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TÍTULO

A la manera de Dios o a mi manera, esa es la cuestión.


INTRODUCCIÓN
Canción “My Way” que hizo famosa en su versión inglesa Frank Sinatra y
en España, Raphael:
El final se acerca ya / Lo esperaré serenamente / Ya ves, yo he sido así / Te
lo diré sinceramente / Viví la inmensidad / Sin conocer jamás fronteras /
Jugué sin descansar Y a mi manera
Jamás viví un amor / Que, para mí, fuera importante / Corté solo una
flor / Y lo mejor de cada instante / Viajé y disfruté / No sé si más que otro
cualquiera / Si bien, todo esto fue a mi manera
Tal vez lloré o tal vez reí / Tal vez gané o tal vez perdí / Ahora sé que fui
feliz / Que si lloré, también amé / Puedo seguir hasta el final A mi manera
Quizá también dudé / Cuando yo más me divertía / Quizá yo desprecié /
Aquello que no comprendía / Hoy sé que firme fui / Y que afronté ser
como era / Y así logré vivir / Pero a mi manera
Porque sabrás que un hombre al fin / Conocerás por su vivir / No hay por
qué hablar, ni qué decir / Ni recordar, ni qué fingir / Puedo seguir hasta el
final A mi manera
Básicamente la canción se centra en una persona que está cerca de la
muerte y se alegra de haber vivido a su manera.
Es la canción que más frecuentemente se pone en los funerales de Reino
Unido. Y así es como muchos quieren vivir y se enorgullecen de ello, de
vivir a su manera, bajo sus propias normas y opiniones de cómo se debe
vivir y de cómo se deben hacer las cosas. Y no se arrepienten de ello.
Y estos planteamientos de vida influyen también en los cristianos, pero
cuidado, nosotros somos llamados no a actuar a nuestra manera, sino a
la manera de Dios. Pero aún así encontramos a personas que enseñan el
evangelio “a su manera”, como hizo el Papa en este video:
https://www.youtube.com/watch?v=P2aXJCo6vow (desde el minuto
2:50).
Según el Papa, una persona que no crea en Dios puede ir al cielo si es
bueno, de acuerdo al criterio de su hijo. No es que la salvación sea por fe
y las buenas obras, sino que con sólo algunas buenas obras ya puedes ir
al cielo, aunque no creas en Dios. El Papa interpreta el evangelio de Dios
“a su manera”. Cuidado de no hacer lo mismo nosotros.

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Por medio de una historia narrada en el AT vamos a ver cómo Dios ve
cuando actuamos a nuestra manera y no a su manera.
Vamos a ir a 1 Samuel 15 y dividiremos el capítulo en 5 puntos:
1.   A la manera de Dios: El mandato de Dios
2.   A la manera del ser humano: Desobediencia
3.   “Mi manera” = “A la manera de Dios”. No reconocimiento de la
desobediencia
4.   Juicio de la desobediencia
5.   Reconocimiento de culpabilidad, sin arrepentimiento
1.   A la manera de Dios: El mandato de Dios (v.1-3)
1 Samuel 15: Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te
ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las
palabras de Jehová. 2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo
que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de
Egipto. 3 Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te
apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas,
ovejas, camellos y asnos.
Samuel recuerda a Saúl su cargo de responsabilidad como rey ungido por
Dios y le encarga una misión a cumplir de acuerdo con esta posición de
responsabilidad y privilegio.
El mandato es claro, meridiano: Destruye por completo al pueblo de
Amalec, incluyendo a su población y animales.
Este mandato tiene su razón. Dios no ordena cosas de forma arbitraria, de
forma caprichosa y déspota. Dios es justo y ejecuta su justicia perfecta.
Cuando Israel se disponía a ir desde Egipto a la Tierra Prometida el pueblo
de Amalec declaró la guerra a Israel y Dios declaró un juicio contra este
pueblo (Éxodo 17:14; Dt 25:17-19).
Éxodo 17:14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro,
y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo
Deuteronomio 25:17Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el
camino, cuando salías de Egipto; 18de cómo te salió al encuentro en el
camino, y te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás
de ti, cuando tú estabas cansado y trabajado; y no tuvo ningún temor de
Dios. 19Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus
enemigos alrededor, en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para

