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¨AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANIA

NACIONAL¨
FACULTAD DE DERECHO Y HUMANIDADES

TEMA:
PARTIDOS POLÍTICOS Y OPINIÓN PÚBLICA.

INTEGRANTES:
ANTONIO MENDOZA VEGA
LUZ GALLARDO PALACIOS

DOCENTE:
DRA. MARTHA ANGÉLICA VIGIL ZARATE

CIENCIA POLITICA

CICLO 1

2022
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................... 3
2. DESARROLLO (PARTIDOS POLÍTICOS Y OPINIÓN PÚBLICA) .................
2.1 DEFINICIONES DE PARTIDOS POLÍTICOS ………………………….... 6
2.2 CARACTERÍSTICAS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS …………………. 8
2.2.1 FINES Y OBJETIVOS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS …..................... 25
2.3 CLASIFICACIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS ……………………… 26
2.3.1 DIFERENCIA ENTRE PARTIDOS ……………………………………… 27
3. CONCLUSIONES ..................................................................... 28
4. REFERENCIAS …..………….......................................................................... 29
5. ANEXOS …………………………………………………………………….. 36

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INTRODUCCIÓN:
El presente informe académico tiene por objetivo brindar al formador las nociones básicas sobre el
sistema de partidos políticos y su importancia para la consolidación de un Estado democrático.
En el Perú la gobernabilidad es un tema siempre actual, dentro de ella los partidos políticos juegan un rol
importante, ya que supuestamente son los que al final tomaran el poder y las decisiones para gobernar
eficientemente de acuerdo a las expectativas de quienes los eligieron. Como parte de este proceso, todo
ciudadano tiene derecho a ser escuchado y a expresar su opinión sobre los asuntos que le interesan o
preocupan, y esto incluye la posibilidad de elegir entre los diferentes partidos políticos disponibles en el
país, para que puede elegir el que mejor represente sus necesidades e intereses, que pueden ser diferentes
de las necesidades e intereses de otros ciudadanos, porque todos tienen un conjunto diferente de
prioridades y deseos; lo mismo puede decirse de cualquier partido político que busque representar a sus
electores.
En más de siglo y medio de vida independiente, el Perú ha esbozado una historia muy parecida a la del
resto de países latinoamericanos; es decir, una constante interrupción de los gobiernos civiles, que llevó a
más de un dictador al poder mediante golpes de Estado. El punto más alto de vida democratizadora fue la
fase iniciada en 1978. Desde entonces, y desde la elección de Alan García como presidente, hemos visto
el retorno a la democracia y su consolidación. 
Desde la independencia, en 1821, en el Perú se han sucedido en total 107 gobiernos de variada duración.
Si bien la mayoría de ellos se sucedieron en el siglo pasado, una treintena se han situado en este siglo, el
tribunal no ha podido acceder a esto: "Este es un error que la Corte de Apelaciones sostuvo la tarde del
viernes. Estaremos considerando la ley sobre el tema de si el tribunal de primera instancia desestimó
debidamente la apelación contra el demandante". 
Una primera etapa se inicia con la Independencia nacional, en 1821, y transcurre hasta las elecciones de
1872. Los primeros gobiernos republicanos, salvo contadas excepciones, estuvieron signados por el
fraude y la intriga, y no tuvieron como origen el sufragio sino un sin número de revueltas, sublevaciones
y golpes de Estado. Este período está signado por un predominio absoluto de los militares en el gobierno.
El segundo período va desde la elección de 1876 hasta 1880; comienza cuando la República tiene que
hacer frente a dos grandes problemas: sus dificultades financieras y su unidad nacional, de la que ambas
partes se reclaman responsables, y cada una de ellos acusa a la otra parte de haberlos provocado; los
republicanos son preparados para hacer todos los sacrificios para mantener su posición mientras el
monárquicos y conservadores insisten en el mantenimiento de la monarquía con todos los medios a su
alcance; y así fue que las dos partes pelearon unos contra otros y contra el tercero (los católicos) mientras
estaban frente a los nuevos problemas que presentaba la revolución.
A lo largo de medio siglo de República, la inestabilidad política fue la característica constante de la vida
institucional: partidos y sistema de partidos inexistentes, participación política restringida, sufragio
censitario y antidemocrático, lucha de caciques regionales y pugnas entre caudillos. En los últimos años,
la situación ha cambiado dramáticamente y ahora podemos hablar de una era en la que la reforma
institucional está comenzando a tener lugar; un cambio que se hará más evidente a medida que pase el
tiempo y quede claro lo que cómo será la nueva estructura cuando tome forma: un estado democrático con
sufragio basado en un sistema de representación proporcional (RP). Desde el punto de vista de su historia,
la transición de Bolivia a la democracia no puede ser entendida aisladamente de otros procesos de cambio
político que han tenido lugar desde independencia. Esta situación facilitó los golpes militares, las guerras
civiles y las guerras internacionales que, a su vez, conformaron elementos autodestructivos de la propia
democracia
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política. Al respecto, el autor señala a la importancia de las reformas democráticas, que se han vuelto
necesarias para consolidar y desarrollar un sistema político basado en la justicia social, que sea capaz de
garantizar libertad y seguridad para todos los ciudadanos, sin discriminación y exclusión basada en sobre
género, raza, etnia, religión o cualquier otro criterio de identidad personal u orientación sexual;
Asimismo, es importante apoyar los esfuerzos de las mujeres que buscan derribar las barreras que
enfrentan y contribuir al desarrollo de la país en todos los aspectos de la vida.
El papel que juegan los partidos políticos en las democracias modernas continúa siendo un tema central
en las ciencias políticas. Desde la ahora ya clásica formulación de Santori (1976) ha habido un gran
debate sobre las funciones que ejercen los partidos, pero existe consenso de que ellos juegan un papel
esencial en una democracia al mediar entre la sociedad y el estado, y es difícil pensar en una democracia
estable sin su presencia. Este libro explora cómo los partidos políticos influyen en la formulación de
políticas tanto en tiempos normales como extraordinarios. Lo hace a través de un análisis comparativo de
dos casos recientes: Italia y Grecia. El primero examina el papel de los partidos en la formulación de
políticas después de una crisis financiera, y el segundo evalúa el impacto de un gobierno sin partidos.
Las consecuencias de una decision politica o economica en la actualidad, por ejemplo, la decision de
privatizar o estatizar, gravar alimentos o medicinas con algun tipo de impuesto especial o la decision de la
firma de un tratado de libre comercio, puede determinar la viabilidad misma de una sociedad, por lo que
resulta conveniente que la toma de decisiones descanse en sistemas politicos y no en las manos de una
sola persona o de un grupo de personas sin la supervisionde cualquier tipo de sistema legal (y
especialmente democrático). Por eso la democracia es una parte tan esencial del contrato social; nadie
tiene derecho a tomar decisiones que puedan perjudicar a sus prójimos sin su consentimiento, a menos
que este consentimiento haya sido otorgado libremente y aprobado democráticamente por la mayoría de
ellos (al menos el 50% y no menos del 25%, según lo que consideremos). estamos hablando de). Por lo
tanto, la democracia no es una forma más de gobernar o gobernar, sino que también es necesaria para
protegernos de nuestro propio mal juicio.
Después de este somero resumen de la primera etapa de la vida política peruana, intentaremos caracterizar
a los partidos y sus sistemas. Previamente habría que señalar que si bien no podríamos catalogar al
sistema político como democrático, tampoco debe considerarse que en todo momento fue totalitario,
como se podría desprender de las alternativas propuestas en la tipología de Sartori. La realidad es que,
además de pluralista, el Perú de estos años presentaba varias características de una democracia liberal con
tendencias hacia el liberalismo (que nunca han sido completamente realizado). El hecho de que fuera una
república, con poderes limitados para la presidencia, no altera el hecho de que hubo numerosos controles
al poder presidencial, tanto institucionales y legales (como el derecho de apelación ante la Corte Suprema
de Justicia, la separación de poderes entre los poderes del Estado e incluso el derecho a formar un nuevo
partido después de haber perdido unas elecciones). Este hubiera sido el caso si había sido un régimen
semipresidencial como vemos en Francia.
En algunos momentos el Perú vivió en un sistema político de democracia restringida, variando sus
sistemas de partidos y cuyo grado de competitividad se encontraba alrededor de la semicompetitividad.
Veamos esto por subperíodos: (A) El período anterior a 1980 Perú tuvo un sistema de partido único entre
1946 y 1979: el gobernante partido llamado Partido Socialista Peruano (PSP). Este régimen fue
gobernada por sucesivos presidentes elegidos por mayoría absoluta de votos emitidos por candidatos
pertenecientes al PSP o a su antecesor, la Unión Revolucionaria (UR), ambos partidos apoyados por
militares fuerzas que controlaron el gobierno en todo momento desde 1943 hasta 1979 excepto durante la
década de 1970 cuando
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fueron superados por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que se separó de la UR, que pasó
a llamarse Partido Comunista (PC) del Perú (en 1972 se convirtió en volvió a cambiar su nombre por el
de PCP). El sistema se caracterizó por una fuerte presencia estatal con control sobre la mayor parte de las
actividades económicas y el conjunto de la educación y sectores mediáticos.
Los partidos políticos han recorrido un largo camino, volviéndose confusa y superponiéndose con otros
varias veces, como una facción o secta, por lo que Esto ya tiene connotaciones negativas. Pensadores
como Bolingbrook, Burke y Hume abordaron el tema de la fiesta de diversas formas. Aunque el primero
Ellos son los que lo hacen de manera más amplia, es Burke quien trabaja en la idea. Fiesta moderna. La
consolidación inicial fue que el Partido Republicano Estados Unidos, bajo la dirección de Thomas
Jefferson. Más partidos políticos Los modernos que muestran continuidad son: Partido Demócrata de EE.
UU. El país nacido en 1828, y el Partido Conservador en Inglaterra alrededor de 1832.
Sin embargo, los partidos fueron aceptados recién cuando se comprendió, que la diversidad y el
disentimiento no son necesariamente incompatibles con -ni perturbadores de- el orden público. No
obstante, la doctrina del pluralismo constitucional, de la división y equilibrio de poderes, se forjó sin los
partidos, los que en realidad tienen un reconocimiento a nivel constitucional recién después de la Segunda
Guerra Mundial; todo ello impulsado por la ampliación del sufragio. Así, el pluralismo es aceptado, y ello
implicaba que podía y debía existir más de un partido.
Cabe agregar que debido a la ampliación del partido es posible el pluralismo político partidario. Sufragio.
Este fenómeno condujo a la formación de una sociedad politizada, cuyo resultado fue Sus miembros están
más involucrados en el sistema político. En otras palabras, Posibilidad de participación de varios
miembros de la sociedad en el proceso de toma de decisiones de sus propias comunidades. Los que ya no
entran Salen solo pueden ser reprimidos, como en algunos países, y, Aparece con frecuencia en la historia
latinoamericana.
En este sentido, el sistema de partidos adquiere una nueva función. Cuando un A medida que la sociedad
crece, sus funciones se vuelven más complejas; sus normas y reglamentos, relacionados con el Estado y la
sociedad civil, comenzando por su sistema de partidos De esta manera, los partidos políticos juegan un
papel Criaturas canalizadas: los sistemas que forjan conforman el sistema orientación política de la
sociedad.
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DEFINICIONES DE PARTIDOS POLÍTICOS.
Los partidos según una definición amplia
Las definiciones exigentes o normativas conciben a los partidos según el contenido expreso de sus fines
ideológicos o programáticos, o en función del rol que cumplen como instancias de socialización o
representación en un régimen determinado. Esta es una caracterización que pone énfasis en la función
social o en los propósitos políticos que persiguen, y por ello, es también un ejemplo de “definición
finalista”. Dentro de la misma categoría de definiciones amplias está el caso de los partidos únicos. Un
partido único es una organización política con ideología y fines políticos, con cierto nivel de
representatividad, y con una estructura partidaria que es también una forma de socialización para sus
miembros, pero que constituye la única opción política en un país. Es característico de regímenes no
democráticos, en donde no está permitida la competencia por el poder, como es el caso de los partidos
comunistas de China y Cuba. Por eso, no sólo suele ser la única organización legal sino también el partido
oficial de un régimen. Para algunos, esto representa una contradicción pues, a pesar de ser una
organización política, funciona en un contexto en el que la posibilidad de contienda entre opciones está
vetada.
Los partidos según una definición mínima
Según las definiciones mínimas, debe atenderse principalmente al hecho que los partidos son
organizaciones que buscan el poder político y el ejercicio de la administración gubernamental y que para
lograrlo compiten en elecciones. La más popular y usada en el estudio de los partidos es la definición de
Sartori, citada líneas arriba. El ejemplo extremo de este tipo de caracterización -pero que, de hecho, está
contemplado en la definición-, es el de partidos que funcionan como meras maquinarias electorales. Son
aquellos grupos partidarios que ponen especial énfasis en ganar una competencia electoral, pero cuya
institución carece de organización interna, ideario o programa político, y que a pesar de respetar los pasos
de la competencia democrática no constituyen en sí una discernible estructura de toma de decisiones
políticas. En el extremo opuesto, las definiciones mínimas podrían reconocer el status de partido a
aquellas organizaciones políticas que compiten electoralmente pero cuyo fin no es hacerse cargo de la
administración gubernamental. Un ejemplo muy claro de este comportamiento es el de los partidos anti-
sistema. Un partido anti-sistema es una organización política cuyo propósito es deslegitimar al sistema
político vigente, y consecuentemente propugnar uno alternativo. Aunque muchos de estos partidos no
compiten electoralmente, se mantienen vigentes en otros ámbitos de la arena política. Sin embargo,
cuando esto ocurre, su participación electoral busca únicamente la visibilidad suficiente para poder hacer
llegar su mensaje en contra del sistema. Con frecuencia, cuando llegan a ganar cargos en la
administración gubernamental, no los ocupan como una manera de protesta. Un ejemplo es el Partido
Republicano Irlandés, Sinn Fein (Irlanda), sólo hasta 1990. Otro ejemplo son los partidos centrados en un
solo tema o issue, como los partidos de defensa de los animales en algunos países como Holanda o
Suecia. De forma parecida a los partidos anti-sistema, su participación electoral tiene como objetivo real
darle visibilidad a su única preocupación. Sin embargo, estos partidos pueden evolucionar e incorporar
otros temas o issues en su agenda, y consecuentemente aspirar a gobernar. Es el caso de los partidos
verdes o ecologistas, cada vez más importantes allí donde existen (por ejemplo, en Alemania).
Pero, ¿qué es finalmente un partido político? Maurice Duverger, politólogo francés quien fue uno de los
primeros en trabajar en forma sistemática los partidos políticos y cuya obra es fundamental, no tiene una
teoría de los partidos y no los define. Sin embargo, la mayoría de las definiciones fueron elaboradas sobre
la base de una exploración y observación de los partidos políticos en las democracias occidentales. Así, si
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Schattschneider considera que «un partido político es en primer lugar una, tentativa organizada de
conseguir el poder…, pero igual de justo es decir que los partidos se mantienen unidos por la capacidad
cohesiva del saqueo público», Schumpeter sostenía que «Un partido no es: un grupo de hombres que se
proponen promover el bienestar público “conforme a un principio en el cual todos están de acuerdo” un
partido es un grupo cuyos miembros se proponen actuar concertadamente en la lucha competitiva por el
poder político».
Sartori se distancia de las definiciones de estos autores; señala que en el fondo ellas no distinguen
partidos de facciones y propone una definición mínima: «un partido es cualquier grupo político que se
presenta a las elecciones y puede colocar mediante estas a sus candidatos en cargos públicos». Esta
definición mínima se funda en la participación electoral de los partidos, aunque carece de capacidad
explicativa. Para nuestro caso esta definición resulta insuficiente pues, debido a una encarnizada
persecución, durante largos periodos varios partidos políticos estuvieron al margen de procesos
electorales. Más aún, muchos de estos procesos fueron sólo parcialmente libres. Para Ion Beige, por el
