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v-V.' ara realizar este libro, José Vicente Anaya ha seguido a pie
juntillas el consejo de Norman Maiíer de que para conocer el
modo como los beats (golpeados) hicieron su lenguaje, es ne
cesario conocer su ambiente, la época, la realidad social que
vivieron, y viven, pero sobre todo conocer la imagen que tienen
de sí mismos. Con delicada precisión, Anaya erige, o planta,
el árbol genealógico de un grupo de rebeldes estadounidenses
que hicieron del arte, la literatura, y en particular de la poe
sía, su refugio espiritual dentro de una civilización machacada
por la enajenación, el consumismo y el culto a la violencia. El
autor no sólo nos cuenta la epopeya y el drama de esta gene
ración sirio que da voz a los autores-personajes que hicieron
del jazz, la carretera, el sexo, la palabra, la belleza su esencia de
libertad; nos revela un estilo de vida en apariencia desorde
nado y desaliñado, csperpéntico y a la vez armonioso. Como
afirmara Gregory Corso en su momento; “Lo que debe conver
tirse en obra de arte es el poeta, no el poema. El poeta debe ser
bello y perfecto. El poeta son sus poemas” é.................. ..
riguroso trabajo de investigación y de
por parte del autor, con la materia de su estudio, con
únicos y a la vez semejantes a los de la
y el futuro, “locos por vivir, locos por hablar,
VYERON D E L 0 1
)S P O E T A S Q U E
OS POETAS
QUE CAYERON
D EL CIELO
LA GENERACIÓN BEAT COMENTADA Y EN SU PROPIA VOZ
Anaya (Villa
de Coronado, Chihuahua, enero
de 1947) es poeta, ensayista,
traductor, periodista, editor y
un incansable promotor de la li
teratura. Es autor de numerosos
libros, entre los que destacan
los siguientes: Avándaro (repor
taje en colaboración), Extempo
ráneos, 1971; Los valles solitarios
nemorosos (poesía), unam, 1976;
M orgue (poesía), hakm, 1981;
Punto negro (poesía), Universi
dad Veracruzana, 1981 (hasta
1986 contaba con cinco edicio
nes); P irataslpoetas (ensayos y
traducciones), uakm/ Universi
dad Autónoma de Querétaro,
1982; H fkuri y otros poem as, Co-
naculta/Plaza y Valdés, col. El
Nigromante, 1989; B reve deste
llo intenso. E l haiku clásico d el
Papón , unam, col. El Puente,
1992; Poetas de la noche d el mun
do (ensayos), unam, col. Diago
nales, 1997.
José Vicente'Anaya
fj OS POETAS
^QUE CAYERON
' DEL CIELO
LA GENERACION BEAT COMENTADA Y EN SU PROPIA VOZ
INSTITUTO
DE CULTURA DE
DESAJACAUFCSMA B A JA CALIFORN IA
M éxico, 1998
LOS POETAS QUE CAYERON DEL CIELO. LA GENERACIÓN BEAT
COMENTADA Y EN SU PROPIA VOZ
de José Vicente Anaya
ISBN 970-9059-08-4
Las traducciones que aquí aparecen son, en su mayoría, de José Vicente Anaya, con
excepción de la que se acredita a Víctor Monjarás-Ruiz (a quien agradecemos su
permiso de reproducción) y algunos fragmentos en que se señalan las fuentes. Una
versión corta de este libro se publicó en 1987, en edición marginal ya agotada.
ÍNDICE
Introducción 9
LOS HECHOS
LOS PROTAGONISTAS
LOS TESTIMONIOS
BIBLIOGRAFÍA 311
INTRODUCCIÓN
' Los hippies, el Poder Negro con. organizaciones corno el Partido de las Panteras
Negras, grupos de estudiantes de tendencia libertaria como el sos (Students f'or a
Democratic Society), los chícanos del Poder Caté, así como los llamados grupos de
liberación (femenina, homosexual, india y otros), participantes activos de la llamada
rebelión de los jóvenes de 1960.
‘Nos recuerda a Andró Bretón, que escribió ¿xaclja y Rl a m or luco mediante la
escritu ra automática.
14 JOSE VICENTE ANAYA
(1985)
Los HECHOS
EL PÚBLICO DE LOS CRÁPULAS BEATS
pez jadeando en tierra seca. Creo que es una versión oficial del
asesinato de la historia, para tratar de descorazonar a la gente que
intenta vivir en el presente o para decirle a los jóvenes que no hay-
nada que puedan hacer para cambiar las cosas... Todo eso viene
de esa región de viejos fatigados que deben sentir que han per
dido su juventud porque nunca han vivido.”
\
BEATS/BEATNIKS/BEATSTERS/HIP/HIPSTERS/
¿QUÉ ES LA GENERACIÓN
BEATNIK O HIPSTER?
JACK KEROUAC
NORMAN MAILER
JOHN TYTELL
WARREN TALLMAN
ALAN W WATTS
MICHAEL McCLURE
GARY SNYDER
JHON TYTELL
BRUCE COOK
ALLEN GINSBERG
MITCHELL GOODMAN
HENRY MILLER
GREGORY CORSO
ROBERT DUNCAN
ALLEN GINSBERG
JACK KEROUAC
MICHAEL McCLURE
GARY SNYDER
PHILIP WHALEN
“Soy una mujer de placer / y doy sal cuando me dan sal. Libre de
la esperanza y del conocimiento, he dejado esto entre piedras mo
lidas de otros umbrales”. Esta mujer que se declara por el placer
es una excelente poeta cuyas experiencias límites estallan contra
las murallas de todo tipo de opresión (política, moral, sexual,
etcétera). Sus poemas amorosos, bellamente descarados, debie
ron haber sido muy escandalosos en la década de 1950, la vigoro
sa década en que se inició la generación beat.
Poco o nada se conoce de las mujeres beats. De por sí, en Méxi
co esta literatura ha sido poco difundida (y poco traducida), rnás
bien ha sido ignorada. El poco caso sobre la literatura beat es pro
ducto de ciertos miedos atávicos y de cierta ignorancia academicista,
cosas que se justifican en esquemas como el de “la imposibilidad
de las vanguardias artísticas después del surrealismo”, etcétera.
Pero la verdad es que mucho después del surrealismo, en 1960,
se consolidó la vanguardia de la literatura beat, y es ya un fenóme
no innegable. Otros miedos atávicos han cerrado los ojos ante la
poesía de las mujeres. Y hay mujeres beatniks poetas, vigorosas,
irreverentes, místicas como es Diane di Prima.
Los moralistas han atacado a Di Prima por su libro M em orias
d e u n a beatnik. Es éste un rico anecdotario de las relaciones
interpersonales en la generación beat y, por supuesto, el testimo
nio de una mujer que en Estados Unidos se enfrenta (y se di
ferencia de) al mundo de los conformistas.
36 JOSÉ VICENTE ANAYA
Tu lengua...
Tu lengua
es una
exploradora
que rompe
las prisiones
de mi cabeza.
No, chavalo...
No, chavalo,
nunca nadaremos
tú y yo al unísono;
pero nuestro sonido
sincopado será salvaje.
Si me vengo...
Si me vengo a vivir contigo,
¿me prom- verías
LOS PROTAGONISTAS
37
Nirvana azul
Escucho en el tocadiscos
un blues de cocaína,
todas las noches sueño
sexo, la neblina
cabalga en el cielo
y se va por la bahía
en el cuarto de atrás
están los brincoteos
40 JOSÉ VICENTE ANAYA
de Alejandro y Rodolfo
con James Taylor, y
aquí están las piruetas
que Tara ejecuta
para Victoria Spivey,
mientras que resplandece
un niño vagabundo
Pesadilla 6
Quita de mi cuchillo
tu cuello degollado.
Pesadilla 9
Tocó su silbato.
Pesadilla 10
Loba
Día ocho
la bruja gruñona
se vuelve hechicera
el atlántico re-asciende
en marte la violencia
se desgasta en sí misma
y se desaparece
el último en creerlo
es quien lo narra
el relámpago de la energía
se expande
un pájaro bufón destruye
las puntas de sus alas
el vuelo y la exhalación
¿quién quiere algo
de su forma de vuelo?
se ha fatigado el desierto,
él es todo un organismo
vivo
frente a una continua
aniquilación
sólo en el desierto
el pájaro de fuego
se para en la pirámide
con sus garras húmedas
y el pico abierto
al alma de los astros
la bruja gruñona
se vuelve hechicera
LOS PROTAGONISTAS 47
el atlántico descendió
por una pared de agua
y el fuego respira respira
quemando la respiración la arena
la vida la muerte en una esfera
Día veintidós
la ausencia de dolor
es el desierto
no tener un dónde
es el desierto
un chagal en vuelo
desafía la ley
de la gravedad
LOS PROTAGONISTAS
y quedan grabadas
estas consideraciones
considera tan sólo al uno mismo
si pudiéramos liberar
al desconocimiento para
que se sienta su necesidad;
podría, él solo, llenar el todo
¿cuál patriarca?
¿cuál lecho?
y habré de llorar
al encontrarme
¡con las 2 negativas!
Nosotros
beats y al BMC, y que, al mismo tiempo, fue enlace entre los dos.
McClure y Charles Olson (del b m c ) coinciden en varias cosas co
mo la idea del “verso proyectivo”. McClure ha dicho:
Para Charles
1.
LOS
TERRONES
QUE
SOMOS
((S E m ueven
en
estas
TORMENTAS
ROMÁNTICAS
porque sí...
LOS PROTAGONISTAS 53
2.
EXISTE
UNA
FUERZA
CENTRAL
en
nosotros
y
está
en todas partes.
¡SIEMPRE
ESTAMOS
montados en ella!
NOSOTROS
SOMOS
Para Joan n a
Las
palomas
producen
murmullos.
Mientras
caen
las hojas de los árboles.
y
mis ojos
se enamoran
de
tus ojos.
Toma
mi mano,
por favor.