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que la poseas, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo
olvides.
Dios estaba ejecutando ahora este juicio que Él ya había anunciado. Dios
lo que promete, lo cumple. Es justo y fiel. Así mismo cumplirá todas sus
promesas y juicios declarados en la Biblia que aún no se han cumplido,
como es el juicio de Cristo con Su Segunda Venida.
2 Tesalonicenses 1:5 Esto es demostración del justo juicio de Dios, para
que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo
padecéis. 6 Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los
que os atribulan, 7 y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con
nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los
ángeles de su poder, 8 en llama de fuego, para dar retribución a los que
no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor
Jesucristo; 9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la
presencia del Señor y de la gloria de su poder, 10 cuando venga en aquel
día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que
creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).
En nuestra cultura nos puede parecer algo despiadado este mandato,
especialmente cuando dice mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de
pecho. Tengo que reconocer que a mí también me estremece. Pero
sabemos que este Dios es descrito en Su Palabra como un Dios
bondadoso, paciente, tardo para la ira, misericordioso, pero también es
declarado justo. Por tanto, nos puede costar entenderlo, pero debemos
entender que los juicios y actuaciones de Dios siempre son justas y
adecuadas.
Además, naciones como los amalecitas que querían exterminar a los
judíos no solo estaban librando una guerra contra Israel; se oponían al
Dios todopoderoso y su gran plan de redención para todo el mundo. Las
personas son para el Señor o contra Él, y si están en contra de Él, deben
sufrir las consecuencias.
También podríamos pensar, “pero esta generación no tiene culpa de lo
que hicieron sus antepasados hace 300 años”. Pero en el v.18 (¿y v.33?)
leemos que seguían siendo un pueblo pecador. Debemos verlo más bien
como que paciente Dios que les dio 300 años para su arrepentimiento.
Y así mismo ejecutará su justicia enviando al infierno a todos aquellos
que han vivido a espaldas de Dios. Sólo serán declarados justos en ese
juicio final los que se hayan arrepentido de una vida apartada de Dios y
ponga su fe en Cristo como el que le sustituyó en la Cruz como castigo

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que yo merecía y que los méritos ganados por Cristo por su vida perfecta
me son imputados a mí.
Nos puede parecer despiadado el juicio a Amalec, pero nada comparable
con el juicio final a toda la humanidad.
Aplicación
Nosotros como creyentes no hemos sido ungidos como gobernantes de
una nación, pero sí hemos sido adoptados como hijos de Dios y por ello
tenemos nuestros propios encargos y responsabilidades dado nuestra
posición privilegiada de hijos y portavoces de Dios para el mundo
A nosotros no se nos piden misiones de venganza, sino de amor, de amar
a los demás, incluso a nuestros enemigos. La venganza debemos dejarla
en manos de Dios (Romanos 12). Pero sí se nos han encomendado ciertas
misiones que debemos llevar a cabo.
Debemos obedecer a Dios completamente, no sólo en “el hacer”, sino
también en el “cómo hacer”. Debemos hacerlo a la manera de Dios, no a
nuestra manera. Así, Dios nos pide:
- Mostremos amor y compasión a las personas que nos rodean.
Amar a las personas con hechos y no sólo con palabras y gestos
pequeños. De una forma sincera y desinteresada, no por las
motivaciones incorrectas. ¿Cómo podemos amar a las personas a la
manera de Dios? Dándole de nuestra compañía cuando está
sufriendo, ayudándoles económicamente, dándole consejo,
confrontándoles cuándo vemos que sus caminos se desvían de Dios,
etc. (Mateo 5:13-16; Efesios 2:10; Santiago 2:15-16).
- Vivir una vida santa, piadosa, esto es obedeciendo los
mandamientos de Dios:
o Familia (Efesios 5:22-6:4; 1 Corintios 7):
 Matrimonio y noviazgo: Nos pide que si buscamos
alguien con quien casarnos, busquemos a alguien con
las características que Dios pide: un creyente que ame
verdaderamente a Dios. Si nos casamos, nos muestra
cuál es la manera que debe funcionar ese matrimonio.
 Educación hijos: Nos pide que criemos a nuestros hijos
en la disciplina del Señor, no con teorías de crianza que
elabora la sociedad.
 Vida familiar: Familias que viven en el evangelio dentro
y fuera de sus casas, dentro y fuera de la iglesia

