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Autora: Mithzah23

The Belly Dancer

—¿TaeHyung? ¿Qué haces hijo?

Su madre lo miraba sorprendida desde la puerta, su pequeño niño de apenas 5 años llevaba puesto la ropa de su
hermana mayor, exactamente el vestido de tul rosa con brillos, era el vestido que Narae usaba en sus prácticas de
baile.

—M-Mamá s-solo quería ver si m-me quedaba—. Responde tartamudeando, sabe que él no debería usar ropa de
mujer, menos los vestidos de su hermana.

La mujer lo mira con el ceño fruncido, no es la primera vez que lo encuentra probándose aquellos vestidos.

—TaeHyung, quítate eso, tienes suerte que he sido yo quien te ha encontrado y no tu padre. —Entra a la
habitación de su hijo e intenta arrancar la prenda de su pequeño cuerpo.

—-Mamá, lo vas a romper! —Grita intentando apartar sus manos del vestido.

—Eres un hombre, un hombre no usa vestido. —La señora Kim no le importaba romperlo, le podría comprar otro
a su hija.

—Pero es muy bonito… —TaeHyung tiene los ojitos brillantes, está a punto de llorar, pues su madre ha roto la
delicada falda. —Míralo, es bonito, el rosado con brillos es muy bonito, mamá…

Su madre se pone de pie al oírlo, esta disgustada ante la actitud femenina de su pequeño, sin pensarlo le golpea la
mejilla girando con brusquedad la pequeña carita de TaeHyung, este baja la mirada avergonzado, intentando
llorar en silencio.

—A los hombres no le gusta el rosado, no vuelvas a decir esas cosas tan estúpidas. —Le regaña dejándolo sólo en
ropa interior y con lágrimas en el rostro.
×××

✻ JungKook es Sultán, heredero a la corona.

✻ TaeHyung se viste de mujer para bailar.

✻ Los padres de TaeHyung son homofobicos.

✻ Los lugares y tiempo son inventados y posiblemente mezcle algunas cosas, sin embargo intentaré ser ordenada
para no confundirlos.
001

—TaeTae, no importa, sólo era una falda. —Narae intenta consolar a su pequeño hermanito, quien le pedía
perdón sin parar entre su llanto.

—P-Pero… era tuya N-NaNa. —Solloza sobando sus pequeños ojitos miel. —Por mi culpa… por m-mi culpa m-
mamá lo rompió Nana… l-lo siento m-mucho. —TaeHyung esconde su pequeña carita entre sus manitos.

—Cariño, eh TaeTae… no llores por favor, hermanito. —Suplica ella sentándose a su lado.

TaeHyung niega con la cabeza al sentir el abrazo cálido de ella. Narae suspira con pesar, ver llorar de aquella
manera al menor de su familia le dolía demasiado, y es que TaeHyung era extremadamente sensible, y su madre
sabía eso, pero parecía no importarle si le hacía llorar o no.

—TaeTae, mírame, por favor… —Ruega quitando las manitas de su hermano, él obedece y con los ojitos rojos y
húmedos la mira avergonzado. —Mi amor, no importa si la falda está rota, ¿de acuerdo? No me voy a enojar si
mamá lo rompió, tampoco me molesta si usas mis vestidos o no. —Dice con una sonrisa en el rostro, TaeHyung
lo mira atento, pequeños suspiros escapan de sus labios. —De hecho, pienso que es tierno que uses vestido. —Ríe
en voz baja.

—-No te m-molesta? —Pregunta inseguro, dejando que Narae lo afirme entre sus brazos.

—Nop, no me molesta, TaeTae. —Responde la niña acariciando los bracitos de TaeHyung. —Pero pienso que los
vestidos te quedan grande ¿cierto? —Su hermano no responde, sólo baja la mirada tímido y con las mejillas rojas.
—Te gustan mucho los vestidos ¿verdad?

—¿Si te digo que digo que sí, me golpearás? —Pregunta con miedo. Narae envuelve aún más fuerte a su hermano
en el abrazo, sabe que él tiene miedo, su padre le ha golpeado antes por ser sincero.

—Nunca, nunca TaeTae te pegaría, jamás provocaría dolor en ti, cariño—. Susurra en su oído, no quiere que su
madre oiga su pequeña conversación.

—¿Es malo que me gusten los vestidos, Nana? —TaeHyung envuelve sus pequeños brazos alrededor del cuello
de su hermana.
—No, claro que no, TaeTae. —Responde con rapidez.

—Mamá dice que-

—Sé que mamá dice que está mal, pero ella no sabe nada. —Interrumpe Narae separándose de él, y acercando su
mano a la mejilla de su hermano, intentando secar las lágrimas de sus mejillas.

—Ella grita cuando-

—Vamos a hacer una cosa, TaeTae. —Le dice interrumpiéndolo otra vez, sonriéndole y agradecida que su
hermanito ha dejado de llorar. —Yo coseré las faldas para ti ¿sí? —Mira como los ojos miel de TaeHyung se
abren en sorpresa. —Haré muchos vestidos para ti, pero no le diremos a mamá o a papá… no le diremos a nadie
¿sí? —Pide sonriendo al ver la enorme sonrisa en el rostro de su hermano, no quiere que nadie borre aquel
hermoso gesto en él.

—¿Si mamá ve mis vestidos? —Pregunta temeroso, aceptando que Narae haga vestidos para él.

—Lo guardaremos en mi habitación, así pensará que son míos. —Expresa con emoción contagiada del pequeño.

—¡Te quiero mucho Narae! —Exclama TaeHyung lanzándose a sus brazos, tumbándola sobre la alfombra roja de
su habitación. Su hermana ríe ante el acto de alegría de TaeHyung, y se promete así misma cuidar de él siempre.

×××

Sus grandes ojos castaños se asomaban tras las persianas de cristal, mirando todo a su alrededor y a su vez
intentando esconderse y que nadie notara su presencia, nadie debía saber que él estaba ahí, o se ganaría de nuevo
otra golpiza insana de parte su padre, o palabras que nunca le gustaría escuchar de labios de su madre, como suele
escuchar últimamente.

Pero es que él no tenía la culpa, le encantaba observar aquellas danzas, oír las suaves melodías, y admirar la
joyería y vestidos que aquellas niñas usaban sin cuidado alguno. Él sentía celos, celos porque ellas podían usar
todo eso y él no.
TaeHyung intentaba grabar todo en su pequeña cabecita para luego recrearlo en casa, donde intentaba practicar
aquellos pasos de baile que tanto él amaba, y que debía hacerlos en secreto, sin que nadie se entere, porque estaba
mal que las imitara a ellas.

Estaba sentado sobre la mullida alfombra, cruzado de piernas y evitando hacer ruido con las persianas, cuales
separaban el salón de baile de un pequeño cuarto de limpieza, a un lado de la sala de ensayo donde su hermana
mayor Narae y sus compañeras practicaban los pasos que la mujer de cabellos rubios les enseñaba, o al menos eso
pretendía.

Él pequeño veía embelesado como las niñas jugaban con sus vestidos de colores, riendo y haciendo los pasos de
baile flojamente, fruncía el ceño cuando se daba cuenta que lo hacían mal y a las pequeñas poco parecía
importarles, ellas solo estaban jugando.

El deseo de bailar y hacerlo bien lo fastidiaba en su lugar, pero él sabía que no debía ir y bailar con ellas, el
simple hecho de estar ahí también era malo, porque esa academia de baile era solo para niñas y él se había
escapado de casa aprovechando que su primo se había quedado dormido cuando se supone estaba cuidándolo y
sus padres no estaban.

Lo que su mamá siempre le decía, se repetía en su cabeza cada vez que él admiraba un bello vestido o disfrutaba
simplemente de una delicada melodía.

“Mi hijo no es un maricón”, claro está que él al tener siete años, no entendía que significaba esa palabra, pero
cada vez que su madre lo mencionaba, ella se ponía furiosa y su padre una vez le había golpeado con el cinturón
cuando él había querido escoger una mochila rosada para la escuela.

TaeHyung no entendía porque estaba mal, pero estaba mal y él iba a obedecer a sus padres. Así que ya no escogía
sus colores favoritos, ahora cada vez que le preguntaban por el color que más le gustaba, él simplemente
respondía negro, y al parecer ese color no estaba mal para nadie, porque nadie le había vuelto a golpear o gritar
cuando demostrar sus gustos en colores, o incluso en la ropa.

La música paró en la sala de baile y ello atrajo de nuevo la atención del pequeño niño de cabellos castaños. Sus
grandes ojos miel buscaron a su hermana con rapidez, si la clase había terminado, él debía correr a casa y llegar
antes que ella, Narae le había suplicado que no se exponga en un lugar así, sería peligroso para él, y TaeHyung no
quería que su hermana se enoje si se enteraba que se había estado infiltrado en su clase de baile, él amaba mucho
a su hermana, no quería que ella también se enojara con él.

Empeoro, respiró tranquilo al darse cuenta que la maestra las había reunido en medio del salón para hablarles de
algo que él no alcanzaba oír. Aún faltaba para que la clase terminara.

—Todas son muy tontas, bailan muy feo. —Se escuchó una voz a su lado.

TaeHyung saltó en su lugar al notar que un niño de cabellos negros se había sentado cerca de él, se había
asustado. Prefirió no decir nada y seguir mirando el ensayo, que acaba de ser retomado.

—Cuando sea grande, escogeré a una de ellas como esposa y espero que baile bien, sino, la botaré de mis tierras.
—Volvió a hablar el pequeño con voz aburrida. TaeHyung frunció el ceño, ese niño decía muchas tonterías
juntas.

—No puedes hacer eso, no puedes botarla solo porque no te gusta como baila. —Defendió mirándolo enojado.

—Sí, sí puedo, y lo haré si baila mal. —Volvió a decir el niño, sin mirarlo.

—Ellas no te pertenecen, y además, aún están aprendiendo, van a mejorar mucho…

—Tienen que hacerlo, y tienen que ponerse bonitas, míralas… son todas muy feas, ¿Cómo podré escoger una
bella esposa si todas están horribles? —Se quejó.

—¿Qué? —El pequeño TaeHyung no entendía porque aquel niño se expresaba de aquella manera.

—Voy a crear una ley, para que todas las niñas feas sean desterradas de mis tierras.

—¡No puedes hacer eso! —Chilló parándose e indignado se cruzó de brazos, olvidando por completo que debía
guardar silencio para que no lo vieran ahí. —No puedes ser tan malo con las personas, así sean bonitas o no, eso
no importa. —Casi lloriqueaba.

—Sí, sí puedo, son mis tierras, y heredaré la corona cuando sea mayor, echaré a todas las personas feas de mi
país. —Dijo con soberbia, mirando por primera vez a TaeHyung.

Los grandes ojos miel de TaeHyung se encontraron con los rasgados ojos cafés de aquel niño petulante.
—Tú eres bonito, te daré permiso para que te puedas quedar, sólo no te pongas feo cuando crezcas. —Sonrió con
burla.

—Cuando sea grande, me iré a otro país, muy lejos de ti. —Aseguró sentándose otra vez, muy lejos del niño
creído.

—No dejaré que las personas bonitas se vayan. —Previno el azabache.

TaeHyung decidió no responder a ello e intentó sólo ver el ensayo, por su parte el pequeño azabache no podía
dejar de mirarlo, TaeHyung era muy bonito, el niño más bonito que jamás haya visto sin dudas. Lástima que sea
un niño, porque si fuera una niña ya hubiese obligado a su familia que lo diera como dote para él y su
descendencia.

La clase terminó y TaeHyung no había pensado en cómo debía salir de ahí, el lugar estaba lleno con todas esas
mujeres ahí afuera recogiendo a sus hijas, él quería evitar que su hermana lo viera ahí.

—¿No piensas irte a tu casa? —Pregunta el pequeño azabache cuando se pone de pie y sacude sus pantalones
anchos.

—S-Si… si… en un rato. —Responde viéndolo tímidamente con la cabeza gacha.

—Da igual, verlas bailar me ha aburrido y yo tengo hambre… adiós niño bonito. —Se despide sin dejar que
TaeHyung le responda.

Escucha un poco de bulla en la sala de ensayo, asoma la cabeza y mira como algunas niñas se han acercado al
niño que había estado con él viendo el ensayo, se asombra al ver que hasta las señoras se acercan emocionadas a
abrazarlo, frunce el ceño cansado, ese chico es realmente molesto ¿Por qué todos lo quieren si es muy creído?

Tiene que esperar un rato largo hasta que ya casi todas las niñas se han ido, colocándose la manta marrón sobre su
cabeza, sale de su escondite a paso rápido, evitando chocar las personas.

Cuando sale de la casa de baile, respira hondamente, preparado para correr a casa se quita la manta y la amarra a
su cintura con firmeza, pero una mano se posa en su hombro, y él se estremece con miedo.

—¡TaeTae! —Escucha la voz de su hermana mayor, se gira con un poco de temor aun.
—N-Nana…

—Ay Tae. —La niña coloca ambas manos en su cintura— ¿Mamá sabe que has venido? – Pregunta inquieta,
TaeHyung niega con rapidez. —Bien, regresemos a casa antes que se entere. —Narae se inclina y su hermano
sube a su espalda. —Agárrate fuerte, correré rápido, no quiero que mamá se enoje contigo.

—Sí, Nana. —Responde abrazándola por la espalda.

Narae corre a casa deseando que sus padres aún no hayan llegado, de lo contrario TaeHyung será castigado
nuevamente, y es lo que ella siempre intenta evitar, no le gustaba ver el pequeño y frágil cuerpo de su hermano
con golpes a causa de su padre, y ella a sus doce años no podía hacer nada, más que consolarlo cuando él lloraba a
causa del dolor.

Ambos entran al jardín delantero de su casa a hurtadillas, la luz de la sala está encendida, y no están seguros si
hay alguien dentro.

—Espera, yo entraré primero, si mamá ha regresado, te abriré la puerta del patio trasero, ¿entendiste TaeTae? —
El menor asiente en silencio. —Bien.

Narae abre la puerta sin hacer ruido y sonríe al ver a su primo dormir en el sillón, entiende que sus padres aún no
han llegado, sin demora regresa por TaeHyung, ambos suben directo a su habitación y la niña puede respirar
tranquila.

—TaeTae, no vuelvas a hacerme esto ¿está bien?

—Pero Nana yo…

—¿Quieres aprender a bailar? —Pregunta sabiendo la respuesta.

—Si. —TaeHyung responde con mucha timidez y sonrojo.

—Te enseñaré yo, te enseñaré a bailar TaeTae, pero no podemos decirle a nadie ¿de acuerdo?

—¡Sí! ¡Muchas gracias, Nana! —TaeHyung se abraza a ella, y Narae solo sonríe al sentir la calidez de su
pequeño hermano.
002

El pequeño niño de grandes ojos miel está escondido, llorando bajo las escaleras de su colegio, tiene vergüenza y
miedo, por ello está escondido en su lugar secreto, ahora no tan secreto.

TaeHyung se ha escondido ahí para poder escapar de las burlas y golpes de sus compañeros, quienes lo han
molestado hoy más que nunca. Y todo gracias a la maestra, esa mujer comenzó a tratarlo mal frente a todos,
avergonzándolo cuando él tuvo que pararse frente a toda su clase y decir que es lo que quería ser de adulto.

“¿Bailarín? ¿Eso es lo que quieres ser?”, la maestra estaba perpleja al oírlo hablar, TaeHyung parecía orgulloso de
lo que quería ser, el brillo en sus hermosos ojos era intenso en cuanto hablar de baile se trataba, pero en ese
momento, ese brillo se estaba opacando, la mirada tierna del pequeño chico estaba siendo desplazada por una
temerosa y avergonzada.

“El baile es para las niñas, no para los niños, Kim no vuelvas a decir que quieres ser eso, tus padres deben sentir
vergüenza de ti si te oyeran hablar así” la mujer dijo firme, logrando que toda la clase comience a reír, TaeHyung
solamente bajó la cabeza y se disculpó de haber dicho eso frente a todos.

Después de ello, sus compañeros se sintieron en más confianza para agredirlo, incluso ante la maestra, quien no lo
defendía, pues pensaba que de esa manera TaeHyung aprendería a ser un hombre, a sus trece años él debía
comportarse como uno, quería corregir la actitud sumisa de su alumno y lamentablemente pensaba que si los
demás niños eran severos con él, él sería un hombre, uno real.

—Eh ¡rarito, sal de ahí! —Exige uno de sus compañeros intentando entrar al escondite de TaeHyung y sacarlo.

—Entra y sácalo ya. —Otro niño se desespera y empujando al primer chico, se arrastra por el pequeño lugar para
tomar a TaeHyung del brazo y sacarlo de ahí sin cuidado.

—N-No… no quiero. —TaeHyung chilla al resentir el dolor en su extremidad, el agarre del chico es demasiado
fuerte y lo está lastimando.

—Cállate o te irá peor. —Amenaza el más alto, TaeHyung está frente a él, tratando de hacerse más pequeño en el
sucio suelo. —Qué raro eres.
—P-Por favor, n-no les hice n-nada… —TaeHyung no puede detener su llanto, ruega sin mirarlos, no entiende
porque sus compañeros le molestan y a veces lo golpean, no entiende porque lo hacen.

—Ah que desesperante, ¡deja de llorar! —El chico grita exasperado, levanta un pie y colocándolo en el pecho del
castaño lo empuja con fuerza logrando que caiga sobre su espalda, y mantiene su pie ahí, sin dejar que TaeHyung
se levante.

—Dime, rarito, ¿quieres ser bailarín? —Otro chico se agacha a su lado y le habla con burla.

TaeHyung cierra los ojos con fuerza cuando su compañero levanta la mano para golpearlo sin temor en el rostro
con su puño cerrado, provocando que su nívea piel se tiña de un rojo rápidamente y se extienda por debajo de su
ojo.

—¿Quieres usar maquillaje y vestido? —Sigue preguntando mientras TaeHyung intenta levantarse en vano, el pie
firmemente posicionado en su pecho se lo impide. —Dime rarito, ¿quieres acaso que alguien te tome y te haga su
mujer? —Las risas de sus compañeros estallan en sus oídos y él deja de forcejear para cubrirse la carita con sus
manitos, llorando humillado.

—La maestra tiene razón, tus padres deberían darte una mejor educación, no hacer lo que están haciendo ahora…
volverte un marica…

TaeHyung niega con la cabeza de un lado a otro, se gira cuando dejan de pisarlo en el pecho, e intenta hacerse un
bolillo ahí pero esos chicos no planean dejarlo tranquilo aun.

El chico más alto vuelve a hablar, despectivo e hiriente. Se agacha a su lado y con una mano lo vuelve a girar y la
sonrisa se extiende por su rostro al verlo estremecerse ante su tacto, TaeHyung le tiene miedo, especialmente a él,
pues es el chico que más le ha golpeado e insultado en todos sus años escolares.

—Eh rarito. —Comienza hiriente. —Tus padres deberían estar muy avergonzados de tenerte a ti como hijo…
deben estar muy humillados ante sus amigos cuando tienen que presentar a sus hijos,

deberían venderte, tal vez les alcanzaría para un día de comida… porque no creo que alguien quiera dar algo por
ti… —Lo mira temblar, TaeHyung respira agitadamente, pero su vista se ha puesto en él. —Si yo hubiese sido tu
madre, te hubiese abortado, total no sería una perdida siquiera…
Todos comienzan a reír ante lo dicho, TaeHyung lo mira atento y sin pensarlo le escupe en la cara, es su manera
de defenderse, esas palabras le habían dolido en demasía, pero ese acto le trae más golpes e insultos, esta vez por
parte de todos sus compañeros.

—¡Maricón de mierda!

Los demás chicos lo golpean sin medirse, él sólo intenta proteger su rostro, porque sabe que si su hermana se
entera se molestará de nuevo y volverá a entrar a su colegio para pedir hablar con el director o golpear a los
chicos que le golpearon a él, y TaeHyung no quiere eso, no quiere meter en problemas a Narae.

Y es que es ella la única persona que podría protegerlo, solamente su hermana ha estado siempre a su lado, a
pesar de todo, a pesar de lo raro que él sea para los demás, ella siempre lo ha visto hermoso, frágil, ella estaría
dispuesta a todo por protegerlo, lástima que ella no estudie en ese colegio, lástima que sea un colegio sólo para
varones.

Cuando se han cansado y por fin deciden dejarlo sólo, TaeHyung intenta ponerse de pie, pero sus costillas duelen,
pide internamente que no le hayan roto algún hueso. Con mucho esfuerzo camina hacia al baño y se lava el rostro,
intentando quitar la suciedad y sus lágrimas, se mira al espejo y su apariencia no le gusta. No le gusta verse así,
desea ser más fuerte, más varonil, pero su delgado y frágil cuerpo está lejos de verse masculino.

Se acomoda la ropa, y cuando piensa que el color rojizo de sus mejillas, nariz y ojos han bajado, decide volver a
su aula por su mochila para volver a casa. Camina a paso lento, porque el dolor aún está presente. El colegio está
ya vacío y agradece que no haya algún docente para que lo regañe por seguir ahí y no volver a casa a tiempo, pero
una nueva preocupación lo invade, Narae debe estar esperándolo afuera del colegio para regresar a casa juntos,
como siempre.

Suspira cansado, su mochila está nuevamente llena de insultos, esta vez han escrito apodos ofensivos hacia su
persona con plumón, TaeHyung piensa que será difícil esconderlo de sus padres o de Narae, y la humillación lo
hacen débil, más que nunca.

—¡TaeTae! —Narae se pone de pie de un salto, y con una sonrisa se acerca a su hermano, pero ella lo conoce
muy bien, que al primer segundo que sus ojos se posan en él se da cuenta que algo anda mal, TaeHyung no está
bien. —TaeTae…
—Hola, Nana. —TaeHyung sonríe esquivándole la mirada, tal vez el rojizo de su rostro ha bajado pero el primer
golpe que recibió en el rostro se ha expandido por todo su ojo izquierdo.

Narae lleva una mano delicadamente bajo el mentón de TaeHyung, lo obliga con suavidad a que este la mire al
rostro, y él lo hace, con temor y vergüenza, mira a su hermana mayor a los ojos, y ella gime bajito al ver el color
horrible en su carita.

—Nana me caí… —Intenta explicar con una sonrisa, pero se detiene al ver las lágrimas bajar por las mejillas de
su hermana. —Narae no…

—¡Basta ya, TaeHyung! —Vocifera Narae separándose más de su hermano menor. — ¡Otra vez no! —Grita ella
enojada, sus ojos lo recorren de pies a cabeza y recién nota la ropa sucia y maltratada de su hermanito, además de
la mochila, aprieta los puños en señal de impotencia y cuando intenta dar un paso hacia el colegio, TaeHyung la
abraza por la espalda.

—Narae no, no importa… déjalo ya. —Pide él aferrándose a ella. Pero su hermana niega con la cabeza. —No
importa, hermanita… estoy bien. —Dice susurrando, refugiando su carita en el hombro de Narae. —Estoy bien
Nana, por favor… estoy bien… —Insiste, pero las lágrimas cruzan su rostro, de nuevo.

Ambos se quedan en silencio, acompañándose en su abrazo, TaeHyung no quiere meter en problemas a su


hermana y Narae solamente quiere que dejen en paz a su hermano, ella odia verlo llorar, verlo adolorido, ella no
lo va a dejar sólo.

Narae mira a su hermano subir muy lento las escaleras, él no ha hablado en su camino a casa, por el contrario,
apretando los labios evitaba quejarse del dolor que resiente su cuerpo. Ella desea poder cargarlo como cuando
eran niños, así al menos el dolor sería menos, pero esta vez solamente se limita a mirarlo.

—TaeTae… ¿puedo pasar? —Narae se apoya contra la puerta de la habitación de su hermano, él se ha encerrado
ahí después de haber comido un poco y ella había sanado sus heridas con rapidez, sus padres no debían saber que
nuevamente lo habían lastimado, o le castigarían por dejarse golpear. TaeHyung se había recluido en su
habitación, durmió un poco y con las pastillas que le dio Narae, el dolor había disminuido considerablemente.
Pero Narae quería subirle el ánimo, y se le había ocurrido una idea. —Cariño, voy a pasar. —Avisa cuando no
tiene respuesta, en silencio abre la puerta y se desliza hacia la habitación.
TaeHyung está sentado al filo de su cama, acaba de tomar un baño y planeaba no bajar a cenar. Narae se sienta
sobre el piso alfombrado, frente a él, cruzando las piernas y apoyando su mentón sobre sus manos lo mira atento.
Ahora que su hermano está limpio y con el semblante claro, los moretones se notan aún más.

—TaeTae—. Llama suavemente, él la mira sin decir alguna palabra. —TaeTae, te tengo un regalo. —Dice
sonriendo. —Hice una falda muy bonita para ti. —Dice pensando que ello le alegraría.

—Gracias, Nana. —Agradece intentando sonreír. —Pero ya no deberías hacerme vestidos, por favor. —Pide
triste.

—No, a ti te gustan, si te gustan jamás dejaré de hacerlos para ti. —Promete, pero él vuelve a negar con la cabeza.
—TaeTae, escúchame por favor. —Ruega en voz baja, poniéndose de pie y agachándose ante él. —Si la gente no
es feliz ahí afuera, no importa, si la gente es demasiado idiota como para querer herirte… no los dejes, jamás los
dejes, tú eres fuerte, eres hermoso, eres diferente y eso es lo más bonito de ti, cariño… tu sonrisa es muy bella…
por favor no dejes que una bola de idiotas te la arrebaten…

—Nana, a ellos yo no… —Intenta decir, pero sus pequeños sollozos le quitan el aliento.

—Yo sé, cariño, pero no nos va a importar lo que ellos digan ¿de acuerdo? —Narae le sonríe, a ella también lo
han molestado, “¿tienes un hermano o una hermana?... Qué vergüenza me daría tener a un marica de hermano…”
—Estamos juntos ¿cierto? No importa los demás… estamos juntos, vamos a ser fuertes ¿verdad? —Murmura,
TaeHyung sin embargo no responde.

—Nana yo no sé si podré hacerlo…

—Mi bebé, lo vas a lograr, vas a ser fuerte y yo estaré siempre a tu lado, ¿de acuerdo?

TaeHyung sonríe ante la determinación de su hermana, piensa que sí la tiene a su lado, él no debería ser débil, ya
no. —Vamos a ser fuertes, Nana. —Dice sonriendo, Narae asiente devolviéndole la sonrisa. —Gracias Narae…

Su hermana lo abraza con cuidado y le da un beso en la coronilla. Decide llevarlo a su clase de baile, no lo dejaría
solo cuando él está deprimido.

—Bien, vamos a alistarte, te traeré el vestido ahora.


—¿Qué? ¿Alistarme? No quiero salir, Nana. —Se alarma el pequeño TaeHyung, pero su hermana sonríe de oreja
a oreja.

—Vamos a mi clase de baile, TaeHyung…

—Pero no me dejarán entrar… —Murmura dudando.

—Por eso irás disfrazado…

Narae le guiña un ojo y sale hacia su habitación sin demora, a los minutos regresa con una bolsa de papel y un
pequeño maletín de mano.

—¿Me vas a maquillar? —Lejos de oírse asustado o preocupado, TaeHyung parece emocionado, es la primera
vez que se maquillará, y es que a él le gustaba esos colores que su hermana usaba, pero sentía vergüenza de
decirlo en voz alta.

—Si lo vamos a hacer, lo vamos a hacer bien, ¿vale? —Dice entusiasmada, TaeHyung la mira asombrado cuando
su hermana abre el pequeño maletín lleno de maquillaje, claro Narae a sus 17 años sabe cómo usarlo, o al menos
eso piensa TaeHyung, quien no deja de sonreír ante los bonitos colores que su hermana escoge para él.

—¿Este es el vestido? —Pregunta cuando su hermana le extiende la bolsa de papel, ella asiente invitándolo a
abrirlo.

—Ya sabes cómo ponértelo. —Narae sonríe al recordar que días atrás TaeHyung se había negado a que ella le
colocará el vestido, sus mejillas ruborizadas y su mirada baja le había demostrado que él tenía vergüenza de
mostrar su desnudez ante ella.

—Sí… —TaeHyung asiente tomando la bolsa y colocándolo en su regazo.

—Traeré algunas pastillas para el dolor, te las vas a tomar, ¿de acuerdo? —TaeHyung vuelve a asentir y Narae
sale de su habitación, dándole privacidad.

TaeHyung desenvuelve el vestido con delicadeza, cada pieza que su hermana ha cosido para él, ha sido hermosa,
TaeHyung creía que los diseños de su hermana son los más hermosos que jamás ha visto. Y esta vez no era la
excepción.
La tela suave color coral muy bajito se desliza entre sus dedos, ese tono nunca lo había usado, y TaeHyung estaba
encandilado por la hermosa tonalidad. Cuando extiende la prenda, una parte de la prenda cae al piso, él asustado
se agacha rápidamente para recogerlo. Asombrado extiende la prenda y comienza a reír, Narae ha hecho esta vez
un vestido en dos piezas, pero sus mejillas se tiñen de un carmesí al imaginarse con ello puesto, su vientre
quedará expuesto con ello.

Se pone de pie frente al espejo y comienza a desprenderse de su ropa lentamente, sus costados aun duelen mucho,
se mira desnudo y sonríe con tristeza, su cuerpo es delgado, mucho, y frágil, su piel nívea ahora matizado en
tonos morados, adornaban horriblemente sus costillas y brazos.

—TaeTae, voy a entrar. —Narae no espera respuesta e irrumpe en la habitación de su hermano. TaeHyung suelta
un pequeño gritito e intenta cubrirse con sus manos, pero su hermana comienza a reír. —TaeTae, te he visto
desnudo un montón de veces. —Comienza a decir acomodando en la cama vendas y cremas. —Hasta te he
cambiado los pañales hermanito, no debes avergonzarte de mí. —Dice tomándolo de la mano y llevándolo a la
cama.

—¿Q-Qué vas a h-hacer? —Pregunta cuando Narae se acomoda frente a él.

—No quieres que tu piel se maltrate y quede con manchas ¿verdad? —Pregunta abriendo una crema y untándola
en su mano. —TaeTae, soy yo, no me tengas vergüenza por favor… —Pide amablemente y TaeHyung asiente
sonriendo y relajándose, Narae comienza a curar sus heridas, como siempre lo ha hecho.

—Wow… oh… vaya, estoy celosa. —Su hermana festeja al verlo con el vestido puesto y el maquillaje aplicado
en su carita, TaeHyung también se mira perplejo.

—Y-Yo… yo no saldré a-así… —Susurra sin quitar su mirada del espejo. —Parezco… parezco una chica de
verdad. —Dice incrédulo.

—Esa es la idea hermanito. —Narae lo toma del brazo suavemente y lo gira, colocando un velo en su rostro, por
debajo de sus ojos. —Nadie debe reconocerte. —Explica acomodando la liga por encima de sus orejas. —
Espérame un minuto ¿sí?

TaeHyung asiente y vuelve a fijarse en el espejo, la falda coral cae desde sus caderas hasta sus pies, la tela suelta
se mueve con sutileza cuando mueve su cuerpo, el cinto dorado en su cadera, mostrando su vientre bajo y su
ombligo, pero que en ese momento revela parte de la venda y él agradece mucho aquello, no le gusta mostrar su
cuerpo de esa manera. El corsé se aprieta en su torso afinando su cintura, Narae ha puesto aplicaciones con
diamantes falsos por encima de la tela, armonizando con el vestido.

Las tiras finas sobre sus hombros no cubren los esparadrapos que Narae ha puesto para cubrir sus heridas sobre
sus hombros y brazos, busca en su habitación con la mirada una chaqueta para cubrirse, pero su hermana entra de
pronto sin dejar de sonreír, orgullosa de él.

—Ponte esto, por favor. —Pide extendiéndole un abrigo negro con capucha. —Hace frío y no quiero que te
enfermes. —Sonríe cuando TaeHyung se coloca el abrigo que le ha dado, ella se apresura y coloca la capucha por
sobre sus cabellos castaños. —Realmente, eres muy bonito, TaeTae. —Dice sincera acunando la carita de su
hermano.

—¿Y si me descubren? —Se oye preocupado al hablar. —Los hombres no pueden entrar a tu academia de baile,
si me descubren ellos…

—Oye, cariño, estás conmigo ¿sí? No dejaría que te hicieran daño mi amor. —Asegura tomándole de las manos.
—Después de la clase, iremos al centro, te compraré algo bonito. —Promete, pero TaeHyung no demora en negar
con la cabeza. —Oye, déjame consentirte un poquito ¿sí? —Pide y su hermano suspira sin responder.

Las clases transcurren con normalidad para Narae, pero TaeHyung es el centro de atención cuando su hermana
tiene que ausentarse por breves momentos, las chicas lo acosan con preguntas y algunas quieren obligarlo a bailar,
pero él simplemente evita las miradas y se niega, no habla, solamente se refugia en su rincón.

Narae le había dicho a la profesora que es su prima, quien había venido de visita y sólo por hoy estaría con ella, la
maestra aceptó que esté en el salón, aunque intentó hacerle unirse a la clase, Narae se negó, su hermana sabía bien
que las heridas de TaeHyung se lo iban a impedir.

Cuando la música comienza y todas las chicas corren al centro del salón, TaeHyung respira aliviado. Mira con
atención los pasos de baile de las jovencitas, memorizando cada uno, como siempre lo ha hecho, grabándolo en su
mente para después practicarlo sólo en casa o con Narae.

TaeHyung mira animado los pasos de baile, sus ojos se posan en los movimientos de su hermana, nunca antes la
había visto bailar así de cerca, y queda maravillado ante la gracia de la jovencita con la música y sus suaves
movimientos, TaeHyung entiende ahora perfectamente porque ella siempre había sido elegida como la mejor
bailarina de su clase, se siente orgulloso y se promete así mismo que él también logrará bailar como ella lo hace.

—Ya, no molesten. —Narae aparta a sus compañeras de su hermano al finalizar la clase, todas siguen curiosas de
la niña nueva que nadie conoce, algunas hasta intentan ir con los hermanos Kim, pero Narae está enfadada y con
la mirada les dice a todas que se alejen, y las niñas saben que Narae además de ser ágil con sus movimientos, es
fuerte si se propone pelear.

TaeHyung camina aferrándose al brazo de su hermana, no se ha quitado la capucha ni el velo en ningún momento,
está tímido y ver a su hermana defenderlo de aquella manera lo ha vuelto diminuto, se siente así en esos
momentos, por eso no es capaz de decir alguna palabra cuando Narae avanza decidida al centro.

×××

—Apresúrate, Jeon. —Jin apresura a su primo, quien está quejándose pasos atrás, han escapado del castillo como
siempre suelen hacerlo, pero está vez tienen un objetivo en mente.

—¿No podías venir solamente tú, SeokJin? —Pregunta colocándose al lado de Jin.

—Es tu madre, no la mía, así que apúrate. —Reniega el mayor acomodándose la capucha y viendo de reojo que el
rostro de JungKook quede oculto bajo las telas.

JungKook chasquea la lengua y derrotado deja de quejarse, han escapado del castillo esta vez para comprar un
regalo para su madre, quien está de cumpleaños y Jin se había negado a ser él quien comprara el regalo, obligando
a JungKook a acompañarlo para que pueda escoger lo que le dará a su madre.

—Entremos aquí, he visto que tienen joyas muy bonitas, además tu madre suele pedir lo que usa de aquí. —Dice
Jin y sin esperarlo, entra rápidamente al establecimiento. JungKook refunfuña y corre para no quedarse atrás.

El lugar es enorme, y está lleno en su mayoría de mujeres y jovencitas. Las joyas brillan por todos los lados y
JungKook comienza a imaginar que se trata de una minería, nunca había visto tanto dorado junto, ni en el palacio.
Pierde a Jin de vista y se encoje de hombros, decide buscar algo bonito para salir de ese lugar en cuanto antes. Se
pasea entre los estantes de vidrio mirando con desinterés la pedrería fina del lugar. Pero no encuentra nada que él
considere bonito.

Se gira en su lugar y su mirada se posa en una jovencita que intenta alcanzar unos brazaletes de plata que están
colocados sobre uno de los estantes de vidrio. La niña se empina en sus pies esforzándose para tomar las joyas
pero aunque se estira lo más que puede, no logra ni rozarlo.

JungKook ríe divertido, pues ella parece no darse por vencida, se acerca con sutileza, la niña es delgada y varios
centímetros más baja que él, la falda coral tiene un vuelo sutil que le hace pensar que le queda bonito, aun a pesar
que ella está de espaldas y lleva un abrigo que también se alza dejando ver su piel nívea en el contorno de su
cintura.

Se posiciona a su lado, dispuesto a ayudarla, pero cuando sus ojos se han detenido en la zona que el vestido
revela, él frunce el ceño disgustado. La jovencita está vendada y un muy escaso tono verdoso impregnado en su
piel escapa debajo de las vendas.

—¿Éstas bien? —Pregunta con el semblante serio, asustando a la joven, quien detiene su acto y se gira con
demasiada rapidez, pierde el equilibrio y teme caer, pero JungKook es ágil y aprisionándola entre sus brazos la
sostiene con firmeza de la cintura.

TaeHyung se queja del dolor ejercido sobre su cuerpo, no se da cuenta que el velo cae de su rostro y sus ojos
asustados se posan en el chico que lo sostiene con ímpetu.

Recordando las palabras de su hermana, no habla, pero si intenta forcejear entre los brazos del extraño, pidiendo
silenciosamente que lo suelte, pero JungKook hace todo lo contrario.

—Te pregunté si estás bien. —Su voz fría le hace estremecerse, TaeHyung asiente de inmediato, aun decidido a
no hablar, se limita a bajar el rostro y vuelve a intentar a alejarse del extraño— ¿Nos conocemos de algún lado?
—Demanda saber.

JungKook está seguro que esos grandes ojos miel ya los había visto antes, quiere creer que si los ha visto y se
niega a creer que los ha olvidado, la niña entre sus brazos niega con la cabeza cerrando los ojos, el chico suspira y
posando una mano bajo su mentón, le pide que lo vea al rostro. Pero TaeHyung vuelve a negarse y removerse
entre sus brazos.
003

Narae busca a su hermano entre la multitud, lo ha descuidado sólo por un minuto y ahora el pequeño niño no está
a su lado, ella comienza a desesperarse y corre de un lado a otro, está asustada, no quiere que algo malo le pase,
empuja a algunas personas en su camino y entra a algunas tiendas, hasta que logra reconocer el hermoso coral del
vestido de TaeHyung, suspira y va por él.

—¡Oye! ¡Suelta a mi hermano! —Reclama acercándose al chico alto de cabello negro, ese muchacho tiene sujeto
a su pequeño hermano, presionándolo contra su cuerpo, Narae se acerca a ambos dispuesta a pelear si es
necesario— ¡Te he dicho que sueltes a mi hermano!

Intenta golpear a aquel extraño, pero alguien se cruza en su camino, y su pie termina golpeando la pierna de otro
chico, quien aúlla de dolor por la patada repentina.

—L-Lo siento… —Se disculpa avergonzada, pero el otro muchacho de mirada gentil le sonríe. Narae regresa la
mirada hacia su hermano y tomando el brazo de TaeHyung lo atrae hacia su cuerpo— ¡No toques a mi hermano!
—Exige enojada.

—¿Tu hermano? —El chico que había tomado la frágil figura de TaeHyung lo mira incrédulo.

—M-Mi hermana… —Se corrige cuando TaeHyung se ha escondido detrás de ella— ¿Cómo te atreves a tocar a
mi hermana? —Pregunta mostrándose valiente, el chico parado frente a ella es realmente alto.

—Oye niña-

—Ya, déjalo… no seas mal educado con una señorita. —Interrumpe el chico que le acababa de sonreír. —El
joven toma de la muñeca al otro chico y con una venia hacia Narae y TaeHyung pide una disculpa. —Mi primo es
muy tonto cuando quiere, por favor no se dejen llevar por esta mala primera impresión. —Pide educadamente.

—E-Está bien. —Tartamudea Narae al tener al joven tan cerca a su rostro.

—Discúlpate, Kookie. —Pide el mayor, pero el aludido simplemente bufa y se cruza de brazos—. Lo siento, creo
que es mejor marcharnos.
El chico de cabellos negros no deja de mirar a la pequeña niña de hermosos ojos castaños, aún bajo la capucha
puede apreciar sus delicadas facciones, es demasiado hermosa, piensa.

Se agacha a un lado y sonríe, pues ella tampoco ha dejado de mirarlo, aun cuando intenta ocultarse. Ha tomado el
velo que ella traía puesto y ocultándolo en su puño, decide salir del lugar, seguido de su primo mayor.

—¿Te hizo daño, TaeTae? —Narae pregunta girándose para ver a su hermano al rostro, este niega con rapidez.

—H-He perdido el velo. —Susurra buscando a su alrededor.

—No importa, debemos regresar a casa ¿sí? —Su hermana le sonríe aun nerviosa, y tomándolo de la mano con
suavidad, regresan sobre sus propios pasos a casa.

Ambos están absortos por lo sucedido, sin pensar entran en su jardín delantero pero un ruido fuerte dentro de su
casa los regresa a la realidad. Narae mira asustada a su hermanito, si sus padres han regresado y ven a TaeHyung
vestido de esa forma, lo castigarán, como ya antes lo han hecho.

—Vamos por atrás. —La niña sonríe, intentando no asustarlo, darle fuerzas al pequeño al lado suyo, pero es en
vano. TaeHyung ha comenzado a temblar levemente en su lugar. —No dejaré que te hagan algo, hermanito.

—Nana, p-papá se va a m-molestar…

—No cariño, no dejaré que te vea así…

En silencio, Narae abre la puerta trasera de la cocina, agachada observa al interior, sus padres no se encuentran en
esa zona, toma a TaeHyung de la mano y lo lleva consigo, sin hacer ruido y atentos a las voces de sus padres,
quienes parece estar en su habitación.

Cuando han alcanzado la habitación de Narae, esta cierra la puerta con seguro por dentro, sin decir nada comienza
a desnudar a TaeHyung con prisa, quitándole la falda y el corsé coral junto a su abrigo, para colocarle sin demora
los pantalones sueltos y una polera blanca y muy ancha para el menor. Se gira en su lugar y con un pañuelo
húmedo comienza a quitarle el maquillaje.

—Vas a ir a tu habitación y fingirás dormir ¿sí? No bajes a menos que te llame yo, TaeTae. —Pide cuando ha
terminado de desmaquillar a su hermanito.
Pero antes que TaeHyung conteste, el llamado de su madre en el piso de abajo los sobresalta.

—Ve a tu habitación, ahora. —Apura metiendo el vestido de TaeHyung bajo la cama con apuro.

Narae baja las escaleras de dos en dos luego que su hermano se ha encerrado en la suya propia, apresurada se
dirige a la habitación de sus padres.

—¿Mamá? —Pregunta sin abrir la puerta.

—Hija, te demoras tanto. —La mujer abre la puerta de la habitación y sin mirarla se dirige a la cocina, Narae la
sigue de inmediato. — ¿Dónde está TaeHyung?

—Está durmiendo, mamá. —Responde segura, Narae sabe mentir muy bien.

—Bien, necesito que compres pan para tu padre. —Su madre le extiende una bolsa de tela y algo de dinero. —
Pan, leche y café, por favor. —Dice sonriendo, la niña asiente respirando tranquila. Al menos no están mandando
a TaeHyung esta vez.

—Corre, que tu papá quiere tomar lonche ahora. —Le apresura, Narae guarda el dinero en su bolsillo y sin
demora sale de su casa, rumbo a la panadería.

—¡Hye! ¡Mujer, ven ahora mismo! —La potente voz del padre de los Kim se hace escuchar por toda la casa, la
mujer asustada corre a su encuentro.

—¿Qué pasó, cariño? —Pregunta al verlo enojado al medio de la sala.

—Explícame esto, mujer.

El hombre alto y corpulento sostiene la mochila de TaeHyung en el aire, la mochila que sus compañeros pintaron
con insultos y groserías hacia el pequeño niño. Y ahora ha puesto de un pésimo humor al patriarca de aquella
pequeña familia.

La mujer mira el objeto con los ojos muy abiertos, no es la primera vez que le hacen eso a TaeHyung, las otras
veces ella se había apresurado a lavarlo para que su esposo no lo vea, y con unas cachetadas contra su menor hijo
le había pedido que se defienda, pero ahora su marido lo había encontrado y no le hacía gracia alguna.
—¿No me dirás que significa esto? —La ve tartamudear haciéndole enfadar aún más— ¡TaeHyung baja ahora
mismo! —Basta un solo grito para tener al más pequeño de su familia frente a él.

Sus ojitos miel lo miran avergonzado y temeroso, había olvidado su mochila en el piso de la sala, ¿cómo pudo ser
tan tonto? Siempre solía esconderlo en su habitación para luego deshacerse de los insultos que sus compañeros le
dibujaban, siempre tuvo cuidado.

—Kim TaeHyung ¡¿Qué mierda es esto?! —Pregunta rojo de ira, el niño no sabe que responder, decirle la verdad
no era una opción. —“mariquita”, “rarito”, “niñita” —Su padre comenzaba a leer en voz alta los insultos hacia su
persona, haciéndole llorar silenciosamente. — “maricón”… Kim TaeHyung, dime que mierda significa todo esto.
—Exige lanzándole la mochila con fuerza.

—M-Mis amigos… e-ellos e-estab-ban j-jugando p-papá… —Miente muy mal, sus lágrimas no se hacen esperar,
él está temblando.

—¿Jugando? —La voz del hombre lo paraliza, a él y a su madre. TaeHyung está rogando por dentro para que
Narae lo ayude, pero su hermana parece no estar en casa— ¿A qué jugaban TaeHyung? ¿A que eres un afeminado
de mierda? ¿A que eras la puta de la clase?

TaeHyung niega con rapidez, sin mirarlo y jugando con sus manos por el miedo que recorre todo su pequeño
cuerpo. —Y-Yo n-no…

—Te voy a enseñar a defenderte, TaeHyung. —La voz de su padre lo minimiza en su lugar, TaeHyung levanta
apenas la carita bañada en lágrimas y observa como su padre comienza a quitarse el cinturón. —Te enseñaré a ser
un hombrecito… para que no me avergüences más, ni a mí, y a esta familia.

Y el primer golpe cae en sus piernas, haciéndole gritar de dolor. Aun así no se deja caer al piso, porque cuando lo
hace, el castigo se vuelve aún más doloroso, su padre odia verlo llorar en el piso como si fuese una niña. Su padre
le repite una y otra vez que él debe soportar los castigos de pie, como un hombre.

—¡Tú vas a ser un hombre, TaeHyung! ¡A las buenas o a las malas!

Otra vez la hebilla del cinturón da contra sus costillas enterrándose ahí, TaeHyung vuelve a gritar, pues su cuerpo
no está para nada bien, los golpes de la mañana siguen latentes en él.
—¡Yo no tengo un hijo maricón! —El tercer golpe cae debajo de sus rodillas, haciéndole temblar en su lugar,
perdiendo el equilibrio cae de costado, lastimándose contra la mesa de centro— ¡Párate! —Ordena.

TaeHyung no puede ponerse de pie. Ese último golpe lo resiente demasiado, porque aunque intenta pararse con la
ayuda de sus brazos, simplemente no puede.

—¿No te vas a parar? —Su padre respira pesadamente, se agacha hacia su altura y TaeHyung se cubre el rostro
intentando no seguir llorando, pero el pequeño niño está aterrado. —Bien.

El peso de su frágil cuerpo es levantado en el aire sin cuidado alguno, su papá lo coge de un brazo, el mismo
brazo que su compañero lastimó en la mañana; y sin esfuerzo logra colocarlo de pie.

—Cuando termine, quiero la cena servida, Hye. —Dice mirando a su mujer, que en todo momento se ha quedado
a un lado de la sala, sin decir nada, sin defender a su hijo, simplemente está parada a un costado con la mirada
gacha.

TaeHyung es aventado al duro piso de la habitación de sus padres, escucha el seguro de la puerta ser colocado y
es en ese momento que se da cuenta, que aunque quiera, no podrá salir de esa habitación, hasta que su padre
decida que el castigo ha terminado.

—Escúchame bien, TaeHyung. —Comienza a decir tomando con fuerza de los cabellos castaños de su hijo, para
que este alce la cabeza. —Tú eres hombre. Un hombre, carajo. Uno que va a defenderse siempre. —Exclama
cerca al rostro lloroso de TaeHyung. —No serás la vergüenza de esta familia, ¿me oíste? —Y a pesar de la
presión que el niño recibe en su cabecita, asiente sin demora. —Te voy a enseñar a soportar los dolores, te voy a
enseñar a ser un hombrecito hecho y derecho, no quiero mariconadas en esta casa… ¡Tú no eres un puto maricón!

Su cabeza rebota contra el piso cuando su padre lo suelta con brusquedad, intenta pararse, pero los golpes con el
cinturón comienzan a llover sobre su cuerpo, caen sin detenerse, caen sin importar que ya su polera blanca está
tiñéndose de un fuerte carmesí. Su padre le golpea repitiendo una y otra vez que prefiere tener un hijo muerto
antes que un hijo maricón.

TaeHyung solamente puede cubrirse la carita, llorando y gritando por el dolor, rogándole que pare, porque esta
vez su castigo está siendo demasiado largo, porque está vez no son solo un par de golpes, esta vez su padre está
totalmente furioso, descontrolado y desfogando su impotencia contra su pequeño hijo. Cegado del daño que le
está causando ahora mismo.

En la sala, su madre ha tomado su mochila y vaciado sobre el mueble, los cuadernos y útiles de TaeHyung caen
en desorden, algunos dan a parar sobre la alfombra, pero la mujer no se preocupa por ello. Cuando la mochila
queda vacía se dirige hacia la cocina en busca de una bolsa para la basura.

—Mamá aquí est-

Narae entra a la sala y su sonrisa se esfuma de inmediato, las cosas de su hermanito están regadas por todas
partes. Con la intención de buscarlo se dirige hacia las escaleras pero los gritos de TaeHyung atraen sus pasos
hacia otro lugar. La leche, el café y el pan caen en la alfombra y ella asustada comienza a golpear la puerta de la
habitación de sus padres.

—¡Papá! ¡Basta! ¡Detente! —Pide sin dejar de golpear hacia la puerta, pero el hombre no se detiene y la voz de
TaeHyung comienza a bajar, el pequeño está mareado sobre el piso, sus ojitos comienzan a cerrarse, por el
agotamiento y lo hinchados que están.

Su carita comienza a tornarse de diversos colores y la sangre hace un horrible acompañamiento sobre sus labios.
Las vendas que Narae le había colocado se han desprendido de su cuerpo y las heridas se abrían junto a unas
nuevas. Podrías ver con claridad la marca de la hebilla del cinturón enterrado en varias zonas de su delgado
cuerpo, y aun así su padre no se detenía.

—¡Mamá! ¡Mamá! —Narae corre hacia la cocina y tomando a su madre por los brazos, intenta hacerla caminar
hacia su habitación— ¡Dile que pare, por favor! ¡Mamá, papá va a matar a mi hermanito! ¡Por favor, mamá! —
Ruega, pero la mujer niega con la cabeza.

—Tu padre le enseñará a ser hombre, deja que lo eduque como debe ser. —Dice ella soltándose de su hijo y
terminando de alistar la cena para su esposo, haciendo caso omiso a los ruegos de Narae y a los gritos de
TaeHyung. —Mejor ayúdame a terminar de hacer la cena, que tu padre tiene hambre.

—¡No! ¡Mamá! ¡Es mi hermanito! ¡Por favor, ayúdalo! —Vuelve a pedir, pero no recibe ayuda alguna. Vuelve
sobre sus pasos y comienza forcejear con la chapa de la puerta, pero ella también es frágil, su cuerpo es débil y
aunque golpea el pedazo de madera con su cuerpo, no logra abrirlo de ninguna manera— ¡Papá! ¡Para! ¡Por
favor!... por favor, papá… ya para… por favor…

Pero después de lo que es una eternidad para TaeHyung, su padre se ha detenido, se ve cansado y la furia se ha
disipado poco a poco. El pequeño lo mira desde el piso, se está desvaneciendo, sin embargo no deja de mirar a su
progenitor, ya no llora, ya no duele porque no siente nada, su cuerpo entero se ha entumecido gracias a los golpes,
y la voz de su hermana se ha extinguido.

El enorme hombre vuelve a colocarse el cinturón en el pantalón y sin decir nada, sin mirarlo abre la puerta de su
habitación y sale en busca de la cena.

El castigo de TaeHyung ha terminado por esa noche.

Narae se pone de pie en un salto y su cuerpo tiembla al verlo en esas condiciones. —TaeTae, mi amor…
hermanito… —Gruesas son sus lágrimas que caen por sus mejillas. —Mi bebé, aquí estoy… cariño, aquí estoy.
—Se agacha a su lado y con cuidado levanta su cabeza para limpiar la sangre del rostro del niño. Su carita
hinchada y morada ha borrado por completo la belleza y delicadeza de sus facciones. TaeHyung la mira apenas,
quiere pedirle que deje de llorar, pero él mismo se ha mordido la lengua en medio de los golpes, que le duele al
hablar.

—Ya estoy aquí, mi amor, ya estoy aquí… —Lo acuna entre sus brazos, intentando cubrir con su cuerpo el
cuerpo descubierto de TaeHyung, pues su ropa se ha rasgado completamente gracias a la hebilla de metal.

Su hermana le acaricia suavemente sus cabellos castaños, desordenados y sucios en ese momento, Narae le
susurra al oído palabras dulces, palabras que piensa le ayudará a sanar, pero en muchas ocasiones su voz se
quiebra y las palabras suenan ininteligibles en sus oídos.

—Yo te voy a cuidar, te voy a amar, te voy a amar por mamá, te voy a amar por papá… te voy a amar por el
mundo entero, hermanito, te lo prometo TaeTae… te voy a amar para siempre, mi amor…

Narae se agacha y con mucha dificultad logra colocar a TaeHyung sobre su espalda, sus manos se manchan con
rapidez de sangre, y su cuello se empapa gracias a las lágrimas de su hermano, pero ello no la detiene. Paso a paso
y segura de sí misma, sube las escaleras; escucha los cubiertos y los platos sonar en el comedor, pero ella sigue su
camino hacia su habitación.
El cuerpo de TaeHyung es tendido sobre la cama de su hermana mayor. Narae piensa que es mejor curarlo ahí, no
quiere ensuciar la habitación de su hermano. Cuando él esté limpio y vendando lo llevará a su cama para que
descanse.

—Bebé, no volveré a dejarte sólo… te voy a proteger con mi vida, cariño. —Promete ella despejando la carita de
TaeHyung. —No volveré a dejarte sólo, cariño…

—L-Lo s-siento N-Nana… l-lo… l-lo s-siento m-mucho… —Llora él y Narae también rompe en llanto junto a
TaeHyung.

×××

—Son muy bonitas, a tu mamá le va a encantar. —Jin sonríe abiertamente sentándose en la cama de su primo,
junto a él.

—No son para mamá. —Niega con rapidez JungKook sin dejar de observar las pulseras plateadas en forma de aro
en sus manos, parecen pequeñas y frágiles, pero el brillo de estas la hace recordar a aquella niña de ojos
profundos.

—¿A quién le compraste esas pulseras entonces? —Pregunta curioso.

—¿Recuerdas a la niña de vestido rosa y ojos caramelos? —Responde con otra pregunta.

Jin hace memoria, claro que la recuerda— ¿La hermana de la niña bonita que me pateó en la tienda? —Se oye
divertido al recordar a la feroz jovencita que defendía a su hermanita ferozmente.

—No sé de la otra chiquilla… pero ella, la pequeña de ojos caramelos… ella quería alcanzar estas joyas. —
Explica extendiendo la mano para colocar las joyas en una cajilla blanca, muy elegante, junto a la tela coral que
había perdido aquella pequeña. —Son para ella…

—¿Y cómo le vas a dar genio? ¿Sabes siquiera su nombre? —Jin observa como su primo trata esas pulseras, con
delicadeza, como si se fueran a romper con sólo su tacto.

—No, pero la voy a encontrar. —Dice mirando a su primo a los ojos. —La quiero como dote, la quiero a ella.
004

Su madre lo mira con los brazos cruzados sobre su pecho y la respiración armoniosa, está molesta, aun así, no
reprocha lo que dice. Pero está claro que no está de acuerdo.

—Mamá, lo haré y no me dirá que no. Ni usted ni mi padre me pueden prohibir, es mi derecho. —Dice firme, sus
ojos cafés brillan con intensidad y no se amedrentan ante los ojos verdes de su madre.

La reina hace un gesto disconforme, cansada de las rebeldías de su hijo, piensa que ha perdido dominio frente a
él.

—Es peligroso. —Dice con la voz calmada. —Eres el futuro heredero de la corona, todos querrán ocupar tu lugar,
JungKook. —Su madre intenta persuadirlo, pero él se muestra reacio.

—He estudiado toda mi vida dentro del palacio, madre, agradezco por los tutores y las clases privadas, he
aprendido mucho… pero quiero experimentar que es tener una vida normal, empezar de abajo, quiero
relacionarme con el pueblo—. Miente, él sólo quiere volver a ver esos hermosos ojitos miel, y sabe que si no
puede salir del palacio no podrá encontrarlos— ¿Cómo podré gobernar si no logro conectarme con nuestro
pueblo? ¿Cómo podré comprenderlos y ayudarlos cuando asuma el lugar de mi padre?

Sus palabras suenan firmes, y su madre sabe que tiene razón, pero ella quiere protegerlo, no quiere exponerlo ante
el peligro, sabe que los reinos colindantes al suyo quieren sus fértiles tierras, y acabar con la armonía del lugar
hiriendo a algún miembro de la realeza, era una estrategia.

—Mamá…

—JungKook. —Su madre suspira y lo observa a detalle, el chico frente suyo está decidido, su hijo ha crecido y a
pesar de sus apenas dieciséis años, el adolescente impone su fuerte presencia, es un hombre de impresionante
belleza, con facciones suaves y sin embargo de fuerte semblante y expresión severa ante quien lo viese. —Cuando
cumplas dieciocho años, irás a la universidad. —Cede suspirando. —Pero recuerda que asumirás la corona a los
veintiuno, cariño, a esa edad debes desposar a una princesa. —Recuerda.

—Lo sé, madre. —JungKook sonríe satisfecho, ha vuelto a conseguir lo que desea. —No se preocupe, para
entonces ya la habré encontrado…
—¿A quién? —Su madre lo mira confundida.

—A mi princesa, habré encontrado a mi princesa, madre…

×××

El silencio incómodo solamente era roto por el sonido de los cubiertos al chocar contra la porcelana.

Su padre comía con el ceño fruncido y atento al periódico que tenía entre las manos, su madre intentaba hacer el
menor ruido posible y su hermana no dejaba de mirarlo, totalmente preocupada.

Habían pasado apenas cuatro días del castigo que recibió por parte de su progenitor, y las heridas no parecían
querer sanar. Su pequeña carita tenía horribles hematomas que Narae estaba curando, e intentaba cubrir con gasa
y vendas, pero parecía que ello agravaba el problema, llamando la atención de todos en la escuela y en la calle.

Y ahora TaeHyung caminaba con la cabeza gacha, la mirada en el piso y los hombros caídos, sentía mucha
vergüenza, aun cuando algunos de sus compañeros se rieron al verlo en aquellas condiciones, agradeciendo al
señor Kim por educar a su hijo como debía ser. A enseñarle a ser fuerte, a ser un hombre.

Incluso la maestra le sonrió y le aseguro que los golpes hacia su pequeña persona eran para su bien, sólo así se
corregiría y comenzaría a portarse como debía.

A nadie parecía interesarle, si era el método adecuado para educarlo, para llevarlo por buen camino, entonces
nadie diría nada, nadie se atrevería de contradecir a su padre. Ni la maestra, ni sus compañeros, ni su propia
madre.

Pero él estaba equivocado, TaeHyung creía ciegamente que desde ese día debía afrontar todo ello sólo, pero
Narae le haría saber ahora que pase lo que pase, ella estaría ahí para él.

—TaeTae, come por favor. —Le pide ella en un susurro, se ha sentado estratégicamente a su costado, quedando
frente a su padre sin importarle si este comenzase una riña otra vez o no. — TaeTae…
El niño sólo podía asentir con la cabeza gacha, escarbando en su plato de comida sin poder comer, o abrir la boca
siquiera. No le había dicho a Narae que su lengua le dolía también, incluso hasta para beber agua dolía mucho, no
quería preocuparla más.

Narae lo mira intentando conectar su mirada a la de él, pero su hermanito se niega a mirar a su familia. Ella
vuelve a insistir en voz baja y TaeHyung piensa que en cualquier momento se pondrá a llorar porque no quiere
causar pena, en ella no.

—TaeTae… —Su voz es un susurro, sin embargo coleriza a su padre.

—Narae, estás en la mesa, guarda silencio y limítate a comer. —Ordena su padre sin mirarla. Sin despegar los
ojos del periódico.

Pero Narae es terca, y vuelve a lo suyo cuando no ve progresos con TaeHyung.

—TaeTae… por favor come…

—¡He dicho que guardes silencio! —Vocifera enojado, golpeando con fuerza la mesa con ambas manos, los tres
miembros de familia saltan asustados ante el golpe y las cosas caídas a causa del violento movimiento.

Su hija lo mira con rencor, está dispuesta alzarse contra él. No le interesa, pero va a proteger a la persona que ama
más en todo el mundo.

—Él no está comiendo—. Comienza a decir con voz firme. —Han pasado dos días que él no prueba bocado, no
voy a dejar que esta noche no ingiera nada, papá. —Dice mirando directamente a los negros ojos de su padre.

TaeHyung lo mira alarmado y toma la mano de su hermana bajo la mesa, pidiéndole que calle o también la
golpeará a ella. Pero Narae se suelta y se pone de pie con rapidez cuando ve que su padre se ha levantado y
rodeando la mesa intenta ir por su pequeño hermano.

Se posiciona frente a él, ocultando con su figura el cuerpo de TaeHyung quién está realmente asustado, no quiere
que la golpee a ella también.

—No. —Dice sin dejar de mirarlo, su padre es mucho más alto y fuerte que ella, pero él nunca la ha golpeado. No
a su hija favorita, no a su pequeña niña. —No volverás a golpear a mi hermano.
—Estoy educándolo. —Gruñe entre dientes y Narae sonríe con sarcasmo.

—Deja que sea un analfabeto entonces, pero no volverás a golpearlo.

—Narae, deja de retar a tu padre. —Pide Hye quieta en su sitio.

—¡Mamá! —Reprocha ella desviando los ojos sólo dos segundos porque su padre intenta jalar del brazo a
TaeHyung. — ¡Papá!

—Narae, deja de faltarle el respeto a tu padre. —Vuelve a hablar la mujer.

El hombre mira a su hija, él la adora y no desea golpearla, es su pequeña princesa, él solamente quiere corregir a
su hijo, volverlo un hombre fuerte; con impotencia empuja la silla donde ella estaba sentada y sale de casa sin
decir nada más.

—Has hecho enojar a tu padre, Narae—. Reprocha su madre poniéndose de pie. —Estarás castigada. —Dice
poniéndose de pie y acercándose a ella. —Deja de ser tan desobediente, niña. —Su mano golpea la mejilla de la
joven, Narae se prohíbe protestar cuando ve a TaeHyung cubrirse la carita con miedo. —Limpia todo, ahora. —Y
sin decir más, se dirige a su habitación.

Ambos hermanos se quedan en silencio, TaeHyung tiembla en su silla sin atreverse a mirar a su hermana, la han
castigado por su culpa.

—TaeTae—. Narae se agacha a su lado y lo mira sonriente, ha evitado que lo vuelvan a golpear y eso es
suficiente.

—L-Lo s-sien-to N-Nana. —Llora el pequeño, apenas y sus palabras se entienden.

—No importa, cariño. —Narae se pone de pie y le da un beso en la frente. —Por favor come. — Vuelve a pedir
pero TaeHyung niega con la cabeza de inmediato. —Tae…

—D-Duele… N-Nana…

Su hermana lo mira con el ceño fruncido y con un poco de insistencia, logra despejar el rostro de su hermano. Lo
toma del mentón con cuidado y le pregunta silenciosamente que es lo que sucede. TaeHyung abre la boca con
lentitud para mostrarle las heridas que se causó aquella noche dentro de su boca.
Narae suspira apenada, la lengua de TaeHyung tiene una cicatriz por un lado, además de algunas pequeñas
erupciones a sus lados por no alimentarse ni hidratarse adecuadamente; parece que el niño tampoco deja que esta
sane como debe ser.

—¿Te duele al comer, amor? —Pregunta limpiando las mejillas mojadas de su pequeño castaño, él asiente
apenado. —Te duele al hablar también ¿cierto? —TaeHyung vuelve a asentir. —Bien… vamos a arreglar esto,
cariño. —Le dice sonriendo y pasando la mirada por el lugar.

TaeHyung deja de llorar e intenta ayudar a Narae ordenando la cocina, pero ella no lo deja, le ordena que se
mantenga sentando en su lugar mientras que ella comienza a limpiar con rapidez el pequeño desastre causado por
su padre.

Cuando por fin ha terminado comienza a sacar algunas espinacas y un poco de leche de la refrigeradora.
TaeHyung quiere preguntarle qué hará, pero no puede, se queja en voz bajita llamando la atención de ella, quien
se gira sonriendo al terminar de poner agua a hervir.

—Te voy a hacer un poco de sopa y algo de puré, no puedes quedarte sin comer. —Y antes que su hermano
proteste, ella vuelve a hablar. —Y no me vas a rechazar porque yo lo estoy cocinando para ti, y tú no puedes
rechazar la comida de tu hermana favorita. —Dice sonriendo de oreja a oreja al ver a TaeHyung asentir con
efusividad ante ella.

Después de tener todo listo para él, termina de limpiar y ordenar, espera paciente a que su hermano acabe lo que
ha preparado y le da algunas pastillas para que pueda dormir sin dolor.

Ha pasado un poco más de una semana y TaeHyung se ha recuperado bastante, su carita ya no está hinchada y los
feos colores que adornaban su piel casi han desaparecido, y todo gracias a los cuidados de Narae, quien ha sido
casi su sombra en todos esos días, no permitiendo que nadie se acerque a su hermano y no dejando que lo hieran,
ni siquiera le ha permitido ir al colegio, escondiéndolo de todo quienes intentan hacerle daño.

TaeHyung mira el reloj de la pared cuando Narae sale con prisa a su clase de baile, ella se había excusado con la
profesora para ausentarse aquella tarde, pero TaeHyung tampoco quiere que ella se pierda de sus clases por su
culpa.

Así que después de un millón de consejos y ruegos de cuidarse, su hermana sale de casa dejándolo sólo.
El castaño toma un pañuelo viejo que él tiene y lo extiende sobre la mesa de la cocina. Sin perder el tiempo se
apresura de tomar algo de verduras y colocarlo sobre la tela. Quiere apresurarse para regresar antes que Narae o
su padre.

Hace un nudito con los extremos, y metiéndolo bajo su abrigo sale de casa a paso rápido, o esa es la intención.
Cuatro días no es suficiente para sanar sus heridas en el cuerpo.

Su casa queda casi a las afueras del pueblo donde vive, así que no demora mucho hasta llegar a un lago rodeado
de árboles y espesa maleza. Camina con cuidado entre algunos troncos caídos buscando la madriguera que vio
una semana atrás, cuando había estado practicando alguna danza que Narae le había enseñado, practicando lejos
de casa para no ser descubierto por sus padres.

Sonríe apenas cuando ha encontrado el hueco en la tierra casi cubierto de hojas secas, las remueve sentándose a
un lado y coloca el pañuelo abierto, dejando que el alimento ofrecido llame la atención de las liebres que residen
en la pequeña madriguera.

Es cuestión de minutos para que una bolita de pelos blancos se asome entre las hojas, sacando las orejitas apenas
para asegurarse que no hay peligro fuera de su oscuro hogar.

TaeHyung se queda inmóvil intentando no reír, por el dolor y porque no quiere espantar al pequeño animal.
Observa como otra bolita, esta vez de pelos grises, sigue a la primera bolita blanca hasta el pañuelo. Ambos
conejillos olfatean las verduras que TaeHyung les ha traído y con premura muerden las hojas de lechuga y los
hilos de zanahoria para meterse nuevamente a la madriguera.

El menor frunce el ceño al ver a los animalitos esconderse. Se asoma para ver adentro y a pesar que el hueco es
profundo y oscuro, alcanza a ver que dentro hay más bolitas de pelos blancos y grises, son las crías de las liebres
que con algo de valentía se asoman también a tratar de servirse del festín que TaeHyung les está ofreciendo, así
que este con cautela vuelve a sentarse y a observar como los animalitos salen y entran de su casa para llevarse los
pedazos de zanahoria, lechuga y espinaca que les ha llevado.

Después de un largo rato, recoge el pañuelo un poco sucio pero ya vacío y pasa ambas manos por sus pantalones
anchos con la intención de limpiarlos de la maleza y la tierra. Se gira en su propio lugar y con un susto retrocede
dos pasos, la mala suerte no es ajena a él, termina cayendo por culpa de un tronco caído torciéndose el tobillo y
arrancándole un grito de dolor.

El chico que está frente suyo ha aparecido de la nada, en un acto silencioso se había posicionado tras de
TaeHyung y con la intención de saludarlo efusivamente, lo había asustado sin mala intención.

—¡Lo siento! ¡Lo siento! ¿Estás bien? —Pregunta el chico de grandes ojos color chocolates, agachándose de prisa
a su lado para ayudarle a ponerse de pie, pero TaeHyung siente cierto temor ante los extraños. — ¿Te hice daño?
—Pregunta preocupado, el chico caído quiere negar, ponerse de pie e irse corriendo a casa, pero su tobillo duele,
y no puede caminar siquiera.

—M-Me he l-lastimado e-el pie… —Tartamudea, puede hablar al menos un poco más ahora.

—Lo siento mucho, en verdad, no quería asustarte. —El chico no para de disculparse a su lado. Su rostro es un
poema, y TaeHyung no puede evitar sonreír ante sus gestos. — ¿Me permites? — Pregunta señalando su pie
derecho, pero sin esperar respuesta, toma la extremidad de TaeHyung y con agilidad logra sacarle la media blanca
y la zapatilla.

TaeHyung abre los ojos en sorpresa e intenta patearlo con la intención de alejarlo, pero el tan sólo mover su pie le
duele.

—Oh—. El chico observa la pierna de TaeHyung, debajo del pantalón beige puede observar como su piel se tiñe
en un feo morado casi negro, el pie que ha descubierto también tiene leves heridas además que está levemente
hinchado.

Sus ojos chocolates pasean ante la figura de TaeHyung, el chico tendido sobre la mala hierba es menudito y se ve
bastante delgado, frágil. Además de las hematomas en su carita todavía hinchada y sobre su pecho, que se revelan
apenas escondidas por su abrigo blanco grande que lleva puesto.

Sin dudas, el pequeño ser delante suyo es maltratado de una forma casi inhumana por alguien. Siente molestia y
quiere preguntar quién fue, pero piensa que es descortés, apenas hace minutos que lo ha visto por primera vez.

—Dame dos segundos ¿sí? —Pregunta con una sonrisa en el rostro, poniéndose de pie en un salto se pierde entre
los árboles.
TaeHyung se queda confundido al verlo desaparecer de su vista. Se sienta sobre la hierba e intenta colocarse la
media y la zapatilla. Cuando lo hace busca a su alrededor, necesita de algo con que apoyarse porque es definitivo
que no podrá caminar hasta su casa sin ayuda de un bastón improvisado.

Se arrastra literalmente hasta el calmado lago para tomar el tronco delgado de un árbol pequeño que acababa de
divisar, pero la voz del chico vuelve a asaltarlo por sorpresa.

—Oye, no te muevas, te puedes lastimar. —Advierte, inclinándose ante él. —Déjame ayudarte, ¿va? – Pide, pero
nuevamente, sin esperar respuesta. Toma el cuerpo de TaeHyung entre sus brazos, alzándolo en el aire para poder
sentarlo sobre una roca plana.

—N-No… no me a-ayudes. —Ruega con cierto temor. No conoce a ese chico frente suyo.

—Tranquilo pequeño, te voy a ayudar con esto. —Dice señalando el pie de TaeHyung. —No te preocupes, podrás
caminar de nuevo muy rápido. —Le asegura con su sonrisa peculiar. Sus ojos chocolates lo miran con compasión.

—¿Q-Qué harás?

—Te has dislocado el tobillo, así que primero me aseguraré de volver el hueso a su lugar. —Dice y sin avisar
tuerce el pie de TaeHyung con fuerza con sus manos, haciéndole gritar de dolor. Lagrimas comienzan a rodar por
sus mejillas con prontitud. —Lo siento mucho, pequeño, pero tenía que regresarlo a su lugar, acomodarlo… o tu
pie iba a sanar mal… no podrías caminar bien…

TaeHyung asiente, a pesar que primero sintió dolor, ahora puede mover el tobillo, ya no duele tanto. El chico
sonríe al ver que el niño ha parado su llanto.

—Mi abuela me ha enseñado a usar medicina tradicional, ya sabes, la medicina natural. — Comenta en voz alto
encogiéndose de hombros. TaeHyung solamente se dedica a observar mientras el chico comienza a cortar una
penca de sábila con un pequeño cuchillo con mago de madera. —Calentará la zona, y ayudará a sanar más rápido.
—Sonríe al ver como el pequeño se encoge ante el frío repentino en su pie. El gel de la planta es muy frío ante su
tacto, sin embargo no se queja.

Minutos después, su pie está vendado, protegido y abrigado, las plantas se ciñen a su extremidad y el chico ha
cortado un pedazo de su propia camisa blanca solamente para que las hojas no caigan de su tobillo.
—Te debo una camisa. —Murmura avergonzado, ya sin tartamudear.

—No te preocupes, igual estaba muy vieja. —El chico de hermosos ojos chocolates se pone de pie en un salto y
extiende la mano para ayudarle a imitarlo, sin embargo TaeHyung no puede estar estable aún, y mucho menos
caminar por mucho rato.

—Creo que me quedaré un rato, hasta poder caminar—. Dice mordiéndose la mejilla internamente, está nervioso,
no puede llegar más tarde que sus padres.

—No—. Empero el contrario niega con la cabeza — ¿Vives muy lejos? Anda, te llevaré a tu casa cargando. —
Ofrece sin dejar de sonreír en ningún momento.

—No, esperaré a poder caminar. —Insiste.

—El bosque es peligroso cuando el sol se pone, y ya no falta nada para que todo oscurezca, además tus padres
deben estar muy preocupados. —Se da la vuelta y se arrodilla para que TaeHyung suba a su espalda. —Vamos, te
puedo llevar cargado. —Dice muy seguro.

TaeHyung lo piensa unos segundos, es un hecho que es peor llegar a casa después de sus padres, o de su hermana,
pero a ese chico no lo conoce.

—Yo vivo detrás de ese remolino, ¿lo puedes ver? —El joven extiende el brazo y señala por sobre los árboles, se
puede visualizar un imponente remolino plateado. —Vivo con mi abuela y mi madre, solo somos los tres… sé
cuidar muy bien de las personas, no te haré nada… solo quiero que llegues bien a tu casa. —Explica volteando un
poco el rostro para ver a TaeHyung, este respira profundo y asiente. Accediendo a subir a la espalda del chico,
que evidentemente, es mayor que él.

En el camino, TaeHyung guarda completo silencio, sintiéndose extraño de estar cómodamente acurrucado contra
la espalda de un extraño, quien habla sin parar, contándole casi su vida entera, es entretenido, piensa.

—Esa es mi casa. —Señala la pequeña vivienda de dos pisos color azul. El castaño duda, bien es cierto que el
extraño es amable, pero no puede hacerle entrar.

—Bien ¿puedes entrar cojeando? —Pregunta, él también piensa que no sería correcto ingresar a una casa sin ser
invitado antes.
—S-Sí… —Responde bajando con cuidado de la espalda del chico, este le extiende su zapatilla, su pie es
protegido solamente por la media blanca, además de las plantas y el pedazo de camisa del extraño.

—Cuídate mucho, y deja de andar de travieso. —Aconseja volviendo a sonreír extensamente.

—Sí… g-gracias… —TaeHyung se sostiene del marco de la puerta para no caer.

—HoSeok, me llamo HoSeok. —Dice haciendo una pequeña venia hacia el pequeño.

—Gracias HoSeok hyung… yo soy TaeHyung. —Responde de la misma manera.

—Un placer conocerte TaeHyung. —HoSeok le sonríe por última vez— ¡En serio cuídate mucho, pequeño! —
Exclama para alejarse de él.

TaeHyung sonríe inconscientemente al verlo partir. Con cuidado abre la puerta de su casa y encuentra todas las
luces apagadas, respirando con tranquilidad entra con pequeños saltitos, y una vez que ha prendido las luces,
decide ir a su habitación. Quiere dormir, necesita descansar.
005

—¡Oye! ¡Suelta eso! ¡Es mío! -TaeHyung abultó sus labios rosas en forma de puchero, en un acto de queja, pues
no podía ponerse de pie.

El joven de cabellos negros arqueó una ceja en sorpresa al levantar la prenda y extenderla, era un vestido blanco,
muy hermoso y de talle pequeño.

—¿Tuyo? -Preguntó mostrándose burlón. -Esto no es tuyo. Esto es un vestido… -Aseguró.

TaeHyung sintió sus mejillas enrojecer, era suyo, pero nadie debía saberlo claro.

—E-Es de mi herma-na. -Tartamudea nervioso, pero el joven niega con la cabeza al no creerle, con la intención
de marcharse se da media vuelta aun con el agua del río llegando por debajo de su ombligo. - ¡Oye! ¡Devuélveme
eso! -Vuelve a pedir en un grito.

El frágil jovencito de hermosos cabellos castaños se pone de pie en su afán de recuperar su vestido, pero el dolor
en su pierna regresó de inmediato, intentó volver a sentarse, pero las piedras donde había estado sentado estaban
mojadas, se resbaló y su pierna lastimada volvió a doler en demasía. Chilló de dolor, pero el joven que le estaba
quitando su vestido pensó que era un acto de capricho, sólo eso, no tenía intención de ayudarlo.

No lo ayudó, aun cuando vio como TaeHyung caía al agua y las piedras lo golpeaban con fuerza, por el contrario
se cruzó de brazos a la espera que el chiquillo se pusiera de pie y avanzara hacia él para pelear por la blanca
prenda.

Pero el niño que había caído al agua no salía a flote, inclusive había dejado de pelear e intentar a salir del río.

“Maldición”, gruñó entre dientes, y dejando el vestido a un lado, se sumergió nuevamente en las aguas frías del
río que limitaba el pueblo.

El joven nadó lo más rápido que las fuertes aguas le permitieron y tomando al chico sin cuidado alguno, logró
sacarlo de las aguas para aventarlo sobre el césped húmedo a un lado del río.

—Despierta. —Ordena, pero el jovencito no se movía, y parecía no respirar. —Maldita sea, ¡despierta ya! —
Exclama arrodillándose a su lado, el niño había tragado demasiada agua que realmente no estaba respirando.
Las fuertes manos del joven con el torso desnudo hicieron presión en el pecho de TaeHyung, con la intención de
hacerle vomitar el agua que había tomado. Sus manos lo tomaron con brusquedad, empujando hacia arriba para
que despierte, hasta que unos segundos después logró hacerle toser el agua que había bebido sin quererlo.

—Sí que eres un idio-

Su queja se cortó cuando el joven vio los ojos del chico casi moribundo, él conocía esos bonitos ojos miel, él lo
había visto antes, estaba más que seguro.

TaeHyung cerró los ojos y se dio la vuelta sobre sí mismo, no podía parar de toser en su sitio, había comenzado a
temblar, estuvo a punto a morir ahogado, no podía evitar sentir escalofríos en ese momento.

—¿E-Estás bien? -Pregunta palmeando la espalda de TaeHyung con suavidad, sin embargo este se queja ante el
tacto-—¿Te lastimaste con las rocas? —El chico no esperó respuesta por parte del menor, y sin permiso alguno, le
levantó la polera, una exclamación de sorpresa para nada grata escapó de entre sus labios.

La espalda del pequeño niño estaba dolorosamente marcada por gruesas y viejas heridas, hechas al parecer por un
metal, además agregando las nuevas heridas que ahora se habían creado gracias a las rocas filosas.

—Tienes que tener cuidado—.Susurró vacilante, no seguro si preguntar quién le había hecho esas heridas. —El
río es peligroso. —Siguió diciendo, TaeHyung asintió cuando su tos había calmado un poco.

Sus ojos negros pasearon por la fina figura del menor, sintiendo pena por el estado de este, pero no deseoso de
ayudarlo más, se puso de pie rápidamente.

—Debes regresar a casa, vete a casa ahora o enfermarás. —Advierte al sentir el viento envolver su cuerpo, pronto
llegaría la noche.

TaeHyung volvió a asentir aun tendido sobre el césped. El mayor retrocedió unos pasos no deseando hacerse
cargo de un desconocido, que extrañamente le parecía familiar. Esos ojos los había visto antes.

—No te hagas tarde, los límites del bosque son peligrosos, anda, vete a casa ahora. —Dice para luego comenzar a
alejarse lentamente del pobre chico maltratado.
Los sollozos de TaeHyung se hicieron más fuertes cuando creyó estar sólo de nuevo, el dolor en su pierna era
punzante, no podía ponerse de pie, y las vendas que le habían colocado se lo había quitado el río. Además tenía
que llevar la cesta de ropa que Narae le había hecho, sus vestidos estaban sobre las rocas, sin contar con el vestido
blanco que el desconocido quiso llevárselo.

La impotencia de no poder ponerse de pie lo invadió, ¿Cómo podía ser tan tonto? ¡Un completo inútil! Se
reprochaba, agarrando la tierra entre sus finos dedos.

TaeHyung había ido al río a lavar los vestidos que Narae había hecho para él, su hermana le había anunciado
aquella mañana que ella lo haría, pero él pensó que no sería justo para Narae, así que aún con su pierna herida y
con el dolor de algunas heridas recién hechas, fue al río arrastrando su cesta de ropa y ahora estaba inmovilizado
en los límites del bosque sin saber qué hacer.

Por su parte, el joven que lo había rescatado suspiró profundamente, escondido entre los árboles, sólo esperaba
que el chiquillo se pusiera de pie y se marchara, pero no lo hacía, no se movía de ahí y sólo lloraba, si lo dejaba
sólo sería desearle lo peor al pequeño, animales peligrosos y personas de mal vivir podrían atacarlo, y él se sentía
responsable de cierta manera.

Suspiró, “Yo soy el futuro rey, ¿Por qué debo preocuparme de un chiquillo molesto?”, refunfuñó,” sólo estaba
yendo a la casa de la abuela”.

Dispuesto a salir de su escondite, y ayudarlo se acercó de nuevo al jovencito, pero antes de siquiera abrir la boca,
un muchacho corrió hacia ellos y haciendo caso omiso de su presencia, se arrodilló junto al pequeño.

—Dios, TaeHyung, pequeño ¿Qué te sucedió? -Pregunta el nuevo invitado, tomando al más pequeño entre sus
brazos.

—HoSeok h-hyung… a-ayúdame, por favor. -Pide extendiendo sus frágiles brazos.

—Claro que si pequeño, ya estoy aquí. —HoSeok lo toma entre sus brazos y lo levanta sin saber de su pierna
lesionada, TaeHyung gime de dolor ante los movimientos de su hyung. —Perdona, perdona pequeño…

—Oye, lo estás lastimando. —Interviene el chico de ojos negros, se acercó a ellos e intentó recuperar al pequeño
de entre los brazos de ese tal HoSeok. —Suéltalo, lo ayudaré yo.
HoSeok alza la mirada con el ceño fruncido. Nunca antes había visto a aquel chico en el pueblo. - ¿Quién eres tú?
—Pregunta fastidiado, sin soltar a su dócil amigo.

—Soy JungKook, el futuro rey de este reino, y te estoy dando una orden. —Advierte acercándose.

—Y a mí no me importa, es mi amigo y mira como está, por tu culpa está así. —HoSeok seguía arrodillado junto
a TaeHyung, pero aun así la presencia del otro chico, que seguía con el torso desnudo, no lo intimidaba para nada.

—¡No es mi culpa! -Intenta defenderse, pero el llanto de TaeHyung atrae la atención de ambos jóvenes.

—TaeHyung, estoy aquí, no te dejaré sólo. —HoSeok lo alza entre sus brazos y TaeHyung se aferró al cuello de
su amigo.

—M-Me duele… me duele m-mucho, hyung. —Se queja señalando su pierna.

HoSeok asiente y volviendo a colocar al pequeño chico sobre el césped. Toca con cuidado la pierna de
TaeHyung, notando las heridas en él. Estaba realmente lastimado, pero él podía ayudarlo, su abuela le había
enseñado todo lo que sabía.

—Parece que te has fracturado la pierna TaeHyung, pero te voy a sanar ¿de acuerdo? -Le dice sonriendo, su
amable gesto calma al pequeño, su mirada se desvía hacia JungKook, a quien le advierte con rudeza—. No
demoraré ni dos minutos, si te atreves a hacerle algo o juro que te enterraré vivo.

JungKook bufa rodando los ojos, dispuesto a hacerse respetar, pero antes de responder, HoSeok se había echado a
correr dentro del bosque, en busca de ramas y plantas para sanarlo como había aprendido desde pequeño.

TaeHyung se cubrió el rostro con ambas manos, intentando ahogar su llanto.

—No te has roto la pierna en el río, tú ya estabas así ¿verdad? —Pregunta JungKook sentándose a su lado.
TaeHyung no respondió. — ¿Alguien lo hizo? ¿Fue acaso tu familia… tu padre…?

—¡No! -Exclama el pequeño de inmediato, no quería que nadie supiera nunca como su padre lo trataba,
intentarían alejarlo de él, destruirían a su familia, y él no quería causarle ese dolor a su madre. -Me caí en la
escuela. -Bueno, no era una mentira después de todo.
—¿Te caíste en la escuela? —JungKook frunce el ceño al imaginar esa escena, una simple caída no ocasionaría
tantos daños- ¿Acaso te caíste de las escaleras? —Pregunta extrañamente preocupado. TaeHyung asiente
lentamente, en realidad sus compañeros lo habían empujado, y luego le habían golpeado después de que
TaeHyung intentara defender a un pequeño cachorrito que era hostigado por sus compañeros de clases. —Debes
tener más cuidado. —Es lo último que JungKook dice, pues HoSeok había regresado y posicionándose al lado del
pequeño, comenzó a envolver la pierna de TaeHyung con algunas plantas e inmovilizarlo con ramas gruesas para
permitir que esta sane.

Después de un rato, TaeHyung había dejado de llorar, y ahora se encontraba acurrucado en la espalda de HoSeok,
siempre el mayor lo llevaba así a casa, después de casi un año de haberse conocido, aquello se había hecho una
rutina para ellos. TaeHyung siendo cuidado por el mayor, y él tratando de ayudarlo sin preguntar, sin buscar el
porqué, sólo intentando calmar su dolor.

JungKook se colocó con rapidez su ropa seca y cargando la cesta de ropa que TaeHyung había llevado consigo,
caminó a su lado, sin dejar de observar los ojitos miel del pequeño, queriendo preguntar, pero no deseando ser
interrumpido por el mayor.

De vez en cuando sus ojos se encontraban con el bonito color miel de TaeHyung, y él sonreía al ver como las
mejillas del niño se teñían de un fuerte carmesí, para luego esconder su carita en la espalda de HoSeok, JungKook
comenzaba a sentirse enfadado por ello, quería observar el delicioso color de esos grandes ojos.

—Mi hermana no está en casa, mis padres tampoco ¿puedes llevarme a mi habitación por favor, hyung? -Pregunta
temeroso, los tres estaban parados en la puerta de su casa.

—Claro que sí, pequeño. —HoSeok le responde con una sonrisa, pero su rostro se tornó serio cuando se dirigió
hacia JungKook. —Gracias por ayudarnos, desde aquí yo me ocupo de él. —Y quitándole la cesta de entre las
manos, le cerró la puerta en la cara, dejándolo parado viendo tontamente la puerta y sintiendo su rostro rojo de
enojo.

×××
—Así que persuadiste a tu madre de nuevo ¿eh? —Jin se sienta en el sillón rojo de su primo, burlándose de él,
JungKook acaba de llegar al palacio y había entrado azotando las puertas que se cruzaban en su camino. —Y la
mejor parte, es que no irás sólo. —Sonríe de oreja a oreja al verlo de ese modo. —Vas a tener que aguantar al
idiota de YoonGi también.

—Tú también irás, así que no estés tan contento. —Responde JungKook frunciendo el ceño ante el espejo de su
pared, acomodando sus cabellos negros, resoplando bajo, lleno de molestia.

—Sí, pero YoonGi a mí no me odia…

—Él no me odia. —Se defiende comenzando a desabrochar los botones de su camisa, tomaría una ducha.

—Claro que lo hace, hizo de tu niñero por diez años, y eres malcriado, un chico muy engreído, no hay quién te
aguante con tus aires de grandeza. —Explica levantándose con flojera para tenderse sobre la amplia cama.

—Soy el rey, no son sólo aires de grandeza. —Suelta, caminando con el torso desnudo por su habitación.

—El futuro rey, aún no lo eres, sultán. -Le recuerda con sorna.

JungKook piensa refutar, está inquieto, enfadado, y que su primo comenzara a burlarse así no ayudaba en nada;
pero la puerta de su habitación es abierta sin aviso. Ambos jóvenes se giran y la jovencita de cabellos rojizos se
sonroja al darse cuenta que ha interrumpido a ambos jóvenes.

-Lo siento. -Dice con la cabeza gacha, dispuesta a irse.

-No importa, limpia ahora, me da igual. -JungKook la autoriza a ingresar respirando profundamente, la joven lo
mira dudando, pero aun así asiente y comienza con sus labores.

-Jin, ¿Por qué iras un año más avanzado a nosotros en la casa de estudios? -Pregunta intentando distraerse.

-Soy mayor y he estado estudiando en casa, he adelantado algunos cursos sencillamente. -Responde Jin
encogiéndose de hombros, sin darle importancia.

—¿Y eso qué? -JungKook comienza a quitarse los pantalones sin importarle que una mujer este en su habitación.
Jin lo mira con el ceño fruncido, pero cuando su primo está dispuesto también a quitarse la ropa interior, se pone
de pie y lo toma de las muñecas.
—Sé que es tu habitación, pero tienes visitas. —Dice levemente enojado.

—Una visita no deseada, sin embargo. —Refuta con desdén.

—Hay una dama limpiando tu habitación ahora mismo. —Jin prefiere omitir la primera respuesta de JungKook.

—Ella es sólo una sirvienta, no me interesa si me mira o no. —Las palabras ponen nerviosa a la joven que
termina botando la jarra con agua sobre la alfombra del joven sultán- ¡Oye! ¡Pero qué tonta eres! ¿No te das
cuenta de lo que haces? —Pregunta soltándose de Jin y acercándose a la chica.

—L-Lo siento. —Se disculpa ella agachándose de prisa a recoger la jarra de vidrio, pero JungKook es más rápido
y toma el objeto con ambas manos.

— ¡Esto ya no sirve! —Exclama explotando, lanzando la jarra lejos, haciendo que se rompa contra un estante y
los vidrios caigan desperdigados sobre los muebles y parte del piso desnudo.

—¡JungKook! —Jin lo toma del brazo con fuerza antes que su primo empuje a la joven contra los vidrios, está
realmente molesto.

—¡Suéltame Jin! —JungKook forcejea pero el mayor es realmente fuerte.

—Discúlpanos, por favor recoge este lío y ten cuidado con los vidrios rotos, linda. -La voz de Jin suena calmada.
—Tú y yo vamos a hablar. —En cambio, cuando se dirige a JungKook su tono de voz es evidentemente diferente.

JungKook forceja molesto, pero no logra soltarse del agarre de Jin, quien lo jala con la suficiente fuerza para
llevarlo hasta su alcoba.

—¡Te ordeno que me sueltes! —Exige cuando la presión en su brazo se torna doloroso.

—Me vas a oír Jeon JungKook—. Jin lo empuja con fuerza hasta sentarlo sobre el sillón.

—¡No quiero! —Exclama intentando ponerse de pie— ¡Tú eres nadie para venir a ordenarme! ¡Soy yo el futuro
rey!
—Y a mí me importa una mierda. —Jin gruñe entre dientes, no quiere levantar la voz, no cuando está empleando
groserías. —Podrás ser el futuro rey de lo quieras, pero eso no te da derecho a tratar a las personas de esa
manera…

—Pero esa mujer es una tonta ¿Cómo se le ocurre ve-¿

—Fue un accidente. —Le interrumpe. —Dios, no puedo creer que te pongas así por algo tan trivial…

—Las personas que me rodean son muy tontas, muy idiotas… ¡No tolero que sean de esa manera, SeokJin! —
Exclama, no entiende de donde viene aquellas palabras. No entiende que es esa molestia en su pecho que le hace
reaccionar de esa manera, pero él desea deshacerse de ese horrible sentimiento que quema en su ser.

—Será mejor que te calmes, JungKook, no sé qué te puso de ese humor allá afuera, pero cálmate. -Exige Jin con
un fuerte respiro.

—Jin. —JungKook inhala profundamente cerrando los ojos, su primo tiene razón, él no debe portarse de esa
manera con nadie. —Tú vas a ir conmigo a la universidad, ¿verdad? -La pregunta toma desprevenido a su primo,
empero este asiente lentamente. —Bien, tú me ayudarás a encontrarla entonces…

—¿Qué?

—Sé que estoy cerca de ella… sé que la voy a encontrar Jin… y tú me vas a ayudar… —Afirma poniéndose de
pie y saliendo de la habitación de su primo, dejándolo sorprendido ante su intempestivo cambio de actitud y la
afirmación tan extraña que había hecho
006

TaeHyung sonríe de lado al ver el gesto de su hermana mayor, quien no ha dejado de golpear el piso de madera
con un pie, es su manera de protestar, de hacer un berrinche, pues ha estado más de cinco horas ensayando ese
día, sin contar las semanas en las que se ha amanecido, y ese bendito movimiento del vientre no le ha salido, su
cuerpo no colabora.

—¡Ya! —Grita frustrada tendiéndose sobre la madera, su respiración es agitada y siente que sus muslos duelen en
demasía. —No soy buena para esto, voy a abandonar. —Murmura apenada. —Ahora mismo, lo dejaré todo. —
Refunfuña entre dientes.

—Nana. —TaeHyung se sienta a su lado, con cuidado, le duele el brazo así el movimiento sea lento, duele; la
noche anterior su padre había llegado furioso a casa fumando, cuando su madre intentó pedir que lo apagará, su
padre tuvo la intención de quemar la mano de su esposa para que se callara, pero TaeHyung había corrido a
impedirlo, terminando él con tres quemazones horribles en su brazo izquierdo. Claro está que Narae no lo sabía.

—Esto es difícil, no me sale… abandonaré todo. —Dice ella con drama. TaeHyung sonríe levemente.

—Eres la persona más fuerte que conozco. —Comienza a decir. —Si te dejas derrumbar, ¿en quién me refugiaría,
Nana? Tú no eres débil, tú no abandonas las cosas cuando se vuelven complicadas ¿verdad? —Pregunta tomando
la mano de su hermana con delicadeza. Narae sonríe ante las bonitas palabras de su hermanito.

—No, no abandonaré, mi amor. —Responde ella sentándose en su lugar y acariciando la carita de TaeHyung, las
feas manchas negras están desapareciendo, su padre no lo ha golpeado desde hace tres semanas, y su rostro está
recuperando su bonito color.

—Entonces, seguirás practicando ¿verdad? —Pregunta con la esperanza en los ojos, Narae asiente con la cabeza.
—Te amo, Nana. —Dice abrazándola con su brazo derecho.

—Cuando tengas novia, ya no me dirás eso. —Bromea ella riendo, viendo como las mejillas de TaeHyung
adoptan un curioso color granate.

—Y-Yo… yo no… —Tartamudea bajando la cabeza, avergonzado ante la idea.


—Estoy jugando cariño, sé que aunque te enamores algún día, no te olvidarías de tu familia. —Asegura
abrazándolo con fuerza, TaeHyung se queja del dolor recibido en su brazo. —¿Qué pasa? —Pregunta alarmada,
separándose de él para revisarlo.

—Nada Nana, sólo que eres muy fuerte. —Intenta tranquilizarla con una sonrisa, aunque Narae detiene sus
movimientos, lo mira atenta, sabe que está mintiendo, pero están en la universidad de ella, en uno de los pequeños
anfiteatros traseros del campus, y con algunas personas a su alrededor, y no es tiempo de preguntar o enojarse con
él por ocultar muy seguramente alguna nueva herida. —Estoy bien…

—Sé cariño, que tú siempre dices estar bien. —Narae acaricia con las yemas de sus dedos la mejilla de su
hermanito. —Pero mi amor, a veces está bien decir que no lo estás, está bien ser débil a veces. —Susurra,
TaeHyung deja de mirarla a los ojos, va a llorar si su hermana sigue diciendo ello.

—Nana, estoy bien. —Vuelve a repetir, aunque su voz tiembla y sus ojitos miel se cristalizan, él sigue
repitiéndolo.

—Te amo, TaeTae. —Le dice besando su mejilla, decide que por esta vez, sólo por ese día, no volverá a insistir
para que su hermano le cuente lo que sucede.

—Yo también te amo, Nana. —Responde él sonriendo.

—Creo que ensayaré un rato más, tú deberías ir a casa. —Narae no suena muy segura de ello, pero antes que
cambie de parecer, el amigo de TaeHyung se acerca a ellos con una enorme sonrisa en el rostro.

—¡Hola, TaeTae! —Saluda abrazándolo con fuerza.

TaeHyung cierra los ojos ante la presión de no llorar por el dolor, no le gusta cuando HoSeok y Narae se unen
para resondrarlo cuando él oculta sus heridas, ambos jóvenes quieren y necesitan saber cuándo TaeHyung se
siente mal, para poder curarlo y cuidarlo.

—HoSeok, ya… por favor no seas tan efusivo. —Pide él dando un paso a un lado.

—Tae, deja que tu amigo te muestre cariño si quiere. —Narae expresa mirando a HoSeok, le extiende una mano
en forma de saludo. —Hola HoSeok. —Dice sin dejar de sonreír.
—Eh…hola N-Narae… —Responde él nervioso, tomando la mano de la jovencita y correspondiendo el saludo.

—Bien, chicos, vayan a casa por favor. —Pide Narae al ver el rostro de su hermano. —Sólo me quedaré una hora
más y luego volveré ¿de acuerdo? —Ambos jóvenes asienten y deciden dejarla ensayar tranquila.

TaeHyung mira a su amigo de reojo, caminan en silencio al bordear el anfiteatro y salir por la puerta trasera,
HoSeok está concentrado en ver como Narae se vuelve a atar el largo cabello castaño en una coleta alta para
luego acomodarse el pañuelo de monedas alrededor de su cintura.

—Hyung. —Llama bajito TaeHyung, pero HoSeok parece no oírle. —Hyung. —Vuelve a insistir.

—¿Q-Qué? —Responde al fin su amigo, desviando la mirada hacia él.

—Nada. —TaeHyung niega con la cabeza sonriendo, su amigo a veces es muy evidente.

Comienzan a caminar por los largos jardines del campus, que está ligeramente desierto como suele ser un martes
por la tarde.

— van tus clases, TaeTae? —Pregunta HoSeok, notando como el pequeño se soba el brazo y hace una mueca de
dolor.

—B-Bien. —Habla nada seguro. —Como siempre, HoSeok hyung…

—TaeHyung, ¿tus compañeros te siguen molestando? —Pregunta abiertamente, el pequeño castaño niega con la
cabeza, sin levantar la mirada.

—Ellos sólo bromean… algún día se cansarán, hyung…

—TaeHyung…

—Estoy bien…

HoSeok asiente con un suspiro, volviendo a notar la molestia de su amigo cuando se toca el brazo izquierdo.

—Déjame ver. —Pide tomándolo del brazo, pero TaeHyung retrocede con miedo y dando apenas dos pasos hacia
atrás, se topa con alguien más, quien molesto lo empuja haciéndole caer.
—Ten cuidado. —La voz del joven suena molesta. —Ash… no deberían dejar entrar niños a una universidad. —
Dice acomodándose la pulcra camisa blanca.

—No, tú ten cuidado ¿no ves que terminaste tumbándolo al piso? —Reclama HoSeok tomándolo del brazo herido
sin querer, haciéndole gritar de dolor al colocar directamente una mano sobre la herida. — ¡Lo siento, lo siento!

—Que quejón eres, niño. —Reniega el joven de cabellos rubios, pasando su peso de un pie a otro. —Ya levántate.
—Ordena.

HoSeok mira preocupado a TaeHyung, retira algunos rizos castaños de sus ojitos para mirarlo, preguntándole en
silencio si puede cargarlo.

—YoonGi, ya déjalo. —Otra voz se hace presente y ambos jóvenes miran al chico de cabellos negros. HoSeok lo
reconoce de inmediato.

—Ah, claro que lo conocías, si es igual de arrogante que tú. —Dice entre dientes recordando la primera vez que
lo vio, cuando había hecho caer a TaeHyung al río. JungKook frunce el ceño, él no lo ha reconocido.

—¿Quién te crees que eres para hablarme así? —El sultán da un paso hacia atrás, dispuesto a hacerse respetar,
pero una fuerte mano lo retiene en su lugar.

—No puedo creerlo, por todos los dioses… ¿tendré que cuidar de ambos en esta estúpida universidad ahora? —
Reniega el que parece ser el mayor de los tres. — ¡Es su primer día aquí, deben saber comportarse! —Los calla de
un grito, aunque el joven sultán parece querer replicar, se queda callado al ver los amenazantes ojos de su primo
Jin. —Lo siento mucho, por favor acepten una disculpa de parte nuestra. —Pide suavizando la voz y
extendiéndole una mano al pequeño de rizos castaños.

Pero TaeHyung hace caso omiso al gesto bondadoso del extraño y termina apegándose al cuerpo de HoSeok.

—No voy a perder tiempo con ustedes. —La voz del chico rubio se oye aburrida, y sin decir algo más se aleja del
pequeño caos.

—¿Te hizo mucho daño ese tonto? —Pregunta el mayor, arrodillándose a un lado, pues TaeHyung no se pone de
pie. — ¿Me dejas ayudarte?
—No, yo voy a ayudarlo. —HoSeok aparta las suaves manos del joven y toma a TaeHyung entre sus brazos.

—H-Hyung… y-yo puedo caminar. —Dice avergonzado, HoSeok asiente y con paciencia lo coloca a su lado, ya
de pie hace una venia al chico que le extendió la mano. —Gracias por ser tan gentil con nosotros… —Dice
sonriendo apenas, mira por el rabillo del ojo al otro joven, quien no le ha quitado la vista de encima.

—Mi primo no te lastimó ¿verdad? —Pregunta preocupado.

—No, yo me había golpeado antes, por eso me quejaba de dolor. —Miente con naturalidad, con una bonita
sonrisa en el rostro. —Estoy bien. —Dice mirándolo a los ojos.

JungKook mira el color miel de tan hermosos cristales miel, siente que el aire escapa de sus pulmones al mismo
tiempo que logra ser consciente de como la sangre fluye, corre por sus venas, en su cuerpo entero; y empujando a
Jin, toma bruscamente a TaeHyung de los brazos.

—¡Eres tú! —Dice emocionado, su corazón comienza a latir violentamente, está cerca de ella, lo sabe, lo puede
sentir; pero TaeHyung vuelve a resentir el dolor, intenta apartarse del fuerte agarre, pero JungKook lo aferra con
más fuerza.

—Suéltame… por favor…

—Tú tienes una hermana, yo lo sé… dime donde está ella… ¡te ordeno que me lo digas! — Exclama agachándose
para ponerse a la altura de ese bonito color miel en los ojos del pequeño niño, el sentimiento es realmente intenso,
pasa por alto todo a su alrededor, centrado, casi perdido en el intenso brillo de los ojitos que lo miran asustado,
pero JungKook se ve reflejado en ellos y el sentimiento se intensifica, observa la carita del pequeño y piensa que
delicada, que es demasiado bonito para ser niño, pasando totalmente por alto la piel manchada a causa de los
golpes, pero la sensación de haberlo conocido desde siempre se aloja en su pecho.

—T-Tengo una herida en el brazo… y m-me d-duele, por f-favor… —Pide con su vocecita, asustado e intentando
soltarse del fuerte agarre.

—¡Idiota, suéltalo! —HoSeok logra romper el brusco agarre en su amigo y con premura logra arremangar las
mangas largas de la enorme polera. —TaeHyung… —Susurra al ver la piel quemada en tres zonas de sus finos
brazos.
JungKook mira atento la piel pálida y maltratada de los brazos del niño, sin decir palabra alguna.

—Me caí, me caí de una colina pequeña y las rocas hicieron esto hyung… —TaeHyung ya no siente vergüenza de
mentir a cada momento.

—Eso no parece herida de una caída, eso parece una quemadura… —Observa Jin acercándose a ambos extraños.

—¡Solamente me he caído! —Exclama TaeHyung enojado por la atención recibida. — ¡Y déjenme sólo! ¡No
tengo porque darles explicaciones a ustedes! —Grita alejándose de los tres chicos bajando sus mangas, quienes lo
miran sorprendidos ante su accionar.

—No vuelvas a acercarte a él. —Advierte HoSeok para ir tras su pequeño amigo. JungKook intenta decir algo en
su defensa pero Jin lo silencia de un golpe.

—Tú has decidido venir a la universidad, y me has arrastrado a esto… desde hoy en adelante te vas a comportar
como un humano civilizado, eres sólo un joven aquí, y no el futuro rey. —Jin habla decidido, con las mejillas
rojas totalmente por la molestia que siente ante el comportamiento de su primo.

—No me quedaré, solamente la voy a encontrar y la llevaré al palacio, me importa muy poco tener que lidiar con
esta gente. —Susurra con los dientes apretados. —Sólo he venido por ella.

—¿Qué? —Jin lo mira confundido.

—Voy a encontrar a la hermana de ese niño y me casaré con ella, SeokJin—. Asegura tomando su enorme bolso
de finos hilos que había dejado olvidado minutos antes.

—¿La hermana de ese chico? ¿Acaso la conoces? ¿Quién es ella? —Tiene muchas preguntas, nunca le había
escuchado a hablar así de alguna chica, JungKook tiene 18 años y jamás había demostrado atracción por alguien.

—No sé quién es ella. —Suspira con pesadez. —Pero tiene los ojos más hermosos que jamás haya visto. —Sonríe
inconscientemente, comienza a caminar junto a su primo. —Jin, esa niña tiene dos hermosos cristales miel… yo
pude ver mi futuro, mi vida entera junto a ella… y solamente quiero pasar el resto de mis días y noches
reflejándome en ellos. —Recita emocionado, no entiende por qué y la única conclusión que logra crear es que la
dueña de los ojos miel es familiar de ese niño de extraña y peculiar belleza.
×××

—Para ti, la solución a todo es la sábila ¿verdad hyung? —Pregunta TaeHyung sonriendo, sentadito en la sala de
su casa, esperando a HoSeok quien está sacando el gel de la planta.

—Y para ti, la solución a todo es callar y guardar tu dolor ¿no? —HoSeok se escucha serio, sin sonreír se sienta al
lado del pequeño, quien agacha la cabeza y se muerde el labio ante lo dicho.

— Hyung yo no…

—TaeHyung, está bien, está muy bien si quieres ser valiente, si quieres demostrar fuerza. —Comienza a decir
mientras limpia las heridas del brazo de TaeHyung. —Pero no está bien cuando se trata de heridas que pueden
hacerte mucho daño a largo plazo, no puedes permitirte no sanar sólo para no preocupar a tu hermana… —
HoSeok guarda silencio prontamente, está al tanto de la situación familiar del niño, y sabe muy bien que sólo
Narae es quien lo cuida y lo protege, que ni su madre ni su padre han demostrado amor hacia el más pequeño de
la familia.

—Estaba… estaba seguro q-que sanaría s-sólo… yo no quise… yo no q-quise preocuparlos, hyung… —Murmura
al borde de las lágrimas.

—¿Cómo te hiciste esto? —Pregunta, pero TaeHyung niega con la cabeza, dispuesto a no responder. —
TaeHyung, por favor… dime como te hiciste esto…

—¿No le dirás a Nana? —Es casi una súplica.

—No se lo diré. —Responde sabiendo que deberá cumplir.

—Papá… —Comienza a decir, pero siente un nudo en la garganta. —Él… él apagó su cigarro en mi piel… pero
no lo hizo apropósito—. Agrega rápidamente al ver como HoSeok se ponía de pie y llevaba ambas manos a su
cabeza. —Él estaba borracho, sé que él no quería hacerlo… —Dice, aunque las lágrimas ya comienzan a brotar y
resbalar por sus mejillas. —Hyung por favor, no le digas a Nana…
—TaeHyung, esto no puede seguir así. —HoSeok se acerca a él con cuidado. —Debemos denunciar a tus padres,
pequeño. —Ahora parece ser él el que ruega.

—¡No! ¡Claro que no! Está bien, HoSeok hyung… yo estoy bien con esto. —TaeHyung se pone de pie también, y
aunque HoSeok es más alto que él, desea demostrar que es fuerte, y que podrá soportar mucho más. —No le
puedo hacer esto a mi mamá, ella ama a su familia, yo no puedo destruirla… hyung por favor no digas de esto a
nadie, por favor…

—TaeHyung…

—¡Por favor hyung!

—De acuerdo, de acuerdo, pequeño. —Suspira con pesadez. —Pero tú me prometerás que siempre me dirás lo
que sucede, así sea algo insignificante, me lo dirás por favor.

—Lo haré, hyung. —Acepta con un frenético movimiento de cabeza, HoSeok lo abraza con fuerza sintiéndose
impotente de no cuidarlo como desea, y se siente triste al ver cómo pueden tratar a tan delicada criatura de aquella
manera.

—Te voy a cuidar, hermanito. —Susurra cuando TaeHyung logra calmar su llanto.
007

—Esto es ridículo, haces berrinche para venir a la universidad, y nos obligas a nosotros a venir contigo, y tú no
entras a ninguna clase ¿Es una mala broma acaso? —YoonGi se ve mal de humor cuando encuentra a JungKook
sentado en las escaleras del campus universitario, el futuro rey está muy concentrado viendo a algunas jovencitas
danzar.

—Si he entrado a clases, sólo hoy me salté una, hyung—. Se defiende sin mirarlo.

YoonGi chasquea la lengua al escuchar su respuesta. Mira al grupo de chicas y ríe al verlas intentar lo que parece
ser un nuevo paso para ellas.

—¿Estás buscando una esposa? — Cuestiona. JungKook siente enrojecer al oírlo, no quiere que su primo se
entere de ello, se burlará de su persona toda su vida.

—Claro que no. —Niega poniéndose de pie. —Sólo pienso que es divertido verlas hacer el ridículo. — Es lo
último que dice para alejarse de su primo, sin esperar algún comentario de vuelta.

Deja atrás a YoonGi y se encamina afuera del campus, los jóvenes murmuran al verlo pasar, y él comienza a
refunfuñar al sentirse incómodo de ello, pero es que la situación es enteramente su culpa, desde el primer día que
pisó la universidad, él dejó bien en claro que no cualquier persona debería hablarle, y aun así cuando algún joven
ha intentado hacerlo, JungKook simplemente hacía oídos sordos y fingía que esa persona no existía.

Sin embargo, aún había jovencitas que admiraban su belleza desde lejos, sin perder la esperanza que el joven
sultán se fije en ellas. Muchas provocando miradas vistiendo prendas diminutas ante él, pero JungKook era terco,
él sólo veía los ojos de las chicas, si no eran los ojos que él buscaba, simplemente las descartaba de inmediato.

A lo lejos ve a Jin, él está sonriendo junto a una chica de larga cabellera castaña, se ve entretenido, pero
JungKook quiere descartar que esa chica sea a quien él busca, sin demora, se acerca a su primo mayor y sin
vergüenza alguna, saluda a la joven besando su mejilla.

—Ya, JungKook—. Se queja Jin al ver las intenciones del menor, la joven sonríe al ver a Jin enojado.

—Hola, joven sultán—. Saluda ella separándose de inmediato de JungKook, este mira sus ojos atentamente, se
parecen demasiado.
—¿Cual es tu nombre? —Pregunta demandante.

—Narae—. Responde alzando una ceja ante la falta de tacto del futuro rey.

—¿No deberías estar en clases? —Jin desea que su primo se retire lo más pronto posible.

—¿No deberías estar tú en clase, hyung? —JungKook no deja de mirar a Narae, quien ya no le presta atención y
parece buscar algo en su morral. — ¿Cuántos años tienes Narae?

Jin abre los ojos totalmente sorprendido ante lo intempestivamente directo que es JungKook, sin embargo, Narae
comienza a reír.

—Tengo 19 años— responde ella encogiéndose de hombros. — ¿Y tú? —Cuestiona ella con el mismo tono de
voz, pero JungKook la mira avergonzado, es un año menor que ella y eso lo intimida un poco.

—No te importa.

—¡JungKook! —Exclama Jin avergonzado del comportamiento de su primo.

—Ya me voy— Anuncia desinteresado, pues la chica que busca él, es menor o eso piensa. —Jin hyung, luego vas
a mi habitación. —Ordena, y se retira cuando Jin comienza a regañarlo a gritos.

Sigue su camino aburrido, su madre lo ha obligado a vivir en el campus universitario junto a sus dos primos, claro
está que ella le ha puesto guardaespaldas a sus expensas, pero esos hombres no son muy discretos, están tras de él
las veinticuatro horas del día, y se siente más prisionero que en el castillo.

Suspira al salir de la universidad, lleva sus pantalones sueltos y envuelto en una especie de túnica blanca con la
cual cubre desde sus hombros hasta un poco debajo de la cintura, el sol arde sobre su rostro y ello le molesta,
chasqueando la lengua, tira de la túnica hasta cubrir su cabellera negra casi totalmente.

Camina a paso lento sin que nadie se interponga en su camino, algunos pobladores hacen una profunda venia
cuando lo reconocen, sin embargo él ignora a todos a su paso, los guardias puestos por su madre lo siguen
disimuladamente, pero JungKook opta por no prestarles atención.
JungKook llega hasta el río donde él solía entrar a nadar. Se sienta al filo y balancea sus pies, totalmente aburrido
de su vida. Pero escucha una vocecita a su lado, se gira y ve al niño que conoció el primer día de clases, suspira
para regresar su mirada hacia el río, ignorando a ese chico.

—Humm… disculpe ¿se quedará mucho tiempo? —Escucha la pregunta detrás de él, pero a JungKook no le
importa, ni siquiera se voltea a mirarlo. —disculpe…

—No me hables. —Suelta rápidamente y el chico deja de insistir, regresando sobre sus propios pasos.

JungKook lo mira por sobre su hombro y su figura le causa curiosidad, se levanta despacio y camina tras de él, el
pequeño chico de bonito cabello castaño parece no notar su presencia.

—¡Oye! ¡Kim rarito TaeHyung! —Un grito se escucha cerca de ellos, y JungKook puede ver como el chico frente
suyo se tensa. — ¡Rarito, te estoy hablando!

Un grupo de chicos, se pone delante del castaño, parecen mucho más altos y grandes que el singular niño.
JungKook sigue caminando pasando por alto totalmente como ellos se dirigen al niño que él estaba siguiendo.
Los deja atrás decidido a no meterse en algún problema callejero.

—Déjenme pasar—. Pide TaeHyung apretando los puños, sin mirarlo a la cara.

—Hoy no fuiste a clases ¿te escapaste con tu novio acaso? —La pregunta le ofende, sin embargo no responde en
lo absoluto.

—Por favor, déjenme pasar. —Vuelve a pedir, pero el chico que se ha puesto delante suyo sonríe de lado.

—Quiero divertirme hoy contigo—. Anuncia y tomándolo de la cintura, lo eleva sobre su hombro, llevándoselo
lejos de los ojos curiosos de las poquitísimas personas que pasan por ese lado del río.

TaeHyung le golpea y patea aun cuando está sobre su hombro, intentando liberarse del fuerte agarre del chico,
pero no lo logra. Los demás muchachos ríen fuertemente al ver el desesperado intento del pequeño chico.

—¿Qué piensan hacer? —Pregunta asustado cuando lo dejan caer en un sucio callejón, es de día aun, el sol brilla
en lo alto pero ese lado del río es desolado, así grite no le escucharán.
—Sólo queremos comprobar, que no eres una chica infiltrada en nuestro colegio—. Suelta con burla, sosteniendo
las muñecas de TaeHyung con fuerza.

—No sean tontos, esto les puede meter en problemas—. Chilla TaeHyung aun intentando soltarse del agarre.

— Quédate quieto! —Ordena uno de los jóvenes, y con el puño golpea la nariz de TaeHyung, haciéndole sangrar
de inmediato.

—P-Por favor… —Ruega totalmente asustado.

—¡Quítenle la ropa! —Les ordena a sus amigos, quienes no dudan en hacerle caso y rompen las prendas del
pequeño niño.

Pero todos se detienen al ver las enormes heridas que cruzan el menudito cuerpo del chico frente a ellos, apenas
se han deshecho de la camisa blanca, la han roto y tirado a un lado, pero el chico que yace en el piso tiene
horribles cicatrices y heridas recientes por toda su espalda y brazos, además de quemaduras en el pecho, a todos
se les escapa el aire al verlo tan maltratado.

—Quítenle también los pantalones. —Se vuelve a escuchar la orden, pero algunos dudan en seguir, TaeHyung ha
comenzado a llorar en el piso, sintiéndose humillado.

—Yo que ustedes, lo dejo en paz. —Un joven, mucho más alto que ellos se apoya en una pared, cruzado de
brazos y un gesto disgustado en su rostro. —Ya lárguense. —Dice fastidiado.

—¿Y quién eres tú para ordenarnos?

—¿Todo bien, sultán? —Uno de sus guardaespaldas se ha acercado a JungKook al notar la situación. Los jóvenes
que han estado molestado a TaeHyung, miran al hombre inmenso con los ojos temerosos.

—Si no lo dejan en paz, estos gorilas les enseñará a no aprovecharse de las personas débiles—. Amenaza
avanzando hacia ellos. —Sólo lárguense y olvidaremos todo. —Resopla posando sus ojos uno a uno.

Los chicos no lo dudan y salen en fila india del callejón, en silencio y con la cabeza gacha, pues se han dado
cuenta que tras del hombre hay cuatro hombres más, todos muy grandes y fornidos, es obvio que son su
guardaespaldas y saben pelear.
—Ya, levántate que no te han hecho nada—. JungKook recoge la camisa de TaeHyung y la extiende delante suyo,
está rota y llena de barro. — ¿Tu casa está cerca? ¿Puedes ir a tu casa sin camisa? —Pregunta chasqueando la
lengua. TaeHyung sigue inmóvil en su sitio, llorando en silencio. —Oye…

JungKook se agacha frente al chico y tomándolo del mentón le obliga a verlo a los ojos, su corazón da un vuelco
al verse reflejado en esos cristales miel inundado en lágrimas, son los ojos que ha estado buscando. Se aleja del
rostro de TaeHyung y recorre su fina figura con la mirada, su cuerpo está maltratado, pero el contorno y la figura
es peculiar, muy pequeña y fina, deliciosa, se relame los labios inconscientemente y sacude su cabellera negra,
quitando esas ideas de su mente.

—¿Kim TaeHyung? —Pregunta rodeándolo, recordándolo vagamente.

—S-Sí… —Responde suavemente, quitando las lágrimas de su rostro con ambas manos, luego, se pone de pie
para ir a tomar su camisa, la camisa que está desecha y JungKook lo ha lanzado lejos de su alcance.

—¿Cuántos años tienes? —Sigue en su interrogatorio, quiere descartar esa tonta idea.

—Tengo 15 años, su majestad—. Responde TaeHyung bajando la mirada, no se atreve a mirarlo a los ojos. Sabe
que el chico frente suyo es el sultán del reino, ha escuchado muy bien como ese guardaespaldas lo había llamado.

—¿Por qué dejas que te molesten así? ¿No sabes defenderte acaso? —JungKook se escucha fastidiado ante el
comportamiento sumiso de TaeHyung.

—Sé defenderme… solamente tenía miedo. —Confiesa mordiéndose el labio inferior, está de pie ante el sultán,
quien no deja de observar su cuerpo con una mirada distinta, incómoda para él.

—No deberías andar sólo si no sabes defenderte—. Comenta cuando ha comenzado a sacarse la túnica, quedando
únicamente en un bividi negro.

—¿Qué… qué hace? —Pregunta TaeHyung temeroso al mal interpretar las acciones del sultán.

—Tienes que ir a tu casa, y no puedes andar así en las calles ¿o sí? —Pregunta extendiéndole su blanca túnica.

—Yo no puedo aceptar… —El más pequeño rechaza bajando la cabeza.


—Es sólo una túnica, no es nada importante, tómala y vete a casa. —Insiste JungKook aun con la prenda en la
mano.

—Gracias sultán—. Susurra cuando al final se coloca la túnica, le queda realmente grande.

JungKook ríe ante las mejillas sonrojadas de TaeHyung, quien evita verlo aun cuando el sultán trae puesto un
bividi negro pegado a su cuerpo.

—¿Tienes alguna hermana TaeHyung? —Pregunta acomodando la tela por sobre la cabeza de TaeHyung,
escondiendo sus bonitos rizos castaños. El chico asiente tímido. — ¿Dónde está ella? —Pregunta demandante,
TaeHyung parece confundido ante la cuestión.

—Estudiando—. Responde al fin. JungKook sonríe ampliamente.

—Te llevaré a casa. —Dice avanzando delante de él.

—N-No es necesario, su majestad…

—He dicho que te acompañaré a casa, y no me importa si no quieres—. Su voz suena fría nuevamente, lo toma de
la muñeca y lo jala con fuerza, TaeHyung se queja en silencio.

—Por favor, me está lastimando… —Susurra y JungKook afloja su agarre.

—Lo siento, pero necesitamos llegar a tu casa, ahora. —Dice dando grandes zancadas.

—M-Me duele el tobillo… no puedo caminar tan rápido… por favor su majestad… —TaeHyung intenta soltarse
del agarre, pero JungKook se detiene abruptamente en su lugar.

—Me guiarás entonces—. JungKook se agacha y obliga a TaeHyung subirse a su espalda, tal y como aquel
jovencito lo hizo aquella vez que lo encontró en el río.

TaeHyung se muestra reacio ante ese gesto, sin embargo se siente cómodo en la amplia espalda del sultán, se
acomoda pegando su mejilla en el cuello de su mayor, susurrando el camino en su oído.

JungKook por su parte siente el cuerpecito tibio contra el suyo, la sensación es agradable, pero él solamente
quiere llegar a la casa de ese niño y conocer a su hermana, sabe que la niña que busca está muy cerca de él,
camina a paso lento, nervioso de verla al fin y una sensación extraña en su vientre bajo, no queriendo soltar a
TaeHyung, y deseando volver a ver esos ojitos miel una y otra vez, cada día, cada noche, gira el rostro apenas y
puede verlo con los ojos cerrados, sus ojos observan sus rojizos labios y JungKook se relame los labios sin
saberlo.

El sultán sonríe siguiendo el camino que le han indicado, envuelto en el dulce aroma del pequeñito sobre su
espalda.
008

—Ya, déjeme aquí por favor—. Pide TaeHyung asustado al ver las luces encendidas en su casa, sus padres han
llegado y no sabe si Nana está también con ellos.

—No, te llevaré hasta tu casa—. Pero JungKook es testarudo, y se niega a dejarlo ir hasta saber cuál es la casa de
ese jovencito.

—Por favor, no es necesario… déjame aquí, déjame bajar aquí… —Insiste removiéndose en la espalda del sultán,
pero este le sujeta con mayor fuerza, haciéndole daño en la fina cintura. TaeHyung se queja bajito y JungKook
solamente ignora sus súplicas.

—No te voy a bajar, así que dime cuál es tu casa—. Demanda saber, caminando aun por las estrechas calles del
pueblo, con sus guardaespaldas siguiéndoles de cerca.

—E-Esa de ahí—. Señala con miedo, su padre se molestará si lo ve de esa manera. Él no quiere darle más
motivos para golpearlo. —Yo puedo caminar desde aquí, por favor.

—Deja de llorar, no pasa nada si te llevo hasta la puerta—. JungKook se muerde el labio al sentir las lágrimas
mojar su cuello.

—Mi papá te verá… por favor, se va a molestar mucho.

JungKook mira por sobre su hombro, el pequeño niño está llorando y temblando en desmedida. — ¿Qué sucede?
—Pregunta bajándolo de su espalda. TaeHyung agradece internamente que aun estén a unas cuantas casas lejos de
la suya.

—N-Nada.

—No por nada te vas a poner a llorar así, vamos dime que sucede—. Insiste agachándose para ponerse a la altura
de los ojitos miel del niño. —Dime que sucede si te ven conmigo, pequeño—. Pregunta inquieto, llevando una
mano al rostro de TaeHyung para limpiar sus lágrimas. Él cierra sus ojitos al sentir el cálido tacto del sultán.

—N-No sucede nada…


Pero la puerta de su casa se abre y su padre sale de ella, lo primero que capta sus ojos es dos jóvenes muy cerca
uno del otro en plena calle, “repugnante” piensa, hasta que reconoce los rizos castaños de su pequeño hijo.

—¡TaeHyung! —Grita llamándolo, se acerca a ambos furiosos.

TaeHyung se esconde detrás de JungKook lo más rápido que puede, aferrándose a su espalda. JungKook lo mira
confundido. “¿Qué sucede?”, quiere preguntar, pero ese hombre se ha acercado con rapidez y sin importarle su
presencia, toma a TaeHyung del brazo, llevándolo violentamente hacia su casa.

—¡Oiga! —. JungKook avanza con grandes zancadas hacia ellos, sus guardaespaldas lo siguen de cerca. — ¿Qué
le pasa? ¿No ve que está lastimándolo? —. Grita histérico, intentando tomar el otro brazo de TaeHyung, pero
recuerda que el niño se estaba quejando del dolor en sus extremidades.

—¿Y tú quién te crees para decirme cómo criar a mi hijo? —. El hombre se ve amenazante, sin embargo
JungKook no tiene miedo de su impresionante físico.

—No, papá… él sólo me acompañó porque era tarde… —TaeHyung se cuelga del brazo de su padre, para
impedir que los guardaespaldas del sultán intervengan, no quiere que lo lastimen.

—¿Él es tu padre? —Pregunta sorprendido el joven de ojos cafés. TaeHyung asiente bajando la cabeza. —Aun así
él no tiene derecho…

—Debemos ir adentro—. Le interrumpe, jalando del brazo a su progenitor. —Gracias por acompañarme a casa.
—Dice con rapidez para cerrar la puerta cuando él y el hombre están dentro de su casa.

—Explícame ahora mismo, quién mierda era chico y que hacías tú con él—. Exige saber, cerrando la puerta de su
casa con seguro— ¿Qué hacías tan cerca de un chico?

—¿Q-Qué? No, papá yo no estaba-

Pero no logra terminar de hablar, pues su padre lo ha vuelto a golpear, volteando su delicada carita con sus fuertes
puños. TaeHyung se coge la nariz con fuerza, sus compañeros le habían herido en ese mismo lugar también, ahora
su padre le estaba haciéndole sangrar con rapidez, pero esta vez, el dolor es mucho más fuerte y la sangre es más
abundante.
—Yo te haré un hombrecito de verdad—. Gruñe para luego arrastrarlo agarrándolo fuertemente de sus cabellos
dorados, hasta el baño. La nariz de TaeHyung no para de sangrar y su padre pierde más la paciencia, al verlo tan
débil, tan frágil.

—Papá, papito por favor… me duele—. Llora y chilla cuando su padre lo lanza con violencia contra las frías
baldosas, pero el hombre no escucha, abre los grifos de la ducha y el agua helada comienza a caer sobre el cuerpo
de TaeHyung, su padre rompe la túnica blanca que lleva puesto su hijo, y sin esperar más comienza a golpearlo
nuevamente con su cinturón.

JungKook está parado frente a la puerta de esa pequeña casa, de brazos cruzados esperando que TaeHyung salga
de ahí para hacerle saber que todo está bien, pero no pasa ello, todo está en silencio al parecer.

—Joven sultán, debemos regresar a la universidad, no podemos permitir que se enferme—. Uno de sus
guardaespaldas le habla en voz baja. JungKook chasquea la lengua con molestia.

—Abre la puerta—. Le ordena, pero el hombre no se mueve de su lugar. — ¿Estás sordo? Abre la maldita
puerta—. Vuelve a ordenar.

—Joven sultán, con todo el respeto que se merece, no podemos hacer eso.

—¿Por qué no?

—Sería violación de propiedad privada señor, nos meteríamos en problemas—. Explica, pero JungKook lo mira
con el ceño fruncido, a él no le interesa.

—Te he dado una orden, sólo limítate a obedecer. Abre la maldita puerta—. Repite con los dientes apretados. El
guardaespaldas mira a sus compañeros, quienes tampoco saben si deben obedecer o no la orden. — ¡Abre la
maldita puerta ahora! —. Vocifera molesto.

—¿Qué sucede? —. Una mujer de cabellera castaña y ojos claros se acerca a ellos. Se parece tanto al niño.

—¿Eres la madre de TaeHyung? —. Pregunta directamente. La mujer asiente confundida.

—¿Qué hacen en mi casa? Váyanse—. Pide ella caminando hacia la entrada de su casa.
—Su majestad, si su madre ha llegado, el niño estará bien—. Dice el hombre en susurros, inclinándose para
hablarle de cerca. —Debemos regresar a la universidad por favor, joven sultán.

JungKook asiente lentamente, observando la suave imagen de esa mujer, se ve cálida y tierna, TaeHyung se
parece mucho a ella, sonríe de lado y con una ligera venia, se despide de ella. Los hombres lo miran sorprendido,
el sultán jamás se había inclinado ante nadie, y ahora lo hacía ante esa mujer.

—Por favor cuide bien de su hijo—. Pide mirándola directamente a los ojos. —Dígale que regresaré pronto por
mi túnica—. Dice para regresar sobre sus propios pasos, camino a la universidad y con la seguridad que su madre
sabrá cuidar de ese pequeño tímido de preciosos ojos, olvidando por completo su deseo de conocer a la hermana
de él.

La madre de TaeHyung lo ve marcharse, confundida entra a su casa, todo está en silencio. Va directamente hacia
la cocina y comienza a alistar sus cosas para preparar la cena. Pero prontamente escucha un portazo y camina
apresurada a ver quién es, al parecer su marido acaba de salir, se gira para regresar a la cocina pero la voz de su
hijo la toma desprevenida.

—Hola mamá—. Saluda TaeHyung sonriendo apenas. —Bienvenida a casa.

Su madre lo ve parado en el contorno de la puerta del baño, lleva solamente sus pantalones puestos, pero estos
están rasgados, su pecho nuevamente tiene marcas de la hebilla de metal del cinturón, está sangrando, su nariz
parece ligeramente desviada y tiene sangre seca en ella, al igual que en sus labios, un ojo lo tiene cerrado por la
horrible contusión que está naciendo justo por encima. Está totalmente empapado de pies a cabeza y aferrándose a
una tela blanca, se rehúsa al temblor de su cuerpo.

—¿Qué hiciste ahora TaeHyung? —. Pregunta ella, sin atreverse a acercarse.

TaeHyung baja la cabeza, una sonrisa triste se extiende por su rostro. —Fue mi culpa de nuevo, mamá—. Susurra
sin mirarla. —No te daré problemas, mamita… lo siento mucho.

Da un paso hacia adelante, se tambalea y tiene que cogerse de la pared para no caer, su madre lo observa sin
moverse. TaeHyung se muerde el labio inferior para no quejarse del dolor, ella da un paso hacia él, pero retrocede
de inmediato, no debe ayudarlo, después de todo su marido lo hace por el bien de él, ¿Quién lo va a querer si él no
se comporta como un verdadero hombre? Tiene que ser fuerte, un varón de verdad.
—Terminaré de preparar la cena, cuando tengas hambre bajas a comer, TaeHyung.

—Sí mamita, g-gracias…

Con mucha dificultad, y sin quejarse, logra subir las escaleras y llegar hasta su habitación. Entra en ella y como
ha visto hacer a su hermana, tiende una manta sobre sus colchas para no mancharlas con sangre. Se sienta con
cuidado sobre la manta y extiende la túnica del sultán sobre sus rodillas. Está rota y totalmente bañada en sangre,
grandes y feas manchas rojas la adornan ahora.

TaeHyung comienza a llorar ante la tela arruinada del Sultán. Preocupado más en que le dirá al no poder
devolverle la prenda que por sus heridas, se recuesta sobre su dura cama y comienza a desvestirse, pues le cuesta
mantenerse de pie, aun así sabe que Narae no demorará en llegar y buscarlo, se cambia de ropa y con unas toallas
húmedas se limpia el rostro, no se atreve a tocarse la nariz, le duele con tan sólo colocar un dedo sobre esta.

Cuando se considera presentable, dentro de lo cabe, pues uno de sus ojitos no lo puede abrir aún, vuelve a
tenderse sobre su cama, ocultando la ropa y las toallas sucias debajo de ella, quedándose dormido lentamente,
poco a poco.

Narae llega a su casa y le extraña no oír el acostumbrado bullicio sutil de su hermano menor. Saluda a su madre
con un beso en la mejilla y pregunta por TaeHyung, ella se encoge de hombros y le dice que ya está durmiendo.
Narae sin pensarlo dos veces, corre escaleras arriba hacia la habitación de su hermanito.

—¿TaeTae? —. Llama golpeando la puerta suavemente con sus nudillos. —TaeTae, ¿ya estás dormido? Tengo
que contarte algo genial, cariño… —Pero TaeHyung sigue sin responder. Abre la puerta en silencio y la
habitación está en completa oscuridad, entra sin prender las luces y camina hasta la cama, sabe de memoria la
ubicación de los muebles de esa habitación.

—Mi amor, ¿tan temprano estás durmiendo? —Pregunta tanteando a ciegas la cama, en busca de su rostro, pero
se pone de pie con rapidez y corre hacia el interruptor, ha topado un líquido viscoso, se mira los dedos y está
demasiado segura que ese feo color negro es sangre.

—¡TaeTae! —Grita asustada, TaeHyung está transpirando demasiado y de su nariz no deja de brotar sangre. —
TaeTae, hermanito… por favor, despierta—. Llora limpiando con sus manos el rostro de TaeHyung, este entre
abre los ojitos miel.
—H-Hola Nana—. Le sonríe apenas, ella lo abraza con suavidad. —Estoy bien Nana, no te preocupes…

Pero Narae niega fuertemente, enseñándole sus manos, manchadas totalmente en sangre ya negra. —Fue papá,
otra vez ¿verdad?

—Fue mi culpa está vez—. TaeHyung se sienta en su cama, quitando con su polera la sangre de su rostro.

—Nunca es tu culpa, mi amor—. Narae le da un beso en la frente, TaeHyung tiene fiebre. —No te muevas,
prometo volver en menos de media hora, no te muevas, por favor, cierra con seguro la puerta y sólo si soy yo
abres… ¿de acuerdo?

—Pero Nana, yo…

—¿De acuerdo, TaeHyung?

—D-De acuerdo Nana…

—Te amo, TaeTae.

Le da un suave beso en la frente y sale corriendo de su habitación, baja las escaleras y cruza la sala. Su madre la
llama, pero Narae la ignora, en su mente sólo está HoSeok, ese chico quien ha curado en tantas oportunidades a su
hermanito, y que sabe que está vez no será la excepción.

—¡Te necesito! —. Exclama al verlo sentado frente a una fogata, HoSeok vive a las afueras del pueblo, muy
cerca al río, al costado de los molinos de viento, el joven está friendo pescado de una manera artesanal, su abuela
y su madre se han ido por unos días a visitar a un familiar, y él se ha quedado totalmente sólo en esa vieja casa de
un piso.

—¿Q-Qué? —Pregunta con las mejillas totalmente rojizas al ver como la jovencita lo toma de un brazo y lo jala
hacia su cuerpo.

—Tienes que venir a mi casa ¡Ahora! —Exige ella. Pero el joven la mira totalmente confundido. —Es TaeHyung,
por favor ayúdame, tú sabes más de esto que yo—. Ruega.

—Debiste empezar por ahí—. Se queja poniéndose de pie y quitando todo pensamiento indebido con la hermana
de su pequeño amigo. —Primero déjame apagar esto, o terminaré por quemar la casa de mi abuela—. Dice.
Pero Narae está apresurada, sin pensarlo dos veces coge un balde con agua que tenía cerca y lo tira encima de la
fogata y el pescado.

—¡Mi cena! —Se queja HoSeok con un puchero, pero Narae no puede evitar reír ante tan tierno gesto.

—Cocinaré para ti, pero ahora vamos, TaeHyung no para de sangrar por la nariz—. Informa ella apresurada.

—Espera, espera Nana, ¿sólo sangra por la nariz? ¿No tiene alguna otra herida? —. Pregunta buscando por su
alrededor.

—También tiene mucha fiebre y las heridas en su cuerpo se han vuelto abrir.

—¿Tu papá lo castigó de nuevo? —. Pregunta enfadado. Narae asiente avergonzada. — ¡Ah! —HoSeok grita
frustrado ante la situación de los hermanos Kim. —Bien, vamos a llevar esto… también necesitaré estas gasas…
—Comienza a extenderle cosas a Narae, quien sin demora mete todo en uno de los bolsos del chico.

—Vamos ahora ¿sí? —Le apresura, cuando HoSeok cierra la puerta con candado.

—¿Has venido corriendo? —Pregunta incrédulo. Ella asiente de inmediato— ¡Tú casa está lejos! —Exclama,
Narae blanquea los ojos ante la demora innecesaria de HoSeok.

—No importa, es mi hermanito. ¡Vamos!

—Vamos en mi bicicleta, anda sube, llegaremos más rápido. —Dice, Narae lo duda unos segundos, pero termina
accediendo, abraza a HoSeok por la cintura y este pedalea sin parar en ningún momento hasta llegar a la casa de
sus amigos.

Narae sube con el bolso en mano, de nuevo pasando totalmente por alto a su madre, abre con cautela la habitación
de TaeHyung, encontrándolo tal cual lo dejó, le sonríe y él intenta devolverle el gesto, pero cierra los ojitos ante
el dolor.

—No te preocupes mi amor, vas a estar bien—. Promete, y camina hacia la pequeña ventana de la habitación.
HoSeok aparece por ella, trepando por uno de los robles, con dificultad y cansancio logra ingresar al cuarto de
TaeHyung.

_¿Hyung? —. Lo mira sorprendido, intentando no moverse.


—Hey, pequeño campeón… de nuevo pensabas ocultarnos esto ¿hum? —Se acomoda a su lado, removiendo las
colchas del menudito cuerpo de TaeHyung.

—P-Pero estoy bien—. Insiste él, ambos jóvenes no lo contradicen.

—No te preocupes, cariño… vas a sentirte mucho mejor—. Le dice su hermana acariciando sus rizos castaños,
observando como HoSeok se concentra en limpiar el cuerpo de su hermano, para curarlo con todas esas plantas y
remedios caseros que él o su abuela suelen preparar.

—Nana.

—Cariño, quiero que sepas, que nunca vas a estar sólo, pase lo que pase, estaré yo junto a ti—. Promete besando
su frente, comenzando a ayudar al joven con las heridas de su hermanito.

—Y a mí también me tendrás a tu lado siempre, TaeTae—. Dice HoSeok sonriendo, viendo como Narae acuna
con delicadeza a su pequeño amigo. —Nosotros dos, siempre estaremos junto a tu lado—. Promete limpiando con
suavidad la carita de TaeHyung.

.
009

—Nana—. Una voz la llama cuando ella está en el anfiteatro de la universidad, pero ella no logra escucharla—
¡Nana! —La voz se oye casi por encima de la música y Narae gira en su lugar, buscando quien lo está llamando.
Sus grandes ojos castaños buscan por todos lados, pero sólo están ella y sus compañeras de baile, al parecer.

—Nana… —De nuevo la voz y ella gira más rápido hasta ver una niña en la puerta del lugar. Frunce el ceño al no
saber quién es ella. —Nana… —Baja el velo y Narae lo mira sorprendido.

—¡TaeHyung! —Exclama en voz baja. —Eh… denme un minuto ¿sí? —Se disculpa con sus compañeras y corre
hacia la puerta.

TaeHyung le da la espalda a las jóvenes que están dentro del anfiteatro, la hermosa falda larga, que cubre sus
zapatillas blancas, y la bonita y delicada blusa blanca de tela casi translucida, lo vuelven irreconocible hasta para
su hermana. Además, que está usando un velo que le cubre parte del rostro, dejando expuesto sus bonitos ojos
miel, que están maquillados para cubrir los golpes que recibió hace varios días por parte de su padre.
—TaeTae… por qué… ¿Por qué estas vestido así? —Le pregunta en voz baja, acomodando el cabello castaño de
su hermanito.

—Me estoy escondiendo, Nana. —Susurra inclinándose hacia ella.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿De quién? —Pregunta Narae alarmada.

—Baja la voz, por favor—. Pide él mirando a su alrededor.

—Pero TaeHyung, ¿Quién te está molestando para que te escondas, hermanito? —La preocupación se retrata en
su rostro.

—Del Sultán, Nana—. Confiesa avergonzado. —Me estoy escondiendo de él…

—¿Pero qué te ha hecho ese maldito mocoso? —Narae ya casi tenía un pie afuera del anfiteatro.

—¡No hizo nada, Nana! ¡Por favor escúchame! —Suplica lloriqueando.


Narae suspira y vuelve al costado de su hermano. —Bien, explícame, ¿Por qué te estás escondiendo de ese
mocoso? —Pregunta tocándose el puente de la nariz.

TaeHyung ríe suavemente ante el gesto de su hermana. —Nana, él… él me acompañó a casa hace unos días… y
me prestó su túnica… pero yo… bueno yo…

—TaeTae…

—Nana, rompí la túnica del Sultán pero no lo hice adrede—. Murmura bajando la mirada.

—Es el Sultán, tiene mucho dinero y podrá comprar otra túnica, mi vida—. Le asegura tomando su carita entre
sus manos, intentando calmarlo. —No te preocupes por algo así, TaeTae.

—Pero Nana, él solamente me lo prestó… y cuando me vea, me lo va a pedir y yo no podré devolverlo porque ya
intenté lavarlo, pero… pero…

—TaeHyung…

—Pero la sangre no se quita, Nana—. Dice cerrando los ojos.

—¿Sangre? TaeHyung, hay muchas cosas en tu historia que no entiendo, explícame ahora—. Exige cruzándose
de brazos. TaeHyung la mira a los ojos sintiéndose inseguro, debe regresar a su casa antes que lleguen sus padres
o le irá peor.

—¿Te puedo contar en la noche? Es que yo no quiero regresar y…

—Va—. Narae suspira y estrecha con sus finos brazos el menudito cuerpo de su hermano. —No regreses a casa
muy tarde, ¿sí? —TaeHyung asiente sonriendo apenas— ¿Por qué viniste a la universidad mi amor, si aún no te
has recuperado del todo?

—Oh cierto, te traje el almuerzo Nana—. Le extiende un pequeño morral de tela y su hermana lo toma con
culpa— ¿Qué pasa? —Pregunta al ver su rostro— ¿No te gusta lo que preparo para ti?
—Me encanta lo que preparas para mí, hermanito—. Dice sonriéndole. —Pero no quiero que te vuelvan a hacer
daño otra vez, no te expongas por mí, no cocines, cariño. Si papá sabe que cocinas se va a enfadar aún más.

—Nana, tú regresas muy tarde a casa, debes comer bien… papá trabaja todo el día, no sabrá que yo cocino. —
Asegura.

—Regresaré a casa más temprano ¿de acuerdo? Pero tú deja de ser tan terco y no te expongas—. Pide picando sus
mejillas con suavidad a través del velo.

—Está bien—. TaeHyung asiente.

—Además esta semana acabo las clases de tutorías, llegaré temprano a casa y retomaremos las clases de baile ¿de
acuerdo?

—Sí, de acuerdo—. Esta vez se ve más animado ante la idea.

—Bien, ahora regresa a casa, mi amor. —Levanta ligeramente el velo y le da un suave beso en la mejilla.
TaeHyung sonríe ante las cosquillas del acto.
—Nos vemos más tarde, Nana. —Se despide sin dejar de sonreír.

TaeHyung gira sobre sus pies pero apenas da dos pasos hacia la puerta, y termina golpeándose con alguien. El
pequeño castaño cae sentado sobre el piso de madera llamando la atención de su hermana nuevamente.

—¡TaeTae! —Exclama para acercarse a él a paso rápido. —Mi amor, ¿estás bien? —Pregunta agachándose a su
lado, ayudándolo a ponerse de pie.

—Permíteme—. La voz masculina del joven contra quien TaeHyung chocó llama la atención de ambos.

—¡Jimin! —Se queja Narae golpeando el brazo de su amigo.


—Lo siento mucho, en verdad no te vi—. Se disculpa Jimin tomando con delicadeza el brazo de la jovencita con
el rostro cubierto por un sublime velo.

—TaeTae ¿estás bien? —Pregunta ella preocupada al ver a su hermanito con los ojos cerrados, sin embargo
TaeHyung asiente sin hablar, recordando siempre que, cada vez que use un vestido él no debe hablar, no deben
descubrir que es un chico en realidad.

—¿La lastimé, señorita? —Jimin se agacha intentando ver si le causó algún daño.

—Eres un tonto Jimin, deberías tener más cuidado—. Narae empuja a su amigo ligeramente, no le gusta cómo
está mirando a su hermano menor, pues Jimin está creyendo ciegamente que TaeHyung es una chica.

—Lo siento Narae, creo que estaba distraído—. Sonríe de lado desordenando su negra cabellera. —Pero ella está
bien ¿verdad? Ella… tu… —deja la frase para que Narae le diga que parentesco tiene con la bonita chica de ojos
brillantes e inusuales.

—Mi hermana, Jimin… ella es mi hermana—. Dice la jovencita con seguridad, pone una mano sobre su hombro y
siente el cuerpo de su hermanito temblar ante la idea de ser descubierto. — Mi hermana, TaeHee… —Inventa de
pronto, haciendo un poco de presión en su agarre, intenta decirle que todo está bien, que Jimin no supone ningún
peligro.

—Qué bonito nombre, TaeHee. —Jimin vuelve a inclinarse para ver directamente los ojitos miel de la chica. —
Acepta mis sinceras disculpas. —Pide sosteniendo una reverencia para TaeHyung.

—Ya Jimin, ella está bien, deja eso—. Narae rodea al pequeño con un brazo y avanza hacia la puerta. —Ella debe
volver a casa, anda mi amor, te veré en la noche ¿de acuerdo? —Le sonríe, y dándole un beso en la frente, le insta
regresar lo más rápido que pueda.

—No sabía que tenías una hermanita—. Comenta Jimin caminando al lado de Narae.
—Ni yo que tú fueras tan caballero—. Bromea, Jimin siempre ha sido muy educado con ella y todas sus
compañeras.

—Debemos tratar a las damas con delicadeza, Narae, y yo lastimé a tu hermanita sin quererlo—. Se pone una
mano en el pecho realmente afligido. —No quiero que nada malo le pase a tu hermana—. Dice sonriéndole,
quitando el mechón de cabellos castaños de la frente de su amiga.

—Ya, no hagas eso—. Narae lo empuja riendo. —Ella está bien, no te preocupes.

—Kim TaeHee—. Susurra Jimin, la hermana de TaeHyung lo mira con el ceño fruncido. —Es un muy bonito
nombre… suena muy dulce, inocente, como sus ojitos—. Le dice sonriendo, sus ojos se cierran totalmente ante
ese cálido gesto.

—Park Jimin, compórtate, mi hermana es aún menor de edad—. Señala inflando sus mejillas.

—Bueno, solamente esperaré a que cumpla la mayoría de edad ¿cierto? —Bromea el joven, pero sólo recibe un
suave golpe por parte de Narae.
—Ya, vamos a ensayar Jimin, no podemos perder el tiempo.

×××
TaeHyung tiene las mejillas de un bonito carmesí, que lamentablemente está oculto tras del velo. Camina rápido,
o eso intenta, pues la falda no tiene tanto vuelo, dificultándole así sus pasos cortos.

Se ha acomodado el velo para cubrir totalmente su cabeza y la mitad de su rostro, rogando internamente que el
Sultán no lo reconozca, tiene miedo de su reacción al decirle que no podrá devolverle su túnica.

Mirando sólo el camino bajo sus pies, intenta apresurar el paso a su casa, pero su fina y delicada figura llama la
atención de algunos estudiantes. Escucha los murmullos tras de sí y él intenta no entrar en pánico, en su colegio
cuando eso pasaba, todo terminaba en problemas para él.
—Pequeña, ¿te has perdido? —Una voz le distrae de su huida, y aunque no voltea a ver quién es, sabe que ese
chico se está acercando a él.

—KyungJae, ya vamos—. Otra voz se oye tras de suyo, TaeHyung sigue su camino.

—Ya pronto, Shin—. Contesta esa voz, está vez más cerca de él. —Pequeña, te hice una pregunta. —Le dice
impidiéndole el paso.

TaeHyung lo mira asustado, no puede hablar o notarán que es hombre, da un paso al costado y el chico lo imita.

—No seas mal educada, sólo quiero ayudarte—. Le expresa sonriendo, el chico no parecer ser mala persona, pero,
aun así, TaeHyung desconfía.

—Estoy bien, gracias—. TaeHyung intenta hablar lo más bajito posible, mirando sus pies solamente.

—Oye no seas tímida, no muerdo—. KyungJae ríe ante su propio comentario, colocando una mano bajo el
mentón con la intención de volver a ver sus ojos, pero TaeHyung piensa que quiere quitarle el velo, así que sin
pensarlo, lo empuja con fuerza. El chico cae sentado ante él, sorprendido.

Y sin demora, TaeHyung comienza a correr, ha subido su falda levemente y sale abruptamente del campus
universitario, con el miedo intenso que alguien lo reconozca y le diga a su padre que anda vestido de chica por
todo el pueblo.

Sus pasos lo llevan directamente al río, al que siempre suele ir, ya sea a ensayar, a pasear o hasta lavar su ropa.
Simplemente esa zona le trae mucha calma interna.

Se sienta suavemente, intentando regular su respiración, ha corrido con el cuerpo adolorido, sus heridas vuelven a
palpitar y él se arrepiente de haber escapado de esa manera. Tal vez no debió hacerlo, tal vez no era necesario y
ese chico no le haría nada, pero tenía miedo.
Cubierto por la sombra de un macizo roble, abraza sus rodillas y se permite llorar una vez más, escondiendo su
carita sobre la falda, se siente tan inseguro y débil. Que su llanto se intensifica al pensar que no pudo hacerle
frente como el hombre que es, que en vez de ello, huyó como un cobarde.

No está seguro cuanto tiempo está en esa postura, pero su cuerpo se adormece y ya su llanto ha parado, sin
embargo no desea moverse de ahí, el sonido del agua es extrañamente tranquilizante para él, los silbidos de
algunos pajarillos y los conejitos que se aventuran a salir de sus madrigueras en busca de comida lo serenan.

TaeHyung se pierde entre sus pensamientos, confundido en por qué él no es como los demás niños, porque tiene
que ser más débil, porque tiene que ser tan delicado, se cuestiona porque a él le gusta algo que es de niñas
solamente. TaeHyung quiere detestar el baile, aborrecer los vestidos, la música, pero no puede, cada vez que su
hermana le enseña un nuevo baile, o le cose algún vestido u oye alguna canción que le gusta realmente, su mundo
brilla, con diferentes matices que él no ha logrado ver en otro lado, nadie nunca le ha hecho sentir de aquella
manera, y él está odiando todo ello al verse débil, al saberse excluido por sus gustos. Al saber que no sólo lo
hieren a él, sino también a su hermana, todo porque él no sabe defenderse.

Tal vez si él fuera distinto, si él se comporta de otra manera todo sería mejor. Para Narae, para sus padres, dejaría
de dar problemas… tal vez si él no hubiese nacido ellos estarían bien, como le habían dicho sus compañeros de
clases, tal vez él nació para darle solamente problemas a su familia.

Sus ojitos vuelven a brillan intensamente, las lágrimas se avecinan ante las ideas que cruzan por su mente, y
vuelve a esconder la carita entre los brazos.

TaeHyung no escucha como el césped es aplastado por los pasos de algún extraño, tras de sí, no escucha cuando
ese extraño suspira cansado y hace crujir sutilmente las hojas bajo él cuando se sienta a su costado, tampoco
escucha cuando el joven comienza a aventar pequeñas piedras al río.

TaeHyung está muy ocupado lamentando su existencia como para notar que el Sultán se ha sentado a su lado.
—Una jovencita como usted no debería andar sola y mucho menos por lugares solitarios como estos—. Murmura
sin mirarla, aun en su infantil acto de lanzar piedritas al río. —No sé porque llora, pero pienso que debería estar
en casa, no aquí niña. —Sigue diciendo.

JungKook la mira de reojo y la niña ha parado su llanto, más no alza la carita para mirarlo.

—Hace frío y ese velo no se ve muy grueso, apuesto a que no la abriga nada ¿verdad? —Pregunta aburrido.

TaeHyung niega con la cabeza aún escondida entre sus brazos.

—Pienso que de verdad, debe ir a casa. —Susurra en un suspiro. —He notado que las calles de mi reino no son
seguras para algunos jovencitos—. Comenta frunciendo el ceño.

Escucha como la joven a su lado exhala profundamente para alzar la carita, con una mano quita las lágrimas de su
rostro con insistencia.

JungKook la mira al rostro, atento. Y sólo cuando ella ha terminado de sobar sus ojitos, puede verla de frente. Su
respiración se corta y sus pupilas se ensanchan, su rostro es indescifrable, así como todas las sensaciones que le
recorren de pies a cabeza, de nuevo siente como la sangre fluye violentamente por todas sus venas, y puede oír
perfectamente los latidos de su corazón golpear con demasiada fuerza.

TaeHyung ladea la cabecita confundido, y alarmado se lleva una mano al rostro, respira aliviado al saber que su
velo no ha caído dejándolo al descubierto.

Pero es que el joven tiene una sonrisa más notable a cada segundo.

—¡Eres tú! ¡Te encontré al fin, mi hermosa princesa! —Exclama emocionado.


010

Las arruguitas apenas visibles afloran entre ceja y ceja, queriendo preguntar de qué rayos hablaba el Sultán, que
en ese momento para TaeHyung, parecía ser solamente un joven con las hormonas alborotadas, pues este no
paraba de decirle “princesa”, “su princesa”.

Pero él sabe que no puede hablar, decir alguna palabra para callarlo y alejarlo, porque si habla entonces él se dará
cuenta que en realidad es hombre y no sabe que reacción tendrá, tal vez no le interese, o tal vez le golpee diciendo
que lo que hace es enfermo, que es asqueroso, y él, al ser el Sultán, tiene el poder de desterrarlo, y la idea lo
aterra, no quiere alejarse de su familia.

—Princesa—. JungKook alza una mano para quitar algunos mechones de cabellos de su pequeña carita, pero
TaeHyung cierra los ojitos asustado ante el acto repentino, JungKook observa el gesto de la pequeña delante suyo,
y detiene su actuar. —Pequeña princesa—. Susurra con su mano aún levantada en el aire, sin tocarla— ¿Tienes
miedo, mi pequeña princesa? ¿Tienes miedo de mí? —Pregunta nervioso, bajando su mano con decepción.

Los ojitos se mantienen cerrados y JungKook no puede dejar de mirarla por sobre el velo, quiere acercarse a ella y
quitarlo, ver su hermosa carita, sus rosados labios, sentir su suave piel en las punta de sus dedos, pero el pequeño
ser delante suyo está temblando, abrazada a sus piernas e intentando hacerse mínima.

Los oscuros ojos del Sultán se deslizan por la piel maltratada que ella expone sobre el velo. Un sentimiento
totalmente desconocido a él se aferra en su interior.

—¿Quién te ha hecho eso? —Demanda saber, aun siendo suave en el matiz de su voz.

Pero TaeHyung niega con la cabeza, y nervioso aún, cubre su cabeza con el velo, dejando solamente sus ojitos
miel al descubierto.

JungKook observa el contorno de aquel color miel brillante, lleva maquillaje, no tiene duda de ello, pero bajo ese
disimulado color, parece haber algo más, la bonita piel de su pequeña princesa parece ocultar algo más, y él
necesita saberlo.
—Por favor, háblame… dime quién te hizo eso—. El Sultán se inclina ante ella, pero TaeHyung se pone de pie
con rapidez, tambaleándose en su movimiento. —Cuidado princesa, te vas a lastimar—. Advierte JungKook
posando sus fuertes manos sobre las caderas de TaeHyung, evitando que este caiga.

El simple toque hace que su cuerpo tiemble, aparta sus manos de su contorno con fuerza y comienza a caminar,
alejándose del Sultán.

—Espera, mi niña bonita, espera. —JungKook camina hacia ella, logrando colocarse delante, impidiendo su paso.
—Te he estado buscando por mucho tiempo, princesa—. Dice con los ojos brillantes, no creyendo que al fin la
tiene ante él. —Por favor, no huyas de mí…

Pero TaeHyung solamente puede pensar en la reacción que tendrá al saber que es un chico en realidad, y no su
“princesa”. Vuelve a negar con la cabeza y lo rodea para escapar una vez más.

—¡No me abandones, princesa! —Exclama, pero los pasos de TaeHyung se vuelven un poco más largos,
JungKook tiene que correr para alcanzarla de nuevo.

TaeHyung mira por su hombro cuando ha entrado a la carretera desierta que lleva su camino de regreso al pueblo,
JungKook sigue insistiendo sin mostrar señales de abandonar, no ahora que la ha encontrado.

Sus pasos son más rápidos, y siente la necesidad de correr pero unos brazos lo rodean sin querer, hiriéndolo en el
intempestivo abrazo. TaeHyung gime bajito, asustado que sea alguna persona queriendo herirlo, pero al alzar la
mirada se sorprende al notar que es HoSeok quién lo mira sorprendido.

—¿TaeHyung? —Pregunta sin voz, sin soltarlo. Lo reconoce, por supuesto que lo hace. TaeHyung y Narae han
jugado a probarse ropa ante él, HoSeok sabía bien como se veía a un TaeHyung vestido de mujer.

—Ayúdame por favor—. Pide susurrando y escondiendo el rostro en el pecho de su amigo, HoSeok no entiende
lo que sucede hasta que ve al Sultán acercarse a ellos con sigilo.

—Princesa, ¿te está lastimando? —Pregunta apretando los puños a los costados, se está dirigiendo a TaeHyung,
pero él no responde, solo intenta enterrarse entre los brazos del joven que lo sostiene en esos momentos.

—¿Princesa? —HoSeok no puede estar más confundido aún.


—Suéltala—. Ordena JungKook con suficiencia.

HoSeok arruga el ceño al oírlo, y el pensar que él quiere hacerle daño le hace querer poner a salvo a ese pequeño
que tiene entre brazos.

—¿Qué quieres tú? —Cuestiona, deja de abrazar a TaeHyung para colocarlo tras de sí.

—No, ¿tú que quieres con ella? —JungKook se oye desconfiado totalmente, viendo como la pequeña se aferra a
ese chico. —Aléjate… —Ordena con fingida tranquilidad.

—TaeHee… —TaeHyung logra murmurar bajito, solamente su amigo logra escucharlo, y entenderlo.

—No y ahora vete, llevaré a… a TaeHee a su casa. ¡Vete! —HoSeok alza la voz, pero solamente consigue enojar
a JungKook.

—¿Tú me estás ordenando a mí, idiota? —El Sultán da un paso decidido ante él, hasta que se da cuenta de algo—
¿TaeHee? —Toda la tensión abandona su rostro de pronto, mirándola a ella, aún escondida detrás de él. —
TaeHee… —Vuelve a repetir sin dejar de parpadear, le gusta tanto como suena en sus labios. —TaeHee,
princesa… —murmura y extiende una mano hacia ella. Pero HoSeok vuelve a cubrirla con su cuerpo.

—Ya vete, la has asustado—. Expresa.

Pero JungKook solamente la mira a ella. — ¿Te he asustado, TaeHee? —Pregunta abatido.

TaeHyung se asoma apenas y lo mira con detalle, el joven petulante y descortés lo mira con los ojos brillantes,
una mirada triste y hundida no lo dejan de recorrer. —Por favor, sólo has lo que te digo. —Susurra en el oído de
su amigo. —Dile que no puedo hablar, por favor…

—Ella… ella no… —HoSeok lo mira con las cejas alzadas sorprendido, no seguro de donde llevará todo ello. —
Ella no puede hablar, es muda—. Miente con total descaro, no obstante, JungKook le cree.

—Princesa…

—Será mejor que te vayas ahora, ya tuvo suficiente por hoy. —HoSeok toma la mano de su amigo, dispuesto a
marcharse, pero el Sultán parece no querer dejarla ir.
—Espera—. Toma por el hombro a HoSeok, queriendo que ambas manos se suelten de inmediato. — ¿Eres su
hermano? —Le cuestiona, pero sus ojos no dejan de ver a la niña delante suyo.

HoSeok suelta una risita en son de burla. —No. —Responde rápidamente con firmeza, pero TaeHyung aprieta su
mano en señal de reproche. —Soy su amigo, algo así como su hermano—. Intenta corregir, pero JungKook lo
mira con desconfianza.

—¿La llevarás a casa?

—Sí, así que ya vete.

—No, les acompañaré—. JungKook se pone al costado de TaeHyung y le sonríe apenas, el menor baja la mirada
avergonzado.

Ir a casa no es una opción, no cuando está usando un vestido y el Sultán irá con ellos, claro que ni siquiera lo
puede tomar en consideración y eso HoSeok lo sabe bien.

—De acuerdo, puedes venir con nosotros, pero una vez que ella entre a casa, la dejarás en paz. —Propone
señalándolo, JungKook lo piensa unos segundos pero termina aceptando finalmente, después de todo, conocer la
casa de la pequeña es muy importante para él. — ¿Puedes caminar, TaeHee? —Pregunta dirigiéndose a su
pequeño amigo. TaeHyung asiente sin dejar de mirar al Sultán, quien no deja de observarla con insistencia.

—Si no puede caminar, yo la llevaré—. Se ofrece JungKook, pero HoSeok sonríe ante la carita temerosa de
TaeHyung.

—Ella está bien, gracias—. Dice y sin soltar su mano, los dirige hacia su casa.

El camino es realmente incómodo para TaeHyung, HoSeok aferra su agarre al contorno de su mano, y los ojos de
JungKook nunca abandonan su pequeño cuerpecito, vigilando, observando y cuidando cada paso que da,
preocupado que tropiece con alguna roca y el tonto de su amigo no sepa sostenerla, que sea muy lento en
reaccionar si ella cae.