Poema peyote
(fragmento)
Demonios
NO
SOTROS
NO
CREEMOS
que toda la gasolina que queman,
ni todas las montañas de comida
que consumen,
ni el inmenso ceremonial
que requieren
para la construcción de
automóviles;
¡nada de eso
alcanzará
a nuestro conocimiento
de la
poesía;
Nosotros buscamos los arcoiris
y
las llaves
del Mundo Endemoniado.
¡Y ustedes se quedan con sus guerras
de la chingada!
LOS PROTAGONISTAS 57
Canción
Flor trinitaria
Hálito
QUÉ
DULCE
SER
UNA
R OS A
FRENTE
A
LA
LUZ
DEL
C A N D E L A B R O
0
una
oruga
bajo
1a
Luna
llena.
Observa el deseo de volar
que tiene el
grillo.
LA NATURALEZA
ama
la ausencia de
error.
JACK KEROUAC, “EL R EY DE LOS BEATS
Los críticos lo llamaron “el rey de los beats”, a veces con cierta
sorna para que la gente bien-pensante viera que ese vagabundo
no podía tener nada de realeza (lo cual parece que a él no le
importaba) y también, por extensión, se pretendía presentar a los
beats como parias que sólo merecían como “rey” a un individuo
de esa “calaña”. Tampoco faltaron quienes le aplicaron ese “título
nobiliario” con buenas intenciones. Lo cierto es que Kerouac fue
alma fundamental de la generación beat, tanto como el dinámico
y eterno viajero Neal Cassady, con quien se acompañó en el ágil
periodo de andar En el cam in o.
La cohesión y la caracterización más extensa del espíritu beat-
nik se encuentran con largueza en la literatura de Jack Kerouac,
de un modo mucho más rico y explícito de lo que podría decir
un ensayo. A partir de anécdotas y personajes reales elevados a
la imaginación literaria, Kerouac crea atmósferas de acción llenas
de aventuras vitales en las que los jóvenes beats se deshacen por
vivir llenos de intensidad en la búsqueda de una existencia lúdica
entre la gris realidad (la r e a lid a d m iserable, nos decía Herbert
Marcuse), con la necesidad de una vida plena y espiritual. Esto
queda por lo menos en unas seis de sus novelas: En él cam in o,
Tristessa, Á ngeles d e desolación , Los subterráneos, Los v a g a b u n
d os d el D harrna y Satori en París.
Jack Kerouac fue quien calificó a su generación de beat. La pa
labra ya existía, se usaba en el slan g de los bajos fondos y la traía
LOS PROTAGONISTAS 61
a las oficinas del New York Times. — Por ahí van el león y el tigre,
como decía Tom Wolfe refiriéndose a ciertos individuos que cru
zan las esquinas. —
Gente recargada en las paredes de un estanquillo de cigarros
haciendo cola para hablar por teléfono, en la esquina de la 42 y
la Séptima, donde es muy bonito telefonear mientras la calle se
vuelve agradable al mirar que afuera llueve y tú deseas prolongar
la conversación telefónica. — ¿A quiénes encuentras ahí? ¿Bas
quetbolistas? ¿Entrenadores? ¿Vienen todos esos tipos que asisten
a la pista de patinaje? ¿Esos gatos del Bronx, en busca de acción,
que desean un romance? ¿Has visto a esos dúos de muchachas sa
liendo de ver películas pornográficas? Por ahí vemos comercian
tes borrachos con sus sombreros inclinados sobre sus cabezas
grises, catatónicos, mirando fijamente los carteles flotantes del
edificio “Times” — inmensas frases girando como rehiletes sobre
el tema de Krushev — poblaciones de asiáticos como foquitos que
se prenden y apagan — observas quinientos sucesos después
de cada frase que pronuncias. — De pronto, en la esquina aparece
un policía sicópata enojado, diciéndole a todo el mundo que se
largue. — Éste es el corazón de la ciudad más grandiosa que se haya
conocido — y todo eso es lo que los beatniks hacen por ahí. — “Pa
rarse en la esquina de una calle, sin esperar a nadie, eso es el Po
der”, dijo el poeta Gregory Corso.
Ángeles de desolación
(fragmento)
no” pero en vez de eso he estado frente a mí mismo sin licor, sin
drogas, ni falsedades, sino cara a cara con mi carnal Detestable
Duluz Yo Mismo y el tiempo todo en que pensé que moriría aquí,
el suspiro del aburrimiento y el deseo de brincar lejos de la mon
taña, pero los días van pasando sin contar las horas que se arras
tran y ya no tengo la inquietud de marcharme, tenía que esp erar
para ver el rostro de la realidad — y éste finalmente se me pre
sentó en la tarde del 8 de agosto mientras en una meseta alpina
me paseaba por un sendero viejo y fui golpeado por la lluvia y
el lodo, durante casi toda una noche, y mi lámpara de aceite es
taba recostada allá en la cabaña con sus ventanas plegadizas y te
cho de pagoda para alumbrar la vereda, finalmente se me presen
tó, después de haber llorado y rechinado los dientes, después de
matar un ratón y perseguir a otro, algo que nunca había hecho en
mi vida (no había matado ni una mosca), se me presentó con estas
palabras: “El vacío no se perturba con ningún tipo de elevación
ni degradación, Dios mira el Monte Hozomeen, ¿se preocupa o
llora por esto? ¿Dios se doblega ante las tempestades o refunfuña
por el brillo del Sol? ¿Se puso a mirar el último día de la creación
cuando dormía? ¿Dios sonríe? ¿Acaso no surgió Él de donde no
existen calaveras con tumores y entre cataclismos y lluvia de
fuego? ¿Y no es todo eso, en este momento, el Hozomeen? ¿Por
qué debo escoger entre ser dulce o amargo, si Él no lo hizo? —
¿Por qué no puedo ser como el Hozomeen? ¡Ah! qué perogrullada
¡Ah! vieja y canosa perogrullada de la mente burguesa “toma la vi
da como viene”— Fue aquel biógrafo alcohólico, W. E. Woodward,
quien dijo: “No hay nada que hacer con la vida, sino vivirla” —
Pero ¡Oh Dios!, Yo estoy aburrido. ¿Se aburre el Monte Hozomeen?
Ya estoy enfermo de palabras y explicaciones; ¿lo estará también
el Hozomeen?
La Aurora Boreal
está sobre el Hozomeen—
Y el vacío permanece
LOS PROTAGONISTAS 65
No uses el teléfono,
pues la gente no está lista
para contestarlo.
Usa mejor el poema.
PHILIP W H ALEN , UN MONJE BUDISTA BEAT
Qué belleza
Diosa
Epigrama sesshin*
La mano pre-ve
lo que el ojo
no pre-dice
Canción triste
Inconclusión
Tenemos demasiado
para contemplar, y
nunca aprendemos cómo
— pues nos envenenamos
con comida, con libros
y durmiendo.
Un recuerdo
mmm
WILLIAM BURROUGHS
mm
78 JOSE VICENTE ANAYA
Película vieja
Todo es rojo
nes de dinero para encantarse con los vientos de Dios, los vientos
secos que parecen salir de un enorme ventilador que sopla sobre
el mar para mantener una temperatura uniforme durante el día y
la noche a lo largo del año.
— Preferimos que aparezcan algunos comunistas, para tener al
go que atacar... — decían tristemente las autoridades de Miami— .
De este modo, recibiríamos mucho dinero de nuestros compa
triotas.
A lo lejos ladraba un perro en el patio de alguna mansión. Me
di la vuelta y entre la luz opaca de la Luna con estrellas opacas
retorné al camino vacío.
Tal parece que la ausencia de comunistas resultó ser un desas
tre porque la compañía constructora del aeropuerto escogió otro
lugar para la edificación. Más tarde se realizó el mal agüero y la
calamidad llegó al Puerto de los Santos. Empezaron a morir los
vientos de Dios. Ahora están vacías las calles de la zona turística.
Las albercas se pudren con agua estancada de lluvia. Los mer
cados son des* ños donde los vientos de Dios ya no mueven las
telas de brillamos colores ni hacen que choquen los objetos de
estaño. Se ven nuy pocos compradores y andan entorpecidos por
la fiebre tocando las mercancías con sus dedos amarillentos. Han
vuelto los mosquitos los efluvios malignos de los pantanos las
tarántulas peludas y las víboras. El Puerto de los Santos está
moribundo.
Estoy en mi departamento de Nueva York recordando aquel
solar sobre el acantilado. Es seguro que la abundancia de mosqui
tos, arañas y víboras no permite que los amantes se aparezcan por
ahí. La noche va cayendo mientras estoy parado frente a la ven
tana y veo que aparecen las luces de Nueva York. Esta ciudad tam
bién se va a morir. ¿Recuerdan que hace algunos años se quedó
a oscuras en la noche? Nadie recibió una explicación satisfactoria
sobre este suceso, y yo menos. También escribí un ensayo donde
pruebo que muy pronto va a ser imposible la conducción de elec
tricidad en la costa este a causa de que las corrientes magnéticas
LOS PROTAGONISTAS 83
FIN
que se larguen a
la estación de radio más famosa.
Mis 32 han visto toda Europa,
se han encontrado
con millones de personas, y hay
quienes opinan que han sido maravillosos;
y según otros, terribles.
Recuerdo que lloré cuando cumplí mis 31
¡tan sólo por pensar que, algún día,
llegaría a sumar 31 años más!
Pero en ^ste cumpleaños
no siente o mismo del anterior.
Ahora quiero llegar a ser un sabio
de cabello canoso, encerrado entre
libros, hundido en un sillón
frente a la chimenea.
Se me está yendo otro año más, durante
el cual no robé ni un solo objeto.
¡Y ya van 8 años en los que
no he robado!
¡Qué barbaridad! ¡Dejé de robar!
Pero sigo contando, a veces,
algunas mentirillas. Y no he dejado
de ser un sinvergüenza
que se apena, en ocasiones,
por pedir dinero.
Tengo 32 años y cuatro difíciles,
sinceros, graciosos, tristes, malos y
maravillosos libros de poesía
— por estos libros, el mundo
me debe un millón de dólares—
Mariguana
fragmento de un largo poem a
un testículo natural.
