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5
Editorial
PHILIPPE OLLÉ-LAPRUNE
7
Presentación
MOHSEN EMADI
15
Poemas
MAHMOUD DARWISH
33
NAT HA L I E HA N DA L
55
N A J WA N D A R W I S H
69
NAOMI SHIHAB NYE
77
TA HA M U HA M M A D A L I
89
ZACARIA MOHAMMED
105
M U H A M M A D A L - A S ’A D
114
Los autores
PHILIPPE OLLÉ-LAPRUNE
N Ú M ERO 33 5
N Ú M ERO 33 7
8 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 9
10 L ÍN EA S DE FU GA
MOHSEN EMADI
N Ú M ERO 33 11
MAHMOUD DARWISH
carnet de identidad
Escribe
que soy árabe,
y el número de mi carnet es el cincuenta mil:
que tengo ya ocho hijos,
y llegará el noveno al final del verano.
¿Te enfadarás por ello?
***
Escribe
que soy árabe,
y con mis camaradas de infortunio
trabajo en la cantera.
Para mis ocho hijos
arranco, de las rocas,
el mendrugo de pan,
el vestido y los libros.
No mendigo limosnas a tu puerta,
N Ú M ERO 33 15
***
Escribe
que soy árabe.
Soy nombre sin apodo.
Espero, paciente, en un país
en el que todo lo que hay
existe airadamente.
Mis raíces,
se hundieron antes del nacimiento
de los tiempos,
antes de la apertura de las eras,
del ciprés y el olivo,
antes de la primicia de la yerba.
Mi padre…
de la familia del arado,
no de nobles señores.
Mi abuelo era un labriego,
sin títulos ni nombres.
Mi casa es una choza campesina
de cañas y maderos,
¿te complace?...
Soy nombre sin apodo.
***
Escribe
que soy árabe,
que tengo el pelo negro
y los ojos castaños;
que, para más detalles,
me cubro la cabeza con un velo;
que son mis palmas duras como la roca
y pinchan al tocarlas.
Y me gusta el aceite y el tomillo.
16 L ÍN EA S DE FU GA
***
Escribe
que soy árabe;
que robaste las viñas de mi abuelo
y una tierra que araba,
yo, con todos mis hijos.
Que sólo nos dejaste
estas rocas…
¿No va a quitármelas tu gobierno también,
como se dice?...
Escribe, pues…
Escribe
en el comienzo de la primera página
que no aborrezco a nadie,
ni a nadie robo nada,
Mas, que si tengo hambre,
devoraré la carne de quien a mí me robe.
¡Cuidado, pues!...
¡Cuidado con mi hambre,
y con mi ira!
N Ú M ERO 33 17
En la orilla del mar hay una niña. La niña tiene una familia.
La familia una casa. La casa, dos ventanas y una puerta...
En el mar hay un acorazado que se entretiene
cazando a los paseantes de la orilla:
cuatro, cinco, siete
caen en la arena. La niña se salva por poco.
Una mano de niebla,
cierta mano divina, acude en su auxilio. Ella llama: ¡Papá,
papá! ¡Levanta, vamos, que el mar no es para nosotros!
No responde su padre, caído sobre su sombra
a merced de la ausencia.
18 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 19
20 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 21
22 L ÍN EA S DE FU GA
No espera a nadie,
ni siente que a la existencia le falte nada:
ante él, un río gris como su abrigo,
la luz del sol llenando de placidez su corazón,
y altos los árboles
N Ú M ERO 33 23
24 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 25
No me han reconocido
en las sombras que difuminan
mi color en el pasaporte.
Mi desgarrón estaba expuesto
al turista amante de postales.
No me han reconocido…
Ah, no prives de sol
a la palma de mi mano,
pues el árbol me conoce…
Me conocen las canciones de la lluvia,
no dejes que empalidezca
como la luna.
26 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 27
28 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 29
30 L ÍN EA S DE FU GA
Muhammad,
acurrucado en brazos de su padre, es un pájaro temeroso
del infierno del cielo: papá, protégeme,
que salgo volando, y mis alas son
demasiado pequeñas para el viento… y está oscuro.
