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La administración ¿es ciencia o arte?

Por Ariel Iturburu

Introducción

Existe un intenso debate académico en torno a si la administración por su ejecución es un arte o

una ciencia por su estudio. Russell Ackoff, en su atinado artículo “El arte y la ciencia de la administración

del desorden” (Ackoff, 1981) enfoca la conceptualización de administración en varias caras de un mismo

prisma: resolver, solventar (optimizar), y disolver (solucionar el problema desde sus orígenes), dándole

un cariz substancialmente técnico; mientras que Roger Evered y James Selman en su publicación “El

coaching y el arte de la administración” (Evered & Selman, 1989), nos señalan que la particularidad de la

administración es tan "evasiva como la esencia del arte", comparándola con el hecho de que cualquiera

puede hacer una pintura "por números" pero las grandes pinturas nunca podrán crearse de ese modo.

Tratemos entonces de darle una aproximación multidisciplinaria para acercarnos a un concepto

más preciso. Partiendo desde el punto de vista de la psicología conductual tenemos los llamados

“experimentos Hawthorne” realizados entre los años 1930 a 1940 (Hart, 1943) en los que se encuadra al

estudio administrativo en un complejo entramado de relaciones interpersonales y ubicando a la

administración como una simple rama de la psicología, hay que recordar que en estos años no se

consideraba la influencia del ambiente y menos aun los aspectos técnicos y tecnológicos aplicables a la

administración.

Desde otra óptica, la sociología considera la administración como una simple manifestación de

aspectos institucionales y culturales. Visto a partir de las ciencias exactas, la administración es

encasillada a un ejercicio de relaciones lógicas convertidas en símbolos matemáticos con la pretensión

de crear una “teoría general de la administración” que explique su funcionamiento como un todo

exacto.
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A la postre, el estudio de la administración considera la prevalencia de uno o varios sistemas y

subsistemas, llevando a un todo inteligible cuyo concepto general tiende a “dejar insatisfecho al

administrador de las ciencias administrativas” (Galindo, 2000).

Ciencia y arte en la administración

Dada la cada vez mas creciente importancia para la economía 1 de la administración, diversos

estudiosos desde físicos, biólogos, matemáticos, psicólogos, sociólogos, antropólogos, economistas,

politólogos, e incluso administradores en ejercicio, se han adentrado en encontrar explicaciones y

teorías que den un marco general a la administración.

Siendo así, tratemos entonces las principales tendencias de estudio sobre las que gira el análisis

y conformación de la administración como un todo de conocimientos para luego concluir si esta es arte

o una ciencia.

La administración enfocada por las ciencias del comportamiento (Carver & Scheier, 1983)

Esta vía se basa en la tesis central de que, dado que el acto de administrar implica realizar

acciones de individuos, la administración como sujeto de estudio debe centrarse en las relaciones

interpersonales. Esta postura ha sido denominada de diversas formas “administración de las relaciones

humanas”, “liderazgo administrativo” o “ciencias del comportamiento administrativo”.

Dicho sea, en otras palabras, esta postura se concentra en la parte de “administración de

personas” y se basa en el principio de que la administración no es otra cosa que personas trabajando

juntas como grupos para lograr objetivos.

Los académicos con este enfoque científico tienen una fuerte orientación hacia la psicología

cognitivo conductual y la psicología social. Su enfoque principal es el individuo como ser socio-

psicológico y lo que lo motiva.

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Entendida aquí como el conjunto de bienes y actividades que integran la riqueza de una colectividad o un
individuo.
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Hay que decir que los miembros de este enfoque varían desde aquellos que la ven como una

parte del trabajo del administrador, una herramienta para ayudarlo a comprender y sacar lo mejor de

las personas satisfaciendo sus necesidades y respondiendo a sus motivaciones, hasta aquellos que ven el

comportamiento psicológico de los individuos y grupos como el total de la administración.

Comparten esta postura quienes enfatizan las relaciones humanas como un arte que el

administrador debe entender y practicar ventajosamente. Hay quienes centran la atención en el gerente

como líder y, a veces, equiparan a la administración con el ejercicio del liderazgo, por lo que, en efecto,

tienden a tratar todas las actividades de grupo como situaciones "administrativas". Hay quienes ven el

estudio de las dinámicas de grupo y las relaciones interpersonales simplemente como un estudio de las

relaciones sociopsicológicas y, por lo tanto, parecen estar meramente adscribiendo el término

"administración" al campo de la psicología social.

