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DIABETES MELLITUS

Páncreas
El páncreas es un órgano especial porque tiene funciones tanto exocrinas como
endocrinas. Es un órgano accesorio del sistema digestivo fundamental para la digestión
de los alimentos (exocrina), y encargado de la producción de hormonas para la
regulación del metabolismo (endocrina). Es una glándula que presenta una estructura
con forma alargada de unos 70-80 gramos de peso y 15 cm de longitud y que consta de
tres partes: una cabeza, un cuerpo y una cola. Ubicado en el epigastrio, detrás del
estómago, la parte derecha del órgano, llamada cabeza, es la más ancha, y se ubica en la
curva del duodeno, que es la primera división del intestino delgado. Libera (segrega)
hormonas, incluida la insulina, para ayudar a que el cuerpo procese el azúcar de los
alimentos que consume. Está íntimamente relacionado con el hígado y las vías biliares,
además de otros órganos no implicados en la digestión
Diabetes Mellitus. Definición
La diabetes mellitus es un grupo de alteraciones metabólicas que se caracteriza por
hiperglucemia (elevados niveles de glucosa en sangre) crónica, como consecuencia de
defectos en la secreción y/o acción de la insulina en los tejidos insulinodependientes o a
ambas. Además de la hiperglucemia, coexisten alteraciones en el metabolismo de
hidratos de carbono, lípidos y proteínas. La hiperglucemia sostenida en el tiempo se
asocia con daño, disfunción y falla de varios órganos y sistemas, especialmente riñones,
ojos, nervios, corazón y vasos sanguíneos.
¿Cómo funciona la glucosa e insulina?

La glucosa, un tipo de azúcar, es la principal fuente de energía de las células la cuál


proviene de dos fuentes principales: los alimentos y el hígado, que la forma a partir del
glucógeno. La glucosa se absorbe en el torrente sanguíneo, en donde es aprovechada por
las células con la ayuda de la insulina.

La insulina es una hormona secretada por el páncreas que regula la cantidad de glucosa
presente en la sangre. La glucosa del torrente sanguíneo estimula al páncreas para que
produzca insulina. Esta insulina ayuda a que la glucosa pase de la sangre a las células.
Una vez en el interior de las células, se convierte en energía de uso inmediato o se
almacena como grasa o como glucógeno hasta que sea necesaria.
Si el organismo no produce la insulina necesaria para transportar la glucosa a las células
o si las células dejan de reaccionar con normalidad ante la insulina (llamada resistencia
a la insulina), se produce una alta concentración sanguínea de glucosa (hiperglucemia)
sumada a una cantidad inadecuada de glucosa en las células, da lugar a los síntomas y a
las complicaciones de la diabetes.
Signos y Síntomas
Los síntomas de la diabetes pueden variar de intensidad en diferentes personas y según
el tipo de diabetes.
La diabetes tipo 1 suele producir síntomas de forma rápida y clara tras la falta de
producción de insulina, por lo que su diagnóstico suele ser prácticamente inmediato tras
el inicio de los síntomas.
En cambio, la diabetes tipo 2, es mucho más gradual, pueden pasar varios años sin que
se produzcan síntomas que hagan sospechar su presencia por lo cual, el diagnóstico se
puede producir al realizar un análisis de sangre por otro motivo.
Los síntomas de la diabetes pueden ser:
● Cansancio, fatiga e irritabilidad
● Poliuria (orinar mucho).
● Polifagia (aumento del apetito).
● Polidipsia (beber mucho por sed).
● Pérdida de peso inexplicable
● Visión borrosa.
● Aumento del número de procesos infecciosos y mayor lentitud en la curación de
los mismos.
● Disfunción eréctil en los varones.
● Irregularidades menstruales en la mujer no menopáusica.
● Dolor, hormigueo o entumecimiento de pies o manos.
● Presencia de cetonas en la orina. Las cetonas son un producto secundario de la
descomposición
● de músculo y grasa que ocurre cuando no hay suficiente insulina.
● Náuseas
● Úlceras que tardan en cicatrizar

Además de estos síntomas en la analítica realizada podemos encontrarnos


hiperglucemia, y a veces glucosuria y cetonuria.

Poliuria: Para que la glucosa pueda eliminarse por la orina es necesario que se disuelva
en cantidades importantes en agua. Por esta razón cuando las personas con diabetes
tienen elevados niveles de azúcar en sangre, orinan muchas veces y en grandes
cantidades. A este efecto se le llama Poliuria.

Polidipsia: La pérdida de agua a través de la orina estimula al cerebro para enviar un


mensaje de “sed”. La persona con diabetes tiene mucha sed, incluso por las noches. A
este síntoma se le conoce como Polidipsia.

Polifagia: Al no poder ser metabolizada la glucosa, las células reclaman “energía” y el


cuerpo trata de compensarlo aumentando la cantidad de alimento ingerido. A este
incremento en el apetito se le conoce como Polifagia.

Adelgazamiento y cansancio: Aunque la persona con diabetes coma más, las células
no tienen energía suficiente, originándose la movilización de energías de reserva y por
ello se produce el adelgazamiento debido a la alta combustión de grasas.
Glucosuria: Cuando la glucosa se eleva en la sangre por encima de un determinado
nivel, esta aparece en la orina. Dicha presencia se denomina Glucosuria.