Muhammad,
quiere volver a casa, no tiene
bicicleta, tampoco una camisa nueva.
Quiere irse a hacer los deberes
del cuaderno de conjugación y gramática: llévame
a casa, papá, que quiero preparar la lección
y cumplir años uno a uno…
en la playa, bajo la palmera…
Que no se aleje todo, que no se aleje…
Muhammad,
se enfrenta a un ejército, sin piedras ni
metralla, no escribe en el muro: “Mi libertad
no morirá” —aún no tiene libertad
que defender, ni un horizonte para la paloma
de Picasso. Nace eternamente el niño
con su nombre maldito.
¿Cuántas veces renacerá, criatura
sin país… sin tiempo para ser niño?
¿Dónde soñará si se queda dormido…
si la tierra es llaga… y templo?
1 De entre los poemas últimos de intervención de Mahmoud Darwish, cada veces menos
frecuentes, hay uno que su autor no ha recogido en libro. Se titula “Muhammad” y trata del niño
Muhammad ad-Durra, asesinado por las balas del ejército israelí el 30 de septiembre de 2000 en
Gaza, mientras su padre trataba de cobijarle. Las imágenes de televisión dieron la vuelta al mundo,
aunque en buena medida hoy se habrán olvidado. En su día, la traducción de este poema apareció
en la revista española Nación Árabe (nº 43, invierno de 2001), y posteriormente en 21 poemas
(Madrid, Residencia de Estudiantes, 2006), un cuaderno con algunos de los textos que Darwish
leyó en su visita a la institución madrileña. La edición original árabe es del 21/22 de octubre de
2000, en el diario al-Quds.
N Ú M ERO 33 31
Muhammad,
ángel pobre a escasa distancia del
fusil de un cazador de sangre fría. Uno
a uno la cámara acecha los movimientos del niño,
que se funde con su imagen:
su rostro, como la mañana, está claro,
claro su corazón como una manzana,
claros sus diez dedos como cirios,
claro el rocío en sus pantalones.
Su cazador debería habérselo pensado
dos veces: le voy a dejar hasta que sepa deletrear
esa Palestina suya sin equivocarse…
me lo guardo en prenda
y ya le mataré mañana, ¡cuando se revuelva!
Muhammad,
un jesusito duerme y sueña en
el corazón de un icono
fabricado de cobre,
de madera de olivo,
y del espíritu de un pueblo renovado.
Muhammad,
hay más sangre de la que precisan los noticiarios
y a ellos les gusta: súbete ya
al séptimo cielo,
Muhammad.
TRADUCCIONES DE LUZ GÓMEZ GARCÍA
32 L ÍN EA S DE FU GA
Cuando muera
un mapa del mundo
colgará sobre mi cama,
la pequeña biblioteca de Mijas
donde leí a Lorca
por vez primera
se transformará en un café,
los olivos
sin los que no puedo vivir
habrán florecido,
veré la muerte desde lejos
esperándome
mas no me moveré—
moriré en un tren
y el paisaje será
de árboles blancos, suspendidos
sobre nubes grises,
moriré en el cielo
donde los pájaros
portarán un arroyo de luz
en sus alas,
moriré en un coche
donde las ventanas
serán un manto de nieve,
N Ú M ERO 33 33
Yo diré,
no sé qué nombre darle a la vida,
pero sé que debemos jugar
para que todo no sea muerte.
Él preguntará,
¿por qué hacemos crecer la quietud—
es un ruido del que estamos cerca,
donde las piedras moscas árboles pájaros
el eco y la tierra y lo que ellos ocultan
insisten en la música?
34 L ÍN EA S DE FU GA
El fuego antiguo
requiere cualquier excusa para comenzar
a encender los barcos
(Palabras de un marinero, testigo
de la guerra entre el mar y un dictador)
No te das cuenta de que yo soy el océano—
cada vez que me disparas
tu bala se transforma en una pequeña isla
donde yo me tiendo
(Palabras de una víctima,
dedicadas a su enemigo)
N Ú M ERO 33 35
36 L ÍN EA S DE FU GA
Él le dio un bakhshish
y se marchó–
era tan pronto para confundirse.