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o Mayordomía: Cómo utilizar el dinero, el tiempo y los dones
que Dios nos ha dado (Mateo 25:14-30; Efesios 5:15-17; 1
Corintios 12:7; 14:12; 1 Pedro 4:10-11; Efesios 4:11-16).
1 Pedro 4: 10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros,
como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 Si
alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra,
ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios
glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los
siglos de los siglos. Amén.
o en lo referente a nuestra conducta, comportamiento,
nuestra manera de hablar, de vestir, de relacionarnos con los
demás, etc. No mentir, no robar, no actuar de manera
malintencionada con otras personas, ser amables, no
emborracharnos, etc. (Efesios 4:25-32).
- Predicar el evangelio fielmente: Respecto a dar a conocer a Dios a
otras personas para que lo glorifiquen. Debemos hacer utilizando
los medios que Dios nos ha pedido que utilicemos, la predicación
del evangelio (1 Cor.1:21). Pero el evangelio bíblico, no uno
adaptado a la conveniencia de las personas como el enseñado por el
Papa en el video.
1 Corintios 1:21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a
Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la
locura de la predicación.
Pero no solo hay mandatos a nivel individual para los creyentes, también
hay misión mandatos para la iglesia, el conjunto de creyentes. Debemos
dar a conocer a Dios a los de afuera y debemos vivir una vida para la gloria
de Dios. Y esto no podemos llevarlo a cabo a “nuestra manera”, sino a la
manera de Dios, por ellos Dios deja instrucciones por ejemplo:
- Preservar y transmitir la verdad, anunciando el mensaje de
salvación de una manera fiel.
- Enseñando y discipulando a sus miembros para prepararlos para la
obra del ministerio de Cristo (Efesios 4:11-16). Fomentando el
crecimiento espiritual de sus miembros (santificación).
- Elegir un liderazgo con las características que Dios ha puesto en Su
Palabra (1 Timoteo 3; Tito 1).
- Mostrar amor entre sus miembros y amar a los de afuera (Juan
13:34-35).

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Juan 13: 34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;
como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto
conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los
otros.
2.   A la manera del ser humano: Desobediencia
4 Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil
de a pie, y diez mil hombres de Judá. 5 Y viniendo Saúl a la ciudad de
Amalec, puso emboscada en el valle. 6 Y dijo Saúl a los ceneos: Idos,
apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya
juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos
los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de
entre los hijos de Amalec. 7 Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila
hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto. 8 Y tomó vivo a Agag
rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada. 9 Y Saúl y el
pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado
mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y
no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable
destruyeron. 10 Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: 11 Me pesa
haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha
cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda
aquella noche.
Los ceneos no recibieron el juicio de Dios y Saúl hizo bien en avisarlos para
que se apartara para no sufrir los daños colaterales del juicio de Dios.
Y Saúl atacó al pueblo de Amalec como le había ordenado Dios, pero lo
hizo a su manera, obedeciendo a Dios sólo parcialmente, no por
completo. Así no mató a su rey y tampoco a parte del ganado. Se quedó
con la mejor parte del ganado.
Y queda claro que su actuación fue desobediente y desagradable a Dios.
Esto lo vemos en los vs.10-11 “no ha cumplido mis palabras”. Saúl actuó
a su manera.
Uno podría decir, bueno una parte sí le obedeció y otra parte no. Pero
para Dios no hay distinción o se le obedece por completo o no se le
obedece. Esto se ve en las palabras que Dios le dice a Samuel en el v.11
“se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras”. Para Dios,
Saúl había desobedecido y punto.
¿En qué aspectos nosotros estamos haciendo a “nuestra manera” la
misión que Dios nos ha encomendado?

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Siguiendo los ejemplos anteriores, ¿cómo estamos intentando dar gloria a
Dios con nuestras vidas?:
- Amar a las personas: Decimos que amamos a personas, cuando en
realidad puede que no sea cierto. Simplemente les decimos con
nuestros labios que las queremos, que son como de nuestra familia,
les damos muchos abrazos y besos, pero cuando tienen problemas,
necesitan nuestra ayuda, no hacemos esas buenas obras que Dios
ha puesto delante de nosotros Santiago 2:15-16).
Santiago 2: 15 Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del
sustento diario, 16 y uno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y
saciaos, pero no les dais lo necesario para su cuerpo, ¿de qué sirve?
- Vivir una vida santa, piadosa, esto es obedeciendo los
mandamientos de Dios:
o Familia (Efesios 5:22-6:4; 1 Corintios 7):
 Noviazgo y matrimonio: buscar otras características
prioritarias como la belleza, popularidad, clase social,
dinero, etc. y que crea de una forma sincera y
comprometida en Dios es secundario. Humillar a mi
marido en público o tratar bruscamente a mi esposa.
 Educación hijos: Debemos enseñar a nuestros hijos de
Dios, quién es, sus obras en nuestra vida, el evangelio,
disciplinarnos acorde a cómo nos indica. Pero podemos
hacerlo a nuestra manera siguiendo las nuevas técnicas
ideadas por personas ateas. Así educaremos a nuestros
“a nuestra manera” o a “la manera de nuestra
sociedad”.