Al no disponer las células de “energía” suficiente proporcionada por la glucosa, tiene


que recurrir a la energía que obtiene con la combustión de las grasas. El desecho de esta
energía son los cuerpos cetónicos que se eliminan por la orina. A esto se le llama
Cetonuria.

Diagnóstico

Pruebas para la diabetes tipo 1, la diabetes tipo 2 y la prediabetes

Prueba de hemoglobina glucosilada A1c. Esta prueba de sangre, que no requiere


abstenerse de ingerir alimentos por un lapso de tiempo (ayuno), indica tu nivel
promedio de glucosa en la sangre durante los últimos 2 a 3 meses. Mide el porcentaje de
glucosa en la sangre unida a la hemoglobina, la proteína que transporta oxígeno en los
glóbulos rojos. También se la conoce como prueba de hemoglobina glucosilada.

Cuanto más alto sea tu nivel de glucosa en la sangre, mayor será la cantidad de
hemoglobina con azúcar. Un nivel del 6,5 % o más en dos pruebas de hemoglobina
glucosilada A1c separadas indica que tienes diabetes. Un nivel de hemoglobina
glucosilada A1c entre el 5,7 % y el 6,4 % se considera prediabetes. Un nivel de
hemoglobina glucosilada A1c por debajo del 5,7 % se considera normal.

Examen aleatorio de glucosa en la sangre. Se tomará una muestra de sangre en un


horario al azar. Independientemente de la última comida, un nivel de glucosa en la
sangre de 200 miligramos por decilitro (mg/dl), es decir, 11,1 milimoles por litro
(mmol/l) o más, sugiere diabetes.

Examen de glucemia en ayunas. Se tomará una muestra de sangre después de una


noche de ayuno. Un nivel de glucosa en la sangre, en ayunas, menor que 100 mg/dl (5,6
mmol/l) es normal. Un nivel de glucosa en la sangre, en ayunas, entre 100 y 125 mg/dl
(5,6 a 6,9 mmol/l) se considera prediabetes. Si el resultado es 126 mg/dl (7 mmol/l) o
más en distintos análisis, indica diabetes.

Prueba de tolerancia a la glucosa. Para esta prueba, se debe ayunar durante la noche.
Luego, se mide el nivel de glucosa en la sangre, en ayunas. Después, se bebida
azucarada especial de 75 gramos (esta prueba se usa con mayor frecuencia para la
diabetes tipo 2). y se mide el nivel de glucosa en la sangre periódicamente durante las
siguientes dos horas.Un nivel de glucosa en la sangre inferior a 140 mg/dl (7,8 mmol/l)
es normal. Un valor de más de 200 mg/dl (11,1 mmol/l) después de dos horas indica
diabetes. Un resultado de entre 140 y 199 mg/dl (7,8 y 11,0 mmol/l) indica prediabetes.
Conviene destacar que el nivel sanguíneo de glucosa es inferior en sangre venosa que en
sangre arterial y capilar (sangre obtenida por punción de la yema del dedo), de modo
que el nivel de glucosa viene determinado por el punto de extracción de la sangre.

Glucosa urinaria

Si se rebasa el límite de glucosa en sangre, que está situado entre 160 y 180 mg./dl. (9-
10 mmol/l.), la glucosa pasa a la orina, lo que se conoce como superación del umbral
renal. Como prueba diagnóstica tiene un valor muy limitado por el cambiante grado de
dilución que puede presentar. Sin embargo, su análisis tiene interés dentro de las
pruebas urinarias de carácter rutinario para la detección de alteraciones.

Es recomendable llevar a cabo un criado de DM II cada tres años en todos aquellos


pacientes con factores de riesgo para desarrollar la enfermedad. Las indicaciones de
despistaje de Diabetes son

● Edad ≥ 45 años
● IMC ≥ 25 kg/m2, independientemente de la edad, con algún
otro factor de riesgo adicional:
● Antecedentes familiares de primer grado
● Hipertensión Arterial
● Niveles altos de Triglicéridos o descenso de los de HDL colesterol.
● Sedentarismo
● Síndrome del Ovario Poliquístico.
● Antecedentes de Patología Cardiovascular.
● Diagnóstico previo de intolerancia a hidratos de carbono.
● Antecedente de diabetes gestacional o macrosomía fetal.
● Grupo étnico de alto riesgo

Interpretaion de Laboratorio

Normal:

● Glucosa en ayunas (GA): 70-100 mg/dL


● Prueba de tolerancia oral (PTO): <140 mg/dL
● HbA1c: <5.7%

Prediabetes:

● Glucosa en ayunas (GA): 100-125 mg/dL


● Prueba de tolerancia oral (PTO): 140-199 mg/dL
● HbA1c: 5.7-6.4%

Diabetes mellitus:
● Glucosa en ayunas (GA): >=126 mg/dL
● Prueba de tolerancia oral (PTO): >= 200 mg/dL
● HbA1c: >= 6.5%
● Prueba de glucosa al azar: >= 200 mg/dL + Sintomatología (Poliuria, polidipsia,
polifagia, perdida de peso, nicturia, estado hiperosmolar)

Tratamiento

Los objetivos del tratamiento de la diabetes deben ser:

a) eliminar los síntomas hiperglucémicos y evitar las hipoglucemias graves y/o


frecuentes.
b) reinstaurar el peso normal. En el niño mantener un crecimiento y desarrollo
adecuados y en la embarazada impedir las complicaciones obstétricas y neonatales;
c) lograr la normalidad bioquímica
d) prevenir, retrasar y aminorar la gravedad de las complicaciones específicas
microvasculares, y
e) Permitir al diabético integrarse como miembro útil de la sociedad, sin alterar
radicalmente su vida, sus costumbres individuales, familiares y sociales.