Él recogió extraños indicios
en la Medina,
ella recogió risa;
él quería más de la infancia,
ella quería más del mar;
necesitaban más que sus cuerpos
para confrontarse–
una llama en una hoja
una brisa fresa
un fez volando.
N Ú M ERO 33 37
Él no sabía
cómo imaginarlo–
sabía que no
le debía nada a la muerte,
aunque sí al amor;
sabía que aquí
la magia acepta algo
extraño,
pero no sabía
dónde estaba el espíritu;
sabía que aquí
obtienes lo que quieres
aún si no sabes
cuál es tu querer.
Él miraba
la djellaba junto a la silla,
el kif sobre la mesita de madera,
el libro de Mohamed Choukri–
¿qué música grabamos
cuando grabamos?
(¿Qué diría ella?)
como el tambor el tambor el tambor,
las ruinas y los acantilados,
como la primera vez que escuchó
Allah Akhbar
y durmió en el desierto–
no hay retorno
de la soledad.
Luego él volvió.
C’est chaud, dijo ella,
colocando un pequeño vaso azul
frente a él
y susurró:
38 L ÍN EA S DE FU GA
Él la miró–
¿no sabía
que el mar tenía páginas faltantes,
que habíamos renunciado a la memoria
y al cielo
para entregar la fe a un salvador.
Dicen que un hombre que mira
el mar
sabe
algo sobre su propia alma,
aunque no se sabe si la sal
pesa sobre la lengua,
si los héroes usan máscaras
y, cuando un hombre por fin
entiende el dolor–
lo que significa que finalmente
ha entendido la historia–
es cuando
él sabe cómo se pudre un rostro.
Quel bled, finalmente respondió.
Ellos se miraron
mientras los pájaros cerraban sus alas,
como un deseo
cediendo ante algo
que sentían
y que nunca podrían describir.
N Ú M ERO 33 39
Ahora se desgarran
y miran la fotografía de
una ciudad y un hombre que espera
a la misma mujer.
40 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 41
Envidiamos a aquellos
que pasan ante nosotros tan fácilmente.
Ellos duermen en sus camas
mientras nosotros buscamos las nuestras.
El hogar está más lejos que nosotros–
flores de naranjo, aceitunas y café.
Caigo para atraparte,
42 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 43
44 L ÍN EA S DE FU GA
Luego él pronuncia
mi nombre mal
y lo detengo
Le pregunto si alguna vez
ha sido exiliado o encarcelado
si alguna vez ha enviado
cartas a una mujer que amó
pero que jamás
volverá a ver,
si piensa que se puede regresar
a un amante
aun si el amor no fuera ya posible
por segunda vez,
le pregunto si acaso
ha robado en una tienda
o le ha quitado el pan a un campesino,
N Ú M ERO 33 45
Él responde:
en mi país, no pronuncié
mi nombre correctamente
y fui torturado,
en las líneas enemigas no pronuncié
mi nombre correctamente
y fui exiliado,
al llegar, no pronuncié
mi nombre correctamente
y me dieron nuevos documentos.
Ya ves. Un corazón en busca de la medianoche
es solo un corazón, todo lo demás da igual,
salvo lo que el otro espera.
46 L ÍN EA S DE FU GA
En la hora azul,
llora la negrita, me escondo
no para engañar a la oscuridad
o a mí misma.
N Ú M ERO 33 47
Compatriota–siempre te encontraré
sin importar el idioma que hables.
48 L ÍN EA S DE FU GA
Cuando llegues,
la sombra de tus ojos
se inclinará ante el alba,
orará siete veces,
siete veces la oración volverá
en pequeños ecos.
Cuando llegues
contaremos las cometas
en vuelo sobre el campo,
pondrás tu rostro sobre mis manos,
me mirarás, como si estuvia lejos por mucho tempo.
Cuando llegues
un torrente recorrerá nuestros temblores,
Dios vendrá siete veces,
y siete veces
no veremos su rostro.