No quiere que se lastime.


Pero JungKook también nota como ella pisa, su manera de andar y los suaves jadeos que suelta, sonidos de dolor
que provienen de tan pequeña criatura. Nota también que ella lleva puestas unas viejas zapatillas, blancas y ya
rotas, la toma de la mano con delicadeza y detiene el paso de ambos al mismo tiempo.

—¿Te duele mucho al caminar? —Pregunta acariciando la palma de la mano de TaeHyung, él lo mira sin saber
que decir. —Me refiero a tus pies, ¿te duelen mucho? —Vuelve a preguntar agachándose frente a él. —Están
rotas tus zapatillas y las suelas parecen estar acabadas, princesa—. Levanta la falta apenas para tan sólo ver sus
zapatillas y TaeHyung alarmado retrocede en sus propios pasos.

—¡Oye! ¡Eres un pervertido! —Exclama HoSeok, de nuevo dispuesto a defender a su amigo.

—No quería asustarte, no voy a hacerte nada malo, no a ti—. Dice sincero. —Quiero calmar tu dolor ¿sí? —
Habla mientras se quita sus zapatillas. —Por favor, camina con esto, así las piedras no te harán daño—. Ofrece
con una sonrisa

TaeHyung lo mira sorprendido, perplejo al notar la enorme diferencia entre el joven que conoció en el río y al
joven que tiene ahora delante, cortejándolo al parecer. HoSeok permanece en silencio esperando por la respuesta
de su amigo, imaginando que lo rechazará, lo conoce muy bien. Y sonríe cuando él le ha rechazado.

Su cabecita se agita de un lado a otro, negándose a tomar el calzado del Sultán, sus zapatillas están bien, es cierto
que están rotas y que duelen al pisar, pero él puede caminar con ellas, no podría tomar tan caras zapatillas, teme
echarlas a perder, y entonces serían dos cosas que tendría que devolver, y él no podría con tanto.

Aún no ha logrado arreglar la túnica blanca, ¿Cómo haría para devolver las zapatillas doradas del Sultán?
Parecían que tenían pequeños diamantes incrustados en ellas, puesto que brillaban bastante.

—Por favor TaeHee, tómalas, sé que tus zapatillas te están lastimando—. Vuelve a insistir, aun arrodillado frente
a ella.

TaeHyung levanta levemente la larga falda y mira sus zapatos, parece que están para tirarlas a la basura si las
comparaba con las del Sultán.

—No me las tienes que devolver—. Murmura tomando un pie de TaeHyung, quitando con suavidad sus viejos
calzados. —Te las estoy regalando… no quiero que me las devuelvas—. Coloca una zapatilla en el pequeño pie
de la niña, sonríe para sí mismo. —Te quedan grandes, princesa, pero las fundas y suelas podrán protegerte al
pisar—. Sigue hablando quitando la otra zapatilla. —No quiero que te lastimes con algo que debes hacer cada
día—. Sonríe viéndole a los ojos.

TaeHyung agradece llevar el velo para cubrir su intenso sonrojo. Las zapatillas del Sultán son demasiadas suaves,
muy cómodas, siente que flota en su lugar. Se agacha para tomar su calzado, pero JungKook se le adelanta.

—No te preocupes por estas—. Las toma y las mete en su bolso, él solamente quiere llegar a la casa de la pequeña
y conocer donde ella se refugia en cada anochecer.

—Gracias—. Responde HoSeok leyendo el rostro de TaeHyung, quien asiente de acuerdo, sonriendo tímidamente
bajo el velo.

—Está bien—. JungKook se encoge de hombros y sonríe al verla caminar esta vez sin cojear, sin ver el dolor en
sus ojitos miel, sonriendo bajo el velo, piensa. —Son cómodas ¿verdad? —Pregunta ansioso que ella interactúe
más con él. TaeHyung asiente y hace una reverencia en agradecimiento.

TaeHyung inconscientemente suelta la mano de HoSeok y toma la mano de JungKook, apegándose a él, sintiendo
el calor del fuerte y alto cuerpo del Sultán. HoSeok sonríe sutilmente y camina unos pasos atrás de ellos, aun con
cierto temor, con cierta desconfianza hacia el joven de cabellos negros, pero no dice nada, solamente camina a
paso lento.

JungKook siente la suave mano aferrarse a la suya, el sublime tacto es más que suficiente para olvidar que está
caminando descalzo sobre finitas rocas. Sus ojitos miel acaparan su total atención como para notar que sus
guardias lo han encontrado y caminan unos metros atrás de ellos, vigilándolo.

Pero TaeHyung ha guiado sus pasos hacia su propia casa, sin saberlo, distraído ante la atención y amabilidad
recibida. Se detiene tan de pronto al verse a unos pasos de la puerta de su propia casa. Se gira buscando a su
amigo casi con desespero, pero HoSeok se acerca a él sabiendo que puede derrumbarse justo ahí, frente a ellos.

—Gracias por acompañarnos, pero ya debes irte—. A JungKook no le gusta como es echado tan rápidamente de
ahí, pero él también reconoce ese lugar.
—¿Vives ahí? —Señala con seguridad hacia su casa, pero antes que TaeHyung conteste, ve aterrado como la
puerta de su casa se abre de par en par.

Corre a esconderse tras la espalda de HoSeok al ver a su padre salir.

—No te va a reconocer, por favor no llamemos la atención—. Susurra su amigo girándose y viéndolo a los ojos.
—No permitiré que te vea así, TaeTae—. Promete regalándole una sonrisa cálida.

—¿Estás bien, princesa? —JungKook se acerca a ambos, preocupado ante la actitud de la pequeña.

—Vamos a comprar pan, Sultán—. Anuncia HoSeok para llevarlo lejos de ahí, el padre de TaeHyung está parado
en la puerta, despidiéndose de su mujer.

—¿Pan? ¿Tienes hambre, mi niña bonita? —Cuestiona intentando tomar su mano, pero TaeHyung ha comenzado
a temblar ahí mismo, su padre parece estar acercándose a ellos.

—Oh ¿no sabías? A ella le gusta el pan dulce, siempre come algo de pan dulce antes del almuerzo, así que iremos
ahora por pan dulce. —Inventa llevando a TaeHyung a dirección contraria del camino de su padre.

—¿Pan dulce? —JungKook la mira confundido, sin embargo los sigue.

—Sí, pan dulce, ya sabes, es como un antojo que siempre tiene ella… siempre se niega a comer si no hay pan
dulce en la mesa también.

Entran a una panadería cercana y buscan por el pan que HoSeok comenta, pero la dueña de la tienda les dice que
no tienen ese pan, sólo lo preparan en las noches y JungKook quiere pelear con la mujer, ordenarle que se ponga a
preparar el pan dulce para su princesa. Pero antes que diga algo, HoSeok se adelanta y pide lo más parecido al pan
que inventó.

—¿Eso te gusta? —Pregunta el Sultán alzando una ceja, TaeHee sostiene la bolsa de papel con el dulce dentro,
sin comer, sin echarle un vistazo siquiera. —Princesa…

—Eso está bien para ella—. HoSeok se niega avanzar, la madre de TaeHyung aún está en casa, ella puede hacerle
daño también, no físicamente, pero sus palabras siempre han terminado lastimándolo mucho más que los puños
de su padre.
—¿Entonces porque no lo come? —Desafía JungKook imponiéndose ante él.

—TaeTae. —HoSeok se agacha ante él y le pide ayuda con la mirada, deben pensar a donde ir y no dejar que los
padres de TaeHyung lo vean vestido de esa manera. — Vamos a mi casa ¿sí? —Pregunta en un susurro.

JungKook se cruza de brazos al oír lo que ese chico le susurra a su princesa. Va a refutar pero una voz, demasiado
familiar para él se hace presente.

—¡JungKook! —Jin corre hacia ellos, cansado al parecer. —Te he buscado por todos lados, menos mal que tus
guardias siempre te tienen un ojo encima. —Dice tomándolo por los hombros. —Debemos ir al palacio, la reina
quiere verte ahora.

—¿Mi madre? —El Sultán se revuelve los cabellos ante el anuncio inesperado. No quiere verla, no quiere dejar ir
a su princesa, pero sabe que si su madre se entera de sus aventuras fuera del campus, lo llevará arrastras de
regreso al castillo.

—Sí, vamos—. Lo apura tomándolo del brazo.

—Adiós, Sultán—. La voz llena de burla de HoSeok se escucha entre ellos.

—Oh lo siento. —Jin se disculpa ante él y TaeHyung. —Siento ser muy descortés, sólo quiero llevarme a este
niño ante su madre en cuanto antes.

—No soy un niño, hyung—. JungKook se pone de pie ante la niña. —Regresaré por ti, princesa… por favor
coma, mi niña bonita… así no haya pan dulce, tome sus alimentos como debe ser. —Dice haciéndole una
profunda reverencia. Jin se ve confundido.

TaeHyung le devuelve el gesto y lo ve marcharse. Ambos jóvenes corren hacia la carretera principal y suben a los
caballos negros traídos por los guardias de JungKook, quienes los siguen de inmediato.

—Ahora si explícame, TaeHyung. —HoSeok lo mira con el ceño fruncido y con las manos sobre sus caderas—
¿TaeHee? ¿Princesa?
—Hyung… el Sultán piensa que soy una chica. —Murmura asimilando la situación. Alza la mirada para ver el
rostro de su amigo— ¡El Sultán piensa que soy una chica! —Exclama con miedo. —Si él se entera… si él sabe
que yo no soy… si él se entera…

—TaeHyung, respira—. Intenta calmarlo, pero los ojitos miel de TaeHyung se han llenado de lágrimas, él llora en
silencio, con miedo, demasiado miedo. —No se va a enterar, TaeTae—. Dice agachándose para verlo a los ojos.
—Él no se va a enterar de la verdad, cariño—. Murmura sonriéndole.

—Pero hyung… si él regresa buscándola… si él le dice algo a mi madre… o a mi padre…

—Tú te harás el desentendido, él buscará a TaeHee, no a TaeHyung… tú dirás que no lo conoces, y ya ¿de
acuerdo? —Intenta calmarlo.

—Hyung…

—Vamos a mi casa, te prestaré ropa y comerás algo, regresarás a casa cuando Narae salga de clases ¿va? —
Propone, pero TaeHyung no asiente, no escucha, solamente se deja guiar por su amigo perdido en sus
pensamientos, en su miedo.
011

—¿TaeHee? ¿TaeHee estás en casa? —Los golpes en la puerta de la niña eran suaves, como si no quisiera
molestar a su familia, o a ella. —Princesita, abre la puerta—. Seguía pidiendo en suaves murmullos.

TaeHyung levanta con sutileza un pequeño extremo de la cortina para ver al Sultán llamarlo con insistencia, el sol
se esconderá muy rápido y sus padres no tardarán en regresar. Si encuentran al joven ahí buscándolo a él, bajo el
nombre de TaeHee, se armará un lío enorme.

Los golpes cesan y TaeHyung suspira con alivio, pero acto seguido un tenue golpe contra el vidrio le hacen
retroceder y caer sentado sobre el piso frío.

JungKook lo ha visto escondido por una esquina de la ventana y ahora intenta llamar su atención. La sonrisa del
Sultán se extiende por su rostro y sus ojos negros brillan con intensidad al fijar su mirada en el chico a través de la
ventana y la ligera cortina blanca.

—¡Hola! —JungKook saluda con una mano al otro lado de la ventana, se ve realmente contento. — Hola… —
Pero parece ser que ha olvidado el nombre del pequeño que le devuelve la mirada con desconfianza. —Este…
¿estará TaeHee en casa?

TaeHyung se pone de pie sin dejar de mirarlo, se ve un poco indignado ¿ha olvidado su nombre y no el nombre de
alguien que no existe?

Decide ignorarlo.

—¡Oye! —la voz del Sultán vuelve a hacerse presente en un grito. TaeHyung desea no hacerle caso, pero ese
chico es demasiado terco al parecer. — ¡Oye tú! ¡No puedes ignorar al futuro rey! —Y también parece ser tonto.
— ¡Te estoy hablando a ti!

TaeHyung rueda los ojos y se dirige a la puerta de su pequeña casa, con pesadez abre la puerta apenas.

—¿Sí? ¿Qué desea? —Pregunta serio.


JungKook pestañea al verlo tan sereno, pensaba que ese niño iba a ser grosero con él. —Estoy buscando a
alguien. —Dice parándose derecho ante TaeHyung, queriendo imponerse ante el pequeño con su altura, pero él no
parece cohibido.

—¿A quién?

—TaeHee… sé que ella vive aquí, quiero verla—. Demanda con autoridad.

—¿TaeHee? No, lo siento no la conozco—. Dice queriendo evitar sonreír al ver el rostro del Sultán. —Se debe de
haber equivocado, lo siento—. Intenta cerrar la puerta, pero JungKook es más rápido que él, y colocando un pie
evita ser rechazado.

—De acuerdo, tal vez he sido un mal educado—. Parece que pretende ser amable con el chico. — Mi nombre es
Jeon JungKook, el futuro Rey… —Hace una breve pausa para ver la reacción del pequeño castaño, como si con
eso fuera a sorprenderlo, pero TaeHyung sigue imbatible frente a él. —Soy el Sultán—-. Agrega casi inseguro.

TaeHyung comienza a reír al ver el desespero en el bonito rostro del joven, él alza una ceja confundido.

—Lo sé, nos hemos visto antes, en la universidad y en el río, tú me diste tu túnica aquella vez que esos chicos casi
me golpean… —Recuerda, pero se muerde el labio inferior de inmediato al recordar que aún no había conseguido
dejar la túnica limpia.

JungKook ladea la cabeza intentando recordar ese día, pero al parecer tiene la mente frágil o sólo recuerda las
situaciones que a él le interesa.

—Ah, qué bueno que me recuerdas entonces… —Murmura inseguro al verlo bajar la cabeza cabizbajo. —Yo…
bueno…

—Vienes a buscar a TaeHee, te escuché—. Dice mirando por sobre el hombro del Sultán, sus padres no
demorarán en llegar. —Ella… ella está en la universidad… —Miente en voz baja, como si con eso su mentira se
volviese real.

— ¿en serio? —JungKook deseaba verla, pero el campus de la universidad es inmenso, y teme no encontrarla
entre tanta gente. —Yo le he traído un presente—. Dice levantando una pequeña cesta y mostrándosela a
TaeHyung. — ¿Puedo quedarme a esperarla? —Se aventura a preguntar.
—¡No! —TaeHyung exclama asustado ante la idea. —No te puedes quedar, lo siento, pero no puedes, no debes…
mi papá me mataría—. Dice sin pensar, empujando al Sultán fuera de la entrada de su casa, el mayor se ve
confundido, nunca nadie lo había expulsado de algún lugar.

—Oye… niño… ¡no puedes botarme así! ¡Soy el Sultán! —Exclama en queja.

—No me importa, si papá te ve aquí, me va a castigar, vete por favor. —TaeHyung logra empujarlo con esfuerzo,
mira a todo lado cruzando los dedos para que su padre demore más.

—¿Qué pasa? —JungKook lo mira con incertidumbre, atento y es cuando se da cuenta de la carita del chico. —
¿Qué te sucedió? —Pregunta preocupado.

TaeHyung niega con la cabeza e intenta regresar a su casa sin decir alguna palabra más, pero la fuerte mano del
Sultán se cierra en su muñeca, impidiendo su avance.

—Te estoy pidiendo una explicación, dámela ahora—. Exige molesto ante la huida del chico, sus ojos no pueden
evitar recorrer el menudo cuerpecito, se ve frágil, delicado, hermoso.

Pero los colores oscuros en uno de sus pómulos, el feo morado bajo su ojito derecho y el labio roto distraen toda
belleza que pueda existir en tan inocente criatura.

—No le importa, ahora debo irme—. Anuncia intentando romper el agarre.

—No me hables así, mocoso.

JungKook aprieta su unión y TaeHyung se queja en voz baja, un gemido de dolor escapa de sus labios y las
mejillas del Sultán se tiñen de rojo al oírlo.

—L-Lo siento—. Se disculpa soltándolo de inmediato, TaeHyung se soba la muñeca herida, mirándolo con el
ceño fruncido. — ¿Te hice doler mucho? —Se oye preocupado.

—No importa, ya váyase, TaeHee debe estar en la universidad, ve a buscarla allá y no regrese por favor—. Pide
con una nota triste en la voz, JungKook le extiende la cesta al pequeño.
—Por favor, dáselas a ella, sé que le va a gustar—. Explica, pero TaeHyung no recibe el presente. —La
universidad es extensa, será muy difícil encontrarla y no quiero que se echen a perder—. Dice encogiéndose de
hombros, TaeHyung sigue sin moverse frente a él. —A menos que me digas en que facultad estudia…

—Ella aun va al colegio… —Responde TaeHyung arrepentido al ver el triste semblante del Sultán al no recibir
más información de quien busca.

—¿Al colegio? —Sonríe inconscientemente, pues él pensaba lo mismo, la veía muy joven aún para asistir a la
universidad.

—Sí, bueno… pero no te diré cual—. Se niega nervioso.

—Está bien, pero por favor ¿podrías darle esto de mi parte? —Vuelve a pedir inclinándose ante el pequeño de
cabellos castaños.

TaeHyung alza la carita y le sonríe apenas. —Se lo daré—. Acepta tomando la pequeña canasta.

—Tienes los ojos muy bonitos—. JungKook se acerca lo suficiente como para rozar su nariz con la de TaeHyung,
este intenta retroceder. —Se parecen tanto a los de tu hermana…

—Eh… si… ya… ya váyase—. Solicita separándose del Sultán con un paso hacia atrás.

—Gracias, TaeHyung—. Agradece dándole un suave beso en la mejilla, por sobre el hematoma del niño, él cierra
los ojos con miedo. —No te haré daño, no temas… TaeHyung—. Vuelve a susurrar regalándole una bonita
sonrisa.

—Creí que no sabías mi nombre… —Susurra sonrojado.

—Ahora que lo recordé, no quiero olvidarlo—. Arrulla incorporándose en su sitio.

—Será mejor que te vaya, es tarde… váyase ¿sí? —Vuelve a apremiar.

—Gracias, TaeHyung.

TaeHyung entra a su casa nuevamente y deja la cesta a un lado, espía por el costado de la ventana y suspira
aliviado al ver al Sultán alejarse de ahí junto a sus guardaespaldas.
Sonríe tontamente contra el vidrio al verlo voltear y despedirse nuevamente con la mano.

“Él piensa que eres mujer… ¡Ni te atrevas TaeHyung!”, se reprocha a sí mismo, se sacude los largos cabellos
dorados y tomando la canastita, sube corriendo las escaleras hasta su habitación.

Cierra la puerta con cuidado y coloca el objeto sobre su cama, está curioso, no quiero abrirlo porque en teoría el
presente no es para él, pero TaeHee es él cuando usa vestido.

“¿Y si me pongo el vestido y lo abro?”, ríe ante la tonta idea. Decide dejar de preocuparse de demás y sentándose
al borde de su cama, levanta el pañuelo dorado que cubre el contenido de la canastita.

Su rostro se ilumina y sus ojos se abren totalmente “¡Esto se ve delicioso!”, exclama al ver todos los dulces
dentro, parecen postres hechos en casa, incluso hay una bolsa de plástico con un lazo rojo y dentro muchos panes
dulces. TaeHyung no puede evitar reír al recordar la mentira que le dijo HoSeok acerca de ello.

“Recuerda lo que ha TaeHee le gusta… pero había olvidado mi nombre primero”, recuerda en un puchero,
tomando una pequeña tartaleta de fresa, era el dulce favorito de TaeHyung, no de TaeHee. Toma un pedacito de
fresa con sus finos dedos y lo lleva a la boca. “Está muy rico”, halaga mordiendo un pedazo pequeño del dulce.
“Guardaré para Nana y Hobi hyung”. Decide, pues los panes dulces son en realidad el dulce favorito de su mejor
amigo.

×××

Jin frunce el ceño al ver el repostero vacío, bueno casi vacío.

—JungKook ¿Y los postres que me hiciste preparar anoche? —Pregunta al verlo entrar a la cocina en busca de
agua. Es fin de semana, y los tres jóvenes se encuentran en el palacio haciendo el ocio.

—Deben estar ahí—. Responde el Sultán encogiéndose de hombros.

Jin va a refutar, pero YoonGi entra también al lugar. —YoonGi, ¿te comiste los dulces que preparé ayer? —
Pregunta.

—¿Qué dulces? —Su primo parece no haberse enterado de ello.


—JungKook ¿te comiste todos los dulces que hice? —Jin vuelve su atención hacia su pariente más joven.

El Sultán rueda los ojos y camina hacia Jin, se agacha y saca dentro del mueble para sacar una pequeña cajita con
dulces dentro.

—Ahí está, hyung—. Dice cruzándose de brazos, fingiendo estar ofendido.

Jin levanta la tela que cubre los dulces y al ver el contenido, también se cruza de brazos.

—Que gracioso eres, esos son los que tú hiciste y quemaste—. Acusa molesto, pero ver a JungKook ligeramente
avergonzado le hace cambiar de humor. — ¿JungKook, te comiste todo en sólo un día? —Se oye sorprendido.

—¡Claro que no! No podría comer tanto en un día—. Responde bajando la cabeza.

YoonGi se acerca a la cajita y echa un vistazo, hay dulces sí pero todos se ven espantosos, además que están
quemados.

—¿Desde cuándo te crees chef, primito? —Pregunta YoonGi burlón.

—No me creo chef—. A esas alturas su rostro está teñido en u rojo intenso.

—No me digas, ¿eres un completo chef profesional entonces? —YoonGi toma la mano de JungKook y lo alza
frente a su rostro. —Un chef profesional no se quema cuando cocina—. Comenta viendo la quemadura que cruza
enteramente la palma de la mano de su primo.

—Ya—. JungKook suelta su agarre y vuelve a esconder su mano detrás suyo.

—Por eso le ayudé yo, Min—. Jin interviene nuevamente, se siente un poco molesto.

—Que gentil de tu parte, Kim—. YoonGi cree saber lo que sucede.

—¿Qué hiciste con los dulces entonces? —Jin prefiere pasar por alto el comentario de su rubio primo, está
curioso, JungKook ha estado más dócil hace algunos días.

—Espera—. YoonGi recuerda haberlo visto espiando a algunas chicas cuando ellas estaban practicando hace
varios días atrás. — ¿Se los diste a tu novia? —Pregunta divertido.
—¿Qué? No… no tengo novia—. JungKook intenta escapar pero Jin lo detiene con su cuerpo.

—JungKook…

—En serio no tengo novia, ni nada de eso, hyung… —Pero no puede evitar pensar en los bonitos ojos miel de
aquella tímida niña.

—Está bien, no importa, volveré a hacer más dulces—. Jin mira con el ceño fruncido a YoonGi quien no para de
reír ante la tonta situación. —En vez de estar burlándote, deberías ir a entrenar un poco más con la espada o en el
siguiente encuentro que tenga contigo, te cortaré el cuello—. Dice entre dientes.

—Que delicados son—. YoonGi para de reír y sale de la cocina, la última vez que se enfrentó con Jin, este
terminó cortándole levemente el antebrazo, claro que no había sido apropósito, aunque ahora lo dudaba.

—JungKook…

—No tengo novia, si es eso lo que vas a preguntar, hyung—. JungKook se encoge de hombros dispuesto a no
seguir escuchando.

—Está bien, pero cariño… —Le sonríe e intenta que lo vea al rostro. —Si necesitas mi ayuda, no dudes en
decirme ¿va?

—Sí, hyung…

—Y JungKook… si tú… bueno… si tú sientes necesidades… —Duda en seguir. —Si tú quieres estar… con una
chica… hay maneras de protegerse ¿de acuerdo? —Intenta aconsejar.

—¿Protegerse? —Su primo parece no entender.

—Ya sabes… eres joven, el futuro rey… y no querrás ser… no querrás ser padre antes de tiempo ¿verdad?

Los ojos de JungKook se abren totalmente, y su rostro se tiñe en mil colores, hablar de esos temas no le es
cómodo, además TaeHee es aún muy pequeña siquiera para pensar en ello.

—Ya, pero no te preocupes, no pasará… no estoy interesado en las chicas—. Intenta defenderse, pero
nuevamente Jin vuelve a mal interpretar sus palabras.
—Oh—. Jin se muerde el labio dudoso, pero decide continuar. —Cariño, es normal… no pasa nada… si quieres
decirle a tus padres sobre eso, yo te apoyaré ¿de acuerdo? —JungKook lo mira prefiriendo no saber a qué se
refiere, sin embargo Jin sigue hablando. —En tu situación será un poco difícil, pero tus padres… los reyes
deberán entender al final… ellos te aman y aceptarán que no te gusten las chicas… que tu prefieras… bueno
eso… que te gusten los chicos…

—¡Ya! ¡Hyung! —JungKook parece exasperarse. —No me gustan los chicos, simplemente no estoy interesado en
ninguna chica de la universidad ¿de acuerdo? —Dice con rapidez.

—Está bien… de todas formas no olvides que te apoyaré en todo…

—¡Ah! ¡Ya! ¡No importa! —JungKook camina fuera de la cocina prefiriendo reír ante la tonta conclusión de su
primo.

—¡Te quiero, JungKookie! —Escucha a Jin gritar desde la cocina, él ríe prefiriendo ignorarlo.

—Sólo me gusta TaeHee… nadie más—. Dice para sí mismo subiendo a su habitación.
012

—Nana—. Su carita demuestra total desacuerdo, es una idea absurda, pero su hermana parece estar segura de que
es un genio por pensar que resultará. —Me atraparán, me harán picadillo Nana… me da miedo—. TaeHyung
jadea al ver la sonrisa de ella.

—TaeTae, nadie te va a reconocer, además te ves muy, muy bien—. Dice ella emocionada parándose frente a él.

—Pero Nana….

—Mi amor, ¿confías en mí? —Pregunta Narae colocando sus manos a cada lado del rostro de su hermano menor,
TaeHyung la mira a los ojos y suspira.

—No es eso, Nana—. Comienza a decir con un puchero en los labios. —Confío en ti, pero tú no estarás siempre a
mi lado para defenderme… —Susurra colocando sus manos sobre las de su hermana. —Además, se supone que
debo defenderme sólo… soy un hombre… —Se oye un poco temeroso.

—No, TaeTae, por favor que nuestro padre no influya en ti, no dejes que sus absurdas ideas cambien tu manera de
pensar, hermanito—. Pide sin dejar de acunar la carita de su hermano.

—Tengo miedo, Nana—. Susurra cerrando sus ojos.

—No te dejaré sólo nunca—. Promete Narae con una sonrisa.

TaeHyung asiente con un suspiro, gira sobre sus pies para mirarse en el espejo del baño de la universidad de su
hermana, es sorprendente como un vestido puede cambiar su figura por completo.

La piel de su pequeña cintura está expuesta nuevamente y aunque ha protestado contra ello, su hermana le ha
prometido que no muestra demasiada piel y que, además, se ve hermoso, sublime. El vestido que se mueve a su
compás es de color blanco, cubierto de hombros a pies, revelando solamente su ombligo y unos cuantos
centímetros más.

Narae ha conseguido extensiones del mismo tono del cabello de su hermanito y TaeHyung al tener el cabello
largo, más largo de lo usual para cualquier jovencito, le ha sido fácil de colocarle las extensiones.
—¡Ah! ¡Nana! —Exclama con el ceño fruncido cuando Narae ha jalado con un poco de fuerza del cabello falso.

—Lo siento, quería asegurarme que no se te iba a caer cuando practiquemos—. Se disculpa ella con una bonita
sonrisa.

TaeHyung se vuelve a mirar al espejo, Narae se acerca por atrás de él para colocarle un pequeño sombrero blanco
con bordes dorados, lo asegura con ganchos, el sombrero combina a la perfección con el vestido, es pequeño,
bonito y con brillitos dorados, como a TaeHyung le gusta.

—¿Y esto? —Pregunta señalando el nuevo accesorio.

—¿Huh? —Narae se centra en sujetarlo bien en el cabello de su hermano. —Oh, pienso que te queda bien… hace
juego con lo que traes puesto además.

—Nana… no me reconocerán ¿verdad? —TaeHyung se mira levemente temeroso. Narae niega con la cabeza.

—Déjame terminar de colocarte el maquillaje ¿está bien? —Pide y TaeHyung se queda quieto en su sitio mientras
que Narae termina; lo que ella misma llama, su majestuosa obra de arte.

Las pequeñas zapatillas blancas de baile son prestadas en realidad, pues TaeHyung no tiene zapatillas de baile
para poder practicar. La amiga de Narae, Rode, ha ayudado con el vestuario de TaeHyung sin saberlo aún. La
jovencita creía que era para su hermana, una real.

TaeHyung camina por el campus de la universidad, sin soltarse del brazo de su hermana, camina con la mirada
baja, avergonzado, mientras que Narae camina a su lado con la cabeza en alto, orgullosa de presentar a su
hermana TaeHee con sus compañeros de baile, ya había hablado con ellos para que ella practique en su grupo, y
ellos gustosos habían aceptado.

Aquel día, iban a ir con un vestuario distinto a los demás, tratarían de asimilar los verdaderos trajes que usarían en
caso de una presentación real, debían empezar a acostumbrarse a bailar de forma adecuada con esos pesados
vestidos.

Algunos jovencitos universitarios volteaban a ver a esas dos curiosas jovencitas, las seguían con la mirada,
reconociendo a Narae, la chica del elenco de danza, pero intrigados al ver a la pequeña señorita que camina a su
lado con la cabeza gacha.
Algunos incluso se atrevían a silbarle o hacerles comentarios empalagosos, hasta algo ofensivos. Ello hasta que
un amigo de Narae las encontró.

—¡Narae! —Jin la mira y no puede evitar sonreír de oreja a oreja a verla tan bellamente vestida, el vestido de
Narae es sencillo también, de un bonito celeste pastel que la hacía ver como un pequeño angelito ante los ojos del
joven muchacho. —Oh… te ves bien—. Halaga él con las mejillas sonrojadas.

—Gracias Jin… —Ella también se sonroja y baja la mirada, TaeHyung sonríe ante el gesto de su hermana.

—Bien… yo creo… yo debo irme a… —Jin parece confundido.

—No, por favor… puedes acompañarnos al anfiteatro ¿sí? Algunos chicos están molestando—. Pide avergonzada
de verse desprotegida ante él.

Jin frunce el ceño ante ello, enojado mira a su alrededor y muchos jóvenes rehuyen de su mirada al verlo así;
sobreprotector con ella.

—Claro, Narae—. Acepta gustoso con una leve inclinación, su mirada se fija en la niña de vestido blanco y largo
cabello castaño. —Hola—. Saluda con una venia respetuosa.

—Oh, ella es mi hermana TaeHee—. Se apresura a decir Narae, TaeHyung se inclina también a modo de saludo,
sin decir palabra alguna. —Ella no… ella no puede hablar. —Miente nerviosa, sin embargo Jin no sé da cuenta de
ello, sólo se dedica a mirar a la pequeña escondida tras de su hermana.

—Lo siento mucho, TaeHee—. Dice, parece que en verdad lo siente. —Se ven muy bien juntas, son hermosas—.
Osa decir con una sonrisa, las hermanas se sonrojan ante su gesto.

—Ya, vamos Jin—. Narae toma el brazo de Jin con la mano que no sujeta a TaeHyung, y los tres siguen su
camino hacia el anfiteatro de la universidad.

—¡Llegas tarde! —Exclama Rode, su mejor amiga. Pero ella se calla de inmediato al ver el invitado que trae
Narae.

—Lo siento mucho, chicos—. Se disculpa con una bonita sincera. —Traje a mi hermanita, TaeHee… muchas
gracias por dejar que ensaye con nosotros.
Y como si por el cuerpo de uno de los jovencitos sentados sobre el piso de madera, hubiese corrido agua helada,
este se levanta de su sitio de un salto, cayendo directamente ante TaeHee.

—Hola, señorita, me alegra verla de nuevo—. Saluda Jimin sonriéndole, cada día había pensado en la niña de
bonitos ojos y el hecho que Narae la lleve a una práctica, animaba su día por completo.

—Jimin, no la molestes por favor—. Advierte Narae al ver a su amigo intentar coquetear con su hermano.

—Pero es cierto, me alegra mucho ver a tan bella señorita—. TaeHyung sonríe sonrojado al escucharlo, sin
atreverse a mirarlo directamente a los ojos, la mirada que esconde Jimin

Narae frunce el ceño ante sus palabras, aunque es divertido, su hermano menor no parece estar disfrutando de la
atención del coqueto chico, así que tomando del brazo de Jimin del brazo, lo aparta de TaeHyung, quien suspira
aliviado. — ¿Puede ver Jin el ensayo? —Pregunta viendo a sus amigos, todos aceptan.

—Creo… qué bueno… —Pero Rode parece un poco incómoda.

—¿Rode? —Narae la mira con el ceño fruncido cuando ha colocado su mochila a un lado, junto a las demás,
Rode niega con la cabeza.

—Nada, olvídalo… vamos a empezar—. Dice la jovencita de ojitos pequeños y largo cabello negro.

—Bien—. La joven se gira para ver a su hermano. — ¿Estás bien? —Pregunta preocupada, TaeHyung asiente sin
demora. — ¿Está bien el cabello suelto? ¿O deseas que te lo sujete en una coleta alta? —TaeHyung se quita el
sombrero y se recoge el cabello hacia un lado, pidiéndole que por favor lo sujete en alto, Narae entiende de
inmediato.

Jin mira a la jovencita como atiende a su hermanita, y con la devoción que lo mira, lo ama, nadie podría poner
ello en duda, y es tierno, piensa, “Será una buena mamá a futuro”, sus pensamientos se desvían y se sonroja por
ello.

Narae demora un poco al hacerle la coleta en alto, se asegura que no se vean las uniones de las extensiones, y
escondiéndolo en el amarre, queda firme para que TaeHyung se pueda mover con mayor soltura en el momento
del ensayo.
—Estás listo, hermanito—. Susurra sin dejar de sonreírle. TaeHyung también sonríe abiertamente. Agradece en
silencio y se acomoda con los chicos para iniciar el ensayo.

—Te lo encargo, por favor—. Le dice a Jin extendiéndole el sombrerito de su hermano. Él lo recibe y mira como
Narae toma su lugar frente a las demás jovencitas para comenzar.

—Bien, solamente me tienes que seguir a mí ¿de acuerdo? Te enseñaré mis pasos, cariño, y seguirás la
coreografía desde mi posición—. Pide ella mirándolo a él a través de los espejos que adornan una de las paredes
del lugar, de piso a techo.

Es que TaeHyung no puede evitar sentirse más dichoso, completamente contento porque por primera vez
ensayará en un anfiteatro de verdad, junto a más personas. Alguien más verá su talento para las danzas.

Y así sucede, cuando la música empieza cada joven está centrado en armonizar con el baile, la danza es hermosa,
una combinación de instrumentos rústicos que apaciguarían a cualquier corazón y los movimientos suaves y
elegantes de cada uno, pero ellos se detienen poco a poco, sin darse cuenta para observar a la jovencita de vestido
blanco, sus movimientos son gentiles, son suaves, son pacíficos.

TaeHyung se mueve al compás de su hermana con una facilidad tremenda, la gracia de sus movimientos cautiva a
cada uno de los presentes, incluyendo al caballeroso Jimin, quien se ha hecho a un lado para deleitarse de tan
mágicos movimientos.

Y Narae no se queja cuando, el que supone ser su compañero de baile, fija su total atención a su hermanito, ella
no se detiene porque TaeHyung lo está siguiendo a ella, y Narae puede ver a la perfección la sonrisa hermosa en
su pequeña carita.

TaeHyung lo está disfrutando, TaeHyung ama bailar de aquella manera, y ella no será quien se oponga a eso, por
todo lo contrario, se arriesgaría así misma si es necesario, sólo para ver esa sincera y bonita sonrisa en tan tierno
rostro.

Jin también admira los movimientos de la más pequeña de la clase, es como si ella hubiese bailado aquella pieza
toda su vida. El vestido también resalta mucho en su esbelto cuerpo, y aunque es más delgada que Narae, se ve
realmente impresionante.
Y es en ese momento cuando recuerda donde la había visto antes, “la pequeña de ojos caramelos… ella quería
alcanzar estas joyas… son para ella…” sonríe ante el recuerdo; “regresaré por ti, princesa… por favor coma mi
niña bonita… así no haya pan dulce, tome sus alimentos como debe ser”.

Rascándose la cabeza por lo lento que ha sido al no reconocerla más rápido, se pone de pie y deseando poder
encontrarlo, sale corriendo hacia el campus universitario.

×××

JungKook está durmiendo plácidamente en su habitación. Había estado leyendo pesados libros de política
nacional y eran demasiado aburridos a su parecer, YoonGi había tratado de motivarlo, pero a él esas cosas
también le aburrían en demasía, al final, él también había ido a dormir a su propia habitación.

Jin, agitado y sudando irrumpe en su habitación, asustando al joven sultán de su tan apacible sueño.

—¡JungKook! ¡Por un demonio! —Su primo no puede creer que él este durmiendo a medio día. — ¡Levántate por
los dioses! ¡Vamos! ¡Ponte de pie ahora! —Jin lo comienza a sacudir. Y JungKook comienza a renegar ante ese
brusco acto de su mayor.

—¡Ya! ¡No molestes! ¡Vete! —Ordena empujándolo con fuerza.

—Que eres un flojo ¿durmiendo a medio día? ¿Me estás jodiendo, jovencito? —Reniega al verlo desnudo, sólo
con los calzoncillos puestos.

—Es sábado, soy el Sultán y puedo dormir todo el día si quiero—. Dice él en un grito.

—Oh, no vas a querer seguir durmiendo si supieras, idiota—. Jin le avienta una camisa negra abierta para que use.
—Ponte esto ¡Rápido! —Exige pero JungKook niega con la cabeza. — Carajo, JungKook, úsalo ahora—.
Reniega lanzando unos pantalones negros sueltos. —Mírate un poco decente al menos—. Pide con el ceño
fruncido. Pues JungKook parece no querer cooperar.

—Jin, vete de mi habitación—. Pide volviendo a echarse en la cama.


—Muy bien—. Jin baja la ropa que había recogido del piso, y lo coloca a un lado de la cama. — Pero luego no
me vuelvas a robar los dulces para darle a la niña que baila mejor que cualquiera dentro de la universidad—.
Advierte.

—No le he dado nada a tu novia imaginaria—. Se burla el jovencito sentándose en su lugar. —Tú mismo puedes
darle a Narae, claro cuando te haga caso y entienda tus indirectas.

—Eres un grosero—. Reniega Jin cruzándose de brazos.

—Me hablas de ella todo el día, es obvio que te gusta… no entiendo porque no le pides que sea tu novia o algo
así.

—Mira, no vine hasta aquí para hablar de ella, ni de mí… sino para avisarte que puedes ver a su hermanita bailar
si quieres—. Jin mira a detalle el rostro de su primo, es confusión lo que demuestra.

—¿Hermanita? —JungKook se pone de pie, estirándose en su sitio, Jin lo observa atento. —Ya, dime que
hermanita, no sabía que ella tenía una hermana.

—Es que eres estúpido, Kookie—. Le Jin dice con dulzura en la voz.

Sin embargo, JungKook se oye ofendido— ¡Oye!

—La hermanita de Narae… TaeHee…

Y es como si fueran las palabras mágicas para el pobre Sultán reaccione de una vez.

—¡¿TaeHee?! —Chilla sorprendido. — ¡¿Dónde está?! ¡¿Por qué no lo dijiste antes, Jin?! ¡¿Está en la
universidad?! —Pregunta, comenzando a vestirse con desespero con las prendas que su primo le había tirado a la
cara.

Jin ríe al ver el cambio radical en su primo, y asiente con la cabeza. —En el anfiteatro, ahora… corre si quieres
ver como baila… porque créeme… que sólo por eso la llevaría al palacio y baile para los reyes—. Asegura,
saliendo de la habitación de su primo.
×××

TaeHyung está sonrojado, la música ha parado y todos a su alrededor aplauden su demostración. Alabando la
facilidad con que se logra desenvolver. Incluso algunos bromean que podría quitarle el puesto de bailarina
principal a su adorada hermana Narae.

—No importa. —Responde ella. —Si veo su sonrisa así de grande otra vez, le cedo todo en la vida a mi TaeTae—
. Asegura abrazando a su hermanito por los hombros, TaeHyung se acurruca entre sus brazos.

—Gracias, Nana—. Susurra en su oído, ella le besa la mejilla, pidiéndole que por favor no hable.

—TaeHee—. Esta vez es Jimin quien habla y se pone de pie ante las hermanas Kim. —Me gustaría bailar una
pieza contigo, por favor—. Implora, TaeHyung lo mira levemente asustado, nunca ha bailado en pareja.

—Jimin, mi hermana prefiere bailar en coreografía, en grupo… como ahora—. Intenta rechazar Narae lo más
respetuosamente posible.

Pero Jimin es muy insistente también.

—Solamente una pieza, por favor señoritas—. Vuelve a solicitar agachándose en su lugar. Inclinándose ante ellas.

TaeHyung mira el acto tan tierno del joven que decide aceptar. Deseaba probar realizar un baile de pareja,
además, nadie le estaba asegurando que podría volver a bailar tan libremente de nuevo.

—Te pasas de listo, juro que te aviento del séptimo piso de la torre de economía—. Narae intenta demostrarse
seria y real al momento de amenazar, pero todos ríen, inclusive TaeHyung.

—Nunca le faltaría al respeto a tan delicada señorita—. Dice sonriendo con dulzura, TaeHyung esconde la mirada
al sentirse sonrojar.

—Está bien—. Narae suelta a su hermanito de su abrazo y pasa a sentarse junto a sus compañeros.

—Bien. —Jimin se acerca a la radio que descansa sobre el piso a un costado y cambia de cassette, cuando escoge
la canción, lo detiene y se acerca a TaeHee.
TaeHyung está atento a sus movimientos, y el anfiteatro está en un profundo silencio. Cuando Jimin se posiciona
frente a él, no puede evitar bajar la carita.

—Eh, señorita—. Jimin levanta con delicadeza el rostro de la niña para que lo vea al rostro. — ¿Has bailado con
una pareja antes? —Pregunta, y TaeHyung niega con la cabeza. —Está bien, no te preocupes, yo te voy a guiar—.
Susurra con una sonrisa. —No tengas miedo, confía en mí ¿de acuerdo?—. TaeHyung asiente levemente.

Jimin vuelve a caminar hacia la radio y deja la música correr.

—Bailas muy bien—. Vuelve a susurrar cuando ha vuelto a pararse frente a TaeHee. — Ahora yo te guiaré a
armonizar esos movimientos con un acompañante ¿de acuerdo, bonita?

TaeHyung abre los ojos totalmente cuando siente las manos de Jimin colocarse con suavidad a cada lado de su
cadera, donde el vestido ni el corsé cubren su piel.

Intenta dar un paso hacia atrás, pero es otra voz la que lo congela en su lugar. Alguien más gritado por su falso
nombre.

—¡TaeHee, princesa! —JungKook entra casi con violencia al lugar. —Mi Niña bonita, estás aquí… —Susurra
cuando comienza a caminar hacia el pequeño grupo de bailarines.

Pero su semblante cambia cuando mira al joven de cabello negro tan cerca de ella. Las manos de ese hombre está
sobre su efímera cintura y ella se ve ligeramente asustada.

—¡Suéltala! —Demanda prepotente. — ¡Suelta a la futura reina, ahora! —Vuelve a exclamar, nadie jamás tocaría
lo que él ha proclamado como suyo.

Y esa bonita niña era suya y no la cedería nunca ante nadie más.
013

—¡Alto ahí muchachito! —Narae se para frente al joven Sultán invadiendo su camino, ella se ve molesta, pero él
se ve furioso.

—Apártate—. Ordena sin tocarla, ella es más pequeña físicamente, pero él jamás pelearía con una mujer.

—¿Estás idiota? ¿O que te pasa? —Pregunta ella empujándolo levemente.

Narae no comprendía la conexión que había entre el Sultán y su hermanito, pero TaeHyung se había escondido
tras de Jimin cuando vio a JungKook entrar de aquella forma. Había visto temor en los ojitos de su pequeño
hermanito.

—No quiero pelear con niñas, muévete por favor.

—A mi hermana la vas a respetar—. Exige Narae y la mirada de JungKook se apacigua. Ella es la hermana mayor
de su princesita.

—Oh, lo siento mucho—. Dice inclinándose ante ella, todos en el anfiteatro se miran asombrados ante su cambio
tan radical. —Soy el Sultán y deseo hablar con TaeHee, ahora.

—Ya sé quién eres, Jin nos ha presentado cientos de veces—. La joven parece disgustada ante la selectiva
memoria del jovencito delante suyo.

—Entonces, no habrá problema, me llevaré a TaeHee de aquí—. Anuncia sonriendo y rodeándola, comienza a
avanzar hacia Jimin y su princesita.

—¡Jin! —Narae exclama al ver a su compañero de clases entrar al lugar corriendo. —Ayúdame, tu primo es un
caos.

Jin sonríe al notar la situación, nunca pensó ver a JungKook en tremenda posición, camina hacia ellos y al fijarse
en la pequeña niña, nota que ella parece temer a su primo, dudando interrumpe el monólogo que JungKook está
soltando en ese momento al jovencito que baila como personaje principal en todos los ensayos.

—JungKook, ya basta—. Su voz es más autoritaria y se alza por sobre el Sultán, imponiéndose así sobre él.
—Jin, ahora no—. Dice fastidiado, y vuelve su mirada hacia Jimin.

—No, JungKook, tú ahora no.

—Pero Jin… —Se queja en una voz baja, casi infantil.

—Mejor primito, vamos a ver bailar a TaeHee. —Propone apaciguando al menor.

—No quiero que este tipo la toque—. JungKook, sin embargo no le gusta la idea que alguien más coloque sus
manos sobre el pequeño cuerpo de TaeHee.

—Es un baile de pareja lo que le estoy enseñando a ella, me será imposible no tocarla—. En cambio Jimin sonríe
de lado, complacido de tener ventaja ante el Sultán con actitud infantil.

—TaeHee… princesa… —JungKook llama dubitativo, sin embargo TaeHyung saca la carita para poder verlo.
JungKook no puede evitar sonreír ante ello. —Princesita ¿deseas bailar con él? — Pregunta, quiere estar seguro
que lo hará por su voluntad y no le están imponiendo absolutamente nada.

TaeHyung mira el rostro preocupado del joven, y su expresión de temor se desvanece, simplemente la actitud con
la que había llegado JungKook, le había hecho recordar tanto a su padre.

—¿Es tu decisión bailar con él, princesa? No te está obligando, ¿cierto? —Pregunta sin dejar de mirarla a los
ojos, asombrado de poder ver totalmente el rostro completo de la pequeña, él sabe que ha visto esa pequeña carita
en otro lado. Pero ello no le impide de apreciar tan bellas facciones, fascinado por tan endeble mujercita. Y para
él todo eso es suficiente, no pedirá más ese día. Se había imaginado sus bonitos labios, pero nunca pensó que le
llegaría a gustar demasiado el tenerla sin velo alguno frente a él.

TaeHyung sale por completo de su improvisado escondite y se arregla la falda con nerviosismo. Quiere dejar de
ser el punto de atención ahora mismo. Él se limita a asentir con la cabecita y la cola alta que lleva amarrado se
mece de un lado a otro en sus movimientos.

JungKook sonríe completamente embelesado ante tan sin igual figura.

—Bien, después de este baile hablaremos—. Dice suavemente. —Mantén tu distancia, jovencito. —Advierte con
el ceño fruncido y posando su pesada mirada en Jimin, este no deja de sonreír ladinamente, teniendo en mente
aprovechar la ocasión. —Estaré justo aquí—. Termina de decir para luego dar media vuelta y sentarse al medio
del escenario, sin dejar de observar a la pareja de baile recién creada.

Todos lo miran desconcertados ante los cambios tan bruscos de humor de aquel jovencito, pero al menos no está
peleando con Jimin, o eso parece, es algo que no les gustaría ver en esos momentos.

—Se va a comportar, no te preocupes Narae—. Jin sonríe avergonzado y tomándola del brazo, se sientan al lado
del Sultán.

Jimin suspira y niega con la cabeza, es consciente que sus movimientos están siendo observados a detalle por ese
jovencito con aires de grandeza, así que simplemente decide que va a provocarlo.

—TaeHee, no le hagas caso ¿sí? Tú solamente baila conmigo—, habla entre susurros, mirándola a ella y dándole
la espalda a sus compañeros. —Muévete como sientes que la música fluye en ti, no quiero que te cohíbas,
muñequita.

Los ojitos de TaeHyung se abren en sorpresa ante el nuevo sobrenombre recibido. “Suficiente tengo con lo de
princesita, no me gusta para nada muñequita”, piensa con un ligero sonrojo.

No desea bailar, no si ese chico también va a coquetear con él, pero antes que intente siquiera retirarse, Jimin ya
ha cambiado la pista, buscando una canción más lenta, una canción que necesita contacto físico de principio a fin.

—Sígueme, señorita—. Pide al momento de girarla para que ella quede de espaldas a él, sujetándola con una
mano en lo alto, y con la otra pegando la delgada cintura de la niña a su cuerpo.

TaeHyung jadea en sorpresa y JungKook gruñe entre dientes al verla siendo sujetada firmemente por otro
hombre.

El Sultán está por ponerse de pie al ver los movimientos que ese chico está obligando hacer a su princesita, pero
la mano firme de Jin en su muslo derecho lo detiene de todo accionar.

—Hyung…

—Sentadito y calladito, JungKook—. Ordena con una mirada seria, que no le cabe para que empiece a protestar,
como siempre lo suele hacer.
Mientras Narae está atenta a las manos de Jimin, pues parece que sujeta con firmeza el cuerpo de TaeHyung, y
eso a ella no le gusta tampoco. Se cruza de brazos y mira a su hermanito menor al rostro, aunque a veces
TaeHyung se ve sorprendido por los repentinos toques en su cuerpo, no puede negar que bailar de aquella forma
también le gusta, el pequeño intenta esconder la sonrisa en su rostro en los movimientos libres que toma su
cuerpo, la manera en que Jimin lo seduce en el baile, es algo nuevo para él.

Es por ello que Narae, decide sólo observar y no detener aquello, porque TaeHyung se estaba divirtiendo al
momento de bailar con Jimin, eso era realmente evidente.

Jimin toma suavemente la mano de TaeHee, levantándola por el aire para hacerle girar en su lugar. Ambos torsos
se juntan y TaeHyung teme que Jimin se dé cuenta de su pequeño secreto. Intenta separarse del atractivo joven,
pero Jimin es rápido y demasiado ágil, colocando la mano abierta en la espalda de TaeHyung, lo atrae hacia su
pecho y con la otra mano la sujeta por la cintura.

Jimin lo guía a realizar movimientos sutiles pero tentadores, sonrojando a TaeHyung automáticamente.

—Tierna—. Susurra él cuando TaeHyung levanta la carita sonrojada y lo mira a los ojos. Jimin sonríe
abiertamente al notar como TaeHee ya no está intentando separarse de él. —Es tan sublime, señorita—. Murmura
en su oído, sin dejar de guiar sus pasos acompasados con la música en alto.

TaeHyung sonríe al sentirse completamente ligero entre sus fuertes brazos, Jimin lo carga con facilidad, aunque
no la eleva mucho pues Jimin no sabe si ella tiene estabilidad para saber caer —Déjame guiarte, señorita—. Pide
y TaeHyung asiente levemente.

JungKook no puede mirar más tal escena, se siente insultado, él es el Sultán y nadie va a sobrepasar por él,
tampoco nadie va a tocar a su pequeña princesita de esa manera.

Sin importarle las advertencias de su primo, o el fuerte agarre de este sobre su muslo, se pone de pie de un salto y
camina decidido hacia la pareja frente a él.

Jimin suelta a TaeHee cuando se da cuenta que el Sultán viene decidido a luchar, no quiere que por sus celos
ciegos también la lastime a ella. JungKook aprovecha el momento en que esas pesadas manos han soltado la frágil
figura de su princesita.
—¡Aléjate de ella! —Exclama JungKook empujando a Jimin con fuerza, separándolo de TaeHyung, este
retrocede asustado ante la naciente pelea.

—¡JungKook! —Jin lo sigue de prisa e intenta tomar del brazo a su primo pero se deshace del agarre.

—¡No tienes derecho de tocarla de esa manera! —El rostro de JungKook está teñido de un violento granate.

—¡Tú tampoco! —Jimin da un paso adelante, dispuesto a golpear al insoportable Sultán.

—¡Ella es mía! —JungKook levanta el puño al mismo tiempo que Jimin, pero su golpe no llega al rostro de su
contrincante, por lo contrario, su mano da contra la suave piel de TaeHee.

—¡TaeHyung! —Narae asustada, grita al ver a su hermanito quejarse ante el dolor, olvidando usar el falso
nombre, pero con la conmoción, nadie parece notarlo.

TaeHyung se sujeta la mejilla con fuerza, con los ojitos cerrados y una evidencia mueca de dolor. Y es que el
pequeño jovencito se había colado entre ambos hombres, queriendo separarlos, pero no había pensado en que
ambos empezarían a darse golpes tan prontamente. Jimin le había golpeado en el hombro, aunque su golpe fue
suave, pues él si se había percatado casi a tiempo que TaeHee se había interpuesto entre ambos, por ello su golpe
fue leve.

Pero JungKook no la había visto. JungKook la había golpeado con fuerza y TaeHyung no quería llorar, no frente
a todos. Además, sabía que el Sultán no había querido golpearlo a él.

—TaeTae—. Narae lo sujeta entre sus finos brazos. —Mi amor, ¿estás bien? —Pregunta preocupada, pero
TaeHyung esconde la carita en el hueco del cuello de su hermana, sollozando apenas.

—Princesa, oh mi princesa… mi niña bonita—. JungKook intenta tomarla para acunarla entre sus brazos y pedir
perdón por ser tan idiota. Pero Jin lo aleja de ella.

—¿Es que eres idiota? ¿Te pagan por ser idiota acaso? —Pregunta Jin histérico.

—¡No la vi! —Intenta defenderse. Pero Jimin se planta delante de él. — ¡Tú idiota!

—Eres un peligro para mi señorita, debes alejarte de ella—. Dice Jimin con los brazos cruzados y levantando una
ceja. Acto que enfurece más a JungKook.
El Sultán vuelve a encenderse y con toda la intención de borrarle la sonrisa irónica, pero el suave sollozo de
TaeHee llama la atención de ambos.

—TaeTae, déjame ver, por favor—. Pide Narae intentando quitar sus manitos de su rostro. Pero TaeHyung se
niega con fuerza. —Mi amor, por favor, necesito ver que no te ha hecho un daño mayor… por favor…

—Princesa, lo siento tanto, nunca en mi vida me atrevería a tocarte así, por favor mi niña… perdóname. —
JungKook habla con desespero, parándose ante Narae y pidiendo internamente ver nuevamente la carita de
TaeHee, pero ella parecía aferrarse más a su hermana.

—Mejor llevémosla al baño, ahí podremos ver qué tan grave es—. Propone Rode acercándose a su amiga,
también parece estar preocupada por la más pequeña.

— TaeTae ¿Si? —Narae lo abraza y posa su mirada en JungKook. —Me importa muy poco que seas el rey, por
mi puedes ser el dios del universo si quieres, pero si te vuelves a acercar a mi hermana, juro que te mato. —
Amenaza y JungKook baja la cabeza, avergonzado.

—Yo cuidaré de ella también—. Jimin da un paso hacia adelante, pero Narae lo mira de la misma forma que miró
al Sultán.

—La advertencia va para ti también, Jimin—. Ruge ella, para luego llevar a TaeHyung fuera del anfiteatro.
Siendo seguida solamente por Rode, su mejor amiga, quien no dudo en ayudarla a llevar su mochila para sanar a
la pequeña niña.

Jin se para delante de ellos, con los brazos cruzados y la mirada fija en ambos jovencitos.

—A una dama jamás se le toca en contra de su voluntad—. Dice fijando sus oscuros ojos en Jimin. —Y mucho
menos se le lastima de ninguna forma. —Ahora mira atentamente a JungKook. —Piensen en sus actos infantiles.
—Su voz retumba en el anfiteatro, estricta y opresora. Nadie en el lugar se atreve a decir algo, ni en susurros. —
No vuelvan a acercarse a TaeHee, no hasta que hayan aprendido a ser unos caballeros, unos hombres de verdad.

—Jin hyung… —JungKook intenta defenderse, pero cuando Jin le da la oportunidad de hablar, él simplemente no
sabe qué decir, sabe muy bien que está en falta, que todo es su culpa.
—Siento pena por ustedes, pero esta vez apoyaré lo que Narae decida es mejor para su hermana—. Jin suspira y
se retira del lugar.

—Todo es tu culpa—. Jimin al parecer quiere volver a provocarlo, pero JungKook parece perdido en sus
pensamientos, tiene los ojos clavados en el piso de madera— “Princesa esto, princesa lo otro”, sí que eres
ridículo—. Se burla.

JungKook alza la mirada al oírlo, no deseando pelear, deseando sólo saber que la pequeña TaeHee está bien,
queriendo sanarla, protegerla y consentirla.

—No mereces el título de Sultán—. Sigue diciendo el joven bailarín, pero JungKook simplemente respira hondo,
y parándose correctamente deja muy en claro su postura.

—Estoy enamorado de esa pequeña niña—. Comienza a decir con seguridad. —Y ni tú, y ni un idiota me alejará
de ella, nadie me hará desistir—. Sonríe apenas al recordar sus ojitos miel. — Estoy completamente seguro que
quiero pasar la vida entera a su lado… y créeme, que soy capaz de bajarle las estrellas, cruzar los siete mares, dar
mi vida y mi alma, solo para que ella esté bien…

—No lo lograrás…

—Lo haré, así tenga que renunciar a mi corona, haré lo imposible por su bienestar… haré lo que sea para que me
perdone y yo pueda estar a su lado por siempre… —Dice completamente seguro de ello.
014

Su hermana está enojada, ella se pasea de un lado a otro en su habitación, cogiéndose el puente de su nariz, gesto
que solamente hace cuando está en una situación donde no sabe qué hacer.

Ha revisado la herida que JungKook le hizo, no es grave, su visión es normal y a TaeHyung ya no le duele,
HoSeok le colocó unas plantas hervidas por unos minutos y la herida se hizo dejó de hincharse, además que el
color se había dejado de extender por su debajo de su ojo, sólo así, Narae se pudo calmar y no fue directo al joven
heredero a la corona para golpearlo.

—A ver, explícame TaeHyung—. Comienza a decir intentando respirar tranquila— ¿Qué significa eso de
princesa? ¿O qué tal eso de futura reina? —Pregunta, suena algo alterada.

TaeHyung simplemente se encoje de hombros, no sabiendo que decir ante ello. Narae grita bajito, frustrada.

—Nana…

—Escúchame TaeHyung—. Narae se acerca a su hermano y tomándolo de los hombros hace que siente sobre su
cama. —No importa si quieres estar con un chico ¿de acuerdo?—Le dice mirándolo directamente a los ojos.

—¡¿Qué?! —TaeHyung se oye alarmado ante ello. ¿Él con un chico? Jamás lo había imaginado. Aunque claro,
tampoco se había visto así mismo salir con una chica. Simplemente eso de las relaciones amorosas aun no le
interesaban. —¡Nana! ¡No!— Exclama agitando sus manitos por delante.

—TaeTae, no hagas ruido—. Pide ella divertida de la expresión del pequeño castaño, olvidando un poco su enojo.
—Ahora, calla y escucha—. Dice seria, TaeHyung asiente levemente mordiéndose el labio inferior.

Narae suspira y mira a su hermanito de cerca cuando se sienta a su lado; aun sin maquillaje es demasiado bonito,
aun llevando esa ropa vieja y algo rota, se ve hermoso, tan delicado, tan frágil, es normal que alguien se hubiese
fijado en él, piensa ella. Y es que eso no le molesta realmente, lo que le molesta es que ese alguien haya sido un
muchacho tan tonto como el Sultán.

¿Cómo podría JungKook cuidar de TaeHyung? Si hasta parecía que no podía cuidar bien de sí mismo.

Y ni hablar de su coqueto amigo, Park Jimin.


—Mi amor—. Susurra estirando una mano por sobre su suave cabello, acariciándolo. —TaeTae, es peligroso ¿lo
sabes?

—¿Peligroso? —Pero TaeHyung no parece entender que es lo que ella dice.

—TaeTae, es el Sultán, el pueblo… el reino entero espera que él escoja una princesa, que él escoja a alguien para
que su descendencia herede la corona… TaeHyung, si sus padres se enteran, si los reyes se enteran de que su hijo
está enamorado de un chico, moverían cielo, mar y tierra para separarlos… ellos podrían hacerte daño, cariño…
—Dice ella con temor, pero TaeHyung frunce el ceño.

—Nana, JungKook no está enamorado de mí, él ni siquiera sabe que existo—. Dice, y suena levemente
decepcionado. —Él está enamorado de TaeHee, y TaeHee no existe—. Se escucha firme.

—TaeHee eres tú, TaeHyung—. Narae también se oye firme.

TaeHyung mueve la cabecita de un lado a otro con fuerza, negándose ante la idea de que alguien tan poderoso se
fije en él.

—Nana, cuando el Sultán se entere que TaeHee en realidad soy yo, no me querrá ni ver, hermana… —Una
sonrisa efímera se pinta en sus labios, bajando la cabeza continúa diciendo. —Cuando él se entere que lo engañé
todo este tiempo… él me enviará lejos de aquí, se sentirá asqueado, se sentirá humillado de sentirse atraído por
alguien como yo…

—¿Alguien como tú? —Narae se pone de pie. — ¿Qué quieres decir con “alguien como tú”?

—Narae—. TaeHyung se pone de pie ante ella, alzando ambos brazos a los lados intenta mostrarse ante su
hermana. —No tengo nada de especial, Narae mírame… soy alguien tan simple, sólo basta mirarme para
saberlo… no soy fuerte, no soy listo, no soy lo suficientemente hermoso para un rey… no hay nada que yo pueda
darle, Narae…

—No digas eso, no vuelvas a decirlo nunca, TaeHyung… tú vales mucho más que mil coronas…

Narae quería que su hermano dejase de pensar que él no valía, ella quería que su hermano se vea así mismo como
realmente era. Un hombrecito fuera de lo real, una persona realmente valiosa. Pero el llamado de su padre
escaleras abajo los alertó a ambos.
TaeHyung salió corriendo de su habitación, y su hermana casi pisándole los talones. Ella no sabía que reacción
tendría su padre al ver el ojo morado e hinchado de TaeHyung. Temía que lo volviese a golpear por ello.

—TaeHyung, ven acá—. Ordena ni bien el pequeño niño pone un pie en el último escalón.

—S-Sí… —Aun a pesar de todo, TaeHyung le seguía temiendo a su padre.

—¿Qué es eso? —Demanda saber el hombre al ver la carita de su hijo. TaeHyung agacha más la cabeza tratando
de esconder el color de encima de uno de sus pómulos. —Mírame a los ojos cuando te estoy hablando. —La voz
de su padre es autoritaria, no dejando que él le contradiga.

—Y-Yo…

—¿Quién mierda te golpeó? —Pregunta poniéndose de pie. TaeHyung retrocede un paso ante el temor.

—Y-Yo no…

—Dime la verdad, TaeHyung—. La voz grave de su padre lo minimiza en su lugar. — ¿Te peleaste con alguien
en la escuela, TaeHyung?

Narae se coloca al lado de su hermano, dispuesta a cubrirlo con su cuerpo, pero TaeHyung no se lo permite, no
dejaría que golpee a su hermana cuando era claro que el golpe estaría destinado solamente para él.

—Peleé con uno de mis compañeros porque quiso quitarme mi mochila—. Miente con rapidez, las palabras se
oyen firmes y eso sorprende a Narae. Pero la reacción de su padre los deja asombrados a ambos.

—¿Peleaste para defenderte, TaeHyung? —Pregunta incrédulo.

—Sí.

El viejo hombre sonríe de oreja a oreja al escuchar que su hijo peleó con alguien más, como si estuviera orgulloso
de ello le palmea la espalda con fuerza, TaeHyung cierra los ojitos ante el toque tan brusco y pesado de su padre.

—Ese es mi muchacho, todo un hombre, peleando por lo que es suyo—. Dice con orgullo. Narae abre la boca
para rebatir lo que su padre está alabando, pero el gesto de TaeHyung la deja inmóvil.
Su hermano también está sonriendo, era la primera vez que su padre lo felicitaba por algo, era la primera vez que
su padre se sentía orgulloso de él. —No pienso decepcionarle nunca, padre—. Asegura TaeHyung.

—Eso me agrada, eres un hombre, estás formándote… —De pronto un peculiar brillo aparece en los ojos oscuros
de ese fornido hombre. —La semana que entra te llevaré a uno de esos burdeles, te vas a convertir en un hombre
de verdad, TaeHyung—. Informa, dándole una palmada fuerte en su hombro.

TaeHyung ladea la cabecita no sabiendo que significa ello. Pero Narae no puede quedarse callada por más tiempo.

—¡¿Un burdel?! ¡Papá! —Exclama enojada. — ¡No puedes simplemente llevar a mi hermano a uno de esos
asquerosos sitios!

—Tú guardas silencio, tu hermano debe convertirse en un hombre de verdad—. Los ojos de su padre lo examinan
de pies a cabeza, TaeHyung es pequeño aun, además de ser delgado, pero él lo llevaría a entrenar, él haría que su
único hijo varón sea su orgullo. —Narae, limítate a preparar la cena—. Le ordena.

—Papá…

—Iré a traer a tu madre, más te vale que la cena esté lista para cuando estemos de regreso—. Advierte sin esperar
más comentarios de su hija. Sale de la casa dando un fuerte portazo, aun sonriendo que su hijo comenzara a ser un
hombre de verdad.

Narae patea la mesa con fuerza, chillando de dolor se dirige hacia la cocina, TaeHyung la sigue de cerca.

—Nana, deja yo cocinaré… tú siéntate ¿sí? —Pide él al ver a su hermana cojear, saca unos cubitos de hielo, y
envolviéndolos con una manta blanca se lo da a ella para que lo ponga sobre su pie.

TaeHyung sonríe al ver que su hermana obedece en silencio, comienza a preparar la cocina para terminar de prisa,
no quiere que su padre cumpla su amenaza contra su hermana.

—Nana ¿Qué es un burdel? —Pregunta luego de unos minutos de silencio, sintiéndose totalmente curioso sobre
ello.

—TaeHyung—. Ella suspira con los ojos cerrados. —Tú no vas a ir a uno de esos lugares, no lo permitiré
¿entiendes?
TaeHyung frunce el ceño al oírla. —Pero Nana… yo no sé lo que es eso… —Dice con inocencia.

—Es el infierno, TaeTae—. Responde ella, molesta aun.

—Pero si voy… si voy papá se sentirá orgulloso de mí ¿no es así? —Pregunta con timidez. Narae solamente se
limita a suspirar.

—No le hagas caso a papá.

—Quiero que él este orgulloso de mí, quiero que me quiera y me acepte como su hijo, Nana…

—TaeTae no…

—Nana, si papá quiere llevarme a un burdel para ser hombre… iré Nana… quiero ir a un burdel si eso hace feliz a
papá… —Expresa sonriendo al sentirse siendo aceptado por su padre por primera vez.

—No vas a ir, fin de la discusión TaeHyung—. Narae se pone de pie con dificultad, intentando acercarse a él.

—Si iré, si papá quiere que vaya, yo iré… sólo quiero que papá me quiera, Nana…

×××

Estaba frustrado, ¿él castigado? El grandioso Sultán estaba… ¿castigado?

Si, JungKook estaba refunfuñando sentado contra su ventana, viendo la oscuridad de la noche, su madre, la reina,
le había ordenado que regresase al palacio, pues Jin le había contado el altercado, su primo solamente quería
corregir esa actitud violenta, claro que había omitido que JungKook había peleado con Jimin por una chica y que
había terminado golpeándole a ella sin quererlo, solamente le dijo que había armado un revuelo por su ego. Y la
reina se había escandalizado por ello.

Jin también había persuadido a todos quienes estuvieron presentes que no dijeran nada sobre el pequeño
altercado, los había atemorizado con los “gorilas” de JungKook y todos habían accedido a guardar silencio,
menos unos; Park Jimin, al parecer ese chiquillo le traería terribles dolores de cabeza, pero eso a JungKook no le
importaba en lo más mínimo.
El joven Sultán había sido castigado, estaría por dos semanas encerrado en el palacio, solamente saldría para sus
clases y después, derechito al palacio, escoltado obviamente por sus guardaespaldas.

Y ese encierro traería loco a JungKook, no podría ver a su princesita. ¿Qué sucedería si el estúpido de Jimin
intentara pasarse de listo con ella de nuevo?

¿Cómo podría cuidar de TaeHee si él estaría encerrado por catorce días enteros? Eran demasiados.

—Madre—. Al joven Sultán se le había ocurrido algo para salir del palacio nuevamente, había caminado con paso
firme hasta el cuarto de estudio de los reyes.

—JungKook, ahora no, esto es importante—. Responde la mujer sin mirarlo, estaba realmente ocupada con
algunos viejos pergaminos, documentos que definían las líneas fronterizas del reino y que el rey, padre de
JungKook, demandaba tener lo más pronto posible.

—Sé que está muy ocupada madre, pero necesito su autorización para salir del palacio…

—Ni siquiera pienses que podrás salir de aquí, no lo harás a menos que sea para tus clases—. La voz de ella suena
firme. JungKook rueda los ojos, él obtendría lo que quería.

—Sé muy bien mi situación y respeto su posición ante ello, madre—. Comienza a recitar su discurso bien
preparado. —Sé que lo que hice estuvo mal, demasiado mal, pero quiero reivindicarme. —Dice, logrando que su
madre despegue sus ojos del pergamino.

—¿A qué te refieres? —Pregunta desconfiada, viéndolo directamente.

—Haré labor social, no quiero que el pueblo tenga un mal concepto de mí, iré a hacer labor social, madre, quiero
demostrar al reino y sobre todo a usted y a mi padre que soy un joven comprometido, que podré asumir mi
posición y, sobre todo que sé tomar responsabilidad ante mis actos.

Su madre lo observa asombrada. — ¿Qué clase de labor de social? —Pregunta con recelo.

—Lo que sea para ayudar al pueblo, a mi gente… tal vez labrar la tierra, ayudar en los campos, estar con los
enfermos… lo que sea para acercarme a ellos y demostrarles que soy totalmente digno de la corona—. Responde
sonando seguro, aunque por dentro está temeroso que su madre rechace su oferta.
—No hay una tercera intención detrás de todo ello ¿verdad, JungKook? —Cuestiona entrecerrando los ojos.

—Desde luego que no, madre.

La mujer reflexiona unos minutos antes de responderle, le gusta la idea de que su hijo sea un joven maduro que
sea responsable de sus actos, pero teme por él también. Sin embargo, no quiere quitarle esa voluntad. —Bien. —
La reina suspira y pasando una mano por su larga melena castaña, decide acceder. —Irás a hacer labor social. —
JungKook sonríe levemente ante su victoria. —Pero irás con Jin y YoonGi, además que irás con más
guardaespaldas, no te expondrás tampoco ¿me oíste?

—Desde luego madre, como usted ordene—. Asiente JungKook con una reverencia, la reina sonríe para sí misma.

—De acuerdo, ahora regresa a tu habitación, tengo que terminar esto para tu padre antes del amanecer. —
Informa, JungKook asiente aun con el semblante serio.

—Buenas noches, madre.

Su rostro se muestra imbatible cuando camina de regreso a su habitación, una vez más ha conseguido lo que
desea, podría salir nuevamente del castillo, y esta vez iría directamente al pueblo, buscaría a TaeHee pase lo que
pase y esta vez no la dejaría ir por nada del mundo.

Ha pensado en ella todo ese día encerrado, arrepentido de haberla lastimado de esa forma, él sabía que su pequeña
niña estaría bien con Narae, después de todo esa jovencita había demostrado que era fuerte y defendería a su
princesita porque era su hermana adorada.

Pero aun así, JungKook se sentía inquieto de no poder verla, de no protegerla y cuidarla.

El joven Sultán se sienta nuevamente al borde del filo de su ventana, sus ojos se dirigen a las luces que brillan en
el pueblo, los ojos más bellos que él jamás ha visto están ahí justo ahora.

Sus ojos se desvían al cielo oscuro iluminado de titilantes estrellas, se ven increíbles, hermosas, piensa, la
sensación de calidez es agradable al recordar perfectamente el suave rostro de TaeHee, es más que hermosa para
él, es ideal.
JungKook abre los ojos con asombro al ver pasar una estrella fugaz, pide un deseo, piensa con una sonrisa… “Sé
feliz a mi lado, mi princesa”, pide cerrando sus ojos, pero su mente recuerda los suaves y tiernos gestos de ese
pequeño que casi se ahoga en el río, como él lo miraba curioso subido en la espalda de su amigo.

Entonces lo recuerda, lo recuerda perfectamente y se asombra totalmente ante el parecido físico de ambos, aún
más, se siente fascinado de que compartan tanto, incluso el hermoso color de sus ojos. Sonríe de lado al acordarse
de cada momento junto a este pequeño chico del pueblo. Se siente cálido al pensar en él, teme sus mejillas
enrojecer y siente casi con desespero, como ha perdido el tiempo encerrado en ese castillo, cuando debería estar
junto a él… pero niega con la cabeza obligándose a pensar en TaeHee, la hermana gemela del pequeño de ojos
miel.

Canta para sí mismo, en un tono bajito y casi imperceptible, deja que el viento se lleve sus palabras y su mente
divaga en los encuentros fortuitos con ese pequeño de ojos preciosos, regresando su vista al cielo lleno de
estrellas titilantes, y sin darse cuenta de ello, sin saberlo realmente, comienza a susurrar: “Las estrellas son nada
comparadas con tus ojos… mi hermoso TaeHyung…”
015

—¡¿Qué mierda tienes en la cabeza?! —La pregunta histérica de su primo a su lado llega hasta sus oídos,
JungKook jala los tirantes del caballo y el animal se detiene sin demora ante la orden.

—¡¿Qué?! —Pregunta el Sultán encarando al mayor. —Es labor social ¿Por qué te enojas, YoonGi? —Cuestiona
exasperado.

—La idiotez la hiciste tú, no yo ¿Por qué mierda, la reina me manda a mí también? —Discute bajándose de su
caballo, JungKook lo imita.

—¿Por qué no deberías venir también? Tú debes hacer lo que yo diga. —Dice caminando hacia su primo, pero
este está preparado para golpearlo ante sus palabras.

—¿Hacer lo que tú digas? ¿Estás hablando en serio? —YoonGi se oye realmente enojado.

JungKook se alista también para luchar contra él, pero el mayor de ambos grita fuertemente exaltando a ambos
muchachos y asustando algunas avecillas, que huyen volando ante los altos gritos.

—¿Jin hyung? ¿Qué sucede?

—Que mierda… ¡SeokJin calla esa boca!

—A mí no me callas Min YoonGi. —Jin se aleja de su caballo y camina hacia sus primos, colocando ambas
manos sobre sus caderas se planta delante de ellos. — ¿Qué sucede, JungKook? ¡Sucede que ustedes dos están
volviendo a pelear y yo tengo que hacer de su niñera! —Exclama exasperado.

YoonGi chasquea su lengua y JungKook ríe bajito al ver a Jin frustrado y enojado con ambos. —Él empezó—.
Acusa fingiendo inocencia.

—¿Qué yo empecé? ¿Yo empecé todo esto? —YoonGi se ve indignado.

—Claro que sí, tú—

—Ambos, se callan ahora o juro que, en la próxima práctica con espada, no tendré piedad, con ninguno de
ustedes—. Dice Jin con los dientes apretados. JungKook y YoonGi se miran sorprendidos, su primo mayor no
parece estar bromeando y por ello guardan silencio bajando la mirada. —Bien—. Jin suspira pesadamente,
pasando ambas manos por sus cabellos castaños.

El bosque es silencioso nuevamente, los animalitos vuelven a salir de sus escondites al dejar de oír los espantosos
sonidos de aquellos seres ajenos.

Jin se da media vuelta sobre su lugar, dispuesto a volver a subir a su caballo y seguir el trayecto hacia la colina
más alta atravesando el bosque y el reino en sí, los tres jóvenes iban a visitar al miembro más viejo de su familia,
la reina había insistido en que vayan solo los tres, pues aquella persona detestaba las sobre atenciones que su hijo
le daba, y lo que menos querían era alterarla.

—¡TaeHyung! ¡No! ¡Detente!

El grito de Narae los detiene a los tres de inmediato, su voz proviene de entre los árboles, y aunque es medio día
aún y el sol brilla en su punto más alto, la espesa maleza no los deja ver muy lejos.

—¡TaeHyung! —Nuevamente la voz de la joven se oye entre la naturaleza.

JungKook mira a todos lados, intentando localizar al pequeñito de ojitos bonitos, pero parece no estar cerca— ¿Es
Narae? —Pregunta viendo a Jin con miedo, él parece también estar buscando a su alrededor.

—Creo que sí—. Responde y sus ojos se abren totalmente al ver como las plantas se mueven con fuerza detrás de
su primo. — ¡JungKook!

Jin intenta quitarlo pensando en que sería un animal salvaje, pero se detiene al ver que es un pequeño niño
descalzo quien se lanza contra JungKook.

—¡TaeHyung!

Ambos, JungKook y TaeHyung caen sobre la tierra seca, rodando y golpeándose entre ambos, aunque JungKook
intenta proteger al pequeñito al momento de tomarlo entre sus brazos, ambos cuerpos impactan con violencia y el
Sultán no puede hacer mucho para evitar que se golpeen.

—Suéltame, suéltame… —Pide asustado, en voz baja y temblorosa. Pero JungKook lo aferra aún más a su cuerpo
cuando TaeHyung se remueve contra él, haciendo puñitos e intentar alejarlo.
—Tranquilo, por favor—. JungKook susurra aferrándolo por la cintura, sin dejar de mirar la carita asustada del
pequeño de cabello dorado. TaeHyung tiene los ojitos cerrados y JungKook está suplicando internamente que le
dedique una mirada.

Sólo necesita una mirada de aquel pequeño ser que aferra entre sus brazos.

—¡Narae! —Jin la mira correr hacia ellos, también asustada y la respiración agitada.

—¡Jin! ¡Vámonos! —Exclama sin detenerse, pues corre directo hacia su hermano para intentar tomarlo de entre
los brazos del Sultán.

—Narae, detente—. Jin toma de la muñeca a su amiga, pero ella intenta soltarse de su agarre, aun con miedo en el
rostro. Él intenta preguntar qué sucede, pero la voz de YoonGi los alarma a todos.

—¡¿Qué mierda?! —YoonGi señala entre la maleza, esta se mueve con sigilo.

JungKook se pone de pie en un salto y sin demora toma a TaeHyung entre sus manos, obligándolo a pararse
detrás de él.

—¿Qué es eso? —Pregunta el Sultán en voz baja. Los cinco jóvenes están inmóviles en su lugar, sin dejar de
observar ese inquieto bulto entre la naturaleza.

—E-Es… es un lobo… —Responde TaeHyung temblando, aferrándose al Sultán. —Por favor no… —Pide
cuando JungKook da un paso hacia adelante, dispuesto a enfrentar al animal salvaje. — Por favor… no puede
pelear contra un lobo—. TaeHyung susurra aun aferrándose a su muñeca.

—Jin, las espadas están en el morral de mi caballo—. Susurra entre dientes hacia su primo, pero Jin también está
muy ocupado intentando proteger a Narae.

El furioso lobo sale entre la maleza y su apariencia los asusta a todos. Es enorme y les está mostrando los
colmillos, amenazándolos con fuertes gruñidos.

—TaeHyung—. Narae susurra asustada, su hermanito está demasiado cerca del animal, aunque JungKook lo está
protegiendo con su cuerpo, aquel animal podría acabar con ambos en un abrir y cerrar de ojos.
—TaeHyung, no te muevas por favor—. JungKook pide en un murmullo, pues si el pequeño se mueve y
comienza a correr, el lobo no tardaría en atacarlo.

YoonGi se mueve sutilmente, dando pequeños pasos hacia atrás, teniendo en mente tomar las espadas para poder
defenderse.

Pero la bulla los distrae a todos, inclusive el lobo deja de ver intensamente a TaeHyung, para ponerse en guardia
contra aquel humano que ha salido de la nada.

—¡Largo! ¡Largo! ¡Vete perro sucio!

Es HoSeok, quien agita dos frascos de vidrios llenas de piedras delante del animal, grita e intenta parecer más
grande en tamaño, su cuerpo se mueve de manera extraña, también gruñe y comienza a acercarse al confundido
lobo con ambos recipientes por delante.

—¡Vete ahora! —Vuelve a chillar, y lanza uno de los frascos contra una piedra, el estruendoso ruido del vidrio al
romperse logra ahuyentar al animal.

—¡TaeHyung! —Narae corre hacia su hermano, cuando el lobo se ha marchado finalmente. — TaeHyung… mi
amor, ¿estás bien? —Pregunta acunando la carita del pequeño, su cuerpo tiembla.

—Lo siento, Nana—. Pero él comienza a llorar, abrazándola por la cintura, escondiendo su carita ante la timidez.
—Pensé que te podría hacer algo… —Su voz se oye amortiguada entre sus brazos. —Por eso corrí… para que me
siguiera a mí… no quería que te haga daño, Nana…

Narae comienza a llorar también con su pequeño entre brazos, asustada aun por la situación, apretándolo contra su
pecho.

—¡¿Cuántas veces les he dicho que no deben internarse mucho en el bosque?! —HoSeok se oye histérico. Se
acerca a ambos y comienza a regañarlos. — ¡¿Por qué nunca me escuchan?! ¡Es peligroso para ambos!

—¡Basta! ¿No ves que están asustados? —Jin se acerca a Narae y empujando a HoSeok, lo intenta alejar de su
amiga.

—¡Tú no te metas! —HoSeok lo empuja con ambas manos, y ello molesta a Jin.
—¡No! ¡No peleen! —Narae toma de la muñeca a Jin, e impide que este se lance sobre HoSeok. —Es mi culpa,
por favor… no peleen… —Pide, aun sujetando a TaeHyung.

—No es tu culpa, Nana… fue mi idea venir aquí… —TaeHyung se suelta ligeramente de su hermana y mira a su
mejor amigo. —Lo siento mucho…

HoSeok cierra los ojos y respira pesadamente. —Hemos tenido suerte, que haya sido sólo un cachorro de lobo, y
no un alfa real. —Suelta más calmado.

—¿Un cachorro? ¿Esa tremenda cosa era sólo un cachorro? —Pregunta YoonGi incrédulo, HoSeok lo mira de
reojo y suelta un bufido.

—Ustedes querían pelear con una cría de cachorro con sus espadas, ¿en serio? ¿No podían hacer pensar en algo
mejor? ¿Tanto miedo le tenían? —Pregunta burlón, al ver a los tres jóvenes altos y soberbios.

—No dejaríamos que nada malo les ocurriese—. Interviene JungKook con el ceño fruncido y fuerza en su voz. —
Y ese animal los estaba amenazando.

—Ese animal era un cachorro. —En cambio, HoSeok se escucha aburrido. —Además estamos en su territorio,
nosotros estamos amenazando a esos pobres animales.

—Lo siento mucho, HoSeok… —Vuelve a decir Narae bajando la cabeza, soltando apenas a su hermanito.

—TaeHyung, y tú… ¿Cuántas veces te he dicho que no corras cuando veas a un lobo? Tienes que trepar a un
árbol…

—Yo sé… —Empieza a decir el pequeño de cabello castaño, también bajando la cabecita. —Pero el cachorrito
me había visto sólo a mí… pensé que si me alejaba… solo intentaría atacarme a mí… no le haría daño a Nana…

Todos lo miran sorprendido, el frágil ser intentaba solamente proteger a su hermana, se había expuesto solamente
para cuidarla a ella.

—Tuvimos suerte que solamente fue un cachorro—. Vuelve a decir HoSeok al ver como Narae le susurra al oído
a su hermano, este baja la cabeza, apenado. —Debemos regresar, no sé si el cachorro regresó a su manada o no,
pero vamos a volver ahora.
Narae y TaeHyung avanzan hasta colocarse junto a HoSeok, pero Jin y JungKook intentan evitar que se alejen de
ellos.

—Podemos llevarlos al pueblo, en los caballos será más rápido. —Ofrece Jin, aun serio pues no le había gustado
en lo absoluto como ese muchacho había gritado a su amiga.

—No, irán conmigo, conozco la ruta más segura para regresar al pueblo—. HoSeok responde sin mirarlo.

—Narae, estarán más seguros si los llevamos a caballo—. Jin intenta convencer a la joven, pero ella niega con la
cabeza.

—Gracias Jin… —Comienza a decir—. Pero estoy muy convencida que no hay lugar más seguro que estar al lado
de HoSeok—. Dice firme, caminando aun al lado de este, girando levemente la cabeza, es que ese jovencito se
conocía el bosque muy bien y nunca les había pasado algo grave cuando estaban con él.

HoSeok se da vuelta y caminando de espaldas suelta burlón. —Adiós caballeros, que les vaya bien—. Les guiña
un ojo, y volviendo a caminar correctamente, toma de la mano de TaeHyung, quien lo sujeta con fuerza e intenta
avanzar a su paso.

JungKook lo mira de lejos, con el rostro fruncido y levemente rojizo, mira con atención como TaeHyung se sujeta
con fuerza del brazo de ese individuo, y es recién cuando nota que algo no anda bien con el pequeño niño.

—¡Esperen! —Grita, los tres se detienen confundidos y se giran a ver al Sultán, quien corre sin demora hacia a
ellos.

JungKook se para frente a TaeHyung, quien lo mira temeroso, tratando de esconderse tras de su mejor amigo,
temiendo que el Sultán haya reconocido su rostro, y le reclame por engañarlo ser TaeHee, que lo castigue por
ello.

Pero los ojos oscuros del Sultán recorren su menudita figura, lo miran por sobre la ropa sucia y desgastada,
además de grande para tan pequeño y frágil ser. Lo observa con detenimiento hasta llegar a su pierna derecha, el
pantalón de TaeHyung está levemente arremangado hacia arriba, dejando ver un hilo fino de sangre bajar hasta su
pie descalzo.
—Por favor, déjame ver—. Solicita con suavidad, agachándose ante él, todos a su alrededor lo miran expectantes.
JungKook se agacha frente a TaeHyung, hasta quedar a la altura de sus rodillas y con cuidado toma el pie de
TaeHyung entre sus manos, este retrocede asustado deshaciéndose del agarre.

—No… —Dice con miedo, JungKook no demorará en reconocerlo, o eso piensa él. —Estoy bien— asegura
tembloroso.

—Tu pierna está sangrando, por favor quiero ver que te ha sucedido—. Suplica, pero TaeHyung vuelve a negar
asegurando que está bien.

Narae mira a su hermanito temblar, lo mira con detenimiento hasta que sus ojos se posan en el pie derecho de
TaeHyung, no se había percatado, pero TaeHyung estaba dejando un pequeño rastro de sangre al momento de
caminar.

—TaeHyung… —Ella asustada también, le obliga a sentar a TaeHyung sobre el césped seco. — ¿Qué te pasó
hermanito?

TaeHyung intenta pararse, pero el suave empuje de HoSeok lo mantiene en su sitio. —No pasa nada, en serio,
estoy bien—. Dice negando con la cabeza, mordiéndose el labio inferior e intentando alejar al Sultán con sus
manos.

JungKook saca una pequeña navaja entre sus pantalones y dudando mira a Narae, preguntando por su permiso
para revisarlo. Ella asiente sin demora, sólo quiere saber que su hermanito está bien.

—No te muevas—. Advierte, y comienza a rasgar el pantalón de TaeHyung por un costado, este intenta alejarse
nuevamente. —TaeHyung, no te muevas, no deseo lastimarte—. Pide con un suave susurro.

—Por favor, e-estoy bien—. Pero TaeHyung intenta alejarse cuando la tela se abre, revelando su pierna derecha
por completo. Se cubre la carita con ambas manos, lleno de vergüenza.

—TaeTae… —Narae lo abraza por la espalda al verlo de esa manera, ella y HoSeok están acostumbrados a ver
las horribles cicatrices en su menudo cuerpecito, pero al parecer ello es totalmente nuevo para el Sultán, quien
enojado observa la pierna derecha del pequeño delante suyo.
TaeHyung intenta cubrirse, su pierna salpicada de colores desagradables, entre verdes, morados y negros,
haciendo una horrible visión junto a las cicatrices cerradas pero abultadas sobre su blanca piel. Además de la
nueva herida que acababa de hacerse, al caer junto a JungKook y golpearse contra una filuda piedra en su intento
desesperado por huir del lobo.

La sangre caía en pequeñas cantidades, pero el estado de esta era simplemente doloroso.

JungKook suspira con pesadez, guarda la pequeña navaja entre sus ropas y sin demora pasa sus brazos por debajo
de las piernas de TaeHyung y su espalda, alzándolo con rapidez en el aire. TaeHyung ante el temor de caer, se
sujeta del cuello del Sultán con fuerza, pues él es alto, y ve el suelo tan distante.

—Narae—. JungKook se dirige hacia la joven con el semblante serio, no dejando espacio para una negación por
parte de ella. —Pido tu permiso para llevar a TaeHyung al palacio y que el médico real de mi familia lo examine.
—Solicita con su expresión firme.

Narae lo mira insegura, aún está molesta por la actitud del joven en la sala de teatro, recuerda lo estúpido que fue
aquel día, sin embargo, debe admitir que fue culpa suya, JungKook se había mostrado arrepentido cuando todo
ello sucedió. —Yo no…

—No… no quiero ir… N-Nana no me dejes p-por favor… —TaeHyung intenta soltarse del fuerte agarre del
Sultán, pero este lo afirma más a su pecho.

—Yo lo voy a curar, no es necesario que lo lleves al palacio—. HoSeok intenta intervenir, pero JungKook ni
siquiera se voltea a mirarlo, sus penetrantes ojos cafés están fijos en la menudita señorita frente a él.

—Narae, te prometo que no le pasará nada a TaeHyung, yo estaré con ellos también—. Jin la toma de los
hombros con una sonrisa, fastidiando a HoSeok, quien también parece querer interponerse.

—Lo cuidaré por hoy, sólo quiero que mi médico lo revise, y me diga que es lo que debe tomar para sanar—.
Insiste JungKook, aun firme ante los sollozos del niño.

Narae mira a su hermanito, su pierna descubierta y la sangre corriendo silenciosamente por esta, su cuerpo
pequeño y frágil nunca ha sido revisado por un médico, siempre ha sido ella y HoSeok quienes sanaban sus
heridas y sabía que ello no era suficiente.
—TaeTae, mi amor, vas a estar a bien con el Sultán… sólo será por hoy y yo iré al atardecer a recogerte ¿de
acuerdo? —Dice aceptando la oferta del joven, intentando no llorar al ver a su hermanito negar con nerviosismo.

—N-No… yo no n-necesito de él… Nana… lo que H-HoSeok hyung hace por mí… lo que él hace por m-mi es
suficiente… N-Nana… —Pero TaeHyung se remueve entre sus brazos intentando bajar, JungKook lo sujeta con
un poco más de fuerza, intentando que se calme.

—TaeTae… sólo será por unas horas, yo iré a recogerte ¿está bien? —Ella se pone de puntas en sus pies y le besa
la frente a su hermanito. —Juro que yo misma te mato si algo malo le pasa a TaeTae—. Aunque está sollozando,
su amenaza ante el Sultán suena firme.

—Estará en casa antes del anochecer, te lo prometo—. JungKook sonríe y comienza a avanzar hacia su caballo.

—¡No! ¡Nana! —TaeHyung llora con desespero.

JungKook logra subirlo con algo de dificultad sobre su caballo negro, luego él trepa hasta posicionarse atrás de
TaeHyung, sujetándolo con sus brazos, manteniéndolo firme, pues él aún sigue queriendo bajarse del animal.

Jin y YoonGi también suben a sus caballos y Narae se acerca a TaeHyung intentando que se calme.

—Te prometo que iré a recogerte, y si no sales de ahí… yo misma acabaré con sus guardias y el idiota del Sultán
solo para recuperarte, mi amor—. Promete ella besando el dorso de la mano de su hermanito.

JungKook alza una ceja ante el insulto, sin embargo prefiere dejar pasarlo desapercibido.

—Yo estaré con ellos, no te preocupes—. Jin le sonríe y Narae siente alivio ante ello, confía plenamente en
SeokJin, sabe que él cuidará de su hermanito, él jamás le fallaría.

—HoSeok hyung… —TaeHyung extiende sus bracitos para que su mejor amigo le ayude a bajar del caballo, pero
él niega con la cabeza.

—Narae sabe lo que hace, TaeTae, iremos al atardecer por ti ¿de acuerdo? —Le dice sonriendo, parándose al lado
de Narae.
TaeHyung los mira a ambos seguros, no quiere ir, tiene miedo, pero los brazos fuertes que lo rodean también le
hacen sentir seguro, el cuerpo del Sultán está muy junto al suyo y el calor y seguridad que transmiten le hacen
sentir de una manera extraña, comienza a calmarlo.

Poco a poco el miedo se desvanece y él deja de llorar, JungKook no se ha movido, queriendo que TaeHyung deje
de moverse y evitar que caiga al suelo.

—Gracias Narae—. JungKook sonríe al ver a TaeHyung quieto entre sus brazos. —Chicos, vamos—. Les dice a
sus primos y YoonGi es el primero en hacer correr a su caballo. Jin se despide de Narae con una sonrisa y de
HoSeok con una mirada retadora.

—Cumpliré mi palabra, si algo malo le pasa—. Advierte Narae, y JungKook solamente sonríe ante el recordatorio
de la amenaza.

El caballo del Sultán comienza a correr también, JungKook sujeta las riendas con fuerza y protege a TaeHyung
entre sus brazos, el pequeño está quieto, pegando su estrecha espalda contra el fornido pecho de JungKook y el
Sultán piensa que tal vez siente miedo ante la velocidad del animal.

JungKook apoya su mentón sobre el hombro de TaeHyung, y pegando su nariz al cuello de TaeHyung siente un
aroma realmente dulce y cálido, familiar a él.

—No te preocupes, TaeHyung… —Susurra gentilmente en su oído. —No te dejaré caer… conmigo estás a salvo,
pequeño…
016

Su ceño fruncido y sus brazos cruzados no hacían más que resaltar su ira interna, intimidando al pequeño de ojos
miel con su postura autoritaria. Y es que él se negaba a responder las preguntas demandantes que le hacía el
Sultán.

—TaeHyung, es la última vez que te vuelvo a repetir la pregunta, ¿cómo te has hecho todas esas heridas? —Exige
saber, pero TaeHyung se encoge sobre la enorme cama e intenta desaparecer entre las sábanas blancas, cubriendo
su menudito cuerpo con las mantas. —TaeHyung. —Su voz se oye irritada y feroz.

—Ya le dije—, Comienza a decir el pequeño jovencito, aún sin salir de su débil refugio. —Ya le dije que me caí
en algunos senderos del bosque… siempre me pasa… —Asegura con timidez, y decide mirarlo al rostro al fin.

JungKook pasa su peso de un pie a otro, las arrugas en su frente se acentúan cuando gruñe por lo bajo con la
pobre respuesta del pequeño castaño.

—Soy un joven muy aventurero… —TaeHyung relame su boquita mientras piensa en su mentira. —Me gusta
mucho el bosque, siempre estoy ahí… pero soy algo torpe y termino resbalándome o encontrándome con
animales peligrosos… —Se mira los brazos desnudos, lleno de moretones y heridas ya cerradas. Se muerde el
labio inferior, esperando que el Sultán le crea. —Solamente son pequeños rasguños… no pasa nada…

Pero JungKook lo mira con cuidado, recorriendo con sus oscuros ojos la fina figura de TaeHyung, quien en vano
intenta cubrirse.

—¿Dónde estudias, TaeHyung? —Pregunta después de unos segundos en silencio, él lo mira confundido. — ¿Te
molestan tus compañeros del colegio? —Susurra la pregunta, sentándose a un lado del niño.

—N-No… —Tartamudea en respuesta, no quiere que el Sultán le diga a Narae que le siguen lastimando en el
colegio. —Tengo muchos amigos en el colegio. —Susurra con la mirada gacha. —Nadie se atrevería a
molestarme, mis amigos me tienen mucho cariño. —Afirma con una débil sonrisa. Levantando la carita.

JungKook estudia el rostro del niño, a pesar de los golpes y rasguños, él sigue viéndose extrañamente hermoso.

—Tus padres… —Comienza a seguir indagando, pero TaeHyung lo interrumpe, alzando ligeramente la voz.
—Mis padres me aman mucho, me cuidan también, ellos me dan todo lo que poseo… ellos siempre quieren lo
mejor para mí, Sultán, tengo una familia hermosa. —Dice con rapidez. —Deje de preocuparse por mí, estoy bien.

—¿Por qué siento que me estás mintiendo, TaeHyung? —JungKook se inclina ante el pequeño niño, alarga la
mano para acariciar su mejilla lastimada, y es cuando se da cuenta del moretón reciente, es el mismo lugar donde
él golpeó a TaeHee sin intención alguna.

—No le estoy mintiendo—. TaeHyung se retira de su toque con rapidez. No queriendo que lo reconozca
realmente. — Por favor, déjeme ir a casa—. Suplica escondiendo la carita entre sus manitos.

JungKook se pone de pie con rapidez y se pasa ambas manos por sus largos cabellos negros, desordenándolos aún
más. Está realmente molesto, TaeHyung está mintiendo y él solamente quiere ayudarlo.

¿Cómo ayudas a alguien quien no desea aceptar tu ayuda?

—Solo quiero saber quién te está lastimando—. Vuelve a exigir con los dientes apretados, su rostro se tensa al
verlo negar con la cabeza. —¡Dime quien mierda te está golpeando, TaeHyung! —Vocifera, haciéndole
estremecer al pequeño sobre la cama.

TaeHyung aprieta sus manos sobre las sábanas, encogiéndose mucho más sobre su lugar y evitando la mirada del
mayor, no le gusta las personas violentas, teme mucho de las personas violentas. Desea irse del lugar pronto,
desea no estar siendo interrogando de esa manera. — ¿Por qué quiere saber eso? ¿Qué va a hacer cuando se
entere? —Su voz se oye apenas entre sus labios, reprimiendo las ganas de llorar

—¡Maldita sea! ¡Te exijo que me digas ahora mismo, TaeHyung! —Su rostro rojizo y las venas marcándose en
sus brazos por sus manos en puños, son una señal de lo enojado que está. —¿Quién mierda te está lastimándote?
—Vuelve a exigir.

—¡No te interesa! —TaeHyung responde abrumado, se quita las sábanas y se levanta de la cama de golpe, aquella
acción lo marea además de las pastillas que el médico le dio a tomar horas antes no lo ayudan— ¡No soy una
clase de dama en peligro, JungKook! —Exclama tambaleándose en sus pies, envolviéndose con las sábanas
blancas. —¡No quiero tu lástima! ¡No quiero nada de ti!
JungKook lo mira respirar pesadamente, el pecho de TaeHyung sube y baja con prisa, sus mejillas se tiñen en un
delicioso carmesí y sus pupilas crecen, oscureciéndose lentamente. El pequeño chico frente suyo está alterado y
sabe que eso no es bueno para su condición.

—Tienes razón—. JungKook rompe el corto silencio con su grave voz. Se para correctamente y se alza sobre el
pequeño frente a él. —Puedes defenderte sólo, no me debe interesar lo que suceda contigo… eres sólo un pobre
chico del pueblo… eres solamente una persona más, un plebeyo más. —Dice erróneamente, cegado por la furia
que causa su silencio.

TaeHyung asiente ante sus palabras, intentando buscar el motivo del porque dolió escuchar ello provenir de sus
labios, porque su pecho se oprime y una vocecita en su interior se lamenta al perder la preocupación del Sultán, su
cuerpo está reclamando por sus acciones.

JungKook observa el debate interno del ser delante de él y es que TaeHyung es un lio, un hermoso caos y él
puede verlo en sus ojos color miel.

Las palabras se pierden en alguna parte de su mente, retrocede apenas para sentarse al borde de la cama
nuevamente, quiere retirar lo dicho, quiere pedirle perdón, pero no entiende porque se limita a guardar silencio.
Sus manos se aferran a la seda de las sábanas, mirando como ellas arrugan la suavidad de la tela cuando hacen un
fuerte puño.

—TaeHyung—. JungKook se acerca a él cuando se da cuenta que está llorando con la cabeza gacha. —
TaeHyung, no llores—. Pide acuclillándose frente a él. Empero TaeHyung solamente niega con la cabeza de un
lado a otro. —TaeHyung, te llevaré a casa si deseas…

¿Tan difícil era pedirle perdón? No quería seguir viéndolo llorar, pero no podía pedir perdón.

—Q-Quiero… q-quiero ir a casa… p-por fa-favor… —Pide con la voz entrecortada, ahogando sus sollozos. No lo
mira, no se atreve y está sintiendo tanta vergüenza de sí mismo, había creído por un momento que el Sultán sería
una persona distinta.

JungKook se pone de pie en un salto, pero la voz de su madre a sus espaldas lo estremece.
—¿JungKook? —La reina entra a la habitación de su hijo con el semblante preocupado, había escuchado los
gritos al subir a su habitación.

—Madre, buenas tardes—. Le dice con una pequeña venia.

TaeHyung alza la carita y mira a la mujer frente a él, es realmente hermosa, joven y elegante, es la reina. Se pone
de pie nuevamente y la venia que hace es muy profunda ante ella.

—B-Buenas tardes, su majestad. —Susurra cohibido, avergonzado de mostrarse así ante ella.

—Buenas tardes. —Responde ella mirándolo con un sentimiento extraño. —JungKook—. La mujer mira a su
hijo, intentando entender lo que sucede. ¿Qué hace un niño en la habitación de su hijo? Además… ¿está llorando?

—Él es TaeHyung. —JungKook se oye indiferente mientras se explica ante su madre. —Es un niño que encontré
en el bosque, estaba herido y Jin me dijo que sería bueno que el doctor lo revise… pero al parecer ya se siente
mejor. Lo llevaré a su casa, madre. —El joven Sultán da un paso hacia TaeHyung, pero su madre lo aparta con
suavidad tomándolo de los hombros.

—TaeHyung—. Susurra inclinándose ante el pequeño, pero él intenta alejarse de ella. — TaeHyung, ¿te sientes
bien? —Pregunta levemente preocupada. Se aleja de él y mira el frágil cuerpo del pequeño sobre la cama. —
¿Dónde dices que lo encontraste, JungKook? —Pregunta mirando a su hijo.

—En el bosque, cuando iba a ver a la abuela, una jauría de lobos lo estaba siguiendo—. Miente. JungKook rodea
su cama y toma las zapatillas desgastadas del pequeño debajo de la cama. —Lo llevaré a casa, mamá. —Anuncia
extendiendo el calzado hacia TaeHyung, quien lo toma con rapidez.

—Le diré a alguna sirvienta que le consiga ropa nueva, lo llevarás cuando te asegures que esté completamente
bien—. Ordena la mujer, JungKook asiente sin demora.

—No, por favor, no se moleste en eso, mi ropa está bien—. Asegura TaeHyung, temiendo que sus padres estén en
casa y vean las prendas nuevas.

—Pequeño, no es molestia, por favor toma lo poco que te puedo ofrecer—. Pide la reina con una sonrisa suave,
TaeHyung se queda en silencio, sin responder. —Jin debe ir contigo al pueblo, luego de dejarlo en casa, regresas
directo aquí, ¿oíste JungKook?
—Sí, madre—. Responde el Sultán volteando los ojos cuando su madre no lo mira.

—Bien—. La mujer sonríe complacida. —Por favor TaeHyung, puedes regresar cuando lo necesites—. Dice la
reina acariciando su mejilla con delicadeza. Pasando por alto la colorida tez en esa zona. Hablaría luego con su
hijo.

—Gracias—. Susurra apenas y la reina se retira del lugar, diciendo que debe partir junto a su esposo.

—Vamos a esperar a Jin—. JungKook se cruza de brazos en el marco de la puerta, TaeHyung se ha vestido frente
a él, mostrando su desnuda espalda al Sultán. Una jovencita de cabello rojizo le había traído algunas prendas
nuevas y limpias luego de unos minutos que la reina los había dejado solos. —Cuando él venga partiremos.

—No es necesario—. TaeHyung se calza sus viejas zapatillas con rapidez, rechazando las zapatillas nuevas que le
habían ofrecido, se había obligado a aceptar la ropa nueva al darse cuenta de que no podía utilizar el mismo
pantalón con el que había llegado. —Puedo regresar a mi casa caminando, HoSeok hyung me ha enseñado
muchos atajos—. Dice sonriendo por primera vez dentro del palacio.

—TaeHyung.

—Si me hace tarde… mi papá… él se va a preocupar, así que me iré ahora—. Alza la carita y se pone a su lado.
—No quise ser grosero, usted solamente me quiso ayudar y siento mucho haberme portado así. —Susurra con las
mejillas sonrojadas y los ojitos brillantes.

—TaeHyung…

—Gracias por todo su majestad, este plebeyo debe regresar a su realidad, al lugar que donde pertenece—.
Murmura haciendo una venia frente a él.

—TaeHyung, no. Por favor, basta. —JungKook posa sus dedos debajo del mentón del pequeño, alzando la carita,
duda ante su acción y aparta su mano suavemente del rostro de TaeHyung. —Siento mucho haber sido grosero.
No deseo que tengas un mal concepto de mí… —Baja la mirada tras la amable mirada del más joven, se siente
avergonzado y es la primera que se sincera con alguien más quien sea Seok Jin. —A veces no puedo controlar mis
palabras y aunque deseo ayudar, las cosas no siempre me salen bien. —Suspira y TaeHyung asiente al oírlo. —
Por favor perdóname por haber sido agresivo contigo y pido perdón por haber lastimado a tu hermana también. —
Confiesa.

TaeHyung inclina la cabeza pensando sus palabras y se da cuenta que está hablando de TaeHee también. Abre los
ojitos miel sorprendido, se había olvidado por completo de la obsesión del Sultán con la quimérica muchachita.
—Yo…

—¿Ella está bien? ¿verdad? —Pregunta JungKook aventurándose a acariciar nuevamente el contorno del rostro
de TaeHyung, él lo mira confundido. Siente los dedos acariciar suavemente la zona donde él lo golpeó días atrás,
su piel aún sigue pintada de un feo morado en aquella zona, aunque es poco visible en el momento.

—Ella está bien—. Dice intentando apartarse, pero su cuerpo está inmóvil en su lugar.

—No lo hice adrede, fue un error, un terrible error… no quise lastimarla… nunca me atrevería a lastimar a
quienes amo… nunca lo haría… —Susurra delineando con un dedo el pómulo golpeado de TaeHyung.

—Ella está muy bien, Sultán—. Vuelve a repetir cabizbajo, está vez sus pies hacen caso y se permite alejarse del
joven. —Seguro está preocupada por mí al igual que Nana, debo volver.

JungKook asiente bajando ambas manos y TaeHyung camina a paso rápido para salir de ese palacio lo más pronto
posible.

—TaeHyung—. Lo llama al verlo alejarse torpemente, está cojeando y aunque intenta aligerar sus pasos, es
notable que aun su pequeño cuerpo siente dolor. —TaeHyung—. Vuelve a llamar, pero él opta por ignorarlo.

JungKook respira pesadamente, corre hasta alcanzarlo y sosteniéndolo de la muñeca sin ejercer presión logra
atajarlo, TaeHyung lo mira atento, expectante. Pero JungKook lo suelta lentamente. —Te llevaré a casa—. Dice
con un suspiro.

Ambos jóvenes salen del castillo montados en el negro caballo del Sultán, JungKook intenta ejercer presión para
que el animal comience a correr, pero la voz de Narae los detiene.

—¡TaeTae! —Exclama ella poniéndose de pie y deshaciendo su agarre de HoSeok. —Cariño. —Se acerca a
ambos con una sonrisa en el rostro.
—Nana—. TaeHyung le estira los bracitos para que le ayude a bajar, su hermana gustosa le ayuda. — ¿Estuviste
esperando mucho tiempo por mí, Nana? —Pregunta cuándo se ha parado a su lado.

—Un poco, mi amor—. Dice ella besando su frente, TaeHyung está vendado, lleva ropa nueva y está cargando un
pequeño morral de tela con algunas medicinas que JungKook le obligó a llevar luego de las recomendaciones del
médico. —Gracias JungKook, de verdad aprecio esto, muchísimo—. Narae le sonríe y JungKook le devuelve el
gesto, inseguro.

—Suban, les llevaré a su casa—. El Sultán baja de su caballo, pero Narae niega con la cabeza.

—No te preocupes, vamos a ir a pie.

—No está bien que los deje marcharse solos…

—No te preocupes, yo los voy a llevar—. HoSeok toma la otra mano de TaeHyung y aprieta su agarre. El
semblante de TaeHyung se ve distinto. —Gracias por cuidar de nuestro TaeTae—. También agradece, causando
celos en el Sultán.

—¿Tú los vas a acompañar? —Pregunta él alzando una ceja.

—Siempre los he cuidado, nunca dejaría que algo malo les sucediese—. HoSeok sonríe abiertamente y mirando a
Narae, deciden alejarse.

—Gracias JungKook hyung—. Agradece TaeHyung tímidamente en un susurro, bajando la mirada y sin mirar
atrás, donde han dejado al Sultán confundido y ofendido.

Han elegido a un simple chico de pueblo, antes que a él. Y eso definitivamente no lo va a dejar pasar.

×××

—Papá ¿has tomado?

Narae baja las escaleras al oír el bullicio provenir desde la sala de su pequeña casa, su padre está apoyado en la
puerta, riendo estruendosamente.
—Narae ¿Dónde está tu hermano? ¿Dónde está TaeHyung? —Pregunta en voz alta, su hija lo mira temerosa.

—Papá, él está durmiendo, ya es media noche. Tú también deberías dormir.

—¿Dormir? ¡Claro que no! —Exclama haciéndola a un lado con poca fuerza. —Esta noche, tu hermano será un
hombre, se convertirá en todo un hombre—. Dice subiendo torpemente las escaleras. —Ya lo tengo todo
arreglado.

—¿¡Qué!? ¡No! ¡Papá, tiene sólo quince años! ¡No lo llevarás a ningún lado! —Narae intenta interponerse, pero
es su madre quien la toma de la muñeca y tira de ella hacia abajo.

—Narae, tu padre lo hace por su bien, deja que le enseñe a TaeHyung a ser un hombre—. Reprocha ella, pero la
joven la mira aterrorizada ante lo que oye.

—¡Mamá! —Exclama deshaciéndose del fuerte agarre. — ¡Es tu hijo! ¡Reacciona! —Grita subiendo de prisa las
escaleras.

—¡Aquí está mi orgullo! ¡Mi muchacho!

El hombre abre la puerta de la habitación con fuerza, TaeHyung despierta ante la bulla, asustado intenta enfocar
su mirada en la oscuridad.

—Muy bien TaeHyung, levanta ese trasero tuyo—. El hombre lo jala del brazo cuando se ha acercado. —Te harás
un hombre esta noche, he reservado a la más bella mujer sólo para ti, toda la noche—. Dice con orgullo.

—Papá, me e-estás haciendo d-doler… —Se queja intentando abrir los fuertes dedos de su padre de alrededor de
su muñeca, pero es en vano. Su padre lo mira con el ceño fruncido, y presiona con mucha más fuerza su agarre,
logrando que la piel de esa zona enrojezca de inmediato.

—No vas a ser la vergüenza de esta familia—. Repite enojado. —Serás un hombre, te guste o no—. Gruñe en el
rostro de su hijo. —Yo crie a un hombre, no a un maricón… —Sigue diciendo mientras lo lleva arrastrándolo de
la muñeca. —No me importa acabar contigo si no quieres ser un hombre… ¡Te prefiero muerto antes que marica!
—Vocifera.
—Papá, no te lleves a mi hermanito—. Narae se para en la puerta, sus intentos por alejarlo de TaeHyung no
funcionan.

—Narae, no te quiero golpear a ti también—. Su padre lo mira con los ojos rojos llenos de ira. — ¡Apártate!

—No te vas a llevar a TaeTae—. Implora llorando, sabiendo que ante su padre, ella no puede hacer nada.

—Nana, voy a estar bien… regresaremos rápido—. TaeHyung habla con rapidez al verla llorar, le sonríe, pero
ella se niega a dejarlo ir.

—¡No! ¡No le vas a hacer esto a mi hermano! ¡No lo llevarás a ese sitio asqueroso!

—¡Apártate! —Y es la primera vez que el patriarca de la familia Kim, la golpea.

—¡Nana! —TaeHyung intenta recoger a su hermana del piso, pero la presión en su extremidad se vuelve fuerte.

TaeHyung no puede ayudarla, su padre lo arrastra fuera de la casa, y él solamente puede ver a su hermanita en el
piso, intentando ponerse de pie, pero es su propia madre quien se lo impide.

El pequeño Kim le dedica una última sonrisa a su valiente hermana, antes de ser llevado a aquel lugar donde lo
convertirán en un hombre.
017

El olor a alcohol y cigarros inunda sus fosas nasales y la mueca que aparece en su carita lo distorsiona por
completo.

Ahora sabe lo que es un burdel, y no le gusta para nada.

Siente mucho asco por los hombres de ese lugar y lástima por las mujeres que corren de un lado a otro intentando
mantener contentos a los visitantes.

TaeHyung oye a su padre reclamar por una jovencita, quiere llorar por haber descubierto un nuevo rostro en su
padre. No quiere imaginar que él también ha herido a las mujeres de ese sitio. Pero la manera en que él se
desenvuelve ahí, le hace perder cualquier pensamiento bueno de ese hombre.

Su padre sonríe con suficiencia antes de encerrarlo en una habitación oscura, asegurándole que lo que probará ahí
será la mejor sensación que jamás pueda imaginar.

Y TaeHyung asiente con la cabeza en silencio, viendo como la puerta se cierra ante él, quedando a oscuras
completamente.

—¿Es usted TaeHyung?

Una voz suave y sumisa se escucha en alguna parte del lugar. El pequeño muchachito se gira asustado, intentando
ver en plena oscuridad.

—¿Q-Quién… quién e-es? —Pregunta entrecortadamente, aferrándose al pomo de la puerta.

—Me llamo Yang Mi, ¿es usted TaeHyung? —La voz apenas se oye, y TaeHyung recuerda a las jovencitas que
vio en la puerta, la mayoría de ellas se veían asustadas.

—Soy TaeHyung—. Responde con más seguridad en la voz.

—¿Puedo prender la luz? ¿Por favor, TaeHyung? —Pregunta ella casi en un murmullo.

TaeHyung asiente con la cabeza, pero alza la voz en respuesta al recordar que ella no puede verlo en la oscuridad.
—G-Gracias…

Las luces se encienden y los ojitos miel de TaeHyung se dirigen hacia la jovencita que está cruzando la
habitación.

Es hermosa, realmente muy bella y joven, su fina y delicada figura la hacían ver muy inocente, su cabello largo y
liso cae por debajo de sus hombros, su nívea piel hace armonía con sus grandes ojos avellanas y labios rosados.

Yang Mi avanza hacia TaeHyung a paso lento, y es justo en aquel momento en que él se da cuenta que ella lleva
solamente una bata translúcida, está descalza y sin ropa debajo de aquella prenda.

—¿Debemos empezar ahora? —Pregunta ella bajando la mirada y quitándose la bata, la cual cae sobre el piso de
madera, quedando completamente desnuda ante TaeHyung.

—¡No! —TaeHyung exclama y corre hacia la cama, tomando las sábanas con apuro, sin importarle botar las
almohadas, logra cubrir la desnudez de la muchacha. —No hagas eso, por favor—. Pide respirando
entrecortadamente.

Yang Mi lo mira asombrada, TaeHyung está sujetando firmemente la sábana alrededor de su cuerpo y no se
atreve a mirarla al rostro.

—¿TaeHyung? —Llama con suavidad. —Míreme por favor.

—¿No te vas a quitar las sábanas? —Pregunta, temeroso de verla desnuda nuevamente. Escucha la suave risa de
ella a su lado y oye nuevamente la petición de dirigirle la mirada. —Prométeme que no te vas a quitar la sábana,
primero.

—No me quitaré la sábana, hasta que usted me lo ordene—. Responde YangMi en un susurro.

TaeHyung duda ante su palabra, pero aun así gira la carita para ver a la joven nuevamente. —No deberías
desnudarte frente a un extraño…

Yang Mi abre los ojos ante sus palabras, sorprendida ante la expresión en la carita de TaeHyung. Él está
avergonzado. Es la primera vez, en los cuatro meses que lleva ahí, que mira a un cliente sonrojarse de aquella
manera.
—¿Es su primera vez, TaeHyung? —Pregunta curiosa, el chico frente a ella no responde. —¿Por qué ha venido,
TaeHyung? —Interroga con suavidad. TaeHyung ladea la cabecita pensando en la mejor respuesta. Pero al final,
solamente repite lo que su padre le repitió una y otra vez esa noche.

—He venido a hacerme un hombre. —Dice respondiendo las dos preguntas de la joven.

Yang Mi asiente con la cabeza y se pone de pie delante del pequeño ser frente a ella.

—¿Cuántos años tiene, TaeHyung? —Vuelve a susurrar, envuelta entre las sábanas.

—¿Yo? Eh… quince… —Responde él temeroso que la chica frente a ella se vuelva a desnudar.

—Tiene quince años… —Murmura mordiéndose el labio inferior, desviando la mirada. —Yo tengo diecisiete…

—Oh… eres menor que Nana…

—¿Alguien le está ordenando que sea usted hombre, TaeHyung? —Él niega con la cabeza sin dudarlo. Pero Yang
Mi ríe ante el gesto. — Me da la impresión, que usted no sabe mentir…

—¿Por qué no podrías creer? No soy un mentiroso—. Se defiende con un puchero.

—Usualmente, quien viene aquí no demora en desnudarme y tomarme con violencia—, Yang Mi baja la mirada
con vergüenza. —En cambio usted… usted no quiere verme desnuda… usted no me ha tocado…

—¿Alguien te obliga a estar aquí, Yang Mi? —TaeHyung se pone de pie y sujeta a la jovencita de los brazos.

—Nadie me obliga… pero no puedo irme tampoco, TaeHyung—. Yang Mi sonríe ante la mirada de confusión de
TaeHyung, pero antes que él vuelva a decir algo más, ella suelta su agarre y camina segura por la pequeña
habitación. —¿Ha besado a alguien en los labios, TaeHyung?

—Yo… yo no… —Su rostro se sonroja ante la pregunta, se relame la boquita nervioso cuando Yang Mi se acerca
una vez más.

—Está bien, yo le voy a enseñar, TaeHyung… no se preocupe por nada—. Expresa segura, TaeHyung se queda
quieto en su lugar cuando ella toma su rostro con una mano. —Por favor, ¿podría sentarse al filo de la cama? —
Pregunta con suavidad, pero TaeHyung no se mueve, ella sonríe divertida y lo empuja con delicadeza.
—Mimi… —TaeHyung intenta alejarla con cuidado, pero no se atreve a tocarla, él sigue pensando que la sábana
podría dejarla nuevamente desnuda.

—¿Mimi? —Ella acomoda la sábana alrededor de su cuerpo para dejarla firme sin necesidad de sujetarla con las
manos. —Es un lindo sobrenombre, TaeHyung…

—Yo no… M-Mimi…

—Guarde silencio, TaeHyung, necesito hacer mi trabajo, por favor… —Dice Yang Mi tomando el delicado rostro
de TaeHyung, este se sonroja cuando Yang Mi se ha agachado a su altura y observa sus ojitos miel con
intensidad. —Tiene usted, los ojos más bonitos que he visto—. Halaga, TaeHyung se remueve en su lugar
sintiéndose incómodo.

—Yo pienso que esto… esto no está bien… —Comienza a decir, pero Yang Mi atrae su carita con delicadeza,
rozando su pequeña nariz con la suya.

—¿Desea usted besarme, TaeHyung? —Pregunta con timidez, su voz se oye suave, casi melodiosa.

TaeHyung deja de mirar los ojos avellanas de Yang Mi y observa con detalle sus labios rosados, sus mejillas
comienzan arder cuando, inconscientemente, asiente con la cabeza ante la propuesta.

Es su primer beso y los suaves labios de Yang Mi se mueven con gentileza contra los suyos. TaeHyung cierra sus
ojitos para sentir el toque delicado de la jovencita. Es apenas un roce para ambos. Sus manos vuelven a acariciar
sus mejillas, mientras que las manos de TaeHyung se aferran a los lados de la cama.

Cuando el beso se rompe, ambos tienen las mejillas encendidas y los ojitos brillantes. Ella comienza a reír cuando
TaeHyung se lleva ambas manos a la cara, tratando de cubrirse así mismo.

—Es sólo un beso, TaeHyung—. Dice volviéndose a inclinar ante él. —Pienso, que ahora es el momento…
para… para lo que viniste.

—¿¡Qué?! —TaeHyung se pone de pie en un salto, Yang Mi comienza a desenvolver las sábanas de su cuerpo, su
rostro no tiene expresión alguna cuando queda nuevamente desnuda ante él. —P-Ponte de nuevo l-las s-sábanas—
. Pide tapándose los ojos con una mano, mientras que la otra la extiende por delante, intentando tomar las sábanas
a ciegas.
—TaeHyung, ¿usted no quiere tener sexo conmigo esta noche? —Yang Mi da un paso hacia delante, provocando
que la mano de TaeHyung roce sutilmente sus hombros desnudos. TaeHyung suelta un pequeño gritito y
retrocede sobre sí mismo. —Sólo tocó mi hombro, no se preocupe. —Murmura con diversión.

TaeHyung suspira hondamente, abre los ojos y desvía su mirada directo hacia las mantas caídas, se apresura a
tomarlas con ambas manos para volver a cubrir a la jovencita de bonitos ojos avellanas. Pero Yang Mi sujeta sus
manos con firmeza cuando TaeHyung extiende la sábana frente a ella.

—¿No me va a tomar? ¿Podré dormir esta noche sin ser tomada? —Pregunta con un hilo de voz.

—No debería hacer esto con un desconocido, tener sexo no es bonito si no lo haces con alguien especial—.
Susurra TaeHyung deshaciendo el agarre y cubriendo el delicado cuerpecito de Yang Min. —Sé que mi padre se
enojará mucho conmigo… pero no lo quiero hacer… no así…

—¿Siente usted asco de mi persona, TaeHyung? —Yang Mi solloza sin dejar de mirar los ojos miel de
TaeHyung.

—Claro que no, Mimi… no deberíamos si quiera estar aquí, ambos somos menores de edad aún —. Responde
relamiéndose los rojos labios.

—A ellos no les importa eso—. Su sonrisa es efímera, sin embargo Yang Mi se lanza a los brazos de TaeHyung,
quien la sostiene sorprendido. —Es usted, muy bueno… es usted realmente muy buena persona.

TaeHyung asiente mirando alrededor, alguna ventana u otra puerta tal vez, algún medio por donde salir, pero su
miedo crece cuando se da cuenta que no puede salir de ahí, solamente por la puerta por donde entró, pero su padre
está esperando al otro lado.

—Puede dormir en la cama, usualmente cuando son primerizos, el lugar deja que nos quedemos toda la noche—.
Yang Mi se encoje de hombros mientras camina hacia la cama. —Puede dormir en la cama, yo puedo
acomodarme en el piso—. Ofrece con una sonrisa.

TaeHyung niega con la cabeza de inmediato. —No puedo dejar que duermas en el piso… —Dice mordiéndose el
labio, su cuerpecito aun duele y pasar toda la noche sobre el piso de madera, no parece ser la mejor opción.

—¿Ellos no intentarán abrir la puerta? —Consulta resignado.


—No, eso está prohibido… a menos que alguna de nosotras corramos peligro… no abrirán la puerta—. Asegura
Yang Mi, pero observa la carita de preocupación de TaeHyung— ¿Vendrá alguien a buscarlo, es así?

—N-No lo sé… tal vez… tal vez él ya se marchó… —Murmura quieto junto a la puerta.

—Podemos dormir ambos en la misma cama—. Propone ella. —Así, si entren, no podrán sospechar nada… y
estaremos los dos bien—. Dice sonriendo. TaeHyung no se ve muy seguro de ello.

—No podemos hacer eso, tú estás desnuda…

—No me quitaré la sábana… prometo que no lo haré… —Yang Mi observa a TaeHyung asentir y caminar con
lentitud hacia la cama, se sienta sobre ella y agrega con sutileza. —Usted debe estar desnudo también… al menos
su torso y así ellos sacarán sus propias conclusiones—. Dice con rapidez al ver la expresión alarmada de
TaeHyung.

—S-Sí… creo que tienes razón—. Acepta él, mira de soslayo a Yang Mi, quien ha vuelto a tener una mirada
serena. Incómodo, baja sus manos hacia el filo de su larga polera blanca, cerrando los ojos y susurrando para sí
mismo, se desprende de la prenda.

Cada persona que ha visto a TaeHyung desnudo, se ha sorprendido de ver sus heridas y cicatrices, muchas de
ellas no han guardado su curiosidad y han preguntado cómo se las había hecho. Y él con mucha paciencia ha
relatado una historia falsa donde él era el único culpable.

Pero ahora estaba casi desnudo ante Yang Mi, y ella no ha dicho palabra alguna sobre ello, tampoco se ha pintado
en su rostro algún sentimiento de susto o lástima, ella simplemente mantiene su semblante pacífico.

Yang Mi se agacha a recoger las almohadas que TaeHyung había tirado sin querer, y se las extiende a él.

—Use esto como barrera, abrácelo o no sé… pero que la división no sea muy obvia por favor… —Indica ella
volviendo a sonreír.

TaeHyung asiente en silencio, y removiendo las fundas del colchón, se acuesta boca abajo, con ambos bracitos
alrededor de la almohada.
—Bien—. Yang Mi lo mira antes de acostarse a su lado, dándole la espalda y con la seguridad que TaeHyung no
la va a tocar siquiera. —Descanse TaeHyung.

TaeHyung cierra los ojitos, intenta dormir, pero el temor de que alguien más entre a la habitación mantiene todos
sus sentidos atentos, pero luego de oír la suave respiración de Yang Mi, sus sentidos comienzan a perderse, sin
darse cuenta, su respiración se acompasa lentamente junto a la jovencita, cayendo dormido junto a ella.

—TaeHyung, despierte por favor, TaeHyung…

—Un ratito más, Nana—. TaeHyung hace un puchero sin abrir los ojitos, la suave mano de Yang Mi lo toca en el
hombro, y él se da vuelta sobre sí mismo.

—¿Nana? —Yang Mi lo mira con el ceño fruncido, ya sin tocarlo vuelve a hablar. —Soy Mimi, no Nana,
TaeHyung.

TaeHyung vuelve a girarse en dirección a la voz de la joven, con los ojitos cerrados recuerda donde ha pasado la
noche— ¿Estás vestida? —Pregunta antes de atreverse a abrir sus ojitos miel.

Yang Mi ríe divertida ante la ternura de TaeHyung, nunca antes había conocido a alguien como él. —Sí, me he
puesto un vestido—. Asegura y el pequeño asiente.

Yang Mi lo mira con nostalgia cuando TaeHyung se sienta al borde de la cama, su carita levemente hinchada por
el sueño y su cabello desordenado es una visión completamente nueva para ella.

—¿Durmió bien? —Pregunta acercándole las viejas zapatillas que ella le quito en la noche. TaeHyung se soba los
ojitos antes de asentir con la cabecita. —Debería regresar a casa… el lugar es aún más horrible de día—. Le dice
con una sonrisa, extendiéndole su polera.

—Mi padre…

—No hay persona sobria en el bar por las mañanas, todos están dormidos por ahí… o en las habitaciones,
duermen en cualquier lado de hecho… —Murmura suavemente.

—Tal vez mi padre se ha marchado…


—Tal vez… —Yang Mi se pone de pie y camina junto a él hacia la puerta. —Sé que no debería decirlo… pero
fue agradable pasar una noche con usted… y sería lindo si alguna vez se anima a visitarme… —dice sonrojada,
pero la carita de TaeHyung hace que tenga que retractarse. — Discúlpeme, sé que el lugar no es de su agrado, no
debí pedirle que regrese otra vez…

—Tal vez el lugar no es el mejor… pero tú eres muy linda, tú no deberías estar aquí—. TaeHyung observa como
Yang Mi esconde el rostro, se siente triste aun sin saber la historia de ella. —Voy a regresar por ti, Mimi—.
Promete dándole un pequeño abrazo, ella se sonroja ante el agradable tacto de TaeHyung.

—Gracias—. Dice con una venia, TaeHyung la imita.

Afuera de la habitación, la visión es aún menos agradable, hombres sumamente borrachos deambulan de un lado a
otro, algunos dormidos en incomodas posiciones a lo largo del pasillo, y algunas mujeres algo mareadas y mal
vestidas, intentando limpiar el lugar.

TaeHyung mira atento a los hombres intentando identificar a su padre, pero lo encuentra recién dormido sobre la
barra del enorme bar del primer piso. Lo jala del brazo pero no puede moverlo siquiera.

—¿Es su papá? —La vocecita de Yang Mi lo toma desprevenido, dándole un pequeño susto. TaeHyung asiente
sin dejar de intentar jalarlo. —Ese señor siempre viene… pero solamente bebe —. Dice sonriendo. —déjelo
dormir, se despertará en algunas horas e irá directo a casa… es casi rutina…

—Mi papá… él nunca…

—Oh no, su papá solamente bebe, nunca ha entrado a alguna habitación, se lo juro—. Asegura ella y TaeHyung
acepta sus palabras.

—Entonces… ¿sólo debo ir a casa?

—Sí, vaya a casa, cuando su padre despierte yo le hablaré de nosotros, y no se preocupe… le aseguraré que ya es
todo un hombre—. Yang Mi toma de su mano para caminar junto a él hacia la puerta. —Por favor, usted también
diga que yo fui su primera vez, porque si se enteran que no fue así, me castigarán por engañar a un cliente…

—Lo diré también, Mimi.


—Bien, muchas gracias por una noche hermosa, TaeHyung… regrese con bien a casa… —Ella se despide con un
beso en la mejilla, poniéndose en puntitas sobre sus pies, pues TaeHyung es ligeramente más alto que ella.

—Sí, gracias Mimi, regresaré pronto—. Promete con una sonrisa y un ligero sonrojo en las mejillas.

×××

Se siente desorientado, pues no sabe muy bien el camino a casa ya que él nunca había pisado aquellas calles del
reino. Las personas lo miran con extrañeza, pues aún es muy temprano, el sol no ha salido aun y él está aún en
pijamas.

Apresura sus pasos con la mirada gacha y la sangre subiendo por su cabeza, no había pensado en ello, no se había
visto ni siquiera en un espejo antes de salir, seguramente su aspecto no es agradable y él desea regresar lo más
pronto posible a casa.

Al ser cerca de las cinco de la mañana, las pocas personas que están en la calle le facilitan su rápida caminata. Sin
mirar a quienes lo rodean, susurrando disculpas si ha chocado con alguien o golpeado sin querer.

Pero tampoco mira el sendero que está cruzando. Simplemente siente un dolor punzante en las piernas y manos
cuando alguien ha chocado con él con su bicicleta.

—Oh, lo siento mucho—. El muchacho se levanta y corre hacia TaeHyung, con miedo de haberlo dejado
inconsciente. —Lo siento mucho, pero usted no estaba viendo el camino. —Regaña tomándolo entre sus brazos.

—E-Está bien… es cierto, yo no estaba viendo… l-lo siento mucho—. TaeHyung deshace el agarre y abre sus
ojitos, su boca forma un pequeño círculo al ver al compañero de Narae frente suyo.

—¿TaeHee?

—Eh… hola Jimin… —Saluda rascándose la cabecita, inseguro de que decir o hacer frente al chico que lo mira
sin inhibición alguna.
018

—Eh… yo… yo no…

—¿TaeHee? —Jimin vuelve a preguntar, agachándose frente a TaeHyung.

—N-No soy T-TaeHee… —Murmura, sin embargo el temblor en su voz le hace dudar a Jimin, quien alza una
ceja divertido.

—Bueno… es que eres idéntico a mi futura novia—. Dice presumido, intentando adivinar las expresiones en la
carita de TaeHyung.

—¿Novia? —Pregunta sorprendido, viéndolo con los ojos totalmente abiertos. —Ah… ella no… no puede ser tu
novia.

—¿Por qué no? —Jimin se acerca a TaeHyung, pero este retrocede nervioso.— ¿Tú qué sabes de ella? —
Pregunta levantando una ceja.

—Ella es m-mi hermana.

Jimin se separa de TaeHyung al escucharlo, el rostro de TaeHee es idéntico al de este pequeño jovencito.

—¿Eres hermano de Narae? —Cuestiona casi con burla levantando su bicicleta caída. Lo mira asentir
efusivamente y no puede evitar sonreír con sutileza ante la dulzura del jovencito. — ¿Ella te ha hablado de mi? —
Esta vez la cabecita de TaeHyung niega. —Entonces ¿Cómo sabes mi nombre?

TaeHyung abre la boquita al verse atrapado. —TaeHee me lo dijo. —Se apresura a responder sin pensar
realmente.

Jimin asiente cruzándose de brazos delante de él. —Ya… pero ¿Qué TaeHee no puede hablar acaso?

—Ella… ella habla con las manos… —Dice sin mirarlo. Cuando se siente nervioso, no puede mentir.

—Claro, lenguaje de manos ¿cierto?

—Cierto.
Jimin comienza a reír, definitivamente no cree en absoluto lo que ese jovencito le está diciendo. — ¿Cómo te
llamas? —Pregunta luego de respirar más pausadamente.

—TaeHyung—. Responde sin mirarlo, sintiéndose ofendido pues Jimin se ha reído de él.

—Va, TaeHyung… te pareces demasiado a tu encantadora hermanita—. Comenta subiéndose a su bicicleta.

—Sí, bueno… nos parecemos mucho a mamá—. Responde sonriendo por primera vez ante Jimin, mostrándole
una bonita sonrisa rectangular.

—Va, ¿dime que hacías por aquí y tan temprano?

—Regresaba a mi casa.

—¿Narae sabe que estás por aquí? —TaeHyung niega con la cabecita y Jimin sonríe cálidamente. —De acuerdo,
sube. Te llevo a tu casa—. Ofrece, pero TaeHyung se niega.

—Puedo ir sólo, gracias.

—Si Narae se entera que te he visto y te he dejado sólo, lejos de tu casa y de madrugada, me mata, ella es capaz
de cortarme la cabeza, así que sube, llegarás más rápido a tu casa. —Dice con una amable sonrisa.

TaeHyung lo mira atento, Jimin no parece de fiar, pero él no sabe cómo llegar a su casa y podría demorar todo el
día en intentarlo, además que está agotado y su hermana debe estar muy preocupada ahora. Añadiendo que Narae
si es capaz de hacerle algo a Jimin si se entera que él le dejó sólo.

—E-Está bien… gracias—. Acepta subiendo delante de la bicicleta, Jimin lo sujeta con fuerza entre sus brazos.

—No vayas a bajar los pies ¿de acuerdo? —le dice rozando sin querer su nariz en el cuello del muchachito, “el
perfume de TaeHee”, piensa, pero TaeHyung se remueve incómodo y Jimin decide separarse de él para dejar de
incomodarlo. —Bien, sujétate por favor.

Jimin lo lleva con calma a su casa, una vez él acompañó a Narae hasta ahí, luego de un ensayo. Y recuerda bien el
camino, sin embargo optó por los caminos más largos, dando vueltas en los parques y pasando doblemente por los
mismos puentes. Empeoro TaeHyung estaba tan incómodo por el constante toque, que no se percataba del camino
en ningún momento.
—¡TaeHyung! —Narae corre al verlo acercarse montado en la bicicleta de Jimin, ella deja caer una sábana al
momento de pararse. —Hermanito—. Le abraza cuando por fin ha bajado.

—Debes cuidar mejor a tu hermano, lo encontré deambulando por ahí—. Jimin se baja de su bicicleta y revuelve
su largo cabello.

—No estaba deambulando por ahí, Nana—. Niega TaeHyung con un pequeño pucherito en los labios. Narae
sonríe al tenerlo entre sus brazos.

—Lo sé, mi amor—. Lo estrecha contra su pecho y le besa la frente. —Estuve esperándote toda la noche, no he
podido dormir… hasta le pedí a HoSeok que fuera a buscarte—. Dice con una pequeña sonrisa.

—¿A Hobi hyung? —TaeHyung se separa a verla al rostro, ella sonríe nerviosa.

—Sí, bueno…

—Narae. —Jimin se acerca a ambos hermanos, Narae se gira con una sonrisa y agradecida de que haya traído a
TaeHyung a casa.

—Oh Jimin… vaya… hola… muchas gracias por traer a TaeHyung, de verdad gracias—. Se escucha nerviosa, sin
embargo Jimin tiene en mente otra intención.

—No te preocupes, en realidad… deseaba ver la señorita TaeHee ¿estará en casa? —Pregunta sin dejar de ver
como TaeHyung juega con sus manitos, con la mirada gacha y un tenue sonrojo en las mejillas.

—Eh… no… ella no…

—Apenas está amaneciendo ¿ha ido mi señorita a algún lado? —Jimin la mira suspicazmente, ambos hermanos se
miran nerviosos.

—D-Debe estar durmiendo… ella duerme hasta tarde… —Susurra TaeHyung sin mirarlo aún.

Jimin asiente con la cabeza y observa la carita de TaeHyung, no puede asimilar el parecido entre ambos, así sean
hermanos gemelos, su manera de caminar, el sonrojo en sus mejillas, el pucherito en sus labios y el color exacto
en sus ojitos, es demasiada similitud piensa.
—Ella está bien ¿es así? —Pregunta observando la piel, ahora levemente, manchada de TaeHyung, por debajo de
sus ojitos, definitivamente ello no es sólo una coincidencia.

—Desde luego, ella es muy fuerte y valiente—. Responde Narae con una sonrisa en el rostro, mirando de soslayo
a su pequeño hermanito.

—Lo es—. Murmura Jimin, respirando hondamente continua. —Pienso que es hora de marchar, se supone iba a la
granja del señor Chang, mi madre se enojará conmigo si demoro más. — Comenta, ambos hermanos asienten
aliviados ante sus palabras. —Regresaré en un momento adecuado para poder verla—. Hace una pequeña venia
ante los jóvenes y volviendo a subirse a la bicicleta, se aleja mirando hacia atrás de vez en cuando.

Narae lo mira perderse calles abajo, cuando por fin ha desaparecido, se gira sobre su lugar y atrapa a TaeHyung
entre sus brazos, este se deja hacer sin dejar de sonreír ante el cálido tacto.

—No te hicieron nada ¿verdad? —Pregunta preocupada, comenzando a revisarlo de pies a cabeza, TaeHyung
comienza a reírse ante los suaves roces de su hermana mayor.

—Ya, Nana… no me ha paso nada—. Dice separándose de ella, arreglándose la ropa.

—Tú no… tú… —Pero Narae lo mira inquieta. TaeHyung suspira y mirándola de lado abre los brazos.

—No hice nada y tampoco me hicieron nada, papá se embriagó y se durmió… yo no-

—Bien, porque a ese lugar no regresas nunca—. Narae se oye determinada. Se cruza de brazos y no puede
enojarse demasiado con su padre.

—Nana, yo debo regresar, se lo prometí a-

—Nada de eso, tú allá no regresas y se acabó—. Su hermana lo interrumpe, exasperando levemente a TaeHyung.

—Pero Nana-

—He dicho que no TaeTae, ese lugar es horrible, sólo hay personas horribles ahí y tú no debes regresar nunca.

—No todas las personas son malas ahí—. Se apresura en decir, para que Narae no lo vuelva a interrumpir. —Hay
personas buenas ahí que no pueden salir… y no debemos darle la espalda a esas personas…
Narae lo mira decidido, pero ella sigue preocupada. —TaeHyung…

—Nana, soy más fuerte de lo aparento… te prometo que no me harán daño… yo solamente quiero ayudarla.

—¿A quién has conocido ahí? —Pregunta inclinándose ante él, comenzando a arreglarle la ropa, como si fuese
TaeHyung, un niño pequeño aun.

—Yang Mi, hermanita. Ella es muy buena, cuidó de mí toda la noche, por favor… quiero regresar por ella—.
TaeHyung toma con suavidad el delicado rostro de Narae, para que ella lo vea a los ojos. —Ella no merece estar
ahí, Nana.

Narae asiente, poniéndose de pie correctamente y frotando sus ojos chocolates, la nobleza e inocencia de
TaeHyung la conmueven, pero ella solloza porque tiene miedo, TaeHyung puede soportar mucho, demasiado, y él
siempre se mostrará de pie ante todos. Ella no conoce el límite de su hermano menor, no sabe cuándo sus
emociones lo embargarán. No sabe cuánto más él va a soportar.

—Bien, pero iré yo contigo entonces, no permitiré que vayas nuevamente sólo, TaeTae—. Asegura, recibiendo un
abrazo por parte de TaeHyung.

×××

—¿Vas a regalar pan dulce al pueblo? —La reina lo mira con una ceja alzada y los brazos cruzados sobre su
pecho, no tiene idea de lo que su único hijo busca ahora.

—Sí.

—¿Has preguntado a los pobladores, y has notado que ellos necesitan pan dulce? —Vuelve a preguntar sin quitar
su postura.

—No lo necesitan, pero lo quieren, madre.

La reina suspira pesadamente. — ¿Los problemas se solucionan con pan dulce, JungKook?

—Mamá…
—JungKook, entiende que esto no es ningún juego—. La reina se oye enfadada. —Son personas que tienen
necesidades reales ahí afuera, son personas que debemos ayudar de distinta manera. No regalando pan dulce ¿es
que piensas comprarlos de esa manera? ¿Todos tus malos actos se borrarán con un pedazo de pan? ¿Eh
JungKook?

—Madre, yo no he querido decir eso…

—Escúchame bien, hijo. Te he estado consintiendo en todo, hasta me he hecho la ciega ante tus actos, pero es
momento que crezcas, que madures. ¡Dirigirás un reino entero! —Exclama alzando los brazos. —¿Acaso no te
das cuenta de la enorme responsabilidad que significa aquello?

—Lo sé, madre—. Se apresura a responder, mira el rostro rojizo de su mamá y sabe que ella realmente está
enojada, que no aguantará alguna otra rebeldía de su parte. —Por ello mismo necesito integrarme con ellos,
necesito que me vean como una persona segura, como alguien en quien puedan confiar su futuro…

—Por eso mismo, dejarás tu comportamiento infantil de hoy en adelante ¿de acuerdo? —La reina camina hacia
un enorme armario y lo abre buscando en él. —Vas a comportarte como parte de la realeza de hoy en adelante,
vas a comportarte como el rey que serás. —Dice sacando gruesos pergaminos de lo más alto del mueble.

—Mamá… —JungKook recibe el montón de papeles viejos y mira a su madre interrogante.

—Son leyes y normativas que debes aprender a diferenciar, te sentarás con tu padre la semana que entra y
hablarán sobre lo que realmente importa, vas a escuchar a los pobladores y dar soluciones a sus problemas—. La
mujer mira a su hijo abrir la boca para replicar, pero ella alza la vez levemente. —Vas a actuar como un rey desde
hoy.

—No podré memorizar todo esto en una semana—. Se queja viendo como su madre vuelve a poner otro grupo de
pergaminos entre sus brazos.

—Lo harás, así tengas que encerrarte en tu habitación de por vida, vas a aprender todo lo que dice ahí.

JungKook chasque la lengua enojado, realmente está furioso, le está prohibiendo salir del castillo, le está
prohibiendo ver a TaeHee y él no puede no ver a TaeHee por tantos días, tal vez uno, posiblemente dos, pero tres
sin verla, era realmente una tortura.
—¿Qué pasará con la universidad? —Pregunta intentando buscar alguna escapatoria.

—Seguirás asistiendo, pero me haré cargo que no escapes esta vez, lo de tu ayuda social podrá esperar—.
Sentencia la reina.

JungKook tiende los hombros hacia atrás, parándose derecho para soltar un largo discurso y convencer a la reina.
—Madre-

—A tu habitación, JungKook—. Ordena ella, no permitiendo que él hable más.

Le da la espalda y ello le indica a JungKook que la conversación ha terminado.

—Bien—. Suelta histérico, haciendo puños e importándole poco que algunos pergaminos caigan sobre el piso de
madera.

JungKook camina enfurecido hacia su habitación, está vez le han cerrado todas las posibilidades de volver a verla.
Y él no puede estar tranquilo pensando que el idiota bailarín si puede estar cerca de ella.

—¡Maldición! —Exclama soltando todos los pergaminos en unos de los largos pasillos del castillo, algunas
jóvenes de limpieza se asustan al verlo enojado. — ¡Maldita sea la corona y sus reglas de mierda! —Vocifera,
golpeando una pequeña mesita de madera, haciendo que el florero caiga al piso y se rompa al instante.

—Así no se debe expresar un rey—. Jin se detiene a su lado, el único ser valiente que se atreve a acercarse
cuando el Sultán está comenzando a romper todo a su alrededor.

—¡No me jodas! —Grita, esta vez desfogándose con un fino retrato de algún lejano familiar suyo.

—Vaya, sí que estás enojado—. Jin se oye divertido, sabe que su primo está haciendo un berrinche en esos
momentos. — ¿Qué te dijo la reina ahora?

—¡No te importa! Ah… ¡Maldición! —Chilla cuando una pequeña astilla hinca su dedo.

—Deja de comportarte como un niño y se un hombrecito, afronta tus responsabilidades, JungKook—. Aconseja
Jin recogiendo uno de los tantos pergaminos caídos.

—¡Y tú deja de comportarte como mi madre! —Pide a gritos, sin esperar respuesta se aleja hacia su habitación.
—Eh, cariño—. Jin llama a una de las jóvenes y ella se acerca con timidez. —Por favor, recoge los pergaminos y
júntalos—. La señorita abre los ojos con temor, ella no quiere dárselos al Sultán. —No te preocupes, cuando salga
del despacho de la reina, los llevaré yo.

—Sí, señor—. Responde ella con timidez.

—Bien, cuidado con los vidrios ¿de acuerdo? —Dice, para luego alejarse del pasillo y bajar hacia el despacho de
la reina.

Jin toca la puerta con suavidad, y cuando oye a la reina decide pasar.

—Buenos días su majestad, ¿llamó por mí? —Pregunta suavemente, inclinándose hacia la mujer del hermano de
su padre.

—Hola SeokJin—. La reina sonríe cálidamente hacia su sobrino mayor. —Necesito tu ayuda, por favor.

—Desde luego ¿cómo puedo ayudarla? —Pregunta curioso.

—Bueno, sabes que prontamente JungKook estará cumpliendo años y deseo realizar una ceremonia para él. —Jin
escucha atento, asintiendo con la cabeza. —Quiero que esta vez sea diferente.

—¿Diferente?

—Así es, diferente… el reino hará una fiesta en su honor y quiero que la celebración sea en la plaza central del
pueblo… pero quiero que él se divierta con esto también.

—De acuerdo… ¿necesita que lo distraiga ese día para que sea una sorpresa? —Pregunta, ligeramente
confundido.

Pero la reina niega con la cabeza, sin dejar de sonreír. —No, no podrá ser una sorpresa, puesto que todo el reino
lo sabrá… pero sé que él tiene algunos amigos en la universidad, son pocos… y he escuchado que él ha estado
rondando los anfiteatros de la universidad también…

—Ah… —Jin aún sigue sin entender lo que la reina quiere decir.
—Tal vez a él le gusta como el grupo de baile se desenvuelve… y por ello, quería saber si puedes ayudarme para
convencer a esos jóvenes que bailen ese día, que preparen algo especial para él —. Pide bajando la voz.

—¿Qué las chicos del elenco de la universidad bailen para JungKook en su cumpleaños? —Pregunta sorprendido.
La reina asiente en silencio, esperando por una respuesta. — ¿Desea que yo les diga eso? ¿Qué los invite?

—Necesito que lo hagas, diles que yo misma se los compensaré… pero deseo que todos bailen y participen en su
celebración.

Jin piensa en Narae, ella baila muy bien, pero definitivamente JungKook no querrá verla bailar, no a
ella…JungKook amará más ese día si quien baila para él es TaeHee. —Claro que si su majestad, los convenceré
para que bailen ese día para nuestro Sultán—. Dice sonriendo.
019

—He dicho que no—. Narae se cruza de brazos y mira con el ceño fruncido a su amigo, pero él insiste
nuevamente. — ¡Ya! Cuando digo no, es no. Entiéndelo.

—Pero Narae, es mandato de la reina—. Jin camina a su rápido paso, pero ella opta por apresurar su caminar.

—¡Que no! ¡Jin es peligroso! —Exclama ella parándose abruptamente frente a él.

Jin la mira confundido. — ¿Peligroso? ¿Por qué? —Pregunta con curiosidad.

—Papá no quiere que TaeTae… si ella baila ante todo el reino, entonces… —Ríe comenzando a sentirse
impotente. —Mi mundo se acaba ¿entendiste?

—¿Tu padre no le permite bailar? —Jin se escucha embrollado. —Pero tú bailas, Narae ¿Por qué se molestaría si
tu hermanita pequeña baila?

Narae lo mira a los ojos, soltando un suspiro toma con ambas manos las mejillas de Jin. —Es diferente, Jin—.
Dice sonriendo apenas.

Jin se sonroja de inmediato al sentir las cálidas manos de Narae sobre sus mejillas. Cierra los ojos, pero el
agradable tacto de la jovencita se desvanece prontamente. Abre los ojos decepcionado.

Narae acomoda su morral de tela sobre su hombro y se apresura a salir de la universidad, pero ella no mira
directamente el camino y termina golpeando a un joven frente suyo.

—Eh, ten cuidado—. Se queja el muchacho con una ligera molestia en su voz.

—Oh, lo siento muchísimo—. Se disculpa de inmediato, haciendo una venía con timidez.

El joven le sonríe sutilmente al ver el semblante sonrojado de Narae, ella lo mira nerviosa y tartamudea al
momento de hablar.

—No te preocupes—. La interrumpe tomando un mechón de cabello y colocándolo detrás de su oído. —No hay
problema si una jovencita tan bonita como tú, vuelve a golpearme—. Dice acercándose a tan delicado rostro.
—E-En serio lo siento m-mucho, yo-

Pero Narae se ve interrumpida por la suave pero autoritaria voz de Jin.

—Narae ¿está todo bien? —Jin se oye preocupado. El joven mira a Jin con una sonrisa ladina y una ceja
levantada.

—Eh… sí… todo está bien, Jin… —Responde Narae sin dejar de mirar al joven extraño.

—Todo bien, Jin—. La voz del joven se escucha burlona, deja de mirar al muchacho para posar sus grandes ojos
chocolates sobre la jovencita frente suyo. —Soy KyungJae, por cierto—. Se presenta inclinándose ante ella.

—N-Narae… soy Narae—. La jovencita se ruboriza de pies a cabeza al ver la elegancia y sutil sonrisa en el
varonil rostro de KyungJae.

—Mucho gusto, Narae—. Intenta tomar su mano, pero Jin se interpone y se para delante de su amiga.

—Debemos irnos—. Dice molesto.

Narae frunce el ceño ante la repentina escena de Jin. —Aún es temprano.

—Es tarde, debo dejarte en tu casa—. Jin la sujeta del brazo sin hacer presión, pero ella se suelta con una suave
sacudida y le sonríe a KyungJae, de nuevo avergonzada.

—Yo bueno… yo debo irme ahora…

—¡Eh! ¡Jae! ¡Aquí estás! ¿Por qué siempre te tienes que perder así? —Una jovencita de cabellera corta se acerca
al muchacho de ojos chocolates y lo toma del brazo, es bonita, piensa Narae, y siente volver a sonrojarse al ver la
cercanía de ambos delante de ella.

—Fue un placer, Narae—. KyungJae le guiña un ojo y se aleja con su amiga, ella aun pegada a él.

Narae se gira en su sitio, furiosa camina hacia Jin. —Debes dejar de hacer eso—. Pide entre dientes, Jin la mira
sin entender. —Que dejes de ser tan sobreprotector por favor.

—Narae.
—¡Ya! Jin, por favor, eres mi amigo, no eres mi hermano, ni mi novio para que me cuides tanto, por favor.

—Narae, tú eres más que eso—. Susurra el joven.

Pero Narae no lo escucha, pues justo en ese momento llega el Sultán, cargado de dos enormes cestas echas de
paja, él se ve sonriente.

—¿Irás a tu casa, Narae? —Pregunta JungKook sin saludar siquiera. Ella frunce el ceño y afirma con la cabeza.
—Bien, vamos entonces—. Dice sin borrar la enorme sonrisa en su rostro.

—Ya—. Jin se coloca a su lado y tomando una de las cestas, impide que su rebelde primo siga avanzando. —La
reina te ha prohibido bajar al pueblo—. Advierte.

—¿Y? —JungKook se encoge de hombros y mira desinteresado a su mayor.

—¿Cómo que “y”? JungKook, por lo que más quieras, por una vez en tu vida, hazle caso a tu madre.

—No estoy haciendo nada malo, Jin—. JungKook se escucha sereno, no desea pelear con Jin ahora.

Narae se ve confundida ante la pequeña discusión, hasta que recuerda cómo es que el Sultán proclamó a su
pequeño hermanito—cuando estaba vestido de mujer—como su futura reina.

—No pueden ir a mi casa, lo siento—. Narae no permitirá que JungKook se acerque a su hermano mientras él está
vestido como TaeHee.

—¿Por qué no? —A JungKook aquello no le agrada en lo absoluto.

—TaeTae no se encuentra bien, no pueden ir—. Se oye así misma mentir sin más, se cruza de brazos y observa
las manos de JungKook, el joven sultán lleva sus manos vendadas casi por completo debajo de sus ropas.

—¿¡TaeHee está enferma!? —JungKook suelta la cesta, que por suerte no se abre cuando impacta contra el piso.
— ¿¡La has llevado con un doctor!? —Exige saber, totalmente exaltado.

—Eh… sí… —Narae se asombra del comportamiento de JungKook, ¿de verdad tanto le interesa su pequeño
hermanito?

—Ahora voy a ir con más razón, no voy a permitir un no ¿oíste?


—Oye muchachito, no te atrevas a hablarme así.

—¡Soy el Sultán! ¡Yo hablo como se me da la gana! —Exclama, su rostro totalmente rojizo y las venas en su
cuello marcándose suavemente, intimidan levemente a Narae.

—Ya lo sé—. Dice en voz baja, pero antes que diga algo más, es Jin quien la interrumpe.

—Tú niño, no te atrevas a levantarle la voz a Narae—. Amenaza Jin, JungKook retrocede de inmediato.

—TaeHee no está bien, y ella no tuvo la decencia de avisarme en la mañana que la vi antes de entrar a clases.

—¿Qué? —Narae quiere reír ante la absurda situación, sin embargo intenta no hacerlo para no enfadarlo más, no
puede llevar al Sultán a su casa sin que su padre y su madre averigüen que es lo que está sucediendo.

—Vamos a tu casa—. JungKook vuelve a tomar ambas cestas y haciendo caso omiso a los regaños de Jin
comienza a avanzar hacia el sendero del río.

Narae lo mira caminar decidido, con las pesadas canastas y sus manos vendadas.

—¿Tu primo siempre ha sido así? —Pregunta observando con detalle el porte cansado del Sultán.

—Bueno, tiene sus momentos agradables—. Responde Jin encogiéndose de hombros.

—¿Qué le pasó a sus manos? —Narae no soporta la curiosidad y lanza la pregunta.

Jin sonríe de lado al recordar la pequeña discusión que mantuvieron la noche anterior. —Me negué a hornear pan
dulce toda la noche—. Dice con una expresión divertida.

—¿Y que tiene eso que ver? —Narae comienza a caminar junto a Jin, no permitirá que JungKook vea a
TaeHyung, mucho menos vestido como TaeHee, no con sus padres en casa.

—Pues… que a TaeHee le gusta el pan dulce—. Dice Jin totalmente sonriente.

×××
—N-No, no está, por favor, vete—. TaeHyung y apenas abre la puerta, avergonzado y ligeramente temeroso.

Jimin resulta ser muy terco para su gusto.

—¿La puedo esperar? —Pregunta el muchacho inclinándose hacia delante, deteniendo la puerta con una mano.

—N-No.

—¿Estás sólo en casa? —. Su voz se oye mucho más grave, acercando su rostro al de TaeHyung, quien retrocede
apenas unos pasitos ante la cercanía.

—S-Sí… y será mejor que te vayas, por favor vete—. Pide sin atreverse a acercarse al amigo de su hermana.

—¿Está TaeHee en casa, entonces? —Jimin pasa por alto la petición del joven.

—No, Jimin, por favor, vete—. TaeHyung comienza a rogar, viendo el reloj de pared nervioso, sus padres no
demorarán en llegar.

—Deseo ver a TaeHee…

—Y yo deseo que te vayas, por favor…

—¿Por qué nunca los he visto juntos? —Pregunta Jimin, TaeHyung ladea la cabecita a un costado, no
entendiendo la pregunta. —Me refiero, a ti y a TaeHee ¿Por qué no les he visto juntos antes?

—¿Es necesario vernos juntos? —TaeHyung comienza a entender su cuestionamiento.

—Pienso, que verlos juntos… debería ser… debería ser la mejor vista del mundo—. Coquetea Jimin, cerrando la
puerta tras de sí, ha logrado entrar por completo a la pequeña casa de los Kim y piensa aprovechar al tener la casa
completamente vacía.

—Nana vendrá pronto, se enojará si te ve aquí, vete por favor—. TaeHyung camina hasta el mueble e intenta
esconder ahí detrás, mantenerse lo más alejado del muchacho de sonrisa pícara.

—No lo creo—. Jimin se pasa una mano por su brillante cabellera negra y sonriendo suspicazmente, continúa
diciendo. —Pienso que a Nana, le gustará saber que seré parte de su familia.
—Eres muy extraño, vete por favor—. TaeHyung toma valor y camina hacia Jimin, dispuesto a sacarlo de su
casa.

—Y tú eres muy lindo, no puedo creer lo afortunado que es el mundo que haya una gemela como tú.

—¡Ya! ¡Cállate! —TaeHyung grita, enojado del comportamiento descarado de Jimin.

—Esperaré a Narae—. Jimin se sienta sobre uno de los muebles, cruzados de brazos y satisfecho de haberle hecho
sonrojar al pequeño niño de ojitos miel. El puchero que forma en su rostro es tierno, piensa.

—Espérala afuera si quieres—. TaeHyung se aferra del pomo de la puerta, su rostro se ha puesto pálido de un
momento a otro, parece que en cualquier momento se va a desvanecer.

Ello alarma a Jimin, quien dejando de lado su lado atrevido, se pone de pie y se acerca a TaeHyung, este cierra
sus ojitos asustado ante la cercanía.

—TaeHyung—. Susurra Jimin quitando algunos mechones dorados de la bonita carita del pequeño.

—Por favor… no me hagas nada… —Pide temblando, y Jimin se muerde el labio por haberse comportado de
forma tan atrevida. Es un idiota.

—TaeHyung, precioso—. Jimin se inclina ante él, manteniéndose a la altura de la carita de TaeHyung. Este abre
los ojitos apenas ante el suave y delicado tono de voz que Jimin está usando en ese momento. —TaeHyung, no
temas de mí, sea como sea la realidad… yo nunca te haría daño, ¿sí? Nunca, TaeTae—. Le promete con una
sonrisa amistosa.

TaeHyung asiente ante sus palabras, creyéndole por primera vez, sonríe por primera vez ante él. Una sonrisa con
confianza.

—Aun así pienso que deberías irte, Jimin—. Dice con una voz dulce.

Jimin ríe ante el tono de TaeHyung y asiente con la cabeza. —Debería irme, tienes razón—. Acepta abriendo la
puerta.

—¡No puedes ver a TaeHee ahora! —Es la voz de Narae que se oye ni bien Jimin pone un pie afuera de la casa.
TaeHyung saca la carita con cierto temor, sabe muy bien quien está exigiendo verlo vestido de mujer.

—¿Qué haces aquí? —Es la voz de JungKook, que extrañamente se oye calmada.

—Hola, Sultán—. Jimin se detiene en su sitio y observa con suficiencia a JungKook, quien lo mira con el ceño
fruncido y su rostro levemente rojizo.

—Te he hecho una pregunta, ¿Qué haces aquí? —Vuelve a exigir bajando las cestas con cuidado.

—Visitando a mi futura novia—. Responde Jimin encogiéndose de hombros.

JungKook observa a TaeHyung temblar en su sitio, escondido en la puerta, su expresión es la misma que vió en
TaeHee, no desea asustarlo a él también.

Cogiéndose el puente de la nariz y respirando profundo, dice en voz baja. —Tenemos que arreglar cuentas Jimin,
sal de ahí ahora mismo.
020

Jimin lo mira desafiante, cruzado de brazos y su mirada altiva, mientras que JungKook siente su pecho hincharse
al momento de respirar pesadamente, definitivamente la idea de tener a Jimin tras de TaeHee no le agrada para
nada.

—¡No van a hacer una escenita frente a mi casa! —Chilla Narae caminando hacia ambos jóvenes. —Se van a
jugar al macho alfa a otro sitio ¡Aquí no! —Grita colorada de enojo.

—Nana—. TaeHyung también camina hacia ellos, intenta tomar la mano de su hermana mayor, pero ella se aleja
de él sin saberlo.

—¡Llévate al idiota de tu primo, Jin! —Vocifera hacia Jin, quien al ver el rostro de su amiga, salió corriendo
hacia el Sultán para jalarlo con fuerza del brazo.

—Suéltame, hyung—. JungKook se sacude de su agarre e intenta aventarse sobre Jimin. —Tengo que arreglar
cuentas con este idiota.

—No, no…detente—. TaeHyung se coloca delante de JungKook y este se detiene al verlo temblar delante de él.
—Por favor, no peleen… por favor… —Implora juntando sus manitos y cerrando sus ojitos, JungKook se
descompone totalmente al verlo tan indefenso delante de él.

—TaeTae—. Narae lo toma de los hombros y lo acerca a su persona. Su mirada se fija en Jimin y luego en
JungKook. —En serio, deben parar esto, por favor—. Pide en suplica, a pesar de estar molesta, decide no llamar
la atención de las personas que pasan por su casa. No debería arriesgarse y que se lo contaran a su padre.

—Narae—. JungKook comienza a decir pero una voz gruesa y furiosa se alza por sobre ellos.

Es el padre de los hermanos Kim, quien con el semblante ensombrecido se acerca a ellos, llevando consigo a su
mujer.

