 a 2 minutos. Durante el aura se empieza a
perder el contacto con la realidad.

Durante las convulsiones focales con alteración de la consciencia, se altera la


consciencia, pero la persona afectada no se queda inconsciente. Las personas
afectadas pueden hacer lo siguiente:

 Quedarse con la mirada fija


 Masticar o chasquear los labios involuntariamente
 Mover las manos, los brazos y las piernas de forma extraña y sin propósito
alguno
 Emitir sonidos ininteligibles
 No comprender lo que se les dice
 Resistirse a recibir ayuda

Algunas personas afectadas hablan, pero su discurso carece de espontaneidad y


el contenido es algo escaso. Se ven confundidas y desorientadas. Este estado
puede durar varios minutos. A veces, los afectados se resisten a ser sujetados.

Convulsiones de inicio generalizado

En las convulsiones de inicio generalizado, la convulsión comienza en ambos


hemisferios cerebrales. En la mayoría de las convulsiones de inicio generalizado
se ve afectada la consciencia. A menudo producen pérdida de consciencia y
movimientos anormales, por lo general de inmediato. La pérdida de consciencia
puede ser breve o durar mucho tiempo.

Las crisis de origen generalizado comprenden los tipos siguientes:

 Crisis tónicoclónicas (anteriormente llamadas epilepsia mayor)


 Convulsiones clónicas (que comportan sacudidas rítmicas sostenidas de los
músculos después de que se endurezcan)
 Convulsiones tonicas (comportan rigidez de los músculos)
 Convulsiones atonicas(comportan pérdida de tono muscular)
 Convulsiones mioclónicas (que comportan sacudidas rítmicas de los
músculos no precedidas por rigidez de los mismos)
 Convulsiones mioclónicas-tonicoclónicas (que comportan sacudidas de los
músculos seguidas de rigidez muscular y sacudidas repetidas de los
músculos), incluyendo epilepsia mioclónica juvenil
 Convulsiones mioclónicas-atónicas (consisten en sacudidas de los
músculos, seguidas de pérdida de tono muscular)
 Espasmos epilépticos (del lactante)
 Crisis de ausencia

La mayoría de los tipos de convulsiones generalizadas (como las convulsiones


tonicoclónicas) comportan contracciones musculares anormales. Los tipos de
convulsiones que no las comportan se denominan crisis de ausencia.
En las crisis tonicoclónicas generalizadas, los músculos se contraen (parte tónica)
y a continuación alternan rápidamente entre contracción y relajación (parte
clónica). Estas convulsiones pueden ser

 De inicio generalizado (comenzando en ambos hemisferios cerebrales)


 Focales a bilaterales (comenzando en un único hemisferio cerebral y
extendiéndose a ambos hemisferios cerebrales)
 En ambos casos se produce una pérdida temporal de consciencia y una
convulsión cuando la descarga anormal afecta a ambos hemisferios.

Las convulsiones de origen generalizado comienzan con descargas anormales en


una parte profunda y central del cerebro, que se propagan simultáneamente a
ambos hemisferios cerebrales. No existe aura. La convulsión se suele iniciar con
un alarido. Seguidamente, los afectados se quedan inconscientes o pierden la
consciencia.

Durante las crisis de origen generalizado los afectados pueden experimentar lo


siguiente:

 Tener intensos espasmos musculares y sacudidas por todo el cuerpo a


medida que los músculos se contraen y se relajan de forma rápida y
repetida
 Caerse
 Apretar los dientes
 Morderse la lengua (ocurre a menudo)
 Babear o echar espuma por la boca
 Perder el control de la vejiga y/o los intestinos

Las crisis suelen durar entre 1 y 2 minutos. Después se siente dolor de cabeza,
confusión temporal y un intenso cansancio. Los síntomas pueden durar desde
unos minutos hasta horas. La mayoría de las personas no recuerdan lo sucedido
durante la crisis.
Las crisis tonicoclónicas focales a bilaterales (epilepsia mayor) suelen
comenzar con una descarga eléctrica anormal en una pequeña región de un único
hemisferio cerebral, originando una crisis focal consciente o una crisis focal con
afectación de la consciencia. La descarga se propaga entonces con rapidez a
ambos hemisferios cerebrales, lo que provoca la disfunción de todo el encéfalo.
Los síntomas son similares a los de las crisis de inicio generalizado.