contrario, los partidos políticos son organizaciones que se diferencian de los grupos de interés, por cuanto
estos articulan intereses y aquellos los agregan. Asimismo, los partidos aspiran a participar en elecciones
y a conquistar cargos públicos. Sus funciones, además de articular y agregar intereses, son la búsqueda de
objetivos ideológicos y programáticos, de movilización y socialización de los ciudadanos en el sistema,
de reclutamiento de elites y de formación de gobiernos. Intentando una definición, válida para nuestro
caso, podemos señalar que un partido político es un grupo político que, disponiendo de una base
ideológica y organizativa, tiene como objetivo manejar los asuntos de gobierno y Estado. Ion Beige
desarrolla una tipología de los procesos de diferenciación y evolución de los partidos políticos sobre la
base de líneas de conflicto, sustentada en parte en Stein Rolckan; tipología que es válida para las
democracias occidentales. De esta manera, tenemos partidos liberales, conservadores, obreros (socialistas
desde 1848), agrarios, regionales, cristianos, comunistas, fascistas, de protesta de la pequeña burguesía y
ecológicos. No obstante, en los países europeos -como lo señala el mismo Klaus Ion Beige- únicamente
los partidos con una base ideológica han conseguido establecerse firmemente en el largo plazo.
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CARACTERÍSTICAS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Las características de los partidos políticos, en los que interviene su historia política la forma de su
liderazgo, así como su contenido organizativo e ideológico, muestran elementos vitales Para entender la
forma en que se relacionan con otras comunidades políticas y como con estas estructuran un sistema de
partidos dados. Así, el número de partidos, la intensidad del conflicto partidario y las líneas de
contradicciones sociales ofrecen un campo de resolución de conflictos que veremos detalladamente.
1. LAS FAMILIAS IDEOLÓGICAS Y SUS LIDERAZGOS
En el Perú, a pesar de que los partidos políticos se desarrollaron de manera inorgánica y sin el
enraizamiento social propio de los europeos, surgieron algunos con cierta capacidad de convocatoria y
liderazgos más permanentes, que construyeron maquinarias políticas que los diferenciaban de los clubes
electorales. Ideológicamente, algunos de ellos, se alinearon a las grandes corrientes internacionales, pero
con sus particularidades nacionales. En la década del ochenta tenemos en el espectro político los
siguientes partidos políticos que expresan, de alguna manera, corrientes ideológicas:
a) El centro izquierda y la socialdemocracia.
Este sector es cubierto por el Partido Aprista Peruano (PAP). Organización en sus inicios nacionalista-
revolucionaria, devino posteriormente en socialdemócrata209. Fundada en México como frente en 1924,
y como partido en 1930, era la organización con mayor experiencia política en el escenario nacional.
Surgió como partido de masas antioligárquico, por muchos años clandestino, opositor extraparlamentario
hasta el inicio de la década del sesenta. El liderazgo carismático y férreo de Víctor Raúl Haya de la Torre
mantuvo un partido político organizado alrededor de su figura, pese a los cambios, muchas veces
insospechados, de su línea política. Logró organizar a un importante sector de la población, gran parte de
ella situada en las clases trabajadoras y medias. Gracias a ello, posibilitó los triunfos electorales de
Manuel Prado en 1939 y 1956 y Bustamante y Rivero en 1945.
Ideológicamente apareció como un partido de izquierda, antioligárquico y de práctica radical. Es la época
que pregonaba un Estado antiimperialista, de alianza de clases productoras. La persecución implacable
creó toda una mitología del martirologio que no tuvo comparación y que catalizó la energía contestataria
de amplios sectores de masas. Durante treinta años la política peruana pasó por la influencia del Apra.
Más allá de la práctica de su dirección, lo cierto es que, al ser excluido por el Estado oligárquico, polarizó
la política peruana hasta la década del cincuenta, época en la que al asumir posturas conservadoras es
incorporado al sistema político. Había dejado de lado sus banderas antioligárquicas, situación que le costó
un nuevo enfrentamiento con un sector de los militares, quienes habían desarrollado una perspectiva más
radical y desarrollista.
El Apra pasó de ser un partido que ingresa a la transición democrática como el partido más orgánico para,
una década más tarde, luego del fracaso de su gobierno, terminar diezmado, con una dirección con pocos
horizontes y con un desprestigio que le imposibilitó tentar alianzas con los otros grupos de oposición tras
el golpe del 5 de abril. A lo largo del ochenta, el Apra busca y logra ser aceptado por la socialdemocracia
internacional, quien le proporciona cierta ayuda, particularmente cuando se encontraba en el poder. Su
asentamiento territorial contrastaba con su cada vez menor influencia sindical, en donde sus dirigentes
fueron duramente criticados como pro-patronales. A pesar de la pugna de dos corrientes, que
representaban dos estilos más que dos propuestas -las encabezadas por el presidente Alan García y el
secretario general del partido, Luis Alva Castro-, el aprismo se mantuvo unido durante todo el período. En
términos de
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liderazgo partidario podemos señalar que el Apra logró superar lo que se denominó la sucesión de Haya
de la Torre. Si bien el aprismo. Ha pasado por crisis importantes, como la que vivió en 1980 entre los
líderes Armando Villanueva del Campo y Andrés Townsend, o la que experimentó luego del gobierno de
García, mantuvo su vigencia política logrando, incluso, llegar al gobierno por primera vez en su historia.
Es posible apreciar también en la última década una rotación de gran parte de su dirección, lo que
contradice, en parte, las tesis acerca del anquilosamiento de las direcciones políticas. Incluso, en la
elección parlamentaria de 1990, una mujer surgida en este periodo, Mercedes Cabanillas, logró una
votación preferencial superior a la de los líderes históricos del Apra como Luis Alberto Sánchez y
Armando Villanueva del Campo. Pese a ello, y como producto del fracaso de su gobierno, experimentó
durante el primer periodo de Fujimori su mayor crisis.
b) El centro-derecha
Espacio cubierto por Acción Popular (AP), organización fundada en la década del cincuenta. Desde la
larga hegemonía del Partido Civil que duró hasta 1919, es el único partido político peruano que ha
llegado al poder en dos oportunidades (1963-1968 y 1980-1985), participando en trece competencias
electorales desde su fundación. Dicho partido durante gran parte de su historia ha transitado alrededor de
la figura de su jefe, fundador y dos veces presidente, arquitecto Fernando Belaúnde Terry. Es el partido
cuya ideología es la más difusa de los partidos representativos de la última década. Propulsor de una
moderada reforma agraria, cooperación popular y cierta planificación estatal, devino posteriormente en la
defensa de los sectores empresariales y financieros, pero manteniendo la presencia del Estado en la
economía. Surgido como una fuerza reformista que expresaba las demandas de los sectores medios
profesionales y de las nuevas capas empresariales de los cincuenta, logró arrebatar algunas de las
banderas arriadas por el aprismo, preocupado en aquellos tiempos por incorporarse a la vida pública, por
medio de un pacto con los sectores conservadores. Estas fueron llevadas en forma de programa tanto para
las elecciones de 1956, como para las de 1963. En este segundo intento llegó al poder, pero su gobierno
terminó un año antes por el golpe de Estado de 1968, en medio de una crisis económica y el desgobierno
que frustró a una población que le entregó gran parte de sus esperanzas. Con un partido diezmado, AP es
perseguido por el gobierno de Velasco Alvarado y no logra reorganizarse sino hasta las postrimerías del
mismo.
Sin embargo, es el partido que más insistentemente exige elecciones generales. Es así que se abstiene de
participar en las elecciones constituyentes, sosteniendo que el gobierno militar no iba a respetar la
soberanía de la Asamblea. Década y media después asume la misma actitud antiautoritaria ante el
gobierno de Fujimori, frente al golpe del 5 de abril y la convocatoria a las elecciones constituyentes del
mismo año. Orgánicamente es un partido laxo, cuya centralidad es inexistente. En los ochenta, con la
presencia de partidos políticos más competitivos, logró organizar a algunos sectores medios y
provincianos, beneficiados por algunos programas estatales de ambos gobiernos acciopopulistas. Hoy en
día AP sigue siendo dirigida para todos los efectos por Fernando Belaúnde, a tal punto que muchos
analistas ven difícil la supervivencia partidaria sin él. No obstante, se nota en la actual dirigencia una
mayor rotación que la habida en la generación fundadora, que luego de su primer gobierno vio transcurrir
el docenio militar para llegar nuevamente al poder en 1980. Con el segundo belaundismo muchos líderes
cumplieron su ciclo. Esto se puede observar nuevamente en la composición parlamentaria de inicio a
finales de la década: sólo la quinta parte de su bancada se mantuvo en las cámaras legislativas. La
candidatura de un joven ex-diputado a la alcaldía de Lima en 1993, Raúl Diez Canseco, apunta en esta
misma dirección. Es decir, se observa también en AP una cierta rotación de líderes. En consecuencia, no
parece ser esta la razón fundamental del desprestigio de los partidos políticos, tal como se ha señalado en
múltiples oportunidades. Proviene más de
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la forma de gobernar de partidos como Acción Popular y del descrédito de sus líderes, como quedó
demostrado en las elecciones de 1995.
c) El socialcristianismo.
Representado por el Partido Popular Cristiano (PPC), partido que llegó a ser importante en la vida política
peruana, a pesar de ser electoralmente casi siempre tercerista. Una actuación que hace recordar al Partido
Liberal Alemán o, en su momento, al Partido Socialista Italiano. Partido ubicado en la década del ochenta
en la derecha del espectro político, nació de una ruptura de la DC, en 1967. Tema entre sus líderes no sólo
parlamentarios y alcaldes, sino también a quienes ostentaban cargos en los ministerios y la administración
pública gracias a su alianza con el partido de gobierno AP, entre 1963 y 1968. Reapareció en 1978,
compartiendo la conducción y redacción de la Constitución de 1979, gracias a otra alianza con el Apra.
De esta manera, el partido de Haya de la Torre pudo ser mayoría. Esta misma política la asumió,
nuevamente, en el segundo belaundismo (1980-1985), con una alianza gubernamental y parlamentaria
con AP que duró los cuatro primeros años.
Posteriormente, en el periodo del gobierno aprista, pasó a las filas de la oposición, pero desde una postura
moderada. En 1989 es uno de los fundadores del Fredemo, bajo cuyas banderas logró, un año después,
representación parlamentaria, a incluso los presidentes de ambas cámaras legislativas, en el momento del
golpe de 1992, después del cual pasó a la oposición. Sin embargo, por consideraciones políticas -que lo
distanciaron de todos los grupos políticos-, participó en las elecciones constituyentes de 1992 y formó
parte de la minoría opositora que actuó en el CCD para la redacción de la nueva Constitución de 1993.
Con las características clásicas de un partido electoral, el PPC buscó tener una influencia en la población
limeña sólo en épocas de campaña electoral. Esto se demuestra, en parte, por la escasa implantación de su
maquinaria partidaria en los períodos intermedios entre procesos electorales, particularmente en
provincias. Su actuación se basó, fundamentalmente, en su presencia en la escena oficial. En largos
períodos se sintieron en 61 representados sectores de las clases propietarias.
En el PPC se puede percibir también una renovación de líderes partidarios, a pesar de que en el nivel
superior sigue manteniendo como su máxima figura a Luis Bedoya Reyes. Esto se puede observar en su
composición parlamentaria en el CCD. No hay ninguno que provenga de 1978. Y sólo la quinta parte de
la generación de la transición se mantuvo en el Congreso clausurado por Fujimori el 5 de abril de 1992.
Sin embargo, el PPC como el resto de partidos, en parte debido a su propia actuación, se ve afectado por
la crisis de la representación política.
d) La izquierda y los grupos marxistas.
El espacio de izquierda fue cubierto por Izquierda Unida (IU), frente en donde confluían un variado grupo
de partidos provenientes de antiguas corrientes marxistas (maoistas, trotskistas, castristas), comunistas,
así como cristianos de izquierda. Los grupos que lograron tener mayor influencia -PUM, PCP y UNIR-,
teman su militancia centrada en los sectores organizados de la población, particularmente en los
sindicatos, tanto de obreros como de campesinos, sectores estudiantiles y maestros, tanto en Lima como
en provincias. Lograron reclutar también a importantes sectores académicos a intelectuales. Con gran
influencia en las organizaciones laborales y populares, pero dividida orgánicamente, ingresó en la
competencia política electoral con el llamado a las elecciones constituyentes de 1978. Antes de aquella
fecha, la izquierda peruana había tenido una presencia muy limitada a insignificante. Participó de manera
unitaria en el resto de competencias electorales a lo largo de la década con la fundación de Izquierda
Unida, convirtiéndose,
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electoralmente, en la izquierda más importante de América Latina. Sin embargo, en su seno se desarrolló
una contradicción permanente entre los sectores radicales y moderados, que tuvo en su líder y su varias
veces candidato presidencial, el abogado Alfonso Barrantes Lingan, al arbitro de las tendencias en pugna,
quien pasó de una posición de centro a encabezar la ruptura del frente, en 1989, con los moderados.
Agrupación opositora a los dos gobiernos constitucionales, logró conquistar el municipio limeño, el más
importante del país, con aceptable éxito, así como un número apreciable de municipios a nivel nacional:
Percibida como una agrupación de oposición y protesta, no pudo, sin embargo, llegar a transformar su
imagen como agrupación con capacidad de gobierno, salvo en ámbitos locales. A diferencia de otras
izquierdas latinoamericanas, gran parte de su dirección -exceptuando al PCP- era joven, surgida
básicamente en la década del sesenta. Ideológicamente variopinta, sin embargo, todas las corrientes a su
interior propugnaban una mayor participación del Estado en la economía, ampliación de los derechos
ciudadanos, así como una difusa construcción de instituciones políticas con participación popular. Por su
práctica a ideología radical, un sector de ella ligada al maoismo se desprendió, a inicios de los setenta, del
tronco central para desarrollar una estrategia armada que estalló con el surgimiento de Sendero Luminoso,
en el mismo momento en que se desarrollaban las primeras elecciones democráticas. La presencia de esta
agrupación afectó la dinámica y el desarrollo ideológico de la izquierda peruana, que no tuvo capacidad
de respuesta ante el nuevo fenómeno senderista, formando también parte del objetivo de los ataques de
este grupo. Posteriormente, intentó por todos los medios diferenciarse de su dinámica, lo que la llevó
también a sentirse entrampada entre la presión y competencia del senderismo en los sectores populares y
el intento estatal de confundirlos en su plan antisubversivo. Del marxismo ideológico de inicios de la
década, la izquierda se transformó, a fines del mismo período, en una agrupación demócrata radical, Pero
con una gran parte de su militancia diezmada y la crisis de su dirección, tanto en su compromiso político
anterior como en su propuesta ideológica.
e) Grupos fluidos a independientes.
A lo largo del periodo también aparecieron varios partidos con cierto interés en influir en la vida política
peruana. Algunos de ellos sólo pudieron hacerlo desde una representación regional. Fue el caso del
FNTC. Sin embargo, este grupo puneño no logró ser representativo del conjunto de la región del
altiplano, y si bien siempre tuvo representación parlamentaria, no dejó de ser insignificante. No hubo
agrupación política que representará las demandas regionales, pues los sentimientos anidados allí,
constantemente postergados por el Estado, se encontraban dispersos y carentes de lazos comunes,
distando de sus pares en otros países de la región andina. Hubo otros grupos que así como aparecieron en
una elección, desaparecieron con la misma rapidez. Fueron los casos del PADIN de Mufarech, el MBH de
Francisco Diez Canseco o el LFDL JN del general Francisco Morales Bermudez. Dos casos representan
una excepción: el FIM y el Movimiento Libertad.
En el primer caso se trata de una agrupación pequeña que abanderó, desde una perspectiva de centro, la
lucha contra la corrupción -particularmente su líder Fernando Olivera-, que fue uno de los males de la
administración de Alan García. Esta misma agrupación congregó el apoyo de un sector de la ciudadanía,
pero sin perfilarse como una agrupación más allá de su labor fiscalizadora. Aún mantiene una pequeña
bancada en el Parlamento. El caso del Movimiento Libertad es ilustrativo de una agrupación que,
naciendo de un movimiento de defensa de los intereses de los banqueros contra el intento de
nacionalización de la banca por Alan García en 1987, se organizó como un partido para representar las
ideas liberales.