El arte de las decisiones administrativas (Lal, Lim-Applegate, & Scoccimarro, 2002)

Otro enfoque de la teoría administrativa, podría denominarse “el arte de la decisión”.

Esta orientación de estudio se concentra en el enfoque creativo e inventivo de la decisión: la

selección de entre posibles alternativas de un curso de acción o de una idea. Es un arte que conlleva

tratar con la decisión misma, con las personas, el grupo organizacional que toma la decisión, o con un

análisis intuitivo y práctico del proceso de decisión.

Vista la administración como un arte, su área de estudio ha expandido su horizonte

considerablemente más allá del proceso de evaluación de alternativas. Ese punto se ha convertido para

muchos solo en un trampolín para el examen de toda la esfera de la actividad humana, incluida la

naturaleza de la estructura de la organización, las reacciones psicológicas y sociales de los individuos y

grupos, el desarrollo de información básica para las decisiones, un análisis de valores y particularmente

consideraciones de valor con respecto a objetivos, redes de comunicación e incentivos.


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Aunque la toma de decisiones no deja de ser un arte en sí misma, cuando los teóricos de la

decisión estudian el área pequeña, pero central, de la toma de decisiones, esta mirada de ojo de

cerradura de la administración los lleva a considerar todo el campo de operación de la empresa y su

entorno. El resultado es que el “enfoque artístico” de la administración ya no se concibe como una

concentración clara y restringida del estudio administrativo, sino al revés: se torna en una visión amplia

de la empresa como un sistema alejándose un tanto de ser puramente un arte empírico.

Definitivamente, el estudio de las decisiones si bien es un arte, también es el proceso de la

decisión y el tomador de decisiones puede extenderse para cubrir todo el campo de la administración

como cualquiera pueda concebirlo.

Sin embargo, como reconocen la mayoría de los teóricos que conceptualizan a la administración

como un arte, el problema de la elección es tanto individual como organizativo, convirtiéndose en

materia de estudio más allá del arte y requiriendo unos parámetros que podrían acercarse más a lo

científico.

¿Se aproxima la administración a ser una ciencia exacta?

Aunque los métodos matemáticos pueden ser utilizados desde el enfoque artístico o científico

de la administración, y así ha sido, se puede agrupar en una subdivisión a aquellos estudiosos que ven a

la administración como un sistema de modelos y procesos matemáticos. De estos, quizá el grupo más

conocido, sea el de los investigadores de operaciones o los analistas de operaciones, que a veces se han

ungido con el pretencioso nombre de "científicos de la administración" (Winslow, 1911).

La creencia permanente de este grupo es que, si la gestión, la organización, la planificación o la

toma de decisiones es un proceso lógico, puede expresarse en términos de símbolos y relaciones

matemáticas.

Sin duda, los enfoques matemáticos son indispensables para cualquier campo de investigación:

obliga al investigador a la definición de un problema o área problemática, permite convenientemente la


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inserción de símbolos para datos desconocidos; y su metodología lógica, desarrollada por años de

aplicación científica y la abstracción, proporciona una poderosa herramienta para resolver o simplificar

fenómenos complejos.

Con todo, se antoja contraintuitivo ver a las matemáticas como un cuerpo de conocimientos

separado de la clasificación de la administración ya sea como ciencia o arte.

Señalar que las matemáticas son una herramienta, más que una teoría o enfoque, no es con la

intención de subestimar el impacto de las matemáticas en la ciencia y la práctica de la administración. Al

traer a este campo inmensamente importante y complejo, las herramientas y técnicas de las ciencias

duras, los matemáticos ya han hecho una inmensa contribución al pensamiento ordenado de la

administración.

Su contribución ha ayudado a clarificar muchos problemas, han llevado a nuevos límites y

soluciones a los académicos y profesionales sobre la necesidad de establecer metas y medidas de

eficacia, ha sido de gran ayuda para que la administración se vea como un sistema lógico, y han hecho

que la gente que realiza la praxis administrativa, ocasionalmente, reorganice las fuentes y los sistemas

de información para que se pueda dar un significado cuantitativo y sensato a su quehacer.