¡El destino nos depara
estar muy elevados,
reventados,
encantados!
¿Quién sería el primero en
arrojar un pitillo de mariguana
sobre el Presidente en su desfile?
¿Le gritarían: “asesino”? Entre
la balacera de los guardaespaldas
y los narcotizados guardias espurios,
el que arrojara la mariguana
estaría protegido por el Paraíso
de sus efectos—
La mariguana no le daría
golpe de estado al Presidente.
Un presidente reventado regalaría
la comida y sería bondadoso
como nunca se ha visto.
Cuando llegue la mariguana
los que prefieren el alcohol
se retorcerán, gruñirán, y se
corregirán.
El genio senil
Su hipócrita imaginación se
porta con mucha cortesía
cuando la confusión es fiera
— para él es la misma noche
si vive en un crepúsculo o en
una celda de castigo.
94 JOSE VICENTE ANAYA
Si lo encierras en un granero
convocará a los cerdos lanudos
utilizando alegorías.
Habiéndose acabado la estimación
que le dice qué es bueno y alegre,
todas las desgracias languidecen
en la tardanza.
Si lo encierras en un granero
sus arrebatos se transforman
en lengüetazos de prestigio
¡Qué buenos son sus remedios
conyugales; y los aceites que
brotan de su serpiente!
¡y eso que no es boticario!
Si lo encierras en un granero
no tiene caso defenderlo,
ahí confirmará sus ascendencias
¡se habrá acabado! ¡muy bien!
Ni el rastro quedará.
ALEEN GINSBERG, EL DIABLO BEAT
SANTIFICADO
Un nosotros
que debe ser un Eso un Ellos y algo que no tiene
respuesta.
Es algo insinuado, esperado, sosegado, iniciado. Son
los Cornos de Guerra en la Multitud Esclerótica.
No es mi esperanza
No es mi muerte que se dirige hacia la Eternidad
ni mi palabra ni mi poesía.
Que se cuiden de mi palabra
porque es una Trampa Fantasma
tejida por un sacerdote en Sikkim o en el Tíbet,
es el marco de una cruz sobre el que cuelgan
millones de hilos de todos los colores,
es una raqueta espiritual que me hace ver
las olas radiantes de la luz etérea
con radiante energía que pasa por los hilos
desde hace billones de años
para cambiar, mágicamente, los tonos de los hilos como si
la Trampa Fantasma fuera la imagen del Universo en miniatura.
Conciencia sensible, elemento en la interrelación
de las partes que forman la gran maquinaria
que provoca olas aparentes del Tiempo al Observador
y que despliega su imagen en miniatura, ahora mismo,
repetida en la pequeñez del principio
con variaciones incesantes a lo largo de sí misma,
en tanto que todo es lo mismo en todas partes.
Aquí
voy de nuevo
a cruzar el país
en vagones de tren
(a regresar a mi di
vagación vieja y
solitaria)
Toda la noche
hacia el este
...Elevado
sobre la Gran Vertiente
y sobre adentro Utah
sobre la
Gran Llanura Salada
hacia adelante
meciéndome
entre estallidos
de amaneceres blancos
al cruzar mesetas
LOS PROTAGONISTAS 109
y planicies
aplastadas,
recostadas.
Sol glorioso
y relumbrante
— puente de madera
sobre un río...
En la última
luz perdurable
nosotros
perduramos
en bamboleo
hacia adelante—
¿Hacia adelante?
De frente y hacia atrás
para cruzar el Continente
¡rataplán!
sobre ruedas
o en caballo
en cualquier vía
del tren
en automóvil
en calandria
en plataforma
caminando
cabalgando
pedos que aplanan
a los Grandes Llanos,
caravanas
adentro de la noche.
Por siempre.
Adentro de Wyoming.
Todo el día toda la noche,
mecimiento a lo largo
110 JOSÉ VICENTE ANAYA
de los lugares,
nieve sobre las estepas
y llanos de noviembre
con veredas borradas
— o que nunca existieron—
como volver a los orígenes
cuando no había gente
ni rutas al oeste
bajo la nieve...
Hay inmensos espacios
en los que somos
simples huecos,
nebulosos territorios
aún no tocados—
Indomables.
Horizontes sobre mesetas
como llanos de España
por donde anduvo
Don Quijote—
torres escarpadas
carcomidas y filosas
como ladeados molinos
de viento,
abandonados
molinos de la Tierra—
Grandiosas islas
de piedras rectangulares
encajadas en las alturas
sobre los llanos,
como los fuertes o
las alumbradas
carretas de correos
sobre planicies acuosas,
sosiego pálido,
LOS PROTAGONISTAS 111
vacas y vacas
en la nadidad.
Una iglesia de piedra,
ahí clavada,
interroga a
la ininterrogable
y exteriorizada
n in g u n a parte.
Éste ha de ser
el intermedio entre
Brooklyn y el Paraíso.
¿Tendrán, en
las cabinas telefónicas,
Biblias con
anuncios asificados?
De otro modo,
esta gente
no podrá encontrar
nada.
Que prueben el
Zen Instantáneo...
Se hace tarde otra vez
y el Sol se pone
entre nubes extrañas
que parecen chichis
atravesadas por rayos de luz
que vienen
desde atrás—
en esto está
la mano de Dios.
Al fondo se asientan
los árboles negros.
El mundo es
una granja invernal—
LOS PROTAGONISTAS 113
cuna
en la que no nos mecemos—
petacas de las praderas
en carros Pullman
con brillantes salones
envueltos en olvido—
Carretas alumbradas
con cama adentro
por las praderas y
cuerpos ahí anidando,
arrojadas a la noche
inescrutable...
Van hacia adelante... o
hacia atrás...
los inmensos campos siguen
nevados, más y más,
y nadie se queda
pues todos los indios
se van a Florida o ¡a
Cuba!
Algo se asusta con el tren
en ninguna parte
por donde nos vamos
meciendo.
¡Troc! ¡Troc!
agitados
cruces de carreteras.
Pueblos mineros
otrora rugientes
ahora se reducen
a la estación del tren
y sus luces en las calles
parecen drogadas
en la soledad
114 JOSÉ VICENTE ANAYA
o sólo brillan
con el resplandor
del Sol, en la
borrachera de todo el día...
Y después de todo,
este mundo se reduce
a la cara
del guardafrenos
que se clava en
la oscuridad—
futuro blanco y largo
como el decolorado cráneo '
de una vaca sobre
la arena del desierto—
anchos ojos negros
de la tristeza—
alto pico de una capa
con rayas grises—
su linterna ferrocarrilera
sube nadando
cercana a su rostro
mientras antra un zumbido
por nuestra ventana—
su figura chapalea
inclinada,
como el almuédano
que desde una torre
dirige las oraciones
de los mahometanos,
hablando grave y
agudo,
extraño esqueleto—
¿Quién se robó a
Estados Unidos?
LOS PROTAGONISTAS 115
En eso me vi a mí mismo
reflejado en el vidrio
de la ventana.
El paraíso
Como poeta, soy portador de los valores más arcaicos de la Tierra. Esos
valores se remontan al paleolítico tem prano, son: la fertilidad de la
tierra, la magia de los animales, el poder de una visión en la soledad,
la aterradora iniciación y el renacimiento, el am or y el éxtasis en la dan
za, el trabajo comunal en la tribu. Y o trato de juntar en la mente tanto
la historia com o lo salvaje [el frenesí, las ideas extrañas, etcéteral, para
que mis poem as puedan acercarm e a la verdadera medida de las cosas
y, así, sostenerm e frente al desequilibrio e ignorancia de nuestro tiem
po... [Los valores antes mencionados! lo que sean o hayan sido en otras
culturas, se pueden reconstruir meditando desde el inconsciente... La
revolución venidera cerrará un círculo y nos vinculará, de muchas for
mas, con los aspectos más creativos de nuestro pasado arcaico.
Revolución en la revolución
en la revolución
Si la civilización es la explotadora;
las masas están en la Naturaleza
y el partido lo forman
los poetas.
Y el PODER
sale de las sílabas semillas de los mantras.
Artemisa
Artemisa,
Artemisa,
así es de que
ya te vi desnuda—
bueno, anda y llévate tu
chingada virginidad
en lo que a mí respecta,
en lo que a mí respecta,
tengo que alimentar a mis canes.
LOS PROTAGONISTAS 121
Acostado en la cam a
horas después de am anecer
Acostado en la cama,
horas después de amanecer,
y veo a una nueva muchacha
a mi lado
que desconozco—
Y a la siguiente melodía
una pareja salió a bailar.
El anciano
Casi en el ecuador
casi en el equinoccio
a la media noche
desde un barco
se mira
la Luna
llena
en el centro del cielo
Sappa, Singapur;
marzo de 1958
Orinando
observo
una cascada
M ARGARET RANDALL, LA DIGNIDAD
DE UNA LUCHA PERM ANENTE
tu forma hace
NACER
a la mía / cantamos
los cuerpos nuevos
entre una lluvia
de hojas muertas.
In fid elid a d
Siempre es igual,
va creciendo,
los roedores comen mi cerebro
y me escurren los jugos
un plasma viscoso
se cruza en mi camino
y se me adelanta al
doblar la esquina.
PETER ORLOVSKY
Primer poem a
Un arcoiris se derrama en mi ventana, me electrifico.
Brotan canciones de mi pecho. Cesa mi sufrimiento.
El misterio llena el
aire
Bajo la cama busco mis zapatos.
Una gorda negra se convierte en mi madre.
Dejo de tener dientes postizos. De pronto
diez niños se acurrucan en mi regazo.
De un día a otro me crece la barba.
Me bebo, con callados ojos, una botella de vino.
Dibujo sobre un papel y vuelvo a sentir que soy dos.
Quiero que me hable toda la
gente
Limpio la basura sobre una mesa.
Invito a mi cuarto a miles de botellas y llamo
a los insectos de junio
Uso mi máquina de escribir como si fuera almohada.
Ante mis ojos una cuchara se transforma en tenedor.