Para conseguir estos objetivos el tratamiento debe basarse en tres pilares fundamentales
y comunes a cualquier tipo de diabetes: dieta, ejercicio físico y educación diabetológica.
Solo cuando la correcta aplicación de estas medidas es insuficiente debe iniciarse el
tratamiento farmacológico.

El tratamiento de la diabetes debe fundamentarse en el conocimiento de su


fisiopatología. Así, en la diabetes mellitus tipo 1 existe un déficit muy severo de
secreción de insulina, y su único tratamiento, por el momento, es la administración de
insulina o sus análogos. En cambio, la diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad
mucho más compleja, donde en los estadios iniciales predomina la resistencia a la
insulina, mientras que en fases más avanzadas, aunque persiste la resistencia insulínica,
es más evidente el déficit de insulinosecreción. Por tanto, el enfoque terapéutico
dependerá del estadio de la enfermedad y de las características del paciente.

Para la diabetes mellitus tipo 2, hipoglucemiantes orales, agonistas del receptor del
péptido semejante a glucagón 1 (GLP-1) inyectable, insulina, o una combinación. Para
prevenir complicaciones, a menudo bloqueantes del sistema renina-angiotensina-
aldosterona (inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina [ECA] o
bloqueantes del receptor de angiotensina II) y estatinas

Los elementos fundamentales del tratamiento para todos los pacientes son su educación,
la dieta, el ejercicio, la pérdida de peso y la monitorización del control de la glucosa.
Los pacientes con diabetes tipo 1 requieren insulina. Algunos pacientes con diabetes
tipo 2 pueden evitar o interrumpir el tratamiento farmacológico si pueden mantener los
niveles de glucosa en plasma solo con dieta y ejercicio.
Instrucción del paciente (Educación diabetológica)

La educación es crucial para optimizar la atención. La educación debe incluir


información sobre lo siguiente:

● Causas de diabetes
● Dieta adecuada
● Ejercicio físico
● Reducción del sobrepeso
● Tratamiento farmacológico
● Autocontrol con prueba de punción digital o monitorización continua de la
glucosa
● Monitorización de la HbA1C
● Síntomas y signos de hipoglucemia, hiperglucemia y complicaciones diabéticas
● cesación del hábito tabáquico

La mayoría de los pacientes con diabetes mellitus tipo 1 pueden aprender a ajustar su
dosis de insulina basado en los niveles de glucosa en sangre y la ingesta de hidratos de
carbono. La educación debe reforzarse en cada consulta e internación. Los programas
formales para la educación relacionada con la diabetes, en general conducidos por
enfermeros especializados en diabetes y especialistas en nutrición, en general resultan
muy eficaces y se ha demostrado que mejoran los resultados de la diabetes.

Dieta

Las recomendaciones dietéticas deben individualizarse en función de los gustos, las


preferencias, la cultura y los objetivos del paciente y deben formularse para adaptarse a
los requisitos que plantean las enfermedades asociadas. Los pacientes deben ser
educados sobre el consumo de una dieta rica en alimentos integrales en lugar de
alimentos procesados. Los hidratos de carbono deben ser de alta calidad y deben
contener cantidades adecuadas de fibra, vitaminas y minerales y bajo contenido de
azúcar, grasa y sodio. Algunos adultos pueden reducir los niveles de glucosa en sangre y
requerir menos hipoglucemiantes si siguen un plan de alimentación con contenido bajo
o muy bajo de hidratos de carbono, aunque los beneficios pueden no mantenerse a largo
plazo.

Los pacientes con diabetes mellitus tipo 1 deben contabilizar los ingresos de hidratos de
carbono o utilizar el sistema de intercambio de hidratos de carbono que permite hacer
coincidir la dosis de insulina con la ingesta y facilita la reposición fisiológica de
insulina. El “recuento” de la cantidad de hidratos de carbono presentes en una comida se
utiliza para calcular la dosis de insulina preprandial.

Ejercicio
al menos 30 minutos o más de actividad física moderada la mayoría de los días de la
semana o al menos 150 minutos a la semana. La actividad física disminuye el nivel de
glucosa en la sangre al transportar el azúcar a las células, donde se usa para producir
energía. La actividad física también hace que tu cuerpo sea más sensible a la insulina, lo
que significa que el organismo necesita menos insulina para transportar el azúcar a las
células.

Pérdida de peso

Cuidado de los pies

La pedicuría habitual a cargo de un profesional, con corte de las uñas de los dedos de
los pies y las callosidades, es importante para los pacientes con pérdida de la
sensibilidad o compromiso circulatorio. Debe aconsejarse a estos pacientes que
inspecciones sus pies todos los días en busca de lastimaduras, fisuras, callos y úlceras.
Los pies deben lavarse a diario en agua tibia con un jabón suave y secar con delicadeza
y minuciosidad. Debe aplicarse una crema hidratante (p. ej., lanolina) en la piel seca y
áspera. En el caso de pies húmedos, debe usarse talco. En lo posible debe ser un
podólogo quien corte las uñas, rectas y no demasiado cerca de la piel.