 Vida familiar: Familias que viven en el evangelio dentro


y fuera de sus casas, dentro y fuera de la iglesia
o Mayordomía: Podemos utilizar el dinero, el tiempo y los
dones simplemente para nuestro beneficio, para nuestro
disfrute, no para el bien común.
o en lo referente a nuestra conducta, podemos justificar
nuestras mentiras piadosas que no hacen daño a nadie, vestir
sensualmente, tener sexo a nuestra manera,
emborracharnos, estafar, ser orgullosos, etc. (Ef. 4:25-32).
- Predicar el evangelio fielmente: Muchas veces sentimos oposición
interna, vergüenza que nos frena el hablar de Cristo a los demás.
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Debemos luchar contra esa oposición y ser obedientes en nuestra
misión. Y además debemos enseñarlo de acuerdo a las Escrituras,
aunque a las personas les pueda parecer una locura como indica el
apóstol Pablo en su carta a los corintios. No podemos lanzar
mensajes que no son respaldados a la Biblia, simplemente porque
puedan ser bonitos, tiernos y sean fáciles de escuchar por las
personas como el caso del video del Papa. Debemos hablar del
amor de Dios, pero también del juicio venidero. No todos irán al
cielo, sino pocos (Mateo 7:13-14). Debemos predicar el evangelio “a
la manera de Dios”.
2 Timoteo 2: 15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con
precisión la palabra de verdad (LBLA).
Y cómo iglesia, ¿qué cosas estamos haciendo “a nuestra manera”?
La iglesia también ha sido comisionada para ejercer disciplina a sus
miembros y líderes. Es un encargo en el que tampoco podemos fallar y
actuar “a nuestra manera”.

11 Me pesa haber hecho rey a Saúl, porque ha dejado de seguirme y no ha


cumplido mis mandamientos. LBLA

La desobediencia de Saúl no era fruto de un error, una caída en pecado


puntual. Realmente esta desobediencia estaba evidenciando algo mucho
más grave, Saúl ya no estaba siguiendo a Dios como su líder, su máxima
autoridad.

Y esto se evidencia aún más a partir del v.15 cuando habla de Dios, como
el Dios de Samuel, “tú Dios”. Saúl ya no reconoce a Dios como su Dios.
3.   “Mi manera” = “A la manera de Dios”. No reconocimiento de la
desobediencia
12 Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue
dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se
levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a
Gilgal. 13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de
Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. 14 Samuel entonces dijo:
¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis
oídos? 15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo
perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová
tu Dios, pero lo demás lo destruimos.

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16 Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha
dicho esta noche. Y él le respondió: Di. 17 Y dijo Samuel: Aunque eras
pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de
Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel? 18 Y Jehová te envió en
misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra
hasta que los acabes. 19 ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová,
sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová? 20 Y
Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a
la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he
destruido a los amalecitas. 21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y
vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios
en Gilgal.
Samuel viene a Saúl enviado por Dios para confrontarlo por su
desobediencia y emitirle el dictamen de Dios. Pero Saúl lo primero que
dice al recibirle es “Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra
de Jehová”, ¿de verdad? Saúl conocía el mandato de Dios con todos los
detalles y bien sabía él que no había obedecido a Dios.
Samuel comienza a mostrar a Saúl las evidencias de su desobediencia, al
comentarle sobre el ruido de los animales que se escuchaba, pero Saúl
continúa sin admitir su culpa y comienza a dar excusas y justificaciones:
“el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas
a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos”.
¿Cómo que el pueblo? Tú eres el rey y en el v.9 se nos dice claramente
que perdonaron tanto el Saúl como el pueblo. Esto me recuerda mucho al
Edén, cuando Adán fue confrontado por Dios debido a su desobediencia,
dijo que la culpa era “de la mujer que tú me diste”.
Samuel ahora le recuerda la bondad que Dios le ha demostrado
haciéndole a él rey, no siendo él nadie. En cambio, Saúl no ha respondido
a esa bondad de Dios con obediencia.
Pero Saúl continúa defendiendo su inocencia y sigue enfatizando que él ha
obedecido a Dios. Fue el pueblo quien no destruyó esos animales y
además lo hizo según él por una buena causa, sacrificarlos para Dios.
Saúl reiteraba que su manera de actuar era a la manera de Dios, lo cual
era falso.
¿Te ves reflejado de alguna manera? ¿Consideras que tu manera de vivir,
glorificar a Dios y enseñar su evangelio a otros lo estás haciendo a la
manera de Dios?