—¿Qué hacen ustedes afuera? —Pregunta plantándose frente a Narae, ella intenta cubrir a TaeHyung con su
cuerpo, pero ella también es igual de menudita que él.
—Papá… yo quería saber si TaeHyung estaba bien… yo solamente…—Pero su padre no parece estar interesado
en lo que ella dice, sus ojos negros se fijan en su pequeño hijo, quien intenta esconderse y hacerse mínimo en su
lugar

—¿Por qué no has ido a la escuela TaeHyung? —Pregunta enojado, apartando a Narae con una mano.

Jimin rodea la escena y se coloca al lado de JungKook, quien mira a la familia Kim con el ceño fruncido y las
manos empuñadas. SeokJin también esta atento a la familia delante suyo.

—Respóndeme—. Exige saber tomando de sus cabellitos dorados y jalándolo hacia atrás, logrando que
TaeHyung alce la carita y chille bajito ante el dolor.

—Y-Yo m-me sentía m-mal, papá… —Intenta responder.

—¿Te sentías mal? —El hombre aprieta su agarre y TaeHyung se revuelve en su lugar, comenzando a llorar con
fuerza.

—¡Le está haciendo daño! ¿¡Qué no ve!? —JungKook no soporta más y da un paso hacia adelante, Jin y Jimin
imitan su gesto. — ¡Suéltelo!—Ordena.

Pero el hombre lejos de escucharlo, comienza a caminar en dirección a su casa, aun manteniendo los suaves
cabellos de la cabecita de TaeHyung atrapados entre sus manos.

—Tú y yo vamos a hablar, de hombre a hombre—. Dice mientras acorta sus pasos.

—¡Te he dado una orden! ¡Suéltalo!—JungKook da dos zancadas y logra pararse frente a TaeHyung y su padre,
este lo mira fastidiado.

—Chiquillo, vete a tu casa si no quieres problemas—. TaeHyung intenta apartarse en su agarre, pero la mano de
su padre se aferra a él. Él simplemente desea que su padre no se enfade más.

—¿Le hablas así a tu futuro emperador? ¡Soy el Sultán! —JungKook afloja las mangas de su camisa, bufa al
notar que lo están desafiando. — ¿Piensas que perdonaré a un simple pueblerino por hablarme así? ¿Piensas que
eres superior a mí?—Pregunta tirando de los botones del cuello, preparándose para pelear.
—¿Futuro emperador? —El señor Kim ríe con burla al ver a tan altanero muchachito, simplemente no cree
ninguna palabra, si él fuese el Sultán, estaría rodeado de guardias, y por último no estaría perdiendo el tiempo en
un lugar como ese.

—Será la última vez que te lo repita—. JungKook da un paso más, intentando mostrarse grande, pero el hombre
frente a él es más alto y fornido. —SUÉLTALO.

TaeHyung cae al suelo pesadamente cuando su padre lo libera de su fuerte agarre, ese hombre mira a JungKook
con los ojos centellantes.

—Un chiquillo como tú no va a venir a decirme cómo educar a mi hijo—. Desafía, pero JungKook no se inmuta,
está decidido a responder a todo.

—Un chiquillo cualquiera no, pero si el Sultán—. Jin ha tomado a TaeHyung entre sus brazos y él intenta alejarlo
de su cuerpecito, necesita demostrar que él no necesita ayuda.

—¡Narae, TaeHyung a la casa ahora! —Vocifera el hombre al ver a Jin, sus ojos se han tornado rojizos. Narae
toma de la mano a TaeHyung cuando este comienza a avanzar hacia su casa, en silencio.

—No vamos a entrar—. Susurra ella bajito en el oído de su hermanito, pero él niega con la cabeza.

—Vamos a entrar, Nana. Papá se va a enojar más.

—No, no vamos a entrar.

—Ellos van a venir conmigo—. JungKook avanza hasta pararse frente al hombre, apenas a unos centímetros de
distancia. —Y ni tú, ni nadie me dirá que no.

—No pueden entrar a casa—. Jimin ayuda a Narae a retener a TaeHyung, quien intenta soltarse para correr dentro
de su hogar. —No se pueden quedar con este hombre.

—¿Te vas a llevar a mis hijos? —El hombre empuja a JungKook con ambas manos, haciéndolo retroceder
apenas. — ¿Piensas que puedes llevarte a mis hijos?

—No voy a dejar a mamá sola—. Llora TaeHyung, aun en su desesperado intento de soltarse de su agarre.
Jimin mira a la mujer, parada a un lado y con la cabeza gacha, él nunca supo de la verdadera situación de su
amiga, si lo hubiese sabido desde un comienzo, hubiese actuado de manera distinta.

—Vamos a llevar a tu mamá… y a TaeHee… deben hacerla bajar—. Susurra Jimin.

Narae y TaeHyung se miran por un breve segundo, se habían olvidado de aquella mentira.

—Tienes razón, no podemos irnos—. Dice rendida, si mencionan a TaeHee en voz alta su padre preguntará y no
parará hasta saber la verdad, él no puede descubrir que TaeHyung se ha estado vistiendo de mujer durante tanto
tiempo y lo peor, se haya atrevido a pasear en el reino de aquella manera.

—No, no, no, no pueden quedarse—. Jimin sujeta la muñeca de Narae pero ella sonríe con pena.

—Por favor, busca a HoSeok y dile que venga por la noche—. Dice tomando a TaeHyung de los hombros
nuevamente, ambos caminan al interior de su casa.

—¡No! ¡No entren! —JungKook intenta seguirlos, pero el hombre lo empuja con más fuerza, haciéndole caer
sentado. — ¡Los voy a llevar al palacio!—Vocifera desde el suelo.

TaeHyung lo mira de soslayo y le sonríe apenas, agradecido por su intento de ayuda.

—Espera, JungKook—. Jin lo retiene del brazo cuando su primo se ha parado y corrido tras de ellos, la puerta se
ha cerrado en su rostro prácticamente. —Espera, detente—. Le pide atrapándolo entre sus fuertes brazos,
obligándolo a retroceder.

—¡Ese hombre va a matar a sus hijos! —Grita furioso, golpeando sin querer a Jin.

—Hay un motivo por el cual, ellos han decidido hacer caso, debemos averiguar primero que es y podremos
ayudar—. Explica Jin al notar el cambio en el rostro de Narae antes de ingresar a su casa.

—Narae quiere que busque a HoSeok, tal vez él sabe algo—. Interviene Jimin desde su lugar. — ¿Quién es
HoSeok? —Pregunta viéndolos pelear apenas desde su lugar.

—¡Me importa una mierda! —JungKook grita ignorando la pregunta comienza a sentir sus mejillas mojadas, está
llorando, es la primera vez que llora por miedo, por desesperación.
—JungKook…—Jin se sorprende al verlo de aquella manera.

—Voy a hablar con mi padre sobre esto, voy a protegerlos, voy a sacarlos de aquí—. Promete sin dejar de
observar la puerta marrón de la pequeña casa. —Si se atreve a tocar a TaeHyung, juro que yo mismo lo
degollaré—. Amenaza.

×××

—Fue mi culpa, ellos vinieron aquí por mi culpa—. Narae se interpone entre su padre y su pequeño hermanito,
apartándolo con su cuerpo.

—Quítate, Narae—. Ordena él, tiene el cinturón en una mano y ha amenazado a TaeHyung ni bien la puerta se
cerró.

—¡Te he dicho que es mi culpa! —Grita Narae sin dejar de llorar—. ¿¡Por qué lo estás castigando a él!?

—¡TaeHyung no ha ido al colegio! ¿Piensa que el dinero crece en los árboles para que falte a su antojo?—
Exclama su padre avanzando más, Narae retrocede sin soltar la muñeca de TaeHyung.

—¿¡Y las veces en que lo has hecho faltar porque lo has molido a golpes!? ¿¡Qué con eso!? ¡Ha faltado al colegio
más veces por culpa tuya! —Exige en gritos.

—Nana, no… —TaeHyung pide que guarde silencio, pero el sonido de la mano de su padre contra el rostro de su
hermana lo calla de inmediato.

—No me vuelvas a levantar la voz, nunca más—. Advierte antes de dejarlos solos con su madre.

—Narae, no debiste enfrentarte a tu padre—. Dice la mujer, pero Narae la mira con rencor.

—Y Tú nunca debiste de tener hijos, no si no sabes defenderlos, no sabes cuidarlos siquiera—. Narae gruñe al ver
a su madre tan débil. —No mereces ni siquiera que nosotros te llamemos madre—. Llora, deshaciéndose del
agarre de TaeHyung, sube hacia su habitación.
—Mamá, mamita—. El pequeño de los Kim se acerca a ella, intenta consolar cuando la ve dejarse derrumbar—.
Nana no quiso decir eso, sólo está molesta, mamita. —Susurra dándole un abrazo. —Nana y yo estamos
orgullosos de ser tus hijos, mamita… por favor no la escuches cuando ella está enojada—. Pide llorando.

TaeHyung se abraza a ella, y su madre responde el cálido abrazo de su frágil hijo, es la primera vez que ella lo
estrecha entre sus brazos, es la primera vez que él siente el corazón de su mamá palpitar con fuerza.

Hye deja que TaeHyung esconda su carita en su cuello, ella siempre ha tenido miedo, nunca supo enfrentar su
esposo, nunca supo frenarlo, pero ella sabía que solamente lo hacía por amor, un amor erróneo, pero que para ella
era más que suficiente. Era un amor prematuro.

Cuando Hye, cumplió los quince años tuvo a Narae, era casi una niña, no sabía cuidar de un bebé, y cuando tuvo
a TaeHyung, ella apenas cumplía los veinte años, edad en la que había guardado tanto miedo en su interior, que
nunca pudo comprender a su pequeñito de gustos peculiares.

—TaeTae, cariño, será mejor que subas a tu habitación ahora, debo preparar la comida para tu padre—. Pide ella
separándolo de su cuerpo, pero TaeHyung se aferra a ella. —TaeTae, sube por favor…

—Mamá, déjame ayudarte por favor—. Pide él, mirándola al rostro, miedo es lo que mira en el rostro delicado de
su madre.

—Narae te necesita, debes subir ¿de acuerdo? Les avisaré cuando pueden bajar a comer. — Promete ella y
TaeHyung asiente al ver que su madre comienza a ponerse de pie.

—Vamos a estar bien, mamá—. Susurra TaeHyung, pero Hye prefiere ignorarlo y camina hacia la cocina. —
Vamos a estar bien.

×××

—¿Qué quieren? —HoSeok se pone de pie al ver a los tres jóvenes acercarse a su pequeña casa, él había hecho
una fogata junto a su abuela, esperando a su madre para empezar a cocinar.
—Narae nos mandó a buscarte. —Suelta Jin con el semblante duro, ¿cómo se había olvidado que ese chiquillo de
aspecto rústico era HoSeok? ¡El chico a quien Narae siempre recurre cuando está en problemas!

—¿Nana y TaeHyung están bien? —Pregunta asustado.

—No lo sé—. Jimin se encoge de hombros y mira suspicaz a HoSeok. — ¿Tú conoces a los hermanos Kim? —
Pregunta colocando una mano bajo su mentón.

—Si Narae te mandó a buscarme, es obvio que si los conozco ¿no crees? —Explica HoSeok, comenzando a
amarrar una tela gruesa alrededor de su cintura, por sobre la ropa.

—Ya… los hermanos Kim, te buscan… —JungKook dice en voz baja, también algo extrañado.

—TaeHyung y Narae son mis amigos, mi familia… son mi prioridad… —Responde distraído, recolectando
algunos objetos tirados a su alrededor y guardándolo en su bolso improvisado.

—TaeHyung y Narae solamente… —Jimin mira a JungKook y su sonrisa crece aún más, ambos se han dado
cuenta de algo.

—¿Qué sucede? —HoSeok alza la mirada y se encuentra con la de esos chicos, observándolo a detalle.

—TaeHyung y Narae… ¿Qué sucede con TaeHee entonces? ¿Es que ella no es parte de la familia Kim acaso? —
Pregunta JungKook suspicazmente.

HoSeok abre la boca y la cierra de inmediato, se había olvidado de la hermana gemela inexistente de TaeHyung,
demostrando que no le importaba siquiera.

—¿No piensas ayudar a TaeHee también? —Pregunta Jimin, sonriendo de lado. Algo está muy claro para él.
021

—Un rostro tan bonito como el tuyo, no debería tener esa expresión.

Narae alza el rostro confundida, pero sus mejillas se sonrojan de inmediato cuando se da cuenta que quien le está
hablando es el apuesto joven atleta de la universidad, Kim KyungJae. El mismo joven que día atrás empujo sin
querer en un descuido.

—Eh, hola KyungJae—. Saluda intentando quitar un mechón de su frente y colocarlo tras de su oído, pero su
cabello vuelve a caer ante ella.

—¿Qué pasó, bonita? —Pregunta KyungJae, dándose la libertad de colocar el cabello de Narae donde ella intentó
primero. Aquel gesto hace que ella se ponga de pie en un brinco, nerviosa ante la cercanía.

—Nada, todo bien—. Responde con rapidez, mirando a su alrededor.

KyungJae sonríe y asiente, le encanta verla nerviosa con solo su presencia.

—¿Te puedo invitar a cenar? —Pregunta sonriendo de lado, sabiendo bien el efecto que causa en las chicas.

Narae agranda los ojos ante la invitación. Niega con rapidez. —No puedo, tengo que ir a casa temprano, mi
hermanito estará sólo hoy… —Dice comenzando a acomodar su bolso sobre su hombro.

—Oh, si quieres podemos llevar a tu hermano también a comer, conozco un lugar muy bueno que les va a
gustar—. Insiste.

—No debería aceptar… lo siento—. Vuelve a negarse ella.

KyungJae se muerde el labio inferior al notar ligeramente abierta la blusa raída de Narae. Quien por acomodar sus
cosas, no se preocupa por su vestimenta.

—Narae—. Alguien a sus espaldas la llama, ambos jóvenes se voltean ante el llamado. —Narae es tarde, debemos
irnos—. Prácticamente se oye el mandato en su voz.

—HoSeok—. Murmura Narae al verlo cerca, no le gusta cuando le habla de aquella manera, tan
sobreprotectoramente.
—Vamos—. Vuelve a ordenar, tomando el bolso de la jovencita, pero Narae se lo impide.

—Espera, HoSeok—. Narae intenta alejarse.

—Se un caballero, no obligues a la dama a hacer algo que no quiere—. Interviene KyungJae, pero HoSeok
prefiere ignorarlo.

—Vamos por TaeTae, él nos está esperando—. Informa HoSeok, y Narae sacude su cabeza en reacción.

—Oh TaeTae, si vamos—. Contesta, sin embargo ambos muchachos se dan cuenta del estado ido de la joven.

—Espera, Nana—. HoSeok se quita la chaqueta marrón y se la coloca con rapidez a Narae, tapándole el pecho y
los brazos. —Hace frío—. Murmura sin dejar de mirar con el ceño fruncido hacia KyungJae, quien ríe sarcástico
ante su actitud.

—Tengo calor, HoSeok—. Se queja Narae, sin embargo no se quita la prenda y se deja llevar por HoSeok, quien
la sujeta con ambos brazos, rodeándola por la cintura.

Olvidando por completo a KyungJae.

—HoSeok—. Narae le habla en voz bajita, susurrando apenas y dejando de caminar luego de unos minutos fuera
de la universidad. El joven se detiene a su lado y la mira, suspira y con confianza la jala de la mano para
estrecharla entre sus brazos, Narae se deja hace y pega su rostro al cuello de su amigo. —Quiero preguntarte algo.
Por favor necesito que seas sincero conmigo. —Murmura sin moverse, él mueve la cabeza en señal que la está
escuchando. —Si me voy con TaeTae, ¿podrías cuidarte bien sin nosotros?

—¿De qué hablas, Nana? —Pregunta confundido.

—Vas a alimentarte como debe ser ¿cierto?

—Nana…

—¿Extrañarías mucho a TaeHyung si me lo llevo muy lejos, HoSeok? —Pregunta con la voz ligeramente
temblorosa, ha comenzado a sollozar, sin mirarlo al rostro, acurrucada aun contra su cuerpo.
—¿Me quieres abandonar, Nana? —HoSeok se oye triste, aferrándose a la cintura de ella ante la idea de quedarse
lejos de ambos.

—Quiero que todo esto acabe, HoSeok—. Expresa ella apartándose de su abrazo.

—Eh, Nana—. HoSeok se separa de ella y colocando una mano debajo de su mentón, la obliga a mirarla a los
ojos. Su corazón se estremece al ver sus ojos chocolates inundados en lágrimas. —Narae…

—Hoy en la mañana… hoy… —Narae se suelta de HoSeok, pero este no la deja ir, sosteniéndola de la mano, le
da valentía a que continúe. —Cuando desperté, cuando baje las escaleras esta mañana… TaeTae estaba limpiando
la casa, HoSeok… él…

—Él siempre ayuda ¿no es así? —Pregunta HoSeok intentando sonreír.

—Eran apenas las cinco de la mañana… él no había dormido anoche, él… él estaba muy mal…

HoSeok la suelta de la mano y la sienta sobre una piedra maciza, la oye llorar mientras continua su relato.

—Papá l-lo ha golpeado otra vez… él… esta vez él… —Narae se cubre el rostro, y la carita irreconocible de su
hermanito aparece entre recuerdos.

TaeHyung le sonreía a pesar de tener el rostro hinchado y pintado de rojo, aquella mañana. Su padre había
agarrado las tijeras y había hecho un destrozo en sus largos cabellitos dorados. Sus rulos traviesos habían
desaparecido y llevaba varios huequitos por toda su cabecita. Además del corte que bajaba por su mejilla
izquierda, desde la base de su ojito miel hasta su labio.

TaeHyung parecía un estropajo listo para ser echado, caminaba de un lado a otro intentando limpiar el destrozo de
su padre ebrio. Pero él mismo iba manchando el lugar con gotas de sangre, aunque él seguía insistiendo en limpiar
el lugar.

“Papá se enteró que aún no soy un hombre”, fue la explicación razonable que encontró TaeHyung ante la furia de
ese hombre ante su pequeñita figura. “Papá dice que esto es mi culpa, por no querer ser un hombre de verdad”.
Narae se había quedado quieta observándolo. TaeHyung sonreía, él seguía sonriendo, regalándole esa hermosa
sonrisa geométrica, solamente para ella. Y Narae no había respondido ante sus palabras, no había respondido ante
su sonrisa.

“Papá dice que mejor no hubiese nacido, porque nací mal, nací enfermo… nací defectuoso… y yo debí haber
muerto hace mucho… Nana ¿soy así de malo? ¿De verdad le hago daño a todo el mundo, hermanita? ¿Nana, de
verdad nadie me va a amar si sigo así de enfermo?”

TaeHyung se tocaba la mejilla izquierda, abriéndose la herida hecha por el filo de las tijeras, provocando que la
sangre vuelva a brotar. Pero él seguía sonriendo.

“Nana, ¿me extrañarías si decido irme? ¿Me echarás de menos si desaparezco para siempre?... ¿Me perdonarías si
prefiero irme con mi abuelita, Nana? ¿Podrás ser fuerte y feliz sin mí, hermanita?”

—Está vez él… él no quiere sanar, HoSeok… —Llora entre sus manos, HoSeok se ha agachado frente suyo,
apoyando sus manos sobre sus rodillas para intentar verla al rostro.

—TaeHyung es muy fuerte, Narae, verás que va a estar bien—. Asegura con suavidad en la voz.

—N-No… —Narae niega con la cabeza, intentando quitar las lágrimas de su rostro. —Esta vez es diferente… él
ha decidido renunciar a todo, HoSeok… él no quiere mi ayuda, él no quiere nada de parte mía… él me alejó esta
mañana… TaeHyung ya no quiere seguir adelante… no lo va a hacer… —Llora con miedo.

—Van a ir los dos a mi casa, no van a tener que pasar por esto otra vez… vamos a ir a los guardias y
denunciarlos, vamos a alejar a tu padre de ustedes. Él no les hará daño de nuevo.

—No podemos hacer eso, HoSeok—. Narae se pone de pie y mira hacia el cielo.

—Claro que si podemos, Narae.

—¿No entiendes acaso? TaeHyung… mi TaeTae estaría dispuesto a dar su vida solo para ver sonreír a papá…
para darle felicidad a mamá… mi hermanito no le importa sentir dolor si sabe que nosotros estamos bien…

—Tu padre no lo quiere, TaeHyung no debería tener consideración por él siquiera… —HoSeok la toma de la
mano, entrelazando sus dedos con los de ella.
—Pero TaeHyung no es una persona mala, él lo ama… TaeTae haría lo que fuera para que ellos sean felices… el
corazón de mi hermanito es demasiado puro, HoSeok—. Y es la primera vez que Narae desea que habite la
maldad en una persona.

×××

—¿Qué hace aquí? No debería estar aquí, TaeHyung.

Yang Mi lo mira desconcertada. Frente a ella está su pequeño amigo, cubierto con una túnica negra, de pies a
cabeza, no puede ver su rostro pero su voz la ha reconocido a la primera palabra.

—Quiero despedirme, Mimi—. Susurra TaeHyung bajando la túnica para cubrir más su carita. La cual sigue llena
de heridas y sangre seca, se había escondido de Narae cuando ella intento curarlo aquella mañana.

—¿Despedirse? —Pregunta ella sin entender. Arrodillándose más por la pequeña rendija que da a la calle.

—Sí, yo quiero que mi papá sea feliz y esté orgulloso de mí, entonces si me voy él podrá ser feliz…

—Espere, no le entiendo.

—Yo quiero irme, Mimi…

—¿Puede ir hacia la carpa blanca que está tras de la cabaña, por favor? Sólo deme diez minutos y lo veré ahí…
por favor, TaeHyung.

—Está bien, Mimi, esperaré ahí.

Yang Mi corre hacia la habitación que suele compartir con más jóvenes, está anocheciendo y la mayoría está
preparándose para su rutina de la noche, sin pensarlo mucho, tiende todas sus pertenencias sobre su sábanas y las
envuelve en un solo bulto, se viste de prisa y esconde sus zapatillas entre la tela, colocándose las clásicas batas de
ese lugar, sale de ahí, simulando que lleva ese cúmulo de prendas hacia las cestas de ropa sucia.
Con la cabeza cabizbaja, camina por los enormes pasillos. Sus latidos resuenan contra su pecho, pues está
nerviosa y no lo ha pensado dos veces, ella también quiere irse, ella también desea alejarse de ahí y ha
abandonado todo, incluso a su madre, quien era la única que la retenía en tan asqueroso lugar.

—¿TaeHyung? —Llama bajito al llegar a la carpa, suelta un pequeño gritito cuando lo ve salir de la oscuridad.

—No hagas bulla, Mimi—. Pide sonriendo bajo la capucha. Sus ojitos bajan a las manos de la joven e intenta
preguntar, pero ella lo toma de una mano.

—Debemos irnos, no demorarán en darse cuenta que no estoy, vamos—. Pide rogando, caminando de prisa, casi
corriendo hacia un claro de lago.

Cuando Yang Mi se asegura de haberse alejado lo suficiente, se detiene y se quita su improvisada capucha, le
sonríe a TaeHyung, pero este se acerca a ella y la abraza con delicadeza.

—¿Por qué? ¿Q-Qué te pasó? —Pide saber, sin soltarla.

Yang Mi se separa de él y también le baja la túnica, ambos se miran y comienzan a reír.

—Le juro que yo no dije nada, lo juro, TaeTae… no sé cómo se enteraron—. Dice ella sentándose sobre el
césped.

—Sé que no es tu culpa, Mimi—. TaeHyung estira la mano y acaricia con delicadeza la mejilla lastimada de la
muchacha. —Lo siento mucho, Mimi… te golpearon mi culpa.

Yang Mi sacude la cabecita y sonríe aún más. —Sólo fue porque su padre pidió el dinero de regreso y no se lo
dieron—. Explica ella. —Luego solamente me castigaron… pero está bien, no importa.

—Si lo hubiésemos hecho esa noche… no estarías lastimada—. Dice susurrando, Yang Mi baja la mirada
avergonzada, TaeHyung no deja de acariciar su mejilla.

—Bueno, al menos me veo mucho mejor que usted—. Bromea ella, y TaeHyung comienza a reír.

—Papá dice que el cabello largo es sólo para las mujeres—. Comenta intentando aplanar sus rizos cortos, que se
disparan en toda dirección sobre su cabecita.
—Con todo el respeto del mundo, TaeHyung, su padre es un idiota.

TaeHyung se encoje de hombros y baja la mano, sin dejar de mirar el pequeño rostro de Yang Mi. —No puedes
venir conmigo, Mimi—. Susurra.

—Lo sé… usted no puede venir conmigo tampoco—. Acepta ella mirando hacia una pequeña oruga colgada de
una fila rama. —Creo que si yo deseara quedarme, entonces insistiría en ir con usted.

—Mimi…

—¿Podría regalarme un beso de despedida, por favor? —Pregunta ella sonriente.

—Mimi, yo no…

—Sólo para saber que al menos una persona me quiso… por favor—. Implora.

TaeHyung asiente y gateando se acerca a ella, hasta colocarse entre sus piernas.

—Eres muy bonita Mimi, deberías buscar a alguien que te pueda cuidar… yo no podría hacerlo, por ello no puedo
llvarte conmigo—. Se explica con las mejillas rojizas.

—Nadie querría a alguien como yo, TaeHyung—. Murmura ella acunando el rostro de TaeHyung, el semblante
de él está tranquilo.

—Yo querría a alguien como tú… si las cosas fuesen diferente para mí… estaría con alguien como tú, Mimi…

—¿Me querría a pesar de todo? —Pregunta ella con esperanza. TaeHyung asiente y ella cierra los ojos con una
sonrisa. —Usted me hace feliz. —Susurra antes de acercarse a la bonita y maltratada carita de TaeHyung.

Su beso es suave y efímero, Yang Mi cierra los ojos y TaeHyung no puede evitar de dejar de mirarla, ella es
realmente hermosa, es muy bonita y delicada, pero él no la puede ver de aquella manera, él no podría cuidarla, no
cuando no puede cuidar de sí mismo aún, no cuando no pudo cuidar de su hermana.

Cuando se han separado, Yang Mi mira hacia abajo, dándose cuenta que TaeHyung no trae ningún morral con él.

—¿Y sus cosas, TaeHyung? —Pregunta buscando alrededor.


TaeHyung se encoge ante la pregunta. —No pienso regresar, Mimi… me voy a ir para siempre… —. Responde
con una sonrisa triste.

—¿Qué hacen dos niños en mis terrenos?

La voz se escucha entre los árboles, ambos se giran con miedo, intentando ver pero es una sombra enorme que se
eleva sobre ellos.

Los ojos negros y hundidos los atemorizan, quedándose inmóviles sin saber qué hacer.

—¿¡Qué es lo que hacen aquí!? —Exige saber el desconocido, saliendo por fin y quedando iluminado bajo los
rayos de la luna.

Su figura es impresionante, su duro rostro y su cabello púrpura, su visión completa se alza ante ellos y TaeHyung
con miedo se para frente a él, tratando de esconder a Mimi con su fino cuerpecito.

—Será mejor que respondan antes que llame a mis lobos y no quede nada de ustedes—. Amenaza.
022

—¡No estábamos robando! —TaeHyung grita ante la falsa acusación de ese extraño hombre, se ha parado frente a
Yang Mi y con los puños firmemente apretados, está dispuesto a defenderla.

—¿¡Entonces que hacen a estas horas en mis tierras!? —Exige saber dando largos pasos hacia los dos pequeños,
una vez cerca se da cuenta que en realidad son niños asustados, parecen estar perdidos.

—N-Nos íbamos a casa—. Responde TaeHyung con miedo, sin moverse de su lugar aun cuando el extraño está a
centímetros delante de él.

—Pero TaeTae, no tenemos a donde ir… —Susurra Yang Mi en su oído, sin embargo el desconocido logra
escucharla.

El hombre alto y musculoso se pasa una mano por sobre sus cabellos purpuras, decidiendo que hacer.

—Calla Mimi, sólo debemos dejar que nos deje ir sin que nos haga daño, ya veremos donde pasar la noche—.
Responde TaeHyung en otro susurro, pero el desconocido logra oírlo a la perfección.

—¿Son conscientes que no saben hablar en susurros, cierto? —Pregunta levantando una ceja, relajando su
posición y abandonando su actitud violenta.

—P-Por favor… no hemos tocado nada… solo déjenos ir—. Yang Mi pide en voz bajita, aun escondida tras de
TaeHyung.

—¿Cuáles son sus nombres? —Pregunta el mayor dando dos pasos hacia atrás, intentando asustar lo menos
posible a los pequeños.

—¿Por qué quieres saber eso? ¿Piensas pedir rescate por nosotros, acaso? —Pero TaeHyung desconfía totalmente
ante su repentina amabilidad.

—Mira mocoso, si tú no quie-

—Yo soy Yang Mi, y él es TaeHyung, por favor no nos haga nada—. Ruega la pequeña aferrándose a la túnica
negra de su amigo.
—Bien, yo soy NamJoon—. Se presenta de manera osca, aun así Yang Mi asiente y tira de la capucha de
TaeHyung, dejando ver su maltratada carita y su horrible corte de cabello.

—¡Ya! ¡Mimi! —TaeHyung se gira con rapidez, avergonzado intenta cubrirse nuevamente con la vieja capucha.
—No hagas eso, estoy muy feo—. Dice con un puchero en sus labios.

—Él necesita medicina y descansar, por favor, por esta noche, déjenos quedar junto al río—. Pide ella
abandonando su escondite y juntando sus manos en súplica. —No tomaremos comida alguna, sólo un poco de
medicina y un lugar caliente para él.

—Mimi—. TaeHyung sin embargo intenta callarla, él no quiere quedarse.

—Yo puedo buscar alguna fruta para que coma, TaeHyung usted necesita descansar en un lugar caliente y dejar
que todas esas heridas sanen—. Yang Mi habla con rapidez, TaeHyung refuta y al parecer ambos se han olvidado
de la imponente presencia de NamJoon.

—Los dos se callan—. Pide en voz alta, ambos jovencitos se giran a mirarlo de inmediato. — ¿Qué te pasó en la
cara? —Pregunta mirando directamente a la carita de TaeHyung, este baja la mirada avergonzado.

—Es que su padre es un hombre idiota, señor—. Yang Mi responde al ver el silencio de TaeHyung, sin embargo
recibe un ligero golpe en las costillas por parte del menor. —¿Qué? Es cierto.

—No lo llames así…

—¿Tu padre te hizo eso? —NamJoon se acerca a ellos nuevamente y con una mano, levanta la carita de
TaeHyung, este se queja ante el fuerte jalón recibido.

—Estoy bien—. Dice intentando apartarse, pero NamJoon aprieta su agarre ligeramente y sin querer lastimar más
el rostro de TaeHyung, lo levanta. —M-Me duele…

—Oh perdón—. Se disculpa y lo suelta de inmediato, sus ojos se desvían hacia Yang Mi y también nota algunos
golpes en ella, aunque son mucho más leves que los golpes en la carita de TaeHyung— ¿Ustedes son hermanos?
—Pregunta curioso, pero ambos niegan con rapidez— ¿A ti porque te golpearon?
—Porque estuve viviendo con malas personas por mucho tiempo—. Responde ella con la voz calmada. —
¿Puede, por favor dejarnos dormir en su casa? —Vuelve a insistir.

—Mimi, no nos vamos a quedar.

—NamJoon, cariño ¿está todo bien ahí? —Una voz muy suave se oye entre la maleza, los arbustos se remueven y
todos se giran a mirar hacia el claro.

Una bella jovencita sale de entre los gigantes troncos, está descalza y lleva flores en el largo cabello castaño.
Además que su largo vestido color tierra, se ciñe a su fina figura, su rostro es amable y una expresión de sorpresa
aparece cuando ve a su prometido junto a dos jovencitos.

—Oh, cariño ¿Quiénes son? —Pregunta tomándolo del brazo, posando sus ojos verdes en ambos desconocidos.

—Yo soy Yang Mi y él es TaeHyung—. Se apresura a presentarse Mimi con una sonrisa en el rostro.

—NamJoon…

—Ah, Ara… creo que los llevaré conmigo a la cabaña… sí, eso haré… los llevaré conmigo a la cabaña—. Dice
NamJoon no muy seguro. —¿Puedo llevarlos con nosotros a la cabaña?

—Está bien, Joonie. No me opongo. Pero creo que deberías explicármelo, cariño—. Pide ella besando la mejilla
de NamJoon, él sonríe tímido dejando asombrados a TaeHyung y Yang Mi, ¿en serio le tenían miedo a ese chico
frente suyo?

—Chicos, ella es Go Ara, mi prometida—. Habla con un notorio orgullo.

—Eh, y la futura mamá de su bebé—. Agrega Ara golpeando suavemente con una mano el hombro de NamJoon,
pero acariciando con suavidad su barriga aun plana con la otra.

—Cierto, es la mamá de mi princesa—. NamJoon se agacha y besa delicadamente el vientre de Ara, ella
comienza a reír ante el cambio de su pareja.

—Aún falta mucho para saber si es hombre o mujer, cariño—. Ara peñizca la mejilla de su prometido y él asiente
sin replicar.
Yang Mi y TaeHyung se miran perplejos, dudando en que el cambio es real o volverá esa figura impresionante y
temible ante ellos.

—Vamos a la cabaña, tú necesitas sanar tus heridas—. NamJoon se endereza y entrelazando sus dedos con los de
Ara, comienzan a caminar entre la espesura del bosque.

—¿De verdad iba a echarnos a los lobos si intentábamos pelear? —Pregunta Yang Mi acercándose a la joven
pareja.

Ara comienza a reír ante las palabras de Mimi. —Ay no, NamJoonie, ¿de nuevo con eso? —Cuestiona divertida.

—¿Qué? Ellos si me hacen caso—. Se defiende mirando de lado a TaeHyung, quien a comenzando a avanzar con
lentitud, quedándose atrás.

—Sólo uno de ellos y hace mucho que no viene a verte—. Comenta Ara sin dejar de reír.

TaeHyung comienza a toser de pronto, apoyándose de algún tronco, intenta parar el repentino ataque.

—Cariño—. Ara llama la atención de NamJoon y le obliga a regresar por el pequeño niño.

—¿Estás bien? —Pregunta NamJoon inclinándose ante él, intentando ver su rostro. TaeHyung asiente con la
cabeza levemente. —No mientas, no parece que estuvieses bien.

—Solo pienso que estoy agotado—. Susurra volviéndose a enderezar.

—NamJoon—. La voz de Ara es suave, sin embargo NamJoon sabe lo que su prometida le está pidiendo.

—Bien—. Se agacha y pasando los brazos por debajo de las piernas de TaeHyung, lo carga sobre sus hombros.

—¡Puedo caminar! —Exclama TaeHyung avergonzado, comenzando a golpearlo levemente en la espalda.

—TaeHyung, usted está pálido, yo pienso que no puede caminar—. Comenta Mimi. Y aunque el pequeño
adolescente sigue haciendo su berrinche, ninguno de los presente le hace caso en realidad.

La cabaña de NamJoon y Ara, está a la orilla del río, a su alrededor hay muy pocas cabañas y el claro donde están
es realmente oscuro, el pequeño hogar es cómodo y pequeño, hecho de grandes robles y hojas de palmeras secas,
tiene una visión rustica, sin embargo TaeHyung y Mimi se quedan sorprendidos ante lo hermoso que es.
—Cariño, sirve un poco de caldo para nuestros invitados por favor—. Pide con amabilidad Ara, mientras busca
entre unas cajas de madera, con una sonrisa alza unas tijeras viejas en lo alto. —Lo encontré—. Dice sonriente.

Ara se acerca a TaeHyung, pero él se aleja de ella de inmediato.

—¿Qué vas a hacer? —Pregunta sin dejar de mirar las tijeras.

Ara ladea la cabeza a un lado y dándose cuenta del porqué de su miedo, sonríe suavemente. —En el bosque,
dijiste que te mirabas feo—. Susurra acercándose a él, luego de dejar las tijeras en una silla de madera. —Piensas
que te ves feo por el descuidado corte que llevas, cariño, pero en realidad te ves muy bonito… pienso que con la
carita lavada y sana, debes ser realmente muy bonito—. Le dice sin dejar de sonreír.

—En realidad, lo es. —Interviene YangMi sentándose al lado de donde Ara dejó las tijeras. —Lo hubieses visto
sin todo eso en la cara y con el cabello dorado largo, cayendo alrededor de su cabecita, TaeHyung es la persona
más hermosa que puedas ver—. Asegura con una sonrisa.

TaeHyung baja la cabeza avergonzado, con las mejillas sonrosadas, rechaza el cumplido. —No soy lindo, no
tengo nada de especial, por favor no digan eso—. Pide entre susurros.

Ara mira preocupada YangMi, pero la jovencita solamente se encoje de hombros. —TaeHyung—, lo llama
suavizando más su voz. —Tal vez, necesitas mirarte a través de otros ojos, cariño, yo nunca he visto criatura más
bonita y frágil que tú… por favor, déjame arreglar tu bonito cabello y poder ver tu belleza en todo su esplendor.
—Pide ladeando la cabeza, una flor cae sobre sus ojos verdes, y TaeHyung ríe bajito ante el gesto de la chica.

—Me gustan mucho tus flores. —Acepta.

—Tengo muchas coronas de flores, te daré las que desees si me dejas ayudarte. —Propone.

TaeHyung mira a YangMi, quien asiente con la cabeza dándole confianza. —Está bien, gracias Ara.

—A ti, cariño—. Dice tomando su manito para llevarlo sobre las sillas y quitarle la capucha.

NamJoon sonríe al ver la gentileza de su novia, esa dulzura que lo enamoró y adora. Agradece internamente
haberla encontrado, mientras termina de extender los platos ante sus invitados y comenzando a hervir algunas
hierbas para curar a TaeHyung luego de su corte de cabello.
La cena es tranquila y amena, TaeHyung se siente cómodo y aceptado en esa pequeña cabaña. Rápidamente
piensa en que se sentiría tener una familia que lo aceptara tal cual es, aunque sabe que tiene el amor de Narae, él
anhela la aceptación de sus padres también.

Desde hace mucho que TaeHyung no se levanta con los débiles rayos del sol, ni con los arrullos del rio contra las
rocas. Definitivamente TaeHyung nunca había despertado de aquella manera y se sentía extrañamente calmado,
feliz.

De un salto, baja del camarote que gentilmente, NamJoon le cedió. Mira a su alrededor y aun adormilado recuerda
su aventura de la noche pasada. Camina pesadamente hasta las risas de la joven que acababa de conocer. Observa
desde la ventana un cuadro muy hermoso y lejano para él.

NamJoon está sentado a un lado, acomodando la leña para evitar que el fuego se apague, está friendo pescado. Y
a unos metros de él, está Ara y Yang Mi, parecen estar conversando animadamente mientras acomodan unas telas
de hermosos colores.

Pero sus ojitos se abren de par en par cuando Ara sostiene en lo alto lo que él pensó, eran simples telas. Un
hermoso vestido verde pastel se abanica con el suave viento, el corte y detalles es precioso y minucioso, sin
pensarlo si quiera, abre la puerta y corre hacia ellas. Necesitaba admirar de cerca ese vestido.

—Buen día, TaeHyung—. Saluda Ara con una sonrisa. — ¿Cómo te sientes?

—Buenos días, Ara… bien, dormí bien, muchas gracias. —Responde sin dejar de mirar la prenda.

—Le queda bien su nuevo corte—. Halaga Yang Mi colocándose a su lado, lo mira sonriente y su risa crece
cuando ve a TaeHyung sonrojarse.

—Ah… ¿tú crees Mimi? —Pregunta llevándose una mano a su cabello.

—Te ves muy tierno—. Ara se acerca a él y con una mano comienza a acomodar los pequeños rizos del cabello.
Su cabello está corto pero Ara encontró la manera de salvar algunos rizos pequeños que quedaban en su dorada
cabellera. —Ahora sólo debes descansar y comer bien ¿de acuerdo? —Aconseja ella acariciando su mejilla.

—Gracias, Ara… muchas gracias también NamJoon—. Agradece con una venia, ambos muchachos sonríen ante
la gratitud del pequeño.
—No es nada—. Responde NamJoon moviendo algunas ramillas para mover el pescado frito.

TaeHyung vuelve sus ojitos miel hacia el vestido que sostiene Ara, desea tanto sentir la tela. Ara se da cuenta del
interés de TaeHyung, y con una suave voz llama su atención.

—TaeHyung, ¿te gustan los vestidos? —Pregunta la muchacha bajando el vestido sobre una pequeña mesa de
madera.

—¿Eh? Oh… no, no… —Niega sonrojándose aún más. —Los vestidos son para las niñas—. Agrega con rapidez.

Ara ladea la cabeza y quitándose la corona de flores amarillas, vuelve al lado de TaeHyung. —Las flores te
quedan muy bien, resaltan tu belleza, TaeHyung—. Comenta arreglando la corona sobre la cabecita de TaeHyung,
este agranda los ojos ante sus palabras.

—¿M-Me veo bien? —Tartamudea bajando la mirada.

—Muy bien—. Responde Yang Mi con rapidez, llevando el vestido con ella. — ¿Y sabes que es lo que combina
con una hermosa corona de flores?

TaeHyung la mira con curiosidad. — ¿El vestido? —Pregunta con miedo.

—¡Exacto! Pienso que te quedará bien, ¿Por qué no te lo pruebas, TaeHyung? —Ofrece Ara tomando la prenda
con delicadeza y extendiéndoselo a TaeHyung.

—Pero… los vestidos son para las chicas… —Susurra mirando de reojo a NamJoon, quien se ha puesto de pie y
ha ido al río a sacar un poco de agua con un balde de metal.

—NamJoon—. Ara alza la voz y su pareja se voltea de inmediato a mirarla. —¿Crees que TaeHyung se verá bien
con un vestido? —Pregunta y con una dulce mirada le advierte que más le vale estar de acuerdo.

—Yo… hum… si… creo que sí… las flores te quedan bien, sería una buena combinación con el vestido—.
Responde dudando, sin embargo los ojitos de TaeHyung brillan ante la aprobación.

—¿De verdad? ¿No te molesta que un hombre use vestido? —Pregunta sorprendido y entusiasmado.
NamJoon se encoje de hombros regresando junto al fuego. —Pues no, si a él le gusta, entonces está bien… no le
veo lo malo—. Le dice sonriendo y mostrando sus bonitos hoyitos a cada lado de sus mejillas.

—¡Te amo, NamJoon! —Exclama Ara entusiasta. NamJoon se sonroja y con una sonrisa le manda un beso. —
Pruébatelo, TaeHyung. —Anima.

—Sí, creo que está bien si me lo pruebo…

Ara le extiende el vestido y TaeHyung lo acepta con la mirada baja. —Póntelo en la casa—. Invita y el joven
asiente, corre hacia el cuarto y no demora mucho en quitarse la ropa que NamJoon le prestó la anterior noche.

TaeHyung siente la suavidad de la tela, con nerviosismo se coloca el vestido por la cabeza, con mucho cuidado de
no maltratar la corona de flores, se acomoda la voluminosa falda y se maravilla cómo estas caen en armonía desde
sus caderas hasta sus pies. Se sorprende que es de su talla.

Se para delante del espejo de cuerpo completo y se mira admira en el cristal. El vestido es hermoso realmente, no
es como el que le cose Nana, por el contrario, es más elaborado y elegante. Los tirantes que pasan sobre sus
hombros parecen trenzas de flores y el corsé forma su cintura delicadamente.

Se gira levemente y mira por el espejo las tiras que caen por su espalda, no puede atarlas el mismo. Se muerde el
labio con timidez. Le tiene que pedir a Ara que las ate por él.

—Oh—. Ara se pone de pie al verlo salir lentamente de la cabaña. —Oh vaya—. Susurra al acercarse a él.

—TaeHyung, usted se ve esplendido—. La suave voz de Yang Mi se alza ante el silencio.

—Gracias—. Agradece TaeHyung abrazándose así mismo. —Yo… este… Ara… —Intenta pedir ayuda para las
tiras colgantes en su espalda.

—Oh, sí, yo las ato—. Ara ajusta sin apretar demasiado el corsé en el esbelto cuerpo de TaeHyung. —Nunca
antes había visto alguien tan hermoso como tú—. Le dice cuando al fin le ha dado la vuelta para admirarlo por
completo.
—¿TaeHyung? —NamJoon lo mira con una ceja alzada. El muchacho asiente sonrojado, sin mirarlo al rostro. —
Pareces hermana de Ara y Yang Mi, te ves igual de bien que ellas—. Le dice provocando que las mejillas de
TaeHyung se tiñan de un carmesí intenso nuevamente.

—G-Gracias.

Yang Mi enciende una radio, se ve animada y contenta ante la aceptación de su amigo. —TaeHyung ¿usted sabe
bailar? —Pregunta alzando levemente la música.

—Yo si se bailar. —Murmura su respuesta.

—¡Yo quiero verte bailar! —Pide Ara jalándolo de la mano y llevándolo cerca a Yang Mi y la radio.

—Creo… creo que está bien. —Acepta.

Ara se sienta sobre un roble y observa a ambos jóvenes coordinar sus pasos. NamJoon se para a su lado
avisándole que el desayuno está listo. —Un minuto solamente, cariño—. Pide Ara en un puchero, NamJoon
asiente besándole la frente.

Yang Mi se sorprende ante la habilidad que posee TaeHyung en el baile, ha copiado sus movimientos a la
perfección, a pesar de que parece estar adolorido aún.

Ara y NamJoon aplauden con entusiasmo el talento de ambos jóvenes, TaeHyung hace una venia cuando
terminan la danza, con cuidado se lleva una mano a sus cabellos para asegurarse que la corona no se ha caído de
su cabeza.

—TaeHyung bailas increíble—. Comenta Yang Mi cuando se han sentado en la mesa. —¿Quién te enseño a
bailar así? —Pregunta curiosa.

—Mi hermanita mayor, Nana me ha enseñado a bailar—. Dice con tristeza al recordarla. Solo ha pasado una
noche lejos de ella y la extraña demasiado, aunque debe aceptar que extrañamente se siente cómodo con ellos, se
ha cambiado el vestido y está usando nuevamente la ropa de NamJoon, le queda enorme, pero es cómoda.

—Tu hermana debe ser muy talentosa—. Comenta NamJoon y Ara lo mira de reojo. —Mi amor, tú también debes
enseñarle a bailar—. Dice con rapidez ante la mirada de su novia.
—Desde luego que sí, pero yo te voy a enseñar otro tipo de baile—. Dice sonriendo de oreja a oreja.

Los tres chicos la miran dudando. —Mi amor… —NamJoon quiere preguntar a qué se refiere.

—Tienes que bailar un poco más atrevido, TaeHyung… tu figura es hermosa, tu rostro parece de ensueño,
cariño… pienso que todo tú puede enamorar a cualquiera…

—Ara—. NamJoon intenta adivinar a dónde quiere llegar.

—TaeHyung, tienes todo para conseguir a cualquiera… yo te voy a enseñar a bailar más atrevido, cariño. —
Asegura guiñándole un ojo.

—¿Más atrevido? —Pregunta sin entender.

—Así es, sacarás todo tu potencial conmigo—. Afirma con una enorme sonrisa.

TaeHyung mira YangMi, intenta pedirle ayuda para entender que es lo que Ara intenta decir.

YangMi ríe y rueda los ojos ante la inocencia de su amigo. —Ay Tae, lo que ella desea es enseñarle a bailar
sensualmente.
023

—¿Papá? ¡Papá! —Narae se levanta de un salto y corre hacia su padre, quien está tambaleándose sobre su propio
eje, al parecer está ebrio.

—¡Narae! ¡Hija mía! —Exclama el viejo hombre, ríe y tropieza mientras avanza hacia la puerta de su casa.

—¡Papá! —Narae grita enojada, llorando avanza hacia él e intenta ayudarlo, aunque su frágil figura no puede
cargar con el peso de su progenitor. — ¿Por qué? ¿Por qué me haces esto papá?

El viejo hombre empuja a Narae para luego caer sentado sobre la tierra. Sin dejar de reír.

Narae se tambalea levemente pero no cae junto a su padre, lo mira en el piso y no puede soportar el hecho que su
padre esté tan contento cuando su hermanito ha estado perdido por tres días.

—¡Es tu culpa! —Chilla ella señalándolo. — ¡Por tu culpa mi hermano está perdido! ¿Cómo puedes estar tan feliz
cuando no sabemos nada de TaeHyung? ¡Tu hijo está perdido y es tu culpa, papá!

—¿Mi culpa? —Su padre intenta ponerse de pie pero vuelve a caer sentado. —TaeHyung no se fue por mi
culpa… Narae… ¿lo sabes verdad?

—Fue por tu culpa, papá… él no se hubiera ido si tú… si tú…

—¡Guarda silencio! —Le ordena en un grito y Narae da un respingo ante el grito. Aprieta los puños y baja la
mirada sin dejar de sollozar. —Eh estado celebrando, Narae—. Dice entre hipos.

—¿Qué? —Narae se muerde el labio inferior al oír sus palabras.

—¡Eh estado celebrando! —Suelta alzando las manos. — ¡Tu hermano no es un maricón! ¡TaeHyung es un
hombre! —Celebra, Narae frunce el ceño y alza la mirada.

—¡No te atrevas a insultarlo! ¡A mi hermano no! —Narae avanza hacia a su padre, dispuesta a enfrentarlo, pero
lo que sigue vociferando el hombre la paraliza en su sitio.
—¡Tu hermano se fugó con una prostituta! ¡Tu hermano se consiguió una novia! —Comienza a aplaudir, ya
muchas personas están mirando la situación con vergüenza ajena. Pero ambos, Narae y su padre parecen no
importarle.

—Eso no es verdad… él no se relacionaría con ese tipo de personas. —Narae se oye firme en sus palabras,
definitivamente ella sabe que TaeHyung es demasiado puro para ser amigo de prostitutas o aun peor, hacerse
novio de alguna de ellas.

—Todo este tiempo temiendo porque mi hijo sea un maldito marica, pero no… tu querido hermanito, él muy
idiota se ha estado viendo con una puta, a tus espaldas, a mis espaldas… a escondidas… —El hombre vuelve a
reír y tirarse sobre la tierra.

Narae abre la boca, sin embargo no emite sonido alguno, está consternada ante las palabras de su padre, no puede
creer que eso le haga feliz. Definitivamente ello no es para celebrarlo.

Retrocede sobre sus pasos y entra a su casa apresurada, dejando atrás a su patético padre. No puede seguir ahí, así
no, definitivamente no.

—Narae—. Su madre la llama en voz baja cuando la ve entrar, Narae no ha dejado de llorar. —Narae, ¿Qué
sucede?

—Mamá… mamá ¿Por qué nunca lo ayudaste? ¿Por qué nunca cuidaste de tu hijo? —Pregunta dolida, guarda
silencio por una respuesta, pero su madre no responde.

—No mereces a TaeHyung, no mereces tenerlo de hijo siquiera—. Comienza a decir, pero la vocecita de
TaeHyung se oye en su mente, la vocecita de su hermanito le ruega que no lastime de esa manera a su madre, no
de nuevo.

—Narae… lo siento mucho… —Su madre se disculpa sin mirarla al rostro. —Yo amo mucho a mi pequeño…
pero quiero… yo necesito que él…

—No mamá… yo lo siento mucho… en verdad lo siento mucho… —Narae sonríe apenas, limpiándose las
mejillas empapadas, se acerca a su madre.

—Narae…
—Te amo, mamá… pero no voy a pasar otro día sin saber de mi hermanito… no más… —Narae abraza
gentilmente a la mujer. —No puedo pasar otro día sin saber de él, quiero saber que él está bien… necesito
saberlo…

—Hija… —Su voz se oye apenas audible, Narae la mira con tristeza, decide dejarla sola, sin embargo.

Sube a su habitación con prisa y sin demora, comienza a meter ropa desordenadamente dentro de su morral. No se
preocupa en lo que toma, simplemente desea salir lo más pronto de ahí. Cuando ha terminado en su habitación,
camina apresurada a la habitación de su hermano y vuelve a realizar su acción, guardando la ropa de TaeHyung
en otro morral

×××

—¡Debes canalizar toda esa rabia de otra manera! ¡Maldita sea, Jeon! —YoonGi se queja en voz alta cuando la
pesada espada de JungKook corta ligeramente parte de su antebrazo, es apenas el filo del arma lo que le lastima,
pero YoonGi odia tener cicatrices.

—¡Esfuérzate, Min! —Demanda JungKook con la mandíbula apretada. Su rostro se torna rojizo al hacer el
esfuerzo en empuñar la espada con firmeza. — ¡Defiéndete, Min!

—¡JungKook! —Jin corre al ver como su primo está a punto de partir en dos a YoonGi. Con facilidad logra
quitarle la espada a YoonGi, empujarlo fuera de su camino y encarar a JungKook en el combate. — ¡Detente! —
Ordena Jin, pero JungKook sigue batiendo su flamante espada contra él parece no diferenciar contra quién está
luchando, parece estar siendo conducido por la ira. — ¡He dicho que te detengas! —Vuelve a clamar.

—¡Defiéndete! —JungKook vocifera con fuerza, flanquea a su adversario con la intención de herirlo, pero Jin es
hábil, ciñe la espada a su cuerpo y lo mantiene firme, recibiendo el violento impacto del arma de JungKook.

—¡Basta ya! —Jin logra golpear a JungKook en la muñeca, obligándolo a soltar la filosa espada, y con un pie,
consigue desestabilizarlo en su lugar y hacerle caer de espaldas sobre el mojado césped. —Te vas a calmar, o juro
que la usaré en serio y no te gustará para nada. —Amenaza colocando la punta filosa de metal sobre el pecho de
JungKook, impidiendo que se ponga de pie.
—¡Mierda! —JungKook golpea la hierba con sus puños, ensuciándose aún más las manos de inmediato.

Jin lo mira con desconfianza, sin levantar su propia espada de su posición amenazante contra su primo, le ordena
a YoonGi a tomar la espada de JungKook y alejarlo de él.

—¿Qué te sucede? ¿Qué tienes? ¿Por qué te estás portando de esa manera? —Indaga Jin, aun sin permitir que
JungKook se levante de su lugar.

YoonGi lo mira con desconfianza, sin embargo, se coloca al lado de Jin, ambos observan como JungKook se
tiende sobre el húmedo césped y cubre sus ojos, comenzando a reír entre sus manos.

—Te dije que debiste darle el pan dulce que tanto te ha pedido, ya se volvió loco—. Susurra YoonGi cruzándose
de brazos, Jin chasquea la lengua en señal de desaprobación.

—Será mejor que guardes silencio, Min—. Ordena sutilmente Jin, agachándose junto a JungKook, quien no para
de reír.

—Está así desde que regresamos del pueblo… ha perdido la cordura—. Comenta YoonGi resignado.

—No he perdido la cordura—. JungKook habla entre sus manos, aun cubriendo su rostro, su respiración es
agitada y temblorosa, además que su ropa está sucia y llena de tierra mojada y césped. —Aún no.

—JungKook, ¿Qué sucede? —Jin decide preguntar con cautela, alejando las armas de su primo, solo por las
dudas.

— ¿Qué que sucede, Jin? —JungKook se descubre el rostro y mira a su primo a su lado, se apoya en ambos
codos y apenas se levanta de sobre la hierba.

—JungKook, dime ¿Qué pasa? —La voz de Jin es muy suave, no desea alterarlo más.

—¡TaeHyung sucede! —Exclama con los dientes apretados.

Jin y YoonGi se miran confundidos, sin entender que sucede con ese pequeño jovencito de mirada tierna.

— ¿Sucede algo con TaeHyung? —Esta vez, es YoonGi quien pregunta totalmente curioso.
— ¡Sucede todo con TaeHyung! —Los ojos de JungKook vuelve a pintarse de rojo lentamente, las venas se
marcan en su cuello y su mandíbula se tensa aún más.

—Primero, respira… y luego, sólo así, podrás decirnos que sucede con él—. Aconseja Jin.

JungKook decide ponerse de pie, haciendo que Jin y YoonGi retrocedan unos pasos alzando las espadas para
ponerse en guardia.

—Eso no es justo, yo no estoy armado—. JungKook ríe de lado, aun su postura es rígida, pero parece querer
relajarse y pensar con tranquilidad.

—¿Puedes decirnos que pasó con TaeHyung? —Jin pregunta al bajar la espada, YoonGi la mantiene en el aire,
frente a él, pero su primo mayor levanta una mano y con una sola orden, le indica bajarla a modo de descanso.

—¡Por culpa de él, no puedo salir del palacio! —Vuelve a frustrarse, llevando ambas manos a su negra cabellera.

—¿Por culpa de él? —YoonGi parece no entender nada, pero Jin sí.

—Él no ha sido quien te prohibió la salida del castillo, fue tu padre—. Corrige Jin, molesto ante la conducta de
JungKook.

—Espera… ¿es por ese muchachito que lloraste hasta el cansancio cuando tu padre te prohibió verlo de nuevo?
—YoonGi abandona totalmente su puesto de ataque y mira a ambos chicos frente suyo.

—No lloré por él—. JungKook susurra apenas, avergonzado de haber hecho una escena delante de la familia real
aquella noche que regresaron de casa de Narae, él había hablado con su padre frente a toda su familia, y al no
haber obtenido ayuda por parte de él, lo enfrentó.

— ¿Por qué lloraste entonces? —YoonGi sigue preguntando totalmente curioso.

—Lloraste porque es injusto ¿verdad? —Jin lo mira casi con ternura, era la primera vez que veía atisbo de
humildad y solidaridad en la bonita cara de JungKook.
— ¡Claro que es injusto! —JungKook exclama dándoles la espalda, elevando las manos al cielo para luego
posarlas en sus caderas, respira pesadamente, recordar el trato de ese viejo hombre contra tan frágil criatura
le hacía rabiar.

—JungKook…

—Es injusto… es demasiado injusto como alguien de semejante volumen y fuerza puede tomar ventaja de una
persona tan delicada… tan dócil… él no puede defenderse siquiera… —Habla aun sin darle la cara. Enfurecido
ante los recuerdos y los actos ausentes de su padre ante la situación.

—JungKook, sabemos que no es justo, pero no podemos hacer nada… es por su educación… —Jin habla sin
pensar, repitiendo las mismas palabras que el rey pronunció para su hijo, para acto seguido prohibirle la salida del
castillo, prohibirle tener contacto con ese pequeño muchacho, sea de cualquier manera, JungKook no podía volver
a verlo.

—¿Su educación!? —El Sultán se gira sobre sus propios talones, y con dos grandes zancadas se para frente a Jin,
su primo es más alto que él, pero no teme al momento de tomarle por el cuello de la lustrosa camisa blanca y
apretarlo con fuerza, atrayéndolo contra su rostro— ¿¡Dijiste que está bien el maltrato hacia alguien solo porque
lo están educando!? —Pregunta apretando más su agarre.

—Ya, basta, ustedes dos no peleen—. YoonGi logra separarlos con esfuerzo. Se sorprende de las palabras de Jin,
pero le conmociona aún más saber que JungKook está enfrentando a su propia familia por alguien que apenas
conoce. —Ustedes dos no peleen ¡Ustedes dos nunca pelean!

—Estás enamorado… —Susurra Jin para sí mismo, sin dejar que los otros dos lo oigan. Sus grandes ojos cafés no
pierden en ningún instante el rostro de JungKook. Está preocupado, hasta podría decir que está temeroso, es la
primera vez que ve el miedo en su rostro, pero no sabe que es lo que teme, a que le teme.

—Si no van a ser útiles, déjenme en paz, no quiero verlos de nuevo y mucho menos oír sus idioteces—.
JungKook necesita golpear a alguien, necesita tanto deshacerse de la ira contenida, pero no desea irse en contra de
YoonGi o Jin, a pesar de todo, les tiene aprecio y no desea lastimarlos.

—Te preocupa mucho TaeHyung—. Las palabras de Jin se oyen fuertes y claras, ambos muchachos se giran a
verlo, YoonGi asiente con la cabeza pero JungKook no hace gesto alguno. —Es la primera vez que veo que te
importa alguien más que tú—. Sigue diciendo con sutiliza. JungKook rueda los ojos y se gira sobre sus talones.
—Espera, JungKook. —Jin lo toma del brazo con firmeza, impidiendo que siga avanzando. —Sé que lo que tu
padre dijo es la más grande idiotez de toda su vida, y que yo secunde sus palabras es algo mucho más idiota… —
Sonríe al notar que ha captado el interés de JungKook. —Nadie merece ser tratado de aquella forma, y mucho
menos un pequeño de tan bonito corazón—. Nota la desconfianza en la cara de su primo y sonríe divertido. —
Eres una buena persona, serás un excelente rey… aunque tal vez algo tonto…

—Me largo—. JungKook intenta seguir su camino, pero Jin lo retiene sin soltar su agarre.

—Espera, quieres ayudarlo… quieres hacer justicia para alguien que de verdad lo merece… —Jin mira hacia
YoonGi y este le extiende una enorme sonrisa.

—Sólo porque es un evento nunca antes visto—. Comenta YoonGi colocándose al lado de JungKook. —Que te
interese alguien más que tú… sólo por eso te vamos a ayudar—. Anuncia.

Jin asiente sin dejarlo ir. —Te vamos a ayudar… vamos a rescatarlo… a los tres, a Taehyung, a Narae y a
TaeHee… los ayudaremos si en verdad necesitan ayudan.

—TaeHee… —JungKook sacude la cabeza de un lado a otro, sus largos cabellos negros se agitan para ocultar su
propia sorpresa, sintiendo que ha traicionado a su pequeña princesa centrándose solamente en el pequeño de
hermosos ojos miel

—¿Nos dejas ayudarte en esto? —Pregunta Jin, soltando al fin el brazo de JungKook, este asiente con una sutil
sonrisa.

—Bien—. YoonGi comienza avanzar al mismo paso que sus primos. —Siempre he querido ser un caballero de
radiante armadura. —Comenta en voz alta, los otros dos ríen ante su ocurrencia.

×××

—¿Narae?

La voz grave se escucha cerca de ella, sin embargo, Narae no levanta el rostro y sigue cobijándose entre sus
brazos, sujetando con fuerza el morral con ropa de ella y de su hermano menor.
—Narae—. El joven se agacha frente a ella y con cuidado aparta los suaves cabellos de la chica. —Oh Narae…
—Susurra al notar que ella ha estado llorando.

—Vete—. Pide con un hilo de voz, apartándolo con una mano. Pero él se resiste.

—No puedo irme sabiendo cómo estás…

—No me importa, vete.

—No me iré, Narae.

— ¡KyungJae, vete! —Pide levantando el rostro, sus ojos rojos e hinchados no son buena señal para dejarla sola.

— ¿Piensas pasar la noche en la universidad? Narae… hace mucho frío, no puedo dejarte aquí— Le habla con
sutileza. Empero ella se pone de pie, dispuesta a alejarse de él.

—Déjame ayudarte—. Suplica en voz alta.

— ¡No! ¡No quiero tu ayuda, ni la de nadie! —Narae camina con paso rápido, pero KyungJae logra colocarse
frente a ella con facilidad, impidiéndole que se aleje otra vez.
— ¿Qué sucede? Dime que sucede, por favor.

Ella suspira con cansancio al oír sus ruegos. —TaeHyung… mi hermano, n-no lo encuentro… no he podido
encontrarlo… y-yo t-tengo miedo… yo necesito verlo… —Habla entre llantos, agachando la cabeza avergonzada.

—Narae—. KyungJae la toma de los hombros y la atrae hacia su cuerpo, la abraza con calidez y cierta timidez,
mientras que deja que la chica se desahogue entre sus brazos. —Tranquila, tranquila, Narae.

—Es mi culpa que él se haya ido—. Susurra cuando ha calmado su llanto, luego de algunos minutos.

—Claro que no, debió haber pasado otra cosa, Narae… no te preocupes ¿sí? —KyungJae sonríe y ello confunde
la mente nublada de Narae, ella se agita con fuerza, quitando esa hermosa sonrisa de su cabeza.

—Debo seguir buscándolo—. Anuncia apartándose de él.


—Es casi media noche, no andarás por ahí buscándolo.

—Entonces iré a mi casa—. Dice, sin embargo KyungJae no deja pasar esa mentira.

—No creo que tengas a donde ir ahora. —Observa inquisitivo los morrales con poca ropa, Narae intenta
esconderlo, pero es en vano. —Vamos a mi casa, mi hermano mayor está de viaje y volverá en dos días, puedes
quedarte en mi casa.

—No…

—Es peligroso que te quedes afuera por la noche. —Insiste aun con una sonrisa amable en el rostro.

—Estaré bien.

—Si algo te pasa, no podrás seguir buscando a tu hermano—. KyungJae se agacha para quedar frente a frente al
rostro de Narae, ella lo mira tan de cerca y siente su corazón golpear con fuerza contra su pecho, su rostro varonil
y su acogedor aroma la comienzan a confundir. Comienza a sonrojarse de inmediato.

—Y-Yo… y-yo estaré b-bien… —Tartamudea sin pensar.

—Cuidaré de ti, déjame cuidar de ti—. Pide acercando su rostro al de ella. Narae parpadea intentando alejarse,
pero su cuerpo no reacciona, sin embargo solo puede asentir despacio.

—S-Sí…

—Bien—. KyungJae le sonríe, y colocando una mano en la nuca de Narae, la atrae hacia él para besarla en la
mejilla, demasiado cerca de las comisuras de sus rojizos labios. —Vas a estar bien, Narae—. Promete tomando
los morrales de Narae y tomándola de la mano, la guía a su casa.
024

Sus mejillas sonrojadas y su respiración rápida lo delatan, aun cuando TaeHyung lo niega una y otra vez.

—Pienso, que debería descansar, TaeHyung—. Yang Mi en cambio, tiene el semblante fresco y el cabello
ordenado. Ella sonríe abiertamente mientras ve a su pequeño amigo apoyar las palmas de sus manos sobre sus
rodillas.

—No estoy cansado, Mimi—. TaeHyung sigue negándose, es la primera vez que está bailando tan abiertamente
con mucha libertad, sin temor a ser reconocido, sin miedo a ser juzgado. —Puedo hacer un baile más—. Dice
seguro, Yang Mi niega con la cabeza y apagando la pequeña radio, vuelve a contradecirle.

—No, debe hidratarse, además es malo gastar tantas energías y no alimentarse como debe ser—. Recrimina ella,
TaeHyung había estado evitando algunas comidas desde que amaneció.

—Mimi—. TaeHyung chilla en voz bajita, pero Ara sale casi corriendo de su pequeña casa. Seguida de NamJoon.

—Ara, amor… por favor… ¡No corras! —NamJoon exclama asustado, extendiendo sus largos brazos alrededor
del delgado cuerpo de Ara.

—Cariño, estoy bien—. Ríe ella apoyando su mano sobre el hombro de su prometido. —Respira amor, estoy
bien, no te asustes ¿sí? —Pide sin dejar de sonreír.

—Te puedes caer, te puedes lastimar—. NamJoon intenta explicarse. — ¿Qué haría yo si te pasa algo a ti? ¿O a
nuestra princesa?

—Que tierno—. Yang Mi musita ante la pequeña discusión de la joven pareja, quienes se giran en su sitio y miran
a los pequeños sonriendo. —Sería lindo tener a alguien como NamJoon—. Murmura sonrojándose, Ara levanta
una ceja ante sus palabras y acercándose a ella, se inclina levemente para mirarla al rostro.

—Todo a su tiempo cariño, algún día encontrarás a tu príncipe azul y serás la mujer más feliz del mundo… pero
eso sí, recuerda no aceptar a cualquiera solo por celos o aflicción, espera al indicado… todo llega a su tiempo. —
Le dice con una cálida sonrisa.
—¿Cómo sabré que es el indicado? —Yang Mi pregunta con una leve timidez, intentando mirarla directamente a
los ojos.

—Sólo lo sabrás, cariño—. Ara se vuelve a poner de pie y guiñándole un ojo, mira a TaeHyung. —TaeTae, te
hice un vestido—. Dice extendiéndole una bolsa de papel.

—¿De verdad? —Sus ojitos brillan con intensidad y casi automáticamente, extiende los brazos para recibir el
paquete que le extiende la jovencita de ojos verdes. — ¿Para mí?—Su emoción se evidencia en la voz.

—Por supuesto, para ti—. Le dice extendiéndole una mano. —Vamos adentro, te ayudaré a ponértelo ¿de
acuerdo?

—¡Sí! ¡Muchas gracias, Ara! —TaeHyung agradece con una venia profunda. Tomando la mano de Ara, ambos
ingresan a la casa.

NamJoon ríe ante los gestos atentos de su novia, feliz de saber que ella será una buena madre para su pequeña
princesa.

Yang Mi suspira casi inaudiblemente, pensando en tomar un poco de agua comienza a caminar para entrar tras de
los chicos.

—Mimi—. El joven de cabellos purpura y brillante sonrisa la llaman, ella gira curiosa. —Lo que Ara te dijo, es
verdad, tienes que ser paciente… se paciente y sigue siendo feliz, la persona indicada llegará a ti.

—Tal vez, NamJoon… pero aunque él sea el indicado para mí… yo no seré la indicada para él—. Susurra
pensando en su pasado. —No seré la indicada para nadie…

—No digas eso… no lo sabes… eres linda y tierna, además de ser una mujer fuerte, él deberá estar agradecido de
tenerte a su lado. —NamJoon asegura con una gentil sonrisa.

—¿De verdad piensa eso, NamJoon? —Yang Mi pregunta, totalmente ilusionada.

—Desde luego, además quien puede enamorarse de ti… cualquiera podría… —NamJoon se encoje de hombros y
sonríe con gentileza. —Tal vez hasta un príncipe… un caballero o hasta un rey, se puede enamorar de ti…
— ¿Un rey? —YangMi ríe bajito con timidez. —No, claro que no, eso sería pedir demasiado… un rey merece
una mujer que valga oro, no alguien como yo…

—Tú vales más que el oro, las mujeres valen más que el oro, Mimi… no tengas un mal concepto de ti misma,
vales mucho más de lo que imaginas.

—Gracias por ser tan buena persona conmigo—. Yang Mi imita el gesto de respeto de TaeHyung, con una
reverencia, agradece la amabilidad del joven.

—Oh por cierto, Mimi—. NamJoon camina junto a ella al momento de ingresar a su casa, en busca de TaeHyung
y su novia. —Ara no es la afortunada aquí, lo soy yo… yo soy el afortunado de tenerla a mi lado—. Asegura
mostrando nuevamente los hoyitos en cada lado de sus mejillas.

—Es una persona afortunada, NamJoon—. Mimi acepta estar de acuerdo con una risa.

×××

Sus ojos oscuros se posan sobre los de su nieto, lo mira inquisitivamente entre sus espesas pestañas. Y el joven
Sultán se remueve inseguro sobre su asiento en el piso.

— ¿Qué? —Pregunta cansado de la escudriñadora mirada de su abuela.

—Más respeto, niño idiota—. Jin golpea la cabeza de JungKook con una mano, haciéndole chillar audiblemente.

— ¡Auch! ¡Hyung! —JungKook se queja sobando su cabeza, en la zona donde lo han lastimado. —Tus manos
duelen, hyung—. Lloriquea, sin mostrar vergüenza alguna frente a la vieja mujer.

—Tu actitud duele, JungKook—. Jin se encoje de hombros y mira a su abuela también. —Lo siento mucho, el
pobre se ha descarrilado desde que usted se vino a vivir a las montañas ¿no podría regresar al palacio, por favor?
JungKook necesita mano firme y-

—Ya, hyung, no necesito que la abuela regrese a palacio.

— ¿No quieres que regrese al palacio, Kook? —Pregunta la mujer juntando sus manos bajo su mentón.
Poniendo nervioso al Sultán.
—No abuela, no quise decir eso… ash… mal interpretan todo lo que digo—. JungKook se cruza de brazos,
renegando de los malos entendidos de sus propias palabras.

— ¿Por qué no eres más cálido e inteligente como tu primo Jin? ¿O más sabio y silencioso que YoonGi? —Los
tres voltean el rostro para ver el jovencito, pero este está cruzado de piernas y brazos, dormido en su lugar.
— ¡YoonGi! —Jin exclama con fuerza, logrando despertarlo de inmediato.

—¿¡Qué!? ¿¡Que sucede!? ¡Yo no hice nada! —YoonGi parece asustado.

Los tres lo miran perplejos por unos segundos, pero luego comienzan a reír ante la expresión de confusión del
muchacho.

—Ay, mis niños, deben venir más seguido a ver a la abuela ¿de acuerdo? —Pide la mujer sin parar de reír.

—Debes regresar al palacio, abuela—. JungKook calmando su risa, toma la mano de la mujer y la acaricia con
suavidad.

— ¿Y escuchar las idioteces que dice tu padre y que tu madre avala? No, gracias, estoy bien aquí con Woo, ese
muchachito es buena compañía—. Asegura ella sonriendo.

—Te trata bien, ¿verdad? —Pregunta con el ceño fruncido, sin dejar ir la mano de su abuela.

—Mucho mejor que mis nietos ingratos—. Acusa, y los tres comienzan a protestar ante su acusación. —Bueno,
tal vez no son tan ingratos, niños…

—Disculpe—. Una suave voz los interrumpe, todos giran el rostro para ver al muchachito de suave figura. —He
preparado té, ¿gustarían beber un poco? —Pregunta con timidez, sin alzar la mirada.

—Claro cariño, por favor sírvenos un poco. —La mujer se pone de pie para darle espacio al tímido joven. —El té
de SungHyun es el mejor del reino entero—. Dice sonriendo. —Probablemente el mejor del mundo.

—Ah, abuela, usted siempre exagera—. SungHyun sonríe sonrojándose rápidamente, agacha el cuerpo para poder
servir las tazas con té.
—¿Abuela?—Pregunta JungKook cruzándose de brazos y mordiéndose la mejilla internamente, molesto que su
abuela trate mejor a un chiquillo cualquiera, que a él.

—Ahí está, otra vez el genio de tu padre lo has heredado sin duda alguna, JungKook—. Su abuela se agacha ante
él. —Hay mucho amor, tanto que alcanza para todos…

—JungKook, no eres el centro del universo—. Jin comenta agradeciendo la bebida que le extiende SungHyun. —
Gracias.

—Abuela, no vine para tomar té, vine para me ayudes encontrar a alguien, sé que puedes hacerlo. —JungKook se
pone de pie y camina por la pequeña habitación. —¿Me ayudarás abuela? —Insiste.

—JungKook, cariño—. Su abuela lo imita, poniéndose de pie, toma con delicadeza las fuertes y frías manos de su
nieto. Lo observa a los ojos por breves segundos antes de decir —A quien buscas, no la encontrarás, jamás,
JungKookie… necesitas abrir los ojos y buscar a la persona correcta… busca a quien está detrás de esa mascara,
cariño…

JungKook suelta las manos de la anciana, y la mira confundido. — ¿Buscar a la persona correcta? —Pregunta
levemente enojado. — ¡TaeHee es la persona correcta! —Exclama levantando la voz.

—JungKook, no le grites a la abuela—. Jin se pone de pie para defenderla.

— ¡La abuela dice que ella no es para mí! ¡Claro que lo es! ¡Ella es mía! —Se exaspera, la mujer sonríe con
tristeza.

—Cariño—. Susurra tomándolo nuevamente de la mano, calmándolo un poco con su tacto. —El día que abras
realmente los ojos, ese día mi JungKook, serás el hombre más feliz y poderoso del mundo entero… esa persona te
dará lo que necesitas para tomar las decisiones correctas… el día que sepas la verdad, cariño, ese día serás libre,
serás tú realmente.

—Abuela—. JungKook aprieta las manos de ella con las suyas sin hacerle daño, comenzando a rogar. —Dime
que esa persona es TaeHee, por favor…

—Cariño, no puedo asegurarte eso…


JungKook niega soltándose al fin, no quiere escuchar eso, no ha recorrido casi un día entero monte arriba para
escuchar que la pequeña princesita que tanto adora, no es la indicada. —Te demostraré abuela, que ella es la
persona correcta, ella es mi princesita… te lo voy a demostrar.

Sin esperar respuesta por parte de ella, o de sus primos, se abre paso hacia la puerta, ignorando sus miradas, sale
de la pequeña casa de madera, en busca de TaeHee, la llevará ante su abuela y le demostrará que ella ha nacido
para estar con él.

—Abuela, no entiendo—. YoonGi estira el brazo para llevarse la taza de té a los labios, después de dar un sorbo
pausado, sigue hablando. —Si dices que ella no es la indicada, pero está cerca… ¿es Narae la indicada? ¿La
hermana de TaeHee? —Pregunta serio.

— ¿¡Qué!? —Esta vez es Jin quien exclama con bulla. Mira a su abuela aterrorizado.—Ella no es ni será nada
para JungKook, ¿cierto, abuela?

La mujer ríe y mirando a su joven ayudante, comenta. —SungHyun, ¿puedes crees que ellos son mis nietos?
¿Puedes creer que ellos son mi linaje?

SungHyun sonríe apenas. —Lo siento mucho abuela, en verdad lo siento.

×××

Su cabeza da vueltas y siente que va a devolver lo que sea que ha comido en la noche. Mira el techo de piedra y
sus ojos se abren en demasía, esa no es su casa.

Se sienta de un solo golpe y se arrepiente de inmediato, el dolor hinca muy dentro de ella, pero el temor es más
fuerte aún.

Narae se destapa, removiendo las gruesas sabanas de su cuerpo, y ahoga un grito al verse casi desnuda, sólo con
una larga camisa puesta.

— ¿Q-Qué… qué hice? —Murmura tomándose la cabeza con ambas manos.


—Oh, ya despertaste… —KyungJae entra sonriente a su habitación, está vestido de pies a cabeza y lleva una
pequeña bandeja entre las manos. — ¿Dormiste bien?

—KyungJae… —Narae siente temor al momento de hablar, no quiere escuchar sin embargo, necesita saber qué
es lo que sucedió, ella simplemente no recuerda nada de la noche anterior.

—Dime, pequeña ¿Qué sucede? —KyungJae se sienta al filo de la cama, acomodando la bandeja en una mesita
negra, al costado suyo.

—KyungJae… ¿qué… qué pasó? —Pregunta confundida, con miedo.

El chico alza las cejas muy sorprendido, la mira a los ojos y sonríe de lado. — ¿No lo recuerdas, acaso? —
Pregunta, y su voz suena ronca en ese momento.

—Y-Yo no… yo… —Narae niega moviendo la cabeza apenas. Su cuerpo entero comienza a temblar por lo que
está de escuchar. —Yo no recuerdo… yo no…

—Ya veo, era tu primera vez bebiendo ¿cierto? —Pregunta el joven, empujando la mesita para inclinar su cuerpo
contra el de Narae.

— ¿T-Tomamos licor? —Pregunta ella, mucho más confundida, solamente recuerda haber aceptado un poco de
té, nada más.

—Es una pena que hayas olvidado una noche tan hermosa, para ser tu primera vez… estuviste estupenda—.
Susurra él, pegando sus labios a su oído, deleitándose del temblor de Narae contra su cuerpo.

—Yo… yo no… —Ella comienza a llorar, aterrorizada de lo que ha hecho con ese joven.

—Sé que te gustó… sé que encantó, aunque no lo recuerdes, cariño…

— ¡No! —Narae lo golpea con fuerza, lo empuja y él se ve molesto.

KyungJae se pone de pie y sujeta a Narae por las muñecas, obligándola a recostarse sobre la mullida cama.
Aprisionándola contra él.
—Cálmate—. Pide haciendo presión, sintiendo el cuerpo de la muchacha moverse con fuerza, intentando
separarlo de ella. —Deja de querer golpearme, solamente te vas a lastimar.

— ¡No! ¡Eres un maldito cerdo! ¡Suéltame! —Ella patea y chilla, sin dejar de moverse. Pero él vuelve a hacer
presión en su agarre y ella poco a poco se ve intimidada en su lugar. —Suéltame, por favor… ya no me
toques…

—Estoy jugando, Narae—. Le dice él con delicadeza, viéndola al rostro, sin soltarla ni sin suavizar su agarre. —
Estoy jugando.

— ¿Qué… qué dices? —Narae no comprende sus palabras, lo escucha respirar y las pequeñas risitas,
confundiéndola aún más.

—Anoche te di licor para que puedas dormirte, pero te embriagaste de demás—. Comienza a explicar, riendo del
bonito y liado rostro de Narae. —Comenzaste a vomitar y llorar, te quite la ropa sucia y te traje a mi habitación, te
quedaste aquí toda la noche y yo en el mueble de la sala… solamente eso pasó… —Se explica, pero Narae no le
cree.

— ¡No me mientas! ¡Tú te aprovechaste de mí! ¡Lo hiciste!—Narae grita contra su rostro, aún está atrapada bajo
el cuerpo de KyungJae y la presión tampoco cede.

—No lo hice, no me aprovecharía así de tan bella mujer… no te haría eso jamás, Narae—. KyungJae susurra
mientras acaricia el contorno del rostro de Narae con su nariz. —Yo quiero que te entregues a mí por tu voluntad,
quiero que esto tome su camino con naturalidad… —Narae extiende la cabeza hacia atrás, aun intentando
liberarse de sus manos de su cuerpo, pero expone su piel y KyungJae no lo pasa desapercibido. Besa con suavidad
su cuello, lamiendo y marcándola.

—No… —Narae cierra los ojos ante su tacto sutil y sugerente.

—No te haría daño, Narae… estarás bien conmigo… —Susurra.

KyungJae agarra de las muñecas a Narae con una mano, para que no pueda moverse aún, y con la otra mano, la
sujeta de la nuca con fuerza. Ella tiene los ojos cerrados y él, relamiéndose los labios, se acerca y disfruta de sus
nervios.
—Eres tan exquisita, Narae… —Susurra contra su piel. Para luego besar los suaves y rojizos labios de la
jovencita, ella se sorprende cuando se da cuenta que no está oponiendo, y por lo contrario, está disfrutando de
esos toques sobre sus labios.

Responde al beso de KyungJae con torpeza después de todo es su primer beso y él parece haber practicado mucho
antes. Ese pensamiento le hace arrugar el ceño y queriendo separarse de él, su mente atrae la sonrisa peculiar del
amigo de su hermanito.

—N-No… —Narae aprovecha el agarre suelto en sus muñecas, y lo empuja con fuerza, logrando separarse de él
por completo. —Esto no está bien… no lo está…

Murmura para sí misma, se pone de pie y perdida en esa sonrisa, sale de la habitación, totalmente distraída.

KyungJae ríe al verla andar de esa manera, ella es hermosa aun con el cabello desordenado, su cuerpo es un altar
que él va a profanar, porque sí, es cierto que él no se aprovechó de ella cuando cayó por culpa del alcohol, pero
eso no quita que él haya tomado ventaja y haberla visto desnuda por completo, resistiendo totalmente el tocarla
indebidamente, vistiéndola con rapidez para no cometer alguna estupidez.

—Vamos a ver, Narae, cuanto tiempo puedes decirme que no, cariño—. Murmura complacido, después de todo,
Narae no se negó cuando él tomó sus labios. Ella le correspondió por unos segundos, y haría que lo haga por
mucho tiempo más.
025

No sabía si salir o no a ayudarlo, pero el joven Sultán estaba quejándose en voz alta, sosteniendo un hombro con
una mano y con la otra intentando ponerse de pie. Había perdido de vista a su caballo que huyó despavorido en
cuando vio una serpiente. Él había caído bruscamente sobre la tierra lastimándose mucho, no sabía cuánto y temía
averiguarlo.

Lo mira tambalearse y en cuanto el joven gira el rostro intentando ubicarse, logra ver finos hilos de sangre caer
desde su cabello por su mejilla y perderse entre sus ropas. Se había roto la cabeza al parecer.

“Si no salgo a ayudarlo, no estará bien… no podrá llegar a su castillo”, piensa aferrándose a un frondoso roble,
sus manitos aprietan su agarre, dañándose, pero no dándose cuenta puesto que sus ojitos miel siguen al joven y
herido Sultán en su insistencia de seguir de pie.

—Caballo cobarde—. Reniega y aprieta su mano sobre su hombro con fuerza, duele muchísimo. Esta mareado y
no parece comprender que es lo que está sucediendo a su alrededor.— ¡Maldita sea! —Vocifera, para luego
dejarse caer y gritar mucho más fuerte cuando su hombro se golpea por el impacto.

TaeHyung sale de su escondite, corriendo hacia al Sultán. Olvidando por completo que está llevando un bonito
vestido blanco, la larga y voluminosa falda se mueve con gracia sobre su figura, bailando en sus movimientos no
premeditados, y el corsé ciñéndose a su fina cintura.

— ¿Está usted bien? —Pregunta acercándose a JungKook, quien mira el cielo casi oscuro por el alto follaje del
bosque. Parece ebrio.— ¿Se hizo mucho daño? —Pregunta con miedo, agachándose lo suficiente para
estudiar su rostro, la sangre ha ensuciado su mejilla derecha pero sigue fluyendo un poco de un punto en su
cabeza. —Debe regresar al palacio, se ve realmente mal, su majestad. —Dice pero la mano de JungKook lo
atrae hacia su cuerpo. Grita por la sorpresa de la cercanía no esperada.

—Mi TaeHee… has venido a ayudarme, princesita—. Susurra, tendiendo el cuerpo de TaeHyung sobre el suyo.
Con una mano acaricia el cabello castaño de TaeHyung, enredando sus dedos con delicadeza. —Te has cortado el
cabello. —Susurra besando la mejilla del pequeño jovencito, él intenta salirse del fuerte agarre. —Me gusta… te
ves muy hermosa, mi bonita princesa… —Murmura, lentamente suelta su agarre y se desmaya tendido sobre la
tierra, con el cuerpecito de TaeHyung sobre él.
TaeHyung espera unos segundos, observando el semblante de JungKook, varonil y hermoso al mismo tiempo.
Nunca antes había visto a alguien así, todo él demostraba poder, lo había visto estando vestido como TaeHyung,
pero el Sultán también podía ser dulce, sublime, dócil, podía jurar que así era, lo había comprobado cuando vestía
como TaeHee.

Coloca una mano sobre el rostro de JungKook, está frío y ya no demorará en anochecer. El bosque es realmente
oscuro cuando el sol se va, y él tiene miedo de esa oscuridad. Coloca su cabecita de lado sobre el pecho del Sultán
y oye los débiles latidos de su corazón. Asustado se separa de él.

—No, que no le pase nada malo por favor—. Implora poniéndose de pie. Mira a su alrededor y no sabe cómo
pedir ayuda sin dejarlo sólo. Comienza a asustarse aún más.

“TaeHyung, haz estado antes en el bosque de noche y sólo, tranquilo, estará todo bien”, se dice una y otra vez,
intentando alejarse de los malos pensamientos, intentando no asustarse más. “Tranquilo”.

El sol ya está ocultándose y TaeHyung sabe que tiene pocos minutos para actuar. Mira de un lado a otro,
intentando recordar lo aprendido con HoSeok, y lo primero que recuerda es lo que siempre le había dicho.

“Tienes que hacer fuego, alejarás a los animales salvajes y te mantendrás caliente”.

TaeHyung corre de un lado a otro, comenzando a juntar algunas ramas caídas cerciorándose que no estuvieran
húmedas. Cuando ha hecho un gran montón, ya el sol se ha guardado por completo. Recuerda como HoSeok hace
fuego sin necesidad de cerillas. Estira las manos y con dos pequeñas ramas, comienza a frotar con fuerza. Una y
otra vez.

JungKook sigue inmóvil en su lugar, está más pálido y al parecer la sangre ha dejado de fluir, o por lo menos se
ha coagulado en esa zona impidiendo que siga saliendo. TaeHyung lleva una mano hacia la mejilla del Sultán y
ahoga un pequeño grito, su piel está fría.

—Vamos, prende por favor—. Ruega a las ramas, frotando con más ahínco, sin parar, sus manitos duelen y las
astillas se entierran en sus dedos, pero él no puede permitir que algo malo le pase al Sultán, necesita brindarle
calor. —Por favor… —Sigue haciendo presión y una sonrisa cursa su carita cuando ve algunas chispas salir del
frote insistente. —¡Sí! —Exclama cuando una de ellas se ha encendido por completo. Se quema los dedos, las
manos pero él se niega a soltar la rama encendida.
Con paciencia y soportando la quemazón, prende una segunda rama y acomoda las demás, para meter una de las
ramas encendidas entre las demás. Todas se prenden de inmediato y agradece internamente ante ese hecho, quita
las manos y se las sopla al verlas un poco chamusqueadas, opta por no hacer caso a sus heridas, sin embargo.

Vuelve a mirar al Sultán y dudando decide acercarlo al fuego. Toma de sus manos y tira de él, pero ese joven pesa
mucho, además piensa que le está haciendo daño con sus acciones, él mismo ha visto cómo minutos antes de
desmayarse, el Sultán se sostenía el hombro totalmente adolorido.

Mira hacia el fuego arder, no está muy lejos. Puede moverlo cerca, dejarlo menos de un metro de distancia. Rodea
al Sultán y con determinación, lo empuja con ambas manos. El cuerpo del joven cede ante sus esfuerzos. Mueve
muy lentamente al Sultán hasta tenerlo cerca del calor. Sonríe satisfecho, agotado y respirando trabajosamente.

—Estaremos bien junto al fuego, su majestad—. Dice acomodándose a un lado. Sentado y extendiendo el
hermoso vestido a su alrededor. Abraza sus rodillas y coloca su mentón entre sus brazos, observándolo
detenidamente. Se sonroja al recordar sus palabras antes de desvanecerse.

“Mi TaeHee… has venido a ayudarme, princesita… te has cortado el cabello… me gusta… te ves muy hermosa,
mi bonita princesa…”

TaeHyung vuelve a sonrojarse, cubre su carita entre sus manos, sin importar lo sucio que está. Siente timidez, así
JungKook este inconsciente, siente mucha timidez de verse en esa situación. El mismo Sultán le había dicho que
se veía bien con el cabello corto, no le importaba que le hubiese llamado TaeHee. Al Sultán le gustaba.

Observa como JungKook tirita levemente en su lugar, se pone de pie y se acerca a él. Toca delicadamente el
rostro del joven y sonríe apenado, aún sigue teniendo la piel fría.

—Por favor, no me vayas a golpear cuando despiertes—. Pide con los ojitos cerrados, se sienta a su lado y
desatando la larga falda de alrededor de su cintura, decide cubrirlo con ella. Lo cubre casi en su totalidad, la falda
abierta resulta útil para abrigarlo.

Se sienta nuevamente alejado de él, sólo está en ropa interior y la delgada blusa, el frío comienza a aturdirlo, pero
puede ver como las mejillas de JungKook vuelven a adquirir color y eso está bien. Sonríe complacido. Intenta
abrigarse así mismo abrazándose. Acercándose más al fuego. Pero teme volver a quemarse, sus manos aún siguen
adoloridas y pequeñas ampollas se van formando entre sus dedos.
Suspira cansado, quiere abrigarse también, sabe que, si queda a esa distancia, se enfermará mucho más. Con
temor, decide acercarse a JungKook, se agacha y termina tendiéndose a su lado. Reposa su cabecita sobre el
hombro sano del Sultán, y se cubre así mismo con la extensa tela.

Sus ojitos miran las estrellas resplandecer en lo más alto de la oscuridad de la noche, no hay luna y el silencio es
aterrador. Inconscientemente rodea el torso de JungKook con su fino brazo. Apegándose mucho al Sultán, quien
dormido, rodea la delgada cintura de TaeHyung, moviéndose apenas, pegando su cuerpo al pequeño jovencito.

TaeHyung sonríe ante la calidez, ya no siente frio y las heridas pasan a segundo plano cuando siente la cercanía
de ese fuerte hombre. Sonríe, comienza a tararear sin hacer mucho ruido en realidad. Escucha atento los latidos
del joven que abraza.

Sereno de saber que al parecer el Sultán está bien. Y eso es todo lo que importa para él.

Cuando amanece, los rayos del sol comienzan a filtrarse entre la maleza de las copas más altas de los árboles. El
fuego sigue prendido, sin haberse debilitado siquiera, manteniéndolos seguros y calientes toda la noche.

TaeHyung se separa lentamente del Sultán, su respiración es calmada y pausada, el color ha regresado a sus
mejillas con normalidad y definitivamente ya no está sangrando. Pero aun así no puede confiarse, no sabe qué tan
grave es la herida en su cabeza, ni tampoco sabe si se ha lastimado mucho el hombro.

Se pone de pie y el viento que corre es cálido, le sorprende que sea así, pero no lo cuestiona, por todo lo contrario
lo agradece, pues puede tener su falda de regreso. Con cautela, descubre al Sultán de su falda, para volver a
colocársela. La amarra bien por sobre su ombligo, y comienza a moverse para asegurarse que no caerá frente a
nadie.

Comienza a mover las ramas y tirar tierra sobre esta, es la única manera de apagar el fuego. Después de un largo
rato lo ha logrado.

—¿Cómo voy a llevarte al castillo, su Majestad? —Se pregunta en voz alta. JungKook parece no tener
intenciones de despertar, y en parte siente alivio. No quiere que lo vuelva a ver vestido de mujer. Volverá a pensar
que es TaeHee y no podrá hablar.
Con brío, decide llevar a JungKook sobre su espalda, al menos a las afueras del bosque, y dar aviso a algún
guardia del castillo que su futuro rey está herido. Dejarlo ahí dentro del bosque no es opción, cualquier animal
salvaje acabaría con el pobre hombre sin darle oportunidad de defenderse o correr siquiera. En cambio afuera del
bosque, estará bien si se queda sólo unos cuantos minutos.

Lo intenta una y otra vez, de nuevo, y de nuevo. Hasta que al fin logra tenderlo sobre sus hombros. Pesa
muchísimo, tal vez no es una buena idea.

Da un paso tambaleante, no quiere dejarlo caer, se va a lastimar mucho más. Así que piensa cada paso que da,
siente el dolor en sus piernas a cada paso, pero él no lo va abandonar a su suerte.

Camina por un largo rato con el Sultán sobre su cuerpecito. Tiembla y duele todas sus extremidades, pero piensa
que no falta mucho. Da un paso más, y sus piernas piden un descanso a gritos. Pero TaeHyung es testarudo. Él
quiere continuar.

Decide no dejarse vencer tan rápido. Da un paso hacia adelante, pero sus piernas quieren protestar, y de hecho se
rehúsan a soportar ambos pesos. Con miedo cae sobre la tierra y JungKook cae sobre él. Hiriéndolo en demasía.

TaeHyung se muerde la lengua para no gritar y atraer a alguien no deseado. Sus manos también duelen bastante.

—Vamos Sultán, que es lo que come para pesar así—. Susurra con lágrimas en los ojitos miel por el esfuerzo de
cargarlo.

Con mucho esfuerzo logra quitarlo de encima sin lastimarlo más. Decidido vuelve a ponerlo sobre sus hombros.
Pero sus piernas vuelven a temblar y antes de caer a la tierra, unas manos fuertes lo sostienen a él, pero no al
Sultán.

—¡Hobi hyung! —Exclama sorprendido de ver a su amigo, pero de inmediato se da cuenta que JungKook ha
caído al suelo, se gira de inmediato para ayudarlo.

—TaeHyung, déjalo. —HoSeok lo toma de la muñeca y lo abraza con fuerza, aplastándolo con ahínco contra su
pecho. —Pequeño, ¿Dónde has estado?

—Hyung… —TaeHyung comienza a llorar entre el abrazo, deshaciéndose en dolor después de tanto tiempo.
—¿Dónde has estado todo estos días? He ido a buscarte… a ti y a Nana… ¿Por qué desaparecen así? —Reclama
sin soltarlo.

—Lo siento, hyung… —TaeHyung llora por poco tiempo, su desahogo no es completo porque sigue mirando de
reojo al Sultán, se ve demasiado mal y su preocupación es mucho más que su propio dolor. —Por favor, ayúdalo,
hyung… —Ruega. Pero HoSeok niega con la cabeza. —Por favor hyung… él necesita asistencia… él se ha hecho
mucho daño…

—No importa, él tiene todo un arsenal para velar por su persona, yo no tengo porque preocuparme siquiera.

—Pero está sólo aquí… si lo dejamos aquí… los lobos acabarán con él.

—Bien, que lo hagan entonces, lo merece—. HoSeok habla con malicia.

TaeHyung lo empuja con fuerza, rompiendo el abrazo y sorprendido de la postura de su mejor amigo. —No,
HoSeok hyung, usted no es así… usted no tiene el corazón así… usted es una persona buena…

—TaeHyung, él no lo merece.

—Aun así, nadie merece morir de esa manera, por favor solamente revíselo… y lo llevaré al castillo. No le daré
más molestias.

HoSeok mira a JungKook, se ve terrible, no parece quedar nada de ese arrogante y altanero Sultán. Mira a
TaeHyung y levanta una ceja, cuestionando.

—Se cayó del caballo, su caballo se asustó con una serpiente y lo echó de encima, su cabeza dio contra una
roca… —Explica el pequeño con rapidez, quitando las lágrimas de sus ojos miel. —Además, pienso que se ha
golpeado muy fuerte el hombro, antes de desmayarse se lo agarraba y gritaba con mucho dolor…

—¿Ha sido esta mañana? —Pregunta HoSeok agachándose junto a JungKook, observando su rostro y la sangre ya
oscura pegada en su cabeza.

—Anoche…

— ¿Has pasado la noche en el bosque? —Pregunta poniéndose de pie de golpe. Inspeccionando la sangre ya
seca en el rostro de TaeHyung. Lo ve asentir. —¡Es peligroso! ¿¡Por qué lo hiciste!? —Demanda saber.
—Yo no… yo no podía dejarlo sólo, hyung… no hubiese sobrevivido sólo… él me necesitaba, Hobi hyung. —
Murmura bajando la carita. —Además hice una fogata, prendí fuego yo sólo. —Dice con un dejo de orgullo.

HoSeok suspira derrotado, no va a cambiar nada ahora si comienza a regañarlo. —Lo llevaré a casa de mi abuela.
Podré ver qué es lo que sucede con él. —Dice, vuelve a agacharse junto al Sultán y tomándolo con mucha más
facilidad de lo que lo hizo TaeHyung, lo tiende sobre su espalda.

—Gracias, hyung—. TaeHyung hace una profunda venia a modo de gratitud. —Eres una muy buena persona—.
Expresa animado, caminando a su lado, sin descuidar el semblante del Sultán.

—No lo soy—. Asegura su mayor y sonríe de lado al verlo negar. —¿Él te ha visto vestido así anoche?

—No… bueno, se desmayó en cuanto me puse frente a él… le dolía realmente el golpe, creo—. Dice mirando sus
manos sin la intención de preocupar a HoSeok, pero este chilla al ver las heridas en sus manitos.

— ¿Cómo te hiciste eso? —Exige saber, parando en su lugar, sin dejar de caer a JungKook.

—Hice mi primera fogata, hyung—. Explica, pero TaeHyung parece no darle importancia a sus heridas. —Lo
hice yo sólo, sin ayuda, Hobi hyung…

HoSeok niega con la cabeza. —Atenderé primero tus heridas al llegar, el Sultán puede esperar.

—Pero… si lo vas a ayudar ¿verdad? —Pregunta preocupado.

—Si tú me lo pides, lo haré… —Acepta derrotado. —Aunque si por mí dependiera… lo dejaría a su suerte en el
bosque.

TaeHyung niega frenéticamente. —Yo sé que mi hyung favorito, no es ninguna mala persona. —Asegura,
regalándole una bonita sonrisa rectangular.

—Ay pequeño… a veces me gustaría ver el mundo como lo haces tú—. Susurra al verlo inspeccionar sus heridas
nuevamente. —A veces, quisiera ser tan noble como tú lo eres, cariño.
026

—¿Va a estar bien, hyung? —TaeHyung pregunta con temor, agachado a su lado mientras sostiene el balde con

agua tibia entre sus manos. HoSeok sonríe con pesar ante la desmedida preocupación de su pequeño amigo.

—Él estará bien, TaeTae. No te preocupes—. Intenta calmarlo.

—Pero hyung, estuvo toda la noche así… además hacía frío ¿y si necesitaba atención de inmediato? —TaeHyung
realmente está muy asustado por la condición del sultán. —Yo no pude ayudarlo como debe ser…

HoSeok suspira y luego de fijar la venda alrededor del lastimado rostro del Sultán, se gira para mirar a TaeHyung.
—Pequeño, lo que hiciste fue muchísimo, fue la mejor ayuda que él pudo obtener.

—Pero yo no hice nada…

—Haberlo acompañado toda la noche en el bosque es mucho, cariño… haberlo mantenido caliente y a salvo de
las bestias del bosque es más que mucho en realidad. —Dice sonriendo, TaeHyung baja su carita con las mejillas
sonrojadas y una sonrisa disimulada.

—¿De verdad mi ayuda fue mucha? —Duda ante sus palabras.

—Desde luego que sí, él va a estar bien—. HoSeok se pone de pie en un salto y con una sonrisa en el rostro, toma
el balde de entre sus manos y se tienta a vaciarlo sobre JungKook, pero piensa que tal vez eso sería descortés. No
puede evitar sentir cierta antipatía por ese jovencito, no sabe el motivo y a pesar de la autoridad que impone su
presencia, no le agrada en absoluto. Además que el Sultán está descansando sobre su propia cama.

—Entonces creo que podré irme tranquilo—.TaeHyung sonríe de oreja a oreja al saber que el sultán estará bien.
Pero el rostro serio de HoSeok vuelve a alertarlo. — ¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Por qué tienes esa expresión, hyung? —
Pregunta con rapidez.

—No me lo vas a dejar aquí ¿verdad? —HoSeok se cruza de brazos, no quería quedarse a cargo de ese joven.

—P-Pero hyung… yo no… yo…


—Vamos a buscar a Nana, ella podrá ayudarme a llevarlo a su castillo—. Propone, pero TaeHyung evade mirarlo.
—TaeHyung—. Su voz se vuelve levemente fuerte al notar esa extraña actitud de su amigo. Lo conoce bien y
sabe de inmediato que algo está escondiendo.

—HoSeok Hyung…

—TaeHyung…

—Hyung yo…

—TaeHyung, dime que sucede ¿Por qué no podemos ir con Nana? —Pregunta, pero el silencio de TaeHyung lo
desespera. —Mierda, TaeHyung ¿Narae está bien? —Cuestiona, ahora es él quien está preocupado.

—Nana está bien, hyung. Está en casa. —Responde, sin mirarlo aún.

—TaeHyung…

—Es que hyung… yo…

—TaeHyung ya dime, ¿Qué está sucediendo?

—Hyung… yo escapé de casa hace algunos días…

—¿Que!? ¿Qué es lo que estás diciendo, TaeHyung? —HoSeok se alarma ante sus palabras.

—Yo pensaba… yo iba a… —TaeHyung no puede seguir hablando, baja el rostro avergonzado, comenzando a
sollozar ¿Cómo le podría decir lo que planeaba hacer a su mejor amigo?

—TaeHyung—. HoSeok se acerca a él, tomando el rostro de su amigo con una mano, le obliga a mirarlo. — ¿Qué
habías pensado hacer, TaeTae? —Pregunta, intentando parar el sollozo del pequeño muchachito.

—¡HoSeok! —La puerta se abre de un solo golpe al estar mal cerrada. Narae entra intempestivamente y sus ojos
brillan con intensidad al ver a TaeHyung justo frente a ella. —¡TaeHyung! —Exclama olvidando por completo a
HoSeok, corre hacia su hermanito y lo estrecha entre sus brazos, aprieta su agarre aun cuando su hermano se
queja de dolor. —Mi amor, hermanito, oh dios… estás bien TaeTae… —Narae llora aferrándose al pequeño. Lo
aprieta contra su pecho y TaeHyung comienza a sentirse afligido ante el llanto de desahogo de su hermana mayor.
—Nana, lo siento muchísimo hermanita—. Se disculpa, rodeando su cuello con ambos brazos, escondiendo su
carita en el cuello de Narae.

Una vez que ambos se han calmado, HoSeok los sienta frente a frente, tiene el ceño fruncido y está cruzado de
brazos. Espera una respuesta lógica ante tanto llanto. Pero al parecer, ninguno de los dos desea hablar.

—TaeHyung, vuelve a repetir que es lo que habías dicho minutos antes—. Exige, pero TaeHyung no puede hablar
en voz alta. —Narae—. Pero ella tampoco parecer querer hablar.

—HoSeok hyung… no es culpa de ella… ella no hizo nada malo—. TaeHyung intenta defenderla, pero Narae
baja la cabeza avergonzada. —Hermanita…

—Mira HoSeok, él está bien, eso es lo importante, es lo único que me importa ahora ¿de acuerdo? Lo demás no
importa—. Dice sin mirarlos, acariciando la mano de su hermano y asegurándose de que esta vez, es real, que si
lo ha encontrado. —TaeHyung está bien—. Suspira.

—¿TaeHyung, por qué escapaste de casa? —Sin embargo, HoSeok no está satisfecho con sus vagas respuestas—.
Narae ¿Cómo es posible que no viniste a buscarme cuando TaeHyung desapareció? —Pregunta casi desesperado.
Pero ambos hermanos guardan silencio— ¡Por dios! ¡Hablen ya! —Exclama sin importar si despierta o no al
chico que yace en su cama.

Narae mira a TaeHyung antes de; y sin pensarlo, lanzarse a los brazos de HoSeok. Lo abraza con fuerza. —No te
molestes, por favor, no lo hagas—. Pide entre susurros en su oído. HoSeok se queda quieto en su lugar, sin
devolver el abrazo—. HoSeokie, no te enojes con nosotros… das miedo cuando te enojas.

—Na-Narae… —Tartamudea el nombre de su amiga una y otra vez, sorprendiéndose del toque tan cercano de
ella.

—¿HoSeok hyung? —TaeHyung lo mira frunciendo el ceño, su mejor amigo se ve nervioso, se ha borrado el

enojo de su rostro y ahora brilla en un rojizo intenso. — ¿HoSeok hyung, qué sucede? —Pregunta con
inocencia.
—N-Nada… nada… —HoSeok responde con rapidez, sujeta a Narae de ambos brazos y la separa de su cuerpo.
—Tú, no vuelvas a abrazarme así ¿está bien? No lo vuelvas a hacer—. Pide estremeciéndose tenuemente. Sin
decir más, se gira sobre su propio espacio y sale de su pequeña casa, totalmente ruborizado.

—¿Nana? —TaeHyung mira a su hermana ladeando la cabeza, totalmente confundido por la actitud de su mejor
amigo.

Narae sonríe sin dejar de suspirar, mira atrás de si y nota al sultán con vendas sobre la cama de HoSeok, pregunta
sobre él y TaeHyung le comenta muy rápidamente como lo encontró en el bosque. Narae asiente escuchándolo y
le hace prometer que no volverá a ponerse en peligro de esa manera, TaeHyung asiente efusivo ante su petición y
sonríe cuando ella le vuelve a dar un abrazo. Luego de ello, revisa la mano de su pequeño hermano y agradece
internamente que las quemaduras en sus dedos sean superficiales.

JungKook se remueve en su lugar llamando la atención de ambos hermanos, TaeHyung de un salto se pone de pie
y acude a su lado. —Sultán no se levante por favor. —Le pide sosteniéndolo con un brazo, sin embargo, el mayor
se remueve en su lugar logrando sentarse. —Usted está lastimado, debe seguir descansado. —Susurra TaeHyung
por el esfuerzo de sostenerlo.

—¿Qué-Que sucede? —Pregunta JungKook totalmente desorientado, mira a su alrededor sin saber bien donde
está. —Suéltame… —lo aleja con una mano, pero cae de lado cuando las manos de TaeHyung se alejan de su
cuerpo.

—¡Sultán! —Chilla TaeHyung y logra sostenerlo de nuevo con ayuda de su hermana, quien chasquea la lengua
ante el comportamiento del joven. —Por favor, vuelva a acostarse—. TaeHyung coloca ambas manos sobre el
pecho desnudo y vendado de JungKook logrando recostarlo contra la cabecera de la cama.

—¿T-taeHyung? —JungKook enfoca su mirada frente al muchacho que lo sostiene y sonríe al reconocerlo. —
Niño bonito… —Murmura.

TaeHyung lo oye y se siente enrojecer. Narae se aleja de ambos y antes de indagar, HoSeok entra a la habitación
mojado de pies a cabeza, con la ropa puesta. —¿HoSeok? —Pregunta divertida.
—Ni una palabra de esto—. Ordena él con los dientes apretados y los puños cerrados. Camina arrastrando los pies
hasta desaparecer entre las habitaciones.

Narae dirige su mirada hacia su hermano menor, quien la mira confundido. —No le hagas caso. —Le dice
sonriendo, mira a JungKook y TaeHyung se distrae de inmediato con él.

—Creo que es mejor que siga durmiendo—. Murmura TaeHyung mirando el pasible rostro de JungKook. —
Cuando esté listo, podremos acompañarlo de regreso al palacio.

—Oh—. TaeHyung observa a JungKook dormir nuevamente, sonríe al verlo tranquilo. —Nana, no necesitas
entender, sólo permíteme sanarlo y devolverlo a su palacio…

La mirada compasiva del pequeño conmueve a Narae, quien asiente y envuelve a su hermano en un abrazo,
agradeciendo haberlo encontrarlo de nuevo, luego preguntaría por más detalles, como porque lleva puesto un
vestido blanco y sucio.
027

Narae sonríe sutilmente al ver a su pequeño hermano tan dedicado. Apoya su mentón sobre el dorso de su mano y
suelta un suave suspiro.

—TaeTae, cariño—. Llama dócilmente, su hermanito alza el rostro y ella sonríe al verlo de esa manera. Ha
comenzado a tararear. —¿Qué haces, TaeTae? —Pregunta sin dejar de observarlo.

TaeHyung sonríe y vuelve a bajar la mirada, sus mejillas se han sonrojado al saber que su hermana no pierde de
vista sus sutiles movimientos, pero aun así no se detiene. —Él cuidó de mí antes, quiero cuidar de él, Nana. —
Responde con timidez.

Las manos de TaeHyung se mueven suavemente sobre los cabellos negros de JungKook, peinándolo con sus finos
dedos, Narae no puede evitar volver a preguntar. —TaeTae ¿Solamente lo haces como agradecimiento, cariño? —
TaeHyung asiente sin mirarla siquiera.

—Narae, ven un rato—. HoSeok la llama desde una ventana y ella sin demora, se encamina hacia su encuentro.

TaeHyung la mira salir de soslayo, sonríe y vuelve a tararear en voz baja. —Por favor, tiene que recuperarse, su
mamá y papá deben estar muy preocupados—. Susurra. Acaricia suavemente las mejillas del Sultán, quién está
bastante adormecido gracias al extraño té que HoSeok le obligó a beber la noche anterior.

—Yo cuidaré de usted, como usted cuidó de mí ese día—. Promete recordando la primera vez que lo protegió de
sus compañeros. —Oh… pe-pero su túnica… —Recuerda que esa prenda aún está escondida bajo su cama, a
pesar que lo ha lavado una y otra vez, simplemente había quedado estropeada. —Iré a casa por su túnica, Sultán.
—Susurra con una sonrisita.

HoSeok se cruza de brazos, frunciendo el ceño e inspeccionando a los jóvenes frente suyo. Intentando mostrarse
implacable ante el contrario, aun cuando ese joven es más alto que él. A su lado está Narae, quien parece
confundida ante la situación.

HoSeok… ¿Qué sucede? —Pregunta en voz baja, intentando tomarlo del brazo.

—¿A quién estás buscando? —Pero HoSeok evade su pregunta, cuestiona al joven frente suyo.
—Ya te dije—. El chico de cabello púrpura suspira cansado. —Es un muchachito delgado, bajito de cabellos
rubios y cortos… se llama TaeHyung—. Dice y Narae abre los ojos en sorpresa.

—¿Por qué están buscando a mi hermano? —Pregunta Narae a la defensiva dando un paso hacia delante.

HoSeok la toma de la muñeca impidiendo que ella avance.

—¿Es su hermano? —Esta vez es la jovencita de menuda apariencia quien da un paso hacia ellos. Sorprendida y

mirándola maravillada. — ¿Es usted Narae? —Pregunta con una sonrisa. Narae la mira confundida, sin

embargo, asiente con la cabeza. —Oh, mi nombre es Yang Mi… yo soy… yo soy su amiga. —Dice con timidez.

NamJoon se acerca a ella para brindarle seguridad. —Él es nuestro amigo del bosque, su nombre es NamJoon.

—Le presente, pero la expresión de NamJoon se ensombrece al ver al chico parado frente a él, quien lo mira con
escrutinio.

—¿Cómo que eres amiga de TaeTae? —Cuestiona Narae, desconfiando de ambos jóvenes.

—Oh… él… él fue a verme… hace muchos días atrás… —Responde Yang Mi bajando la mirada,
avergonzándose de sí misma.

—¿¡Eres la chica del burdel!? —Narae se escandaliza al recordar las palabras de su padre sobre la huida de su
hermano con una prostituta.

—Yo… eh… bueno yo… —Yang Mi comienza a tartamudear, con el rostro rojizo y totalmente avergonzada. A
ella nunca le gustó que la llamasen de esa manera, así sea cierto, nunca le gustó.

—¡Mimi! —TaeHyung exclama contento al ver a sus amigos fuera de la casa de HoSeok, ha salido a averiguar

porque demoraban tanto su hermana con su amigo, pero fue una sorpresa bonita ver a sus otros amigos ahí

también. Corre hacia ellos, pero antes poder abrazar a Yang Mi, Narae lo toma del brazo impidiendo que avance.

—Nana, ellos son mis amigos—. Dice sonriendo, pero Narae niega con la cabeza con fuerza. —¿Qué… qué

sucede Nana? —Pregunta temeroso.


—¿Cómo los conoces? —Narae mira desconfiada a ambos jóvenes frente suyo.

—Ellos me ayudaron, Nana, por favor. —TaeHyung comienza a sentir presión en su brazo. —Nana…

—No te quiero con esas personas, ella es una prostituta… —Nana comienza a murmurar. —No te puedes juntar
con ese tipo de personas.

—No, Nana… tú no hables así de mi amiga… —TaeHyung niega fuertemente con la cabeza, se suelta del agarre
de su hermana y la enfrenta. —Mimi es mi amiga y no la puedes llamar así. —Se mira dispuesto a defenderla, no
es justo que traten así a una persona tan bonita como su amiga Yang Mi.

—TaeTae, lo que su hermana dice es verdad—. Murmura Yang Mi sin levantar la cabeza, acomoda su cabello
tras de sus orejas una y otra vez, sintiéndose humillada. —Y-Yo… yo solamente estaba preocupada… por eso le
pedí a NamJoon que me acompañe a buscarlo… —Su voz comienza a bajar cada vez más, sin dejar de tocar su
largo cabello negro como muestra de su incomodidad. —Si está bien, entonces me retiro, ya vi que está bien junto
a su hermana, TaeTae y se encuentra bien—. Yang Mi suspira aguantando el llanto, sintiéndose menos ante ellos.

—Mimi—. TaeHyung la mira con la cabeza baja, se voltea a ver a su hermana nuevamente y con el rostro
enojado, comienza a hablar. —Ella es mi amiga, Narae y no puedes expresarte así de ella. —Expresa frunciendo
el ceño, las líneas se dibujan en su frente, el pequeño TaeHyung está realmente molesto.

—TaeTae, su hermana sólo quiere lo mejor para usted—. Yang Mi le mira sonriente, aunque ha cedido ante el
llanto, por sus mejillas bajan silenciosas lágrimas. —Será mejor que me retire—. Hace una pequeña venía y
comienza a andar en dirección contraria a la casa de HoSeok.

—¡Mimi! —TaeHyung comienza a llamarla, pero Narae nuevamente lo toma de la mano.

—Deja que se vaya—. Pide ella, pero TaeHyung vuelve a hablarle con fuerza.

—¡No! Ella es una persona muy buena, ella es una buena persona, Nana… —Voltea a ver a NamJoon, quien

también ha comenzado a caminar en la misma dirección de Yang Mi. —Ellos son mis amigos—. Dice

señalándolo, su hermana lo mira sorprendida, TaeHyung jamás la desafiado, nunca le ha contradicho en nada.
—TaeTae…

—¡Yo me voy con ellos! —Exclama, dejando todo atrás nuevamente. Comienza a alejarse de HoSeok y Narae y

con paso rápido también se pierde entre los árboles, tras de Yang Mi y NamJoon.

—HoSeok—. Narae lo mira de reojo y él está cruzando de brazos y negando con la cabeza— ¿Me excedí? —
Pregunta sonrojada.

—¿Tu que crees, Narae? —HoSeok alza una ceja, sin dejar de mirarla duramente.

—¡Ah! ¡Lo siento tanto! —Narae mira hacia el cielo, intentando aclarar sus pensamientos. —Sabes HoSeok, es

mi hermano, es mi hermanito y sólo tiene 15 años… quiero protegerlo, HoSeok.

—Tiene 15 años, Narae. TaeHyung ya dejó de ser un niño—. HoSeok habla pausadamente, intentando ser
comprensible con su amiga. —No eres su madre, Nana, eres su hermana y TaeHyung es un joven muy fuerte…
intenta dejar de sobreprotegerlo, debes dejar de tratarlo como un niño pequeño.

—Yo sé, yo sé… pero HoSeok—. Narae baja la mirada, recordando a TaeHyung cuando apenas era un niño,
pequeño e indefenso. —Es mi hermano y tengo miedo de que vuelvan a hacerle daño… no quiero que lo lastimen,
de manera física o de cualquier forma, quiero cuidarlo. —Mira a HoSeok, y este ha relajado su postura. —Y esa
chica… ella es…

—Esa chica parecía muy sincera al decir que estaba preocupada por el bienestar de tu hermano, Narae… esa chica
parece ser buena persona y TaeHyung le tiene estima—. Asegura con una sonrisa, Narae enrojece ante el suave
regaño.

—Creo que tienes razón… —Narae suspira, sobando sus ojos exaperada, sin embargo decide seguir a su
hermano. —Debo ir ¿verdad? —Pregunta y HoSeok sonríe cálidamente.

—Vamos Narae, tú puedes hacerlo—. La motiva estirando su mano, Narae sonríe avergonzada, sin embargo
acepta la mano extendida de su amigo.

—Gracias HoSeok.
—Cuando tú quieras, Narae. —Dice HoSeok regalándole una sonrisa de oreja a oreja. Él sabe que Narae también
es una joven de buen corazón, sólo un poco impulsiva.

—! ¡Mimi! ¿¡Dónde estás!? —NamJoon intenta seguirla, pero la jovencita parece haberse escondido entre los

imponentes árboles. —Mimi vamos, regresemos a casa.

—NamJoon hyung… —TaeHyung lo mira caminando cabizbajo. —¿Dónde está Mimi? —Pregunta con voz
baja. NamJoon se encoje de hombros y sigue buscando entre los árboles. —NamJoon hyung… lo que mi hermana
dijo de Mimi… ella no estaba hablando en serio, sólo intentaba… ella intentaba…

—Lo sé, TaeHyung—. NamJoon sonríe mostrando sus hoyuelos cálidamente. —Tu hermana te quiere mucho,
sólo quiere cuidarte y ella nos vio como amenaza—. Dice sin dejar de buscarla. —Pero ahora, lo importante es
encontrar a Mimi, porque si regreso sin ella a casa, Ara me matará… seguro me hará dormir con los lobos—.
Dice bromeando, pero TaeHyung se ve alarmado. —Estoy bromeando, no lo tomes en serio—. Intenta
tranquilizarlo, sin dejar de sonreír. —Ara no es tan mala y los lobos son inofensivos a comparación de ella—.
Suelta riendo.

—Ara noona es muy amable… pienso que los lobos son más peligrosos que ella—. Dice con seriedad.

—Por supuesto—. NamJoon desvía la mirada, ha encontrado a Yang Mi agachada bajo árbol caído. —
TaeHyung… tal vez, sería bueno que tú… —Intenta hablar, pero TaeHyung ya se ha adelantado caminando hacia
Mimi. —Bien, yo sólo esperaré. —Susurra dándole la espalda a ambos.

—Mimi… Mimi—. TaeHyung la llama bajito, sentándose a su lado y colocando su mano sobre la de ella. Yang
Mi la retira de inmediato.

—Oh TaeTae—. Yang Mi retira las lágrimas de su rostro, se gira para mirar a TaeHyung con una sonrisa tímida.
—Me alegro mucho que esté bien… yo estaba muy preocupada por usted—. Le dice entre murmullos.

—Estoy bien, Mimi…

—Y eso me alegra muchísimo, TaeTae—. Sonríe llevando su cabello detrás de su oreja.


—¿Y tú cómo estás, Mimi? —TaeHyung lleva una mano hacia el mechón suelto de Yang Mi y lo coloca con

delicadeza detrás de su oído, Yang Mi enrojece aún más.

—Yo… yo estoy bien, TaeTae… —Susurra, intentando alejarse de él.

—Mimi… lo que mi hermana dijo…

—Oh, no se preocupe TaeTae, entiendo que su hermana esté preocupada por usted—. Dice bajando la mirada, la
vergüenza regresando a su rostro. —No pasa nada.

—No, tú eres mi amiga, y Narae no tenía derecho a decir esas cosas, Mimi… Narae dijo cosas fuera de lugar
totalmente. —TaeHyung se pone de pie y Yang Mi lo mira aun sentada sobre las rocas. —Tú eres una muy buena
persona, eres muy linda… eres más que linda y nadie merece tratarte de esa manera, ni siquiera mi hermana en su
intento de protegerme.

—TaeHyung, no importa, tampoco importa lo que su hermana dice, no es la primera vez que alguien me habla de
esa manera… ya estoy acostumbrada a esas cosas—. Dice encogiéndose de hombros. Pero TaeHyung niega con
fuerza.

—Tú vales mucho Yang Mi, no puedo permitir que pienses lo que mi hermana dijo es verdad… no es así…—Se
detiene cuando Yang Mi se pone de pie y coloca una mano sobre su boca.

—No importa ¿de acuerdo? Dejémoslo así—. Suplica, sus ojitos vuelven a cristalizarse cuando le habla de cerca.
TaeHyung la mira atento, notando el parecido entre Yang Mi con su hermana. —Si es verdad o no, no importa…
no va a cambiar que los demás me vean siempre así… ya me lo han hecho saber, TaeTae… yo no importo…

TaeHyung se deshace del agarre, colocando sus manos sobre sus caderas, vuelve a mirarla con el ceño fruncido.
—No Mimi, no quiero que vuelvas a decir eso, tampoco quiero que vuelvas a pensar de esa manera de ti misma…

—TaeTae… por favor…

—Lo que mi hermano dice, es verdad—. La voz de Narae los interrumpe, ambos muchachos voltean a verla. —
Yang Mi…
—No se preocupe… yo entendí todo allá… —Yang Mi intenta alejarse nuevamente, pero Narae es ágil y
tomándola del hombro con gentileza la retiene en su lugar.

—Te debo una disculpa, Yang Mi—. Narae suspira y aunque afloja su agarre, no la deja ir. —No debí de
expresarme así… yo no debo si quiera pensar de esa forma de ti—. Dice, Yang Mi baja el rostro, incómoda ante
sus disculpas.

—Usted no debe disculparse…

—Si debo, he sido muy descortés y maleducada, tú sólo estabas preocupada por mi hermanito, y te traté
terriblemente mal. —Narae sonríe cuando ve una pequeña sonrisita en la carita pequeña de Yang Mi.

—TaeTae es mi amigo, él cuidó de mí… yo lo quiero mucho… solamente quería saber que él estaba bien—. Dice
sin mirarla al rostro.

—Y agradezco mucho que cuides de él—. Le dice deshaciendo su agarre. Yang Mi ya no intenta alejarse de ella.
—Eres linda, ya entiendo porque mi hermano te tiene mucho aprecio—. Acepta mirando a TaeHyung.

—¡Gracias, Nana! —Su hermano salta hacia sus brazos y le besa la mejilla, en forma de agradecimiento.

—Es tu amiga TaeTae… y no creo que sea mala persona, no si tú la quieres mucho.

—Yo también quiero mucho a su hermanito—. Yang Mi alza la cabeza sin dejar de sonreír.

—Perdóname Yang Mi, sé que TaeHyung estará bien si cuidas de él también. —Narae abraza a TaeHyung
colocando su brazo sobre sus hombros. Yang Mi acepta las disculpas de inmediato recibiendo el abrazo de la
joven. NamJoon se acerca ambas jóvenes con una sonrisa, Narae lo mira y avergonzada, se disculpa ante él. —
Yo… también le debo una disculpa—. NamJoon hace un gesto con la mano indicándole que todo está bien.

—No pasa nada, tranquila—. Expresa sonriéndole.

Narae despeina los cabellos cortos de TaeHyung con una sonrisa, alegre de ver que más personas cuidan de su
pequeño hermano. —Yang Mi ¿tú le hiciste el vestido blanco a TaeHyung? —Pregunta Narae recordando la
prenda que TaeHyung llevaba puesto cuando lo encontró por la mañana.
Yang Mi niega con la cabeza, mira a TaeHyung y luego a NamJoon. —Ara unnie lo hizo para TaeTae.

—Bien—. Narae mira a HoSeok caminar junto a ellos. —Creo que quiero conocer a Ara… sino es molestia.

—¿En serio, Nana? —Su hermana asiente y la sonrisa rectangular de TaeHyung se extiende aun más. —¡Si! ¡Te

la presentaré pronto, hermanita! —Exclama TaeHyung animado, teniendo a sus amigos a su lado.
028

Llevar al Sultán al castillo no fue tan fácil como lo pensaron, además que fue realmente difícil convencer a
NamJoon que los ayude a cargarlo sobre sus hombros aun cuando el efecto de la bebida rara de HoSeok hacia
efecto en él, claro está que HoSeok calculaba que era muy probable que JungKook despierte a medio camino.

Tampoco fue fácil divisar a Jin antes de llegar a territorio real y que los guardias piensen lo peor de esos jóvenes
que solo querían ayudar y explicarle a él lo que había sucedido. Pero fue realmente difícil, una vez más lidiar con
ambos muchachos; Jin y HoSeok al mismo tiempo, Narae ya estaba un poco cansada de eso también.

Pero Jin no tenía mucho tiempo para ponerse a jugar al “macho alfa” con HoSeok; fue así como recordaba que
Narae los había llamado cuanto notó la tensión entre ambos varones. Jin debía llevar a JungKook al palacio y
llamar al doctor de la familia real y ver si su primo sólo estaba drogado con algunos remedios caseros, pues,
aunque parecía despierto no podía caminar por sí mismo. Con una última mirada de advertencia, decidió hacer lo
correcto y corrió hacia el castillo con su primo en brazos.

Nana—. TaeHyung jala del brazo a su hermana, con miedo de seguir avanzando, pero ella parece estar decidida a
regresar. —Nana, tal vez yo no debería volver a casa, papá se molestará conmigo, hermanita. —Susurra
aferrándose de su brazo.

—TaeHyung, cariño, debemos regresar, nuestras cosas están en ese lugar—. Dice no muy segura, ella tampoco
quiere regresar, pero no tienen donde quedarse y aunque HoSeok había ofrecido su casa, ella había rechazado a su
invitación.

—Pero y si papá no quiere que yo-

—No, papá no dirá algo, él ya no tiene derecho. —Mira a su hermano asustado y con muchas dudas en la cabeza,
piensa en insistir ir a casa nuevamente. —No permitiré que te hagan algo, TaeHyung… Vayamos por una semana
¿de acuerdo? Déjame encontrar un lugar para los dos y estaremos bien, sólo dame una semana, por favor…

—E-Está bien, Nana—. Acepta TaeHyung confiando en ella aún con temor.
Narae lo observa, su hermano se ve desprotegido y mucho más pequeño y frágil entre la ropa de HoSeok, ella no
desea hacerle esto, ella no le hará daño. Ella tampoco permitirá que lo lastimen más. Se acerca a él y con
delicadeza, aparta las lágrimas de sus mejillas.

—Debemos regresar con HoSeok ¿verdad? —Pregunta en un suspiro. TaeHyung lo mira sorprendido. —Él no
nos lastimaría nunca ¿es así? Es un buen tipo y te quiere mucho, hermanito.

—Él también te quiere, Nana—. Asegura con rapidez, sorprendido pero sintiendo un ligero alivio en su pecho,
desea regresar con su hyung, pero la puerta de su casa se abre y mira a su madre salir con la cabeza gacha. Narae
se gira al oírla y casi, automáticamente se pone delante de su hermanito cuando su madre los ve desde el otro
extremo.

—TaeHyung—. Susurra ella indecisa de acercarse o no a ellos, TaeHyung intenta alcanzarla, pero Narae se lo
impide.

—Espera, TaeTae—. Le pide en voz baja, su hermano asiente aun con el deseo de ir hacia su madre. — ¿Papá
está en casa? —Pregunta en voz alta, la observa temblar y asentir en su lugar. —Entonces no entraremos,
mamá—. Asegura tomando la mano de su hermano menor.

—Quiero ir con mamá, por favor—. El rostro de su madre le recuerda lo mucho que la ama, y que desea hacerla
feliz, que esté bien con su familia.

—TaeHyung, papá está en casa, mejor regresemos con HoSeok ahora y cuando él no esté aquí podremos regresar,
¿Está bien?

—Pero mi mamá está llorando, Nana. Debemos ir con ella, hermanita—. TaeHyung le sonríe al borde del llanto.
Su hermana es quien está atemorizada ahora.

—TaeHyung—. Pero la voz de su madre vuelve a llamar su atención. TaeHyung se suelta del agarre de su
hermana mayor y camina hacia su madre, sus pasos son rápidos y en cuanto está cerca de ella, se abalanza hacia
sus brazos, la mujer llora apretándolo contra su cuerpo. —Lo siento tanto, cariño. —Susurra, pero TaeHyung
niega con la cabeza, él piensa que debe quien debe disculparse es él, él está rompiendo su pequeña familia.
Porque todo es culpa.
—Mamá… mamita…

—TaeHyung, vamos ahora… papá saldrá en cualquier momento—. Narae lo toma de la muñeca y con un ligero
empujón, logra separarlo de su madre. Sus ojos se fijan en el rostro de ella, y siente su corazón encogerse; su
rostro, el rostro de su madre está realmente dañado. Su piel, el contorno de sus labios, sus ojos, ella ha perdido
mucho peso en tan pocos días. —Mamá… —Ella extiende su mano para apartar su cabello, pero la puerta de su
casa se vuelve a abrir.

—Hye—. La gruesa voz de su padre los paraliza en su lugar. —Mujer, entra—. Vuelve a ordenar.

Hye asiente apenas y con una sonrisa fugaz se separa de sus hijos, pero la mano de Narae es rápida, la sostiene
con fuerza e impide que se aparte de ellos.

—No vayas, mamá—. Le dice en voz baja, pero su madre se libera de su agarre con gentileza.

—Ustedes dos, también pasen—. Ordena con la voz dura. Ambos chiquillos se estremecen ante su voz.

—No iremos contigo papá. —Dice Narae intentando mostrarse segura. Escucha a su padre resoplar y con una
mano abre más la puerta de la casa.

—He dicho que entren ahora. —Vuelve a ordenar y Narae siente como TaeHyung se suelta de ella y camina con
la cabeza gacha hacia su casa.

—No, TaeHyung—. Intenta detenerlo, pero su hermano menor ha tomado la mano de su madre y la dirige a la
puerta, sin levantar el rostro o detenerse.

Narae los mira entrar con impotencia, el viejo hombre aún espera por ella en la puerta. —No me hagas volver a
repetirlo Narae. —Advierte y ella con temor, también decide entrar a la casa de sus padres.

Hye se sienta en el sofá con sus hijos a ambos lados de ella, su esposo está sentado frente a ellos y su rostro duro
y serio los atemoriza en demasía, el hombre los mira casi sin pestañar, resopla y toma un trago largo de la cerveza
que había estado bebiendo antes que sus hijos llegaran.

—Yo-
—Silencio Hye—. Ordena con un gruñido, la mujer se estremece y baja la cabeza. Narae observa a su padre y
nota cuando sus ojos oscuros se han posado en su hijo menor, ella decide colocarse a su lado.

—Papá, TaeHyung y yo necesitamos descansar…—Anuncia cuando se ha colocado frente a su hermano, de pie y


siendo un escudo para él, el hombre esboza una sonrisa ladina cuando la escucha hablar. —No estoy siendo
graciosa, él debe dormir y yo también necesi-

—Guarda silencio, Narae. —Su voz es alta y calla de inmediato a la joven. —¿Crees que pueden hacer lo que
quieren ustedes dos? —Pregunta bajando la jarra de cerveza a un lado. —¿Creen que este es un hotel para que se
desaparezcan y vengan cuando se le da gana? —Vuelve a preguntar pero su familia se queda en silencio de
nuevo. —TaeHyung, ven aquí—. Ordena y Narae agarra a su hermano por el brazo cuando siente que este se
pone de pie tras de ella.

—No. No irá a ti si le vas a golpear de nuevo. —Ella es la única que atreve a hablar, su hermano en silencio se
intenta liberar del agarre y llegar al hombre. —TaeHyung, quédate conmigo.

—TaeHyung. —Y sólo basta que lo llame una vez más para que el más pequeño de su familia camine con miedo
hacia él. Su padre observa su rostro y su cabello, se ve mejor de cómo lo dejó la última vez que lo vio antes de
desaparecer, su rostro está limpio sin sombras ni moretones y su cabello ahora está acomodado y más corto antes
que él mismo le haya quitado sus largos rizos castaños. —¿Dónde has estado? —Pregunta sereno, pero TaeHyung
tiene demasiado para hablar. —Responde.

—Yo… yo he e-estado…

—No quiero que tartamudees cuando me hables. Debes dirigirte a mí con respeto y como un hombre, no como un
niño idiota y marica—. Le advierte.

—No, no le hables así—. Narae se coloca a su lado dejando a su madre atrás.

—Dime dónde has estado. —Vuelve a exigir ignorando a su hija, TaeHyung intenta hablar pero su voz se quiebra
cuando lo hace, enfadado de su comportamiento, lo golpea con el puño cerrado en la mejilla izquierda. Su piel
enrojece rápidamente con el golpe.
—¡No! ¡No lo golpees más! —Narae abraza a su hermano cuando este se desestabiliza en su lugar. —¡No lo
hieras más, por favor papá! —Pide y ella no puede evitar llorar al escuchar a TaeHyung quejarse de dolor.

—Suban a sus habitaciones y desde hoy las salidas están prohibidas ¿me escucharon? Desde hoy ninguno de los
dos sale de esta casa sin mi autorización. —Anuncia volviéndose a sentar para acto seguido tomar un cigarrillo
entre sus labios y ordenarle a su mujer a encenderlo. Ella no demora en hacerle caso.

—Quiero estar sólo, Narae—. Pide TaeHyung cuando ambos han subido a la segunda planta y ella insiste en
dormir en su habitación también.

—Pero TaeHyung…

—Narae, quiero estar sólo por favor…—Suplica y ella agacha la cabeza avergonzada.

—Lo siento mucho, todo esto es culpa mía… no debí haber insistido en regresar aquí—. Dice con los ojos
brillantes. TaeHyung se prohíbe así mismo abrazarla y consolarla.

—No digas eso, no tu culpa. Pero ahora quiero estar sólo por favor—. Vuelve a decir.

—Está bien—. Narae acepta y acariciando la mejilla herida de su hermano con suavidad, se aparta. —No olvides
nunca, que te amo, te amo mucho. Por favor no lo olvides ¿sí? Estoy aquí para ti… siempre estaré para ti,
TaeHyung.

—Lo sé, hermanita. Yo también te amo mucho—. Susurra sonriéndole en una mueca. La mira suspirar y dar un
paso atrás. Sin decir nada más, cierra la puerta de su habitación con cuidado. Él no lo sabe, pero Narae decide
pasar la noche a los pies de su habitación, esperando que él vuelva a abrir la puerta para dejarla entrar.

TaeHyung se recuesta sobre su cama, debajo de la almohada está la túnica del Sultán que parece sucia aún,
incluso cuando TaeHyung lo había lavado repetidas veces. Cansado, decide no preocuparse de eso aún, desea
dormir y olvidar todo, olvidar lo ocurrido y olvidarse de todos. Desea simplemente no pensar en nada, y dejarse
llevar en un sueño vacío, sin emociones ni sentimientos, porque ellos pesan en su interior, y él simplemente desea
dejar de sentir y olvidar, como si fuese nada, como si no hubiese existido siquiera.
×××

—Deja de mirarme así, me duele demasiado la cabeza—. JungKook se queja en voz baja, aun cogiéndose la
cabeza vendada, apoyado sobre su cama.

—Por supuesto, te la rompiste niño idiota—. YoonGi gruñe al oírlo quejarse, detesta cuando JungKook se pone
de ese humor. Prefiere verlo renegando o con aires altivos.

—Ah… duele…

—Eso te sucede por hacer tu berrinche a la abuela. Ella se asustó ¿sabes? —Jin le extiende un té caliente y
JungKook niega en recibirlo. —Si no te lo tomas, te lo volcaré encima, y mira que el agua acaba de hervir—.
Amenaza, su primo menor acepta a regañadientes.

—Ni siquiera fueron a buscarme… —JungKook no puede evitar hacer un puchero cuando da un sorbo al líquido
caliente, decide esperar a que baje su calor.

—Sí, si fuimos—. YoonGi levanta el brazo para tomar un pan de la mesita de noche de JungKook, que Jin les
había llevado para compartir.

—Pero la abuela dijo que estabas en buenas manos—. Informa Jin con una sonrisa en los labios.

—¿Buenas manos? —Pero JungKook no recuerda nada de su accidente, ni mucho menos de la ayuda que

recibió.

—Sip—. Jin muerde una galleta también, y después de masticar responde la pregunta silenciosa de su primo. —
Estabas con los hermanos Kim.

—¿Cómo dices? —JungKook lo mira sorprendido, deja su taza de té sobre la mesa e intenta acomodarse entre

sus colchas. — ¿Estuve con TaeHee?

YoonGi rueda los ojos al oírlo y Jin niega con la cabeza, ambos ligeramente incómodos.
—TaeHee es muy niña para ti ¿no crees? —Jin comienza a decir, pero el rostro del sultán se distorsiona al oírlo.
—Debes dejarla ir, sólo déjala ir…

—¿Cómo me puedes decir eso, SeokJin? —JungKook olvida su dolor de cabeza por unos minutos al intentar
rebatirlo.

—Jin tiene razón. —YoonGi interviene sólo por el placer de hacerlo enojar, al sultán y a Jin claro está. —Debes
apuntar a una mujer, ¿Qué te parece Narae? Ella si es toda una mujer—. Agrega de manera sugerente.

Pero el golpe de Jin no se hace esperar. YoonGi cae al piso sentado, con su galleta destrozada por su peso.

—¡Deja de decir idioteces, YoonGi! —Exclama el mayor de los primos, su rostro enrojecido de enojo y sus ojos
brillantes. No siempre es bueno ver a Jin enojado.

—Sí, YoonGi… Narae no es tan bonita como sus hermanitos menores—. JungKook comenta en voz alta.
Recibiendo un pellizco fuerte en uno de sus brazos. — ¡Auch! ¡Oye! ¡Jin!

—Son idiotas. Los dos. Eso es lo que son. Idiotas. —Jin se pone de pie y tomando la bandeja con galletas, sale de
la alcoba del Sultán.

—Jin… —JungKook mira sus galletas irse y molesto, se dirige hacia su primo YoonGi. —Eres un tonto ¿Por qué
tenías que bromear así? —Pregunta irritado, cruzándose de brazos.

—Tú me seguiste el juego, también es tu culpa—. YoonGi suelta tranquilamente, sacudiendo su ropa de las migas
de la galleta.

—Bueno… ahora debes pedirle perdón y traer de nuevo esas galletas—. JungKook sonríe para intentar que
YoonGi recupere sus dulces, pero él se niega.

—Nop, tú pídele perdón. Él se supone debe pedirle a tu niña bonita que baile para ti en tu cumpleaños… sí le
haces enojar de nuevo, le pedirá a la abuela que baile para ti en su lugar—. Le dice divertido, caminando hacia la
puerta.

JungKook se demora en entender sus palabras. Parpadea lento hasta darse cuenta de lo que su primo ha dicho. —
¡Espera! ¡Min YoonGi vuelve aquí! —Ordena, pero ya es tarde, está sólo en su habitación nuevamente.
029

La oscuridad de la casa es abrumadora y ella debe guardar silencio o despertaría a sus padres. Con lentitud
sostiene los morrales de ella y de su hermano menor sobre el hombro, camina en el pasadizo y con un ligero
temor, abre la puerta de la habitación de su hermano.

TaeHyung está durmiendo aún con la ropa de HoSeok puesta, no ha desarreglado su cama y abraza con fuerza
una túnica deshecha.

Narae abre los cajones y comienza a escoger con rapidez su ropa tanteando en la oscuridad, cuando ha terminado
se dirige hacia TaeHyung en silencio.

—Oye TaeTae—. Susurra meciéndole con gentileza. —Hermanito, despierta—. Pide y él se remueve apenas en
su lugar. —Cariño, por favor despierta…

El pequeño jovencito la mira entre la oscuridad, su hermana le sonríe intentando brindarle seguridad.

—¿Narae? —Pregunta y ella lo silencia suavemente. —¿Qué sucede, Nana?

Narae se sienta al borde su cama y le muestra ambos morrales, él lo mira con el ceño fruncido y confundido.

—Vamos a irnos ahora, TaeTae—. Anuncia ella y TaeHyung arruga su carita aún más.

—No, Nana. No podemos…

—Vamos ir con HoSeok ¿de acuerdo? Sé que él nos va a cuidar y podremos estar bien, al menos hasta que
consiga trabajo y tenga un lugar donde podemos estar.

—Pero y mamá… ella se quedará sola… —TaeHyung se sienta sobre su cama y abraza con mucha más fuerza la
túnica que sostiene entre sus manos. —No podemos dejarla sola, Narae.

Ella sonríe con tristeza ante sus palabras, a pesar de la oscuridad puede ver el rostro golpeado de su hermanito.
Lleva una mano a su mejilla dañada y la acaricia intentando borrarla, deseando que nunca hubiese estado ahí para
comenzar.
—Yo regresaré por ella ¿está bien? —TaeHyung niega e intenta apartar la mano de su hermana, pero ella no se lo
permite. —Puedo pensar mejor si te tengo seguro a ti, puedo actuar mejor si tú estás bien… sólo me importa eso.
Puedo regresar por mamá cuando esté segura que tú estás bien… papá no me tocará, él… él no me lastimará, así
que vendré por ella cuando tú estés a salvo.

—No quiero dejarla.

—No la dejaremos, sólo vamos a ponernos a salvo y luego ella también estará con nosotros, mi amor…

—¿Me lo prometes, Nana? —Pregunta inseguro.

—Te lo prometo, cariño—. Asegura ella con una sonrisa, TaeHyung se acerca y la abraza contra su cuerpo. —Te
amo y no voy a permitir que seas herido de nuevo… te lo prometo, mi TaeTae…

La pequeña casa de HoSeok está alejada del pueblo, casi a las afueras de este, por los molinos grandes cerca al
río, Narae sostiene la mano de TaeHyung con firmeza y carga sobre su hombro su morral, TaeHyung lleva el suyo
propio y se escabullen entre las calles oscuras del pueblo.

Ambos tienen miedo, la luna está oculta gracias a las nubes oscuras y no hay estrellas que brillen e iluminen su
andar, así que ambos caminan con cuidado por las calles de piedras.

Los sonidos lejanos los asustan por ello apuran sus pasos para llegar a su destino. Narae no sabe si HoSeok los
recibirá por más de un día, pero al menos está segura que esta noche él no los rechazará y con eso le es suficiente.

Y en cuanto lo hacen, HoSeok los recibe con una enorme sonrisa en el rostro. Él corre hacia ellos cuando ambos
dejan caer los morrales a la tierra.

—Yo tenía este sentimiento ¿saben? Yo sabía que iba a recibir muy buenas visitas—. Les dice en cuanto les
permite entrar a su casa. —Estoy feliz que estén de nuevo conmigo—. Exclama encendiendo las luces.

Ambos hermanos agradecen con timidez, HoSeok se gira hacia ellos y su sonrisa se desvanece en cuanto ve el
rostro de TaeHyung. Con un suspiro y sin preguntar, pone a calentar un poco de agua para curar la mejilla de su
pequeño amigo.
—Él estaba preocupado por mí, papá estaba preocupado por mí, HoSeok hyung… —Intenta explicar TaeHyung
cuando HoSeok está lavando su herida. —Cuando él se preocupa, él se pone de esa manera… sólo estaba
preocupado, hyung…—Intenta defenderlo.

HoSeok resopla al oírlo. —Claro, por supuesto TaeHyung. Te creo—. Dice con ironía.

—HoSeok—. Narae intenta callarlo, pero él resopla mucho más fuerte. Los tres guardan silencio sintiéndose
incómodos.

Sólo cuando él ha terminado de limpiar y curar la mejilla de TaeHyung y este está dormido en la cama de
HoSeok, él tira de la muñeca de su amiga hacia fuera de la casa. Ella se deja llevar y lo sigue en silencio. Sabe
que él pronto comenzará a gritar y agradece internamente que no sea frente a su hermano.

—HoSeok…

—No. Tú te callas, Narae. —HoSeok la mira al rostro con la mandíbula apretada y su mirada perfilada. —¡Te dije
que no debían regresar ahí! Pero tú… tú insistes. Tú sigues empujando… tú eres tan terca—. Pasa su peso de un
pie a otro y revuelve su cabello. Está molesto, está furioso porque ella se expone junto a su hermano, junto a ese
pequeño chico de bonito rostro y enorme corazón, y él no entiende como ella puede ser así de terca. —Te advertí
que tu padre lo lastimaría y mira, lo hizo. Le golpeó. —La mira y camina hacia ella, Narae se limita a retroceder
cuando choca contra la pared de madera de la casa. Él la encierra con su cuerpo. —¿Debo agradecer que esta vez
sólo haya sido un golpe y no lo haya dejado moribundo? ¿Dime, debo ser feliz por ello?

—HoSeok escúchame…

—¡No! ¡Escúchame tú a mí! —Su rostro se colorea en tonos rojizos gracias a la ira. —Jamás, escúchame bien,
Kim Narae. Jamás en toda tu vida vuelvas a ponerte en peligro innecesario y no arrastres a TaeHyung en eso… —
Exige. —¡No se pongan en peligro otra vez! —Vocifera.

Respira resoplando y pesado, la mira directo a los ojos, agachándose levemente para colocar su rostro frente al
suyo.

Narae se pone de puntas sobre sus pies y una sonrisa tímida se asoma en su rostro.
—Tú nos quieres—. Susurra contra sus labios, HoSeok cierra los ojos al tenerla tan cerca a él. —Tú nos quieres y
es por eso qué estas molesto, porque nosotros te importamos—. Sigue hablando entre murmullos. —Yo nunca
había sido reprendida de esta manera, de una persona que me quiere realmente… nunca…

—Narae…

—Yo también te quiero, te quiero HoSeokie—. Sonríe ella bajando la mirada. —Pero soy una chica tonta que no
hace nada bien… que siempre actúa antes de pensar… pero si te quiero, te quiero mucho HoSeok y eres mi amigo
y yo… yo…

—No quiero ser tu amigo, Narae—. HoSeok la acorrala aún más contra el muro, siente el cuerpo de Narae apenas,
porque no se atreve a tocarla, la siente temblar y evitar su mirada. Así que, colocando su mano bajo su mentón, la
obliga a alzar el rostro. —No quiero ser tu amigo…

—Yo… te quiero, HoSeokie—. Vuelve a susurrar ella.

Y es suficiente para él, es todo lo que necesita oír para atrapar sus labios con los suyos, es apenas un roce suave
porque él no ha besado antes, es su primer beso y se lo está regalando a ella. Y Narae toma el dulce toque con
temor, se envuelve a su alrededor y se aprieta contra él, ella intenta besarlo de regreso, es torpe pero realmente
sincero. Ambos sonríen y con una timidez absoluta y reflejada en el rostro, se dejan envolver en el cuerpo del
otro.

×××

TaeHyung se cruza de brazos con un puchero en los labios, Narae sin querer le ha dicho que SeokJin le ha pedido
que baile como TaeHee en la celebración del cumpleaños del Sultán, había mencionado luego que podrían pagarle
al equipo de baile por la presentación y TaeHyung sabía que necesitaban el dinero.

—TaeHyung, puede ser peligroso—. Insiste ella intentando ser comprensiva, sin embargo, TaeHyung niega con
la cabeza sin querer escucharla más. —Si alguien descubre que eres varón, podría ser peligroso, si le cuentan a
papá… sería muy malo.
—Ya he bailado antes vestido de chica con muchas personas. —Refuta TaeHyung sin darse por vencido, ve a su
hermana suspirar y abrir la boca. —Además, el dinero nos vendrá bien también, no podemos seguir tomando
cosas de HoSeok así sin más… podremos irnos a otro sitio sin necesidad de molestarlo.

—Te he dicho que comenzaré a buscar trabajo ¿sí? Vamos a estar bien y no necesitarás exponerte de esa manera,
TaeTae.

—No. Si comienzas a trabajar vas a dejar de estudiar… y no es justo. Además, ya lo he hecho antes, Narae. —
TaeHyung remarca sus palabras con un respiro fuerte, Narae se deja caer en el sillón y toma una bocanada de aire.

—Cuando bailaste antes, lo hiciste con mis amigos de baile, confío en ellos y era un grupo muy pequeño. Bailar
en la ceremonia del Sultán significa que todo el pueblo te verá, alguien podrá saber que eres tú… mamá y papá
también irán, además. —Dice y TaeHyung se sienta a su lado.

—Narae, esto es por ambos. Aunque no te guste lo haré. Necesitamos el dinero y esto nos ayudará mucho…
déjame hacerlo, puedo hacerlo. Solo confía en mí. —Ruega TaeHyung tomando una mano de Narae, pero ella se
aleja de él y se pone de pie.

—No. No lo harás.

—Esto ya no es tu decisión, Narae. Hablaré con SeokJin hyung y le diré que TaeHee está muy emocionada de
bailar en la ceremonia.

Narae siente sus mejillas enrojecer al sentirse molesta por las palabras de su hermano menor, así que, sin
pensarlo, comienza a decir. —Bien, haz lo que quieras entonces. Baila para el idiota del Sultán frente a todo el
pueblo. Pero no bailarás con el equipo de baile de la universidad. Tendrás que hacerlo sólo.

TaeHyun se pone de pie y camina hacia la puerta. —Bien, será un baile en solitario entonces. —Dice decidido, se
arremanga las mangas largas y camina hacia la puerta, da unos cuantos pasos ignorando a su hermana por
completo, piensa en lo valiente que ha sido, hasta que pisa el largo del pantalón y cae sonoramente sobre el piso
de madera.

Narae intenta acercarse por instinto, pero sabe que herirá el orgullo de TaeHyung por lo que lo mira sin decir
nada. TaeHyung se pone de pie con un poco de dificultad y limpia su ropa con sus manos, HoSeok entra a la
habitación al oír el ruido desde afuera. —¿Qué sucede? ¿Se cayó algo? —Pregunta confundido al ver rostro
enojado de ambos hermanos.

—Nada hyung, no pasa nada. —Responde TaeHyung y sin decir algo más sale de la casa.

—Yo escuché ruido ¿Qué paso? —HoSeok mira a Narae dudando. Ella niega con la cabeza y sonríe decaída.

—Creo que TaeHyung está creciendo… sólo eso… —HoSeok levanta una ceja interrogándola, pero ella no dice
más.

—Narae lo de anoche… —Comienza a decir HoSeok intentando tocar el tema que Narae ha evitado toda la
mañana.

—Creo que me daré un baño, ¿sí? —Se apresura ella a decir, toma sin descuido alguna prenda y sale corriendo
hacia el exterior de la casa, sin esperar alguna otra palabra de HoSeok sobre el tema.

×××

YangMi asiente con la cabeza luego de que TaeHyung le ha contado sobre la pelea que ha tenido con su hermana
mayor. Cuando él termina su relato, ella le sonríe con gentileza y toma su mano. —Yo pienso, TaeHyung, que es
peligroso ¿no lo piensa usted también? —Pregunta.

NamJoon entra a su casa con una bolsa de tela y fresas recién lavadas. —¿Qué es peligroso, Mimi? —Pregunta
apresurándose en vaciarlas en un plato y acercarse a ambos menores con las fresas.

—TaeTae desea bailar para el Sultán—. Dice YangMi y con la mirada insta a TaeHyung a responder su pregunta.

—Pero nos darán dinero… posiblemente nos den mucho dinero, es la reina quien pidió el favor… luego SeokJin
hyung le dijo a Nana que les daría algo a cambio y yo pienso que tal vez podría darnos un poco de monedas de
oro… conseguiríamos un lugar bonito y hasta podrías venir con nosotros también, Mimi. —Dice con rapidez, con
temor a que su amiga diga algo más.

—Habrá mucha gente, es probable que todo el pueblo vaya… —Opina NamJoon extendiéndole el plato con
fresas a ambos, ellos toman una cada uno y TaeHyung come la suya de un bocado.
—Puedo disfrazarme, no sabrán que soy varón. —Dice encogiéndose de hombros.

NamJoon escucha y asiente ante la respuesta, está en total desacuerdo con él, pero piensa que no debería meterse
en las decisiones de su pequeño amigo. La puerta se abre antes que vuelvan a decir algo más y Ara entra con una
sonrisa en el rostro y sosteniendo una pequeña canasta entre los brazos. —¿Ya estamos listos? —Les pregunta
con una sonrisa en el rostro.

—Ara no cargues peso—. NamJoon coloca el plato de fresas entre las manos de YangMin y se apresura a
acercarse a Ara, quien le pica la mejilla cuando NamJoon le quita la canasta de las manos.

—Estoy embarazada, no discapacitada. —Exclama sacándole la lengua. NamJoon se encoge de hombros


satisfecho de ayudar a su pareja.

YangMi sonríe ante la interacción de la pareja. —Creo que es por el bien de usted y su bebé que no debe cagar
peso.

Ara asiente a sus palabras, y con beso en la mejilla de NamJoon, se disculpa. —Lo siento amor, agradezco que te
preocupes por nosotros. —El mayor asiente sonriendo con las mejillas sonrojadas.

TaeHyung y YangMi comienzan a reír ante su comportamiento. —Ah que tierno, hyung—. Exclama TaeHyung y
Mimi asiente efusivamente.

—Ven aquí, TaeHyung—. Ara lo llama buscando en el cajón próximo a la mesita de la puerta. TaeHyung corre a
su lado sin demora. —Levanta las manos, por favor—. Pide y cuando TaeHyung alza los brazos, siente el frío de
la cadena al contorno de sus caderas. —No te muevas o no podré enganchar el cinturón, cariño—. Le dice
amablemente. Una vez que deja libre al pequeño, lo mira con una sonrisa en el rostro. —Estás hermoso—. Alaga.

—¿Se ve bien? —La pregunta se alza entre sus risas, TaeHyung mueve las caderas repetidamente, el pañuelo de
monedas gira y suena alrededor de él.

—¡Qué hermoso! —Exclama YangMi, parándose a su lado y observando las monedas brillar alrededor de su

amigo. Abre los ojos al ver los movimientos de TaeHyung. —Podrá usarlo para el baile del Sultán. —Comenta

y Ara pregunta por ello. —TaeHyung desea bailar en el cumpleaños del Sultán como TaeHee.
NamJoon guarda la canasta en la cocina mientras escucha la platica de su novia y sus pequeños amigos, su novia
se escucha muy entusiasmada mientras los menores le explican con más detalle todo lo sucedido.

—Muy bien, entonces yo te enseñaré cariño. Verás que brillarás en ese festival—. Ara le guiña un ojo y
TaeHyung la mira con los ojos brillantes.

—¿De verdad me enseñará a bailar? —Pregunta con una sonrisa.

—Por supuesto que sí, si tú quieres hacerlo yo te apoyaré. —Responde y TaeHyung la abraza con alegría,
agradeciendo su apoyo. —Yo te enseñaré a mover esas caderas. —Palmea su trasero haciéndole sonrojar aun más.

×××

—Y dime ¿aceptó? —JungKook se sienta a su lado alejando los libros que SeokJin tiene sobre la mesa, él lo mira
con el rostro arrugado.

—JungKook, quítate—. Le dice empujándolo con un brazo, el movimiento es brusco y logra hacerle caer de su
silla.

— ¡Auch! ¡SeokJin! —Exclama levantándose del piso. Una vieja mujer los silencia con el ceño fruncido.
JungKook la mira y decide hacer caso omiso a su petición. —No me empujes de nuevo. —Advierte.

—Estoy estudiando ahora, vete ya—. Le vuelve a decir tomando sus libros, JungKook chasquea la lengua y
vuelve a quitarle los libros de las manos. —JungKook, estamos en la biblioteca, sólo vete ¿sí? Hablamos en casa
más tarde.

—No, necesito saber ahora, TaeTae bailará en mi cumpleaños ¿verdad? —Sigue insistiendo.

—Ah, voy a clavarle una daga en el cuello a YoonGi cuando lo vea. —Refunfuña entre dientes. Y mirándolo
directamente a los ojos, dice. — ¿Por qué tenía que decirte? Se supone que tú no debes saber nada.

—Bueno, ahora ya lo sé. Dime, ella bailará ese día ¿cierto? —Pregunta bajando la voz cuando la mujer los vuelve
a mirar de mala manera.
—Pues no, ¿pero sabes quién si bailará? —Pregunta acercándose a él y hablando con los dientes apretados. —La
abuela. La abuela bailará para ti ¿contento? —Pregunta y sonríe de lado a lado al ver el rostro de su primo.

JungKook se separa de él de inmediato, su cara distorsionándose ante la imagen de su abuela con vestidos
pequeños y bailando a su alrededor. — ¡Ugh! ¡SeokJin! —Vuelve a gritar y esta vez el golpe que recibe en su
cabeza lo toma desprevenido, a él y a su primo mayor.

—Usted no puede hacer eso—. Exclama enojado, se pone de pie dispuesto a enfrentar a esa mujer, pero Jin tira de
su mano para volver a sentarlo a su lado.

—Basta, tú te quedas quieto y en silencio aquí ¿me oyes? —Y aunque Jin está hablando en susurros, no puede
evitar poner rigor en su voz.

—Soy el Sultán ¿Cómo mierda se atreve esa vieja loca golpearme? ¿Acaso no sabe quién soy yo?

—Sí, sí, el famoso Sultán. Ahora guarda silencio o hablaré con Narae para que no deje bailar a TaeHee—. Intenta
chantajear, pero se muerde la lengua automáticamente al darse cuenta de lo que acababa de decir. Narae le había
confirmado aquella mañana que TaeHee bailaría aunque parecía estar deprimida cuando se acercó a él a
confirmarle.

Los ojos negros de JungKook se abre totalmente, olvidando el dolor en su cabeza y su enojo inicial, la sonrisa
vuelve a apoderarse de su rostro. — ¿Ella aceptó?

—Mira, no te voy a decir nada de nada—. Jin se cruza de brazos y evita mirarlo al rostro, enojado consigo mismo
por no saber medir sus palabras.

— ¡Ella aceptó! —JungKook se pone de pie en un salto y sin importarle la bulla que provoca o que los demás
alumnos lo están mirando o si la mujer vuelve sobre sus pasos, más que enfadada, coloca ambas manos sobre
el rostro de Jin y lo atrae al suyo, dándole un sonoro beso en la frente. — ¡Veré a mi princesa! —Vuelve a
decir en un grito y sin mirar a su alrededor, sale de la biblioteca, casi corriendo.

—Ah… es mi primo, señora… lo siento mucho—. Jin se disculpa tomando todos sus papeles y libros entre ambos
brazos, alza la mirada y nota que todos tienen los ojos fijos en él. — ¡Él es sólo mi primo! —Aclara ruborizado y
sale corriendo del lugar de inmediato.
030

Sus ojos se posan sobre su rostro y arruga el ceño, es muy raro, demasiado extraño que el Sultán del palacio, el
insufrible Jeon JungKook esté tan callado en medio de la sala de recepciones y mirando por la ventana hacia un
cielo muy azul sin nubes. Él ha estado en completo silencio desde hace una semana y no está rodando por
cualquier parte hostigando a quien se cruce por su camino, incluso no ha vuelto a insistir en la presentación de su
cumpleaños, ni ha preguntado sobre su princesita de grandes y hermosos ojos miel.

Jeon JungKook se ha limitado a guardar silencio y andar cabizbajo por cualquier lugar del palacio o de la
universidad y eso no es común en él.

—¿Qué tanto piensas, JungKook? —Jin se sienta frente suyo y recostando su brazo derecho por el sillón, apoya
su mejilla sobre la palma de su mano, sus ojos mirando concentrado a su primo menor; quien parece no haberle
oído. —Oye, ya… ¡JungKook, despierta! —Lo llama en voz alta, él sacude su cabeza aturdido.

—¿Qué sucede SeokJin? —Pregunta con voz serena y baja, Jin cambia la posición y se acerca un poco más a él.

—Eso te pregunto yo, ¿Qué sucede JungKook? —Pregunta de nuevo y JungKook sacude la cabeza en señal de
negación.

—Nada, nada… no te preocupes, Jinnie—. Intenta calmarlo pero su mirada se desvía nuevamente hacia la
ventana.

—¿La reina te ha dicho algo, Kookie? —Presiona con un toque ligero de dulzura. —Puedes confiar en mí. Si algo
te carcome la cabeza, sólo dímelo.

JungKook sonríe en agradecimiento sólo para indicarle que lo ha oído, pero él no desea hablar de ello realmente,
él desea librarse de todo este malestar que un título coloca sobre sus hombros.

—Kookie, por favor dime que sucede. Me estas asustando. —Jin ruega con una voz suave, casi es un murmullo y
se ha pegado tanto el cuerpo de su primo, que recién se da cuenta que él ha estado temblando. —Kookie…

—Mamá habló conmigo, Jin—. Dice sin mirarlo. —Habló conmigo hoy y ella… me dijo que es momento de
crecer…
Jin lo mira atento, guarda silencio al escucharlo, él sabía que la reina le iría a exigir una madurez inmediata y con
ella la responsabilidad que todo rey debe demostrar, pero JungKook tiene 18 años y en menos de dos semanas él
cumplirá 19 años, esa no es edad para asumir un puesto tan importante, además a él no lo educaron para ello
todavía, JungKook es un consentido y mimado, un chico egocéntrico pero de buen corazón en el fondo, él se
preocupa por los demás, por las personas que él amaba y estaba aprendiendo a respetar y tratar como debe ser a
quienes lo rodeaban.