Las crisis atónicas afectan principalmente a los niños. Se caracterizan por una


pérdida del tono muscular y de la consciencia, breve pero absoluta, que hace que
se caigan al suelo, lo que les puede provocar lesiones.

En las convulsiones clónicas, las extremidades de ambos lados del cuerpo y, a


menudo, la cabeza, el cuello, la cara y el tronco se sacuden rítmicamente durante
la convulsión. Las convulsiones clónicas ocurren por lo general en lactantes. Son
mucho menos frecuentes que las convulsiones tonicoclónicas.

Las crisis tónicas se producen frecuentemente durante el sueño, generalmente


en niños. El tono muscular aumenta de manera brusca o gradual, provocando
rigidez muscular. Las extremidades y el cuello a menudo se ven afectados. Suelen
durar de 10 a 15 segundos, pero hacen que la persona afectada, si está de pie,
caiga al suelo. La mayoría no pierden la consciencia. Si la crisis dura más tiempo,
se producen algunas sacudidas musculares cuando la crisis termina.

Las crisis de ausencia atípicas (véase más abajo), las crisis atónicas y las crisis
tónicas suelen producirse como parte de una forma grave de epilepsia
denominada síndrome de Lennox-Gastaut, que empieza antes de los 4 años de
edad.

Las crisis mioclónicas se caracterizan por rápidas sacudidas de una o varias


extremidades o del tronco. Son breves y no causan pérdida de consciencia, pero
se producen de forma repetitiva y pueden derivar en crisis tonicoclónicas con
pérdida de consciencia.

En las convulsiones mioclónicas-atónicas, las extremidades o el tronco se


sacuden brevemente y luego se vuelven flácidos (crisis de caída). Las
convulsiones suelen comenzar entre los 6 meses y los 6 años de edad. Antes de
la primera crisis mioclónica-atónica, dos tercios de los niños afectados sufren
convulsiones febriles y convulsiones de inicio generalizado. El desarrollo y los
procesos mentales suelen ser normales, pero durante la convulsión o después de
la misma, el desarrollo y el pensamiento pueden verse afectados.

La epilepsia mioclónica juvenil suele comenzar durante la adolescencia. Las


crisis empiezan típicamente con sacudidas rápidas de ambos brazos. Un 90% de
estas crisis son seguidas por convulsiones tonicoclónicas generalizadas. Algunas
personas tienen también crisis de ausencia. Las crisis ocurren a menudo al
despertar por la mañana, sobre todo si hay falta de sueño. El consumo de alcohol
también aumenta la probabilidad de sufrir una crisis.

Las crisis de ausencia no comportan una contracción muscular anormal. Se


pueden clasificar como

 Típicas (anteriormente denominadas "petit mal")


 Atípicas

Las crisis de ausencia típicas generalmente comienzan durante la infancia, entre


los 5 y los 15 años de edad, y no continúan en la edad adulta. Sin embargo, a
veces los adultos presentan crisis de ausencia típicas. A diferencia de las crisis
tonicoclónicas, la ausencia no provoca convulsiones ni otros síntomas alarmantes.
Las personas afectadas no caen al suelo, no se desploman ni sufren sacudidas.
En cambio, tienen episodios en los que se quedan con la mirada fija, parpadeando
y a veces con espasmos de los músculos faciales. Habitualmente pierden la
consciencia y pierden totalmente la percepción de su entorno. Estos episodios
duran de 10 a 30 segundos. Los afectados de pronto dejan de hacer lo que
estaban haciendo y luego lo reanudan, también de repente. No tienen secuelas y
no son conscientes de haber sufrido una crisis. Sin tratamiento, muchas personas
sufren varias crisis al día. Muchas de estas crisis suceden mientras se está
tranquilamente sentado; pocas veces ocurren durante el ejercicio. Las crisis
pueden ser desencadenadas por la hiperventilación.
Las crisis de ausencia atípicas difieren de las crisis de ausencia típicas por las
características siguientes:

 Son menos frecuentes.


 Duran más tiempo.
 Las sacudidas y otros movimientos son más pronunciados.
 Las personas afectadas son más conscientes de su entorno.

La mayoría de las personas con ausencias atípicas tienen anormalidades


neurológicas o retrasos del desarrollo. Las crisis de ausencia atípicas suelen
continuar en la edad adulta.

 Fisher RS, Cross JH, D'Souza C, et al : Instruction manual for the ILAE [International

League Against Epilepsy] 2017 operational classification of seizure types. Epilepsia 58

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