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GALILEO GALILEI
de Bertolt Brecht
1
ÍNDICE
Introducción …………………………………………………………………. 3
2
Introducción
En su obra Galileo Galilei, Bertolt Brecht expone una metáfora del conocimiento
científico enfrentado a todo lo que intentaba negarlo en su época -la religión, las
costumbres, la opinión general, etc- por medio de diferentes escenas teatrales de la vida
del físico más famoso de su tiempo, Galileo Galilei.
3
1. El final del milenio de la fe.
1
Brecht, Galileo Galilei, p. 6.
2
Brecht, ibid.
4
observar en el momento que nuevamente se dirija hacia el cielo y contraste lo que ve con
la afirmación de Galileo.
En el final del primer acto Galileo le advierte a Andrea que no debe hablar de sus
ideas porque “la Superioridad lo ha prohibido”, a lo que el niño responde: ¡pero si es la
verdad! De la actitud mantenida por Andrea en ese momento podemos sacar dos
conclusiones básicas: por un lado, la confusión e incomprensión del niño ante la negativa
de que alguien quiera ocultar una verdad y, por el otro, su misma creencia de que esta
debe ser buscada y defendida en todo momento. En ese momento, Galileo le explica que
sus ideas tampoco son verdades, solo hipótesis. Las hipótesis tienen una gran importancia
en el pensamiento científico, pues, el funcionamiento de una ciencia es la búsqueda y
demostración de verdades. Para ello, primero es necesario considerar una cosa como
cierta y, posteriormente, demostrarla empíricamente. Las verdades religiosas, por el
contrario, carecen de demostraciones empíricas. Dicho de otro modo, podrían tratarse de
hipótesis tomadas como verdades.
5
2. La verdad científica: demostración del sistema de Copérnico.
Tal y como Galileo explicó al final del primer acto, las ideas que compartió con
Andrea sobre el heliocentrismo no eran más que hipótesis pues aún no habían sido
demostradas. No obstante, el 10 de enero de 1610, Galileo Galilei demuestra el
heliocentrismo gracias al telescopio, comprobando así que el sistema de Copérnico es
cierto. En ese momento nace una nueva verdad científica, una verdad que, gracias a sus
demostraciones empíricas, se convierte en absoluta: el Sol es el centro del Sistema Solar
y la Tierra gira a su alrededor. Con la demostración de esta verdad científica, la verdad
religiosa mantenida durante dos siglos se convierte en falsa. Si para demostrar este tipo
de verdades se llevase a cabo el mismo procedimiento que con las científicas, un hecho
así no hubiese tenido lugar, el que una verdad pase a convertirse en falsedad.
3
Brecht, ibid., p. 26.
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comienza con poner en duda cuanto se conoce y, tras reflexionar sobre ello, creer
únicamente las verdades establecidas mediante el método científico.
Por un lado, supone la base de la creencia en la verdad religiosa, pues las personas
tienen miedo a la muerte, por eso se ven necesitadas de creer en una alternativa. Por tanto,
sin la existencia de ese cielo, no tendría sentido nada más.
Por otro lado, el cielo como una vida eterna de paz, opuesta al infierno, al
inframundo. Estos dos tipos de vida eterna suponen también un sustento de la religión
pues son los que hacen a las personas “hacer el bien”, para así no condenar su alma
después de la muerte.
4
Brecht, ibid., p. 30.
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3. La verdad religiosa: las escrituras.
El sexto acto de la obra se sitúa en la sala del Colegio Romano en Roma, donde
altos representantes eclesiásticos charlan y bromean sobre los experimentos de Galilei.
Un monje expone una falacia de falso dilema y a su vez de hombre de paja al preguntar
públicamente: “¿qué es mejor, presenciar un eclipse de luna tres días más tarde que lo
indicado por el calendario o no alcanzar nunca la bienaventuranza eterna?”5, pretendiendo
afirmar que la investigación llevada a cabo por Copérnico carecía de utilidad.
Otro monje se acerca con la Biblia abierta y afirma que si el Sol permanece parado
no tiene sentido que las Sagradas Escrituras digan: “Sol no te muevas de encima de
Gabaón ni tú Luna de encima del valle de Ayalón”. Por lo tanto, lo que está haciendo
como ya observamos en otro acto es justificar una verdad solo por lo que está escrito en
las Sagradas Escrituras. Finalmente son los astrónomos de la escena los que afirman no
es necesario que le hombre lo comprenda todo y se retiran, por lo que los monjes creen
haber ganado la discusión.