Los vagabundos me dan todo el dinero que tienen.
Lo único que necesito, para el resto de mi vida,
es un espejo.
Pasé mis primeros cinco años de vida
entre muchos trozos de pollo y muy poco
tocino
mi madre sacó su rostro de bruja en la noche
y me contó historias de barbas
azules.
Mis sueños me elevaron sobre la cama.
Me soñé entrando por el cañón de una pistola
para pelear con la bala,
encontré a Kafka y brincó sobre un edificio
LOS PROTAGONISTAS 129
Bailes
Los paranoicos bailan con los ojos;
los esquizofrénicos, entre vals y rudo.
Los catatónicos se sientan y,
dormitando, les vibra el cerebro con
una jiga.
130 JOSE VICENTE ANAYA
Haiku
La luz de la Luna
se baña con el pájaro;
¡y yo también!
Haiku
El arcoiris
termina en una telaraña
(¡afortunada!)
LEW WELCH
La Emperatriz
La Emperatriz le sirvió el té
a Su Tungpo, y le ordenó
que tomara una antorcha
y se dirigiera a la recámara
de las Doncellas del Palacio.
Yo olvidé mi luz.
Estoy borracho y creo que
nunca cruzaré
ese puente destartalado.
Buscando guía
Oh Tú, Avalokiteshvara, Buda Compasivo,
Auténtico Bodhisava, El Que Recitó El
Sutra Prajnaparamita del corazón,
Canción al secreto
que hace florecer
— ¡Parte de la Selva!
¡y a morir!
¿Jack?
q u e n u n ca h e te n id o tie m p o
d e p la tica rte y h o y
ya n o sé q u é era.
¿Te a cu e rd a s?
La posición básica
Los q u e n o e n c u e n tra n n ad a
p o r q u é vivir,
ca si sie m p re in v en tan alg o
p o r lo cu a l m orir.
L u e g o q u ie re n v e rn o s
m o rir p o r e so .
F in a lm e n te , to d a la m aq u in aria
q u e h a n c re a d o
in ten ta m a ta rn o s
p o rq u e n o s n e g a m o s a m o rir
p o r e s a c a u sa .
EL MIEDO A LA POESÍA DE L E O N O R E KANDEL
Dios / Poema de am or
te a m o / tu v e rg a e n mi m a n o
se av iv a c o m o un p ájaro
en tre m is d e d o s
m ien tras tú te h in ch a s y c r e c e s d u ro
e n m i e m p u ñ a d u ra
y o b lig as a q u e se a b ra n m is d e d o s
c o n tu rígida fu erza
e re s b ello / e re s b ello
e re s cie n v e c e s b ello
c o n a m o ro s a s m a n o s te p a lp o
c o n u ñ a s c o lo r d e ro sa
y d e d o s larg o s
te a c a ric io
te a d o ro
c o n las y e m a s d e m is d e d o s ...
c o n las p alm a s d e m is m a n o s ...
tu v e rg a , q u e te n g o to m a d a , se e le v a y p alp ita
y e s to d a u n a re v e la c ió n / c o m o A frodita lo sab ía,
h u b o u n tie m p o d e d io se s p u rifican tes
/ y re c u e rd o las d u lce s n o c h e s e n q u e
m a m a m o s n u e stro s jugos
m ás d e licio so s q u e la m iel
/ d o n d e tú y y o h e m o s sid o el te m p lo
y el m ism o d io s /
138 JOSÉ VICENTE ANAYA
milagro milagro
afuera de un matorral ardiendo
y entonces comprendo por qué las mujeres hindúes
magullan sus suaves carnes frente a un falo
en una interminable veneración
(como un árbol)
posiciones y placeres que mi cuerpo necesita
me transforman en enorme boca
entre mis piernas
chuparcoger oh verga amorosa
crecida grandiosa y tremenda,
penetrante instrumento de amor,
saboreo todos los poros de mi piel
chupaverga qué paraíso
la lengua entre mis muslos
dilata a mis piernas hasta el grito
que rebosa y yo
me reboso me reboso,
desde mí y hacia mí
él se mueve y luego
se zambulle
(crecida y grandiosa más tremenda)
adentro
y todo en mí
confluye pero grito
sí sí sí esto es eso , esto es lo que he querido
LOS PROTAGONISTAS 139
esto es la belleza,
él es un volcán que hace erupción clavado en mí
hasta mis venas destilan el esperma
¡dios mío, es una veneración esta cogida!
a veces me seduce
desde lo más angosto de la noche
cuando pierdo la fe al empezar el día
y estoy completamente sola
A E lla-La-Sin-Lím ites va mi e n v ío ,
d o n d e q u ie ra q u e e s té , e n su
c a m p o d e fu e g o al a m a n e c e r,
Es p o r e s o q u e e x is te la c o m p a ñ ía e n el
vivir, y la v o z del p o e ta se o y e d e sd e
un in fra m u n d o
sin c u a rte a d u ra s ,
v a h o d e la re s p ira c ió n d el p re c is o c o n o c im ie n to
n o ticia s larv ad as e n los s e p u lc ro s
c a m b io s del tie m p o q u e n o s n u tren ,
p e ro d e s d e el c o ra z ó n d e p ied ra la lá m p a ra
da luz. C o ra z ó n d e la m a te ria q u e
so stie n e la c a s a
hacia nosotros
Duermo en la tarde, en retirada del trabajo,
me pongo a leer y salgo de la lectura
como si yo fuera una semilla de mí mismo
indespertable sin deseos
de dormir o despertar.
146 JOSE VICENTE ANAYA
Ni el vicio ni la virtud
conducen los poemas. ‘Vienen
y mueren,
como lo hacen cada año,
sobre las rocas.”
El poema
se alimenta de pensamiento, de
sensación e impulso y
se crea a sí mismo;
es una urgencia espiritual en el
salto desde un escalón en la oscuridad.
Estructura de la rima
l
He aprendido por qué perduran las cosas
más sencillas. Que fueron hechas para
causar dificultades.
Aun en el mar yo voy despacio para sacar
una mano o para cruzar un puente
mojado.
Después de todo, el mar no es
de mi incumbencia
Y por más involucrado que yo estuviera
con el mar, en él sería un extaño sin
contar nuestra mucha familiaridad. Tardo
y a disgusto por ese argumento del hombre
sobre la postergación
como naturaleza de
LOS PROTAGONISTAS 151
la obediencia,
todos estamos retrasados
en el tiempo lento
que hacemos crecer
Y la sencillez
no es fácil de
entender
muestran a diario
a quienes negocian
en el mundo
y a quien hace
la Naturaleza
y yo hago ambos cosas
cuando pierdo el sentido
Indicios.
Aquí sentado
veo hacia afuera
152 JOSÉ VICENTE ANAYA
como el viento y
el hombre acuático
que saborea y
pierde la prueba
2
Este asunto, del que hablo en
este amanecer, está inconcluso
con el mar que se extiende
desde mi zapato.
1
La cosa que tienes delante
debe descansar sobre la curva
del nido (¡en un segundo, el ave,
mata al tiempo!, ¡el ave!)
2
el amor es una forma, y no puede existir
sin su esencial sustancia (de 58
quilates que somos cada uno de nosotros
en la obligada escala de
nuestra orfebrería
se juntan al final
p a ra fo rm ar
el su strato
(a h , mi d a m a del
b u e n viaje e n c u y o
b ra z o izq u ierd o
n o d e s c a n s a un m u c h a c h o sin o un m a d e ro
c u id a d o s a m e n te e sc u lp id o , un ro stro a c o lo re s ,
¡una g o leta! c o n d e lic a d o m ástil,
b o ta v a ra q u e se cu rv a
p a ra a v a n z a r
DENISE LEVERTOV
Tenebras
de que se duerman en
la casa rodante,
con sus cabellos arenosos,
mientras el suave sonido
de las olas
persiste en sus oídos
(pero ellos no lo escuchan).
Invierno d e 1967
“el c a m b io es hoy
el c a m b io es hoy
las cosas q u e p a r e c e n sólidas
n o lo son ”
Revolución: fronda de un
árbol que
LOS PROTAGONISTAS 159
sobresale sobre
la inundación.
Una rama se
levanta sobre
el inútil peso
del cielo y empuja
muros de aire con
grietas relucientes.
Las corrientes de la
inundación se agitan
y el lodo se arremolina
en la superficie.
Las islas
se plantan sobre las olas
con pies de roca.
160 JOSE VICENTE ANAYA
Intromisión
Anne Waldman.
Denise Levertov
(Fotografía de
Margaret Randall Fred W. McDarrah).
(Fotografía de
Collen McKay). Leonore Kandel
(Fotografía de
Mary Norbert Kórte. Sarah Satterlee).
Carolyn Cassady. Joanne Kyger.
La guen~afría en el matrimonio
Mi amor por ti es un cuarto tibio
que me hace recordar
cómo viví en la Luna.
Cráteres desiguales y cenicientos,
LOS PROTAGONISTAS 163
El canto de la mecanógrafa
En el camino a casa
Yo:
Acomodo mi cuerpo
frente a ti
como un platón
lleno de manzanas o
como un racimo de uvas.
Yo:
Dondequiera que esté
estoy adentro esperando
Soy la fiera oquedad.
Soy el deseo
del que crece mi cuerpo.