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Su propuesta pasaba por la liberalización de la economía, el empequeñecimiento del Estado, y la
propuesta de una economía de mercado. El liderazgo absoluto de aquella agrupación tanto por la fuerza
de sus ideas como por la talla internacional de su prestigio, le correspondió al escritor Mario Vargas
Llosa.
Durante cerca de tres años fue el encargado de colocar a la derecha peruana nuevamente en una posición
competitiva. Tras su derrota electoral frente a Fujimori en 1990, se retiro de la vida política activa y el
Movimiento Libertad prácticamente desapareció. Gran parte de sus ideas, pero con una dirección
autoritaria, fueron llevadas a la práctica por el gobierno de Fujimori. Con la crisis de representación de
estas organizaciones políticas aparecieron aquellas que se encontraban más allá de las ideologías y que
justamente expresaban el rechazo, si no la distancia, de las grandes corrientes dominantes de la década.
Surgen así los llamados independientes. Si el FIM representaba un intento aislado, a partir de 1989 este
fenómeno se hizo extensivo. Aquel año el dueño de una cadena de medios de comunicación pequeña,
pero con gran capacidad comunicativa, Ricardo Belmont Cassinelli, organiza un núcleo sobre la base de
sus amistades y empleados y logra derrotar a todos los partidos políticos y sus maquinarias en la
competencia por la alcaldía de Lima. Sin ideología y sin programa triunfó allí donde ya todos los partidos
políticos habían tenido la oportunidad de ostentar el cargo. Puso en evidencia la fragilidad de la
representación partidaria y abrió los cauces para que el electorado dirigiera sus adhesiones más allá de los
partidos políticos. Situación que tuvo su máxima expresión con la victoria del independiente Alberto
Fujimori en el más espectacular triunfo de la historia electoral, derrotando al favorito Mario Vargas Llosa.
Fujimori no representaba ninguna ideología y carecía de programa. Era más bien la expresión de la no
política, el hartazgo y desilusión del sistema de representación partidaria, el pragmatismo en época de
crisis. A partir de aquel entonces la escena peruana comenzó a poblarse de nuevas organizaciones sin
ideologías, carentes de programas y nuevas ideas. La única idea válida era la independencia de la
comunidad de partidos. Ese es el signo de los fujimoristas Cambio 90 y Nueva Mayoría, así como de
UPP, Renovación, Coordinadora Democrática o MIA.. Todos ellos nacidos después de 1990, con
bancadas en el CCD.

