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ACTOS PROCESALES
83
GUASP, Jaime, Derecho Procesal Civil, op. cit., p. 280.
84
Ibidem, p. 279.
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clasificarse por su incidencia en: hechos constitutivos (o formativos de la relación
jurídica procesal); hechos modificativos (o que incitan una transformación de la realidad
sin ocupar al aspecto puramente jurídico, aun cuando sobrevenga la incidencia por obra
de la consecuencia); hechos extintivos (o cancelatorios de la situación jurídica) y hechos
impeditivos (que son defensas que se interponen para evitar que progrese el proceso
comenzado).
La fusión entre el hecho y el acto procesal origina distintas situaciones que
transitan por la iniciación, el desarrollo y la extinción del proceso; y el punto diferencial
entre ambos radica en la voluntad del que lo emite. Así, mientras en el acto procesal
podemos hablar de decisiones humanas deducidas en el proceso; en los hechos
procesales, referimos a aquellas situaciones que repercuten en las instancias del
procedimiento con prescindencia de que sean o no la consecuencia de una expresión de
la voluntad humana85.
85
PALACIO, Derecho Procesal Civil, tomo IV, op. cit., p. 12.
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También hay hechos nuevos y nuevos hechos. Existen hechos en los incidentes y
hechos controvertidos en el recurso de reposición que puede tomar el trámite de los
incidentes.
Tangencialmente, en la etapa probatoria, se encuentran hechos que no fueron
objeto de prueba en la confesión, los que se pueden replantear con el recurso de
apelación.
Hay hechos anteriores y posteriores que se ponen como extensión y límites para
la potestad jurisdiccional.
Otros hechos se tienen por ciertos cuando no se responden en forma asertiva, y
existen otros que se deben fundar, explicados claramente al tiempo de redactar la
demanda.
Los hechos que no se invocan en la demanda y después se agregan en las
contestaciones pueden ampliar la prueba documental del actor.
Como regla o pauta común, el objeto de la prueba son los hechos controvertidos,
siempre que no estén admitidos o reconocidos, en cuyo caso los que sean pertinentes y
lícitos quedarán fuera de la obligación a verificar.
Los hechos deben ser expuestos con claridad. Para encontrar como objeto de la
audiencia preliminar a los hechos conducentes, en los cuales no hay conformidad entre
las partes; los hechos articulados que sean conducentes se fijarán a los fines
probatorios, de manera que, tal como reza el artículo 364, la prueba únicamente versará
sobre los hechos articulados.
Algunos más se presentan con un marco de inseguridad respecto a su categoría,
como la referencia a los hechos que están en contraposición al hecho nuevo.
Luego, en cada medio de prueba, tiene repercusiones distintas. En la prueba
informativa son objeto de la misma los hechos concretos, claramente individualizados y
controvertidos; deben ser hechos que surjan de la documentación, y que se han de
responder como hechos ajustados a lo que se requiere en el medio probatorio.
En la prueba de confesión, se habla de hechos donde se haya intervenido
personalmente, o realizado en nombre de sus mandantes, para poder deponer en nombre
de una persona jurídica representada. Aquí se encuentra, una vez más, la mención a los
hechos anteriores. Las consecuencias sobre la ignorancia de los hechos que debiera
conocer por la calidad invocada al representar, son un efecto de la absolución de
posiciones.
Otra vez están los hechos que se tienen por ciertos cuando en la prueba de
confesión prestada por el Estado no se satisface en tiempo o con plenitud respecto a lo
solicitado.
Hay hechos personales sobre los que debe contestar en la prueba de posiciones.
Suceden hechos que no se pueden probar por expresa disposición legal, o por
estar prohibida su investigación.
Se clasifican algunos (en la prueba confesional) como hechos impeditivos,
modificativos y extintivos.
En la prueba pericial se indican hechos que deben explicarse; mientras que en la
testimonial se enuncian los hechos gravitantes.
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La prueba pericial asume que el objeto son los hechos controvertidos que
necesitan explicarse por tener quien lo haga, conocimientos especiales en alguna
ciencia, arte, industria o actividad técnica especializada.
También encontramos hechos a reconstruir en el reconocimiento judicial.
En la prueba pendiente de producción suele dividirse el espacio entre hechos
esenciales y no esenciales, para poder clausurar la etapa y permitir una agregación
extemporánea.
En el arbitraje se repiten algunos conceptos, surgiendo otra vez hechos
posteriores a la sentencia o laudo; y las demás menciones indicadas.