5
Brecht, ibid., p. 48.
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no está en el centro sino que gira alrededor del sol, “por consiguiente y sin ninguna duda
es un enemigo de la naturaleza humana y como tal debe ser tratado”6.
6
Brecht, ibíd., p. 49.
7
Brecht, ibíd., p. 51.
8
Brecht, ibíd., p. 60.
9
A continuación, poniendo el ejemplo de sus padres, el pequeño monje dice: “A
ellos no les va bien, pero aun en su desdicha se oculta un cierto orden”9. Interpreto ante
esta afirmación que, aunque sus padres puedan vivir en cierta pobreza, gracias a su fe en
la religión, a tener algo en que creer, pueden ser felices, su trabajo agotador se ennoblece
en cierto modo. La verdad revelada por la ciencia, por tanto, lo que hace atentando contra
la verdad religiosa es afectar a esas personas que necesitan algo en que creer. La respuesta
de Galilei al monje, en la que se le nota bastante furioso, se posiciona en contra de esa
creencia en algo “vacío”, afirmando que es necesario conocer la verdad, lejos de vivir en
la ignorancia solo para alcanzar una cierta felicidad. El pequeño monje le replica que
deben callar esa verdad por esos sagrados motivos a los que se refirió anteriormente y
relaciona la verdad religiosa con “la tranquilidad espiritual de los desdichados”10.
En conclusión, este diálogo entre Galilei y el pequeño monje tiene una gran
relevancia, pues muestra una consecuencia adicional a favor de la verdad religiosa: la
tranquilidad y supuesta felicidad de los creyentes de dicha verdad.
En el acto noveno acto Galilei lleva a cabo una acción destacable. El personaje de
Mucius aparece en su casa dispuesto a mostrarle los párrafos de su libro que reprochan la
teoría de Copérnico. Entonces, Galilei, con notable enfado le responde que “quien no sabe
la verdad solo es un estúpido, pero quien la sabe y la llama mentira es un criminal”11,
haciendo referencia a que Mucius realmente sabe que el sistema de Copérnico es
verdadero, pero lo niega por mantener la verdad religiosa en la que dicho sistema es falso.
La respuesta de Galilei no puede ser pasada por alto pues supone una gran importancia.
La verdad debe ser buscada siempre, en todas las sociedades, bajo pena de caer todas ellas
en una manipulación a manos de una minoría que se ocupe de todo el poder. Al fin y al
cabo, esto es lo que hizo la religión tras la demostración de muchas verdades científicas
que contradecían su propia verdad; en vez de reconocer la equivocación continuaron y
continúan tomando sus textos como los únicos verdaderos. De esta manera, consiguiendo
que las personas se convenzan de su verdad, es muy sencillo lograr posteriormente que
9
Brecht, ibíd., p. 61.
10
Brecht, ibíd., p. 62.
11
Brecht, ibíd., p. 66.
10
lleven a cabo los actos que la organización les ordene. Todo comienza y termina con la
verdad.
En el décimo acto podemos observar una de las vías llevadas a cabo para legitimar
la verdad religiosa: la cultura. En esta ocasión, aparecen juglares cantando contra Galileo.
Uno de ellos, el cantor de baladas, recita versos en los que cuenta como Dios ordenó al
Sol dar vueltas a la Tierra, y que ese hecho condiciona todo el sistema en el que los
cardenales giran en torno al papa, los arzobispos en torno al cardenal, etc, y califica este
orden con el nombre de orden consumado u ordo ordinum. A continuación, sigue
cantando que Galilei llegó y tiró la Biblia, obligando a este orden a detenerse.
La verdad religiosa, al fin y al cabo, busca dar explicaciones a todos los fenómenos
del mundo y así ordenarlo a su antojo. Su intención pudo ser buena en un inicio, para
convencer a la sociedad de que deben hacer el bien, no obstante, una vez que la verdad
científica es demostrada, estas antiguas verdades religiosas deben apartarse y reconocerse
como falsas, no intentar oponerse a las anteriores.
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4. Choque de las dos verdades: la sentencia.