Él simplemente no estaba listo para…

—Iré con mamá a tierras extranjeras en tres días, Jin. Visitaremos tres reinos diferentes y tendré que escoger una
esposa—. Susurra aún con la mirada perdida en el vacío que da hacia la ventana. —Mamá quiere que escoja la
que tiene el reino con las tierras más fértiles… esa princesa… no recuerdo cómo se llama, pero el reino que ella
gobernará algún día es probablemente el que más comercio de alimentos posee, mamá dice que es una buena
estrategia si la escogemos a ella…

Jin se muerde el labio inferior al escucharlo, nunca lo había oído tan triste. —Ni siquiera la conozco y sé que
probablemente sea lo mejor para el reino, pero yo no… yo no deseo esto…

—JungKook, yo-

—Yo desearía estar realmente con la persona que amo, Jin hyung—. JungKook se gira a mirarlo, y sus ojos
brillan amenazando con desbordarse. —Sé que soy muy idiota, pero no es junto hyung. Yo quiero realmente
enamorarme y vivir ese sentimiento con la persona indicada, no atarme a alguien sólo porque es lo mejor para el
reino… ¿Qué hay de enamorarse y ser cursis y tontos por eso? Yo quiero… yo…

—JungKook, tú puedes decir que no aún, cariño—. Jin toma una mano entre las suyas y siente el frío tacto de su
primo. —Tu padre se desposó cuando cumplió los 25 años, pueden esperar a que cumplas los 25 años también,
podemos hablar con él. La reina lo entenderá también, estoy seguro de ello—. Intenta animarlo, pero JungKook
quita su agarre y se pone de pie.

Él niega con la cabeza, desordenando sus cabellos oscuros. —No, no lo hacen sólo por las tierras Jin. Papá ha
estado viajando mucho porque están amenazando al reino, quieren nuestro oro y nuestros cultivos… los
manantiales y todo lo bueno que nos ha brindado la naturaleza y nos ha hecho prósperos por mucho tiempo…
están amenazando a papá y a mamá y al reino entero… quieren entrada libre sin pagar tributo, sin pagar por lo
que desean tomar y si no accedemos… ellos nos declararán la guerra, SeokJin y ahora debemos buscar aliados
estratégicos… necesitamos tener aliados…

—Por eso tu madre desea forjar una alianza con el reino más grande y poderoso más cercano—. Murmura
entendiendo y queriendo creer en todo ello. —Necesitan refuerzos…

—Son los vecinos del Oeste, están amenazándonos desde comienzos del año y papá se expone cada vez que va a
negociar… ellos simplemente pueden matarlo y tomar lo que quieren, pero mamá ha estado protegiéndolo, ella
está buscando la manera de atrasar esta guerra lo más posible… —Susurra más para sí mismo, aún caminando en
su lugar. —Pero ellos atacarán, ellos lo harán y mamá está asustada porque no podremos defendernos solos,
necesitamos aliados, Jin.

Ambos guardan silencio sin saber que decir realmente. Jin quiere ayudar, debe haber alguna respuesta, alguna
opción que no involucre sepultar el futuro de JungKook. Eclipsarlo sin que él haya vivido realmente, él no merece
ello. Pero la corona que está a punto de caer sobre su cabeza dice todo lo contrario, una vez que él asuma tan
importante lugar, no podrá hacer nada para evitarlo, no podrá abandonar ni rendirse, porque son muchas vidas…
serán muchas vidas perdidas.

—Vamos a pensar en esto luego ¿de acuerdo? —Dice y fracasando en animarlo, JungKook simplemente se ha
dejado caer sobre el sillón a su lado. —Debe haber una salida, pero la buscaremos luego, Kookie—. Sonríe y
JungKook se limita a hacer una mueca con su rostro.

—Deseo realmente encontrar alguna salida, Jin—. Concuerda escondiendo su rostro entre sus manos.

—Oye, siempre la hay—. Jin se coloca frente a él y piensa que tal vez verla le hará un poquito mejor. —¿Qué te
parece si mañana vamos a ver a TaeHee ensayar? —Propone y sonríe internamente cuando ve el semblante de
JungKook resplandecer, sabe que ha dado en el clavo. —Narae me enseñó su lugar escondite hoy, ese tal HoSeok
les ha brindado un lugar de ensayo y apuesto que mañana los podremos ver… ¿Qué dices? —Pregunta
expectante, aunque sabe la respuesta al ver los ojos de JungKook destellar.

—Por supuesto que sí, quiero ver a mi princesa—. Sonríe un poco nervioso, él debe prepararse para despedirse de
ella mañana. —Mañana temprano iremos a verla, ahora debo ir a descansar, así podré pasar tiempo con ella… —
Anuncia y cuando ve a su primo asentir, se aleja—. Muchas gracias SeokJin, descansa—. Es lo último que dice
antes de desaparecer escaleras arribas.

Jin se queda en su lugar por un largo rato más, no sabe cuánto tiempo, pero sólo reacciona cuando los primeros
indicios del amanecer se asoman por los ventanales del enorme salón del palacio.

×××

Las mejillas de Narae están encendidas, es la primera que se ruboriza de esa manera y no es nada cómodo. Y todo
es peor cuando Jin y HoSeok no dejan de lanzar palabras agudas el uno contra el otro, además que aún no ha
hablado directamente con HoSeok sobre aquella noche y se siente frustrada por ello, cada vez que ha intentado
hacerlo, él simplemente ha huido de su lado diciendo cualquier cosa al azar y sin sentido; es muy tonto y muy
tierno, pero, aunque quiere zanjar la situación, él siempre termina huyendo.

Por su parte JungKook no está tan decepcionado como pensó estarlo al escuchar a la mayor de los Kim decirle
que TaeHee estaba en casa y con mucha tarea y con ello explicaba su ausencia. Pensó en regresar al palacio, pero
cuando vio a un pequeño jovencito salir de esa casa pequeña, con el cabello desordenado y muy soñoliento aún,
decidió que se quedaría algunos minutos más, sólo un rato ¿Qué más daba?

YangMi había recorrido un camino no tan largo también llevando una pequeña cesta con pescados recién
cocinados, estaban fritos y Ara lo había enviado. La chica no se había sentido muy bien después de eso, por eso
YangMi se ofreció a llevar el delicioso desayuno hasta sus amigos, no contaba con la visita extra de esos dos
peculiares personajes.

—Gracias, Mimi—. TaeHyung agradece una vez más antes de meter un pedazo de pescado frito a la boca, ella
sólo se limita sonreír al darse cuenta de la atenta mirada del chico de cabellos oscuros sobre su amigo.

—Cuidado con las espinas, TaeHyung—. JungKook dice son sutileza, sentado al costado del chico de ojos
sublimes. —Son peligrosas.

—S-Si, tendré cuidado su majestad—. Susurra avergonzado, pero cuidando de no meterse una espina en la boca
por error.
JungKook asiente y come un poco de pan, no es el pan dulce que suele comer TaeHee, y TaeHyung no es que
coma mucho pan, sin embargo le había visto comerse un racimo de uva verde entera él sólito antes del desayuno,
parecía que la uva le gustaba mucho y a él le había gustado verlo con comer con tanto ánimo.

Observa también a su primo Jin, quien al comienzo del día parecía un poco malhumorado, pero ahora parecía
querer portarse bien con la nueva invitada, se arrepentía no haber insistido en traer a YoonGi porque la estaban
pasando bien realmente, pero su primo no era de tan buen despertar, al menos 5 am no era una buena hora para él
y ya les había dejado en claro aquello mucho antes, él se levantaría a la hora que creía conveniente.

Cuando terminaron de comer TaeHyung se ocupó de deshacer la mesa y lavar lo que restaba. Y todos,
absolutamente todos se sorprendieron cuando JungKook arremangó su larga túnica blanca y se ofreció a ayudarlo.
Todos se quedaron sorprendidos, pero ninguno dijo nada, a excepción del propio TaeHyung, quien aceptó la
ayuda con una enorme sonrisa en los labios.

Con una hermosa e idílica sonrisa, si le preguntaban a JungKook.

YangMi dijo que volvería en cuanto el sol estuviera en lo más alto y que regresaría junto a NamJoon y Ara para
que todos tengan un agradable almuerzo. HoSeok dijo que eran más que bienvenidos y Jin pensó que era hora de
regresar, pero JungKook no quería irse aún. Él estaba muy entretenido en seguir al pequeño Kim en sus
quehaceres de la casa, aunque si llegó a cuestionar el motivo porque el pequeño menudito hacía tanto en una casa
ajena. No, no preguntó el motivo, sólo se limitó a acompañarlo en silencio.

—Yo iré a recoger moras, Nana—. TaeHyung le dice a su hermana parado justo en la puerta de la casa de su
mejor amigo. Su hermana alza la mirada del fogón con leña que armó HoSeok un rato antes y lo ve parado junto
al Sultán.

—No te preocupes, Narae. Lo acompañaré—. Promete JungKook y TaeHyung se gira en su sitio alarmado.

—Oh no se preocupe, puedo ir sólo, seguro debe estar muy cansado ahora—. Intenta protestar, pero JungKook
sonríe de lado y guiñándole un ojo se dirige hacia su primo.

—Jin, llevaré mi caballo… así TaeHyung podrá juntar más moras. —Anuncia con una sonrisa. Jin lo ve sonreír y
sólo se limita a extenderle una canasta de mimbre. —¿Qué? —Cuestiona JungKook alzando una ceja.
—Me gustan las moras también, tráeme la canasta llena—. Exige con una linda sonrisa en los labios.

JungKook piensa rebatir, pero TaeHyung toma la canasta entre sus manos y con un mohín tímido, promete traer
la canasta llena.

—Está bien, Jin. Por esta vez te traeremos muchas moras. —Acepta pensando que la excusa es perfecta para pasar
un rato más con TaeHyung, su ceño se frunce ante tal pensamiento.

—Toma TaeHyunnie—. HoSeok se acerca a ellos y le extiende un pequeño silbatillo a su amigo.

El ceño de JungKook se frunce aún más de ser posible “¿TaeHyunnie?” ¿Qué confianzas son esas?

—Es por si acaso nos perdemos, con el silbato HoSeok hyung podrá encontrarnos, su majestad—. Intenta explicar
TaeHyung al notar la molestia en el rostro del Sultán.

—No lo necesitamos, él está a salvo conmigo—. JungKook intenta devolver el silbato a HoSeok, pero Jin le pide
con la mirada que no arme una escena de celos.

—Sólo tómalo JungKook y no lo uses si no es una emergencia… sólo por precaución tómalo… —Pide Jin y
JungKook con un suspiro da su brazo a torcer.

Parece que está siendo muy flexible en ese día en específico.

—Vamos TaeHyung—. JungKook toma la canasta de entre las manos del pequeño y lo ata a la montura del
caballo. TaeHyung se cuelga el silbato en el cuello y se despide de Narae con un beso.

—Sé que estarás bien con él, pero ten mucho cuidado por favor—. Ruega y TaeHyung la tranquiliza con otro
beso en la mejilla.

—Claro hermanita—. Susurra con una sonrisita rectangular en el rostro.

—Ven, te ayudaré a subir—. JungKook toma con gentileza la mano de TaeHyung y con cuidado, lo monta sobre
el caballo.

TaeHyung se sujeta de las cuerdas y pide perdón cuando jala muy fuerte y el caballo apenas se agita en su lugar.
JungKook se ríe de tan tierno acto y sube tras de TaeHyung.
—Espero que no te moleste, pero voy a abrazarte, pequeño—. Susurra contra su oído, TaeHyung intenta girarse
pero los brazos de JungKook lo aprisionan en su lugar. Respira hondo cuando se da cuenta que el abrazo es
necesario para sujetar las riendas del animal.

—Por favor, no iremos muy rápido ¿verdad? —Pregunta con cierto temor cuando el caballo comienza a caminar,
alejándose de la casa de HoSeok y de los molinos, siguiendo el camino del río para asegurar su camino de
regreso.

—No, si no quieres ir rápido, no lo haremos, bonito—. Dice sin pensar, y sólo dos segundos después sus mejillas
enrojecer al darse cuenta de ello, pero parece que TaeHyung no le toma mucha importancia, puesto que con sólo
un “está bien”, disfruta del paseo improvisado.

Sentir el cuerpo de TaeHyung tan cerca al suyo, es agradable… no, más que agradable, es cómodo. El cuerpo
suave y menudito de TaeHyung se recuesta sobre el suyo, que es grande y duro. JungKook agradece internamente
las largas horas de práctica con espada con sus primos.

En un comienzo pensó que no sería así, tener el cuerpo de otro chico sobre el suyo no se supone que debe ser así
de fácil de asimilar, porque él también es un chico y eso se suponía que era raro, sin embargo él estaba bien con
ello. Él estaba más que bien de hecho, él estaba feliz y él no sabía precisamente si sólo era algo agradable o
cómodo. O si era feliz, pero se sentía muy bien con todo, consigo mismo y con el mundo.

Porque él podía sentir tan endeble criatura entre sus brazos, escuchaba su voz hermosa y podría disfrutar de esos
sublimes ojos miel cada vez que quería. Y él era feliz con eso, la vista era perfecta, las sensaciones eran
perfectas… y el escenario fue perfecto cuando escuchó a TaeHyung cantar con suavidad. El muchachito estaba
tan cómodo y feliz que había empezado a cantar entre sus brazos y la sonrisa en el rostro de JungKook se dibujó
grande y orgullosa.

Él estaba haciendo sentir feliz y cómodo a TaeHyung aún sin proponérselo y él hinchaba el pecho al saber que
eso lo había provocado él, no HoSeok, no Jimin. Sino él, Jeon JungKook había puesto en esa situación
abrumadoramente feliz a TaeHyung. Y sí, estaba orgulloso y no, no sabía porque… aunque tal vez sí, pero no
podía admitirlo en voz alta. Podría arruinar el momento.
Así que sólo se limitó a atraer el cuerpo de TaeHyung contra el suyo, pegando su fuerte y duro pecho contra la
espalda pequeña y suave de TaeHyung. Apoyó el mentón en su hombro y lo sujeto firme contra sí mismo, el
caballo iba tranquilo, la naturaleza se estaba portando bien y el clima era perfecto.

TaeHyung no paró de cantar en todo el camino.

Y JungKook no paró de sonreír en todo el camino.


031

JungKook lo mira andar con una sonrisa en el rostro, TaeHyung camina a su lado tarareando y mirando a su
alrededor atento en su búsqueda de moras silvestres. JungKook está muy entretenido en observar su rostro, su
sonrisa rectangular se asoma de vez en cuando en sus labios, pero sus mejillas rojizas y los ojos brillantes miel
hacen que su pecho se sienta cálido.

Él siente la necesidad de alejar esos pensamientos de su cabeza, pensamientos estúpidos que no lo llevarán a otro
lugar más que solo a la locura. Si, definitivamente acabaría loco con tantos pensamientos en su cabeza, él debía
alejarse del pequeño de cabellos castaños y ojos miel, debía hacerlo. JungKook se estaba forzando a pensar en su
destino tan sólo; dirigiendo un reino junto a una persona que no quería, atado de por vida a ella, tal vez con el
tiempo podría llegar a quererla; como sus padres aprendieron a quererse después de todo, pero lo duda en serio.

TaeHyung se sonroja cuando alza la cabeza y se encuentra con la mirada fija del Sultán en él, sonríe con timidez e
intenta decir algo agradable, sin embargo, JungKook sólo asiente con la cabeza sin decir nada, no estaba
reaccionando como el pequeño TaeHyung esperaba.

Cuando la canasta de Jin estuvo también llena, se acercó con inseguridad hacia el Sultán, y alzando la canasta le
pidió regresar a casa de HoSeok. JungKook sonrío manteniendo su frío semblante y TaeHyung no pudo evitar
sentir que sentía aliviado de volver, pues comenzaba a sentirse incomodo con el silencio del mayor.

—TaeHyung—. JungKook llama su atención cuando toma la canasta de mimbre entre sus manos, TaeHyung se
gira a mirarlo y a esperar. —Aún no es tan tarde ¿quisieras ir conmigo cuesta arriba? Te prometo que la vista será
increíble. —Propone y sus ojos le revelan sorpresa por la pregunta repentina, aunque también se atisba un poco de
temor.

Pero él no le haría daño ¿Cómo hacerle daño a tan grácil criatura? —Yo… yo creo que deberíamos volver ahora,
Sultán—. Murmura su respuesta con temor aun con la mirada gacha.

JungKook se inclina ante él y tomando con suavidad de su barbilla, hace que lo mire al rostro. —No bajes la
mirada por favor—. Susurra muy cerca a él. —No prives al mundo de tu hermoso ser.

No prives mi mundo de tus ojos, por favor…


TaeHyung suelta una sonrisa tímida, JungKook está realmente complacido de verlo reaccionar a él y a pesar de su
timidez, él no se aleja y ese es un detalle que JungKook no va a dejar pasar.

—Vamos, niño bonito—. Vuelve a invitarlo y esta vez es TaeHyung quien asiente con sutileza, aun con la mano
del Sultán posicionada suavemente debajo de su mentón.

—S-Sí… me gustaría ir con usted, Sultán—. Acepta y cree ver un brillo dócil en sus ojos. ¿Estará bien aceptar?

—Llámame JungKook, por favor—. Ruega él.

TaeHyung sujeta la cesta entre sus dos manos, mientras que los brazos de JungKook lo sujetan a él. Lo atrae
contra su cuerpo y siente la contextura del chico de buen cuerpo tras de él, sus mejillas se colorean ante la
cercanía y agradece que JungKook no lo pueda ver al rostro en ese preciso momento.

Su cuerpo tiembla sin saberlo e intenta tirarse hacia adelante con tal de evitar el contacto con el cuerpo extraño,
pero JungKook lo acerca hacia él en cuanto hace un mínimo movimiento.

Y una idea errónea cruza por su cabeza.

Es cuando su cuerpo tiembla con más fuerza y él intenta mantenerse quieto en su lugar. Debe alejar esos
pensamientos, el chico detrás suyo nunca ha parecido querer lastimarlo, no lo haría ¿verdad? JungKook siempre
le mostró un lado bueno de su persona, él no quisiera hacerle daño, además él está perdidamente enamorado de
TaeHee…

Claro, TaeHee es él, pero eso el Sultán no lo sabe, o parece no saberlo al menos. La respiración comienza a
fallarle al darse cuenta de que tal vez, JungKook lo sabe y por eso desea llevarlo más lejanamente, las colinas
están muy lejos a pie y HoSeok no llegaría a tiempo con él antes que lo haga alguna manada de lobos u osos, o lo
que sea que sea lo suficientemente grande como para comerlo de un bocado.

¿Y si JungKook si lo sabe y por eso lo lleva muy lejos para vengarse? ¿Por eso lo había estado mirando tan
detalladamente? ¿Lo había estado analizando acaso? ¿Lo había comparado con TaeHee?

Hay mil razones para llevarlo a las colinas, y ninguna parece agradable para él… no entiende porque, pero tiene
miedo. ¿Y si el Sultán es como su padre? Lo había visto reaccionar con violencia antes con otras personas.
—Q-Quiero bajar—. Dice tan bajito que difícilmente el Sultán lo escucharía, sin embargo él está concentrado en
sostenerlo contra su cuerpo con firmeza. —Por favor… permíteme bajar… —Susurra y se remueve en su lugar, se
mueve de manera brusca, tanto que dejar caer la canasta de moras y JungKook tira del caballo para detenerse.

—Espera, espera… —Se apresura a sostenerlo contra su pecho, no permite que él caiga y cuando lo escucha
sollozar, él entierra el rostro en el hombro de TaeHyung. —Respira, por favor… sólo respira, cariño… —Susurra
aferrado a él. —No te haré daño, por favor… respira…

TaeHyung parece regresar de su pesadilla cuando le escucha soplar en su cuello. Sus ojos llorosos encuentran la
canasta tirada en la tierra y muchas moras casi estropeadas en ella. —Lo siento—. Susurra avergonzado.

—Está bien, no pasa nada, bonito—. Dice aflojando su agarre. Se queda en silencio dudando en que decir o que
hacer, aunque TaeHyung parece estar bien ahora, teme asustarlo nuevamente.

—Quiero bajar, por favor—. Vuelve a pedir luego de unos largos minutos.

JungKook asiente y le pide que sujete con firmeza las riendas del caballo. —Creo que es mejor que regresemos
con tu hermana, TaeHyung. Otro día podremos ver las colinas… si gustas claro—. Ofrece bajándose del caballo.
TaeHyung lo mira confundido. —Iré a pie, puedes quedarte arriba—. Le dice con una sonrisa.

—U-Usted debería ir sobre el caballo… es su caballo… —TaeHyung se siente incómodo ante la amabilidad del
Sultán, sin embargo él agita la mano de manera despreocupada, y tomando las riendas de entre las manos del
pequeño, dirige al animal de camino de regreso con la cesta vacía.

TaeHyung lo mira totalmente desarmado, no entiende su comportamiento y a pesar del susto inicial, se siente
tranquilo al no tener el cuerpo del hombre tan junto al suyo. El miedo lo había invadido y ahora se sentía como un
estúpido ¿A qué le debería tener miedo en realidad?

JungKook logra llenar la canasta nuevamente con moras dulces, mientras camina en silencio junto al caballo y de
vez en cuando echándole una mirada a TaeHyung. Quien al parecer, ha comenzado a disfrutar el paseo en caballo.

Nuevamente esa extraña calidez lo invade y esta vez no intenta alejarlo, lo toma con tranquilidad y guía el camino
atento al chiquillo embelesado con la naturaleza que lo rodea.
×××

—No hay tiempo para tus elecciones, JungKook. Esto es lo que debes hacer y lo vas a hacer, estés de acuerdo o
no. —La mujer lo mira furibunda, a pesar de que su hijo ha obedecido cada palabra que ella dice en los últimos
días, él no ha dejado de lanzar indirectas hacia su madre y su padre.

JungKook también parece enojado, realmente enojado y además cansado. La reina no se ha detenido en decirle lo
que debe hacer o decir, como actuar y como agradarle a esas tres princesas. Y ahora lo estaba presionando para
que él diga en voz alta el nombre de la princesa elegida y volverlo oficial.

Pero JungKook no quería decir el nombre de ninguna de esas princesas. No iba a negar que las tres eran muy
bellas, dóciles, graciosas e inteligentes. Pero ninguna parecía llamar su atención más allá de una posible futura y
muy lejana amistad.

La princesa JiYeon era un año mayor que él, de bello rostro, rasgos salvajes y esbelta figura, parecía tener su
misma altura también, se había escuchado muy listilla y graciosa al momento de presentarse y durante el día que
estuvieron de visita. Bromeando en el momento pertinente y siendo tan libre como ella quería ser, sin dejar de
lado su lado tan delicado y femenino, características innatas en las princesas. Pero cuando los demás se
descuidaban, ella lo mira al rostro y le hacía muecas extrañas. “Si me eliges a mí, juro que te clavaré una daga en
el corazón en la primera noche de bodas, JungKook-ah”; había susurrado en un momento y él quiso salir
corriendo del castillo justo después de eso.

La princesa Hyeri era la menor, casi cinco años menor que JungKook y él se había alarmado en su momento al
saber que sus padres la estaban ofreciendo para desposarlo. ¡Era sólo una niña de 14 años! Él se había sentido
incómodo con ella revoloteando a su alrededor. Era bonita si, llevaba un hermoso vestido tradicional perla
elegante y apropiado —y parecía casi nupcial—, a diferencia de la princesa JiYeon, que lo había recibido en un
vestido negro y para nada bonito, muy largo y sin detalles. La princesa Hyeri más que una persona, parecía una
muñeca de porcelana, su cabello corto y recogido hacía atrás perfilaban su rostro, además sonreía en todo
momento y parecía más que dispuesta a complacer a JungKook en lo que él quisiera. A veces JungKook quería
ver si en la espalda de la muchacha había alguna cuerda para darle vida, porque definitivamente se veía y se
movía como una muñeca grande de porcelana. Pobre chica y pobre de su futuro marido.
La tercera princesa y la que su madre había dejado muy en claro que debía escogerla, se llamaba Bae SueJi. Ella
parecía ser más normal y cuerda que las otras dos princesas, tenía 18 años al igual que él y aunque no sonreía en
todo momento, su rostro era amable y calmado. JungKook se sorprendía de la manera en cómo la chica se
mostraba estoica a las palabras de su padre, quien parecía más estar vendiendo un animal de su ganado que estar
presentando a su propia hija.

Sin embargo, la princesa SueJi no lo miraba directamente a él como lo hacía la princesa JiYeon para incomodarlo,
tampoco agachaba la mirada como la princesa Hyeri para no incomodarlo. No, ella miraba a su padre
directamente aun a pesar de cómo se expresaba el hombre. JungKook tenía muchas ganas de pararse y romperle la
boca por expresarse así de su propia hija, pero la reina lo mantenía quieto en su sitio y ello lo carcomía.

—No pediré la mano de ninguna de ellas—. Anuncia con los dientes apretados, su madre suspira a su lado y niega
con la cabeza.

—No te he preguntado ello, JungKook. Y da igual si no haces el anuncio, lo haré yo en la ceremonia de tu


cumpleaños—. Le informa acomodando su largo cabello trenzado en lo alto de su cabeza, ambos están de regreso
al castillo luego de casi una semana de viaje para conocer las propuestas del Sultán, aunque lo habían hecho
solamente por cumplir con el protocolo, pues ya tenían a la elegida.

—Yo ya he encontrado a la persona indicada, madre—. JungKook alza la cabeza enfrentándola, el carruaje tirado
por caballos es pequeño, o así lo siente él que está encerrado en un lugar tan pequeño con la persona que menos
quiere ver en ese momento.

La reina alza una ceja al escucharlo, se interesa en sus palabras y suelta todas las preguntas que piensa son
importantes. —¿En serio, JungKook? Dime hijo, ¿Es ella alguna futura heredera? ¿Qué tan grande es su riqueza,
sus tierras, sus recursos? ¿Es sabia y hábil para acompañarte a gobernar este reino? Y lo más importante,
JungKook ¿Es ella saludable y fértil para parir y criar al futuro hijo del rey y seguir con nuestra noble estirpe?
¿Está ella a la altura de nosotros, hijo?

JungKook necesita salir de esa capsula tan pequeña, que se sigue encogiendo a cada palabra de su madre ¿cómo
puede pensar sólo en eso? ¿Y su felicidad no importaba acaso? Él se está ahogando y será su propia madre quien
cabe su tumba.
—Eso no me importa y en realidad no debería importarle a nadie, madre. Es mi vida—. JungKook mira por la
pequeña ventana del carruaje, están cerca y puede ver la colina a la cual quería llevar a TaeHyung hace unos días.

—Lo sé JungKook, es tu vida y se supone que nadie debe obligarte, pero estas circunstancias necesitan de ti, eres
el heredero a la corona y ya no es sólo tu destino; es el destino de miles de personas, es el destino de un reino
entero. Debes saber dirigirlo con la persona adecuada a tu lado, con una mujer inteligente y fuerte que sostenga tu
mano cuando todo se vuelva oscuro y peligroso.

— ¿Y se supone que la princesa Bae SueJi es quien estará a mi lado?


— ¡Ella lo será! —Refuta la reina. —Ella es la indicada. Oh JungKook, esa muchacha ha sido educada sólo para
ti, sólo para servirte a ti…

—Ah madre… ¿debo agradecer por ello? ¿Es un obsequio por la corona acaso? —Pregunta exasperado.

El carruaje se detiene y aunque JungKook puede ver por la ventanilla que aún no han llegado al palacio, él
simplemente no desea quedarse ahí con ella, así que sin importar que su madre está furiosa y llama por él. Sale
corriendo de esa pequeña prisión costosa, sin pensarlo mucho corre hacia el bosque lo más rápido que puede,
dejando atrás todos los líos en su cabeza y en su abrumador porvenir.

×××

—Si te quedas quieto, podré terminar de ajustar el vestido, precioso—. Ara pide con gentileza al pequeño
TaeHyung, quien parece no agradarle mucho las piezas de vestir que han hecho para él.

—Esto es muy pequeño—. Se queja viéndose en el espejo de cuerpo completo.

—Claro que no, es perfecto para ti. Estarás absolutamente fantástico, serás lo mejor de la ceremonia, TaeHyunnie.
—Adula ella.

El vestido es dorado de pies a cabeza, tiene los hombros descubiertos, las mangas largas y pequeñas piedras
brillantes salpican la falda desde las caderas hasta los pies. El corsé es pegado a su cuerpo, mientras que la parte
del ombligo es envuelto en una gasa no tan visible ante el público haciendo parecer que el vestido era de dos
piezas. Desde su caderas la falda iniciaba con una bulliciosa cadena de monedas, que tintineaban llamando la
atención en cada paso que daba —y eso era idea de YangMi, quién le había enseñado como mover las caderas de
tal manera que el sonido que provocaba fuera armonioso y sublime.

—Llamaré la atención con esto—. Dice en un puchero, Ara le sonríe a través del espejo acomodando pequeños
imperdibles negros en su cabello, terminando de colocarle peluca también.

—Aquí está, unnie—. YangMi extiende la cajita blanca con la peluca dentro, Ara lo toma y con mucha calma lo
coloca sobre la cabecita del menor.

—No te muevas, por favor—. Pide concentrada en su trabajo.

—Va a enamorar al Sultán, TaeHyunnie—. YangMi le sonríe sentándose a un lado, TaeHyung lo mira asustado.
—Pero no se preocupe, lo dejará tan embobado que es seguro que no irá tras de usted por estar inmovilizado por
su belleza—. Ríe guiñándole un ojo.

—¡Yo no quiero eso, Mimi! —Chilla y se gira, Ara lo detiene por los hombros.

—Quédate quieto, por favor. El vestido no está terminado y tienes agujas aún en él. —Exclama y su hermano lo
mira con una mueca en el rostro.

—No quiero que el Sultán esté sobre mí—. Murmura con las mejillas sonrojadas.

—Yo creo que es muy tarde—. Suelta una risita YangMi, tratando de no sonar grosera.

—Mi amor, HoSeok y Narae han venido con ese chico que… —NamJoon entra despreocupado a su habitación, se
queda en silencio al notar la vestimenta que lleva su pequeño amigo. —Wow TaeHyung… ¿eres tú realmente? —
Pregunta mirándolo de pies a cabeza, las mejillas de TaeHyung se pintan aún mucho más que antes.

—No me mires así, hyung. —Ruega intentando cubrirse con la sábana más próxima que encuentra.

Ara sonríe y mira hacia NamJoon. —¿Qué chico, amor? —Pregunta intentando quitarle el vestido a TaeHyung.

—Te ves realmente increíble, TaeHyung—. Pero NamJoon sigue sorprendido del cambio de TaeHyung. —Hasta
realmente parece una chica de verdad—. Bromea.

YangMi frunce el ceño al oírlo. —¿TaeHee? —Pregunta curiosa.


—Te lo platicaré luego, Mimi… —Murmura TaeHyung con las mejillas sonrojadas.

Ara logra quitar el vestido aun cuando TaeHyung ha forcejado con ella para cubrirse de los ojos ajenos. —Amor,
por favor diles que saldrá… que tenemos un pequeño lío aquí. —NamJoon asiente y sale sin decir nada más.

—Ara noona, ¿puedo salir así? Me gustaría que mi hermana me vea y sepa que estaré bien disfrazado. —
TaeHyung pregunta con la mirada clavada en el piso.

Ella lo mira y asiente. —Déjame prestarte algo entonces, para no quitarte la peluca. —Busca con rapidez y
termina tomando un vestido de YangMi, que son más pequeños que los de ella. YangMi asiente diciéndole que lo
tome.

TaeHyung se coloca el vestido y Ara sujeta su pequeña cintura con un cinturón de tela.

Con mucha timidez sale de la pequeña casa de sus amigos; pero se queda en silencio cuando nota al Sultán parado
detrás de su hermana y su mejor amigo.

—TaeHee—. Exclama JungKook con un suspiro y sin demora, se acerca a él y lo envuelve en sus brazos.
TaeHyung se queda estático en su lugar sin decir nada.

—Eh, el Sultán insistió en verte TaeHee y parecía importante… así que, con HoSeok decidimos traerlo—. Le dice
Narae mirando con atención su rostro sonrojado. —Parecía un poco deprimido—. Agrega en voz baja, su
hermano sonríe apenas cuando JungKook lo suelta.

—¿Puedo hablar con TaeHee en privado? —Pregunta mirando a Narae, quien al recibir la aceptación de su
pequeño hermano le permite al sultán hablar con él a solas.

—Pueden entrar y hablar… justo con NamJoon y Mimi íbamos a poner la leña para cenar… —Propone Ara
sintiéndose curiosa, Narae y HoSeok se apresuran a caminar junto a los demás al lugar donde la joven pareja
suele cocinar, mientras que TaeHyung abre la puerta y deja entrar primero a JungKook.

TaeHyung lo mira y nota que su hermana tiene razón, JungKook se ve cabizbajo. Lo mira sentarse en el pequeño
sillón y él se sienta frente suyo. JungKook se restriega el rostro con ambas manos y sonríe al verla con las
mejillas sonrojadas, esperando que él diga algo.
—Lo siento, no quería incomodarte ni a tu hermana—. Se disculpa y TaeHyung sonríe intentándole decir que no
había problema. —Yo quería venir a verte… hum… SeokJin me dijo que habías aceptado presentarte en mi
cumpleaños. —TaeHyung se limita asentir con la cabeza dudando de que a él le guste la idea. —Será el mejor
regalo de cumpleaños que voy a recibir en toda mi vida. —Murmura y TaeHyung baja la mirada mordiéndose el
labio inferior, él solamente lo iba a hacer por el dinero. —De todas formas, siempre es un placer mirarte, princesa.

JungKook suspira y poniéndose de pie, toma una de las manos de TaeHee para besarla con suavidad. —Quiero
confesarte algo, ¿puedo? —Murmura y TaeHyung lo mira con atención, nervioso de lo dulce que está siendo con
él. —Yo quería un futuro contigo, princesa… quería conocerte y cuidarte… poder protegerte y mirarte con todo
lo que tu quisieras, ese era el objetivo que yo quería cumplir—. Sigue diciendo, sin soltar su mano. —Pero me
temo que no podré cumplir con ello.

TaeHyung frunce el ceño al ver los ojos brillosos de JungKook, quita gentilmente su mano y acaricia sus cabellos
oscuros, JungKook cierra los ojos ante el toque y con una mano, toma la de TaeHee y lo lleva a su mejilla y sus
labios, besando la palma de su mano.

—Te quiero mucho, realmente lo hago. Desde el primer día que te vi… aquella vez en la tienda de joyas… me
gustaste tanto y pasé bastante tiempo intentando encontrarte… fue realmente muy difícil. —Ríe ante el recuerdo
de su pasado, desesperado por verla, aunque sea una vez más. —Me hubiese gustado que me conocieras un poco
más…

JungKook se arrodilla frente a él, sin soltar su mano contra su mejilla. TaeHyung se alarma cuando una lagrima
rueda con su mejilla y se pierde en su mano, con su mano libre toma el rostro de JungKook y niega en silencio,
deseoso de poder decir algo para parar su llanto.

El Sultán lleva ambas manos TaeHyung y besa sus nudillos, sonríe al sentir la cálida mano de su pequeña
princesa. —Por favor, deseo que me prometas algo ¿sí? —TaeHyung asiente sin dejar de mirarlo. —Quiero que
cuides de ti siempre ¿sí? Por favor, nunca te pongas en peligro, debes ser fuerte y prudente ¿de acuerdo?

El pequeño asiente y se arrodilla frente a él. Abre la boca intentando decir algo, pero no lo hace… el Sultán está
siendo sincero con él y no desea romper esa ilusión tan bonita que tiene.
JungKook suelta sus manos no sin antes besar de nuevo los nudillos de TaeHee, busca en su bolsillo interno y
saca un pequeño paquete envuelto en papel. —La primera vez que te vi, tú estabas intentando ver estas, pero no
lograste hacerlo… así que pensé que tal vez… te gustarían tenerlas… yo creí que se te verían muy bonitas. —
Susurra desenvolviendo las pulseras plateadas, mira de lado a TaeHee y observa como ella mira con ilusión las
joyas, sonríe complaciente y con mucha delicadeza, toma su mano izquierda y desliza las pulseras por ella hasta
que quedan tintineando en su muñeca. —No me equivoque, te quedan preciosa, mi princesa.

TaeHyung observa el regalo con ilusión, él también recuerda el día que vio al Sultán por primera vez, aquel día él
perdió su velo. Sin embargo, él no puede aceptarlo, él piensa que eso es errado, no puede aceptar un regalo tan
costoso.

Se lleva una mano a las pulseras e intenta quitárselas, pero JungKook se lo impide. —Por favor, no las rechaces…
por favor. —Pide poniéndose de pie y ayudando a TaeHee a hacerlo también. —Realmente te quedan bien,
princesa…

TaeHyung se apresura a inclinarse a modo de agradecimiento y JungKook vuelve a negarse. Se muerde el labio
acercándose a ella y colocando un mechón de cabellos castaños detrás de su oído, nota que no lleva joyas y piensa
que la vestirá en ellas.

—Desearía poder escucharte… quiero saber lo que deseas… —JungKook toma el rostro de TaeHee con una
mano y se inclina hacia ella, TaeHyung cierra los ojos sintiendo su corazón latir con prisa, nervioso y sintiendo un
cosquilleo en el toque del Sultán en su mejilla. —Desearía tanto poder amarte, princesa. —Murmura y besa con
mucha suavidad los labios rojizos de TaeHee, un beso dulce y efímero, que ambos disfrutan y encienden
sensaciones dentro suyo. JungKook lleva una mano a su espalda baja y con lentitud lo une a él, TaeHyung se
acerca con timidez, coloca sus manos en el pecho del Sultán y vuelve a sentir el gentil roce de sus labios. —
Quiero amarte… —Vuelve a susurrar y besar los rojizos labios de su pequeña princesa.
032

TaeHyung tiene las mejillas sonrojadas, mostrándose tímido cuando JungKook lo mira con devoción, ambos se
han quedado en silencio y él se ha quedado atrapado en los brazos del Sultán. Su agarre es gentil, y JungKook él
no desea dejarlo ir.

—Siento mucho… haberte besado sin tu permiso, princesa. —Susurra y TaeHee esconde su rostro en su pecho,
niega con la cabeza y él sonríe al verla tan tímida. —¿Puedo confesarte algo, princesita? —Mira como ella asiente
con la cabecita sin mirarlo, aun escondida en su pecho. —Es también mi primer beso… —Murmura.

TaeHyung se separa de él y sonríe, rompe el abrazo y se aleja un poco, quiere hablar, quiere disculparse y decirle
la verdad, pero teme por la reacción del Sultán, no sabe si reaccionará de mala manera o no, pero él tiene el poder
suficiente para alejarlo por completo de su familia.

JungKook intenta decir algo, pero la puerta se abre y NamJoon los mira con sorpresa. —Huh ¿todo bien? —
Pregunta mirando con atención a TaeHyung, buscando algún signo de malestar en el pequeño. Sin embargo,
TaeHyung asiente con una bonita sonrisa en el rostro y los ojos un poco rojizos. —Ara dice que es tiempo de
ensayar—. Comenta y JungKook se acerca a ellos dudando.

—Eh… yo creo que debo irme… —Anuncia y TaeHyung se voltea de inmediato, nervioso trata de pedirle que se
quede, pero sin poder hablar le resulta muy difícil. —Creo que prefiero que sea una sorpresa total tu presentación,
niña bonita. —Le dice volviendo a ocultar un mechón detrás de su oído. —Por favor, no se olvide de comer bien
y beber mucha agua ¿sí? —Pide inclinándose para mirarla al rostro. —No necesita esforzarse en el baile, me

gustas así bailases mal… por favor no te sobre exijas. —Murmura y TaeHyung no puede hacer más que volver a
asentir con la cabeza sintiendo sus mejillas arder.

—¿No te quedarás a comer entonces? —Pregunta NamJoon dando un paso hacia la puerta y abriéndola.

—No, pero agradezco su invitación. Debo volver al palacio a arreglar algunas cosas—. JungKook estrecha su
mano con el mayor y sale de la pequeña casa, se despide de las demás personas y alejándose de ellos, se sube en
su caballo y se aleja de la pequeña cabaña.
Narae mira a su hermano en silencio, su rostro está sonrojado y evita mirar los ojos de las personas a su alrededor.
—¿Te hizo algo malo, TaeTae? —Pregunta en voz baja.

—No Nana… sólo hablamos—. Responde intentando sostener su mirada, no desea que su hermana ni nadie más
pregunte sobre el tema.

Narae asiente y aunque desea indagar más, guarda silencio cuando Ara se acerca a ella con un vestido en sus
manos. —Mira, ya está todo listo para la presentación de TaeHyung. —Le dice distrayéndola y extiende el
vestido que ha preparado para el menor, Narae se maravilla por el hermoso vestido y se aleja de su hermano
menor para preguntarle a Ara toda la vestimenta que llevará su hermanito el día de su presentación.

TaeHyung aprovecha que su hermana está entretenida con Ara y tomando a YangMi de la mano, le pide que le
acompañe a sacarse el vestido y el cabello postizo, ella lo sigue dejando a los mayores detrás.

—Yo creo que algo sucedió y no quiere decirlo, TaeHyung—. YangMi comenta mientras suelta las pequeñas
horquillas de sus cabellos. —Y está bien si no quiere decirlo, porque creo que es algo muy bonito y especial y si
usted lo desea, puede guardarlo solo para usted.

TaeHyung sonríe ante sus palabras y mirándola por el espejo frente a él, comienza a decir. —Mimi, quiero que mi

baile le guste mucho al Sultán… él dice que será un bonito regalo de cumpleaños, pero quiero hacerlo muy bien.

—Bien, entonces tenemos toda esta semana para ensayar con mucho más ahínco, TaeTae. —Ella saca con
cuidado los cabellos postizos y lo coloca a un lado, revuelve un poco los pequeños rizos castaños de TaeHyung,
que crecen muy lento, pero al menos ya no están desnivelados. —Usted lo va a enamorar.

—¡Mimi! —Exclama él, pero ríe junto a ella cuando lo ve enrojecer nuevamente.

—Está bien, TaeTae. No es malo querer a una persona, no debe sentirse avergonzado. —Murmura dándole la
vuelta para desatar el vestido.

—Deberías recordar tus propias palabras, Mimi—. Sugiere TaeHyung mirándola por el espejo, ella baja la cabeza
y susurra.

—Es diferente, TaeHyung. Usted es bueno, yo no lo soy.


—No digas eso por favor… no conozco a persona más buena que tú, Mimi—. YangMi sonríe con timidez y
asiente con la cabeza, no piensa refutar lo que TaeHyung dice, aun cuando no está de acuerdo con sus palabras.

×××

—Tu madre se volverá loca. —Jin se cruza de brazos cuando encuentra a su primo menor acostado en los jardines
del palacio, él lo mira y chasquea la lengua, quería estar sólo.

—Lo sé. Déjala que se vuelva loca.

—JungKook. —Reprende el mayor, JungKook se reincorpora y se sienta permitiendo que Jin se siente a su lado.

—No me digas nada. No he pedido esta estúpida celebración de cumpleaños. —Refunfuña entre dientes, Jin
suelta un silbido al oírlo.

—No seas egoísta, eres el futuro rey, por supuesto que el pueblo quiere celebrarte. Déjalos ser felices en esa fiesta
que otorga la familia real.

JungKook sonríe de lado y negando con la cabeza, dice. —¿Quieres saber por que estoy permitiendo esta estúpida
presentación?

Jin lo mira con duda, sin embargo, se aventura a responder. —¿Por qué te gusta ser el centro de atención, señor
Sultán? —Bromea y JungKook rueda los ojos ante su burla.

—No seas idiota.

—Hey, respeta a tus mayores. —Regaña, sin embargo, JungKook lo ignora por completo.

—No seas idiota, Jin—. Repite. —Estoy aguantando todo esto porque sé que TaeHee se ha estado esforzando
mucho para presentarse, ella está entusiasmada y ha practicado mucho. No puedo simplemente decir que no
quiero nada. Seria echar todo su esfuerzo a la basura.

Jin guarda silencio ante sus palabras, sorprendido del cambio de actitud de su menor. —¿Sólo soportas todo este
alboroto por ella?
JungKook asiente con una sonrisa y apoyándose sobre sus codos, dice. —Fui a verla hace dos días, Narae me dijo
que estaba preparándose duro para hacer una buena presentación en la ceremonia. No dejaré que desperdicie su
tiempo. —Mira de lado a su primo y continua. —Mamá me dijo que traerá a mi prometida ese día de la
presentación, la sentarán a mi lado y anunciarán mi boda.

Su primo se pone de pie alarmado. —¿Qué? ¿Qué estas diciendo JungKook? ¡Ella no puede hacer eso!

—Ella puede, y lo está haciendo, mi padre está de acuerdo, regresó anoche y me dijo que ya han formulado el
tratado para nuestra unión. —JungKook vuelve su mirada hacia el cielo. —Si supiera que mi princesa no bailará
ese día, hubiese montado mi caballo y hubiese huido muy lejos ya. Pero no quiero decepcionarla.

—JungKook, no puedes permitir que la reina haga eso. Debemos ir a ver a la abuela para que ella hable con tus
padres. Ella podrá detener todo. —Jin intenta levantarlo, pero JungKook se acuesta nuevamente sobre el césped,
haciéndose muy pesado para su primo.

—Claro que haré algo, pero después de la ceremonia, Jin. Permitiré que la paz reine unos días más y que mi niña
bonita se divierta en la fiesta. —Suspira y restriega su rostro con sus manos. —Luego de eso, desataré el infierno.

—JungKook, por favor no dudes de nada. Yo te voy a apoyar en lo que sea que decidas. —Le dice con
determinación, JungKook lo mira desde el suelo, aun tendido sobre el césped.

—¿Así te pida ir contra ellos y todo lo que dicta y ordena la realeza? —Pregunta, ve a Jin dudar y ríe ante su
titubeo. —No te preocupes Jin. Solucionaré esto yo sólo ¿de acuerdo? —Consuela, sabe que su primo mayor es
una persona muy correcta, y sería muy difícil para él ir en contra las reglas.

—No. —Jin se acuclilla nuevamente y poniendo una mano sobre su pecho, promete. —No te dejaré sólo, te
apoyaré así las reglas digan que esta mal. Prefiero tu bienestar, eres mi familia y mi mejor amigo, nunca te voy
dejar sólo ¿me oyes? Puedes apoyarte en mí, no todo el peso del mundo está sobre tus hombros, te prestaré los
míos y vamos a arreglar todo esto. No estás sólo.

El Sultán vuelve a sentarse a su sitio y tira de los hombros de su primo. —Vaya, hay mucho espacio—. Juega y

Jin lo golpea con fuerza en un brazo. —Auch, SeokJin tú dijiste que me los prestarías… y creo que si los voy a
necesitar. —Dice con una enorme sonrisa en los labios, esta vez, es el turno de Jin para rodar los ojos.
—Obligaré al inútil de YoonGi que nos ayude también en todo esto.

—Nah, YoonGi es muy chiquito. No puede ni soportar el peso de una paloma—. Expresa JungKook con malicia,
logrando arrancar algunas carcajadas a su mayor.

—Es un chico sabio. De algo nos servirá. —Jin palmea la espalda de su menor y lo insta a ponerse de pie. —
Vamos, debemos buscarlo e idear un plan, la ceremonia será en unos días y debemos estar listos.

—Muchas gracias, SeokJin hyung—. Agradece JungKook con una suave sonrisa en el rostro, conmovido con las
palabras y el apoyo de su primo mayor.

—No te preocupes, tienes un gran equipo—. Observa Jin más animado. —Tienes la fuerza conmigo, la

inteligencia con YoonGi… y contigo… pues… ¿Qué aportarás ah?

—¡Oye! ¿Cómo que qué aportaré? ¿eh? Yo soy la fuerza, la astucia, la valentía y el tesón del equipo, sin quitar
que también soy la belleza. —Juega y recibe un fuerte golpe en el hombro, logrando quejarse por el acto. —
¡SeokJin!

—Ya, ya. No te pases de listo, el hecho que te dije que estaré a tu lado, no quiere decir que tengas tanta confianza
conmigo. —Musita riendo al ver el enorme puchero de JungKook en sus labios.

Continúan jugando en su regreso hacia al palacio para buscar a YoonGi y comenzar a idear un plan, sin saber lo
que deberían afrontar y abandonar en el camino.
033

El reino entero se había vestido de fiesta, las calles adornadas de banderines de colores, luces y flores. Los
hombres lucían sus mejores kurtas tradicionales incrustados en piedras preciosas y las mujeres vestían hermosos
vestidos y velos que cubrían su cabello y resaltaban las joyas en sus orejas. Los niños corrían y jugaban riendo y
haciendo travesuras, intentando tomar un poco del gran banquete que la familia real había servido al pueblo.

Las más grandes autoridades del reino se vanagloriaban paseando sobre enormes elefantes y custodiados por
soldados montados en caballos, llevando caros y lujosos regalos para el futuro rey.

La gente los admiraba al pasar por su vestimenta y ostentosas joyas que, además, adornaban también a los
animales en su pasar. Los pobladores más curiosos se acercaban a ellos para venerar a esos hombres soberbios.

Entre todos los visitantes, un carruaje blanco tirado por media docena de caballos llamó la atención de ricos y
pobres. La persona que iba dentro vestía un hermoso vestido rojo con hilos dorados y un velo que cubría
totalmente su rostro adornado bella y llamativamente su rostro. La mujer en el carruaje sonreía a la gente que lo
saludaba y alzaba la mano pintada con bellas flores en henna para demostrar su gratitud ante tan calurosa
bienvenida, aunque muchos de los presentes ignoraban totalmente su identidad.

La música sonaba en todas partes y alegraba el ambiente haciendo que muchos pobladores bailasen en las calles y
celebraran a su futuro rey.

Por su parte, en un lugar escondido dentro del castillo, un pequeño grupo de mujeres de apresuraban a colocar el
majestuoso vestido sobre el menudito cuerpo de TaeHyung. Quien con las mejillas encendidas se dejaban vestir
por su hermana y sus dos amigas.

La reina había agradecido personalmente a cada artista que se presentaría en el cumpleaños de su hijo, la mujer se
preocupó por darles una cálida bienvenida y proporcionarles varios ambientes dentro del palacio para que puedan
prepararse para su presentación. Ella estaba encantada que todos se unieran para festejar a su hijo.

—TaeHyung quédate quieto, cariño. —Pide Narae intentando atar los lazos cruzados en la espalda pequeña de
TaeHyung, él se mueve en su lugar evitando estropear los hermosos diseños que YangMi había dibujado en sus
brazos y manos con henna.
—Es que la henna aún no seca—. Se defiende, pero YangMi se acerca a él y coloca un dedo sobre la pintura.

—TaeTae, no se preocupe, la henna ha secado hace rato… no despintará, no se preocupe. —Le dice su amiga con
una sonrisa, admirando el contraste de la piel canela con el color de la henna. TaeHyung toca con un dedo la
pintura en sus manos y nota que está no se deshace ni mancha, con mayor seguridad comienza a acomodarse el
corsé en los hombros y ombligo, intentando bajarlo un poco más para cubrir esa zona.

—Me gustaba más el vestido que me hizo, Ara noona—. Se queja. Ara lo escucha y tomándolo de los hombros lo
gira para que pueda mirarse en el espejo.

—Este vestido está muy hermoso también, TaeHyung. Por favor acepta el noble regalo que la realeza te ha dado.
—Pide y TaeHyung asiente en silencio observándose detalladamente.

El vestido que lleva puesto es de dos piezas, el corsé es tan pequeño que apenas tapa su pecho, las tiras que lo
sujetan por atrás son color rojo granate, pero por delante tiene delicados adornos dorados que cruzan toda la
prenda; la falda que colgaba desde sus caderas hasta sus pies, se movía con ligereza a cada movimiento que él
daba, el cintillo en el borde era de un dorado intenso y desde ahí, caían hilos dorados que parecían agua de rocío
al caer, que formaban hermosas formas en su recorrido, la tela de la falda era transparente y TaeHyung no podía
evitar sonrojarse al darse cuenta que, con sólo caminar, sus piernas morenas y esbeltas se mostraban con gracia a
cada paso que daba.

Su hermana mayor se había asegurado de acomodar los largos rizos castaños que disimulaban ser reales a su
alrededor, adornándolos con un bello maang tikka dorado y un jhoomar granate con pequeños diamantes dorados;
ambos también eran obsequios de la realeza. Era un regalo que SeokJin había enviado anónimamente para la
pequeña TaeHee un par de días atrás, al notar el problema que tenía Narae para combinar sus joyas con el vestido
dorado que había cosido Ara.

TaeHyung está sorprendido ante la visión que le devuelve el espejo, sonríe con timidez al notar que el maquillaje
no es tan fuerte, tal y como lo había pedido y que sobresaltan sobre todo sus ojos miel por encima del granate y
dorado que enaltecían su bello ser.
YangMi termina de colocar el labial rojizo con un berbellón y se aparta para que Narae deje caer el sari por su
hombro izquierdo. Las tres mujeres se acercan a él y comienzan a alargarlo y embellecerlo con palabras tiernas y
un tanto atrevidas, logrando que sus mejillas entonen con el color de su vestimenta.

—Ya, tampoco es para tanto. —Murmura colocándose los brazaletes en ambas muñecas y permitiendo que
YangMi envuelva una tobillera en su pie derecho. —Sólo me veo bonito porque ustedes me han hecho ver bonito.
—Susurra y las tres chicas niegan con la cabeza al mismo tiempo.

—Te ves bonito, porque eres bonito. —Dice Narae colocando los rizos castaños a un lado, dejando ver el largo y
esbelto cuello de su hermano menor. Cerciorando que los brillantes y grandes jhumka estén bien colocados. —No
pienses que sólo eres bonito por un vestido. Eres bonito en todas tus formas, TaeTae—. Señala y escucha el
asentimiento de sus nuevas amigas, TaeHyung baja la cabeza recordando algunas palabras de su padre, él sentía
que todo eso era sólo un disfraz, pero no sentía el valor de decir algo para angustiarlas. —¿Te duelen aún? —
Pregunta refiriéndose a los jhumka. Solo el día anterior TaeHyung había aceptado colocarse argollas en las orejas,
había llorado toda la mañana por el dolor, aun a pesar de Ara tuvo mucho cuidado al hacérselos, pero después de
eso, habían quedados satisfechos por lo conseguido.

—No, ya no. —Tranquiliza a su hermana con una sonrisa, volviendo a verse al espejo de soslayo. —¿Creen que
al Sultán le gustará? —Pregunta cohibido.

—Bueno, si él no anuncia su boda con usted hoy, créame TaeHyung, yo lo haré—. Responde de inmediato
YangMi haciéndolo reír.

—Ya, no me refería a eso. —Murmura cruzándose de brazos.

—Lo sabemos—. Ara acaricia con gentileza su brazo y susurra. —Me gustaría mucho poder inmortalizar este
momento, y mostrártelo cada vez que pienses que no eres bello. Porque TaeHyung, debes creerme, eres la más
bella criatura que he visto nunca en mi vida. —Ara se agacha y besa la frente de TaeHyung con mucha sutileza;
evitando quitarle el berbellón y el kohl de su precioso rostro.

NamJoon entra a la habitación que tenían reservado para que TaeHyung se pueda preparar, dejando la puerta
abierta tras de sí y con una sonrisa admira a TaeHyung. —Vaya, ¿Quién eres tú y que hiciste con mi amigo
TaeHyung? —Bromea, logrando robarle una sonrisa tímida. —Siento que el Sultán tiene mucha suerte hoy. —
Dice y rodea a Ara con un brazo para atraerla hacia su cuerpo. —Te ves muy bien, TaeTae. Nadie podría
reconocerte ahí afuera. —Señala haciendo un guiño, para luego apurar a las chicas a salir, puesto que el Sultán ya
había dado su discurso de bienvenida agradecimiento a su pueblo por la ceremonia y ya estaba disponiendo
también del trono junto a sus padres; dispuestos a disfrutar de la infinidad de presentación que el pueblo y la reina
habían preparado para el joven Sultán por su cumpleaños. Además, HoSeok había ido con su abuela y su madre y
estaba esperando por ellos en la multitud.

—Yo veré si ya están presentándose y volveré con usted ¿de acuerdo? —Propone YangMi, puesto que Nare había
decidido buscar a sus padres y vigilarlos de cerca, con tal de evitar que reconozcan a su hijo en su presentación,
por su parte Ara no podía estar mucho tiempo de pie ni mucho menos caminando demasiado.

TaeHyung agradece con una venia y se despide de todos finalmente. Toma un pequeño banco de madera y lo
coloca frente al espejo, se sienta sobre el y extiende todo el largo del vestido a su alrededor, desea saber pintar
para retratarse a sí mismo y nunca olvidar ese momento de su vida, el cual, probablemente piensa que es el más
feliz de toda su existencia.

Él danzaría, él danzaría frente a una multitud de personas, él danzaría para el Sultán y TaeHyung anhelaba que él
lo viera y disfrutase de su presentación, un escalofrío lo recorrió, imaginando ser él, el único deleite del joven
heredero al trono. Además, los nerviosos se iban apoderando más de él demasiado, tirando levemente de uno de
sus largos rizos castaños sin ser consciente. Se ponía de pie y repetía la misma acción con la falda, pero esta
estaba perfectamente hecha a su medida, él no estaba seguro si era el Sultán el que le había regalado tan bonito
vestido, pero agradecía con todo su corazón a quien sea que le hubiese dado tan fastuoso y significativo regalo,
porque probablemente también, este momento nunca más se repetiría para él. TaeHyung sabía que, luego de
bailar y dar todo de sí mismo en el escenario, regresaría a casa para cuidar de su madre. Por supuesto, iba a pelear
con Narae y HoSeok muy probablemente, pero él nunca abandonaría a su madre, así eso significase que ya nunca
más volvería a danzar.

Estaba tan absorto en sus pensamientos, observando su rostro y los detalles tan bonitos que habían hecho en su
cuerpo, que no se fijó que un joven de cabellos rojizos lo contemplaba minuciosamente desde el marco de la
puerta.

Ambos guardaban silencio, uno observándose a sí mismo y el otro observándolo a él. Los ojos avellanas del joven
en el marco de la puerta lo penetran hasta que él alza la mirada luego de un largo rato y mira por el espejo.
Reprime un grito al reconocerlo y conocer esa sonrisa ladina en sus gruesos labios rojizos. Se da la vuelta de
inmediato en su lugar para encararlo.

—Buen día, muñequita—. Saluda él con mucha confianza e ingresa a la habitación cerrando la puerta tras de sí.

TaeHyung se siente inseguro, no sabe si hablar, gritar o salir corriendo, pero la presencia de Jimin lo inquieta.
Alza una mano pidiéndole que no se acerque a él, y al parecer Jimin hace caso de inmediato, se detiene y se limita
a mirarla.

—Narae me comentó, muy tarde. Que usted, hermosa dama, se presentaría hoy también para el idiota de nuestro
futuro rey. —Explica cruzándose de brazos. TaeHyung lo mira y nota también el elegante kurta negro que viste,
está descalzo y sus cabellos son rojizos, llama la atención de TaeHyung.

—Lo sé, me veo irresistible—. Bromea intentando alejar el miedo y la atención de la muchachita que está frente
suyo. —Me hubiese gustado que me digan con mucha más antelación sobre su presentación, así me hubiese
ofrecido a bailar con usted, muñequita.

TaeHyung niega con la cabeza y permite que se siente en el banco más lejano a él, y él se sienta nuevamente en el
banco de madera que ha colocado frente al espejo, esta vez dándole la espalda.

—Oh sí, creo que es el destino. Yo sabía que su color favorito es el rojo, por eso me lo pinté así—. Dice pasando
su mano por su larga cabellera rojiza. —Creo que estamos coordinados, muñequita. —Dice con picardía y
TaeHyung se limita a chasquear la lengua. —Por favor, no tengas miedo de mí. Yo no podría hacerte daño,
primero moriría por la espada más filosa del mundo antes de ponerle un dedo encima a usted. —Se apresura a
decir, nota el relajo sobre los hombros de su pequeña muñequita.

Jimin mira a su alrededor y observa algunas bolsas grandes de papel con, lo que supone, guardan prendas y demás

objetos de TaeHee. —Me dieron la habitación de al lado… y creí escuchar la voz de Narae, disculpa que haya
venido así sin más. —Se inclina levemente a modo de disculpa y TaeHyung agita las manos con premura,
tratándole de decir que no importaba.

Los ojos oscuros y rasgados de Jimin se pasean por la habitación asignada para la hermana menor de su amiga, es
mucho más grande en comparación de la que le asignaron a él y al equipo de baile de la universidad, pero no se
queja. Ya todo estaba listo para empezar el espectáculo, por ello se había podido marchar.
Fuera de esas altas paredes se escucha el festejo con las risas de los habitantes, la música suena por lo alto y
parece que todos están pasándolo bien, TaeHyung aprieta la tela de su falda y centro su mirada en sus manos
sobre sus rodillas, intenta no dañar la tela por lo que baja ambos brazos a su lado, aun así se muestra inquieto ante
la presencia de Jimin, quien luego de ver el lugar, posó sus ojos sobre la muchachita frente suyo.

—No he visto hace mucho a su hermano… eh, creo que se llama TaeHyung ¿cierto? —Pregunta con una suave
sonrisa, TaeHyung sonríe apenas y niega con la cabeza, negándose a mirarlo al rostro. —¿Sabes algo, muñequita?
—Pregunta poniéndose de pie caminando hacia ella. TaeHyung se mueve en su lugar, nervioso, pero Jimin pasa
directamente por su lado hasta ponerse frente al espejo. —Siempre me ha parecido curioso—. Comienza a
murmurar en alto, lo suficiente para que TaeHee escuche, y él siga viendo su reflejo en el espejo. —¿Cómo es
posible que dos maravillas del mundo coexistan en un solo lugar? —Una sonrisa ladeada aparece en su rostro y
mira por el espejo como TaeHee se encoge de hombros sin mirarlo. —Hubiese sido todo un deleite poder verlos
juntos. Espero y algún día, me concedan ese deseo. —Finaliza y guarda silencio por un largo rato, dedicándose a
mirar a TaeHee por el espejo; mientras que ella se lleva una mano nerviosa a la oreja y esconde un mechón de
cabellos detrás de ella.

No se da cuenta que es observado tan a detalle, siente sus mejillas enrojecer y pide por dentro que su amiga
regrese pronto para que pueda echar a Jimin fuera del lugar sin necesidad de hablar.

Un suspiro pesado hace que vuelva a alzar la cabeza y encuentre la mirada de Jimin posada sobre él. TaeHyung lo
mira con un poco recelo desde su lugar. —¿Sabe mi hermosa, TaeHee? —Dice con una voz suave, TaeHyung

alza el rostro indicándole que está escuchándolo. —He oído una frase muy curiosa en el pueblo hace unos días…

era algo así como “no hay peor ciego que el que no quiere ver…”

Jimin nota como ella se muerde el labio inferior y sus ojos se desvían por quinta vez, hacia la puerta. —Creo que
conozco a una persona que iría fantástico con esa frase. ¿Usted no conoce a alguien así de despistado? —Pregunta
suspicaz y TaeHyung piensa en el Sultán, sin embargo, niega con la cabeza como respuesta.

Los ojos de Jimin se pasean por todo su ser, mira su rostro con curiosidad y muy lentamente se acerca a él. Se
inclina y con una mano, toma la suya, la acaricia y besa con suavidad su dorso.
—Tengo otra curiosidad, muñequita ¿desea escucharla? —Pregunta envolviéndolo con su ser, TaeHyung asiente

sin dejar de mirar sus ojos. —Usted me gusta, me gusta mucho… de hecho, pienso que me fascina… usted es

tan… hipnotizante. —Suspira.

TaeHyung aleja su mano y con un gesto tímido baja la mirada, coloca unos mechones de cabello detrás de su oído
y se niega a mirarlo. Entonces Jimin se para correctamente y sacude su pantalón.

—Pero mi hermosa TaeHee, esa no es la curiosidad… ¿sabes? Mi familia es un poco extraña… hemos viajado
siempre, mi madre es gitana y fue desterrada de su hogar, me tuvo a mí y poco después ella supo que yo era
diferente. —TaeHyung escucha y asiente con la cabeza, lo mira de soslayo y Jimin sonríe al verla tan tímida. —

Ella supo que yo era especial… por ello nos volvimos errantes. Por que los hombres no bailan, pero mi mamá me
enseñó que esas cosas son tontas, si nos gusta bailar, solo bailemos y ya—. Jimin toca su barbilla al notar que

TaeHee lo escucha atentamente. —Cree muñequita, ¿Qué los hombres no deben bailar?

Los ojos miel de TaeHyung se agrandan y poniéndose de pie niega con la cabeza.

Jimin sonríe complacido. —Bien, lamentablemente algunas personas creen que no podemos bailar… antes me
dolía oír las habladurías de la gente, pero ahora me dan igual. —Ríe bajito y vuelve a acercarse TaeHyung, quien,
por primera vez, no retrocede ante su cercanía. —Pero mi mamá también se dio cuenta que yo era distinto por
otro motivo.

TaeHyung siente su cuerpo temblar cuando Jimin se ha acercado mucho a su cuerpo, su nariz roza suavemente su
mejilla y puede sentir su aroma a vainilla, que por extraño que fuera, le gusta.

—¿Quiere saber mi otra curiosidad? ¿quiere sabe porque soy distinto a los demás? —Susurra y TaeHyung asiente

cerrando los ojos, permitiendo que Jimin lo aprisione contra su cuerpo. —A mi no me gustan las mujeres… —
Murmura y roza apenas sus labios con los suyos, para luego, alejarse de él y guiñarle un ojo, dejando a TaeHyung
agitado contra el espejo y el rostro encendido en un fuerte carmesí.
034

JungKook ha dejado que lo bañen y vistan, su madre, la reina ha dado órdenes muy exactas de como vigilar al
joven Sultán en el día de su celebración. Tiene soldados fuera y dentro de su dormitorio para cuidarlo y protegerlo
ante cualquier mínima amenaza y él no puede sentirse más sofocado que nunca.

Observa y escucha la celebración desde las ventanas de su alcoba, su gente festeja a su futuro rey y él se
sorprende que no le importa ya. Pero debe admitir que antes eso era lo único que quería, asumir el trono y obtener
todo el poder y la riqueza heredara de sus padres, sin embargo, en este momento no le importa más, no le interesa.
Él solo quiere salir de ahí y encontrarle, desea verle y estrecharle entre sus brazos, quiere volver a sentir su cálido
cuerpo contra el suyo, arrullarle entre sus brazos y prometerle que le mantendrá a salvo por siempre.

Un pequeño golpe en la puerta hace que aleje su vista de la ventana y la dirija hasta la puerta. Ordena con un
gesto de la mano a una sirvienta que abra y debe mantenerse estoico cuando ve a su madre entrar con una enorme
sonrisa en el rostro.

—Tu futura esposa ha llegado. —Anuncia acercándose a él. JungKook quiere ignorarla y salir de ahí, pero el
apretón en su hombro le hace volver la cabeza hacia ella. —La princesa Bae está esperando ¿de acuerdo?
Recuerda ser cordial con ella, su reino será nuestro aliado y sus tierras serán nuestras. Hemos acordado con tu
padre que pediremos eso como dote.

—¿Van a dejar a un reino sin su sustento? —Pregunta arqueando una ceja.

—Claro que no. ¿Qué clase de personas crees que somos, JungKook? —La reina se aparta indignada y lo mira
con desaprobación. —Simplemente seremos los administradores de los recursos, su gente conservará su trabajo y
su fuente de alimento.

JungKook ríe por lo bajo y decide no refutar, no tiene la paciencia para pelear con ella.

—Tu padre llegó anoche, si ya estás listo debemos bajar a darle la bienvenida a la familia Bae.

La reina acomoda su largo vestido dorado y sale de la habitación, JungKook suspira pesado y sale tras de ella, no
sin antes echar un vistazo a su vestimenta en el espejo de pared completo de su alcoba.
El dhoti granate que lleva puesto cae de sus caderas, envolviendo sus fuertes muslos y dejando ver en su lado
izquierdo el kirpán de oro que le obsequió su padre, un símbolo de su poder y estatus frente a los demás. El khalat
dorado adornado con bordados de oro granates hechos a mano se desprenden desde sus hombros, cruzando en su
pecho dejando ver sus fuertes pectorales y su piel ligeramente bronceada. Un sencillo cintillo dorado en su cintura
impide que el khalat se abra por completo y deje su cuerpo desnudo.

Los khussa en sus pies, regalo de su madre y traídos desde el sur de Asia, brillan atrayendo la atención de
cualquiera que se atreviese a mirarlo. La reina había aclamado que nadie podría atreverse a mirarlo al rostro, el
pueblo sólo debía mantener su mirada baja cuando él estaba presente, y ellos podrían admirar así su exquisito
calzado. JungKook pensó que sólo quería torturarlo, sin embargo, se calzó los khussa sin decir absolutamente
alguna palabra.

Los sirvientes bajaban la mirada cuando él pasaba, por un momento creyó que el costoso regalo de su madre
funcionaba, pero notó que las miradas de sus esclavos se dirigían directamente al kirpán que colgaba en su
cintura. Tal vez la presencia de un arma atemorizaba más que unos simples calzados.

Antes de salir al estrado real y dar la bienvenida a su reino y a personas extranjeras de altos rangos, la reina le
hizo entrar a una pequeña habitación llena de cristales. JungKook pudo saber de inmediato las intenciones de su
madre al notar a los reyes del reino que habían visitado apenas hace unos días junto a su padre y a la princesa
Bae.

Tomó asiento junto a ella y notó lo avergonzada que se veía, su cabeza baja y sus manos cruzados sobre su regazo
la hacían ver vulnerable. Él quería tomar su mano y pedirle huir ahí, él buscaría a su pequeña princesa y ella sería
libre de irse a donde quisiera, pero la joven no había hablado mucho en su primera reunión y él no sabía que es lo
que ella realmente quería.

Los reyes hicieron un breve intercambio de palabras, reafirmando el acuerdo previo y la dote para la futura pareja.
JungKook giró el rostro y murmuró por lo bajo, sólo para que ella pueda oírle. —Yo no te quiero a ti. —Susurró y
pudo ver como el rostro de Suji se relajaba al oírlo, ella se limitó a asentir con la cabeza con la mirada fija en sus
padres. —Yo ya tengo a alguien y me iré con esa persona en el menor descuido.

—Yo quiero escapar ahora, Jeon—. Se atrevió a murmurar ella también, mirando de reojo a sus padres. —Pero
me temo que debemos soportar por un día más y luego lo solucionaremos. —Le dijo y JungKook esbozó una
enorme sonrisa, se llevó una mano a la cabeza y acomodó sus largos mechones negros detrás de su oído, gesto
que llamó la atención de su madre.

—Oh, mi JungKook está tan feliz junto a su futura esposa—. Exclama haciendo que los adultos se giren a
mirarlos. —Mírenlos, se ven tan bien juntos. —Halaga y JungKook nuevamente debe resistir el impulso de rodar
los ojos, en cambio asiente y agradece la pequeña reunión, poniéndose de pie, ansioso de salir de ahí.

El reino aplaude y celebra las palabras de sus reyes, quienes han presentado formalmente a su futuro rey. El joven
Sultán mira a la multitud y siente un vértigo al notar que la situación lo sobrepasa.

En su pequeño discurso agradece el apoyo y arduo trabajo de los campesinos, realza la buena crianza de las
madres y pide escuchar la sabiduría de sus pobladores más viejos. JungKook promete también mantener la paz y
tranquilidad en el reino, y jura protegerlos contra los atentados y amenazas de reinos vecinos. Él ha practicado sus
palabras y ha tomado un tiempo; junto a Jin, de estudiar la estructura social de su reino, ha investigado sus
debilidades y ha reconocido la fortaleza de su pueblo. Él sabe que es lo que quiere su gente y desea cumplir con
sus palabras, sin embargo, la pequeña persona dentro de su cabeza lo distrae por momentos, buscando entre la
multitud el poder verle.

Los murmullos se expanden cuando la reina presenta a la princesa Bae Suji y su familia, no la presenta como la
prometida de su hijo, ella utiliza palabras distintas y la llama aliada, las personas se ven confundidas, pero no
pueden evitar aclamar por ella cuando desvela su rostro y la reconocen como descendiente de una noble y
poderosa estirpe, JungKook quiere reír ante tal situación ya que no aclaman por los reyes, pero prefiere ignorar
ese hecho, luego se encargaría de las especulaciones que muy probablemente empiecen a correr entre la multitud.

El Sultán toma asiento en el trono real y Suji a su lado izquierdo. Sus padres toman asiento a su lado derecho y
los padres de Suji al otro extremo del estrado, siendo atendidos como invitados reales.

Los tambores comienzan a resonar en el lugar, el sol brilla con intensidad por lo alto y el escenario está lleno de
flores y rosas, banderines dorados y luces que cruzan de un extremo a otro lo embellecen.

El estrado donde está la familia real y sus honorables invitados, está sobre una plataforma de cemento, bordeado
de unas elegantes rejas de hierro y estas a su vez, vestidas con flores dando una vista majestuosa al reino. Las
gruesas columnas situadas en cada esquina hacen de soporte a un techo que los protege del sol y del cual, cuelgan
largas extensiones de arcos florales y pequeñas lámparas protegidas en cristales.

JungKook sonríe al darse cuenta que el lugar a pesar de deslumbrar, quedará opacado en cuanto su pequeña
princesa suba al escenario. Intenta mirar con detalle al público, disimulando su búsqueda, pero sabe que ella debe
estar preparándose para su presentación, Jin le había comentado que la reina los había citado a una hora muy
temprana y había sido ella misma la encargada de organizar y verificar que cada evento se ejecute a la hora
planificada.

La ceremonia es colorida y alegre, cada artista se esfuerza por sorprender a la familia real, sin embargo, el joven
Sultán les da poco o nada de su atención, atento hacia el público intentando encontrar al pequeño hermano de su
princesa al menos.

Él también quería verlo.

Cuando escucha que la presentación de algunos de sus compañeros de la universidad será el próximo número, no
puede evitar distinguir al odioso bailarín atrevido, ahora con su cabello rojizo llama la atención por sobre sus
compañeros de baile. El chico se mueve con una habilidad única, se siente cohibido ante su destreza pensando en
que él no podrá bailar de esa manera para su princesa. Él sabe que debe hacerlo, a ella le gusta y él desea disfrutar
también de sus gustos junto a ella. Así que, sosteniendo la mirada de ese bailarín, sigue sus pasos con
detenimiento, intentando memorizarlos para que, en la soledad de su alcoba, tal vez intentar imitarlo.

—Él baila muy bien—. Escucha murmurar a Suji, la mira de reojo y la ve atenta a Jimin, con una enorme sonrisa
y sujetándose a los costados de su silla. Parece querer saltar de su asiento para bailar con él, pero es obvio que se
está resistiendo de mover siquiera los pies. JungKook bufa y vuelve su mirada hacia la danza frente suyo. El baile
es sincronizado y energético y hace que el pueblo entero festeje con ellos.

Luego de unos bailes más y cuando el sol indica que ya es más de mediodía, Jin se acerca a él y se sienta detrás
suyo y de la familia real.

—Ya es hora—. Murmura en su oído colocando una mano sobre su hombro. JungKook se gira para preguntarle a
que se refiere, pero Jin chasquea la lengua. —Ella bailará ahora, JungKook—. Dice por lo bajo y JungKook se
gira de prisa para observar el centro del escenario.
Es ella, ha esperado tanto para verla al fin, es su pequeña princesa quien camina directo hacia él con el vestido
más bello del mundo que jamás ha visto, su cabello castaño cae suelto en traviesas ondas que juegan con el
viento, lleva un velo sobre los hombros que poco cubre su cuerpo.

JungKook mira su rostro pequeño y delicado y él olvida por completo donde está o con quién está.

TaeHyung camina hacia él, nervioso y en silencio, sintiendo los ojos de todos sobre su menuda figura. Baja la
cabeza sin dejar de mirarlo a él, al sultán que se ha puesto de pie y camina hacia él también. TaeHyung siente sus
mejillas enrojecer al notar la mirada profunda del Sultán sobre su cuerpo, pero se siente seguro al saber que no es
TaeHyung en ese momento, es TaeHee, la pequeña chica que baila con gozo y no le importa nada más.

Sonríe aun nervioso y cuando está a poco menos de unos pasos lejos de él, se agacha colocando una mano en la
tierra, demostrando su respeto y humildad ante tan importante ser.

JungKook observa como TaeHee se ha arrodillado ante él y con prisa se agacha él también ante ella. El pueblo
jadea de sorpresa al verlo actuar de esa manera, pero él no los escucha, ignorándolos e ignorando el gesto
enfadado de sus padres.

—No lo hagas, no lo merezco—. Le dice aún agachado frente a ella. —Luces tan bella como la luna, mi princesa.
—Halaga haciéndole sonreír con las mejillas sonrojadas.

TaeHyung se pone de pie nuevamente y JungKook lo imita, separándose cuando el sitar comienza sonar con una
melodía suave. JungKook vuelve a sentarse en el trono y evita cruzar miradas con sus padres, en cambio ríe
divertido al ver el rostro de asombro de Suji y el de satisfacción de Jin.

Su pequeña princesa se ha puesto de pie en el centro del escenario y sus ojos miel brillan al mirarlo. Pronto el
sublime sonido del sitar se alza por lo alto y TaeHyung deja caer el velo que lo envuelve a sus pies. Cierra los
ojos y acomoda su cabello detrás de sus hombros, JungKook la ve respirar profundamente y entonces TaeHee
comienza danzar.

Las manos de TaeHee se elevan por lo alto cuando ella gira con suavidad dándole la espalda a la real familia y
camina girando poco a poco a cada lado en cada paso que da, sonriendo coqueta y dejando que la larga falda se
agite en cada giro que da, moviendo sus caderas tan pronunciadamente que una sensual ese se dibuja por todo el
contorno de su esbelto cuerpo.
Cuando de nuevo mira atentamente a JungKook y su cuerpo se siente atraído por su fuerte presencia, debe hacer
un esfuerzo en concentrarse y realizar las mudras con sus manos, movimientos armoniosos que acompañan el
movimiento de su cuerpo.

TaeHyung prontamente se desprende de toda timidez y comienza a divertirse al sentir el viento golpearlo y él
golpea el sonido del tambor con sus caderas. Sus pies descalzos se deslizan con rapidez apoderándose por
completo del escenario, danza tintineando las pequeñas cadenas en sus tobillos que brillan con intensidad por el
sol.

Los oscuros ojos de JungKook vigilan sus sensuales movimientos, observa el quiebre de su cuerpo y sus manos
hormiguean por posarse en esa efímera cintura desnuda que se tambalea tendiéndose hacia atrás. Las manos de
TaeHee dibujan mudras que él reconoce de inmediato.

Por supuesto que las conoce, él también puede reconocer la canción que se desprende de las sitars, las cuerdas de
ellas se agitan y profesan un silencioso amor, las mudras de sus manos le rezan un amor prohibido e inalcanzable
y él no comprende porque, porque los movimientos de su cuerpo y la sonrisa en su rostro demuestran alegría y
picardía, pero sus manos le recitan un amor no correspondido.

TaeHee se lleva una mano al pecho y la otra la deja descansar sobre su frente, su pie derecho golpea el piso
suavemente clamando con la tobillera de monedas la atención de todos los presentes. Pero JungKook mira el
movimiento de sus manos, TaeHee las baja suavemente y las tira hacia un lado acompañado de un movimiento de
su cabeza, sus largos cabellos castaños se agitan y se dejan llevar.

TaeHee sonríe cuando sabe que el final, después de todo, llegará.

Un pie por delante del otro, se acerca al Sultán sin dejar de mecer sus caderas, la larga falda que cae desde ellas se
niega a detenerse capturando más de una mirada. Al filo del estrado, toca sus labios con dos dedos para cubrir la
mitad de su rostro con una mano de inmediato, vuelve agacharse ante la familia real, pero nunca abandona su
mirada sobre el Sultán, quién agitado también, se pone de pie de un salto cuando los sitars han dejado de sonar y
su princesa ha detenido sus movimientos, arrodillado ante él y su familia.
El reino ahoga un jadeo cuando la jovencita de menuda apariencia ha terminado su danza y sólo reacciona cuando
el Sultán ha comenzado a aplaudir con vehemencia y regocijo. Todos se ponen de pie ante su presentación y
comienzan a preguntarse entre ellos quien es tan misteriosa mujer.

La bonita sonrisa en su pequeña carita se extiende, TaeHee agradece con una inclinación hacia la familia real y
hacia el pueblo que sigue aclamando por ella. JungKook mira con detalle su rostro y no puede evitar dejar de
pensar en él y aunque, se niega abandonar su mirada de ella, intenta buscarlo entre el público, grande es su
decepción al no encontrarlo, y ver como su pequeña princesa se aleja de él a cada paso.
035

—Y… ¿Te gustó tu regalo? —Jin mira a su primo de manera inquisitiva, quien lo mira con el ceño fruncido y los
brazos cruzados.

—Tú sabes que sí. —Responde JungKook rodando los ojos.

Jin se ríe ante su tono de voz, y picándole la frente le dice. —Entonces ¿Por qué pareces tan enojado? TaeHee
bailó muy bien.

—Lo hizo mucho mejor que sólo “muy bien”, SeokJin—. Refuta JungKook y su primo mayor asiente sin decir

nada, esperando que él diga algo más. —Sin embargo, TaeHyung no vino a la celebración… —Murmura y el
gesto en el rostro de Jin le hace sonrojar.

—¿Qué sucede que no haya ido a verte? —Pregunta intentando ocultar su asombro.

—Nada. Sólo pensé que sería agradable verlo… verlos, a ambos quiero decir. —Responde y ambos escuchan un
pequeño golpe en la puerta de la habitación de JungKook. —¿Quién es? —Pregunta y escucha la voz suave de su
sirvienta, diciéndole que la reina necesitaba de su presencia. —Bueno, hora de actuar como niño bueno frente a la
reina y mi futura esposa. —Dice con burla y pesadez poniéndose de pie.

Jin lo observa irse con pesar. Cuando se encuentra sólo en la habitación de su primo, el Sultán. Observa el lugar,
la habitación de JungKook es muy espaciosa y grande, puede compararla fácilmente con la casa de ese chico,
amigo de TaeHyung. Los lujos abundan en esa habitación y Jin piensa que realmente él no necesita nada de eso,
JungKook casi no pasa tiempo en ese sitio, y desde que conoció a TaeHee se había obsesionado tanto con ella,
que se había vuelto ciego a todo lo que le rodeaba.

Hasta que en vez de TaeHee, él comenzaba a llamar por TaeHyung. Jin no estaba seguro si era por el parecido de
ambos hermanos o la similitud de sus nombres. Pero JungKook comenzaba a clamar por TaeHyung mucho más
que por su hermana, incluso se había mostrado triste al no verlo dos días atrás en la celebración de su
cumpleaños.
Él notó, claro que vio a JungKook aplaudir con mucha alegría, pero ansioso buscando entre el público. Él no
había entendido, hasta que TaeHee abandonó el escenario y JungKook se giró para preguntarle si había visto al
pequeño TaeHyung ese día, su semblante de decepción apareció cuando Jin el afirmó que no lo había visto en el
castillo, mucho menos en la celebración.

×××

TaeHyung no puede borrar su sonrisa luego de unos días de su presentación, él se había divertido tanto aquel día,
además de ver la cara de felicidad del Sultán le hacía sonreír con orgullo, aunque lo negara. Cuando terminó la
celebración, y él se quitó el vestido y el maquillaje, había corrido a abrazar a Narae después de que ella despidiera
a sus padres, los había distraído para que no pudiesen ver su presentación. YangMi cuidó del pequeño durante
toda la tarde evitando que alguien más lo viese dentro del castillo, incluso lo había mantenido oculto cuando el
amigo de TaeHyung, Jimin. Quien se presentó de esa manera cuando se había acercado para hablar con él.

Un día después de la celebración, SeokJin se acercó a la casa de HoSeok con una pequeña bolsa con monedas de
oro, con un protocolo nunca antes visto por ambos hermanos, le ofreció las monedas como pago de su
presentación y les aseguró que le hubiese gustado agradecer a TaeHee en persona. Y sin preguntar nada más, se
retiró.

TaeHyung le ofreció algunas monedas a HoSeok en agradecimiento a su hospitalidad, sin embargo, él se negó
rotundamente en aceptar. Es por ello a la mañana siguiente Narae y TaeHyung se habían levantado muy temprano
para comprar en el mercado alimentos para HoSeok y familia, quienes habían llegado al reino el día de la
celebración.

Narae había encontrado un trabajo en un lugar donde hacían vestidos, ella estaba contenta porque la señora le
había dicho que le podría dar los retazos de tela que no utilizaba, ilusionada de poder confeccionar más vestidos
para TaeHyung de esa manera.

Su hermano menor se había levantado un día y caminado por las calles de piedra del reino, él quería conseguir un
trabajo también, ayudar a su hermana y poder ser una carga menos para ella y sus amigos. Había caminado mucho
durante la mañana, hasta que llegó al mercado donde ya había muchas personas comprando y vendiendo, vio
cómo una mujer embarazada arrastraba a duras penas un costal y él corrió a ayudarle. Ofreció su ayuda con una
sonrisa a lo que la mujer aceptó, ella lo guio hasta un puesto de verduras y en agradecimiento le regalo dos
monedas de bronce, TaeHyung sonrío al pensar que, tal vez había conseguido un trabajo de esa manera.

Cuando atardeció el ya no había muchas personas en el mercado, decidió regresar a la casa de HoSeok, donde
actualmente se estaba quedando con su hermana. En su camino compró una caja de dulces para la mamá y abuela
de su mejor amigo, e hizo una parada en el río para lavarse apropiadamente, se había lastimado las manos y
seguramente había conseguido un moretón en uno de sus brazos al golpear sin querer con una carreta cuando
cargaba un balde de agua de un extremo a otro. Pero él estaba satisfecho con lo conseguido en esa mañana.

HoSeok lo recibió con el semblante serio, sin hacer preguntas lo llevó al pequeño huerto atrás de su casa y lo miró
atentamente, TaeHyung sintió sus mejillas sonrojar ante la mirada dura de su amigo.

Nervioso, empezó a explicarse. —He… discúlpame por salir sin decir nada. —Murmura, sin embargo, HoSeok

sigue sin decir nada. —Yo… yo salí sólo un ratito. —Dice rascándose la cabeza, intimidado ante la mirada de
HoSeok. —Bueno, salí más que un ratito, pero fue para buscar un trabajo y mira. —Se apresura a sacar las
monedas de su bolsillo y enseñárselas a HoSeok, quien mira el dinero sin expresión alguna. —Quiero ayudar,

HoSeok hyung…

HoSeok mira hacia el cielo y luego baja la mirada hacia TaeHyung, lo toma de la mano hasta guiarle para sentarse
sobre una roca. TaeHyung espera paciente.

—Escucha TaeTae—. Comienza a hablar, tomando sus manos. —No estoy molesto que hayas salido. Eres libre

de hacerlo cuando quieras y a donde quieras, pero debes decirnos donde estarás y con quien, por lo menos… así
no nos preocupamos y no tengo la necesidad de salir a buscarte. —Explica calmado.

TaeHyung niega con la cabeza con rapidez. —No, no debió salir a buscarme, no era necesario.

—Si lo era, me asusté mucho cuando no supe nada de ti, fui hasta tu casa, e incluso fui al palacio a preguntarle al
estúpido del Sultán.

—¿Le preguntó al Sultán por mí? —Pregunta sorprendido.


—Eso quise, pero no me dejaron verlo, entonces les pregunté a los guardias y me sacaron a patadas. —Se río. —
Ah, a la próxima iré con mis piedras, así nadie me sacará de ningún lado. —Dice con diversión.

—Siento mucho haberle causado problemas, hyung. —Se disculpa.

HoSeok sonríe y observa las manos de su amigo. —Solo a la próxima vez, por favor despiértame y dime ¿sí? —
Pide y TaeHyung promete hacerlo de inmediato. —Tampoco está bien que trabajes en el mercado cargando
bultos, tus manos tienen heridas por eso. —Observa y TaeHyung las retira de inmediato.

—Está bien, no es nada hyung.

—Mañana volverás a la escuela ¿está bien? —Propone con una suave sonrisa. Ambos se ponen de pie al escuchar
los llamados de la abuela.

—No puedo hyung. Mañana le prometí a la señora Lee ir a ayudarle con unos costales.

—Iré yo entonces… —HoSeok abre la puerta dejando pasar primero a su amigo. —Pero tú volverás a clases. —
TaeHyung no dice nada más al ver que la abuelita lo abraza con cariño y decirle que su comida estaba lista.

Cuando anoche, Narae se sienta a la orilla del río acompañada de HoSeok, el viento es frio y el agua se siente
helada, por lo que, envuelta en una manta, apoya la cabeza sobre su hombro, ambos mirando a la nada.

—Me dijeron que no podrá regresar a clases, ha perdido muchos días y deberá volver a empezar el año que viene.
—Murmura con tristeza. HoSeok se queda en silencio, abrazándola por los hombros. —No quiero que TaeHyung

se quede sin una educación… quiero crezca como un chico normal, que estudie y trabaje en su tiempo. No así. —
Dice frotándose los ojos.

—Entonces le enseñaremos nosotros, somos muy inteligentes también—. Intenta animarla, Narae ríe ante el

comentario. —No soy bueno en números, pero me gusta leer… podría enseñarle a leer y escribir.

Narae se separa de él y con ceño fruncido, pregunta. —¿Cuántos años crees que tiene mi hermano, eh?

—No sé ¿seis? —Bromea él y Narae lo empuja con suavidad.


—Ya, no seas así. —Dice volviendo a recostar su cabeza sobre su hombro, HoSeok vuelve a rodearla con sus
brazos.

—Lo siento, siempre será un niño para mí—. Murmura.

—Pero no lo es, él quiere trabajar y dar dinero también. Él quiere hacer muchas cosas que hacen los grandes, y
eso no está bien. Quiero que crezca a su propio ritmo.

—No puedes pedir eso, Narae. Él no es un chico normal. Él ha vivido situaciones horribles por muchos años…
será difícil que vea las cosas como alguien quien no ha sufrido lo que él sufrió.

HoSeok espera en silencio alguna respuesta de Narae, pero al no obtener ninguna palabra de su parte, la aparta de
su abrazo para mirar su rostro. Ella llora en silencio, sintiéndose culpable de lo sucedido.

—Oye no. Espera… no dije eso para hacerte llorar.

—Lo sé, pero es mi culpa, debí cuidarlo y protegerlo… yo debí…

—No, tú también eras solo una niña… no podías hacer mucho por él en realidad. El único culpable de todo esto,
es tu padre, Narae.

HoSeok deja que ella se desahogue entre sus brazos, luego de largos minutos de llanto, ella se limpia el rostro y él
le sonríe al ver su carita rojiza.

—No eres tan bonita cuando lloras. —Dice riendo, logrando que ella ría con él.

—Ya, tú tampoco estás tan guapo. —Se defiende.

—Calla, soy muy guapo, mucho más que ese SeokJin. —Narae se sorprende al escucharlo.

—¿Y que vela tiene Jin en este entierro? —Pregunta ella riendo.

—Ninguna obviamente. Además, no es tan lindo, acéptalo.

—Pero si yo nunca he dicho algo así.


—Entonces ¿no te parece lindo?

—No, quiero decir… ¿a que viene hablar de él? —Cuestiona confundida.

HoSeok no responde, a cambio la abraza nuevamente y besa su mejilla, su piel está fría así que la acurruca entre
sus brazos.

—Narae—. Comienza a decir en voz baja. —La noche anterior… nosotros… nosotros…

—Nosotros nos besamos, sí. —Expresa escondiendo su rostro en el pecho de HoSeok.

—Así es… nos besamos y a mí me gustó—. Confiesa con las mejillas sonrojadas. Narae sonríe aun con el rostro

oculto. —Y quiero volver a hacerlo…

Narae se separa de él y se pone de pie, envolviendo la manta sobre sus hombros, HoSeok se pone de pie también,
con duda la mira.

—Tú te corriste de mí cuando intenté conversar contigo luego de esa noche, y me huiste…—Acusa.

—Me ponías muy nervioso, Narae. —dice con timidez. —Luego tú también huiste de mí.

—Tú también me pones nerviosa. —Exclama sin pensar. Sin embargo, la sonrisa enorme de HoSeok la confunde
aún más. —¿Qué? ¿Qué te causa gracia?

—Yo te pongo nerviosa. —Repite él sin borrar su sonrisa.

—Ah tonto… ¿sabes? Debería irme con SeokJin, él no me pone nerviosa y, es más, me trata muy bien.

HoSeok se apresura a detenerla cuando ella le da espalda, dispuesta a marcharse. —Oye no. No te vayas con él,

por favor. —Pide sin tocarla. —Sólo quiero… quiero besarte Narae…

Ella se cruza de brazos, aún con la manta envuelta sobre sus hombros y con una ceja alzada cuestiona. —¿En
serio? ¿Esta es tu manera de pedirme que sea tu novia?

HoSeok parpadea ante la pregunta. Incrédulo, sonríe al reaccionar ante sus palabras. —¿Tú quieres?
La bonita risa de Narae se escucha en el silencioso lugar, HoSeok la mira embelesada, disfrutando de la risa de
ella.

—¿En serio me pedirás que sea tu novia de esta manera? Que poco romántico resultó ser mi novio. —Se queja en
un puchero.

—Tienes razón, debí prepararme mejor—. Murmura mirando a su alrededor, buscando algunas flores o algo que
pueda darle. —Creo que dejé en casa mi navaja—. Dice buscando en sus bolsillos, no dándose cuenta de las
palabras de Narae, quien refunfuña al no ser oída.

—Eh, ¿me has escuchado siquiera?

HoSeok asiente volviendo su mirada a ella, volviendo a repasar sus palabras, y dándose cuenta de la acepta de
Narae. —Oh.

—Si, oh. —Ella suspira y comienza a caminar de regreso a casa. —Tengo el novio más bobo del mundo.

HoSeok no demora y le rodea la cintura con los brazos. —¿En serio me aceptarás? —Pregunta incrédulo.

—Bueno, sino quieres que acepte, siempre puedo decirle a Seokjin que si—. Bromea y él la aprieta contra su
cuerpo.

—Ya no es gracioso.

—Lo sé. Perdón. —Narae gira entre sus brazos, y colocándose en puntitas, se estira para besar los suaves labios
de su ahora novio. Él cuida su abrazo y la besa con dulzura, atesorándola y admirándola. Ella sonríe entre el beso
e intenta envolver a HoSeok con la manta también, pero él se niega y tomándola de la mano, regresan a la
pequeña cabaña de él, donde son recibidos con un soñoliento TaeHyung, preguntándole muchas cosas, pero
cayendo dormido rápidamente, cuando Narae lo arropa sobre la cama de HoSeok.

Ella se acuesta a su lado y lo abraza por la espalda, cubriéndose con otra manta cierra los ojos con una bella
sonrisa en los labios, recordando el bonito rostro sonrojado de HoSeok y sus brazos rodeándola.
Por su parte HoSeok asoma su cabeza en su habitación y ve a ambos hermanos abrazados, camina hasta la sala y
acomoda su cama en el mueble, apaga de un soplido la vela que llevó con él y se duerme plácidamente,
prometiendo cuidar a Narae y TaeHyung aún con su propia vida.
036

JungKook baja a la primera planta del castillo distraídamente, se ha colocado una capa negra cubriendo sus
cabellos y oculta su rostro con una mascarilla negra. Una risita se escucha en el silencio del estudio y él gira la
cabeza siguiendo el sonido.

Camina sigiloso hasta ponerse de pie en el marco de la puerta, en el estudio de su padre está su primo YoonGi de
espaldas a él con un gran libro y su prometida, Bae Suji está sentada en el marco de la ventana riendo de lo que
sea que YoonGi esté hablando.

—Oh, JungKook-si—. Suji se pone de pie y saluda su prometido con una sonrisa, YoonGi gira su rostro y con un
gesto, también lo saluda.

—Están entretenidos, ¿eh? —Bromea entrando al estudio, y sentándose sobre la mesa donde YoonGi tiene un
libro abierto. —¿Qué están haciendo? —Cuestiona.

Suji con una dulce sonrisa en el rostro, se baja de la ventana y camina hacia ellos. —¿Sabías que YoonGi es
bueno leyendo poesía? —Exclama ella entusiasmada.

JungKook abre los ojos asombrado. —¿YoonGi lee poesía? —Repite asombrado. —Vaya, no. No lo sabía—. Su
voz se oye burlona, notando como las mejillas de Yoongi se tornan rojizas. —¿Por qué nunca me has dicho que
sabías leer poesía? —Su primo, chasqueando la lengua, cierra el libro y se pone de pie, haciendo caso omiso a su

pregunta. —YoonGi hyung…

—Ah, no empieces JungKook. —Sostiene el libro con ambas manos, dispuesto a guardarlo en el estante. —Si te
vas a burlar-

—Vale, no lo haré—. Le interrumpe de inmediato al verlo molesto. —Sólo que me sorprendió mucho. Sólo eso.

Suji ladea la cabeza al escucharlos hablar, notando de inmediato la molestia entre ambos. —JungKook-ah si tú no
aprendes poesía, ¿cómo conquistarás a tu futura reina? —Lo enfrenta colocando ambas manos en sus caderas,
dispuesta a defender a su nuevo amigo, Min YoonGi.
El menor abre la boca, pero sin decir nada, opta por dejar el tema de lado. —Voy a salir, si las sirvientas
preguntan diles simplemente que no me viste.

—¿Irás a ver a TaeHee? —Pregunta YoonGi girando de inmediato, volviendo a colocar el libro sobre la mesa. Su
primo menor no contesta y se limita a subir y ajustar la túnica por el contorno de su rostro, dejando únicamente
sus ojos libres. —JungKook, te han dicho que no debes salir del castillo y arriesgarte de esa manera. Suficiente
debes tener con que esa chiquilla halla danzado en tu celebración, déjala en paz de una vez por todas.

JungKook frunce el ceño al escucharlo, demostrándose totalmente disconforme con sus palabras. —Han pasado
muchos días y Jin no me ha dicho como está, sólo quiero verla unos minutos y asegurarme que está bien.

—¿TaeHee es la niña bonita que te hizo ese baile super erótico frente a todos? —Pregunta Suji totalmente
inoportuna, ahora es el turno de JungKook de enrojecer, pero agradece silenciosamente que lleva puesto esa
mascarilla que cubre casi todo su rostro. —Espera ¿saldrás del castillo? —Agrega rápidamente, rodeando la mesa
central del estudio y tomando a JungKook de la manga. Él asiente viéndola inseguro. —¿Irás a caballo?

—Bueno, sí…

—Bien, iré contigo entonces. —Anuncia tomando un lazo que está atado en su muñeca y atándola en su cabello
en un moño alto. Ambos jóvenes la miran impresionados.

—¿Tú montas a caballo? —La voz de YoonGi se oye apenas, pero Suji asiente con la cabeza decidida. —Pero…
¿no es peligroso para una chica montar a caballo?

Suji rueda los ojos, y exasperada responde. —YoonGi no seas bobo, que sea chica no significa que sea inútil ¿de
acuerdo? Además, me criaron sólo para satisfacer las necesidades de rey de este otro tonto. —Contesta señalando
al más joven con la cabeza. —Todas tus actividades, tus gustos y disgustos, me lo sé todo para que sepan. Y
realmente pienso que eres un poco pueril—. Confiesa con las mejillas un poco sonrojadas. —Además me
enseñaron a usar el arco y la flecha, así que inútil tampoco soy.

JungKook prefiere dejar pasar el insulto y se niega a llevarla consigo a ver a TaeHee. —Da igual, de todas
formas, iré sólo. No tomaré un riesgo junto a ti.
—Ash, mira me han dejado encerrada en este palacio para que me conozcas y según mamá, yo te guste también.
—Exclama alzando las manos al aire. —Eso es patético, así que déjame ir contigo al menos y así me distraigo un
poco de todo esto y también podemos pensar la manera de impedir que nos unan y todo eso.

El Sultán mira a su primo quien se encoge de hombros, con lo poco que ha podido conversar con la joven
princesa, ha notado que es una mujer testaruda.

—Sí te atrapan afuera me lavaré las manos. —Advierte.

—¡Sí! Asegúrame el caballo más veloz mientras me pongo pantalones para montar, y traigo mi arco y flecha. —
Mira los rostros confundidos de ambos jóvenes y agrega. —No estaré cómoda con el vestido y debo andar
protegida, además. —Suji camina hacia la puerta, pero se gira antes de salir. —Y más te vale esperarme para ir
juntos, de lo contrario JungKook, la primera noche después de la boda me aseguraré que nunca le des herederos a
tu reino. —Amenaza con un dedo, dejando perplejos a ambos. Ella sonríe con delicadeza y sale a paso rápido
hacia la habitación asignada para su persona.

—Creo que me equivoqué al pensar que la princesa más loca era otra. —Comenta cuando se han quedado solos.

YoonGi niega con la cabeza y con una sonrisa de lado, murmura. —Yo creo que tiene su gracia.

El camino es tranquilo, Suji se ha mantenido en silencio observando todo a su alrededor, cubriendo su rostro y
aceptando que le hayan conseguido un caballo pequeño, acompaña a JungKook a las fronteras del reino con su
arco y flecha firmemente sobre su hombro izquierdo.

Mientras JungKook reconoce el camino a la casa de HoSeok, el muchacho que siempre está con el pequeño
TaeHyung, SeokJin le había comentado que ella se estaba quedando ahí y quería saber el porqué, y si necesitaba
algún lugar él gustoso le ofrecería la habitación más bonita del palacio.

Cuando ve la pequeña cabaña aparecer por un lado del río, sonríe al notar que ellos están ahí.

TaeHyung está agachado junto a la fogata, estirando las manos para calentar su pequeño cuerpo, aquella mañana
había amanecido demasiado frío, y a pesar de que había sol, el viento golpeaba su piel y le hacía tiritar de frío. A
su lado está HoSeok removiendo la leña para a vivar el fuego y que puedan comenzar a cocinar para su familia.
JungKook se baja del caballo y tomándolo de las riendas se acerca a ambos, Suji imita su accionar y lo sigue con
pasos lentos.

—Niño bonito. —Saluda y TaeHyung se gira al escucharlo.

—Oh su majestad—. Se apresura a ponerse de pie y hacer una reverencia hacia el Sultán, HoSeok por su parte
apenas e inclina cabeza, aun concentrado en el fuego.

—TaeHyunnie me alegra poder verte—. Exclama, se acerca a él y besa su frente. —¿Cómo estás TaeHyunnie?

TaeHyung sonríe con timidez ante el dulce apodo, pero se limita a responder con palabras cortas al sentir sus
manos temblar a la cercanía del Sultán, confundido porque estaba reaccionando de esa manera. —Estoy bien, su
Majestad.

JungKook se sienta en la tierra olvidando por completo a Suji, quien aún espera ser presentada, y su
concentración se enfoca en TaeHyung, quien se nota nervioso alrededor suyo.

—Pensaba verte en el día de mi celebración. —Dice embelesado, TaeHyung se ha sentado frente suyo y junto al
fuego, tira de sus mangas intentando cubrir sus manos. —Sin embargo, sólo estuvo tu pequeña hermana.

—Eh… yo- sí… lo siento mucho… no-no pude ir—. TaeHyung tartamudea intentando cubrir los brazaletes que
JungKook le regaló a TaeHee, le gustaban demasiado y casi nunca se los sacaba, él no quería que JungKook se
diera cuenta de que los llevaba puestos.

—¿Estás bien, mi niño bonito? —Interroga observando su menudo cuerpo.

—Él está bien, deberías irte porque vamos a empezar nuestro día aquí y no queremos estorbos. —HoSeok
interrumpe la conversación y le coloca una tupida manta sobre los hombros a TaeHyung, creyendo que es debido
al tiempo y por ello ha comenzado a temblar.

JungKook se quita la mascarilla negra y con el rostro totalmente serio, enfrenta a HoSeok. —No te atrevas a
hablarme de esa manera y mucho menos a echarme de mis propias tierras. Te recuerdo que yo soy el-

—Oh HoSeok, no seamos descortés con nuestros invitados—. Su abuela sale al escuchar la voz de su nieta
elevarse, sonríe al notar que aquel joven sentado frente a la fogata es el Sultán. —Es un placer tenerlo de invitado.
—Dice con una sonrisa, y la muchachita que ha estado de pie con los brazos cruzados le saluda con una suave
sonrisa también. —¿Se quedarán a tomar el desayuno?

—No creo, suficiente comida debe tener en el palacio ese como para querer comer comida de pobres—. HoSeok
dice con premura, recibiendo un pequeño golpe por parte de su abuela.

—No te hemos criado de esa manera HoSeok. —Regaña ella, HoSeok se resiste a girar sus ojos sabiendo que
volverá a ser golpeado.

TaeHyung se pone de pie, envuelto aún en la tupida manta caoba y con las mejillas sonrojadas. —Discúlpeme
abuelita, pero creo que no me siento muy bien—. Susurra caminando hacia ella.

La vieja mujer lleva sus manos hacia su frente y nota que su temperatura ha subido en esos minutos, lo sujeta con
ambos brazos y le pide a HoSeok que prepare un mate caliente con las plantas que ella le indicará en la cocina.

—TaeHyung. —JungKook se pone de pie al verlo de esa manera, se acerca a la vieja mujer e imita su accionar,
coloca el dorso de su mano en la frente y nota también que su temperatura ha subido. —TaeHyung ¿Qué sucede?
—Pregunta asustado, intenta hacer que TaeHyung se recargue sobre su cuerpo, pero el pequeño jovencito se
niega, recostándose más contra el menudo cuerpo de la abuela de su mejor amigo.

—Tranquilo, su majestad. Él estará bien, sólo es un poco de fiebre. —Le dice con una sonrisa confiada, pero eso
no quita la preocupación de JungKook.

—¿Pero por qué? ¿Qué le sucede?

La vieja mujer resiente el peso de TaeHyung y JungKook se apresura a tomarlo con ambos brazos, se ha
desvanecido y el Sultán con mucha rapidez ha evitado que caiga al suelo.

—TaeTae, vamos reacciona ¿Qué te pasa? —Pregunta con temor en la voz, mira su rostro pálido y lo aprisiona
contra su pecho intentando darle calor.

—Vamos a llevarlo a dentro, lo mejor es que duerma y esté caliente. —Le dice la mujer y JungKook asiente
ingresando a la pequeña cabaña con TaeHyung en brazos y con Suji pisándole los talones.
La abuela le pide que lo coloque en una pequeña cama que está casi a la vista de todos en casa, eso no le gusta a
JungKook, el pequeño TaeHyung no tendrá la privacidad para descansar en un lugar así, aunque se queda en
silencio cuando acomoda su frágil cuerpo e intenta cubrirlo con las frazadas.

—Oh no, hijo. No podemos cubrirlo, vamos a desvestirlo para bajarle la fiebre.

HoSeok regresa a pasos apresurados con un balde de agua caliente y algunas hierbas en la mano, le enseña a su
abuela y con su aprobación, comienza a prepararlas para darle de beber a TaeHyung.

—Creo que ahora sí debes irte—. Le dice HoSeok a JungKook cuando nota que este está ansioso por su estado.
—Mi abuela y yo cuidaremos de él, simplemente retírate.

JungKook, sin embargo, niega con la cabeza, aún atento al cuerpo que yace sobre la incómoda cama. —Si puedo
ayudar con algo, lo haré.

HoSeok niega con la cabeza, pero decide que no es tiempo de pelear, con pasos apresurados consigue unos trapos
y se lo da a su abuela.

TaeHyung comienza a sentir mucho frío aún cuando su cuerpo está comenzando a hervir en fiebre, la abuela le
desprende de la ropa dejando su cuerpo desnudo sólo con ropa interior.

Los ojos oscuros de JungKook estudian a detalle su piel bronceada y maltratada, no pasa por alto que TaeHyung
lleva puesto las pulseras de TaeHee, y que, además, sus brazos y piernas tienen rastros de henna, que no se quitan
tan fácilmente, aun cuando la abuela ha comenzado a lavar su cuerpo con paños humedecidos.

—Mamá… mamita… —Le oyen murmurar, tiene alucinaciones y su mente recrea cuando era mucho más
pequeño, el rostro enojado de su padre aparece y él comienza a sollozar. Pide disculpas, aunque para los demás
está balbuceando cosas sin sentido.

HoSeok le dice a su abuela que es mejor preparar una sopa con verduras para que coma en cuanto despierte y ella
está de acuerdo. —Hijo, puedes hacer esto por favor, vamos a matar un pollo para que el niño pueda recuperarse
rápidamente. —Le dice a JungKook con una sonrisa y él asiente tomando su lugar. HoSeok y su abuela salen de
la casa a pasos rápidos hacia el corral.
—Pobrecito—. Suji se ha mantenido alejada, viendo como los demás se mueven de prisa, preocupados por la
condición del menor. —¿Y tú crees que le pase? He oído que la fiebre es peligrosa, en mi reino casi nunca se
sanan de eso, quedan mal de la cabeza o simplemente se mueren-

—Cállate. —JungKook no se molesta en mirarla, pero su voz es gruesa e imponente, con una sola palabra hace
que Suji se estremezca y guarde silencio.

Sus manos pasan con delicadeza el trapo húmedo por sus brazos y torso, observa los dibujos de la henna en su
piel dorada y piensa que es fascinante. Repite una y otra vez, que es una coincidencia, tal vez a TaeHyung
también le gusto la henna y por eso se lo aplicó. Sus dedos dibujan sus formas y cierra sus ojos, no puede dejar de
ver la figura de TaeHee de aquel día.

—Son hermanos, es por eso—. Susurra para sí mismo.

TaeHyung abre sus ojos, aún fuera de sí, aun con las alucinaciones y llama a su madre con desespero, intenta
apartar las manos que recorren su cuerpo y se gira en su lugar dándole la espalda. JungKook se sienta en la cama
estrecha y lo atrae a su cuerpo, lo abraza con mucha ternura y susurra en su oído que pronto pasará. Él estará bien
y que lo iba a cuidar siempre.

La suave voz de JungKook en su oído hace que TaeHyung se calme y se aferre a él, lo abraza y hunde su rostro
contra su pecho y JungKook intenta cubrirlo con algunas mantas, su cuerpo sigue caliente pero ya no está pálido.

HoSeok entra de nuevo a su cabaña y los observa abrazados, con una ceja alzada cuestiona. —¿Te aprovechas de
mi amigo en su estado de debilidad? Já, que bajo para un tipo como tú.

—Está diciendo cosas sin sentido y comenzó a moverse muy fuerte sobre la cama, sólo lo estoy sujetando.

—Por supuesto—. HoSeok se cruza de brazos y vuelve a decir. —Creo que puedes soltarlo, ya se ha vuelto a
quedar dormido y debemos dejarle descansar.

JungKook baja la mirada y nota como TaeHyung respira tranquilo contra su pecho, es suave su respirar, lo
acomoda nuevamente sobre la cama, y él vuelve a sentarse sobre la silla de madera.

—¿Qué le ha pasado? ¿Por qué se ha enfermado de esa manera? —Pregunta preocupado, viéndolo descansar.
HoSeok se encoje de hombros, pero no responde, en cambio la voz de su abuela se hace presente y él no sabe
como decirle que no diga algo más.

—El pobre niño ha estado esforzándose de demás. —Comienza a relatar la anciana. —Quedándose a altas horas
de la noche para ensayar, se levantaba antes que el gallo cante. Ha estado sobre exigiéndose de demás estos
últimos días.

JungKook ladea la cabeza al escucharla, pero tiene suficientes pensamientos en la cabeza como para querer
analizar sus palabras.

—Él estará bien, el caldo se está haciendo y en cuanto esté listo le daremos de comer, sólo debe descansar y ya—.
Se apresura a decir HoSeok, ansioso al saber que es probable que su abuela habló de demás.

—Voy a llevarlo al palacio para que lo revise un médico real. —Anuncia, pero tanto HoSeok como su abuela
alegan que eso sería peligroso para el pequeño. —Enviaré entonces un doctor hoy mismo. —Acepta derrotado,
poniéndose de pie.

—No es necesario, podremos controlar esto nosotros mismos. —Asegura HoSeok con el mentón alzado,
desafiante.

JungKook niega con la cabeza y con las estúpidas palabras de Suji en la cabeza, insiste. —Sólo será para
cerciorarme que está bien, no estaré tranquilo si no lo sé.

La abuela agradece tan noble gesto y accede a la visita del médico real. JungKook se apresura agradecer e
instando a Suji a seguirlo, salen rápidamente de la cabaña, no sin antes besar dulcemente su frente y prometerle
no demorar en regresar.

Suji lo sigue en silencio, aun cuando ambos suben a sus caballos y JungKook quiere galopar con su caballo. Pero
ella nota un ambiente distinto, mira a su alrededor y sabe que los están observando. Intenta decirle algo a
JungKook, pero él no la está escuchando, con la imagen de un TaeHyung enfermo inundando su ser, sólo le
interesa llegar de inmediato con un médico.

Su caballo galopa cuando él lo golpea, pero una flecha le hace perder el equilibrio y cae del caballo dislocándose
un hombro.
Suji se detiene de inmediato y con la flecha y el arco apunta hacia donde vio salir el ataque. —¡Te he visto! —
Vocifera estudiando las matas de hojas y ramas, mira un destello y sabe donde está a quien busca, dispara el arco
y un aullido sordo se escucha dentro del bosque para luego un sonido de golpe hacerse eco.

Ella prepara otra flecha sólo en caso de que haya otra persona más, aunque está segura que no es así, sólo hay un
hombre muerto, ella ha dado en el clavo y traspasándole un ojo ha logrado matarlo sólo con una flecha, sonríe
satisfecha y observa la vestimenta del hombre, lo reconoce, por supuesto que sí, es del reino colindante al suyo,
quien se quiso apropiar del agua del río que divide ambos reinos y tenían la intención de cobrar por el uso de ese
río.

JungKook aúlla de dolor en el piso y eso hace que ella regrese de inmediato con él. —¿Estás bien? —Pregunta
viéndolo intentar ponerse de pie.

La sonrisa burlona de JungKook le hace saber que no es más que un golpe y este le pide ayuda para volver a
montar su caballo.

Suji lo piensa primero, JungKook es un hombre necio y en cuanto suya a su caballo volverá a galopar como un
loco. Por lo que ella se monta en su caballo y hace que JungKook se suba junto a ella, siendo el caballo de
JungKook el que vaya sin montura alguna.

Cuando llegan al palacio los guardias los reconocen a ambos y les ayudan a ingresar abriendo los portones.
JungKook tiene suerte que ninguno de sus padres se encuentre, pero se gana la reprimenda de su primo mayor,
SeokJin.

Mientras SeokJin ordena a los médicos a tratar la dislocación del hueso de su primo, Suji le relata lo sucedido.
Incluyendo como TaeHyung se desvaneció de la nada en los brazos del Sultán y como fueron atacados, inclusive
la da la ubicación del hombre que mató con una flecha.

JungKook por su parte, insiste una y otra vez que necesita llevar un doctor, SeokJin está de acuerdo con ello, la
salud del pequeño también es importante, por lo que cuando tiene a JungKook vendado, autoriza que una pequeña
caravana acompañe a JungKook de regrese a la cabaña, y le pide insistentemente que sea YoonGi quien los
acompañe, mientras que él toma otro rumbo.
Cuando JungKook, vendado y adormecido deja el palacio de nuevo, SeokJin toma un caballo y se dirige a la plaza
del pueblo, él sabe que Narae está trabajando ahí, y según la historia de Suji, ella no ha estado presente en esa
pequeña visita.

La observa por el ventanal del lugar, ella está sonriendo a unos clientes y los despide con una pequeña venia, es
cuando se da cuenta de la presencia de su amigo, y con una sonrisa aún más grande le saluda con una mano.

SeokJin intenta sonreírle de regreso, pero sólo hace un gesto con la cabeza, y con la mano le pide salir un
momento.

—Oh ¿Qué sucede Jin? ¿Por qué esa cara? ¿Quién murió? —Bromea ella golpeando su hombro con suavidad,

pero nota que a su amigo no le causa gracia. —SeokJin…

—Vamos a la cabaña de HoSeok ¿de acuerdo? Debemos regresar y esta vez me tienes que contar la verdad de lo
que sucede contigo y tu familia—. Le dice serio.

—No puedo ahora, estoy trabajando.

—Pide permiso, pero debemos ir a la cabaña de tu amigo, ahora mismo.

—No puedo simplemente dejar mi trabajo así sin más, SeokJin. Debo tener un motivo realmente fuerte para irme.
—Ella se escucha exasperada.

Jin se tira el cabello hacia atrás, y tomándola de los hombros, dice. —Es TaeHyung, debemos ir a verlo ahora.

—¿TaeHyung? ¿Qué sucede con él? —Su voz se oye suave, aunque temerosa, ¿Por qué Jin está hablando de
pronto de él de esa manera?

—Narae, vamos a la cabaña de tu amigo. —Dice con la mandíbula apretada.

Narae retrocede unos pasos y asiente, siente sus ojos llenarse de lágrimas ante la incertidumbre, con la voz
quebrada pide permiso y la mujer dueña del lugar se lo da de inmediato al verla en esa situación.

—¿Qué sucede con mi hermano? Por favor, te ruego que me digas que sucede con él. —Solloza ella mientras Jin
le ayuda a subirse al caballo.
—Narae, eres mi amiga y nunca te guardé nada… entonces dime ¿Por qué me guardas secretos? —Pregunta
rodeándola por la cintura y guiando a su caballo a las afueras del pueblo.

—¿Qué secretos dices? —Pregunta ella, quitando las lágrimas de sus ojos.

—Pronto me los dirás todo, ahora sólo quiero llevarte con tu hermano ¿de acuerdo? —Pregunta y con el pequeño
asentimiento de su cabeza, permite que su caballo comience a correr sin demora alguna.
037

El reino se ha sumido en un profundo silencio, se han llevado a su futura reina de regreso a su tierra natal y su
futuro rey se ha unido a las líneas del ejército después de dos intentos más contra su vida.

Su madre se había negado, ella quería encerrarlo en el castillo blindando su protección, pero él no lo aceptó. Él
luchó contra sus padres para ingresar al ejército, él quería aprender a defenderse, él no quería depender de nadie
más y, sobre todo, él quería alejarse de todo, de todos.

Su primo mayor le tendió una mano cuando ella le contó todo, su rostro empapado en lágrimas mientras
confesaba todo lo que habían escondido por años, y él, él sintiéndose totalmente estúpido por no notarlo, por no
verlo, por cegarse a la verdad, aun cuando todo sucedía frente suyo.

“lo siento tanto”, había llorado Narae cuando él la tomó del brazo para alejarlo de todos. “Él no tiene la culpa,

todo fue mi idea… él no… él no sabía lo que hacía, JungKook”.

Su mano aún dolía, sus huesos se habían roto, o así lo había sentido cuando golpeó con todas sus fuerzas el tronco
de un grueso roble mientras escuchaba la paupérrima explicación de la mujer tras de sí. Sin mencionar que, su
hombro aún seguía doliendo debido al primer atentado que había sufrido semanas atrás.

JungKook se giró sobre su sitio y visualizó a lo lejos los soldados del batallón, sus nuevos compañeros que no
socializaban con él porque él no era bueno haciendo amigos, mucho menos en ese momento que, pareciera iba a
ahorcar con sus propias manos a quien se acercarse, sólo el general, quien lo entrenaba personalmente, hablaba
con él.

Su rostro se había endurecido, sus ojos oscuros eran fríos y serios, y su sola presencia ahuyentaba a quien sea que
intentase acercarse. Su cuerpo se había vuelto fibroso, doce horas diarias de entrenamiento riguroso había
cambiado por completo su físico, se sentía lleno de energía y con una furia conteniéndolo, él deseaba que la
guerra empezase de una vez, él iba a ir al campo de batalla para descargar toda esa ira profunda, él no podía
esperar para luchar.

SeokJin lo había ido a ver muchas veces, pidiéndole que regrese, explicando y defiendo al pequeño de ojos miel,
pero cada vez que escuchaba su nombre, su mente se cerraba, bloqueaba todos sus recuerdos y una mueca extraña
aparecía en su rostro, su primo no sabía que sucedía con él, pensaba que estaba molesto por la mentira, pero no
era eso, por supuesto que no. Era otra cosa que lo contenía, y él no sabía que era, lo único que tenía claro es que él
no podría acercarse a ese pequeño chico sin desconocerse.

Y, honestamente, él no quería hacerle daño.

Esa mañana se despertó con su madre de pie junto a la puerta de su habitación. La mujer lo mirada con las manos
juntas y el rostro sombrío. JungKook se reincorporó en su cama y bajó sus pies, se sentía agotado, así que, con la
cabeza gacha, le preguntó a la reina que era lo que buscaba.

—No entiendo que es lo que sucede contigo, hijo—. Comienza ella a decir sin moverse de su lugar. —Pero debes
regresar con nosotros, la guerra empezará pronto y tu padre necesita de su hijo en este momento.

—No estoy listo aún. —Responde él de forma cortante, la mujer rodea su cama y se coloca a su lado.

—Estás listo. Sabes que estás listo para regresar a casa y enfrentar lo que sea que está causando todo esto. —
Insiste la reina, colocando una mano en su mejilla, JungKook observa el rostro de su madre y después de tanto
tiempo, nota lo cansado que se ve, las arrugas y las manchas evidencian que pronto él deberá tomar el mando.

—Mamá…

—JungKook, tú eres mi hijo y te conozco, sé que eres valiente y muy fuerte, pero más que eso eres inteligente,
siempre has tomado las decisiones correctas, y yo confió en ti. —Toma sus manos con las suyas y mirándolo a los
ojos, dice. —Todos lo hacen, el reino y tu padre confían en ti.

JungKook se pone de pie, el frío piso le hace sacudirse y abre una de las ventanas, el lugar aún está un poco
oscuro y puede adivinar que todavía no ha amanecido.

—Han pasado casi cinco meses, ya no podemos tenerte lejos. —Dice ella sentándose al borde de la cama de su
hijo. —Necesitas conocer las alianzas que estamos forjando, las estrategias que emplearemos, JungKook.

—SeokJin ha venido y me ha hecho conocerlas—. Murmura sin quitar la mirada hacia el exterior. —Él me ha
instruido sobre ello, mamá.

La reina sonríe apenas asintiendo con la cabeza. —SeokJin es un joven muy inteligente.
JungKook se gira, cruzándose de brazos. —Así es, y es él quien realmente debe tomar el trono.

Su madre deja de sonreír ante sus palabras, su gesto es sombrío. Poniéndose de pie acomoda su largo vestido. —
Prepara tus cosas. Nos iremos en diez minutos, JungKook. —Ordena saliendo de la habitación.

×××

Regresar a casa es demasiado extraño, la seguridad es extrema y el hecho que su abuela había bajado de su cabaña
junto a su sirviente era mucho más raro de lo que pensaba.

Apenas e iba a ser medio día y ya se había encontrado con SungHyun por más de diez veces, tenía la ligera
sospecha que su abuela le había enviado a espiarlo. Pero el chico se sonrojaba y bajaba la mirada con rapidez para
escabullirse por cualquier otro pasillo.

Tampoco había visto a sus primos y aunque había preguntado por ambos, nadie supo darle una respuesta, por lo
que, tomó su espada para salir hacia el jardín posterior del palacio, sumido en sus pensamientos, despojándose de
sus prendas superiores y quedándose sólo con el baji dorado y la cinta negra rodeando su cintura baja, con el
dorso descubierto comienza a entrar bajo el potente sol que está en lo más alto del día.

Su mente atrae de nuevo su rostro, no ha dejado de pensar en él ningún día de esos cinco meses lejos, y claro que
ha pensado en él, si para comenzar, él fue el motivo de su huida.

Se sentía demasiado estúpido por haberle creído tantos años, por creer que era un ser inocente y dulce, cuando en
realidad se había estado aprovechando de él, obteniendo oro y demás de su ser. No quería volver a verlo nunca
más, deseaba nunca haberlo conocido, pero entonces, cuando hacía un mal tiempo, llovía o había trueno, él sólo
podía pensar en que él estuviese en algún lugar seguro y cálido.

Recuerda que una noche cuando una tormenta desató un pequeño incendio en el bosque y él pudo ver desde la
base como el humo negro se alzaba en el cielo oscuro, se tuvo que encerrar y prohibir totalmente el ir hasta allá,
solo porque su mente pensaba que era la cabaña de su amigo y que tal vez, él estuviera ahí. Se metió al lago con
las aguas heladas mientras veía las llamas se alzaban más y más alto. Pero luego de unos largos minutos, la lluvia
cayó y apaciguó el voraz incendio.
Recuerda también, la carta que SeokJin envió al día siguiente sólo con una línea en el papel “Él está bien”, sólo
tres palabras habían bastado para calmarlo esa mañana, se sentía inquieto aún, pero al menos ahora podía
concentrarse en sus actividades.

El sudor bajaba por su rostro, cuello y torso, su piel se había tostado lo suficiente gracias a las horas de exhausto
entrenamiento y sabía que ahora era mucho más ágil y resistente que hace mucho. La espada no sólo lo movía con
elegancia, había aprendido a calcular cada movimiento y verlo entrenar era un deleite, incluso para aquellos
experimentados soldados.

Su cabello negro lo tenía tan largo, que a veces solía hacerse una cola baja para que no le estorbe, pero en ese
momento lo llevaba suelto, moviéndose agraciadamente con sus movimientos ligeros y rápidos.

Y entonces, lo notó justo frente suyo. Él caminaba cabizbajo con un dammook gris de largas mangas blancas y
una cinta guinda ajustando su efímera cintura.

Su corazón latió con fuerza, casi con furia. Con dos grandes zancadas caminó hacia él y con el filo de la espada,
rasgo un costado del dammook, TaeHyung soltó un pequeño grito ante ello, y con los ojos inundados de terror, lo
miró.

El rostro de JungKook se desfiguró cuando lo tuvo al frente, rojizo y muy cerca a él, TaeHyung intentó
retroceder, pero la mano del Sultán fue ágil que, soltando la pesada espada, lo tomó del codo, manteniéndolo
firme en su lugar.

—¿De dónde robaste esto? —Preguntó apretando los dientes, TaeHyung lo miró confundido, gimiendo por el
fuerte agarre del hombre frente suyo. —¿¡De dónde robaste esto!? —Exclamó exaltado, sus ojos observando cada
pequeño detalle del asustado rostro del chico.

—Yo-yo no… yo n-no entiendo… —Lloriqueó llevando su mano hacia la mano del Sultán, en un vano intento
que este lo soltara.

—Este dammook no es tuyo. —Gruñe contra su rostro.

—Na-nana, ella… —Intenta decir que su hermana lo cosió para él, pero el agarre en su brazo se vuelve tan fuerte
que le impide hablar.
Las lágrimas pronto aparecen en su rostro y JungKook lo suelta de inmediato, observa como TaeHyung pasa sus
dedos por el brazo que él sostenía y lo oye quejarse. Él intenta quitar las lágrimas con sus manos y dispuesto a
irse, se gira en su lugar. Pero JungKook nuevamente se lo impide.

Su rostro se ha calmado, su toque no es brusco, pero es el necesario para encarar nuevamente a TaeHyung y
mantenerlo en su lugar.

—Yo no he robado nada, señor… se lo juro—. Confiesa con rapidez, cerrando los ojos con temor, la pesada
mirada de JungKook sobre él lo minimiza. Sintiéndose tan pequeño y frágil frente al hombre alto que lo sostiene.

Su cuerpo tiembla y TaeHyung piensa que es el miedo el que lo aterra e inmoviliza, abre los ojos mirando hacia el
suelo, en ese instante que da cuenta que no es él quien está temblando, es JungKook quien, aferrado al dammook
de TaeHyung, tiembla.

TaeHyung tiene que alzar el rostro para mirar al Sultán a la cara. JungKook está llorando, recordando su rostro
con los ojos brillantes inundados en lágrimas. TaeHyung intenta decir algo, consolarlo, pero no entiende porque él
también comienza a llorar. Le es inevitable hacerlo y lo único que quiere es abrazarlo, apretarlo en sus brazos y
refugiarse en su pecho. Pero el miedo no se ha ido, aún instalado en su ser sólo se limita a mirarlo con timidez.

JungKook examina su rostro con calma, no es consciente que él también está llorando, pero se siente herido,

traicionado. Había creído tan ciegamente en él que, recordando cada momento vivido con ella… con él, se siente
una mentira.

Sus manos tiemblan cuando suelta la manga del dammook y las lleva a cada lado de su rostro, se inclina hacia él y
puede sentir su respiración acelerada contra su piel.

Lentamente, con gentileza, JungKook se acerca a su rostro, perdido en los grandes y hermosos ojos miel de
TaeHyung, no está pensando, no lo hace. Sólo se inclina ante él para acariciar suavemente sus labios con los
suyos. Quería besarlo, quería tanto besarlo, había borrado de su mente a la jovencita que lo inundó y en su lugar
permitía que él lo envuelva, que lo inunda.
Los ojos de TaeHyung también miraron sus labios, anhelante para que él lo bese, porque el temor acurrucado en
su ser le decía que JungKook podría lastimarlo. Sin embargo, el deseo en todo su ser lo impulsó a alzar la mano e
inclinarla en la mejilla del Sultán.

Y sólo bastó ese toque para que, al fin, JungKook una sus labios con los dulces de TaeHyung. Un movimiento tan
tímido y suave, un cosquilleo en cada toque de sus manos y el golpeteo de su corazón furioso. TaeHyung aceptó
el beso con necesidad, suspirando cuando las manos de JungKook recorren su menudo cuerpo y se aferran a su
cintura, levantándolo del piso, apretándolo contra su torso, mientras que él se sostiene con ambos brazos
alrededor de su cuello.

Demasiado consciente del duro y desnudo torso del Sultán.

Se separaron, tímidos y silenciosos. TaeHyung volvió a sentir el suelo bajo sus pies y JungKook se alejó de él. Se
giró dándose la vuelta y pasando ambas manos por su rostro y cabello, su respiración entrecortada y el sabor de
TaeHyung en su boca lo abrumaban.

El pequeño de grandes ojos miel se acercó a él y con aprensión estiró una mano en su dirección, pero un dio un
pequeño sobresalto cuando JungKook volvió a mirarlo al rostro. Él se arrodilló frente suyo y sus ojos brillaron de
nuevo con lágrimas.

—Miénteme. —Rogó. —Miénteme de nuevo. Quiero que me mientas. —Suplicó con temor en la voz.
038

Su voz se había apagado, su respiración algo agitada aún, le indicaba a TaeHyung que el Sultán se había calmado,
pero él tenía miedo de agacharse y mirarlo al rostro.

No entendía lo que el Sultán había querido decir con eso, no lo entendía y temía demasiado por preguntar, así que
se limitó a quedarse quieto y miró a su alrededor, a pesar que era medio día y el sol aún quemaba, el jardín estaba
vacío, nadie los había visto y esperaba que nadie los hubiese escuchado.

El cuerpo de JungKook se enderezó y se alzó sobre el pequeño castaño con ojos asustados. JungKook lo volvió a
mirar por unos segundos para luego, al parecer despertar. Quitó las lágrimas de su rostro y observó el jardín
silencioso, mientras TaeHyung intentó arreglar sus ropas deshechas de un lado.

—Lo siento—. Susurró JungKook sin mirarlo, pero TaeHyung con la mirada gacha se limitó a asentir con la
cabeza. JungKook se giró para mirarlo de nuevo y notó su rostro avergonzado, tratando de cubrirse con sus
manos. —Vamos adentro. —Ordenó tomándolo por el codo y arrastrándolo con él.

TaeHyung lo siguió quejándose entre susurros, las largas zancadas del Sultán y su vestido roto le dificultaba
seguir sus pasos, a JungKook no le importaba ello, sin embargo.

JungKook lo llevó a su habitación y cerró la puerta tras de sí. TaeHyung se quedó a un lado de pie y con sus
manos sosteniendo firmemente su vestimenta, no sabía que haría ahí pero el miedo comenzaba a inquietarlo.

¿Y si el Sultán quería hacerle daño? ¿Y si lo golpeaba o intentaba algo mucho peor con él?

Entonces TaeHyung recordó que el Sultán dejó su espada en el jardín cuando se encontraron.

JungKook caminó hacia su ropero y sin cuidado alguno, sacó el primer yukata que vio y se lo tiró a TaeHyung, el
yukata cayó al suelo, y el pequeño con miedo se inclinó a recogerlo con rapidez.

—Ponte eso, tu ropa no está bien—. Ordenó cerrando su ropero y cruzándose de brazos, se giró a mirarlo.

Los oscuros ojos de JungKook vieron como las manos de TaeHyung comenzaron a temblar, sosteniendo el yukata
que él le había dado.
—¿Qué sucede? —Preguntó, TaeHyung negó con la cabeza en silencio nuevamente y se negó a mirarlo al rostro.
—¿Qué? ¿Tienes vergüenza? Ambos somos hombres, puedes desvestirte delante de mí. —Su voz sonó fría.

Ante las palabras del Sultán, las manos de TaeHyung temblaron aun más, sin embargo, hizo caso y comenzó a
desatar su dammok ante los ojos atentos del mayor.

JungKook guardó silencio, con su torso desnudo y apoyándose contra el ropero, vigiló como TaeHyung se
desvestía delante suyo.

Con lentitud por el temblor en sus manos, TaeHyung se liberó de su vestimenta con las mejillas rojizas y su vista
clavada en la alfombra de la habitación. Su respiración pesada apenas audible, indicaba que estaba aterrado y muy
avergonzado. Mientras que los ojos agudos de JungKook observaba a detalle sus movimientos suaves y torpes.

TaeHyung se giró levemente para darle la espalda a JungKook, desnudo frente a él y con torpeza, intentó extender
el yukata para colocárselo, sin embargo, gracias a sus nervios, no lograba hacerlo.

JungKook caminó hasta él, muy suave y lentamente se puso de pie detrás de TaeHyung y sólo ahí notó la
diferencia entre ambos, el cuerpo menudo y pequeño del chico se podía esconder perfectamente en el suyo.
TaeHyung se quedó inmóvil y desistió con el yukata cuando sintió del dorso de la mano tosca y grande del Sultán
acariciar dócilmente su espalda, el roce se deslizó hasta su espalda baja y se apartó repentinamente, haciéndole
jadear.

Sus ojos recorrieron las cicatrices en la espalda de TaeHyung, sus manos quisieron tocarlo, no sólo un roce o una
caricia, él quería explorarlo, conocerlo, memorizarlo. Pero el cosquilleo que sintió momentos antes con su simple
roce, le recordaba que no debía tocarlo, ni siquiera debía sentir el anhelo por arrollarlo contra su pecho y
resguardarlo de todo.

Los ojos de TaeHyung estaban cerrados, siendo consciente el cuerpo tan cercano detrás suyo, sintiendo el torso
desnudo contra su espalda, sólo en ropa interior y desprotegido ante él.

—Gírate—. Susurró inclinándose en su oído, su voz ronca y baja lo estremecieron y él hizo caso de inmediato.
TaeHyung se giró sin atreverse a mirarlo al rostro, mirando hacia sus pies y notando sus piernas desnudas.

JungKook se inclinó ante él para alcanzar el yukata y comenzó a vestirlo con el rostro impoluto y tranquilo.
Su mirada atenta a él, observando sus cabellos castaños. TaeHyung tenía el cabello un poco más largo de lo que
recordaba y aunque él huyó cuando el pequeño enfermó, entre las decenas de cartas que le envió SeokJin, le
informó cada progreso del tímido niño que se rehusaba a mirarlo.

Sus manos extendieron la tela alrededor de su cuerpo, susurrándole para que levante las manos y él pueda
colocárselo. TaeHyung obedeció a los pedidos del mayor, la tela deslizó por su piel y lo cubrió, suspiro aliviado
cuando el Sultán cruzó el yukata asegurándose de cubrirlo completamente.

Cuidando de sostener el yukata con una mano, se inclinó a un lado y tomó la cinta para rodear la fina cintura de
TaeHyung. Lo enrolló mansamente, asegurándose de colocar sus manos sobre la delicada tela y sentir lo frágil
que era el cuerpo debajo suyo.

—¿Por qué estás aquí? —Preguntó rodeándolo, aun ocupando sus manos en el amarre del cinturón de tela.

TaeHyung parpadeó al escucharlo y guardó silencio, inquieto de sentir las cálidas manos del Sultán sobre su
cintura.

—Respóndeme, por favor… —Pidió apoyando apenas sus labios contra su oído, de nuevo teniendo su espalda
contra su pecho.

—SeokJin hyung… él me pidió venir. —Responde en un susurro.

JungKook asiente y termina de atar el cintillo a su alrededor. —¿Desde cuando estás aquí?

—D-dos… dos días, su majestad. —Sus dedos oprimen la tela del yukata a sus costados y JungKook nota lo
nervioso que se siente. Su pequeño cuerpo tiembla y se mantiene tenso ante su cercanía. Con un suspiro se aleja
de él y vuelve a mirarlo al rostro, aunque TaeHyung está haciendo todo lo posible por ocultarse y evitarlo.

—Mírame—. Ordena con la voz ronca y esta vez, TaeHyung no puede obedecerle. Cierra los ojos y apenas niega
con la cabeza ante su petición. JungKook alza sus dedos y se acerca una vez más a él. TaeHyung ladea la cabeza
con temor, y JungKook vuelve a repetir. —Mírame, por favor.
Los ojos castaños y grandes del menor se abren y él se ve reflejado en ellos. Puede verse así mismo, asustado y
seducido por esos ojos. Él quiere tanto que lo mire cada día, en cada amanecer y teme, tiene terror de que le
arrebaten tanto su presencia.

Se arrodilla ante él y sostiene sus manos entre las suyas. —Miénteme. —Vuelve a repetir con temor y TaeHyung

lo mira atento, confundido con sus palabras. —Dime que no está mal, que esto no está mal… que al final, todo

saldrá bien… por favor, miénteme—. Ruega con la voz temblorosa.

—Yo no… yo no sé, yo no le entiendo su majestad. —Susurra el pequeño sintiendo la calidez de su toque.

—JungKook, puedes llamarme JungKook—. Musita sonriendo.

TaeHyung se libera de su toque y se inclina a tomar sus prendas en el piso, JungKook se pone de pie y lo vigila de
cerca. —Su majestad no—. TaeHyung coloca su mano contra su pecho cuando él se ha vuelto a acercar mucho a

su cuerpo. —Yo debo irme con mi hermana, más tarde le traeré su ropa… y sus joyas, le devolveré sus regalos.

La mirada de JungKook se ensombrece cuando escucha su rechazo, lo toma de la muñeca e impide que abandone
la habitación.

—Tú me has mentido todos estos años, tú tomaste ventaja del amor que te profesaba todos estos años. —

Exclama, apretando su agarre. —¡Me mentiste! Y yo creí, te creí todo este tiempo, TaeHyung… yo te creí…

—No, yo no le mentí… yo no-

—¡Silencio! —Vocifera, asustando a TaeHyung, haciendo que este se encoja en su lugar. —Me debes esto… me
debes esto—. Murmura soltándolo y alejándose de él. Su respiración se agita, confundido y enojado camina por
su habitación, deteniéndose frente al espejo de cuerpo completo con marco dorado. Puede ver el rostro de
TaeHyung detrás suyo en el reflejo, asustado y encogido sobre sí mismo. Sin pensarlo, levanta su puño y escucha
el grito de TaeHyung cuando él ha roto el espejo con su golpe.

—Se ha lastimado—. TaeHyung corre hacia él y toma la mano herida de JungKook. —No lo mueva, por favor,
espere. —Ruega cerciorándose que no haya quedado astillas del espejo roto en su puño, lo envuelve con su ropa
con rapidez y lo guía hasta su cama. —No-no debe hacer eso, usted no debe hacerse daño por favor… —Implora
con lágrimas en los ojos.

JungKook vigila su rostro y con su mano libre, acaricia sus mejillas intentando secar sus lágrimas. —Deja de
llorar, no me duele. —Asegura con una sonrisa, sin embargo, TaeHyung niega con la cabeza y oprime un poco
más fuerte su mano para impedir que la sangre sigua fluyendo.

Una de las sirvientas que había escuchado el grito y el estallido del espejo al romperse se asoma con rapidez por
la puerta, preguntando qué ha sucedido. Exclama al ver la sangre junto al espejo roto, sus ojos buscan con rapidez
y encuentra al joven Sultán sentado en la cama junto al niño.

—Largo—. Ordena JungKook viéndola de reojo. Pero TaeHyung pide en voz alta que, por favor, permita les
pueda ayudar. —Llama a alguien más para que limpie eso, ahora—. Acepta señalando el desastre a un lado de su
habitación.

—Puedes traer a algún médico, por favor Je In—. Pide TaeHyung sin mirarla, sosteniendo la mano herida de

Sultán. JungKook lo mira alzando una ceja, cuestionándolo. —Yo… ella, ella me ayudó cuando usted me trajo
aquí la vez que me enfermé—. Cuenta con las mejillas sonrojadas.

—¿Conoces el nombre de las sirvientas? —Pregunta curioso. TaeHyung asiente sin mirarlo. —Que pérdida de
tiempo—. Dice negando con la cabeza.

—No-no… no es así… —Contradice TaeHyung con el ceño fruncido, JungKook sonríe al verlo molesto. —Ellos
son personas, es bueno llamarlos por sus nombres y mostrarles respeto.

—Son sólo sirvientes, TaeHyung. No interesan—. Contradice comenzando amar ver su ceño fruncido y un
pequeño puchero en sus labios.

—No es cierto, ellos son importantes. —Murmura bajando la cabeza.

JungKook coloca su mano libre sobre las de TaeHyung, las cuales sostienen con cuidado su mano herida. —No
deberías perder el tiempo con ellos. —Murmura y nota cuando TaeHyung baja la cabeza y comienza a sollozar.
—Hey, no llores.
Pero TaeHyung guarda silencio cuando varias personas entran a la habitación del Sultán. JeIn ha regresado con un
médico y una sirvienta más para ayudar.

—¿Qué sucedió aquí? —Pregunta el hombre mirando con atención los vidrios rotos con manchas de sangre. —
¿Heriste al Sultán? —Cuestiona tomando a TaeHyung del hombro.

Sin embargo, JungKook se levanta de golpe y toma la mano del médico con fuerza, alejándolo de TaeHyung. —
No te atrevas a tocarlo—. Ordena pesadamente, el médico intenta alejarse, pero JungKook lo sostiene con fuerza.

—Su majestad… por favor, está herido—. Implora intentando volver a envolver su mano herida.

—Lo siento mucho, su majestad—. Se disculpa el médico inclinándose hacia él. JungKook lo suelta y vuelve a
sentarse al filo de la cama, permitiendo que TaeHyung atienda su mano herida.

—Quiero que llames a otro médico, tú no vuelvas aparecer ante mí. —Ordena y el viejo hombre, se retira de
inmediato, volviendo a disculparse. —Pueden limpiar eso. —Le ordena a ambas sirvientas y ellas de inmediato se
ponen a recoger los vidrios en silencio.

—Tengan cuidado en cortarse por favor. —Dice TaeHyung mirándolas, ambas le sonríen y asienten sin decir
palabra alguna.

—Te preocupas por los demás—. Señala con suavidad, atrayendo su atención nuevamente y volviéndolo a
sonrojar.

La pequeña sonrisa en su rostro le gusta, él le ha hecho sonreír. —Sólo quiero que estén bien.

—No te preocupes, ellas lo estarán.

JungKook no dice más y observa como TaeHyung intenta limpiar la herida superficialmente, esperando que el
nuevo médico aparezca. Observa su rostro y siente como si fuese la primera vez que lo estuviera viendo en
realidad.

—¿Ahora que hiciste, JungKook? —SeokJin entra a su habitación seguido de un nuevo médico. Ambos se
acercan y TaeHyung se aparta para que el médico ayude al Sultán.
—No hice nada, SeokJin—. Responde encogiéndose de hombros, sus ojos siguiendo el pequeño cuerpo del chico.
—¿Dónde estuviste? —Cuestiona permitiendo que el médico observe sus heridas.

—No te interesa. —Jin observa el espejo roto y a las sirvientas limpiando el piso. —¿Tú rompiste eso? —
JungKook no responde y se limita sonreír ladinamente. —Genial, no llevas ni un día completo en casa y tú ya
causas estragos.

—TaeHyung, deja eso. Las sirvientas pueden limpiarlo—. Dice al ver cuando TaeHyung se pone de rodillas para
ayudar a ambas chicas.

—Yo quiero ayudar, señor—. Murmura sin dejar de hacerlo.

—He dicho que dejes eso—. Vuelve a decir con un tono autoritario.

SeokJin se cruza de brazos y se coloca entre su primo y el menor. —Déjalo tranquilo, si quiere ayudar, puede
hacerlo.

JungKook chasquea la lengua en desacuerdo. —Se va a cortar las manos, SeokJin.

—No lo trates como un tonto, él realmente es un chico cuidadoso y listo. Deja de subestimarlo por favor—. Pide
con gentileza ante la actitud sobre protectora de su primo. —Además, hubieses pensado en eso antes de romper el
espejo con tu mano.

El suspiro pesado del Sultán le indica que ha ganado y sonríe cuando le escucha decir a TaeHyung que sólo
tengan cuidado con los vidrios y en cuanto termine, que vuelva a su lado.

—TaeHyung siempre ayuda aquí—. Murmura Jin sentándose a su lado.

—¿Le dijiste que eso no es necesario? —Pregunta levantando una ceja.

—Si, claro que sí—. Jin se cruza de brazos y luego, dice sonriendo. —¿Sabes? No eres la única persona terca en
el mundo.

JungKook sonríe al escucharlo y su mirada se desvía hacia el pequeño que con cuidado coloca los vidrios en los
retazos de papel que las sirvientas han colocado para poder desecharlos.
—Creo que eso me gusta, SeokJin—. Murmura sin dejar de mirarlo con la sonrisa en su rostro.
039

—Extrañas a TaeTae ¿cierto? —Su voz suave se escucha acercarse y YangMi gira la cabeza levemente para verla
sentarse a su lado. Sonríe al tenerla cerca, cargando su pesado vientre de poco más de seis meses.

—Creo que lo extraño mucho, unnie. —Acepta haciéndose a un lado para darle espacio a la joven mamá. —Ya
lleva fuera tres días y lo extraño mucho. —Murmura colocando su mano suavemente sobre el abultado vientre.

Ara asiente y estudia su rostro, YangMi parece tener profundas ojeras y su sonrisa no alcanza a sus ojos. —Si, yo

también lo extraño… ahora por aquí todo es muy silencioso.

YangMi retira su mano y vuelve a colocar su mentón sobre sus rodillas, abrazándolas con ambos brazos. —
Quisiera que regrese pronto. —Murmura.

Ara nota sus zapatos llenos de barro seco y recuerda que ella había salido durante la mañana, decide cambiar de
tema y pregunta. —Fuiste al pueblo hoy ¿verdad? —YangMi asiente y luego de unos breves segundos, comenta.

—Fui a buscar a mi mamá.

—Ah—. Ara no sabe que decir, el semblante de la pequeña denota tristeza por lo que guarda silencio, sin
embargo, no pasa mucho para que YangMi siga hablando en voz alta.

—Pero en vez de eso, me encontré con papá—. Informa y Ara sonríe insegura.

—Eso es bueno ¿cierto? —Pregunta, pero se encoge de hombros cuando la mira negar con la cabeza.

—No en realidad. —YangMi le regala una sonrisa sonrisa. —Me dijo que no quería volver a verme en su casa, o
me entregaría de nuevo al burdel y dejaría que me apedrearan.

—¿Qué? No, ¿Por qué te dijo eso? —Pregunta Ara escandalizada.

—Porque de esa forma terminan las mujeres como, unnie. —Explica con calma, regresando su mirada hacia el
frondoso bosque.

Ara niega con la cabeza, e inquieta se mueve en su lugar. —No. Claro que no, tú no eres como ellas, YangMi-
—Lo sé. —Le interrumpe la menor, cerrando los ojos. —Soy peor.

—YangMi-

—Unnie, abandoné a mi mamá dentro de ese burdel, y creí que podría estar bien, pero todo este tiempo he estado

pensando sólo en ella…

—Bueno, sí deseas podemos hacer SeokJin la saque de ahí, sabes que al parte de la realeza podremos hacerlo. —
Intenta ayudar tratando de colocarse de pie, pero el tronco es demasiado bajo y le es imposible hacerlo. YangMi
no la está mirando, por lo que no nota su acción.

—Papá me dijo que mamá está muerta. —Su voz es monótona y se estremece siente el abrazo de Ara, aunque no
desea aceptarlo, tampoco se aleja de ella.

—Lo siento tanto, Mimi… yo… yo no sé como animarte…

Ella asiente y sonríe de lado al escucharla, poco a poco se deshace de su abrazo. —No se preocupe unnie. De
todas formas, ya sabía que ella moriría muy pronto. —Puede mirar su expresión y se apresura a agregar. —Ella

fumaba mucho, unnie. Parecía una hoguera, en verdad… sabía que le hacía mal, pero era lo único que la calmaba.

—Aún así, lo siento mucho, YangMi.

—Lo sé, unnie. —YangMi se pone de pie y observa a su alrededor, casi anochece y NamJoon debe estar por
regresar, ha ido a pescar río abajo y pronto deberían resguardarse del frío de la noche.

—¿Extrañas mucho a tu mamá? —Pregunta ladeando la cabeza, YangMi la mira guardando silencio, la nota
incómoda sentada sobre el roble tumbado y le extiende una mano para ayudarla a ponerse de pie.

—No en realidad—. Niega cuidando de que Ara tenga estabilidad una vez de pie. —Ella no era muy buena

conmigo que digamos. Y mi papá tampoco se ocupó de nosotras, por eso… nosotras tuvimos que buscar un lugar
donde vivir.

—¿Qué edad tenías? —Pregunta Ara curiosa.


—Catorce—. Murmura en voz baja. —Mamá había trabajado ahí antes, pero no era prostituta, ella cuidaba a los
hijos de esas mujeres, hasta que se embarazó de mi y dejó de trabajar completamente. —Le dice soltándola
levemente, Ara se veía un poco cansada, YangMi imaginaba que cargar con un bebé todo el tiempo debía ser
agotador. —Papá era muy pobre y a mamá le ofrecieron trabajar ahí, ahora como una prostituta, ella aceptó, pero

papá no quiso, así que la botó a ella y ella me llevó consigo… yo me quedaba en el burdel por mi mamá—.
Recuerda tomando las mantas del tronco para llevarlos con ella dentro de la cabaña. —Ella comenzó a tomar y

dejó de cuidarme, cuando cumplí quince yo… bueno yo tuve mi primera vez con un cliente de mamá… para
entonces ella tomaba mucho y amenazaron con botarnos porque los clientes ya no la querían a ella, siempre
estaba ebria y eso no les gustaba, así que pensé que podría hacerlo, sólo para quedarnos a vivir ahí, no teníamos a
donde ir y mi mamá tenía una fuerte adicción al alcohol, comencé a prostituirme y mamá dejó de beber para pasar

a los cigarros…

—YangMi.

—Ella no comía bien tampoco, supongo que fueron todas esas cosas que la enfermaron—. Termina diciendo
encogiéndose de hombros y abriendo la puerta para dejar que Ara entre primero a la pequeña casa junto al río. —

Cuando NamJoon oppa nos encontró en el bosque, a TaeTae y a mí… yo ese día pensaba en irme de ese sitio. Sé
que las mujeres como yo, adulteras, mueren en su castigo y me había resignado a ello. Pero entonces, TaeTae

llamó por mí y me dijo que se iba muy lejos… —Dejó las mantas sobre una de las sillas de madera y se acercó a
una ventana para cerrarla, sin dejar que Ara le mirase a los ojos. —TaeTae dijo que quería despedirse y pude ver

su carita en esa noche, estaba hinchada y tenía algunas manchas de sangre mal limpiadas… sus bonitas hondas se
habían ido y él lo cubría bastante mal con una capucha toda rota.

—Su papá…

—Si, su papá era muy idiota y le había hecho todo eso—. Baja la cortina con mucha lentitud, sintiendo la pesada
mirada tras de ella. —Entonces pensé que quería hacer algo bien, yo nunca le pregunté cuando él me dijo que se

iría para siempre, y creo que se refería a irse realmente, o no sé, tal vez eso era lo que yo quería hacer, pero…
Su voz se apagó al recordar esa noche oscura, su piel amoratada, golpeado por los puños de quien se supone debía
protegerlo, a veces se sentía dichosa de que su papá las hubiese dejado ir, pero entonces recordaba donde habían
llegado a estar y no sabía si eso era mejor.

—Pero fue mucha suerte encontrar a NamJoon oppa esa noche—. Termina su frase mirando hacia el techo,
evitando que las lágrimas rodasen por sus mejillas. —Realmente me siento muy contenta de que esa noche
ustedes nos hayan encontrado, unnie.

Ara, quien se había mantenido en silencio, se acercó a ella y acarició sus cabellos oscuros, hace mucho que se lo
había cortado un poco más arriba de los hombros, y le daba un aspecto mucho más joven, aunque apenas hace
unas semanas haya cumplido los dieciocho.

—Pienso que los afortunados somos nosotros, YangMi—. Susurra y YangMi sonríe al escucharla.

—¿Usted tiene padres, unnie? —Pregunta dejando que la chica la rodee con un brazo. La mira negar brevemente.

—No, en realidad nunca los conocí—. Confiesa y suspira cansada.

—Tal vez… tal vez no es bueno tener siempre a nuestros padres… al menos como los de TaeTae y los míos, no.
—Murmura en un gesto de broma.

—Siento un poco de curiosidad por mis padres en realidad. —Confiesa alejándose de ella. —No sé si me
abandonaron o murieron, en realidad no sé nada de ellos.

—Yo creo que no es tan malo, unnie—. Anima YangMi sintiéndose mejor. Ara ríe al escuchar y piensa que tal
vez, tiene razón.

—Crecí en un orfanato con muchos niños y luego escapé de ahí, nos trataban muy mal y simplemente no lo
soporte más. Me refugié en un templo y ahí conocí al abuelo de NamJoon. —Relata sonriendo y recordando al
viejo hombre, era la primera persona que la trataba con amabilidad. —Recuerdo que él traía ofrendas en nombre
de su esposa muerta y un día le robé un plato de comida que dio de ofrenda, él no se enojó, todo lo contrario,

comenzó a llevar un plato extra para mí… hasta que un día me adoptó. Luego, comencé a trabajar con él en una
pequeña florería y en ese entonces NamJoon trabajaba en una zapatería. Era un chico muy vergonzoso y casi no
hablaba. —Dice con una sonrisa mucho más amplia al recordarlo. —Cuando su abuelo falleció, yo pensé que
debía irme de ahí… pero NamJoon no me dejó ir, él prometió cuidarme, comenzamos a vivir juntos en la casa de
su abuelo hasta que luego de unos años nos enamoramos. —Estira su vestido tapando sus pies bajo él y sigue
contando. —Cuando cumplí dieciocho años hubo un incendio en una casa vecina, afectó a muchos de esa calle y
todas nuestras cosas se quemaron, NamJoon perdió los recuerdos de su abuelo y él no quería volver a reconstruir.
Nos volvimos errantes hasta que encontramos esta cabaña abandonada, al comienzo nos turnábamos para dormir
en caso los dueños regresen, pero nunca lo hicieron y decidimos quedarnos, la hicimos nuestra y desde entonces
vivimos aquí juntos. Espero que podamos seguir viviendo todos juntos por un largo tiempo, Mimi. —Termina
mirándola aún parada junto a la ventana.

—Es una historia triste, pero muy bonita, unnie. —Exclama YangMi.

Antes que Ara pueda responder, la puerta se abre y deja ver a un NamJoon totalmente empapado de pies a cabeza.
Su pareja exclama al verlo de esa manera.

—¿Qué pasó? ¿Por qué estás todo mojado? —Pregunta preocupada acercándose a toda la velocidad que el peso
extra que carga le permite.

NamJoon alza una mano para detener su abrazo. Su bonita sonrisa aparece en su rostro junto a sus hoyuelos. —
No es nada, cariño. Solo resbalé en el río, pero no me hice daño, no te preocupes. —La calma y alza su mano con
un balde grande lleno de agua y pescados. —Creo que tendremos una buena cena hoy.

YangMi le da la bienvenida y se apresura a tomar el balde, dejando que la joven pareja se retire a su habitación
para cambiar las ropas mojadas de NamJoon, aunque él insiste que puede hacerlo sólo y Ara debe sentarse y
descansar, ella no lo no deja sólo y lo sigue repitiendo que debe tener más cuidado.

La joven se pone a limpiar los pescados sobre una de las mesas escuchando el silencio del lugar. Afuera ya ha
oscurecido y ella no puede alejar las palabras que su padre le dirigió aquella mañana, él había estado bastante
enojado cuando la vio.

Cuando ella huyó de aquel lugar, el dueño del burdel la había buscado por días, molesto de perder una mercancía
amenazó a su padre quien, temeroso por la situación, tuvo que pagar una compensación por la pérdida, casi
dejándolo en la ruina nuevamente.
YangMi se había alegrado de verlo, ella intentó abrazarlo, pero cuando dio un paso hacia él, él la empujó y
humilló, jurando entregarla al burdel nuevamente para recibir su castigo, si volvía a buscarlo. Vociferando
también que la muerte de su madre había sido culpa de ella.

Las risas de la habitación de los chicos se oyen amortiguadas y logran distraerla brevemente. Hecha de menos a
TaeHyung, él es la única persona a quien podría contarle como se sentía realmente, pensaba que era el único
amigo quien podría comprenderla.

Suspirando decide alejar sus pensamientos y concentrarse en cocinar algo delicioso para la feliz pareja. Aunque
las palabras de su padre aún resuenan en el fondo de su mente.

×××

Narae observa a su madre desde la silla del comedor, la mujer nerviosa termina de remover el café que le ha
servido a su esposo, es temprano y el hombre bajará para ir a trabajar pronto. Narae siempre suele tomar desayuno
con ellos solo porque le ha prometido a TaeHyung no dejarlos solos y a veces piensa que su madre se siente
aliviada de tenerla al menos a ella aún.

—Mamá por favor, he podido juntar dinero para alquilar un cuarto lejos de aquí. Viviríamos los tres hasta que
pueda conseguir algo mejor—. Insiste, ha repetido aquello por casi las últimas tres semanas, pero la respuesta es
siempre la misma.

—No necesito irme de aquí, Narae. Esta es mi casa, esta es su casa y deberían regresar—. Responde la mujer
entre dientes tratando de bajar al mínimo la voz. —Y deja de decir eso que tu padre nos oirá.

Narae chasquea la lengua y decide guardar silencio, escucha la bulla de la sala que su padre hace y sabe que es
preferible no decir nada ante él, ha notado la piel de su madre debajo de sus ropas, su papá a comenzado a
golpearla y ella calla prometiendo que todo está bien, para convencer a Narae que regrese a casa con su hermano.

El hombre entra a la cocina y observa a su hija con el ceño fruncido. Ella le sostiene la mirada, tensa y deseando
salir de ese lugar. Suspira cuando su padre extiende una mano y toma una hogaza de pan y comienza comer,
desviando la mirada de ella.
—¿Dónde está tu hermano? —Pregunta luego de unos minutos, comiendo lentamente, su mujer se sienta a su lado
colocando una taza delante de Narae y otra para ella.

—En la escuela—. Responde encogiéndose de hombros. Su padre sonríe de lado y niega con la cabeza.

—¿Tú crees que soy idiota? —Exclama, y Narae debe morderse la lengua para no responder. —Él ha perdido el
año, desde más de seis meses que no va. Aparte de marica, resultó siendo un burro.

Narae se pone de pie de inmediato, negándose a oírlo decir todo ello. —¿Quién era el que lo dejaba moribundo?
¿Quién lo golpeó tanto que él no podía sostenerse? ¿ah? ¡Tú provocaste todo esto!

El viejo hombre golpea la mesa con fuerza haciendo que algunas cosas caigan, su mujer se encoge de su lugar
ante el impacto. —Cierra la boca. —Ordena.

La joven suspira y desvía la mirada, para luego regresarla rápidamente hacia su madre. —Mamá-

—Narae, tomemos desayuno en silencio por favor. —Insiste ella tomando su taza y bebiéndola de golpe. Sin
embargo, Narae no regresa a su lugar, se queda de pie en silencio, esperando a que su padre se retire de la casa, lo
cual hace casi de inmediato.

—Mamá-

—No, no vuelvas a insistir por favor. —Pide ella dándole la espalda, recogiendo el desayuno intacto de su hija y
las sobras de su marido.

—De acuerdo, no lo haré—. Acepta ayudando a limpiar la mesa sin decir alguna palabra más.

Ambas terminan de recoger y limpiar y cuando su madre está secando sus manos, Narae nota una pequeña
quemazón en una de sus palmas.

—El aceite me quemó, Narae—. Explica con rapidez intentando retirar su mano, pero su hija no lo permite.

Narae la lleva hasta un mueble y corre hacia su antigua habitación, busca debajo de su cama y alcanza una
pequeña cajita con alguna medicina que guardaba para TaeHyung, se apresura a llegar con su madre y se dedica a
curar la quemazón del cigarro, y ella está completamente segura de ello.
—Cuando tengas a alguien a tu lado, lo entenderás, Narae—. Murmura su madre vigilando sus delicados
movimientos.

—Tengo a alguien a mi lado mamá, y es por eso que no lo entiendo. —Contesta evitando su mirada. —Por eso no
te entiendo.

—Cuando tienes a alguien a quien querer y cuidar, sólo dedicas tu vida a él. Dependes de él y sabes que todo lo

que él hace, lo hace por ti… —Intenta convencerla, sin embargo, Narae no logra entenderla.

—¿Eso involucra aguantar sus maltratos, mamá?

—Cariño, sólo te casas una vez y es para siempre. —La mujer prefiere omitir su respuesta. —A veces es difícil
comprender al amor.

Narae se aleja de ella al escucharla. Sus manos se limpian en sus faldas y niega con la cabeza. —Papá no es un
buen hombre.

—Es tu padre Narae. —La voz de su madre resuena y ella guarda silencio. —Tienes a alguien… ¿Cómo se llama?
—Pregunta y Narae se sonroja al contestar.

—Lo conoces mamá, es HoSeok, el amigo de TaeTae—. Responde guardando todo apresurada. Nota el silencio
de su madre y levanta la mirada para encontrarla mirando por la ventana. —¿Mamá? —Pregunta y la mujer se
gira a mirarla con el ceño fruncido.

—De tantos hombres en el pueblo, ¿escogiste al peor de todos? —Acusa.

Su hija de pone de pie anonadada, abre y cierra la boca al escucharla, no puede creer lo que está diciendo su
madre. —Pero ¿qué? ¿Qué sucede con él?

—Narae, ese muchachito es pobre, no tiene nada, dime hija ¿Qué puede darte?

Narae suelta un pesado resoplido ante su cuestionamiento. —No puedo creerlo, mamá. —Exclama llevándose
ambas manos a la cabeza. —No puedo creer lo que tú precisamente me dices. ¿Cómo es posible que digas eso de
él?
—Tienes que pensar en el futuro Narae, cuando tengas hijos ¿Qué puede darle él?