N Ú M ERO 33 49
50 L ÍN EA S DE FU GA
Digamos que
tomaste sal marina
y la colocaste en mis labios
Digamos que
hacia el mediodía me dijiste
que tus célebres canciones no las escribiste tú
Digamos que
tu corazón sangra en mis manos
y pronuncias el nombre de otra
mientras estás adentro
N Ú M ERO 33 51
Javier me dió una rosa. Al día siguiente Juanita tenía la misma rosa. El
día después, la rosa estaba sobre el escritorio del teniente. Al atardecer
la rosa estaba sobre la mesa de noche de Mathilda. Cuando volví a mi
habitación la rosa ya no estaba. Vi a Javier. No dije nada. Pero por la
forma en que él me miró, supe que algo habríamos de extrañar.
Amor, ¿dónde está la ventana? ¿Y por qué tus labios están hinchados,
y tatuado el reverso de tus rodillas? Déjame ocuparme de desabro-
charte los pantalones, déjame preocuparme por dónde habrás de dor-
mir, tú en el sofá, yo en tus sueños; tú en mis sueños, yo en el sofá.
Verás: hablamos mejor cuando uno estuvo donde antes estuvo el otro.
Amor, verás, ya que elegimos rezar al Dios equivocado, aquí estamos
en la Avenida Juárez, deslumbrados ante una foto de la Magdalena y
aún rogando que podamos dejar de lamer el deseo, uno del otro.
52 L ÍN EA S DE FU GA
T R A D U C C I Ó N D E B E V E R LY P É R E Z R E G O
N Ú M ERO 33 53
documento de identidad
Por más que, como dicen en broma mis amigos, los kurdos son famosos
por severos,
yo fui más delicado que una brisa veraniega, al abrazar a mis
hermanos en los cuatro confines de la tierra.
Y fui el armenio que no creyó en las lágrimas debajo de los párpados
de la nieve de la historia
que cubre tanto a los asesinados como a los asesinos.
¿Es tan grave, después de todo lo ocurrido, que arroje mi poesía al lodo?
En todos estos casos, fui un sirio de Belén que entonó las palabras de su
hermano
armenio, y fui un turco de Konya que atravesó la puerta de Damasco.
Hace poco, al llegar a Bayadir Wadi al-Sir, me recibió la brisa, la única
que sabe qué
significa ser de las montañas del Cáucaso, tener por compañía única
tu dignidad y los huesos de tus antepasados. Y tan pronto pisó mi
corazón tierra argelina, no dudé ni un segundo de que estaba en
Amazigh.
Y, fuera donde fuera, me creían iraquí, y no se equivocaban. Y algunas
veces creo ser
egipcio, que vive y muere una y otra vez a la orilla del Nilo con mis
ancestros africanos.
Y antes de todo eso fui arameo. Por eso no me extraña que mis tíos
hayan sido
bizantinos, ni que yo fuera un hijo de Hejaz mimado por Omar y por
Sofronio cuando se abrió Jerusalén.
No existe lugar que haya resistido a quienes lo invadieron si yo no me
contaba entre
N Ú M ERO 33 55
56 L ÍN EA S DE FU GA
Te bautizo Medusa
Te bautizo la hermana mayor de Sodoma y Gomorra,
a ti, la pila bautismal que incendió Roma
Oigo a los que recitan el Corán, oigo a los que amortajan los cadáves,
oigo el polvo de quienes se conduelen
Aún no cumplí los treinta, pero me has sepultado, una y otra vez,
y siempre, por ti,
emerjo de la tierra
De modo que quienes te cantan loas, que se vayan al infierno,
los que venden recuerdos de tus penas,
todos los que ahora están aquí conmigo, posando para la foto.
Te bautizo Medusa
Te bautizo la hermana mayor de Sodoma y Gomorra,
a ti, la pila bautismal que sigue ardiendo
N Ú M ERO 33 57
1 El día que digamos a la gehena: “¿Estás ya llena?”, ella dirá: “¿Aún hay más?”. Corán, 50:30.
58 L ÍN EA S DE FU GA
Diciembre de 2009
N Ú M ERO 33 59
Jaulas de pollos…
Nadie sabe cómo han llegado a convertirse en un hotel
ni cómo llegué yo a estar ahí, luchando con las jaulas
en búsqueda de aquellos a quien el aeropuerto había tragado con su
enorme garganta,
o tal vez me haya tragado a mí
para que así luchara con las jaulas de pollos
disfrazadas de techos, camas y habitaciones.