2. EL PESO ELECTORAL DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS


La importancia de un partido también se puede apreciar por su participación electoral, ya que esta permite
situar las características de su representación política.
a. Desde 1931, con apenas un año de fundado, el Apra no pudo participar con sus propias listas. Ello no
ocurrió sino hasta 1962. Ya no era, sin embargo, el partido contestatario y antioligárquico de antaño. Por
el contrario, su incorporación al escenario político oficial supuso un cambio de posición, dejando un
espacio que fue ocupado por los nuevos grupos reformistas de los cincuenta. El Apra fue oposición al
primer gobierno de Fernando Belaúnde (1963-1968), pero en alianza con los grupos más conservadores.
Pasó cerca de una dada a la espera de su retorno a la actuación política, en vista de que el gobierno del
general Juan Velasco Alvarado (1968-1975), en la primera etapa del régimen militar, había puesto en
práctica muchas de las banderas históricas del Apra. Este, además, había perdido el anterior monopolio
que ejercía sobre el movimiento social organizado a manos de la izquierda. Pero, en 1977, cuando el
gobierno militar formalizaba la convocatoria a la Asamblea Constituyente, el Apra pasó a ser la
organización en la que la Junta Militar depositaba sus acuerdos y expectativas, en la medida que era el
único partido capaz de contener al sindicalismo y a la izquierda marxista, en aquella época muy dinámica.
Partido siempre opositor, tenía la oportunidad de consagrará su líder máximo y uno de los pensadores
populistas más importantes de América Latina, Víctor Raúl Haya de la Torre, por primera vez en un
puesto
12
de representación política. En junio de 1978, las elecciones favorecieron al Apra con el 35% de los votos,
obteniendo Haya de la Torre la primera votación preferencial con más de un millón de votos. El Apra
reingresaba al escenario político como el partido con capacidad de triunfo, pero con una dirección
histórica que daba sus últimas batallas. En alianza con el PPC, formó mayoría en la Asamblea
Constituyente. Permitió una convivencia con los militares, realizándose una transición controlada. Esa
cercanía con los militares -muy desprestigiados en ese periodo-, la muerte de Haya de la Torre y la
posterior lucha interna por el poder en el interior del partido, contribuyeron a las derrotas presidenciales y
municipales de 1980. El Apra pasó nuevamente a la oposición. Posteriormente, se reestructuró bajo el
liderazgo de su nuevo secretario general Alan García y ganó las elecciones municipales de 1983, 1986 y
las presidenciales, con el mismo García, en 1985. A esas alturas el Apra era ya considerado partido
integrante de la socialdemocracia internacional. Después de más de medio siglo de intensa lucha política
llegaba al poder y con el un cúmulo de esperanzas ciudadanas. Pero, a los problemas de gobernabilidad y
a los derivados del programa económico heterodoxo en alianza con un puñado de empresarios, se le suma
el recrudecimiento de la violencia política que no supo enfrentar. Por el contrario, a los dos primeros años
de cierta estabilidad liderado por un joven y carismático presidente, la crisis económica reapareció con
peor intensidad llegando a niveles insospechados con la hiperinflación entre los años 1988 y 1990. El
intento de nacionalización de la banca en 1987 sólo logro, el enfrentamiento y reimpulso de una derecha,
encabezada por Mario Vargas Llosa, que había perdido protagonismo en el último periodo. Con un
partido sumido en el desprestigio y una crisis económica corrosiva, el primer gobierno aprista terminó sus
días relegado a un tercer lugar en las elecciones de 1990, enfrentando la candidatura de Vargas Llosa,
para más tarde apoyar y facilitar, en la segunda vuelta electoral, el triunfo de Alberto Fujimori. Con la
llegada de este al gobierno, coincidió con la bancada oficial en una informal alianza parlamentaria, para
colocarse en la oposición luego de que el Congreso formará una comisión investigadora del gobierno de
Alan García, a quien suspendió su inmunidad parlamentaria. Tras el golpe de Estado del 5 de abril de
1992, algunos dirigentes apristas y particularmente García, fueron perseguidos por el régimen. El Apra
combatió en la oposición, no participando en las elecciones constituyentes de 1992, obteniendo baja
votación en las municipales de 1993 y apoyando la propuesta del NO en el Referéndum del mismo año.
Electoralmente el Apra ha sido el partido con mayor regularidad en este tipo de competencias, debido a su
expeditiva maquinaria partidaria y a su experiencia (ver cuadros 7 y 8). Así, su apoyo electoral transita
desde poco más de la mitad del total de los votos (1985), hasta un respaldo de un quinto de las
preferencias electorales (1989), que coinciden con el inicio y las postrimerías de su gobierno. A pesar de
la crisis de su gobierno, es posible encontrar aun un apoyo importante a las candidaturas apristas. Esto
ocurre porque el partido de Haya de la Torre tiene una presencia mayor en provincias que en Lima, donde
el centralismo de la política desgasta más. Esto es más claro cuando se observan; las catorce
participaciones electorales del Apra. Sólo pudo vencer en Lima en 1985 y 1986, incluso en momentos que
triunfaba nacionalmente, como en 1962.
b. En el caso de AP, su actuación es mucho más volátil. Luego de sus triunfos electorales de la década del
sesenta y de su expulsión del gobierno por medio del golpe militar de 1968, se abstuvo de participar en
las constituyentes que abrían la transición democrática. Sí lo hizo en las primeras elecciones generales de
1980. En ellas lanzó, por cuarta vez, la candidatura de su fundador Fernando Belaúnde Terry. La
abstención del proceso anterior le evitó desgastarse políticamente, apareciendo el candidato
acciopopulista como el catalizador de un sentimiento antimilitar profundamente enraizado en la población
en aquellos años. Su campaña, basada en su imagen carismática y un programas de ofertas electorales que
incluía un millón de empleos, fue muy impactante y costosa. Las elecciones dieron como ganador a
Femando Belaúnde Terry. Como en su anterior régimen, convocó a elecciones municipales el mismo año.
Triunfó nuevamente Acción
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Popular, tanto en la capital limeña como a nivel nacional. Esto se explica, en parte, por el escaso tiempo
transcurrido entre una elección y otra y porque el gobierno populista sólo tenía cuatro meses de instalado.
Ganó la alcaldía de Lima con su candidato el arquitecto Eduardo Orrego Villacorta. Perdió puntos a
expensas de la izquierda en algunos lugares del país, especialmente en el sur y en algunos distritos
populares de Lima. En 1983, con la caída del gabinete Ulloa, el gobierno había perdido la iniciativa
política, en medio del recrudecimiento de la crisis económica y el incremento de la violencia política. Los
resultados electorales municipales reflejaban este hecho. Acción Popular vio mermado su respaldo en
forma drástica, alejándosele el electorado tanto en Lima, donde su candidato el independiente Alfonso
Grados Bertorini quedó en último lugar, como a nivel nacional. Al igual que su primer gobierno, en esta
segunda oportunidad AP se vio incapacitado para hacer frente a la reestructuración nacional que exigía un
país que arrastraba un lustro de crisis económica. Por el contrario, esta se mantuvo e incrementó. A ello se
agregó la aparición de Sendero Luminoso, quién progresivamente ganaba espacio ante la incapacidad de
AP para enfrentarlo exitosamente. Los resultados electorales catastróficos al final de su gobierno se
explican, en parte, por estas circunstancias. La pendiente de descenso se mantuvo en las elecciones
presidenciales de 1985. Por primera vez AP no presentaba a Belaúnde como candidato presidencial, por el
impedimento constitucional de la no reelección inmediata. La votación por Acción Popular fue el reflejo
claro y contundente del rechazo político de la ciudadanía a una segunda administración belaundista. Esto
en medio de un ambiente de acusaciones de nepotismo, intolerancia y corrupción. Su candidato Javier
Alva Orlandini se encargó de llevar a AP a un reducido 7% de los votos. Acción Popular es el partido
cuya variación ha sido la más extrema: de un aluvional apoyo (1980), a un abrumador rechazo (1985) No
hay ningún precedente en la historia electoral del país que pueda equiparársele. El fracaso del llamado
segundo belaundismo no tiene antecedentes. Bajo esta perspectiva no participó en las elecciones
municipales de 1986. El partido se reestructuraba en medio del ascenso del alanismo al gobierno. Tuvo
que esperar hasta 1987, con motivo del surgimiento político de Mario Vargas Llosa, para participar en un
segundo plano en la vida del Fredemo, a pesar de que el candidato fredemista en las municipales de 1989,
el ingeniero Juan Inchaustegui, era de sus filas. A estas alturas la crisis económica y la violencia política
carcomían los débiles cimientos de la institucionalidad política peruana y la imagen de los partidos
políticos. Acción Popular formaba parte de los partidos a los que se consideraba tradicionales. Esto
motivó una discusión en la conformación del Fredemo.
La derrota de este en las municipales de 1989 y, principalmente, en las presidenciales de 1990, llevaron a
AP a reestructurar nuevamente sus filas, por segunda vez, en una década. El 5 de abril de 1992, lo colocó
en la oposición al régimen fujimorista, pero fue arrastrado por los vientos de fuerte sentimiento
antipartido, agitado desde las esferas oficiales. Más tarde AP formó parte de los partidos políticos que se
opusieron a participar en las elecciones constituyentes de noviembre de 1992 y apoyaron la propuesta del
NO en el Referéndum. En las elecciones municipales de 1993 su candidato fue derrotado en Lima. Pese a
ello, triunfó en varias provincias a nivel nacional para, finalmente, caer abrumadoramente en 1995, con el
1,7% que lo colocó al borde de la desaparición.
AP fue el partido que mostró con mayor crudeza la pérdida de apoyo electoral y la volatilidad del apoyo
ciudadano. Como se observa en los cuadros 7 y 8, Acción Popular es un partido cuyo rango de apoyo
oscila entre un altísimo 45% en 1980, hasta un empequeñecido 7% en 1985, lo que demuestra la poca
solidez de la relación entre el partido y sus bases electorales. Esto señala una diferencia con el Apra, para
quien, como ya vimos, a pesar de su catastrófico gobierno, su pérdida electoral no fue tan estrepitosa. En
términos de asentamiento electoral, AP es también un partido cuya base electoral se inclina en mayor
medida en provincias que en Lima, aunque no en las proporciones apristas. A lo largo de más de tres
décadas y dos gobiernos, los populistas han logrado articular un partido con presencia nacional, contando
con
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representantes parlamentarios en casi todos los departamentos y alcaldes en las diversas provincias del
país, con especial inclinación en las Áreas del oriente peruano y el centro y sur andino. Al interior de la
capital, su electorado no ha dibujado un apoyo clasista, como si ocurre con otros grupos. Esto le permite
ganar, en sus mejores momentos, en diversos y variados distritos, aunque se percibe siempre un apoyo
más permanente en sectores medios y altos.
c. Si bien el PPC participó por primera vez en 1978 en elecciones, muchos de sus dirigentes tenían
experiencia en su paso por la DC. A partir de ese momento ha intervenido en once procesos electorales.
Sus mejores respaldos coinciden, en gran medida, cuando AP no participó, particularmente en Lima. Así
en 1978 el PPC, con su líder máximo y dos veces alcalde de Lima Luis Bedoya Reyes, se colocó en
segundo lugar, captando el voto de AP. Este voto se concentraba preferentemente en Lima, en ciudades
importantes de la costa y en el sur. Socialmente se asentaba en las capas medias y altas de la burguesía.
Con ese apoyo participó en las presidenciales de 1980, teniendo como candidato nuevamente a Luis
Bedoya Reyes. Pero esta vez participó AP y quedó tercero, bajando considerablemente su votación.
Bedoya, quien tenía fama de haber sido un buen alcalde en una ciudad tan difícil como Lima, volvió a
presentarse en 1985 y quedó nuevamente tercero. Así volvió a ocurrir en las municipales de 1986, en la
última postulación de Bedoya, esta vez intentando conquistar nuevamente la alcaldía de Lima por tercera
vez. El PPC, que se presentó en 1985 como Convergencia Democrática (CODE), demostró que si bien