—Puede darle mucho más de lo que tú o papá nunca nos dieron. —Refuta molesta, su rostro rojizo ante el enojo.
—HoSeok es mucho más hombre que papá ¡Y no quiero que vuelvas a expresarte así de él! —Vocifera tomando
su pequeña caja con ambas manos para salir del lugar, sin deseos de seguir escuchándola.
040

La abuela lo observa mientras él pasea por el jardín juntando flores, Ara le ha enseñado a armar coronas de flores
y él quiere hacer una para la abuela. Tararea en voz bajita escogiendo bonitos colores y totalmente ensimismado
en el extenso lugar.

—TaeHyung hijo, ven—. Le llama la vieja mujer y él se acerca de inmediato a ella al escucharla.

—¿Abuelita? —Pregunta, llamándola por el sobrenombre que ella le ha pedido llamarla. —¿Sucede algo,
abuelita?

La anciana asiente con una suave sonrisa y palmea el asiento a su lado. TaeHyung deja el ramo de flores a un lado
y se sienta mirándola atentamente. Ella toma una de sus manos y las acaricia.

—Cariño tienes una bonita alma. —Murmura, TaeHyung se sonroja y guarda silencio, pareciera que la abuela
quisiera decir algo más, pero JungKook se acerca a pasos acelerados con el ceño fruncido.

—Oye, vámonos, SeokJin ha venido con Narae y quiere verte. —Dice osco, renegando de ser un mandadero,
cuando puede estar haciendo algo más, preferiblemente lejos del pequeño de bonitos ojos castaños.

—¿Qué manera es esa de hablar, jovencito? —Regaña su abuela mirándolo con dureza y JungKook chasquea la
lengua al ser reprendido. Detesta cuando lo corrigen.

—Está bien, abuelita—. TaeHyung intenta alejar su mano, pero la abuela lo vuelve a sostener.

—No cariño, ese mocoso debe aprender a hablarte correctamente si quiere merecerte—. Expresa mirando con
desaprobación a su nieto.

—Abuela, por favor—. JungKook suspira pesadamente, pasando su peso de un pie a otro.

—Abuelita, JungKook y yo no… no somos nada. —TaeHyung habla en voz bajita, dejando que solo la mujer y el

joven frente a ellos lo escuche. —Él es el Sultán, tiene una bonita novia, y yo no… no merezco ese privilegio

abuelita… además ambos somos hombres.


La abuela arquea una ceja y deja ir su mano cuando escuchan el llamado de Narae a la distancia. —Ahora regreso
abuelita y te haré una bonita corona cuando regrese. —Se despide con beso en la mejilla y se aleja de ambos para
ir corriendo junto a su hermana, con una bella sonrisa rectangular apareciendo en su rostro al resguardarse entre
los brazos de su hermana mayor.

Cuando él se ha alejado lo suficiente, JungKook se atreve a mirar a la vieja mujer. —Abuela, debe de dejar de

decir esas cosas de ese chiquillo y de mí, si papá y mamá la oyesen…—Empieza a decir, pero es interrumpido
rápidamente por la anciana.

—Lo sé, ellos no deben saber aún. No es el momento. —Concuerda ella y JungKook rueda los ojos ante sus
palabras. —JungKook, hijo, escucha con atención unos minutos. —JungKook se cruza de brazos y la mira atento,
asiente con la cabeza indicándole que la está escuchando. —Ese jovencito de bonitos ojos, ha sufrido mucho, y

lamentablemente aún veo mucho dolor para él…

—Abuela él está bien. —Le refuta su nieto, y ella niega con delicadeza.

—No, no lo está. —La mujer de cruza de brazos y desvía la mirada de su nieto. —Veo que tú se lo causarás
JungKook y que él aún así no se alejará de ti.

—Abuela, yo no tengo nada que ver con él. Es sólo un plebeyo más, yo tengo una prometida y la boda sigue en
pie, cuando acabe la guerra la desposaré. —Se apresura a decir, pues sabe que su abuela volverá a interrumpirlo.

El semblante de la mujer se ensombrece y sus ojos se nublan, mirando a sus arrugadas manos descansando sobre
su regazo. —Ambos sabemos que no es así, cariño. —Dice con pesar.

—Es mi deber.

Ella niega con la cabeza y vuelve a ver a TaeHyung a la distancia con su hermana. —Lo sé, pero no veo la corona
en tu cabeza, JungKook. Ambos sabemos que ese trono no te pertenece. —JungKook baja sus manos formando
puños a sus costados. —Esa corona tiene sangre JungKook. Y tú no eres un hombre malo, eres justo y devolverás
el trono a quién le pertenece.
—Abuela, será mejor que no diga más. El trono es de mi padre y pronto será mío. Mi padre lo ganó en una justa
batalla y es mejor que no vuelva a traer el pasado aquí, nos echará penumbra y maldiciones llamando el pasado al
presente. —Su voz se oye gruesa y profunda, con el ceño fruncido intentando alejarse de su abuela.

—Es tu primo, JungKook. —Insiste ella. —Y es obvio que no sabes la verdad completa ¿cierto? —Nota la
sonrisa afligida de su abuela y la oye susurrar. —Es algo que nunca le perdonaré a tu padre.

JungKook duda ante sus palabras, sin embargo, decide sólo reafirmar sus decisiones. —Lo sé, sé todo lo que
tengo que saber y por eso mismo no necesito que me diga más. Y porque es mi primo le pido que no le cause
dolor, él no saberlo. Él es feliz, así como está ahora. —Rebate apretando los dientes.

La abuela alza al fin la mirada, sus ojos oscuros registran el rostro enojado de JungKook. —No. Tú sabes que no

es así… y temo hijo, que tu camino sea mucho más oscuro de lo que estoy viendo, además sé, que arrastrarás a
esa alma pura y noble en tu caída. —Dice con pesar en la voz. —Serás tú el responsable de apagar esos sublimes
ojos si sólo te limitas a obedecer lo que te ordenan.

Una punzada en su pecho le hace desviar la mirada, no quiere seguir escuchándola, él sabe que no tiene decisión y
debe cumplirlas, no puede hacer nada por ello.

—JungKook-

—Abuela, no vuelva a decir nada de eso de nuevo, no queremos que él nos escuche o que TaeHyung se cree ideas
tontas por sus palabras. Planeo enviarlo lejos de mí, en un lugar seguro y estaré pendiente que lo tenga todo
mientras cumplo mi deber. —Murmura. —Él estará bien, abuela. —Promete sonando inseguro en sus palabras.

—¿Dónde piensas enviarlo, JungKook? —Indaga ella decepcionada.

—Lo enviaré al reino de Suji, esas tierras son fértiles y estoy seguro que le gustará la vida de granja ahí. Tendrá
comida, ropa y un techo, no necesita nada más.

La abuela se pone de pie cuando ve a SungHyun acercarse a ellos. —Tú no puedes decir que es lo que necesita
una persona o no. Él no es un perrito que solo le tiras un hueso y ya, JungKook.
—No, no quise decir. —Refuta con rapidez. —Cuidaré de él, pero no puedo tenerlo a mi lado. Yo no… yo no
quiero estar cerca de él. Cuando la guerra acabe lo enviaré lejos.

—¿Se lo has preguntado a él, cariño? —La abuela suaviza la voz al notar cierta desesperación en la de voz de
JungKook.

—No importa preguntarle, él lo hará porque yo lo digo.

La abuela lo golpea en el brazo al oírlo, SungHyun se apresura a sostenerla de un brazo cuando la ve tambalearse.

—SungHyun, hijo, ¿puedes creer que tengo un nieto tan tonto? —Pregunta, pero SungHyun se limita a sonreír
suavemente sin responder nada, evitar faltarle el respeto al Sultán. —Tú necesitas hablar con él, dime JungKook
¿lo has hecho? ¿te haz puesto a hablar con él?

JungKook niega con la cabeza. —No necesito hablar con él, sé que me mentirá nuevamente. Un mentiroso
siempre lo será.

—Oh cariño, necesitas aprender tanto. Abre tu mente, abre tu corazón a la persona que te ha abierto el corazón
también. —Aconseja y JungKook es quien guarda silencio está vez, ve a lo lejos a TaeHyung con su hermana y
SeokJin y el decide entrar al palacio nuevamente por otro pasillo, evitaría al pequeño a toda costa.

Él se aleja sin despedirse siquiera, no deseando escucharla más, desviando sus pasos dentro del palacio y
haciendo caso omiso a la pequeña reunión que se lleva a cabo en los escalones del jardín, con su mente inundada
en las palabras de la sabia mujer, aunque él desea parar de escucharla en su cabeza.

×××

SeokJin entra a su habitación horas después, preocupado que JungKook se ha saltado la cena cuando ha estado
entrenando toda la tarde. Lleva consigo una fuente de frutas no muy seguro que él lo acepte.

—¿Estás presentable? —Pregunta abriendo ligeramente la puerta.

—No quiero hablar ahora, SeokJin. —Lo escucha al otro lado y él, haciendo caso omiso a su voz enojada, entra.
—Te he dicho que no ahora.
—Lo sé, te escuché. —Jin coloca la fuente en una pequeña mesa y lo señala. —Debes comer algo después de
entrenar. —Aconseja sentándose en la cama, junto a su primo. JungKook asiente bajando la mirada, admirando
sus nudillos lastimados. —Parece que has golpeado una pared con los puños—. Comenta su primo mayor, y
JungKook sonríe de lado. —Espera, ¿has golpeado una pared con los puños?

—Claro que no, no seas tonto SeokJin. —Dice chasqueando la lengua.

Su primo suspira y coloca el mentón sobre su mano, mira con atención el rostro de JungKook y nota que algo le
molesta. —¿Sucede algo? —Cuestiona y él niega en silencio. —Sabes que me puedes contar todo lo que

quieras… puedes decirme, JungKook.

—No sucede nada, sólo estoy agotado. —Se pone de pie y se aleja. —Quiero descansar.

—Parece que no has descansado desde hace mucho ¿es eso? ¿estás sólo agotado?

—Si, estoy agotado y quiero dormir, debes irte a dormir también.

El segundo suspira escapa de sus labios y mira por la ventana hacia la oscuridad de la noche, asiente y se pone de
pie con pesar. —Sólo quería decirte que Narae se llevará a TaeHyung mañana por la mañana, le pedí que lo
dejara dormir hoy aquí para que mañana te despidas de él.

—¿Por qué cuidas tanto que tenga contacto con ese chico? —Cuestiona mirándolo al rostro finalmente.

—Porque te importa, JungKook.

—No, necesito que todos dejen de repetírmelo todo el tiempo. ¡Él no me interesa! —Exclama exasperado.

—Si lo hace, si te interesa y lo sabes. —Observa con tranquilidad. —Pero estás confundido, por supuesto que lo
estás, no está bien que te fijes en un hombre siendo tú también un hombre.

—¡No sólo está bien! ¡Es enfermo, SeokJin! ¡Muy enfermo! —Vocifera.

Los ojos de Jin se abren al escucharlo y se apresura a negarlo. —No, no digas eso. Sentir amor no es enfermo.

—Jin, escúchame bien por favor. —Pide caminando hacia él, casi están a la misma altura, aunque JungKook
parece ser más grande debido a todos los meses de entrenamiento en el ejército. —No está bien, es enfermo. Soy
el futuro Rey, mi deber es tener descendencia y proteger este reino, me debo a ellos, mi vida debo dedicarlos a

ellos, ellos confían en mí y es mi deber… y no lo haré sólo, han escogido una mujer sabía y hermosa para mí, no
puedo pedir más.

Jin lo mira con tristeza al escucharlo, niega suavemente y con lentitud, coloca una mano sobre su hombro. —No
es tu destino, JungKook.

—Basta, deja de hablarme como si fuera un niño, he entendido realmente ahora. —Riñe quitando de un tirón su
toque.

—De acuerdo. De acuerdo, te entiendo—. Intenta calmarlo sin acercarse de nuevo. —Sólo quiero que te
respondas a ti mismo ¿bien? Sólo respóndete a ti mismo y con sinceridad. JungKook ¿es lo que realmente
quieres? ¿quieres dejar todo lo que amas atrás por cumplir un papel?

El silencio se apodera en cuando SeokJin lanza las preguntas. JungKook nuevamente evita su mirada.

—Es mi deber.

Su primo asiente y camina hasta la puerta en silencio. Se detiene en ella y antes de salir del lugar, gira el rostro
para decirle. —Por favor, piensa un poco en lo que realmente quieres y estás dispuesto perder por una corona,
piensa en todo lo que perderás y si estás dispuesto a ello, por favor JungKook. Y sin decir más sale de la
habitación cerrando la puerta, apoya su frente en la madera y nota la presencia del pequeño castaño en el
pasadizo.

—Ah, TaeHyung, me has asustado. —Se queja y el pequeño enrojece mirando hacia el piso.

—Lo siento hyung… yo quería traerle un poco de pan al Sultán. —Dice enseñándole una bolsa de papel. —
Guardé el mío porque él no fue a comer con nosotros.

—Oh, bueno yo le he traído fruta, no te preocupes puedes comer tu comida TaeHyung, no te preocupes por
JungKook.

TaeHyung asiente en silencio y vuelve a enrollar la bolsa de papel con las hogazas de pan dentro.

—TaeHyung… ¿has escuchado… has escuchado lo que hablamos dentro? —Pregunta inseguro.
—No, no he escuchado nada—. Murmura con una sonrisa débil, inseguro de su respuesta. —No se preocupe, de
igual forma no diría nada.

—Bien. —SeokJin parece pensar unos momentos antes de decir. —¿Sabes algo, TaeHyugnnie? Es mejor que
dejemos sólo a JungKook por esta noche, él necesita pensar un poco. Mañana puedes pasar a despedirte antes de
irte con tu hermana.

—Si, está bien hyung… regresaré a la habitación entonces. —Se inclina hacía él y con una blanda sonrisa, se aleja
de él. Jin lo mira a alejarse para luego de unos segundos, él también se retira a su habitación.

JungKook se apoya en la puerta cerrada, ha escuchado la dócil voz de TaeHyung y la corta conversación. Se
queda por largos minutos en ese lugar, sus músculos agarrotados por el trabajo físico exhausto de los últimos días.

Cuando la luna está muy alta, decide salir de su habitación y deambula por los corredores, aún con el yukata
puesto llega hasta su habitación, sabe que es donde duerme él, le había preguntado a una de las sirvientas y se
había sentido aliviado al saber que le habían brindado una habitación de huéspedes y no una de la servidumbre.

Toma el picaporte con una mano y la gira lentamente, angustiado y aliviado al mismo tiempo de encontrarla sin
seguro.

TaeHyung tiene las ventanas abiertas y él está durmiendo al centro de la cama, su respiración es lenta y apacible,
el frío se filtra por la ventana abierta y JungKook se apresura a cerrarlas evitando hacer ruido.

Se pasa ambas manos por el cabello, preguntándose que hace ahí realmente. Siente a TaeHyung removerse a un
lado, abrazando una almohada. Sin pensarlo realmente, rodea la cama y abre las sábanas con la intención de
entrar, pero se vuelve a detener totalmente cuando escucha un leve quejido por parte del pequeño sobre la cama.

JungKook se apresura en arroparlo y sentarse en el piso frente a él.

—He buscado tus ojos por tanto tiempo… —Susurra. —Te he buscado por tanto tiempo y siempre te he tenido

aquí conmigo, siempre has estado a mi lado… entonces ¿Por qué? ¿Por qué me has mentido, mi vida? ¿Por qué
me privaste de tu compañía y creaste toda esa historia? —Solloza, lleva sus manos al rostro para quitar sus

lágrimas. —Y ahora tengo miedo… mucho miedo, no sé que hacer, no quiero dejarte ir, pero siento que… siento
que volverás mentirme, y yo no sé si pueda volver a soportar otra mentira, TaeTae… ya no quiero más mentiras

por favor…

Murmura, y esconde su rostro entre ambas manos.

TaeHyung lo mira en silencio, despierto desde hace unos minutos al sentir las sábanas ser retiradas de su cuerpo.

—Tengo miedo de amarte, TaeHyung… tengo tanto miedo de elegirte… —Solloza entre sus manos.
041

—Estás despierto. —Su voz rasposa por el llanto se escucha en medio de la noche. TaeHyung aprieta sus ojos
simulando estar dormido. JungKook sonríe de lado y continúa diciendo. —Lo estás haciendo mal, puedo ver que
estás despierto fingiendo dormir. —Murmura poniéndose de pie.

TaeHyung abre los ojos temor y jala las sábanas para cubrir rostro. —Lo siento, yo no quise. —Escucha decir,
JungKook sacude sus ropas y mira por la ventana, las cortinas no están cerradas por lo que la habitación está
levemente iluminada.

—¿Qué no quisiste? —Pregunta sin entender.

—Y-yo… yo no quise escuchar lo que su majestad decía… —Vuelve a decir con temor en la voz.

JungKook asiente y guarda silencio unos segundos, admirando la media luna en lo alto. —Me tienes miedo—.
Afirma y siente como TaeHyung se hace un poco más pequeño en la cama. —No me temas, no te voy a lastimar.
—Le dice girándose para mirarlo, él está pequeñito, acurrucado al medio de la enorme cama. —TaeHyung.

—L-lo siento mucho, señor—. Le escucha su voz temblar, escondido totalmente, confundiéndose entre las
sábanas.

Un suspiro escapa de sus labios y mira alrededor. Cansado y confundido se sienta a un lado de la cama,
TaeHyung se aprisiona contra el otro extremo al sentir el peso del Sultán sobre su cama.

—Soy un idiota. —Bufa JungKook admirando sus manos. —Soy tan idiota.

—N-no, no diga eso. —TaeHyung baja las sábanas un poco debajo de sus ojos e intenta mirarlo en la oscuridad.

El Sultán está sentado de espaldas a él. —Sólo está triste…

—¿Lo estoy? —Pregunta en voz alta al escucharlo, sin darse cuenta que, en realidad, todo ese tiempo, él ha
estado deprimido. —Creo que lo estoy.

TaeHyung se acomoda en la cama y se sienta sobre las almohadas, aun envolviéndose entre las sábanas. —Huh…

debería hablar con alguien su majestad…


El silencio vuelve a caer entre los dos, JungKook atento a sus manos y los ojos de TaeHyung pendientes a la
espalda del Sultán. Cada uno perdido en sus pensamientos.

—¿No podías dormir?

—En realidad, tengo el sueño ligero señor… últimamente me despierto con cualquier movimiento—. Explica
bajando la voz, abrazando sus rodillas.

—Entonces yo te desperté.

—No, no… en realidad yo… —TaeHyung se muerde el labio inferior, no queriendo decir que lo escuchó llorar.

JungKook no pregunta más y cierra los ojos, recordando esas sensaciones que sentía cuando estaba cerca de
TaeHee y sintiendo como el cosquilleo en sus dedos vuelven, queriendo extender su mano y tocar su piel. Le
basta con eso, sólo desea sentir su piel contra la suya. Pero sabe que eso lo asustará, sabe que TaeHyung le teme y
él no desea asustarlo más.

—Te dejaré dormir, TaeHyung. Tu hermana vendrá por ti mañana por la mañana, debes descansar. —Le dice
poniéndose de pie y mirándolo directamente, la postura de TaeHyung sobre la cama lo hace ser tan frágil y

chiquito. —T-te… te dejaré dormir.

Rodea la cama con lentitud, los hombros caídos y cuando está por alcanzar la puerta, la vocecita de TaeHyung se
vuelve a escuchar. —Yo puedo oírlo si desea. —Ofrece con timidez. —Mimi dice que soy bueno para escuchar y
puedo ayudarle, su majestad.

Sus ojos negros se vuelven a posar en él, JungKook no puede evitar sonreír ante su dulzura. Sin embargo, niega
con la cabeza. —Creo que, si me quedo, quien hablará serías tú, no yo.

TaeHyung se acurruca más contra la cabecera de la cama al escucharlo. —Usted puede preguntar, si así lo desea.

Y las dudas se arremolinan en sus pensamientos. Desde la primera vez que lo vio hasta ese último segundo dentro
de esa habitación. Quiere preguntar, quiere cuestionar sin dejar de acusarlo, quiere hacerlo, pero teme terminar
con más dudas de las que originalmente empezaría.

—Creo que declinaré tu oferta, TaeHyung. —Le dice con suavidad.


—Yo no le miento, puede preguntar lo que desee y yo responderé, su majestad. —Vuelve a prometer, se remueve
nuevamente sobre la cama, aun tenso hace un espacio más grande para el hombre. —Puede sentarse y preguntar,
señor. Sé que le debo muchas explicaciones.

JungKook respira sonoramente. Pasa sus manos por sus largos cabellos negros, sueltos en ese momento. Y su
mirada vuelve hacia la ventana, la luna ha desaparecido bajo las nubes y la habitación se ha vuelto un poco más
oscura que hace unos minutos.

—¿Lo harás? ¿Serás sincero conmigo? —Pregunta sin mirarlo.

TaeHyung asiente y luego recordando que está entre la oscuridad, dice en voz alta. —Seré sincero, lo prometo. —
JungKook rodea la cama y se sienta muy lejos de él, haciendo caso omiso como los ojos castaños del pequeño
chico siguen su figura en la oscuridad.

—Escucharé entonces lo que desees decirme, TaeHyung. —Murmura y escucha la respiración de TaeHyung
suavemente, el chico se queda quieto por unos segundos sin mirarlo, o eso cree él, desde su nueva posición no
puede distinguir su rostro y ello lo tranquiliza en parte.

—A mi me gusta bailar, su majestad. Me gusta mucho, pero… —Le escucha guardar silencio brevemente, una de
sus manos parece acercarse a su rostro y cree que TaeHyung está sollozando.

—Pero te dijeron que eso está mal, que está mal para un hombre bailar. —Le dice y la cabeza de TaeHyung se
mueve en asentimiento.

—Papá me dijo que eso es para niñas, pero yo pensé que si me gustaba mucho podía hacerlo ¿Por qué podría estar
mal que me guste bailar? —Su voz tiembla y JungKook puede asegurar que él está llorando. —Una vez me probé

el vestido de Nana, pero mamá me vio y rompió el vestido… era muy bonito, su majestad, rosa con mucho brillo,

era el vestido más bonito que he visto, pero mamá… mamá dijo que estaba muy mal… así que me quitó el vestido

y lo rompió. Me dijo que nunca más volviera a hacerlo…

—¿A ponerte un vestido? —Pregunta apoyando sus manos en ambas rodillas.


—Sí, ella no quería… Narae preguntó después si había visto su vestido y le tuve que decir que mamá lo había roto

por mi culpa, entonces ella… ella me prometió coser muchos vestidos para mí, me prometió enseñarme a bailar y
me cuidaría de los demás. —Su voz se oye un poco más estable y JungKook puede jurar que escucha una
sonrisita detrás de sus palabras al momento de hablar de su hermana mayor. —Ella siempre me ha cuidado, su
majestad.

—Una vez vi a TaeHee… te vi a ti en una joyería. ¿Qué hacías ahí?

TaeHyung parece pensar un poco hasta recordar aquel día, su primer encuentro con el Sultán, piensa. —Nana me
dijo que yo podía escoger cualquier joya, que ella podría darme cualquiera que me gustara.

—¿Lo hizo? ¿Te compró alguna joya? —Pregunta con curiosidad, recordando que ese mismo día él había
comprado los brazaletes para TaeHee y después de mucho tiempo al fin se los había entregado, ahora se
preguntaba si aún los tenía o si los había vendido.

—No, no pudo comprarme nada, todo era realmente muy caro, pero me prometió hacer algunas joyas para mí
también, aunque ya tenía mucho trabajo con hacerme vestidos—. Dice sinceramente agradecido con su hermana

mayor. —Los vestidos ella me los hace y me gusta… aunque ya no me los he puesto. —Murmura con pesar.

JungKook apoya un codo sobre su pierna e intenta descifrar su rostro en la oscuridad. —¿Por qué ya no te los
pones, TaeHyung?

—Es que… es que los vestidos son para mujeres y yo soy un hombre… no está bien ponérmelo…

El Sultán no dice nada al respecto del triste comentario de TaeHyung por el contrario vuelve a presionar. —¿Qué
paso luego?

—Narae comenzó a ayudarme a vestirme de mujer para ir con ella a sus ensayos. —Dice con una sonrisa, que
pasa totalmente desapercibida por JungKook quien no puede verlo en la oscuridad. —Aprendí mucho viendo a las

niñas bailar, éramos muy chiquitos entonces… hasta que Nana entró a estudiar a la universidad, entonces ya no
podíamos hacerlo seguido.

—En esas escapadas para ir a bailar, yo te encontré ¿cierto?


Su voz insegura hace dudar a TaeHyung, pero decide cumplir con su palabra y ser sincero luego de un momento.

—Sí, usted pensó que yo era niña y decía cosas extrañas… yo no sabía como decirle a usted que no era niña, yo

tenía miedo de que me golpeara también…

JungKook intenta apreciar su rostro, su leve sollozo apenas imperceptible. —¿También? —Repite la última
palabra, dudando.

—Algunas personas creen… algunas personas creen que a mi me guste bailar es enfermo y que yo lo estoy… yo

estoy enfermo…

Sus palabras mueren en un susurro y JungKook ve su figura estremecerse, él se pone de pie de inmediato y se
sienta junto a él. —No vuelvas a decir eso—. Ordena con autoriza y no ve el temor en los ojos de TaeHyung.

—Lo siento. —Solloza apenas, e intenta no mirar al Sultán en la oscuridad.

—TaeHyung, no está mal que te guste bailar. —Dice, “está mal que yo guste de ti” piensa. —No vuelvas a
expresarte de esa forma cuando hables de ti mismo ¿me oyes? —Sin embargo, TaeHyung aún sigue creyendo
todo eso. —Pondré una escuela de danza sólo para ti. —Piensa el Sultán en voz alta, pero TaeHyung lo mira, o
intenta mirarlo, totalmente sorprendido. —Haré yo mismo las evaluaciones y sólo los mejores profesores te
enseñarán.

—He aprendido mucho, con Nana, Mimi y Jimin-ah. —Dice con una sonrisa, pero el mencionar el nombre de ese
bailarín fastidia a JungKook.

—¿Ese chico te ha estado enseñando a bailar? —Pregunta serio.

TaeHyung nota el ligero cambio de voz, y volviendo a acurrucarse en sí mismo, responde. —Uh… sí… él ha

estado enseñándome en la cabaña de Ara nuna y NamJoon hyung…

JungKook se pone de pie y camina de un lado a otro en ese lugar cerrado, aún no ha aprendido a controlar sus
celos, mucho menos a expresarse, pero quiere ser cauteloso, ese pequeño chico le había dicho que le tenía miedo,
o al menos no lo había negado. Y no quería asustarlo más, quería que él confiara en su persona y que acuda a él
cada vez que lo necesite, no que vaya con todos inútiles pueblerinos.
—Tus padres, ¿vives aún con ellos? —Pregunta apoyándose contra la ventana cerrada y las cortinas abiertas,
desde ese lugar si puede ver el rostro de TaeHyung, que duda antes de responder.

—Huh… no, no los veo hace mucho tiempo…

—¿Por qué? ¿Te echaron de casa? —Cuestiona cruzándose de brazos.

TaeHyung niega con la cabeza antes de responder. —No, no… sólo que ellos no… a ellos no les gusta que su hijo
baile.

—¿Saben que te vistes de mujer cuando bailas?

—¡No! No… no… claro que no, señor. —Responde exaltado, baja la voz poco a poco y desvía su mirada. —No,
ellos sentirían mucha vergüenza si supieran. Solo Nana va a verlos, tuve que pedírselo muchas veces para que

vaya ver a mamá…

—¿Y por qué no vas tú directamente? —. JungKook nota como una de sus manos se dirige hacia una de sus
mejillas, acariciando suavemente la cicatriz que TaeHyung lleva en el rostro, gracias a que el día que huyó de
casa, su padre lo había golpeado tanto, sin medir que lo estaba dejando casi moribundo. —Ya veo. —Murmura y
TaeHyung vuelve a negar con la cabeza.

—No, sólo no quiero que tengan vergüenza de mí, su majestad.

Las palabras de TaeHyung calan hondo en su ser. ¿Cómo alguien podría sentir vergüenza de tan frágil y pequeña
figura? Cualquier se sentiría orgulloso de estar a su lado, pero sus pensamientos se arremolinan en su cabeza ante
ello, él también sentía vergüenza, mucha vergüenza, pero no era porque sintiese vergüenza de él, sino de sus
propios sentimientos, de como quería aferrarse a esa pequeña criatura cuando él era todo un hombre, fuerte y ya
casi con la corona en la cabeza.

Se sentía bastante estúpido y muy confundido.

—Tu padre te golpea. —Más que una pregunta, es una afirmación en voz alta, pero esas simples palabras alertan
a TaeHyung quien se remueve inquieto entre las sábanas.
—No, no… él me quiere, soy su hijo… él no lo hace, no me lastima—. Lo defiende, como siempre lo ha hecho,
aterrado de que el poder del reino golpee a su pequeña y ya destruida familia. —Él sólo quiere que sea normal
para que nadie me haga daño.

Una sonrisa sarcástica llega a sus oídos, JungKook se inclina dejando ver su rostro con un poco más de claridad.
—¿Entonces qué? ¿Eran tus compañeros de clase quienes te golpeaban?

El menor no lo mira, desvía su mirada hacia una parte oscura de la habitación. Empuñando las sábanas con ambas

manos y pegándolo contra su pecho. —Hace mucho que no voy al colegio… —Murmura para sí mismo, pero el
silencio de la noche deja a JungKook oírlo perfectamente.

JungKook recuerda sus encuentros fortuitos, cuando en algunos de ellos podía ver un poco de su piel, TaeHyung
siempre había tenido alguna herida y él se había cegado a ayudarlo, pero cuando notó las heridas en TaeHee
también, intentó negarse, intentó no ver las similitudes entre ambos, porque un amor así, un amor entre dos
hombres no estaba bien, por supuesto que no. Mucho menos en su posición.

—Nunca te ayudé. —Le dice acercándose a él, subiendo a la cama lentamente para no asustarlo.

—No necesito ayuda, su majestad. —Rebate TaeHyung sin moverse de su lugar.

—JungKook, llámame JungKook… creo recordar que una vez te pedí que me llamarás así. —Recuerda estando a
unos centímetros de él. —Sólo llámame JungKook, deja de decir su majestad o señor—. Pide, intentando romper
la barrera que TaeHyung insiste en poner entre ambos. —Lo siento mucho, TaeHyung—. Susurra contra su rostro

al estar muy, muy cerca de él. —Lo siento porque nunca estuve realmente ahí para ti, cariño… —Extiende una
mano y acaricia su mejilla herida.

TaeHyung guarda silencio, observando los labios rojizos de JungKook, tiembla bajo su toque, e inclina la cabeza

contra su mano, deseando que nunca se aleje. —No… no era necesario que estuviese ahí…

JungKook besa su mejilla lastimada con suavidad y vuelve a fijar sus oscuros ojos sobre aquellos que lo
encandilaron por demasiado tiempo. —Si era, era muy necesario, porque siempre me jacté de amar a tan bella

criatura… pero nunca hice nada para comprenderla, cuidarla y protegerla.


Las mejillas de TaeHyung se encienden bajo su toque, y aunque en la oscuridad es difícil de notar, a JungKook le
gusta ver como esa piel morena enrojece sólo con el suave toque de sus manos.

—Quiero cuidarte, protegerte y amarte, TaeHyung—. Confiesa contra sus labios, ambos perdidos en los ojos del

otro. —Pero también tengo miedo… tengo mucho miedo de lo que podrías llegar hacerme.

—No, no le haría daño… lo juro su ma-, JungKook… no te haría daño. —Asevera y por supuesto que está seguro
de ello, nunca lastimaría a alguien en su vida. —No quiero que tenga miedo, yo no le podría dañar, yo jamás

querría eso…

Entonces JungKook ríe contra sus labios, es gracioso, piensa que un ser tan pequeño pueda decirle que no le haría
daño, a él, que casi lo duplica en tamaño, es grande y fuerte, esos cinco meses en el ejercito le ha servido de

mucho… pero está ahí, de cara contra el ser más vulnerable que jamás conoció pero que, seguramente, era el
único ser que realmente podría herirlo.

—Yo no quiero lastimarte—. Admite, sus propias palabras dando vueltas en su cabeza, la idea de enviarlo a otro
reino entonces le parece la ridiculez más grande del mundo y él no quiere alejarse de ese pequeño, pero cálido
cuerpo.

—Soy fuerte, puedo soportar lo que sea, JungKook hyung… —TaeHyung baja la mirada nuevamente hacia sus
labios y JungKook lo mira humedecerlo con su lengua.

Y entonces, es inevitable para él abalanzarse contra TaeHyung y volver a besarlo, está vez más desesperado, más
fuerte y salvaje. Y no piensa, ni siquiera se permite pensar cuando TaeHyung acepta y devuelve el brusco beso, él
lo muerde y su lengua se escabulle dentro de la boca TaeHyung, quien toma todo lo que él puede darle.

Sus labios son tan suaves y dulces, que teme volverse loco si no vuelve a probarlos nunca más. Quiere tomar todo
y darle todo, su corazón no tiene dudas, pero su mente sí, tiene mil dudas. Si lo toma a él, las personas podrían
hacerle daño, lo atacarían a él y sería lo peor que pudiese pasar. Si le hacen daño al pequeño TaeHyung él moriría
por lo que el mundo no debería saber que su vida entera ahora dependía de ese frágil cuerpo que se enciende y
deshace entre sus manos.
Mientras que TaeHyung se siente seguro y acogido como nunca antes lo sintió, está seguro que luego de esa
noche el Sultán no volverá a acercarse a él nunca más, seguramente al día siguiente con el sol en lo alto, el
hombre pensaría mejor y comenzaría a aborrecerlo, con el día claro su mente se despejaría y no querría volver a
verlo, porque es un error y él está enfermo, muy enfermo por llegar a pensar siquiera que podría vivir con
JungKook en una pequeña cabaña, como la de NamJoon hyung, al borde del río, solo ellos dos creando una bonita
y pequeñita familia. Sólo quiere eso, sólo desea perderse entre sus manos.

Las manos de JungKook se internan entre las telas y siente la piel caliente de TaeHyung, quien, ante su toque, se

aleja agitado, no lo rechaza, pero necesita respirar y pensar… él no sabe que podría pasar, por supuesto que no.
Narae nunca le explicó algo de eso y nunca permitió que alguien más hablará de ello con él, por lo que su mente
está perdida y un poco temerosa.

Pero JungKook lo sabe, las molestas conversaciones con su primo y los libros que ha podido leer le dicen que
puede llegar más allá de solo besarlo u adorarlo, pero el hecho que TaeHyung se haya alejado, vuelven a aclarar,
un poco, sus pensamientos.

—Lo siento, lo siento mucho—. Se disculpa sin quitar su mano debajo de la tela de TaeHyung. Su piel quemando
contra la palma de su mano. —No haré nada, nunca nada que tú no quieras. —Acepta y promete y TaeHyung sólo
se limita a asentir con la cabeza.

—Es que yo no sé… yo no sé mucho de esto—. Confiesa mirándolo a los ojos, y JungKook nota la inocencia en
ellos, por lo que se apresura a alejar sus manos, sin embargo, no se baja de la cama, ni mucho menos se aleja de

su cuerpo. —Lo siento, yo no sé qué hacer…—Dice, tiene una vaga idea, cosas superficiales que Mimi le ha
platicado, pero cada vez que ella intentó hablar un poco más, alguien siempre le pedía callar.

—No haremos nada… yo sólo quiero abrazarte… ¿puedo? —Pregunta JungKook con temor que TaeHyung lo
rechace, pero él no lo hace, haciéndose a un lado lo invita a que JungKook se acueste junto a él.

JungKook no demora en meterse bajo las sábanas con él, lo atrae hacia su cuerpo y su cabeza comienza a dar
vueltas, por sus sentimientos y decisiones que a partir de ahora debe tener mucho cuidado en tomar.

Se quedan en silencio, acurrucándose en los brazos del otro, TaeHyung no demora en caer dormido, pero
JungKook no puede hacerlo, debe salir antes del amanecer y los pensamientos no se callan, las palabras de su
madre y su padre golpean duro contra lo que él realmente siente, los consejos de su primo y la última
conversación que tuvo con su abuela, debe poner en una balanza sus decisiones y tomarlas inteligentemente, pero
sabe, que hacia donde se incline la balanza, él ya no puede negarse, él no lo va a hacer.

Porque sabe que, pase lo que pase, él terminará escogiéndolo a él, escogiendo proteger, cuidar y amar a esa
pequeña y suave criatura que yace dormida entre sus brazos, así tenga miedo, así el mundo le diga que no es lo
correcto, sabe que no podrá alejarlo y tampoco quiere hacerlo.
042

Él está de pie frente al viejo hombre, quien lo observa con el ceño fruncido. Ha pasado la noche despierto
pensando en lo que deberá hacer y ha decido por comenzar a decir la verdad.

—No te entiendo, JungKook. —Le dice el hombre sin quitar su mirada. JungKook parece retroceder ante él, es la
segunda vez que se enfrenta a su padre, recuerda que la primera vez fue por ayudar a TaeHyung, aquella vez que
conoció a los padres del joven. Su primer encuentro no ayudó en nada a TaeHyung, y espera que esta vez pueda
hacer las cosa correctamente.

—Para asumir el trono, debo hablar antes con SeokJin. —Dice intentando no flaquear. Su padre alza una ceja,
evidentemente enojado.

—¿De que quieres hablar con él? —Cuestiona reclinándose sobre la enorme silla en su estudio.

JungKook suspira y levantando el mentón, dice. —De lo que realmente pasó con sus padres. —Su voz es
desafiante.

Su padre se pone de pie y rodea el escritorio. JungKook espera paciente y en silencio. El rey toma un puro y lo
enciende, tomándose un tiempo para volver a observar a su hijo. —No hay de que hablar con él, JungKook. —Es
todo lo que dice para luego regresar a su asiento.

JungKook da un paso hacia adelante, y con firmeza, continua. —Claro que lo hay, hay mucho que hablar con él.
No puedo asumir el trono si él no sabe la verdad.

—¿Qué verdad, JungKook? ¿De que verdad me estás hablando? —Cuestiona, esta vez furioso. —Él sabe todo lo
que tiene que saber, no necesitas hablar con tu primo de nada más.

—Si lo hay. Yo no puedo llevar la corona si él no sabe que sus pa-

—¡Silencio! —Vocifera golpeando la mesa frente a él. —Es mejor que cierres la boca y obedezcas si no quieres
que te castigue, Jeon JungKook. —Amenaza señalándolo con un dedo. —Tú eres el futuro rey, este es tu trono y
tu corona, no voy a permitir que arruines todo tu futuro abriendo la boca y digas mentiras absurdas y mucho
menos a quién menos debes.

Su rostro un poco rojizo por la furia le hace retroceder, aún recuerda los pocos castigos que su padre le impuso
cuando era niño, no le gustaría volver a recibirlos.

—Mi intención no es faltarle al respeto, padre. Ni a usted ni a mi madre, y mucho menos a todo el esfuerzo que
ustedes han hecho en todo este tiempo. —Se disculpa bajando la cabeza. —Nunca he querido eso, pero SeokJin
necesita saber lo sucedido, él necesita tener un voto también.

—Él no necesita nada. Es suficiente con que él sepa que sus padres murieron en una trágica visita al reino exterior
y eso es todo ¡No hay más! —Golpea con fuerza la mesa botando algunas cosas sobre esta.

JungKook se estremece ante su golpe, lo observa su padre es un hombre viejo con el ceño fruncido, muy pocas
veces lo ha visto sonreír y siempre infunde miedo en quien lo mire, y JungKook no es la excepción. A su padre
nunca le ha temblado la mano para ejecutar a algún hombre que lo haya traicionado, JungKook había decidido
ignorar las ejecuciones ordenadas por su padre, él había decidido nunca recurrir a ello.

—Sus padres fueron asesinados. —Se atreve a decir luego de unos segundos.

Los ojos del rey se oscurecen y dejando el puro sobre el cenicero se para correctamente, sus manos forman puños.
—Eres mi hijo, y sólo porque eres mi hijo no te ejecutaré por si quiera insinuar aquello. —Dice con los dientes
apretados.

—No es mentira, usted y mi madre lo hicieron—. Vuelve a acusar. —Y SeokJin debe saber que el verdadero
heredero de a la corona es él.

Su padre camina furioso hacia él, pero no se detiene, lo golpea con el hombro, él es tan alto como su único hijo. Y
va hacia la puerta, la abre con fuerza y grita hacia un soldado, el hombre se apresura a entrar a la habitación con
él.

—Su majestad—. Saluda con rostro serio al ver a padre e hijo en la habitación.

—Llévalo al calabozo, diez azotes deberán ser suficientes para que aprenda a no decir mentiras. —Le ordena al
soldado.
JungKook observa el rostro de su padre, con el mentón en alto y reacio a no mostrarse temeroso por su castigo
impuso.

—Mi señor, es el Sultán… —Balbucea el soldado perplejo ante la orden.

El Rey suspira pesadamente, observa detenidamente a su hijo. —El ejercito te ha hecho bien físicamente ¿verdad?
Seguramente aguantarás más que sólo diez azotes. Sin embargo, veo que tu cerebro se ha empequeñecido con
tanto ejercicio. —Se burla cruzándose de brazos, esperando a que su hijo reaccione ante sus comentarios. Sin
embargo, él permanece en silencio. —Que sean quince azotes entonces. Espero que eso solucione tu
desobediencia y te mantenga callado como debe ser.

JungKook se mantiene silencio mientras que el soldado, aún perplejo no sabe realmente que hacer, él no entiende
porque el rey castiga a su hijo, pero permitir que un simple soldado azote a su hijo.

—Señor, no creo que sea conveniente el castigo impuesto para el Sultán. —Expresa, pero el rey está enojado, con
ojos oscuros camina hacia el soldado y con la mano levantada golpea al soldado en el rostro.

—¿Quién te crees tú para emitir tu opinión? —Pregunta desafiante. El soldado inclina la cabeza sumisamente,
pero no dice nada, se mantiene en silencio reconociendo su lugar. —Quince azotes. —Finaliza dándoles la
espalda, volviendo a tomar su puro.

El soldado mira al Sultán con aprensión y este sale de la oficina de su padre, el soldado se apresura a seguirlo,
ambos caminan hacia los calabozos sin decir ninguna palabra más.

×××

Las mejillas de TaeHyung aún siguen encendidas por el esfuerzo de su práctica de danza. Jimin ha llegado muy
tarde a la pequeña cabaña de Ara y NamJoon y había ayudado con algunas cosas, luego TaeHyung había insistido
en practicar con él y aunque el sol ya se había ocultado, aceptó con una sonrisa en los labios.

Luego de un par de horas de ensayo había llegado Narae junto a HoSeok y había empezado a preparar algunas
cosas para Ara, su embarazo estaba casi por completar las 32 semanas y su vientre se veía muy redondeado y
grande. TaeHyung solía abrazarse al pronunciado vientre y hablar con el bebé, Ara lo encontraba tierno y calmaba
un poco sus malestares.

Aquella noche, Ara se veía particularmente agotada y NamJoon se encontraba inquieto por los dolores que
manifestaba en voz alta. Narae y YangMi habían intentando aliviar su malestar hasta que ella había logrado
dormir entre los brazos su amante.

—Creo que es hora de irme, cariño—. Jimin le sonríe pícaro haciéndolo sonrojar mucho más por el apodo. —Es
tarde y mi madre se enojará si no llego a tiempo. —Toma su mano y besa sus nudillos. TaeHyung tartamudea
ante el gesto.

—Eh si… si está bien—. Murmura.

—Me gusta cuando estás todo tímido. —Comenta poniéndose de pie. —¿Me acompañarás mañana a verla? —
Pregunta y TaeHyung lo imita.

—¿Qué? ¿A quién? —Sus ojitos miel se abren en sorpresa.

—A mi madre, ya es hora de que la conozcas obviamente—. Bromea, encantado de encender su rostro en timidez.

—¿¡Qué!? —Exclama.

Jimin comienza a reírse al ver su carita asombrada y avergonzada. Pero es Narae quien interviene.

—¡Ya! ¡Jimin! —Llama su atención, acercándose a ambos. —Deja en paz a mi hermanito, ya te dije que no eres
su tipo—. Bromea también.

—¡Nana! —Las orejas de TaeHyung también se ven rojizas ante las bromas de ambos.

—Pero es que verdad ¿o no, TaeTae? —Pregunta con una sonrisa. Estira una mano para revolver sus cabellos
castaños.

—Claro que no…

—¿Entonces si soy tu tipo, TaeTae? —Cuestiona haciendo ojitos y acercándose mucho a TaeHyung.
Narae golpea con suavidad el hombro de Jimin para apartarlo de su hermano. —Ya, es hora de que te vayas.

Jimin se ríe y con una inclinación decide irse de una vez. —Nos veremos mañana, cariño—. Se despide de
TaeHyung dándole un beso en la mejilla, tomándolo desprevenido. Alejándose mientras se acomoda el morral en
el hombro.

Los hermanos Kim también se despiden, y junto a HoSeok se marchan del lugar hacia la cabaña de HoSeok,
dejando a la joven pareja junto a YangMi.

—¿Qué hiciste todos estos días en el palacio, TaeTae? —Pregunta HoSeok caminando a su lado.

TaeHyung se muerde el labio inferior con suavidad al recordar la última noche en el castillo. La conversación con

el Sultán se siente un sueño cada vez que lo recuerda. —En realidad… estuve mucho con la abuelita del Sultán…
—Comenta, Narae lo mira con atención. —Ayudé un poco también en la cocina, he aprendido a hacer algunos
dulces. —Dice con una sonrisa.

—¿No estuviste con JungKook? —Cuestiona mirándolo. —Jin dijo que él quería que tú… lo calmaras…

HoSeok aprieta la mano de Narae con suavidad, pidiéndole que guarde silencio. —Lo que Narae quiere decir es

que se supone ustedes debían hablar… ya sabes, de como quedaron las cosas cuando él se fue al ejército. —Dice
parsimoniosamente.

—Ah… si, si hablamos sobre eso… —Murmura bajando la mirada. Su hermana lo nota triste y pregunta.

—¿Te ha dicho algo malo, TaeTae?

—No, claro que no… sólo hablamos y él me pidió perdón…

Tanto Narae con HoSeok se miran sorprendidos. —¿Te pidió perdón? —Pregunta su amigo, incrédulo. —¿Pero
por qué?

—Al comienzo se enojó… —Comienza a decir, pero con el gesto en el rostro de Narae, hace que se apresure a
agregar. —Sólo estaba molesto por ocultarle la verdad, pero él entendió todo al final y ahora estamos bien.
Narae niega con la cabeza y se apresura hacia la cabaña de HoSeok al ver la madre de su novio en la puerta.

—Tu hermana te quiere y lo único que hace es cuidarte ¿está bien? Sin embargo, no debes quedarte callado
nuevamente si algo malo sucede, estamos para cuidarte y apoyarte. —Le sonríe. TaeHyung asiente y le regala una
sonrisa en respuesta.

×××

Cuando Jin entra a la habitación de su primo, lo observa dormir boca abajo en su amplia cama. Camina en
silencio hacia él y abre la cortina dejando que su rostro se ilumine por el sol de la mañana. JungKook gira el
rostro tratando de alejarse del sol.

—Creo que es hora de despertar, JungKook. Son más de las nueve y ya todos han desayunado. —Le dice
sentándose al borde de la cama.

—No tengo hambre. Vete. —Le dice cubriéndose la cabeza con una almohada.

Jin se pone de pie y colocando ambas manos a cada lado de su cadera, pregunta. —¿Por qué estás volviendo a ser
un chico grosero? No me hables de esa manera, soy tu mayor. —Su voz se escucha cansada y JungKook levanta
el rostro al escucharlo.

—Sólo quiero dormir ¿sí? Puedes irte a molestar a otro lado. —Señala la puerta de su habitación. —Ve a molestar
a YoonGi.

Su primo al escucharlo suspira pesadamente, se acerca a él y tira de las sábanas, obligando a JungKook a echarse
sobre su espalda, Jin escucha el quejido bajo de este y le pregunta que sucede.

—¿Entonces es verdad? —Pregunta esta vez más calmado.

JungKook guarda silencio, o eso intenta, se levanta de la cama con el cuerpo adolorido. —¿Qué cosa es verdad?

—Tu padre te ha castigado, ha enviado a azotarse. —Acusa. JungKook chasquea la lengua y niega con la cabeza.

—¿De dónde sacas tantas esos rumores tan absurdos, Jin? —Se sienta sobre la cama, aunque su espalda duele
demasiado, intenta no hacer otro gesto que llame la atención de su primo mayor.
Jin se acerca a él y se pone de cuclillas en su frente. —La servidumbre te vio salir de los calabozos, los soldados
te han azotado. —Murmura. JungKook desvía la mirada.

—¿Desde cuando le crees a la servidumbre? Son todos unos mentirosos, SeokJin.

—¿Por qué mentirían, JungKook? ¿Qué ganarían ellos con mentir sobre algo así?

JungKook chasquea la lengua antes de responder. —Hundir mi reputación.

Los ojos de su primo lo miran con atención, observa su rostro y poniéndose de pie repentinamente, tira de las
prendas de JungKook. Él se rehúsa, pero el dolor en su espalda hace que prefiera quedarse quieto. Una vez que
Jin lo despojó de sus prendas lo giró por los hombros.

—Y es mentira ¿eh? —Su voz es amarga. —¿Por qué te castigó de esta manera, JungKook? —Interroga. Sin
embargo, JungKook no emite palabra alguna. —JungKook, dime.

—No te interesa en realidad. Solo es un altercado con mi padre.

SeokJin camina por la habitación, frustrado ante su actitud. —No, esto no es sólo un altercado JungKook. Tu
padre jamás te castigaría de esta forma, como se castiga a un simple plebeyo. Él jamás te degradaría así. Dime
que está sucediendo. —Exige.

—Será mejor que no hablemos más Jin. Porque si lo seguimos haciendo, los azotes será el castigo más leve de
todos. —Y algo en su voz le impide a Jin seguir preguntando. En cambio, él se acerca a la puerta y llama por
alguna sirvienta, quien se apresura a obedecer y traer una bandeja para curar las heridas de JungKook, las cuales
aún están tan rojas como la noche anterior.

Cuando ha terminado de lavar y cubrir las heridas. Jin le murmura. —Sólo quiero hacerte recordar, JungKook.
Que puedes confiar en mí, sea lo que sea, confía en mí.
043

—Abuela, que pasaría… ¿Qué pasaría si Jin sabe la verdad? ¿puedes ver lo que el destino le tiene preparado a él?
—JungKook intenta recargarse sobre el árbol, pero su espalda aún no había sanado, la última semana ha pasado
demasiado lenta.

Su abuela sonríe con tristeza, toma la mano fuerte y grande de su nieto entre las suyas, pequeñas y arrugadas. —
No es así como funciona cariño. —Comienza a decir. —No puedo verlo porque quiero, se presentan como

epifanías… y todo es tan borroso.

JungKook piensa un momento sus palabras, hasta que recuerda algo. —Usted me dijo aquella vez, que la persona

que amaba no era lo que realmente mostraba… que yo debía abrir los ojos y buscar a la persona correcta. —Su
abuela asiente, recordando también aquel día, JungKook se había enojado, tanto que no había escuchado todo lo

que su abuela intentó decirle, simplemente había huido. —¿Usted lo vio… lo vio a él? —Pregunta inseguro.

La vieja mujer niega con la cabeza. —No veo a las personas, veo lo que esconden y lo que quieren realmente.

—No entiendo, abuela.

La mujer se acomoda en su lugar y deja ir la mano de su nieto, piensa brevemente y comienza a explicar. —Yo
nunca vi a TaeHyung, no al menos su rostro. Pero vi a alguien lastimado, lleno de cicatrices, vi un corazón roto y

temeroso…

—Pero puede ser cualquier persona ¿no? No es necesariamente él. —Intenta aclarar su mente, aun muy
confundido por sus sentimientos.

—Podría ser cualquiera, sin embargo, tú JungKook, sólo pensaste en él o ella cuando se vestía de mujer… ¿no es
así? —JungKook asiente en silencio, su abuela agrega al verlo tan pensativo. —JungKook, tú decidiste que
debería ser él, tus sentimientos te guiaron a aquel niño.

Su nieto bufa por lo bajo por no entender totalmente sus palabras. Entonces, dice. —También mencionó que…
que si lo encontraba sería el hombre más feliz y poderoso del mundo, sería la persona que me ayudaría a tomar las
decisiones correctas. —Menciona en voz alta, poniéndose de pie al darse cuenta que su espalda dolía mucho cada
vez que se apoyaba.

—Recuerdo lo que dije.

—Entonces ¿él me ayudará? ¿él podrá poner orden en todo este caos, abuela? —Pregunta con desespero
refiriéndose a sus sentimientos.

La vieja mujer le sonríe con amabilidad. —No, no es así. La persona que ames te dará la valentía que necesites
para tomar las decisiones correctas. Hijo, sé que si tienes a la persona correcta a tu lado, te impulsará a hacer
cosas que nunca antes hubieses imaginado.

Sin embargo, JungKook no logra comprender sus palabras, cansado y adolorido decide volver a mencionar a su
primo mayor. —Quiero decirle la verdad.

—¿A Jin? —Él asiente en silencio. —¿Tú piensas que es lo correcto que él sepa la verdad?

JungKook asiente con energía. —Si, quiero que él sepa la verdad, mis padres le robaron la corona y le arrebataron
a sus padres, lo mínimo que debo hacer es que él se entere de la verdad.

—¿Y porque no le dices entonces? —Cuestiona ella con calma.

—No lo sé… yo creo que tengo miedo de su reacción. —Confiesa en voz baja, sin mirar a su abuela.

—Sé que tienes decidido irte, en dos días un grupo de soldados irá a hacer frente a la frontera. —Habla con
calma. —Pero pienso que debes cerrar algunos círculos antes que te vayas.

JungKook alza la mirada, su abuela puede ver un atisbo de temor en ellos, pero que él aleja de inmediato. —¿Me
ha visto regresar, abuela? —Su voz no tiembla cuando ella niega con la cabeza. Él alza el mentón y mira hacia la
nada. —Entonces él debe saber antes que yo me vaya.

—JungKook, tú debes regresar. Aun te falta mucho por hacer aquí.


El joven de cabellos oscuros y largos se acerca a ella. Se inclina y besa su frente. —Yo volveré abuela. —Sonríe
para alejarse de ella y buscar a Jin, quien últimamente ha estado apoyando a la reina en las negociaciones con el
reino enemigo, intentando retrasar lo máximo el afrontamiento.

JungKook lo busca cerca del despacho de sus padres, en su habitación e incluso en las cocinas, pero no lo
encuentra, mira a YoonGi en la biblioteca y se acerca a él.

—Estoy buscando a Jin. —Anuncia, su primo alza la mirada del pergamino, lo mira brevemente y vuelve a mirar
el pergamino. —Estoy buscando a Jin—. Vuelve a decir.

—Lo sé, no estoy sordo. —Responde sin darle atención.

JungKook bufa y entra a la biblioteca, observa el pergamino que YoonGi tiene extendido sobre la mesa. —¿De
nuevo poesía? —Pregunta sin leer.

—No. Es historia. Jin me pidió buscar información del pasado de los reinos. —Se oye fastidiado.

—¿Qué te hice ahora? ¿Por qué estás tan cascarrabias? —Cuestiona colocando sus manos en sus caderas.

YoonGi se tiende en la silla hacia atrás y sus ojos se posan en él. —Eres un idiota. —Pronuncia con el ceño
fruncido.

JungKook sonríe de lado al escucharlo. —¿Qué? ¿Qué hice ahora?

Su primo se pone de pie y rodea la mesa, se fija que no haya ni un sirviente cerca y cierra la puerta. —¿Por qué no
nos has dicho que tu padre te castigó? Has estado metido en tu habitación toda la semana y no nos has dejado
verte.

—Jin fue a verme.

—Él se infiltró para lograrlo. —Aclara.

—¿Qué importa que me haya castigado? No debe interesarles.

—No, no nos interesa. Pero te azotó, te azotó como si fueras un plebeyo y eso hace que tu imagen no sea
respetada ante lo demás. —Murmura con los dientes apretados.
JungKook evita rodar los ojos al escucharlo. Respira hondamente y entonces decide hablar. —Lo he enfrentado y
él se enojó. Eso es todo.

—No. Si hubiese sido eso te hubiese castigado encerrando en tu habitación o haciendo algo que no te guste. Tú
hiciste algo, hay algo que no estás contando. —Habla con rapidez, JungKook suspira cansado de volver a tocar el
tema.

—Es algo entre él y yo, no tengo porque contarles. —YoonGi asiente y silenciosamente regresa a su asiento y su
mirada la posa en el pergamino. JungKook lo mira divertido. —¿Qué? ¿Ahora me ignorarás? —Pero no obtiene
respuesta. —Hyung.

—Es algo en lo que no debo meterme ¿verdad? Vete de una vez y déjame terminar con esto. —Expresa señalando
el pergamino con fuerza.

JungKook lo mira confundido y enojado, así que viendo como su primo vuelve al pergamino, él decide
marcharse. Sube a su habitación de prisa y colocándose el manto negro encima, envuelve su cabeza y sale de prisa
del castillo montando su caballo.

Se dirige hacia el río, hace correr al animal evitando las calles concurridas, aunque no puede evitar notar que no
hay mucha gente en las calles, el toque de queda se había establecido hace unos días y habían pedido que se
resguarden en sus casas, ante la inevitable amenaza de un ataque. Mira a lo lejos la cabaña de aquel chico y se
baja del animal con lentitud, deja que su caballo se acerque al río y él se para sobre unas rocas, intentando ver
quienes están en la cabaña, pero sólo llega a mirar a algunas mujeres a lo lejos.

Los minutos se vuelven largos y no hay rastros del pequeño de ojos castaños. Espera paciente sentándose en el
césped y dejando que el débil sol caiga sobre él. El frío se ha vuelto más fuerte y aunque el día está tan claro, el
frío cala entre sus huesos. Luego de lo que parecía largas horas decide regresar al castillo, sube al caballo sin
lastimarlo y le hace andar de regreso.

Calcula que pronto será hora de almorzar, nota que no siente hambre hasta que escucha un lloriqueo a lo lejos.

Vuelve a descabalgar, ata al caballo a unos robles, y en silencio camina hasta el llanto silencio.
—Eh, mariquita ¿ya te casaste? ¿tu esposo no te deja ir al colegio? —Escucha la burla de unos chicos junto a
unos basureros, todos ellos rodeando a alguien en el piso. Las risas suenan fuertes y él se sorprende que nadie
salga a ver que sucede. Las casas son escasas, pero al menos las dos próximas podrían oír el bullicio.

—Si te pateo ahí ¿perderás a tu hijo? —Uno de los chiquillos patea con fuerza a quien está en el piso, el quejido
fuerte hace reaccionar a JungKook.

Se acerca con grandes zancadas hasta que logra ver al pequeño de ojitos llorosos, sosteniendo su estómago con
fuerza.

—P-por favor… d-déjenme ir… —Pide y su voz entrecortada enciende en furia al joven Sultán.

—¿¡Qué mierda están haciendo!? —Exclama, todos los chicos se giran asustados al verlo. Ningún es más alto o
fornido que él, pero tontamente podrían llegar a pensar que podrían pelear contra él al ser muchos. —¡Contesten!
¡Es una orden!

Uno de ellos, el que había golpeado a TaeHyung en el estómago, dice desafiante. —¿Tú que crees forastero? Solo
ve y sigue tu camino, nosotros estamos corrigiendo a un desviadito asqueroso. —Ninguno de ellos lo había
reconocido, el manto cubriendo en su totalidad, dejando solo sus ojos visibles.

—¿¡Desviadito asqueroso!? —Exclama, comenzando a alzar sus largas mangas, preparándose para pelear. —¿A

quien mierda, le dices “desviadito asqueroso”?

Los muchachos ante él ríen y uno de ellos se atreve a pisar con fuerza una de las manos de TaeHyung, quién
aterrado, se había quedado inmóvil, sollozando en su lugar, pero no puede evitar quejarse ante el dolor.

JungKook lo aleja con un puño en el rostro, el muchacho cae al lado de TaeHyung, pero él está muy preocupado
en ver la situación del pequeño. —TaeHyung—. Murmura asustado.

Pero TaeHyung tampoco lo reconoce, su rostro bañado en lágrimas y rojiza por el llanto y algunos golpes
recibidos, no lo dejan ver con claridad.
—Soy yo, soy JungKook—. Se apresura a decir quitándose el manto para evitar que TaeHyung siga rehuyendo de
su persona. Pero él a ver que era el Sultán, se apresura a abrazarlo con fuerza, JungKook siente su pequeño cuerpo
temblar.

Lo sostiene con ambas manos firmemente alrededor de su cuerpo y gira a mirar a los jóvenes que había lastimado
a TaeHyung. Todos ellos mirando con horror a su futuro rey.

—Si vuelven siquiera a atreverse a mirarlo, lo sabré y cazaré a cada uno de ustedes, no me importa si ni siquiera
son mayores de edad, me basta con saber que miraron de nuevo a TaeHyung para tomar sus vidas con mis propias
manos.

Los jóvenes no responden, mirándolo con terror bajan la cabeza. —Sultán, creemos que es nuestro deber, eliminar
los malos elementos del reino. —Osa decir el que está más lejos de su persona.

Solo basta para que JungKook se ponga de pie con TaeHyung abrazado a su torso, él sosteniéndolo por las
piernas y espalda, para que todos retrocedan e inclinen la cabeza mucho más.

—¡Largo! ¡Y no vuelvan siquiera a mirarlo! —Ordena con un gruñido, todos retroceden mucho más, algunos
cayendo y poniéndose de pie de inmediato para echarse a correr.

JungKook los mira huir con prisa y cuando el silencio vuelve a caer sobre ellos, posa su mirada en el pequeño
cuerpo que está entre sus brazos. Sintiendo recién, el dolor ya conocido en su espalda.

—TaeHyung. —Lo llama con suavidad, pero TaeHyung esconde su pequeña carita entre sus brazos. —Eh,
déjame verte, por favor.

TaeHyung libera su rostro y mira hacia el Sultán, JungKook sostiene el aliento al ver su carita dañada bañada en
lágrimas. Lo acurruca entre sus brazos y camina hasta su caballo.

—Debo castigarlos ¿verdad? —Le pregunta sentándolo con cuidado sobre algunas fajas de panca. La calle aún
desierta.

—Ya no me duele, Sultán—. Murmura TaeHyung intentando sonreír. Pero tenía una fina línea de sangre en el
labio, él no lo tenía antes.
JungKook posa sus dedos bajo el mentón de TaeHyung y lo alza suavemente. El golpe en por debajo de su
mejilla. Con su manto comienza a limpiar su carita, intentando quitar las lágrimas.

—¿Los conoces? —Pregunta y el silencio es su respuesta. —TaeHyung, ¿los conoces? —El pequeño asiente en
silencio, dejando que JungKook continúe con su labor de limpiar su rostro. —¿Compañeros de clases?

—Sí… ellos eran mis compañeros de clases… —Acepta.

JungKook detiene su labor y separa el pequeño cuerpo un poco del suyo. Observa el tamaño menudo de la
contextura de TaeHyung y pregunta. —¿Cuántos años tienes TaeHyung?

—Hace algunas semanas… cumplí dieciséis. —Murmura quedito.

—Esos chicos son más grandes que tú—. Susurra en voz alta, nota como TaeHyung se encoje sobre si mismo y es
cuando se da cuenta, porque TaeHyung se ve tan distinto a los demás. Es mucho más bajo de lo promedio para su
edad, además de ser sumamente delgado y de una apariencia frágil.

…vi a alguien lastimado, lleno de cicatrices, vi un corazón roto y temeroso…

Las palabras de su abuela regresan a su mente.

—¿A dónde ibas? —Pregunta tratando de arreglar la ropa desarreglada de TaeHyung.

El pequeño limpia las lágrimas y efímeros suspiros escapan de sus labios al contestar. —Regresaba a la casa de

HoSeok hyung, hoy yo… yo ayudé en el mercado e iba de regreso a casa. —JungKook alza una ceja ante sus
palabras, silenciosamente pidiendo una explicación. —A veces me dejan trabajar en el mercado, y hoy no hacía

mucho frío así que pude trabajar, pero ellos… ellos me siguieron y tomaron mis monedas—. Confiesa con un hilo
de voz, avergonzado y nuevamente rehusándose a mirarlo al rostro.

—¿Tomaron las monedas de tu trabajo? —TaeHyung asiente alejando su mirar.

JungKook golpea su mejilla internamente, furioso de escuchar lo que hicieron. Mira a su alrededor, alejando sus
manos echas puños del frágil cuerpo de TaeHyung.

—Está bien, su majestad. Al menos vino a tiempo para que no me golpearan más—. Intenta apaciguar.
Sin embargo, el Sultán niega con la cabeza. Y decide alejar esos pensamientos de su mente, no quiere mostrarse
furioso ante él, ya no. —¿Cómo es tu trabajo en el mercado? ¿Qué es lo haces?

TaeHyung esconde sus manos ante su pregunta, las cubre con sus ropas y es un gesto que no pasa desapercibido

por JungKook. —Ayudo… yo ayudo con algunos encargos. —Dice ampliamente.

—¿Encargos? ¿Qué encargos?

TaeHyung se remueve levemente en su lugar y murmura. —Yo ayudo a llevar algunos sacos, o compras de la
gente que no puede llevarlo, entonces ellos muchas veces me dan algunas monedas.

—¿Sacos? No, espera. ¿algunas veces? ¿No te pagan siempre por tu trabajo?

—A quienes ayudo… ellos a veces no tienen mucho tampoco.

—Son comerciantes, claro que deben tener. Ellos se están aprovechan de ti. —Su voz se alza ligeramente y
TaeHyung se estremece sobre el fajo. JungKook vuelve a obligarse calmarse. —Dejarás ese trabajo, ya no lo
harás.

—No puedo, Nana y yo queremos alquilar una habitación para que mamá venga con nosotros a vivir. No puedo
dejar todo el trabajo a Nana, señor.

La cabeza de JungKook gira al comprender que aún le queda mucho por aprender de la personita sentada frente a
él. Él había dado todo por hecho, que sólo era una cara bonita con mala suerte, pero se estaba dando cuenta que
no era así, la persona delante de él era mucho más que eso y moría por descubrir cada uno de sus secretos.

—JungKook, creo haberte dicho que me puedes llamar JungKook—. Le recuerda y TaeHyung asiente. JungKook
toma su mano escondida y la levanta, rojiza y raspada, levemente hinchada. Ese chico le había pisado la mano
con demasiada fuerza. —Debemos ir al castillo, quiero que te curen esa mano y un doctor vea como estás.

TaeHyung intenta bajarse del fardo, pero JungKook lo sostiene con firmeza por sus caderas. —¿A dónde quieres
ir?
—Ya le dije, debo regresar a casa de HoSeok hyung o se preocuparán… él también puede ayudarme, no se debe
preocupar se- JungKook. —Dice un poco aturdido ante la proximidad del rostro de JungKook al suyo. Quien se
había acercado demasiado sin saberlo.

—Ellos golpearon tu estómago también ¿verdad? Quiero ver como está la herida. —TaeHyung intenta reprochar,
pero los ojos fijos del Sultán le hacen obedecer. Con cuidado alza sus ropas y muestra su lado izquierdo del torso
al Sultán, la piel ligeramente verdosa.

Los dedos de JungKook recorren aquella zona, notando como la piel de TaeHyung se pega demasiado a sus
huesos. —¿Te duele mucho?

—No, no duele ahora.

—No estás comiendo como debe ser, TaeHyung—. Acusa alejando su mano y TaeHyung vuelve a bajar su
vestimenta. —¿Por qué no estás comiendo bien?

—Si como… sólo que a veces… a veces comparto mi comida con los ancianos del mercado… pero no lo hago
siempre, sólo cuando debo trabajar. —Agrega rápidamente al notar el brillo de los ojos del Sultán.

JungKook decide pasar por alto sus palabras, decidiendo hacer algo al respecto luego. —Te llevaré con HoSeok,
quiero hacerle algunas preguntas. —Dice con seriedad.

Ayuda a TaeHyung a bajar del lugar y lo sube con demasiado cuidado a su caballo, no están tan lejos de la cabaña
así que decide caminar junto al animal sujetando las riendas, dejando a TaeHyung montar. Haciendo caso omiso
las punzadas de dolor en su espalda.
044

HoSeok se cruza de brazos al oír las preguntas del Sultán, lo escucha atento y en silencio, el hombre está enojado,
sin embargo, él sabe que hay algo más que lo molesta.

—Vas a prohibirle trabajar en el mercado. —Exige JungKook luego de que HoSeok se ha quedado en silencio en
respuesta.

HoSeok chasque la lengua y niega con la cabeza. —No puedo hacer eso, TaeHyung es libre de hacer lo que
quiere. —Comenta recostándose contra la pared de su casa.

—Es peligroso que trabaje ahí y de esa forma. —Exclama el joven de cabellos negros rechinando sus dientes,
acercándose al otro para no alzar la voz.

—Lo sé, pero TaeHyung quiere trabajar y ayudar a su hermana, lamentablemente no puedo ayudarlo para que
trabaje aquí y no se exponga. —HoSeok se encoge de hombros y JungKook resopla por lo bajo.

—Contéstame entonces, TaeHyung no ha terminado el colegio ¿verdad?

La mueca en su rostro lo molesta. —No, no lo ha terminado. Este año estaba estudiando, pero luego de que él y su
hermana se fueron de casa, ambos dejaron de estudiar.

—¿Por qué se fueron de casa? ¿Qué sucedió?

Sus ojos miran el breve destello de tristeza en su rostro, para luego recomponerse de inmediato y responder. —En
serio no sabes nada ¿verdad? —Murmura.

—Sólo respóndeme.

HoSeok asiente brevemente y sentándose sobre algunas rocas altas comienza a decir. —Su familia… ellos no lo

entienden, tú sabes que TaeHyung es distinto a cualquier otro chico…—JungKook lo escucha atento, aún parado

desde su lugar sin quitar su mirada de las muecas de su cara. —Su padre… él no es una persona buena o
comprensible. Le hizo mucho daño y su madre está tan aterrada como para hacer algo por protegerlo.

—¿Cómo sabes que está aterrada? —Pregunta relajando un poco su postura.


—Narae me cuenta muchas cosas… cada visita que hace a su casa me la cuenta. Su padre está comenzando a
golpear a su madre y aunque ella le ha ofrecido ayuda, pero ella no quiere dejarlo. —Niega con la cabeza
levemente y alza la mirada apenas para verlo. —Ese hombre es un monstruo, si Narae no hubiese estado ahí
probablemente TaeHyung no estuviera con nosotros.

JungKook vuelve a tensarse en su sitio al escucharlo, HoSeok mira detrás de él y se pone de pie de inmediato, él
se vuelve para mirar a TaeHyung mal escondido detrás de una pared, silencioso.

—Hablaré con TaeHyung, HoSeok, puedes irte. —Le dice en una orden a lo que HoSeok chasquea la lengua.

—Si te comportas como un idiota con él, créeme que no me importará que seas el futuro rey—. Advierte para
alejarse de ellos.

JungKook lo mira respirar agitado, intentando ocultarse muy mal de él. —TaeHyung—. Le llama y lo observa

cerrar los ojos con fuerza. —Por favor, ven aquí… conmigo.

El pequeño de ojos miel lo mira con un ojito apenas abierto y muy pegado a la pared, pero la sonrisa suave del
Sultán le hace salir de su escondite.

—Lo siento… yo no quería escuchar… sólo me preguntaba donde estaba usted—. Susurra acercándose muy
lentamente a su persona.

—Lo sé, ven siéntate conmigo aquí—. Pide en una voz muy suave y calma, sentándose en la misma roca en la
que estaba HoSeok sentado breves momentos atrás.

TaeHyung se sube a la misma roca y JungKook lo deja hacerlo sólo, aun cuando ha visto que es alto para él y sus
pies ahora cuelgan por sobre la hierba. Es un poco tarde, él ha sido invitado a almorzar y luego de que TaeHyung
sea atendido por la vieja mujer de la casa, comieron junto a la familia de HoSeok.

—Cuando Narae llegó aquella mañana al palacio junto a Jin, intenté volver a negarme a mi mismo ¿sabes? —
Comienza a decir en voz muy baja, posando sus ojos negros entre la maleza del oscuro bosque. —La vi y su
rostro lleno de lágrimas me confirmó lo que yo no quería ver. —Continúa, TaeHyung posa su mirada sobre sus
manos, ambas lastimadas y un poco sucias, muy lejos de ser tan bonitas y cuidadas como lo son las del Sultán.
—Nosotros no quisimos-

—Si lo sé, no fue su intención y yo me cerré a ti, a tu verdadero ser y ahogué esa voz que me decía que te viera

realmente, que vea más allá de tu bonito rostro o tu frágil cuerpo… yo me negué todo este tiempo a tu verdadero
ser. —Se lamenta, avergonzado de sí mismo. —Lo primero que Narae dijo esa mañana fue que todo había sido su

idea, que tú sólo lo permitías porque tu hermana mayor te lo pedía…

La cabeza de TaeHyung tiembla en negación. —Eso no es cierto… yo quise hacerlo… siempre quise vestirme así

y bailar…

—Te gustan mucho los vestidos ¿cierto? —JungKook lo mira de lado y TaeHyung siente sus mejillas enrojecer al
asentir en silencio.

—Pero sé que está mal, ya no lo hago… ya no pondré a mi familia en vergüenza… —JungKook vuelve su vista
hacia el bosque y suspira. TaeHyung se siente tan pequeño y débil a su lado. —Si usted quiere castigarme por

mentirle… yo, yo aceptaré mi castigo, pero Narae no tuvo la culpa de nada… ella no me obligó.

—Ella te protegió ¿es así? —Pregunta luego de largos minutos en silencio.

TaeHyung intenta bajarse de esa roca, pero la mano de JungKook lo detiene, su toque es tan suave que apenas la
siente, pero él está posando su mano sobre la suya lastimada, sin mirarlo. Él se queda admirando ese toque tan
gentil.

—No quiero hacerte daño y siento haberlo hecho en el pasado… pero todo esto es tan desconocido para mí y no
lo entiendo, quiero que me des las respuestas, pero cuando te veo sé que no las tienes, tú no lo sabes y no podrías
lidiar con todo esto que yo cargo porque ya tienes tu propia roca que cargar. —JungKook lentamente acaricia la
mano lastimada del pequeño e intenta enredar sus dedos con los suyos, sin poder mirarlo. —No deberías saber
nada de esto cuando eres muy pequeño, cuando los tuyos debieron cuidarte, amarte y protegerte. No deberías
conocer ese dolor TaeHyung.

—Mi papá-
—Sé lo que tu padre te hace, sé lo que tu madre no hace y sé todo lo que Narae ha hecho. Lo sé. —Con su mano
libre quita sus cabellos sobre su cabeza y sus ojos oscuros suben hacia el cielo despejado de alguna nube. —

HoSeok no me quiere contar y tú me has mentido. Pero tu cuerpo… tus cicatrices no lo hacen… ellos no pueden
mentir.

—Lo siento.

—No, quienes deben sentirlo son ellos… ellos debieron protegerte, debieron cuidarte y amarte…

—Son mis padres, yo los quiero.

—Pero ellos no te quieren a ti. —Exclama frunciendo el ceño.

TaeHyung quita su mano de debajo de la del Sultán y la coloca sobre su regazo, dolido por sus crudas palabras.
—Lo sé, papá no me quiere de esta manera y yo intenté cambiar para él, mamá no me quiere de esta manera

tampoco, y yo también intenté no molestarla… pero Nana, ella me quiere, es la mejor hermana que alguien como

yo podría tener y yo aún recuerdo ese día…

Se muerde el labio inferior cuando siente sus ojos arder, JungKook lo mira y poniéndose de pie lo rodea con
ambos brazos, sin tocarlo. —¿Qué día?

—La ultima vez que escribieron en mi mochila… mis compañeros pensaron que serían divertido escribir insultos

en mi mochila y mi padre lo encontró… —Recuerda entre susurros, negándose a ver al Sultán al rostro. —A él no

le gusta que yo no me defienda… y ese día él… —Niega con la cabeza centrándose en sus manos sobre su regazo.

—Recuerdo que ese día Narae me dijo que me amaría por mamá, por papá y por todo el mundo… ella me amaría
por todas las personas.

JungKook coloca su mano con suavidad debajo de su mentón, observa sus ojos rojos inundados en lágrimas y
besa sus párpados con devoción, acercando su cuerpo al suyo.

—Ella lo hizo, ella siempre me ha amado por ellos y por todo el mundo, JungKook—. Murmura con los ojos
cerrados. —Así que yo seguía amando a mis padres porque Narae me amaba mucho por ellos.
—Ellos te lastimaron…

TaeHyung niega con la cabeza y abre los ojos, dejando que las lágrimas huyan por sus mejillas, pero regalándole
una intensa mirada a JungKook. —Ellos no saben cómo amarme porque soy diferente a los demás, pero aun así
los amo.

—¿Por qué? ¿Por qué siempre quieres amar, a aquel quien siempre te hirió? Tu padre ni siquiera merece llamarte
hijo, él no lo hace. —Musita JungKook sin quitar su mano debajo de su mentón.

—Es mi papá… ellos son mis padres y sólo tenían miedo. —Murmura, pero los labios de JungKook lo silencian
con rapidez, sujetando su carita con ambas manos, atrapa sus labios con los suyos y los muerde, sintiendo el sabor
salado de sus lágrimas, pero no le importa cuando siente que el cuerpo de TaeHyung se pega mucho al suyo,
sintiéndose como un liquido muy caliente contra su pecho.

—No—. Dice temblando, alejándose apenas de él. —No sigamos hablando de ellos, porque siento que explotaré
de rencor, TaeHyung—. Confiesa pegando frente contra la de él.

—Nana nunca me dijo que fue lo que habló con usted ese día en el palacio—. Comenta luego de unos breves
segundos, aun sintiendo las manos calientes de JungKook contra sus mejillas, mientras que él mantiene las suyas
quietas sobre su regazo.

JungKook besa sus mejillas y sus labios antes de responder. —Ella se culpó de todo. —Recuerda. —Lloró para
que yo no te toque, para no enojarme contigo y yo pensé que me volvería loco, quería buscarte, quería verte y
desvestirte y ver que lo que ella decía era verdad, quería saberlo para despertar porque sentía que estaba soñando.
—Habla con rapidez no siendo muy consciente de sus palabras.

Sin embargo, TaeHyung coloca sus manos sobre las de JungKook y las quita de su rostro, se baja con un poco de
dificultad al tener el cuerpo del Sultán tan pegado al suyo y dándole la espalda, palmea sus mejillas al sentirlas
arder tanto al escucharlo. —Era un mal sueño ¿verdad? —Pregunta rehuyendo de él.

—No. No lo era—. Responde con seguridad, su tono sorprende a TaeHyung quien se gira y lo mira cohibido
desde su lugar.

—¿Yo no soy una pesadilla para usted?


Él niega con la cabeza y se vuelve a acercar mucho al pequeño jovencito. —¿Quieres saber porque creía que
estaba soñando? —Pregunta tomándolo entre sus brazos para volver a colocarlo sobre la roca. El pequeño castaño

asiente en pequeñito, mirándolo tímido. —Yo creía que me estaba volviendo loco… yo creía que me gustaban

tanto dos personas distintas… yo pensé que me gustaba TaeHee y te quería a ti, pero todo eso estaba mal, porque

¿Cómo me podrían gustar dos personas a la vez? Y menos de esa forma…

—Y también porque soy hombre… ¿verdad? —Pregunta quitando sus lágrimas con la manga de su vestimenta.

JungKook guarda silencio, meditando sus palabras para escogerlas con mucho cuidado antes de responder. —No

creo que el hecho de que seas hombre me haya estado volviendo loco… sé que para muchas personas está mal…
—TaeHyung rehúye su mirada al escucharlo, pero JungKook vuelve a posar su mano con gentileza para que lo
mire al rostro. Sus grandes ojos miel, aún brillantes y rojizos por el breve llanto lo miran expectantes y sabe que
él ha perdido, quiere sumergirse en ellos y nunca abandonarlo. Quiere ver el brillo de la felicidad, de sentirse
amado, sentirse querido y protegido. Quiere que esos enormes ojos miel lo miren sólo a él. —Pero para mí no lo

está… —Murmura inclinándose para besar su frente.

—No está mal… amar a otra persona no está mal… ¿verdad?

—No, no lo está… —Murmura contra su oído.

—Pero… pero yo no… yo no tengo nada para usted, no puedo darle nada…

JungKook se separa para mirar su rostro. —Me das mucho más que cualquier persona pueda darme alguna vez…

¿sabes? Me haces sentir tan vivo y pleno… que podría pelear contra el mundo entero sólo si permaneces así…

junto a mí…

La bonita sonrisa rectangular de TaeHyung aparece en su pequeño rostro y JungKook se maravilla con ella, son

muy pocas veces las que ha podido apreciar tan hermosa sonrisa. —Usted también me llena de energía… yo

siento que soy muy fuerte si usted me mira así…


Sus labios vuelven a ser besados con ansias contra los suyos, esta vez JungKook invade su boca y muerde sus
labios, escucharlo decir eso lo llenaba de un poder desconocido y él estaba decidido a luchar contra todo sólo para
volver a escucharlo, para tocarlo, mirarlo, para llenarse completamente de él.

—Perdóname, perdóname por todo el daño que te he causado, lo siento mucho. Realmente lo siento mucho. —
Implora llevando la pequeña mano de TaeHyung contra su pecho, él siente su corazón latir tan fuerte que lo mira
sorprendido.

—Usted no sabía.

—No, pero debía saberlo. Debí hacerlo.

TaeHyung niega con la cabeza, reposando su mano en el pecho de JungKook, contra su corazón que late a un

ritmo acelerado. —No tenía que saberlo… y no es su culpa todo esto… nosotros podemos… podemos…

—¿Iniciar otra vez? —Pregunta pegándose a él con esperanza, invadiendo el espacio entre las piernas de
TaeHyung, quien asiente quitando su mano sobre su pecho. —Sería un honor, un completo honor tener una
oportunidad para cortejarte. —Dice con una sonrisa curiosa en el rostro.

—Ah—. TaeHyung nuevamente esconde sus mejillas detrás de sus manos y niega con la cabeza. —Sólo

quiérame como soy, por favor…

—Lo hago… pero quiero que me dejes cuidarte y protegerte…

TaeHyung frunce levemente el ceño al escucharlo. —Pero yo…

—No, escúchame, sé que no puedo prohibir nada, pero hay cosas que debes escuchar por favor, de mí… de tu
hermana, por favor. —Él asiente derrotado ante sus ojos brillantes. —Partiré a la guerra y ganaré, ganaré para
hacer este lugar seguro para ti, y ahora que tengo un verdadero motivo para regresar lo haré. —Dice en voz alta,
aunque pareciera que lo dice más para sí mismo.

—Puedo pelear también…


JungKook lo escucha y sonríe, enternecido por ver la determinación en su rostro. —No, sería una distracción para

mí y no podría… no…

—Pero es peligroso…

—Por eso mismo te quedarás aquí y si Jin te lleva al palacio, por favor debes ir y resguardarte ahí ¿de acuerdo?

—No, yo…

—Por favor, no podré concentrarme si te expones… —Mira la preocupación en su carita y suspira. —Todos estos
meses que estuve lejos, he estado preparándome con los soldados, he recibido instrucción militar y además no
estaré solo, habrá muchos soldados. Nosotros ganaremos esta guerra y este lugar será seguro para ti.

—Regresará ¿verdad?

—Lo haré. Te lo prometo.

TaeHyung asiente y baja la mirada, siente el abrazo cálido de JungKook y ambos guardan silencio. Con cientos
de preguntas silenciosas, preguntas que invaden sus pensamientos y los hace temer, porque saben que no
aceptarán que ambos estén juntos, no lo harán. Y TaeHyung calla sus pensamientos, solo reconfortándose al saber
que JungKook hará todo lo posible por regresar, a pesar que ello significa que después de todo, lo volverá a
perder.
045

—Entonces, estuviste escondiéndote aquí todo este tiempo ¿verdad? —Narae lo escucha en silencio, no
atreviéndose a mirarle a la cara. —¿Qué? ¿Estar encerrada entre tanta tela te ha hecho muda? —Hostiga y ella se
gira para alejarse de él cuando tiene todos los hilos entre sus manos, sin embargo, él la retiene del brazo.

—Suéltame KyungJae, estoy trabajando ahora. —Dice con los dientes apretados, pero él la retiene en su lugar.

—Te extraño mucho en clases ¿no volverás?

Narae ríe en burla y alza la mirada, ¿cómo pudo ser tan tonta y haberse sentido atraída sólo por una bonita cara?
Ahora que conoce realmente como es el tipo, lo detesta.

—¿Me extrañas? Qué raro, que raro que me extrañes cuando iniciaste rumores sobre mí—. Narae se sacude del
brazo sin lograr liberarse del agarre. —Suéltame KyungJae o gritaré.

—Mi madre es una de las clientes predilectas de la señora Choi, ¿si haces un escándalo realmente crees que ella
elija a una simple empleada antes que a su mejor clienta?

—Yo realmente… yo realmente pensé muy distinto de ti, pero cuando supe de los rumores que divulgaste sobre
mí me di cuenta de lo patético que eres, KyungJae. —Murmura sin dejar de mirarlo. —Necesitando inventar
historias para hacerte ver como el mejor, patético.

KyungJae aprieta más su agarre haciéndole jadear por el dolor. Narae termina de tirar todo lo que lleva entre las
manos llamando la atención de la vieja señora Choi, dueña de la tienda donde ella trabaja.

—Narae, querida ¿pasa algo? —Pregunta sin acercarse, estirando el cuello para intentar ver dentro de su segunda
sala.

KyungJae la suelta de inmediato y se gira con una amable sonrisa en el rostro. —No nada señora Choi. Narae sólo
me estaba indicando donde estaba los servicios. —Dice con suavidad mientras Narae se agacha de inmediato a
recoger los hilos que ha tirado.

—Claro, si necesitas puedes pasar. Narae indícale donde está por favor.
—S-sí señora. —Contesta ella con la mirada baja, apresurada a recoger todo nuevamente entre sus brazos.

—Narae por favor ten más cuidadosa con esos hilos, son para el vestido de la señora Lee. —Comenta con una
suave sonrisa, la ve asentir y vuelve a retirarse para seguir tomando las medidas a la madre de KyungJae.

Cuando ella ya no está a la vista, KyungJae mira a Narae colocar todo entre sus brazos. Pero él, molesto ante su
atrevimiento, patea uno de los hilos que Narae intenta tomar, lastimándola en la muñeca y haciendo que todo
vuelva a caer de entre sus brazos.

—Ops, lo siento. —Ríe agachándose a su altura. —En serio que eres bonita, pero muy tonta. Cuando quieras
puedes volver a mis brazos para salgas de esto—. Mira a su alrededor brevemente y luego vuelve a mirarla a la
cara. —Puedo satisfacerte en todos los sentidos que quieras.

Narae sonríe de lado al escucharlo, sosteniendo su muñeca contra su regazo niega con la cabeza. —¿Me crees tan
tonta para si quiera intentar estar con un poco hombre como tú? No, claro que no. —Se levanta dejando olvidado
los hilos en el piso y KyunJae la sigue con la mirada, aun agachado. —Prefiero morir sola que si quiera volver a
escuchar tu horrible voz o mirar tu estúpida cara.

Aquellas palabras parecen afectar su ego, puesto que se levanta de golpe y con una mano firme sujeta su cuello,
Narae deja escapar un chillido ante la sorpresa y el dolor.

—Intenta ser lo más valiente que puedas, pero te encontraré sola algún día y aquellos rumores dejarán de ser sólo
rumores ¿me entiendes? —Amenaza. —Compórtate como una mujer, recuerda tu lugar y no intentes desafiarme
de nuevo.

Antes que Narae pueda decir algo más, él se aleja y sale de la habitación. Narae trastabilla en su lugar y necesita
apoyarse contra la pared para respirar, su agarre ha sido tan fuerte que le ha cortado la respiración unos
momentos, una ligera tos le molesta. Necesita unos minutos para tranquilizarse y poder respirar apropiadamente.

Escucha atenta a las personas que están en la recepción principal de la tienda y nuevamente se apresura a recoger
todo en su lugar, no quiere que la señora Choi la vea de esa manera, no quiere correr el riesgo de ser despedida
cuando realmente necesita trabajar.
Sus ojos arden cuando siente el dolor en su muñeca derecha, sin embargo, haciendo caso omiso a ello, recoge
todo con rapidez colocándolo sobre una bandeja en la mesa. Camina hasta el baño y se moja el rostro con torpeza,
luego de unos minutos se mira atenta al espejo y nota las marcas rojas que ha dejado KyungJae en su cuello, la
mano fuerte del hombre se ha marcado notoriamente en su piel.

Estira el cuello de su blusa lo más que puede para cubrirlo y tratando de verse tranquila, sale nuevamente hacia la
recepción principal, donde la dueña del lugar le recibe con una sonrisa.

—Narae cariño, la señora Kang ha pedido un vestuario especial para su hijo, él regresará la próxima semana para
que puedas tomarle las medidas—. Le informa y Narae mira atentamente a KyungJae quién sonríe ladinamente.

—Sí… de acuerdo, yo lo haré. —Acepta y recibiendo algunos ovillos vuelve a retirarse del lugar.

Cuando el día termina, Narae teme retirarse en la oscuridad, por lo que insegura mira hacia las ventanas. La vieja
mujer termina de guardar sus materiales y la observa asomarse por las cortinas atenta a lo que está afuera.

—Narae, cariño ¿Qué sucede? —Le pregunta poniéndose de pie.

—Nada, nada… pensé que vendrían a recogerme—. Miente sonrojándose. —Creo que no vendrán… Será mejor
que me vaya antes de que se haga más tarde. —Haciendo una pequeña venia, se retira del lugar. La señora Choi la
observa alejarse hasta que la pierde en la oscuridad.

Narae camina apresurada apretando su abrigo con fuerza con su mano izquierda, la mano derecha aún le duele en
la muñeca y se ha coloreado con un ligero color verdoso. Corre un poco ante los sonidos que escucha a los lejos,
temerosa que KyungJae salga de la nada y le haga daño.

Una parte de las calles están iluminadas, pero cuando llega al límite entre el bosque y las casas, la oscuridad es
aún más pesada. Sintiéndose un poco más tranquila al saber que es poco probable que él llegue hasta ahí, deja de
apretar con fuerza su abrigo y camina a paso rapido hasta la cabaña de HoSeok. La cual está iluminada con las
antorchas alrededor.

Sonríe aliviada cuando HoSeok le abre la puerta al escucharla subir las escaleras de la entrada.
—Llegaste—. Le saluda él con una sonrisa y un beso en la mejilla, ella asiente sonriendo y escondiendo su mano
lastimada.

—Puedo… puedo ir a bañarme por favor. —Pide ella rehuyendo de él con una sonrisa temblorosa.

—Claro, ve… luego podremos comer… —Le dice mirándola atento, ella se retira con rapidez y se mete a la
pequeña habitación que antes era un pequeño almacén y que es donde ahora duerme con TaeHyung, luego de
saludar muy rápido a la abuela y a la madre de HoSeok y a su hermano.

—Nana… —TaeHyung intenta acercarse a su hermana, pero ella con una sonrisa cierra la puerta antes de que él
entre.

TaeHyung se encoje de hombros y se gira para mirar a HoSeok. —¿Te dijo algo mi hermana? —Pregunta. Él
niega con la cabeza y ambos, en silencio regresan hacía el comedor.

Narae lleva su ropa hacia el baño y con un baño frío, decide alejar su temor para no preocupar a HoSeok ni a su
hermano menor. Cubre su cuello lo más que puede y con las mangas cubriendo sus muñecas, se une a la pequeña
familia de HoSeok.

Se siente más calmada y muy segura estando con ellos, bromea y se relaja ante las bromas de la madre de
HoSeok, sin embargo, él no deja de mirarla, aun cuando ella ya parece estar normal.

HoSeok intenta hablar con ella cuando ya su madre y abuela se retiran a descansar. Narae niega sentirse nerviosa
y con un suave beso en sus labios le asegura que todo está bien. HoSeok se rinde cuando ella anuncia que debe
irse a descansar puesto que a la mañana siguiente debe regresar a trabajar.

TaeHyung por su lado, está sentado en el piso recostado contra la pared mirando con atención la puerta,
esperando que Narae entre también.

—Nana ¿estás bien? —Es lo primero que pregunta al verla ingresar a la habitación, ella lo mira y asiente en
silencio, cerrando la puerta detrás de si y luego de unos breves segundos le sonríe a su pequeño hermano.

—Todo bien, cariño—. Promete sentándose al borde de la cama, pero él no le cree. Ella ha estado callada cuando
regresó y su estado de alerta le había parecido muy raro.
—Llegaste muy extraña hoy.

Narae niega con la cabeza y sentándose al borde de la cama, le pregunta sin dejar de sonreír, ocultando
disimuladamente su cuello. —¿Qué hiciste hoy? ¿fuiste a trabajar al mercado de nuevo? —Desvía la
conversación y TaeHyung parece no darse cuenta.

Su hermano menor asiente con un gesto y cruzándose de brazos comenta. —Hice algunas monedas. —Murmura,
omitiendo que había sido robado por sus antiguos compañeros de clases por el atardecer.

—Eso es bueno, pero ya te dije que no es necesario que trabajes. —Pide con un suspiro, colocando su mentón

sobre la palma de su mano izquierda. —Pienso que deberías regresar a clases y terminar el colegio…

—No. Trabajaré para ayudarte a ti y a mamá. —Exclama seguro. Cuando ve a su hermana intentar decir algo, él
se apresura a comentar. —Además el Sultán me ha dado trabajo, creo que no tendré que ir al mercado más. —
Piensa.

—Oh ¿en serio? ¿De qué trabajarás entonces? —Cuestiona curiosa.

—Él enviará algunas prendas para lavarlas y me pagará por eso. —Dice tímido.

—¿Quiere que laves su ropa? —Pregunta un poco extrañada. Él asiente con una bonita sonrisa tímida. —Huh…

de acuerdo… entonces debemos acondicionar un sitio para que puedas hacerlo. —Piensa en voz alta.

—Ah yo veré cómo, Nana. —TaeHyung se pone de pie y sacude sus ropas. —Me dijo que mañana comenzará a
enviar algunas prendas para comenzar.

Narae chasquea la lengua e imitando a su hermano, se pone de pie para quitar las frazadas de encima. —Espero

que no sean mantas muy pesadas… o nada muy laborioso. —Piensa en voz baja.

—Da igual… es un trabajo Nana, y si él me ayudará así… entonces creo que está bien.

Su hermana lo mira mientras él acomoda las almohadas y toma otra frazada para colocarla contra la pared, sus
mejillas se han sonrojado y puede notar el ligero brillo en sus ojos cuando menciona al Sultán.
—Él te trata bien ¿verdad? —Pregunta tomando una de sus manos, TaeHyung detiene su acción y la mira al
rostro.

—Sí… el Sultán es muy bueno conmigo, me defendió hoy cuando regresaba a casa. —Comenta sin querer,
mordiéndose la lengua al notar su error.

—¿Qué pasó? —Su voz se mantiene suave, aun cuando le está preocupando lo que su hermano está comentando.

—Ah… nada, nada.

—TaeHyung.

TaeHyung se libera del agarre y metiéndose bajo sus frazadas contra la pared dice ocultando su rostro. —Mis

compañeros estaban molestando cuando venía para acá… JungKook me encontró y me defendió… él me trajo a
casa.

—¡TaeHyung! —Exclama Narae dejándose caer en la cama. —TaeHyung no, cuando eso pase debes alejarte,
debes correr si son muchas personas.

—Yo intenté, pero me arrinconaron en un callejón… sin embargo, no pudieron hacerme nada, JungKook hyung
llegó muy rápido y me ayudó. Él los ahuyentó. —Esconde su rostro mientras le cuenta lo sucedido, entonces
Narae se da cuenta de dos cosas, las manos lastimadas de su hermano que se asoman por la frazada y como ahora
él llama a la Sultán.

—¿La abuela te curó? —Pregunta acariciando gentilmente los dedos que sobresalen por la frazada.

—Sí ella me curó cuando hyung me trajo.

—¿JungKook hyung, eh? —Pregunta y TaeHyung jala más fuerte la frazada para cubrir su rostro. —¿Él te pidió
que lo llamarás así? —Puede ver los cabellos castaños de TaeHyung sobre salir y el gesto le dice que él está

asintiendo. —TaeHyung… a ti te gusta el Sultán ¿verdad?

TaeHyung libera su rostro y sus grandes ojos miel miran con atención los ojos marrones de su hermana mayor.
Sus mejillas muy rojizas y el intenso brillo en su mirada le hacen sonreír.
—¿Eso está mal? —Pregunta temeroso.

Narae se mete bajo las frazadas también antes de decir algo más. Atrapa la carita un poco maltratada de su
hermanito, las cicatrices de los castigos de su padre aún presentes en su piel.

—No lo está. No está mal querer a alguien, TaeTae. —Le promete sosteniendo las mejillas sonrojadas del menor.
Narae puede notar como el brillo intenso en sus ojos se acentúa al tener la aprobación de su hermana mayor. —Si
él te cuida y te quiere mucho, entonces está bien ¿me oyes?

—Papá se molestará mucho cuando… él…

—No, papá podrá pensar lo que quiera, pero lo que él piense no es correcto. No debería de importarnos…

—Pero es papá.

Narae libera su agarre al notar el pequeño puchero en sus labios y el brillo ligeramente opacado. —Papá no sabe

amarnos, cariño. Él no sabe amar y lo que él nos daba no era amor… se supone que el amor no duele ¿me oyes?
El amor no debe doler.

—Papá dirá que está mal si yo quiero a un hombre… —Murmura cabizbajo. —Yo quiero que él me quiera… que

mamá me quiera… sólo eso.

—Bueno, me tienes a mí… tienes a HoSeok, al sultán, a la abuela y a la mamá de HoSeok… todos te queremos.
Incluso hasta el pobre Jimin te quiere mucho—. Dice colocando un dedo en el puchero de TaeHyung y jugando
con él suavemente. —Todos nosotros te queremos mucho, sé que no es igual al amor que papá y mamá deben
darnos, pero ellos te quieren mucho, creo que mucho más de lo que papá o mamá podría hacerlo nunca.

TaeHyung sonríe y se aleja ligeramente del toque para hablar. —Me gustaría… —Comienza a decir, pero guarda

silencio al notar que Narae comienza a sollozar a su lado. —Nana…

—No me hagas caso, TaeTae. —Ella se sienta en su lugar y a tiendas busca la pequeña lámpara para pagarla con
rapidez.
—Pero estás llorando Nana ¿Qué pasó? —Él se sienta también en la oscuridad y la toma del brazo gentilmente,
Narae guarda silencio al sentir el toque en su brazo. —¿Pasó algo malo?

Ella niega con la cabeza y TaeHyung puede notar su figura apenas en la oscuridad. —Estoy muy feliz de tener un

hermanito tan bonito como tú… ¿sabes? Incluso si algo me pasa… sé que hay muchas personas que te quieren y te
protegerán si yo no estoy.

—Pero Nana no…

—Calla TaeHyung. —Ella se vuelve a acostar y se cubre con las frazadas, quitando las lágrimas de sus ojos. —El
tonto Sultán debe regresar sano y salvo de la guerra porque él debe cuidarte.

—Puedo cuidarme yo sólo—. Reprocha él y su tono de voz es tan infantil que provoca una risita en su hermana.

—Claro que puedes… pero eso no quita que ahí afuera sea muy peligroso. Eso no quita que alguien pueda querer
dañarte, cariño. Así que me alegro de que haya personas que puedan protegerte. —Dice con honestidad.

—Tú siempre podrás cuidarme también.

—Te prometo que siempre lo haré. —Asegura al sentir que TaeHyung se acurruca contra ella. —Yo a veces

pienso que… si no estuviera HoSeok con nosotros… no sabría qué hubiese pasado. —Confiesa luego de largos
minutos de silencio, la respiración de TaeHyung es pausada y lenta, le hace pensar que se ha quedado dormido ya.

Narae acaricia sus cabellos largos y TaeHyung se pega más a su lado. —Nana es muy fuerte, yo estoy seguro que

estoy a salvo si estoy a tu lado. —Murmura ligeramente dormido. —Seré más fuerte… entonces yo también

cuidaré de ti… te prometo que seré más fuerte, Nana… —Musita mucho más dormido que despierto.

—Lo sé, sé que contigo yo también estaré bien, cariño… —Arrulla ella volviendo a sollozar en silencio.
046

—Su majestad…

—SeokJin, es decisión del rey y te pido favor dejes de cuestionarlo. —La reina se oye cansada, evita mirar
directamente al joven que está frente a ella y aquello él lo ha notado.

—Pero su majestad-

—¡He dicho que basta! —Exclama la mujer con fuerza, Jin guarda silencio de inmediato viéndola atentamente,
ella parece está enojada y no cree que sea porque él está refutando la última decisión del rey. —Vete Jin. Ya no
necesitaremos de tu ayuda. Es mejor que encierres en tu habitación y espera que guerra termine para que salgas,
todo esto es muy peligroso. —Hace una breve pausa y se sienta en el sillón apoyando sus manos sobre el

escritorio. —Han logrado invadir la entrada oeste y necesitamos personas que detengan su avance… todo esto
está mal.

Jin hace una pequeña venia frente a ella y se aleja hacia la puerta. —Enviar a civiles como carne de cañón
tampoco es la solución, su majestad. —Dice en voz alta y sale de la habitación a paso rápido, no deseando
escucharla más.

Con pasos pesados baja hacia la entrada del castillo, necesita pensar en algo para evitar que los guardias del
castillo salgan al reino a capturar a jóvenes para enviarlos a defender la frontera.

Por más que lo piense la idea le parece absurda, demasiado estúpida. Definitivamente es una medida desesperada
por ganar tiempo, el enviar gente sin experiencia a una muerte segura no sólo podrían en riesgo a esas vidas, sino
a todo el reino.

—Jin creo que encontré algo—. YoonGi lo intercepta en su camino, él alza la mirada y mira como su primo lo
llama hacia la pequeña biblioteca del primer piso. Se apresura a alcanzarlo.

—¿Qué has encontrado? —Pregunta cuando YoonGi abre un libro delante suyo.

—Mira este mapa, Jin. Estos caminos no son recorridos, pero según el mapa son accesibles. Podemos atacar al
enemigo teniendo este factor de sorpresa. —YoonGi habla con rapidez marcando algunas zonas en el mapa con
una pluma. —La base del otro reino se ha posicionado aquí y están cubriendo esta zona… —Jin observa
concentrado como él tacha las zonas con premura. —Esta zona es de un solo sentido, si los atacamos por aquí
ellos no podrán rodearnos, atacarán en grupos pequeños y nosotros podremos avanzar.

Jin sacude la cabeza y lo mira de frente. —¿Cómo es posible que has encontrado estas rutas? Tú nunca sales del
castillo ¿estás seguro que los caminos de estos mapas aún son accesibles?

—Claro que sí, no soy idiota para darte una información errónea—. Se defiende totalmente ofendido. Jin

entrecierra los ojos, sintiéndose suspicaz. —Bueno, he pedido ayuda…

—¿A quién?

YoonGi se cruza de brazos y con la mirada atenta a los mapas, comienza a murmurar. —El esclavo de la abuela,

el chico ese, SungHyun conoce muy bien algunos caminos ocultos… dice que la abuela le hace recorrer algunos
de ellos en búsqueda de frutos frescos y extraños. —Ladea la cabeza para mirar a Jin. —Envíe unos soldados esta
mañana a que verificaran, él fue con ellos y regresaron con la noticia que la información es correcta, ahora mismo
deben el general debe estar informando a los reyes sobre esta nueva posibilidad.

—Bien, eso es bueno… al menos abandonarán la idea de enviar a los civiles al campo de batalla.

—¿Civiles? ¿Qué mierda? ¿Por qué mandar gente inexperta a un lugar peligroso? ¿Los reyes quieren matar a su
gente o que sucede? —YoonGi envuelve con rapidez los mapas teniendo en mente buscar SungHyun para que sea
él quien acompañe en la ruta, pero se detiene de inmediato al darse cuenta que tampoco quiere que alguien salga
herido por su culpa.

—Según el rey ganarán tiempo, agotarán al enemigo para que nuestros soldados tengan una oportunidad. —
Responde su mayor apresurando su paso hacia la entrada, cuando se da cuenta que YoonGi no avanzando se gira
a mirarlo. —¿Qué sucede?

—Estamos perdiendo ¿verdad? —Pregunta con un nudo en la garganta.

—Eso no importa… si perdemos, perderemos luchando YoonGi.


Su primo niega con la cabeza y vuelve a dejar los mapas en la mesa. —No, no entiendes… si ellos ganan. Jin, si
ellos ganan capturarán a la familia real y no dejarán a ninguno vivo. Ellos nos matarán para asegurar que no haya
ningún heredero y tomar el trono. —Dice con miedo.

Jin suspira y camina de nuevo hacia él, coloca una mano sobre su hombro y dice con una voz parsimoniosa. —
No, no dejaremos que eso pase YoonGi. Vamos trabajar en equipo, vamos a ayudar en lo que podamos hacerlo y
no permitiremos que esos miserables tomen lo que no es suyo ¿me oyes? No temas, somos los buenos aquí y no
vamos a dejar que nada de eso pase.

SeokJin permite que YoonGi calme su respiración luego de unos minutos y con un gesto ambos deciden ir a ver a
los reyes, YoonGi piensa que sería bueno volver a escuchar las rutas que SungHyun le había relatado horas antes
y tener algunos mapas dibujados por él, pero se detienen cuando cruzan hacia el salón y ven a muchos de los
sirvientes mirando con atención a su primo menor.

JungKook lleva puesto una armadura de defensa, la coraza de cuero endurecido brilla con las escamas de metal.
Se ve imponente y decidido, su gesto se ha ensombrecido y él los mira con seriedad, el casco reposa en el piso a
un lado de él y la corona real de su familia lo sostiene con una mano mientras que la otra reposa en su espada
sujeta a su cintura. Sus piernas morenas, gruesas y descubiertas le dan una apariencia salvaje.

SeokJin y YoonGi se acercan a él sorprendidos de verlo de esa manera, ellos realmente pensaron que JungKook
no iría al campo de batalla.

Cuando ambos están a unos pasos de él, JungKook se agacha frente a ellos, apoya una rodilla en el piso y baja la
cabeza mostrando respeto, toma la corona con manos mirándola atentamente.

—JungKook ¿Qué sucede? —Pregunta Jin confundido.

—Hice una promesa SeokJin—. Comienza a hablar, su tono de voz es grueso y decidido, lo suficientemente alto
para que todos dentro del salón principal puedan oírlo. —Hice una promesa a la persona que más quiero en esta
vida y estoy dispuesto a todo por cumplirla.

Él alza la mirada, sus ojos negros se agudizan al ver el rostro de su primo. —Te mentí, todos estos años te he
mentido porque creí que guardar la verdad no sería malo. Le creí a mi madre que estábamos protegiéndote, que
era lo correcto no causarte daño con la verdad, pero he comprendido que no es así. No tenemos ningún derecho de
guardar silencio, no tenemos ningún derecho después de lo que tu propia familia te hizo cuando apenas eras un
bebé.

—JungKook no entiendo…

—Hoy es el día SeokJin que me libero de esta mentira, hoy es el día que me convierto en un hombre y adulto y he
decidido afrontar mi destino. Dar todo de mí para que merecerlo a él, merecerte a ti.

La corona en sus manos de pronto se siente tan pesada, el color se ha envejecido y sólo puede verla teñida de rojo.
Sus padres le quitaron su destino y él iba a devolvérselo, pase lo que pase él ya no iba a ocultarlo.

—Hoy, SeokJin, es el día que esta corona regresa a las verdaderas manos que pertenecen y nunca debió ser
arrebatado. —Sus ojos se pasean den rostro de Jin al de YoonGi y luego a su alrededor, los sirvientes lo miran
con miedo y aun así no pueden ocultar su curiosidad y sorpresa de sus actos. —Hoy Kim SeokJin, te devuelvo tu
destino. Te regreso la corona que siempre debió permanecer en tu cabeza porque los reyes verdaderos no son mis
padres, no. Ellos nunca debieron haberla arrebatado. La corona y los honores reales le pertenecen únicamente a
tus padres y a ti, ustedes son la verdadera familia real. Tú eres el único heredero a la corona, JungKook estira la
pesada corona con ambas manos en dirección a su primo, pero él no la toma, lo mira horrorizado y él sabe todo lo
que está pasando por su cabeza. Sus ojos se enrojecen de inmediato y sus manos tiemblan, comienza a negar con
la cabeza.

—No, JungKook no. Deja de decir idioteces… por favor dime que no es así…

—Jin respira. —YoonGi deja que el mayor se apoye contra su hombro al sentir cuando su cuerpo tiembla. —Jin
por favor.

—¡No! Mis padres fallecieron en un accidente ¿verdad? Por favor… ellos… ellos no fueron asesinados… eso no

es cierto…

JungKook se pone de pie lentamente, todos los ojos posados en él. —No, mis padres asesinaron a los tuyos, mis
padres te quitaron la corona y yo no quiero seguir ocultando esto, Jin. Te quiero, eres mi primo, mi mejor amigo y
no quiero seguir ocultándote esto. —Habla suavemente.
—¿Por qué ahora entonces? ¿Por qué así, JungKook? —Exige saber.

Los ojos oscuros de JungKook vuelven a pasearse por el salón. —Es mi deber que la verdad sea dicha y quiero
que todos lo sepan. —Vuelve a mirar su rostro. —Me iré a luchar, Jin.

—Pero vas a regresar—. Se apresura a decir YoonGi.

—Pero regresaré, así es—. Asiente acercándose a ambos y colocando la corona entre sus manos. —Se lo prometí
y voy a cumplir mi promesa. Regresaré por él. —Murmura en una sonrisa.

Jin se suelte del agarre de YoonGi y dejando la corona con él, se acerca y golpea a JungKook en el rostro, le hace
tambalear en su sitio, pero él no se queja por el golpe en su mejilla.

—No debes ir a la guerra. Tú ni siquiera eres bueno con la espada. —Le dice golpeando su pecho con un dedo.

—No. Debo cumplir mi palabra, haré de este lugar un lugar seguro, SeokJin y luego de eso, regresaré y
compartiré mi vida con él. —Dice, ambos se ven confundidos. —Cuando regrese, les contaré todo. —Con una
venia hacia ambos toma su casco desde el piso. —Todos ustedes. —Comienza a decir volviendo a mirar los
sirvientes. —Todos ustedes deben mostrar respeto por su Rey—. Dice señalando hacia Jin. —No habrá nadie
mejor que él para dirigir el reino.

—JungKook, tú regresarás.

—Claro que sí. Regresaré. —Con una sonrisa real, vuelve a dirigirse a sus primos por ultima vez. —Debes

pedirle a la abuela que te cuente que pasó… ella… ella lo podrá aclarar todo. —Dice y a paso ligero se retira del
lugar.

—¡No, tú nos contarás todo cuando regreses! —Vocifera Jin sosteniendo con fuerza la corona entre sus manos,
mientras lo ve alejarse.

×××

—¿Nuna que debo hacer? —TaeHyung pregunta nervioso intentando sostener las manos de Ara, mientras ella
grita de dolor recostando su cabeza contra las colchas de su cama.
—V-ve, busca a NamJoon… p-por favor… —Pide ella, aunque sus manos sujetan las de TaeHyung con fuerza.

—Nuna si no me suelta, no podré buscar a NamJoon hyung—. Chilla bajito ante el dolor, la mujer lo suelta y él se
apresura a salir de la pequeña cabaña buscando al mayor.

Para su suerte, él joven no está muy lejos, viene junto al río con una bonita sonrisa en los labios. Alza una mano
en modo de saludo cuando ve a TaeHyung correr hacía él, sin embargo, su sonrisa desaparece cuando nota la
expresión de angustia en el pequeño.

—¡Nuna se puso mal! ¡Está con mucho dolor y quiere que vaya a verlo! —Vocifera.

NamJoon suelta la madera seca que lleva bajo un brazo y sin esperar más, corre hacía la cabaña.

—¿El bebé está naciendo? —Pregunta YangMi caminando con rapidez entre las raíces que sobresalen de la tierra,
se coloca al lado de TaeHyung y él la mira asintiendo con la cabeza. —Vamos TaeHyung, debemos buscar a la
mamá de tu amigo para que nos ayude. —Dice y tomando su mano, tira de él y ambos corren alejándose del
lugar.

—¡Ara! ¡Aquí estoy! —NamJoon entra con torpeza a su cabaña y tumbando todo a su paso se acerca a la cama

donde su mujer sostiene su vientre hinchado con ambas manos. —Aquí estoy, cariño… aquí estoy.

—NamJoon, me duele mucho… por favor ayúdame…

—Claro, claro lo haré… —NamJoon se agacha a su lado y retira sus cabellos de su frente sudorosa. —Estoy
aquí—. Sostiene su mano y ella vuelve a gritar apretando su agarre con mucha fuerza.

NamJoon se libera del agarre de Ara para colocar un poco de agua en la pequeña fogata que tienen dentro del

lugar. Coge algunos paños secos y lo coloca a su lado. —Ara, mi amor… no sé qué hacer… yo no… —Dice
nervioso.

La puerta se abre en ese momento dejando pasar a TaeHyung y YangMi con el cabello despeinado y agitados,
habían corrido hacia la cabaña HoSeok y habían traído con ellos a su madre.
—Por favor, ayúdennos… —Ruega TaeHyung cuando la mujer comienza a dar órdenes a un muy nervioso
NamJoon.

—¿Cuántas semanas tienes? —Pregunta tirando de algunas almohadas para acomodarla sobre la cama.

—Treinta… no treinta y uno… no lo sabemos con exactitud—. Responde NamJoon colocando la olla con agua
caliente en el piso a un lado de la cama.

—Es muy pronto—. Murmura la mujer.

—Por favor… por favor ayúdelo, por favor… mi bebé debe estar bien por favor—. Implora Ara con lágrimas en el
rostro.

La madre de HoSeok asiente y con ayuda de NamJoon y YangMi logran acomodar a Ara en la posición adecuada
sobre la cama.

—Hija, veré si el bebé está saliendo ¿de acuerdo? —Dice pidiendo disculpas, Ara asiente cuando NamJoon
vuelve a sentarse a su lado y tomar una mano. La mujer descubre el cuerpo de Ara y separa sus piernas para
intentar ver la cabecita del bebé.

TaeHyung siente su carita sonrojarse y se aleja del lugar, aún atento a lo que dicen dentro prefiere no ver.
Escucha atento lo que dicen dentro de la habitación y solloza con miedo al escuchar que el bebé tenía una mala
posición para nacer.

YangMi sale apresurada hacia la cocina y busca con premura entre algunos cajones.

—Mimi ¿Qué sucede? —Pregunta llorando. —¿Ara nuna está bien?

—No… no… el bebé se ahogará si nace con un parto natural… el bebé no podrá nacer y Ara… Ara dice que

deben sacarlo bien… ella… —Dice con lágrimas en los ojos, en el ultimo cajón encuentra un cuchillo grande y
filoso, lo coloca en el fogón tal y como le dijo la mujer que está en la habitación de sus amigos. —Abrirán el
vientre de Ara para que el bebé nazca.

—¿Qué? Pero… pero… —TaeHyung mira hacia la habitación y solloza mucho más fuerte.
La puerta se abre luego de unos instantes dejando ver a HoSeok y a su abuela, el joven ayuda a la vieja mujer a
entrar.

—¿Dónde están? —Pregunta ella caminando sosteniéndose de su nieto, TaeHyung señala hacia la habitación y
ambos caminan dentro.

—Madre, debo abrir el vientre de Ara para que el bebé nazca, cuando lo sentí por abajo toqué sus pies y si nace
de esa manera se ahogará. —Informa la madre de HoSeok al verlos entrar.

—Hijo, ve y trae ortiga y cola de caballo. Toda la que encuentres HoSeok, anda ve… —Le dice la vieja mujer a
su nieto y él asiente saliendo rápidamente de la habitación.

—TaeHyung, vamos a buscar ortiga y cola de caballo para parar el sangrado. Anda vamos—. Le dice para
alejarlo del lugar. El pequeño chico está temblando y llorando en un rincón de la pequeña sala. —Vamos,
mientras más rápido lo hagamos será mejor. —Lo apresura, y TaeHyung se limpia el rostro poniéndose de pie y
llegando a su lado con rapidez.
047

—Escúchame, Nam… por favor escúchame. —Ara toma el rostro lloroso de su pareja con ambas manos para que
le mire a los ojos, lo sostiene manteniéndolo firme con la poca fuerza que tiene, puesto que el cuerpo entero de él
está temblando y deshaciéndose en llanto. —Escúchame, mi amor. —Vuelve a pedir con lágrimas en el rostro.

—No… no… no te atrevas a despedirte Ara, no—. Ruega él colocando sus manos sobre las pequeñas manos de

Ara. —No, aún nos falta mucho… aun n-no he podido darte todo mi amor, Ara… aún no…

—Le vas cuidar y le vas a amar ¿sí? Dale mucho amor, por ti… por mi… por favor—. Llora ella y ahoga un grito
de dolor al sentir una contracción demasiado fuerte. Intenta alejar sus manos, pero NamJoon se lo impide. Él besa

con delicadeza y sus manos y las presiona contra su pecho. —N-nam-Joon… por favor…

—Haremos todo lo posible para parar el sangrado—. Le dice la vieja mujer, pero su tono de voz es triste y

pausado. —Niña, tu bebé estará bien…

—Sí… sí… eso q-quiero, quiero q-que mi bebé esté bien p-por favor…

—¡Nuna… nuna aquí está! —El grito de TaeHyung se confunde con el grito de Ara, quien cierra los ojos aprieta
con demasiada fuerza las manos de su esposo, sin embargo, él no hace ningún gesto de dolor.

HoSeok entra deprisa sosteniendo un fajo grande de ortiga con mucho cuidado de deshacerlas. Se la entrega a su
abuela y la vieja mujer se pone a preparar las hierbas para la joven que yace en su cama.

—Nuna, estará bien… —TaeHyung lloriquea colocándose a su lado, con temor de tocarla y hacerle mucho más

daño. —Usted estará bien…

Ara aprieta los dientes mucho más fuertes cuando otra contracción atrapa su cuerpo, tira su cuerpo hacia atrás y
gruñe ante el dolor.
—Hijo trae algunas mantas limpias para el bebé—. Ordena la madre de HoSeok a NamJoon cuando lo ve temblar
al lado de Ara, pero él no se mueve. —Hijo, ahora anda. No debemos demorar. —Apresura y el joven se pone de
pie torpemente para apresurarse a traer las mantas.

—Nuna…

—Cariño… por favor… t-te ruego que cuides de mi b-bebé también… quiero que… que tenga tan bonito

corazón… c-como el tuyo… —Llora Ara tomando con sus manos temblorosas la pequeña cara de TaeHyung.

—Usted estará aquí—. TaeHyung habla atropelladamente sin dejar de sollozar. —Usted lo cuidará.

Ara vuelve a gritar cuando otra fuerte contracción somete a su cuerpo a un intenso dolor. Ella se aferra a la cama
y llora cuando ve nuevamente a su pareja sentarse a su lado.

—No pujes, no lo hagas o el bebé se ahogará—. Advierte la mujer y ella asiente casi ida. Mirando hacia el techo y

mordiendo sus labios. —Ara, lo haremos ahora. Tu bebé nacerá ahora… vas a sentir mucho dolor, pero haremos

todo lo posible para apaciguarlo ¿de acuerdo? Lo haremos…

HoSeok entra a la habitación y tomando a TaeHyung de la mano, lo obliga a salir de ahí y sentarlo junto a
YangMi en la pequeña sala de la cabaña, ella tampoco ha dejado de llorar.

—El bebé estará bien—. Dice HoSeok sentándose en el piso de madera.

Los dos menores niegan con la cabeza y TaeHyung no puede evitar llevar sus manos a los oídos cuando un grito,
esta vez mucho más fuerte que antes. Se encoge sobre el pequeño sofá magullado. Sus piernas se encogen sobre sí
mismo e intenta esconderse de los gritos de la joven mujer.

Su mejor amigo lo ve temblar y levantándose rápidamente del piso, se sienta a su lado y lo envuelve entre sus
brazos.

—No tengas miedo, mi madre y mi abuela son mujeres sabias. Harán todo lo posible para ambos estén bien. —
Consuela, pero nota como TaeHyung se esconde contra su costado cuando oye el grito fuerte de Ara.
Él lo abraza contra su pecho, sosteniendo el pequeño cuerpo de su mejor amigo. Coloca ambas manos sobre las
manos de TaeHyung e intenta silenciar los gritos. YangMi se pone de pie y sale con rapidez de la pequeña
cabaña, HoSeok la mira irse y cuando la puerta se cierra los gritos se apaciguan.

Oye a su madre darle indicaciones a NamJoon, pero imagina que el muchacho debe estar en shock junto a su
pareja, por lo que dejando un beso en la frente de TaeHyung, se pone de pie para ayudar, dejando a TaeHyung en
el mueble, haciéndose muy pequeñito en su posición.

HoSeok se apresura a lavarse las manos y entra corriendo en la habitación, un charco inmenso de sangre es lo
primero que nota cuando pone un pide dentro. Su abuela se apresura a colocar las plantas hervidas que él trajo
minutos antes. Nota la herida de Ara en el vientre bajo, es de un extremo a otro y la sangre sale a borbotones, Ara
apenas se mueve y NamJoon se aferra a ella susurrando en su oído. Su madre sostiene al bebé envuelto en unas
mantas blancas manchadas de sangre, la ve golpearlo sin mucha fuerza al notar que el bebé no está llorando.

—Mamá, ¿Qué hago? —Se ofrece ayuda arremangándose con rapidez.

—Ayuda a tu abuela, cosera la herida de Ara ayuda a sostener su piel para que lo una. —Le dice sin mirarlo,
concentrada en el bebé.

HoSeok asiente y se acerca a la anciana quien le pide con rapidez la aguja con hilo ya insertado, él lo toma e
ignorando lo caliente que está, se lo da de inmediato.

—Aquí, ayúdame aquí… —Le dice la anciana indicándole donde debe colocar las manos para ayudar a sostener
la piel de la herida. —Hija, te dolerá, pero debemos cerrar la herida. —Le dice, sin embargo, no espera que ella
responda, comienza a coser con mucha dificultad la herida abierta.

—Ara, mi amor—. NamJoon coloca una mano sobre la mejilla sudorosa de Ara, los ojos de ella parecen

desenfocados mirando a la nada. —Ara…

—N-no siento nada, Nam—. Le dice en un hilo de voz. Intenta mirarlo y coger su mano, pero no tiene fuerzas. Su
piel se vuelve pálida y comienza a sentirse mareada. El dolor poco a poco se ha ido y su cuerpo se siente

adormecido. —Mi bebé… mi bebé quiero… v-verlo… —Pide, su voz apagándose cada vez más. El bebé
comienza a llorar cuando ella cierra los ojos y una efímera sonrisa aparece en su rostro.
—Es un niño muy bonito, Ara. —La mujer se acerca a ambos y le coloca el bebé con mucho cuidado a NamJoon
entre los brazos, pero él no lo mira, él se limita a mirar a su novia.

—S-si… lo es—. Dice ella mirando al pequeño bebito que llora entre los brazos de su padre. Su pequeño tamaño

se nota mucho en los largos brazos del hombre. —Mi bebé… —Solloza ella, intenta levantar un brazo para
acariciar su piel, pero no lo logra.

—Ara—. NamJoon se acerca mucho más a ella y coloca al bebé a unos centímetros de su rostro. —Ara debes

vivir, Ara no… Ara no se que haré yo sin ti… Ara… por favor… —Ruega, sus brazos se sienten débiles aun

cuando el pequeño niño no pesa mucho y es muy pequeño. —Mi amor… Ara ¿quieres sostenerlo?

Ara levanta la mirada y niega sonriendo. —Le cuidarás ¿sí? Eres… e-eres un hombre inteligente… l-lo harás bien,
cariño. —Murmura volviendo a mirar al bebé que sigue llorando si parar envuelto en las mantas blancas.

Seok, la madre de HoSeok se acerca a ella al notar su piel muy pálida, casi translúcida. —Madre, deben apurarse,
ella ha perdido demasiada sangre. —Expresa en voz alta, su madre asiente y apresura a HoSeok a acomodar las
hojas de ortiga y cola de caballo en la parte cocida de la herida. —Hijo, deja que ella sienta a su bebé.

NamJoon no parece oírla, así que ella toma al bebé con cuidado y lo deja descansar al lado del rostro de Ara, ella

sonríe al sentir la suave piel de recién nacido contra su mejilla. —Es t-tan suave y bonito… —Arrulla mirándolo.

Ara tararea una suave canción que sólo NamJoon y el bebé escuchan, su voz cada vez más débil y lejana, sus ojos
se sienten tan pesados que batalla para mantenerlos abierto.

—TaeYang… —Dice mirando a NamJoon con la vista nublada. —Le llamarás TaeYang—. NamJoon asiente
ahogando un sollozo fuerte. Se agacha para besar sus labios y siente un suspiro.

El bebé ha dejado de llorar cuando Ara cantaba para él, con los ojitos cerrados parece haberse quedado dormido
junto al rostro de su madre, quien besa su mejilla y deja descansar su mirada en su pequeño cuerpo.

Las grandes manos de NamJoon acarician el rostro de su mujer cuando ha dejado de llorar. Escucha a HoSeok
entrar con rapidez con una olla caliente y decirle algunas cosas a su madre.
—Muy bien, colócalo ahí… rápido—. Le dice su abuela, pero NamJoon niega con la cabeza.

—Ya no es necesario señora. —Dice extendiendo una mano y cerrando los ojos de Ara. Se vuelve a inclinar ante
ella y besa gentilmente su frente. —Ya no es necesario—. Dice con un nudo en la garganta. Toma a su bebé entre
brazos y es recién puede ver claramente el rostro de su hijo, se ha quedado dormido y él con una parte de la
manta, limpia su carita aún manchada en sangre.

—NamJoon—. HoSeok se pone de pie y su mirada se dirige al rostro de Ara, parece dormida, con una sonrisa en

el rostro y una mano descansando sobre la almohada. —Ara… —Rodea la cama y un gemido escapa de su
garganta. Su madre imita su gesto y solloza ocultando su rostro con ambas manos.

—Lo sentimos mucho, hijo—. Dice la anciana poniéndose de pie. Sus manos y regazo cubiertos totalmente de
sangre.

NamJoon asiente y sosteniendo a su bebé contra su pecho sale de la habitación, nota a TaeHyung mirarlo con los

ojos rojos inundados en lágrimas. —¿Quieres…? —Se aclara la garganta al notar que su voz se ha ido. —
¿Quieres conocer a Taeyang? —Pregunta señalando al bebé con la cabeza.

TaeHyung lo mira atento y asiente cuando NamJoon se acerca al mueble y se sienta a su lado.

—TaeHyung, este es Taeyang… Taeyang… él es TaeHyung—. Dice en un susurro. El bebé se acomoda entre sus
brazos dejando ver su carita roja a TaeHyung.

—Hola Taeyang… —Murmura TaeHyung fijando sus ojos miel en la pequeña figura. —Soy TaeHyung—.
Solloza colocando un dedo sobre la pequeña manito del bebé. —Te voy a cuidar y te voy a amar mucho—. Le

dice acariciando la manito con su dedo. —Te vamos a dar mucho amor, Taeyang… —Llora al entender que Ara
ya no estará con ellos.

—Debemos bañar al bebé, hijo—. Sook sale hacia la pequeña sala con mantas limpias y se dirige hacia la cocina,
nuevamente por agua caliente. —No podemos dejar que esté así o enfermará.

NamJoon no dice ninguna palabra, sin embargo, asiente y coloca al bebé en el regazo de TaeHyung. Se pone de
pie con la intención de regresar a la habitación, pero la voz de la mujer lo detiene.
—Mi madre y HoSeok se encargarán de todo, cerrarán la herida y limpiarán. No es necesario que entres ahí de
nuevo, no ahora—. Le dice la mujer, su voz es compasiva y su mirada triste. —Creo que es mejor que me ayudes

a bañar al bebé…

—Taeyang—. Se apresura a decir TaeHyung. —Se llama Taeyang… —Repite acunando al bebé con delicadeza.

—Bien, necesitaré ayuda en el baño de Taeyang, ustedes podrían hacerlo—. Les dice y NamJoon regresa sobre
sus pasos para tomar al bebé nuevamente entre sus brazos.

TaeHyung se pone de pie en un salto y corre a ayudar a la señora Sook, mientras NamJoon mece con cuidado a su
hijo, tarareando la canción que Ara había tarareado para él hace unos momentos.

Luego de unos minutos, TaeHyung sale a buscar a YangMi quien, sentada sobre unos troncos caídos, parece
observar el río con mucha atención.

—Taeyang está bien—. Le dice al acercarse a ella. —La mamá de HoSeok le dará un baño ahora. Si quieres,
puedes ayudar también. La joven asiente sin devolverle la mirada. Atenta al agua fluir de un lado a otro. —

Mimi…

—Ana unnie ya no está ¿verdad? —Pregunta apretando sus puños sobre su raída falda.

—Mimi…

—No, claro que no está… he visto a muchas mujeres dar a luz en condiciones normales y no sobrevivir… —Su
voz es calmada y suave cuando habla hacia la nada. —Ella no podría sobrevivir si debían sacar al bebé de su

vientre cortándole la piel…

—Ara nuna no está… pero está NamJoon hyung y el pequeño Taeyang, Mimi. —Anima TaeHyung tomándola
por un hombro.

—Si lo sé. —Ella se gira y deshaciéndose del agarre, lo mira. —Yo quiero mucho a Ara unnie ¿sabe? Mucho…

ella, ella es mi hermana y la quiero mucho… ella nunca me hizo sentir mal y nunca me juzgó… ha sido la única
mujer que nunca me juzgó—. Solloza.
TaeHyung se hace mucho más pequeñito frente a ella. —Lo sé, ella era buena con nosotros. Nos quiso sin nunca

cuestionar nada… y ahora nos deja un pequeño regalito… debemos cuidarlo porque ella lo quiere así…

YangMi asiente y quitando las lágrimas de su rostro decir ir regresar a la cabaña. —Quiero conocer a Taeyang,
vamos. —Le extiende una mano y ambos corren de regreso a la cabaña.

El llanto del bebé es lo primero que escuchan cuando ambos entran. La señora Sook ha colocado una tina de latón
al medio de la sala, y tanto ella como NamJoon están arrodillados a sus lados. La mujer sostiene al bebé mientras
explica a NamJoon como debe hacerlo, pero su rostro confuso y cuidadoso le da a entender que necesitará mucha
ayuda.

TaeHyung y YangMi se acercan a ayudar colocándose de rodillas también con ellos. YangMi mira maravillada al
bebé y puede notar lo pequeñito que está. —Necesitará alimentarse bien—. Dice.

—Así es, debemos buscar una nodriza desde ahora para que el bebé crezca muy fuerte y sano.

—Mamá, llevaré esto al río a lavarlo luego. —HoSeok sale de la habitación con las sábanas envueltas
cuidadosamente para esconder la sangre en ellas. —Traeré un poco más de agua también. —Informa.

—Hijo, debes correr a la casa y traer un poco de leche que compramos esta mañana. Debes traer lo que el cuerno
de toro que la abuela tiene guardado en la cocina. Lávalo bien y lo traes—. Le ordena y HoSeok asiente sin
replicar.

NamJoon mira confundido a la mujer. —¿Para qué…?

—Imagino que no tienes algo para darle de comer a tu bebé. El cuerno de toro la abuela lo usa para alimentar a
los bebés que no pueden alimentarse de sus madres. En la punta hay un pequeño agujero y colocamos la leche
poco a poco para que se alimente. —Le explica de inmediato.

Él lo mira con los ojos brillantes, siente que llorará de nuevo por lo que se limita a asentir con la cabeza y susurrar
un pequeño gracias.

—Cuidado con el cordón, TaeHyung, se le caerá con los días… no podremos sacarlo nosotros. —Murmura
YangMi.
—Si lo tendré. —Concuerda TaeHyung, pasando el jabón por la barriguita de Taeyang.

—Sabes de bebés—. Comenta la señora Sook, sin dejar de enseñarle a NamJoon como echar el agua sobre la
cabecita de su bebé, con cuidado de no mojar sus ojos.

—Sí, lo sé… he visto muchos bebés recién nacidos… —YangMi siente sus mejillas enrojecer al pensar que la
señora Sook le preguntará más sobre ello, sin embargo, la mujer no lo hace.

—Me alegra saberlo. —Dice con una sonrisa. —El bebé estará bien.
048

Narae apoya una mejilla contra la palma de su mano, mirando atenta a su hermano menor cuando él tararea
suavemente una melodía al bebé acomodado entre sus brazos. Sus ojos miel brillan con intensidad al ver la carita
pequeña de Taeyang y no puede evitar reír cuando recordar cuando su hermano corría de un lado a otro por la
tarde cuando el bebé emitía el más pequeño sonido, preocupado por lo que sucedía y sin alejarse hasta que el bebé
estuviese bien.

—Es tarde, debes comer algo TaeTae—. Murmura Narae sin dejar de mirarlo, TaeHyung niega con la cabeza sin
despegar sus ojos del pequeñito que sostiene entre los brazos. —Es tarde, debes comer. —Insiste ella.

—Nana, si suelto a Yannie se pondrá a llorar, ves que sólo duerme cuando está con su papá o conmigo—.
Responde con una bonita sonrisa. Narae suspira y se pone de pie para acercarse a su lado.

—Lo sostendré mientras comes algo ¿de acuerdo? —Le dice extendiendo sus brazos a su hermano, sin embargo,
él vuelve a negar.

—Nana comeré cuando NamJoon hyung llegue—. Promete.

Su hermana asiente con la cabeza y dándose por vencida se sienta a su lado, apoya su cabeza contra el espaldar
del mueble. —Es muy bonito—. Murmura colocando un dedo sobre la nariz del bebé. —Su piel es tan suave—.
Dice retirando su mano.

TaeHyung ladea la cabeza y la mira, su hermana se presiona contra él intentando ver la carita del bebé mejor. —
Cuando tengas un bebé, también será muy bonito—. Le dice.

Narae se aleja de él de inmediato, con los ojos totalmente abiertos y su rostro sonrojado intenta decir algo, pero
sólo logra tartamudear.

TaeHyung se ríe en voz baja para no despertar a Taeyang. —¿Qué? Su bebé será muy bonito—. Vuelve a decir.

—¿Su bebé? —Pregunta ella sintiendo sus mejillas arder.

—Claro, tu bebé y el de HoSeok, Nana—. Aclara con una sonrisa grande. —Será muy bonito ¿sabes? Estoy
seguro que HoSeok querrá muchos bebés.
—TaeHyung, es demasiado pronto para siquiera pensarlo. —Murmura bajando la mirada.

El pequeño chico mece al bebé entre sus brazos al notar que él se mueve entre sus sueños. —Nana ¿tienes
vergüenza de hablar conmigo sobre bebés? —Molesta, divertido de ver a su hermana tímida con el tema.

—Tú, niño ¿Por qué tan desinhibido con eso? —Pregunta poniéndose de pie para dirigirse hacia la cocina.

—Pero Nana ¿Qué tema? Son solo bebés—. TaeHyung se encoge de hombros siguiendo con la mirada a Narae.

—No estoy hablando de otros temas, hermanita…

Narae le dirige una mirada audaz, con el ceño fruncido intenta estudiar su rostro. —Noto doble sentido en tus

palabras, TaeTae… ¿acaso tú ya… eso…?

Es el turno de TaeHyung de sonrojarse, se hubiese puesto de pie si no estuviera sosteniendo al pequeño bebé. —

¿Qué? No Nana, no, no…

—TaeHyung, tú eres un bebé aún ¿me oyes? —Le dice señalándolo con un dedo. —Eres un bebé. —Remarca.

TaeHyung sonríe bajando la mirada. —No soy un bebé, Nana… yo estoy grande y entiendo muchas cosas.

—No, tú no entiendes nada. Eres un bebé—. Dice con firmeza cruzándose de brazos.

—Entiendo muchas cosas en realidad. —Asegura alzando la mirada, el rostro de confusión de su hermana le hace
sonreír. —Bueno, Mimi me ha enseñado muchas cosas.
—¿Enseñado? —Narae se apresura a volver sobre sus pasos para mirar directamente el rostro sonrojado de su
hermano.

—Sí… bueno, me explica muchas cosas sobre… eso… —Dice evitando mirarla. —Ella dice que debo estar listo

para cuando… bueno, para cuando yo esté quiera hacerlo.

—De acá a veinte años, TaeHyung—. Pronuncia.

—Nana…
—De acá a veinte años, TaeHyung—. Repite dejándose caer sobre el otro mueble.

TaeHyung se pone de pie con cuidado de no despertar al bebé, camina balanceándolo suavemente. —Cuando
tengas un bebé con HoSeok—. Comienza a decir fijando su mirada en la carita redonda de Taeyang. —Debemos

vivir cerca de un curandero o un médico… ellos sabrán cuidarte, Nana.

—Mi amor no-

—Nana, cuando tengas un bebé debemos estar listos ¿sí? Debemos cuidarte mucho. —Murmura.

Narae suspira pesadamente, se pone de pie y se acerca a su hermanito, con un beso en la mejilla, le dice. —

Cuando tenga un bebé, viviré al lado de un curandero… pero tendremos un bebé todavía en mucho tiempo ¿sí?
No tengas miedo, mi amor.

TaeHyung asiente paseando de un lado a otro arrullando al bebé.

—Es bastante tarde, deberían estar aquí ¿no? —Comenta Narae mirando por la ventana, la oscuridad del bosque
le atemoriza y pensar que los chicos y YangMi aún están afuera le inquieta.

—NamJoon hyung y HoSeok hyung conocen bien el bosque, Nana. Ellos vendrán pronto, sólo pienso en la mamá
y abuela de HoSeok hyung ¿estará bien que se queden solas esta noche? —Pregunta llegando a su lado, sin dejar
de balancear al bebé en sus brazos.

Su hermana mayor le palmea la cabeza suavemente. —Son mujeres listas y fuertes, estarán bien. Mañana la
mamá de HoSeok vendrá con una nodriza.

—Quiero quedarme aquí Nana, yo no… no quiero dejar a NamJoon sólo por favor, ¿puedo quedarme aquí? —
Pide en un murmullo.
Antes que Narae pueda responder, la puerta se abre y YangMi entra sosteniendo una bolsa de papel. Cuando entra
a la cabaña, les saluda con una sonrisa. —Los chicos se lavarán antes de entrar—. Murmura. —Realmente hace
mucho frío.

—¿Cómo está NamJoon? —Pregunta Narae mirando nuevamente por la ventana, escucha las voces de ambos a lo
lejos.

YangMi se encoje de hombros y cierra la puerta tras de ella. —Creo que lo está sobrellevando… él ha estado

bastante callado en el camino de ida… HoSeok oppa intenta animarlo un poco, pero…

—Es entendible—. Narae dice caminando hacia la cocina. —Calentaré la comida para que puedan comer. —
Comenta alejándose.

—TaeTae, le traje las flores que me pidió—. Indica YangMi colocando la bolsa de papel a un lado de la ventana.
—¿Qué harás con ellas? —Pregunta.

TaeHyung sonríe al momento de responder. —A Ara le gustaba mucho las coronas de flores, le haré una para
cuando nos despidamos de ella. —YangMi asiente mirándolo con atención, observa al bebé aún dormido.

La puerta es nuevamente abierta y ambos muchachos se dejan ver, la ropa totalmente llena de tierra, pero sus
manos y pies recién lavados.

—Voy a ir a cambiarme al baño—. Es lo primero que dice HoSeok al notar que NamJoon se dirige rápidamente
hacia su habitación, sin decir palabra alguna. Todos dentro de la cabaña se miran sorprendidos.

Narae se apresura a decir. —Tu ropa está ahí, anda cámbiate rápido para que puedas comer algo. —HoSeok
agradece en un murmullo y tomando la ropa sobre el pequeño escrito sale nuevamente a cambiarse.

—Nana, tú crees que NamJoon hyung… él… él sólo entró y ni siquiera miró a su bebé… —Dice TaeHyung
preocupado, Narae niega con la cabeza.

—No te preocupes. —Dice. —Saldrá a ver su bebé…

—Pero él…
TaeHyung no termina de hablar cuando la puerta se abre nuevamente y NamJoon sale con ropa limpia de la
habitación y con dos grandes zancadas se acerca a TaeHyung y a su bebé.

—Lo puedo… lo puedo cargar… por favor—. Pide en un susurro. TaeHyung se apresura a entregar a Taeyang a
su padre, el bebé despierta y empieza a llorar cuando está entre los brazos de NamJoon. —Ya, ya mi sol, no
llores. Papá está aquí. —Arrulla al bebé envolviéndolo entre sus brazos.

—Creo que debes darle de comer, he calentado un poco de leche también—. Anuncia Narae señalando el fogón.
NamJoon acepta y Narae se apresura a alistar la leche para el bebé con la ayuda de YangMi.

TaeHyung toma la bolsa de papel y lo coloca sobre la mesa de madera, comienza a armar la corona de flores para
Ara y no puede evitar mirar hacia la habitación, NamJoon no ha permitido que nadie más entre ahí. Luego de que
HoSeok y su familia limpiaran la habitación y se llevaran las sábanas de su cama. Narae había regresado cuando
se ponía el sol con un bonito vestido blanco, cuando había ido a almorzar con HoSeok a su casa, él le había dicho
que el bebé había nacido, ella preguntó por Ara y el silencio de HoSeok le dijo mucho más de lo que desearía
saber.

Entre Narae y YangMi se encargaron de limpiar su piel, vestirla y maquillarla, si su piel no estuviese tan pálida,
cualquiera podría pensar que la joven estaría durmiendo.

Minutos después, HoSeok apareció nuevamente en la puerta de la cabaña con algunas palas y una muda de ropa,
decidido a ayudar a hacer una tumba para ella. NamJoon se había negado en un comienzo, negándose a enterrarla
en tan solo un día, pero TaeHyung le había hablado sobre un campo lleno de flores al cual él y Ara iban una o dos
veces por semana, cogían un montón de flores y hacían varias coronas de flores con los cuales les gustaba jugar e
imaginar que tenían una pequeña casita llena de flores hasta el techo y podían hacer un montón de coronas para
quienes quisieran.

Solo entonces NamJoon colocó con suavidad a su bebé entre los brazos de TaeHyung y tomando una pala se
dispuso ir al lugar luego de preguntarle a donde debían ir. YangMi decidió acompañarlos luego de que TaeHyung
pidió que le traigan flores del lugar.

Narae terminó de colocar la mesa justo cuando HoSeok entró nuevamente a la cabaña. —Hace demasiado frío. —
Se quejó sacudiéndose el cabello mojado.
—¿Te has bañado en el río? —Narae se oye preocupada cuando se acerca a su novio, pasando sus dedos sobre los
cabellos castaños de él. —Hace demasiado frío y encima todo está oscuro ahí afuera ¿Por qué te has bañado en
esas condiciones? —Regaña preocupada.

—No me he bañado, solo volví a mojarme las manos, cariño. —Le dice él con una sonrisa y Narae rueda los ojos
negando con la cabeza.

—Si te enfermas, luego no me digas nada—. Murmura sentándose cuando NamJoon se para frente a la mesa con
una sonrisa ladina.

—Me haces recordar a Ara—. Murmura cabizbajo.

Narae y HoSeok se miran entre si sin decir alguna palabra. YangMi se sienta a un lado de la pareja y coloca
ambos codos sobre la mesa, mira el rostro centrado de NamJoon y sonríe. —Ara unnie siempre vivirá en nuestros
recuerdos y le contaremos a Yangnie como era su mami, lo mucho que la amamos y lo bonito que es que él sea
igual a ella. —Dice regalándole una sonrisa a NamJoon cuando este alza la mirada, sonríe de lado y asiente sin
decir alguna palabra, vuelve a fijar la mirada en su bebé.

TaeHyung deja su corona de flores a medio hacer y lo coloca sobre la mesita de centro para acercarse a ellos y
sentarse en el pequeño espacio que dejan libre, la cabaña es muy pequeña y habiendo tantas personas la hace
parecer más pequeña de lo que realmente es.

—Gracias por no dejarme sólo—. Murmura NamJoon sin dejar de observar como el bebé toma su leche,

hambriento y haciendo sonidos graciosos para ellos. —Yo no podría… no sabría que hacer si estuviera sólo.
Gracias por estar aquí—. Agradece sonriendo apenas.

—Somos una familia, NamJoon. Estamos todos juntos en esto. —Menciona HoSeok sosteniendo la mano de
Narae por debajo de la mesa. Ella aprieta su agarre intentando transmitirle seguridad.

Todos comienzan a comer en silencio, siendo acompañados de los ruiditos que suelta Taeyang al alimentarse,
siendo mimado por su padre y todos quienes lo rodean.
TaeHyung insiste, luego de comer que NamJoon debe dormir junto a ellos en la sala, aunque no hay espacio y ya
el piso será ocupado por Narae y HoSeok, el mayor acepta decidiendo apoyarse contra un muro, dejando dormir
al bebé en una pequeña cesta, abrigado con la ropa de su madre.

TaeHyung duerme en el piso también junto a cesta, Narae duerme en el mueble junto a YangMi después de que
su hermano menor anunciara que dormiría junto al bebé.

Cuando el sol está a punto de salir HoSeok se despierta por sonido fuera de la cabaña, observa por debajo de la
puerta y nota que aún está demasiado oscuro, se pone de pie y camina sigiloso hasta colocarse a un lado de la
ventana, sin hacer ruido levanta la cortina y respira aliviado cuando ve a su abuela en la puerta con una mujer que
él no conoce.

Rodea a los chicos aún dormidos entre el mueble y el piso y llega hasta la puerta, saluda a su abuela cuando la
mujer le sonríe. —¿Tan temprano? —Pregunta sorprendido.

—Por supuesto, el bebé es muy chiquito, HoSeok. Debe alimentarse apropiadamente. —Dice la mujer, presenta a
la nodriza y HoSeok decide despertar a NamJoon.

Luego de unos minutos todos están despiertos y soñolientos, el bebé llora cuando despierta y la nodriza pide
permiso para sostenerlo y darle de comer, a lo que NamJoon acepta un poco inseguro.

—Me lavaré la cara—. Dice luego de ver como la mujer sostiene a su bebé entre sus brazos. Sale de la cabaña
apresurado mientras la mirada de los demás lo siguen.

—Enterrarán a la niña hoy ¿cierto? —Pregunta la abuela y los demás asienten silenciosamente. —Creo que deben
ir a enterrarla ahora, podemos quedarnos con el bebé mientras se despiden apropiadamente de su amiga.

—Abuela no creo-

—Hijo, el cuerpo que dejamos atrás es sólo eso. Un cuerpo—. Dice la mujer con un rostro amable. —No es
bueno retenerlos, no es bueno mirarlos luego de unos días más. Él debe dejarla ir ahora y mantener esa imagen de
ella en sus recuerdos.

—HoSeok, tu abuela tiene razón. Debemos acompañar a NamJoon a darle una despedida. —Concuerda Narae
con el rostro cansado.
—¿Y si él no quiere compañía? —Interroga él, preocupado.

—No lo va a querer—. Interrumpe YangMi observando como el bebé mama de la nodriza con un hambre voraz.
—Pero eso no significa que debemos dejarlo sólo ¿no cree?

HoSeok asiente sin decir más, se pone de pie y camina hacia la puerta. —Bien, abríguense entonces, le diré a
NamJoon que debemos ir. —Cuando todos asienten se pone de pie y sale de la cabaña tras de NamJoon.

TaeHyung se pone de pie un poco dormido aún y se dirige hacia los morrales que Narae dejó por la tarde. —¿Vas
a ir también? —Pregunta su hermana preocupada, él asiente y tomando su morral sale de la cabaña.

NamJoon regresa y fijándose que su bebé está dormido en los brazos de la abuela de HoSeok, pide disculpas
ingresando a su habitación.

Minutos después el grupo de amigos está abrigado, NamJoon sostiene a Ara entre sus brazos, ella está envuelta
entre una sábana blanca con el vestido que Narae trajo anoche. TaeHyung carga la corona de flores en la misma
bolsa de papel en que YangMi le entregó las flores la noche anterior y HoSeok se coloca las dos palas en la
espalda, tomando la mano de su novia. Todos se encaminan hacia la colina para despedirse de su amiga.

NamJoon guarda silencio cuando coloca el cuerpo de su pareja en el hoyo de tierra luego de haber caminado un
largo rato, descubre su rostro y coloca ambas manos sobre su regazo. Con un beso en la frente se pone de pie,
permitiendo que TaeHyung coloque la corona sobre su cabeza con mucha delicadeza.

YangMi es la única que se despide en voz alta, no puede evitar llorar al recordar aquella noche en que ambos los
encontraron en el bosque y Ara sin cuestionarle nada a ellos los aceptó en su pequeña casa.

TaeHyung se sostiene de la mano de su hermana mayor cuando NamJoon y HoSeok comienzan a echar tierra
sobre ella con las palas. Observa a su alrededor y recuerda cuando, por casualidad él encontró esa pequeña colina,
le había hablado a Ara aquella noche y ella había insistido tanto en ir, aún a pesar que estaba un poco lejos de la
cabaña y su barriga ya se pronunciaba más.

Él se había preocupado, pero luego se volvió rutina para ellos subir a aquella colina y sentarse entre las flores,
escogiendo las más bonitas para una corona, a veces YangMi les acompañaba y ellos llenaban a la jovencita de
flores. TaeHyung muchas veces también fue cubierto de flores acompañado de las risas de sus amigas.
Logra observar el rostro sereno de Ara antes que la tierra la cubra totalmente y sonríe seguro que ella estará
contenta de estar ahí. En poco tiempo se había convertido en su lugar favorito y le gustaba subir a la pequeña
colina cada vez que podía, en cada visita iba acompañada de TaeHyung, él la seguía preocupado de que ella
tropiece y se lastimara. Pero ella sólo bromeaba y se sentaba justo donde ahora su cuerpo descansa, y hacia tantas
coronas de flores que a veces TaeHyung se ponía dos o tres al mismo tiempo.

“Cuidaré mucho de Taeyang, nuna”, promete en silencio cuando todos le dan una última despedida silenciosa y
regresando sintiendo un enorme vacío asentarse en sus corazones. Su marcha silenciosa le hace entender a
TaeHyung lo doloroso que es perder a alguien y no poder hacer nada para evitarlo. Se apresura a tomar la mano
de su hermana y camina a su lado, sintiendo como ella lo acerca sosteniéndose de él tanto como él lo hace con
ella.
049

—Su majestad, las nuevas coordinaciones del general Kang—. El soldado extiende el pergamino ante JungKook
quien niega con la cabeza al recibirlo.

—Deja de decirme su majestad, Minho. Soy JungKook y nada más. —Vuelve a decir, y el soldado sonríe apenas
ante sus palabras. —Te lo digo en serio, vuelve a decir su majestad y te envío de regreso al castillo. —Amenaza
con una sonrisa en el rostro.

—Lo siento, es difícil llamarle por su nombre. Además, haría que me corten la cabeza. —Aclara acercándose al
joven.

JungKook se encoge de hombros y extiende el pergamino sobre la mesa. —Bueno, si estamos sólo puedes
llamarme por mi nombre.

El joven soldado asiente y se coloca a su lado, observa las rutas marcadas en el mapa y apunta hacia una de ellas.
—Este camino está bloqueado, por la noche un grupo intentó cruzarlo, pero el fuego enemigo lo ha bloqueado y
sería muy peligroso mandar otro grupo a intentar desbloquearlo.

JungKook asiente y pregunta señalando un camino que rodea algunas montañas. —Si hacemos una emboscada
desde aquí ¿sabes en que zonas se han distribuido?

Minho niega con la cabeza y colocando sus manos detrás de su espalda, dice. —Habíamos contabilizado seis
grupos repartidos en estas zonas—. Extiende una mano y señala con un dedo algunas zonas boscosas en el mapa.
—Sin embargo, dos grupos de los nuestros pudieron acabar con uno de sus grupos e hicieron retroceder a quienes
se resguardaban aquí.

—¿Están tomando rehenes? —Pregunta JungKook alzando la mirada, los ojos de Minho bajan hacia el piso y
niega con la cabeza. —¿Qué? ¿están sólo matando a los enemigos?

—Han sido órdenes de los reyes. Dijeron que querían acabar con los soldados enemigos y eliminar sus ejércitos.
—Explica Minho volviendo a pararse con las manos detrás de la espalda.

JungKook enrolla el mapa nuevamente. —Eso está mal, debemos tomar rehenes para negociar con ellos, podemos
tomar ventaja sobre ello.
El soldado asiente estando de acuerdo con ello, sin embargo, se limita a guardar silencio cuando de pronto se oye
gritos fuera del pequeño cuartel improvisado. JungKook se apresura a tomar su espada y Minho se acerca a la
ventana. —No puede ser, ¿nos han encontrado? —Pregunta intentando mirar en la oscuridad.

—Vamos Minho, no podemos quedarnos aquí, ellos queman todos los lugares y eso es peligroso—. Lo apresura
saliendo por la puerta trasera del lugar, el soldado lo sigue de cerca con ambas manos listas para defender con la
pesada espada.

Afuera del lugar se siguen escuchando gritos y parece ser que son los propios soldados del reino del JungKook
quienes hacen el alboroto. El joven Sultán se abre paso entre ellos hasta acercarse al origen del desorden, todos
los soldados rodean a un hombre ensangrentando llevando armadura enemiga.

Algunos de los soldados lo golpeaban dispuesto a matarlo, pero JungKook alzando la voz sobre el bullicioso, les
ordena que se detenga.

—Su majestad, es soldado enemigo. —Comenta Minho detrás suyo.

—Lo sé Minho. Pero no podemos matarlo. —JungKook se arrodilla ante el hombre herido y con una mano
levanta su rostro para mirarlo. —Tu nombre soldado. —Dice, pero el hombre lo mira apenas con los ojos rojos y
con una sonrisa burlona escupe en el rostro de JungKook.

Minho es el primero en reaccionar y con fuerza patea al hombre en el costado haciendo que se queje en un grito,
JungKook limpia su rostro con una mano, dejando un rastro de sangre. Se pone de pie y empuja su mejilla con la
lengua, enojado por el comportamiento de ese hombre.

—Te lo volveré a preguntar sólo una vez más. ¿Cuál es tu nombre? —Dice con los dientes apretados volviendo a
agachar y tomando al hombre por los cabellos largos.

—Son ciertos los rumores. El rey envío a su propio hijo al campo de batalla. Jeon JungKook. —Dice el hombre
con dificultad. Aquello extraña a JungKook.

—¿Qué importa que yo esté en el campo de batalla? —Pregunta sin aflojar su agarre, escucha al hombre quejarse,
pero él no se inmuta.
—Entiéndelo. Tú eres el blanco. —Musita tosiendo, JungKook lo suelta de inmediato y hombre se cae contra la
tierra. —Mi rey sólo quiere justicia para su hijo. Y contigo lo tendremos.

Minho levanta su espada totalmente amenazante, lo coloca al filo del cuello del hombre enemigo con la intención
de decapitarlo, pero JungKook lo aleja con una mano. —Su majestad, este hombre está amenazándolo. —Dice.

JungKook niega con la cabeza. —No, lo necesitamos vivo para que nos explique que está sucediendo, porque está
buscando justicia para el hijo del rey del otro reino. —Vuelve a mirar al hombre tendido en la tierra. —Explícate
ahora. —Ordena.

Otro soldado del ejército del reino de JungKook se acerca a él y con una venia hacia JungKook, anuncia. —Su
majestad, tenemos a otro soldado en el cuartel principal, está inconsciente, pero se ve más estable que este
hombre. Si usted quiere, podemos interrogarlo.

—¿Quién lo está cuidando? —Pregunta JungKook.

—El general mayor, su majestad.

JungKook observa al hombre que tose sangre sobre la tierra, se vuelve a agachar y lo toma de los cabellos. —Te
perdonaré la vida, si me explicas sobre la justica del hijo de tu rey.

El hombre sonríe con la boca llena de sangre. —N-no… maldito sultán. Sólo esperamos tu muerte. —Dice sin
dejar de sonreír. JungKook suspira pesadamente y soltando su agarre, se pone de pie.

—Decapítenlo. —Ordena y se dirige hacia el cuartel general. Escucha la espada de Minho batirse en el aire y el
hueso rompiéndose, no se gira a observar al hombre detrás suyo, se limita a ordenar nuevamente en voz alta. —
Traigan su cabeza, nos servirá para obtener información a su compañero.

Escucha la afirmación de sus hombres, y con pasos pesados se aleja de ellos.

×××

—¿Está usted seguro, que desea subir al reino? —Pregunta YangMi acomodando el pañuelo alrededor de la
cabeza de TaeHyung, este asiente sin dejar de mirar al bebé dormido entre sus brazos.
—Mimi, tú no puedes ir al pueblo, así que acompañaré a NamJoon hyung a traer las cosas para Taeyang—. Dice
con una suave sonrisa.

YangMi asiente con la cabeza y se sienta a su lado. —Narae dijo que no deberían ir, las personas están
escondiéndose en sus casas y es peligroso caminar por las calles del reino.

—Iremos directamente al mercado y vendremos rápidamente, no te preocupes. No nos pasará nada, Mimi.

NamJoon sale de su habitación con dos morrales vacíos sobre el hombro. Sonríe al ver a su bebé despertar entre
los brazos de TaeHyung. —Quiero despedirme de él, por favor—. Murmura extendiendo sus brazos hacia el bebé.

TaeHyung asiente y poniéndose de pie, coloca suavemente al bebé entre los brazos de NamJoon. Lo ve salir de la
cabaña y el se gira para revisar la lista que preparó la señora Jung el día anterior.

—Las cantidades son para una semana, cuando la nodriza pueda regresar a darle a amamantar ya no tendrán que
salir al reino—. YangMi le extiende el pedazo de pergamino y TaeHyung lo toma releyéndola.

—Nos tomará un par de horas conseguir todo, pero yo conozco quienes lo venden así que será más fácil. —Sonríe
guardando el pedazo de pergamino en su bolsillo. —¿Es necesario llevar el pañuelo? —Pregunta señalándose la
cabeza.

YangMi sonríe ante su expresión y asintiendo con la cabeza le dice. —Está haciendo frío y probablemente lloverá
a medio día, es mejor que vaya protegido.

—¿Deberíamos colocarle un pañuelo a NamJoon hyung también? —Pregunta preocupado asomándose por la
ventana.

—Se lo pregunté, pero me dijo que no era necesario. —Menciona YangMi encogiéndose de hombros.

Ambos miran por la ventana y ven a NamJoon caminando de un lado a otro con Taeyang susurrando en su oído y
envolviéndolo entre las mantas.

—Hoy tienes cumples diez días, mi sol. Voy a ir al reino para traerte una ropa muy bonita y celebrar tu día—.
Murmura NamJoon acariciando la mejilla sonrojada de su bebé con su nariz, el aroma dulce y de bebé llenándolo.
—Mamá no está aquí para celebrar, pero ella está mirándonos desde el cielo y está muy feliz por tu día, mi sol. —
Acurruca mucho más el pequeño entre las mantas, impidiendo que el bebé sienta el frío. —Tienes los ojos de Ara,
llevas el color de las hojas en ellos y cada vez que los veo, veo los ojos de tu mami. —Besa su mejilla y el bebé
suelta una sonrisa risueña, NamJoon ríe junto a su hijo y acomodándolo contra su pecho, tararea una suave
melodía.

El sol es débil y el viento frío hace que NamJoon acurruque a su bebé contra su pecho, lo mece con cuidado
recordando aquella vez que Ara le contó que estaba esperando un bebé. Él se quedado inmóvil en medio del rio,
había estado pescando y cuando vio a Ara salir de prisa de la cabaña para ocultarse detrás de ella, terminó
botando los recipientes donde había estado colocando los peces que había pescado.

Intentó salir del río para ir tras de ella, pero Ara volvió aparecer detrás de la cabaña con el rostro pálido y con una
sonrisa se acercó al rio para lavar su rostro. Él le preguntó si estaba bien y ella sólo le dijo que ya no podía ocultar
los síntomas del embarazo.

Sus palabras quedaron grabadas en su mente y a veces cuando cerraba sus ojos, podía sentir el agua bajo sus pies
y la voz de Ara en sus oídos, un bebé estaba lejos de sus planes, pero en ese momento se dio cuenta que era lo que
más quería en el mundo.

La sonrisa de su novia y su mano posada débilmente sobre su vientre quemaron su interior, no sabía por cuantos
minutos u horas estuvo parado en el medio del río, viendo su rosto y sólo se atrevió a moverse cuando su sonrisa
se borró y las lágrimas inundaron sus ojos.

Él corrió con torpeza hasta tenerla entre sus brazos y ella le confesó el temor que sentía porque él podría no
quererla con un bebé. No pudo evitar llorar al escucharla, le prometió amarla y amar con todo su ser a esa
pequeña criatura que crecía en su interior.

Y ahora tenía a la persona más pequeña, tierna e importante en su vida entre sus brazos. Sus ojos picaban del
sollozo que ocultaba y agradecía con honestidad no haber perdido a su también aquel horrible día.

NamJoon estaba tan absorto en sus recuerdos que TaeHyung tuvo que palmear su brazo para llamar su atención.
—Hyung, creo que debemos ir ahora para regresar antes de medio día—. Sugiere y él asiente regresando a su
realidad.
—Huh, dejaré a Taeyang dentro entonces. —Dice y entra a la cabaña para colocar a su pequeño bebé en la cuna
de madera que había armado aquellos días, se lamentaba no tener pintura para disimular la madera o los hoyos
que le había hecho en vano, pero hasta que pudiese comprar una más bonita, Taeyang parecía gustarle su nueva
cuna. —Pórtate bien, mi sol. Papá regresará pronto, amor. —Murmura besando su frente, el bebé extiende sus
manitos en dirección a su padre y él besa gentilmente ambas palmas. —Te amo, Taeyang. —Dice saliendo de la
cabaña a pasos rápidos, oyendo la sonrisa de su bebé y grabándolo en su mente. —Listo, vamos ahora para
regresar pronto. —Pide con una sonrisa y TaeHyung asiente colocándose la túnica sobre sus hombros. Se
apresura a alcanzar su paso y sonríe al ver tan animado a su amigo.

En el camino HoSeok se une a ellos, diciéndoles que debía buscar semillas traídas de tierras extranjeras, los tres
caminan por las calles casi desiertas del reino.