Hay hechos confesados, hechos consolidados que no se pueden controvertir (en
los interdictos); hechos que se acreditan con las constancias médicas en la declaración
de demencia; hay hechos determinados para acreditar la enemistad manifiesta con el
amigable componedor, y finalmente se castiga la ocultación de hechos en el juicio de
desalojo.
En fin, la profusión de adjetivos que toman los hechos en general obliga a tener
que aclarar cuales son, de todos ellos, los que deben ser expresados con la verdad,
teniendo en cuenta que son estos a los que queremos apuntar el objeto de este
comentario.
Recuerda Goldschmidt que el fin de la prueba es lograr el convencimiento del
juez; siendo la verdad que se persigue solo relativa, es decir, simple verosimilitud; por
eso el tema probatorio es siempre una afirmación de hecho86.
86
GOLDSCHMIDT, James, Derecho Procesal Civil, Labor, Barcelona, 1936, p. 256.
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reconocen, estarán fuera de la necesidad probatoria porqué respecto a ellos no hay
controversia.
Además, hay hechos que por sus características quedan exentos de prueba, los
que dependen de la discrecionalidad judicial que los puede nomenclar como hechos
impertinentes, inoficiosos o inconducentes. Lo mismo sucede con los hechos cuya
prueba está prohibida por la ley (v.gr.: indagación de la maternidad cuando tenga por
objeto atribuir el hijo a una mujer casada; prueba de testigos cuando se impugna el
contenido de un documento que se dio en blanco, etc.); o que se presumen conocidos
por su notoriedad o habitualidad del suceso; o por ser simplemente hechos normales.
Con tal precisión los hechos se clasifican en:
a. Hechos alegados que son neutros en relación con el objeto de la prueba,
porque se refieren a la simple enunciación de circunstancias, sin que
ninguno tenga más explicación que el suceso ocurrido. Son importantes
para el sistema escriturario porque el hecho que no se escribe y describe,
no está en el proceso y, por eso, queda fuera de toda posibilidad de
confirmación o negación. Se relacionan con los hechos articulados;
hechos relatados; hechos expuestos; hechos concretos e
individualizados; hechos explicados, que se enunciaron al comenzar el
trabajo.
b. Hechos afirmados son los que obtienen en el relato una versión
determinada. Se vinculan con aquellos que el código indica como hechos
exactos, hechos verdaderos, hechos reales, hechos fundados, hechos
explicados claramente, entre otros. En esta categoría hay una zona gris
con los llamados hechos negativos, que son en realidad hechos que se
afirman a partir de una negación (v.gr.: no le presté el dinero reclamado;
no tengo la cosa cuya restitución persigue, etc.), y que por lo implícito
que contienen, deben ser probados por quien los expone.
c. Hechos controvertidos o afirmados por una parte y negados por la otra;
son los que más veces se enuncian en el código, demostrando claramente
que son el objeto principal de la prueba.
d. Hechos conducentes o necesarios para la solución de la diversidad de
problemas que el conflicto judicial debe resolver. No basta con el
carácter controversial del hecho para que deba probarse, es necesario que
se complemente con la conducencia o utilidad probatoria. La
conducencia se relaciona con otros hechos enumerados como necesarios,
esenciales, superfluos, gravitantes, o trascendentes.
e. Hechos pertinentes que se vinculan con la necesidad probatoria y con la
posibilidad de quedar admitidos o reconocidos. Su antónimo, el hecho
impertinente no es objeto de prueba, porque está prohibido por la ley, o
por interpretarse que es formalmente improcedente (arts. 414, 442). Se
ligan con los hechos que no afectan la moral, la libertad personal de los
litigantes o de terceros, o que no estén expresamente prohibidos para el
caso (art. 378); también con los hechos que deben probar el presupuesto
que funda la aplicación de un derecho determinado (art. 377 párrafo
segundo) .
f. Hechos lícitos e ilícitos. Esta es una división poco referida en el código,
pero de suprema importancia para la prueba porque el artículo 356 inciso
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1º solamente involucra en la posibilidad de tener por reconocidos, los
hechos pertinentes y lícitos que no se contesten expresa y
categóricamente, o directamente se omitan con el silencio, o bajo
respuestas evasivas o con una negativa meramente general.
g. Consecuencia de las actitudes del demandado son los hechos admitidos o
reconocidos. La presencia efectiva de un contradictor expone claramente
la voluntad del acto, por eso, puede decirse que un hecho está reconocido
cuando quien contesta la demanda no niega todos y cada uno de los
argumentos del actor. Mientras que la incomparecencia necesita
esclarecer los efectos subsiguientes, según el proceso continúe en
ausencia o rebeldía, a petición del interesado. Sin embargo, tanto el
reconocimiento como la admisión son actos propios del derecho antes
que de los hechos.