JEROME ROTHENBERG Y LA PROFUNDIDAD
POÉTICA
El niño perdido
Palabras
Terror verbal
posiciones y
disposiciones
alrededor de un
centro
ardiente
Palabras sobre
papel
en la luz herida
de los árboles
y palabras
que son
corrientes
subterráneas
en grandes
piezas de pan
en las curvas
de las grandes
piezas de pan Yo llego
hacia ti
por las curvas
de las palabras
que son grandes
piezas de espacio
el repentino
movimiento de
nuestros labios
172 JOSÉ VICENTE ANAYA
que se juntan
con la sola
respiración
del lenguaje
También el lenguaje
eleva
nuestras pisadas
sobre la Tierra
hablando
como una danza
nuestras palabras
son danza
de la respiración
de las imágenes
la imagen sencilla
del Sol
que arde en
nuestro interior
mientras hablamos
Palabras que
a través de nosotros
cortan
la curva del tiempo
corrientes subterráneas
de nuestro junto
despertar
durante el primer
Sol
que es el verdadero
dolor
las palabras también
son dolor
Las palabras se llenan
de saliva y de
LOS PROTAGONISTAS 173
figuras arboladas
las palabras toman
forma
cuando toman
la curva
de la luz Te traigo
lo que
conozco
de las
palabras
Palabras en papel
dentro de las
hojas
de las plantas
que cortamos
palabras
que están en
el Sol
y esperan caer
sobre nosotros
tesoros de palabras
cenizas
que caen
exactamente
en el centro
silencio que cae
de un discurso
dibujamos
la respiración
con el silencio
que no corta
el espacio
y el silencio
de pisadas que
174 JOSE VICENTE ANAYA
resp iran s u a v e
en el lu g ar
d o n d e a p re n d e m o s
a m orir.
Contradanza en la oscuridad
(fragmento)
DANZAS
El p e n e , e s e m ilag ro , p e n e tra en lo o s c u ro ,
el c u e rp o e n te ro e n la n o c h e , ya m uy
p ro n to se rá m o ja d o en e sa o s c u rid a d —
¿cuál d e to d a s e sta s c o s a s n o p e rd e rá su
o b je tiv o d e a lc a n z a r los p a ra íso s,
b u s c a rá la luz p o r p rin cip io , c o m o su
ú n ica fuente?
¿y la raíz q u e p re sio n a en la p ro fu n d id a d d e
la T ierra — q u é b usca?
1
Los d a n z a n te s a v a n z a n — y o so y el últim o e n el
círcu lo , c a m b io mi c u e rp o , in ten to e s ta r c o n
a q u e llo s q u e h an m u e rto e n el fu e g o , mi a m o r
LOS PROTAGONISTAS 175
2
Que alguien me hable, que alguien me diga dónde
estoy — tu luz es un misterio sobre estos cerros
me desdobla y murmura a través de mí, la
primera lluvia cae sobre mis manos como si tuviera
prisa de tocarme — en esa
luz
de pronto aparece tu sombra como conciliación, pero,
para decirlo con más claridad, se trata de
el principio.
Rojo y negro.
Nosotros tratábamos de cantar.
Hada frío.
En el nido del cielo,
de donde colgaban unos huesos,
yo vi algo
que me pareció tu rostro.
Las ruedas raspan rocas en
el lado oscuro de la Luna.
El principio:
En la noche se fueron los soldados
y me elevé en la cama,
mis manos terminan detrás de mí
para ver.
Tú intentabas dormir.
Una helada del cielo
se alojó en mi corazón.
La Luna fue una araña.
Sólo un año más joven que Marge Piercy, Diane Wakoski está más
cercana a esta colega suya en términos generacionales y en acti
tudes feministas (aunque tal vez menos identificadas en la militan-
cia que en la vitalidad de la mujer que se sabe sujeto).
Diane Wakoski nació en Whittier, California, y habiendo estu
diado en la Universidad de California en Berkeley fue partícipe
de las inquietudes contestatarias que divulgó la generación beat,
sobre todo en ese corredor cultural que ha sido la bahía que lleva
paralelas a las ciudades de San Francisco y Berkeley. Entre los
poetas más cercanos a Wakoski estuvo Frank O ’Hara.
Wakoski lleva en su cuenta la autoría de unos treinta libros de
poesía y crítica. Entre estos últimos toma relevancia el que pu
blicara en 1980 bajo el título de A cerca d e la p o e s ía nueva.
Sobre su convicción del oficio, Wakoski escribió:
Poeta es un ser apasionado que vive calladamente, que sabe muy bien
lo que quiere. Es el amor o algo que lo forma, es un guijarro que toda
su vida se está puliendo, o puede ser una casa que se construye con
sus propias manos, o alguien que puede ser vivido y forjado alrededor
de su cuerpo (com o lo desearía un cangrejo o un caracol). El o la p oe
ta desea sólo la sensación del amor, de posar sus ojos en la superficie
del mundo y ver, más allá del am or y de todos los cambios, los diferen
tes caminos que conducen al mismo lugar: el del am or que nunca se
va sin regresar.
Un silbido
Camino hacia mi carro
mientras las sombras en el estacionamiento,
cual lagartos dormidos,
son la constancia de
la realidad.
Un silbido.
Escucho que alguien silba
desde el jardín trasero
de la barda de ladrillo.
Es un hombre ahí parado. El
sonido viene de un solo lugar
como el de la lechuza
que cada noche se posa
en el mismo árbol viejo.
Y recuerdo el silbido de alguien
que ahora no está aquí
ni podría estarlo.
Discrepancia
Mi acta de matrimonio
En tus pulmones
hay sombras
LOS PROTAGONISTAS 181
Un cuento
Un hombre me pidió
que le contara mi vida.
Le respondí
que yo no hacía
cuentos.
Que mi vida era un asunto
de puras cosas vivas,
como los hongos
que se ven sin raíces
pero sus microscópicas esporas
danzan sobre la tierra
del mismo modo
que mis manos
acarician tu rostro
cuando te duermes,
y eso no es un misterio.
Me acordé de que todo lo que se cuenta
es una sola historia
sobre una mujer abandonada
con mucha plata en la mano
y, al ser iluminada por la Luna,
la plata se escapa
como un airecillo llevado por el Sol.
Y ella se queda de pie.
con las manos abiertas.
182 JOSE VICENTE ANAYA
Éste es un poeta negro del tiempo beat que se identificó más cla
ramente con el llamado Grupo de Nueva York (entre quienes es
tuvieron Frank O ’Hara, Jerom e Rothenberg, Barbara Guest, John
Ashbery y Margaret Randall, entre otros).
LeRoi Jones participó en varios grupos políticos reivindicativos
de la cultura y la participación social de los negros estadouniden
ses. Es así que fue miembro, y más tarde presidente, del Congreso
del Pueblo Africano; asimismo, fue secretario de la Asamblea Ne
gra Política Nacional. Tiempo más tarde, este poeta se llegó a de
clarar abiertamente de afiliación marxista. A partir de su militancia
en los movimientos negros nacionalistas, LeRoi Jones cambió su
nombre por el de Imamu Amiri Baraka. En lo que respecta a la
fusión de arte y política, Baraka fundó un grupo llamado Teatro
Repertorio de Arte Negro.
Imamu Amiri Baraka vino a formar parte de los intelectuales de
origen africano que contribuyeron en la protesta y la lucha por los
derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Sobre el oficio
de la escritura, dijo: “Siempre he pensado en la escritura como un
arte moral y, básicamente, pienso en el artista como un moralista
que demanda una construcción moral del mundo, que exige una
visión purificante de la sociedad...” Acerca de la gente negra en
Estados Unidos, el poeta escribió: “Somos espirituales y debemos
hacer hincapié en este asunto, debemos volver a vernos a noso
tros mismos como negros que somos, como la fuerza del planeta,
y elevarnos para reconstruir todo lo que es patentemente espiri-
184 JOSE VICENTE ANAYA
El silen cio
s ó lo es / u na
re fe re n cia
a mi d e so rd e n .
Tu m u n d o v ib ra
y las ciu d a d e s m u e re n
b ajo tu figura.
U n a so m b ra sim p le
en la tard e
es c o m o u n árb o l
cu y a fro n d a
form a n u b e s
El alm a n o p e s a
e n q u ien es
tien en fe e n el a m o r
p a ra la a c c ió n ,
c o m o u n día
o s c u ro
D isertan so b re c a n c io n e s
los q u e ni h an o íd o ca n ta r;
y d e vivir,
aq u ello s d e m u e rte s le g e n d a ria s
U n grito
— H an p a s a d o ;
d e s a p a re c id o ,
q u ie n e s cre iste q u e te a m a ro n
186 JOSE VICENTE ANAYA
En e sta c o m p le ta q u ietu d ,
a m ig o ,
su s figuras
n o so n d istintas
a la n o c h e .
E llos a c tú a n
su s v id as, y y o
m e llen o
c o n la m ía. M e llen o
c o n lo q u e p o s e o , c o n lo
q u e m iro (o
n e c e s ito . N o h a g o
d istin cio n e s. C o m o los c ie g o s
que no p u ed en am ar
a la b e lle z a q u e e s d e m a s ia d o callad a.
E so s filó so fo s
m andan
e n su s b a rc o s . D ejan
re g a lo s y b o m b a s
e n m i p u e rta . C o m o si
fu era u n a o b ra d e la v alen tía
o d e la c ie n c ia v alio sa.
Una
intensa lluvia
aplana al pasto.
Eso está aquí
en alguna parte. Y aquí
crece. Da respuestas. Hace
preguntas. Hace mido
silencio. Plata callada
que bajo la lluvia golpea fuerte. De
todo esto recordamos poco. Porque
hay fragmentos de nuestra vida
que se van.
Manual de guerrillas
Una semilla
en la palma de la mano
se quema
por el viento.
Por su rectitud,
son socialistas los troncos
de los árboles,
las hojas matan el silencio;
se tornan color café, viejas,
cuando vuelan hacia el mar.
Convencidas
de la letra de la canción.
Convencidas de la imagen
del hombre (desde que
éste no observa otra sustancia
que su ego. Flores y uvas
son las sombras de la cizaña,
mientras que el clima se torna
188 JOSE VICENTE ANAYA
Maldición hip
A lgun a v e z q u ise b e sa r
a e s o s visitan tes m u e rto s d e la c la se
m e d ia ,
a las m u c h a c h a s n e g ra s q ue
h ab ían te n id o alg ú n desliz,
v estid as in fo rm a lm e n te
La p alab ra c o rr e c ta
sería:
una casa
d e c a m p o llena d e a se sin o s
y d e ilegalid ad . El o rd e n so cial
estaría m u y c a lm a d o
e s c u c h a n d o d e s d e u n a re c á m a ra
a d o n d e llevaría y o a to d a la
g e n te , o les p a g a ría los b o le to s
d el tren.