Jaulas abandonadas…
En algunas hallamos plumas de hombres
y jirones de ropa.
Jaulas de pollos…
Nadie sabe cómo han llegado a convertirse en campos de trabajos
forzados y trenes implacables.
Nadie sabe cómo han llegado a ser asentamientos.
60 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 61
Estimado cónsul
nuestros rostros se han derretido mientras nosotros nos paseamos
una y otra vez
ante sus ojos perspicaces y sus secretarias más entrenadas
que los perros policía
62 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 63
64 L ÍN EA S DE FU GA
Despegas de la tierra,
pero no puedes evitar caer de nuevo
y vas a aterrizar
de pie o de cabeza, vas a aterrizar
incluso si el avión explota
tus pedazos, tus átomos,
de todos modos aterrizarán.
Estás clavado a ella:
la tierra, tu pequeña cruz.
N Ú M ERO 33 65
66 L ÍN EA S DE FU GA
T R A D U C C I Ó N I N D I R E C TA D E L I N G L É S
DE EZEQUIEL ZAIDENWERG
N Ú M ERO 33 67
crepúsculo
N Ú M ERO 33 69
70 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 71
72 L ÍN EA S DE FU GA
JACK RIDL
Delgados especímenes
del tamaño de un simple pepinillo.
Tu entusiasmo
ilumina el corredor.
N Ú M ERO 33 73
74 L ÍN EA S DE FU GA
V E R S I Ó N D I R E C TA D E L I N G L É S
D E H E R N Á N B R A V O VA R E L A
N Ú M ERO 33 75
En su vida
no escribió ni leyó.
En su vida
no cortó un solo árbol,
no degolló
a ningún ternero.
En su vida no habló mal
del New York Times,
y no le levantó
la voz a nadie,
salvo para decir
“Por favor, entren,
no se pueden negar,
por el amor de Dios”.
De todos modos,
es un caso perdido,
su situación
desesperada.
Los derechos que Dios le confirió
son un grano de sal tirado al mar.
tossed into the sea.
Damas y caballeros del jurado:
no sabe nada mi cliente
sobre sus enemigos.
N Ú M ERO 33 77
vii 1973
78 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 79
¿Estarás vivo,
con tu aplomo,
tu bastón, tus recuerdos?
¿Te habrás casado?
¿Tendrás tu propia casa,
tendrás hijos?
¿Habrás llegado hasta la Meca?
¿O te habrán dado muerte
a los pies del Cerro de Estaño?
80 L ÍN EA S DE FU GA
28 viii 1988
N Ú M ERO 33 81
Emm Hashem
parodió sus gemidos,
mientras las hojas se clavaban
en la carne de Sabha,
y sus hijas lloraron.
Todos se condolieron,
y todos dieron una mano.
Insistían:
“Repartamos la carga.
Ya nos arreglaremos”.
Y todos los vecinos
se apresuraron juntos,
hombro a hombro
para comprar la carne
de Sabha. ¿Lo recuerdas
o estás dormido?
No me he dormido, no,
claro que lo recuerdo
y recuerdo también
que ninguna persona
probó jamás bocado de esa carne.
La asaron,
la frieron, la cocieron,
82 L ÍN EA S DE FU GA
Durante el tiempo,
la aldea estuvo ahogada
por una pena ronca,
como la voz cascada de Abuhashem, y verde
como los ojos de la propia Sabha.
¿No ves, Abu Muhammad,
que era agradable aldea?
Es cierto, hubo momentos duros,
pero aquella amargura era agradable,
como la achicoria,
o aun mejor!
¿Comprendes lo que digo?
¿No era agradable?
–¿Agradable?
¡Ja…!
Agradable, me dice. ¡Agradable!
Déjame que te explique,
por el libro del Todopoderoso,
te lo juro,
que yo estaba dispuesto,
de hecho hubiera preferido,
de todo corazón habría
aceptado tragarme una soga más larga que la de Sabha,
si tan sólo
hubiésemos podido quedarnos en la aldea.