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En muchas ocasiones, nos cuesta admitir nuestro pecado y ante una
confrontación de una persona nuestra primera reacción suele ser
ponernos a la defensiva. De manera que si alguien nos dice, mira creo que
estás faltando muchos domingos a la iglesia simplemente por actividades
de ocio, o últimamente te veo que estás tratando con poco respeto a tu
marido, a tu esposa, hijos, etc.
No es fácil confrontar a alguien, aunque sea con amor, porque no
sabemos qué tal se lo tomará y nos cuesta ser confrontados, pero esto es
algo también bíblico, es una de las tareas que el Señor nos pide como
hijos suyos.
¿Te imaginas que Samuel no hubiera confrontado a Saúl? Samuel se
jugaba la vida, confrontar al ungido de Jehová, al rey de la nación que
tenía autoridad para degollarlo. Y además que problema, destituir a un
rey en esos momentos y traer inestabilidad al gobierno de la nación, ¿no
sería mejor hacer la vista gorda o que ya sea Dios quien hable
directamente con él? No confrontar es la opción más cómoda, es “nuestra
manera” de hacer las cosas, pero no “la manera de Dios”. Por ello Samuel
estuvo orando la noche anterior, antes de confrontar a Saúl, necesitaba la
ayuda de Dios.
Hebreos 3: 12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros
corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes
exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para
que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
Hebreos 10: 24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor
y a las buenas obras; 25 no dejando de congregarnos, como algunos
tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que
aquel día se acerca.
Por tanto seamos obedientes y valientes para exhortar con amor a
nuestros hermanos, esto verdaderamente es también una muestra de
amor por ellos, porque nos importa su vida espiritual. Y así mismo, seas
humildes y aceptemos esas exhortaciones, correcciones y reflexionemos
sobre ello por si tuvieran razón. Oremos a Dios antes de ir a confrontar a
alguien y oremos a Dios cuando hayamos sido confrontados.
No sólo podemos ser confrontados con las palabras de una persona, sino
también cuando leemos la Biblia, pero para ello debemos leerla,
reflexionando en nuestra vida, comparando lo que estamos leyendo con
lo que estamos practicando. De igual manera, cuando escuchamos una
predicación, no estemos pensando si a fulanito o menganito le debe estar