Los zapatos deben calzar bien, tener la puntera ancha, no estar abiertos en el talón ni en
los dedos y deben cambiarse con frecuencia. Se deben prescribir zapatos especiales para
reducir los traumatismos si los pies están deformados (p. ej., antecedente de amputación
de un dedo, dedo en martillo, juanete). Debe evitarse la deambulación con los pies
descalzos.

Los pacientes con úlceras neuropáticas en los pies no deben soportar peso hasta que las
úlceras cicatricen.

Vacunación

Todos los pacientes con diabetes mellitus deben ser vacunados contra Streptococcus
pneumoniae, y el virus de la gripe, de la hepatitis B y SARS-CoV-2 según las
recomendaciones establecidas.

Trasplante de páncreas

El trasplante de páncreas y el trasplante de islotes pancreáticos son métodos alternativos


a la administración de insulina (1, 2); ambos sirven para injertar en forma efectiva
células beta productoras de insulina en pacientes con deficiencia de insulina (tipo 1).

La insulina

Las personas que padecen diabetes tipo 1 necesitan tratamiento con insulina de por vida.
Hay muchos tipos de insulina, incluidos los siguientes:

Insulina de acción corta. Este tipo de insulina, que a veces se llama “insulina regular”,
empieza a actuar unos 30 minutos después de la inyección. Alcanza su efecto máximo
entre 90 y 120 minutos después de administrarla y dura aproximadamente de 4 a 6
horas. Algunos ejemplos son Humulin R, Novolin R y Afrezza.

Insulina de acción rápida. Este tipo de insulina empieza a actuar en 15 minutos.


Alcanza su efecto máximo a los 60 minutos y dura aproximadamente 4 horas. A
menudo, se usa de 15 a 20 minutos antes de las comidas. Algunos ejemplos son
glulisina (Apidra), lispro (Humalog, Admelog y Lyumjev) y aspart (NovoLog y Fiasp).

Insulina de acción intermedia. Este tipo de insulina, a la que también se llama


“insulina isófana humana”, empieza a actuar entre 1 y 3 horas después de inyectarla.
Alcanza su efecto máximo entre 6 y 8 horas después de administrarla y dura de 12 a 24
horas. Algunos ejemplos son Novolin N y Humulin N.

Insulina de acción prolongada y ultraprolongada. Es posible que este tipo de insulina


proporcione cobertura de 14 a 40 horas. Algunos ejemplos son glargina (Lantus, Toujeo
Solostar, Basaglar), detemir (Levemir) y degludec (Tresiba).

Posiblemente se necesiten varias inyecciones diarias que combinen insulina de acción


prolongada e insulina de acción rápida. La manera de actuar de estas inyecciones es más
parecida al uso normal de insulina por parte del cuerpo que la de los regímenes de
insulina anteriores, que solo requerían una o dos inyecciones diarias. Se ha comprobado
que una combinación de tres o más inyecciones de insulina al día mejora los niveles de
glucosa sanguínea.

Opciones de administración de la insulina

La insulina no puede tomarse por vía oral para bajar los niveles de glucosa sanguínea
porque las enzimas del estómago la degradarían, haciéndola ineficaz.

Inyecciones. Puedes usar una aguja fina y jeringa o una pluma para insulina para
inyectarte el medicamento debajo de la piel. Las plumas para insulina son parecidas a
los bolígrafos y están disponibles en versiones desechables o recargables.

Bomba de insulina. Se trata de un pequeño dispositivo que se lleva en el exterior del


cuerpo y que se programa para administrar cantidades específicas de insulina a lo largo
del día y cuando comes. Un tubo conecta el reservorio de insulina a una sonda que se
inserta debajo de la piel del abdomen.
También hay una opción de bomba sin tubo que consiste en usar un cartucho que
contiene la insulina, adherido al cuerpo y combinado con una pequeña sonda que se
inserta debajo de la piel.

Tratamiento Farmacológico

Principios activos hipoglucemiantes

Fármacos que disminuyen la absorción de hidratos de carbono

Por inhibición de las enzimas alfaglucosidasas intestinales, inhibiendo el


desdoblamiento de los disacáridos en monosacáridos.

Sulfonilureas

Su acción se produce por la unión a un receptor específico, provocando el bloqueo de


los canales de potasio ATP-dependientes, que activa un sistema celular que causa
desplazamiento de los gránulos secretores a la superficie celular, con expulsión de
insulina al exterior por exocitosis. Además, provocan una potenciación de la acción de
la insulina por aumento de sus receptores en los tejidos. A la larga, la tolerancia a la
glucosa mejora, pero los niveles plasmáticos de insulina, tanto basal como después de
glucosa, no permanecen altos, sino que pueden ir descendiendo; de ahí que se piense
que la acción de los hipoglucemiantes orales se deba no sólo a la acción secretagoga de
la insulina en el páncreas, sino también a una mejora o potenciación de la acción de la
hormona en los tejidos.

Meglitinidas

Actúan de la misma manera que las sulfonilureas, pero se unen en otras zonas.