15 iii 1988
N Ú M ERO 33 83
La música,
la fama, la riqueza,
ni siquiera la propia poesía
podrían consolarnos
de la brevedad
de la vida, o del hecho
de que el Rey Lear tenga
tan sólo ochenta páginas y después se termine,
y de la idea de que uno pueda sufrir enormemente
a causa de la rebeldía de un hijo.
*
Mi amor por ti
es magnífico,
pero yo, igual que tú y probablemente
también que los demás
somos gente común.
*
Mi poema
trasciende la poesía
porque tú
existes
más allá de las mujeres.
Y así,
sesenta años han pasado
para que comprendiera
que el agua es la mejor bebida,
que el pan es el mejor de los manjares,
y que el arte no sirve para nada
84 L ÍN EA S DE FU GA
1989-1991
N Ú M ERO 33 85
Y como recompensa,
si acaso hay recompensa,
para mí, que en mi vida
no lastimé a una hormiga
ni le quité el dinero a ningún húerfano,
no hice trampa con la medida del aceite
ni jamás le quité a una mujer su velo;
que, sin falta, los viernes por la tarde
encendía una lámpara
en el altar de nuestro señor Shihab a-Din,
y nunca quise derrotar a mis amigos
a ningún juego,
ni a otra gente que apenas conocía;
para mí, que jamás hurté cereal ni trigo
y no robé herramientas,
pediría
que quedara dispuesto desde ahora,
que una vez al mes,
86 L ÍN EA S DE FU GA
27 ix 2004
T R A D U C C I Ó N I N D I R E C TA D E L I N G L É S
DE EZEQUIEL ZAIDENWERG
N Ú M ERO 33 87
mis cosas
todo
una taberna
N Ú M ERO 33 89
90 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 91
92 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 93
Un pájaro pequeño
más pequeño que un puño
en el cerezo;
su nombre es una mancha
de lodo que la lluvia le borró del ala.
94 L ÍN EA S DE FU GA
Era un Goliath
y estábamos cortando su garganta.
Era un Cristo ficticio
y clavábamos clavos rojos en sus manos,
reíamos y reíamos.
N Ú M ERO 33 95
No cantan
pues cantar es suplicar
y a ellas no les gusta suplicar.
96 L ÍN EA S DE FU GA
Cuenta conmigo: 1, 2 y 3
N Ú M ERO 33 97
98 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 99
Yo encontré mi moneda
pero se me perdió en la ceja izquierda
antes que en la derecha,
morí de sed junto con mi camello
bajo la Vía Láctea
100 L ÍN EA S DE FU GA
Está lloviendo,
la lluvia golpetea debajo del diafragma y por encima de él
Está lloviendo,
una lluvia tranquila, tímida en su sonido
N Ú M ERO 33 101
102 L ÍN EA S DE FU GA
No es así, en realidad
yo quisiera morir durante el equinoccio
cuando caigan las Pléyades,
cuando el otoño dé la bienvenida a su primera lluvia
y el dolor, al final, cierre sus alas
V E R S I Ó N I N D I R E C TA D E L I N G L É S
D E H E R N Á N B R A V O VA R E L A
N Ú M ERO 33 103
haikús
A este silenciador
con su garganta blanca
lo cubren mariposas
el viento lo atraviesa
N Ú M ERO 33 105
106 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 107
Alguien
se topará con nuestras profecías.
Somos los profetas insensatos
en los callejones de esta noche.
¿Dónde estarán esas palabras?
¿En qué museo?
¿Qué partes quedarán indescifrables para siempre?
Somos los poetas
exterminados
en el lenguaje
en la historia
y en el amor…
108 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 109
¿Con qué fe
las estrellas
pueden resplandecer?
¿Los árboles desnudos
brindar sombra?
¿Con qué fe
nuestros ecos
resonar
en callejones cuando ya nos hemos ido
a casa
y cerrado la puerta, y exigido
que quienes presten testimonio de nosotros
hablen por nuestra época?
¿Con qué fe
nos podemos
depositar en el lenguaje
en la conversación
como si no estuviéramos
solos, como si otros,
periódicos
televisión
horarios de aerolíneas,
tomasen con nosotros el café?
La tierra también muere
como las carreteras del desierto
las casas solitarias
en campiñas remotas
enigmáticas luces de ciudades
en la noche cerrada.