87
GUASP, Derecho Procesal Civil, p. 294; Comentarios..., tomo I, op. cit., p. 686.
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del derecho privado; si fuese violencia o intimidación, como no existen normas que lo
sancionen en el proceso, han de guiarse por los principios generales88.
La ausencia de una regulación expresa sobre el aspecto interno del acto procesal
nos lleva a la utilización de las normas de fondo, sin perjuicio de las adaptaciones que
exige el caso. De ello surge que el acto procesal puede viciarse por error, dolo o
violencia, y aun provocar la indagación de la causa que porta la pretensión.
Si el acto procesal es una especie indiferenciada del acto jurídico, parece lógico
pensar que las nulidades que encuentre el primero deben regirse por disposiciones
sustantivas. Pero, hemos de coincidir con Peyrano en que “el acto procesal viciado
intrínsecamente (por ejemplo, por error) es también un acto jurídico sujeto como tal a
las normas insertas en el Código Civil y Comercial de la Nación(v.gr.: delimitación de
si existe o no intimidación), pero por formar parte de un proceso, necesariamente queda
sometido al régimen de impugnación vigente en este, que no es otro que el de las nuli-
dades procesales89.
La duplicidad de criterios, o el brazo alternativo que abre la senda impugnativa,
nos lleva al análisis de posibilidades. La utilización del régimen civil de nulidades y
anulabilidades tiene un reglamento particular que impide la aplicación de ciertos
principios procesales que estructuran el proceso (v.gr.: trascendencia, convalidación,
etc.); en otra cara, el ejercicio exclusivo del sistema adjetivo de las nulidades procesales
deja en el camino la certeza que produce el modelo de fondo en cuanto predice las
normas aplicables con sus referentes específicos.
La alegación del vicio en el acto procesal no tiene necesariamente que
encuadrarse en una tipificación sustantiva o bajo un régimen procesal. La adaptación se
muestra más coherente con la flexibilidad del derecho, evitando los aprisionamientos
rígidos que no otorgan soluciones equitativas, postergando la justicia en manos de la
seguridad.
Cuando los defectos provengan del sujeto que emite el acto, habrá de
investigarse el origen del desvío, es decir, encontrar el elemento psicológico que lo
vicia, sea por error, engaño, culpa, dolo o mala fe. Hecha la interpretación, el ajuste
podrá completarse con los principios sustantivos y tipificar el error consecuente. Luego
de la intelección se han de aplicar los correctivos procesales, sea por la vía de la
impugnación, o del incidente autónomo de anulación.
La ausencia de normas expresas que regulen el caso, o la pobreza de ellas para
enmarcarlo en su reducida óptica no convalidar el vicio, y la analogía podrá servir de
integración a las normas objetivas con las procesales.
88
Ibidem, p. 296 y 686, respectivamente.
89
PEYRANO, Jorge Walter, El proceso civil, Astrea, Buenos Aires, 1978. Del mismo autor: Nulidades
por vicios intrínsecos del acto procesal (vicios de la voluntad del sujeto autor del acto), J.A.
semanario 5516 del 20.05.87, p. 15.
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Público, entre otros. Con relación a las partes, involucran la actividad de sus
representantes legales o convencionales.
La diferencia estriba en la característica de sus respectivas actuaciones, porque
en tanto al juez y sus auxiliares les corresponde obrar en ejercicio de un deber
constitucional, cual es el de asegurar la justicia garantizando el debido proceso; a las
partes y terceros solo los moviliza un inter‚s personal, y los deberes y obligaciones
procesales que han de respetar en sus actuaciones.
Los terceros, por su parte, responden al cumplimiento de una carga pública
(v.gr.: testigos e informantes). En cambio, las actuaciones de las partes se subordinan a
los recaudos que estos deben reunir para su postulación. Ellos se denominan aptitudes y
consisten en la capacidad para ser parte, y para realizar actos procesales; la legitimación
y la representación suficiente para actuar en juicio.
La irregularidad de estas condiciones vicia el acto tornándolos nulos o anulables
según la gravedad que presenten.
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