tenía una maquinaria nacional, carecía de un apoyo ciudadano a lo largo del país. Su discurso conservador
tenía un límite en una sociedad que se empobrecía aceleradamente. Participó, asimismo, obteniendo baja
votación, en las elecciones municipales de 1993 y fue también uno de los grupos que apoyó la opción del
NO en el Referéndum.
Pese a concentrar el mayor porcentaje de sus votos en Lima en relación a su total nacional (comparar los
cuadros 7 y 8), es un partido cuyo perfil electoral es de indudable contorno clasista. Al analizar el
conjunto de la votación del PPC en forma desagregada, independientemente de lo alto o bajo de su apoyo
en términos globales en Lima, lo primero que aparece con claridad es que el pepecismo siempre obtiene
un apoyo cerrado de los sectores medios y altos, en contraste con el reducido apoyo que recibe de los
sectores populares urbanos. Esta es la característica mas saltante de este partido. Desde 1978, el PPC ha
tenido su mayor apoyo electoral en los distritos que concentran recursos y donde habitan los sectores
privilegiados de Lima (San Isidro, San Borja, entre otros). Las diferencias son saltantes cuando prestamos
atención a los distritos donde ha recibido menor apoyo. Se trata de los distritos marginales de Lima, los
de mayores carencias materiales, y que forman parte de los doce distritos más pobres de la capital
(Independencia, Villa El Salvador, etcétera). El problema del PPC como partido ha sido su incapacidad de
representar un Perú más provinciano, lugar donde su identidad partidaria va desapareciendo. De esta
manera, se configura como un partido urbano, limeño y de indiscutido asentamiento en las clases medias
y altas de la capital. Aquí encuentra su fortaleza, pero también su límite.
d. Para las elecciones constituyentes, la izquierda careció de una lista unitaria y se presentó dividida en
cuatro partes, de las cuales aquellas más radicales lograron mayoría. Sin embargo, la suma de todas ellas
posibilitó alcanzar casi un tercio de las bancadas de la Asamblea Constituyente y colocarse en la
oposición parlamentaria. Después de esta primera experiencia parlamentaria y con buenas posibilidades,
tentaron la conformación de una lista unitaria para las elecciones presidenciaIes de 1980. Su esfuerzo de
lanzar una sola candidatura desapareció al fracasar la constitución de la Alianza Revolucionaria de
lzquierda (ARI) y la Unidad de Izquierda (Ul). Discusiones dogmáticas y el hegemonismo de varias
dirigencias partidarias, permitieron que la disputa electoral se decidiera entre AP y el PAP. La
inexistencia del voto preferencial obligó a que los partidos conformantes de frentes pugnaran por ubicar a
sus candidatos en los mejores y primeros puestos en las listas electorales.
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La izquierda recuperó su votación en las primeras elecciones municipales de 1980, gracias a que se
presentó con una lista unitaria producto de la conformación del frente de partidos Izquierda Unida (IU).
Su recuperación fue notoria por su triunfo en ciudades importantes y por su segundo lugar en Lima. En la
capital logró conquistar algunos municipios distritales de conformación eminentemente popular.
Orgánicamente mejor preparada y en la oposición, tuvo un mejor resultado en las municipales, tres años
después, donde incluso conquistó el municipio metropolitano de Lima. Pero IU, más allá de sus
diferencias entre sectores más radicales y moderados, estos últimos encabezados por el ex-alcalde y
presidente del frente Alfonso Barrantes, no supo encontrar una propuesta que fuera más allá de la unidad
orgánica entre sus partidos, distanciándose de los sectores más dinámicos del movimiento social que
buscaba representar y sin ofrecer una alternativa nueva a los no organizados. A pesar de beneficiarse, al
igual que el Apra, del desgaste del gobierno de AP, no fue capaz de erigirse con fuerza, imagen y
voluntad de gobierno. Perdió la iniciativa y en muchos momentos cayó en el abstencionismo que permitió
la consolidación del Apra, propiciando coincidencias que le resultaron perjudiciales. Así quedó en
segundo lugar en las presidenciales de 1985, y ante la renuncia de su candidato Barrantes no participó en
la segunda vuelta electoral.
Si bien IU conquistó una buena presencia parlamentaria y un año después volvió a ocupar una segunda
colocación en las municipales del 86, fue perdiendo fuerza hasta la ruptura definitiva del frente en 1989,
incubada dos años antes. La división de la izquierda en plena campaña electoral, la toma de iniciativa de
la derecha liberal con Vargas Llosa y el derrumbe del socialismo real en Europa del Este, sumieron a la
izquierda en una profunda crisis de dirección a identidad políticas. Si bien llegó con una aceptable
votación en las municipales en 1989, en las presidenciales del año siguiente apenas pudo igualar su peor
votación de 1980. La presencia de figuras independientes restó electores a la izquierda, quienes apoyaron
a Fujimori en la segunda vuelta, para oponerse a la llegada al poder de Mario Vargas Llosa. Nuevamente
en la oposición, después de que Fujimori aplicara un programa de choque neoliberal, la izquierda fue
incapaz de, reestructurar su unidad orgánica. Así la sorprendió el golpe de Estado de 1992. La mayoría de
ella resolvió no participar en las constituyentes. Si lo hizo en las municipales de 1993, con escaso éxito.
Con mejor suerte, participó en la campaña por el NO en el Referéndum del mismo año, para
prácticamente desaparecer en las elecciones de 1995, con el 0,6% del apoyo electoral.
Ha tenido a lo largo de su participación en este último periodo una presencia electoral muy marcada. Esta
se perfila con un apoyo en las regiones del centro y sur andino, en algunas regiones del norte y en Lima.
Al interior de la capital, en distritos pobres, se ubicó como la primera fuerza en cuatro de seis procesos
electorales (1978-1986), pasando los sectores populares urbanos a convertirse en su principal y mayor
base de apoyo. En los doce distritos de extrema pobreza, la izquierda recoge el mayor porcentaje de su
total electoral. Esto le permite triunfar en 38 oportunidades de un máximo de 79 posibles, logrando con
ello paradójicamente, responsabilidades de gobernar los distritos más pobres y de menores recursos. Para
tener una idea de la alta concentración electoral de la izquierda en estos sectores, podemos señalar que si
sumamos los doce distritos más pobres y le agregamos los distritos tradicionales urbanos de la antigua
Lima, El Cercado, La Victoria, Rimac y Breña, obtendríamos el 78% de los votos de IU en Lima. Pero,
asimismo, es la agrupación política cuya votación desciende más bruscamente a medida que se sube en la
pirámide de ingresos. En este periodo se convirtió en el diametral opuesto del PPC, la fuerza que
representaba el otro extremo del espectro político.
e. Las fuerzas llamadas independientes y los partidos menores no tuvieron ninguna importancia a lo largo
de la década del ochenta. Su presencia en este espacio sólo se puede apreciar a partir de 1989. Fenómeno
que se percibe tanto en Lima como a nivel nacional y restando apoyo electoral a todas las agrupaciones
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políticas sin distinción. EI apoyo electoral no tiene un perfil determinado, sin embargo, son las listas las
que lograron el abrumador respaldo desde 1990, demostrando cómo la crisis de los partidos alimenta la
presencia de los grupos independientes. A partir de 1989 logran abrir un espacio electoral, cambiando el
formato de partidos políticos en el Perú.
3. LA FRAGMENTACIÓN: EL NÚMERO Y LA CALIDAD DE LOS PARTIDOS
El número de partidos en un sistema permite observar su grado de fragmentación. Muchos partidos
indicarían una mayor fragmentación que un sistema con menos partidos. Reaparece nuevamente la
pregunta acerca de que partidos políticos contar. Sartori señala algunas normas para contar y considerar a
los partidos relevantes en un sistema político. Sin embargo, las consideraciones que se señalan en su
trabajo -posibilidad de coalición y chantaje -son válidos para los sistemas parlamentarios cuyo
Parlamento elige el gobierno. Pese a ello y con los cuidados suficientes, tomaremos en cuenta esta norma.
En el caso de los países latinoamericanos, como hemos visto, el ejecutivo y el legislativo nacen de
elecciones diferenciadas -en el caso peruano, simultáneas-, por lo tanto, el primero no le debe al segundo
su origen. Pese a ello, el terreno más apropiado para contar sigue siendo el Parlamento -la cámara de
diputados-, lugares donde todos los partidos políticos quieren conseguir un puesto. Podemos considerar
cinco periodos políticos que corresponden a la convivencia entre la Asamblea Constituyente y el gobierno
militar en la fase de la transición democrática, los tres gobiernos constitucionales, y el quinto iniciado
luego del golpe de Estado: 1978-1980, 1980-1985, 1985-1990, 1990-1992 y 1992-1995. En el primer
período (1978-1980) tenemos una presencia exorbitante de candidaturas que muestran la diversidad
ideológica, la dispersión política y la fragmentación después de más de una década de gobierno militar.
Sólo dos agrupaciones de doce no recibieron ninguna bancada parlamentaria. De los diez grupos, los dos
más importantes y que dominaron la Asamblea Constituyente fueron el centrista PAP y el socialcristiano
PPC. Otros cuatro grupos de izquierda actuaron, la mayor parte del tiempo, en forma conjunta: FOCEP,
UDP, PCP y PSR. Otros cuatro grupos menores recibieron también bancadas parlamentarias. En resumen,
estamos delante de un Parlamento con siete agrupaciones. En el segundo período (1980-1985), que
corresponde al primer gobierno constitucional, podemos reconocer una cierta concentración canto a nivel
de la votación como de las bancadas. El primer partido-con mayoría absoluta generada por el sistema
electoral- es AP El segundo partido, y opositor al régimen, es el centrista PAP Como tercer partido
encontramos al socialcristiano PPC. En cuarto lugar se encuentran los partidos menores de izquierda
(PRT, UDP, UNIR, FOCEP, UI), que para los fines de este trabajo los agrupamos en una sola fuerza,
puesto que a los pocos meses de iniciado el periodo gubernamental se constituyeron en un frente político,
Izquierda Unida, bajo cuya referencia actuaron a lo largo de la década del ochenta. Un quinto y último
grupo, pero con poco peso parlamentario, fue el FNTC. En total cinco agrupaciones: un partido
dominante, dos agrupaciones mayores, una intermedia y una menor. Si bien hubo una mayor presencia de
candidaturas, se redujo también el número de partidos que obtuvieron bancadas. Nueve agrupaciones,
como muestra el cuadro 9, se quedaron sin recibir ninguna. En el tercer período (1985-1990) podemos
encontrar una mayor concentración y delimitación partidaria. A pesar de que el número de candidaturas
se mantiene relativamente alto, se produce la mayor concentración partidaria de la década. En esta
oportunidad, el PAP obtuvo también la mayoría parlamentaria. Representaba el centro izquierda. La
izquierda se colocó como la segunda fuerza a través de Izquierda Unida. AP y el PPC representaban la
vertiente de derecha. Estos cuatro grupos representaban los pilares del sistema de partidos. Otros tres
grupos obtuvieron una bancada cada uno, sin tener ninguna influencia en la toma de decisiones.
En el cuarto período (1990-1992) es posible encontrar una ruptura de la tendencia anterior. La crisis de
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representación del sistema precedente dio paso a la presencia de nuevos grupos políticos sin desaparecer
los anteriores. Por primera vez el Parlamento no cobija una mayoría absoluta; el partido de gobierno
consigue la segunda mayoría relativa. No sólo hay un mayor número de candidaturas, sino también una
mayor presencia de grupos en el Parlamento: la derecha, representada por el Fredemo (alianza de AP,
PPC y el nuevo Movimiento).
Finalmente, tenemos el quinto y último periodo (1992-1995) que manifiesta un cambio total en relación a
los períodos precedentes. La decisión de no participar en el proceso constituyente convocado por Fujimori
en 1992 después del golpe de Estado, produjo la ausencia en el Parlamento de los partidos que habían
sido los pilares del sistema de partidos durante la década anterior.
El número de candidaturas es alto, como el número de partidos en el Parlamento. En estas circunstancias,
el partido oficialista, nuevamente como en los dos primeros gobiernos democráticos, obtiene la mayoría