El doceavo acto representa una discusión entre el Papa Urbano VIII, ex Cardenal
Barberini y el Cardenal Inquisidor. Este último quiere condenar la demostración de
Galilei y enumera toda una serie de argumentos ya mencionados anteriormente,
mostrando el principal de ellos un ataque de Galilei a la fe humana. Sin embargo, al
mismo tiempo, el propio inquisidor quiere utilizar los planos de Galilei para la
navegación, lo que conseguiría beneficios económicos. En esta ocasión, por tanto, el
Cardenal Inquisidor, además de mostrar un claro oportunismo político está llevando a
cabo una acción que el propio Galilei condenó actos atrás: “quien no sabe la verdad solo
es un estúpido, pero quien la sabe y la llama mentira es un criminal”. Quedar evidente
así, que las grandes personalidades de la Iglesia que decidieron condenar a Galilei sí
pensaban que su demostración era verdadera, pero decidieron negarlo para proteger la fe
religiosa y así sus propios intereses.
12
Brecht, ibíd., p. 91.
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de Galilei: “Yo, Galileo Galilei, maestro de matemáticas y de física en Florencia, abjuro
solemnemente lo que he enseñado, que el Sol es el centro del mundo y está inmóvil en su
lugar, y que la Tierra no es centro y no está inmóvil. Yo abjuro, maldigo y abomino con
honrado corazón y con fe no fingida todos esos errores y herejías así como también todo
otro error u opinión que se opongan a la Santa Iglesia”13. De esta manera, ha sido la
verdad religiosa la que se ha impuesto a la verdad científica a ojos del público, todo el
pueblo entenderá que Galilei mentía y que la Biblia refleja la única verdad. ¿Por qué ha
sucedido esto? Porque detrás de la verdad religiosa aparecen múltiples intereses, que
permiten utilizar la coacción como arma y a su favor.
Al final de este acto se realiza una lectura delante del telón compuesta enteramente
de palabras de Galileo Galilei. En ella, este afirma que los individuos pequeños tienen
más resistencia que los grandes. Interpreto esta lectura relacionando a los individuos
grandes con los poderosos, los cuales en malos momentos no contarán con ninguna
resistencia. Los individuos pequeños, por su parte, serían los defensores de la ciencia,
dispuestos a caerse y sufrir muchas veces para que al final se acabe conociendo su verdad.
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Brecht, ibíd., p. 92.
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5. La única verdad.
Casi al final del acto catorce, el anciano Galilei realiza dos afirmaciones
relacionadas con la verdad científica y la religiosa respectivamente: “La ciencia comercia
con el saber, con un saber ganado por la duda”, teniendo en cuenta que la Iglesia nunca
duda, solo se conforma con lo que dicen las Escrituras y lo que hace es establecer un
“vaho nacarado de supersticiones y viejas palabras”14. La duda, por tanto, se establece
como un elemento imprescindible de la verdad científica, el único que puede llevar a la
cuestión primordial de esta: el uso de la razón.
Esta misma duda es puesta de manifiesto por Andrea en el último acto, tras pasar
el control fronterizo para salir de Italia y dirigirse a Holanda. Allí se encuentran unos
niños jugando y bromeando y uno de ellos le pregunta a Andrea si se puede volar. Él le
responde: “No se puede volar montado en un palo, por lo menos tendría que tener una
máquina. Pero todavía no existe una máquina así́. Tal vez nunca la habrá́ porque el
hombre es muy pesado. Pero es claro, no lo podemos saber. Nosotros no sabemos lo
suficiente, Giuseppe. Estamos realmente en el comienzo”15. Aquí se establece
nuevamente otra clara diferencia entre la verdad científica y religiosa. Hasta el momento,
las observaciones de Andrea como científico le han enseñado que el hombre no puede
volar, pues siempre va a “caer hacia abajo”, no obstante, duda de sus observaciones y no
se cierra a ningún suceso futuro. Un defensor de la verdad religiosa, de encontrarse en la
situación de Andrea, respondería rotundamente que no, que los seres humanos habitantes
en la tierra no pueden volar porque así lo dicen las Escrituras. El que no duda de sus
afirmaciones y se conforma con ellas no avanzará. La mayor prueba de esto es que en la
actualidad las verdades religiosas han confirmado su falsedad: la Tierra no es el centro
del universo, el Sol no gira a su alrededor, en el cielo que conocemos no hay lugar para
ninguna vida eterna, etc. Un científico duda, utiliza la razón y siempre continúa
investigando. No hay otra receta posible para alcanzar la verdad.
14
Brecht, ibíd., p. 101.
15
Brecht, ibíd., p. 106.
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Conclusión: pensamiento filosófico y científico
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