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viniendo bien escuchar ese mensaje, pensemos en nuestra vida, cómo
debe cambiar para asemejarse más a las indicaciones de Dios que nos está
haciendo llegar por medio de la predicación.
Seamos también sensibles a la voz de Dios que nos habla directamente
por medio de pensamientos, circunstancias que estemos atravesando en
la vida, ejemplos de otras personas. Dios puede confrontarnos también
de esa manera para corregir aspectos de nuestra vida que estamos
haciendo “a nuestra manera”.
Muchas de las adversidades que nos enfrentamos en la vida no son por
nuestros propios pecados, pero algunas sí.
Y esto no sólo aplica a nivel individual, personal, sino también al
comunitario, a nivel nación, a nivel iglesia, tal y como le ocurrió a los
israelitas de la época de Jueces y al propio Gedeón (Jueces 1-2, 6. Ver
pasajes de contexto bíblico).
4.   Juicio de la desobediencia
22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas,
como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el
obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura
de los carneros. 23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y
como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la
palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.
Saúl es declarado culpable de desobediencia, de rebelión y de obstinación.
- Desobediencia: No valen excusas, Dios le dio un mandato y cómo debía
hacerlo y no lo hizo a la manera de Dios, sino a su manera. Aunque
utilizara esos animales para sacrificarlos a Dios no justifica la
desobediencia (ej. evadir impuestos, robar algo pero darlo como ofrenda
a Dios). Dios prefiere la obediencia a los sacrificios u ofrendas-diezmos.
Siempre intentamos justificar nuestro pecado haciéndonos ver a nosotros
y a los demás que hay una buena intención en nuestra manera de actuar.
En este caso sacrificios para Dios, en otros casos por ejemplo quiero
casarme con una persona que no sigue fielmente a Dios, pero quizás si
me caso con ella se convierta a Dios, lo cual es una locura y sigue siendo
desobediencia a Dios como lo vemos en 1 Corintios 7:16 (16 Porque ¿qué
sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh
marido, si quizá harás salva a tu mujer?).
- Rebelión: Esa desobediencia lleva consigo el rebelarse contra la manera
de actuar de Dios. Cuando Dios dice cómo deben hacerse las cosas y
nosotros actuamos de una forma diferente, nos estamos rebelando ante
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la autoridad de Dios y declarando que nosotros somos la máxima
autoridad. No es Dios quien determina como se hacen las cosas, sino
nosotros, que somos mas listos que Dios.
- Obstinación: Por más que Samuel le mostraba las evidencias de su
pecado y que Saúl también sabía, Saúl se obstinaba en que él no había
desobedecido a Dios, no reconocía su pecado ni se arrepentía.
Quizás esos pecados no le podían parecer tan graves a Saúl y a la
población, pero sí veían como pecados muy serios la adivinación y la
idolatría. Por ello Dios les muestra que todos ellos son igual de graves.
Por todo ello, Dios decir destituir a Saúl como rey.
Nosotros sabemos que un verdadero hijo de Dios, que se haya
arrepentido sinceramente de vivir una vida apartada de Dios y que ha
puesto su confianza en la obra de Cristo no va a ser rechazado por Dios
como hijo por caer en un pecado (1 Juan 1:9). Pero eso no quita que
nuestros pecados sí tengan consecuencias y Dios nos discipline para
corregirnos como buen padre que es (Hebreos 12:5-11).
Hebreos 12: 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os
dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni
desmayes cuando eres reprendido por él; 6 Porque el Señor al que ama,
disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. 7 Si soportáis la disciplina,
Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no
disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido
participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 9 Por otra parte, tuvimos
a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos.
¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y
viviremos? 10 Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban
como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que
participemos de su santidad. 11 Es verdad que ninguna disciplina al
presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto
apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. 
Dios quiere nuestro bien y nos disciplina con instrucción, pero también
con golpes, para corregirnos y que vivamos actuemos “a su manera”, que
es la mejor y más sabia manera de vivir.
Fijémonos en el apóstol Pablo como Dios intervino en su vida para que no
fuera orgulloso.
2 Corintios 12: 7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me
exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un
mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca
12
sobremanera; 8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo
quite de mí. 9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se
perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más
bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
En otras ocasiones no es que Dios intervenga activamente para
disciplinarnos, sino que simplemente la desobediencia a Dios haciendo las
cosas “a nuestra manera”, la cual es imperfecta y necia acaba trayendo
sobre nuestra vida nefastas consecuencias, ya sea enfermedad, problemas
familiares, económicos. Por ejemplo, cuando no llevamos una vida
piadosa respecto al sexo, esto redunda en relaciones sentimentales
inestables, adicciones al porno, depresiones, tristeza, amargura, etc.
Y Dios tiene que actuar porque la gravedad del pecado es alta. Es cierto,
que no todos los pecados tienen el mismo nivel de consecuencias. Por
ejemplo un asesinato trae consecuencias mucho más graves sobre los
afectados que un insulto.
Pero todo pecado tiene una serie de implicaciones que nos muestran la
gravedad de cualquier pecado, aún de aquellos que quizás valoramos
como “pecaditos” o “una mentira piadosa”, lo cual no existe.
Para Dios un pecado implica:
- Desobediencia a Dios.
- Rebelión contra la autoridad de Dios como nuestro Señor.
- Obstinación cuando no admitimos nuestra culpa. “Nos
idolatramos”.
Esto es lo que hay detrás de cuando actuamos a nuestra manera en lugar
de a la manera de Dios.
Fijémonos en lo que significa vivir a nuestra manera: “desechar la Palabra
de Dios”. Cuando desobedecemos a Dios, estamos diciendo a Dios tu
Palabra es tu opinión y mi forma de hacer las cosas es la correcta, no la
tuya.
¿De qué sirve cantar canciones de adoración a Dios, mientras hacemos
las cosas a nuestra manera y no nos arrepentimos de ello ni deseamos
cambiar? Puedes ponerte de rodillas delante de Dios, emocionarte
mientras adoras a Dios, puedes dar gran cantidad de dinero para la obra
de Dios, pero Dios da prioridad a la obediencia.
5.   Reconocimiento de culpabilidad, sin arrepentimiento
24 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el
mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí

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a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado, 25 y vuelve conmigo
para que adore a Jehová. 26 Y Samuel respondió a Saúl: No volveré
contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha
desechado para que no seas rey sobre Israel. 27 Y volviéndose Samuel
para irse, él se asió de la punta de su manto, y este se rasgó. 28 Entonces
Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado
a un prójimo tuyo mejor que tú. 29 Además, el que es la Gloria de Israel
no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se
arrepienta. 30 Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres
delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas
conmigo para que adore a Jehová tu Dios. 31 Y volvió Samuel tras Saúl, y
adoró Saúl a Jehová.
Tras el juicio emitido por Dios declarando los pecados de Saúl, ahora Saúl
admite (de aquella forma) su pecado. Y expone las razones de su
pecado: “temí al pueblo y consentí a la voz de ellos”
Si son sinceras estas palabras de parte de Saúl, lo que realmente ocurrió
es que temió más al pueblo que a Dios. Prefirió obedecer antes al pueblo
que a su máxima autoridad, Dios.
Esto es un principio en el pecado, realmente cuando pecamos lo que
estamos haciendo es obedecer a alguien antes que a Dios. Ponemos a esa
persona en lugar más importante que a Dios como nuestra máxima
autoridad.
Así por ejemplo, cuando desobedecemos a Dios por agradar a nuestros
amigos, para no quedar mal delante de alguien, estamos haciendo el
mismo acto horrible que Saúl. Nunca diríamos con nuestra a boca a Dios:
“Mis amigos son más importantes que tú”, pero cuando actuamos de
esta manera, realmente nuestros hechos están diciendo esto.
Pero la realidad lo más frecuente es que esa persona a la que ponemos
por encima de la autoridad de Dios somos nosotros mismos cuando
decidimos por nuestra cuenta qué hacer y no hacer ignorando la voluntad
y mandamientos de Dios. Si me apetece hacer esto o aquello lo hago y ya
está. Nos guiamos por nuestros deseos, gustos, miedos, enfados,
sentimientos al fin y al cabo más que por la dirección y mandamientos de
Dios. Soy yo y mis sentimientos o razonamientos lo que tienen máxima
autoridad.
Aquí Saúl se dejó llevar tanto por la voz del pueblo como por el
sentimiento de miedo. Hay veces que es un poco más difícil saber cuál es
la decisión que hay que tomar bajo la voluntad de Dios, pero otras son

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muy sencillas. Lo verdaderamente difícil no suele ser identificar cuál es la
mejor decisión de acuerdo a agradar a Dios, sino lo difícil es elegir esa
decisión en lugar de otra porque a simple vista puede conllevar
consecuencias aparentemente negativas delante de las personas con
impacto económico, reputacional, etc.
Por ejemplo, si estoy con mis amigos y están hablando sobre chicas o
chicos de una forma pecaminosa, pervertida. Puedo actuar de varias
formas, pero sé que alguna de ellas no agrada a Dios como por ejemplo
unirme a la conversación y hablar como ellos, o reirme con ellos de lo que
está hablando. Se que esta decisión es desagradable a Dios, pero es la
decisión más fácil y me ayudaría a quedar bien con mis amigos. En cambio
que la decisión correcta, pero más difícil, es decirles de una forma correcta
que dejen de hablar de esa forma de las chicas o chicos.
Saúl pide perdón y pide a Samuel que lo acompañe para adorar a Dios
(v.24b-25). ¿Se trata de un arrepentimiento verdadero? ¿busca Saúl
realmente el perdón de Dios y le duele de veras el pecado cometido de
manera que no quiere volver a cometerlo? Nada de eso, el v.30 nos lo
aclara. Saúl no busca el perdón de Dios, tampoco muestra dolor por
desobedecer a Dios. Lo que realmente busca es no quedar mal delante de
la gente importante de Israel. Que no digan, “mira Samuel ha regañado a
Saúl por desobedecer a Dios”. A Saúl le importan más “el que dirán los
demás que lo Dios opina de Él.
Esto en nuestro tiempo podría verse como una persona rebelde y
desobediente al Señor, pero que al guardar las apariencias, pareciera
estar en buena comunión con Dios y la iglesia.
Después de toda la reprimenda de Dios dada a Saúl por medio de su
portavoz Samuel en los v.26-29, ¿lo único que te importa es lo que
piensan los demás?
Cuando tú eres confrontado con un pecado, ya sea por medio de un
hermano, por medio del pastor, por medio de la Palabra de Dios al leerla o
Dios que te remueve tu conciencia, ¿cómo reaccionas? ¿qué te preocupa
realmente? Quizás, de palabra puedas admitir que has pecado, pero eso
no es suficiente, debiera haber en ti una carga, una tristeza y
preocupación sincera por haber desechado la voz de Dios y haber puesto
tus gustos, preferencias, reputación por delante de Dios. Y realmente
desear no volver hacerlo más.
¿Te duelo sinceramente haberte revelado contra Dios? ¿o te preocupa
más que van a pensar en la iglesia, mis amigos, etc.?