absoluta. Nueve grupos distintos se reparten con pocas diferencias las demás bancadas. Es decir, tenemos
un partido dominante y ocho grupos menores. Sin embargo, es difícil en este periodo dejar de considerar a
los otros partidos políticos no presentes en el Parlamento. Si bien al interior de este algunas agrupaciones
se constituyeron en oposición, la más importante, pese a su crisis, fue la extraparlamentaria en donde se
mantenían el PAP, AP, la izquierda y algunos nuevos grupos independientes como el Movimiento Obras
que encabeza el reelegido alcalde de Lima, Ricardo Belmont Casinelli. En resumen, a nivel del número de
partidos, tenemos un sistema de partidos que se inicia con siete, se reduce a cuatro y al hacer crisis se
expande a nueve partidos. Es decir, se transita de un multipartidismo a una fragmentación total del
sistema de partidos. Interesa por lo tanto pasar a ver cómo se establecen las alianzas y cual es la
intensidad de la lucha entre los protagonistas.
4. PARTIDOS DE GOBIERNO, DE OPOSICIÓN Y ALIANZAS PARTIDARIAS
En los cinco periodos antes reseñados tenemos que considerar la ubicación en el espacio político de los
partidos y cual ha sido el movimiento de estos a lo largo del proceso democrático. Tres han sido los
partidos de gobierno en el contexto estudiado: Acción Popular, el Partido Aprista Peruano y Cambio 90.
Los dos primeros teman claras mayorías parlamentarias, el tercero lo consiguió después de que Fujimori
encabezó el golpe de Estado en 1992. AP es un partido con cierta tradición competitiva y experiencia de
gobierno (1963-1968). Ideológicamente laxo, a tal punto que muchos de sus puntos programáticos de
gobierno fueron descartados para dar peso a un proyecto más próximo a las necesidades de los
organismos financieros internacionales, vista la situación económica que acechaba al Perú, sin que esto
produjera serias fisuras en el partido. El secretario general, cargo máximo de la estructura partidaria,
ocupaba una bancada en el senado235, y no tenía mucha injerencia en las decisiones de gobierno. Como
partido, Acción Popular se mostraba más como un filtrador de cuadros intermedios para ocupar cargos en
la administración pública, que como generador de cuadros de gobierno. Asimismo, muchos de sus
parlamentarios desarrollaron clientelas políticas para cargos menores236. A lo largo de la gestión
gubernamental se desarrolló una pugna al interior del partido entre dos tendencias bien marcadas. Una
liderada por el abogado Javier Alva Orlandini y que agrupaba a algunos dirigentes nacionales, muchos
parlamentarios y líderes de provincias. Mantenía el control de la maquinaria del partido. Esta tendencia
declaraba que era la que conservaba los principios populistas y la que enfrentó los momentos más
difíciles bajo el gobierno militar que persiguió a sus principales líderes. En ella se sentían representados
aquellos cuadros postergados en los cargos de gobierno. La otra tendencia fue la liderada por el premier y
ministro de economía Manuel Ulloa Elías. Tendencia que agrupaba a muchos cuadros que sentían que la
liderada por Alva Orlandini no era más que la reproducción de la clásica política clientelista y de caciques
que no debería reproducirse. Tema mayor
18
y contacto con las esferas gubernamentales y con el presidente Belaúnde, sin comprometer a este en la
lucha de tendencias. Eran ideológicamente más pragmáticos, socialmente más burgueses, y políticamente
más liberales. A lo largo del segundo gobierno de Fernando Belaúnde, esta lucha de tendencias se mostró
en toda su magnitud, sin que ella pusiera en peligro al propio gobierno y al régimen democrático. AP
estableció la única alianza política de todo el período democrático: la alianza a nivel gubernamental y
parlamentaria, en los primeros cuatro años de gobierno, con el PPC.
La oposición a este gobierno la constituyeron el PAP y la izquierda. Al obtener mayoría absoluta en las
cámaras, AP no, realizó ningún esfuerzo para llegar a acuerdos con los partidos opositores. En estos se
desarrollaron dos movimientos que vale la pena destacar. En el caso de la izquierda, esta se constituyó en
alianza política y electoral a inicios del gobierno. Su fracaso en las elecciones generales de 1980 la llevó a
conformar un frente en donde se conjugaron todas las tendencias de izquierda. Esto creó expectativas en
determinados sectores sociales que la apoyaron en las elecciones municipales de 1983. Su control sobre
las más importantes organizaciones sociales y un gran número de municipios en todo el país, la
convirtieron en una fuerza que, por primera vez, se proyectaba con posibilidades de gobierno. Su
actuación dentro y fuera del Parlamento fue radical.
Otro fue el caso del PAP El aprismo ingresó a una crisis de dirección después de la muerte de Haya de la
Torre y la posterior pérdida de las elecciones generales de 1980. Reestructurar su dirección le costó casi
la mitad del período gubernamental hasta que, en un proceso de renovación generacional, el entonces
diputado Alan García es elegido secretario general del partido. A pesar de no ganar las elecciones
municipales en Lima, logró imponerse en gran parte de los municipios a nivel nacional. Posteriormente,
en elecciones internas, el secretario general es elegido candidato a la presidencia de la república. Este
proceso revitalizó al PAP, que compitió con la izquierda en la oposición al gobierno belaundista. A su
menor respaldo sindical le imprimió una oposición parlamentaria drástica. Es decir, en este período
encontramos un gobierno de centro-derecha y una oposición de izquierda. A pesar de ello, no se realizó
una alianza parlamentaria entre los grupos opositores, salvo eventuales votaciones conjuntas en el
Parlamento.
En el segundo período (1985-1990) encontramos a un partido de gobierno que, ganando las elecciones en
forma abrumadora, se constituye en el primer partido organizado que llega al poder después de medio
siglo de lucha política.
Como partido más antiguo, el PAP logró crear expectativas en amplios sectores de la población que lo
apoyaron en gran parte de su gobierno. Sin embargo, la propia estructura del sistema presidencialista
otorga tal poder al presidente que incluso un partido como el PAP no lo pudo revertir. El partido aprista
logró copar los puestos de la administración pública, de tal forma que se le acusó de un desmedido
clientelismo político. El carnet del partido pasa a ser un documento muy importante. A pesar de ello,
existió una tensión entre el gobierno y el partido. Al igual que en el período anterior, y con mayor fuerza
por la calidad y cantidad de la militancia, los apristas consideraban que en el gobierno no se encontraban
los que denominaban los «fraternos y fieles», sino los amigos del presidente. Este punto fue fundamental
puesto que el PAP es un partido cuya gran parte de espíritu de grupo se fortalecía sobre estos elementos
grupales. El liderazgo aprista estaba también en disputa, por eso lucharon a lo largo del gobierno por un
lado Alan García, y por otro lado el ex-ministro de economía Luis Alva Castro. En los diferentes niveles
de los órganos de decisiones: Parlamento, gobiernos regionales y municipios y el propio partido, las
tendencias encabezadas por estas dos personalidades entablaron una lucha por coparlos. Pese a ello el
partido de gobierno actuó de manera unida y disciplinada, incluso en los momentos más difíciles de
gobierno. El PAP no desarrolló ningún tipo de alianza en ninguno de los niveles de decisión política.
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En la oposición encontramos tanto a la derecha como a la izquierda sin plantearse ninguna alianza. La
derecha en un inicio se encontraba disminuida no sólo en el Parlamento sino también en sus iniciativas
políticas. Compitió sin éxito en las elecciones municipales de 1986. Su oposición parlamentaria no fue
tampoco muy importante puesto que el PAP tenía mayoría absoluta en ambas cámaras. Parte del apoyo
que antes ostentaba provenía de algunos medios de comunicación y gremios empresariales que apoyaron
en un primer momento al gobierno de Alan García. Todo esto cambió con el intento de nacionalización
del sistema financiero en 1987. Este hecho provocó el rechazo de sectores de elite que lograron, por un
lado, entrampar los propósitos gubernamentales y, por otro lado, colocar a la derecha política a la cabeza
de la oposición. Esta centró su dinámica en la movilización callejera y el respaldo de todo el sector
empresarial y gran parte de los medios de comunicación privados, así como en un sector ideológico que,
encabezado por Mario Vargas Llosa, propugnaba con coherencia las ideas liberales en el Perú. Este
movimiento dio paso, posteriormente, a la constitución del Fredemo como frente electoral en visitas a las
elecciones de 1990. En relación a la izquierda, inició el segundo período como la primera fuerza opositora
y se asentó como tal en las elecciones municipales de 1986. Enfrentó al gobierno aprista, tanto en el
ámbito laboral como en el de derechos humanos. En el Parlamento, si bien IU era la segunda fuerza
política-la mayoría absoluta le era adversa-nopudo negociar ni imponer ninguna medida y a lo sumo
interpeló ministros que siempre fueron ratificados por la mayoría aprista. De esta manera, en el segundo
período tenemos un gobierno de centro-izquierda que tuvo una oposición dispersa tanto de izquierda
como de derecha. Las grandes diferencias políticas a ideológicas imposibilitaron una alianza entre estos
dos sectores.
El tercer período (1990-1992) se inicia con el primer gobierno que carece de partido. El movimiento
Cambio 90 no llevó al poder a Alberto Fujimori, sino a la inversa: Alberto Fujimori llevó al poder al
movimiento Cambio 90. Es la única organización que carece de mayoría absoluta en la cámara de
Diputados. Bajo esas consideraciones Fujimori conforma su gabinete ministerial compuesto en su
mayoría por personajes independientes. Posteriormente, y en una proporción mínima, se incluyeron
ministros de las filas de Cambio 90. Gracias a acuerdos temporales con el PAP y Fredemo, logra
conquistar las presidencias de las Cámaras en el primer año. Si en los períodos anteriores los partidos
tuvieron dificultades para influir en las decisiones de gobierno, en este caso no hubo ninguna posibilidad.
Fujimori gobernó con el concurso de un pequeño grupo de hombres de su entera confianza y familiares,
sin Cambio 90, ni, más tarde, con el grupo formado para intervenir en las elecciones constituyentes,
Nueva Mayoría.
Fue Fujimori quien se encargó no sólo de gobernar sino de enfrentar abiertamente a la oposición que se
encontraba en el Parlamento, que fue incrementándose en la medida que esta actitud crecía. Al inicio del
gobierno hubo algunos acuerdos puntuales entre Cambio 90 y algunos partidos. Pero, paulatinamente,
conforme la agresión presidencial iba en aumento, Cambio 90 se convirtió en minoría. La izquierda fue la
primera en colocarse en la oposición abierta después de la promulgación del paquete de medidas
económicas en agosto de 1990, que dio inicio al programa drásticamente neoliberal que Fujimori había
combatido a Vargas Llosa en toda la campaña electoral. Acentuó su oposición luego del golpe del 5 de
abril y durante el resto del período presidencial. Sin embargo, el peso de la presencia de la izquierda había
disminuido desde su división en 1989, lo que explica, en parte, sus posteriores fracasos electorales. A ello
se agrega los efectos de las políticas de ajuste entre la masa trabajadora, gran parte de ella adherente de
izquierda, así como la crisis de la izquierda internacional, derivada de la desaparición de los países del
socialismo real.
5. DISTANCIA IDEOLÓGICA DE LA COMPETENCIA PARTIDISTA
En el Perú existió, en la década del ochenta, un espectro político amplio. Si trabajamos con el continuo
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derecha-izquierda, y retomamos el repaso que hicimos sobre las familias ideológicas, podemos encontrar
que este se estableció, entre 1978 y 1990, en tres espacios específicos que fueron cubiertos, como ya
señalamos líneas arriba, por un polo de derecha (PPC), un centro (AP como centro-derecha y el PAP
como centro-izquierda) y un polo de izquierda (IU). La posición de derecha del PPC quedaba fijada, a su
vez, no só1o por su propuesta política sino también por el carácter de su apoyo ciudadano, situado en los
sectores más privilegiados de la sociedad.
Sin embargo, la aparición del Movimiento Libertad colocó en una situación difícil al PPC, en tanto el
centroderecha ya estaba cubierto por AP La práctica desaparición del Movimiento Libertad y la