LOS PROTAGONISTAS 189
El lenguaje
U b ica d o
te a m o e n
alg ú n lu g ar
en tus o jo s
y d ien tes,
(m u é rd e lo ,
p e ro
ten c u id a d o
d e n o lastim ar)
tú q u ie re s
d e m a s ia d o y
m uy p oco.
Las p alab ras
lo d ic e n to d o ,
te
am o
o tra v e z ,
y e n to n c e s
p a ra q u é
es el
v a c ío . P ara
se r lle n a d o
se r llen ad o .
LOS PROTAGONISTAS 193
Escucho palabras
y palabras
llenas de
agujeros
dolientes.
El discurso
es
una boca.
La flo r
Cada golpe
es perfecto y
se encierra
en un brote
imperceptible
provocando
el dolor.
No podía tocarte
Deseaba con ardor
poder tocarte, pero
no podía.
Si llegara la oscuridad
cuando esto te sea dado,
cuídate de lo que contiene
cuando brille la Luna.
LOS PROTAGONISTAS 195
Mi cara es la mía.
Mis manos son las mías.
Mi boca es la mía
(pero yo no soy yo).
Luna, Luna,
cuando me dejas solo
toda la oscuridad es
la extrema negritud,
un foso de miedo,
una hediondez,
manos que sin razón alguna
nunca serán tocadas.
Pero te amo.
¿Tú me amas?
Qué decir
cuando me miras.
Un letrero
Mi arribo
Máscara geométrica
Vibración
Ópalo radiante
La lánguida valla
observa, en la
cañada
angosta, un
arcoiris
que se desvanece.
Autobiografía literaria
Si me buscaban
yo me escondía
detrás de un árbol
gritando:
“¡Soy huérfano!”
¡escribiendo poemas!
¡Imagínese!
la a m istad S w a n se a -M a n n h e im
la m ism a q u e s o c a v a el m u ro d e b id o a q u e
e x is te n d o s roll ro y c e s p e r cá p ita y a
q u e la c a p ita n ía d e Berlín está re u n ie n d o
e n el Rhin a to d a su “arm a d a b la n c a ”; sin
e m b a rg o , se e s p e ra n m e jo re s e s c u e la s y
a u to m ó v ile s o h s ie m p re p e rd u ra b le E ssen .
D a n z a s N ataraja d e e n a n o s q u e
se d isg u stan c o n su s p a d re s.
Los e stu d ia n te s a le m a n e s
a m a n las m a te m á tica s.
H ay u n a e s p e ra n z a p a ra v o lv e r
a re tra sa r el te rro r (a u n q u e
c r e o q u e n o es a s í...)
W ILLIAM EVERSON, MONJE CATÓLICO
Y POETA BEAT
Elflu id o en g en d ra d o r
Canto Uno
In M edia Res
(fragmento)
Al levantar la cabeza
me encontré con la terrible mirada de mi padre
que centelleaba a través del ataúd cerrado —
esos ojos vikingos, terrible acusación de Thor —
“¡Bastardo! ¡Has profanado el último momento sagrado!
¡Lo has echado a perder! ¡Lárgate! ¡Levanta el culo!”
Salimos, y entonces,
detrás del ataúd rodante vi cómo por la puerta
entraba en la oscuridad, en el umbral sombrío,
lo vi precipitarse escaleras abajo, en pendiente,
con fuerza hacia adelante, revisado por los
ondulantes velos mortuorios y a tropiezos por
los escalones, hasta salir a la llovizna decembrina.
Tras la familia yo con ellos me precipité
sin percibir a los dolientes de allá abajo
que me miraban fijamente con sus bocas abiertas.
Yo estaba dolorosamente consciente de mi
parte mortal, arrebatado,
en mi escena traumante...
Tú, Dios
Dios de muerte,
Gran Dios de no-vida,
La existencia es mía,
pero tú
Barrenas la nadería.
Arrasada fuera de ninguna parte.
En lo profundo de mi entraña,
Opreso en el olvido,
Hecho añicos en el corazón del aniquilamiento,
Atrapado entre...,
Asfixiado,
Con terror ante el vacío,
Devorado.
Inmutable silencio
Enorme sobre la meseta nevada,
Enorme sobre la lava en el risco,
El viento trabaja a la nube.
Mi cerebro
Se quema en tu taladrar.
Mi sangre se atomiza.
Rechino cada nervio.
¡Dios!
¡Absórbeme!
LAS MUJERES DE LA GENERACIÓN BEAT
Esto no quiere decir que no hubiera mujeres entre los beats. Existieron
escritoras de closet, com o Hettie Jones, esposa de Le Roi [Jones]... A
las mujeres las encontram os en fotos tomadas en los cafés, escuchan
do jazz o poesía. Eran esposas, novias, chicas, se atizaban por entre
las páginas de las memorias, en las fiestas, cocinando comidas impro
visadas, cuidando a los niños, pasando manuscritos a máquina o, c o
mo lo sugiere el título de las memorias de Johnson, com o personajes
menores de las novelas beats.
LOS PROTAGONISTAS 217
Lo que nos dice Alix Kate es correcto, ¿pero no faltará algo más?
¿Hay mediaciones para explicar este fenómeno?
Bonnie fue esposa del poeta Ray Bremser (varias veces perse
guido, convicto y encarcelado por asuntos de drogas, incluso, las
veces que vivió en México andaba huyendo de la policía estadou
nidense). Bonnie y Ray tuvieron una relación sadomasoquista, en
la que éste no sólo golpeaba a su cónyuge sino que hasta la obli
gaba a prostituirse (cuando vivían en la Ciudad de México), mien
tras que él holgadamente consumía drogas y escribía poemas. En
otro momento, Ray decide que Bonnie vaya al estado de Texas
para vender a la hija bebé de ambos. Con estos pocos datos vemos
que Ray Bremser sobrepasa en maldito a William ’urroughs, hasta
lo indecible. En sus memorias Bonnie remata cao. acto de abuso
de su esposo declarando que lo soportó por el gran amor que ella
le profesaba, dando cuenta con esto de su profundo masoquismo.
Esta relación no fue la norma de todos los miembros de la gene
ración beat, sobre todo si recordamos que la mayoría de estos
poetas se inclinaba más por las búsquedas místicas apacibles.
Carolyn, de una belleza a la Marilyn Monroe, fue la esposa de
Neal Cassady (beat prototipo, hiperactivo, el que de adolescente
robaba automóviles para ir a hacer el amor en descampado con
muchachas de escuela secundaria; llamado por Ginsberg “macho
y Adonis de Denver”).
Alix Kate asegura que Carolyn fue una “esposa doliente” que
desempeñó un papel de mujer tradicional y que representó a la
S eñ ora B e a t o sposa del Señor B eat {c o m o si ella fuera la síntesis
femenina y él la masculina de la generación), y la apologiza acu
sando a los hombres beats de haberla utilizado como la madre que
tuvo los hijos, los cuidó, alimentó y sirvió al igual que a los adultos
(Ginsberg, Orlovsky, Kerouac, Burroughs, Corso— tal vez— ) que
por ahí pasaron para drogarse y ser atendidos por la mujer mien
tras discutían las cosas que para ellos eran trascendentes sobre el
arte y la vida, en tanto que Carolyn estaba en segundo plano so
portando incluso las perversiones de los demás.
218 JOSÉ VICENTE ANAYA
Por ese tiempo, en 1947, el bop iba como un loco que atravesaba los
Estados Unidos. Los camaradas del sopladero Loop tocaban aunque
* Este texto fue leído en un ciclo de cine y conferencias sobre jazz en 1983, en la
Casa de la Paz, a cargo de la oficina de Difusión Cultural (entonces dirigida por Evodio
Escalante) de la Universidad Autónoma Metropolitana.
224 JOSÉ VICENTE ANAYA
Kerouac nos habla del ambiente hipster y del jazz del modo
personal y anecdótico que caracteriza a su literatura. Así leemos
en En el c a m in o ■
...los únicos que me interesan son los locos, los locos por vivir, locos
por hablar, locos por salvarse, deseosos de todo al mismo tiempo, los
228 JOSÉ VICENTE ANAYA
que nunca bostezan ni hablan co n lugares com unes, sino que arden,
arden, arden cual fabulosos cohetes pirotécnicos que explotan com o
arañas cruzando las estrellas...
o versiones de una misma pieza musical (en ese aspecto fue muy
famosa la melodía “Take 5” de Dave Brubeck).
Philip Whalen escribió el poema “El mismo jazz de antaño”
donde, con el tema del amor, el título es estribillo y canción que
se repite con frases agregadas del jazz cantado. En “Take No. 4 ”
dice: me siento entre la oscuridad/escuchando jazz por la radio/
para escribir la luz... El poeta toma esta música para iluminarse
igual que un budista se pondría a meditar en un kung-an (koan,
para los japoneses). Y en el poema “El café Champ Clair de jazz
moderno” hace gala de recibir, a través del jazz, el mensaje de un
invierno lejano:
Por su deseo de
mover el sonido más profundo,
el artista debe ser capaz
de violaciones.
no, chavalo,
nunca nadaremos
tú y yo al unísono;
pero
nuestro sonido
sincopado
será salvaje.
Tu sonido es cabal
redondo y puro
sacro
al punto profundo.
Tu sonido es tuyo
interior y sincero;
es una confesión
espiritual y amable.