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Si el arrepentimiento de Saúl es superficial, no debemos apresurarnos a
levantar la primera piedra, pues nosotros mismos hemos estado entre
los que aman más la alabanza de los hombres que la de Dios (Juan
12:43).

Un ejemplo de verdadero arrepentimiento es el de David tras su pecado


con Urías y Betsabé (2 Samuel 12:13; Salmo 51). Por ello, Dios le perdonó,
aunque lo disciplinó.
Los versículos 1Sa_15:29 y 1Sa_15:35 parecen ser contradictorios. El
primero dice que Dios no cambia Su pensar ni es hombre para que se
arrepienta, pero el segundo dice que se arrepentía de haber hecho a Saúl
rey. El versículo 1Sa_15:29 describe a Dios en Su carácter esencial. No
cambia ni es cambiable, sino inmutable. El versículo 1Sa_15:35 significa
que un cambio en la conducta de Saúl requería un cambio
correspondiente en los planes y propósitos de Dios para él. Para ser fiel a
Sus atributos, Dios tiene que bendecir la obediencia y castigar la
desobediencia.
 
32 
Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él
alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la
muerte. 33 Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así
tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en
pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.
34 
Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl. 35 Y
nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl;
y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.
 
CONCLUSIÓN
En 1 Samuel 8 el pueblo dijo que quería un rey como el resto de las
naciones. Dios se sintió rechazado como Rey de Israel, pero les concedió lo
que pedían, les dejó que actuaran “a su manera”, pero les advirtió de las
consecuencias. Saúl fue el rey elegido, y vemos que no fue un rey ejemplar
ni mucho menos, fue un rey arrogante, desobediente, que actuaba “a su
manera” y no “a la manera de Dios”, después vino David un rey
muchísimo mejor, pero también mostró episodios de su vida donde actuó
“a su manera” como por ejemplo con el adulterio con Betsabé y el
asesinato de su marido. Pero en 2 Samuel 7 se anuncia la venida de un Rey

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eterno que vendrá del linaje de David, éste sí actuará “a la manera de
Dios”, este es Jesucristo.
Juan 8: 29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el
Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada. 30 Hablando él estas
cosas, muchos creyeron en él.
El único relato que tenemos de Cristo en su niñez lo muestra deseoso por
seguir la voluntad de Dios (Lc 2:49). Cuando Jesús es bautizado como
hombre, comenzando su ministerio público, se escucha una voz de
aprobación que proviene del cielo mismo: “Este es Mi Hijo amado en
quien Me he complacido” (Mt 3:17). Incluso un gobernante pagano no
pudo encontrar faltas en Cristo (Jn 19: 4). Y en la hora de la mayor prueba
de Cristo, cuando sus discípulos se durmieron y sucumbieron ante la
negación y la traición, Cristo afirmó su perfecta lealtad a Dios: “pero no se
haga Mi voluntad, sino la Tuya” (Lc 22:42).
“Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que
fuéramos hechos justicia de Dios en El” (2 Co 5:21).
“Ustedes saben que Cristo se manifestó a fin de quitar los pecados, y en Él
no hay pecado” (1 Jn 3:5).
“Ustedes saben que no fueron redimidos de su vana manera de vivir
heredada de sus padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con
sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha: la sangre de
Cristo” (1 Pe 1:18-19).
“Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras flaquezas, sino Uno que ha sido tentado en todo como nosotros,
pero sin pecado” (He 4:15).
“Porque convenía que tuviéramos tal Sumo Sacerdote: santo, inocente,
inmaculado, apartado de los pecadores, y exaltado más allá de los cielos”
(He 7:26).
Juan 5: 19 Por eso Jesús, respondiendo, les decía: En verdad, en verdad os
digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al
Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual
manera. 20 Pues el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que Él mismo
hace; y obras mayores que estas le mostrará, para que os admiréis.

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