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INTERACTIVA 8

Los animales en la filosofía política

Este tema trata de argumentar a favor y en contra de la representación de los


intereses de los animales no humanos en las instituciones políticas, así como la inclusión
de dichos intereses en los fines de las comunidades políticas.
Antes de abordar ambos temas, es preciso exponer en un primer debate los
argumentos que se dan actualmente a favor y en contra del antropocentrismo.
Entre los argumentos a favor, nos encontramos aquellos criterios que satisfacen
solo los seres humanos y que, por consecuencia, vuelven sus intereses importantes.
Estos son: definiciones sobre qué es ser persona, apelación a capacidades y relaciones
que solo poseen los seres humanos pero que no pueden ser comprobadas y otras
capacidades y relaciones también poseídas por los seres humanos únicamente que sí
pueden ser comprobadas.
Los argumentos en contra del antropocentrismo responden a los antes citados:
En primer lugar, existe una petición de principio en los argumentos primero y
segundo, esto es, una falacia en la cual la proposición que se pretende demostrar está
incluida en las premisas.
En segundo lugar, se apela al argumento de superposición de especies, según el
cual, no todos os seres humanos satisfacen esas capacidades y relaciones especiales
comprobables.
En tercer lugar, se hace un llamamiento a la imparcialidad, afirmando que, si
desconociésemos nuestra propia especie, rechazaríamos el antropocentrismo.
En cuarto y último lugar, se aborda el criterio de la relevancia, el cual afirma
rotundamente que ninguno de los argumentos a favor del antropocentrismo es
relevante en el debate de si los animales no humanos merecen responsabilidad moral.
La sintiencia, por el contrario, es el criterio relevante.
Un segundo debate sería el de qué intereses deben ser tenidos en cuenta. Existen
posiciones antropocéntricas que rechazan la consideración de los intereses de los
animales no humanos sosteniendo que las comunidades políticas tienen como objetivo
promover los intereses de sus miembros. No obstante, desde posturas no
antropocéntricas se responde a este argumento afirmando que los animales no
humanos pueden ser considerados miembros de las comunidades políticas pues
interactuamos con ellos, viven en el contexto de las comunidades políticas y son
afectados por ellas.
El tercer debate trataría la cuestión sobre quien puede participar en la toma de
decisiones políticas. Las posiciones en contra de esta participación sostienen que los
animales no humanos no son miembros de las comunidades política y que no poseen
capacidades cognitivas necesarias para la participación. Posturas a favor de la inclusión
de los animales no humanos en la participación defienden la ciudadanía de los animales
no humanos y apelan, al igual que en el debate anterior, al hecho de que los animales
no humanos son afectados por las decisiones de dicha comunidad política.
Más allá de estos tres debates, existen posiciones a favor de la consideración
moral de los animales no humanos desde concepciones concretas. Algunas de ellas son:
El contractualismo, que apela al velo de la ignorancia, a partir del cual parece que
a nadie le favorece el especismo.
Las concepciones consecuencialistas, que buscan minimizar el sufrimiento y
maximizar la felicidad menos sufrimiento, entre otros objetivos, para los cuales es
preciso considerar moralmente a todos los animales, ya que son receptores de valor y
desvalor.
El socialismo, que rechaza la desigualdad y la explotación, por tanto, también el
especismo.
El libertarismo, que rechaza la dominación de los animales al basarse en los
derechos en términos de voluntad. Desde esta concepción se puede afirmar que los
animales deben tener la propiedad de sí mismos.
Por último, desde el feminismo, se tratarían las actitudes discriminatorias de los
animales como exponentes del patriarcado, pues son los valores característicamente
masculinos los que dan lugar a la desconsideración de los animales no humanos.
Personalmente, encuentro ente dos estos argumentos presentados, dos de
especial relevancia en el debate. El primero es, precisamente, el argumento de la
relevancia, pues considero que la discriminación hacia los animales no humanos se basa
enteramente en criterios no relevantes. El único criterio a tener en cuenta para aceptar
o rechazar la consideración moral de un ser es su sintiencia, esto es, la capacidad de
sentir y de tener experiencias positivas y negativas. La discriminación en base a criterios
no relevantes es también la base de las posturas racistas y patriarcales, las cuales
pretenden reducir los derechos de ciertos grupos de la sociedad atendiendo a criterios
no relevantes tales como el lugar de nacimiento, el color de piel o el sexo biológico.
La segunda perspectiva que me parece importante tener en cuenta es la del
feminismo. Desde la antigüedad se establecieron numerosos binarismos tales como
recto/curvo, finito/infinito, par/impar que se relacionaban con lo masculino y lo
femenino. Lo masculino estaba vinculado con lo positivo y lo femenino con lo masculino.
La naturaleza o la “madre tierra” se relacionó con lo femenino y se tomó en la
modernidad como aquello que había que torturar y dominar (tal y como expuso Francis
Bacon). Los animales no humanos forman parte de la naturaleza y se vieron incluidos en
ese afán de explotación y dominación que no hace más que responder a ese binarismo
donde lo masculino se alza siempre sobre lo femenino.

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