Fármacos que disminuyen la secreción de glucosa

Estos fármacos disminuyen la glucogenólisis (liberación hepática) y neoglucogénesis


(formación de glucosa a partir de otros sustratos como aminoácidos y glicerol). Éstos
son los del grupo de las biguanidas. Éstas, además, aumentan la sensibilidad a la
insulina en el tejido periférico, principalmente en músculo. Además, la metformina tiene
efectos favorables sobre los lípidos, con reducción de los triglicéridos, LDL y colesterol
total.

Fármacos que reducen la resistencia a la insulina en tejidos periféricos

Pertenecen al grupo de las tiazolidinadionas o glitazonas. Éstas actúan activando el


receptor PPAR-gamma (peroxisome proliferator-activated receptor-gamma) de modo
que reducen la resistencia a la insulina, preferentemente en tejidos periféricos, graso y
muscular, aunque también hepático, inhibiendo la gluconeogénesis hepática.

Fármacos que reducen la absorción de glucosa en el intestino

La fibra dietética es un conjunto de sustancias de origen vegetal que no pueden ser


digeridas por el tracto digestivo humano. Dentro de los tipos de fibra dietética, la fibra
soluble es la que presenta mayor efecto metabólico, reduciendo la absorción de glucosa
y lípidos en el intestino.

Inhibidores de SGLT2

Estos evitan que los riñones reabsorban la glucosa filtrada en la sangre. En lugar de
esto, la glucosa se excreta mediante la orina.

Estrategia del tratamiento farmacológico

El tratamiento actual del enfermo diabético exige un abordaje múltiple, dirigido no sólo
a ajustar en lo posible los niveles de glucemia de forma permanente, sino a prevenir y a
tratar la constelación de alteraciones metabólicas, así como las complicaciones, que tan
frecuentemente surgen en el curso de la enfermedad. Este tratamiento se basa,
lógicamente, en la dieta ajustada a las necesidades vitales de cada persona, en la
insulina, y en los diversos fármacos orales que, por uno u otro mecanismo, consiguen
reducir los niveles de glucemia.

La estrategia de tratamiento farmacológico que podría proponerse sería la siguiente:

Iniciar el tratamiento con un fármaco oral, ajustando progresivamente la dosis hasta


conseguir los niveles de glucemia deseados. Puede comenzarse con sulfonilureas y
metformina, siendo este último el fármaco de elección en casos de sobrepeso.

Cuando no se consigue un control adecuado, puede añadirse un segundo fármaco de


diferente mecanismo de acción, con ajuste progresivo de dosis, hasta conseguir los
niveles de glucemia deseados: sulfonilurea más metformina, sulfonilurea más inhibidor
de la alfaglicosidasa, sulfonilurea más glitazona, metformina más acarbosa y
metformina más glitazona.

Cuando no se consigue un control adecuado con terapia oral combinada, puede pasarse
a la administración de un fármaco oral combinada con insulina nocturna.

Cuando no se consigue el control de los niveles de glucemia, es necesario un


tratamiento insulínico completo.

Niveles Normales

Glucosa en ayunas (GA):

Hipoglucemia: <55mg/dL

Normal: 70-100 mg/dL

Prediabetes: 100-125 mg/dL

Diabetes mellitus: >=126 mg/dL


Clasificación

Diabetes tipo 1

Ausencia de producción de insulina en el páncreas debido a la destrucción autoinmune


de las células beta

En la diabetes mellitus tipo 1 (antes conocida como juvenil, insulinodependiente o


dependiente de la insulina), el paciente no produce insulina debido a una destrucción
autoinmunitaria de las células beta pancreáticas, lo que puede desencadenarse ante una
exposición ambiental en individuos con predisposición genética. La destrucción avanza
sin provocar síntomas durante meses o años hasta que la masa de células beta disminuye
hasta un punto en el cual las concentraciones de insulina no son adecuadas para
controlar la glucemia. La diabetes mellitus tipo 1 aparece durante la infancia o la
adolescencia y hasta hace poco tiempo era la forma diagnosticada con mayor frecuencia
antes de los 30 años; no obstante, también puede aparecer en adultos (diabetes
autoinmunitaria latente de la adultez, que en un principio puede confundirse con el tipo
2). Algunos casos de diabetes mellitus tipo 1 no parecen tener una base autoinmunitaria
y se consideran idiopáticos. El tipo 1 es responsable de < 10% de los casos de diabetes
mellitus.

La patogenia de la destrucción autoinmunitaria de las células beta incluye interacciones


entre genes de susceptibilidad, autoantígenos y factores ambientales que aún no se
comprenden completamente.

Diabetes tipo 2

Resistencia a insulina
En la diabetes mellitus tipo 2 (antes conocida como del adulto o no dependiente de la
insulina), la secreción de insulina es inadecuada porque los pacientes han desarrollado
resistencia a la insulina. La resistencia hepática a la insulina inhibe la supresión de la
producción de glucosa hepática, y la resistencia periférica a la insulina afecta la
absorción periférica de glucosa. Esta combinación da lugar a la hiperglucemia en
ayunas y posprandial. Los niveles de insulina a menudo son muy altos, especialmente al
principio de la enfermedad. Más tarde en el transcurso de la enfermedad, la producción
de insulina puede caer, lo que exacerba la hiperglucemia.

