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POLISEMIA DE LA PALABRA DERECHO

El término “derecho” está dotado de una gran carga polisémica, es decir, nos encontramos ante
una palabra que expresa una pluralidad de significaciones.

La mayoría de los autores entienden que las acepciones pueden reducirse a cuatro fundamentales:

1. Derecho objetivo: como norma, como ordenamiento jurídico. Dentro de esta acepción,
podemos encontrarnos con las siguientes manifestaciones:
1. En un determinado espacio político-territorial, hablaríamos, por ejemplo, del
Derecho español, del Derecho francés,...
2. Según las normas hayan estado vigentes en un momento histórico del pasado,
podemos hablar del Derecho medieval, del Derecho romano
3. Si nos referimos a una parcela concreta de las relaciones jurídicas: Derecho
mercantil, Derecho administrativo
2. Derecho subjetivo: cuando se atribuyen a los sujetos determinados poderes o facultades
jurídicas de hacer o no hacer o exigir algo. Por ejemplo, cuando afirmamos que “tengo
derecho a...”
3. Derecho como valor: cuando al utilizar el término derecho lleva implícito un ideal de
justicia. En este caso utilizamos dicha palabra casi siempre en expresiones de carácter
negativo: “no hay derecho a...”
4. Derecho como ciencia: para referirnos al saber humano, a ámbitos relacionados con el
estudio o el saber sobre el Derecho.

Los diferentes significados anteriormente expuestos nos permiten afirmar que nos encontramos
ante un vocablo análogo.

Según la lógica clásica existen 3 tipos de términos:

 Unívocos: Aquellos que designan una única realidad (ej.- mesa, bolígrafo,...).
 Equívocos: Se refieren a una pluralidad de realidades entre las que no existe conexión
alguna (ej.- gato).
 Análogos: Designan una pluralidad de realidades, entre las cuales existe una cierta relación
(ej.- Derecho).

Además, en el ámbito de la analógica existe siempre una de las acepciones que es la más propia,
por lo que recibe la denominación de analogado principal, mientras que a las secundarias o menos
propias se les llama analogados secundarios.

Parece razonable afirmar que la significación más propia del término “derecho” es la expresada por
el Derecho objetivo, es decir, entendido como norma u ordenamiento jurídico, dado que éste es el
fundamento de las otras 3 realidades significadas. En efecto, no parece imaginable hablar del
Derecho como facultad, ni como valor, ni como ciencia, sin la existencia previa de las normas.
Por lo que respecta al lenguaje jurídico, se trata de un lenguaje singular y peculiar, que unas veces
nos permite identificar determinados hechos jurídicos, y otras por el contrario nos crea problemas
de comprensión ya que no siempre se utiliza con precisión.

Este lenguaje jurídico en muchas ocasiones es ambiguo, otras vago, y a veces tendencial, al
conllevar una profunda carga de emotividad.

Ambigüedad
La palabra Derecho es ambigua porque se utiliza, tanto en el lenguaje ordinario como en el
científico, con significados diferentes. El hecho de que el término sea polisémico no tiene mayor
importancia si el contexto en el que se utiliza deja claro el significado al que queremos referirnos.
La ambigüedad sólo viene cuando se confunden los significados y no se sabe con claridad y
exactitud a cual de ellos se hace referencia.

Vaguedad
Cuando a través de las palabras resulta difícil localizar los caracteres definitorios de una realidad o
cuando desconocemos el alcance y el campo al que se extiende su significado.

Emotividad

El término Derecho presenta además una gran carga emotiva, no tiene un significado meramente
descriptivo. Las palabras y expresiones con carga emotiva generan rechazo o adhesión.

https://teoria-del-derecho.blogspot.com/2007/08/polisemia-del-trmino-derecho.html

DIMENSIONES BASICAS DEL DERECHO

Iusnaturalismo
El iusnaturalismo es la corriente de pensamiento jurídica de más larga
tradición, remontándose a la Grecia y Roma clásicas. Una característica
definitoria del iusnaturalismo es la pretendida existencia de un derecho
natural.

El iusnaturalismo sostiene que hay un orden inmanente, ajeno de la obra y


querer de los humanos (físico, biológico o psicológico social); o un orden
dado por una voluntad divina (García, 1977). De este orden surge un
derecho natural que se manifiesta en principios y valores a los que se
deben adherir los ordenamientos que provienen del hombre.
Iuspositivismo

El iuspositivismo surge como respuesta al iusnaturalismo. A comienzos del


siglo XIX, el iusnaturalismo entra en una profunda crisis y, a finales del
siglo XIX, fue sustituido por la corriente iuspositivista. Como concepción, el
iuspositivismo, a diferencia del iusnaturalismo, sostiene que el único
derecho que existe es el derecho positivo, creado por los hombres, que
varía con las modificaciones y diferencias que una sociedad posee, con
relación a su propio pasado o a otras sociedades (Aftalión, Vilanova y
Raffo, 1999).

Iusrealismo

Para el iusrealismo, el derecho no consiste exclusivamente en normas,


también se identifica con hechos eficaces y reales. El iusrealismo otorga
mayor importancia a los hechos que a las normas. Así, para esta corriente,
“la suma de condiciones que delimitan el actuar del hombre conforman
una realidad determinada, y el derecho, que no la norma formal ni su
contenido justo, es precisamente la experiencia jurídica. En otras palabras,
el derecho no es otra cosa que una experiencia de realidades relativa a la
conducta humana y al cumplimiento efectivo de las normas jurídicas en los
fenómenos sociales” (Flores, 1997, p. 102).
http://132.248.48.64/repositorio/moodle/pluginfile.php/1266/mod_resource/content/2/
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