Anduve muchos días por San Francisco, con Gregory Corso y otros ami
gos com o él, en fiestas, salas de arte, cualquier lado, sesiones de jazz,
cantinas, lecturas de poesía, templos, caminando y hablando de la
poesía en las calles, caminando y hablando de Dios en las calles.
de los otros. El lugar era loco. Las mujeres estaban locas y se agitaban
por ahí vestidas con túnicas. Las botellas rodaban por los pasillos. Al
fondo del lugar, en un oscuro corredor más allá de los anegados sani
tarios, hombres y mujeres se apretujaban entre las paredes bebiendo
vino y whisky, y lanzando escupitajos a las estrellas. El trompetista te
nor, con su sombrero puesto, soplaba en el punto más alto de una idea
libre y maravillosamente satisfactoria, elevándose y cayendo en la
canallada; de un “¡Turúuu-wah!” hasta un más loco “¡Turu-rú-wah-
wah-í!” Mientras una ráfaga de estrépitos m arcaba el mecimiento. Era
la batería con cueros cicatrizados, tocada por un negro grande y brutal
con cuello de toro, quien mandaría al carajo cualquier cosa con tal de
aporrear sus tambores crach, rataplám, plam, clach. La música for
maba un alboroto y el tenor lo tenía ya, y todos lo sabían. Dean agitaba
su cabeza entre aquella multitud enloquecida. Con ojos llorosos y sal
vajes, todos le pedían al tenor que se sostuviera, y él se inclinaba y
se levantaba con su trompeta hasta conectarse con un claro grito por
encima del furor...
El trompetista tenor saltó de la plataforma y se paró entre la mul
titud, soplando hacia todos lados. Su sombrero cayó sobre sus ojos;
alguien se lo acom odó. Se echó hacia atrás, fijó sus pies y soplé) un
fuerte ronquido. Tom ó aire y levantó la trompeta con un soplido alto
y prolongado que chilló en el aire. Dean estaba frente a él, con su ros
tro ante la trompeta, aplaudiendo y salpicando con su sudor las llaves
del instrumento.
El músico reparó en Dean y se rió con su trompeta. Fue una risa
enloquecida y vibrante que contagió a los demás, y todos seguían m e
ciéndose y meciéndose. Finalmente, el tenor decidió soplar hasta la
cúspide; se inclinó y agarró una nota en clave de Do alto, muy pro
longada, y todo alrededor se derrumbó y los gritos aumentaron, hasta
pensé que esto bastaba para que una manada de policías se presentara
en el lugar. Dean entró en trance. Los ojos del tenor se clavaron en
él; tenía delante a un loco que no sólo entendía sino que quería co m
prender más, mucho más de lo que había ahí. Ellos iniciaron una es
pecie de duelo.
La trompeta ya lo había soltado todo, se acabaron las notas mu
sicales y aparecieron los gritos, los aullidos. De un “¡Aíuuu!” se bajó
a un “¡Eiii!”, subió a un “¡Ayyyyyy!” y bajó por los adoquines hasta pro
ducir ecos oblicuos con el sonido. El músico sopló en todas las formas:
LOS PROTAGONISTAS 243
hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados, de arriba a abajo, en ho
rizontal, en treinta grados de inclinación, en cuarenta grados; al final
cayó de espaldas en los brazos de alguien y ya no pudo más, mientras
todos empujaban y gritaban: ¡Sí! ¡Sí! ¡Éste es el músico que sopló eso!
Y Dean se quitaba el sudor con su pañuelo.
.. .la pasión por el jazz les confirmó a los beats que constituían una raza
muy diferente a la de ios poetas académ icos... el jazz era lo único ver
dadero. Era el sonido de la vida em ocionante que murmuraba por los
alrededores; lo sentían en la tensión y en el vigor de la música, y lo
escuchaban en las audiciones improvisadas de los solistas que se le
vantaban para tocar ritmo tras ritmo. El solista representó al hombre
que lucha solo contra el mundo, y se convirtió en el m odelo a seguir
244 JOSE VICENTE ANAYA
para los poetas... pero si en aquel entonces el jazz hubiera sido una
música tan respetada com o ahora, no habría tenido ni un mínimo de
interés para los beatniks. La atmósfera de lo ilícito en el ambiente
de aquel jazz, con sus visos de criminalidad, era lo que llevaba a los
beats, noche tras noche, a lugares com o: el Birdland, el Five Spot y
el H a lfN o teá e Nueva York; el B ee Hive de Chicago, y el B lackH ow k
de San Francisco.
Existe una sentencia beat que, desde hace mucho tiempo, mató
y revivió al jazz en el mismo instante, cosa que sólo la magia del
poema puede lograr, sobre todo en la sabiduría profunda que en
pocas palabras nos habla de la esencia, el contexto, el presente
y el futuro de una música que no sólo dejó huella en los testi
monios impresos sino que marcó el alma de una época. Se trata
de estos versos de Kerouac:
El jazz se mató
para impedirle el suicidio a la poesía.
Los TESTIMONIOS
ÁNGELES BEATS EN LA CARRETERA
Creo que hasta 1954 las cosas iban bien, pero entre 1957 y 1958
me invadió el horror al ver que la palabra “beat” estaba en boca
de cualquiera: en la prensa, en la TV, y en Hollywood hasta la usa
ron para calificar las matanzas de un grupo de “jóvenes delincuen
tes” y los espantos de un padrote loco y robusto de Nueva York y
Los Angeles; esto es lo que dieron en llamar beat, es decir, beatífi
co... Calificaron de beats a un montón de tontos que marchaban en
protesta contra el equipo de béisbol de los Gigantes de San Fran
cisco, como si no supieran que de niño yo quise ser jugador de las
Grandes Ligas para pegarle a la pelota como Ted Williams, y que
cuando Bobby Thomson se voló la barda en 1951 yo temblé de go
zo y no pude olvidarlo por días, ¡hasta escribí poemas sobre el triun
fo del espíritu humano! Cuando se desató una ola de asesinatos por
North Beach dijeron que los culpables eran de la generación beat,
y rastrearon mi vida hasta mi infancia; dijeron que yo tenía fama de
ser el excéntrico del barrio porque impedía que los otros niños ape
drearan a las ardillas, y que igual me molestaba con los que freían
serpientes en latas de conserva o con los que trataban de inflar sa
pos soplándoles con popotes. Yo me molestaba con esas cosas por
que mi hermano Gerard, que murió a los nueve años de edad, me
dijo un día: “Oye, Jack, nunca hieras a ningún ser vivo, cualquiera
que sea: gato o ardilla, todos se van al Cielo y terminan en los brazos
nevados de Dios, por esto es que no debes herirlos. Si ves que al
guien lastima a algún animalito trata de impedirlo”. Cuando Gerard
murió, unas monjas melancólicas vestidas de luto hicieron una lar
ga fila (en 1926) desde el templo de San Luis hasta su lecho de muer
to, porque querían escuchar las últimas palabras de Gerard sobre
el Cielo. Mi padre Leo nunca levantó una mano para golpearme, ni
para castigar a los animalitos que había en casa; ésta fue una ense
ñanza que yo recibí, es por esto que nunca me he inclinado por
la violencia, ni por el odio ni la crueldad, por nada de todas esas
horripilancias sin sentido. Dios es compasivo con toda la creación
humana y sabrá perdonar en el Juicio Final... todo el millón de
años en que yo estaré interrogando a Estados Unidos.
260 JOSÉ VICENTE ANAYA
Yo no creo que haya una guerra entre los bipsters [golpeados, va
gos, aventureros] y los squ ares [cuadrados, conformistas], y si la
hay, yo no participo en ella. Soy un poeta. Mi trabajo consiste en
escribir poemas que leo a gritos, publico y estudio. Aprendo el mo
do de convertirme en una clase de humano que tiene algo de valor
que decir. Éste es un gran trabajo.
Naturalmente, me muero de hambre hasta perecer. ¿Natural
mente? No, amigo, eso no tiene sentido.
( “Mira muchacho, si quieres pagar tus deudas tienes que salir
en busca de un trabajo”.)
Yo tengo trabajo. Soy poeta. ¿Por qué tengo que hacer, tam
bién, el trabajo de otro? ¿Quieren que sea carpintero? Soy un pé
simo carpintero. ¿Alguien le pide a un carpintero que escriba mis
poemas?
Aunque de pronto estoy trabajando 20 horas diarias en un bar
co pesquero (es un bello trabajo y tiene su gracia, pero ése es otro
cuento, por qué no gano el dinero suficiente en esta labor, ese es
otro cuento). Y luego me doy cuenta de que no he escrito un poe
ma en ocho meses. Estoy muy cansado. Todavía no puedo pagar
mis deudas, 125 dólares al mes en San Francisco; la frugalidad es
uno de los trucos de la ocupación del poeta.
Mientras tanto, los editores ( “Lo siento, no hay dinero para los,
poetas”) imprimen mis poemas — muchas veces leo mi poesía en
público (todo es beneficioso, pero no tengo pan para comer) et
cétera, etcétera, etcétera.
268 JOSÉ VICENTE ANAYA
cados1— ¿y cómo podríamos vivir sin estas cosas? Sin estas cosas,
la ciudad sólo sería un Enorme Mercado, vulgar, horrendo y peli
groso— sin interés ni gozo, sin señales para nadie.
Por principio, debo resolver mis necesidades materiales. Sin
causarle ningún tipo de molestia a mi comunidad; sin pedir limos
na ni atacar a nadie. Debo pagar todas mis deudas y dedicarme
a mi verdadero trabajo, que es el de poeta.
Sólo entonces podré atender otros problemas para resolverlos
— y de nuevo, digo que sin causar molestias, sin mendigar, sin ata
ques. Sablear al prójimo en las cruzadas de caridad es algo que
está fuera de lugar.
El próximo sábado 12 de junio, a las 20:30 horas, en el auditorio
Oíd Longshoremen, en la avenida Golden Gate 150, conocerán
más sobre esta polémica12 — donde Gary Snyder, Philip Whalen y
yo leeremos nuestros nuevos poemas.
¡Vengan a ver cómo aparecen las visiones utópicas frente a sus
ojos!
¡Poemas! ¡Regocijos! Como dijo George Herms, poeta-escultor:
“¡Dios dice que sí se puede, Luisa!”
Y todo al módico precio de un dólar.