A NamJoon aquello le llama la atención, es fin de semana y el comercio suele ser bastante activo aquellos días,
pero él no sabría muy bien que sucede al casi nunca subir al reino. Sin embargo, olvida sus preocupaciones
cuando ingresan al mercado y lo encuentran lleno de personas que al parecer siguen haciendo su vida con
normalidad.

TaeHyung le ayuda con uno de los morrales, a pesar de que NamJoon le dijo que él podía con ambos, terminó
cediendo uno de ellos. HoSeok se ausenta brevemente diciendo que debía buscar algunos fertilizantes y que
volvería a unirse a ellos muy rápidamente.

El pequeño castaño de ojos miel camina muy pegado a NamJoon cuando las personas comienzan a mirarlo, sólo
en ese momento se da cuenta que la mayoría de personas son mujeres u hombres bastantes adultos, no ve a ningún
varón joven entre la multitud. Dispuesto a comentarle aquello a NamJoon, ahoga un grito cuando alguien lo toma
del hombro.

—Eh, hola muñequito. —Saluda Jimin con el cabello rojizo y una sonrisa en el rostro.

—J-jimin—. Tartamudea en modo de saludo a Jimin y él no puede evitar de querer tomar ventaja de ello.

—Muñequito, ¿Qué haces aquí? ¿acaso no has oído las buenas nuevas? —Pregunta cruzándose de brazos.
TaeHyung entrecierra los ojos al no saber de lo que está hablando.
—He venido por algunas cosas para el bebé de NamJoon, hemos venido juntos—. Dice señalando a NamJoon
quien está en un puesto de verduras en la esquina de una de las calles del mercado.

—Deben irse, es peligroso TaeHyung. —Murmura Jimin bajando la voz. TaeHyung aún muy confundido observa
la figura de Jimin, él está casi cubierto de pies a cabeza con una larga túnica negra y parece disimular el color
encendido de su cabello.

—¿Peligroso? ¿Por qué? ¿Qué está sucediendo? —Pregunta mirando a todos lados con ojos curiosos y muy
temerosos.

—Están secuestrando jóvenes de la calle para mandarlos a morir en la guerra—. Explica y TaeHyung no puede
evitar sentir el rencor en sus palabras.

Sus ojos miel se abren en su totalidad, con mucho miedo. —¿Qué? Pero yo… no sabía nada.

—Vamos, debemos irnos, yo sólo vine a entregar un recado de mi madre porque ha enfermado. Debo regresar
pronto. —Jimin toma a TaeHyung por el brazo cuando se escucha los fuertes pasos de los caballos y las personas
salir despavoridas alejándose de aquel escándalo.

A TaeHyung no le da mucho tiempo para saber lo que está sucediendo, lo único que puede ver es a HoSeok
pararse al lado de NamJoon y ambos girarse bruscamente cuando varios soldados en caballos se han acercado a
ambos.

La mano de Jimin lo acalla de inmediato y tira de él con mucha fuerza hasta tumbarlo al piso y esconderse detrás
de un aparador de madera.

—Guarda silencio, no grites—. Le dice en un susurro, TaeHyung solloza y nota como Jimin lo aferra con
demasiado casi cortándole el aliento. —No grites TaeHyung, no nos pueden llevar a nosotros también. —
Murmura, pero TaeHyung está estático en su lugar viendo por uno de los pequeños agüeros de la madera.

Observa como sus amigos se resisten a los soldados, pero no pueden hacer mucho cuando uno de ellos coloca una
espada debajo del mentón de HoSeok, NamJoon rápidamente deja de batallar al ver que el soldado amenaza con
hacerle daño al menor. Una jaula de madera se deja asomar con dos chicos encerrados a ellos, con facilidad los
obligan a subir junto a otro chico más, se ve mucho más pequeño que ellos y con el rostro en llanto lo encierran
en la misma jaula.

—¡Señor, esos malditos!—. Jimin gruñe por lo bajo, aun sosteniendo fuertemente a TaeHyung.

Se quedan largos minutos agazapados bajo el aparador de madera luego de que los caballos pasaran junto a ellos y
se dejara escuchar sus fuertes pisadas y el bullicio de la gente.

Cuando todo se ha calmado y parece ser que todos están tan atemorizados para salir a ver, Jimin suelta a
TaeHyung y él comienza a toser arrodillándose en el piso, coloca una mano en su pecho intentando recuperar el
aliento.

—Lo siento, lo siento… no quise ahogarte—. Se disculpa Jimin colocándose a su lado e intentando darle
palmaditas en la espalda.

—E-ellos… ellos se llevaron a-

—Lo sé y ahora debemos regresar a tu casa, es muy peligroso salir, han estado haciendo esto desde hace un par de
días.

TaeHyung esconde su rostro, llorando entre sus manos. Niega con la cabeza cuando su cuerpo tiembla por lo
sucedido.

—Vamos TaeHyung, debemos regresar a tu casa. No puedo dejarte aquí y mientras más rápido nos vamos, es
mejor cariño. —Insiste intentando ponerlo de pie. Pero TaeHyung lo empuja de su toque. —Oh TaeHyung, es
peligroso. Vamos. No te voy a dejar aquí, ellos van a regresar.

Se agacha y lo acuna entre sus brazos, se quedan de esa manera eternos minutos hasta que TaeHyung ha dejado

de temblar y su llanto ha calmado. —D-debo regresar a ver al bebé… —Solloza.

—¿Bebé? ¿Qué bebé? —Pregunta Jimin confundido. Luego agrega. —Espera, ¿el bebé de NamJoon ya nació? —
Pregunta alarmado.

—S-sí…
—Mierda. —Jimin se desordena los cabellos descubiertos, sin embargo, se palmea el rostro para ponerse de pie
con rapidez. —Vamos. Te llevaré a su cabaña y luego regresaré a mi casa.

Se pone de pie y ayuda a TaeHyung a hacerlo, con rapidez recoge las cosas tiradas de TaeHyung y entre ambos se
apresuran a recoger las cosas regadas por la lucha. TaeHyung escoge entre las cosas que no se han roto y no
puede evitar sollozar en silencio.

Luego de que Jimin vuelva a cubrir su cabello y se asegure que el pañuelo cubra a TaeHyung también. Se
apresuran a regresar a la cabaña, en el camino tiene que tomar de la mano de TaeHyung para apresurarlo o evitar
que tropiece con sus propios pies.

YangMi los recibe confundida al ver que NamJoon no ha regresado y ambos están agitados, sin embargo, guarda
silencio cuando ve a TaeHyung entrar y apresurarse a sostener al pequeño bebé dormido en su cuna, se queja
bajito, pero al sentir el dulce aroma de TaeHyung, se acurruca contra su pecho. Ella los mira a ambos y luego se
gira a mirar a Jimin quien se quita la túnica negra.

—¿Dónde está Ara? Necesito hablar con ella. —Pregunta, pero la simple pregunta hace que TaeHyung vuelva a
sollozar abrazando al bebé y YangMi baje la cabeza en absoluto silencio.
050

Favor de leer bajo su propia responsabilidad.

Sus ojos oscuros detallan al chico frente suyo, era un adolescente soldado que había sido entrenado por sus padres
para pelear. No era su culpa, y aunque había respondido a la primera pregunta que él le hizo, se negó a delatar
donde se encontraba su base.

Él lo mira sin creer aún como alguien tan pequeño podría haber podido derribar a dos de sus soldados. Y entonces
se imagina que es él, tan pequeño y desprotegido y él no podía simplemente pedir su ejecución, aun cuando se
rehusaba a seguir hablando.

—No regresarás con los tuyos, así que debes cooperar—. Dice cruzándose de brazos, la mirada del chico parecía
desafiarlo. —Mi gente no tiene paciencia, así que mejor coopera para evitar tu sentencia.

—Ya le dije todo lo que puedo decirle, no diré más—. Responde él, testarudo. JungKook asiente y se agacha ante
su rostro.

—Luego no supliques misericordia, niño idiota. —Intenta asustarlo, pero el chico logra mantener su mirada en él.
Y entonces se da cuenta del porqué de su silencio, del porque le respondió sin titubear al comienzo, pero ahora se
negaba a hacerlo. —Proteges a tu familia ¿correcto? Ellos también son soldados como tú. —Observa y puede
mirar un pequeño titubeo de su parte, casi inexistente. —¿Cuántos años tienes?

—Diecisiete. —Responde con rapidez. Él lo hacía siempre y cuando no pregunten donde pueden ubicar a los
suyos.

—¿Desde qué edad combates? —Pregunta parándose correctamente.

—Desde que tengo memoria.

JungKook asiente colocando sus manos en su espalda, pasea la vista por el lugar y observa a los únicos soldados
que han estado presente en silencio, era absurdo que se queden dentro para protegerlo, pero ellos habían visto
como ese chiquillo había acabado con dos de sus compañeros, hizo falta cuatro soldados para controlarlo.
—No proteges a tu reino, proteges a tus hermanos ¿correcto? —Pregunta y cuando el chico baja la mirada,
confirma su suposición. —No quiero hacerles daño a ellos, lo único que quiero es llegar al rey para pedirle que
pare todo esto.

—Fueron sus padres quienes iniciaron esta guerra ¿es que acaso no lo entiende, Sultán estúpido? —Pregunta
desesperado, uno de los soldados lo golpea tan fuerte en la espalda que se deja derrumbar por el dolor, aunque no
emite quejido alguno.

—Alto, no lo toquen. —Ordena JungKook agachándose a su lado.

—No podemos permitir que lo agreda de esa manera, su majestad. —Explica uno de los soldados, pero JungKook
le devuelve la mirada con el ceño fruncido.

—Yo decido que permiten ustedes y que no. Retírense. —Ordena, pero ninguno de ellos se mueve. —Ahora—.
Exclama con los dientes apretados y aunque ellos dudan, deciden salir de la pequeña carpa y mantenerse alertas.

—Si no cooperas, te irá peor—. Advierte al prisionero frente suyo cuando los soldados han abandonado el lugar, a
excepción de Minho.

El chico tumbado en el suelo niega con la cabeza antes de decir. —Puede matarme si quiere, pero eso no
cambiará nada, sus padres comenzaron esto. Si ellos hubiesen entendido que el trato no se aceptaba, mi nación
estaría en paz.

JungKook no puede evitar esbozar media sonrisa al escucharlo, bastante irónico en realidad. —Dijiste que
combates desde que tienes memoria, es obvio que tu nación nunca habría estado en paz, si tienen que preparar a
niños pequeños para una guerra.

—Es diferente. —Murmura.

JungKook decide guardar silencio y tironeándolo de un brazo, le ayuda a volver a estar de rodillas frente a él.

—No tocaré a tu familia, sólo dime donde está la base de tu rey—. Su promesa silenciosa no es escuchada y el
prisionero se niega a hablar. —Me quieren a mí ¿correcto? Dime donde está la base y me entregaré para que no
haya más muertes.
—Su majestad. —MinJae da un paso hacia adelante, pero JungKook le ordena callar de inmediato.

—Mis padres traicionaron la confianza de tu rey y acabaron su primogénito. Entiendo que quieran vengarse de su
muerte, pero eso no quiere decir que haya más muertes de personas inocentes. —Expresa.

El prisionero tiene la mirada fija lejos de él, JungKook sigue el camino con su mirada y observa que mira sin
expresión alguna a la cabeza del primer prisionero.

—Detendré las muertes. —Anuncia.

El chico tuerce una sonrisa. —Él realmente se lo merecía—. Comenta encogiéndose de hombros, no puede evitar
quejarse en silencio al sentir el dolor en sus costillas.

—Verás a tu familia de nuevo, sólo si me dices donde está tu base. —Vuelve a presionar, el chico alza la mirada y
asiente apenas.

—Tengo una condición—. Dice y JungKook hace un sonido afirmativo indicándole que le estaba escuchando. —
Te debes entregar junto a tu padre.

JungKook aprieta fuerte su mandíbula al escuchar su pedido. Luego de unos largos minutos, él asiente
calmadamente. —Enfrentaré a mi padre e iremos frente a tu rey. —Dice en voz baja. JungKook nota que Minho
intenta intervenir, pero no lo permite. —Da aviso al general que regresaré al castillo lo más pronto posible. Dile
que quiero una guardia de cinco soldados. —Minho lo escucha y asiente en silencio, sin embargo, no se mueve de
su lugar. —¿Qué esperas? Ve ya.

Minho vuelve a dudar, pero el ceño fruncido del Sultán y su tono de voz amenazante le hace irse sin demora.

—¿Realmente te entregarás? —Pregunta el prisionero apoyándose en ambas manos, sus rodillas duelen y sus
costillas casi no le dejan respirar. —¿En serio te sacrificarás de esa manera?

JungKook niega con la cabeza y camina hasta la puerta. —Sólo te puedo asegurar, que pararé todo esto. —Dice
firme, saliendo de la tienda.

×××
La mañana era demasiada fría y la señora Choi le había ordenado regresar a su casa, no había clientes, las calles
estaban desiertas y muchos soldados cabalgaban ahuyentando a todos en el pueblo.

Narae sabía que sucedía, se había enterado la noche anterior por los murmullos de algunos clientes y le había
dicho a HoSeok que evitara ir al pueblo, él le había asegurado que eran sólo eso rumores y que él tomaría
precauciones si fuese necesario, pero ella sentía la angustia pesada en su estómago, por lo que ni bien la señora
Choi le anunció que iba a cerrar la tienda por ese día, ella alistó sus cosas y se puso en camino hacia la cabaña de
su novio y su familia.

El día frío estaba completamente nublado y no podía evitar sentir angustia y temor al estar sola en esas calles tan
silenciosas.

Sus pasos son rápidos y ella camina muy pegada a las casas, mirando a todos lados hasta que escucha una risa fría
muy cerca de ella. Se gira al notar que alguien ha tomado de su muñeca.

—¿Qué…? ¡No! ¡Suéltame! —Exige cuando KyungJae tironea de ella con fuerza de su brazo.

—Guarda silencio. —Le exige poniendo presión en su muñeca. Ella gime bajito ante el dolor y aunque forcejea
con él e intenta gritar, pero él vuelve a amenazarla. —Hoy me conocerás realmente—. Dice en un gruñido, sus
ojos vigilantes por las calles en caso viesen algún soldado.

—¿Por qué… por qué haces esto? —Pregunta aterrada, sin dejar de intentar liberarse de fuerte agarre, está
realmente segura que sus dedos quedarán marcados alrededor de su muñeca.

—Me tienes realmente cansado. Me has convertido en la burla de la universidad y eso no lo voy a permitir—.
Contesta sin medir la fuerza en su agarre al momento que ella se queja de dolor.

Cuando Narae logra sujetarse de un faro con su mano libre, él tira de ella con demasiada fuerza, que le hace gritar
aterrada alarmando a KyungJae.

—Te he dicho que guardes silencio. —Gruñe nuevamente, al notar que Narae va a gritar nuevamente, él la golpea
con su puño cerrado en el rostro dos veces. Aquellos golpes enmudecen el mundo para Narae, aturdida y
comenzando a serle difícil el respirar, se vuelve maleable entre las manos de KyungJae, quien aprovecha esos
segundos de aturdimiento para volver a arrastrarla con él.
Aun cuando ella no escucha nada a su alrededor, siente que KyungJae la tumba sobre unos costales de arroz y sus
pesadas manos rebuscan entre sus ropas, ella alza sus manos para alejarlo y debe respirar por la boca para seguir
peleando contra él. Sin embargo, la muñeca que sujetaba con demasiada fuerza aquel tipo le dolía, no podía
controlar su mano por lo que sus intentos no son suficientes para alejarlo de ella.

—Mierda, quédate quieta. —Exige volviendo a golpearla en el rostro con mucha fuerza.

Él puede sentir el momento exacto en que siente el tabique de la chica romperse y llenarse de sangre.

Esta vez Narae siente que todo se oscurece a su alrededor y aterrada al entender que nunca volvería a ver a su
pequeño hermano o a HoSeok. Grita con mucha fuerza, tanta que su garganta quema y se ahoga con su propia su
sangre, mientras que su ropa se rompe a retazos por esas manos toscas.

KyungJae coloca su mano sobre su boca para acallarla sin darse cuenta que ella lucha por poder respirar, pero es
demasiado tarde, él puede oír a los caballos galopar acercándose donde están ellos. Antes de si quiera pensar en
escapar del lugar, dos soldados sobre sus caballos se acercan a él.

Uno de los soldados se baja de su caballo y lo mira de cerca, la situación es evidente y la joven mujer que yace
debajo de él no se mueve.

—Creo que tenemos un nuevo voluntario para la guerra—. Le dice el soldado que aún sigue sobre su caballo.

El que está sobre la tierra se aproxima al chico y observa de cerca. —Bien, colaborarás calladito y demostrarás tu
valentía en la primera línea de guerra, si eres tan valiente para atacar a una mujer, lo serás al frente, donde están
los verdaderos hombros. —Le dice tomándolo del brazo.

—¡No! ¡Suéltame! —Vocifera KyungJae intentando golpearlo, pero el soldado es alto y corpulento por lo que no
le hace ningún daño. —¡Ustedes no saben quien es mi familia! —Exclama.

El soldado que está sobre el caballo ríe bajándose de él. —A menos que tu familia sea la familia real, no me
interesa. —Informa.

La jaula de madera no demora en aparecer y es arrastrada por unos caballos negros, el soldado que lo sujetaba lo
lleva con empujones hasta jaula vacía. —Vamos, serás un machito donde realmente debes demostrarlo. Sé que el
general está muy contento de colocarte primero en el campo de batalla.
Con la ayuda de un soldado más, abre la jaula y lo empujan dentro, él no ha parado de vociferar y amenazar a los
soldados, pero basta con que uno de ellos desenvaine su espada para silenciarlo.

Uno de los primeros soldados se acerca hacia Narae y nota que respira lentamente, su vista perdida le hace
entender que ella no está mirándolos realmente.

—¿Está muerta? —Pregunta su compañero acercándose también a ella.

—No. Pero lo estará muy pronto. —Informa negando con la cabeza.

—¿Debemos llevarla con su familia?

El primer soldado vuelve a negar con la cabeza. —No lo creo, hasta que encontremos a su familia será tarde para
ella y no podemos perder el tiempo. —Comenta regresando hacia su caballo. —Vamos, cuando su familia la
encuentre le darán sepultura. Ellos se encargarán.

El segundo soldado asiente y comenta. —Lástima, creo que la chica era bonita—. Dice mirando la figura tendida
sobre los costales, su ropa desordenada y rota en algunas partes, dejando ver sus largas y lastimadas piernas,
además de su blusa rota dejando ver su piel blanquecina. Su rostro, a pesar de estar manchada con sangre, aún
podía notar sus suaves facciones.

—Vámonos. —Ordena su compañero subiendo a su caballo, el segundo soldado asiente y lo imita.

Ambos se alejan del callejón desierto dejando a la joven en su agonía.


051

Una gruesa gota de lluvia cae sobre su rostro y es aquello la reanima de su inconciencia. Abre sus ojos con
pesadez y se da cuenta que ya no está sobre los costales, ha caído en su costado izquierdo sobre la tierra húmeda y
su rostro ha quedado de lado, evitando así que se siga ahogando con su propia sangre.

Intenta ver a lo lejos, pero es casi imposible para ella, su visión sigue siendo borrosa. Parpadea pesadamente y
quiere quedarse ahí, inmóvil sobre el piso de tierra bajo la lluvia, sin embargo, el rostro de su hermano es lo que
la motiva a ponerse de pie.

Su cuerpo duele en demasía, el respirar el aire húmedo le hace doler el rostro, pero cuando logra estar de pie debe
sostenerse de uno de los costales para no caer nuevamente.

Mira su blusa sucia, desarreglada y ligeramente rota, la acomoda con una mano temblorosa y extiende su falda
llena de tierra. Cuando da un paso hacia adelante se da cuenta que ha perdido un zapato, sin embargo, no le
importa mucho en ese momento.

Camina lentamente sosteniéndose de las paredes, sus piernas tiemblan a cada paso y de vez en cuando debe
detenerse cuando siente mareos fuertes.

El cielo está casi oscureciendo cuando logra visualizar la pequeña cabaña donde vive su novio, intenta gritar su
nombre, pero es realmente doloroso por lo que, soportando el dolor, camina un poco más rápido cuando llega a la
puerta del lugar. Toca con desespero y cuando la madre de HoSeok abre la puerta, se desploma sobre sus rodillas.

—Narae… oh no ¿Qué te ha pasado? —Pregunta la mujer asustada, viendo a la pequeña chica caer frente a ella.
—¡Narae! —Exclama cuando ella empieza a sollozar.

—HoSeok… ¿dón-dónde está? —Su voz tiembla y su garganta arde a cada palabra.

—No llega aún… iba a ir a buscarlo al pueblo—. Comenta la mayor inclinándose ante Narae para intentar
sostenerla con ambos brazos. Cuando al fin lo logra, ella se deshace del agarre de la mujer. —No, Narae debemos
ayudarte. No estás bien. —Le dice apretándola contra su cuerpo cuando Narae vuelve a empujarla. —¡Mamá!
¡Ven ayúdame! —Vocifera dentro de la cabaña y la vieja mujer sale secándose las manos con una expresión
extrañada.

—¡Narae! —Ambas mujeres intentan hacerle entrar, pero Narae se niega a ello.

—TaeHyung—. Murmura en un sollozo y ambas entienden que ella quiere verlo.

—No ha venido hoy aquí, debe estar en la otra cabaña—. Le responde la abuela y Narae asiente volviendo a salir
de la cabaña.

—Espera Narae, vamos a curarte y luego lo buscaremos.

—N-no… no… mi herm-mano… —Solloza cayendo contra la hierba mojada y llenándose de lodo el rostro.

—Niña eres bastante terca, huh—. La anciana la mira y ordena a su hija. —Tú llévala a la otra cabaña, yo llevaré
algunas hierbas de aquí para sanarla allá. No se calmará hasta ver su a hermano.

—Pero HoSeok…

—Déjala en la otra cabaña y luego vas al pueblo a buscarlo. —Ordena.

La madre de HoSeok la ayuda a caminar y a pasos muy lentos llegan a la cabaña junto al río, todo está en silencio
y salvo por la tenue luz que se ve por una de las ventanas, le hacen entender que si hay alguien dentro. Todo
alrededor ya está lo suficientemente oscuro en el denso bosque.

—¡Tae! —Narae exclama con la voz rota entre los brazos de la madre de su novio. Ella la vuelve a sostener
cuando Narae vuelve a caer sobre la hierba mojada.

La puerta de madera se abre luego de unos segundos y TaeHyung sale mirando confundido hacia la oscuridad, se
le dificultad un poco verlas a ambos a lo lejos, pero cuando nota a su hermana no demora en ir hacia ella.

—¡Nana! —Exclama corriendo, cuando está frente a su hermana nota recién lo maltratada que ella está.

—TaeTae… —Solloza Narae tocando el rostro de su pequeño hermano delicadamente, para luego momentos
después, desmayarse entre sus brazos.
TaeHyung la sostiene con un poco de dificultad y no puede evitar comenzar a llorar al notar el estado de su
hermana, intenta despertarla sin dejarla de sostenerla entre sus brazos y reacciona recién cuando Jimin le quita el
cuerpo maltrecho de su hermana para llevarla dentro de la cabaña, es la mamá de HoSeok quien lo toma de los
hombros para entrar junto a ellos.

—¿Qué… qué le pasó? —Intenta preguntar, pero la mujer se encoje de hombros sin saber que decir. —Nana…

hermanita…

—YangMi cariño, pon un poco de agua caliente y consígueme unos paños limpios para limpiarla. —Le pide la
mayor y YangMi asiente en silencio y colocando al pequeño TaeYang entre los brazos de TaeHyung, corre a
hacer lo que le pedido.

Jimin coloca a Narae sobre la cama de NamJoon y con sus mangas comienza a quitar el lodo seco de su rostro. —
Su rostro tiene sangre—. Murmura con el ceño fruncido.

—Llegó así a la cabaña y preguntó por HoSeok y su hermano. —Comenta la mayor comenzando a desatar la
falda alrededor de la cintura de la cintura. Alza la mirada antes de quitarle por completo la prenda y mira con
atención a Jimin. —Creo que es mejor que salgas. —Le dice.

Jimin sonríe ligeramente y niega con la cabeza. —Puedo ayudarle a curarla, mi madre es gitana y ella sabe mucho

de esto… —Muerde su labio y calla de inmediato.

—¿De esto? —YangMi pregunta entrando a la habitación con los paños limpios en cada mano para luego
colocarlo al pie de la cama.

El joven pelirrojo sonríe con tristeza y mira hacia su amiga inconsciente sobre la cama. —Es bastante difícil que
una mujer le haya hecho esto, pienso que es un hombre quien le ha atacado. —Dice con calma. —Debe haber sido

alguien mucho más fuerte, al menos más fuerte que una mujer… mi mamá, ella ha tenido que pasar por esto

muchas veces lamentablemente…

YangMi asiente apenada y pidiendo disculpas, sale de la habitación diciendo que verá el agua caliente. La madre
de HoSeok susurra un lo siento ante las palabras de Jimin, sin embargo, insiste en que él debe salir de la
habitación.
Jimin mira la habitación con detenimiento y observa un baúl a los pies de la cama, se acerca y lo abre
encontrando más sábanas limpias. Toma una y lo desdobla cubriendo el cuerpo de su amiga.

—Señora, no me interesa ver a mi amiga desnuda, sólo quiero ayudarla a que salga de esto y esté bien. —Asegura
con seriedad, la mujer lo estudia con la mirada brevemente y al final decide aceptar su ayuda.

Minutos más tarde entra YangMi sosteniendo el balde con agua caliente con mucho cuidado, lo coloca en el piso
a un costado y sale sin demora para traer otro balde con agua limpia.

TaeHyung entra con el rostro bañado en lágrimas, pero en silencio, el bebé se ha dormido entre sus brazos y él
quiere colocarlo en la pequeña cuna improvisada dentro de la habitación.

—Lo p-pondré en su cama—. Solloza señalando con la cabeza la pequeña cuna a un lado de la habitación, la
señora Jung asiente y él camina silenciosamente sin dejar de mirar a su hermana de soslayo sobre la cama. —Q-
quiero ayudar—. Dice intentando estabilizar su voz, Jimin lo mira impasible mientras la mujer se niega. —Es mi
hermana, quiero ayudar—. Vuelve a decir esta vez con más seguridad en la voz.

—TaeHyung es mejor que esperes afuera. —Comienza a decir la mujer, pero TaeHyung la interrumpe de
inmediato.

—Ella ha estado ahí para mí cada vez que yo estaba mal… debo, debo estar con ella ahora—. Su voz tiembla y su
postura está tensa, al final la mayor acepta y le pide que remoje algunos paños en el agua caliente.

Jimin ayuda a la señora Jung a desvestir a su amiga, dejándola en ropa interior la cubren con una sábana blanca,
en el proceso Jimin se da cuenta de los moretones que tiene Narae entre los muslos y pechos y ello le afirma lo
que había pensado en un primer momento, alguien había intentado violarla.

Él debe desviar la vista cuando los recuerdos de su madre aparecen en su mente, ella había llegado a casa
temblando cuando él apenas tenía siete años. Su madre no había dicho palabra alguna sobre el ataque, pero él
ayudó a sanar sus heridas cuando ella guardaba silencio y sollozaba lavando su cuerpo con fuerza.

A esa edad él no había comprendido que había sucedido, pero al día siguiente su madre había empacado sus cosas
más importantes y habían huido de ese pueblo, cuando cumplió catorce años y volvió a pasar, lo entendió. Tuvo
una difícil conversación con ella, él quería buscar al hombre y causarle mucho más daño de lo que él le había
causado a su madre, pero ella nuevamente empacó sólo lo importante y huyeron de ese lugar, Jimin no recordaba
con exactitud cuantas veces se habían tenido que huir de algunos pueblos sin explicación alguna, pero esas dos
veces se había marcado tanto en su mente, que aborrecía en exceso a aquellos hombres que abusaban de personas
indefensas.

Los tres limpiaron el cuerpo de Narae del lodo y la sangre y cuando la abuela llegó, pudieron envolver sus heridas
con las plantas, la mujer no sabía muy bien como sanar la nariz rota de la chica, pero su madre le había dicho que
en esos momentos lo estético era lo de menos, con que ella pudiera volver a respirar sin dolor o molestar estaría
más que bien.

TaeHyung se sentó a un lado de cama mientras lo demás salían de la habitación, vio el rostro hinchado de su
hermana y besó su frente apaciblemente. Le prometió cuidarla como ella había cuidado de él por tantos años,
susurró una canción que había escuchado a Narae cantarle algunas noches y se quedó despierto toda la noche a su
lado, cuidando y protegiéndola.

Jimin miraba a ambas mujeres nerviosas alistar algunas cosas para regresar a la cabaña, había escuchado a la
mayor de ellas murmurar acerca de ir a buscar a HoSeok al pueblo y tuvo que preguntarle entre susurros a
YangMi acerca de ellas.

YangMi le dijo con la mirada clavada al piso que ellas eran la madre y abuela de HoSeok y que muy seguramente
no sabían que su hijo y nieto había sido llevado por los soldados de la realeza. Se mordió el labio por pensar
nuevamente en su madre, la había dejado enferma en su casa y él no había vuelto en todo el día, ella seguramente
estaría igual de preocupada por él como esas mujeres.

Dando un paso ante ellas, se aclaró la garganta y con una voz suave y calma les explicó lo sucedido. La madre de
HoSeok se desplomó en el mueble ocultando su rostro entre sus brazos, ahogando su llanto, pero su abuela asintió
y dijo en una voz neutra que su nieto era un hombre sabio y valiente, que, aunque él no tendría riquezas, él sabría
regresar a casa, lo habían educado sabiamente para siempre regresar a casa.

Luego de largos minutos fue la madre de HoSeok quien le preguntó por su familia, Jimin le dijo que esperaría que
sea de madrugada para volver a su casa junto a su madre enferma y las medicinas que había comprado,
seguramente a esas horas no habría más soldados rondando el pueblo, pero la mujer insistió que sería muy
peligroso.
YangMi se había ofrecido a llevar las medicinas y comunicarle que Jimin estaba bien y que regresaría lo más
pronto posible, pero TaeHyung había recordado aquella vez que Ara le había comentado sobre la situación de
YangMi en el pueblo, luego de que la encontró con los ojos rojos de haber llorado y insistió en saber que había
sucedido, pero la menor se había negado a hablar.

La anciana apremió a su hija a ponerse de pie y pidiéndole la dirección y las medicinas, se ofreció a llegar a la
casa de Jimin para traer a su madre. Jimin sintió un alivio indescifrable cuando ambas le aseguraron que no
tendrían problema con ello, ellas iban a esperar a que HoSeok regresará y mientras podrían ayudarle cuando él
ayudó al pequeño TaeHyung a regresar a salvo, ambas lo consideraban parte de la familia y siempre cuidaban de
él y de su hermana mayor.

Cuando todo estuvo totalmente oscuro ambas mujeres se marcharon al reino con la dirección escrita en una mano
y las medicinas en otra. Jimin las vio alejarse por la ventana y luego regresó a la habitación, encontró a TaeHyung
sentado en el piso de madera con ambas manos apoyadas en la cama y su cabeza descansando de lado, se había
quedado dormido en una posición muy incómoda.

YangMi entró cuando Jimin lo estaba despertando, el pequeño TaeYang se había despertado y tenía hambre, ella
se lo llevó a la sala para darle un poco de leche antes de volver a acostarlo.

—Anda, muñeco despierta. —Jimin susurró en su oído mientras colocaba un mechón de cabellos tras su oído. —
Vamos a dormir al sofá para tu hermanita descanse bien ¿quieres?

—N-no… —TaeHyung se negó entre sueños con un puchero en los labios haciendo reír a Jimin. —Dormir aquí—
. Volvió a susurrar sin abrir los ojos.

Jimin rodó los ojos y con un suspiro, tomó a TaeHyung con ambos brazos y lo alzó, no sintió el peso del pequeño
chico entre sus brazos, por lo que fue fácil llevarlo hasta la sala.

—Volveré a acostar a Taeyang en su cama y creo que dormiré adentro, para que ustedes puedan dormir en el
mueble—. Le dice YangMi meciendo al bebé entre sus brazos luego de haberle dado un poco de leche.

—No hay problema, puedes dormir en el mueble con TaeHyung, yo quiero esperar a las señoras Jung, dijeron que
vendrían con mi mamá de regreso. —Dice distraídamente depositando a TaeHyung sobre el mueble y viendo
como él se hace un pequeño ovillo. —Creo que entrarían los dos ahí. —Murmura regresando su mirada hacia la
ventana.

—Ha sido un día largo, usted debe descansar un poco ¿no cree? Cuando su mamá venga necesitará de sus
cuidados—. Insiste YangMi caminando hacia la puerta de la habitación.

Jimin asiente sin prestarle mucha atención, preocupado y atento a los sonidos de afuera, sabe que es muy pronto
para que regresen, hace apenas unos minutos que se han ido, pero no lo puede evitar.

—Dormiré adentro entonces, así puedo estar atenta a Narae también—. Murmura YangMi, y cuando nota que
Jimin no le está prestando atención, entra a la habitación y deja al bebé nuevamente en la pequeña cama que
simula ser una cuna. Se apresura a buscar algunas frazadas y las saca colocando una sobre el cuerpo de TaeHyung
y otra doblada para Jimin, luego regresa y se asegura que la temperatura de Narae esté bien y la cubre con otra
frazada cuando la siente levemente fría.

Ella bosteza realmente cansada, ha sido un día demasiado largo y cargado de emociones negativas, por lo que, sin
pensarlo mucho, entra a la pequeña cuna y arrulla al bebé entre sus brazos, apenas se puede mover y no puede
estirar sus piernas, pero se queda dormida de inmediato cuando coloca su cabeza sobre la almohada.

Jimin apaga casi todas las velas, dejando una sobre el velador se sienta en el mueble y se cubre con la frazada,
siente a TaeHyung acurrucarse a su lado y le deja descansar su cabeza sobre sus piernas, se queda observando la
ventana sin sentir sueño algo, vigilando toda la noche, atento a los sonidos extraños del exterior y a cualquier
movimiento que provenga de la habitación donde descansa su amiga.
052

JungKook está dando instrucciones a su guardia asignada, aunque no está muy seguro si regresar al castillo para
enfrentar a sus padres o dirigirse a la base enemiga para intentar negociar con el rey.

El prisionero había indicado las coordenadas para llegar a ellos, pero también había la duda de que no sean
ciertas, él pudo engañarlos para llevarlos a una emboscada y él no quería arriesgar a sus hombres. Minho, el
soldado que se había hecho su amigo le intentaba persuadir de alejarse del lugar, sería peligroso cualquiera sea la
decisión, pero JungKook simplemente no escuchaba.

Cuando oye los gritos del general de la base y caballos llegando con carga pesada, sale a revisar que sucede, no
puede evitar sorprenderse al ver que los caballos llegaban arrastrando grandes jaulas de madera con varios
muchachos dentro, piensa primero, que son más prisioneros enemigos, pero cuando se acerca a ellos nota que no
son soldados, por el contrario, son jóvenes que se nota están aterrados y no tiene idea de lo que hacen ahí.

—¡Minho! —Exclama para para pedir explicaciones, pero antes de preguntar siquiera, el joven soldado le
comienza a decir.

—Sultán, su padre, el Rey, los ha enviado para que sirvan en primera línea en los ataques contra el enemigo. —
Explica haciendo caso omiso al llanto de algunos de los prisioneros.

—¿Qué mierda estás diciendo? —Pregunta girándose bruscamente y enfrentándolo. —¿Cómo se supone
mandaremos a gente inexperta a luchar? —Exige saber, Minho baja la cabeza antes de responder.

—En realidad, sólo serán para retener al enemigo. Son un anzuelo. —Su voz se oye apenas y se tambalea cuando
JungKook lo empuja con un hombro y se aleja de él para enfrentar al general.

—¡Suéltalos! ¡Ellos no deben estar aquí siquiera! —Vocifera cuando se para frente al enorme hombre, quien por
su rango inclina la cabeza mostrando respeto a su futuro rey.

—Señor con todo respeto, no podemos hacer eso—. Manifiesta él mirándolo a los ojos. —Son órdenes de su
padre, el Rey.

—¡Qué se joda mi padre! ¡Ellos no deben estar aquí! —Esta vez levanta tanto la voz que llama la atención de
todos los presentes y se instala el silencio. —¡Libéralos! —Ordena con todos los ojos fijos en él.
El general levanta la cabeza cuando nota los ojos de sus soldados mirándolo expectantes. Por lo que baja la voz y
apretando los dientes, le dice en casi un murmullo. —No desobedecemos una orden directa del Rey. Por favor no
ponga las cosas difíciles y simplemente deje que cumplamos con lo indicado.

JungKook aprieta los puños, listo para golpear al hombre, pero una voz conocida para él lo llama entre las jaulas
de madera, se voltea con brusquedad para hallarlo.

—¡JungKook! —Escucha de nuevo, él se mueve impaciente hasta que logra verlo. Es el amigo de su pequeño
TaeHyung quien lo llama entre las rejas. —¡JungKook!

De pronto, aterrado se acerca a él y mira entre los muchachos. —¿TaeHyung está contigo? —Pregunta
buscándolo con la mirada.

HoSeok niega con la cabeza. —No, pero no sé si está en otro carruaje… ellos simplemente nos capturaron y nos
trajeron aquí—. HoSeok señala al chico detrás de él y JungKook lo reconoce también.

—¿Cómo llegaron aquí? —Pregunta exaltado, sus ojos no dejan de buscar a TaeHyung.

—Simplemente nos obligaron a venir—. Explica NamJoon apretándose contra las rejas, otros prisioneros se
arremolinan contra ambos para intentar hablar con el Sultán. —Debes dejarnos ir, no podemos estar aquí. —Dice
con desespero.

JungKook busca entre los prisioneros la cabellera castaña de TaeHyung, pero no lo encuentra. —¿Capturaron a
Taehyung también? —Pregunta recorriendo las otras dos jaulas de madera, temeroso de que su pequeño estuviera
entre ellos. —¡TaeHyung! —Lo llama, pero nadie responde ante sus gritos.

—Sultán—. Minho intenta llamar su atención, pese a que JungKook niega con la cabeza dejar de buscarlo. —
Señor, más jaulas han sido enviadas a otras tiendas de campañas tal vez él-

—¡Alístame un maldito caballo! ¡Ahora! —Exige y uno de los soldados se apresura a obedecerlo mientras Minho
intenta hablar con él.
—¡TaeHyung debe estar en mi cabaña! —La voz de NamJoon se escucha entre la multitud, atrayendo la atención

de JungKook de inmediato. —E-estábamos en el mercado con él y sólo nos capturaron a ambos… él, él debe
haber huido. —Explica con la voz temblorosa.

El joven Sultán asiente con la cabeza tirando su cabello largo hacia atrás, lleva ambas manos a la cabeza y vuelve
a encarar al general. —No enviarán a ninguno al campo. Iré con mi padre y esperarán a su orden de llevarlos de
regreso al pueblo. —Dice intentando mantener su voz con autoridad, aunque su cuerpo tiembla de solo pensar que
TaeHyung puede estar en alguna de esas jaulas de madera, sólo y asustado, sin nadie para protegerlo.

El general asiente con la cabeza y observa las tres grandes jaulas de madera, piensa que probablemente caben
alrededor de diez hombres jóvenes. Así que, alzando una mano, ordena. —Esa jaula, se la pueden llevar ahora—.
Decide señalando la más alejada y, aunque los soldados primero miran al Sultán, obedecen de inmediato haciendo
andar a los caballos que arrastraban la pesada jaula con todos dentro, quienes lloran y ruegan miran a

JungKook. —Dejaré la jaula de los jóvenes que usted conoce, su majestad, para ser enviado al último. Si su padre
no envía más indicaciones. —Le informa.

JungKook tensa la mandíbula cuando el general se excusa y se retira del lugar.

—Enviaré a buscar al joven TaeHyung, señor. A las otras tiendas—. Informa Minho parándose recto, JungKook
asiente con énfasis y vuelve a acercarse a los amigos de su pequeño.

—Los sacaré de aquí. Lo juro—. Les dice observando como todos los miran con terror.

—Tienes que sacarnos todos de aquí—. HoSeok le dice aferrándose a las rejas nuevamente. —Lo que están

haciendo no es justo… por favor, sácanos de aquí.

—Debo regresar por mi hijo, JungKook… debo regresar por mi bebé—. Le dice NamJoon, sin embargo, uno de
los soldados se para frente a él y lo golpea en el rostro sin previo aviso.

—No debes llamar a nuestro futuro rey por su nombre—. Amonesta el soldado viendo a NamJoon cubrirse el
rostro ante el dolor. —¡Ninguno de ustedes debe faltarle el respeto a nuestro Sultán! —Vocifera.
JungKook se ve enfadado por lo que con tres grandes zancos se acerca al soldado dispuesto a golpearlo, pero es
Minho quien se interpone susurrando que debe mantener una imagen ante los demás soldados y los prisioneros.
JungKook lo empuja lejos a él y al soldado que hirió a NamJoon, se agacha a su lado al ver como HoSeok
inspecciona el rostro del muchacho.

—Le ha roto la ceja—. Le dice rasgando un trozo de tela de su manga para presionarlo contra la herida.

—Consigue un médico—. Ordena sin mirar a los soldados, sin embargo, ninguno de ellos se mueve y él gira el
rostro para verlos.

—Aquí no hay médicos, señor—. Le informa Minho.

JungKook resopla con fuerza. —Con un poco de agua caliente y un trapo limpio, estará bien—. Se apresura a
decir HoSeok al ver como JungKook abría la boca para vociferar, él no quería que el sultán se meta en problemas
y luego no pudiese sacarlos de ahí.

El sultán mira a sus soldados y con el ceño fruncido, vocifera—. ¡Ya lo oyeron! ¡Tráiganle lo que él necesita!

Algunos soldados se apresuran para obedecer al futuro rey mientras que el primer soldado que había ido a traer el
caballo del sultán se acerca a él. —Señor, su caballo. —Le informa tirando del pesado animal, un majestuoso
caballo negro de largo pelaje camina tras de él a paso elegante.

—Señor, no creo que sea prudente que se marche ahora—. Se atreve a decir Minho dando un paso hacia él. —Es
conveniente que vaya al castillo y hable con su padre antes de tomar cualquier decisión.

JungKook lo mira fijamente y antes de pensarlo brevemente pregunta. —¿Cuántas jaulas así han enviado a los
puntos de concentración?

Minho inspecciona a detalle su expresión, calcula sabiamente su respuesta. —En cada uno de los puntos han
enviado sólo una jaula de prisioneros. Aquí, al ser la base central han enviado a tres jaulas, pero de aquí se
repartirá a los muchachos.

El sultán asiente y vuelve a girarse hacia los amigos de su pequeño. —¿Estás muy seguro que TaeHyung no ha
sido capturado y encerrado a otra jaula? —Pregunta a HoSeok, pero lo ve dudar y se acerca a él. —¡Responde! —
Exige.
—Estaba con nosotros cuando ellos llegaron, pero no lo subieron a la jaula. —Dice con rapidez, aun sosteniendo
a NamJoon entre sus brazos.

—Bien—. JungKook asiente y vuelve a encarar a Minho. —Mi guardia, la quiero lista en cinco minutos y tú te
quedarás aquí a vigilar que ninguna de esas dos jaulas se mueva de aquí ¿me oyes? No enviarán a ningún civil
más al campo de batalla y tú vas a asegurarte de eso.

El joven soldado mira con atención su expresión y termina asintiendo cuando ve la determinación en sus ojos. —
Si, señor.

JungKook sube con facilidad a su caballo y desde su asiente, informa. —Visitaré las demás bases y luego iré al
castillo. Volveré en tres días.

El soldado quiere decirle que tres días son pocos para hacer el recorrido que el sultán necesita, pero termina
guardando silencio cuando JungKook vuelve a pedir a gritos a la guardia asignada.

Cuando cinco soldados más se unen al él, se apresura a ordenarle a su caballo que se dirija hasta la primera base
más cercana. Los soldados deben golpear a sus caballos para que corran a la par del caballo negro del sultán.

×××

Jimin acomoda a TaeHyung sobre la cama cuando él descansa su cabeza sobre las piernas
de Narae, quien está sentada y ligeramente recostada contra la cabeza de la cama.

—Ya no quiero—. Murmura alejando con una mano la cuchara llena de sopa que YangMi
intenta hacerle tomar. —N-no…

—Narae si no come no podrá recuperarse rápidamente. Necesita ponerse sana para


TaeHyung y HoSeok—. Insiste YangMi volviendo a acercar la cuchara a sus labios.

—No puedo creerlo, hasta Taeyang se acabó toda su leche antes que tu termines tu
sopa—. Se burla Jimin cruzándose de brazos.

Narae suelta una risita débil ante sus palabras y con su mano sana se sostiene las costillas.
—No me hagas reír que me duele. —Pide frunciendo el ceño.
Jimin sonríe mirándole el rostro maltratado, aunque anoche se lo habían lavado las
heridas provocadas en ella y la herida abierta en su nariz, le hacían ver más débil de lo que
ella decía sentirse.

—Ya, deja de mirarme así—. Murmura ella intentando tirar de la sábana, pero no puede
cuando nota que TaeHyung está sobre ella. —Estaré bien.

—Lo sé, eres una chica fuerte—. Asiente él y poniéndose de pie, toma el pequeño bol de las manos de YangMi
para hacerle comer a su amiga.

—TaeHyung no durmió muy bien anoche, se despertaba a cada momento para verla—. YangMi dice en voz alta,
tirando de la sábana bajo el pequeño chico con cuidado de no despertarlo. —Por favor, recupérese para que él
pueda dormir bien de nlabio

Narae sonríe apenas y asiente, aceptando la cucharada llena de sopa que Jimin le acerca a los labios

Era muy temprano y había amanecido lloviendo, Jimin no había dormido vigilando por la ventana para asegurarse
que las mujeres regresarían con su madre, pero ellas no habían vuelto aun cuando el sol alumbraba débilmente el
día y la lluvia se había calmado, quería pensar que por la lluvia ellas habían decidido esperar un poco más,
alejando todo mal pensamiento de su cabeza.

Sus dedos adoloridos con los raspones aun rojos, acarician gentilmente los cabellos dorados de su pequeño
hermano, había crecido muy rápidamente y se veían sus rizos bonitos desordenados.

Narae recuerda muy poco de cómo llegó a la cabaña de NamJoon y Ara, su mente estaba difusa y cuando YangMi
le había acercado un espejo luego de tanto insistir, vio su rostro casi desfigurado, ella no se había reconocido así
misma, pero TaeHyung sostuvo su mano y ello evitó que se desmorone en aquel momento.

Jimin le había dicho que las señoras Jung ayudaron a curarla y limpiarla, pero cuando Narae preguntó por
HoSeok, Jimin no supo que responder. Entonces TaeHyung le había relatado todo lo sucedido entre su llanto.
Aquello había marcado tanto a TaeHyung que él saltaba y se estremecía por completo ante el mínimo sonido en el
exterior.
—Me duele la cabeza… ¿puedo dormir un poco? —Pregunta Narae luego de tragar la cucharada de sopa que
Jimin le ofrece.

Su amigo mira el bol y suspira. —Este cuenco es como para que Taeyang coma, claro cuando empiece a comer y
tú apenas has comido la mitad. —Le reprocha. Narae sonríe ante sus labios abultados.

—¿Por favor? —Pide en un murmullo bajo.

YangMi termina de retirar la manta y cubre el cuerpo de TaeHyung y el de Narae con ella. —Está bien que
descanse, debe dormir y cuando tenga un poco más de fuerza podrá volver a comer. —Le dice acomodando una
almohada para Narae apoye la cabeza.

—Vale, está bien—. Jimin se pone de pie y permite que YangMi termine de recostar a Narae. —Pero cuando
despiertes debe acabarte el bol entero de sopa. —Advierte y Narae asiente con una suave sonrisa en el rostro.

YangMi y Jimin salen de la habitación dejando la puerta abierta para oír atentamente. Mientras la pequeña joven
lleva las cosas hacia el lavabo, Jimin se vuelve a acercar a la ventana.

—Su madre vendrá con las señoras Jung, ya verá que vendrán muy pronto. —Intenta animar ella y Jimin asiente
volviéndose a mirarla.

—Te ayudaré con eso—. Dice en voz alta arremangándose para lavar junto a la joven. YangMi sonríe con timidez
antes de hacerse a un lado para dejar que Jimin se coloque a su lado.

—Cuando la lluvia pare, ellas vendrán—. Vuelve animarle. —Es un poco peligroso que mujeres adultas caminen
entre caminos lodosos, así que esperemos que la lluvia pare para que ellas vengan.

—Sí, tienes razón. —Jimin asiente con la cabeza, sintiéndose un poco más aliviado al escucharla.

YangMi lo mira de soslayo y entonces dice nuevamente. —Si usted quiere, también puedo ir a su casa a

buscarlas… usted puede cuidar de Narae y el bebé y yo iré a ver a su madre.

Ofrece y Jimin debe llevarse una mano al rostro al sentir que una lágrima rueda por su mejilla al escucharla.

—Gracias—. Susurra sintiéndose mucho más liviano.


053

—¡TaeHyung! —La voz de JungKook se escuchó a lo lejos haciendo que el castaño se asome por la ventana con
temor. —¡TaeHyung! ¡Maldita sea, respóndeme!

—¿Quién es? —YangMin sale de la habitación con un plato vacío en la mano intentando ver por la ventana donde
su amigo se asoma con timidez.

—Creo que es el estúpido de nuestro futuro rey—. Jimin se cruza de brazos alzando una de las cortinas y viendo
con los ojos entrecerrados a los lejos.

Su madre se remueve en el mueble viéndolo con desaprobación. —Jimin-ah. —Regaña ella sentándose
correctamente.

Jimin se encoge de hombros. —¿Qué? Es la verdad—. Le dice acercándose a ella para ayudarle a sentarse
cómodamente.

La voz de JungKook se escucha más cerca a la pequeña cabaña y TaeHyung se apresura a abrir la puerta de
madera para recibirlo. Jimin intenta retenerlo, pero TaeHyung ha corrido tan rápido que no lo ha alcanzado a
tiempo.

—¡JungKook! —TaeHyung exclama al ver bajarse de su caballo con rapidez, lastimándose en el proceso cuando
cae de rodillas sobre la tierra. Da un gritito de sorpresa al darse cuenta que tiene problemas para ponerse de pie,
vuelve a correr hacia a él. —¡JungKookie! —Murmura frente a él intentando ayudarle a pararse.

—Estás bien, príncipe… estás bien… —Susurra JungKook sintiéndose el alivio en su voz y tomando la pequeña
carita de TaeHyung con sus grandes y sucias manos para besar sus mejillas. —Estás bien. —Sonríe.

TaeHyung lo mira confundido dejándose sostener entre sus brazos por largos minutos, sin notar que más soldados
se acercan a ellos en silencio.

—L-le ayudo—. Ofrece cuando JungKook se ha separado de él, respirando con parsimonia luego de llegar muy
agitado hacia su persona. —Con cuidado por favor. —Le dice al notar una de sus rodillas con un poco de sangre

al haberse raspado. —Usted… usted está herido…


JungKook logra ponerse de pie sonriendo, niega con la cabeza antes de decir. —No es nada, pequeño. No es nada.

—Señor—. Uno de los soldados ha bajado de su caballo y se a acercado a ellos. —Debemos ir al palacio ahora
que ha visto al muchacho.

El sultán se gira para mirarlo y el soldado baja la cabeza. —Silencio. —Ordena con seriedad. —Esperarán aquí,
regresaré en breve. —Dice y el soldado asiente parándose correctamente. —Quiero hablar con tu hermana por
favor. —Cuando se dirige hacia TaeHyung su voz es totalmente suave y gentil. —Dile que salga.

—Ella no saldrá. —La voz de Jimin se escucha a la distancia y JungKook alza la mirada para ver al bailarín
parado en el marco de la puerta con el ceño fruncido, junto a la otra amiga de TaeHyung que suele ser muy
silenciosa cuando él estaba presente. —Vete de aquí, nadie quiere verte.

TaeHyung hace una mueca de confusión al escucharlo, lo observa sin comprender su molestia. —Mi hermana…
ella está enferma—. Murmura desviando la mirada, encogiéndose en su lugar.

JungKook nota como TaeHyung se vuelve aún más pequeño al lado suyo, por lo que dejando de lado a Jimin,
baja la mirada para observarlo. —¿Enferma? ¿Qué tiene? —Intenta saber.

Sin embargo, los ojos de TaeHyung se han llenado de lágrimas ante las preguntas e intenta esconder su rostro con
ambas manos evitando que el sultán lo mirase de esa forma.

—No, no, mi príncipe, cuéntame… que pasó, dime por favor—. Pide agachándose a su lado.

—Es que ella… ella vino muy hace tres días con su rostro lleno de sangre y ella… ella… —Suelta un sollozo que
hace a JungKook abrazarlo con fuerza contra su cuerpo, olvidando que lleva armadura y probablemente sea muy
tosco para el pequeño.

—Vamos, príncipe. Llévame a verla por favor—. Le pide limpiando sus lágrimas.

TaeHyung asiente apenas con la cabeza y se deja llevar hacia dentro de la cabaña por el sultán. Jimin no pone
resistencia al notar como su pequeño amigo tiembla entre sus brazos.
—Buenas noches—. Saluda JungKook cortésmente a la mujer que descansa sobre el sofá. Mira a su alrededor
intentando ver a Narae pero no la haya. —Soy Jeon JungKook—. Se presenta inclinando apenas su cabeza ante la
mayor.

—Oh, eres el sultán—. Dice la mujer sorprendida. —Soy Park JiHyun, la madre de Park Jimin. —La mujer
intenta inclinarse ante la presencia del joven, pero el malestar aún no se ha ido del todo.

El sultán asiente ante sus palabras y observa al pelirrojo aun con el ceño fruncido. —Quiero hablar con Narae—.
Le dice en una orden, Jimin finge no escucharlo. —He dicho que quiero hablar con Narae.

—Ella está descansando. No es momento de visitas—. Lo enfrenta alzando el mentón.

—Mi hermana está en la habitación con Taeyang… podemos ir a verla—. TaeHyung toma la mano de JungKook
con una mano mientras que con la otra limpia su rostro de las lágrimas, el mayor se deja guiar hasta el lugar.

Cuando TaeHyung asoma la cabeza para observa a su hermana, se da cuenta que ella está levemente sentada con
el bebé en brazos, a pesar que le habían recomendado que descanse totalmente, ella no podía estar quieta sobre la
cama.

—Nana… JungKookie desea hablar contigo—. Dice en su suave murmullo, su hermana asiente y la puerta se abre
totalmente. JungKook entra pesadamente a la habitación haciendo ruido en cada paso provocando que el bebé se
revuelva entre los brazos de la chica.

—Hola JungKook—. Saluda ella con confianza, intentando esbozar una sonrisa, pero él se ha quedado estático en
la puerta de la habitación, mirándola detenidamente. —Hola, JungKook. —Vuelve a decir, está vez alzando
ligeramente su voz para llamar su atención.

—Ah, Narae… buenas noches—. JungKook se acerca a la cama de la joven sin quitar sus ojos de ella.

—Ya sé, me veo fatal, pero estoy recuperándome muy rápido. —Asegura ella manteniendo el nivel de su voz y su
mirada en él.

—¿Te ha visto un médico? —Pregunta dejando que TaeHyung vuelva a tomar su mano. La sonrisa burlona y
notoria de la joven le hace saber que no.
—Claro, como está todo puedo ir al médico. —Dice con sarcasmo, a lo que Jimin celebra su actitud.

JungKook niega con la cabeza y sostiene la mano de TaeHyung con ambas manos, le da un beso en su mejilla y lo
suelta para acercarse a la cama. Rodea con pasos seguros y se acerca a su rostro. —Esa herida no está sanando.
Parece que tienes la nariz rota y así te haces la graciosa. —Le dice volviendo a ponerse de pie correctamente. —
¿Quién te hizo daño? —Su voz se oye fría al preguntar, no dejándole oportunidad a guardar silencio.

—E-eso… eso no te importa… —Dice aclarándose la garganta.

—SeokJin me preguntará cuando se lo diga. —Comenta encogiéndose de hombros.

—¿¡Y porque se lo dirías!? —Pregunta alarmada, quejándose bajito ante el brusco movimiento.

Jimin da un paso hacia adelante y antes de comentar algo, JungKook habla primero. —Si voy a enviar un médico
aquí, él querrá saber que sucedió. —Resuelve mirando hacia TaeHyung sonreír ante sus palabras. —Si eres
hermana de TaeHyung, veré por ti también.

Narae se sonroja levemente y aunque no se nota por su rostro maltratado, ella siente que su rostro quema. Sus
ojos también se posan en su pequeño hermano y ve su rostro iluminado ante la posibilidad de recibir un médico
para su salud. Suspira pesadamente antes de pedirle a su hermano menor que salga de la habitación.

—Pero ¿Por qué? —Pregunta confundido, Narae no sabe que decir, por lo que Jimin es quien interviene con
rapidez.

—Muñequito, vamos a darle un poco de leche a Taeyang con YangMi—. Propone y la jovencita se apresura a
tomar al bebé entre los brazos de Narae.

JungKook observa las manos de Jimin, como presionan la pequeña cintura de su pequeño. —No tomará mucho
tiempo, príncipe. Saldré pronto. —Aquello último lo dice mirando fijamente a Jimin a los ojos.

A TaeHyung no le dan mucha oportunidad a reclamar, y en conjunto de Jimin y YangMi, salen de la habitación
dejando a Narae y JungKook solos.

Cuando la puerta se cierra tras de ellos, JungKook pasa su peso de un pie a otro. —Cuéntame que sucedió. —
Exige saber.
La joven en la cama asiente con pesadez, respira hondamente y evitando la mirada fija de JungKook, comienza a
relatarle lo que sucedió aquel día que su ex compañero de clases le hizo daño. JungKook le escucha atentamente y
en silencio, su rostro no muestra alguna expresión y aquello le da un poco de valentía a Narae a mirarlo al rostro y
confesarle lo que había sentido, era la primera vez que relataba lo que había sucedido aquel día y no puede evitar
sollozar levemente, sintiéndose extrañamente aliviada de contar lo sucedido.

—Apellido y nombre del bastardo, Narae—. Exige saber cuando ella ha terminado de hablar. No ha pasado el
detalle de que ella ha evitado decir su nombre, ve su rostro palidecer cuando él insiste.

—L-los soldados se lo llevaron también—. Responde.

—No interesa, dime su apellido y nombre—. Vuelve a insistir y ella niega con la cabeza. JungKook suspira ante
su terquedad. —Enviaré un doctor mañana por la mañana, no tienes que contarle nada, pero estoy seguro que Jin
vendrá, debes decirle a él para que él tome la decisión sobre el destino de ese bastardo.

Un toque bastante tímido se oye luego de unos segundos, YangMi se asoma y con permiso extiende un brazo con
un vaso lleno de un liquido verde. —Disculpen, pero se ha olvidado de beber el remedio de la señora Jung. —Le
dice a Narae, ella asiente y YangMi entra a la habitación.

TaeHyung entra rápidamente tras de ella con el bebé en brazos. —JungKookie, mira él es Taeyang, el bebito de
NamJoon y Ara—. Le presenta mostrándole al bebé quién sonríe al ver el rostro de JungKook, intenta estirar un
bracito para jalar los mechones largos del sultán, pero este sin embargo se aleja de inmediato. —Es un bebé, no te
hará nada, JungKookie. —Le dice TaeHyung con una bonita sonrisa en los labios.

—Hum… no me gustan los bebés—. Le dice con seriedad, pero TaeHyung insiste en que él tome al bebé entre sus
brazos.

JungKook estudia el rostro del pequeño castaño y luego de largos minutos, asiente con la cabeza. —Se caerá—.
Advierte cuando TaeHyung coloca al bebé entre sus manos. Se siente bastante torpe cuando lo sostiene con
ambas manos y el bebé intenta nuevamente jalar de sus cabellos. —Es bonito. —Murmura sonriendo de lado, el
bebé comienza a sollozar cuando JungKook no le permite jalar de sus cabellos, por lo que le devuelve con rapidez
el bebé a TaeHyung, quien lo recibe satisfecho que JungKook lo haya sostenido por unos segundos. —Quiero
hablar contigo—. Murmura contra su oreja. TaeHyung asiente un poco confundido y camina hacia Narae para
darle al bebé entre ambas manos.

JungKook se despide la hermana de TaeHyung prometiéndole enviar un médico para al día siguiente, ella insistió
en no decirle nada a SeokJin, pero JungKook se limitó a encogerse de hombros. Se despidió de todos en la casa a
excepción de Jimin, cuando lo vio sentado a un lado de su madre, JungKook rodeó la cintura de TaeHyung con un
brazo y lo atrajo hacia su cuerpo, se limitó a besarlo frente a él y caminaron juntos hasta la puerta.

El frio era fuerte y el sol estaba oculto por completo. JungKook cerró la puerta tras de ambos y no permitió que
TaeHyung camine más allá del umbral de madera, aprisionó su cuerpo contra el de él con la excusa de protegerlo
del viento.

—He visto a tus amigos en la base. —Murmura en voz baja.

Los ojos de TaeHyung se abren en sorpresa, él tenía en mente contarle sobre ellos, pero no quería hacerlo delante
de su hermana mayor. —¿Están bien? JungKookie debes enviarlos a casa, por favor. —Ruega colocando sus
manos en el pecho del mayor.

—Va a ser un poco más difícil de lo que pienso, mi príncipe. Pero te prometo que haré todo lo posible para que
regresen ambos a casa. —Le dice tomando una de sus manos y besando sus nudillos. —¿Dónde está la mamá del
bebé? —Pregunta con seriedad.

—Ara… ella falleció cuando Taeyang nació. —Responde con tristeza en la voz, baja la mirada al recordarla.

—Hey, bebé. No me gusta mirarte así—. Susurra levantando su rostro con la otra mano. —El bebé estará bien, te
prometo que su papá regresará y estarán bien ¿de acuerdo? —TaeHyung asiente mirando sus ojos. —He recorrido

todas bases pensando que estabas capturado. Sentía que iba a morir sólo de pensarlo… no he ido al castillo aún, y
debo hacerlo. Tengo muchas cosas pendientes que arreglar con mis padres.

—Quisiera que te quedarás… yo, yo tengo miedo que algo pueda sucederte allá… —Confiesa acariciando la
mejilla de JungKook con suavidad.
JungKook sonríe de lado al ver su rostro. —Volveré ¿no te lo había dicho? Acabará todo esto y vendré por ti—.

Murmura agachándose para besar suavemente sus labios. —Te quiero… realmente lo hago.

TaeHyung siente su rostro encenderse y sus latidos golpear con fuerza al escucharlo. —Yo también te quiero,
JungKookie—. Susurra poniéndose en puntitas para responder a su beso.

El mayor suelta su rostro y con ambas manos enrolla su cintura nuevamente para sostenerlo con firmeza.
Aprovecha que nuevamente está a su altura para besarlo con más fuerza y ansias.

—No vayas al pueblo por favor, no es necesario. Enviaré lo que necesiten aquí desde el castillo y nadie que viva
en esta cabaña será tocado. —Le dice volviendo a colocarlo sobre el piso de madera, apoyando su frente sobre la
de él.

—No… no te molestes con eso…

—Por favor, prométeme que no te expondrás. —Ruega y no se queda tranquilo hasta que TaeHyung jura no
volver a ir al pueblo hasta que él regrese a verlo nuevamente. —El médico vendrá a primera hora mañana para
Narae, y cada dos días vendrán con comida para todos ustedes, incluyendo para el bebé.

TaeHyung suelta una risita al escucharlo, JungKook se aleja arqueando una ceja. —Esta muy chiquito para que
coma, él solo bebé leche. —Le dice.

—¿Tiene una nodriza? —Pregunta volviendo a besar sus mejillas.

—Tenía, pero ella ya no viene… desde que empezaron a tomar a gente del pueblo…

El sultán asiente con la cabeza al escucharlo. —Enviaré una nodriza todos los días también. Estoy seguro que
SeokJin querrá venir también, por favor puedes pedirle lo que quieras. Lo que se te antoje ¿de acuerdo? —
Cuando lo ve dudar, dice. —Déjame darte todo lo que necesites, permíteme cuidarte, mi príncipe.
Los grandes ojos castaños de TaeHyung lo miran atentamente, y JungKook se siente un poco desdichado que la
oscuridad ya ha caído sobre ellos y no puede verlos con libertad.

—Te quiero, volveré. —Besa por última vez sus labios y se obliga a alejarse de él, debía apresurarse en ir al
castillo y hablar con sus padres para regresar con TaeHyung lo más pronto posible.

Se sube a su caballo y ve a la distancia a TaeHyung despedirse con una mano, por la ventana de la cabaña mira a
Jimin y sonríe orgulloso y altanero al notar que, aunque el bailarín llama por su pequeño, TaeHyung no quita su
mirada de él. Con una reverencia se aleja de la cabaña sintiendo el corazón cálido después de tanto tiempo.
054
JungKook puede ver el rostro de su primo preocuparse al momento de decirle los motivos del enviar comida,
medicina y un médico a una cabaña junto al río. SeokJin frunce el ceño sin ponerse de pie siquiera.

—¿Y dónde está el idiota HoSeok? —Pregunta fijando su mirada en el rostro de JungKook. Él se extraña ante la
pregunta tan inusual.

—Pensé que ibas detrás de Narae—. Comenta torciendo su sonrisa, burlándose de él.

—Y yo no sabía que el campo de batalla te dejaba más idiota de lo que ya eras. —Responde su mayor seriamente.

JungKook resopla tomando asiento frente a él jalando la pesada silla de madera. —Y bien ¿irás a buscarla? —
Pregunta cruzándose de brazos. —¿O en serio esperas que un simple plebeyo como HoSeok pueda cuidarla como
debe ser?

SeokJin ríe ante sus palabras y negando con la cabeza, pregunta. —¿No te has dado cuenta acaso? —Cuestiona
mirando a su alrededor. —No puedo hacer nada así lo quiera. —Dice bajando la voz. Su primo menor, extrañado,
gira su rostro observando la habitación de Jin, no nota nada diferente.

—¿Qué sucede?

El mayor se desespera poniéndose de pie. —¿Por qué no vas y le preguntas a tu madre? La reina. —Suelta con
desprecio en la voz. JungKook no lo deja pasar.

—¿Qué te ha hecho ahora?

—¡JungKook, los soldados están vigilando la puerta de mi alcoba y no me permiten salir de aquí! —Exclama, no
importándole que esos hombres le escuchen allá afuera.
El menor se encoje de hombros sobre su silla. —Pensé que siempre habías tenido seguridad en la puerta de tu
habitación. —Menciona avergonzado. —¿Mi madre te ha encerrado?

SeokJin suspira con pesadez y se acerca a su ventana. —Ella dio la orden en realidad. Cuando te fuiste, busqué a
la abuela, pero antes de poder hablar con ella los soldados me trajeron aquí y no he podido salir. YoonGi está
igual, encerrado en su habitación sin poder salir y no se si la abuela está encerrada también.

—¿Te dijeron el motivo del porque estás encerrando? —Pregunta JungKook acercándose a él para asomarse a la
ventana.

—Un soldado vino, dijo que era porque era peligroso que la familia real no sea vigilada, prefieren tenernos aquí
para cuidarnos. —Expresa con ironía sonriendo de lado.

—¿Pero que idiotez? —Se queja JungKook caminando hacia la puerta. —Hablaré con mis padres. No los
encerrarán más. —Dice abriendo la puerta e ignorando a los soldados parados a ambos lados de la puerta de
madera.

Pasa por la alcoba de YoonGi y nota que es cierto, hay otros dos soldados vigilando la puerta. Decide ir a ver a su
abuela antes de hablar con sus padres, pero nota que ella no tiene soldado alguna vigilándola. Toca suavemente la
puerta con sus nudillos y la cabeza castaña del sirviente de su abuela se asoma.

—Oh, su majestad—. Exclama el chico tímidamente, abre la puerta dejándole pasar. —La abuelita está enferma,
señor. Por favor, no vaya a alzar la voz.

JungKook se alarma al escucharlo, por lo que apresura su paso hasta la cama de su abuela, quien parece estar
dormida al medio apoyando la cabeza de lado sobre las almohadas.

—¿De qué está enferma? —Pregunta colocando el torso de su mano suavemente sobre la frente de su abuela.

—Ha tenido un poco de fiebre y dolor de estómago. Ella ha dejado de comer hace días.
JungKook frunce el ceño al escucharlo. Se gira a mirarlo y pregunta. —¿Has pedido por un doctor para la abuela?

SungHyun niega con la cabeza levemente, intenta responder, pero nota que la anciana se mueve sobre la cama,
por lo que acude a ella para acomodar las almohadas.

—¿JungKook-ah? —Pregunta la vieja mujer abriendo sus ojos, JungKook se acerca a ella con rapidez y sostiene
su mano.

—Abuela, aquí estoy.

—Oh JungKook-ah, que bueno verte de nuevo. Creí que no podría mirarte otra vez en esta vida. —Susurra la
mujer y él se siente abrumado al verla débil sobre la cama.

—Abuela ¿Qué te sucede? ¿Por qué no permitiendo comida alguna? —Cuestiona preocupado al escucharla.

La abuela sonríe ante su pregunta y le pide a su sirviente que le ayude a sentarse correctamente.

—Debes preguntarle a tu madre mi niño, que está haciendo con su familia—. Susurra apoyando la cabeza contra
la almohada. JungKook no entiende lo que ella quiere decir.

—¿Mi madre? ¿Por qué? —Dice mostrando su duda en el rostro, su abuela acaricia su rostro estirando una mano.

SungHyun toma una jarra con agua y le sirve un poco para la vieja mujer. —Tampoco quiere recibir bebida de los
cocineros. Solo bebe agua de los manantiales, hace tres días solo me pedía frutas de afuera del castillo, pero ahora
no me dejan ir más allá de los portones y ya no puedo traer fruta para ella, y ella no acepta la comida de aquí,
señor. —Se apresura a explicar.

La abuela le reprende ante su osadía. —No debes decirle todo eso. —Le pide devolviéndole el vaso con agua
luego de haber tomado un sorbo.
—¿Qué sucede con la comida del castillo, abuela? —JungKook se sienta a un lado de la cama, evitando soltar su
pequeña y vieja mano entre las suyas. —¿Ya no te gusta la comida del castillo? —Pregunta risueño, pero la
expresión de la vieja mujer lo alarma. —¿Abuela?

—JungKookie, la mujer que te ha traído al mundo es una mujer muy avara y malvada. Sé que la quieres, es tu
madre, debes quererla. Pero no es una buena persona. —Murmura mirando su mano unida a las de su nieto.

—¿Te ha aislado en esta habitación? —Pregunta intranquilo.

La anciana niega con la cabeza antes de responder. —No, a mí no. A tus primos si los ha encerrado en sus
alcobas, sin embargo. —JungKook asiente comentándole que había podido hablar con SeokJin. —Yo he decidido
recluirme para alejarme de su objetivo.

—¿Mi padre está de acuerdo con todo esto? ¿Sabe algo de todo esto?

La abuelita sonríe suavemente. —He criado a un hijo muy tonto, JungKook. Tu padre nunca fue un hombre
valiente que tomara sus propias decisiones. Él fue manipulado por una mujer maliciosa y egoísta desde el primer
día que la conoció. —JungKook mira sus ojos casi blanquizcos de su abuela llenándose de lágrimas. —Primero se
deshicieron de su hermano mayor, mi primogénito, y ahora se están deshaciendo de esta vieja mujer.

—No, no lo voy a permitir, yo te voy a cuidar abuela. —Se apresura a prometer besando los nudillos de su abuela.
—Te voy a cuidar, lo prometo.

—Su majestad, ella debe comer. —Interviene SungHyun con el rostro preocupado.

—Ve a la cocina y trae comida, todo lo que haya. Ve, rápido. —Ordena con premura, pero su abuela no lo
permite.

—JungKook-ah, no puedo tomar la comida del castillo. La reina está enviando cualquier alimento a esta
habitación con veneno para mí, por eso, no puedo comer nada de aquí. —Dice agitada, sintiéndose bastante
cansada. Se vuelve a recostar contra las almohadas y mira de lado a su nieto. —Saben que SungHyun me sirve y

si él pide la comida, lo enviarán envenenada… además, mi sirviente tampoco está ingiriendo comida alguna.

JungKook observa el menudo cuerpo del chico frente a él, el joven es ligeramente más alto que TaeHyung, pero
su cuerpo larguirucho y su cara larga le hacían parecer mucho más viejo que su pequeño.

—¿Por qué no estás comiendo? Tú puedes comer en las cocinas. —Observa.

—No puedo dejar sola a la abuela, señor. —El chico responde sosteniéndole la mirada.

El sultán mira a su abuela con detenimiento y dejando un beso en su frente, dice sonriéndole. —Abuela, yo traeré
comida para usted. Te prometo que lo probaré aquí frente a usted antes de ofrecerle, para usted y su sirviente. —
Promete, despidiéndose de ella con otro beso en sus manos.

—No puedo creer que, de un hombre gallina como tu padre, halla nacido un hombre tan valiente y fuerte. —Le
dice acariciando su mejilla.

—Te quiero abuela. —Susurra, alejándose de ella, sale de la habitación mucho más determinado.

Sus pasos resuenan en los pasillos vacíos del enorme castillo, nota que ya no ve sirvientes por todas partes, por el
contrario, solo logra mirar soldados vigilando todas las entradas.

Cuando se pone de pie frente al despacho de su padre, respira hondamente, intenta calmarse, no quiere cometer
alguna estupidez, después de todo, son sus padres. Estira la mano para abrir la puerta y entra al lugar, notando que
no hay nadie en ella. Frunce el ceño y se gira para preguntar a uno de los soldados que vigilan el pasillo.

—Están esperándole en el gran comedor, señor. —Le indica el soldado sin mirarlo.

Su camino parece tan lejano y breve al mismo tiempo, baja los escalones de piedra y la enorme araña de velas se
alza sobre su cabeza. Al medio del comedor, hay una mesa larga con abundante y caliente comida.

El olor lo llena y estómago duele al recordar todo lo sucedido en esos tres últimos días. Recuerda cada rostro,
recuerda cada palabra y él no quiere pensar en eso. No quiere creerlo, ver sus rostros de preocupación y tristeza,
mientras ellos le sonríen al otro extremo de la mesa.
Su padre está sentado en el extremo más lejano de la mesa, su madre es quien se pone de pie y extiende ambos
brazos al mirarlo. —Llegó nuestro futuro rey—. Anuncia ella sonriendo y esperando que él se acerque para
abrazarla, pero JungKook no lo hace. Se queda en su lugar observando su rostro, estudiando su expresión. —
Cariño, ven a comer con nosotros, estábamos esperándote. —Dice señalando el banquete sobre la mesa.

—Hazle caso a tu madre, JungKook—. La gruesa voz de su padre se deja oír en el comedor de techo alto. Es muy
difícil mirarlo y saber que nunca fue él, que cada decisión nunca fue suya, él solo es una estúpida marioneta de la
mente retorcida de su madre.

—Madre. Padre. —Saluda rodeando la mesa y dejando que su madre lo abrece con entusiasmo.

—Ve, toma asiento cariño. —Le dice ella empujándole cordialmente con unas palmaditas en la espalda.

JungKook arrastra los pies hasta llegar a su asiento, a la mitad de la larga mesa. Toma asiente y observa la
cantidad enorme de comida. —Esto es mucho, no lo acabaremos. —Advierte.

—No importa cielo, lo importante es que comas lo que más te gusta, lo demás se puede desechar. —Alienta la
reina tomando un cubierto de la mesa y junto a su esposo, comienzan a comer.

“A veces comparto mi comida con los ancianos del mercado…”

—No he visto a los sirvientes hoy, madre—. Comenta sin tomar los cubiertos, sus ojos paseando por toda la
comida de aquella mesa, pensando que todo eso podría llenar a cada uno de la cabaña en el rio y aun así sobraría.

—Es peligroso tener tanta gente en el castillo en estos tiempos, cualquiera podría ser un infiltrado. —Comenta el
rey antes de llevar un pedazo de carne a la boca.

—¿Por qué no han bajado SeokJin y YoonGi a comer? —Pregunta llevando la mirada a su madre.

La reina lo mira con el rostro serio, su sonrisa ha desaparecido. —Es azaroso que ellos estén deambulando con
tantos posibles traidores infiltrados en el castillo. —Contesta fríamente. —Además, en esta mesa sólo la familia
real se debe servir.

JungKook se tensa en su sitio al oír el tono de voz de su madre, el desprecio utilizado al referirse a sus primos.
Sin embargo, decide no hacer algún comentario sobre ello. —¿Por qué no baja a comer la abuela entonces?
—¡Suficientes preguntas! —Exclama su madre bajando los cubiertos a la mesa. —Limítate a comer y has
silencio. —Su mirada se torna rojiza al observarlo ponerse de pie.

—Me temo madre, que he perdido el apetito. —Dice parándose correctamente al costado de su silla, toma un
plato con su mano antes de alzar la mirada.

—Sin embargo, creo que la abuela agradecerá un poco de comida por hoy—. Comenta con una sonrisa de lado.
Coge un cubierto y comienza a llenar el plato con comida bajo la atenta mirada de sus padres.

—Tu abuela no comerá de esta comida. Ella ha anunciado que no volverá a probar comida a menos que sea
preparada por SiYeon. —Se apresura a decir la reina. JungKook deja de colocar comida sobre el plato y pregunta

por la mujer. —SiYeon es la cocinera más vieja del castillo… ella dejó de cocinar por su edad, pero tu abuela solo
quiere comer de su comida.

JungKook no puede evitar notar un poco de inseguridad en su voz, observa a su padre de soslayo y ha notado que
el hombre ha dejado de comer, con la mirada gacha sentado al otro extremo de la mesa. —Bien, díganle a SiYeon
que prepare algo para la abuela, lo llevaré yo mismo a la habitación.

La reina sonríe de pronto y con un llamado, se apresura a dar la orden a las sirvientas de la cocina para que
traigan un plato preparado por la más vieja cocinera del castillo. JungKook estudia el rostro de su madre mientras
ella da las órdenes, sus ojos brillan y parece que le es difícil ocultar su sonrisa.

Minutos después, una anciana se presenta en el gran comedor con una bandeja de comida entre las manos.

—Mira JungKook, la vieja SiYeon preparó la comida favorita de su abuela—. Le dice levantando la tapa de la
bandeja. JungKook observa que hay tres platos en ella, un humeante gomtang, que es una sopa de cartílagos y
muchas verduras, un estofado de sundubu jjigae muy rojizo lleno de tofu y en el ultimo plato un poco de kimchi.
Él se da cuenda que es comida de campesinos. Su madre nota un gesto efímero en su rostro, por lo que agrega con
rapidez. —Tu abuela es una mujer sencilla, a ella le gusta la comida de su gente.

—Si, lo noto madre. —Comenta sin estar de acuerdo. Recuerda las palabras entonces las palabras de su abuela y
con un cubierto limpio se acerca a la bandeja que carga la vieja cocinera.
—¿Qué haces JungKook? —Pregunta la reina alarmada al notar que su hijo se inclina sobre la bandeja para oler
la comida. —Es para tu abuela, tu comida está aquí, en la mesa junto a tus padres. —Dice con la voz temblorosa,
rodea la mesa para acercarse a él, ambos bajo la atenta mirada del rey.

—Quiero probar como es la comida del pueblo madre. Si a la abuela le gusta, seguro que me gustará a mí
también. —Dice metiendo el cubierto en el estofado rojizo. —Puedo darle el buen visto ¿no es así madre? —Sus
ojos observan las manos de su madre, hechos puños a ambos lados de su cuerpo, a JungKook le da la impresión
que ella se lanzará sobre él en cualquier momento.

—JungKook no. Eso es de tu abuela. No seas malcriado. —Expresa con los dientes apretados.

La rigidez de su cuerpo le indica a JungKook que su abuela tiene razón, que esa comida, exclusiva para ella, está
contaminada con veneno.

—Sólo un poco madre, la abuela no se enojará—. Indica alzando el cubierto lleno de estofado.

Cuando está a punto de meterlo a su boca su madre alza la mano dándole un golpe en la muñeca haciéndole soltar
el cubierto, luego golpea la bandeja con la misma mano y los tres platos terminan rotos con la comida esparcida
en el piso, la vieja SiYeon se aleja asustada.

—¡He dicho que es la comida sólo para tu abuela! —Vocifera colérica.

JungKook se para correctamente, observando la comida en el piso para luego mirar su rostro. —¿¡Por qué lo
haces!? ¿¡Por qué estás haciendo todo esto!? —Cuestiona alzando la voz, a lo que su madre lo mira horrorizada.

—¡No me levantes la voz! —Exige ella alzando su mano para golpear su mejilla, y aunque JungKook no lo evita,
no le hace daño alguno. —¡No volverás a salir de este castillo nunca más! ¡Tú nunca saldrás de aquí si sigues
comportándote de esta manera! ¡No debes faltarnos al respeto jamás! —Exclama colérica.

Su hijo ríe ante su comportamiento. —No quieres a tu hijo muerto ¿cierto? Pero ¿y que sucede con los demás?
¿no te interesa acabar con sus vidas solo para mantener tu poder? —Replica.

La reina se tiende hacia atrás y mira al rey, quien aun mantiene una expresión cabizbaja y lejana a su discusión.
—¿Qué estás tratando de insinuar? ¿De que estás tratando de acusarme? —Su voz suena indignada.
La risa de JungKook resuena en el gran comedor hueco, niega con la cabeza nuevamente. —No estoy insinuando
nada, madre. No, yo no intento o insinúo. —Sus ojos observan a detalle los ojos de la reina. —Yo lo hago, no
intento. Yo te acuso directamente madre de estar envenenando a mi abuela. Te acuso madre, de ser una asesina, a
usted y a mi padre. Ambos son las personas más peligrosas que jamás he conocido. ¡Ustedes son unos asesinos!
055

Su madre se había vuelto histérica, lo golpeó muchas veces más, pero a él no le hizo el más mínimo daño. Sin
embargo, JungKook sospechaba que mínimo, su madre se había lastimado la muñeca. Él miraba como ella se
sostenía la mano derecha contra su pecho, observándolo con los ojos rojos y el ceño fruncido. Pero JungKook no
le tenía miedo, era su madre después de todo.

Él sabía qué si estuviera en otra posición, probablemente no hubiese creído jamás todas las acusaciones que
lanzaban contra la reina. Pero él había leído la carta que su madre había escrito hace más de veinte años, un
perfecto plan donde relataba cada paso que debían dar para asesinar a los reyes, el plan incluía un SeokJin bebé de
apenas un año de nacido, pero su primo había enfermado entonces y la abuela se había negado a dejarlo ir con sus
padres a aquel viaje entre los reinos colindantes.

JungKook encontró la carta aquella vez hace tres años que había entrado al despacho de su padre para buscar un
mapa del reino, lo leyó y siempre creyó que eran palabras falsas, una horrible broma o cualquier cosa, menos la
verdad, hasta que una vez les preguntó a sus padres como habían fallecido sus tíos, recuerda que su padre le contó
el mismo argumento escrito hace veinte años en esa carta. Luego acudió a uno de los sabios del reino y el viejo
anciano se negó a hablar con él, alegando que se negaba a entablar relación alguna con el hijo de asesinos.

Por supuesto esa declaración lo confundió mucho más, pero comenzó a indagar. Se metía al despacho de su padre
por las noches para buscar información, intentaba acercarse a los sirvientes más viejos del castillo, pero
curiosamente la mayoría de ellos habían ingresado a trabajar ahí cuando él había nacido.

Entonces fue a hablar con su abuela, él nunca supo realmente porque su abuela se había ido a vivir a las
montañas, pero ahora tenía sentido cada acto de ella. Su abuela acostumbraba hablar sin hacerlo realmente,
JungKook buscaba todos los significados a sus metáforas, y aunque a veces le preguntaba a Jin, él preferiría no
hacerlo, su primo era una persona perspicaz y pronto llegaría el día que preguntase porque tanto misterio si él
seguía con eso, por eso, cuando su madre le dijo que no le diga a SeokJin cuando este preguntase cualquier cosa
de sus padres, pues lo estaban protegiendo de esa manera y él debía cuidarlo también.

Por lo que ahora la veía realmente, aquella mujer de suave sonrisa, rostro pequeño y manos tan cálidas no era más
que una aberración. Él preferiría perderlo todo a tenerla a ella como madre.
—¡A tu habitación JungKook! —Ordena la mujer señalándolo directamente con su mano izquierda. —¡Ahora! —
Exclama, pero su hijo no se mueve del lugar, mirándola con detenimiento.

—No quiero volver a ordenar que te azoten, JungKook. Hazle caso a tu madre. —La voz de su padre se oye
pausada y calmada, tan distinta de la alterada reina. —JungKook. —Lo llama con la misma tranquilidad.

—Azótame mil y un veces más, padre, pero eso no quitará la vergüenza que siento de llamarme su hijo. —Le dice
mirándolo con pena, su padre se ve tan viejo sobre esa silla de oro. —Sé que la guerra tampoco lo inició el otro
reino, no. Lo iniciamos nosotros, cuando ustedes quisieron apoderarse de sus tierras y aguas, ellos se negaron y
mataron al hijo de aquel rey. —Anuncia en voz alta. Los ojos de su padre se posan en él con rapidez y su madre
se ve tan pálida que la ve sostenerse de una silla para no desmayarse.

—Eso no es cierto, JungKook. —Dice la reina aferrándose del respaldar de la silla, olvidando su dolor en la mano
derecha. —Ellos quieren nuestras tierras, siempre lo han querido y el día que se hizo público la unión de nuestro
reino con el reino de la princesa Bae, supieron que no tendrían ninguna oportunidad para tomar lo que es nuestro.
Ellos nos están atacando antes de comenzar todos los arreglos de tu matrimonio, hijo, para tomar lo que es nuestro
y evitar así la unión. —Explica su madre con su mirada perfilada, su apariencia es débil, pero su mirada sigue
siendo tan fría y aguda.

JungKook duda brevemente por su apariencia, de pronto la veía con todos sus años encima y tuvo el impulso de ir
a consolarla, pero recuerda entonces que no es cierto, todo lo que ella dice es mentira y su madre es una mujer
peligrosa y malvada. Él sabe que ella sólo está actuando. —No te creo, madre. Debes dejar de mentir por favor.

—¡Es la verdad! ¿Por qué querríamos iniciar una guerra si tenemos mucho que perder? —Exclama ella
comenzando a sollozar.

—¡Ustedes iniciaron esto! —JungKook alza la voz temblorosa, sintiendo tanto rencor al mirarlos. —Ustedes
provocaron esto y debería ir a primera fila a parar todo lo que han ocasionado.

—JungKook, ve a tu habitación—. La voz de su padre se escucha tan lejano cuando da la orden.

Él niega con la cabeza al escucharlo, reacio a hacerle caso. —Volveré a la guerra, pero usted padre, me
acompañará. Sé muy bien los motivos reales de combatir contra el reino vecino, y si su rey quiere justicia se la
daremos. —Dice seguro, nota cuando el rostro de su padre palidece y esta vez su madre no finge, ella se sujeta de
la silla con ambas manos para sentarse.

—No. No vas a hacer eso. —La voz de su madre se oye temblorosa al hablar. —Te vas a encerrar en tu alcoba y
no saldrás hasta que yo lo ordene.

Sus ojos fríos lo contemplan con miedo y JungKook entiende entonces, que a pesar que ella es una mujer
malvada, a él nunca le haría daño, no a su propio hijo. —Si mi padre no quiere ir conmigo, entonces iré sólo. Sé
que el rey vecino quiere vengarse por la muerte de su hijo, sé que es peligroso para mí también. Pero confío en
que podré hacer algo para evitar más muertes.

—¡Tú no vas a dar tu vida para salvar a pobres mendigos! —Su madre vuelve a alzar la voz y ponerse de pie, se
acerca a él lentamente, temiendo que su propio hijo la aleje, la rechace.

JungKook no se aleja, sostiene su mano temblorosa entre las suyas y mirándola directamente a los ojos, anuncia.
—No daré mi vida porque prometí regresar, madre. Yo regresaré porque me falta mucho por hacer aún, quiero
devolverle a SeokJin todo lo que le pertenece y voy a cuidar a mi pequeño amor.

Su madre lo mira frunciendo el ceño, no entiendo sus palabras. —Mi pequeña amor. —Corrige de prisa. —La
princesa Bae, ella es la única a quien tú-

—No. No madre. Ella es libre ahora, y yo ya elegí con quien pasaré mi vida entera. —Le dice con una sutil

sonrisa, recordando los ojos miel de su pequeño príncipe. —Es mi pequeño amor y si tú haces lo correcto… yo lo

traeré aquí… lo podrás conocer y sabrás que no hay persona que amo más…

La reina separa su mano torpemente, mira a su esposo y luego regresa su mirada a JungKook. —Te quiero en tu
alcoba ahora. —Vuelve a ordenar con la voz ronca.

Los ojos de JungKook pasean por la comida servida en la mesa y luego la comida que era destinada para su
abuela y la bandeja en el piso. Él sabe que la anciana no puede quedarse sin comer otro día más. Por lo que,
volviendo a tomar un plato, comienza a servir comida con prisa para llevarle a su habitación.

—¿No me escuchaste acaso? Te estoy dando una orden. —Dice la mujer empujándolo sin fuerzas.
—Llevaré un poco de comida para la abuela, luego me marcharé con SeokJin, YoonGi y la abuela. Los llevaré a
un lugar más seguro, madre. —Dice sin preocuparse del rostro colérico de su madre.

Antes que ella intente tirar el plato con comida de sus manos, él bordea la mesa y toma una copa llena de vino que
estaba servida para él. —Bajaré en unos minutos. —Anuncia, y se retira del gran comedor sin esperar que sus
padres objeten nuevamente.

Abre rápidamente la habitación de su abuela y coloca la bandeja en la mesita de noche cuando el sirviente quita la
jarra con agua. —Abuela, la probaré antes de que comas para que puedas estar segura que está comida no está
envenenada. —Dice mirándola a los ojos.

La anciana le sonríe. —Confío en ti, lo hago realmente, cariño—. Expresa la mujer acariciando su mejilla. No es
necesario que hagas esto.

—Te lo prometí abuela—. JungKook sonríe al tomar un poco de arroz con los palillos y comer. —Está un poco
salado, pero sin veneno. —Dice con una mueca haciendo reír a su abuela y a su sirviente. —Asegúrate de que
coma lo suficiente, tú también puedes comer, he traído para ambos. —Le indica a SunHyun. El sirviente asiente
con una enorme sonrisa en los labios. —Bien, abuela quiero que vengas conmigo fuera del castillo.

—Señor, con mucho respeto, la abuela no puede salir de la cama, son muchos días sin comer y ella está muy débil
para hacerlo—. SunHyun habla de prisa poniendo un pie adelante, sabiendo que la anciana lo iba a regañar, y lo
hace.

—¡Niño chismoso! —Regaña ella, provocando que JungKook ría con ganas. —No le hagas caso JungKook. Yo
puedo caminar.

JungKook lo examina con detenimiento. —SunHyun quiero que me acompañes a las cocinas luego de que comas
algo con mi abuela. Quiero hablar con el personal de la cocina y tú escuches lo que tengo que decir.

—Si, su majestad. —Se apresura a asentir el sirviente.

Antes que su abuela diga algo más, él besa sus manos y dice que volverá en minutos, debe ver a sus primos antes
de marcharse.
Cuando entra a la habitación de SeokJin nota que no hay más soldados en su puerta, imaginando lo peor, entra
rápidamente a la habitación.

—¡Jin! —Llama al notar la habitación vacía, pero respira nuevamente al verlo salir de los baños de su habitación.
—¿Por qué mierda haces eso? —Pregunta bordeando la cama, su primo lo mira confundido. —Debemos irnos.

—No puedo salir de aquí, JungKook.

—Si puedes, ya no hay soldados, debemos ir por YoonGi y luego dar algunas indicaciones en la cocina para la
abuela. Nos iremos de aquí y regresaremos lo más pronto posible.

SeokJin lo mira con las cejas alzadas, verlo tan decidido es tan inusual para él. —¿Iremos a la guerra también?

—No. Tú no. A ti no te puede pasar nada, Jin. El reino no se puede quedar sin su rey. —JungKook dice abriendo
la puerta y echando un vistazo a los pasillos antes de abrir totalmente la puerta.

—JungKook, a ti tampoco debe pasarte nada. —Refuta su primo mayor y JungKook se limita a encogerse de
brazos.

—Vamos por YoonGi, no hay tiempo para perder. —Dice antes de salir de la habitación. Jin mira a su alrededor y
luego apresura el paso para alcanzarlo.

La habitación de YoonGi tampoco tiene soldados cuidando, por lo que abren la puerta sin tocar y encontrarlo
sentado en su cama con un pergamino entre las manos.

—¿Jin? —Pregunta sorprendido dejando el pergamino sobre la cama. —¿Cómo saliste de tu habitación? Pensé
que también estabas encerrado.

—Ya, yo también. Pero no sé que sucedió con los soldados. —SeokJin se encoje de hombros al responder.

JungKook los apresura y los tres juntos bajan hacia el gran comedor. La mesa central está vacía, salvo de tres
candelabros apagadas al centro de la mesa. Toda la comida ha sido retirada y los pisos limpiados. El menor los
dirige hacia el despacho de su padre y nota a dos soldados parados en ambos lados de la puerta, los mira
seriamente, pero los soldados no le devuelven la mirada. Parados rectamente sin mantener contacto alguno con
nadie.
Pasa de largo junto a sus primos y los soldados no se inmutan cuando ellos entran al despacho. Su madre lo mira
sentada en la silla central detrás del escritorio, el sitio donde se supone su padre debe ocupar, mientras que él está
de pie junto a la ventana.

—Yo regresaré madre y quiero encontrar a mi abuela sana y salva. —Le dice sin dudar, levantando el mentón y
dando un paso directo hacia ella. —No enviarás más comida envenenada a su habitación, ni para ella ni para su
sirviente. Quiere regresar y encontrarla sana y a salva, a ella y a su sirviente o me desconoceré, madre. —
Amenaza.

Sin embargo, la reina asiente con una suave sonrisa en el rostro. —No tocaré a tu abuela, la encontrarás sana y
salva a tu regreso, JungKook. —Promete cruzándose de brazos. —A cambio quiero que escuches a tu padre y
hagas todo lo que él crea conveniente para tu bienestar—. Mira a los dos jóvenes detrás de su hijo y agrega. —
También quiero el bienestar de tus primos, sobre todo el de SeokJin—. Suelta y su sonrisa se ensancha aún más
en su rostro.

JungKook no puede evitar temblar en su sitio al notar la mirada de su madre hacia SeokJin. —Partiré con YoonGi
y SeokJin, pero debo dar indicaciones a la cocina antes. —Anuncia con desconfianza.

Su madre asiente nuevamente poniéndose de pie y acercándose junto a su esposo. —Tu padre irá contigo y tus
primos. Pediré que alisten los caballos y armaduras, puedes ir a la cocina a hacer lo que tengas que hacer y
cuando salgas todo estará preparado.

Los tres jóvenes regresan a la habitación de la abuela en silencio, con dudas en la cabeza por la sonrisa irónica de
la reina. JungKook da las indicaciones a los cocineros y prohíbe volver envenenar cualquier comida servida en el
castillo, él regresará y averiguará si alguien lo hizo, los amenaza con la muerte y todos asienten de inmediato con
temor. Luego le da indicaciones a SunHyun para enviar una carga de comida todos los días a la cabaña de
HoSeok, él debe conseguir una nodriza también, por lo que el sirviente le dice que una de las sirvientas había
dado a luz hace dos meses y ella podría ir. Luego de hablar con algunos médicos del castillo, decide enviar al
viejo médico para atender a Narae. Sus órdenes son claras y sus amenazas son muy reales, por lo que nadie duda
en obedecer sus ordenanzas.
JungKook no se aparta del castillo hasta ver la carga de comida y medicina en un carruaje, el médico y la nodriza
escogidos también están sobre el carruaje y los observa alejarse hasta perderse detrás de la muralla que rodea al
castillo.

Su madre observa a todos desde el umbral de la entrada principal, no ha hecho ningún comentario de las órdenes
de su hijo, se ha mantenido en silencio y quieta en su lugar, aunque parece estar un poco ansiosa. Cuando todo
está listo y sus primos están vestidos con armaduras y espadas, ella llama al rey en voz baja.

SeokJin los observa en silencio, intenta escuchar, pero es en vano, llama la atención de JungKook y YoonGi, y
entre todos intentan escuchar nuevamente, pero la reina se da cuenta de ello, por lo que dando palmaditas en la
espalda de su esposo, le apresura a subirse al caballo.

—El reino de la princesa Bae ha enviado refuerzos, están concentrándose en la base central donde irán. —Informa
la reina cuando ellos comienzan a subirse a los caballos, una guardia de diez soldados los acompaña en su regreso
a la base central. —Enviaré refuerzos hoy por la noche, tu padre, JungKook, les estará dando las indicaciones,
deben hacer caso para regresar a salvo.

Ninguno menciona nada, se limitan a asentir y cuando el rey da algunas instrucciones se alejan del castillo junto a
la guardia. Demorarán alrededor de un día completo para llegar a la base, y JungKook no puede dejar de pensar
en todo el camino porque su madre sonreía satisfecha aún sabiendo que iban a enfrentarse al reino enemigo.

¿Por qué los dejó ir tranquilamente a una posible muerte?

No puede evitarlo, pero cree fervientemente que su madre ha tramado algo y probablemente no sea nada bueno
para quienes lo están rodeando.
056

—¿Un bebé? —Pregunta retorciendo su mano sobre su regazo, escuchando atenta a lo que el joven soldado le
dice. —¿Qué tamaño tenía? ¿Más de un año? —Pregunta inquieta.

El soldado niega con la cabeza antes de responder. —Era un bebé mucho más pequeño, probablemente tenga
menos de seis meses. —Informa.

La reina inclina la cabeza repasando la información brindada. —¿Viste a la madre?

—No señora, había una mujer vieja y dos chicos jóvenes. No vi ninguna mujer de la edad adecuada para tener un
bebé.

—¿Y el médico para quién era? —Vuelve a preguntar, está dándose una idea de lo que hijo esconde.

El soldado piensa cuidadosamente antes de responder, ha visto el gesto de su reina y debe ser precavido de no
molestarla. —Pude escuchar que era para alguien quien había sufrido un ataque.

—¿Mujer u hombre?

—Mujer, su majestad. —Responde de inmediato. —Sin embargo, no puedo decir su edad, ellos no sacaron a la
mujer de la habitación.

La reina guarda silencio, un bebé y una mujer en cama, ella piensa rápidamente y no puede evitar sentir rencor
por ese bastardo, aun cuando sea muy probable que ese bebé sea hijo de JungKook. Sino ¿Por qué se preocuparía
él por algún ajeno? Nunca se había preocupado tanto por alguien más y ahora parecía entender el porqué,
JungKook tenía un hijo ilegítimo y ella no iba a permitir que alguien más lo sepa.

Ella se aseguraría de eliminar a cualquiera que se interponga en sus planes, y definitivamente en ellos no había
ningún bastardo que manche su nombre.

—Quiero que mañana vayas junto al médico y la nodriza, quiero que veas a la mujer que está en cama y le
preguntes su edad. —Ordena sin mirarlo. —Si ella tiene la edad para tener crías me la traerás acá, a ella y a ese
bebé.
—¿Debo hacerlo mañana mismo? Traerla aquí.

La reina lo piensa brevemente, debe ser cuidadosa porque no quiere que su hijo se entere que ha sido culpa suya
si algo les sucede a ellos. Su hijo ya sabe suficiente de ella, no desea que termine por apartarla. Ella puede hacer
que sea un accidente o un ataque de los enemigos, cualquier cosa, no importa mucho. Lo único que le importa es
eliminar a cualquiera que viva en esa cabaña, deshacer cualquier lazo que su hijo haya hecho con esa gente para
volverlo a tener a su lado. Ella buscará la manera de hacerlo.

—Así es, los traerás por la noche. —Avisa. —Irás con una caravana, puedes matar a cualquiera que se interponga,
sólo quiero a la mujer y al bebé vivos. Yo misma me encargaré de ellos.

—Si su majestad. —Asiente el soldado inclinando la cabeza, con una rodilla sobre el piso para mostrar respeto.

—Ninguna palabra de esto a alguien más mientras tanto. —Previene.

—Por supuesto señora.

×××

El sol apenas está saliendo cuando JungKook y los demás están cerca de la base principal, escucha mucho
revuelto y gritos de los jóvenes esclavos. Él detiene su caballo bruscamente y ordena a todos parar también.

—¿JungKook? —SeokJin pregunta cauteloso intentando ver entre la niebla, supone que falta mucho aún para que
el sol aclare el denso bosque porque lo intenta escuchar lo que sea que JungKook está escuchando a la lejanía.

—Parece que han invadido la base, su majestad—. Murmura uno de los soldados.

—Mi madre dijo que el reino de Bae enviarían ayuda. —JungKook intenta darle algún sentido a los gritos que se
alzan entre los árboles. —¿Podrían ser ellos?

Pero cuando terminar de hablar, oye una explosión y el fuego se alza hasta el cielo oscuro, iluminando el lugar.

YoonGi estira la mano para sostener las riendas del caballo de JungKook, ha notado que su primo tiene la
intención de ir hacia el lugar. —¡Es peligroso JungKook! —Exclama, sin permitirle avanzar.
—¡Ellos están allí! —Los ojos de JungKook lo miran con terror. —¡Le prometí a TaeHyung que ellos regresarían
con bien!

—JungKook regresaremos al castillo ahora—. Interviene su padre con temor.

—¡No! ¡Yo no regresaré sin ellos, padre! —Vocifera con el rostro rojizo.

SeokJin ayuda a YoonGi a sostener las riendas del caballo de su primo menor. —JungKook regresemos…

—Suelten a mi caballo sino quieren perder sus brazos—. Amenaza con los dientes apretados, viendo con temor
como el fuego se alza mucho más. —¡Suelten al maldito caballo!

—¡Te matarán JungKook! ¡No regresarás! —Su padre coloca su caballo delante del suyo y JungKook se siente
prisionero entre ellos. —Regresaremos al castillo, ahora.

—No veré a TaeHyung llorar, mucho menos seré el causante de sus lágrimas. Iré y cumpliré mi promesa, seré un
hombre de verdad. —Los mira a los tres brevemente, ignorando a la guardia de soldados que los acompaña. —Y
ahora aléjense porque no es contra ustedes con quien voy a pelear. —Gruñe observando los ojos oscuros de padre.

Su primo mayor es el primero en retirar la mano, YoonGi lo imita luego de dos segundos entendiendo que nada
hará cambiar de parecer al menor.

—Iremos contigo—. Sonríe SeokJin.

—Ya lo dije, siempre quise ser un príncipe de radiante armadura. —YoonGi bromea mirándolos a ambos.

—No. —Sin embargo, es el rey quien se sigue interponiendo en su camino. —Ustedes dos. —Dice mirando a
ambos mayores. —Ustedes dos pueden ir a combatir si quieren, pero tú no irás.

—Padre no-

—Silencio. Si ellos te ven, te capturarán y te matarán delante de mí. Ellos quieren su venganza. —Indica el rey
con el semblante sombrío. —Tú debes regresar y debes dejarme afrontar esto.

JungKook intenta rebatir sus palabras, pero otra explosión llama su atención, mirando hacia sus primos, olvida a
su padre y con determinación obliga a su caballo a correr hacia la base, sus primos lo siguen sin demora. El rey
los observa a alejarse y con el temor que siempre lo invadió, ordena a los soldados a seguirlos mientras él observa
de lejos.

Él se apegaría a lo que la reina había ideado. Presentaría a SeokJin como su hijo al otro reino, les haría pensar que
es a él a quien quieren y los entregaría en bandeja de plata para que tomen su venganza.

El rey vecino pensaría que tomó su justicia y se retirarían, sólo necesitaban un rostro y un cuerpo para que todo
termine de una vez. Él les daría en ofrenda al joven si es necesario, pero nunca permitiría que toquen a JungKook.
Él junto a su esposa lucharon para tenerlo todo, y eso incluía a su hijo.

Por lo que decide rodear al caos que reina la base y busca un camino para observar de lejos, esperaría el momento
preciso para comenzar con todo.

JungKook azota su caballo y este corre de prisa, ha desenvainado su espada y observa de reojo que sus primos
han hecho lo mismo, él tiene miedo por ellos. Sus primos nunca han recibido instrucción militar, ellos no saben
luchar en una verdadera guerra, cada practica que han tenido se siente como un juego de niños frente a la
situación que están viviendo.

Observa que el fuego ha sido provocado en los extremos, muchos soldados están peleando entre el desorden y sus
ojos buscan los carruajes de los prisioneros. Han sido ellos quienes han gritado todo este tiempo para ser
liberados, pero los soldados están muy ocupados como para hacerles caso.

—Tengo que sacarlos de ahí—. Les dice a ambos, ellos asienten con la cabeza y lo siguen sin demora, la guardia
no los abandona en el camino, protegiéndolos hasta llegar a las jaulas.

—¡JungKook! —El grito desesperado de HoSeok se alza en el bullicio y JungKook no duda hasta llegar a él. —

Regresaste… sácanos de aquí ¡Sácanos de aquí por favor! —Suplica con desespero.

Los tres bajan del caballo y observan las cadenas que encierran las jaulas, son demasiado gruesas para romperlas
con las manos o las espadas.

—Su majestad. —MinHo se acerca agitado a ellos, sosteniendo las llaves en alto. —Pensé que ellos debían huir,
no deberían estar aquí. —Murmura extendiéndole las llaves.
JungKook le agradece mirándolo a los ojos y se apresura a abrir la jaula de madera. —Deben irse, vayan al
bosque e intenten regresar al reino, es demasiado peligroso que estén aquí—. Les dice con premura. Una vez la
jaula se ha abierto, la mayoría de los jóvenes salen aglomerados temiendo por su vida. HoSeok y NamJoon se
quedan a un lado y se niegan dejarlos solos.

—¡Váyanse! —Vocifera JungKook observando como MinHo abre las otras dos jaulas de madera. —¡Largo! —
Grita cuando otra multitud de prisioneros se aprietan contra ellos. JungKook intenta subir a su caballo
nuevamente, pero el animal se espanta cuando el fuego avanza entre las jaulas de madera ya vacías.

—¡No podemos irnos sin ti! —Exclama HoSeok viendo a los jóvenes tomar las riendas de sus caballos.

—¡Debes regresar al reino también! —Vocifera NamJoon esquivando a algunos soldados, desconoce totalmente
si son del enemigo o no. —¡Debes regresar por TaeHyung!

JungKook observa a su alrededor, el fuego está cercando la base y si no se apresuran no podrán salir de ahí,
intenta buscar a su padre entre los hombres que están peleando, pero no logra verlo, él debe encontrarlo para
presentarse frente al rey enemigo.

—Regresaré, ¡Ahora váyanse! —Ordena logrando montar al caballo y desenvainando su espada, los soldados
enemigos los han alcanzado. —¡Largo!

HoSeok mira a NamJoon con duda en los ojos, sin embargo, ambos deciden escapar hacia el bosque y vigilar
desde la espesura de los árboles, ambos temen que el Sultán no regrese y que TaeHyung sea afectado por ello.

—¡SeokJin! —Un joven se acerca a ellos cuando el nombrado intenta subir a su caballo. El chico tiene la ropa
sucia y el rostro manchado en sangre, claramente es un prisionero del reino. —¡SeokJin ayúdame! —Exclama.

Jin entrecierra los ojos al verlo, el chico lo conoce al parecer y él demora unos minutos en reconocerlo. —
¡KyungJae! —Exclama al recordar su rostro, compartió con él una clase, aunque nunca cruzaron palabra, lo
recuerda porque aquel día el profesor regañó al chico frente a la clase por haberse dormido. —¿Qué haces aquí?
—Pregunta halando las riendas del animal.

—Me capturaron cuando estaba yendo a casa—. Explica agitado, mostrando su intención de querer subirse al
caballo de SeokJin.
HoSeok Y NamJoon no prestan atención al otro prisionero, asegurándole a JungKook que se esconderán entre los
árboles se giran para correr entre los soldados, pero todo sucede demasiado rápido para que puedan asimilarlo.

Uno de los soldados enemigos se había posicionado contra SeokJin, alzó su espada en alto para hacerle daño al
chico que estaba sin armadura, se desharía primero de los vulnerables y luego iría por los demás, por lo que no
dudó en atacar.

Su grito se escuchó y todos giraron a mirarlo. KyungJae se movió de prisa y corrió hacia donde se encontraba
JungKook sobre el caballo, era el único quien tenía la pesada espada en la mano, pero el soldado enemigo lo
siguió muy de cerca sobre su caballo, por lo que volvió a alzar su espada y dejándolo caer contra KyungJae.

Sin embargo, KyungJae no dudó en estirar la mano y tirar de NamJoon contra la filosa arma, usándolo de escudo
humano. Todos a su alrededor se quedaron quietos sin poder reaccionar mientras la espada entraba tan fácilmente
en el pecho del chico.

NamJoon miró a los ojos del soldado que tenía su espada enterrada en su cuerpo, el hombre no se inmutó en
retirar la espada y con ello un montón de sangre escapando de su pecho. Cuando intentó asestar nuevamente la
espada. JungKook alzó la suya y de un solo golpe cortó la cabeza de aquel soldado, la sangre manchando su
rostro y manos.

—¡NamJoon! —HoSeok lo sostuvo contra su cuerpo cuando él cayó pesadamente. —No, NamJoon—. Sollozo al
notar la piel pálida de su amigo.

JungKook bajó de su caballo y se agachó a su lado observando la herida. —Te enviaré al castillo, sólo resiste un
poco por favor—. Rogó y su voz tembló, intentó ponerse de pie, pero las manos de NamJoon lo retuvieron en su
lugar. —Te llevaré al castillo ahora.

El pecho de NamJoon subía y bajaba con demasiada dificultad, su visión se había vuelto borrosa y él solamente
podía admirar el rostro de su pequeño bebé. —TaeYang—. Murmuró.

El Sultán recordó al bebé que TaeHyung le había mostrado el día anterior, sus ojos se nublaron y él se negaba a

sollozar siquiera. —Irás con tu bebé… lo p-prometo—. Susurró, miró a HoSeok y le imploró. —Debes hacer que
llegué con vida al reino, ahí se encargarán los médicos del palacio.
HoSeok presionaba ambas manos sobre la herida, pero era en vano, el soldado había rotado la espada cuando la

sacó perforándolo en el acto. —NamJoon… por favor resiste sólo un poco… por favor…

—Cuida a-a TaeYang… p-por favor. —Pidió NamJoon cuando su visión se había ido y respirar dolía en demasía.

—Tú lo harás, tú mismo lo harás… debes aguantar sólo hasta el castillo, los médicos te atenderán. Ellos lo
harán—. JungKook se apresuró a colocar sus manos sobre el pecho abierto del joven, pero él ya no respondió.

Los ojos de NamJoon inyectados en sangre lo miraban fijamente sin hacerlo realmente. Él ya no respiraba y su
piel había perdido color alguno, su cuerpo desvanecido contra el de HoSeok no respondía ante las suplicas de
ambos.

—¡No! ¡No! ¡Hay que detener la hemorragia! —Gritó JungKook a HoSeok cuando él retiró sus manos. —
¡Ayúdalo! —Sollozó.

—Debo llevarlo a la cabaña, por favor… ayúdame a llevarlo—. HoSeok ruega, ambos olvidando brevemente
donde se encuentran. —Ayúdame a regresarlo a su cabaña, por favor.

JungKook asiente poniéndose de pie, se gira y observa a SeokJin y YoonGi luchando sobre sus caballos, ambos
los están protegiendo incluyendo a MinHo quien lucha de pie a su lado, observa al chico que llamó por SeokJin y
empujó a NamJoon hacia su muerte, él está tratando de esconderse entre las jaulas ya dañadas, por lo que con
paso seguro se acerca a él con el rostro tenso y su fuerte quijada, una mano empuñando su espada.

Pero el grito de YoonGi lo detiene en su lugar, horrorizado se gira para mirarlo. Su primo ha caído de su caballo
quedando bajo este, no lo ve moverse y olvidando a KyungJae, corre hacia YoonGi para encontrarlo inconsciente
y la cabeza rota mientras SeokJin también intenta llegar a ellos.
057

No entiende que sucedía a su alrededor, su cabeza dolía y su visión se nublaba por largos ratos, no recuerda que
ha sucedido, sólo ha retenido la imagen de su primo inconsciente debajo de su caballo, recuerda alejar al animal
para ayudar a YoonGi, pero no recuerda nada más luego de eso.

Siente una mano posarse gentilmente sobre su antebrazo, la voz de su primo mayor se oyó por lado derecho y giró
la cabeza para intentarlo verlo, pero el simple acto lo mareó en su lugar.

—No te muevas, JungKook. —Susurró el chico sosteniéndole con ambos brazos.

—¿Qué pasó? —Pregunta desorientado, palmando la tierra debajo de él, ya no oía los choques de las espadas,
tampoco los gritos de los prisioneros y no sabía muy bien si el color naranja en el fondo eran las llamas de fuego
que había quemado las jaulas de madera.

—Uno de nuestros soldados te golpeó en la cabeza. —Explicó Jin en un hilo de voz, su postura tensa y su voz

temblorosa alarmaron a JungKook. —Logramos mover a YoonGi debajo del caballo, pero creí… creí que el
soldado nos iba a ayudar, pero sólo te golpeó la cabeza y te desmayaste.

—¿Era uno de nuestros soldados? —Preguntó logrando enfocar la mirada en el rostro de su primo. SeokJin tenía
una ceja rota y uno de sus pómulos estaba hinchado. —¿También te golpeó? —Alzó la voz alarmado, SeokJin le
hizo un gesto para que baje la voz.

—No. —Negó con la cabeza desviando la mirada a su alrededor. —Tu padre lo hizo. —Murmuró.

El ceño de JungKook se frunció al escucharlo, intenta preguntar algo más ante de que cientos de pisadas a su
alrededor se oyeran por lo alto, no se había percatado, pero había tenido los oídos tapados, era por eso que la voz
de SeokJin se había escuchado tan lejana, había pensado que era sólo porque estaba murmurando.

—No digas nada más. —Lo calló SeokJin y vio señalar hacia delante. JungKook se giró lentamente para evitar
volver a marearse.

Todos eran soldados enemigos, de eso estaba seguro, algunos de sus soldados estaban arrodillados a su alrededor,
desarmados y con las manos sobre la cabeza, eran pocos en comparación de los soldados enemigos. Su visión ya
no era tan borrosa cuando notó que seguía en el bosque, pero se oía el río muy cerca y los árboles que se alzaban a
su alrededor eran tan altos que no sabía bien si era de día o de noche. Lo naranja a su alrededor eran las antorchas
sostenidas por algunos de aquellos soldados.

—SeokJin—. JungKook quiere seguir preguntando, está tan confundido y en lo único que está seguro es que los
han capturado y no sabía cómo salir de ahí.

—Calla JungKook, ese de ahí es tu padre. —Volvió a señalar con la cabeza y JungKook logró ver a su padre
siendo arrastrado por unos soldados. El viejo hombre estaba golpeado y su lujoso traje lleno de barro y manchas
de sangre.

Los soldados enemigos dejaron al hombre al medio de un circulo de personas, uno de ellos sobresalía de entre
todos. Un viejo hombre canoso y de baja estatura miraba con el rostro duro al rey caído. JungKook supo de
inmediato que era el rey del reino vecino.

El hombre se colocó en silencio frente al padre de JungKook y con el mentón arriba, escupió en su cuerpo caído.

—¿Creíste que no te encontraría? —Preguntó, su voz siendo tan fría y seca alzándose en el lugar. —¿Realmente
creíste que podrías tomar la vida de mi único hijo e irte sin más? —Cuestiona con dolor, desenvainando su pesada
espada. —Me hiciste ver su cuerpo mutilado y te reíste de mí y todo porque no quise darte un pedazo de mis

tierras… todo porque querías tomar lo que tanto he protegido…

El rey camina alrededor de su padre arrastrando la pesada espada, su voz llenándose de odio en cada palabra
pronunciada. JungKook intentó decir algo, pero SeokJin aprieta con fuerza su brazo para decirle que se guarde
silencio.

—Debo intervenir—. Susurra JungKook y SeokJin niega con la cabeza de inmediato, sus ojos brillando a causa

de las lágrimas que se comienzan a arremolinarse. —SeokJin…

—No, deja que haga lo que quieran con él para que nos dejen ir… —Pide con la voz temblorosa.

JungKook guarda silencio al observar su rostro, es evidente que SeokJin está aguantando el llanto, pero se niega a
hacerlo. Él no sabe, no sabe que a quien quieren es a él, que ese rey busca su venganza y sólo dejará libre a los
demás si él se entrega. Ambos vuelven la mirada cuando escuchan la fuerte risa del rey enemigo.
—¡Te ordeno que me digas quién es! —Exclama clavando la espada en la tierra, muy cerca de una de las manos
del otro rey.

El padre de JungKook lo busca con la mirada con disimulo, su hijo está vestido como un soldado, pero los otros
dos chicos no, sólo llevan un escudo y la espada en el cinto de su cintura, pero ellos no se pierden entre los
soldados.

Aquel rey tenía que creerle, sólo tendría que fingir que no quería entregarlo, que quería protegerlo.

El rey enemigo nota su silencio, su cabeza casi enterrada evitando mirarlo, se agacha a su lado y susurra en su
oído. —No quiero atacar a tu pueblo, Jeon. No me obligues a matar a cada persona de tu pueblo, niños, mujeres y
ancianos, no me interesa. Sólo señálalo y me iré con él, no tocaré a nadie más de tu reino.

—E-es mi hijo… —Susurra sin levantar su mirada, el hombre agarra de sus cabellos negros y lo tira hacia atrás.

—Él también era mi hijo—. Dice apretando los dientes. —No busco terrenos ni agua, no quiero nada más de ti
que sólo tu dolor. —Suelta mirándolo con desprecio. —Le daré una muerte rápida.

El padre de JungKook niega con la cabeza nuevamente sin decir palabra alguna. Volviendo su mirada con
disimulo a su hijo y los demás soldados. SeokJin también estaba con él y no puede evitar sonreír al verlo en
medio de los soldados, era el único que resaltaba entre todos. Tiene que bajar la cabeza mucho más para ocultar
su sonrisa.

El rey enemigo siguió el camino de su mirada hasta notar aquellos soldados sometidos por su gente, sólo uno de
esos prisioneros llevaba ropas distintas por lo que no dudó en asegurar que era aquel que tanto buscaba.

—Jeon JungKook—. Dice amargamente contra el oído del rey caído. —Mis soldados me dijeron que estaría
luchando en primera línea y no se equivocó. —Murmura en un tono burlón, el rey oculta su rostro al oírlo. —No
pensé que tu hijo sería tan idiota de venir vestido diferente para ser fácilmente reconocido. —El rey Jeon sonríe
mucho más al darse cuenta que el plan de su esposa estaba saliendo bien, ella fue muy inteligente de no darle una
vestimenta igual a la de los soldados. —Debí imaginarlo, un hijo idiota sólo debe salir de un padre idiota.
Vocifera soltando sus cabellos negros y lanzándolo contra la tierra, pero aquel rey es viejo y no tiene la suficiente
fuerza para lastimarlo realmente.
JungKook intenta ponerse de pie al notar que aquel rey los señalaba, sabía que había llegado el momento,
intentaría pedir disculpas, quería darle todo lo que el rey quisiera con tal de que los deje ir, pero un dolor punzante
en sus piernas le hace caer nuevamente, un soldado enemigo le había golpeado ahí con ramas de ortiga haciéndole
rechinar los dientes del dolor.

SeokJin a su lado se sobresaltó al verlo caer a su lado, intentó ayudarlo, pero aquel rey exclamó. —¡Tráiganlo
aquí, frente a mí! —Ordenó señalando hacia su dirección. Confundido, uno de los soldados lo tomó por uno de
los brazos con brusquedad para hacerle caminar hasta el medio del circulo humano y empujándolo para caer de
rodillas junto a su tío, frente al rey vecino.

El viejo hombre con canas se agachó a mirar su rostro maltratado, apretó su agarre en el mentón del chico,
buscando hacerle daño. Sin embargo, él no se quejó y le sostuvo mirada vidriosa.

Cuando lo soltó finalmente, SeokJin bajó la mirada nuevamente intentado conseguir un poco de aire. Su tío se
acercó a él y susurró en un hilo de voz. —Si quieres que no lastimen a JungKook, tomarás su lugar. Sino lo haces,
lo matarán.

Sus palabras resonaron en su cabeza y su mirada voló hacia su primo, él aún se sujetaba las piernas y se quejaba
de dolor en su lugar.

El otro rey volvió a llamar su atención y esta vez no llevaba su espada en mano, él cargaba un largo látigo de
cuero.

—Jeon JungKook, ponte de pie—. Ordena mirando a Jin directo a los ojos, él dudó brevemente para ponerse de
pie en silencio. —Tu padre sentirá lo que yo sentí con el cadáver de mi hijo. Tu padre morirá sintiendo esta
agonía. —Anuncia y con un gesto hace que dos soldados le arrebaten el escudo al chico frente suyo.

—¿Qué es lo que hará? —Pregunta Jin con el terror invadiéndole al ver la fuerza del agarre del viejo hombre en el
látigo. Se siente estúpido además al preguntar aquello, pero está sintiendo muchas náuseas y el dolor en su cabeza
está creciendo.

—Castigaré a tu padre contigo. —Responde alzando el látigo por alto y logrando impactarlo en el pecho de aquel
chico, quien cae de rodillas al sentir que el aire se escapaba de sus pulmones y su pecho se oprimía, un dolor
caliente que comenzó a escocer su piel le hizo gritar de dolor. —¡Ponte de pie! —Ordenó, pero SeokJin se
agarraba el pecho y cerraba sus ojos intentando calmarse, intentando escucharle. —¡Te he dicho que te pongas de
pie! —Vuelve a ordenar, pero él no lo está escuchando por lo que vuelve a levantar el látigo y lo impacta en el
rostro y cuello del joven caído, el labio de Jin se rompe de inmediato y él tiene que girarse para poder respirar.

—¡Alto! ¡Deténganse! —El grito de JungKook se escuchó cuando el rey estaba dispuesto a golpear a su primo
por tercera vez. Cuando el rey lo mira él intenta dar un paso, pero otro golpe con la ortiga en sus piernas le hace
caer de inmediato. —¡Yo soy Jeon JungKook! —Exclama desde el piso, sosteniendo una de sus piernas.

El rey lo mira brevemente y luego observa al rey Jeon. —Es un soldado nada más—. Se apresura a decir el rey
Jeon. —Mira sus ropas, sólo es un soldado más. Es amigo de mi hijo y sólo quiere salvarlo. —Explica.

El rey enemigo frunció el ceño al darse cuenta de sus palabras. —¿Un soldado amigo de tu hijo? —Pregunta

suspicaz. —Él intenta salvarlo, pero tú no dices ninguna palabra…

JungKook se logra parar con mucha dificultad, cuando el soldado amenaza con volver a golpearlo con la ortiga,
su rey lo detiene. —Tráelo—. Ordena con la quijada apretada.

El soldado toma a JungKook del brazo y con prisa lo lleva ante su rey. JungKook se tambalea debido al dolor en
sus piernas, pero logra llegar hasta el hombre. —Yo soy a quien busca. —Es lo primero que dice al estar frente al
anciano. —Yo soy Jeon JungKook, hijo del rey Jeon. —Dice sosteniendo su mirada.

—¿Por qué debería creerte… a ti un soldado cualquiera? —Preguntó observando su rostro. Las dudas inundando
su cabeza.

JungKook cae de rodillas frente suyo, el dolor en sus piernas lo estaba matando. Aún así, levantó la cabeza y
explicó. —Porque es verdad, soy Jeon JungKook. El chico a quien estabas castigando es Kim SeokJin, mi primo.
—Esperó algún comentario de aquel rey, pero el anciano guardó silencio, atento a sus palabras. —Sé que mi
padre mató a su hijo por el desacuerdo de terrenos. Lo sé, uno de sus hombres me lo dijo cuando mi gente lo
capturó días atrás. —Intentó buscar a su alrededor buscando aquel joven entre ellos, pero no lo encontró. —Mis
padres no son lo que yo pensaba, ellos me mintieron, dijeron en el reino que usted y sus soldados querían nuestras
tierras y manantiales, ellos dijeron que fueron ustedes quienes iniciaron esto. Pero cuando su soldado me contó la

verdad, regresé al castillo… —Una punzada de dolor le hizo guardar silencio brevemente. —Regresé al castillo

para encarar a mis padres…


—Eres un soldado más—. Contradijo el rey, desconfiando de sus palabras.

—No lo soy, me uní al ejército porque… porque necesitaba alejarme de todos. Me uní al ejército hace poco más

de seis meses… —Su puño apretó sus ropas al sentirse impotente de hablar de TaeHyung en un lugar lleno de
sangre. —Cuando regresé al palacio la guerra se había desatado. Vine porque soy un hombre palabra. —Pasó
saliva pesadamente antes de continuar. —Así que luego de hablar con su soldado, fui al castillo y le pregunté a
mis padres sobre lo sucedido con su hijo, sin embargo, ellos lo negaron todo.

El viejo hombre sonrío de lado al escucharlo. —Tus reyes son unos cobardes. —Acusa.

Sin embargo, JungKook niega la cabeza al escucharlo. —No, mis reyes no son cobardes, mis padres sí. —Dice en
voz alta, el rey lo mira interesado. —Ellos robaron la corona hace veinte años, mi tío, el hermano de mi padre. —
Bajó la mirada a SeokJin, quien en silencio sostenía su rostro con ambas manos, JungKook pudo notar que entre
sus dedos la sangre se aglomeraba entre ellos. —Kim SeokJin es mi primo, es hijo del verdadero rey de nuestro
reino. Mis padres le arrebataron a sus padres y su herencia, yo no voy a permitir que él muera en mi lugar.

—No, no digas eso. —SeokJin se acercó alejando sus manos de su rostro, su primo notó que no sólo su labio
estaba roto, su mejilla también lo estaba. —Tomaré tu lugar. —Susurró pegándose demasiado a él.

El rey Jeon se puso de pie y apuntó a JungKook con un dedo. —¡Ese soldado está inventando esta historia para
proteger a mi hijo! —Exclamó con el rostro rojizo.

Sin embargo, el rey enemigo negó con la cabeza. —Qué curioso, estás más interesado en acusar de mentiroso a tu
soldado en vez de proteger a tu hijo y permitir que un simple plebeyo tome su lugar. —Observó con una sonrisa,
aferrando el látigo con fuerza en su mano.

JungKook se puso de pie al lado de padre con mucha dificultad. —Es un hombre inteligente. —Comenta
JungKook antes de dirigirse a su padre. —No permitiré que vuelvan a hacerle daño a SeokJin. Ya no. Debo
subsanar sus errores y comenzaré hoy y ahora. Ya no van a causar más daño.

—¡Silencio soldado irrespetuoso! —Vocifero su padre sin acercarse él. Se agachó ante SeokJin y siguió con su
mentira. —Hijo, hijo vamos ponte de pie. —Pidió sosteniéndolo de los hombros, pero SeokJin se apartó de su
toque. —JungKook.
—Estoy aquí padre, ¿ahora me negará? —Pregunta dando un paso hacia él. El rey retrocede negando con la
cabeza.

El rey enemigo los observa en silencio, aun tiene muchas dudas en su cabeza, pero algo tiene claro, el hombre no
entregaría a su hijo como lo estaba haciendo ahora. No después de haber desatado una guerra.

Una voz se alzó entre los soldados y el chiquillo que JungKook había capturado días atrás se acerca a ellos. —Su
majestad. —El joven se arrodilla ante su rey bajando la cabeza en un acto de respeto. —El traidor está mintiendo.
Yo conozco al Sultán. Él me retuvo en su base y me prometió traer a su padre frente a usted. —Dice sin levantar
la cabeza.

—Muy bien. —El rey observó a su soldado y con un gesto en la mano, continúo diciendo. —Puedes decirme
quien es el verdadero hijo del rey Jeon.

El muchacho observó a JungKook con detenimiento, este asintió con la cabeza, dispuesto a afrontar lo que sea
que suceda luego de eso. Alzando la mano derecha, lo señaló. —Él es el Sultán, hijo del rey Jeon. Él es Jeon
JungKook.
058

Los ojos claros y cansados del viejo rey recorren su rostro, JungKook puede encontrar compasión en ellos,
aunque se ven determinados también. Se ha puesto en manos del destino, espera que ese hombre detenga todo
aquello, es el único que lo puede hacer realmente

—Te pareces a mi hijo. —Murmura el hombre sosteniendo el látigo aún con una mano. —Él tampoco hubiese
permitido que alguien tome su lugar, él nunca se hubiese ocultado detrás de un inocente. —Sonríe y agachándose
frente a SeokJin, palmea con cuidado su hombro izquierdo. —Te debo una disculpa. —Susurra frente al chico que
aún sangra en la mejilla y labios. —Te enviaré médicos para eso. —Señala las heridas en el rostro del chico y
hace una mueca. —Aunque es muy seguro que te queden feas heridas.

El rey se pone de pie y esta vez se dirige hacia JungKook. —Estoy seguro que a GonYoo, mi hijo, le hubiese
gustado que seas su amigo.

JungKook sonríe al escucharlo. —Hubiese sido un placer, su majestad. —Agradece con una venía.

—Definitivamente tu reino se ha ganado un maravilloso rey. —Exclama en voz alta, pero JungKook niega de
inmediato y señala a SeokJin.

—De hecho, la corona no me pertenece. Los padres de SeokJin eran los verdaderos reyes… mis padres les
arrebataron la corona. —Informa con desprecio en la voz cuando su padre se estremece al escucharlo. —Le
devolveré el reino a mi primo, es él quien realmente lo merece.

El rey Lee lo mira sorprendido, admirando la valentía y honestidad de aquel chico. —¿Estás seguro que este
despreciable es tu verdadero padre? —Pregunta, sin embargo, no espera respuesta alguna y agrega de inmediato.
—De todas formas, me alegra saber que eres un hombre verdadero.

JungKook asiente y agachándose al lado de SeokJin, le ayuda a ponerse de pie.

—Voy a retirar a mis hombres en este momento. —Anuncia alzando la voz para asegurarse que todos lo puedan
oír. —¡La guerra ha acabado! —Exclama y los soldados festejan ante sus palabras, muchos de ellos silban y
vitorean al saber que todo ha terminado.
El rey Jeon, padre de JungKook se gira para alejarse de ese lugar, pero el hombre lo detiene. —Oh no, esto se ha
terminado para mi gente y la tuya, pero tú y yo tenemos asuntos que solucionar. —Dice mordaz.

Al oírlo, el padre de JungKook se acerca a él para sostenerse de su brazo, tambaleándose y lamentándose mira el
rostro de su hijo, quien no ha dejado de sostener a SeokJin y no hace nada para sostenerlo a él.

—No me vas a abandonar ¿verdad? —Pregunta con la voz temblorosa al notar la lejanía en los ojos de su único
hijo. —Soy tu padre ¡Tienes que luchar por mí!

JungKook sonríe de lado y mira el rostro del rey Lee. Quien niega con la cabeza al obtener su atención
nuevamente. —Oh JungKook, me estoy retirando para no seguir acabando vidas inocentes, pero la vida de tu
padre me pertenece. Él tomó la vida de mi hijo y yo tomaré la suya. —Dice con los dientes apretados.

El joven Sultán lo tiene muy claro, él siente pena, mucha pena por su padre, pero después de todo él se ha
convertido en un hombre justo. Él sabe el daño que su padre y su madre han causado todos los años de su reinado.

También está seguro que la muerte del hijo del rey Lee ha sido culpa de su madre, no de su padre. Ésta
completamente seguro que todo eso lo ha planeado ella y su padre solo ha ejecutado sus decisiones. Es por eso
que siente pena, un hombre débil y sin carácter ahora tendrá que pagar las decisiones que ha seguido ciegamente.

Nunca lo había visto tan débil y distante, su padre lo mira y se sorprende que ha comenzado a llorar, él se
arrodilla ante su hijo e implora por su vida, pero es SeokJin quien intenta agacharse para ponerlo de pie
nuevamente.

—Debemos irnos ahora, quiero estar seguro que la abuela está a salvo y que la familia de TaeHyung también está
bien. —Le dice impidiendo que su primo se agache a ver a su padre.

—¡JungKook! —Su padre llama desesperado cuando el rey Lee ha dado la orden a algunos soldados de sujetarlo.
—¡JungKook por favor! —Exclama.

SeokJin lo mira asombrado ante su actitud, haciendo oídos sordos a los lamentos de su padre. —Vamos a

ayudarlo… podemos hablar con el rey Lee-


—No. —JungKook lo interrumpe de inmediato y observa a su alrededor, los soldados enemigos están
abandonando el lugar y sus soldados están siendo liberados, todos confundidos al no saber que hacer cuando están
tomando a su rey lejos de ellos.

¿Deberían defenderlo? ¿A quién debían obedecer ahora?

—No vale la pena lucha por un alma manchada y egoísta. —JungKook dice alzando el mentón frente a su primo.
—No vale la pena perder tantas vidas inocentes por una vida podrida y malvada. No lo vale, Jin. —Toma el
mentón de SeokJin con una mano, notando que la sangre de su mejilla se ha secado, pero su labio aún sigue
sangrando. —Ahora, cada vez que te veas ante un espejo no debes olvidar que, no importa quien sea la persona, si
ha hecho algo malo debe pagar las consecuencias y siempre hay que escoger aquel camino donde no se pierdan
vidas inocentes.

SeokJin siente sus ojos escocer cuando lo escucha, observa tras de JungKook como los soldados amarran las
manos y pies de su tío y lo obligan a subir a un caballo, es seguro que el viejo hombre se caerá de ahí, pero a ellos
no les importa. El rey Lee también se apresura a dar ordenes a sus hombres y comienzan todos a retirarse.

—¡Tomen a los heridos y llévenlos rápidamente al pueblo! —El grito de su primo le hace darse la vuelta al ver
que los soldados de su reino se habían quedado atrás. —¡Los cuerpos de las personas caídas también serán
regresadas a su familia! —Ordena JungKook y los hombres comienzan a moverse con rapidez para obedecer.

—Su majestad. —Minho se acerca a ambos y le extiende su espada. JungKook no demora en tomarla y regresarla
en su cinturón.

—Encuentra a HoSeok y a NamJoon. —Le dice al soldado, quien asiente de inmediato. —Le vamos a dar
sepultura al cuerpo de NamJoon. Encuéntralo.

Minho se apresura a obedecer y se aleja de ambos, JungKook tira de su brazo para regresarlo de sus
pensamientos. —Se ha acabado la guerra, pero aun tengo mucho por hacer SeokJin, y me temo no ser capaz de
hacerlo sólo. Por favor, ayúdame a seguir.

Las palabras de JungKook se interiorizan en su primo y cuando enfoca su mirada nota que los ojos de JungKook
están tan rojos que parece que en cualquier momento comenzará a llorar. Siente el cuerpo de JungKook caer
contra él y él lo sostiene sorprendido.
—Me duelen demasiado las piernas, ayúdame a llegar a algún caballo. —Pide y SeokJin asiente rodeándolo con
ambos brazos, ordena a un soldado a traerle un caballo de inmediato.

×××

Al saber que los soldados ya no estaban tomando jóvenes para llevarlos a la guerra, Jimin
había decidido regresar a su casa junto a su madre, la mujer se había recuperado bastante
bien con los preparados de hierbas de la abuela de HoSeok.
TaeHyung les pidió que quedarse, él aún temía y a veces soñaba con aquella mañana
donde sus amigos habían sido raptados.
—Regresaré en unas horas ¿está bien? Dormiré aquí si quieres, TaeHyunnie. —Le dice
acariciando una mejilla del pequeño chico de cabellos castaños.
—Pero aún es peligroso. —Murmura mirándolo a los ojos.
—Claro que no, ayer ese médico dijo que ya no se estaban llevando a los chicos a la
guerra. —Contradice Jimin sin dejar de sonreír ante el puchero de TaeHyung. —Mira, si
quieres YangMi me puede acompañar y regresaré con ella luego. Solo quiero asegurarme
que mi madre llegará bien a casa y no se desmayará en pleno camino.
TaeHyung mira a su amiga quien está acurrucando al pequeño bebé entre sus brazos para
que duerma, acaba de ser alimentado y debía tomar una pequeña siesta.
—Tengo un hermoso vestido en casa, mi mamá lo compró hace unos años y ya no me
queda, probablemente a ti sí. —Dice picando su mejilla, TaeHyung se ruboriza al
escucharlo.

No habían conversado sobre el tema de TaeHee, Jimin no le había preguntado y él se avergonzaba sólo de
recordar aquel día, aunque Jimin no había mencionado absolutamente nada sobre ello, él sabía que el chico tenía
aquello en la cabeza, en algún momento tendría que contarle por qué.

—¿Me lo estás dando? —Pregunta tímido y Jimin asiente rápidamente con la cabeza. —Pero regresarán en la
noche ¿verdad?

—Por supuesto que sí, muñequito. Confía en mí—. Dice guiñando un ojo y TaeHyung asiente finalmente. —
¡YangMi! —Jimin sonríe y llama a la joven alzando la voz, ganándose un regaño por parte de ella. —Perdón,
quería saber si puedes acompañarme a mí y a mi mamá a casa. —YangMi lo mira confundida. —Es que
TaeHyung no me cree que volveré, si voy contigo tú podrías asegurarte que yo regrese. —Explica entre susurros.
YangMi mira los ojos miel de TaeHyung y al verlo con las mejillas sonrojadas, asiente, aunque mucho más
confundida que hace unos segundos. —Claro, Jimin. Los acompañaré. —Acepta. —Pero TaeTae debe vigilar a
Narae y al bebé.

—Sí lo haré. —Asegura poniéndose de pie y tomando al bebé dormido sobre el regazo de YangMi para llevarlo a
la cuna en la pequeña habitación de la cabaña.

—¿Iremos ahora? —Pregunta YangMi poniéndose de pie y estirándose, se había adormecido sobre el mueble.

Jimin echa un vistazo rápido por la ventana antes de responder. —Sí, aun hay luz y sería bueno aprovechar para
regresar rápidamente. La chica asiente y corre hacia la habitación para tomar un abrigo e ir con ellos.

Cuando Narae despierta, TaeHyung se apresura a darle un poco de la medicina que el doctor dejó el día anterior.
El hombre había llevado tantas pastillas que Narae estaba segura no tomaría ni la mitad cuando comenzará a
sentirse mejor.

—¿TaeTae? —Le llama al verlo ansioso caminar por la habitación. —¿Sucede algo? —Pregunta. TaeHyung
niega con la cabeza y aunque intenta sonreír, su gesto es forzado. —¿Dónde están todos? —Cuestiona estirando el
cuello para ver al bebé dormir dentro de la cuna.

TaeHyung le explica que Jimin y su madre habían regresado a casa, YangMi los había acompañado y la abuela y
mamá de HoSeok había estado en casa temprano, pero debían regresar a su casa a darle de comer a sus animales.

Ambos comen en silencio al notar que la oscuridad había caído más temprano de lo esperado, ninguno estaba
seguro si aquella noche vendría la caravana que JungKook había enviado la noche anterior, por lo que veían por
la ventana cada pocos minutos.

—¿Tienes miedo, TaeTae? —Pregunta al escucharlo suspirar pesadamente. TaeHyung asiente apenas con la
cabeza agachada. —Estoy aquí contigo. No tengas miedo. —Intenta calmarlo tomando su mano con las suyas. —
JungKook regresará. —Intenta animarlo.

TaeHyung no puede evitar sonreír al escuchar su nombre. —Sé que lo hará. Lo prometió. —Susurra, pero

entonces mira hacia la cuna y murmura. —Tengo miedo por HoSeok y NamJoon hyung… quiero que ellos
también regresen.
Su hermana se queda en silencio al escucharlo, no sabiendo que decir, aprieta suavemente su mano con las suyas.
—Ellos también regresarán. —Alienta, aunque no suena tan convencida esta vez.

—Yo también estaba pensando en mamá y papá—. Comenta TaeHyung mordiéndose el labio y mirando a Narae
de soslayo, ella no aleja su agarre y espera pacientemente a que su hermanito continúe hablando. —Extraño a

mamá y me gustaría saber que está bien… además, quisiera ver a papá también.

—TaeHyung.

—Nuna, hace mucho que no sé de ellos… ¿y si papá también fue llevado a la guerra? ¿Qué va a hacer mamá
estando sola? —Pregunta levantando el rostro, la preocupación invadiendo sus bonitos y delicados rasgos.

—Cuando pueda caminar sola, iré a verlos ¿de acuerdo? —Propone.

—Pero yo también quiero verlos, Nana… —TaeHyung hace un puchero.

—No TaeHyung… ya sabes que pasaría si papá te ve.

—Estoy seguro que papá nos extraña y ya no será malo con nosotros. —Se apresura a defender a su padre, su
hermana lo mira retirando sus manos. —Él no es malo, Nana.

Narae ríe cabizbaja al escucharlo. —Iremos entonces, pero JungKook debe acompañarnos. —Sugiere y observa la
ilusión invadir a TaeHyung.

—¿Tú crees que quiera ir con nosotros? —Pregunta. —Seguramente tendrá cosas mejores que hacer.

—Yo pienso que tú te has convertido en su prioridad, hermanito. —Dice Narae sonriendo, logrando deshacer el
puchero del pequeño y convertirlo en una sonrisa tímida.

TaeHyung intenta responder cuando escucha los cascos de los caballos acercarse a la cabaña con prisa. Se pone
de pie y mira por la ventana. —Creo que es el médico, Nana. —Murmura intentando ver entre la oscuridad, pero
el bosque es denso y afuera no hay ninguna antorcha prendida, por lo que no sabe si son ellos o alguien más.

—No abras la puerta, TaeHyung, esperemos que Jimin y YangMi regresen. —Susurra Narae intentando estirarse
y ver por la ventana, pero al igual que su hermano, no logra ver mucho.
—Pero, ¿y si es el médico?

—Pues esperarán.

Sin embargo, aquellos hombres no esperan, escuchan que la puerta es golpeada tan violentamente que se escucha
la madera crujir y romperse. TaeHyung corre de la ventana hasta la cuna, totalmente asustado.

—TaeHyung, metete debajo la cama. —Pide Narae poniéndose de pie con rapidez, las punzadas de dolor invaden
su torso y sus piernas. —Vamos, escóndete debajo la cama por favor. —Suplica Narae en un murmullo, las
pesadas pisadas de varios hombres se escuchan en la pequeña sala de la cabaña.

Ella intenta tirar de su hermano para empujarlo debajo de la cama, pero TaeHyung se aleja de ella para tomar al
bebé entre sus brazos, lo abraza con fuerza contra todo su cuerpo tembloroso.

—Por favor TaeHyung. —Vuelve a suplicar su hermana y él niega con la cabeza.

—No. No te dejaré sola, Nana. —Reprocha él sin dejar de mirar la puerta de la habitación.

Narae, con mucho esfuerzo se coloca delante de su hermano cuando la puerta se abre de un golpe y tres hombres
adultos entran a la habitación.

—¿Qué mierda quieren? ¡Váyanse de aquí! ¡Ahora! —Vocifera Narae con un gruñido débil, sintiendo el cuerpo
de su hermano temblar tras de ella aferrándose al pequeño bebé.

Los tres hombres ríen al verla intentar defenderse. —¿Nos estás ordenando? —Pregunta uno de ellos viéndola tan
pequeña y débil delante de él. Ni siquiera puede ponerse de pie sin ayuda de la pequeña mesita de noche y le
causa tanta gracia verla tan decidida cuando es notoria la desventaja entre ellos y esos hombres.

—¡Mi esposo y su hermano vendrán ahora a y los sacarán de acá a golpes! —Miente intentando asustarlos ante la
idea de que no están solos. Pero esos hombres vuelven a burlarse de ella.

—Que extraño. Nosotros habíamos recibido otra información. —Comenta uno de los hombres acercándose a ellos
a pasos lentos.

—¡Largo de aquí! ¡Váyanse de aquí! —Vocifera Narae tomando el plato de sopa vacío y lanzándolo contra aquel
que caminaba hacia ellos, pero el plato se impacta ante la pared y ello provoca el llanto del bebé.
TaeHyung intenta acallarlo, lo mece y lloriquea con el bebé, pero la bulla incesante provoca molesta a aquellos
extraños.

—Tomemos a la chica y al bebé y vámonos de aquí. —Reniega uno de ellos fastidiado del llanto bullicioso.

Los otros dos hombres se acercan e importándoles poco que la muchacha está mal herida y algunas de sus vendas
sangran, la toman entre ellos y la sacan de la habitación. Ella pelea sin fuerzas, intenta morderlos y patearlos, pero
sus golpes no causan daño alguno, por el contrario, causa risas entre los extraños.

—¡TaeHyung corre! ¡Vete! —Es lo último que logra gritar antes que uno de ellos la golpee con fuerza contra la
pared, su cabeza comienza a sangrar entre sus largos cabellos y ella cae inconsciente al piso. El hombre la alza
sobre su hombro y sale de la cabaña.

—Dame al bebé. —Ordena el hombre de piel de oscura y ojos muy negros. TaeHyung niega con la cabeza
intentando retroceder, pero ya ha topado la pared.

—V-váyanse… —Pide TaeHyung observando como uno de los hombres ha regresado a la habitación. —Nosotros
no le hemos hecho nada. V-váyanse por favor. —Suplica entre sollozos.

—Mira, mejor es que me des al bebé a las buenas o no me importará acabar con tu vida con tal de llevármelo. —
Amenaza el hombre que acababa de regresar. Se acerca demasiado a TaeHyung y colocando una pequeña navaja
en su cuello, susurra. —He dicho que nos des al bebé ahora.

—N-no… —Se niega con los dientes apretados, siente la filosa navaja cortar su piel y escoce con mucha fuerza a
pesar de que la herida es pequeña y poco profunda.

—No me interesa hundirla en ese cuello largo y bonito que tienes—. El hombre baja el rostro y aspira contra la
piel de TaeHyung, quien se hace mínimo en su lugar. —Aunque sería una pena desperdiciar tan bonita cara y
cuerpo. Pero no me gusta que me hagan el trabajo difícil.

TaeHyung cierra los ojos y con una mano lo empuja con fuerza. En el acto la navaja se entierra en su garganta y
él la saca con rapidez. Debe tomar un pedazo de la manta del bebé para apretarlo contra su piel para evitar que
siga sangrando, sus piernas tiemblan al sentir que su voz se ha ido cuando intenta gritar.
El hombre que se había quedado atrás ordena a su compañero que se detenga, observa los ojos miel del chico y
sonríe. —Será mejor que lo tomemos con todo y bebé. Cuando estemos en el castillo le daremos a la reina la
chica y el niño. A este lo podemos tomar para divertirnos luego. —Dice divertido. —Su cara de mujer me pone
bastante.

—Sí, a mí también, además me gustan cuando se defienden—. Se burla el hombre lamiendo la navaja con la
sangre de TaeHyung. —Los llevaremos a ambos. —Anuncia.

TaeHyung no los está escuchando ya, la habitación gira a su alrededor y tiene tanto miedo, sujeta la tela contra su
cuello con una mano y al bebé contra la otra.

Está tan adolorido que no lucha cuando el hombre con la navaja lo carga a él junto a Taeyang y lo suben al
caballo, se prohíbe caer inconsciente y aflojar ambos agarres, así que, luchando contra su cuerpo mismo, se
mantiene alerta hasta divisar el castillo.

Él sólo espera ver a JungKook antes de cerrar sus ojos y desvanecerse.


059

Es un capítulo bastante explícito y violento, por favor no sean muy groseros al momento de comentar o
wattpad puede borrar el capítulo o peor, la historia.

Favor de leer bajo su propia responsabilidad

Con sus manos temblorosas rasgo un pedazo de tela de sus ropas y lo envolvió alrededor de su cuello. Estaba
mareado y sentía muchas ganas de vomitar, pero intentaba mantenerse tranquilo para evitar que Taeyang vuelva a
llorar, le había costado mucho calmar al bebé que ahora se acurrucaba contra su pecho húmedo aún por la sangre.

Intentó llamar a su hermana quien yacía inconsciente al otro extremo del frío y estrecho calabozo. Narae se había
golpeado con fuerza la cabeza cuando esos hombres la lanzaron contra una de las paredes de la cabaña, su cabeza
había dejado de sangrar, pero ella no parecía poder despertar pronto.

—N-nana… —Su voz salió rasposa y lastimada, con una mano apretó la tela contra su garganta y volvió a llamar.
—Narae d-despierta. —Rogó con el rostro en lágrimas, su hermana siguió ignorando sus súplicas.

Sus ojos pasearon por su pie izquierdo, le había colocado un grillete a él y a Narae, amarrados a una pared de
concreto para que no intenten escapar, aunque TaeHyung dudaba mucho poder ponerse de pie siquiera.

Estirando lo más que pudo de la cadena, se arrastró hasta su hermana mayor para poder observar su rostro e
intentar sentir su respiración. Taeyang seguía entre sus brazos y él estaba tan agotado.

Su pierna se estiró todo lo que pudo y aún así solo logró tirar de las mangas de Narae. Dudó en hacerlo, tal vez si
la movía le haría más daño y él no quería lastimarla más, pero estaba aterrado que tal vez ella no esté respirando.

Esos hombres lo llevaron al castillo y uno de los soldados del rey les ordenó llevarlos a todos a una de las
mazmorras, sólo por eso él se había salvado de ser apartado por ellos y no quería pensar que hubiese sucedido si
el soldado no hubiese sido firme en sus indicaciones. Aún así, debía aceptar que estaba realmente aterrado en
aquella oscuridad.

—Nanita… —Aún con la voz temblorosa jaló la manga de Narae con una mano, el liviano cuerpo de su hermana

no respondió y volvió a jalar de ella una vez más. —Por f-favor… —Sollozó.
TaeHyung estaba tan concentrado en ver su rostro y queriendo estirar la mano para sentir su pulso, no sintió que
pasos silenciosos se acercaban a ellos.

Cuando la reina y algunos soldados y sirvientes más entraron por la estrecha puerta, él dejó de intentarlo.

Sus ojos la vieron brevemente y se sintió aliviado. Era la madre de JungKook, la hermosa reina que una vez había
sido gentil con él, ella los iba a ayudar, intentó hablar, pero la mujer alzó una mano para silenciarlo.

TaeHyung frunció el ceño ante el gesto, notando tardíamente la expresión de aquella hermosa mujer. La reina los
miraba con asco y molestia, manteniendo su mirada por sobre el hombro, estudió la apariencia de sus prisioneros,
tomando su momento para comprender que el chico de cabellos dorados sostenía con fuerza un bulto envuelto en
sus propias ropas.

Era el bebé que ella estaba buscando, la criatura que mancharía el nombre de su primogénito y les dejaría en
vergüenza. Entonces volvió su mirada al rostro de TaeHyung y se cuestionó quien era, realmente pensaba que lo
había visto en algún otro momento.

—Tu nombre—. Ordenó aún con la mirada altanera a TaeHyung, quien se limitó a mirarla con temor, intentando
hacerse lo más pequeño posible para no ser visto por esos ojos crueles y apagados. —Dime tu nombre. —Volvió
a ordenar y TaeHyung abrió la boca para responder, pero ningún salido salió de él, estremecido se abrazó a
Taeyang sintiendo como el bebé se removía en su lugar.

La reina perdió la paciencia, y pensando que aquel plebeyo se estaba burlando de ella, levantó la mano hacia uno
de sus sirvientes y le hizo una señal. La mujer avanzó hacia los prisioneros con el rostro tenso y se inclinó para
tomar correctamente una cubeta con agua que TaeHyung no había notado cuando ellos ingresaron al lugar.

—Despiértala. —La reina señaló hacia la mujer en el piso, y su sirviente tiró el agua sobre ellos.

TaeHyung se apresuró a proteger con su cuerpo al bebé entre sus brazos para impedir que se mojara, pero no pudo
hacer nada para proteger a su hermana quien pareció ahogarse por unos segundos hasta que comenzó a toser con
fuerza, girando su cuerpo para poder respirar mejor.
Otra cubeta con agua fue lanzando hacia ellos, TaeHyung sintió el agua helada estrellarse contra su piel, pero aún
así logró proteger a Taeyang y evitó que se mojará, mientras Narae chilló bajito al sentir el agua helada,
volviendo a toser con fuerza.

La reina esperó hasta que Narae pudo calmarse luego de unos minutos. La joven miró a ambos lados encontrando
a su hermano menor acurrucado contra la pared, envolviendo sus brazos en su cuerpo.

—Tu nombre—. La reina repitió sus palabras, esta vez dirigiéndose hacia la chica que la miraba sin bajar el
rostro.

—¿Por qué estamos aquí? —Sin embargo, Narae preguntó en vez de responderle. Aquello enojó en demasía a la
reina.

—¡Quiero saber tu nombre! —Exigió en un grito acercándose a la joven en el piso.

Cuando Narae no volvió a decir alguna palabra, la reina la golpeó con el pie en las costillas, ella no se quejó, sólo
se limitó a sostener su costado con una mano arrugando el rostro debido al golpe.

—S-su nombre es Narae. —Se apresuró TaeHyung a decir al ver que la mujer iba a golpear nuevamente a su
hermana. —Y-yo soy T-taeHyung. —Agregó con mucho esfuerzo.

—¿De quién es el bebé? —Preguntó sin rodeos, confundiendo a ambos hermanos que la miraron sin saber que
decir. —¿Es tuyo acaso? —Señaló a Narae, quien negó con la cabeza aún confundida por el interés de la reina por
un bebé ajeno.

—¿Qué… qué es lo que quiere? —Narae se oye desafiante, intentando sentarse correctamente.

—¿Es tu hijo? ¡Dime! —La reina ignora su pregunta y se acerca a ella para tomarla de los cabellos húmedos con
fuerza. —¡Contéstame! ¿Es tu maldito bastardo?

—N-no… no es mi hijo… —Narae intenta decir, pero el dolor la mareaba mucho más. Aún con muchas dudas en
la cabeza del porque la reina le hacía esas preguntas. ¿Qué es lo que la mujer quería?

—¿Por qué JungKook envió un médico y comida entonces? ¿Por qué mi hijo se preocuparía por unos miserables
indigentes como ustedes? —Su agarre se aprieta aún más y Narae no puede evitar sollozar, lleva sus manos a las
manos de la reina para intentar alejarla, pero la mujer, iracunda, tira fuertemente de ella y Narae es al fin soltada,
debe poner sus manos para evitar golpearse en el rostro nuevamente. —Sedujiste a mi hijo para amarrarlo con un
bastardo. ¿Quieres mi poder acaso? ¿quieres quitarme mi lugar, sucia adultera?

La reina acusa golpeando nuevamente a Narae con fuertes patadas, grita furiosa mientras la chiquilla esconde su
cabeza para evitar ser golpeada otra vez en ella. TaeHyung solloza con fuerza y ruega que pare, que se detenga.
Suplica hacia los soldados y sirvientes para que ellos hagan algo, pero sus palabras se oyen confusas, su voz se
vuelve muda por algunos momentos y sus suplicas son causas de burla de aquellas personas.

El alboroto despierta a Taeyang quien llora con fuerza desde el pecho de TaeHyung, y todo se vuelve un caos
para los hermanos Kim.

La madre de JungKook deja de golpear a Narae en el piso y se gira bruscamente hacia TaeHyung y el bebé,
observa el pequeño bulto moverse inquieto contra el cuerpo menudo del otro hermano, y queriendo silenciar al
bebé, intenta quitárselo de un tirón.

Sin embargo, TaeHyung no lo permite, envuelve al bebé con ambos brazos y se gira para evitar que la reina dañe
al pequeño niño que solloza con las fuerzas, las uñas largas y puntiagudas se clavan en la piel morena de
TaeHyung logrando hacerle sangrar con sus rasguños.

—E-es mío… e-es mi bebé… —Llora TaeHyung logrando parar el ataque de la reina contra su persona.

La vieja reina se coloca de pie correctamente y arregla sus ropas mientras comenta. —Creí que eras un chico. —
Dice con tranquilidad acomodándose frente a él. —Quiero que me entregues a ese bebé. —Demanda inclinándose
frente a él y regalándole una sonrisa.

—¿Por q-qué quiere a m-mi bebé? —Cuestiona TaeHyung por sobre el llanto de Taeyang, alejándose mucho más
de él, logrando hacerse escuchar por la reina.

TaeHyung no puede evitar estremecerse cuando la mano de la reina lo atrapa del mentón, lastimando nuevamente
la herida en su garganta y forcejeando débilmente con él, hasta que ella entierra sus uñas en sus mejillas.
—Eres una chica—. Murmura insegura viendo con atención su rostro, duda realmente si el rostro de TaeHyung es
el de una chica, además de que su voz se oye distorsionada por la evidente herida que sangra desde su cuello. —
Te has embarazado para atrapar a mi hijo, puta. ¿Quieres oro? ¿quieres poder, sucia chiquilla de mierda?

Sus insultos se oyen sobre los débiles llantos del bebé que TaeHyung sostiene con determinación contra su pecho,
no se aleja del agarre de la reina y cierra los ojos para dejar de sollozar al escucharla, hasta que el toque de la
mano fría de la mujer se aparta de él.

Escucha con dificultad a uno de los soldados que indica con una voz plana que una caravana de soldados ha
llegado y con ella su hijo. La mujer pregunta por su esposo y el soldado dice no haberlo visto en el grupo recién
llegado.

Los ojos de la reina se mueven de un lado a otro, pareciendo haber perdido la cordura. Mira a dos soldados y
recobrando la postura, ordena. —Asegúrense de comprobar la virginidad de ambas. Quiero saber quien es la puta
que engañó a mi hijo y se embarazó sin consentimiento alguno.

—¿Llamamos a un médico, señora? —Pregunta uno de ellos.

—No. Nadie más debe saber que estas escorias están aquí—. La mujer sonríe de lado y se apresura a agregar. —
Háganlo con los dedos, no me importa que hagan con la que es virgen, pero a la madre del bebé la quiero viva con
el bastardo, le haré entender después porque no debe meterse conmigo. Le haré pagar su ambición.

Los soldados asienten y en voz alta confirman seguir sus indicaciones. La reina deja a ambos soldados dentro de
la sucia mazmorra y se apresura a llevar a los demás hacia las plantas más altas del castillo, se prepararía para
recibir a su hijo y pensar en su próximo movimiento.

Los sirvientes que bajaron junto a ella a las mazmorras caminan de prisa para regresar a la cocina y seguir con sus
labores, sólo la sirvienta que arrojó el agua sobre los prisioneros la sigue de cerca para ayudarla a arreglarse para
el retorno de su hijo, la reina quería verse hermosa para escuchar lo que sabía.

Con el rey fuera del camino, ella podría asumir el poder sin necesidad de esconderse tras de él, al fin sería ella a
quien adorarían y celebrarían. Nunca le gustó dar órdenes mediante su esposo, era realmente decepcionante
esperar que sea el hombre quien apruebe e imponga las leyes, por fin podría ser ella y lo primero que haría, sería
eliminar a quién podría significar una amenaza mínima para su reinado.
Si ello significaba quedarse sólo con JungKook, no le importaba. De hecho, lo anhelaba.

Los soldados se burlan cuando Narae comienza a insultarlos, patea sus manos cuando ellos comienzan a arrebatar
sus ropas, rasgándolas en el camino.

—Ya oíste pequeña puta. Son órdenes de la reina. —Se excusa uno de ellos tomándola de los tobillos y
arrastrándola con fuerza, dejando el cuerpo de Narae debajo suyo. —Si el Sultán se acostó contigo debe haber
algún motivo. Sólo digamos, que tenemos curiosidad porque tú teniendo a princesas tan bellas bajo sus pies.

El otro soldado toma las manos de Narae y las extiende sobre su cabeza, colocando sus rodillas sobre ellas logra
inmovilizarla en su lugar. Mientras el primer hombre le quita la falda y su ropa interior, él se encarga de romper
su blusa dejándola desnuda ante sus ojos.

—Sólo debemos ver si esta es la puta o no. —Dice el soldado que ha removida sus prendas inferiores, sus manos
paseando desordenamente sobre los muslos suaves de ella.

—¿Y qué? —Su compañero se encoge de hombros y ríe tocando obscenamente uno de sus senos. —Si esta es la
virgen, yo me encargaré de que deje hacerlo. —Se burla inclinándose para besa la piel del cuello de Narae, quien
solloza mucho más fuerte al sentir los dientes del asqueroso hombre. —Verifica que esta sea la puta. —Apresura
a decir.

El primer soldado separa las piernas de Narae, teniendo las súplicas de TaeHyung y el llanto del bebé de fondo,
importándole poco hunde dos dedos en el interior de la joven quien se

retuerce de dolor ante la fuerte intromisión. Los dedos del hombre rebuscan en ella hasta que rompe algo en su
interior.

—Tienes suerte, esta es la virgen. —Anuncia sacando sus dedos y mostrándole a su compañero la sangre. —Su
himen estaba intacto.

Ansioso, el soldado se pone de pie y se apresura a alejar al hombre de entre las piernas de la joven. —Sal, lo haré
antes de que venga la reina. —Le insta, pero él se niega.

—Primero comprobemos a la otra muchacha, cuando entreguemos a la madre y al bebé a la reina, ella nos dejará
quedarnos con esta y no sólo la tendremos con nosotros cinco minutos.
Dándole la razón, ambos se alejan de Narae para caminar directamente hacia TaeHyung.

El soldado toma al bebé de los brazos débiles de TaeHyung, quien intenta defenderse, grita y solloza, pero su voz
se ha ido, sólo llora viendo a su hermana desnuda sobre el piso sucio y mojado de la mazmorra, Narae se ve ida y
sus ojos nublados no lo miran a él o al bebé. Tampoco se mueve cuando el bebé es dejado a su lado.

—La cara de esta es más bonita—. Comenta el soldado volviendo a tomar la posición que tomó con Narae,
colocando sus rodillas sobre las palmas de las manos de TaeHyung, siendo sujetado por sobre su cabeza.

—Apuesto que el sultán fue inteligente y fue por la más sumisa y hermosa. —Está de acuerdo el otro soldado
removiendo las ropas de TaeHyung con prisa.

TaeHyung vuelve a luchar contra ellos, patea cuando siente las manos del hombre sobre sus muslos, pero poco y
nada puede hacer para alejarlos. Así que entre ambos logran terminar de quitar sus prendas bruscamente.

El soldado que sostiene sus muslos abiertos se aleja de él como si hubiese tocado fuego ardiente y mira
sorprendido el pequeño chico desnudo y malherido. —¿¡Eres un maldito chico!? —Exclama enojado.

—Ninguno de ellos es la madre—. Murmura el otro hombre imitando la acción de su compañero y alejándose de
TaeHyung para admirarlo de lejos.

