Está en la página 1de 3

Padre nuestro, que estás en

los cielos (2)


 by John Piper
 TEXTO BÍBLICO: Mateo 6:5-15

Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las

sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo
que ya tienen su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público. 7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por
su palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre
sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11 
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del
mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
14 

Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre
os perdonará vuestras ofensas.

El Padrenuestro: un modelo de oración

No cabe duda que las necesidades y peticiones de los discípulos en la época de Cristo,
siguen representando nuestras necesidades de hoy. Por eso, cuando Jesús enseña a orar, lo
hace para todos nosotros, sin importar época, edad o situación, pues Su Palabra no pierde
vigencia. Es por eso que hemos estado estudiando el modelo de oración enseñado por Jesús,
para entenderlo y aplicarlo aún más. Y como ya lo hemos dichos, el Padrenuestro es un
“modelo” de oración enseñado por Cristo , no una oración exhaustiva para que la
repitamos de memoria y sin sentido, sino que tengamos presentes sus principios generales
que nos sirvan para orar tanto en privado como en público.
“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”

Hasta aquí hemos visto cómo esta oración, nos invita a dirigirnos al Padre buscando
primeramente la santificación y gloria de Su Nombre. “Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu nombre”. Esta primera petición, debe ser también nuestro primer
deseo y dar así el orden adecuado a nuestras oraciones y en definitiva a nuestra vida.
Cuando la gloria de Dios es nuestra primera petición y anhelo, todas las demás
peticiones sirven a esta primera. Y cuando ese orden se mantiene en nuestra vida, los
problemas cotidianos propios de nuestra existencia en un mundo caído, toman la dimensión
apropiada y no somos abrumados por ellos, pues la gloria de Dios resplandece y da luz a la
vida, por sobre las tinieblas y adversidades que puedan rodearnos.

Veamos lo que dicen las siguientes peticiones.

“Venga Tu Reino”

- Esto expresa el deseo de la concreción del reinado de Dios en forma absoluta en


la tierra. La petición “venga tu reino”, sigue lógicamente a la anterior porque nos
recuerda que su nombre no es santificado por todos los hombres, ya que en este
mundo hay un reino de tinieblas que está enfrentando al reino de Dios. Vivimos en
un mundo pecador que excluye a Dios de su vida, por eso debemos pedir que el
reino que ha venido en Jesucristo y al que los cristianos pertenecemos se
manifieste plenamente en su consumación final para terminar con la situación de
pecado en el mundo.
- Es un reino que viene con y en la persona de Cristo, Lucas 11:20 “…el reino de
Dios ha llegado a vosotros”. Está  aquí en los corazones y vidas de los que se someten
a Él y está viniendo para su manifestación última al final de los tiempos.
- El reino de Dios está presente también en la Iglesia, pero todavía no ha llegado el
día en que se establecerá en plenitud en este mundo. Cuando hacemos esta oración 
estamos pidiendo por el éxito del evangelio y estamos haciendo una petición
evangelizadora y misionera. Es como si pidiéramos que todos en Chile, en América
Latina, en Asia, y en África, se conviertan al Señor Jesús

“Hágase Tu Voluntad, como en el Cielo, así también en la Tierra”

- El creyente debe BUSCAR activamente la voluntad de Dios. No podemos


esperar a que nos sea entregada la Palabra, como quien espera sentado a recibir una
carta con un mensaje divino. Debemos esforzarnos en buscar de manera consciente
y activa la voluntad de Dios, escudriñando las Escrituras y oyendo la Palabra con
un corazón dispuesto. Si ud. no recibe la cuenta del teléfono o de la luz, si no llega
a su casa, ud. va a la compañía y pide que le entreguen la cuenta, pues no quiere
que a fin de mes le corten el servicio. De igual manera, ud. debe ir a buscar la
Palabra de Dios, no sea que pierda las bendiciones y advertencias que Dios tiene
para su vida.
- Y una vez que la encontramos y la conocemos, debemos ACEPTARLA. No hay
duda de que la voluntad de Dios se hace en el cielo. En el cielo, los Ángeles adoran
a Dios sin cuestionarle. Sin embargo en la tierra, el hombre cuestiona todo. Aún los
creyentes cuestionan las enseñanzas más simples de la Biblia. Todo lo que el
hombre desea hacer es su voluntad y no la voluntad de Dios. De la única manera
que la voluntad de Dios será hecha en el cielo como en la tierra, será cuando
comencemos a aceptar esta voluntad revelada en su Palabra y pongamos nuestras
ideas y conceptos a un lado, sin excusas, sin justificaciones ni aplazamientos.

- Y una vez recibida, debemos HACER Su Palabra, Santiago 1:22 “Pero sed
hacedores de la Palabra no tan solo oidores…”. Esa es la voluntad de Dios. Que
seamos hacedores de la Palabra. No podemos orar, "hágase tu voluntad" si no
estamos viviendo en esa voluntad, ¡No hay ningún misterio en esto! El hacer la
voluntad de Dios es lo que hace la diferencia entre uno que es verdaderamente hijo
de Dios y uno que no lo es. Jesús mismo dijo, Mateo 7:21 “No todo el que me dice
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi
Padre que está en los cielos”. Pero, que no nos desanime mirar nuestra vida y ver
que existen muchas áreas de desobediencia, pues más que una “tarea”, es una
“carrera” que dura toda la vida, una entrega progresiva y renuncia constantes a
Cristo.

BUSCAR – ACEPTAR – HACER LA VOLUNTAD DE DIOS

Conclusión

Cuando viene el reino de Dios y Su voluntad es hecha en la tierra, hacemos de nuestro


mundo una antelación del cielo. Oremos porque la voluntad divina se haga realidad
en toda la tierra, en nuestro país, en nuestra iglesia bautista de Quillota. Que Su
voluntad se haga en nuestras familias y en nuestra propia vida, y experimentemos de
esa manera el mismo gozo de los ángeles en el cielo.

También podría gustarte