En una noche color lila caminé, con todos mis músculos adolori
dos, entre las luces de las calles 27a y Welton, en el barrio de los negros
de Denver. En ese m om ento yo deseé ser negro, y sentí que lo mejor
que había dado el mundo de los blancos no tenía el éxtasis suficiente
para mí, ni la vida suficiente, ni el gozo, ni las “patadas” [buenas pun
tadas!, ni la oscuridad, ni la noche suficiente. Me detuve frente a una
choza pequeña, donde un hombre vendía chiles muy picantes en bol
sas de papel; le com pré algunos y me los comí, vagando por las oscuras
calles del misterio. Deseé ser un m exicano de Denver, o un pobre
obrero japonés agotado por el trabajo. Pero yo sólo era un espantoso
“hombre blanco” desilusionado... Sólo era yo, Sal Paradise, un triste
vago entre la oscuridad lila (esta dulce noche intolerable), con el de
seo de cambiar mi mundo por el de la alegría que se aloja en los sin
ceros corazones de los negros estadounidenses.
tería, lo hizo con más rapidez. Su pie izquierdo brincaba con cada
golpe, su cuello se mecía torciéndose. Inclinó su rostro hasta las teclas.
Se ech ó el cabello hacia atrás, su cabellera quedó revuelta y él em pezó
a sudar. La música se elevó. El bajista se encorvó y, así, absorbió todo
el sonido, más y más acelerado, así porque sí. Shearing com enzó a to
car su coro solo, las notas musicales salían del piano com o chubascos,
de tal modo que podría pensarse que aquel hombre no tendría tiem
po de acomodarlas. Los músicos se mecían y se mecían com o si fueran
el mar. La gente gritó: “¡Sigue!” A Dean le escurría el sudor por el cuello
y gritaba: “¡Ahí está él! ¡Ése es él! ¡Oh, Viejo Dios Shearing! ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!”
Y Shearing se daba cuenta de que un loco estaba detrás de él; había
oído los ruidosos suspiros y las maldiciones de Dean, y se mostró sen
sible a todo aunque no lo hubiera visto.
“Pero es que los árboles son tan bellos y, por cierto, más grandes
que los hombres.” Di un puñetazo sobre una mesa de madera y
respondí: “Esto es lo que el hombre les hace a los árboles.”
Ahora hay muchos poetas en Estados Unidos, y todos tienen
algo que decir. Algunos lo dicen mal y otros muy bien; sin em
bargo, todos hablan del amor, del bien, de la esperanza, de la
libertad individual y universal. Ellos plantean una nueva concien
cia, una nueva era, representan al mismo tiempo el ocaso y la au
rora. En ninguna otra época de la historia el poeta se encontró
como ahora frente al mundo, a veces en su contra y a veces a su
favor. Se mira y otros lo miran, pero esas miradas casi nunca se
encuentran entre sí.
El poeta clama por el cambio social en beneficio de todo el
mundo, aunque es él quien expresa que necesita ese cambio y no
todo el pueblo. Creo que no existe ninguna sociedad digna del
poeta. En Estados Unidos toman al poeta como un objeto de bur
la, o como a un rebelde cuando éste le pisa el dedo gordo a la
sociedad. Nadie es dueño de la sociedad, y el poeta está lejos de
pretender serlo, pero sí puede propiciar los cambios sociales aun
cuando el destino le impida llegar a esa sociedad cambiada. Es
tá sentenciado a la vida marginal, y de esta sentencia nadie tiene
la culpa. El poeta vive en el mundo al que pertenece y esto debe
ría bastarle... pero no es así.
En el futuro tendremos muchos poetas, y en todas las cosas se
va a expresar el espíritu poético sin palabras — no por escrito, sino
en el ser y en los actos del humano— . Para que esto suceda es
necesario que se unan el mundo del poeta y el de los demás y esta
blecer, así, una nueva posibilidad. Algunos poetas viven bien en
el mundo exterior y en el propio, pero la voluntad o el azar los
lleva a luchar contra las violaciones que se cometen contra el
pueblo.
Cuando se multiplique la humanidad poética y todo quede
abrazado por ese espíritu (no por la palabra escrita sino por el he
cho poético), un mundo de pensamiento y belleza, entonces la
LOS TESTIMONIOS 293
Las ideas y los estilos del pasado ya están muertos. Parece que
el mundo se recuesta en un sillón y nos pregunta: “¿Y ahora qué?”
“¿Qué sigue?” Nadie lo sabe, ni puede saberlo; lo único que se
puede hacer es esperar y hacer todo lo posible para que lo de
seado se vuelva realidad. Creo que para llegar a la certeza es nece
sario pasar por la incertidumbre. Un individuo inteligente sabe
bien que no puede tener seguridad sobre la vida, principalmente
sobre la vida actual cambiante, porque esa seguridad sería pro
ducto de la petulancia y el engaño, y esto es contrario a la natura
leza de la vida.
El ser humano está conectado con el mundo; éste sigue an
dando y necesita que el ser humano le ayude a seguir, no para be
neficio del mismo mundo sino del humano, pues el mundo siem
pre habrá de seguir su curso mientras que el humano corre el
peligro de no continuar. El humano está clavado en el mundo y
no puede salir de él sin morir, y si quiere seguir viviendo debe to
mar las riendas, no tiene otra opción. El mundo, la ida y la muerte
siguen su curso. Los poetas aparecen y desapare ''en, la muerte an
tecede a la vida, la poesía llega después de la vi 'a, porque todo
está cambiando. Cambian: el ser humano, las montañas, los ma
res, las formas de vestir y los coches. Siempre ha sido así. Hoy te
nemos plena conciencia del proceso cambiante entre nosotros;
estamos íntimamente unidos a él, y por primera vez en la historia
tenemos una certidumbre de lo que está por venir.
El mundo crec&en la medida en que se empequeñece; mien
tras que la velocidad de la nave espacial lo achica, el pensamiento
humano lo expande. Ya no hay territorios explorables. Cristóbal
Colón debe navegar ahora por el mar de nuestras mentes, ¿y por
qué dudar de que ahí encuentre algún continente maravilloso?
Cuando este territorio mental sea encontrado, toda la gente querrá
emigrar para instalarse ahí con el fin de levantar nuevas edifica
ciones. Hace mucho tiempo que la maravillosa mente humana
viaja a la Luna, porque nosotros somos nuestros propios cohetes
supersónicos; y mientras más potente sea el cohete en que via-
296 JOSF. VICENTE ANAYA
mal colectivo, son las únicas que tienen validez; y no se dan cuenta
de que esta generación no concibe las preguntas más que en térmi
nos personales, y sabemos que la única respuesta que pueda ser
aceptada provendrá de la oscura noche del aL 'a individual.
Antes de ver algunas de estas respuestas, sería bueno recordar
lo que Norman Mailer dijo acerca del lenguaje hip en un artículo
reciente sobre lo hipster: “Lo que hace especial a un lenguaje, es
que no puede ser aprendido si no se comparten algunas de las
experiencias de regocijo y enervación, que son parte de su am
biente, pues de otro modo parece meramente socarrón, vulgar o
irascible.” Si no conoces el modo en que lo hacen, no puedes en
tender su modo de actuar. Esto es una realidad en la cual han cre
cido los beats. Una de las maneras de conocerlos, quizá la más fá
cil, es la de investigar la imagen que tienen de sí mismos.
Una gran parte de esta generación experimentó lo que vivió en
su corta y tumultuosa carrera el actor James Dean. Él fue su ídolo
en mucho como lo fue Valentino en la década de los veinte o Clark
Gable en la de los treinta. Pero hubo diferencia. En James Dean
ellos no veían el sueño de Lotaro, quien era más atractivo, miste
rioso y adinerado que ellos, ni a un hombre viril, de acción, de
quien podrían identificar sus sentimientos de poder; más bien
vieron a un pensativo, triste y reticente joven mirando por encima
del abismo que lo separa de la gente mayor, con un sensato y me
lancólico ojo, viviendo intensamente en explosiones que pasan
de la ternura a la violencia, ansioso por amar con un sentido de de
terminación, de voluntad, pero capaz de entender y aceptar, sólo
en los términos de reconocimiento a su forma de vivir como él la
conoció.
A mucha gente le parecía un manierismo vacío la refunfuñante
forma de hablar de James Dean, al igual que sus gestos y atenua
dos silencios; pero la joven generación supo que eso no era lo más
importante, que en realidad él aparecía en la pantalla inarticulado
o afectado, en gran parte porque era incapaz de creer en algunas
cosas que le obligaban a decir en el script. James Dean les hablaba
302 JOSE VICENTE ANAYA
f
LOS TESTIMONIOS 307
sus “Teclcly Boys”, Japón sus “Tribus del Sol ’, incluso en Rusia hay
una especie de hipsters. En todo el mundo los jóvenes están reac
cionando con la misma perturbadora necesidad del individualis
mo a la creciente colectivización de la vida moderna y a la cons
tante amenaza de la muerte masiva. En todos lados parecen estar
diciendo a sus mayores: “Nosotros somos diferentes a ustedes, y
no podemos creer en las cosas que ustedes sí creen, simplemen
te porque éste es el mundo que ustedes han forjado.” En cualquier
lado, los jóvenes están escudriñando para encontrar sus propias
respuestas.
Para muchos de ellos la respuesta podrá ser la cárcel, la locura
o la muerte. Es probable que nunca encuentren la fe profesada
por Kerouac en su camino. Pero en una cosa estaráln todos ellos
de acuerdo: el insignificante infierno de la vida moderna es into
lerable. Y si otras generaciones se han lamentado de que les tocó
“el peor de los mundos”, los jóvenes de hoy parecen saber que
es el único que ellos tendrán, y el problema es saber cómo vive
ahora el hombre, no por qué, y en eso radica toda la diferencia.
Su suposición de que la creación de todo sistema moral o social
es la indestructible unidad de la afirmación individual, aparece
como una rebelión contra un siglo en el cual esta idea ha caído
en descrédito. Pero su convicción de que lo que sostiene al indi
viduo es una creencia — y su creciente afirmación de que sólo la
espiritualidad tiene un valor perdurable en un mundo como el
nuestro— colocará su frenética conducta en una nueva luz, en
cualquier futuro que puedan tener.
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320 JOSÉ VICENTE ANAYA
Evodio Escalante
Relám pago a la izquierda