En general, la enfermedad aparece en adultos y es más frecuente a medida que avanza la


edad; hasta un tercio de los adultos > 65 años de edad tienen tolerancia alterada a la
glucosa. En los adultos mayores, los niveles de glucemia alcanzan niveles más altos
después de la ingesta que en los adultos más jóvenes, especialmente después de comidas
con alta carga de carbohidratos. Los niveles de glucosa también tardan más en retornar a
valores normales, en parte como consecuencia de la acumulación de grasa visceral y
abdominal y la disminución de la masa muscular.

La incidencia de diabetes mellitus tipo 2 en los niños es cada vez mayor debido a la
epidemia de obesidad infantil. Más del 90% de los adultos con diabetes mellitus
también tiene la enfermedad tipo 2.

La patogenia es compleja y mal comprendida. Aparece una hiperglucemia cuando la


secreción de insulina ya no puede compensar la resistencia a la insulina. Aunque la
resistencia a la insulina es característica en las personas con diabetes tipo 2 y aquellos
con alto riesgo de desarrollarla, también existe evidencia de disfunción de las células
beta y deterioro de la secreción de la insulina que progresa con el paso del tiempo

La obesidad y el aumento de peso son determinantes sustanciales de la resistencia a la


insulina en la diabetes mellitus tipo 2. Ambos se asocian con algunos determinantes
genéticos, pero también reflejan el impacto de la dieta, el ejercicio y el estilo de vida.

Diabetes gestacional

Al menos el 5% de las mujeres embarazadas sufren diabetes durante el embarazo. Este


trastorno se denomina diabetes gestacional. Es causada por cambios hormonales,
factores genéticos y factores del estilo de vida. Ciertas hormonas producidas por la
placenta contribuyen a la resistencia a la insulina, que se presenta en todas las mujeres
hacia el final del embarazo. La mayoría de las mujeres embarazadas pueden producir
suficiente insulina para superar la resistencia a la insulina, pero a veces, este incremento
no se produce, lo que puede originar una diabetes gestacional. Suele desaparecer tras el
parto, pero estas mujeres tienen un alto riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 a lo largo de
su vida.
Si no se diagnostica o se trata, la diabetes gestacional puede aumentar el riesgo de que
surjan problemas de salud en las mujer gestante y en el feto, así como el riesgo de
muerte para este.

Prediabetes

La prediabetes es un trastorno en el que la concentración de glucosa en sangre es


demasiado alta para ser considerada normal, pero no lo suficiente para ser catalogada
como diabetes. La prediabetes conlleva un mayor riesgo de diabetes en el futuro, así
como de cardiopatías. Perder del 5% al 10% del peso corporal mediante una
alimentación adecuada y ejercicio reduce de forma considerable el riesgo de padecer
diabetes.

Factores de riesgo

Factores de riesgo no modificables

Edad. La prevalencia de DM2 aumenta a partir de la mediana edad, y es mayor en la


tercera edad.

Raza/etnia. El riesgo de desarrollar es menor en individuos de raza caucásica que en


hispanos, asiáticos, negros y grupos nativos americanos (indios, alaskeños, hawaianos,
etc.), que además presentan una evolución más rápida a diabetes mellitus (DM)

Antecedente Familiares: Los individuos con padre o madre con DM2 tienen entre dos
y tres veces (cinco o seis si ambos padres presentan la condición) mayor riesgo de
desarrollar la enfermedad

Antecedente de DM gestacional. Las mujeres con antecedentes de DM gestacional


tienen alrededor de 7,5 veces mayor riesgo de DM2 en comparación con las mujeres sin
la condición

Síndrome del ovario poliquístico. Este síndrome se ha asociado a alteraciones en la


regulación de la glucosa en diferentes poblaciones

Factores de riesgo modificables

Obesidad, sobrepeso y obesidad abdominal. La obesidad (índice masa


corporal [IMC] ≥ 30 kg/m2 ) y sobrepeso (IMC de 25-30 kg/m2 )
aumentan el riesgo de intolerancia a la glucosa y DM2 en todas
las edades. Actúan induciendo resistencia a la insulina. Más del
80 % de los casos de DM2 se puede atribuir a la obesidad, y su
reversión también disminuye el riesgo y mejora el control
glucémico en pacientes con DM establecida.
Sedentarismo. Un estilo de vida sedentario reduce el gasto de energía y promueve el
aumento de peso, lo que eleva el riesgo de DM.. La actividad física de intensidad
moderada reduce la incidencia de nuevos casos de DM

Tabaquismo. El consumo de tabaco se asocia a un mayor riesgo de DM2 dependiente


dosis (cuantos más cigarrillos, mayor riesgo)

Patrones dietéticos. Una dieta caracterizada por un alto consumo de carnes rojas o
precocinadas, productos lácteos altos en grasa, refrescos azucarados, dulces y postres se
asocia con un mayor riesgo de DM2 independientemente del IMC, actividad física, edad
o antecedentes familiares

Trastornos de regulación de la glucosa. También llamados prediabetes o estados


intermedios de hiperglucemia, incluyen glucemia basal alterada, tolerancia alterada a la
glucosa y elevación de la hemoglobina glucosilada, y ya se han definido en apartados
anteriores. Su presencia aislada o conjuntamente supone un mayor riesgo de DM2.