—Mierda, mierda, mierda—. Gruñe enojado llevándose ambas manos al cabello. —Si ninguna es la madre, la
reina querrá nuestras cabezas.

—No. No será así. —Se apresura a decir el más alto. —Diremos que la madre es esa—. Señala hacia Narae. —

Dejaremos que haga lo que quiera con ella, y nosotros tomaremos a esta marica de carita de muñeca… dejemos

que la reina tome a la madre y al bebé… y nosotros tomaremos a esta marica. —Propone.

—Tienes razón, diremos que no es virgen y que ella es la madre… podemos violarla para que pierda su virginidad
ahora y ningún médico nos contradiga. —Piensa de prisa y cuando ve la sonrisa de su compañero, sabe que han
tomado una decisión. —La reina no le importará si nos divertimos con ella un rato, de todas formas, la matará.

—No le importará nada que le pase al otro, seguramente lo matará en cuanto sepa que es un chico. Debemos
asegurarnos que ninguno hable después de todo.
Ambos hombres se ponen de acuerdo y dejando a TaeHyung a un lado, vuelven a acercarse a Narae, quien no se
inmuta cuando vuelven a tocarla vulgarmente, importándoles poco que el bebé sigue sollozando a un lado de
ellos.
060

La misma advertencia que en el del capítulo anterior.

Jin tiene que sujetar a JungKook del brazo cuando ambos salen de la habitación de su abuela, al llegar al castillo
ambos se dirigieron a verla para asegurarse que la anciana se encontraba bien, y aunque ya tenía un mejor
semblante, el sirviente de su abuela les había comentado que se encontraba muy débil como para salir de la cama.
Así que ambos decidieron dejarla descansar.

—¡Espera JungKook! —Jin alza la voz haciéndole detenerse de pronto, JungKook se gira para mirar molesto. —
Tenemos asuntos que atender en el castillo antes, luego podrás ir a buscarlo. —Le dice mirándolo directamente a
los ojos.

—Necesito verlo, SeokJin. —Dice JungKook apretando los dientes.

—Yo sé, sé que quieres ver a TaeHyung, pero esto aún no termina, aún debemos atender muchas cosas. —Insistió
su primo mayor aflojando su agarre. —El está seguro en la cabaña con su familia, sólo terminemos todo esto y
podrás estar todo el tiempo con él. —Termina suavizando su gesto.

JungKook se suelta fácilmente del agarre del contrario, cuadra sus hombros y analiza el rostro preocupado de
SeokJin, él tiene razón, tienen muchas que atender antes de marcharse de ese lugar, y una de ellas es ver a un
médico.

—Vamos a que te sanen esas heridas antes de empezar de hablar con los sabios y mi madre. —SeokJin niega con
la cabeza con la intención de refutarle, pero JungKook se lo impide. —Con esa cara asustarás a cualquiera que se
te cruce por ahí, Jin. Tienes que lavarte la sangre y te cosan el labio y la mejilla. No podemos dejar que se infecte.

—Debemos buscar a YoonGi antes.

—Minho dijo que lo habían traído aquí.

—Ya sé, pero cuando el caballo se levantó de su cuerpo, su pierna estaba torcida, JungKook. Creo que se le ha
roto y quiero saber su estado. —El menor asiente pasando sus manos por sus cabellos largos y muy sucios. —
Creo que debes lavarte también, irás apestando a ver al chico y lo espantarás.
La sonrisa torcida de JungKook aligera la tensión entre ambos. —Bien, vamos a buscar a YoonGi. Debemos
hablar con los soldados también.

Ambos bajan a la pieza central del castillo, su primo había sido apartado de los heridos y estaba siendo atendido
por uno de los mejores médicos del lugar, según las indicaciones de SeokJin aún en el campo de batalla.

Cuando lo encuentran, él todavía está inconsciente sobre una de las camas, el médico les comunica que tiene una
pierna fracturada y lo había entablillado, sin embargo, cuando despertara era muy seguro que sentiría mucho
dolor, por ello intentaba mantenerlo dormido aún. El mismo médico revisó el rostro de SeokJin y con el ceño
fruncido le dijo que a pesar de que podría coser la piel abierta, su rostro quedaría con una horrible cicatriz, aunque
Jin poco le importa aquello.

JungKook por su parte, no quiere dejarse ver las heridas en las piernas, ya han dejado de dolerles como antes y la
poca sangre que brotó debido golpe de la ortiga, pero SeokJin amenazó con encerrarlo en su habitación y no le
permitiría caminar más allá de su puerta para ver a TaeHyung si no se hacía ver las heridas, por lo que,
refunfuñando, se dejó revisar por el médico.

Luego de que sus heridas han sido desinfectadas debidamente, el médico les apremia a lavarse completamente o
de lo contrario no podrían ser cubiertas. Por lo que ambos, se apresuran a lavar su cuerpo y cabellos en la misma
bañera. Una hora después están dirigiéndose donde los soldados están siendo atendidos.

—Señor, los cuerpos de nuestra gente están en el jardín trasero y el pueblo ha sido debidamente informado sobre
la situación. —Informa Minho acercándose a ambos, mira a JungKook con el rostro serio y JungKook ladea la
cabeza al verlo. —Estarán aproximándose pronto al castillo.

—¿Qué sucede, Minho? —Pregunta en un tono bajo.

—Su majestad, la reina… la reina no se ha presentado a pesar del alboroto de los soldados. —Informa también
bajando el tono de su voz.

—¿Mi madre ha sido informada del estado de la guerra? —Cuestiona alzando la voz, esta vez dirigiéndose a
todos los soldados, quienes, al escuchar la voz del Sultán, se giran para mirarlo y negar con la cabeza.
—Su majestad, la hemos buscado en su habitación y en el despacho, pero la reina no está en ninguna parte. —
Informa uno de ellos haciendo una venia.

El ceño de JungKook se frunce aún más juntando sus cejas, su mirada busca por el lugar y no sabe que entender
de la ausencia de su madre.

—Bien. —Murmura y carraspea para que todos escuchen. —Desde hoy en adelante, deben obedecer y escuchar a
SeokJin, nuestro verdadero rey. La ceremonia de presentación lo haremos una vez tengamos todo ordenado. Pero

quiero y exijo que obedezcan cada una de sus órdenes. —Recibe un “si señor” por parte de todos y se gira a
mirarlo. —Te encargas tú desde ahora, yo debo confrontar a mi madre antes y luego haremos lo que es debido.

—No te enfrentes sólo a tu madre, JungKook.

—No, no. Debo hacerlo, ella debe aceptar sus acciones y ser castigada por ello. —Dice y Jin puede notar la
dureza en sus palabras. —La buscaré ahora, busca a NamJoon y asegúrate de que HoSeok esté siendo atendido
antes de que regrese a casa. —Y sin esperar más, vuelve a entrar al castillo para buscar a su madre.

Cuando está subiendo las escalaras escucha pasos rápidos y con prisa se acerca a ver, es su madre con un soldado
y una sirvienta, está murmurando algo, pero él sigue sin oír bien por lo que es imposible saber qué es lo que está
diciendo.

—Su majestad—. La sirvienta nota su presencia y se inclina profundamente para saludarlo, el soldado la imita y
la reina se gira sorprendida al verlo.

—JungKook. —Su voz suena alegre y su gesto es de emoción, sin embargo, parece recordar algo y su rostro
ensombrece y ella baja mucho más la voz. —Estás bien, cariño. —Dice acercándose a él para abrazarlo con
ambos brazos, mientras la sirviente y el soldado se van dejándolos solos. —Ven, vamos al despacho, JungKook-
ah. —Ella tira de su brazo obligándolo a caminar a su paso.

El silencio cae cuando la puerta de la habitación es cerrada, la reina lo abraza una vez más y comienza a sollozar
contra su pecho. —Tuve tanto miedo que no pudieras regresar, hijo mío. —Exclama, sus sollozos son sonoros y
huecos y JungKook sabe que ella está actuando. —Pedí a la luna que me devolviera a mi hijo y aquí estás.
Sigue diciendo, pero cuando nota que JungKook no le devuelve el abrazo ni tampoco pronuncia palabra alguna,
ella se separa tomándolo de los hombros.

—¿Qué sucede, JungKook-ah? —Pregunta dejando que las escazas lágrimas resbalen por sus mejillas, no se
molesta en limpiarlas, como si quiera que JungKook la viese llorar.

—Mi padre-

—Lo sé, lo sé. Está muerto—. Dice ella cortando su oración, las comisuras de sus labios luchan por no sonreír. —
Es una pena, pero en una guerra siempre habrá muerte de inocentes.

Ante sus palabras, JungKook no puede soportar su toque, es como si las manos de su madre sobre sus hombros
quemaran, por lo que se apresura a alejarse de ella y caminar hasta una de las ventanas de piedra, observa desde
su lugar y nota que está por amanecer.

—¿Ese asqueroso rey te ha cortado la lengua acaso? —Oye la pregunta exasperada de la mujer y él niega con la
cabeza.

—¿Cómo sabes que mi padre está muerto, madre? —Pregunta evitando mirarla.

—Uno no de los soldados me ha dado la triste noticia. —Responde con la voz aguda. JungKook asiente en
silencio, sabe que no es así, algo más ha pasado porque ningún soldado que lo acompañó a la guerra ha hablado
con ella o lo sabría. —¿Te hicieron daño? ¿Tienes alguna herida? —Cuestiona ella dando un paso hacia su hijo,
pero él gira el rostro para encararla.

—¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué haces daño a nuestra gente?

—¿De qué hablas? Yo nunca lastimaría a nadie.

—A la abuela intentast-

—No, tu abuela es una mujer mayor, obviamente ella tendrá alucinaciones. —Su voz se oye tan confiada y su
mirada altanera.

JungKook asiente llevando una mano hacia sus cabellos largos, lo tira hacia atrás y suspira. —Esperabas que mi
padre no regrese ¿verdad? —Pregunta con tranquilidad, ha decido afrontarla de una vez para ir a ver a TaeHyung.
—No, no me lo esperaba. —Admite ella cruzándose de brazos. —Pero me alegra que tú si hayas regresado. —
Expresa rodeando el escritorio y sentándose en la silla dorada, la que perteneció a su esposo por tantos años.

—Sabes lo que viene ahora ¿cierto?

—Por supuesto. —La reina hace una pequeña pausa. —Anunciaremos al reino la pérdida de su rey, asumiré su
lugar hasta que te desposes con Bae, que espero sea muy pronto.

—No. Eso no es lo que viene, madre. Tú no tomarás ningún lugar. —Se apresura a aclarar, sintiendo calor en el
centro de su pecho, realmente molesto por como su madre minimiza toda la situación.

—¿Quieres la corona sin estar desposado? Sabes que eso no está permitido.

Una pequeña risita escapa entre los labios de JungKook, volviendo a sentirse exasperado. —Devolveremos la
corona a quien realmente le pertenece. SeokJin recuperará por todo lo que tú y mi padre le han arrebatado.

La reina se pone de pie y golpea con fuerza el escritorio, sin embargo, no amedrenta a JungKook. —¡A él no le
pertenece nada! —Chilla. —¡Todo esto lo ganamos a base de esfuerzo!

—¡No! ¡No es así, madre! ¡Todo lo que han conseguido es en base a muerte y dolor! —Vocifera JungKook
acercándose a ella. —¡Sus manos y mis manos están manchadas de sangre! ¡Ya no lo voy a permitir!

Su respiración se siente pesada y observa el rostro duro de su amigo. La mujer tira de sus hombros hacia atrás y
aclara su garganta, como si recordara mostrar compostura y vuelve a poner una falsa sonrisa ante su hijo.

—Harás como yo digo, JungKook. Si no quieres que se derrame más sangre, harás como yo digo. —JungKook
oye la amenaza entre los labios de su madre, guarda silencio intentando saber que es lo que sucede porque ya no
confía en ella, ya no cree en ninguna palabra que ella dice. —¿Quieres paz y tranquilidad? ¿verdad? Entonces te
comportarás y me acompañarás en cuanto amanezca para tomar mi corona y mi lugar. —JungKook escucha
atentamente, intentando adivinar lo que su madre no está diciendo. —No quieres más sangre derramada. No
quieres que las personas que amas sufran. Bien, podemos parar todo esto. Sólo debes obedecer.
JungKook intenta responder, pero los golpes en la puerta desvían la atención de ambos. Cuando la reina ordena
que el soldado entre, el hombre anuncia.

—Su majestad, disculpe la interrupción, pero hay un chico demandando ver a su hijo. —Los ojos del soldado se
desvían hacia JungKook. —El chico dice que no encuentra a alguien y que usted debe saber sobre su
desaparición. —Dice cuando este lo mira.

El Sultán lo mira con intriga. —¿Te dijo su nombre? —Pregunta con miedo, su madre nota el cambio abrupto de
su voz.

—Si señor, el chico dice que un tal TaeHyung ha desaparecido.

×××

Sus ojos se sienten pesados y él se niega a desmayarse, aunque no se puede mover no desea desvanecerse cuando
ellos lo necesitaban.

Sus oídos zumbaban y los gemidos de dolor de su hermana son casi imperceptibles para él. No entiende muy bien
que sucede e intenta mirar a su alrededor hasta que logra captar el suave y muy débil llanto de Taeyang a una
distancia de él. Estira su mano intentando encontrarlo, pero no lo hace.

Uno de los soldados está moviéndose violentamente contra el cuerpo de Narae, sus dientes apretados intentando
no hacer ruido y una de sus manos apretando el rostro de la chica para que ella no emita ningún sonido, mientras
su otra mano sostiene su muslo en alto para tener mejor acceso a ella.

TaeHyung siente un golpe suave en su costado, intenta ver quien es, pero la visión de una sombra oscura ocupa su
visión.

—Creo que puedo divertirme también ¿no crees? —La voz gruesa y rasposa del soldado viendo sin descaro a
TaeHyung desde lo alto. Escucha como su compañero gruñe sin darle atención, ensimismado de tomar la
virginidad de la chica. —Si, creo que me sirves mientras tanto.

Con un pie gira el cuerpo de TaeHyung fácilmente, colocándolo boca abajo y sonriendo cuando el chico, intenta
muy débilmente no dejarse girar.
—Tranquilo, será algo rápido. —Se burla arrodillándose entre las piernas de TaeHyung luego de abrirlas con sus
manos. Comienza a remover sus ropas y logra tenerlo desnudo de cintura hacia abajo. —Creo que no tienes que
envidiar a ninguna mujer, mariquita. —Dice inclinándose contra su cuerpo, hablando contra su oreja mientras sus
manos tocan sin cuidado el trasero del chico. —Eres muy suave, joder.

Cuando libera su miembro y está por profanar el cuerpo de TaeHyung, el grito de dos de las sirvientas que habían
acompañado a la reina, lo detienen.

—¡Son unos puercos! —Exclama una de ellas, mientras que la otra golpea al soldado que está violando a Narae.
—¡La reina no les dijo que abusen de ellos! —Grita para empujar al soldado que está sobre TaeHyung.

—¡Mierda! ¡Largo de aquí! —El soldado que estaba siendo golpeado se pone de pie para cubrirse con rapidez. —
¿Quién les dijo que bajaran, sirvientas de mierda?

—¿La reina les ha ordenado que vengan acaso? —Pregunta el otro soldado arreglando sus ropas también.

La sirvienta que golpeó primero al soldado se apresura a recoger al bebé del piso mojado, el pequeño cuerpo está
frío entre sus brazos. —Ustedes son unos monstruos ¿¡Cómo se les ocurre hacer esto con el bebé aquí encima!?

—Bajamos por el bebé y por el chico. —Señala la otra acercándose a TaeHyung. —Él estaba sangrando mucho
cuando lo trajeron, y sólo quisimos asegurarnos que estaban bien.

Las risas gruesas de ambos soldados se dejan oír en el pequeño espacio. —¿Se preocupan por estos a quienes la
reina matará en cualquier momento? Son unas brutas sirvientas inservibles.

La mujer que sostiene al bebé intentando darle de beber una mamadera ríe al escucharlo. —No, ustedes son los
brutos. El rey no está más, ha muerto y será el joven Sultán quien asuma la corona. —Hace una efímera pausa
cuando nota que el bebé ha cogido la mamadera entre sus labios. —Si este en verdad es su bebé y ella su mujer,
¿ustedes creen que estará feliz que abusen de su familia? —Pregunta ladeando el rostro para mirar al soldado más
próximo. —No, si estos son su familia, él les sacará el corazón con sus propias manos. Soldados idiotas.

Ambos hombres se miran entre sí. —Esta es la madre del niño. —Señala uno de ellos a Narae. —Infórmale a la
reina que es la madre. —Dice antes de salir del lugar junto al otro hombre.
La otra mujer revisa a TaeHyung con cuidado, ha girado su cuerpo y toca su frente. —Este chico tiene fiebre. —
Murmura cubriendo su cuerpo desnudo. —¿Debemos avisarle a algún médico?

—No, no podemos. Si la reina nos ve ayudándolos nos castigará. —Dice con pesar la joven sirviente balanceando
al bebé. —Este bebé también está enfermo, ha llorado mucho tiempo y mamá muy despacito

—Los bebés sanan rápido.

—Si sigue aquí, no sanará. No seas tonta. —Chasquea la lengua negando con la cabeza. —Vamos a sacarlo de
aquí, al menos al bebé.

—No seas tonta, si la reina se entera, nos matará. —Murmura con pena, ahora cubriendo el cuerpo de Narae.
061

—¡Su nombre! ¡El nombre de la persona que te dijo que TaeHyung no estaba! ¡Dímelo! —Exclama JungKook
alzando la voz, el soldado que lo mira retrocede un paso al verlo tan enojado.

—No dijo su nombre señor. —Responde con temor. —Pero es un muchacho esbelto de cabellos rojos. —Se
apresura agregar antes de que JungKook vuelva a levantar la voz.

La reina observa el rostro alterado de su hijo y estira la mano para retenerlo, impidiéndole salir del despacho del
rey. —¡No hemos terminado aún, JungKook! —Exclama cuando él sacude su agarre.

—Yo si madre, yo ya he terminado. —Es lo único que dice antes de salir corriendo del castillo.

La reina bufa enojada y observa cómo se aleja de ella y ordena a todas voces que le alisten un caballo. No puede
evitar sonreír al darse cuenta que aquellos chicos que tiene encerrado, son los que su hijo buscará y no encontrará.

—Oye, alístame unas sogas y acompáñame a los calabozos. —Ordena a una de las sirvientas, quien asiente de
inmediato y baja por las sogas que pide la vieja reina.

Cuando JungKook baja casi de un salto las escaleras, es HoSeok quien se apresura a él con el rostro pálido siendo
sujetado por uno de los sirvientes.

—¡Narae y TaeHyung no están! ¡Han irrumpido en la cabaña de NamJoon y se los han llevado junto al bebé,
JungKook! —Vocifera peleando con el hombre que intenta retenerlo.

—¡Suéltalo! —Ante el grito el hombre suelta a HoSeok y pidiendo perdón, se retira. —Iré ahora mismo a la
cabaña, los buscaré HoSeok.

—No. No. No entiendes. —El muchacho aprieta el paso a compás del Sultán, ambos casi corren para llegar a las
puertas del castillo. —Han sido raptados, JungKook. Alguien se los ha llevado y Jimin dice que ha habido mucha
sangre en la habitación. —Su voz tiembla levemente al imaginar el peor escenario en el lugar.

—Iré a buscarlos. —JungKook aprieta la mandíbula cuando esta vez es SeokJin quien los alcanza, pero guarda
silencio al verlo tan alterado.
—No tenemos nada JungKook, es obvio que quien ha hecho esto no está buscando dinero, busca algo más. —
Razona el muchacho después de haber hablado muy brevemente con Jimin. —¡JungKook ayúdame a pensar que
es lo que está sucediendo! —Chilla cuando lo observa los portones abrirse y un caballo esperando por ellos.

—No es momento, mientras más demoremos ellos podrían-

—¡Tú! ¡Todo esto es tu culpa! —De pronto, JungKook está siendo golpeado por Jimin, quien lo empuja e intenta
lastimar, descargando toda su frustración.

Sin embargo, entre HoSeok y SeokJin lo sostienen antes de que algún soldado lo haga y le haga daño. Jimin sigue
gritando a pesar de los esfuerzos de los muchachos.

—¡Yo no sé nada de lo que sucediendo! —JungKook intenta llegar a su caballo, intentando ignorar al chico
alterado, cuando YangMi se apresura y lo sujeta de la muñeca, el Sultán intenta tirar con fuerza de su brazo
cuando nota que es la pequeña amiga de TaeHyung.

—Iré a buscarlos. Juro que los traeré con bien de regreso. —Susurra con la mirada brillante, sintiendo un fuerte
apretón en el pecho.

—No, por favor escúcheme. —Pide YangMi con una voz suave, aun cuando su rostro está bañado en lágrimas.

—No hay tiempo, debo ir por ellos.

—No. Por favor… no sabrá donde buscarlos y Jimin y yo pensamos… nosotros pensamos… —Un nudo se forma
en la garganta de la chica al ver el interior del castillo, con temor intenta ver más allá de la alta muralla, buscando
en el piso el rastro que ella y Jimin han seguido.

—Puedes decirnos, que sucede, que saben ustedes. —A pesar de la situación, la voz calmada de Jin se escucha y
YangMi lo mira avergonzada. Se limpia el rostro antes de continuar.

—Creímos que fue usted, creí que los había mandado usted. —Confiesa mirando nuevamente a JungKook. —
Algunas prendas fueron tirados en el camino, un rastro de gotas de sangre también y Jimin y yo los hemos
seguidos. —JungKook observa el piso dentro del castillo y luego la tierra que rodea el lugar, pero no logra notar
nada. —La sangre bordeó el castillo y se detienen en uno de los pequeños portones que miran hacia el mercado.
Jimin logra liberarse de los chicos y tirotea de HoSeok para arrastrarlo hasta un punto donde pequeñas gotas de
sangre, casi invisibles dejan su rastro. —¡Los tienen dentro del maldito castillo! —Chilla sin aguantar las
lágrimas más.

HoSeok se agacha para tocar la tierra, él puede reconocer que es sangre, pero no puede decir si es de algún
animal. —¿Él rastro viene desde la cabaña?

—Hemos estado toda la noche buscando el rastro, siguiendo algunas prendas que reconocimos eran del bebé y de

TaeHyung… a veces no era muy visible las manchas, pero realmente hemos intentado seguir el rastro… y esas
pequeñas gotas son iguales a las que hemos visto en la puerta. —YangMi habla apresuradamente.

—Todo este teatro que quieres a TaeHyung siempre a sido una farsa ¿Qué querías? ¿tenerlo de juguete y
aprovecharte de él? ¿Y ahora qué? ¿Te cansaste y simplemente te deshiciste de él? —Jimin vuelve a arremeter
contra JungKook, quien cansado de escucharlo lo calla de un grito.

—¡Basta! ¡Cállate de una puta vez! ¡No permitiré que ni tú ni nadie ponga en duda mis sentimientos por
TaeHyung! —SeokJin lo sujeta cuando su primo tiene toda la intención de golpear al muchacho de cabellos
rojizos.

—Estamos perdiendo el tiempo peleando entre nosotros. Debemos buscarlos de inmediato, ya no vamos a discutir
más. —Le dice sosteniéndole la mirada, notando los ojos rojos de JungKook. —Enviaremos una guardia con
HoSeok y Jimin para que los busquen y nosotros averiguaremos dentro del castillo, si alguien dentro del castillo
tuvo que ver JungKook. Creo que ambos sabemos muy bien quien es.

×××

—Este chico debe ver un médico pronto o realmente morirá incluso antes de que la reina lo ordene. —La
sirviente más vieja habla con preocupación, había envuelto la herida en la garganta del chico y él no se había
quejado, aún cuando lo giró para volver a cubrirlo con sus ropas mojadas.

—No me interesa él, pero quiero cuidar del bebé—. Expresa su compañera insistiendo en darle un poco más de
leche a TaeHyung, quien se rehúsa a seguir mamando y sus llantos bajitos desespera a la joven.
—No seas tonta. —Chasque la lengua la contraria dejando a TaeHyung de lado para cubrir a Narae con sus
prendas rotas, sintiendo tanta pena por ambos. —Será mejor irnos ahora antes que la reina baje y nos encuentre
ayudándolos.

—Me llevaré al bebé—. Dice tercamente la más joven, cuando nota que va a ser regañada, agrega rápidamente.
—Si esos soldados idiotas dicen algo, yo le diré al Sultán que hicieron ella con su mujer.

Algunos pasos resuenan en su lugar y ello las silencia de inmediato. Dejan de hablar y salen apresuradamente del
pequeño calabozo. Una de ellas, aferrando al bebé contra su pecho.

Cuando la reina vuelve a estar frente a la reja de sus prisioneros sonríe de lado al verlos inmóviles en su lugar.
Uno de los soldados abre la reja para ella y sólo cuando está dentro nota que el bebé ha desaparecido.

—¡El bastardo! ¿¡Dónde mierda está!? —Pregunta alterada, con un pie revuelve las ropas mojadas en el piso y
grita cuando no lo halla. —¡Hallen al bebé! ¡Ya! —Ordena y los soldados y la sirvienta salen de prisa del lugar.

—¿Quién se llevó al bastardo? —Pregunta inclinándose hacia Narae, quien se mueve dolorosamente el piso. —
¿¡Dónde está tu maldito bastardo!?

—Déjela, por favor. —TaeHyung intenta suplicar, pero nuevamente su voz es apenas un hilo que para los oídos
de la reina se escuchan como un patético balbuceo. —¡Por favor, ya basta! —Lloriquea.

—Mok, Mok ¿A dónde vas? —Minho llama cuando observa a la sirvienta caminar apresurada cruzar el jardín, se
ve nerviosa y parece estar escondiendo un pequeño bulto entre sus faldas. La joven hace caso omiso de sus
llamados, por lo que él lo sigue de cerca en silencio.

Dentro del castillo, en uno de los pasillos que conducen a la cocina la sirviente se siente a salvo para descubrir al
bebé de entre sus ropas, la otra temerosa de ser vista, simplemente se había alejado de ella.

Minho nota al Sultán con la mandíbula apretada, esta vez no es él quien está dando las ordenes, es el primo
mayor, SeokJin quien dirige la caravana de soldados dándole las indicaciones para que salgan del castillo.

—Señor ¿Qué sucede? —Pregunta en voz baja, teniendo la suficiente confianza de hablar en susurros al Sultán.
—Tú me acompañarás a buscar a algunas personas. —Responde JungKook sin mirarlo, prestando atención a las
palabras de SeokJin. —Algunas personas afirman que deben estar dentro del castillo, pero este castillo es

demasiado grande con muchos lugares escondidos, si están aquí dentro no se si podré encontrarlos…—Murmura
más para sí mismo.

—¿A quienes debemos buscar, señor? —Su mente recuerda al pequeño bebé entre los brazos de Mok y teme que
haya sucedido algo más que él no pueda comprender.

—A mi familia—. Murmura JungKook observando el castillo meticulosamente. Es extraño cuando nota a su


madre ascender de prisa de una de las escaleras de piedra que conducen hacia los calabozos. —Sígueme. —
Ordena y se apresura a caminar hacia las escaleras.

Ambos se agachan cuando llegan a la planta baja por el camino de piedras, la humedad y el frio del lugar nunca
han sido de su agrado, por ello cuando su padre bajaba a este lugar él nunca lo había hecho y cuando lo
castigaron, odio a su padre con toda su alma.

El sol tampoco se filtra entre esas paredes de piedra, por eso es difícil para él mirar dentro de los calabozos, pero
su cuerpo se tensa a medida que sigue recorriendo ese rudimentario camino, su corazón bombea con tanta fuerza
que está seguro que pronto sus latidos harán eco en ese espacio oscuro y él no comprende porque se siente así.

Sus rodillas tiemblan y él sabe que no es por los latigazos que recibió muchas horas atrás. Ese dolor no era nada
comparando con lo que su ser estaba sintiendo en ese momento, el olor a podrido lo inundó cuando llegó al último
calabozo.

No sabía cómo reaccionar, no podía pensar, no, claro que no. No cuando notó aquellos dos cuerpos envueltos en
húmedas sábanas, o lo que él pensaba eran sábanas. Su mano quedó suspendida en la reja aún sin entrar, notando
aquellos cabellos castaños que él adoraba.

Sus ojos se agudizaron y sus manos comenzaron a hormiguear al darse cuenta que estaba sucediendo y él no sabía
como actuar. Mantuvo su respiración todo aquel momento, sin pestañear siquiera, mirando fijamente ese pequeño
cuerpo que él había sostenido entre sus brazos tantas veces y que daría todo por seguir sosteniéndolo por el resto
de su vida.
Su voz tan bella y suave perforaba su mente, su risa y sus ojos miel, aquellos ojos miel que él amaba admirar. No
podía, simplemente no podía privarse de aquellos ojos que lo habían enamorado desde el primer.

Un pequeño quejido se escuchó provenir de él y al siguiente instante JungKook estaba arrodillado ante él. El
pequeño bulto empezó a sollozar débilmente con miedo, su cuerpo temblaba y los mareos regresaron
agresivamente.

Y JungKook aún no sabía si tocarlo. No sabía que hacer después de mucho tiempo.

El terror de lastimarlo al verlo tan frágil, al sentir que cada vez le costaba mucho más respirar. No quería herirlo
más, no quería romperlo y sentir que su vida escapaba entre sus dedos y él no podría hacer nada para salvarlo.

—J-jungKookie… —TaeHyung sonrío apenas al notar que no era la reina quien estaba ante él, era JungKook, sus
ojos apenas abiertos por el calor intenso que sentía en su cuerpo, el lugar parecía dar vueltas. Mientras que
JungKook estaba estático observando su rostro, sus ojos moviéndose de prisa por su rostro y bajando por su

cuello, notando la tela mal envuelta alrededor de él y empapada de lo que él sabía era sangre. —V-viniste… s-

sabía que vendrías por mí…


062

Aviso de capítulo dulce (creo) en medio de toda esta tempestad.

Minho revisó rápidamente a Narae, intentando no tocarla y haciendo caso omiso de los hilos de sangre que
corrían entre sus muslos internos, se aseguró que sólo estaba inconsciente y que respiraba, lentamente, pero
superficialmente ella se veía bien.

Se puso de pie y rodeo a JungKook y al chico en el piso, a simple vista se veía realmente mal. Aunque él estaba
consciente y luchaba por hablar. Se arrodilló a un lado y estiró la mano derecha para intentar ver debajo de la tela
en su cuello, quería saber si seguía sangrando o con suerte la sangre se había coagulado impidiendo que
desangrarse en ese sucio lugar, pero la mano fuerte de JungKook lo tomó de sorpresa del cuello, apartándolo del
chico y casi asfixiándolo.

Sus manos se alejaron del chico y sostuvieron las fuertes y calientes manos del contrario.

—No lo toques. —Advirtió el Sultán, sus ojos negros lo veían con amenaza, dispuesto a apretar lo suficiente y
romper sus huesos de su cuello, aunque aquello no logró asustarlo. Él sabía que aquel muchacho era importante
para el hombre, él le había dicho que debían buscar a su familia y lo único que estaba haciendo en ese momento
era protegerlo.

Minho lo comprendía y sería cuidadoso porque él quería ayudarlos.

—D-ebemos revisar su he-erida—. Habló con dificultad aún con la tosca mano aferrada a su garganta,

sosteniéndole la mirada, continuó diciendo. —Señor, d-debemos ver s-si el chico est-tá bien…

JungKook no respondió, perdido en el dolor que se asentaba y perforaba en su pecho, totalmente impotente ante
el temor de tocarlo y lastimarlo más. Sus pensamientos torturándolo más aún cuando estaba en el campo de
batalla rodeado de enemigos.

Entonces, los quejidos de dolor de TaeHyung se escucharon junto al eco en el lugar.

JungKook soltó de inmediato a Minho para centrar toda su atención en TaeHyung, quien parecía querer sentarse,
pero no podía hacerlo.
—Debemos girarlo—. Murmuró Minho dándose cuenta de lo que sucedía con el pequeño chico. —Su majestad,
debemos ayudarle. —Insistió colocando sus manos detrás de su espalda para ayudarle a ponerse de lado, la tela
cayó del cuello de TaeHyung, pero la sangre ya se había detenido.

JungKook no escuchaba a Minho, sus oídos y demás sentidos enfocados en TaeHyung y en su intento de querer
vomitar. Las arcadas de su cuerpo le hacían llorar y sólo un líquido amarillo y un poco rojizo fue lo que expulsó.

Sus prendas rotas dejaron su piel maltratada al descubierto y JungKook se apresuró a cubrirlo quitándose la parte
superior de sus prendas.

—Estoy aquí, príncipe. Estoy aquí, no tengas miedo por favor… —Su voz se oye débil y él no puede evitar
sollozar cuando TaeHyung nuevamente se desploma en su lugar, sin importarle seguir ensuciándose.

Cuando Jungook nota que los ojos miel de TaeHyung comienzan a cerrarse es que él realmente reacciona y sabe
que debe sacarlo de ese lugar.

—No, mi amor. No te duermas ¿sí? Estoy aquí, no te duermas—. Solloza mientras pasa cuidadosamente sus

brazos por debajo del cuerpo maltrecho de su amante. —No te duermas, no lo hagas por favor…

Minho se apresura a acomodar las prendas sobre el menudito cuerpo de TaeHyung mientras JungKook se ponía
de pie con el pequeño entre brazos. —Yo llevaré a la chica, señor. —Avisó, JungKook se limitó a hacer un gesto
de afirmación con la cabeza y salió de prisa del lugar.

SeokJin estaba bajando de prisa por las escaleras de piedra cuando los vio, tanto su primo como el soldado
llevaban dos bultos entre sus brazos, entendiendo lo sucedido, giró sobre sus pies y gritó mientras corría hacia
dentro del palacio. —¡Un médico! ¡Llamen a un médico!

Guio el camino a ambos hasta que estuvieron en la habitación de JungKook, conocía a su primo y era muy obvio
que él exigiría cuidar de TaeHyung en su propia habitación. Mientras que a Narae la colocó, diciéndose así
mismo que sólo lo hacía por la proximidad de la habitación y no había algún otro motivo para ello.

JungKook sólo le permitió entrar a él y al doctor a su habitación para ver a TaeHyung, cuando se acercó a la cama
ahogó un grito al verlo. TaeHyung había perdido la conciencia y el médico había dicho que no se preocuparan por
ello. Debía coser la herida y que él esté inconsciente les iba a ayudar.
—Su cuerpo no ha entrado en shock, por lo que no ha perdido demasiada sangre. —Informa el médico una vez
que ha cocido la herida en la garganta de TaeHyung, el hombre se siente nervioso al tener al Sultán respirando por
sobre su cuello, observando que no cometiese error alguno. Por ello, el hombre se ha tomado su tiempo con
mucho cuidado de no equivocarse. —Me preocupa el color de su piel, sin embargo. —Continúa diciendo y tiende
los hombros hacia atrás cuando el Sultán frunce el ceño al escucharlo. —He notado que aparte de perder sangre,
alguien lo ha pateado en las costillas y cabeza, su majestad. El color de su piel y su rostro indican que los golpes
han sido lo suficientemente fuertes para-

—No diga más. —SeokJin se pone de pie al notar como el rostro de JungKook se deformaba a cada palabra del
viejo hombre, por un momento temió que JungKook se aventara sobre el galeno, atacándolo.

El médico asintió viendo de reojo al muchacho sobre la cama, para luego decir con cierto temor. —Desde hoy
hasta que yo levante la restricción no podrá comer algún sólido. Es posible que vaya a perder la voz unos días. —
Se apresuró a decir cuando JungKook se puso de pie. —Si está en un control constante y una dieta balanceada que
le ayude a generar sangre, se recuperará más pronto de lo esperado. Por el momento lo trataremos con algunas
medicinas y hierbas, él no debe mover el cuello y sólo debe dedicarse a descansar.

—De acuerdo—. Es lo único que pronuncia el joven antes de caminar hasta la puerta de su habitación. —Se
puede ir, pero debe quedarse a vivir dentro del castillo en caso lo necesite a cualquier hora. Desde ahora usted no
atiende algún enfermo más, se centrará única y exclusivamente a la recuperación de TaeHyung. —Indica con la
voz gruesa y mirándolo de frente, JungKook es más alto que el promedio, por lo que logra amedrentar al viejo
hombre.

—Por supuesto, su majestad. —El médico se agacha en una venia.

—Ahora, largo. —Los echa a ambos y aunque a Jin le hace gracia el gesto, prefiere no hacer algún comentario
ante eso, sabe que su primo está alterado y es preferible no ir en contra de él.

—Acompáñame a ver a Narae, el otro médico se quedó con HoSeok y ella—. Indica Jin guiando al médico fuera
de la habitación.
Una vez sólo, JungKook llama a algunas sirvientas quienes suben jarras llenas de agua tibia, paños limpios y
vendas. Cuando han acomodado todo como JungKook quiere, las echa igual que a su primo y al médico minutos
antes.

Se lava las manos y nota que su cuerpo está temblando, poniéndose frente al espejo de cuerpo completo, intenta
respirar hondamente calmando sus nervios. Él desea ir y enfrentarla, pero sabe que TaeHyung es primero y él lo
necesita ahora más que nunca.

Una vez limpio, se acerca a la cama con una de las jarras y uno de los paños, asegurándose que el agua no esté
fría ni muy caliente, moja el paño y comienza a pasarlo suavemente por el pequeño rostro de TaeHyung.

—Todo esto es culpa mía, mi príncipe. —Murmura mientras vuelve a remojar el paño. —Te dejé sin protección.
Me confié de demás y esto pasó, cariño mío. —Dice con la voz temblorosa. —Pero te pido, mi niño bonito,

puedas perdonarme. Perdóname por ser un ser tonto y estúpido… yo… yo simplemente debí haberlo previsto.

Sus dedos pasan delicadamente la pequeña y recta nariz de TaeHyung, limpia sus pómulos observando que están
hundidos y muy pálidos. Sus labios resecos los humedece con uno de sus dedos para seguir limpiándolo.

Pasa delicadamente el paño por el cuello de TaeHyung y no puede retener sus sollozos, sus lágrimas se derrama
mientras que con mucho cuidado le quita la venda y escudriña el hilo que une la piel del joven.

—Lo siento tanto, realmente lo siento mucho, TaeHyung. —Susurra inclinándose sobre él para luego besar
suavemente un costado de la herida del joven. —Quédate a mi lado ¿sí? Sólo dame una oportunidad más para

protegerte como debe ser y demostrarte que puedo cuidarte y amarte… por favor, por favor… no me vayas a

dejar, amor mío… —Solloza apoyando su frente en el hombro de TaeHyung.

Espera nuevamente hasta que deja de sentir los temblores en cuerpo y con una de sus mangas, limpia su rostro del
llanto. Decidiendo lavar su cuerpo y cambiar sus prendas, el vómito de aquel líquido amarillo se había adherido a
la piel de TaeHyung.

Nota los retazos de tela rota de sus prendas y los moretones en sus piernas. Aprieta la mandíbula obligándose a
quedarse junto a él.

Él me necesita aquí y ahora.


Se repite una y otra vez para obligarse a no salir de su habitación y enfrentarla.

Remueve sus prendas dejándolo completa desnudo. Admirándolo por primera vez, notando muy de cerca sus
cicatrices, heridas nuevas por sobre las antiguas y él necesita calmarse para no alejarse de él. Quiere quedarse a su
lado, quiere estar para cuando él abra esos hermosos ojos miel y pueda respirar tranquilo.

Con una de las sábanas lo cubre por completo para ir limpiándolo poco a poco, descubriendo sólo lo necesario
para lavarlo.

Se toma su tiempo, cuenta cada exhalación y delinea una a una sus cicatrices. Lo gira levemente para limpiar su
espalda y un poco más, concentrándose solamente en que está a su lado, respirando lentamente y a veces siente la
necesidad tocar sus muñecas para sentir su débil pulso.

JungKook limpia su cuerpo con devoción, admirándolo ciegamente, queriendo verlo bailar y reír de nuevo.
Queriendo verlo correr de un lado con lo que él quisiera ponerse, no le importaba con que vistiera, si TaeHyung
quería vestirse sólo con hilos de oro él se aseguraría de vestirlo personalmente.

Incluso si quería maquillarse con oro en polvo. JungKook mismo se lo entregaría sólo para verlo sonreír una vez
más.

Una vez que ha quitado la suciedad de su piel, lo viste con su propia ropa y lo toma entre sus brazos con sumo
cuidado de no tocar sus heridas.

Permite a YangMi ingresar a la habitación con él y ella, sin decir palabra alguna le ayuda a lavar sus cabellos
rápidamente. La joven escucha las palabras que JungKook recita para TaeHyung, dándose cuenta que todo lo que
Jimin había dicho de él no era cierto, sólo lo había dicho por celos. Aquel hombre realmente amaba a su pequeño
amigo.

JungKook vuelve a suplicarle entre susurros que se quede con él, que pelee por quedarse con él por muchos años
más. Mientras que YangMi intenta secar los cabellos dorados y rizados de TaeHyung con una manta. Lo hace con
mucha delicadeza, cuidando de no lastimarlo más.

—C-cambia las sábanas, p-por favor—. Pide abrazándolo contra su pecho, sentándose sobre una silla de madera y
meciéndolo como si fuese un pequeño bebé.
YangMi asiente nuevamente en silencio y se apresura a hacerle caso. Aún preocupada por no haber encontrado al
pequeño bebé de NamJoon. Tampoco nadie le había dicho que había sucedido con él, no se atrevía a preguntar,
no cuando sus dos amigos estaban en aquellas condiciones.

Entre ambos, acomodan a TaeHyung al medio de la enorme cama y colocan muchas almohadas para que no se
mueva. YangMi verifica que las vendas estén en su lugar y se retira al notar que JungKook ha vuelto a centrar su
atención en TaeHyung olvidándose de ella.

—No me abandones por favor. —JungKook besa gentilmente la mano de TaeHyung, acaricia con su mejilla y

siente su piel lastimada. —Quédate conmigo. No me dejes nunca, TaeHyung…

Sus mejillas hundidas y el color aún pálido de su piel le daban un aspecto enfermo al pequeño chico sobre su
cama, pero él seguía viéndolo como aquel primer día, con sus enormes ojos viéndolo sorprendido, su piel se sintió
cálida cuando sus dedos rozaron su cintura aquella primera vez.

Él guardaba cada momento con él y deseaba volver a vivir cada uno de ellos. Esta vez siendo plenamente
consciente, dejándose de mentir así mismo sólo para vivir una vez más con él.

—Viviremos en una cabaña junto al río ¿te gusta la idea, mi niño bonito? —Pregunta recostándose a su lado,
jalándolo lentamente para acurrucarlo contra su pecho. —Bailarás todo lo que quieras, vestirás con lo que

quieras… tú serás quien decida en mi vida si quieres, pero vuelve conmigo por favor. —Suplica besando sus rizos

dorados. —Aprenderé a bailar si quieres… pero sólo quédate conmigo… por favor, amor mío…

Guarda silencio escuchando con atención el suave respirar de TaeHyung, sin quitar su mirada de su pequeña
carita, logrando calmarse realmente y no pensando en lo que haría al salir de aquella habitación.

Tararea torpemente una suave melodía, regalándole besos delicados en el contorno de su rostro. Prometiendo
darle su vida si él le regala sólo una mirada más.

No sabe cuanto tiempo se queda cantándole suavemente contra su oreja, sosteniendo su cuerpo contra el suyo,
deseando escuchar su voz y besar sus labios, permitiéndose perderse en esos ojos miel que él tanto ama.
063

Ver su rostro calmo y dormido era un sueño para él, le gustaba como TaeHyung de manera inconsciente se
acercaba a su cuerpo y se acurrucaba contra él. Aunque le inquietaba verle moverse y oír sus suaves quejidos de
dolor, la herida bajo su garganta aún estaba roja y los hilos se veían bajo la gasa y cada par de minutos observaba
la herida para asegurarse que no se abra.

Su piel suave y pálida era fría, aunque había escuchado a TaeHyung susurrar que sentía calor, todo su cuerpo se
sentía muy frío por lo que se preocupaba de envolverlo con las sábanas para que mantenga su temperatura
corporal.

Luego de lo que fueron horas eternas para JungKook, TaeHyung se removió entre sus brazos, “agua”, susurró en
pequeñito contra el pecho de su amante, quien se giró preocupado para mojar sus labios con un vaso de vidrio,
TaeHyung no bebió del líquido, aún seguía inconsciente y sus palabras sonaban entre sus sueños, por lo que
JungKook vació muy lento y con mucho cuidado, gota a gota el contenido del vaso, aun muy asustado de
ahogarlo sin intención.

Cuando terminó, sintió su brazo entumecido debido a la posición, seguramente habría demorado más de treinta
minutos dándole la mitad del vaso, pero al menos parecía que TaeHyung había calmado su sed y se había vuelto a
dormir en su costado.

—No me dejes ¿sí? —Murmuró contra su piel, besando su mejilla hundida. —Quédate a mi lado por mucho

tiempo, por favor… te necesito junto a mí, mi niño bonito.

Suaves golpes en la puerta lo sacaron de su ensoñamiento, alzó el rostro hacia la puerta y vio a su primo mayor
entrar. SeokJin se veía muy preocupado, JungKook frunció el ceño cuando él se puso de pie al otro lado de la
cama con las manos detrás en su espalda.

—¿Qué quieres, SeokJin? —Preguntó hosco, sin moverse de su lugar.

—¿Cómo está TaeHyung? ¿Se encuentra mejor? —Sin embargo, Jin evadió su pregunta fijando sus ojos oscuros
en la figura menudita sobre la cama, al lado de su primo.
—Apenas han pasado unas horas desde que el médico lo revisó. —JungKook se sentó lentamente para no
despertarle. —Pero sé que él se repondrá. Es un chico muy fuerte. —Dijo con orgullo, llenando su pecho
observando a TaeHyung estar tranquilo a su costado.

—Sí lo es. Es realmente fuerte. —Aceptó el mayor volviendo a mirar el rostro de su primo. —YangMi dijo que
había mucha sangre en el lugar y las gotas debieron ser muchas desde la cabaña hasta acá. Ellos pensaron que la
persona herida estaría muerta para cuando lo encontraran. —JungKook guardo silencio recordando las palabras
del médico, TaeHyung estaba realmente débil y si no hubiese recibido ayuda en los próximos minutos, él hubiese
muerto.

Recordó también el tiempo que se tomó desde su llegada, él había sido atendido y se había dado un baño, incluso
dio una vuelta para ver el estado de la caravana de soldados. Se había demorado demasiado y todo ese tiempo
TaeHyung estaba luchando contra la muerte. Su mano libre empuño fuertemente, lastimándose así mismo.

Le había tomado demasiado tiempo llegar a él, y ahora corría el peligro de perderlo para siempre.

—El médico dijo que tendría anemia. Deberá alimentarse correctamente y descansar todo lo que su cuerpo
necesite. —Murmuró JungKook en un hilo de voz.

—Estarás con él para que eso suceda, no te preocupes. —Intentó animarle Jin.

—¿Cómo está Narae? —JungKook quiso desviar sus pensamientos, todavía luchando contra si mismo para no
enfrentarla.

Jin suspiró pesadamente, desvió la mirada hacia la ventana y el sol débil se alzaba ahí afuera, seguramente serían
medio día y ellos no habían dormido o comido algo aún.

—Tiene un fuerte golpe en la cabeza, pero no perdió tanta sangre como su hermano. Además, los golpes que
había recibido anteriormente no habían sanado bien y su piel volvió a abrir aquellas heridas. —Comentó aún sin

alejar su mirada de la ventana. —El médico también dijo que… —Dudó brevemente y luego susurró. —Ella ha
sido abusada sexualmente, JungKook.

Guardó silencio sin atreverse a mirarlo, mientras que JungKook sintió su estómago pesado mirando con temor a
TaeHyung. Con una mano temblorosa acarició su brazo.
—¿Quién fue? ¿Quién lo hizo?

Su primo mayor se encogió de hombros antes de volver a respirar pesadamente y girarse a encararlo. —El médico
dijo que el abuso era reciente, las heridas fueron hechas en el transcurso de la noche y el amanecer por lo que

sospecho fueron los soldados que los trajeron hasta aquí… o alguien que puede entrar al palacio.

El silencio nuevamente cayó en la habitación, JungKook sabía que debía actuar ya, pero él no quería alejarse de
su pequeño príncipe, hasta que lo recordó. Había visto a Jimin y YangMi y ninguno de ellos cargaba al bebé de
NamJoon. —¿Dónde está Taeyang? ¿YangMi lo dejó con alguien? —Preguntó ligeramente alterado, Jin frunció
el ceño al escucharlo. —Taeyang, el bebé de NamJoon ¿Dónde está?

—No lo sé, no he visto a ningún bebé ni tampoco he oído hablar de él.

—Ve y pregúntale a YangMi o Jimin por ese bebé. Él debe estar bien. —Ordenó y al notar el rostro serio de
JungKook, Jin salió de inmediato de la habitación.

JungKook besó nuevamente sus mejillas pálidas y dejándolo sobre la cama, se puso de pie. Debía buscar al bebé o
nunca se perdonaría de haberlo perdido. Rodeo el cuerpo de TaeHyung con muchas almohadas, asegurándose de
dejarlo al medio para que no se girara y cayera de esta, había notado que aún así dormido, su pequeño solía
moverse mucho.

Cuando JungKook salió de la habitación, se encontró con SeokJin salir de la suya. —Ellos no saben, pensaban
que nosotros lo tendríamos. —Informó.

JungKook maldijo por lo bajo y ordenando a un soldado vigilar su puerta con las indicaciones que absolutamente
nadie entraba o salía de ese lugar, ambos se apresuraron a salir del palacio, regresarían al calabozo a buscarlo.
Ambos rogando al universo que el bebé no haya muerto y su pequeño cuerpo esté aún en ese asqueroso lugar.

Ignorando a cualquiera que se cruzase por su camino, se apresuraron a bajar las escaleras de piedra y corrieron
hasta la última celda. Aun oscuro se dedicaron a buscar por todos lados.

—No creo que el bebé esté aquí. —Susurró Jin luego de levantar algunas mantas mojadas, las deshizo con miedo,
pero no había rastro alguno del bebé.
—¡Mierda! —JungKook golpeó con fuerza una de las paredes, lastimándose el puño y maldiciendo en voz alta.
—¡No voy a perder a ese bebé! —Exclamó limpiando la sangre de sus nudillos contra su ropa.

—Cálmate, lo vamos a buscar y-

—¡No! ¡Jin perdí a su padre y no voy a perder al bebé que TaeHyung tanto adora! —Jin guardó silencio
esperando que su primo se calme, necesitaron varios minutos para que JungKook deje de maldecir.

—Minho bajó contigo ¿no es así? —Preguntó luego de que JungKook se callara. —Vamos a buscarle y
preguntarle. Tal vez él vio algo y luego regresó por el bebé. —Intentó calmarlo. —Debemos preguntarle primero
a él, si él no sabe algo entonces daremos la orden ¿de acuerdo?

JungKook se tomó unos segundos antes de asentir con la cabeza. —¿Por qué te noto tan calmado en toda esta
situación?

SeokJin se encogió de hombros antes de responder. —Supongo que, si todos pierden la cabeza, alguien debe
mantenerla fría y fija, JungKook. Si pierdo los nervios no lograremos algo.

—¿No quieres ir con Narae? Sé lo mucho que te gusta esa chica. —Preguntó JungKook mientras ambos volvían a
salir hacia los jardines del palacio. —¿No quieres estar a su lado y sostener su mano hasta que despierte?

El mayor sonrió dócilmente, ladeó la cabeza antes de responderle. —Muero por abrazarla y sostenerla, JungKook.
Pero he entendido algo hoy que no había comprendido antes.

—¿Y qué es?

—Que yo no soy a quien ella necesita—. Murmuró. —Narae despertó brevemente en la mañana, y luego de
preguntar por TaeHyung, se aferró a HoSeok y buscó su consuelo en él.

—¿Te darás por vencido ante un plebeyo cualquiera? —JungKook se escuchó indignado causando que SeokJin
ría ante ello.

—No, porque no hay nada por lo que luchar. Narae ya escogió y yo soy nadie para obligarla… mucho menos con
el trauma que acaba de pasar, JungKook.
La voz de Jin fue suave y calma mientras aceptaba aquella derrota. JungKook se cuestionó si él fuese capaz de dar
un paso al costado por la persona que amaba y él sabía que no, él nunca se daría por vencido por TaeHyung.

—Debo confesar, SeokJin. Que te admiro por la decisión que has tomado. —JungKook palmeó su espalda y el
mayor asintió con la cabeza. —Bueno, siempre puedes casarte con la princesa Bae. —Propone ganándose un
golpe en la cabeza. —¿Qué?

—No seas idiota, JungKook. —Se burló el mayor, JungKook prefirió guardar silencio cuando ambos se vieron
frente a la caravana de soldados, quienes acomodaban los cuerpos envueltos en sábanas blancas y sus familias
llorando a sus pies. —Aún tienes el título de Sultán, debes anunciar su despedida.

Ambos dieron un paso hacia adelante, pero no siguieron su camino al ver a la reina de pie frente a todas esas
personas.

JungKook casi no reconoce a su propia madre, la mujer llevaba un velo blanco en la cabeza y su vestido sencillo
se veía pulcro bajo el sol. Su rostro rojizo y los ojos brillantes, parecía que había llorado, pero él sabía que no era
así. Su madre tramaba algo.

—Pienso que debes ponerte a su lado e impedir cualquier cosa que haga—. Murmuró Jin bajando la cabeza.

—Está jugando a ser una víctima, Jin. Va a anunciar ahora que hemos perdido al rey. —Señaló con la cabeza
hacia una de las gradas. —Mira, ha llamado a los viejos sabios y ha reunido al pueblo. Hará un funeral y tomará
el reino, como siempre ella lo quiso.

Sus ojos pasean por el estrado improvisado, las familias lloran en silencio, atentos a las palabras de su reina y
cuando ella alza la voz para anunciar una falsa victoria en la guerra con el costo de las perdidas humanas,
incluyendo a su esposo, JungKook puede ver con claridad sus verdaderas intenciones.

La reina lamenta la pérdida de los soldados caídos, dice entender el dolor que aquellas madres y esposas que han
perdido sus seres amados, llora frente a todos por la muerte del rey y JungKook debe resistir de aplaudir su
actuación, aquella mañana ella se había reído por la muerte de su padre. Su madre promete traer la calma y paz al
reino, ella dice que ha entablado un acuerdo de paz con el reino enemigo y el vínculo con el reino vecino se hará
pronto, vuelve a anunciar el matrimonio entre su hijo con la princesa Bae, promete que se realizará en un mes y
mientras tanto, ella tomaría la responsabilidad de vigilar el bienestar y seguridad del reino. Sólo hasta que su hijo
esté desposado y preparado para tomar el trono.

Cuando los ojos negros de su madre se posaron en él, notó que sonrió y lo llamó con una mano. Él dudó en
avanzar y ponerse a su lado, pero Jin lo instó a hacerlo, el reino debía verlo como una figura de autoridad y no
sólo el hijo de los reyes, porque cuando anunciaran al verdadero heredero, nadie debería quedar con la mínima
duda de quien era realmente la familia real.

—Realmente hemos lamentado la pérdida de nuestra gente. —Habló JungKook alzando la voz para hacerse
escucharse por todos, su voz era gruesa y rígida, sintiendo la respiración de su madre casi encima suyo, él sabía
que ella cuidaría de cada palabra que él dijese frente al pueblo. —Esta era una guerra que posiblemente podíamos
haberla evitado, sin embargo, hemos perdido a nuestros seres queridos en nuestra lucha por defender lo que es
nuestro, por defender nuestras tierras. —Observó los rostros de las mujeres y niños intentando retener sus
expresiones, recordándose así mismo que en ese momento debía actuar inteligentemente. —Estamos luchando
constantemente por el bienestar de los nuestros, por su seguridad, y lo haremos a pesar de todo. —Guardó silencio
brevemente, recordando que debía hablar de su padre, ellos esperaban que lo hiciera. —Mi padre murió peleando
por defender su ideología, y nosotros haremos lo mismo. Lucharemos por lo que es nuestro y pelearemos por la
verdad siempre. Ustedes son nuestra prioridad.

El pueblo aplaudió ante sus palabras, aun el lugar se sentía lúgubre y pesado. Sus ojos recorrieron entonces los
cuerpos envueltos en las sábanas blancas. Recordó a NamJoon. —Nuestros muertos tendrán un lugar digno de
descanso, ellos lo merecen. Nos defendieron y apoyaron cuando más lo necesitábamos. Ahora es nuestro turno de
darle una digna sepultura. —Volvió a fijar la mirada en los niños. —Cada familia será recompensada, su perdida
no será en vano. Haré valer mi título de Sultán para la seguridad de mi gente y la veracidad de nuestro reino.

Se retiró con el rostro serio, oyendo los fuertes aplausos del pueblo y haciendo caso omiso a los llamados de su
madre. Se inclinó apenas ante los viejos sabios y regresó al lado de su primo.

Se sentía tan molesto consigo mismo por fingir ante tantas personas, él quería contar la verdad, exponerla y hacer
que el castigo merecido caiga sobre ella, pero no podía, no en ese momento no así, era la oportunidad de actuar
con inteligencia y debía hacerlo junto a SeokJin.
En aquel momento se dio cuenta que él nunca quiso la corona realmente, había vivido cómodamente en su niñez y
juventud, pero no había sido feliz realmente. Se había sentido tan vacío por mucho tiempo, y sólo se sintió
completo cuando le robó aquel primer beso. Él aún vestía de mujer, pero había disfrutado tanto de tenerlo contra
su cuerpo y deseaba volver a sostenerlo una y otra vez, por siempre.

—Tranquilo. Deja de fruncir el ceño. —La voz de SeokJin lo trajo a la realidad e intentó relajar su cuerpo. —
Minho está frente a los soldados, debemos acercarnos a él para preguntarle si sabe algo del bebé.

—Ordenaré a los soldados a enterrar a NamJoon en el mejor lugar del cementerio. —Murmuró JungKook
recorriendo los cuerpos inertes sobre la tierra. —TaeHyung querrá llevarle algunas flores cuando se sienta mejor
y quiero que su tumba sea accesible para mi pequeño.

SeokJin sonrió de lado al escucharlo, asintió en silencio y ambos se apresuraron a acercarse a Minho cuando el
general de los soldados dio la orden de llevar a los cuerpos al cementerio para que cada familia pueda despedirse
de sus muertos.

—Minho —. Llamó JungKook sin alzar la voz, el soldado se apresuró a acercarse a ellos.

—Señor, he cuidado del cuerpo de su amigo. Iba a buscar para sus indicaciones de su entierro. —Minho miró a
uno de los tantos cuerpos envueltos y JungKook pudo notar al cuerpo de NamJoon gracias a sus cabellos
pintados.

—Antes quiero saber si viste un bebé en el calabozo, cuando bajamos…

El soldado frunció el ceño y asintió de inmediato, JungKook lo sostuvo de un codo. —No estoy seguro si es el
mismo bebé, sin embargo. —Aclaró confundiendo a ambos primos. —Una de las sirvientas sostuvo a un bebé en
su camino hacia las cocinas. Sé que ella no es madre aún, pero creí que ese bebé era de alguna de las sirvientas o
incluso de su familia fuera del castillo y ella lo metió a escondidas.

—¿Sigue en las cocinas? —Preguntó JungKook.

—Puedo ir a buscarlo y se lo traeré con usted. —Ofreció.


Sin embargo, SeokJin negó interviniendo. —Es mejor que te encargues personalmente del entierro de NamJoon.
Nosotros tenemos algunos pendientes más aquí. —El soldado volvió a asentir con la cabeza. —¿Cuál es el
nombre de esa sirvienta?

—Ella es Jang Mok. Es una de las sirvientas más jóvenes de hecho, señor.

—Minho, ¿sabes cuales fueron los soldados que estuvieron al servicio de mi madre en el castillo? —Se apresuró a
preguntar JungKook.

—No señor, pero puedo averiguarlo.

—Si, hazlo. Ni bien sepas su nombre puedes ordenar a su detención inmediata y luego me informas quienes son.
—Ordenó JungKook mientras el soldado atendía con atención sus indicaciones.

—Por supuesto, señor. —Antes que ambos jóvenes regresen sobre sus pasos al castillo, el soldado se atrevió a
preguntar. —Disculpe la impertinencia señor, pero hay rumores en el castillo que aquel bebé es su hijo.

JungKook se sorprendió al escucharlo, sin embargo, su rostro se mantuvo serio, luego de unos segundos de
estudiar los gestos de Minho, sonrió de lado. —Sí, lo es. Es mi hijo. —Confirmó.

—Haré hasta lo imposible para encontrarlo entonces, su majestad. —Minho hizo una venía y con el permiso de
ambos, se retiró para llevar el cuerpo de NamJoon y dirigir a la caravana de soldados.

—¿Tu hijo? —SeokJin preguntó después de estar en un largo silencio, al entrar al castillo que parecía estar vacío.

—Ara y NamJoon le dieron la vida, pero en realidad, Taeyang es mi hijo e hijo de TaeHyung. Es nuestro hijo. —
Dijo sonriendo, ambos dirigiéndose hacia las cocinas del castillo.
064

JungKook puede reconocer al bebé de inmediato en cuanto ingresa a las cocinas junto a SeokJin. Esta siendo
amamantado por una mujer de edad madura y hace ruiditos extraños con la boca. En cuanto las mujeres notan su
presencia se ponen de pie y aquella que sostiene a Taeyang, cubre al bebé con sus ropas.

—¿Quién de ustedes es Mok? —Pregunta toscamente JungKook, asustando a las sirvientas con su tono de voz y
presencia.

Ellas se miran entre si sin decir alguna palabra. —No voy a volver a preguntar. —Vuelve a decir en un duro tono
de voz.

SeokJin da un paso hacia adelante, no deseando quitarle su autoridad, aunque intentando calmar a esas mujeres
que escondían a Taeyang entre ellas. —No se asusten, no habrá castigo para Mok ni ninguna sirvienta que haya
ayudado al bebé de JungKook. —Les indica con una sonrisa suave.

—Nosotras no queremos hacerle daño al bebé del Sultán, señor. —Habla una de ellas en una inclinación.

—La reina no veía las condiciones en que lo tenía y por eso decidí traerlo conmigo, su majestad. —Comenta una
segunda sirvienta agachándose en demasía, su cuerpo temblaba aún con temor.

—¿Tú eres Mok? —Pregunta Jin tomando el mando para que JungKook pueda calmarse y dejara de intimidarlas.

La joven asiente y toma al bebé de entre los brazos de su compañera para mostrarles a ambos jóvenes.

—Taeyang, bebé—. JungKook se apresura y toma con cuidado a la pequeña criatura, recordando el rostro de
TaeHyung cuando le presentó aquella vez al bebé en la cabaña. —Estás aquí. —Murmuró sonriendo, sin
importarle la presencia de los demás.

Su primo también sonrió al notar el rostro de su menor, volvió a dirigirse a las sirvientas y comenzó a darle
indicaciones para habilitar una cuna y subirlo a su habitación, no sabía si JungKook permitiría que alguna persona
entrase a su habitación teniendo a TaeHyung tan delicado, pero quería asegurarse que el bebé estuviese a salvo y
cerca de ellos.
JungKook no pronunció palabra alguna mientras volvían a su habitación, él estaba demasiado ocupado en cuidar
de llevar al bebé entre sus brazos y no tirarlo en el camino, SeokJin quería decir algo al respecto, pero sentía que
si abría la boca se podría reír y el momento y la situación no era lo más indicado.

Cuando ingresan a la habitación, notan a YangMi y Jimin sollozando a un costado de la cama, aquello los alarma,
pero es HoSeok quien les explica la situación, acababa de contarles lo sucedido con NamJoon y JungKook les
dice que ha ordenado su sepultura en un sitio adecuado para que puedan ir a visitarlo cada vez que quisieran.

YangMi les dice con timidez que es mejor si el cuerpo de NamJoon descansa con el de Ara y SeokJin les promete
que lo trasladarán luego de que todo se calme. Ellos aun tenían mucho por hacer.

JungKook se toma unos minutos para aceptar que Taeyang estaría más protegido con ellos en la habitación de
SeokJin, TaeHyung estaba muy débil aún y no podría cuidarlo. Por lo que, con una advertencia, dejó al bebé en
manos de la familia de TaeHyung.

Aquel último pensamiento detuvo sus pasos en la puerta de su habitación, ellos eran la familia de TaeHyung y
TaeHyung era su familia, entonces desde aquel momento ellos se convertían en su familia también, ahora tenía
una hermana a cuál cuidar y lo haría sólo porque su pequeño TaeHyung amaba mucho a Narae, él iba a cuidar del
bienestar de ambos, ello significaba buscar a esos soldados y a ese compañero que intento abusar de ella algunos
días atrás. No lo había visto en la pequeña ceremonia de despedida, pero él lo iba a buscar e iba a torturarlo con
sus propias manos.

Sus abrumadores pensamientos le hicieron regresar sobre sus pasos sólo para robar un beso de los suaves labios
de TaeHyung y salir de ahí, porque se sentía agotado y él quería acostarse a su lado y fundirse entre sus brazos,
pero aún no podía hacerlo. Todavía no.

—YoonGi despertó—. Anunció SeokJin en cuanto lo vio salir de su habitación, había estado esperando en su
puerta y acompañó su paso en cuanto JungKook cerró la puerta. —El médico dice que tuvo que volver a dormirlo,
una de sus piernas está realmente muy dañada y cree que no podrá caminar.

JungKook se detuvo abruptamente. —¿Cómo que no volverá a caminar? —Cuestiono mirándolo a los ojos.

Su primor mayor suspiro restregándose los ojos, los puntos en su rostro ahora cubiertos con plantas, la amiga de
esos chicos, YangMi se los había colocado para que la costura no se infecte y él sentía su rostro fresco luego de
que ella terminara. —Es lo que piensa el médico, JungKook. Cuando YoonGi despertó informó que no sentía la
pierna izquierda, aunque aún está muy débil para intentar ponerse de pie y caminar, pero ya sabes que él es
impaciente e hizo un pequeño escándalo porque no le dejaron levantarse. Sin embargo, sé que mejorará si sólo se
dedica a descansar.

Su primo asiente estando de acuerdo, volviendo a retomar su camino. Ambos habían sido informados que los
viejos sabios no acompañaron la procesión hecha para el entierro de los soldados caídos, por lo que ambos se
encaminaron a conversar con ellos e informarles de los nuevos planes.

Sin embargo, ninguno contó que, al ingresar al viejo salón central, esos hombres estarían reunidos junto a la reina.
Todos guardaron silencio cuando ambos entraron, sus rostros serios y viejos no transmitían nada bueno para ellos.

—Señores. —JungKook saludo con una pequeña inclinación hacia esos hombres, SeokJin hizo lo mismo y ambos
cerraron la puerta tras de sí.

—Es una reunión solo para los miembros del trono real, tú no eres bienvenido. —Habló uno de los más viejos
señalando directamente a Jin, quien no retrocedió ni bajó la cabeza ante sus duras palabras.

—De hecho, señores. —JungKook tomó la palabra, parándose correctamente con ambas manos detrás de su
espalda. —Él es el único con el derecho de ocupar el trono real.

Ninguno de esos hombres se mueve en su lugar, permanecen callados y sus ojos vuelven a posarse sobre la reina,
quien disimula una sonrisa al tener la atención de todos nuevamente.

—Señora, su majestad tenía razón. —La voz de otro de los viejos hombres se alza, sentado a un extremo del salón
inclina su cabeza antes de continuar diciendo. —Nuestro joven Sultán ha perdido la cordura tras la pérdida de su
padre, nuestro rey.

Aquellas palabras toman desprevenidos a ambos chicos, sin embargo, es la reina quien toma la palabra antes que
puedan siquiera reaccionar. —Lo sé, mi querido hijo no ha podido afrontar la perdida de su perdida de su padre y
ahora delira en cuanto su identidad, cree él que su primo, el simple plebeyo SeokJin es el verdadero Sultán.
Los murmullos se hacen oír entre esos diez hombres sentados en el piso de madera. La reina los observa uno a
uno y sonríe al ver ninguna duda entre ellos. Esos hombres parecen haber creído cada una de las palabras de la
mujer frente a ellos.

—Por eso, queridos sabios. Pido puedan permitir mi gobernanza del reino hasta que mi hijo JungKook, su Sultán,
recobre la cordura o nos de el heredero que nuestra nación merece. —Dice ella con una falsa humildad en su voz.

—¡Eso es una mentira, madre! —JungKook alza la voz la cual resuena como eco en el amplio y alto salón. —¡Yo
no he perdido la cordura y usted lo sabe! —Señala e intenta dar un paso hacia adelante, pero SeokJin lo retiene en
su lugar sosteniéndolo del codo. —¡Exijo que diga la verdad, madre!

—JungKook, cálmate. —Susurra su primo reteniéndolo aún a su lado. —Ellos no nos escucharán si te alteras.

—¡Lo ven queridos, sabios! —La reina alza sus manos y escazas lágrimas forzadas ruedan por sus mejillas. —La
maldición ha caído sobre mi familia, me hicieron perder a mi esposo y ahora han nublado la cordura de mi único
y amado hijo. —Se lamenta ella volviendo a causar los murmullos entre los viejos.

—¡Basta! ¡Tiene que detenerse ahora, madre! —Sin embargo, JungKook hace caso omiso de la advertencia de
SeokJin y soltándose de su agarre, camina a paso rápido hacia la reina. —Deja de decir mentiras y acepta que has
perdido, madre. La corona ya no te pertenece. —Amenaza con los dientes apretados, viéndola directamente a los
ojos.

—Te casarás con la princesa Bae y nos darás un heredero, JungKook. Sólo entonces podrás hacer lo que quieras
con tu vida. —Musita en voz baja. Luego, volviendo su mirada hacia el centro del salón, continúa diciendo esta
vez en voz alta. —Mi primera orden es hacer de nuestro reino seguro, por ello haré que mi hijo sea recluido hasta
que muestre alguna mejoría. —Su mirada se posó en SeokJin y alzando el mentón lanzó una amenaza discreta
hacia su sobrino. —Y cualquiera que intente interponerse y desobedecer mis órdenes, será ejecutado
inmediatamente.

Los hombres se ponen de pie y anuncian en conjunto que han decidido cederle el trono por completo a aquella
mujer. —Es la más preparada y adecuada para dirigir a nuestro reino, por ello su majestad, aceptamos que usted
ocupe el lugar de nuestro rey. El decreto supremo con nuestra decisión será publicado antes de que el sol se
esconda y la ceremonia del anuncio será preparado para mañana a primera hora.
—¡Yo no voy a permitir eso! —JungKook camina hacia el centro del lugar y sosteniendo a uno de los sabios,
anuncia. —Esa mujer que ustedes aclaman como su reina es una asesina. Fue ella quien ocasionó la guerra donde
perdimos a nuestros hombres. Si la dejan en el trono traerá la muerte y destrucción para nuestro reino.

El viejo sabio lo mira alzando el rostro, el joven Sultán es considerablemente más alto que todos ellos y debe
aceptar que siente temor ante su comportamiento tan agresivo, aunque aquello parece confirmarle que lo que dice
la reina es cierto, el Sultán ha perdido la cordura.

—Ustedes ocupaban sus cargos cuando mis padres fallecieron. —La voz de Jin se escucha por primera vez en el
lugar. Y todos guardan silencio al escucharlo tan calmo a pesar de la crudeza de sus palabras. —Ustedes saben
que ellos no sufrieron un accidente. Ustedes lo saben bien porque son los viejos sabios, quienes se involucran en
cada paso y decisión que se toma en el trono. Ustedes, junto a los reyes toman cada decisión en aquel trono.

—Sus padres, estimado, fallecieron en un terrible accidente y el reino lo lamentó y guardo el luto debido. —
Diserta el primer hombre que había tomado la palabra. —Sin embargo, el cambio de la corona y trono se hizo
dentro de nuestra normatividad. Todo fue claro y transparente. El hermano menor del rey Kim tomó su posición
como, naturalmente debió pasar.

—No. No es así. —SeokJin mira hacia la reina, quien tiene el ceño fruncido y el rostro rojizo ante la furia, aunque
ella intenta disfrazar su imagen como una victima quien lamenta la pérdida de su familia. —Mi padre y el padre
de JungKook son Kim, sin embargo, fue la reina quien dispuso desde el primer segundo de lo que se haría o no se
haría en este reino. —Mira a JungKook y con un gesto de disculpa, continúa. —La reina es un Jeon, un humilde
apellido sin importancia en el castillo, pero hizo todo esto para que su apellido se alzara y todos lo veneraran.
Nuestro débil rey, el hermano menor de mi padre, aceptó cambiar su apellido sólo por el bonito rostro de su
amada y sus mentiras hipnotizantes. Esta mujer nos ha causado daño y no le importa eliminar a su propia familia
si eso le permite el tener el poder.

—¡Silencio! ¡Guarda silencio! —La reina solloza con fuerza y niega con la cabeza. —Ustedes saben que no es
verdad, fue mi propio esposo el que quiso tomar mi apellido, fue mi propio esposo quién tomó la decisión porque
el recordar a su propio hermano le causaba tanto daño. —Su voz se hizo más fuerte para dirigirse a Jin. —No
recuerdas, eras apenas un bebé, pero te dimos todo, te cuidamos y protegimos cuando sólo eras un bebé. No
puedo creer que nos pagues de esta manera, SeokJin.
—Nuestra decisión ha sido tomada, su majestad, procederemos a emitir el decreto supremo y prepararemos la
ceremonia para mañana, estamos seguros que el reino se alegrará de las buenas nuevas después de tanta tragedia.
—Recita uno de los viejos sabios, para luego todos salir en silencio dejando a SeokJin y JungKook junto a la
reina.

—Enviaré algunos soldados para que te acompañen de regreso a una de las torres del castillo. —Avisa la reina
caminando con tranquilidad hacia la puerta principal. —Primero me desharé de toda la basura que has traído a
nuestra casa. Luego te permitiré regresar a tu habitación, hijo.

JungKook cruza el lugar con grandes zancadas antes que ella salga del lugar. —No hará nada de eso, madre. —
Rechina sus dientes al posicionarse frente a ellos. —No volverá a tocar a mi familia.

La mujer ríe estruendosamente antes de decir. —¿Me vas a decir que esa sucia mujer y ese pequeño bastardo es tu
familia?

—JungKook, espera. —SeokJin se asegura de que su primo no vuelva a acercarse a su madre. —Cálmate, te está
provocando solamente.

—No permitiré que te expreses así de mi familia.

La imponente altura y figura de su hijo no lo intimida en absolutamente. —Me aseguraré, querido hijo. Que no
sigas ensuciando más mi apellido. No permitiré que sigas trayendo la tragedia a mi casa, JungKook.

—Narae es mi hermana, madre. Y si, el pequeño Taeyang es mi hijo, mi hijo con TaeHyung y no volverás
acercarte a ellos nunca más. —JungKook se logra liberar del agarre de SeokJin y volviendo a posicionar delante
de su madre.

—¿TaeHyung? ¿El asqueroso muchacho con cara de mujer? —Pregunta alzando una ceja. Su rostro se distorsiona
al recordarlo con claridad. —¿Tú te has fijado en un asqueroso muchacho?

—Ese asqueroso muchacho como le llamas, madre. Vale mil veces más que tú, con todo el oro y poder que crees
poseer. Él vale millones de veces más que tú.
La reina golpea el rostro de JungKook con la palma abierta, el golpe lo toma desprevenido que logra girar su
rostro, sus cabellos negros ocultan sus ojos oscuros y moviendo la quijada, elimina el hormigueo en su mejilla
provocado por la bofetada que le ha dado su madre.

—Cómo te dije, JungKook. Eliminaré toda esa basura que has traído al palacio. —Su voz sisea con la amenaza
entre sus labios. —No permitiré que te contaminen de esta manera y mucho menos que traigas la vergüenza a
nuestra familia. Te liberaré de toda esa basura, hijo. Ya no volverás a salir del castillo y te mantendré a salvo de
toda esa gente inmunda y peligrosa. —Sonríe al notar que su hijo no pronuncia palabra alguna y volviendo a
dirigirse a su sobrino continúa diciendo. —Espero realmente que sepan mantenerse al margen como siempre, no
me gustaría que mi hijo pierda a su primo favorito. —Se encoge de hombros y se retira del lugar nuevamente en
silencio. SeokJin nota que la mujer vuelve a tomar aquella postura cabizbaja y rostro triste.

—No, espera JungKook, espera. —SeokJin lo retiene del brazo con fuerza cuando nota que su primo está punto
de salir del salón detrás de su madre. —Vamos a actuar con inteligencia ahora. Los sabios han tomado una
decisión, pero no es irrevocable.

—¿Qué debemos hacer ahora? Yo sólo quiero proteger a TaeHyung y los demás, Jin.

—Lo sé, yo también quiero que ellos estén bien, quiero protegerlos junto a ti, pero si no actuamos con cautela ella
puede ordenar eliminarnos y lo harán sin dudar, ellos confían plenamente en la reina. —Un gesto torcido aparece
en sus labios al decir amargamente. —No tendrá problema en enviarnos a la ahorca si sabe que somos un peligro
mayor. —JungKook suspira con pesadez y su primo vuelve a hablar. —Pienso que podemos pedirle ayuda a la

abuela, ella era la reina antes de mi madre, la abuela sabrá que hacer y cómo dirigirnos hacia los viejos sabios…
de hecho estoy segura que ella sabrá a quien debemos acudir si ellos se siguen negando.

—Sí, sí. Tienes razón. Vamos a hablar con la abuela siento que mientras demoremos más, TaeHyung estará en
peor peligro. —JungKook se siente inquieto mientras asiente con la cabeza repetidamente.
065

Aviso de que volverán a sufrir… pero espero no desanimarles a leer

Los grandes ojos negros de JungKook miraban atentos a su abuela, quien guardaba silencio luego de haber
escuchado la explicación extensa de sus nietos sobre la decisión que habían tomado los viejos sabios a las
mentiras dichas por la reina. Ellos querían saber que hacer ante esta situación, sabían que tendrían poco tiempo
para actuar, por lo que debían hacerlo pronto si querían detener a la mujer.

—Abuela… —SeokJin llamó y ella sonrío con lágrimas en los ojos. —Abuela no queremos-

—SeokJin, no pueden hacer mucho a estas alturas, cariño—. Habló tranquilamente la vieja mujer. —Ir ante la
asamblea de los reinos no es opción ahora.

—Pero abuela—. JungKook interrumpió sintiéndose ansioso. —Si usted nos dice a quien debemos buscar, lo
haremos. Iré ahora mismo a buscarlo si es posible. —Dice sentándose con cuidado sobre la cama, a un costado de
su abuela, pero ella niega con la cabeza comenzando a sollozar.

—Oh JungKook, tienes un corazón tan noble que esa mujer quiere arrancártelo sin piedad alguna. —Estiró una de
sus manos y JungKook la tomó de inmediato, besando el dorso de esta. Rogándole que les ayude a encontrar
alguna solución para lo que su madre estaba tramando.

—Abuela, solucionaré esto. —Prometió sintiéndose tan agotado como cuando retornó al castillo esa mañana. Su
cuerpo le estaba pidiendo un respiro, pero él aún no podía permitírselo, aún tenía mucho por hacer.

—Cariño. —Su abuela palmeó su mejilla y centrándose en mirar directamente a sus ojos, continúo diciendo. —
Quiero que recuerdes que eres una persona buena ¿de acuerdo? No olvides nunca quien eres y lo que tu corazón

siente, que a pesar de lo que la reina te obligue a hacer, tú eres bueno… no habrá persona jamás que dude de la

nobleza que tu corazón guarda. No importa lo que tu madre diga o haga… no importa si ella te sigue empujando

para que cumplas con el destino de este reino… eres un hombre bueno que se ha ganado todo con un corazón
grande y valiente y que ha sido bendecido con otro corazón igual de noble y devoto.
JungKook no entendía sus palabras, ella lo miraba con una expresión angustiada y él intentaba pensar en sus
palabras ¿Eso era alguna otra visión? ¿Qué destino debía cumplir? Se removió ansioso en su lugar y entonces su
abuela devolvió el beso en sus manos.

—JungKook, lo que tu madre te obligará a hacer no tiene nombre ni perdón. Pero necesito que recuerdes que,
aunque tus manos se manchen con sangre, tú sigues siendo un hombre bueno y gentil. Eres único y es la reina la
única culpable de lo sucederá. Tú sólo estás protegiendo lo que amas sin malicia ni egoísmo. —Los ojos de su
abuela se inundaron de lágrimas y ella llevó las grandes manos de su nieto a sus mejillas, cerrando los ojos, dijo.
—No olvides nunca, hijo, que eres amado, eres tan amado que no debes alejarte de esa persona que amas y te ama
con su ser. Porque, aunque seas empujado a eso, tu corazón es valiente y noble.

—Abuela ¿Qué es lo JungKook se verá obligado hacer? —Pregunta SeokJin, sintiéndose igual de ansioso que su
primo menor. —Él estará bien ¿verdad?

La anciana no respondió ante sus preguntas. En vez de ello se limitó a mirar fijamente los ojos oscuros de
JungKook, quien en silencio comprendió que ella lo había visto, había visto el final de todo eso y que intentaba
reconfortarlo de lo que sea sucedería al final.

Él no entendía del todo a esa sabía mujer, pero siempre había tratado de escucharla y esta vez no sería la
excepción. Por lo que, besando sus manos una vez más, murmuró. —Prometo abuela, que no olvidaré sus
palabras.

JungKook se puso de pie y mirando fijamente a Jin, se retiró del lugar. Su primo mayor lo siguió rápidamente
haciendo tantas preguntas que él no podía responder.

—Jin, detente. Para de una vez. —Le pidió deteniéndose al pie de la escalera. —No tengo ninguna respuesta, sólo
sé que debo estar preparado, que ha llegado el final de todo esto y lo voy a afrontar cómo debí haberlo hecho
cuando supe la verdad aquella primera vez.

—¿La verdad? —Jin preguntó confundido.

JungKook estudió el rostro de su primo, ahora desfigurado producto del castigo que el otro rey sometió en él,
castigo que debió ser para él. Esas cicatrices en el rostro de Jin debieron estar en su rostro, debería ser él quien
que, cuando se mirase en el espejo recordara cada acto egoísta que cometieron sus padres y por mucho tiempo, no
hizo algo para detenerlos.

—¿JungKook? —La voz de Jin lo trajo a la realidad una vez más. —¿Qué sucede?

Él negó con la cabeza antes de responder. —Perdóname, SeokJin, por no actuar cuando lo supe aquella primera
vez que encontré la carta. Creí en mi madre y en mi padre y actuamos cruelmente contra tu persona, contra

todos…

—No. Espera. —El mayor tiró de él para apartarlo de las escaleras. —Sí sabes que nada de esto es tu culpa
¿verdad? Absolutamente nada de esto es culpa tuya.

—Debí haberlo detenido cuando-

—No, cállate JungKook. No te culpes porque otro actuó mal, tú no puedes ser juzgado por las acciones de tus
padres. —SeokJin le sonrío y aquel gesto desfiguró mucho más su rostro. —Te quiero, eres mi familia y mi mejor
amigo. Estaré a tu lado en lo que sea que suceda.

Sus palabras suaves apaciguaron levemente el dolor que crecía en su pecho desde que afrontó a su madre, desde
la primera vez que lo hizo. —Yo también estaré a tu lado siempre, primo. —Observó que la sonrisa de su primo
creció un poco más. —Serás un buen rey, SeokJin. —JungKook palmeó su hombro y se alejó de él nuevamente.

¿A dónde irás? —Exclamó viéndolo caminar en dirección contraria.

JungKook se giró levemente y con una sonrisa, respondió. —Estaré preparado, no te preocupes, Jin. —Le
prometió y salió del castillo para encontrarse con los soldados. Le pediría una espada a Minho, no sabía donde
estaba la suya y él sabía que debía estar listo para lo que su abuela había predijo.

×××

La reina azotó la cabeza de aquella sirvienta contra el piso de mármol con furia, rompiéndole la ceja y frente de
inmediato. La mujer estaba furiosa.
—¿Por qué le entregaste a ese bastardo? —Preguntó una vez más, pero la joven aterrada no podía responder
coherentemente. —¡Dime maldita sea! —Exige volviendo a impactar la cabeza de su sirviente contra el piso, la
joven lloró y gritó de dolor.

—Su majestad vino con un soldado, señora—. Respondió la otra sirvienta que había acompañado cuando habían
dejado a los chicos en el calabozo. —No pudimos hacer nada. —Su voz tembló cuando la reina soltó a su
compañera y la miró.

—¡Debieron aventarlo a la olla hirviendo antes de entregarlo entonces! —Vociferó jalando de los cabellos de la
sirvienta. —¡Estaban en la maldita cocina! ¡Pudieron deshacerse del bastardo fácilmente ahí!

La joven recibió el mismo golpe en su cabeza que su compañera, abriéndole la cabeza en el acto. La sirvienta
comenzó a suplicar por su misericordia. Rogándole que no le hiciera daño.

—¡Silencio! —Ordenó la reina y ambas mujeres trataron de acallar sus llantos. —¿Quién más estuvo con ustedes
cuando mi hijo se llevó al bastardo?

Ninguna quiso responder ante su pregunta, se miraron nerviosas y asustadas, por lo que, abriendo el último cajón
del ostentoso escritorio, sacó una pequeña y filosa daga de este, y sin aviso alguno caminó hasta la que estaba en
el suelo y jalando de sus cabellos, cortó la garganta de su sirvienta, la sangre tibia comenzó a correr por su mano
y ella lo soltó de inmediato sintiendo asco. Se limpió en las ropas de la mujer que agonizaba a sus pies.

—¿Quién más estuvo con ustedes cuando mi hijo se llevó al bastardo? —Volvió a preguntar con los dientes
apretados y la sirvienta nombró a dos mujeres más entre el llanto. —Tráiganmelas ¡Ahora mismo! —Mandó a los
soldados que la habían acompañado a encerrar en la madrugada a TaeHyung y Narae.

Cuando se quedó sola con la sirvienta exigió saber que más había dicho su hijo cuando reclamó al bebé horas
antes. Y la sirvienta le contó absolutamente todo.

Y aun así la reina no entendía porque JungKook había dicho que ese bebé era hijo y de TaeHyung. Ella misma
había visto a aquel chico desnudo, era un chico, no tenía duda de ello. ¿Cómo es que ese bebé nació? ¿Qué pasaba
por la cabeza de su hijo para decir amar a otro hombre? Aquel pensamiento la enfureció mucho más.
Su hijo había sido contaminado por ese ser. Su cabeza deliraba por culpa de él y ella no iba a tolerarlo más. Ella
iba a encargarse eliminar aquella basura que hijo había recogido de las calles.

Su mente retorcía cada palabra que pasaba por cabeza, pensando en el momento en que su hijo se contaminó con
aquellas personas. Su rostro enrojecía cada vez más ante la furia con su mente fuera de aquella habitación,
terminó apuñalando a la sirvienta que aún estaba de pie frente a ella.

Los soldados llegaron minutos después con dos sirvientas más, ambas gritaron al ver ambos cuerpos en el piso del
despacho del rey. Pero la reina no les da tiempo para preguntar ni responder nada, agitada por la furia terminó
apuñalando a ambas en el pecho, sin importarle si era cierto que aquellas jóvenes habían entregado al bebé, ellas
tampoco se defienden, impactadas por los actos de esa mujer, no logran reaccionar y escapar de ella, cuando es
demasiado tarde, ambas están muertas en el medio de la habitación.

—Quiero que coloquen los cuerpos en la cocina, quiero que les quede muy claro que si alguno dentro de este
castillo ayuda a esas escorias tendrán el mismo destino. —Anuncia y ambos soldados asienten de inmediato,
tomando a las sirvientas y bajar hacia las cocinas.

La reina se mira en el espejo atentamente, su rostro, manos y vestido manchados en sangre, por lo que, con un
pedazo de su vestimenta, limpió apenas su rostro y sus manos. Volviendo a tomar la daga sale del despacho de su
esposo para dirigirse a la habitación de su hijo.

Algunos sirvientes bajan la cabeza de inmediato al verla, temiendo preguntarle por su bienestar al verla con el
vestido de sangre. La reina no mira a ninguno, su mente llenándose del rostro de TaeHyung, odiando cada parte y
gesto de aquel chico. Cuando se detiene frente a la puerta de JungKook un soldado se inclina ante ella.

—Su majestad, el Sultán ordenó que nadie debe entrar a su habitación. —Informó, pero la reina alzó una ceja al
escucharlo, por lo que se apresura agregar. —Discúlpeme su majestad, usted puede entrar. —El soldado abre la
puerta para que la reina ingrese a la habitación.

—Quiero que te retires, me quedaré aquí hasta que mi hijo regrese. —Le informa y el soldado asiente con una
venia y se retira de la puerta luego de cerrarla. Dejando la habitación desprotegida y sin preguntar absolutamente
nada por la apariencia de su reina.
TaeHyung estaba despierto sobre la cama de JungKook, viéndose tan pequeño al centro de esta y con una venda
alrededor de su cuello. Él tanteaba aquella zona con sus dedos, sintiendo un leve dolor y preocupado de
encontrarse sólo en la habitación que él reconocía.

Recordaba muy poco luego de haber sido encerrado en aquel calabozo, el llanto de su hermana se había filtrado
en su mente y los pequeños sollozos de Taeyang acompañándolo de lejos. No sabía que había pasado luego de
que aquellos soldados lo habían desnudado. Su cuerpo dolía en demasía y temía tanto verse así mismo que se
centraba en el dolor en su cuello.

Por las ventanas pudo observar el día frío que poco a poco comenzaba a nublarse para liberar una suave lluvia, él
intenta bajarse de la cama, pero sus piernas no responden correctamente y desiste en su intento. Intenta hablar
también pero su voz se ha ido, por lo que asustado comienza a sollozar en la extensa cama, intentando cubrirse
con las sábanas.

Escucha algunas voces apagadas detrás de la puerta y creyendo que es JungKook reposa su frágil cuerpo contra
las almohadas, seca sus lágrimas con rapidez cuando la puerta es abierta. Sin embargo, la ilusión es aplazada por
el miedo cuando ve a la reina entrar y cerrar la puerta detrás de ella.

Observa su figura y su vestimenta en sangre, por lo que solloza con fuerza al pensar en su hermana y en el
pequeño Taeyang.

—Oh, estás despierto—. Sonríe ella avanzando sin mirarlo directamente. —Pensé que podríamos tener una
conversación seria entre tú y yo. —Anuncia colocándose a un lado de la ventana.

Los ojos miel de TaeHyung siguen su figura, poniendo atención en la daga mal limpiada de la sangre, que
sostiene la reina en una de sus manos. Su cuerpo se hace más pequeño en su lugar, queriendo huir de aquella
habitación.

—Tu nombre es TaeHyung ¿correcto? —Pregunta fijando al fin su mirada en el pequeño, quien asiente
rápidamente para evitar hacerla enojar. —Ahora recuerdo la primera vez que te vi, fue justamente en esa cama. —
Comenta observando la enorme cama de su hijo. —Aquella vez te dije que podías pedir lo que desees, te ofrecí
mi hospitalidad y tú, por lo visto, tomaste ventaja de eso. Tú tomaste lo único que se te estaba prohibido. —La
reina sonríe de lado negando con la cabeza, acercándose a la cama provocando terror en el pequeño ser que
intenta alejarse de ella. La mujer sonríe de lado al notar que él huye de su persona. —¿Por qué lo hiciste,
TaeHyung? ¿Por qué ensuciaste a mi hijo con tu asqueroso ser? —Pregunta, guardando silencio para esperar
alguna respuesta, TaeHyung intenta hablar nuevamente pero su garganta duele y sólo balbuceos se oyen.

“Lo siento”, intenta decir, pero sus palabras suenan incoherentes para la reina, quien se burla desde su posición.

—Todo estaba tan perfecto. JungKook tomaría la corona y se desposaría para dar un heredero al reino. Mi
apellido seguiría estando en el trono y yo seguiría gobernando desde las sombras, pero entonces apareces tú ¡Y
arruinas todo lo que he construido en años! —Vocifera intimidándolo. —¡Tenías que aparecer tú, escoria, a tomar
lo inalcanzable! —Tira de las sábanas y TaeHyung retrocede casi al filo de la cama, el pánico inundándolo,
haciéndole olvidar los dolores punzantes en su cuerpo. —¿¡Qué es lo que quieres!? ¿¡Por qué te metiste en el
camino de mi hijo y lo contaminaste de aquella manera!?

Ella rodea la cama y TaeHyung, en su desespero cae de ella golpeándose la espalda baja contra una de las mesitas
de noche, ella ríe delante de él dejando que se arrastre para intentar ocultarse.

—¡Respóndeme! ¿¡Qué mierda quieres metiéndote en mi familia!? —Exige saber extendiendo una mano para
tirar de los cabellos castaños de TaeHyung, él no puede defenderse ni suplicar por su compasión, aunque lo
intenta, intenta responder y decirle que no quiere nada, que no desea vivir en ese lugar, tampoco desea su oro o
sus joyas, él no necesita nada de eso.

Quiere decirle que lo único que quiere es vivir un amor bonito como aquella pareja que vivía en la cabaña al pie
del río.

Él sólo quiere fundirse entre los brazos de JungKook y dejar de sentir tanto miedo y dolor.

Él sólo quiere ser feliz sin ser lastimado nuevamente.

—¡Acabaré contigo ahora! ¡Fulminaré a toda esa basura que has traído contigo y recuperaré a mi familia! —La
reina lo toma con demasiada fuerza, logrando ponerlo de pie. Sus piernas aun tiemblan y TaeHyung sabe que
cuando la mujer suelte sus cabellos, él caerá al piso nuevamente.

Y es exactamente lo que la reina hace, lo jala acercándolo a ella y cuando trastabilla con sus propios pies, lo
suelta y TaeHyung cae sonoramente contra el piso, el golpe lo aturde y la habitación da vueltas mientras intenta
alejarse de ella, las vendas se sueltan y nuevamente la sangre tibia resbala por su cuello, esta vez ahogándolo en el
piso.

—¡Muérete de una vez, maldito plebeyo! ¡Lárgate de mi vida de una vez! —La daga se hunde en su vientre bajo,
el dolor es tan fuerte que logra gritar a pesar de seguir ahogándose con su propia sangre, cuando la reina retira la
daga para volver a hundirlo en su vientre, TaeHyung siente todo que todo su cuerpo se adormece por un segundo,
para luego ser inundando nuevamente en un suplicio extremo, aquello arranca un segundo grito desde muy fondo
de su ser.

Desde su tortura, mira a la reina alzar la mano para hundir la daga en su pecho y él cierra los ojos pensando sólo
en JungKook, extrañándolo eternamente y lamentándose de no poder volver a verlo aunque sea una vez más.

Pero él no siente el segundo agujero hacerse en su pecho, sólo siente unos brazos rodearlo y a lo lejos observa a
JungKook con la mirada abatida, respirando con dificultad y dejándose caer de rodillas.

Con el llanto de JungKook resonando en sus oídos, TaeHyung pierde la conciencia, dejándose sucumbir ante el
dolor de aquellas nuevas heridas.
066

JungKook sostuvo su espada observándola a detalle. Minho le había jurado que era su espada, él la había
resguardado y limpiado luego de regresar del campo de batalla y él había tenido mucho por hacer como para
preocuparse por ella, por ello el soldado se había ocupado de ella.

Sin embargo, JungKook sentía extraña su espada, era mucho más pesada de lo normal, por eso estaba
examinándolo a detalle, tenía las marcas que él podría reconocer fácilmente, el color y las huellas que él sabía que
tenía aun estaban ahí, aún así lo sentía tan ajena.

Entonces JungKook pensó que tal vez la sentía demasiada pesada por el cansancio que sentía, casi dos días sin
dormir nada o alimentarse como debe ser. Su cuerpo le estaba pidiendo un respiro a gritos. Él sólo quería tenderse
al lado de TaeHyung y cerrar los ojos para olvidarse lo que estaba sucediendo a su alrededor y él no sabía como
controlar absolutamente la situación.

Se alejó de los soldados dejando a Minho perspicaz de su comportamiento, debatiéndose internamente si debía
seguirlo o no, pero el Sultán le había mencionado que regresaría a su habitación y que si necesarita algo, lo
buscara en aquel lugar.

JungKook subió las escaleras tan lentamente, casi arrastrando su espada colgada en una de sus manos y sus pies
sintiéndose como macizos bloques de cemento. Su pecho se oprimía mientras más cercano estaba a su propia
habitación.

Entonces lo vio, un rastro de sangre, más grande de lo que había visto fuera del castillo cuando YangMi se lo
había mostrado. El rastro de sangre subía las escaleras y él sabía hacía donde se dirigían. Pero no quería
afrontarlo, aún no. Él no estaba listo para lo que sucedería.

Las palabras de su abuela abrumándolo. ¿debía ser ahora? ¿debía enfrentarla ahora? No quería entrar a su
habitación, no quería verla o escucharla. No quería ningún encuentro con ella, pero sus ojos miel aparecían y lo
miraban con miedo, el pequeño chico aparecía ante él con tanto miedo e intentaba detenerlo.

Cuando llegó al filo de la escalera lo escuchó, un grito tan fuerte que posiblemente se escucharía en todo el
castillo. Un grito tan desgarrador que zumbaron en sus oídos y sintió como, su cuerpo apagado se encendía como
una dinamita.
Todo su ser se sintió con una energía extrema que pensó nunca sentiría. De pronto él ya no se sentía cansado ni
agotado. De pronto sentía que él podría enfrentar a mil hombres si TaeHyung se lo pidiese.

Sin perder tiempo, aún con el grito retumbando en sus oídos corrió hacia su habitación y aunque Jin lo llamaba
con ahínco desde la puerta de su habitación, él hizo caso omiso de su primo y abrió la puerta de golpe.

Su madre se encontraba de pie sosteniendo una daga tinturada en sangre, ella estaba de perfil y su rostro se notaba
distorsionado, murmurando palabras que él no alcanzaba oír porque lo único que percibía eran los quejidos de
TaeHyung debajo del cuerpo de su madre.

Su pequeño niño estaba muriendo frente a él, y la única culpable era aquella mujer a quien llamaba madre.

Las manos de su madre se movieron peligrosamente, amenazando por hundir aquella daga por segunda vez en el
cuerpo herido de TaeHyung.

JungKook no tuvo tiempo para pensar en lo que haría, no se detuvo aún cuando Jin intentó tomarlo del brazo para
retenerlo en su lugar, él solamente sostuvo su espada con mucha fuerza y se acercó rápidamente a su madre.

Con su mano libre giró a la reina bruscamente y incrustó la espada en su pecho. El rostro de su madre,
desfigurado por el odio intenso hacía el chiquillo moribundo al pie de la cama. Lo miró con sorpresa y sin omitir
ruido alguno, bajó la mirada hacia la espada que JungKook sostenía firmemente contra su cuerpo.

La daga cayó de sus manos provocando un estruendoso eco del metal chocando contra el mármol. —JungKook—
. Su madre balbuceó derramando sangre por la boca mientras sus ojos se coloreaban de rojo rápidamente. —¿Por
qué JungKook? —Reclamó sin poder respirar.

Su hijo removió la espada provocando que un charco de sangre fuera a dar sobre el piso, él quería retirar la espada
del cuerpo de su madre, pero esta estaba muy incrustada en el pecho de la reina, que no quiso volver a intentarlo.

El cuerpo de la reina cayó y los ojos vacíos y rencorosos miraron todo el tiempo a JungKook, acusándolo de cada
una de las desgracias en su vida, acusando a su hijo del peor crimen que ella jamás pasó por su cabeza.

La reina nunca llegó a entender porque si ella daba todo por su único hijo, él no podría hacer lo mismo.
JungKook cayó de rodillas ante el cuerpo de su madre y no pudo evitar llorar por ella. Restregó sus ojos
intentando apartar las lágrimas, pero una de sus manos se había manchado en sangre provocando que su rostro se
ensuciará con ella.

Su respiración comenzó a fallar, ahogándose en cada recuerdo desde que encontró aquella carta. ¿Y si hubieses
actuado con tiempo? ¿Y si hubiese hecho algo para detenerla sin que llegara tan lejos? ¿Podría haberla salvado de
su propia ambición? ¿Podría haber evitado tantas muertes?

¿Podría haber hecho algo para detener todo, absolutamente todo lo sucedido?

Golpeó el piso con sus puños con mucha fuerza y el dolor en sus manos comenzaron a distraer sus pensamientos,
aquello aliviaba su ser por lo que volvió a hacerlo. Su puño golpeó con fuerza nuevamente el piso de mármol y
pudo escuchar como sus nudillos estallaban una y otra vez sin ser consciente de lo que estaba haciendo realmente.

No supo cuánto tiempo estuvo haciendo aquello, hasta que unos brazos lo sostuvieron con fuerza. —¡Basta! ¡No
es tu culpa! ¡Nada de esto es tu culpa, JungKook! —Escuchó el llanto de SeokJin a su lado y JungKook quiso
esconderse, sintiendo tanta vergüenza de lo que había hecho.

Esta persona en la que se había convertido no era él, se negaba a ser él.

—No es tu culpa, JungKook… deja de pensar que es tu culpa, por favor… no lo es… —Su primo comenzó a
sollozar sosteniéndolo contra su cuerpo.

Y entonces JungKook terminó por romperse al escuchar sus palabras, escondiendo su rostro las lágrimas escapan
de sus ojos con prisa. Los llantos fuertes de un hombre estoico inundaron la habitación y Jin lo dejó hacer
sosteniéndolo contra su hombro.

—Estoy cansado, Jin. Estoy tan cansado… —Murmuró agotado cuando su llanto se detenía lentamente, sus ojos
rojos e hinchados no le permitían ver con claridad la habitación. Su cuerpo no tenía la suficiente fuerza para
ponerse de pie.

—Ya terminó, JungKook. Ya todo acabó. —Alentó Jin abrazándolo, sintiendo el pesado cuerpo de JungKook
desplomarse contra el suyo. —Ya hiciste tu parte, JungKook-ah. Desde ahora déjamelo a mí. Yo me encargaré de
lo que sea que venga ahora, te lo prometo.
Jin sabe que JungKook se ha desmayado contra su cuerpo, él ha intentando no mirar el cuerpo de la reina que
sigue con su mirada fija en su hijo. Con dificultad se pone de pie y con él carga el gran cuerpo de JungKook, lo
tiende sobre la cama y cuando abre la puerta encuentra al soldado amigo de su primo resguardando el lugar.

—Ah-

—Minho, señor. —Se presenta el soldado con una reverencia.

SeokJin lo mira con cuidado y luego de unos breves minutos lo hace entrar a la habitación. Cuidado los gestos del
soldado y está atento a lo que él joven sirviente diga ante el cuerpo de la reina, pero Minho no hace ningún
comentario, por el contrario, se pone de pie correctamente y alzando el mentón espera por alguna indicación.

—Minho yo-

—Señor, por favor, permítame hablar primero—. Pide con una reverencia, dejando su espada a un costado para
que Jin pueda sostenerla cuando lo crea necesario.

—Claro, adelante. —Acepta Jin dudando si debería o no tomar la espada del soldado.

—Mi lealtad, señor. Está ante el Sultán Jeon JungKook. —Comienza diciendo mirando efímeramente a
JungKook, para luego volver su mirada ante SeokJin. —Sé todo lo que hay que saber sobre los reyes y las
injusticias que se han cometido durante su reinado. Por ello, si es necesario, moriré defendiendo al Sultán si así lo
él lo necesite.

—¿Qué tanto sabes, Minho?

El soldado mira esta vez al cuerpo fallecido de la reina y sin quitar su mirada de ella, responde. —Sé, señor. Que
la reina se ha marchado de este mundo sin haber recibido cada castigo que mereció haber recibido. Y también sé,
que, desde este día, mi Sultán se lamentará cada una por cada una de las acciones de su madre y querrá tomar la
responsabilidad del daño que ella junto a su esposo hicieron a muchas personas en este reino.

—Pero él no merece ¿verdad? —Pregunta Jin también posando su mirada hacia el cuerpo de la reina.
—No. No lo merece. —Minho suspira pesadamente y sus ojos se posan en el rostro lastimado de SeokJin. —Por
eso, vengo a ofrecerme como el responsable de todo esto. El Sultán no será culpado de la muerte de la reina,
pueden culparme a mí, señor.

La sorpresa se retrata en su rostro al oírlo. Él nunca pensó que aquel soldado quisiera tomar el lugar de JungKook
ante los viejos sabios y ser sometido al castigo capital por haber asesinado a la reina. Guardo un largo silencio
estudiando cada rasgo en el hombre para saber si lo estaba diciendo realmente en serio.

Y al parecer así era.

—No, no. Claro que no serás tú el acusado, Minho. —Dijo finalmente luego de pensar cuidadosamente la
situación.

SeokJin creía saber lo que deberían hacer y parecía haber encontrado al cómplice perfecto.

—Pero señor-

—Calla y escucha, Minho—. Pidió con tranquilidad. Minho asintió volviendo a colocarse de pie correctamente
frente a él. —Tú fuiste quien le dijo que JungKook donde estaría su bebé ¿es así?

—Desde luego, señor.

—Bien, entonces necesito que busques a esa sirvienta y le preguntes el nombre de los soldados que estuvieron
con ella cuando la reina trajo a TaeHyung y Narae al castillo.

—Mok, la sirvienta que usted menciona, señor. Fue asesinada por la reina hoy. —Informó Minho sin matiz
alguna en la voz. Sin embargo, el rostro sorprendido de Jin lo obligó a seguir explicando. —La reina se enteró que
ella y Yuan habían escondido al bebé en las cocinas y que cuando el sultán fue a buscarlo, ellas lo entregaron
rápidamente. Aquello enojó a la reina y las asesinó por ayudar a su hijo a encontrar al bebé. —Jin chasquea los
dientes al escucharlo. —Pero si usted necesita los nombres de aquellos soldados, yo se los puedo dar. Sé quienes
ayudaron a la reina a traer a ambos chicos, de hecho. Esos idiotas han estado jactándose todo el día de haber sido
los soldados preferidos de la reina.
El mayor asintió sonriendo ladinamente. —Bien. Eso sirve. Quiero que no te equivoques con ellos y los traigas
aquí. Los acusaré de asesinar a la reina y ellos serán sometidos al juicio de los viejos sabios. —Le informa y esta
vez es Minho quien se sorprende. —Haré que se arrepientan de haber tocado a Narae y a TaeHyung.

—Señor, usted será un excelente líder, sin duda alguna el reino se ha ganado un gran rey. —Le dice con una venia
y una sonrisa. Luego de escuchar a detalle lo que Jin ha tramado para liberar a JungKook de cualquier juicio, pide
permiso para salir de prisa y traer a ambos soldados a la habitación del sultán.

Jin demora un poco en sacar a su primo de la habitación, pero finalmente lo coloca en su propia cama junto a
Narae, ella ha sido forzada tomar un fuerte sedante después de oír el desgarrador grito de su hermano, intentó por
todos los medios bajarse de la cama para ir a buscarlo, pero ella realmente estaba lastimada, por lo que, si se
ponía de pie, podría hacerse demasiado daño.

Él había visto como HoSeok había logrado calmarla, fue el único en aquella habitación que logró hacerle beber
aquel sedante y retenerla en la cama, por lo que se había sentido tranquilo al saber que ella estaría a salvo si
estaba junto a aquel plebeyo. No le gustaba mucho la idea, pero aun así lo había aceptado.

—¿Qué le sucedió? —Preguntó YangMi acomodando las sábanas para tender a JungKook sobre la cama. Ella se
había mantenido calmada cuando escucharon los gritos de TaeHyung, con la habitación llena de hombres ella
había sido la única persona en ayudar a Jin para actuar de inmediato.

—Sólo está agotado, YangMi. —SeokJin le sonríe levemente y luego mira a Narae. —¿Cómo está ella? —
Pregunta.

—Narae estará bien. —Responde YangMi sonriendo con tristeza. —Sé que las mujeres nos vemos frágiles y
hasta débiles, pero en realidad somos mucho más fuerte que los hombres. Soportamos muchas cosas más y
seguimos aquí, resistiendo.

SeokJin mira sus pequeños y rasgados ojos, sintiendo que había una dolorosa historia detrás de sus palabras. —Sé
que ustedes son tan fuertes y valientes como ningún otro ser, pero eso no quita que nosotros cuidemos de ustedes,
no porque lo necesiten, YangMi. Es porque nosotros, los hombres, necesitamos hacerlo.

La joven sonríe sonrojada y asintiendo con la cabeza levemente, pregunta por su pequeño amigo. —HoSeok y

Jimin aún no suben… usted cree que él…


—Él estará bien. Tenemos a los mejores médicos, además he notado que HoSeok sabe mucho sobre medicina
también. Él podrá ayudar seguramente. —Jin intenta hablar despreocupadamente, pero no lo logra. Él no sabía la
realidad de TaeHyung y temía tanto ir a verlo.

—TaeHyung es muy fuerte… él es la persona más fuerte que he conocido en mi vida. —Murmura.

—Sí, yo tampoco no conozco a persona más fuerte que TaeHyung. —YangMi vuelve a quedarse en silencio,
observando al cuerpo de JungKook que parecía estar durmiendo después de tanto tiempo. —¿Te puedo pedir un
favor, YangMi?

—Claro que sí, usted puede. —Responde ella de prisa alzando la mirada.

—Cuida de ellos ¿sí? Enviaré al médico para que lo atienda si en caso despierta… pero no permitas que él salga
por favor. —Pide.

—Sí, puedo hacer eso. —Asegura ella con una sonrisa. Pero al observar como el semblante de Jin se vuelve
pálido agrega. —Usted lo hará bien. Sea lo que sea que esté pensando, se hará bien.

SeokJin sonríe de lado al escucharla, queriendo creer en sus palabras. —Tú no sabes eso, pero agradezco mucho
tu fe en mí.

—No es sólo fe, yo puedo reconocer a las personas buenas después de todo lo que he vivido. —Comienza a decir
sin mirarlo al rostro, sintiendo como sus mejillas enrojecen al hablarle tan abiertamente a aquel hombre. —Puedo

asegurar que después de TaeHyung, usted es la persona más buena que se ha cruzado por mi camino… y si quiere
hacer las cosas sin malicia en el corazón, lo logrará.

—Eso mi querida YangMi, es fe. —Vuelve a decir Jin esta vez sonriendo abiertamente. —Y créeme, que es lo
que realmente necesito ahora. Muchas gracias por creer en mí.
067

SeokJin no se esforzó en retener a JungKook cuando él observó a TaeHyung en el piso de la habitación,


olvidándose por completo de su primo, corrió deprisa para sostenerlo entre sus brazos. Él sabía que debía sacar a
TaeHyung de aquella habitación, SeokJin sabía perfectamente que el pequeño chico entre sus brazos debía ser
revisado por el médico de inmediato, lo había sentido estremecerse y desvanecerse contra su cuerpo.

Lo tendió en una de las camas y llamó a gritos al médico del lugar, quién se acercó de inmediato a ambos.
YoonGi estaba despierto y confundido, intentó preguntar, pero SeokJin no le prestaba atención alguna,
concentrado en que el médico entendiera la gravedad del asunto.

—Escúchame bien. —Dijo sosteniendo al hombre con fuerza y mirándolo directamente a los ojos. —Más te vale
que cuando regrese, el chico no haya muerto o me encargaré de que te arrepientas de ejercer la medicina tu vida
entera. —El médico asintió con el rostro serio y el joven mirando por ultima vez a TaeHyung salió de la
habitación. —¡Asegúrense de que haga su trabajo! —Vociferó al salir hacia HoSeok y Jimin, quienes lo habían
seguido de cerca en todo momento.

Al volver a la habitación, miró desde el marco de la puerta a JungKook arrodillado frente al cuerpo de la reina. Su
primo había soltado la espada y miraba con ojos vacíos a su madre, él no sabía lo que estaba sintiendo y temía
tanto que hiciera algo para lastimarse, aquel pensamiento se hizo realidad cuando escuchó el primer impacto del
puño de JungKook contra el piso de mármol.

Luego otra vez y otra vez.

—¡Basta! ¡No es tu culpa! ¡Nada de esto es tu culpa, JungKook! —Exclamó sosteniéndolo con fuerza para evitar

que se siga lastimando. —No es tu culpa, JungKook… deja de pensar que es tu culpa, por favor… no lo es… —
Murmuró comenzando a sollozar al escuchar a su primo más pequeño llorar contra su hombro.

Los llantos fuertes de un hombre estoico inundaron la habitación y Jin lo dejó hacer sosteniéndolo contra su
hombro.
—Estoy cansado, Jin. Estoy tan cansado… —Le escuchó murmuró luego de largos minutos de llanto. Su voz
rasposa y lastimada le transmitió el dolor que estaba sintiendo, todo lo que su madre le había hecho hacer y sentir,
entendiendo al fin las palabras de su abuela.

—Ya terminó, JungKook. Ya todo acabó. —Alentó Jin abrazándolo, sintiendo el pesado cuerpo de JungKook
desplomarse contra el suyo. —Ya hiciste tu parte, JungKook-ah. Desde ahora déjamelo a mí. Yo me encargaré de
lo que sea que venga ahora, te lo prometo. —Aseguró.

Evitando posar su mirada hacia el cuerpo de su tía, sostuvo a JungKook para sacarlo de su habitación, dudó
brevemente antes de dirigirse a la propia, quería alejarlo de ahí tanto como pudiese, pero él debía buscar ofrecer
algún culpable a quien castigar por la muerte de la reina.

Abrió la puerta para asegurarse que no habría nadie en los pasillos antes de sacarlo de ahí y se sorprendió al notar
a aquel soldado que había ayudado a encontrar al bebé, parado recto a un costado de la puerta, resguardando el
lugar.

Minho se presentó y grande fue su sorpresa al escucharle ofrecerse como culpable, Jin lo miró con desconfianza
antes de que el soldado jurará lealtad a JungKook. Aquello lo alivió un poco, aún así debía pensar rápido que
hacer, hasta que recordó las palabras del médico cuando examinó a Narae.

“El abuso hacia la joven ha sido hoy, asumo que debió ser dentro del castillo por que las heridas están frescas

aún, y las evidencias de esos hombres aún son visibles en su cuerpo…”

—Necesito que busques a esa sirvienta y le preguntes el nombre de los soldados que estuvieron con ella cuando la
reina trajo a TaeHyung y Narae al castillo. —Se apresuró a decir cuando Minho le afirmó que él conocía a las
sirvientas que habían tenido al bebé momentos atrás.

—Mok, la sirvienta que usted menciona, señor. Fue asesinada por la reina hoy. —Informó Minho provocando un
gesto de sorpresa en Jin. —La reina se enteró que ella y Yuan habían escondido al bebé en las cocinas y que
cuando el sultán fue a buscarlo, ellas lo entregaron rápidamente. Aquello enojó a la reina y las asesinó por ayudar
a su hijo a encontrar al bebé. Pero si usted necesita los nombres de aquellos soldados, yo se los puedo dar. Sé
quiénes ayudaron a la reina a traer a ambos chicos, de hecho. Esos idiotas han estado jactándose todo el día de
haber sido los soldados preferidos de la reina.
Jin se forzó a tener la cabeza fría al escucharlo. Necesitaban a esos soldados para ofrecerlos a los jueces y viejos
sabios. —Bien. Eso sirve. Quiero que no te equivoques con ellos y los traigas aquí. Los acusaré de asesinar a la
reina y ellos serán sometidos al juicio de los viejos sabios. —Le informa y esta vez es Minho quien se sorprende.
—Haré que se arrepientan de haber tocado a Narae y a TaeHyung.

—Señor, usted será un excelente líder, sin duda alguna el reino se ha ganado un gran rey.

Jin le sonríe brevemente antes de comenzar a explicar lo siguiente que harían, el soldado escuchó atento y estuvo
de acuerdo con cada palabra mencionada. Luego de pedir permiso, salió sin demora para traer a ambos soldados
ante SeokJin.

Con un poco de esfuerzo, logra colocar a JungKook sobre su cama, cuidando de no despertar a Narae luego de
que ella ha sido dopada para calmarla, la chica se había alterado al escuchar el fuerte grito de su pequeño
hermano, por lo que tuvo que ser retenida entre todos los presentes para evitar que se siga lastimando por el
esfuerzo de intentar levantarse.

Luego de intercambiar breves palabras con YangMi, SeokJin salió de la habitación con una sonrisa en el rostro al
saber que aquella chiquilla creía en él. Era extraño, pero saber que alguien aún tenía fe en él, lo reconfortaba y le
daba la seguridad para seguir adelante en medio de aquel caos.

Se recriminó mentalmente al recordarse la gravedad del asunto, no era momento para ello. Aún tenía un largo
camino para recorrer.

Minho regresó de prisa a la habitación, sostenía su espada firmemente en la mano amenazando a ambos soldados,
quienes confundidos caminaban delante de él.

—Sus espadas. —Ordenó Jin y señaló al piso del pasillo, ambos hombres dejaron sus espadas donde él indicaba y
luego abrió la puerta de la habitación. —Entren.

Los soldados entraron seguidos de Minho y SeokJin, y sólo cuando vieron el cuerpo de la reina, el pánico se pintó
en sus rostros.

—¡De rodillas! —Vociferó Minho cuando notó que ambos intentaron salir de la habitación.

—¡Nosotros no hemos nada, señor! —Exclamó uno de ellos mirando el rostro de SeokJin directamente.
—¡Silencio! —Volvió a ordenar Minho golpeando el rostro del soldado con una pateada, el soldado cayó al piso
escupiendo sangre, mientras que su compañero comenzaba a rogar entre murmullos.

—Ustedes y yo, tenemos muchos asuntos que resolver. —Expresa Jin recibiendo la espada que le extendía
Minho, el rostro serio y aborreciendo aquellos hombres, supo que en aquel momento él debía asumir su
responsabilidad, supo entonces que aquel día él no volvería ser simplemente Jin. Él iba a recuperar el trono y
volvería a traer la tranquilidad que todos necesitaban con premura. —No volverán si quiera a lastimar de aquella
forma a ninguna mujer. Les juro, que me encargaré de eso personalmente.

×××

—¡Quiero entrar! Estoy seguro de que puedo ser de ayuda—. HoSeok murmuró por tercera vez mientras él, junto
a Jimin esperaban en la pequeña sala médica, YoonGi también se encontraba con ellos, aunque él seguía tendido
en su cama.

—HoSeok, ese médico dijo que era una operación peligrosa y lo que menos quieren es infectar esa herida. —
Jimin se acurrucó esperando a su lado, ambos sentados en el piso, apoyando la espalda contra la pared.

—Son los mejores médicos en este reino y en los demás. La reina los trajo de hecho cuando JungKook enfermó
de pequeño y ningún curandero aquí pudo ayudarlo. —La voz de YoonGi les hizo girar el rostro, el muchacho
estaba despierto, aunque con los ojos cerrados, imaginando muchos escenarios para adivinar que es lo que habría
sucedido con aquel chico.

—Eso no interesa, ellos no conocen a TaeHyung como yo lo hago. —HoSeok alzó la voz, sintiendo que se
quebraba. —Ellos no saben que, si dejan a TaeHyung sin movilidad, sin poder bailar nunca más, él preferiría
morirse ya mismo.

YoonGi guardó silencio ante sus palabras, palmeando su pierna herida y entablillada, sintiendo de primera mano
aquello que el chico había dicho. —¿Sabes suturar una herida? —Pregunta después de un largo silencio.

—¿Qué? —HoSeok se pone de pie, dejando a Jimin sentado al costado de la puerta.


—¿Qué si sabes suturar alguna herida? Te he estado escuchando quejarte de que tú puedes ayudarle, pero ¿si
quiera entiendes que esa clase de lesión no se sana con tus plantitas y ya? —YoonGi abre los ojos y mira el techo
alto de la sala. —He leído sobre aquellos procedimientos, son realmente pocos los médicos quienes pueden
hacerlo, no es nuestra medicina obviamente, son conocimientos de tierras extranjeras, pero que según leí, han
salvado algunas vidas.

—¿¡Algunas solamente!? —Esta vez es Jimin quien se oye alterado, se pone de pie y se acerca a la cama donde
YoonGi descansa. —¿Qué quieres decir?

YoonGi lo observa y tomándose su tiempo, se sienta entre las almohadas, aquella pequeña acción le hace doler el
cuerpo, sin embargo, no emite queja alguna.

—Jin dijo que había sido apuñalado por una daga, los médicos deben asegurarse de que no haya afectado ningún
órgano importante, sobre todo que no haya tocado su intestino porque de una herida así, nadie se salva. —Dice
con amargura, nota el semblante pálido del chico frente suyo, por lo que apresurado agrega. —Supongo que la
herida no ha llegado a eso, sino los médicos no estuvieran operando aún.

—Es que SeokJin amenazó a uno de ellos si no lo salvaba. —Murmura Jimin desviando la mirada.

—Siguen siendo buenas noticias ¿no? Aún siguen peleando por él.

Aquellas palabras lograron tranquilizar a Jimin, quien volvió a su posición original sentándose a un costado de la
puerta, la cual se abre lentamente para dejar ver a un chico menudito de cabellos castaños y ojos negros.

—Oh disculpe. —Dice inclinándose a modo de saludo, dirige su mirada hacia la cama la de YoonGi y continúa
diciendo. —La abuela me envió para revisar su herida y aplicarle un poco vinagre para que pueda sanar pronto.
—Se explica, YoonGi chasquea la lengua y lo deja entrar a la sala, el sirviente de su abuela entra con timidez ante
las miradas de aquellos dos extraños, y sentándose en una de las sillas de madera, pide permiso para revisar la
herida de YoonGi.

—¿Eres médico? —Se atreve a preguntar HoSeok largos minutos después, había estado viendo al chico ser tan
dedicado con la lesión de YoonGi que no se resistió a acercarse a ver como trataba la pierna del joven.
SungHyun niega con la cabeza con una suave sonrisa antes de responder. —No lo soy, sólo sé leer y escribir, pero
la abuela por su edad siempre sufre este tipo de lesiones, en mis años viviendo con ella, he aprendido a tratar
cuando los huesos se lastiman.

—¿Y sabes algo de heridas con algún arma blanca? —Pregunta curioso, él no había llegado a utilizar vinagre o
vino para curar, siempre se había limitado a utilizar lo que la naturaleza le daba.

El muchacho alza la vista de prisa extrañado de aquella pregunta, observa al chico parado junto a él para luego
posar su mirada al chico quien lo observaba desde una de las esquinas, sintiendo sus ojos intensos penetrar su
piel. Confundido, niega con la cabeza sin omitir alguna palabra.

HoSeok observa con cuidado lo que el muchacho hace, hasta que la puerta es abierta nuevamente y es uno de los
médicos quien sale a verlos.

—¿Puedo entrar a verlo? Quiero verlo. —Exige Jimin poniéndose de pie en un salto.

El médico niega con la cabeza con el rostro serio. —¿Ustedes son su familia? ¿sus hermanos? —Intenta
averiguar, pero la voz de YoonGi se escucha por lo alto.

—Sólo dinos el estado del muchacho ¿estará bien? —Dice con autoridad en la voz, el médico lo reconoce de
inmediato y bajando la cabeza comienza a explicar cómo se encuentra.

—El arma no ha tocado ningún órgano vital-

—¿Cómo saben eso? ¿Le han hecho algún estudio o algo? —Se apresura a interrumpir Jimin, HoSeok lo jala del
brazo intentando acallarlo.

El médico lo mira sin expresión alguna en el rostro antes de continuar. —No ha habido algún órgano afuera
cuando lo trajeron. Revisamos los márgenes del tejido dañado y no eran oscuras, usualmente cuando el tejido se
daña, se ennegrece rápidamente indicando que el órgano está muerto, no es el caso del muchacho.

—¿Han cerrado su herida? —Pregunta HoSeok con rapidez.

El médico mira a YoonGi de reojo antes de continuar. —Hemos podido cerrar la herida y el sangrado ha parado,
pero el chico ya viene con heridas anteriores en los cuales ha perdido sangre.
—El otro médico dijo que probablemente le daría anemia… —Informa HoSeok.

—Bueno, ahora no es una probabilidad, él definitivamente tendrá anemia y aquello es un riesgo para su
recuperación. —El médico hace una breve pausa antes de continuar. —Los hilos de seda con los que han sido
cerradas su heridas, son muy delicados por lo que el chico no puede hacer movimiento alguno. No puede sentarse
ni ponerse de pie. Deberá recibir alimentación líquida y por el estado del chico, la recuperación será muy lenta y
dolorosa. La herida deberá ser lavada dos veces al día y ser secada de inmediato para que no tengamos que volver
a coser. Uno de los médicos ha ido a conseguir vinagre y más compresas ya que el chico lo necesitará. Además.
—Miró a YoonGi directamente, sabiendo bien que era el único en aquella habitación quien podría autorizarlo. —
Además, es necesario que el chico se quede dentro del castillo por una larga estadía para vigilarlo, si sale del
castillo morirá.

—Se quedará en el castillo. Eso no está a discusión. —Afirma YoonGi abrumado por la situación.

—La herida en su garganta… esa herida… —Jimin balbuceó sin formular correctamente la pregunta.

El médico suspiró antes de responder. —Los puntos se abrieron y tuvimos que volver a coserlo. Él se ha
lastimado gravemente las cuerdas vocales y no estamos seguros si volverá a hablar. Debemos esperar que se
recupere y despierte para saberlo.

Ninguno de los tres emite palabra alguna ante lo que el medico menciona. SungHyun guarda las cosas con las que
limpió y revisó la herida de YoonGi y poniéndose de pie, dice. —Creo que nunca he escuchado sobre una persona
tan fuerte como aquel chico. Ha sobrevivido a ataques de armas blanca dos veces, sólo no lo abandonen y él se
recuperará. —Dice con la voz suave y calmada, provocando que HoSeok asienta con la cabeza estando de
acuerdo.

—Por supuesto. TaeHyung saldrá de esto. Él lo hará—. Se da ánimos con la mandíbula apretada, evitando las
lágrimas que amenazan correr por sus mejillas.

—Quiero verlo. —Interviene Jimin mirando al médico directamente a los ojos.


—Lo verán, pero él debe descansar y recuperar fuerzas. Permitiré que puedan verlo al anochecer. Necesitará tener
un apoyo para cuando despierte. —Informa el médico, y antes que se retire, fuerte trompetas resuenan en el
castillo. Todos mirándose sorprendidos ante el bullicio que crece dentro del castillo.

Una de las sirvientas entra a la pequeña sala y los mira aparentemente asustada. Antes que se retire, YoonGi la
llama.

—¿Qué sucede? ¿Qué es todo ese bullicioso? —Pregunta observando detrás de ella como varios soldados cruzan
por el pasillo.

—¡La reina ha sido asesinada, señor! —Exclama alarmada.

YoonGi chasquea la lengua al escucharla, con una mano le indica que se retire del lugar para luego dirigir su
mirada hacia el médico. —Pase lo que pase, debes mantener a ese chico con vida o el Sultán no te perdonará
jamás. —Le dice, el médico asiente con la cabeza para luego salir del lugar. —Bien, ahora busquemos a Jin o a
JungKook, porque querrán hacer justicia por esa mujer y debemos estar preparados para lo que sea que suceda.
068

—¡No! —JungKook grita sentándose sobre la cama, su visión borrosa no le permite ver dónde está o si hay
alguien con él. Su respiración agotada le impide calmarse para analizar la situación, hasta que escucha la puerta
abrirse y él gira el rostro para ver quien es. Por la forma de su cuerpo, sabe que es SeokJin.

—Despertaste—. Le dice sentándose a su lado y colocando el dorso de su mano sobre su frente. —La fiebre te ha
bajado. —Sonríe y la visión de JungKook es más nítida luego de regularizar su respiración.

—¿Dónde estoy? —Pregunta con temor, viendo todo a su alrededor.

—Es la habitación de YoonGi, no pude dejarte en mi habitación porque ahí está Narae y- Oye, espera ¿A dónde
crees que vas? —Se apresura Jin a retenerlo en su lugar sobre la cama, JungKook insiste en bajar de ella. —Debes
descansar.

—No. Tengo que verla, Jin. —Habla con desespero, sin embargo, Jin lo empuja con fuerza lográndolo volver a
tenderlo sobre la cama.

—¿Ver a quién? —Cuestiona con el rostro preocupado.

—A mi madre. Debo hablar con ella. —Responde y JungKook observa como el rostro de Jin ensombrece al
escucharlo. —¿Dónde está? Necesito verla.

Jin se pone de pie nervioso, observa a través de la enorme ventana y se vuelve a mirarlo. —¿No recuerdas? —
Pregunta y JungKook le sostiene la mirada intentando recordar. —¿Qué es lo último que recuerdas, JungKook?
—Cuestiona sin atreverse a acercarse a su primo.

JungKook recuerda haber sostenido a Taeyang entre sus brazos, el temor de soltarlo le había hecho sostener al
bebé con sumo cuidado, una imagen vacía y negra se instala en su mente luego de ello. Niega con la cabeza.

—Ay, JungKook…

El mayor quiere explicarle todo lo sucedido, pero no sabe por donde empezar, con un nudo en la garganta dirige
su mirada nuevamente hacia afuera, las banderas a media asta revelan que el reino está de luto. ¿Cómo podría
explicarle lo sucedido a JungKook?
—¡TaeHyung! —Exclama asustando a Jin. —¿¡Dónde está TaeHyung, Jin!? —Pregunta volviendo a sentarse

sobre la cama. Las lágrimas inundando su rostro nuevamente. —Y-yo… yo lo vi lleno de s-sangre, Jin… ¿dónde
e-está? —Pregunta cuando su cuerpo comienza a temblar y él cae sonoramente en el piso en su intento de ponerse
de pie para buscarlo.

—Él está en la primera planta JungKook. Está siendo cuidado por los médicos y sus amigos… —Jin lo sostiene
contra su cuerpo para volver a sentarlo sobre la cama.

JungKook escucha atento viendo nuevamente la imagen de TaeHyung sobre el piso, su pequeño cuerpo perdiendo

sangre en su abdomen bajo y la herida abierta en su garganta y su madre…

Él la había visto sosteniendo la daga, dispuesta volver a hundir el arma en el pequeño chico frente a ella. La ropa
de su madre llena de sangre lo enloqueció. ¿Toda esa sangre era de TaeHyung? ¿Ella realmente lo había
asesinado?

—Quiero verlo. Dónde está… quiero verlo… —Exige volviendo a forcejear con su primo mayor por querer bajar
de la cama.

—No. Ahora no. Él no está permitido de recibir visitas. —Jin intenta explicar con desespero, intentando no
lastimar el cuerpo mal trecho de JungKook. —Debes descansar también.

—Él está… él está vivo ¿verdad? —Pregunta mirando los ojos brillantes de Jin, queriendo examinar sus gestos a
detalle cuando él le respondiera para saber si realmente estaba diciendo la verdad.

Jin sostiene su mirada también, sus ojos brillantes notando como JungKook lloraba silenciosamente. —Él está
vivo, JungKook. —Murmura sin quitar su mirada.

El cuerpo de JungKook se sintió ligero luego de aquellas palabras, se dejó caer sobre la cama y cubriendo su
rostro con ambas manos, comenzó a llorar sonoramente. Jin no mencionó palabra alguna cuando lo escuchó
llorar, espero pacientemente a que JungKook se desahogara y quitara todo ese malestar.
Ambos sintiendo que luego de una eternidad, la habitación volvió a sumirse en el silencio. —Yo lo hice. —Habló

JungKook en un hilo de voz. —Sé lo que hice… yo lo hice…

SeokJin no menciona palabra alguna cuando lo escucha, no sabiendo realmente a lo que su primo menor se
refería. Ambos volvieron a guardar silencio por un largo rato hasta que sintió a JungKook sentarse en su lugar.

—Los médicos dijeron que debías descansar. —Murmura Jin sin voltear a verlo.

JungKook se sienta a su lado, limpiando su rostro con el dorso de sus manos. —Voy a entregarme, aunque antes
quiero ver a TaeHyung. —Informa, sus palabras logran que Jin vuelva a fijar su mirada en él.

—¿Qué dices?

—Recuerdo lo que hice, SeokJin. Yo asesiné a mi madre y ahora asumiré mi responsabilidad.

—No, no. —Jin niega con la cabeza volviendo a caminar de prisa hacia la puerta, la abre de golpe y viendo a
YangMi parada en la puerta de su habitación le da una señal con la cabeza, a lo que ella asiente de inmediato para
desaparecer por el pasillo.

—Jin, déjame salir. Veré a TaeHyung y luego-

—Y luego nada, regresa a esa cama y escucharás atento a lo que te diré. —Dice seriamente, JungKook duda
brevemente, aunque termina accediendo. —He culpado a los soldados quienes abusaron de Narae de la muerte de
la reina. —Observa el rostro de JungKook y él se limita a asentir levemente. —Cuando dejé a TaeHyung con el
médico regresé contigo y te desvaneciste en mis brazos.

—¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? —Pregunta y Jin duda en responder. —¡Jin!

—Poco más de seis horas—. Dice mordiéndose el labio inferior.

JungKook se lleva ambas manos sobre la cabeza y suspira con pesadez. —¿Por qué me dejaste estar inconsciente
tanto tiempo? —Reclama.

—El médico dijo que necesitabas dormir. Vamos JungKook ¿Cuántos días no has dormido? Y ni hablar de

comer… necesitabas este pequeño descanso.


—Descansaré cuando todo esto termine. —Informa sintiéndose molesto.

—No y ahora calla para contarte todo lo sucedido. —Aunque JungKook duda en hacer caso, al final vuelve a
asentir con la cabeza y guardar silencio, sintiendo su cuerpo nuevamente agotado por todo lo sucedido. —Minho,
el soldado que es tu amigo me ayudó a identificar a los soldados que trajeron a TaeHyung y Narae al castillo. Los
he culpado de la muerte de la reina, he dicho a los viejos sabios que ellos la atacaron porque la reina asesinó a las

sirvientas…

—¿Qué? Eso no es cierto.

—Eso lo sabemos tú y yo y nadie más necesita saberlo, JungKook. —Dice Jin con desespero. —Ellos abusaron
de Narae, y creo realmente que hubiesen abusado de TaeHyung si hubiesen tenido la oportunidad. Además, es por
culpa de ellos que TaeHyung no pueda hablar. —Acusa.

—¡No! ¡No es cierto! ¡TaeHyung estará bien! —JungKook se pone de pie y camina con dificultad hacia la puerta.

—JungKook, espera… no es cierto, lo que dije no es verdad, TaeHyung estará bien… él lo estará. —Jin intenta
calmarlo y cuando abren la puerta es la abuela quien los mira con una sonrisa nostálgica.

—Oh JungKook-ah, estás bien. —Dice ella abrazando al hombre más alto, JungKook se deja abrazar sintiéndose
aturdido. Su abuela lo obliga regresar a la cama y ella se sienta a un costado palmeando su hombro.

—Abuela, esperaremos afuera. —Informa Jin refiriéndose a YangMi, el sirviente y su persona, la anciana les
sonríe y los tres salen cerrando la puerta.

—Sé lo que me dirá abuela-

—¿Qué es lo diré, JungKook? —Pregunta con el rostro amable.

JungKook respira pesadamente antes de responder. —Esto es mi culpa, yo… yo asesiné a mi madre… he traído la

tragedia a la vida de TaeHyung y a su familia… si yo nunca… si yo nunca le hubiese conocido él estaría bien y no
tendría que estar debatiendo entre la vida y la muerte, abuela. ¡Todo esto es mi culpa!
La anciana lo deja hablar, sabe que su nieta necesita desfogarse de todo lo que está abrumándolo, le permite
sollozar sobre su regazo y lo calma con suave palabras, sólo cuando siente a JungKook volver a tranquilizarse,
comienza a hablar.

—Mi querido JungKook, si hablamos de culpas, debo tomar mi parte de culpa en todo esto también. —JungKook
lo mira confundido volviendo a sentarse correctamente en su lugar. —Debí haber parado todo esto el día en que
mi primogénito fue asesinado. Debí de haber tomado el trono nuevamente para mantenerlos a salvo a ustedes tres,
pero no lo hice. Permití que esa mujer haga su ambición mucho más grande y termine dañando a cualquiera que
se le cruce en el camino. —Confiesa con pesar. —Preferí irme dejándolos a ustedes tan jóvenes y actué
cobardemente.

—No, abuela. Si usted se quedaba mi madre… ella…

—Yo sé. Yo sé. —Calma con una sonrisa suave. —Yo sé que hubiese podido pasar, pero aún así no debí dejarlos
solos. Cariño, todo esto, todo lo sucedido no es culpa tuya, nunca lo fue. Lo único que has hecho es detener la
miseria y tragedia que ella traía consigo.

—Yo… yo la he-

—Sé que sucedió. ¿no te lo dije? Ella te obligará a hacer esto, ella te iba a obligar a condenarte y hasta su último
aliento lo dedicó para intentar tomar la bondad y valentía de tu corazón, pero no le dejes hacerlo JungKook. —

Murmura con la voz suave. —Debes levantarte después de esto e ir por lo que realmente quieres hacer…

—Quiero estar con TaeHyung—. Susurra cabizbajo, provocando que la sonrisa en el rostro de su abuela crezca.

—¿Y qué es lo que te detiene entonces?

—Él vio todo, abuela… él me vio…

Ambos guardan silencio por unos minutos, hasta que la vieja mujer vuelve a llamar su atención. —Aún así, debes
velar por su recuperación y sólo cuando él esté bien, podrás conversar con él y saber lo que siente.

—¿Y si no me quiere volver a ver? —Pregunta JungKook con temor en la voz.


Su abuela niega con la cabeza antes de responder. —No digas eso, no lo sabes. Lo único que sabes que lo amas y
eso es lo único importante.

JungKook no sabe cuanto tiempo pasa conversando con su abuela, sus palabras dando vueltas en su mente y la
inseguridad de saber la reacción de TaeHyung al verlo, lo dejan encerrado en la habitación de YoonGi, Jin había
vuelto a decirle que al amanecer debía hablar con los viejos sabios para culpar a aquellos soldados, cuando le
preguntó si los soldados hablarían, Jin le confesó que a uno de ellos le había cortado la lengua y a otro la
garganta, confesó también que a aquel quien le había cortado la garganta haya sido aquel que le lastimó a
TaeHyung para que pueda sentir el dolor que el pequeño chico sintió todo ese tiempo.

Jin terminó confesando que les había quitado algunas cosas a los soldados, para que cualquiera sea la condena, no
volvieran a tocar a ninguna persona jamás. Cuando el mayor le pregunta que es lo que dirá en el juicio del
amanecer, JungKook lo único que pide es ver a TaeHyung. Decidiría que hacer luego de poder verlo.

Con ayuda de su primo, logra bajar hacia la primera planta y es el médico quien lo recibe en la entrada de la
habitación.

—Me ordenaron expresamente hacerle seguimiento al joven. —Comenta bajando la cabeza, sin embargo,
JungKook no dice palabra alguna y haciéndolo a un lado, abre la puerta.

—Te esperaré aquí. —Le informa Jin quedándose fuera de la habitación. Pero JungKook niega e informando que
pasará la noche con él, cierra la puerta.

Sus ojos oscuros se posan en la cama al medio de la habitación pequeña, TaeHyung está sobre ella con el torso
desnudo y almohadas a los costados para impedir que caiga de la cama. Un aparato extraño hecho de madera
descansa sobre su estómago sin tocarlo realmente. Manteniéndose sobre su piel para impedir que algo lo tocase.

JungKook avanza lentamente hacia él y observa su figura pequeña con detenimiento. Es la primera vez que ve a
alguien tan maltratado físicamente, TaeHyung, aunque parece estar durmiendo, se ve muy agotado.

Sus mejillas rellenas han desaparecido, ahora hundidas y pálidas le hacen ver mucho más pequeño de lo que
realmente es. Sus largos rizos dorados parecen estar sucios y enredados, las ojeras debajo de sus ojos apagan su
rostro y sus labios rotos, seguramente por la sed le dan un aspecto mucho más enfermo.
La venda que rodea su cuello con mucho cuidado logra tapar los nuevos puntos, JungKook se acerca mucho más
para asegurarse que no está sangrando debajo de aquella venda, sin tocarlo se cerciora que así sea.

Su torso desnudo deja ver las cicatrices que estuvieron en su cuerpo desde hace mucho. Heridas cerradas que
cruzaban su piel haciéndole ver como si fuesen parches y que TaeHyung siempre fue cauteloso de taparlas. Su
piel parece un poco amarilla y cuando él coloca un dedo sobre su hombro, puede sentirlo áspero, aún así él no se
aleja. Además de las antiguas y nuevas cicatrices, su piel también tiene manchas moradas y negras, JungKook
sabe que son patadas y golpes muy fuertes contra su ser.

La herida en su vientre bajo está descubierta, los puntos hechos con hilos de seda son notorios debajo de ese
aparato de madera, la piel ha sido estirada para lograr cerrar aquel agujero y JungKook cae de rodillas ante él.

—Lo siento… lo siento cariño… —Solloza tomando su mano con mucha delicadeza y besando sus nudillos.

Sintiendo el peso de su extremidad tan ligera. —Esto debió haberme pasado a mí, no a ti… a ti no… lo siento,

amor mío…

Sus sollozos se escuchan en la silenciosa habitación, sin nadie de testigo más que un convaleciente TaeHyung.
JungKook vuelve a ponerse de pie cuando alguien toca al otro lado de la puerta. Limpia su rostro y respira
profundamente cuando permite a la persona pasar.

—Disculpe, su majestad, pero debo aplicar esto al paciente cada tres horas. —Murmura señalando un pequeño
tazón con una crema espesa y negra. JungKook asiente, permitiendo que el médico entre en silencio y quite el
aparato sobre el vientre del chico. —No demoraré mucho. —Informa.

—¿Por qué le pones esa cosa sobre su vientre? —Pregunta JungKook tomando la mano de TaeHyung con
cuidado.

El médico desvía la mirada hacia el objeto que señala JungKook y volviendo a aplicar aquella crema, explica. —
El paciente está por debajo de su peso, y las heridas que ha sufrido con anterioridad le impedirán que se recupere
a un ritmo normal, por lo que debemos ayudarlo. Esa pequeña base no permite que nada toque los puntos e
inmoviliza al paciente para que no haga ningún movimiento, además nos ayuda a tener su piel estirada hacia esta
dirección para que los puntos se cierren. —Señala la unión de la herida cosida y JungKook observa con detalle.
—¿Cuánto demorará en sanar?

—Eso depende. —Responde el médico terminando de aplicar la crema y con un pañuelo limpio, quita lo humedad
de los hilos de seda. —Él tiene dañada la garganta, por lo que no puede comer como debe ser para sanar, por ello
lo alimentaremos con líquidos cuando despierte. Sin embargo, si él se niega a comer no creo que podamos hacer
mucho en realidad.

—Deben obligarlo a comer entonces. —Exige JungKook frunciendo el ceño.

—Lo haremos su majestad. Sin embargo, si el joven vomita lo que ingiera, será mucho peor para su estado,
forzará y lastimará mucho más su garganta. —Explica regresando aquel aparato sobre su vientre. —Necesita que
alguien esté siempre a su lado, para asegurarse de que no vomite lo que ingiera. Si usted me autoriza, yo puedo
dormir aquí mismo para asegurarme de su avance.

—No. No, eso no será necesario. —JungKook niega con la cabeza de inmediato.

—Pero señor-

—Yo dormiré aquí, me quedaré a su lado todo el tiempo que él necesite. Así que ve y busca a Minho para que
traiga una cama y quiero una hoguera también, si él va a tener medio cuerpo desnudo necesita recibir calor. —
Hace una breve pausa antes de preguntar. —El calor no le hará daño ¿verdad?

—Claro que no mi señor, sin embargo, no debe ser excesivo. Si la habitación es fría, una hoguera será útil.

—Bien, ve en busca de Minho. —Lo apresura y el médico se retira del lugar con una reverencia.

Cuando JungKook está nuevamente sólo en la habitación, besa su frente con cuidado de no moverlo de su lugar,
besa el dorso de su mano y la palma de esta con mucha delicadeza. —Aceptaré la decisión de SeokJin, mi
príncipe. —Murmura mirando su rostro dormido. —Dejaré que ellos reciban el castigo porque quiero cuidar de

ti… prometo, sin embargo, que cuando te recuperes y no quieras verme, alejarme de ti para siempre porque sé el
dolor y desgracia que he traído a tu vida y no quiero seguir lastimándote. Por eso, pongo mi futuro en tus manos,

sólo tú decidirás sobre mí, si vivo a tu lado o si muero aceptando el castigo que decidas darme… sólo tú podrás
elegir sobre mí… pero por favor, regresa… regresa por ti, por tu hermana, por nuestro Taeyang… por favor,

regresa por mí…


069

Sus ojos se sienten pesados y su visión es levemente borrosa, el sol se filtra débilmente por la ventana y las gotas
de lluvia golpean la única ventana de la habitación. Gira el rostro levemente y siente el calor en su mano, el tacto
es suave y cálido y él distingue la caballera rojiza del amigo de su hermana mayor.

Intenta hablar, pero su garganta está seca y duele mucho en su vano intento. Cierra los ojos tratando de regularizar
la respiración, llenándose de miedo al saberse inmóvil en la cama sin poder comunicarse. Su mente trae los
últimos momentos que vivió antes de caer en la inconciencia. Recuerda lo sucedido a detalle, sus ojos se posan en
la puerta y luego intenta ver su vientre y quiere gritar al ver todo su torso cubierto con vendas y un aparato que
hace ligera presión sobre él.

Se remueve nervioso y bruscamente, logrando despertar a Jimin, quien un poco desviado lo mira con el ceño
fruncido, abriendo los ojos totalmente al darse cuenta que TaeHyung está despierto e inquieto sobre la cama.

—Cálmate, TaeHyung. Tranquilo. Estás bien… —Le dice poniéndose de pie y acercándose más a su persona. —
Tranquilo por favor, te lastimarás. —Sigue diciendo intentando calmarlo. Observa como TaeHyung abre la boca y
la cierra con desespero por no poder pronunciar palabra alguna. —Tienes que descansar sin forzar tu garganta.
Sólo eso y estarás como nuevo, muñequito. —Sus palabras son suaves mientras sus ojos se llenan de lágrimas,
verlo tan débil y asustado sobre aquella cama lo llena de impotencia y tristeza absoluta. Quiere ir y buscar a ese
estúpido sultán y hacerle sentir cada uno de los golpes que TaeHyung recibió, que ese hombre sienta cada una de
sus heridas, pero lo único que lo retiene es aquel pequeño chico que solloza con miedo.

—Si no te calmas, no dejarán a Narae venir a verte ¿quieres eso? ¿acaso no quieres ver a tu hermana? —Advierte
y el simple nombre de la muchacha parece poder calmarlo.

—Na-na… —Balbucea TaeHyung desde la cama y Jimin rompe en llanto al escucharlo tan roto, tan herido.
TaeHyung lleva su mano débil a los cabellos rojizos de Jimin, quien oculta su rostro contra el filo de la cama.

TaeHyung le regala su suave tacto y palmea su cabeza sin fuerzas, Jimin levanta el rostro y quitando las lágrimas
de sus mejillas, le sonríe amargamente. —Le diré que traigan a Narae ¿de acuerdo? Quieres verla ¿verdad? —
TaeHyung asiente apenas con la cabeza y Jimin sonríe ante su rostro calmado y rojizo. —Bien, pero debes estar
tranquilo ¿de acuerdo? Me prometes que estarás tranquilo ¿verdad? —De nuevo él asiente con la cabeza
ligeramente. Jimin besa su frente sin hacer presión en él y se aleja hacia la puerta para sacar la cabeza por ella y
hablar con alguien al parecer.

TaeHyung lo observa y cuando Jimin se vuelve a acercar a su cama, lo mira interrogante con el rostro pálido. —
Les he pedido que suban y les digan que estás despierto para que Narae baje a verte ¿está bien? —Acaricia los
suaves rizos castaños de TaeHyung, ya largos por el tiempo pasado, pero viéndose quebradizos y demasiados
claros por la falta de una buena alimentación por tanto tiempo.

El pequeño chico intenta mirar por la ventana, quiere preguntar por él también, quiere saber si está bien. Pero
sabe que Jimin no lo tolera, si siquiera se atreve a pronunciar su nombre, es probable que él se rehúse a llamarlo
también.

Pero las dudas en su pequeña cabeza comienzan a aglomerarse tortuosamente. ¿Por qué JungKook no estaba con
él? ¿no quería verlo acaso? ¿estaba enojado con él? ¿ya no lo quería como para poder sostener su mano cuando lo
necesitaba?

O acaso… ¿él estaría bien? ¿JungKook había sido castigado por todo lo sucedido? ¿habían acaso…

El dolor al pensar que muy probablemente JungKook hubiese sido castigado y encerrado por la muerte de su
madre le hace sollozar con fuerza alarmando a Jimin.

¿JungKook lo odiaba entonces? Claro que lo odiaba, él nunca querría estar con la persona que ocasionó todo eso.
¿JungKook le culpaba por la muerte de la reina? ¿acaso todo eso fue su culpa?

Lleva una de sus manos a su rostro, la otra mano es sostenida por Jimin quien susurra palabras para lograr
tranquilizarlo, pero no funciona, ni siquiera lo está escuchando, su mente llenándose de palabras de odio
pronunciadas y gritadas por JungKook.

Escenas de él parado frente a todo el pueblo para ejecutarlo. Señalándolo por la muerte de su reina. Viendo otra
vez las manos de sangre de JungKook y oyendo su llanto.

Él no la había visto, estaba cayendo en la inconciencia cuando todo pasó. Pero lo sabía, no había nadie más en la
habitación, sólo estaban ellos tres cuando todo pasó, cuando escuchó el llanto doloroso del Sultán.
Su cuerpo comenzó a temblar, el dolor invadiéndolo y ahogándolo al imaginar que ya no lo quería más. Impotente
de no poder contarle lo sucedido, intentó llevar una de sus manos a su garganta para quitar la venda, sentía que
era aquella venda le quitaba la voz, Jimin lo sujetó de inmediato para evitar que se quitara la venda, sus palabras
cayendo en un vacío sin llegar a él.

Cuando la puerta se abrió, la voz de Narae inundó el lugar. Lo estaba llamando, intentando caminar por si misma,
pero siendo sujetada firmemente por HoSeok, para que ella no se desplome en el lugar.

—¡TaeHyung! Cariño, aquí estoy… —Lloró cuando su novio lo acercó a la cama, tomó el rostro de su hermano
para que pueda mirarlo y sólo cuando él enfocó la mirada en su dócil rostro, él pudo volver a respirar. —

Tranquilo… aquí estoy ¿sí? Aquí estoy…

Jimin aún sujetaba sus manos con firmeza a cada uno de los lados, intentando evitar cualquier daño autoinfligido
por parte del castañito. Y aunque su respiración se calmaba lentamente, él aún no confiaba lo suficiente para
soltarlo.

El médico que había operado a TaeHyung entró a la habitación y frunció el ceño al ver a tanta gente dentro. —El
joven debe descansar. —Pronunció con seriedad. —Les pido amablemente que se retiren del lugar.

Jimin iba a responder con un insulto listo para el hombre, pero es HoSeok quien interviene con rapidez. —Somos
su familia y él nos necesita. Está asustado y no podemos dejarlo sólo, señor. —Informó.

—Aún así, es demasiada gente en este momento y no puedo permitir visitas cuando el paciente está muy débil
aún. —El médico rodeo la cama para colocarse al pie de esta. —Por favor, retírense. —Insistió.

—No dejaré sólo a mi hermano. —Anunció Narae viendo al médico con el rostro rojizo. —Puedes traer a
cualquier soldado si quiere, pero no saldré de esta habitación. No abandonaré a TaeHyung.

El médico reconoce a la joven, es la chica que atendió por violación y compadeciéndose de ella, asintió. —
Entonces tú puedes quedarte, pero ellos no. —Dijo señalando a Jimin y a HoSeok.

—Oh usted está muy mal si cree que los vamos a dejar solos después de lo sucedido. —Dijo Jimin con la voz
aguda, el nudo del llanto aún presente en su garganta.
—Es por el bien del paciente. —El médico extendió el brazo para tomar uno de los viejos cuadernos que
descansaban en la mesita al pie de la cama.

HoSeok miró a TaeHyung quien concentraba su mirada en su hermana, comprendiendo que era cierto, él
necesitaba descansar y no los necesitaba en la habitación, además la única persona que él quería a su lado
probablemente era a su hermana mayor, por lo que, con un profundo respiro, aceptó. —Jimin debemos salir de la
habitación. —Dijo y cuando notó que el chico de cabellos rojizos iba a protestar, agregó. —No nos iremos,
estaremos afuera y la puerta se mantendrá abierta, debemos permitir que tanto Narae como TaeHyung estén
tranquilos y juntos.

Notó como los ojos pequeños recorrieron a ambos hermanos, y con débil asentimiento de cabeza, se alejó de la
cama. —Ya escuchó, estaremos afuera y la puerta no se cerrará. Entraremos al mínimo bullicio. —Amenazó con
la mano alzada, el médico lo miró sin darle mucha importancia y con un asentimiento de cabeza, ambos jóvenes
salieron.

El médico jaló la silla que JungKook había instalado en una de las esquinas. —No puedes estar de pie mucho
tiempo. —Mencionó cuando Narae observó la silla de madera acolchada. Aceptó con un movimiento de cabeza y
permitiendo que el médico la ayude, se sentó sin dejar ir la mano de TaeHyung.

En silencio, el médico observó el cuerpo de TaeHyung, revisó sus heridas y cambió el vendaje de su garganta, se
cercioró que la herida en su torso no se había abierto ante sus movimientos y sintiéndose conforme, volvió a
hablar para informarle a la jovencita que seguía murmurando palabras calmadas contra la oreja de su hermano.

—El joven necesita mantenerse hidrato y debe comer regularmente, porciones pequeñas y líquidas cada dos
horas. El sultán mencionó que asignaría dos sirvientas para bañar y limpiar cuando sea necesario. —Informó
señalando la parte baja de TaeHyung, Narae asintió de inmediato comprendiendo.

—Lo haré yo. —Afirmó con la voz temblorosa. —Le he cambiado los pañales, lo he cuidado desde que nació. Yo
me ocuparé de él. Dígale al sultán que no es necesario que alguien ajeno toque a mi hermano.

El médico negó con la cabeza antes de decir. —No, eso no es posible. Usted también ha sufrido lesiones graves y
debe estar descansando para que pueda mejorar y volver a caminar debidamente. No está en condiciones de
atender al paciente.
—Lo haré yo. —Volvió a repetir con los dientes apretados y la mirada desafiante.

El hombre suspiró pesadamente y llevándose una mano al puente de su nariz, volvió a explicar calmadamente. —
Sé que está preocupado por su hermano, pero si quiere estar a su lado en su recuperación, usted también debe
cuidarse. —Cuando notó que ella iba a refutar, prosiguió. —Su recuperación será muy larga y dolorosa, señorita.
Él seguramente la necesitará, porque está muy debajo de su peso, no puede comer y ha perdido mucha sangre en
estos últimos días. Además de que aún no sabemos si volverá a hablar, el paciente realmente necesitará de su
familia, y que su familia esté sana y fuerte porque es el único apoyo que necesitará. Si usted no está en
condiciones para ayudarlo, él podría empeorar.

Sus palabras calan en Narae, quien mira el rostro preocupado de TaeHyung, besa su mejilla y asiente en silencio a
sus palabras.

—Puedo preguntar si pueden hacer que traigan una cama para que usted esté aquí, pero eso depende de su
majestad. —Propuso el médico.

—Si, por favor haga eso. —Acepta sin mirarlo.

—¿A usted le han vuelto a revisar un médico? —Pregunta inseguro, pero Narae asiente de inmediato.

—Si, ya me han revisado. —Miente volviendo a centrar su mirada en su pequeño hermano.

El médico la mira brevemente y en silencio se retira del lugar encontrando a ambos jóvenes parados a cada lado
de la puerta.

—Enviaré una sirvienta para que pueda darle de beber al paciente, haré la consulta con el sultán para la cama que
mencioné. —Dice sin explicar demasiado, estando seguro que ambos chicos han escuchado cada palabra
intercambiada dentro de la habitación. —Por favor no entren y dejen a ambos descansar, asegúrense que ambos
coman, descanse y tomen los medicamentos que estamos proveyéndoles o todo esto será en vano.

HoSeok asiente con un gesto de agradecimiento, pero Jimin se limita a cruzarse de brazos sin pronunciar palabra

alguna. —Disculpe. —Llama el primero antes que el médico se retire. —Ese libro… ¿ese libro es de medicina?
—Pregunta viendo el cuaderno que sostiene el médico.
—No, es para llevar las anotaciones del estado de mis pacientes—. Explica notando el interés del joven. —Pero
tengo algunos libros en la habitación que me asignaron en este castillo, si quiere le puedo prestar algunos. —
Ofrece.

HoSeok sonríe inconsciente. —Si, por favor… —Murmura y el joven médico se retira mencionando que
regresaría en unos minutos.

—Estoy bien, no te preocupes—. Narae sonríe sin dejar de acariciar sus cabellos claros, recostada contra la cama
de su hermano. Los ojos de TaeHyung se fijan en las piernas de su hermana que están juntas y dobladas sobre la
silla de madera. —Esto no es nada, sólo tengo un poco de dolor de estar todo este tiempo en la cama, sólo debo
caminar un poco y ya. —Intenta tranquilizarlo, pero TaeHyung observa sus ojos claros intentando decirle que él
sabe lo que ha sucedido, él estaba en aquel calabozo junto a ella, él sabe lo que esos soldados le hicieron.

—YangMi se quedó en la habitación de Jin con Taeyang—. Narae comenta para distraerlo, y parece funcionar
porque la expresión de su hermanito cambia al escuchar el nombre del bebé. —Taeyang es un bebito muy fuerte

¿sabes? Ya está mejor y está siendo alimentado y cuidado por YangMi… ella dice que debes ponerte fuerte para
puedas estar con él ¿de acuerdo?

TaeHyung asiente y Narae le regala una sonrisa suave, gesto que hace a TaeHyung sonreír también. Desvía
brevemente su mirada hacia la puerta queriendo preguntar por JungKook, pero el temor de su reacción y rechazo
no lo dejan, pero ello no le impide extrañarlo en demasía.

×××

Los viejos sabios escuchan con atención cada una de las palabras dichas por la vieja reina. La abuela de
JungKook ha decidido volver a tomar el trono al saber que esos hombres se niegan a dejar la corona en manos de
JungKook, y mucho menos aceptan que él entregue el reino a SeokJin.

Tampoco han creído la versión de ambos muchachos sobre la muerte de la reina y cuestionan el motivo de porque
ambos soldados no tienen lengua y uno de ellos ha sido castrado, ambos al borde de la muerte.
—Usted abandonó el trono. —Se atreve a decir uno de los viejos sabios cuando la abuela guarda silencio. La
mujer ríe al escucharlo.

—¿Usted ya perdió la memoria? ¿la edad acaso no le ayuda? —Cuestiona levantando el mentón, volviendo tomar
la postura de cuando era reina. —Mi esposo falleció de un infarto y mi hijo mayor tomó el trono porque ya estaba
en edad de hacerlo. No abandoné el trono.

—¿Por qué quiere volver a tomar la corona, su majestad? —Pregunta uno de los más viejos del grupo,
observando fijamente a la anciana y a sus dos nietos.

—Eso es simple. —La abuela se sienta correctamente sobre la silla y con firme, continúa diciendo. —Porque
ustedes junto a los fallecidos falsos reyes han sido unos idiotas que han llevado a mi gente a toda esta masacre. —
Explica desafiante. —¿Cómo es posible que permitieran ir a la guerra sabiendo que no estábamos preparados? Se
supone que ocupan esos asientos porque son sabios y velan por el bienestar de mi gente ¿Qué sucedió con
ustedes? ¿El cerebro se les ha fundido con la edad?

Ninguno se atreve a responder palabra alguna ante sus preguntas, bajando la cabeza se miran entre ellos, ninguno
se imaginó nunca que la mujer que se fue a vivir a los montes quisiera recuperar su lugar.

—Sé que la reina no merece justicia alguna, ella causó mucho daño y no ocultaré que me alegro de que ya no esté
con nosotros. Pero el pueblo necesita una explicación, ellos confían y dependen de nuestras decisiones, por eso
castigaremos a esos dos soldados que felizmente acabaron con esa mujer y nadie dentro de este palacio volverá a
cuestionar el tema. —Los mira fijamente, sus ojos escudriñando cada uno de los rostros de esos hombres, la
anciana sabe que ellos no están de acuerdo con ninguna de sus palabras, por ello decide al fin, lo que estuvo
rondando en su cabeza cuando se enteró que la guerra fue declarada. —Ustedes ya no apoyarán a la familia real,
serán destituidos sus cargos y escogeré a personas sabias para armar mi nuevo ministerio.

El revuelo se arma en el salón y los ancianos protestan ante su decisión. —¡Silencio! —Vocifera JungKook
haciéndole callar de inmediato. —No se cuestionará la decisión de nuestra reina. —Dice mirándolos
directamente, dando un paso hacia adelante. —Sólo ella y mi persona podremos tomar decisiones de hoy en
adelante, según las normas soy el hijo heredero de la corona, pero esta corona fue robada y ustedes lo permitieron,
permitieron cada plan retorcido de mi madre y por ello están siendo castigados, no hicieron justicia ante la muerte
de los verdaderos reyes, no hicieron justicia cuando le arrebataron la corona a SeokJin frente a todo el reino, y
nunca hicieron justicia cuando mi madre comenzó a llevar al reino a su abismo. Aceptaron sus regalos y
comodidades mientras mi gente sufría en silencio. —Sus ojos cafés oscureciéndose a cada palabra. —Si no
quieren ser castigados, permanecerán en silencio ante las decisiones que tomaremos desde hoy en adelante. Si
quieren seguir manteniendo sus comodidades, ser alimentados y recibir los cuidados del castillo no se opondrán al
mandato de nuestra abuela y mucho menos dirán palabra alguna cuando la corona sea devuelta al verdadero
heredero. —Amenaza. —Si ustedes querían hacer algo por el reino, ya no es su momento. Es demasiado tarde
para ustedes y sino quieren que el reino se entere de los beneficios que han recibido todo este tiempo manteniendo
sus brazos cruzados, acataran a cada una de las ordenes de mi familia.

—No pueden hacer esto. —Protesta uno de los ancianos, JungKook está dispuesto a acercarse al hombre, pero es
Jin quien lo retiene en su lugar.

—Actúa inteligentemente, JungKook. —Murmura desde su lugar.

—Denunciaremos esta toma ante la asamblea de los reinos. —Dice otro en voz baja, pero escuchándose
perfectamente dentro del salón de techo alto.