abstención del populismo posterior al golpe de Fujimori, permitieron abrir nuevamente un espacio al
PPC. Si bien en algunas oportunidades fue calificado de partido de extrema derecha, esto no fue cierto. El
PPC estaba comprometido con el sistema político y sus instituciones. El centro político tanto de derecha
como de izquierda -PAP y AP, únicos partidos que fueron gobierno; más ideológico el primero que el
segundo- articuló alrededor de 61 los términos de la lucha política. Sin embargo, teniendo en cuenta la
distancia ideológica, que expresaba, de alguna manera, la fragmentación de la sociedad, la lucha política
estuvo constantemente polarizada, impidiendo cualquier tipo de acuerdo, incluso en los momentos en que
la sociedad peruana -a partir de 1988- ingresaba en su más profunda crisis. Ideologización extrema,
permanencia -ya tradicional de la confrontación en las relaciones sociales y políticas y rechazo a todo tipo
de formas de conciliación, fue la característica de la dinámica de los actores.
Finalmente, se debe agregar, el grado de fragmentación interna de los partidos. Si bien este no produjo
rupturas internas que permitieran la aparición de otros nuevos, si hemos señalado las divisiones que se
presentaban en su interior y que contribuyeron a una mayor confrontación política y una también mayor
debilidad institucional.
6. LA IMPORTANCIA DE LOS PARTIDOS ANTISISTEMA
El Perú ha tenido, con la presencia de Sendero Luminoso, el más importante partido antisistema de la
región. Otra agrupación, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), desde una práctica
guerrillera más bien castrista, incursionó con menor éxito en su enfrentamiento con el Estado. Después de
la incorporación del Apra al sistema político y la derrota de las guerrillas castristas en la década del
sesenta, los diversos grupos marxistas se constituyeron en los partidos antisistema que enfrentaron al
gobierno militar a lo largo de la década siguiente. Su particular inserción en el movimiento social
organizado, de donde desplazaron al Apra de su dirección, la radicalidad de su práctica y su propuesta los
enfrentó al Estado que buscaban destruir con las más conocidas tesis marxistas. Pero, paralelamente a su
objetivo político y estratégico, la izquierda llevaba adelante un proceso de demanda por los derechos
políticos y sociales para las clases populares, siendo la fuerza política que encauzó parte del proceso
democratizador del último período.
AI participar en la Asamblea Constituyente como fuerza de oposición, aceptaba parte de las reglas de
juego democráticas que buscaba ampliar. Su incorporación total se produjo a lo largo de los ochenta al
participar en los órganos parlamentarios y estatales. La izquierda, agrupada en IU, se transformó en un
sector de estabilidad de la política peruana. En adelante tratará de encauzar a sus representados por los
canales institucionales. Sin embargo, fue Sendero Luminoso, con el inicio del primer gobierno
democrático, quien ocupó su lugar, pero de forma violenta. A partir de 1980 aquella agrupación maoísta
desató un enfrentamiento cruento contra el Estado, las instituciones, los partidos y las organizaciones
sociales.
Las acciones terroristas (sabotaje, asesinatos, atentados, etcétera) fueron acompañadas de un
reclutamiento efectivo de cuadros y una labor de difusión ideológica pocas veces vista. La ideología
dogmática y
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mesiánica de esta agrupación, que fundaba parte de su fuerza en el culto a la personalidad, al mejor estilo
estalinista, de su jefe y fundador Abimael Guzmán Reynoso, Ilevó a cientos de sus militantes a emprender
una guerra que ha costado en catorce años más de 25 mil muertos y millones de dólares en pérdidas
materiales. Pero, más allá de esos costos, la presencia de Sendero Luminoso significó que gran parte de la
política peruana se diseñara alrededor de 61. La política antisubversiva pasó a ser uno de los ejes
centrales de los programas y propuestas de las agrupaciones políticas y de los gobiernos.
Durante el gobierno de Fernando Belaúnde, la presencia senderista se basaba en acciones menores y su
actividad era más de sabotaje y reclutamiento. El gobierno desconoció primero, y minimizó después estas
actividades. Pero en 1982, tras el ataque a la cárcel de Ayacucho, el gobierno decidió la participación de
las fuerzas armadas en la lucha antisubversiva. Acción que no sólo no logró su objetivo, sino que desató
la propagación de la lucha a otros territorios de la sierra y luego la capital peruana, declarándose partes
importantes del territorio nacional en estado de emergencia, por lo tanto, sin la autoridad civil. El avance
de la guerra fue comprometiendo cada vez más a mayor cantidad de población y territorios, perdiendo
espacio la sociedad civil. La clara violación de los derechos humanos fue un signo indesligable de las tres
administraciones, que colocó a importantes sectores de la población en situación de arrinconamiento sin
ningún tipo de derecho: desplazamientos forzados, economías locales y regionales diezmadas, familias
desintegradas, derechos políticos recortados, fueron sólo algunas de las consecuencias de este problema.
El avance de Sendero Luminoso fue notorio hasta 1992, año en que es apresado Abimael Guzmán y con
gran parte de la cópula dirigencial. Desde aquel momento y con una política antisubversiva que privilegio
otros aspectos -y ya no sólo el fracasado militar, como dotar de leyes de arrepentimiento, rondas
campesinas, trabajo de inteligencia-, el Estado, por primera vez, pudo enfrentar con cierto éxito a Sendero
Luminoso, a pesar de sus medidas autoritarias como la incorporación de las penas de muerte en la
Constitución de 1993 y la aplicación de cadena perpetua con juicios, muchas veces, dudosos. Sendero
Luminoso tenía como propósito polarizar la sociedad peruana y la lucha política. Es decir, tensionar y
provocar una competencia centrífuga para hacer estallar. el sistema de partidos. La izquierda resultó, de
alguna manera, la más afectada. Ideológicamente, fue cuestionada, en tanto Sendero Luminoso llevó a la
práctica lo que algunos sectores de esta habían preconizado por años.
Orgánicamente, perdió muchos cuadros: unos se alejaron de la política y otros engrosaron las filas
senderistas. Políticamente, dejó espacios por el temor de dirigentes, autoridades y militantes,
particularmente en muchas organizaciones sociales, a quienes a lo largo de década y media Sendero
Luminoso asesinó aún alto número. En relación a los otros partidos, estos fueron objeto (militantes y
locales partidarios) de atentados senderistas de acuerdo a la importancia que teman en dicho momento,
como ocurrió con AP, PAP y luego Cambio 90 cuando estuvieron en el gobierno. De esta manera, el
golpe de Estado de 1992 era también un triunfo de Sendero Luminoso, que ingresaba a una etapa más
cruenta de su lucha. La captura de Abimael Guzmán, meses después, cambió el curso de los
acontecimientos.
7. LA TIPOLOGÍA DEL SISTEMA DE PARTIDOS PERUANO: LA TRANSFORMACIÓN DE
UN SISTEMA DE TRES PARTIDOS AL MULTIPARTIDISMO EXTREMO
Hasta aquí hemos examinado los componentes de un determinado sistema de partidos. Pero, ¿qué
tipo de partidos políticos tuvo el Perú en los ochenta? Entre 1978 y 1989, el Perú configuró un
sistema de partidos de pluralismo extremo y polarizado2, con las siguientes características:
a) El sistema, como hemos señalado, estuvo conformado por cuatro partidos políticos
importantes256. En la medida que es posible encontrar tres espacios ideológicos delimitados,
algunos consideran que se trata de un sistema de tres partidos.
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b) Existen partidos antisistema importantes y determinantes como Sendero Luminoso y, en menor
medida, el MRTA. Esto posibilitó la presencia, también importante, de la variable militar, a pesar
de la ausencia de los militares en el poder desde 1980. Ambos elementos polarizan cualquier
sistema de partidos. De hecho, así ocurrió en el Perú.
c) Existencia de oposiciones bilaterales. El gobierno de AP tuvo como oposición a IU y el PAP, es
decir, desde la izquierda hasta el centro-izquierda. Pero escasamente podían sumar sus fuerzas: no
existió alianza entre esos partidos sino, por el contrario, competencia. El gobierno del PAP tuvo
dos oposiciones: de derecha (AP y PPC y, posteriormente, el Movimiento Libertad) y de
izquierda (Izquierda Unida). Eran oposiciones incompatibles. En este sentido se denominan
oposiciones bilaterales.
d) El centro estuvo ocupado primero por el centro-derechista AP y después por el centro-izquierdista
PAP. Aquí se trata de una posición de centro y no necesariamente de partidos de centro.
e) Existe la distancia ideológica máxima, que va desde la izquierda (lU) hasta la derecha (PPC y
luego el Movimiento Libertad). Es decir, dos polos donde el consenso ha sido inexistente. Esta
distancia estuvo, además, sustentada por importantes apoyos electorales para estos polos, como se
muestra en los cuadros 7 y 8.
f) Los impulsos y la competencia centrífugos prevalecieron sobre los centrípetos tanto desde la
izquierda (siempre presionada por Sendero Luminoso), como por la derecha (al interior de
algunos grupos se entusiasmaron con la idea de golpe de Estado, especialmente a finales del
período gubernamental aprista)
g) La sociedad se encontraba altamente ideologizada. Gran parte del debate político estuvo cargado
de este componente. El aprismo del período de Alan García -particularmente las medidas del no
pago de la deuda extrema y la nacionalización del sistema financiero-, el liberalismo doctrinario
de Vargas Llosa a incluso el llamado «Pensamiento Gonzalo>> desde el lado senderista, ofrecen
ejemplos del enfoque ideológico que comprometía la competencia partidista.
h) Se puede apreciar posiciones semirresponsables al interior de los partidos ubicados entre la
periferia y el centro. En cualquier caso, en todos los partidos del abanico político se podían
encontrar estas posiciones. Sartori sostiene que es probable que una oposición sea tanto menos
responsable cuanto menos esperanzas tenga de gobernar. Sin embargo, en el Perú los partidos
orientados hacia el gobiemo y que accedieron a é1 -AP, PAP y Cambio 90- exhibieron este
comportamiento.
i) Finalmente, se puede encontrar-especialmente en los partidos que ganaron las elecciones- la
presencia de políticas de superofertas o de promesas excesivas, derivadas de la inexistencia de las
llamadas normas de competencia. Esto quiere decir que un sistema político no sólo debe ser
competitivo sino también que su dinámica sea limpia y confiable.
Habría que volver a recordar una precisión importante. Si bien muchos de los elementos antes señalados
han servido para establecer las tipologías en los países occidentales -los utilizamos en este trabajo-,
también es cierto que estos elementos se encuentran sostenidos, en más de un caso, por la fuerte presencia
del presidencialismo. Como ya mostramos líneas arriba, el presidencialismo estimuló que gran parte de la
competencia partidista se realizara alrededor de la figura presidencial y que, en muchos momentos, ella
fuera polarizada. De esta manera, el Perú ingresaba a establecer una democracia política con un tipo de
sistema de partidos límite, configurando, con todos los elementos arriba mencionados, una comunidad
política débil y de fragilidad extrema, particularmente ante crisis exógenas. Se dio una combinación de
elementos institucionales: fuerte presidencialismo, con un parlamento ineficaz; leyes electorales
benevolentes que permiten la proliferación de candidaturas y partidos, así como la doble postulación a la
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Presidencia y al Parlamento; un sistema electoral incoherente (doble vuelta electoral que exacerba y
polariza la lucha política, distorsión de la representación por medio de las circunscripciones electorales,
carencia de ley de partidos y de financiamiento de campañas electorales y partidos políticos). A estos
elementos se sumó el hecho de que los partidos no hicieran lo posible por establecer términos de
competencia que permitieran cambiar esta tendencia. De esta manera, el recrudecimiento de la crisis
económica y la violencia política a partir de 1988 posibilitó el colapso del sistema de partidos primero, y
el de la democracia constitucional después. La ruptura del sistema de partidos se manifestó -si bien con
algunos elementos endógenos- de forma discontinua; es decir, por el derrumbamiento del sistema
mediante el exitoso golpe de Estado en 1992.