Condicionantes clínicos asociados a mayor riesgo de DM2. Los pacientes con


enfermedad coronaria e insuficiencia cardíaca avanzada tienen mayor riesgo de
desarrollar DM . La hipertensión arterial, el infarto agudo de miocardio y el ictus
también se asocian con mayor riesgo de DM2.

En cuanto a la DM inducida por fármacos, los antipsicóticos atípicos olanzapina y


clozapina se asocian a un mayor riesgo de desarrollar DM2; entre los fármacos del área
cardiovascular, la combinación de β-bloqueantes y diuréticos tiazídicos también se
asocia al desarrollo de DM, al igual que otros fármacos, como glucocorticoides,
anticonceptivos orales, ciclosporina, tacrolimús, antirretrovirales (por ejemplo,
inhibidores de la proteasa), ácido nicotínico, clonidina, pentamidina y hormonas
agonistas de la gonadotropina.

Otros factores. Se ha comprobado una relación en forma de U entre el peso al nacer y


el riesgo de DM2. Un peso alto o bajo al nacer se asocia similarmente con mayor riesgo
de DM2 durante la vida. Los niños prematuros, cualquiera que sea su peso, también
pueden estar en mayor riesgo de DM22,3. La lactancia materna se asocia con una
disminución del riesgo de DM: un 15 % de reducción por cada año de lactancia hasta 15
años después del último parto; en las madres con DM gestacional no hay beneficios.

Complicaciones

Las complicaciones a largo plazo de la diabetes aparecen progresivamente. Cuanto más


tiempo se haya tenido diabetes (y cuanto menos se haya controlado la glucosa
sanguínea), mayor será el riesgo de sufrir complicaciones. Con el tiempo, las
complicaciones de la diabetes podrían provocar discapacidad o incluso poner en riesgo
la vida. De hecho, la prediabetes puede derivar en diabetes tipo 2. Algunas de las
posibles complicaciones incluyen las siguientes:

Enfermedades cardíacas y de los vasos sanguíneos (cardiovasculares). La diabetes


aumenta en gran medida el riesgo de sufrir muchos problemas cardíacos. Entre ellos, se
pueden incluir la enfermedad de las arterias coronarias con dolor de pecho (angina de
pecho), ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y estrechamiento de las arterias
(ateroesclerosis). Si tienes diabetes, eres más propenso a desarrollar una enfermedad
cardíaca o un accidente cerebrovascular.

Daño a los nervios por diabetes (neuropatía diabética). El exceso de azúcar puede
dañar las paredes de los vasos sanguíneos pequeños (capilares) que alimentan los
nervios, especialmente en las piernas. Esto puede provocar hormigueo, entumecimiento,
ardor o dolor, que generalmente comienza en las puntas de los dedos de los pies o las
manos y se extiende progresivamente hacia arriba.

El daño en los nervios relacionados con la digestión puede causar problemas de náuseas,
vómitos, diarrea o estreñimiento. En los hombres, puede derivar en disfunción eréctil.

Daño a los riñones por diabetes (nefropatía diabética). Los riñones contienen
millones de pequeños grupos de vasos sanguíneos (glomérulos) que filtran los desechos
de la sangre. La diabetes puede dañar este delicado sistema de filtración.

Daño a los ojos por diabetes (retinopatía diabética). La diabetes puede dañar los
vasos sanguíneos del ojo. Esto podría derivar en ceguera. La diabetes También puede
ocasionar Opacidad del cristalino del ojo (cataratas) y Aumento de la presión del líquido
del ojo (glaucoma).

Daños en el pie. El daño en los nervios de los pies o el flujo sanguíneo insuficiente a
los pies aumentan el riesgo de muchas complicaciones.

Amputaciones. El daño a los vasos sanguíneos y a los nervios relacionado con la


diabetes, especialmente en los pies, puede causar infecciones graves difíciles de tratar.
Para detener la propagación de estas infecciones puede ser necesario que se amputen las
partes afectadas.

Afecciones de la piel y la boca. La diabetes puede hacer que seas más propenso a tener
problemas de la piel, como infecciones bacterianas y micóticas. Ademas Una gran
cantidad de azúcar en la sangre en la saliva ayuda a que crezcan bacterias dañinas en la
boca, lo que puede causar la pérdida de dientes.

Deterioro de la audición. Los problemas de audición son más frecuentes en las


personas que tienen diabetes.
Enfermedad de Alzheimer. La diabetes tipo 2 puede aumentar el riesgo de demencia,
como la enfermedad de Alzheimer.

Depresión relacionada con la diabetes. Los síntomas de depresión son comunes en


personas con diabetes tipo 1 y tipo 2.

Complicaciones de la diabetes gestacional

La mayoría de las mujeres con diabetes gestacional da a luz a bebés sanos. No obstante,
los niveles de glucosa en la sangre sin tratar o sin controlar pueden causarles problemas
a la madre y al bebé.

La diabetes gestacional puede provocar complicaciones en el bebé, entre ellas:

Crecimiento excesivo. El exceso de glucosa puede atravesar la placenta. El exceso de


glucosa provoca que el páncreas del bebé produzca una cantidad excesiva de insulina.
Como consecuencia, el bebé podría crecer demasiado, lo que puede provocar
dificultades en el parto o, en ocasiones, la necesidad de una cesárea.

Nivel bajo de glucosa sanguínea. A veces, los bebés de madres con diabetes
gestacional tienen un nivel bajo de glucosa sanguínea (hipoglucemia) poco después del
nacimiento. Esto se debe a que su propia producción de insulina es elevada.