La tierra también muere
así como los títulos de la universidad
las bebidas que a diario consumimos
y la débil penumbra de la tarde.
110 L ÍN EA S DE FU GA
N Ú M ERO 33 111
Vastos
innumerables
como la miel silvestre
manzanas en el bosque
higos maduros
en jardines abandonados
como casas
destruidas e impugnadas
bajo estrellas sin fin
de seres que nadie menciona
como un mar cuya historia
intentamos buscar
como un desierto siempre
anterior a la vida
a la que le intentamos encontrar
algunas estaciones.
112 L ÍN EA S DE FU GA
T R A D U C C I Ó N I N D I R E C TA D E L F R A N C É S Y
N Ú M ERO 33 113
114 L ÍN EA S DE FU GA
también ganadora del Pulitzer. Además, The de poetas árabes, ha desaparecido en su
New York Times ha señalado que la totalidad; donde el lenguaje está actualizado
obra de Handal “tiembla con sentido de y hace eco del pulso verdadero y de los
pertenencia y añoranza”. De sus últimos ritmos de la vida árabe contemporánea”.
libros de poemas destacan The Lives of Zakaria ha sido editor de numerosas y
Rain, ganador del Premio Literario Menada afamadas revistas en el mundo árabe.
y finalista del Premio Agnes Lynch Starret,
y Strange Love and Horses, ganador del Gold NAOMI SHIHAB NYE
Medal Independent Publisher Book Award. Visitó México por primera vez a los siete
Su obra ha sido traducida a más de quince años cuando, junto con sus padres, fue
idiomas. en busca de parientes palestinos perdidos
que nunca encontraron. Sin embargo,
TA HA M U HA M M A D A L I conocieron a otros mexicanos de origen
Lectores de todo el mundo se han visto árabe que, generosamente, los acogieron
poderosamente conmovidos por la fuerza y alimentaron con deliciosos platillos en
de los poemas de Taha Muhammad Ali, de una terraza por varios días. Su padre, Aziz
gran complejidad política y humanidad. Shihab, nació en Jerusalén, Palestina, en
Nacido en 1931 en Saffuriyya, una aldea 1927. Su madre, una pintora, creció en St.
de la Galilea, se vio obligado a huir al Louis, Missouri, Estados Unidos. Naomi
Líbano durante la guerra de 1948 junto con comenzó a escribir y publicar poemas
muchos de sus vecinos del pueblo. Un año desde niña, y editó The Tree is Older Than
después, cruzó la frontera y se afincó en You Are, Poems & Paintings from Mexico
Nazareth, donde vivió hasta su muerte en [El árbol es más viejo que tú. Poemas y
2011. Autodidacta, se ganó la vida durante pinturas de México] (Simon & Schuster),
muchos años vendiendo souvenirs en su entre otros muchos libros. Sus conjuntos
tienda cerca de la Iglesia de la Anunciación. más recientes de poemas son: Transfer [que
Muhammad Ali escribió cinco libros de puede traducirse como Traslado, Conexión
poesía y uno de relatos. Sus obras completas o Transferencia] Honeybee [Abeja] y You &
se publicaron en árabe en 2011. En 2000, Yours [Tú y los tuyos]. Ella y su esposo, el
Ibis Editions publicó la primera edición en fotógrafo Michael Nye, han sido artistas en
inglés de su obra, Never Mind: Twenty Poems residencia en Na Bolom, Chiapas. El último
and a Story, traducido por Peter Cole, Yahya libro de su padre fue ¿Acaso me recuerda
Hijazi y Gabriel Levin, y en 2006 Copper la tierra? Memorias de Palestina (2007).
Canyon Press publicó, en edición bilingüe, Los poemas antologados de Shihab Nye
So What: New & Selected Poems, en versión provienen de su ya citado Transfer.
de los mismos traductores. Otras antologías
de sus poemas aparecerán próxímamente
en alemán y francés. Muhammad Ali es
objeto de la primera biografía de un escritor
palestino en cualquier idioma, My Happiness
Bears No Relation to Happiness: A Poet’s Life
in the Palestinian Century (2009), de Adina
Hoffman.
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