Pero con toda esta significativa contribución y la mayor agudeza y sofisticación (con sus

consecuencias benéficas y propositivas), no ha de considerarse a las ciencias exactas matemáticas como

un cuerpo separado de la visión científica de la administración, pero si de como la zona más lejana al

arte en cuanto hace a la clasificación de la administración como tal.


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Conclusión

Como ya se puso en evidencia, la teoría administrativa es inacabada y no define explícitamente

si la administración es un arte o una ciencia, pero si muestra una clara tendencia hacia la cientificidad de

la concepción: entre más se estudia el fenómeno y se realizan aproximaciones multidisciplinarias, más

nos acercamos a una metodología con una clara tendencia a la aplicación del método científico en su

estudio y experimentación. Esto tiene como consecuencia una sistematización que se va conformando

con cada una de las partes de la administración (en la praxis) a su mínimo descriptible, es decir, transige

los elementos básicos de los que se puede ir construyendo una teoría probada de la administración.

La ciencia epistemológica (García, 2006) indica que para poder denominar a un conjunto de

conocimientos una teoría, debemos comenzar por describir su mínima expresión indivisible operativa,

como es el caso que tratamos en este escrito. Ahora, si bien es cierto que los estudios experimentales

relacionados con la administración aun no arrojan una certeza sobre sus conceptos a grado tal de poder

llamarle sapiencia científica, si existe una evidente propensión a su teorización efectiva.

El que no alcance ese estatus aun, no quiere decir que la administración sea arte, querrá

significar, en todo caso, que nos encontramos en un primer momento en el que se está edificando el

cuerpo de conocimientos que nos va a llevar a constituirla como ciencia.

El arte, por otro lado, propugna por la creatividad y la inventiva y no obstante que dichas

cualidades son indispensables para el ejercicio gerencial, en algún momento la técnica y el método (y

posteriormente la ciencia) tendrá que suplir mayormente los aspectos “artísticos” y empíricos, teniendo

como consecuencia natural una depreciación de aquello procedimientos que obedecen al criterio de

quien ejerce la administración.


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Cabe aclarar que debiera considerarse que practicar la administración como un arte o haciendo

uso de las destrezas individuales, sea por sí misma perjudicial para el ejercicio administrativo, pero es

más probable que en términos de eficacia, la ciencia eventualmente le supere.

Se concluye entonces que la administración no es arte, pero tampoco ha llegado a ser ciencia,

puede ser, últimamente, clasificada como una técnica o conjunto de metodologías y la aplicación de

estas -aun falibles- pueden dar un atisbo de la ruta en la que se encamina estos saberes, pero no como

arte, ya que la misma por su propia naturaleza tiende a ser menos homogénea y precisa, y que bueno

que sea así.

Quedémonos entonces con la administración como una ciencia en pañales y no como un arte

inacabado e ininteligible.
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Trabajos citados

Ackoff, R. L. (1981). The Art and Science of Mess Management. INFORMS Journal on Applied Analytics,
20-26.
Carver, C., & Scheier, M. (1983). A control-theory approach to human behavior, and implications for
problems in self-managment. En P. Kendall, Advances in Cognitive–Behavioral Research and
Therapy. Volume 2 (Vol. 2, pág. 316). Minneapolis, Minessota: Academic Press.
Evered, R. D., & Selman, J. C. (1989). Coaching and the art of management. Organizational Dynamics, 16-
32.
Galindo, C. (2000). Teoría General de la Administración Pública. Toluca: Editorial Porrúa.
García, R. (2006). Epistemología y Teoría del Conocimiento. Salud Colectiva, 113-122.
Hart, C. W. (1943). The Hawthorne Experiments. The Canadian Journal of Economics and Political
Science / Revue canadienne d'Economique et de Science politique, 150-163.
Lal, P., Lim-Applegate, H., & Scoccimarro, M. (2002). The Adaptive Decision-Making Process as a Tool for
Integrated Natural Resource Management: Focus, Attitudes, and Approach. Conservation
Ecology, 1-17.
Winslow, F. (1911). Los Principios de la Administración Científica. Project Gutenberg, 1-14.

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