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FINES Y OBJETIVOS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
a) Asegurar la vigencia y defensa del sistema democrático.
b) Contribuir a preservar la paz, la libertad y la vigencia de los derechos humanos consagrados por la
legislación peruana y los tratados internacionales a los que se adhiere el Estado.
c) Formular sus idearios, planes y programas que reflejen sus propuestas para el desarrollo nacional, de
acuerdo a su visión de país.
d) Representar la voluntad de los ciudadanos y canalizar la opinión pública.
e) Realizar actividades de educación, formación, capacitación, con el objeto de forjar una cultura cívica y
democrática, que permita formar ciudadanos preparados para asumir funciones públicas.
Inciso modificado por el artículo 2 de la Ley N° 30414, publicada el 17 de enero de 2016.
f) Participar en procesos electorales.
g) Contribuir a la gobernabilidad del país.
h) Realizar actividades de cooperación y proyección social.
i) Las demás que sean compatibles con sus fines y que se encuentren dentro del marco normativo
establecido por la presente ley.

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CLASIFICACIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Partidos de notables
Se caracterizan por ser organizaciones que defienden intereses particulares o de grupo, y tienen una representación
canalizada a través de personalidades de prestigio públicamente reconocido, cuyo principal círculo de acción puede
ser la asamblea parlamentaria. No cuentan ni con una gran estructura ni dinámica partidarias internas, ni con una
amplia identificación popular. Por el contrario, su estructura de decisión y apoyo está formada no tanto por una
estructura política autónoma, como por diversos grupos de interés de la sociedad civil comprometidos con la causa
por ellos defendida.

Partidos de cuadros
Son aquellos cuya organización y estructura interna está articulada en torno a una élite de políticos profesionales,
capaces de representar cabalmente la línea de pensamiento de su agrupación. A estas personas se las llama
“cuadros” y suelen tener, si no una línea ideológica muy marcada, al menos un ideario y una línea programática que
los diferencia como opción política. Son expresión de fuertes identidades partidarias y cuentan con una permanente
actividad de formación y capacitación. Debido a ello, son por lo general partidos cuya capacidad de proyección
social y movilización popular es muy amplia.

Partidos de masas
Se distinguen por contar con un contingente masivo de afiliados, quienes aportan al partido. No responden sólo a
intereses de grupo o de ciertas élites, sino que canalizan amplias expectativas sociales. Cuentan con un gran aparato
partidario, caracterizado por burocracias organizativas y una estructura de liderazgo más compleja, así como con una
gran capacidad de proyección y propaganda social. Históricamente, se han caracterizado por ser partidos con una
fuerte identificación ideológica de clase.

Partidos "atrápalo todo"


Son, como su nombre lo indica (catch-all parties, en inglés), partidos que logran conciliar al interior de su
organización propuestas, personalidades y tendencias de distinto tipo, incluso opuestas. Se trata no sólo de
organizaciones partidarias que funcionan con un claro componente de interés electoral y que se adecuan a la
situación del momento, sino de una práctica caracterizada también por una consistencia ideológica muy baja, o por
una línea política (ideológica o programática) flexibilizada al máximo. Consecuentemente, no cuentan con una
amplia estructura social de base.

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Diferencias entre partidos


En el caso de los partidos políticos estos buscan acceder al poder, a los cargos de elección
popular e influir en las decisiones políticas y democráticas de la Nación; por su parte, los
movimientos políticos buscan influir en la formación de la voluntad política o participar en las
elecciones; los grupos significativos de ciudadanos recogen una manifestación política
coyuntural.

La clara distinción que se presenta entre unos y otros cobra relevancia el determinar la vocación
de permanencia y su importancia en el marco de la prohibición de doble militancia política,
agrega la sentencia. Según explica, se constituye la vocación de permanencia como un elemento
constitutivo de pertenencia de una persona con una agrupación política, vínculo protegido por la
ley, el cual, al ser desconocido deviene en la incursión de doble militancia de quien trasgrede o
desconoce tal situación.

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Conclusiones
Bueno en nuestro informe podemos apreciar lo que son los partidos políticos y sus partes ya que
es una información muy importante y amplia que lleva acabo para que lo que lo puedan
visualizar y leer se van a entretener con el contenido. Poder enterarse mas acerca del tema de los
partidos políticos de nuestro país y estar seguro de cómo se llevan a cabo en el país ya que son
un grupo de personas que llevan a cargo los diferentes partidos políticos en nuestro país que
quieren gobernar en nuestro país con diferentes objetivos para estar en un Perú mejor que
debemos tener en cuenta para el bienestar de la población que habiten sin ningún peligro como la
corrupción, robos, muertes, etc.
Todos los peruanos debemos ser honestos y confiar en que en el grupo de partido que quieran
apoyar ya que han sucedido varios casos de corrupción en el congreso como que el Perú tenga
bajo de economía, ojalá les guste el informe y que aprendan un poco mas acerca de los partidos
políticos que hay en el Perú ya que hay personas que no saben en totalidad que pueden ser los
partidos políticos y cuáles son sus características o mas los fines que quiere proponer en nuestro
país, Y nos entienda lo que les hemos venir a informarles acerca del tema.

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Referencias:
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Venezuela: BL ConsultoresAsociados. Servicio editorial.
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Anexos
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