Diabetes tipo 2 en el futuro. Los bebés de madres con diabetes gestacional tienen un
mayor riesgo de padecer obesidad y diabetes tipo 2 en el futuro.

Muerte. Una diabetes gestacional no tratada puede provocar la muerte del bebé antes o
poco después del parto.

La diabetes gestacional también puede provocar complicaciones en la madre, entre


ellas:

Preeclampsia. Entre los síntomas de esta afección se encuentran la presión arterial alta,
el exceso de proteínas en la orina, y la hinchazón en las piernas y los pies.

Diabetes gestacional. Si tuviste diabetes gestacional en un embarazo, tienes más


probabilidades de tenerla otra vez en el embarazo siguiente.

Complicaciones agudas

Hiperglucemia

La hiperglucemia es, como el mismo nombre indica, un aumento del azúcar en sangre
por encima de los niveles recomendados.
Hipoglucemia

Su causa es una reducción importante del aporte de glucosa al encéfalo. Es frecuente en


diabéticos, sobretodo en los tratados con insulina. Se presenta cuando los niveles de
glucosa en sangre son inferiores a 55 miligramos por decilitro de sangre. Suele ser
provocado por una dosis excesiva de insulina, una ingesta insuficiente, el ejercicio físico
intenso, un estado de vómitos y diarreas, o una ingesta excesiva de alcohol.

Cetoacidosis diabética

Se produce cuando el organismo no puede utilizar la glucosa como fuente de energía


debido a que no tiene suficiente insulina y utiliza los lípidos (grasas de reserva) para
obtenerla. El producto de la combustión de los lípidos son los llamados cuerpos
cetónicos o cetonas, que se acumulan en la sangre y dan lugar a que esta adquiera un ph
más ácido.

Es frecuente en la diabetes tipo 1 y muy poco frecuente en diabetes tipo 2. Se


caracteriza por una elevada hiperglucemia y deshidratación, los síntomas son la
polidipsia (sed insaciable), poliuria (muchas ganas de orinar), somnolencia, náuseas,
vómitos y dolor abdominal.

Coma hiperglucémico hiperosmolar

Se caracteriza por una hiperglucemia severa, intensa deshidratación e hiperosmolaridad


(sangre más concentrada de lo normal a consecuencia de la deshidratación). En este
caso no hay acidificación (no se producen cuerpos cetónicos), y afecta a personas sin
diabetes previa o con diabetes del tipo 2 que no controlan la enfermedad.

La causa principal es la incapacidad de las células del organismo para captar la glucosa,
causando que esta permanece en la sangre, en este caso, la insulina no permite que se
formen los cuerpos cetónicos. En algunos casos puede ser debido a una infección, a
situaciones de mucho estrés, o a medicamentos mal administrados que hacen aumentar
la pérdida de líquidos y disminuyen la tolerancia a la glucosa.

Prevención

La diabetes tipo 1 no puede prevenirse. Sin embargo, las mismas elecciones de estilo de
vida saludable que ayudan a tratar la prediabetes, la diabetes tipo 2 y la diabetes
gestacional también pueden ayudar a prevenirla:

Dieta saludable. Elegir alimentos ricos en fibra, con bajo contenido graso y pocas
calorías y evitar los azucares, grasas saturadas, bollería industrial y carnes procesadas.
Centrarse en las frutas, las verduras y los granos integrales. Comer variado para evitar el
aburrimiento.
Realizar actividad física. Hacer unos 30 minutos de actividad aeróbica moderada la
mayoría de los días de la semana. O realizar al menos 150 minutos de actividad aeróbica
moderada a la semana. Por ejemplo, dar un paseo diario a paso ligero.

Pérdida de peso. Si se tiene sobrepeso, bajar incluso el 7 % del peso corporal puede
reducir el riesgo de tener diabetes. Sin embargo, no se ebe bajar de peso durante el
embarazo. sino aumentar un peso saludable. Para mantener el peso en un rango
saludable, se deben hacer cambios a largo plazo en los hábitos de alimentación y de
ejercicio.

No fumar. Fumar puede contribuir a la resistencia a la insulina, lo que puede llevar a


tener diabetes tipo 2. Si ya se fuma, intentar dejarlo.

Farmacos. A veces, los fármacos son una alternativa. Los fármacos orales para la
diabetes, como la metformina (Glumetza, Fortamet y otros), pueden reducir el riesgo de
diabetes tipo 2; sin embargo, la elección de un estilo de vida saludable es importante. Si
se tiene prediabetes, hay que controlar el nivel de glucosa sanguínea al menos una vez al
año para comprobar que no se convierta en diabetes tipo 2.

Una vez que se ha diagnosticado la enfermedad, hay que prevenir la aparición de


complicaciones micro y macrovasculares. El seguimiento del tratamiento prescrito, así
como de las recomendaciones dietéticas y de actividad física es fundamental para evitar
complicaciones como las cardiovasculares, las renales, la retinopatía diabética o el pie
diabético. Además, se aconseja la realización de revisiones periódicas, entre las que
destacan las siguientes:

● Fondo de ojo.
● Análisis de la función renal.
● Revisiones de los pies
● Electrocardiograma.
● Medición de la presión arterial.

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