—Adelante, háganlo. —Desafía la abuela. —Pero no olviden quien conformó por años esa asamblea y tengan
presente a quien, ellos darán la razón. —Levanta un dedo señalando al anciano quien habló en voz queda. —
Recuerden también que, si pierden un juicio ante la asamblea, el castigo es el destierro y yo estaré muy feliz de
que ustedes se vayan de mis tierras.

Los viejos hombres se miran entre sí asustados. Murmuran por lo bajo pero debido al eco del lugar la familia real
los puede escuchar a la perfección. Ninguno quiere irse del reino, tiene una vida acomodada a costa de los demás
y si denuncian cualquier acto podrían perderlo todo.

Después de largos minutos, guardan silencio y el más viejo de los sabios, da un paso hacia adelante, agachando la
cabeza, dice. —Su majestad, ofrecemos nuestras sinceras disculpas por nuestro comportamiento y aceptamos
humildemente su decisión. —Todos los hombres bajan la cabeza ante ellos y la anciana sonríe satisfecha.

—Aceptaré sus disculpas, pero no olvidaré todo lo que han hecho, por ello ante cualquier error serán desterrados
de mis tierras. —Amenaza. —Hoy en la tarde ejecutaremos aquellos soldados en la plaza pública frente al reino,
su asistencia en la ejecución será la última actividad que tengan como los sabios del reino. Pueden retirarse.
Los viejos sabios asienten con la cabeza y en total silencio, se retiran del lugar a paso lento.

Minho cierra la puerta del salón cuando el último viejo sale del lugar, quedándose afuera para asegurar que
ninguno se quede atrás.

La anciana sonríe al ver a sus nietos girarse y mirarla. —Bien, ahora debemos buscar gente para ocupar sus
lugares. Preferiblemente que sean jóvenes inteligentes como ustedes. —Dice abrazando a SeokJin cuando este se
acerca a ella.

—Abuela ¿está segura que no harán algo evitar devolver la corona? ¿ellos no irán ante la asamblea para
detenernos? —Pregunta JungKook preocupado.

Su abuela niega con la cabeza. —No, no lo harán. Pueden ser muy inteligentes y todo, pero son unos cobardes,
nunca se levantaron ante las perversidades de la reina, no lo harán ahora que los he amenazado con el destierro.
—Observa el rostro preocupado de ambos y agrega. —Niños, conozco a esos hombres de toda la vida y no hay
personas más cobardes que ellos. Lamentablemente su sabiduría ayudó al pueblo sólo cuando los verdaderos
reyes hicieron uso de ella, pero ya no es así. Son viejos y no querrán arriesgarse a perder una vida acomodada a su
edad. —Los tranquiliza.

Ambos asienten y es SeokJin quien interviene. —Abuela, es tiempo de comenzar hacer alianzas con los demás
reinos. Debemos acercarnos a ellos y enmendar los lazos rotos cuanto antes.

—Oh SeokJin, esa tarea la confiaré a ustedes chicos. Tienen la fuerza necesaria para lograrlo. —Palmea el
hombro de su nieto y con una sonrisa comenta. —Ahora preparemos la ejecución de esos hombres, los
ahorcaremos a medio día y ambos deben estar presentes, el reino necesita justicia para su reina y saber que no
están solos, que desde ahora haremos las cosas cómo siempre debió ser.

—Debo ir a ver TaeHyung antes, abuela. —JungKook anuncia ayudando a la anciana a ponerse de pie, mientras
SeokJin le alcanza su bastón. —El médico dijo que era probable que despierte entre hoy y mañana y me gustaría
estar con él cuando lo haga.

Su abuela asiente y con suaves palabras, consuela a su nieto. —Eres un hombre fuerte que se ha ganado
justamente su lugar al lado de un maravilloso muchacho, JungKook. Mereces estar junto a él, pero no olvides
cariño, que deben recorrer un largo camino juntos que será difícil y doloroso, un camino que sólo podrán recorrer
si se tienen el uno al otro, por ello te pido seas paciente y cuidadoso con él.

—JungKook lo será. Abuela, deberías verlo cuando está con TaeHyung… es tan mágico verlo tan devoto a él. —
SeokJin comenta logrando hacerle sonrojar a JungKook.

Ambos se ríen al ver el rubor en sus mejillas. —Y tú SeokJin, ahora te toca enfrentar a la opinión de los demás y
muy probable el rechazo por escogerla, pero si reconoces esos sentimientos que, creciendo en ti, entonces que no
te importe nada, ni su pasado ni lo que vivió, concéntrate en un futuro junto a ella. —Dice, siendo el turno de su
nieto mayor para sonrojarse. —Ahora sólo deben mirar hacia adelante, estarán bien. Ustedes estarán bien, niños.
070

JungKook camina sin hacer ruido hasta la habitación donde descansa TaeHyung, se sorprende de ver a HoSeok
sentado en el piso con la espalda contra la pared y un pesado libro antiguo entre las manos. Ninguno mencionó
palabra alguna cuando cruzaron miradas, limitándose a saludarse con movimientos de la cabeza, pasó de largo al
chico que parecía muy entretenido con el libro que tenía entre las manos.

Abrió la puerta y observó en silencio el interior, Narae estaba despierta al costado de la cama de TaeHyung,
viéndolo desde una pequeña camilla puesto que la habitación no era lo suficientemente grande como para colocar
dos camas. JungKook había escogido aquella habitación, escogiéndola estratégicamente por estar lo
suficientemente cerca del equipo de médicos del castillo por lo que ellos acudirían a él sin perder tanto tiempo.

—¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando en la habitación que se te ha asignado. —Murmura sin querer a
sonar a reproche, sin embargo, debido a su tono de voz y como ve que el ceño de la chica se frunce, suena a un
duro regaño.

Narae niega con la cabeza y también entre susurros, responde. —Voy a cuidar de TaeHyung.

El joven Sultán camina sin hacer algún comentario sobre sus palabras, se coloca al costado del borde de la cama
del pequeño chico, observa su fina y débil figura y susurra sin dudar. —Si quieres cuidar de él debes estar bien
para comenzar. Si quieres llevártelo del castillo primero debes estar fuerte para ayudarlo. ¿Si quieres eres
consciente del estado tan delicado en el que se encuentra tu hermano? Él necesitará de una persona fuerte para
que pueda derrumbarse, tomar su mano y volver a pararse. Si quieres cuidarlo primero debes estar bien.

—Si y adivina de quien es la culpa de que él esté así. —Acusa Narae viéndolo agudamente, pero calla de
inmediato al notar el rostro del Sultán. Observa como sus gestos se ensombrecen con sus palabras y puede jurar
ver en los ojos negros de JungKook un brillo de dolor que duró apenas un segundo para volver a mostrarse lejano.
Narae se apresura a agregar inmediatamente. —No te culpo ¿de acuerdo? No lo hago realmente, a la única
persona que culpo es a tu madre en realidad.

Lo sé. —JungKook expresó en un tono cortante sin volver a mirarla. Se agacha sobre el cuerpo de TaeHyung y
besa su frente con delicadeza. —Pero yo lo digo muy en serio, si quieres cuidar de él, primero debes estar bien. —
Murmura sin levantar la mirada.
Narae lo miró brevemente de nuevo, para luego girar sobre su propio lugar en la camilla. Observa el techo alto de
la pequeña habitación y de soslayo observa como JungKook acaricia con mucha delicadeza la mejilla de su
hermano menor, sus dedos acarician suavemente sobre la casi invisible cicatriz que él tiene en la mejilla, ella
recuerda como TaeHyung lo tiene, su padre lo había hecho la primera vez que obligó a TaeHyung escapar de
casa. Narae recuerda aquellos días y cómo se sintió al no saber de él, ella simplemente no quería pasar por ello
otra vez.

Cuando JungKook toma el paño húmedo de la mesita de noche y comienza a limpiar la frente de TaeHyung,
Narae se cuestionó si podría confiar realmente en él. Debía admitir que tenía mucho miedo de confiar en alguien
como JungKook, un hombre totalmente ajeno a ellos, grande y poderoso que había demostrado que tener la fuerza
suficiente para seguir luchando, pero ¿Qué sucedía si algún día él decidía usar esa fuerza en contra de su
hermano? Él lo tenía absolutamente todo, Narae aún no creía en el amor que él profesaba tenerle al pequeño chico
mal herido.

JungKook si así lo quería, podría echarlos en cualquier momento, incluso podría hacerlos desaparecer si algún día
despertaba y se daba cuenta de todas las tragedias que se habían desatado desde el primer día que se cruzaron por
su camino, nadie podría ayudarlos si JungKook volcaba su furia en ellos algún día. Él podría ordenar la muerte
para ellos sin ningún problema incluso si llegase a pensar que TaeHyung lo manipuló para matar a su madre.

Aquel hombre tenía el poder absoluto de todo en aquel momento, además de que físicamente se veía bastante
grande y fuerte, capaz de matar sólo con sus manos, pero entonces, cuando lo vio agacharse al costado de la cama
de TaeHyung y apoyar la cabeza contra sus manos, nunca creyó poder escucharle sollozar al pie de su pequeño
hermano.

Narae pensó que él estaba pidiendo al universo por su recuperación, pero no era así. JungKook estaba llorando
apoyando la frente en la palma abierta de la mano de TaeHyung, susurrando palabras que ella no lograba oír pero
que, de cierta manera, podía entender.

Él estaba llorando porque TaeHyung lo mirara una vez más, porque quería ver sus ojos miel una vez más.
JungKook extrañaba en demasía aquellos bonitos ojos que, desde la primera vez que los vio, lo habían
encandilando al infierno mismo y lo habían traído de vuelta cada vez que ellos querían.
Ella guardó silencio apartando la mirada, observando el techo fijamente sin querer escuchar sus lamentos de ese
hombre, pero, aunque intentó alejarlo, no pudo ignorarlo.

—Él despertó hoy. —Mencionó en voz muy bajita, casi hablando consigo misma, nota como JungKook le prestó
atención en silencio, parando su llanto por unos minutos, por lo que continuó diciendo. —Estaba muy inquieto
cuando despertó. HoSeok me hizo traer aquí y pude sostenerlo para evitar que intente bajarse de esa cama. Pude
ver sus ojos y sé que él tiene tanto miedo. —Una risita sarcástica escapa de entre sus labios. —Él no puede hablar

y no puede preguntar. Supongo que quiere saber que sucedió, imagino que quiso expresar su dolor… pero él no

puede hablar aún… —Guarda silencio por unos minutos escasos y girando el rostro, dice. —Sin embargo, estoy

segura que si él hubiese podido hablar, si él pudiese hacerlo hubiese llamado por tu nombre antes que el mío…

Observa como una pequeña sonrisa se dibujar por el rostro duro de JungKook, él besa la palma de su mano y lo
coloca contra su mejilla, murmurando palabras sólo para él. Narae nota como la pequeña mano de su hermano se
pierde entre en las duras y anchas manos del Sultán, y u aguanta un respiro.

Él no lo hará daño, jamás lo haría, si quisiera hacerle daño lo hubiese hecho ya, aquel día en que se enteró la
verdad de TaeHee él tenía una excusa perfecta para hacerlo, pero no lo hizo. Prefirió alejarse de ellos para
desquitar su enojo, los evitó por meses para que ninguno viera lo furioso y lastimado que estaba por aquella
mentira.

—Puedes decirle a HoSeok que me ayude a volver a la habitación que me has asignado, por favor. —Pide con
calma tomando una decisión, ella se gana una mirada confusa por parte de JungKook. —Lo entiendo y lo siento

mucho. —Comienza de decir entre susurros. —Quiero cuidarlo, pero no se hacerlo… primero fue mi padre, él…

él simplemente… —Suspira con la voz temblando. —He fallado tanto en cuidarlo, y además luego estás tú que te

comportas de esta forma y me confunde tanto… Tengo miedo que le hagas daño, pero también sé que no lo

harías… esa voz en mi cabeza me susurra diciendo que no le harías daño, pero sigo teniendo miedo…

—Narae. —JungKook intenta decir, pero ella niega con la cabeza.


—No, JungKook. Después de todo lo que hemos vivido, realmente se me hace tan difícil confiar en alguien más

que no sea HoSeok… —Hace una breve pausa y quitando las lágrimas de sus mejillas, agrega. —Pero voy a

hacerlo, voy a confiar en ti, pero por favor no nos falles… —Murmura.

JungKook asiente con la cabeza mirándola, luego baja la mirada y besando el dorso de la mano de TaeHyung.
Susurra. —Lo prometo.

Una vez que Narae se ha ido de la habitación, JungKook lleva su silla al costado de la cama de TaeHyung, se
sienta en ella y apoya la cabeza contra el respaldar. No se iba a mover de ese lugar hasta que TaeHyung vuelva
despertar, no le importaba si no presenciaba la ejecución de aquellos soldados, nada ni nadie lo movería de aquel
lugar.

Cuando llegó el medio día, Jin entró sigiloso a la habitación, se puso al pie de la cama y observó con horror el
estado de TaeHyung. —Deberías abrir las cortinas, JungKook, un poco de sol no le hará mal. —Dice acercándose
a las ventanas y abriendo las cortinas.

—No abras las ventanas, el día está demasiado frío SeokJin. —Le dice mirándolo con seriedad.

Su primo mayor asiente y regresando al pie de la cama, pregunta. —¿Cuándo le quitarán esa cosa? —Pregunta
señalando el aparato de madera sobre el vientre de TaeHyung.

JungKook se encoge de hombros antes de responder. —El médico dice que en cuanto la herida se cierre, luego de
eso sólo lo tendrán vendado. —Jin asiente ante sus palabras, y antes de que él mencione algo más, JungKook se
apresura a advertirle. —No me vas a sacar de esta habitación antes que TaeHyung despierte, ya lo hizo una vez y
no quiero que despierte y no tenga a nadie a su lado.

Jin sonríe sinceramente al escucharlo, asiente con la cabeza y menciona. —De hecho, te venía decir que la abuela
ha dicho que la ejecución será por la tarde, el pueblo vendrá a presenciarlo y yo también quiero estar presente. —

JungKook se mantiene en silencio. —Sin embargo, sé que no quieres alejarte de él… pero debes estar presente
JungKook. Después de todo, es la representación de la despedida de tu madre, nadie verá con buenos ojos que su

único hijo falte a ese acto de justicia… ya es bastante el hecho que no tengamos un cuerpo representativo para
despedir al rey, no puedes hacer caso omiso a esta ejecución.
—No me iré de aquí, SeokJin.

Su primo mayor suspira pesadamente antes de preguntar. —¿Él médico ha mencionado cuando volverá a
despertar?

—Dijo que lo mantienen adormecido para que el dolor sea mínimo, pero es difícil saber si hace efecto a largo
plazo en él por lo que le están administrando algunas bebidas para mantenerlo inconsciente. —Explica.

—De acuerdo. He oído también JungKook que has solicitado médicos de otros reinos—. Comenta volviendo a
pasar su mirada sobre el cuerpo pequeño de TaeHyung.

—Sólo quiero estar seguro, Jin. —Dice en un tono desafiante.

Jin alza ambas manos en un gesto sorprendido. —Te apoyo JungKook. Sé que estás buscando lo mejor para él,
pero debes cuidarte también. No estás comiendo tampoco.

—Parece que estás muy bien informado. —Menciona mordazmente.

—JungKook no estoy cuestionándote nada, sólo pienso que debes procurar estar bien para él ¿no crees? —Acusa
haciéndole recordar sus propias palabras hacia Narae un par de horas antes.

—Tienes razón, esta noche comeré algo entonces. —Asiente calmadamente.

Jin se queda unos minutos más tratando de preguntarle muchas cosas a su primo, pero parece estar tan
concentrado en TaeHyung que la mayor parte del tiempo se dedica a ignorarlo. Después de un rato más, se retira
excusándose que irá a ver a YoonGi, pero prometiéndole que regresará para arrastrarlo, —si fuese necesario—
para que asista a la ejecución.

La habitación vuelve a estar en silencio, la respiración de TaeHyung es pausada y calmada, un ritmo


tranquilizador para JungKook, quien fija su mirada en su pecho, que sube y baja a un ritmo sereno. TaeHyung
está cubierto con una manta sólo la cintura, le han colocado un chaleco para cubrir sus brazos y parte de su torso
dejando su vientre expuesto. La prenda protege también su garganta simulando un poco la venda.
JungKook vuelve a tomar su mano entre las suyas y al sentirla fría la coloca contra su mejilla. Susurra una suave
melodía perdiéndose en sí mismo con los ojos cerrados, sintiendo la piel áspera y dura de su pequeño chico.
Deseando poder cargar con el dolor que él siente para darle, aunque sea un respiro de alivio.

Los dedos de TaeHyung aprietan débilmente su mano cuando JungKook ha comenzado a sollozar nuevamente,
sintiéndose tan débil e impotente de no poder hacer más que sólo sostener su mano.

Los párpados de TaeHyung tiemblan intentándose abrirse y JungKook se acerca mucho más a él para sostenerlo y
evitar que se mueva sobre la cama. —Aquí estoy, cariño. Aquí estoy. —Murmura atento a sus gestos, sintiendo su
pecho apretado y lleno cuando al fin sus ojos miel se abren y tratan de enfocarlo.

—J-jungK-kook… —Dice arrastrando la voz, oyéndose totalmente distorsionado por las lesiones en la garganta y
el dolor que creciendo cada vez que se sentía más lúcido.

—No, no te esfuerces por favor… no te esfuerces innecesariamente, príncipe. —Pide besando la mano que
sostiene entre las suyas.

Una sonrisa débil aparece en el rostro delgado de TaeHyung y las lágrimas afloran desde sus ojos, JungKook se
apresura a secarlas con una mano, besando su mentón con delicadeza.

—Te amo ¿sí? Sólo quiero que lo sepas, te amo. —Dice de pronto, con el nudo en su garganta creciendo en su
interior. TaeHyung sonríe en grande al escucharlo, aquella sonrisa rectangular singular que él tanto extrañaba
llena su visión. —Te quedarás conmigo ¿verdad? Lo harás ¿cierto?

TaeHyung asiente en pequeño con la cabeza sin dejar de sonreír. Sintiendo sus mejillas sonrojarse débilmente, sin
que estas se tiñan en su característico tono rojizo. TaeHyung lleva su mano libre al rostro de JungKook para alejar
las lágrimas. Él había comenzado a llorar sin darse cuenta, sólo sintiéndose tan hundido cuando a pesar de su
estado, TaeHyung intentaba consolarlo.

—Taeyang está siendo cuidado por YangMi y Jimin. —Comienza a relatar entre murmullos suaves. —Nuestro
bebé está bien. —Dice notando como los ojos de TaeHyung se abren totalmente sorprendido al escucharlo. —
Vamos a adoptarlo y educarlo como siempre debió ser.
—N-namJoon… —Dice con dificultad para preguntar por él, sus ojos pendientes del rostro de JungKook a pesar
del dolor que casi lo entumece en su lugar.

El joven Sultán intenta sosegar sus palabras, pensando brevemente cómo decirle. —Él… él está ahora con su

amada, cariño. Él y Ara están juntos ahora y nosotros cuidaremos del pequeño tesoro que dejaron en esta vida…
—Dice con la voz suave.

TaeHyung lo escucha hablar con cuidado, aleja su mirada de él intentando no llorar por saber lo sucedido, sin
dejar de sentir la calidez de su tacto contra su mano. Y JungKook lo deja sentir y entender sus palabras, guarda
silencio estando atento a sus acciones y esperando pacientemente a que TaeHyung vuelva a mirarlo una vez más.
Se queda inmóvil junto a él hasta TaeHyung asiente en pequeño nuevamente con la cabeza.

—Te he fallado, amor mío—. Comienza a decir, sin embargo, TaeHyung intenta negar con la cabeza, pero el

dolor en su cuello se lo impide. —Sé que era un hombre noble y bueno, y yo quiero… quiero que su hijo crezca

de esa manera también. Por favor, si me permites ser parte de su vida y de la tuya… me aseguraré que él crezca a
semejanza de su padre.

TaeHyung vuelve a acariciar su mejilla y la sonrisa aparece nuevamente en su rostro, calmando el dolor en el
pecho de JungKook, quien disfruta de la suave acaricia contra su mejilla.

Un suave toque en la puerta rompe aquel momento entre ellos, y sabiendo que es el médico, JungKook le permite
pasar sin enojarse con él.

—Disculpe su majestad, pero debo revisar sus heridas. —Anuncia entrando con una sirvienta. JungKook asiente y
sostiene su mano cuando el médico se coloca al otro extremo de la cama. —Es bueno que estés despierto, eso
significa que debes comer un poco. —El médico se dirige a TaeHyung, quien lo ve con un poco de temor.

—Habías mencionado que él no podía ingerir comida sólida. —Observa JungKook con un tono duro cuando el
médico comienza a descubrir la herida en su vientre.

—Eso es correcto, sin embargo, puede consumir sopas y bebidas preparadas para su sangre. Es importante que
coma poco a poco ya que tiene anemia. —El médico deja que la sirvienta retire las gasas y vierta una crema
verdosa sobre la piel para luego volver a cubrirla. —No podemos permitir que se enferme o coja una infección,
sería muy peligroso.

Cuando la sirvienta recoge todo y se retira para volver de prisa con muchas mantas entre las manos, TaeHyung
mira lejos al sentir vergüenza al escuchar la pregunta del médico.

—Joven, usted debe indicarnos si necesita hacer sus necesidades por favor. —Insiste cuando nota que TaeHyung
lo ignora deliberadamente.

JungKook no puede evitar sonreír de lado al notar la timidez de su pequeño amante. —No tengas vergüenza por
favor, es algo normal ¿de acuerdo?

TaeHyung lleva una mano a su cuello intentando decirles que el dolor crece un poco más rápido después de que
cambiaran sus vendas. Pero JungKook niega con la cabeza volviendo a presionar a TaeHyung con delicadeza para
que pueda responder. —Bebé por favor. —Susurra contra su oreja.

El pequeño decide mirar hacia la ventana hasta que escucha al médico hablar. —Le pondremos un pañal de tela
hasta que puedas ir por tu propia cuenta ¿de acuerdo? No debes sentir vergüenza por esto, estás delicado de salud
y es nuestro deber atenderte en lo que sea que necesites.

TaeHyung sujeta la sábana que lo cubre desde la cintura hacia abajo y mira suplicante a JungKook. Intentando
evitar que él lo mirase desnudo. JungKook entendió aquella mirada, por lo que, besando su frente, se gira en su
lugar para darle privacidad. Sin dejar de soltar su mano y esperando pacientemente a que terminen con TaeHyung
para volver a girarse a mirarlo.

La sirvienta se apresura a colocarle el pañal de tela y vuelve a salir de la habitación, para que minutos después
entre otra sirvienta con una bandeja de comida.

JungKook acomoda las almohadas detrás de su cabeza como le indica el médico para que TaeHyung pueda comer
un poco.

—Te daremos algo para que puedas dormir, pero primero necesitas comer algo ¿entiendes? —Le dice el médico
apoyándose al borde de la cama cuando tiene la atención de TaeHyung. —Saldrás de esa cama pronto si
descansas y comes bien ¿de acuerdo? —TaeHyung vuelve a asentir para luego fijar su mirada en JungKook.
El médico le enseña a JungKook cómo debe darle los alimentos a TaeHyung, cuidando de que no levante
demasiada la cabeza y pase lentamente la bebida y el caldo, le dan un poco de pollo, pero él no puede masticar
debidamente. Sólo cuando TaeHyung ha comido un poco más de la mitad del plato que le trajeron y dice no
querer más, el médico y la sirvienta se retiren.

JungKook vuelve a sentarse en su silla y sostiene nuevamente su pequeña mano entre las suyas. Sintiéndose
levemente aliviado al sentir que su tacto esta vez es un poco más tibia.

TaeHyung tiene muchas preguntas rondando su cabeza, observa las ojeras profundas de JungKook y cómo sus
párpados pesan, pero él mantiene los ojos abiertos atento a él. Él quiere saber si JungKook ha comido o si ha
dormido lo suficiente, quiere preguntar si la reina está bien y quiere que aquellos recuerdos nublosos que tiene
sean sólo una pesadilla.

Quiere abrazarlo y hundirse en su pecho, sentirse calientito contra su piel y dormir por siempre contra su cuerpo,
olvidarse de cada uno de sus dolores para que JungKook pueda abrazarlo sin temor nuevamente. Besarlo y sentir
sus labios suaves. Quiere sólo estar a su lado, pensando en vivir en una pequeña casita al borde del río, cada día
teniendo la oportunidad de levantarse al lado de ese hombre y permitiendo que las risas de un pequeño Taeyang
invadan sus días.

Poco a poco el medicamente hace efecto y vuelve a quedarse dormido, pero esta vez las pesadillas ya no lo
invaden, sintiéndose sostenido cálidamente escuchando la suave melodía que JungKook canta contra su mejilla.
Sabiendo que no lo ha abandonado, que no lo odia y que cuando vuelva a despertar, él estará ahí a su lado.
071

El reino sumido en una tristeza, aceptó el regreso de su nueva reina. La abuela de JungKook no dejó que ninguno
de los presentes cuestione sus decisiones, tampoco permitió que alguno dudara sobre la culpabilidad de aquellos
soldados.

JungKook se rehusó a mirar hacia la ahorca donde uno de los soldados moría frente a él, el otro soldado había
muerto aquella mañana en el calabozo antes que ellos llegaran y les informaran sobre la hora de su muerte, según
SeokJin el otro soldado había fallecido desangrado y el que estaba colgando de una soga en medio del reino había
rogado por su muerte.

Él realmente no quería pensar en cómo habían llegado a esa situación, se le hacía realmente difícil imagina que
había sido SeokJin quien los había dejado en tales condiciones. Veía a su primo estar de pie a un costado de su
abuela, con el mentón en alto sin parpadear ante la muerte frente a él. Sus bonitos rasgos se habían ido gracias a
las cicatrices de su cara, y ahora su mirada era más dura. ¿Cuándo había pasado eso? Se cuestionó.

Miró hacia su abuela también, la anciana estaba sentaba en una silla de madera con la espalda derecha, su largo
cabello blanco recogido en un elegante moño, y un vestido rojo oscuro soberbio y selecto. Distaba mucho de la
mujer enferma que había encontrado días atrás sobre una cama.

El reino aplaudió cuando el verdugo tiró y el piso a los pies del soldado se abrió y cayó. No demoró mucho en
dejarse de mover y de hecho, JungKook con los ojos cerrados, contó mentalmente los segundos en que los

quejidos de dolor se escucharon… ciento cuarenta y un segundos había demorado en morir aquel segundo
soldado, y él lo sintió como una eternidad.

Cuando todo se sumió en profundo silencio, su abuela habló sin sonreír ni mostrar alguna otra emoción en el
rostro, se despidió del rey y la reina sin mencionar alguna palabra en contra de ellos, y se aseguró de dejar en
claro que, desde ese día, cada decisión tomada sería únicamente por el bien del pueblo.

Anunció también que los viejos sabios se retirarían voluntariamente de su cargo, y que ella misma se encargaría
de reclutar a los nuevos asesores del palacio, aseguró que abriría las puertas a los jóvenes y talentos que habían el
reino y aquel anuncio fue el único en causar murmullos entre la población, JungKook no supo decir si eran debido
a las expectativas y emoción de poder ser parte de ello o si era porque no les parecía buena idea y comenzaron a
cuestionar que ajenos puedan unirse al palacio. Aún así, lo dejó pasar y agradeciendo a todos los presentes haber
asistido al acto de justicia, se retiró del lugar dejando a todos atrás.

Al momento de entrar nuevamente a la habitación de TaeHyung, ya el cielo se había oscurecido y la habitación


era alumbrada por velas donde una de las sirvientas prendía sobre platos y los colocaba en cada una de las
esquinas para evitar algún accidente. JungKook esperó que la mujer se retire para correr hacia la cama de
TaeHyung y besar con delicadeza su frente.

—Llegaste… —Murmuró TaeHyung con los ojos cerrados y la voz muy fina y rasposa, JungKook imaginaba que
aquello debió haberle dolido en demasía.

—Shsh. No hables príncipe, recuerda que debes cuidar de tu garganta. —Dijo acomodando la manta suavemente
sobre él, cubriendo el aparato de madera hasta llegar a sus hombros.

TaeHyung abrió los ojos y lo miró con una sonrisa débil. Extendió una de sus manos tan lentamente contra su
mejilla que JungKook bajó la cabeza para sentir el áspero tacto de su amado contra su cara.

—Te extrañé. —Susurró haciendo que la sonrisa rectangular de TaeHyung vuelva aparecer en su rostro, ladeó la
cabeza y besó la palma de su mano para luego presionarla contra su mejilla con sus propias manos. Nuevamente
el tacto de TaeHyung estaba siendo muy frío.

—A-agua… —Pidió él débilmente, y JungKook se apresuró a servir un poco de agua en el vaso que descansaba
sobre la mesita de noche. Ayudó a TaeHyung a levantar sólo un poco la cabeza y apenas dio tres sorbos para
negarse a seguir tomando.

—Vas a escribir lo que desees ¿de acuerdo? No quiero que fuerces tu garganta. —Insistió abriendo uno de los
cajones y sacando pedazos de pergaminos en blanco y plumas con un tintero. —Así sabré que necesitas ¿está
bien?

TaeHyung asintió y extendiendo la mano, le dio a entender que quería escribir algo para él. JungKook se apresuró

a mojar la pluma y sostener el pergamino para TaeHyung, quien sólo escribió dos palabras “Comida” y “usted”.

JungKook entendió que estaba preocupado por saber si él ya había comido y aquel simple gesto le hizo sollozar
contra las sábanas de la cama, donde TaeHyung le dejó llorar acariciando sus cabellos largos y negros.
El sultán ordenó que trajeran comida, y sólo comió después de asegurarse que TaeHyung había bebido su sopa y
tomado los medicamentos que el médico había dejado para que pueda dormir toda la noche. Con los ojos pesados
TaeHyung vio a JungKook a comer en silencio y le regaló una sonrisa más antes de volver a caer dormido bajo el
calor de las velas de la habitación y la dulce mirada que aquel hombre le regalaba.

Los días pasaron y YoonGi era quien ahora pasaba más tiempo en la habitación de TaeHyung. Con la pierna
entablada no podía moverse demasiado por el castillo, por lo que, sentado en la cómoda silla de madera cubierta
de piel de oso, se dedicaba a escribir poemas mientras cuidaba del pequeño chico que dormía demasiado durante
el día sólo para pasar unos minutos con JungKook por la noche.

TaeHyung estaba reaccionando bien según dijeron los médicos después del primer mes de la muerte de la reina.
La herida en su vientre bajo ya no sangraba y la carne comenzaba a regenerarse haciendo que la piel comenzara a
juntarse. Tenía un largo camino que recorrer aún, pero el ánimo del pequeño chico mejorara cuando JungKook lo
visitaba con el pequeño Taeyang entre brazos. No le permitieron sostenerlo, así que se dedicó a contemplar tan
bonita imagen de aquel hombre sosteniendo en sus fuertes brazos a tan delicada criatura.

La única preocupación de los médicos era la voz de TaeHyung. La herida en su garganta había cerrado
perfectamente, aún así JungKook le obligaba a hablar lo mínimo para evitar cualquier repercusión en el futuro y
el médico principal le había dicho que estaba bien si al menos hablaba poco más de unos treintas minutos. Sin
embargo, TaeHyung no podía hablar correctamente.

Su voz se oía distorsionada y rasposa y sus mejillas se calentaban de vergüenza al escuchar su voz de aquella
manera, por lo que en el tercer día de su intento quiso dejar de hacerlo.

JungKook entonces comenzó a cantarle en cualquier momento del día para que TaeHyung pudiera hablar, le hacía
preguntas al azar, pero él se negaba a responder y se limitaba totalmente a asentir o negar con la cabeza y ello
inquietó en demasía al Sultán.

Narae también intentó hacerle hablar, le contó que el cuerpo de NamJoon ahora descansaba con Ara y que ella
había hecho una corona de flores junto a YangMi para que cuando él se encontrará con ella, ella lo viera tan
bonito como siempre, aquello sólo provocó aquella sonrisa rectangular que en esos días era muy difícil de ver en
él, pero no dijo palabra alguna sobre ello.
Jimin y HoSeok habían regresado a sus casas para no preocupar a sus familias, pero habían autorizado su ingreso
al castillo cada dos días, ambos venían cargados de cosas para él y su hermana y aunque TaeHyung veía con ojos
brillantes los adornos y vestidos bonitos que Jimin traía, nunca estiró la mano para tocar alguno. Tampoco quiso
armar la corona de flores que HoSeok había insistido en que haga para regalarle a su abuela, TaeHyung negó con
la cabeza sintiéndose culpable por rechazarlo. Sin embargo, HoSeok con una sonrisa le dijo que no importaba,
siempre podían regalarle más coronas cuando él regresara a casa con Narae.

Cuando cumplió los cuarenta días y ya no llevaba aquel feo aparato sobre el vientre, y el médico le había
permitido medio sentarse con la condición de no hacer algún movimiento brusco, fue YangMi quien logró hacerle
hablar nuevamente.

Ella había entrado con el cabello suelto y largo que llegaba mucho más debajo de su cintura. Su rostro teñido en
fuerte carmesí y con la respiración levemente agitada.

TaeHyung la observó con cuidado, tratando de adivinar si su amiga necesitaba ayuda o que había sucedido para
que llegara de aquella manera, pero cuando ella sacudió la cabeza con fuerza haciendo que su cabello cubriera su
rostro por completo, supo que estaba bien, al menos físicamente.

YangMi se acercó a la cama a pasos apresurados luego de calmar su respiración, aunque no parecía poder bajar el
rubor que se había expandido por toda su cara. —Hey TaeTae, que bueno encontrarle despierto. —Dijo ella con
una sonrisa, aunque parecía sorprendida de verlo con los ojos curiosos. —Sólo quería pasar a decirle hola. —
Expresa acomodando la sábana por las piernas de TaeHyung para cubrirlo totalmente.

La joven comenzó a divagar, haciendo preguntas de manera aleatorias pareciendo querer evadir explicar por qué
había entrado a su habitación de aquella manera. —Hace mucho calor ¿no? Ya es primavera, pero parece verano
¿ya viste el sol que hay ahí afuera? Me dan muchas ganas de ir a bañarme al lago, pero no quiero ir sola porque es
aburrido y usted todavía no puede entrar a aguas profundas y no habrá nadie que quiera ir conmigo. Es triste no
tener amigos ¿sabe? Aunque si usted estaría bien, sería muy divertido, como antes.

—YangMi. —Dijo TaeHyung con la voz rasposa haciendo que su amiga guarde silencio con la mirada baja. Al

notar que ella no diría nada, él insistió. —YangMi… n-no me hagas p-preguntar. —Mencionó con esfuerzo en la
voz, aunque ya no le dolía cómo antes había dolido tanto.
—¿Preguntar? ¿Qué cosa no quiere preguntar, TaeTae? —Dijo distraídamente volviendo a reacomodar las
sábanas a los pies de TaeHyung.

Él lo escuchó y con un movimiento de sus manos hizo que ella lo mirara. TaeHyung señalo a su rostro. —Estás r-

roja… —Dijo al fin logrando que las mejillas de ella se pongan aún mucho más coloradas.

—Ah. —Sólo dijo girando para acomodar las cortinas.

—YangMi… —Se quejó TaeHyung desesperándose por la curiosidad.

—Bueno, bueno ya. —La joven se giró sobre sus pies y se acercó a la cama de TaeHyung, se inclinó ante él y
susurró. —Primero debe prometerme algo ¿de acuerdo?

—Sí. L-lo prometo. —TaeHyung alzó la mano derecha en un gesto gracioso, pero ella lo tomó muy seriamente.

YangMi volvió a respirar hondamente para comenzar a contarle. —Ayer me encontré con la reina cuando
regresaba a la habitación donde estoy quedándome. —Comenzó a decir bajo la atenta mirada de TaeHyung. —
Ella me dijo que me había visto sosteniendo la mano de un hombre guapo y fuerte. —Confesó con timidez, pero
el hecho de que TaeHyung no se burle de ella, le dio valentía a ella. —Yo imaginé a ese hombre ¿sabe,
TaeHyung? ¡Yo lo imaginé! ¿¡Cómo osé imaginarme a ese hombre!? Soy una mujer vulgar.

TaeHyung sonrió tratando de tranquilizarla, tomó su mano y preguntó. —¿A quién imaginaste? —YangMi se
mordió el labio y demoró unos segundos en responder.

—Al señor Kim SeokJin. —Confesó en un hilo de voz.

La bonita sonrisa de TaeHyung creció mucho más en su pequeña carita y le dio una palmaditas a su amiga en la

mano. —E-es un hombre g-guapo y f-fuerte…

—¡Sí lo es! —Concordó ella con energía para luego volver a bajar la voz. —Pero el Sultán JungKook dijo que él
es el verdadero rey. ¿se imagina que mala persona soy para imaginarme junto al futuro rey? —Ella negó con la
cabeza de inmediato, sintiendo sus mejillas enrojecer de inmediato. —Soy una desvergonzada.

—N-no lo e-eres…
—TaeHyung, el señor SeokJin no me conoce ni conoce mi pasado. Por supuesto que ningún hombre me querrá
después de saberlo y mucho menos un rey. —Dijo ella con la voz decepcionada.

—¿Por q-qué entraste a-así…? —Intentó saber él para que ella dejará de sentir lástima por sí misma.

—Oh. —Ella parece recordar algo y con la mirada en cualquier sitio menos en el rostro de TaeHyung, contó. —

Lo he visto en el pasillo y me sonrió muy bonito… me dijo que el color azul me quedaba muy bonito… —relató
en voz muy quedita.

TaeHyung sonrió y volviendo a palmear la mano de su amiga, ella lo miró. —É-él tiene razón, Mimi. ¿E-eso te a-
avergonzó? —Cuestionó con ternura ladeando la cabeza.

—Es que estábamos solos… y él se acercó a mí y besó mi mano… y yo recordé las palabras de la reina… y yo…

yo no… —La joven se mostró angustiada ante ese simple acto. —Cuando él se entere de quien soy, tendrá mucho
asco de haberme tocado.

YangMi retiró su mano de entre las manos de TaeHyung y caminó en silencio hasta la ventana para reacomodar la
cortina, era la primera vez que TaeHyung lo veía de aquella manera tan nerviosa. Y a la vez tan desdichada.

La puerta se abrió antes de TaeHyung pueda decir alguna palabra más y JungKook entró con una bandeja con
cosas de aseo para TaeHyung. —Oh. —Dijo al ver a la chica en la habitación y luego miró a TaeHyung
preguntándole silenciosamente si estaba todo bien.

—J-jungKookie… dile a M-mimi que SeokJin es b-bueno—. Pidió él señalándola con una mano y los ojos
brillantes.

JungKook sonrió al escucharlo hablar, hace más de diez días que él había permanecido en silencio, pidiendo o
agradeciendo solamente por escrito. No pudo evitar avanzar rápidamente y dejar la bandeja de aseo en la mesita
para besar sus labios delicadamente, dichoso de escuchar su voz nuevamente.

YangMi intentó salir de la habitación, pero TaeHyung la llamó y JungKook prácticamente la obligó a quedarse,
agradeciéndole silenciosamente haber logrado que su pequeño volviera a pronunciar su nombre.
—Entonces YangMi ¿Qué quieres saber de mi primo? —Pregunto inocentemente, pero aquella pregunta volvió
hacerle sonrojar logrando que hacer que TaeHyung ría ante su expresión.

—¡TaeTae! —Exclamó ella, aunque luego se unió a sus risas y JungKook se maravilló la facilidad que tenía
aquella jovencita para hacer que TaeHyung vuelva ser él mismo y olvidará la timidez y vergüenza que había
estado sintiendo por un largo tiempo.

JungKook inició la conversación sobre SeokJin mientras comenzaba a descubrir el cuerpo de TaeHyung para
lavarlo, permitiendo que YangMi lo ayudase en tal labor y maravillándose oír la gastada voz de TaeHyung
haciendo bromas o riendo junto a su amiga, cada vez que insinuaba algo sobre ella y SeokJin.

JungKook sabía sobre el pasado de aquella muchacha, Narae le había comentado algo muy vagamente cuando él
preguntó para cerciorarse si era adecuado que ella también se quedara en el pasado, después de una respuesta muy
escueta, decidió que no habría lugar más seguro para ella que el castillo. No le mencionó absolutamente nada a su
primo, pero sabía muy bien que cuando se enterara no le daría importancia.

Ella no tenía la culpa de haber pasado algo así y SeokJin tenía un corazón bondadoso sin prejuicios. Escucharla
susurrar cumplidos hacía él, sabiendo que su primo hacía mucho se había fijado en ella y le había confesado
intentaría hacerle una cena para conocerla un poco más. JungKook escuchaba a ambos amigos hablar, reír y
bromear, pensando que sólo quería aquello, se aseguraría que sólo personas sinceras y nobles como YangMi
rodeen a su pequeño príncipe.

—SeokJ-jin no le t-tratará feo ¿c-cierto? —Preguntó cuando YangMi se retiró de la habitación una vez habían
terminado de lavar a TaeHyung, llevándose todo lo que habían utilizado con él.

JungKook besó su mejilla antes de responder. —No, no lo hará. Él la tratará cómo siempre debió ser tratada, mi
niño bonito. —Le dijo sonriendo abiertamente.

TaeHyung asintió y abrió la sábana palmeando su costado. —Duerme conmigo ¿sí? —Pidió sintiendo seguridad y
sin tartamudear.

JungKook asintió de inmediato y quitándose el calzado se subió a la cama despacio para no moverlo, quedando al
filo de la cama. TaeHyung reposó la cabeza contra su brazo, intentando también no mover su cuerpo demasiado,
los dolores seguían aun presentes y aunque eran débiles, él tenía miedo no volver a caminar si no cuidaba de sí
mismo.

—He estado reconstruyendo la cabaña de NamJoon y Ara. —Menciona mirando hacia el techo alto. —Si quieres

quedarte a vivir ahí, podemos hacerlo… estoy colocando una habitación más Taeyang.

Los puños de TaeHyung se aprietan sobre la túnica de JungKook al escucharlo. Lágrimas brotaron de sus ojos e
intentó esconder el rostro, pero la suave mano de JungKook acarició sus largos rizos dorados.

—Viviremos dónde quieras. Te prometo que tendrás lo que quieras, príncipe. —Susurra sin dejar de masajear sus
rizos.

—M-me gustaría v-vivir en cabaña… —Confiesa en una voz baja, JungKook logra escucharlo, sin embargo. —P-

pero antes q-quisiera… q-quisiera ver a mi m-mamá… por favor… —Pide con un estremecimiento que JungKook
siente a la perfección.

—Visitaremos a tu madre si eso quieres. Pero no abandonaré tu lado cuando lo hagamos. ¿de acuerdo? —
TaeHyung asiente sin decir palabra alguna. —Haremos lo que tú quieras, pero sólo quiero que me dejes cuidarte y

protegerte… por favor. —TaeHyung vuelve a asentir cerrando los ojos, quitando las lágrimas de su rostro y

sintiéndose relajado ante el delicado tacto de JungKook en sus cabellos. —Te amo, TaeHyung… nunca dejaré de
mostrártelo.

—También t-te amo—. Murmura él, quedándose dormido contra el cálido cuerpo de su amante. JungKook sonríe
al escucharlo, comenzando a tararear una melodía como costumbre hasta quedarse dormido junto al pequeño
chico de ojos miel.
072

JungKook alza una ceja cuando la mira cruzar por el umbral de la puerta del despacho que pertenecía a sus
padres, Suji lo mira con el ceño fruncido y deteniéndose a mitad de camino con las manos en las caderas, alza el
mentón.

—¿Qué haces aquí? —Pregunta él cerrando el pesado libro que tenía frente a él sobre la mesa.

—¿Qué que hago aquí? —Reniega ella viéndose graciosa debido a su enfado. —¿Te olvidas que soy tu
prometida, idiota? —Pregunta desafiante, JungKook se pone de pie al escucharla, se había olvidado por completo
de su compromiso después de todo los acontecido. Intenta decir algo, sin embargo, ella niega con la cabeza. —
Cuando una de mis primas me dijo que mi prometido era el Sultán más idiota del mundo, tenía mucha razón.

—Hablaré con tus padres-

—No. Por supuesto que no. Ellos no saben que he venido hasta aquí. —JungKook no puede evitar mostrar
sorpresa al escucharla. —Ellos piensan que he ido a visitar a mi hermano menor. Además, he venido aquí a
exigirte que rompas nuestro compromiso hoy mismo. Ahora si es posible. —Exige.

—Creí que eso era obvio.

—Ya. Pero para mis padres no es obvio y siguen insistiendo en esperar una carta de tu parte para coordinar la
fecha de la boda y honestamente, prefiero que eso no pase. —Explica sin perder su postura.

—De acuerdo, escribiré una carta de disculpas para tu padre, aunque no estoy seguro si eso les caerá mal. —
Confiesa.

Suji asiente pensativa alzando mucho más el mentón, se había cortado el largo cabello negro y ahora lo llevaba
por sobre sus hombros. Era algo muy inusual para las mujeres llevar el cabello corto, por lo que JungKook sabía
que aquello era un acto de rebeldía por su parte.

—¿Sabes algo? —Dice alzando un dedo y mirándolo directamente, sus ojos brillando con intensidad. —Mis
padres quieren hacer una alianza con tu reino, pero para ello no tengo que desposarme necesariamente contigo,
basta con que relacione con alguien directo de la familia real y ellos estarán bien. —Explica, JungKook la mira
como si estuviese perdiendo la cordura.
—¿Qué quieres decir? —Pregunta rodeando la mesa para mirar por la ventana.

—Que puedo prometerme con alguien más, no necesariamente contigo. —Vuelve a repetir remarcando cada una
de sus palabras con mucho cuidado, sin embargo, JungKook sigue sin entenderla.

Antes de que vuelva a preguntar, SeokJin entra por la puerta y se detiene de golpe al ver a la joven parada a un
costado del umbral.

—Oh, princesa Bae. —Dice inclinándose ante ella, Suji sonríe y agacha la cabeza suavemente.

—SeokJin ¿Correcto? —Pregunta ella dudando un poco.

—Así es, Kim SeokJin. —Se presenta con una bonita sonrisa en el rostro.

Suji estudia su rostro con cicatrices y sin decir palabra alguna sobre ellas, comenta. —Mis padres hablaron muy
bien de ti, dijeron que cuando los visitamos por primera vez, fuiste muy servicial con ellos.

—Él es así con todos, no te ilusiones. —Vuelve a intervenir JungKook haciendo a su primo enrojecer destacando
el color rojizo en sus orejas. Por lo que, para molestarlo, agrega. —Además, él ya tiene dueña y señora.

—¡JungKook! —Exclama Jin ante su broma.

Suji comienza a reír ante su reacción, totalmente desinteresada en aquel chico asiente con la cabeza. —Bueno,
espero sea un buen hombre para su dueña y señora. —Desvía su mirada al notar a la persona que estaba buscando,
esconderse detrás del muro. Con gentileza, esquiva a Jin y sale del despacho, JungKook y su primo mayor la
siguen, curiosos.

—Hey—. Suji besa con gentileza la mejilla de YoonGi, quien desvía la mirada para evitarla. —No sabía que en
unos segundos me podía volver invisible. ¿Debería aprovechar este poder para hacer lo que quiera? —Murmura
en voz alta apartándose del joven para llevar las manos a la espalda e intentar desatar el nudo de su vestido.
YoonGi, sin embargo, la sujeta con ambas manos, apoyando la espalda contra la pared.

—¿Qué haces aquí? —Pregunta un poco tosco, ganándose una reprimenda por parte de Jin.
—Creo que tengo un dejavu. —Bromea sonriendo suavemente. —Dejaste de responder mis cartas. —Acusa
apartándose de él cruzándose de brazos sobre el pecho. YoonGi guarda silencio intentando no mirarla,
sosteniéndose de las muletas. —Creo que la idiotez es de familia, que curioso.

—Espera, ¿ustedes dos estaban confabulando a mis espaldas? —Pregunta JungKook fingiendo indignación.

—Ay por favor, recuerdo muy bien que en tu cumpleaños me dejaste claro que tenías un amante también. —
Regaña ella, arrancando una risa de YoonGi. Vuelve la mirada hacia él. —He escapado de casa para verte. Mira
lo que me haces hacer y me recibes de esta manera. Ay mi pobre corazón enamorado y quebrado, mi príncipe me
está rechazando. —Dramatiza, y YoonGi lleva una de sus manos a la boca de la joven para acallarla.

—Esos poemas son sólo para ti. —Murmura sintiendo sus mejillas enrojecer.

—Lo sé, y por eso he venido para saber porque mi querido príncipe ha dejado de escribirme. Pensé por un
momento que el estúpido del futuro rey tenía algo que ver. —Acusa mirando de reojo a JungKook, sin embargo,
es Jin quien se mira afectado.

—Para comenzar yo no sabía nada de su relación secreta. —Se defiende y Suji aunque lo escucha, no le da
importancia llenándose de la imagen del chico de aspecto distante y desinteresado, pero con un romántico y noble
corazón.

—No me rechaces, he venido para deshacer mi unión con el bobo Sultán y rogarte que me des una oportunidad,
por favor. —Murmura ella en voz muy bajita.

SeokJin nota la incomodidad de YoonGi de que tanto él como JungKook estén observándolos, por lo que,
aclarándose la garganta, dice. —Es mejor que descanses YoonGi, tal vez la princesa Bae puede ayudarte a subir a
tu habitación para que descanses y hablen ahí.

Cuando JungKook regresa a la habitación donde TaeHyung descansa, luego de haber dejado a YoonGi y a su ex
prometida, se sorprende de ver a TaeHyung tratando de bajarse de la cama por sí solo.

—Espera, espera—. Le dice corriendo hacia él para que TaeHyung se sostenga de él. —¿Deseas ir al baño?

TaeHyung niega con la cabeza sosteniéndose el vientre con una mano, más de cuatro meses había pasado desde
todo lo sucedido y aunque su herida había cerrado perfectamente hace unos días, aún sentía dolor cuando
intentaba ponerse de pie. —Q-quiero ir a c-casa… —Murmura bajando la cabeza, aunque la herida de su garganta
ya había sanado y no dolía, su voz no había regresado con normalidad.

JungKook lo mira con cuidado, estudiando sus gestos y tratando de leer sus ojos, hace unos días TaeHyung había
insistido en querer ver a su madre de nuevo, pero él se había rehusado al notar la dificultad que aún tenía para
sostenerse así mismo.

—No puedes caminar, príncipe. Debes recuperarte para poder verlos. —Dice con dulzura, dejando que TaeHyung
recueste todo su cuerpo contra el suyo, preocupado aún que él no ganase peso y sus costillas se siguieran
marcando debajo de su piel. —Debemos esperar unos días más para que estés bien. —Murmura contra su mejilla.

Sin embargo, TaeHyung niega con la cabeza y con los ojos llorosos, insiste. —P-por favor… q-quiero v-verla…
—Ruega con el rostro adolorido, JungKook besa sus labios apenas con un roce, y cerrando los ojos, niega con la
cabeza.

—No, no puedes ir así, bebé… necesitas estar bien primero…

TaeHyung empuja su cuerpo con los puños cerrados, comenzando a sollozar para deshacerse de su abrazo, sin
embargo, JungKook no permite que él lo aleje de su toque, temiendo de que, si lo suelta, TaeHyung se desplome
contra el piso y se lastime.

—¡Q-quiero irme! ¡Q-quiero v-ver a mi m-madre! —Pide en un grito, lastimándose la garganta.

JungKook lo toma con ambos brazos y lo aprisiona contra su cuerpo, acunándolo para calmarlo. Sin embargo,
TaeHyung sigue peleando contra él, y el gran temor de que haga algún movimiento brusco que termine
lastimándolo. Termina aceptando.

—Iremos, iremos ver a tus padres, cariño. Iremos ahora si quieres, pero debes tranquilizarte por favor… por favor

tranquilízate… —Ruega sin soltarlo, dejando que TaeHyung se calme contra su pecho y regularice su respiración.
—No tengas miedo, no te estoy reteniendo aquí porque quiero alejarte de los tuyos. Sólo quiero que estés bien

para que vuelvas a caminar, bailar y correr como antes… sólo quiero que estés bien… quiero verte bien, amor

mío… —Dice deprisa, acariciando los largos rizos dorados de TaeHyung con una mano.
Se quedan en silencio hasta que TaeHyung deja de tiritar entre sus brazos, ambos sentados sobre la cama.
TaeHyung se aleja de él y con una voz tan bajita, le susurra una disculpa. JungKook toma su rostro con ambas
manos y observando los grandes ojos miel, le regala una sonrisa.

—Iremos ahora ¿de acuerdo? —Pregunta y TaeHyung asiente atento a sus palabras. —Pero tengo condiciones,
¿puedes aceptarlas? —Cuestiona y observa la carita pensativa de su amante, para luego asentir un poco inseguro.
—De acuerdo, primero, me dejarás hablar con ellos y anunciarles formalmente que estoy contigo. —Comienza
sin dejar de observar cualquier reacción en su rostro. —Les ofreceré comida y ropa sólo para dejes de preocuparte
por ellos, los abasteceré de lo que necesiten para que estén bien. —Hace una breve pausa antes de continuar. —Si
ellos se niegan a aceptar mi ayuda, no insistiremos en ello, aunque te prometo velar por ellos.

TaeHyung escucha atento, imaginando la reacción de su padre, temiendo de él, pero deseoso de volver a ver a sus
padres.

—Y lo más importante, bebé. No me alejarás de tu lado en ningún momento, no me pedirás esperar afuera de tu
casa ni tampoco permitirás que tu padre quiera hablar contigo en otra habitación. Yo estaré presente a tu lado, no
importa lo que sea que digan. —Termina de hablar esperando alguna respuesta de su parte.

Cuando el pequeño chico entre sus brazos asiente, él besa sus labios con una bonita sonrisa en el rostro.

JungKook se pone de pie teniendo cuidado de dejar a TaeHyung sobre la cama, la cual ocupaba la mitad de la
habitación. JungKook había pedido que cambiaran la cama por una más grande, puesto que desde la primera
noche que había dormido al lado de TaeHyung, él simplemente no pudo regresar a dormir a su propia habitación,
mudándose casi por completo a la pequeña habitación y yendo a la suya sólo por lo necesario.

—Traeré un cambio de ropa para ti ¿de acuerdo? —TaeHyung asiente con una sonrisa mientras seca las lágrimas
de sus ojos. —No te moverás de ahí ¿verdad? —Él vuelve a asentir sin dejar de mirarlo. —Prométeme que no
intentarás bajarte de ahí por ti mismo. —Pide y TaeHyung sonríe con una bonita sonrisa rectangular antes de
responder.

—L-lo prometo. —Dice y JungKook deja la habitación con rapidez para traer algunas prendas nuevas para él.

Cuando regresa con TaeHyung, encuentra a Narae y HoSeok con él, ella sentada al filo de la cama sosteniendo su
mano y él apoyado contra la pared escuchando la conversación entre los dos hermanos.
—¿Estás seguro que es bueno que él salga del castillo? Aún está delicado. —Menciona ella con preocupación
cuando JungKook comienza a ayudarle a cambiarse de ropa, después de casi cinco meses, él podía cambiarle de
ropa sin lastimarlo y TaeHyung le permitía verlo casi desnudo, aunque los primeros meses que usaba el pañal, le
pedía que salga de la habitación para que alguna sirviente lo ayude con ello.

—Él quiero ver a sus padres. No le voy a negar esto. —Explica en un tono neutro, no permitiendo que la
preocupación se oiga en su voz.

—Nosotros también iremos. —Anuncia HoSeok cuando Narae lo mira inquieta, mordiéndose el labio inferior.

—Aún así no creo que sea buena idea… —Murmura Narae, para luego dirigirse a su hermano menor. —

TaeHyung podremos ir a verlos dentro de unos días… debes descansar aún…

—Soñ-ñé con mam-má. Quiero v-verla. —Dice decidido dejando que JungKook le coloque los zapatos de tela
con cuidado. Narae vuelve a mirar hacia HoSeok, cuando él nota su rostro pálido, estira la mano para atraerla
contra su cuerpo y abrazarla.

—No preocupes a tu hermano antes de tiempo, Nana. —Murmura en voz muy bajita para que nadie más lo
escuche. —Permite que tu hermano se despida como debe ser.

Narae asiente, y respirando hondamente, ayuda a JungKook a llevar un bolso de tela cruzada con la medicina y
otros objetos que él pensaba necesarios para su pequeño chico.

El carruaje los llevó hasta el pueblo y deteniéndose frente a la puerta de la casa de los Kim, JungKook sostiene a
TaeHyung envolviendo su cintura con su brazo, puesto que TaeHyung había insistido en caminar ese pequeño
trecho, y aunque demoraron más de lo pensado, él se sentía satisfecho de haber dado más de diez pasos seguidos
sin cansarse en demasía.

Cuando Narae tocó la puerta de su antigua casa, bajó los escasos peldaños cuando la puerta se abrió. Su padre la
observó con el ceño fruncido antes de notar que no estaba sola.

—¿Qué quieren aquí? —Preguntó toscamente sin quitar la mirada de TaeHyung, quien intentó esconderse detrás
de JungKook al escuchar la furiosa voz de su padre.
Él no pudo evitar notar que su padre se veía bastante envejecido, había perdido bastante peso y su cabello estaba
largo y canoso, él nunca pensó ver a su padre con el cabello hasta los hombros, él consideraba que llevar el
cabello de esa manera era de maricas. Además, sus ropas parecían haber sido parchadas en muchos lugares.

—Papá, hemos venido ver a mamá. —Dice Narae haciendo todo lo posible por mostrarse valiente frente a dura
mirada del hombre.

—No está. Largo.

—Señor. —Interviene JungKook con el rostro serio. —Sólo deje ver a sus hijos a su madre y nos iremos de aquí.
—Menciona, pensando en hablar con la madre para abastecer aquella casa.

—He dicho que no. Váyanse. —Vuelve a decir a punto de cerrar la puerta, pero Narae se apresura a estirar una
mano para evitar que su padre los deje afuera.

—Por favor, sólo será unos minutos… —Ruega ella.

El viejo hombre la mira atentamente, sintiéndose débil para negarle la entrada a la única hija que quiso tanto
desde que la sostuvo entre sus brazos. Con un chasquido se aleja de la puerta dejándola abierta, permitiendo que
los jóvenes entren a su casa.

HoSeok sostiene la mano de Narae cuando ellos ingresan primero, y JungKook sostiene a TaeHyung a cada paso,
sintiendo el cuerpo del pequeño temblar contra su cuerpo.

Narae no dice absolutamente nada cuando se dirige sin demora hasta la habitación de sus padres, sabiendo que su
padre está en la cocina, abre la puerta sin hacer ruido y entra a la habitación, TaeHyung nota el comportamiento
extraño de su hermana, sin embargo, no hace mención alguna de aquello, y la sigue teniendo el alto cuerpo de
JungKook sosteniéndolo.

—Estoy aquí… tranquilo ¿sí? Estoy aquí. No me iré—. Murmuró sólo para él. Sintiéndose valiente al escucharlo,
TaeHyung asiente lentamente y sigue los pasos de su hermana, apretando con fuerza la mano de JungKook al
escuchar la suave voz de su madre.

—¿TaeHyung? Cariño… —Musita ella desde la cama cuando observa la figura pequeña de su hijo menor.
073

He reescrito el capítulo unas tres veces para no ser tan gráfica, aún así espero puedan considerar esto cómo
una advertencia.

—¡Mamá!—TaeHyung intenta correr hasta su madre, sin embargo JungKook lo retiene del brazo para impedir
acercarse a ella. —¡Mam-mita!

—Espera, TaeHyung. —Pide JungKook mirando atento a la mujer sobre la cama, ella se nota evidentemente
enferma y ha comenzado a toser con fuerza contra un pañuelo blanco. —Señora ¿ha visto a un médico? —
Pregunta inseguro al notar las condiciones precarias en las que los padres de su pequeño viven.

—Ha venido un médico. —Interviene Narae rodeando la cama para alcanzarle un vaso con agua. —Pero yo me

he enterado recién que estaba mal. HoSeok trajo al médico y él dijo… —Su hermana mira hacia TaeHyung y se
muerde el labio antes de continuar. —Mamá tiene tuberculosis y la medicina ya no le está haciendo efecto alguno.

TaeHyung insiste en liberarse para encontrarse con ella, pero JungKook lo tiene que abrazar por la espalda para
retenerlo en su lugar.

—Es mejor que no te acerques TaeHyung, la tuberculosis es muy contagiosa y tú estás con las defensas bajas. No
te puedes acercar a ella. —HoSeok intenta explicarle, pero TaeHyung rompe en llanto al escucharlo. Se gira en su
lugar, y hunde el rostro contra el pecho de JungKook, quien piensa rápidamente que es lo que debería hacer.

Narae recibe el vaso vacío de entre las manos de su madre para volver a colocarlo sobre la mesita de noche. —
Mamás ¿has comido algo? —Pregunta, pero su madre desvía la mirada hacia la puerta bajando la cabeza.

Los jóvenes en aquella habitación se giran para mirar al patriarca de la casa, el hombre viejo mira a su hijo con el
ceño fruncido al notar como el menor se aferra con fuerza a otro hombre.

—Váyanse de mi casa. —Exige apretando los dientes con los ojos fijos en su hijo menor. —¡Ustedes no son
bienvenidos aquí! —Exclama.

—Mamá nos necesita, papá—. Dice Narae molesta por cómo su padre observa a su pequeño hermano. —Si nos
vamos de aquí, ella vendrá con nosotros.
—Narae… Narae no… —Intenta decir su madre, pero nuevamente la tos la invade y aleja a su hija suavemente.

—Mamá, calma. No nos iremos sin ti mamá. —Narae intenta calmarla, sin embargo, su madre vuelve a alejarla.

—Es mejor que se vayan. —Dice con pesar observando como TaeHyung voltea el rostro para intentar mirarla.

—V-ven con n-nosotros mami… —Pide él en una voz muy bajita y suave.

Aquello parece hacer enojar a su padre, verse tan frágil entre los brazos de aquel chico. Se acerca a ellos
dispuesto a separarlos, y en cuanto estira el brazo, es JungKook quien levanta la mano para detenerlo.

—Atrévase a tocarlo. —Reta entre dientes mirándolo directamente a los ojos. —Adelante, atrévase si quiera
poner una mano encima de TaeHyung. —Desafía. —Y juro que no me detendré para protegerlo.

—Váyanse de mi casa. Los maricones no son bienvenidos aquí. —Enfurece apretando los puños.

Narae insiste a su madre, sin embargo, ella se niega a dejar el lado de su esposo, balbucea algunas palabras y les
pide a sus hijos permitirle descansar. TaeHyung desea tanto abrazarla, pero ninguno en aquella habitación se lo
permite.

Todos salen de la casa con la promesa de regresar al día siguiente con un médico, medicinas y comida. Sin
embargo, cuando Narae intenta verla nuevamente por la noche llevándole un poco de caldo caliente, su casa está a
oscuras, preocupada llama una y otra vez la puerta. Es HoSeok quien abre la puerta luego de patear repetidamente
la puerta de madera.

Entra y gracias a la luz que se filtra por la puerta puede ver al viejo hombre sentado sobre la silla de madera con
la mitad de su cuerpo sobre la mesa. Parecer estar inmóvil.

—¿Papá? —Llama Narae tras de él. Observando la figura inmóvil de su padre, intenta avanzar hacia él, pero
HoSeok bloquea su camino al notar el aroma metálico en el aire.

—Espera Narae. No te le acerques. —Pide él y aunque aquella petición parece extrañarle, se queda tras de él
sosteniendo la respiración. —¿Tienen velas en casa? —Pregunta y Narae tantea el pequeño velador, pero no logra
encontrar nada.
—Iré a la cocina…—Dice.

HoSeok sostiene su mano antes que ella se retire. —Iré contigo. —Murmura sin soltar su mano.

Ambos caminan en la oscuridad, Narae guiándose con facilidad en su casa y HoSeok apretando el paso tras de
ella. Cuando Narae enciende una vela, HoSeok le pide que la espere ahí. Haciéndole prometer que no se mueva
de aquel lugar.

Ella, nuevamente extrañada, asiente en silencio y lo salir de la cocina con la vela en alto para guiarse en el
camino.

HoSeok camina lento hasta la sala, el puede distinguir aquel olor. Su abuela acostumbraba matar animales para
que puedan comer, y él algunas veces tuvo que ayudar con ello, por lo que está seguro de lo que aquel hombre ha
hecho.

Observa el piso y en el silencio absoluto puede distinguir el sonido repetitivo del goteo lento de la sangre caer
contra el piso. Dirige la vela hacia la mesa y el piso sólo para observar el charco de sangre formado debajo de la
silla de madera. Es una cantidad enorme y sabe que nada puede hacer por aquel hombre.

Respira hondamente antes de volver con Narae, no sin antes notar un papel arrugado sobre la mesa, debajo de los
dedos del padre de TaeHyung.

Rodea al hombre silenciosamente y quita la nota lentamente para procurar no tocarlo, al mismo tiempo intenta
leer lo que dice aquella caligrafía desordenada, pero la luz no le permite leer adecuadamente, además que algunas
partes no son visibles por estar arrugado. Hace su mejor intento por doblarlo con una sola mano y lo guarda en el
bolsillo de su pantalón. El cuchillo está a un lado sobre el piso y está lleno de sangre, aquel hombre se ha cortado
las venas y ha muerto sobre la mesa de su casa.

—¿HoSeok? —Narae lo llama desde el umbral de la cocina con voz quedita, su novio puede sentir la inseguridad
en ella por lo que se apresura a regresar hasta la cocina. —Quiero ver a mamá. —Expresa ansiosa, su sombra
moviéndose inquieta en su sitio. Él se apresura a llegar a su lado.

—Narae, es mejor irnos de aquí. Buscaremos a JungKook y él enviará a médicos y soldados. —Dice acunando el
pequeño rostro de Narae con una mano, mientras que con la otra sostiene la vela.
—No… debo verla… ¿y si está necesitando ayuda? —Solloza, permitiendo que HoSeok limpie sus lágrimas con
una mano.

—No deberíamos entrar… —Murmura HoSeok, sin embargo, ella niega con la cabeza. —Nana…

—Es mi madre, HoSeok… debo saber cómo está…

HoSeok toma la mano de Narae con fuerza y esta vez, es él quien la guía. Empuja la puerta con la mano que
sostiene la vela y nuevamente es el silencio lo que los recibe.

—¿Mamá? —Pregunta ella suavizando su voz. Suelta en agarre de HoSeok y camina hacia la cama, su madre está
recostada en ella con ambas manos cruzadas sobre su vientre y la cabeza descansado sobre las almohadas. —

Mamá, te he traído un poco de comida… ¿quieres probarla? Está muy buena, yo ayudé a prepararla… —Ofrece

meciéndola gentilmente. —Mamá…

HoSeok estira la mano para tocar el pulso de la mujer y siente la piel fría ante su tacto. Escucha como Narae
insiste para que ella se despierte, pero es vano. Su madre no tiene pulso y su piel se siente tan fría como la nieve.

—Mamá… por favor despierta… ¿Quieres ver a TaeHyung? Lo traeré mañana si quieres… él se quedará contigo

todo el día si quieres ¿sí? Pero despierta por favor… por favor mamá… —Suplica con la voz rota y el llanto
llenando la pequeña y fría habitación.

Narae intenta abrazarla, pero HoSeok se lo impide la sostiene con ambas manos dejando caer la vela al piso y
apagándolo con el pie. No sabe si la enfermedad puede quedarse por mucho tiempo en el cuerpo de una persona
sin vida, pero él no puede permitir que Narae se contagie por abrazarla.

—¡No! ¡HoSeok suéltame! —Ruega intentando golpear las manos que rodean su cintura, pero HoSeok no se aleja
de su lado, la gira y ella lo empuja colocando ambas manos sobre su pecho.

—Respira Narae, respira. —Ordena al notar lo tensa que está y ha comenzado a ahogarse debido al llanto. —
Respira ¿sí? Tienes que respirar.
Poco a poco ella se calma entre sus brazos, mientras HoSeok la sostiene contra su cuerpo con fuerza,
murmurando contra su oreja cosas que ella no está entendiendo, sólo el nombre de su hermano menor se cuela en
su mente y ello parece regresarla a la realidad.

Ambos sienten frio mientras permanecen abrazados en la oscuridad de la habitación, ninguno ha dicho palabra
alguna por largos minutos, donde sólo se escuchar el ulular de algún búho de afuera. Narae se recarga contra el
cuerpo de HoSeok y él la sostiene sabiendo que si la suelta, ella se desplomará como un papel.

—Esto es mi culpa… —Susurra Narae con el rostro rojizo y mojado. Las heridas poco visibles de lo que vivió

meses atrás adornando su pequeña figura. —Yo la dejé aquí, no insistí… no lo hice… ella no me importaba

porque siempre creí que pudo haber hecho más… ella pudo haber hecho más por mí, por TaeHyung… por ella

misma…

Las manos de HoSeok acarician su costado con la intención de reconfortarla. Permitiendo que hable y diga todo
lo que siente, porque es el momento de soltar todo, dejar ir todo atrás y ella necesitaba esto. Porque nunca lo diría
frente a su pequeño hermano.

—TaeHyung nunca la olvidó… jamás permitió que ella estuviese sola… yo venía a verla sólo porque él me lo

pedía. Sólo porque si él se acerca, nuestro padre lo molía a golpes… y mamá siempre me dijo que extrañaba a

TaeHyung… y yo le prometí regalarle una pintura de él… pero nunca lo hice, no lo hice… yo simplemente lo dejé

pasar…

Narae se refugia con desespero a HoSeok, mientras que acaricia sus cabellos. Murmura palabras para calmarla
una vez más y cuando se desvanece entre sus brazos, la sostiene con mayor fuerza contra su pecho.

No puede ir al castillo con ella en aquel estado. Debería regresar a su cabaña y explicarle la situación a su madre y
abuela, luego podría ir en busca de JungKook para que pueda ayudar con el entiendo de ambos cuerpos. Además,
debía pensar también una manera de cómo decirle a TaeHyung lo sucedido.

No, no podían decirle aún. Él estaba débil, no caminaba por si sólo y su voz no regresaba como debía ser. Una
noticia así, lo haría retroceder todo el camino que con mucho esfuerzo había recorrido.
Acomoda a Narae sosteniéndola por la espalda y debajo de las rodillas e intenta salir de la casa. El camino es
largo y es más de media noche, por ello se sorprende al notar un grupo de personas ir de prisa por un camino que
conduce hacia el espeso de los bosques. Frunce el ceño al escuchar a alguien gritar y duda mucho en ir a ayudar,
pero tiene a Narae entre sus brazos y no puede dejarla desprotegida.

Más hombres salen de sus casas con antorchas en mano, todos en dirección a aquel punto y HoSeok piensa que
ellos probablemente podrían ayudar a quien sea que estuviera en peligro. Por ello, se obliga a seguir su camina
hasta la pequeña cabaña al borde del bosque y la ciudad.

Su madre comienza a regañarlo por haber llegado tan tarde, hasta que nota a Narae entre sus brazos.

—¿Qué es lo que sucedió? —Pregunta ella abriendo la puerta de la habitación donde ella duerme, prendiendo las
velas y quitando algunas cosas del camino para que él pueda colocarla sobre la cama.

—Se ha desmayado mamá… hemos encontrado a su madre muerta en su casa y su padre también está muerto. —
Explica con la respiración agitada, acomodando su vestido para cubrirla.

Observa a su madre examinarla con rapidez, tocando su frente y sintiendo su pulso. Cuando ella lo mira
ligeramente aliviada, él puede soltar el aire que estaba reteniendo en aquel momento.

—Parece ser que sólo se ha desmayado, pero debo prepararle algo para que pueda comer cuando despierte. Pobre
niña, la impresión y el enterarse de lo sucedido le ha producido el desmayo.

—¿Estará bien, mamá? —Pregunta con temor en la voz.

Su madre suspira y volviendo a colocar el dorso de su mano sobre la frente de Narae. Asiente. —Estará bien…
pero debemos apoyarla en cuanto despierte.

HoSeok se muerde el labio inferior al escucharla, sin embargo, ella lo conoce tan bien que le pregunta que ha
sucedido. Él le explica brevemente sobre el grito y cómo un grupo de gente corría hacia el bosque.

—Quieres ir a ayudar ¿no es así? —Su madre se pone de pie abriendo la puerta de la habitación.

—Podrían necesitar de alguien que cuide de las heridas si alguien está herido, mamá.
Su madre asiente y con una suave sonrisa en el rostro, le dice. —Estoy realmente muy orgullosa de ti, HoSeok.
Me enorgullezco de que seas mi hijo y del alma tan noble que tienes. —Acaricia una mejilla con una mano y
HoSeok besa aquella mano suavemente.

—Usted y mi abuela me han formado de esta manera y yo soy tan afortunado de tenerlas a ustedes cómo mis
modelos a seguir.

La señora Jung besa la mejilla de su único hijo, y palmeando su hombre asiente con la cabeza. —Anda, has lo que
tengas que hacer, pero cuídate ¿sí? Recuerda que nosotras. —Sigue diciendo mirando a Narae. —Te vamos a
estar esperando siempre.

—Sí mamá. Volveré lo más rápido a casa. —Promete con una sonrisa. Besa la mejilla de su madre y sale de la
habitación junto a ella.

—La cuidaré hasta que vuelvas.

—Gracias mamá. Te amo.

—Yo también lo hago, te amamos.

HoSeok gira a observar la figura de su madre en la oscuridad antes de echar a correr en dirección de aquel inusual
evento. Se aseguraría que todo estuviera bien y no necesitaran ayuda antes de dirigirse al castillo y hablar con
JungKook. Realmente creía que era la única persona que podría ayudarlo en aquel momento.
074

El capítulo no es malo, pero si están comiendo… es mejor que lean después de comer

Sus dedos recorren la tela de su bolsillo donde ha guardado aquel pedazo de papel mientras que él se acerca a
aquel tumulto de gente.

Se siente inseguro ¿debería leerla? ¿debería decirle a Narae? O sería mejor simplemente tirarla, él sentía que
aquel hombre no merecía ni el perdón ni misericordia de ninguno de sus hijos, pero HoSeok estaba seguro que
quien lo lloraría sería el más pequeño de aquella familia destruida.

Su corazón se encogía de sólo imaginar a TaeHyung llorando por un padre que nunca lo amó tanto cómo él lo
hacía. TaeHyung sería el único que sentiría tristeza por su muerte y es probable que pensase, igual que Narae con
su madre, que él sería el responsable de todo.

Tal vez sería mejor simplemente quemarla sin necesidad de leerla. Nadie sabía de la existencia de ella, aunque
también pensaba que no podría negarle las ultimas palabras de ese hombre a sus hijos. Tal vez buscaría el perdón
de ellos, tal vez era para TaeHyung, le pediría perdón y él podría tener su cierre, no se le ocurría nada más.

¿Pudo haberse arrepentido de sus acciones? No lo sabía, su abuela, la mujer más sabia que él jamás hubiese
conocido, le había contado que no todos se confesaban en su lecho de muerte, muy el contrario, más personas se
llevaban los secretos a la tumba haciendo sufrir a muchos en vida.

Probablemente el padre de TaeHyung dirigiría sus últimas palabras de odio al pequeño ser, él no quería eso. No
era necesario que TaeHyung recibiera esas palabras de odio. Tal vez se lo daría a Narae, ella sabría qué hacer,
después de todo aquel hombre había sido su padre, y él siempre había mostrado siempre preferencia por ella, algo
muy extraño de ver porque las familias preferían tener hijos varones.

Metió su mano en el bolsillo cuando volvió a escuchar aquellos sollozos agudos, olvidándose por completo de
aquella carta y hundiéndola nuevamente en el bolsillo, echó a correr hasta el final de la calle.

HoSeok puede observar el tumulto desde donde se encuentra, escucha los fuertes sollozos de una mujer mayor
quien clama por alguien que él desconoce. Decidido, se acerca armándose de valor y logra observar gracias a las
antorchas de quienes salieron de sus casas, lo que todos observan aterrados.
Retrocedió asombrado.

Tuvo que sostener su estómago con una mano y la otra llevarse a la boca para evitar una arcada.

Un joven retenía a la mujer que lanzaba alaridos de dolor para que ella no corra hacia el cuerpo que yacía entre
las rocas.

Él pudo reconocer aquel rostro —o lo que quedaba de él— con las mejillas rasgadas y uno de sus ojos salidos de
su cuenca, además de la mandíbula a medio desprender. HoSeok pudo saber de inmediato lo que había sucedido,
era muy obvio, aunque nunca lo había visto antes.

Él tenía la certeza que aquel chico que recordaba había sido comido por lobos. Pudo darse cuenta también que
aquel había intentado defenderse, pues sostenía sin fuerza alguna una rama llena de sangre y rota por varios lados.
Les había pegado a los lobos para que se alejasen, aunque su lucha había sido en vano.

Desvió la mirada recordando el momento que cruzó miradas con él, aquella noche que tuvo que sostener a Narae
contra sí para evitar que aquel chico se le acerque, no sabía su nombre, pero estaba realmente seguro que era él.
Por su forma parecía que había bajado bastante de peso, aunque traía ropa limpia —ahora bañada en sangre y
totalmente desecha— su aspecto era realmente desagradable.

Le faltaba varios dedos y algunos de sus órganos estaban fuera de su estómago esparcidos entre las rocas y el
césped, las mordidas viéndose claramente sobre la piel en algunas partes donde sus prendas estaban rotas.

HoSeok miró a la mujer y su pecho se hundió mucho más, era la madre de aquel muchacho y lloraba llamándolo
entre gritos que no podía entender. Ella había entrado en una histeria por ver a su hijo de esa manera, quienes la
sostenían tiraban de ella, pero no lograban alejarla de aquella escena, otras personas simplemente admiraban de
lejos tan terrible imagen sin aventurar a acercarse a la mujer puesto que había comenzado a golpear a cualquiera
que intentara tocarla. El único que la abrazaba con fuerza era un hombre muy parecido al chico casi comido vivo,
aunque ligeramente más mayor.

—Señora, debe calmarse por favor. —Pidió HoSeok con voz suave y un nudo en la garganta cuando pasó entre la
multitud ayudar a apaciguarla. Pero ella no parecía escucharle. —Le puede dar un infarto si sigue así, por favor
cálmese. —Volvió a intentar, pero ella simplemente no escuchaba y se mostraba en shock.
—Mamá, por favor cálmate. No podemos hacer nada. —HoSeok escuchó rogar al muchacho que la abraza con
fuerza aguantando los golpes que su padre lanzaba al aire y muy pocos caían a su cuerpo. —Vamos a casa, mamá.

Una mujer de mediana edad llegó corriendo sosteniendo un pañuelo y una pequeña botella de vidrio, anunciando
que había conseguido el agua de azahar para poder calmar a la vieja mujer.

Lucharon un poco con ella para lograr hacerle respirar del pañuelo empapado, batallando y logrando hacer que
caiga desmayada entre los brazos de su hijo, quien, al verla inconsciente, rompió en llanto frente a todos.

—Debes tomar un poco de agua. —Sugirió HoSeok permitiendo que él se apoye en un hombro. —Vamos, te
llevo a tu casa.

Algunos hombres ayudaron a sostener a la mujer y anunciando que buscarían al médico del pueblo, se retiraron
con ella en brazos, siendo seguidos por sus esposas que murmuraban preocupadas y aterradas por lo sucedido.

—Ponte de pie, vamos a tu casa. —HoSeok tironeó de él cuando este cayó de rodillas y enterró las manos en la
tierra.

—Mi hermano… —Balbuceó.

—No podemos hacer nada por él, debes estar calmado para cuando tu madre despierte. —Con un poco de
esfuerzo, volvió a sostenerlo permitiendo que se recargara sobre su hombro.

Los hombres más viejos que no se habían retirado con la madre, comenzaron a colocar hojas sobre el cuerpo para
cubrirlo, debatiendo que deberían hacer sin ponerse de acuerdo. Oyó decir a una de las mujeres más jóvenes que
deberían recoger el cuerpo e incinerarlo para luego entregarle a su familia y den sepultura.

HoSeok sostuvo con al chico mientras este lo guiaba hacia su casa, camino un trecho un poco largo hasta que él
chico señaló una bonita casa con una fachada blanca donde una joven esperaba en la puerta con un rostro
preocupado.

—¡YeonJae! —Exclamo ella antes de correr hacia HoSeok y el chico para ayudarlos. —¿Qué sucedió YeonJae?
—Cuestionó al borde de las lágrimas, dejándose abrazar por él.
—Es mejor que pueda sentarse antes. —Sugirió HoSeok con el rostro serio, ambos asintieron y entraron a la casa.
—¿Puedes traer un vaso de agua por favor? —Pidió HoSeok, sin embargo, ella hizo caso omiso a su petición
centrándose en el chico. —Es para él, debería tomar agua en realidad.

La joven asintió y se apresuró a salir hacia otra habitación.

—Cálmate. Así no ayudarás a tu madre cuando ella despierte. —HoSeok se puso de cuclillas viéndolo tomar del
vaso con rapidez cuando la joven regresó.

Luego de largos minutos él pudo calmarse un poco y apoyó la cabeza en el respaldo de la silla, y aunque ella
seguía preguntando, ninguno podía responder. La puerta se abrió nuevamente entrando otra jovencita, de edad
más pequeña con los ojos rojizos.

Aquella joven le explicó todo con rapidez a su hermana, según entendió HoSeok desde la cocina, había pedido
permiso para preparar un poco de manzanilla para la madre y el hermano. No pudo evitar sorprenderse al notar
que aquella chica no parecía triste aun cuando todos lloraban la muerte de aquel chico. Pudo observar su rostro y
noto cierto alivio en ella al saber el final de ese hombre.

—El destino así lo ha querido, no podemos hacer nada. —Le escuchó decir en una muy calmada voz.

HoSeok llevó la bebida y la colocó sobre la mesa. —Deben tomarlo ahora que está caliente. Les ayudará a aliviar
los nervios y el impacto de shock.

—Yo no lo necesito. Haré que mi prometido lo beba. —Murmuró ella.

Luego de lograr que él fuera a la cama, la joven le pidió a HoSeok acompañarla a dejar la bebida en la casa donde
estaba la madre, según la hermana menor de ella.

—Disculpa. —Empezó a decir, quería preguntar sin embargo no sabía si era correcto hacerlo o no, pero cuando
ella lo miró, sus oscuros ojos centrándose en él. Se animó a hacerlo. —Todos parecen muy afectados por lo

sucedido… pero tú…

Ella se llevó una mano nerviosa al cabello y desviando la mirada, murmuró. —El destino es divino. Todos, tarde

o temprano tienen su merecido… —Una muy efímera sonrisa cruzó su rostro.


—¿Él… te hizo daño?

—¿Por qué preguntas eso? —Exclamó deteniendo su andar. HoSeok se encogió de hombros y antes de que pueda

disculparse, ella dice. —No era una buena persona en realidad… era simpático con muchos allá afuera, pero

conmigo… con la prometida de su hermano…

—Lo siento-

—No. Yo… yo estaba feliz cuando lo enviaron a la guerra… pero llegó después de un mes en malas condiciones

porque estuvo perdido en el bosque y logró la simpatía de todos a su alrededor… era un héroe para su familia. —
Ella murmura bajando la cabeza, sosteniendo la jarra de vidrio con manos temblorosas. —Después de unos meses

volvió a abusar de mí y yo empecé a envenenarlo… —Confiesa haciéndole retener el aliento. —Su madre pensó

que había venido enfermo por la guerra… pero era el veneno… ayer cuando volvió su hermano él quiso traer
algunas hierbas del bosque para que su madre prepare algo para él. Pero el veneno lo estaba matando de a pocos y

estaba muy enfermo para ir… aún así, lo hizo y… bueno…

—Lo entiendo, lo entiendo. —Ella asiente cabizbaja intentando sostener la jarra con firmeza. —¿Tu prometido te

hace… daño? —Pregunta realmente preocupado.

—¡Oh no! Él es bueno… realmente es una persona muy buena, lo amo, aunque tenía miedo de su hermano

menor… —Se apresura a decir, HoSeok debe tomar la jarra al notar que ella casi suelta la jarra de vidrio.

—¿Por qué nunca se lo dijiste? —Pregunta volviendo a caminar hacia aquella casa.

Ella niega con la cabeza antes de responder. —¿Cómo podría hacerlo? Su familia es muy buena, hacerles sufrir

por él, no lo vale… realmente no lo vale…

HoSeok asiente y sin decir alguna palabra más sobre ello, la sigue hasta llegar a la puerta donde es recibida con
rostros tristes, aunque la joven no se ve triste intenta mostrarse silenciosa y calmada. Él nota que la mujer había
despertado pareciendo entrar en shock. Les explica que tipo de hierbas podría beber para afrontar aquella
situación y deja la casa cuando el médico asiente y añade aquellas bebidas a su receta.
Sus pasos sin rumbo le hacen llegar a la puerta del castillo, donde uno de los soldados le permite entrar sin
necesidad de presentarse. JungKook había dado la orden de dejarlo entrar a él y a Narae cada vez que ellos lo
necesitaban.

Sube por las anchas y largas escaleras hasta ponerse de pie frente a la puerta de la habitación de TaeHyung. Mira
por las ventanas del pasillo y aunque está ligeramente oscuro aún, piensa que debe estar dormido aún. Decide ir a
la habitación de JungKook cuando la puerta se abre.

—¿Qué haces aquí? —Pregunta JungKook con la voz ronca y el cabello despeinado, estaba vestido y parecía
recién despierto.

—¿Duermes en la habitación de TaeHyung? —Cuestiona HoSeok con una ceja alzada.

—Pues claro. Paso las noches con él. Es mi pareja. —Responde cruzándose de brazos con el ceño fruncido.

—Más te vale que sepas respetar tu lugar. —Amenaza sintiéndose molesto.

JungKook se para correctamente al escucharlo. —Por supuesto que sé mi lugar, yo jamás haría algo que él no
quisiese. ¿Qué eres? ¿un idiota para cuestionar eso? —Indaga sintiéndose totalmente indignado.

HoSeok lo observa en silencio, para luego amenazarlo. —Si me llego a enterar, JungKook-

—No le haré daño. Maldita sea. —Refunfuña con los dientes apretados.

Ambos guardan silencio por unos largos minutos hasta que JungKook pregunta aún con la voz ronca. —¿Qué
haces aquí de todas maneras? Aún no ha amanecido.

—Fuimos con Narae en la noche a la casa de sus padres… ellos… ellos están muertos…

—¿¡Qué!? —JungKook se muerde el labio para no volver alzar la voz, no quiere despertar a TaeHyung después
de una mala noche. —¿Los han matado?

HoSeok niega con la cabeza metiendo su mano en el bolsillo para sacar la carta. —No. Pienso que su madre

murió por la enfermedad tan avanzada que tenía y su padre… él se ha suicidado.


—Que mierda de hombre. —Escupe JungKook revolviendo sus largos cabellos negros con una mano. —Primero
el ataque de la noche y ahora esto.

—¿Ataque?

—A Jin le llegaron las noticias que una manada de lobos se ha acercado al pueblo. La verdad no sé que ha pasado
con exactitud. Recién me han informado y me estaba dirigiendo hacia allá. —Explica sintiendo tensión en sus
hombros. —¿Dónde están los cuerpos?

—No los hemos tocado, aún siguen en su casa.

—Bien, iré con algunos soldados entonces. Jin deberá encargarse sólo de esos lobos. —JungKook comienza a
alejarse de él, pero HoSeok en un impulso lo llama.

—Su padre dejó esto. —Menciona extendiendo la carta. JungKook regresa sobre sus pasos y se la arrebata para
leerla con rapidez.

Su rostro se distorsiona en furia en pocos minutos. Termina arrugando la carta en un puño. —TaeHyung no leerá
esto jamás. No quiero que nadie le mencione sobre esta mierda. —Dice apretando los dientes.

HoSeok toma la carta hecho un puño. —No la he leído. Pensaba hacer que Narae lo lea y ella decida.

—¡No! —Exclama, pero vuelve a recriminarse rápidamente por la alzar la voz. —Ella no decidirá eso. He dicho
que nadie le dirá sobre esa carta.

—¿Es realmente tan malo lo que dice?

JungKook ríe de lado al escuchar la pregunta. —Ese hombre es un miserable que no merece siquiera que
TaeHyung mencione su nombre. No quiero que se ensucie por su culpa. —Mira hacia la mano de HoSeok donde
sostiene la carta. —Él ha dejado muy claro ahí la horrible persona que es.

—Quemaré la carta entonces. —Asiente volviéndolo a guardar en su bolsillo.

—Bien, yo tiraré el cuerpo de ese hombre al rio o mejor aún, alimentaré a los lobos con él. —Expresa
volviéndose a alejar de HoSeok dejándolo perplejo por su reacción.
075

—Despertaste—. HoSeok le regala una suave acaricia en su pálida mejilla cuando ella se acomoda sobre su lugar.
Narae pestañea tratando de ver a su alrededor, cuando de pronto recuerda.

—HoSeok, mis padres… ellos…

—Lo sé—. Se inclina para abrazarla y reconfortarla. —No te preocupes más por ellos.

—Debo ir a verlo, HoSeok. Yo… yo debo buscar un lugar donde enterrarlos. —Piensa en voz alta, con un nudo
creciendo en su garganta.

HoSeok sonríe con tristeza antes de decirle. —JungKook se está encargando de eso. Él ha recogido sus cuerpos y
han limpiado tu casa. Podrás despedirte de ellos en el castillo.

Ella asiente quedito, desvía la mirada y un pensamiento fugaz cruza por su cabeza. Se gira para mirarlo con los

ojos totalmente abiertos. —Mi papá… él no lo hizo ¿verdad? Él no mató a mi mamá ¿verdad?

—No. Él no lo hizo, Nana. Él no la tocó. —Le asegura después de haber conversado con JungKook, se habían
movido rápido para sacar los cuerpos y revisarlos. Todo antes que los vecinos despierten y curioseen sobre lo
sucedido. —Tu mamá estaba muy enferma, ella no pudo soportarlo más.

Narae vuelve a asentir con un remolino de pensamiento inundándola. —¿Cómo se lo diré? —Susurra llevándose
una mano a los ojos, restregándolos con fuerza. —¿Cómo se lo diré a TaeHyung ahora?

HoSeok la mira atento, él tampoco sabía cómo podrían decirle sin que el pequeño chico se sienta tan desbastado.
—Tu papá dejó una carta escrita. —Murmura inseguro, sacando el pedazo de papel de su bolsillo. —No lo he
leído y aunque pienso que tampoco debes leerlo, quiero que sea tu decisión la que hagas. —Comenta.

Ella observa el papel hecho puño en la mano de su novio. Su cuerpo se siente tan frío y pesado cuando extiende
una mano para tomarlo. Sus dedos tiemblan al momento de extenderlo y sólo se da cuenta cuando, por culpa del
temblor, no puede distinguir las letras.
—Bebe un poco de agua antes, Nana. —HoSeok le extiende el vaso de vidrio cuando la mira cerrar los ojos con el
papel extendido sobre sus piernas cubiertas con las colchas. Sin embargo, ella niega con la cabeza. —¿Quieres
que te deje sola para que lo leas? —Ofrece intentando ponerse de pie, pero la mano de Narae lo retiene en su
lugar.

—Quédate por favor. —Suplica mirándolo con los ojos vidriosos.

HoSeok asiente y guarda silencio, esperando pacientemente que ella pueda mirar la carta y comenzar a leer. La
observa palpar el papel con la yema de los dedos y se detiene antes de tocar la sangre seca que hay en una de sus
puntas. Las gotas son pequeñas pero muy visibles en el papel amarillento.

Narae, te escribo esta carta para despedirme, probablemente sentirás indiferencia por lo que en ella te digo, y
después de leerla simplemente me dejes atrás como ya lo hiciste una vez. Sin embargo, eres tú a quien reconozco
como mi única hija, eres por quien intenté ser mejor. Me temo que nunca quise a tu hermano y nunca lo querré.
No puedo fingir que pienso en él como un hijo, porque siempre esperé más de un hijo varón. Siento mucho no
haberlo corregido a tiempo y haber permitido que sea de esa manera, ahora esa carga lo tienes tú, y siento mucha
pena.

Soy consciente de que herí a mucha gente, pero nunca quise herir a mi familia, puedo reconocer el dolor después
de perder a tu madre, porque ahora no tengo nada, he perdido el anhelo y la esperanza, no tengo sentido de nada.
Ahora mi razón está extraviada y hago esto solo para parar el sufrimiento. No quiero vivir con el recuerdo del frío
cuerpo de tu madre.

Sus últimas palabras fueron para él. Ella dijo que veía la hermosura de como un ser ama puramente a otro ser. Tu
hermano estaba siendo amado y eso le hizo sonreír, pero yo no lo puedo ver así, aunque intenté hacerlo y
comprenderlo. Pero mi corazón despertó el rencor y rechazo de saber que tu hermano nunca sería un hombre de
verdad. Una persona normal y con moral.

TaeHyung está enfermo y les hace daño a ti y a tu madre, sé que debí haber hecho lo que sea para impedirlo, pero
te volviste en mi contra y nos dejaste atrás. ¿Por qué te olvidaste de nosotros? Sé que amas a tu hermano, pero
¿Qué sucede con tu madre y conmigo?
Tu hermano es una abominación que debí eliminar antes que les hiciera daño a ustedes, pero no lo hice, me
equivoqué y no quiero cargar con esa vergüenza de ser llamado su padre. Pero, aun así, él es inocente, su mente
retorcida le hace pensar que está bien, por eso, aunque sea una dura carga, cuídalo y enséñale a vivir como un
hombre de bien, que el mundo ha sido muy injusto con él.

Te quiero y te echo mucho de menos.

Narae vuelve a doblar la carta y dejarla sobre su regazo. Mirando a la nada en silencio susurrando sus palabras. —
JungKook no quiere que TaeHyung lo lea. —Murmura HoSeok luego de una larga pausa.

—¿Leyó la carta? —Pregunta ella sin girarse.

—Sí. —Responde HoSeok escuetamente.

—¿Y tú no la leíste?

—Ya te dije que no lo hice. —Vuelve a responder conservando su tono calmado.

—¿Por qué no? ¿Por qué no lo leíste? —Pregunta ella acusando con su tono sin quererlo.

—Porque no era para mí. No me correspondía leerla. —Él hace una mueca con los labios antes de continuar. —

Además, ya sabes cómo es JungKook. Ese chico es… es un poco excesivo… —Dice intentando encontrar sus
palabras.

Narae sonríe volviéndose para mirarlo. —Es un poco excesivo. —Repite. —Creo que eso le queda un poco corto.

—HoSeok nota como sonríe volviendo a mirar hacia la nada. —Pero ese chico está enamorado de mi hermano…

—Él lo está.

—Él ha hecho mucho para estar con mi hermano… y creo que tiene razón. TaeHyung no necesita leer esto. —

Baja la mirada hacia el papel amarillento y arrugado. —No necesita leer esto…

—¿Eso es lo que quieres?

Narae responde un poco antes de responder. —No lo sé. —Dice con la voz temblorosa.
—¿Eso es lo que quisiera TaeHyung?

—Él quisiera leerlo. —Esta vez, responde casi de inmediato.

—Entonces permítele leer. Permítele tomar su propia decisión. —HoSeok posa su mano sobre la de ella y le
regala una sonrisa, Narae se siente tan calmada cuando lo observa y siente su gentil toque.

×××

—Nana, has venido temprano. —TaeHyung le con una bonita sonrisa y su voz más estable, cuando ella entra a la

habitación luego de tocado la puerta. —V-vamos a ver a mamá… JungK-Kokkie dijo anoche que ella… q-que ella

podría venir a vivir a-aquí… —Comenta, Narae mira de reojo a JungKook quien se mantiene en silencio con el
rostro serio a unos pasos de la cama.

—TaeHyung, hola cariño. —Saluda su hermana mayor con un beso en su frente, su hermano tiene un mejor
semblante esa mañana, con la ropa limpia y el cabello mojado, se veía feliz.

Ella no quería opacar esa bonita sonrisa, pero no podía ocultarle lo sucedido a su pequeño hermano.

—¿Q-qué sucede, Nana? —Pregunta ladeando la cabeza al verla con el rostro preocupado. —¿Mamá e-está bien?
—Narae mira sus ojos brillantes y niega con la cabeza muy lentamente. —¿Qué p-pasó?

JungKook se remueve en su lugar cuando escucha la voz de TaeHyung desestabilizarse, se acerca a ellos y sujeta
a Narae del brazo. —Es mejor que te vayas. —Le dice desafiante, pero ella se suelta de su agarre y vuelve a mirar
hacia TaeHyung.

—J-jungKook… quiero saber. —Dice él arrastrando sus palabras, sintiéndose triste sin entender lo sucedido.

JungKook se acuclilla frente a él y susurra. —Tú sólo debes descansar. Descansa un poco antes de conversar con
Narae.

TaeHyung niega con la cabeza e intenta ponerse de pie, pero JungKook se apresura a tomarlo por la cintura para
que vuelva a sentarse al filo de la cama.
—Deja que Nana s-se quede… —Murmura permitiendo que JungKook lo acaricie suavemente sobre la ropa antes

de alejarse de él. —Q-quiero saber…

Narae se sienta a su lado y palpa el bolsillo de su vestido, la carta de su padre resguardada entre sus ropas, y ella
sin saber cómo empezar a contarle. Cuando JungKook asiente y se cruza de brazo frente a ellos, ella suspira
sabiendo que JungKook no se irá, aunque se lo pida.

—TaeHyung por la noche fui a ver a mamá para darle un poco de caldo de pollo. —Dice bajando la mirada, sin

saber que los ojos miel de su menor está atento a sus palabras. —La casa estaba oscura y todo estaba en silencio…

—Murmura frunciendo el ceño, desorientada en sus palabras. —Mamá… ella… ella estaba enferma desde antes
que nos fuéramos de casa, pero nunca lo mostró. Ella no se quejó de su estado de salud y sólo cuando nos fuimos

ella… ella empeoró, dejó de fingir ser fuerte y empeoró mucho…

—No me d-dijiste…—Reprocha él en un balbúcelo, reteniendo las lágrimas.

—No lo sabía. Te prometo que no lo sabía. —Lleva una de sus manos para retirar su cabello hacia atrás y

continúa diciendo. —Yo no lo sabía hasta que una noche fui a verla… quería decirle que estabas mal… que

estabas muy delicado y que no sabía que hacer… que podría hacer para que estés bien, pero la vi… y ella se veía

realmente muy enferma. Había bajado demasiado de peso y tosía mucho… la vi toser sangre y ella no quería que

yo me acerque… HoSeok consiguió un médico, pero él dijo que no podía hacer nada. Su enfermedad estaba muy
avanzada.

—P-pero Narae, debiste… debiste decirme… —Acusa sollozando, llevando ambas manos a su rostro para
ocultarlo. JungKook se queda en su lugar sin acercarse, sabiendo que no era momento de entrometerse entre
ambos hermanos.

—No podía hacerlo… no podía decirte algo así, TaeTae… no podía… estabas tan frágil y débil… tú necesitabas

mejorar y estar bien… tú necesitabas estar bien primero… —Narae se lleva una mano al rostro para limpiar las
lágrimas en sus mejillas. —Ahora estás un poco mejor, hermanito. Ahora sé que seguirás luchando a pesar de

todo… sé que puedes soportarlo.


TaeHyung niega con la cabeza antes de pedir en un hilo de voz. —Q-quiero verla… quiero estar con e-ella…

—TaeHyung… cariño, mamá estaba realmente muy enferma… ella… ella no soportó y falleció anoche. —
Confiesa y escucha el lamento de su pequeño hermano, quien sigue escondiendo el rostro entre sus manos. Ella
intenta abrazarlo, pero no desea ser tocado. Niega con la cabeza antes de alejarla de su cuerpo.

—¡D-debiste decirme! —Exige en un grito, dejando ver su rostro rojizo y bañado en lágrimas. —Q-quiero v-

verla… quiero ver a mi mamá… —Llora volviendo a hundir su rostro entre sus brazos.

Narae mira a JungKook en un lado de la habitación, quien tiene los puños fuertemente cerrados mirando por la
ventana, soportando el llanto de TaeHyung, dejando que se desahogarse para poder ayudarlo.

Luego de interminables minutos, Narae vuelve a decir en una voz muy bajita sin mirarlo. —Papá se fue con ella,

TaeTae… ellos están juntos y sé que papá será bueno con ella en su siguiente vida… —Murmura, levanta la
mirada al escuchar el silencio de parte de su hermano menor.

Es JungKook quien esconde entre sus brazos a TaeHyung ante ella, cuando ella confesó el destino de su padre,
TaeHyung había intentado ponerse de pie, pero debido a su estado no pudo hacerlo y casi cae al piso, JungKook
no dudó en acercarse a sostenerlo entre sus brazos, acunándolo contra su pecho.

—Lo siento tanto, TaeHyung. Realmente lo siento mucho, hermanito. —Narae solloza llevando una de sus manos

a su bolsillo. —Yo no sabía… no pensé que esto sucedería… yo… yo tengo la culpa. Debí hacerte caso y haber

luchado por ella, debí haber insistido para irnos los tres de ese lugar… tal vez nos hubiésemos dado cuenta que

estaba mal, hubiese sido atendida a tiempo, pero yo… yo estaba enojada con mamá por todo lo que no hizo… e

hice lo mismo que ella… me quedé de brazos cruzados y ella… ella…

—No es tu culpa, N-nana… —Le escucha decir contra el pecho de JungKook, levanta la mirada y encuentra los

ojos rojizos, debido al llanto, de su pequeño hermano. —No es t-tu culpa…

Los tres guardan silencio, TaeHyung intentando calmar su llanto, hipando entre los brazos de JungKook.
Sintiéndose cálido contra su cuerpo. Mientras que Narae juega con el papel entre sus manos frente a ellos.
—Papá nunca fue bueno… pero me gusta pensar qué en su siguiente vida, lo será… —Susurra para sí, baja la

mirada hacia el papel. —Él no merece tus lágrimas, TaeHyung… pero también sé que tu corazón es puro y

noble…

TaeHyung la observa luego de otro breve silencio, dirige su vista hacia las manos de su hermana. —¿Q-qué es
eso? —Pregunta sintiendo como JungKook se pone tenso al percatarse del papel.

—Papá… él dejó una carta… —Murmura.

—Es suficiente. Narae, vete. —Exige JungKook liberando a TaeHyung para tomar a Narae de la muñeca y
obligarla a salir de la habitación, sin embargo, la delicada mano de TaeHyung lo retiene. —No necesitas saber lo
que dice, TaeHyung.

TaeHyung frunce el ceño y sin soltar su agarre, vuelve a observar el papel entre las manos de su hermana. —¿P-
por qué no?

JungKook calma su respiración antes de hablar. —Ese hombre no merece tu misericordia, no lo hace. Sólo se
dedicó a hacerte sufrir y nunca te entendió, ni mucho menos te quiso. No necesitas saber nada más de él, mucho

menos leer sus últimas palabras… no cuando sólo se dedicó a hundirte y-

—Papá siempre m-me dijo que n-nunca debí haber nacido. —Le interrumpe sin mirarlo, aún centrado en el papel.

—Él me d-dijo que me… que me prefería m-muerto por s-ser como era, antes de llamarme s-su h-hijo… él me

golpeó y n-nunca me q-quiso, n-nunca me escuchó… s-sólo m-e golpeaba… —Gira su rostro para ver el rostro de

JungKook y con sonrisa valiente, dice. —JungKookie… s-si hay algo peor de todo lo que m-e dijo e hizo en e-esa

carta, a-aceptaré tu decisión y n-no la leeré… ¿Hay algo p-peor para mí en esa c-carta? —Pregunta con el
semblante sereno, JungKook estudia sus gestos y contra su voluntad, niega con la cabeza. —Entonces q-quiero

leerla…

Narae duda brevemente antes de extenderle las últimas palabras de su padre, los largos y finos dedos de
TaeHyung toman la carta con temor y lo coloca contra su pecho, cierra los ojos y respira calmadamente. Cuando
la mira nuevamente, ella parece entender sus palabras no dichas.
—Estaré afuera. —Murmura poniéndose de pie saliendo de la habitación sin mirarlos nuevamente.

JungKook también se aparta con el pensamiento de darle privacidad, pero TaeHyung aprieta su agarre. —Q-
quédate conmigo, por favor. —Ruega.

Él lo observa y besa sus labios rojizos dulcemente, antes de asentir. —Te amo—. Susurra entre el beso y
TaeHyung sonríe débilmente.

—Lo sé. —Murmura él. —También te amo. —Dice seguro y JungKook sonríe sinceramente. Se sube en la cama
y acomoda a TaeHyung entre sus piernas.

—No te dejaré, mientras me quieras a tu lado. No me iré. Jamás. —Susurra contra su oreja. TaeHyung se recuesta
contra el pecho de JungKook, sintiéndose protegido y tranquilo.

Sus dedos tiemblan levemente mientras él desdobla la carta, su respiración es calmada y él no volvió a sentirse
sólo ni herido, mientras leía las últimas palabras de su padre. Anclándose contra el cuerpo de JungKook,
sabiéndose protegido y amado con devoción.
076

Un año después

—¿Mimi? —TaeHyung se asoma por la ventana de madera y observa a su amiga sonriendo en el umbral de la
puerta, al darse cuenta que es ella, abre la puerta por completo y la muchacha lo abraza atrayéndolo hacia su
cuerpo.

—¡TaeTae! Qué bueno verlo, TaeTae. Le he extraño demasiado. —Dice ella honesta besando su mejilla.

TaeHyung sonríe con timidez y nota dos soldados tras la jovencita. —¿Ellos…? —Pregunta señalándolos con la
cabeza.

YangMi mira por sobre su hombro y sin borrar su sonrisa, dice sonrojándose. —Ah, SeokJin dijo que no quería
estuviera sola por el pueblo, después que le confesé la verdad sobre mi pasado, me ha estado protegiendo mucho.
—Termina suspirando bajando la cabeza.

—S-seokJin es bueno. Te quiere mucho, Mimi. —Dice tomando de la mano de su amiga para que entre a la gran
casa de madera que JungKook restauró —y amplío— para su pequeña familia.

—Lo es, y yo también lo quiero mucho, pero aún estoy aprendiendo cosas de la abuela para estar con él en
muchos sentidos. —TaeHyung la mira sin comprender del todo sus palabras, por lo que ella agrega desviando la
mirada. —De prostituta a reina, obviamente debo cambiar muchas cosas de mí.

Al escucharla, TaeHyung se apresura a negar con la cabeza. —Eres más que eso… Mimi, no dejes que tu pasado
detenga tu f-futuro.

—Oh, usando mis propias palabras en mi contra. Usted es muy cruel. —Acusa ella con un puchero. TaeHyung se
limita a regalarle una pequeña sonrisa rectangular. —¿Dónde está JungKook? Creí que nunca le dejaba sólo. —
Coloca un dedo sobre su mentón y añade. —Creo que eso de sobreproteger a los demás, viene de familia.

Ambos ríen por el comentario, pero entonces TaeHyung lleva un dedo a sus labios recordando. —Oh JungKookie

está haciendo dormir a-a Taeyang… no hagamos bulla.


YangMi ríe bajito y asiente con la cabeza cuando TaeHyung le dice que irá a avisarle que saldrá un rato de la
cabaña.

TaeHyung camina suavemente hasta la habitación que comparte con JungKook y lo encuentra dormido al medio
de la cama con el pequeño Taeyang sobre su pecho, sonríe para si al notarlos. Por un momento piensa en salir de
casa sin despertarlo, pero intuye que JungKook se volvería absolutamente loco si no sabe dónde está al levantarse.

Se acerca en silencio para no despertar a Taeyang y agachándose a su lado, murmura. —JungKookie, iré a dejar
flores a NamJoon y A-ara con Mimi.

Sus palabras son suaves y lentas, sin embargo, JungKook abre los ojos de inmediato al sentir su aliento contra su
oreja y gira el rostro para mirarlo. —Iré con ustedes. —Informa sentándose sobre la cama bostezando, coloca una
mano contra la espalda del bebé para sostenerlo contra su pecho.

—SeokJin e-envió soldados. Ellos irán c-con nosotros. —Dice negando con la cabeza. Aun así, JungKook no
confía en ellos y se pone de pie permitiendo que el bebé se acurre contra él.

—SeokJin es un hombre inteligente, sin embargo, quiero saber quiénes son. Mi príncipe. —Murmura meciendo al
pequeño bebé quien se remueve y apoya la mejilla en el pecho de JungKook.

TaeHyung se sonroja al verlo tan cariñoso con el bebé. Ha pasado más de diez meses que viven juntos en la
pequeña cabaña de NamJoon, la cual se ha expandido tanto que TaeHyung piensa que, si su hermana y HoSeok se
mudan con ellos y tuvieran muchos bebés, aun sobrarían habitaciones. El comportamiento de JungKook con él y
su pequeño Taeyang siempre lo está sorprendiendo, puesto que es muy arisco y cortante con cualquier otra
persona, menos con ellos dos o su abuela, a veces con Jin también tiene un comportamiento agradable, pero
siempre terminan peleando o discutiendo por cualquier cosa.

Él recuerda la primera vez que llegaron a la cabaña de Namjoon y Ara, pensaba que solamente JungKook había
traído sus cosas con las de él, pero no fue así. Él se había dado a la tarea de reconstruir y agregar muchas
habitaciones, además que ahora había dos baños dentro de la cabaña y el de afuera sólo lo utilizaban para lavar la
ropa. Agregó también un pequeño cuarto donde él solía entrenar y otro para TaeHyung para que pueda practicar
su danza, esta habitación había maravillado a TaeHyung, puesto que todas las paredes estaban cubiertas de
espejos de piso a techo y era muy iluminado. JungKook le había dicho aquella vez que le gustaría volver a verlo
bailar, aunque TaeHyung no lo había intentado nuevamente, sentándose por horas al medio de aquella habitación
escuchando los sonidos de la naturaleza fuera de la cabaña.

Tampoco se sentía cómodo consigo mismo, sentía su cuerpo bastante pesado y torpe, había subido un poco de
peso y sus costillas ya no se veían por lo que ahora se cubría totalmente para no mostrarse ante nadie. Sus
cicatrices y su pequeña barriguita le disgustaban en demasía y en todo ese tiempo que habían estado juntos
JungKook no volvió a verlo desnudo, aunque él siempre andaba sin ropa por toda la cabaña haciéndolo sonrojar
hasta las orejas.

TaeHyung escuchó las vagas preguntas que JungKook les hizo a los soldados antes de dejar que se vayan con
ellos hacia las tumbas de sus amigos. Con un beso en los labios y una inclinación de cabeza hacia YangMi, los
vio irse a paso lento, con los guardias vigilando cada uno de sus pasos.

—Creí que vendría con nosotros. —Murmuró YangMi volteando la mirada y viendo como JungKook los vigilaba
desde la puerta.

—I-intentó. —Murmuró TaeHyung girando la cabeza también para decirle adiós con la mano. —Pero Taeyang n-
necesita dormir y no podíamos traerlo.

Su amiga asiente con la cabeza y ambos guardan silencio hasta llegar el lugar donde descansaban la joven pareja.
Ambos los saludan con una venía y TaeHyung les coloca las coronas de flores que había preparado para ellos,
recordando lo mucho que les gustaba a Ara y sabiendo también que a NamJoon no le hubiese molestado llevar
una.

Observa a su alrededor y donde ambos descansan se ha llenado de hermosas flores de colores, se ve todo tan
cálido y hermoso que él está seguro que no hubo mejor sitio para ambos.

—¿Me quiere comentar porque me escribió una carta para que venga a visitarlo? —Pregunta Mimi cruzándose de
piernas cubriéndose cuidadosamente con el vestido. Los soldados a muchos pasos atrás cuidando de ellos.

TaeHyung siente sus mejillas sonrojarse y asiente con la cabeza. —Y-yo… yo quería saber algunas cosas, M-
mimi. —Murmura sin mirarla. La muchacha asiente y guarda silencio al notar lo avergonzado que se nota su
pequeño amigo. Le parece demasiado tierno su postura, aunque también le intriga que algo esté molestándolo.
—¿JungKook le trata bien? —Pregunta conociendo la respuesta, sin embargo, intuye que él tiene que ver mucho
en aquella conversación, si no fuese así hubieran conversado tranquilamente en el palacio o en la cabaña.

—Sí. Él me ama mucho—. Dice sin permitir que su voz tiemble. Aún a pesar del tiempo, no podía hablar
correctamente, aunque había mejorado muchísimo. —También a-ama a Taeyang.

La sonrisa que florece en el rostro es verdadera al escuchar lo contento que está TaeHyung. Completamente
enamorado y siendo amado también, por lo que se aventura a preguntar pensando que TaeHyung nunca
preguntará en voz alta. —¿Ustedes ya tuvieron su primera vez? —Pregunta cautelosa y observa como TaeHyung
se escandaliza en silencio. Escondiendo su rostro entre sus bonitas manos. —Vamos, TaeTae. Es de eso que desea
hablar conmigo ¿no es así?

TaeHyung demora en responder, sin embargo, al cabo de unos largos segundos, asiente con la cabeza. —L-le
tengo mucha vergüenza a Nana y no confío tanto en alguien más como confío en ti, Mimi. —Confiesa y YangMi
se sonroja ante él.

—Me siento muy alagada. —Comenta solemnemente. —También creo que tengo muy buenos instintos, porque
traje esto para usted. —Dice abriendo el pequeño morral marrón y

sacando de él un paquete de papel. TaeHyung lo recibe, aunque no lo abre, totalmente extrañado y con el rostro
rojizo pregunta que es. —Yo creo que lo necesitarán.

Dice ella causando curiosidad, TaeHyung abre el paquete de papel totalmente inocente y sus ojos se abren
totalmente al darse cuenta de que cosas son. —¡Mimi! —Dice realmente escandalizado.

YangMi no puede evitar reírse al saberlo tan sorprendido por todo. —Le puedo explicar como debe usar todo eso.
—Ofrece sin dejar de reír, TaeHyung no dice nada y baja la cabeza para volver echar un vistazo al contenido, el
silencio y su acción le hacen entender que, a pesar de que está muy avergonzado, él quiere saber. —En dónde
crecí no sólo había prostitutas mujeres, también había prostitutos hombres y con ellos aprendí sobre sexo en
realidad. Las mujeres eran muy creídas conmigo, nunca me ayudaron a entender que debía hacer o cómo
protegerme, pero los chicos no, ellos fueron amables y pude tener algunos amigos. —Se aclara la garganta antes
de continuar. —Aunque ellos fallecieron a una temprana edad por el abuso de sus parejas.

—Lo siento, Mimi.


Ella suspira y volviendo a sonreír, comenta. —Le he pedido a SeokJin que por favor pueda hacer algo por quienes
aún trabajan de esa manera, él me ha prometido que hará todo lo posible para que no corran peligro. Aunque
entiendo que debe ser muy difícil, saber que tiene la intención me alegra mucho.

TaeHyung sonríe estando de acuerdo con todo ello. —Ellos merecen r-respeto también.

—Sí, lo sé. —YangMi coloca un dedo debajo de su mentón y viéndolo acusatoriamente, continúa diciendo. —Ya
no nos distraigamos y déjeme explicarle como debe prepararse para que ambos disfruten. —TaeHyung sonríe con
vergüenza y volviendo la vista al contenido del empaque, escucha atento los consejos que susurra YangMi para
que deje de sonrojarse por temer que los soldados escuchen.

JungKook termina de darse un baño cuando sale a la sala y mira a su sublime novio sentado en el sofá dándole de
comer al pequeño Taeyang. Sonríe al verlo tan concentrado con el bebé y se acerca a ellos arrodillándose frente a
su novio.

—Hola—. Murmura al notar que Taeyang está quedándose dormido con el biberón entre sus labios.

—JungKookie. —Sonríe TaeHyung mirando de cerca el rostro de JungKook. —Tenía hambre y se despertó
llorando mientras t-te bañabas. —JungKook asiente y besa su mejilla.

—Te ves muy hermoso hoy. —Murmura embelesado provocando un sonrojo en su pequeña carita. —Siempre
estás hermoso, pero en este momento pienso que estás precioso. Mucho.

—No d-digas eso. —Le dice hundiéndose en el mueble provocando que Taeyang se queje por la nueva posición.

—YangMi es una buena chica, siento que cada que vez hablas con ella estás más tranquilo. —Dice extendiendo
una mano para acariciar su mejilla con suavidad. TaeHyung lo mira con los ojos totalmente abiertos, intentando
notar algún gesto molesto por la observación que le acaba de hacer, pero JungKook sólo lo mira con sus ojos
negros muy brillantes.

—A veces p-puedo contarle y preguntarle a-algunas cosas…

—¿Por qué no me lo preguntas a mí también, príncipe? —La voz de JungKook suena calmada y suave al
momento de preguntar, sin dejar de sonreír o admirarlo.
TaeHyung baja la mirada y murmura. —Siento vergüenza a veces…

JungKook levanta su rostro con una mano y se acomoda acuclillado frente a él. Sus ojos detallan los ojos miel de
TaeHyung e intenta ver algún atisbo de temor hacia su persona, algo que le diga que TaeHyung no está bien a su
lado, pero suspira al no encontrar nada.

—Puedes confiarme lo que desees, nunca voy a engañarte o traicionarte. Mucho menos me burlaré o te haré

menos… —TaeHyung se muerde el labio y desvía la mirada hacia la chimenea, no baja la cabeza puesto que
JungKook sostiene su rostro con una mano por su mentón. —Permíteme amarte y protegerte cada día de mi
existir. Eres lo único que quiero en esta vida y adoro al cielo y las estrellas para volver a encontrarte en cada una

de mis siguientes vidas…

—¿Tanto así me quieres? —Murmura TaeHyung su pregunta sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas al escuchar
sus palabras. Sintiéndose tan pleno y feliz por primera vez en su vida.

—Tanto así te amo. —JungKook estira el cuello para besar dulcemente los labios de TaeHyung, sintiendo el
sabor a las fresas que habían comido cuando él había regresado de su paseo con YangMi.

—Yo también te amo… —Confiesa TaeHyung entre el beso y siente la sonrisa de JungKook contra sus labios.

—Eres mi pedacito de cielo ¿sabes? Tenerte a ti es tener un pedacito de cielo. —Le dice volviendo a besar a sus
labios.

—JungKookie, eres lo que siempre q-quise… —TaeHyung vuelve a sollozar y JungKook se apresura a besar sus
lágrimas.

Ambos dejan a Taeyang dormir en la cuna de madera blanca que está en su habitación mientras ellos se acurrucan
el uno contra el otro. La cabaña es cálida y aunque JungKook tiene el torso desnudo, TaeHyung se siente tan
abrigado contra su cuerpo.

Su vestimenta se encarga de cubrirlo por completo y aunque JungKook se limita besar sólo su piel expuesta, él
siente tanto miedo de desnudarse frente a su pareja. Reaccionando de inmediato cuando la mano de JungKook se
cuela debajo de sus prendas y roza su vientre.
—No. —Murmura con un nudo en la garganta. JungKook quita su tacto de inmediato al escucharlo temeroso. —

L-lo siento… pero no quiero q-que me veas así…

—Oye, niño bonito tranquilo. No lo volveré hacer ¿de acuerdo? No te tocaré sino quieres. No lo haré. —Se
apresura a decir observando el rostro de TaeHyung en la oscuridad, puede notar sus ojos brillantes a pesar de que
la habitación está a oscuras y sólo unas líneas delgadas de luz de luna se filtran en su habitación. —Lo siento
tanto. No lo volveré hacer. Lo prometo. —Dice con desespero al notar lo débil que él se muestra ante su tacto.

—L-lo siento… —TaeHyung esconde su rostro en el hueco del cuello de JungKook comenzando a llorar en
silencio.

—Sé lo que piensas, amor mío. Sé que sucede por esa cabecita testaruda tuya, pero quiero que me escuches ¿está
bien? ¿me escucharás esta noche, vida mía? —Pregunta sin apartar a TaeHyung de su lado, quien asiente sin decir
palabra alguna intentando dejar de llorar. —Sé que piensas que no eres bonito por tus cicatrices, sé que estás
inseguro de tu cuerpo y que has dejado de comer para verte como antes. —Siente las manos de TaeHyung hacerse
puños sobre las sábanas y luego de breve pausa, continúa diciendo. —Pero quiero que sepas que, de la forma en
que te veas, no importa cuál. Para mí siempre, siempre serás perfecto.

TaeHyung parece calmar su llanto al embelesarse por las bonitas y suaves palabras de JungKook, por lo que
manteniéndose silencioso y quieto, aun escondido contra su cuerpo, permite que él siga hablando.

—Tus cicatrices sólo me han demostrado lo fuerte que has sido y sigues siendo. Tus heridas no deben
avergonzarte o hacerte menos porque no es tu culpa, nunca lo fue. Siempre has sido hermoso y siempre lo serás,
para mí y cualquiera que puede verte con ojos sinceros, siempre tendrás el corazón más bonito que una persona
puede jamás conocer. —Una de sus manos sube hasta la cabecita de TaeHyung y enreda sus dedos en sus largos
rizos dorados. —Yo no lo sabía, no entendía al comienzo el tesoro que había encontrado en ti, pero ahora lo

entiendo y quiero amarlo y protegerlo… quiero darte todo lo que nunca has tenido y prometo hacer de cada uno
de tus días el mejor de tu vida.

—Y-ya lo es… cada día es el mejor, JungKookie—. TaeHyung desvela su rostro rojizo y lleno de lágrimas,
JungKook se inclina para besar sus parpados y secar sus mejillas. —S-siento que contigo puedo hacer todo l-lo
quiera… no debo esconderme del m-mundo nunca más… —Dice con la voz temblorosa. —Pero… a veces pienso

que debo e-esconderme de ti…

Sus palabras inquietan a JungKook quien acuna el rostro de TaeHyung con ambas manos. —No lo hagas, no te
escondas de mí por favor. —Ruega con los ojos brillantes.

—S-si me ves cómo soy… si ves realmente cómo soy… ¿te gustará? ¿No me dejarás atrás?

JungKook sostiene el aliento al ver la inseguridad grabada en aquellos ojos miel que él tanto ama, nunca había
sentido tan frágil y desprotegido a TaeHyung como ahora lo sentía entre sus brazos, contra su cuerpo. Suspirando
se pone de pie y enciende una de las lámparas de vidrio que descansa en el piso a un lado de cama.

La luz es tenue para no despertar a Taeyang pero lo suficiente para que puedan verse el uno al otro.

JungKook se desnuda por completo frente a los ojos miel de TaeHyung quien se cubre con sábanas al verlo por
primera vez desnudo por completo sin ninguna prenda de por medio, no puede apartar la mirada de su cuerpo.
JungKook se gira extendiendo los brazos y deja que TaeHyung observe las cicatrices de su espalda.

—Yo no tengo de que presumir, Amor mío. Este es mi cuerpo y te lo entrego a ti y solo a ti. —Dice aun dándole
la espalda. —Tengo heridas que siento que sólo dejan de doler cuando estoy a tu lado y deseo, realmente deseo
poder ser también tu bálsamo.

—Lo eres. Eres quien me protege y ama… eres mi b-bálsamo. —Se apresura a decir TaeHyung saliendo de las
sábanas y arrodillándose en la cama. JungKook vuelve a girarse y se arrodilla frente a él. —Pero ya no soy bonito,

JungKookie… —Murmura volviendo a desviar la mirada. —Los vestidos que h-hizo Ara nuna no me q-quedan

cómo antes… el corsé no me cierra y la falda m-me queda un poco apretado. —Confiesa sintiendo sus mejillas

arder en vergüenza. —El vestido q-que me diste para bailar… se aprieta contra mi cuerpo y-y me da miedo
romperlo.

—Te compraré más vestidos entonces. ¿quieres volver a bailar? Hazlo, permitiré que Jimin venga a bailar contigo
si quieres. ¿Deseas usar diamantes o rubíes junto a tus vestidos? ¿Quieres maquillaje? ¿joyas? Sólo tienes que
pedirlo y yo lo traeré para ti. Pídeme lo que quieres y te lo daré.
—A ti n-no te gusta Jimin…—Comenta TaeHyung en voz alta.

JungKook frunce el ceño en aceptación, sin embargo, responde. —Pero si quieres practicar con él, yo mismo iré y
le imploraré que venga a bailar contigo si es necesario.

La boquita de TaeHyung se abre de sorpresa al darse cuenta que realmente JungKook está dispuesto a hacer

cualquier cosa con tal de verlo feliz. Niega con la cabeza antes de reconocer. —En realidad yo… yo q-quiero

bailar contigo, JungKookie hyung…

Y es turno de JungKook de sonrojarse. —¿C-comigo? —Pregunta sorprendido. TaeHyung asiente con la cabeza
con timidez. —Sabes que apesto bailando ¿verdad? —TaeHyung se encoge de hombros sin decir algo al respecto.
Sin embargo, JungKook no demora en aceptar a su petición. —Bailaré contigo entonces, sólo si vuelves a usar tus
bonitos vestidos.

—Pero no m-me quedan… —Se queja TaeHyung en voz quedita.

—Entonces compraremos muchos al amanecer ¿sí? Pero debes volver a comer y sólo baila conmigo ¿de acuerdo?

TaeHyung se acerca a la orilla de la cama y asiente antes de besar sus labios. Rodea a JungKook por el cuello
olvidando que él está completamente desnudo.

—Siempre contigo, JungKookie. —Promete siendo dejado sobre la cama con suavidad nuevamente.

—Siempre contigo, TaeTae. —Repite JungKook besando su cuello, TaeHyung permite que sus prendas sean
removidas, estremeciéndose del tacto tibio de las manos de JungKook sobre su piel desnuda.

TaeHyung aún siente tanta vergüenza de desnudarse por completo frente a JungKook y él lo sabe, por lo que no le
quita sus prendas íntimas, limitándose sólo a regar besos sobre la piel que TaeHyung está dispuesto a mostrar y
dejarse acariciar. JungKook lo envuelve contra su cuerpo, besando cada una de sus cicatrices en silencio.

Ambos cayendo dormidos luego de reconocer con sus labios el cuerpo del otro, siempre al filo de aquel límite que
TaeHyung ha impuesto y poco a poco rompe para permitir que él lo ame cómo quiere amarlo realmente.
JungKook entiende y está dispuesto a esperar por él así pase una eternidad. Por ello cada noche se dedica a
susurrarle cuánto lo ama y cuando está dispuesto a dar sólo para volver a tenerlo entre sus brazos.

Por eso, una mañana TaeHyung decide probarse el vestido que JungKook le dio para el día de su cumpleaños,
cuando él aún creía que era TaeHee, y se sorprende al darse cuenta que aún le queda y el vestido le permite
moverse cómo quiere alrededor de la gran habitación de ensayo que JungKook construyó para él.

—Oh mira a papi, Taeyang. Tienes el papá más hermoso del mundo. —Dice JungKook cuando ingresa a la
habitación sosteniendo al bebé de sus pequeñas manitos guiándolo a caminar con sus pequeños pasos de bebé.

Sus ojos observando la bonita y fina figura de TaeHyung vistiendo aquel vestido que él mismo escogió. Y aunque
JungKook ya le había comprado muchos más, TaeHyung seguía insistiendo en usar aquel que tantos recuerdos
traían para ambos.

—¡Papi Tae! —Exclama el bebé riendo e intentando jalar de la vistosa falda, pero JungKook no lo acerca lo
suficiente para que el bebé haga un desastre de tan bonito vestido.

TaeHyung se inclina para tomarlo entre sus brazos aún cuando JungKook no quiere darlo ir. —Pensé que estabas
e-entrenando JungKookie. —Murmura piñizcando la mejilla regordeta del bebé.

—Estoy entrenando. —Dice JungKook pareciendo ofendido. —No hay mejor ejercicio de cuidar de nuestro
pequeño hijo, ¿verdad Taeyang, bebé? —TaeHyung se sonroja, aun sintiéndose en un sueño cada vez que
JungKook llama a Taeyang su hijo.

—Q-quería bailar un poco… —Dice volviendo a colocar a Taeyang sobre el piso luego de que el bebé desistiera
de estar entre sus brazos. —¿Quieres bailar conmigo? —Pregunta alzando la carita para observar la de JungKook,
quien sonríe al oír su invitación.

—Estaría más que encantado, mi príncipe. Si me dejas bailar una canción contigo. —Dice inclinándose frente a él
colocando una mano sobre su vientre bajo. Extiende esa misma mano y TaeHyung lo toma con delicadeza.

JungKook susurra una melodía mientras sostiene el cuerpo de TaeHyung contra el suyo, ambos dejándose guiar
por su voz dulce oyendo de fondo las risitas de su pequeño bebé.

TaeHyung coloca su cabeza sobre el hombro de JungKook y este, posa su mejilla sobre sus bonitos rizos largos.
—Te amaré en esta y en mis otras vidas, te amaré en cada una de ellas, te amaré como nunca nadie ha amado, mi
niño bonito. Te amaré en mil eternidades más.

Fin
Epílogo

Narae sonríe al recibir el pergamino con el mandato real de la reina Kim, la anciana palmea su hombro en
aceptación para pasar al siguiente nuevo ministro del palacio. Sus ojos se alzan y observa a su pequeño hermano
sonriendo entre la familia real, JungKook está detrás de él sosteniendo su cintura con una mano y el rostro serio,
observando hacia el público. Sus ojos mostrándose amenazantes.

Es día de fiesta en el reino, los nuevos diez ministros han sido elegidos y Narae es una de ellos. YangMin había
ido a verla a la pequeña cabaña de HoSeok días atrás y habían tenido una práctica larga y tendida, con el único fin
de convencer a la joven de ojos castaños oscuros a ser parte de la orden de ministros, quienes reemplazarían a los
viejos sabios y acompañarían a los reyes en cada decisión que se tome en el pueblo.

“La abuela dice que no puedo ser parte de la orden y al mismo tiempo ocupar algún lugar junto a SeokJin y me

gustaría que usted pueda tomar ese lugar en el ministerio para que alguien me escuche y apoye dentro”. Le había
dicho mirándola directamente a los ojos, Narae contempló todas las posibilidades de poder hacer algo por las
personas que no se podían defender así mismas.

Personas como TaeHyung.

Aunque aquel pensamiento no acalló el manifestar su miedo y sensación de no ser suficiente, pero YangMi le
había recordado cada momento vivido junto a TaeHyung, cómo lo había sacado de aquel infierno y cómo podría
ayudar a muchas personas si ella participaba en el ministerio.

HoSeok había estado de acuerdo en que podría hacer mucho más que sólo quedándose en casa a coser vestidos, si
ellos hacían un cambio, por más pequeño que sea, podrían liberar a muchas personas del prejuicio de la sociedad.

“TaeHyung podría usar vestidos en el pueblo sin que nadie lo mal mire”, le había susurrado aquella noche que
salieron al lago para conversar sobre el tema. Narae era consciente de los murmullos que inundaron el pueblo
cuando JungKook dejó el castillo para ir a vivir a una cabaña junto a un chico. Muchos se escandalizaron y varios
pensaron que podrían liberar al joven Sultán de las garras de aquel mal muchacho, por ello se sintió tan aliviada
cuando JungKook resguardó su cabaña con muchos soldados alrededor, por supuesto nunca permitieron que
TaeHyung se entere de aquella situación, por lo que no le permitían ir sólo al pueblo, muchos de los ciudadanos
conocían su rostro y es por eso que JungKook veía hacia el público con cara de pocos amigos, desafiante de
cualquiera que se atreva a dirigirle la palabra a TaeHyung para ofenderlo, mientras que dejaba su mano reposar en
su cintura, diciéndole a todos sin palabras que absolutamente nadie podría acercarse a su pequeño novio.

Ella también sabía que TaeHyung no podría ser libre de la opinión de los demás, ellos aún seguían viéndolo con
malos ojos puesto que los rumores decían que JungKook había renunciado a la corona sólo por un simple
plebeyo.

Contempló el pergamino que tenía entre sus manos y lo tomó con fuerza. Ella no iba dejar de pelear nunca por su
hermano, iba a defenderlo sin importarle lo que sucedería. YangMi había sido mucho más lista que ella, también
fue la única persona —después de JungKook—, con quien pudo hablar sobre lo sucedido en aquel calabozo. No
podía recordar aquel momento, aunque sentía como si se hubiese grabado en su piel y simplemente no podía
aceptar el toque de su pareja al sentirse mucho menos.

HoSeok había sido muy paciente y cuidadoso sobre ello, nunca obligándole a nada. Pero un día, cuando regresó
del pueblo —luego de haber estado horas con el médico del castillo haciendo algunas visitas médicas ya que él se
había vuelto su aprendiz—, él la había encontrado sollozando encerrada en su habitación.

YangMi se había ido apenas unos minutos antes y Narae tenía el corazón en la boca y simplemente no podía dejar
de llorar. Entre el llanto, HoSeok entendió que ella sentía un dolor interno y demasiado rechazo a sí misma,
sintiéndose impotente de no haber hecho algo aquella noche. HoSeok besó sus labios y le prometió que nada de lo
ocurrido era su culpa, por supuesto que no y ella nunca sería menos por algo así. Que él la amaba y la admiraba,
porque a pesar de todo, ella seguía ahí, dando cara por quienes más amaba.

Y es por eso que había aceptado la invitación de YangMi de pertenecer al ministerio, ahora sólo se dedicaba a
coser vestidos por las noches para TaeHyung, aunque él no los usara ni dentro de su casa.

SungHyun había sido ordenado como ministro también, recomendado especialmente por la vieja reina y nadie se
había atrevido a contradecirle, a pesar de nunca haber sido educado realmente, limitando su conocimiento sólo a
leer y escribir, aunque poseía una sabiduría popular envidiable. Por ello, Jimin se había ofrecido como tutor de
aquel chiquillo para sorpresa de todos, ahora era su maestro particular y lo estaba preparando para que pueda
seguir con sus estudios superiores. Ambos haciéndose tan cercanos que ya no necesitaban excusas para verse, el
chico era risueño y bromista, y Jimin sentía que había encontrado a alguien quien lo desafiaba sin intimidarse y
aquello lo encontraba bastante interesante y atractivo, a decir verdad.
SungHyun ingresaría a estudiar en la universidad en el próximo año, mientras que Narae se estaba preparando
para reintegrarse junto a Jimin, quien había avanzado más que ella y estaba a punto de graduarse.

JungKook había abandonado la idea de regresar a clases, a él simplemente la idea no le gustaba, pero había
dejado muy en claro de que, si TaeHyung quería algún día estudiar en la universidad, él podría verse tentado de
volver, por lo pronto, no tenía ningún apuro. Además de que se estaba encargando de preparar a nuevos soldados
junto a MinHo, el nuevo general de todo el ejército real del palacio.

JungKook dedicaba tres días a entrenar a los soldados en el bosque, lo hacía en aquel lugar para no despegar los
ojos de su pequeña familia dentro de la cabaña que él se había asegurado de hacerla lo más segura posible.
Mientras que MinHo los seleccionaba y clasificaba, colocándolos estratégicamente dentro de sus grupos de
soldados, aquellos soldados que él había seleccionado junto a JungKook, eran quienes cuidaban de la cabaña y de
TaeHyung junto al bebé cuando este necesitaba ir a algún lado y JungKook estaba en entrenamiento, algo que
sucedía muy escasamente ya que él siempre estaba sobreprotegiéndolos.

Cuando la ceremonia terminó y se nombró a los nuevos ministros, la reina ofreció un generoso banquete y mucho
licor para su pueblo, quienes poco a poco notaban los nuevos cambios positivos que había traído aquella
transición. SeokJin se estaba encargando personalmente de formar nuevas alianzas con otros reinos, por lo que
tenía que viajar demasiado, dejando a cargo a YangMi y a la abuela el bienestar de su gente.

Con el tiempo YangMi había refinado su comportamiento, aunque aún seguía mostrándose tímida ante el pueblo,
podía expresarse sin problemas sobre los problemas que muchos creían que la futura reina desconocía debido a su
pasado.

“Lo puedes entender, pero nunca comprender, mi estimado Sang”, oyó una vez la abuela decir a YangMi en la
mesa, habían recibido una visita extraordinaria de un ministro de otras tierras que intentaba presentar a la hija de

su rey para ofrecerla como posible futura esposa para SeokJin. “Si usted no lo ha vivido en carne propia, si usted
no vivió aquel infierno, entonces no lo comprenderá. Simplemente no sabrá lo que se siente vivir en las sombras,
temer de hacer ruido, alzar la voz o siquiera hacer un movimiento. Porque usted ha tenido todo en esta vida y no
quiero faltarle el respeto a usted ni a sus reyes, pero no puede venir a mi reino a decir que las personas de bajo
recursos están bien como están, siendo sólo clase obrera, viviendo sólo con lo poco para sobrevivir. Las políticas
que nuestro futuro rey promulga y solicita, y que propone seguir a su reino no son descabelladas, darles dignidad
y calidad en sus vidas hará que no sólo tengamos abasto para los demás en el reino, hará que nos volvamos una

nación rica y poderosa, donde todas las clases, de la más baja hasta la más alta, sean empoderadas”. YangMi no
había podido callarse cuando aquel hombre la menospreció indirectamente diciendo que el futuro rey necesitaba
de una compañera preparada y con modales. Ella, sin agredir a la princesa ausente, simplemente le explicó porque
su visión era tan sesgada y no lo culpaba, debido a su crianza.

El fuego interno que la abuela miró en los ojos de YangMi mientras acallaba a aquel ministro extranjero, le hizo
estar segura que Jin no sólo había visto lo bonito que la chica lucía por fuera, sino lo fuerte y valiente que era por
dentro. Supo defenderse sola ante la amenaza de otra posible reina haciéndose respetar así misma e hizo que aquel
ministro abandone el reino una vez hubo terminado su comida.

SeokJin ni siquiera había intervenido, comiendo despreocupadamente mientras su chica humillaba a ese
inoportuno visitante. Él solía pasar las noches despierto con ella, manteniendo largas conversaciones y
asombrándose de sus tantas e inusuales vivencias, a veces solía pensar que YangMi había vivido más de una vida
y que aquel pequeño y delicado cuerpo era mucho más fuerte y falaz de lo que aparentaba.

YangMi había tenido el mentón en alto cuando SeokJin la presentó ante el pueblo como su pareja oficial, se había
asegurado primero de advertir a aquellos que habían mostrado rechazo a la chica por su pasado. No le había
importado mucho hacerlo luego de averiguar qué tipo de personas eran, simplemente había procurado que
ninguna persona cause un revuelo innecesario, y el burdel donde había prácticamente crecido YangMi había sido
deshecho, las jovencitas estaban a buen resguardo y los demás involucrados en calabozos,

para que no sigan haciendo daño a mujeres y hombres indefensos que muchas veces no superaban la mayoría de
edad.

YangMi le regaló un abrazo a Narae cuando ella se acercó un poco nerviosa a su lado. —Felicidades, sé que lo
harás muy bien—. Murmuró YangMi recibiendo una sonrisa nerviosa de Narae.

—Gracias por confiar en mí. —Respondió Narae para luego recibir el cálido abrazo de HoSeok, quien, luego de
saludar a YangMi, dirigió a Narae hacia la entrada principal donde SungHyun y los demás nuevos ministros
esperaban reunidos a la reina.
—Eh, muñequito. Que maravilloso ver esos hermosos ojos—. Murmuró Jimin agachándose para besar la mejilla
de TaeHyung, bajo la desafiante mirada de JungKook.

—Ah, Jimin-ah. Me alegra m-mucho verte. —Murmura TaeHyung sintiendo sus mejillas enrojecer, al sentir el
tenso agarre de JungKook alrededor de su cintura, atrayéndolo más hacia su cuerpo.

—Yo en cambio, no puedo decir lo mismo, Park. —Rezonga JungKook entre dientes. Jimin sonríe coqueto hacia
TaeHyung, disfrutando demasiado enfadar a JungKook.

TaeHyung coloca sus manos sobre el brazo de JungKook y con suavidad, le dice sin palabras que lo suelte, a lo
que JungKook acepta sin dejar de gruñir. —No le creas, JungKookie t-también está feliz de verte, Jimin-ah. —
Dice TaeHyung con una bonita sonrisa rectangular.

Jimin alza una ceja y observa el rostro serio de JungKook. Ríe en son de burla y dice. —Sí. Ya lo veo,
TaeHyungie, él está rebozando felicidad. —TaeHyung se gira alzando el rostro para mirarlo y JungKook intenta
disimular una sonrisa, que parece más una mueca, pero es suficiente para él. —Hablé con Narae esta mañana, me
dice que no te has vuelto a colocar sus vestidos, ella piensa que le están quedando muy feos. —Comenta Jimin
evitando alzar la voz, colocando una mano bajo su mentón en un gesto pensativo. —Probablemente los vestidos
de Ara eran más bonitos ¿no?

—¡Oh no! ¡N-no es así! —TaeHyung se siente alarmado ante aquella información y bajando la voz al notar que

algunos los miran, continúan diciendo. —Me gustan m-mucho los vestidos de Ara nuna y de Nana t-también…

pero yo… ya no soy b-bonito… —Susurra sintiendo su rostro arder.

Ante ello, Jimin pisa con fuerza a JungKook tomándolo desprevenido y haciéndole aullar de dolor. —¿¡Pero que
mierda te pasa!? —Exige una explicación mientras TaeHyung intenta ayudarlo, pero él observa con confusión y
dolor a Jimin.

—Todo esto es tu culpa, idiota. ¿Por qué no le dices todos los días que él hermoso tal cuál se ve? —Chilla Jimin
entre dientes con el ceño fruncido. —No te preocupes TaeHyungie, si el idiota de aquí no te hace sentir bonito,
puedes venir a vivir conmigo y SungHyun, él no es celoso y estoy seguro que también te querrá como yo lo hago.
—Se apresura a decir tomando sus manos con delicadeza para evitar que siga ayudando a JungKook a mantenerse
de pie.
—¿¡Qué!? ¡Mira Park te juro que si no te alejas de mi vista yo mismo te arrancaré esa lengua filosa que tienes con
mis propias manos! —JungKook lo amenaza y Jimin se ríe ante sus palabras, sin embargo, antes de que comente
algo más, unas cálidas manos se envuelven alrededor de su brazo.

—Oh Sultán, no puede hacer eso. Él hace maravillas con esa lengua filosa. —Dice SungHyun apoyando la cabeza
en el hombro de Jimin. —Disculpen a mi chico por ser inoportuno, sé que no quiso serlo en realidad.

Jimin intenta refutar para seguir provocando a JungKook, pero un suave murmullo contra su oreja por parte del
chico lo silencia y lo mira con los ojos brillantes. —¿Es en serio? —Pregunta observándolo con intensidad,
SungHyun asiente sin dejar de sonreír. —Bueno, nos tenemos que ir, TaeHyung aún la invitación está abierta si
quieres, sino yo mismo iré a ponerte mucho más bonito de lo que ya eres. —Le dice con una sonrisa en los labios,
y sin esperar alguna reacción por parte de ellos, se aleja tomando a SungHyun de la mano, sin importar que las
personas a su alrededor puedan mirarlos.

—¿Puedes c-caminar, JungKookie h-hyung? —Pregunta suavemente, permitiendo que JungKook se apoye en él,
aunque JungKook no lo está haciendo realmente.

—Sí, príncipe. Park es un debilucho, jamás podría hacerme daño. —Responde él colocando su pie nuevamente
sobre el piso, sintiendo un ligero dolor cuando apoya su peso en el. Por ello, permite que TaeHyung lo ayude a
caminar, volviendo a colocar su rostro serio cuando observa que las personas a su alrededor son desconocidos.

La celebración del reino es pacífica, sobre todo por el desplazamiento de los soldados para evitar conflictos entre
los pobladores que hayan bebido alcohol sin medirse. La reina no puede dejar de elogiar el trabajo de JungKook y
Minho para mantener la seguridad al máximo.

Algunos reyes y ministros asisten también a la ceremonia, invitados luego de formalizar las alianzas entre los
reinos, también para fraternizar con posibles conexiones y extender las uniones, es por ello que YoonGi está
presente en lo que era fue su casa por mucho tiempo.

—Estás aquí. —YoonGi entra al despacho de los antiguos reyes, el lugar había sido prácticamente abandonado
luego de haber sido completamente limpiado de la sangre de aquellas sirvientas.

—Pensé que no vendrías. —Murmura JungKook tomando uno de los libros y volviéndolo a su lugar. —Llegaste
tarde.
—Lo sé. Pero Suji quería venir aún a pesar de su estado y obligué al médico a que aliste la caravana con todo lo
necesario para evitar cualquier inconveniente. —YoonGi se encoge de hombros apoyándose contra el escritorio
de madera.

JungKook sonríe de lado al escucharlo. —Después dices que yo soy el exagerado. —Comenta. —¿Cuánto tiempo
tiene?

—Ha cumplido las 12 semanas y el malestar del embarazo ya se le está yendo. —Explica sonriendo con orgullo.

—Realmente no has perdido el tiempo ¿no es así? —JungKook se acerca a él y golpea su hombro de forma
amistad. —Desposándote, recibiendo el título de rey y ahora, muy pronto serás padre.

YoonGi ríe asintiendo con la cabeza. —Podría dejar el título, menos a ella y a mi bebé. —Dice con una sonrisa
sincera, luego agrega un poco socarrón. —En realidad todo esto es un poco irónico. —Comienza a decir. —Se
supone que tú serías rey, no yo, ni SeokJin.

JungKook ríe con ganas oyendo las risas de SeokJin desde la puerta. —Eso es muy cierto. Pero JungKook
renunció a la corona voluntariamente. —Comenta SeokJin entrando al despacho.

—He tenido suficiente de títulos y coronas en mi vida. Ya no lo necesito. —JungKook alza las manos y sigue
diciendo. —Renunciaría a todo mil veces, menos a TaeHyung y a nuestro Taeyang.

Los tres asienten estando de acuerdo con ello. Comenzando a conversar de sus días de niños, olvidándose por un
rato de las responsabilidades que la vida de adulto trae consigo, sintiendo satisfechos y felices con lo que han
podido conseguir.

Por su parte, TaeHyung está sentado sobre el piso haciendo jugar a Taeyang con una muñeca de trapo, era el
juguete favorito del bebé y había temido tanto que JungKook se molestase por ello, pero él realmente no le había
dado importancia.

—Oh, hola TaeHyung-si ¿puedo entrar un momento? —Suji asoma la cabeza al notarlo sólo con el bebé.
TaeHyung se pone de pie de un salto y con una reverencia le permite la entrada, la joven reina se deja caer sobre
una silla con cansancio. —Las ceremonias formales no son lo mío, pero me aburro en casa, no me dejan hacer
nada. —Comenta.
—Está esp-perando un bebé, sólo la e-están cuidando. —Murmura TaeHyung volviendo a sentarse junto a
Taeyang en el piso, procurando no darle la espalda a la reina.

—Si es cierto. Este bebito merece todos los cuidados. —Suji acaricia su apenas notorio vientre y en voz bajita
agrega. —Sólo que extraño mucho salir a montar caballo o simplemente perderme en los bosques. —Los ojos
verdes de la reina se fijan en el pequeño bebé que busca acomodarse en el regazo de TaeHyung para dormir una
siesta y dice. —Es tu bebé ¿cierto? —Pregunta, conociendo la procedencia de aquel pequeño infante, YoonGi le
había contado lo sucedido en la guerra y las consecuencias de esta.

—Sí, es mi bebé. —TaeHyung acuna a Taeyang contra su pecho y el bebé lanza un pequeño bostezo para luego
esconder el rostro contra el cuerpo de TaeHyung.

—¿Cuál es nombre?

—Taeyang. —Manifiesta con orgullo, balanceando su cuerpo apenas para que el bebé duerma.

YangMi entra a la pequeña habitación sabiendo que se encontraba TaeHyung con el pequeño bebé, pero se
detiene abruptamente al notar a la reina Suji con ellos. —Oh, reina. Es agradable verla. —Dice inclinándose. Suji
la mira con una sonrisa.

—Es YangMi ¿cierto? —Pregunta poniéndose de pie para hacer una venia ante ella. YangMi asiente un poco
insegura, pero la sonrisa de Suji crece aún más en su rostro. —En realidad vine hasta acá porque quería conocerle.
—Dice y aunque su tono de voz es muy agradable, YangMi no puede evitar sentirse un poco intimidada ante su
presencia. —Soy Bae Suji, y he escuchado tanto de usted en otros reinos, es una mujer admirable ¿sabe?

YangMi frunce el ceño al no confiar demasiado en sus palabras. —Ah. Bueno, en realidad no he hecho nada
resaltante.

—Claro que lo ha hecho. La gente dice que en cada concertación de matrimonio para el Sultán SeokJin ha sido
usted quien ha dejado muy en claro su posición y la del futuro rey. Además, es gracias a usted también que haya
una mujer en el ministerio del palacio ¿sabe siquiera cuán difícil es eso? Nunca habían aceptado a una mujer
ministro y usted ha logrado que en su ministerio una mujer pueda formar parte de aquellas decisiones tan
importantes. —Suji habla con tal rapidez acercándose a YangMi y sonriendo. —Yo también deseo que en mi
reino haya mujeres en los cargos que importan, quiero que podamos ser parte de esto y desearía poder crear una
unión con usted, su reino y mi reino.

—En realidad, es la abuela quien lo hizo posible. Creo que debería hablar con ella. —Dice YangMi levemente
avergonzada al escuchar tantos halagos hacia su persona.

—Oh hablé con la reina, pero ella me dijo que ello fue posible sólo por usted. Tengo muchas ideas y quiero
ponerlas en marcha, pero sé que necesito apoyo y por eso espero poder formar una alianza, directamente de reina
a reina.

YangMi desvía la mirada hacia el piso, donde TaeHyung está de piernas cruzadas observando el pequeño rostro
de Taeyang, meciendo al bebé dormido entre sus brazos.

—No solo me quiero enfocar en las mujeres… quiero enfocarme en las personas que realmente lo necesitan… —
Murmura sin dejar de ver a su pequeño amigo. —Quiero darle voz a aquellos que no son escuchados.

—Por supuesto que sí. Soy consciente de la pobreza y crueldad que aún hay en mis tierras y quiero buscar una
solución para ello también. —Suji asiente observando a TaeHyung. —Bríndeme su mano para hacerlo posible,

por favor… ayúdeme a hacerlo realidad.

YangMi desvía la mirada hacia la joven reina, su rostro es honesto y sus palabras transparentes, sabiendo que la
abuela nunca enviaría a una persona que le haría daño, asiente en silencio y ambas se retiran, despidiéndose de
TaeHyung y de Taeyang, para simplemente intercambiar palabras, necesitaban conocerse y saber cómo podrían
trabajar juntas.

TaeHyung se queda en silencio con el bebé dormido entre los brazos, desde su posición puede observar el pueblo
desde los grandes ventanales de aquella pequeña habitación y suspira al notar que las nubes son espesas y un poco
grises.

“Lloverá”, piensa y lo único que quiere es meterse en la cama y acurrucarse contra el cálido cuerpo de JungKook
sosteniendo a Taeyang entre sus brazos.
Sin darse cuenta, las lágrimas caen por su rostro y él se lleva una mano a la carita para limpiar las lágrimas,
deseando no ser visto por nadie en aquel momento, sin embargo, es JungKook quien ingresa por el umbral de la
puerta y corre hacia él al verlo llorar sentado en el piso de una habitación casi vacía y a oscuras.

—¿Qué sucede? ¿quién te hizo daño, príncipe? —Pregunta asustado, levantando el pequeño rostro de TaeHyung
con sus dedos para encontrar cualquier herida.

TaeHyung niega con la cabeza y se acurruca mucho más en sí mismo. —Estoy b-bien, JungKookie.

JungKook observa la sonrisa triste que aparece en su rostro y besando su frente le pide que confíe en él y le
cuente que ha sucedido.

—Extraño a mamá—. Es lo único que dice limpiando su rostro con una mano y JungKook lo atrae hacía su
cuerpo para mecerlo, tal y como TaeHyung lo estaba haciendo con el bebé entre sus brazos.

—Sé que debes extrañarla, príncipe mío. Pero sé también que esa no es la causa de tu llanto ¿no confías en mí
para decírmelo acaso? —Pregunta con dulzura en la voz.

TaeHyung se aleja de su abrazo y mostrándose valiente, accede a decir lo que está pensando.

—S-soy muy feo ¿verdad? —Pregunta de la nada y JungKook se estremece al escuchar su voz rota y dolida.

—Claro que no. Absolutamente no. —Niega pegando su rostro al de él, intentando no despertar al bebé. —Eres

tan hermoso como la luna misma, eres más hermoso que cualquier flor en esta tierra o cualquier poema… no sé

cómo puedo describirte, pero lo único que quiero y con quiero pasar el resto de mis otras vidas… —Recita
JungKook con la voz decidida. —Eres tan bello y sublimo, sólo necesito ver tu sonrisa para que mi día brille y sea

cálido aún estando en invierno… por favor no te sigas castigando, no pienses de ti de esta manera…

—M-mi voz… mi v-voz es tan fea, J-jungKookie…

—No. No. Claro que no. Nada de ti es feo, absolutamente nada de ti… —JungKook besa sus labios temblorosos
limpiando las nuevas lágrimas que corren por las mejillas rojizas de TaeHyung. —Eres fuerte, eres noble, eres tan
inesperado que siempre quiero más y más de ti… por favor déjame amarte, déjame demostrarte que eres lo mejor

que me ha pasado en mi vida…

TaeHyung escucha sus palabras atento, alza el rostro para mirarlo directamente a los ojos, y con timidez pregunta.
—¿Realmente lo s-soy? ¿valgo ta-tanto así?

—Pienso que en mi vida pasada debí haber salvado a un virtuoso rey para merecerte en esta vida. —Murmura
JungKook con una sonrisa en los labios, que se amplía más cuando TaeHyung ríe en chiquito al escucharlo.

—Te amo mucho. —Susurra besando la punta de la nariz de JungKook, quien se sonroja ante el tierno acto de su
pequeño.

YoonGi entra a la habitación y se detiene de inmediato al verlos sentados en el piso, debido a la poca luz casi no
los reconoce. —¿JungKook? —Pregunta y Suji susurra que es mejor dejarlos solos.

—Discúlpennos, pasamos a retirarnos. —Se oye la voz de YangMi detrás de ellos.

Sin embargo, antes que los tres salgas del lugar, JungKook alza la voz preguntando. —¿YoonGi, se quedarán esta
noche en el reino? Me refiero a ti y Suji. —YoonGi, aunque extrañado por la inusual pregunta, murmura un sí en
respuesta. —¿No quieren comprobar si serán buenos padres cuidando a Taeyang esta noche?

Suji asiente casi de inmediato saltando en su lugar. —Sí, si queremos cuidar de aquel angelito hoy. —Se apresura
a entrar a la habitación dejando a YoonGi perplejo en el umbral de la puerta, YangMi entra a la habitación y se
sienta en el piso frente a ellos, observando apenas la carita rojiza de su pequeño amigo.

—Bueno, ya escuchaste a la reina. Si queremos. —Dice tomando su mano y besando sus nudillos. —Pero confías

en nosotros para dejar a tu hijo… ¿así sin más?

—En realidad, tengo confianza porque YangMi estará en el palacio también—. Confiesa sin vergüenza alguna,
sonriendo abiertamente.

YangMi asiente prometiendo cuidar también al bebé, reconociendo aquella mirada tímida de TaeHyung. —Claro
que sí, podremos cuidar al bebé hoy. Ustedes pueden tomar un descanso. —Murmura guiñando un ojo, haciendo
que TaeHyung se sonroje aún más y se esconda entre los brazos de JungKook, aquel movimiento despierta a
Taeyang quien comienza a sollozar, obligando a todos ponerse de pie para buscar un poco de alimento para el
bebé para que pueda volver a dormir.

JungKook se pierde unos minutos dentro del palacio luego de dejar a TaeHyung alimentando a Taeyang en la sala
principal, rodeado de su familia y amigos. Antes que la oscuridad se ponga en el reino aparece nuevamente frente
a su pareja con una sonrisa enorme en el rostro.

—El carruaje está listo, debemos irnos ahora bebé. —Dice besando su mejilla.

TaeHyung observa a su pequeño bebé y hace un puchero en los labios. —¿No p-podemos llevarnos a Taeyang?
Le voy a extrañar m-mucho.

—Oh no. Tú mi príncipe y yo tenemos planos. Anda. YangMi lo cuidará.

—Creí que me lo habías pedido a mí y a Suji. —Reclama YoonGi desde su asiento.

SeokJin se ríe al escucharlo. —Ni siquiera confía en mí, que soy su primo favorito, va a encargarlo a ti. Que
gracioso. —Dice riéndose.

—¿Cómo que su primo favorito? —Vuelve a protestar YoonGi, pero Suji le tiende una mano para no siga
peleando con su primo mayor.

—Bueno, entonces debo ser muy especial porque a mi si me permiten cuidarlo. —Interviene HoSeok con una
enorme sonrisa en el rostro, sintiéndose orgulloso de la confianza de la pareja para con él.

—En realidad sólo te permiten cuidarlo porque serás un médico y porque estás de pareja con Narae, de lo
contrario ni lo pensarían. —Esta vez es Jimin quien se burla de ellos y comienzan a hacer un revuelo por quien es
el tío favorito del pequeño Taeyang, cada uno de ellos prometiendo al pequeño bebé, quien no entendía del todo
aquel pequeño revuelo a su alrededor, darle el mejor regalo de la vida.

Es Narae quien toma al bebé y despide a su hermano y a JungKook cuando el sol se ha puesto, una pequeña
caravana cuidando de la pareja en su camino de regreso a casa, JungKook sintiéndose pleno al sostener a
TaeHyung contra su cuerpo, mientras que el pequeño deja el lugar con un puchero al no poder llevarse a su bebé,
pero con la promesa de regresar a la mañana siguiente por él.
Dame el honor de poder llamarte mi esposo

—Si no quitas ese pucherito, me veré en la obligación de morderte, príncipe. —Amenaza JungKook cuando estira
la mano para ayudar a TaeHyung bajar de la carroza con delicadeza. El pequeño chico no había parado de
quejarse por haber dejado a su bebé en el castillo y no haberlo traído consigo.

—Eres cruel, J-jungKookie. —Murmura alejando su toque en un claro gesto de una rabieta. Sin embargo, se
detiene abruptamente al alzar la mirada y ver luz dentro de la cabaña. Sostiene el brazo de JungKook con fuerza
dejándose ver inseguro de seguir avanzando.

JungKook nota el nerviosismo de TaeHyung y como este se esconde detrás de él con miedo en el rostro,
seguramente pensando que algún desconocido se habrá infiltrado en su hogar. —Tranquilo mi niño bonito, son
los sirvientes del palacio. Les he pedido que me ayuden a darte una pequeña sorpresa. —Confiesa girándose para
observar el rostro de TaeHyung, quien deja de esconderse al escucharlo.

—¿Sorpresa? —Pregunta ladeando la cabeza, con la curiosidad llenando ahora su pequeña carita. JungKook besa
sus labios brevemente antes de asentir. —¿Qué e-es?

—Oh no te puedo decir, de lo contrario dejaría de ser sorpresa. —Le dice y TaeHyung lo vuelve a empujar
suavemente. —Oh, ese pucherito bello nuevamente apareció. —JungKook vuelve agacharse a su altura, y aunque
TaeHyung tiene el ceño fruncido, no se aleja cuando JungKook le roba un profundo beso.

Ambos entran en la cabaña y observan su mesa de madera con un elegante mantel y mucha comida encima,
mientras algunos pétalos de rosas rojas y velas escarlatas están esparcidos por el piso sobre pequeñas láminas de
loza para evitar cualquier incidente.

TaeHyung se sonroja al observar su hogar, su agarre se afirma al brazo de JungKook, quien se detiene para
agacharse y alzarlo entre sus brazos. Quitándose los zapatos en la entrada para caminar hasta el centro del
comedor por el sendero marcado sólo con los pétalos

—Sé que aún piensas que no lo mereces y que no te ves cómo antes. —Comienza a decir luego de volver a
colocarlo sobre el piso de madera y tomando la bolsa de papel que había metido en su morral antes de bajar del

carruaje. —Pero si necesito decirlo día a día, en cada amanecer y anochecer para que no dudes más… si realmente
debo hacerlo, lo haré. Te recordaré siempre lo maravilloso que eres… —Extiende el paquete de papel hacia su
pequeña pareja y continúa diciendo. —Nada me haría más feliz, que puedas volver a disfrutar de ti mismo, de lo

que te gusta, deseo verte jugar, bailar… quiero verte vivir plenamente conmigo, con nuestro bebé…

—C-cada vez que dices nuestro bebé… y-yo… yo me siento m-muy cálido, JungKookie… —Confiesa TaeHyung
sonriendo suavemente, tomando la bolsa de papel que JungKook le entrega.

—Es así. Es nuestro bebé y le daremos todo lo que Ara y NamJoon quisieron darle. —Se agacha para besar sus
labios, aquella pequeña manía volviendo en sí cuando tenía a TaeHyung tan cerca y con una bonita sonrisa en los
labios. —Te amo. —Murmura volviendo a besar sus labios y separarse a regañadientes luego de largos minutos.

—Por favor, pruébate lo que he preparado para ti, sólo por hoy… por favor.

TaeHyung asiente hipnotizado ante la grave voz de JungKook en aquellos momentos. Abraza la bolsa de papel
contra su pecho y se deja guiar hasta su habitación, JungKook cierra la puerta para impedirse así mismo de volver
a perder en sus labios y vuelve hacia la mesa para tomar sus cosas y cambiarse en uno de los baños de la cabaña.

Mientras su pequeño novio camina hasta la cama y deja la bolsa de papel sobre esta, se lleva una mano a los
labios y con incertidumbre, desenvuelve lo que hay dentro de la bolsa.

Una tela dorada con filos rojos y negros se deja ver a medida que va desenvolviendo la bolsa de papel, es un
vestido de una sola pieza y largo hasta sus tobillos, la tela de un dorado muy intenso con dibujos bordados a mano
en filos de oro rojo y pequeñas aplicaciones negras en los lugares precisos para acentuar la belleza de la prenda,
una fina cadena dorada envuelve la cintura del vestido de mangas cortas y él sabe que fue hecho de aquella
manera para que él pueda vestirse sin ayuda.

Nervioso toma la tela acercándolo a su rostro, recordando lo mucho que le gustaban los brillos, se lleva una mano
a sus largos rizos dorados y esboza una tímida sonrisa al darse cuenta que por sus cabellos largos que llegan hasta
sus hombros, tal vez no es necesario colocarse una peluca.

Después de largos minutos observando el hermoso vestido, decide probárselo con un poco de ansiedad ¿le
quedará? ¿se verá bien en aquella prenda?
Se apresura a entrar al baño dentro de su habitación y se desviste con premura. Comienza a lavarse recordando las
palabras de YangMi, soporta el agua fría hasta asegurarse de que está completamente limpio. Está excesivamente
nervioso, sus manos tiemblan un poco y con un poco de dificultad termina de ponerse el vestido dorado, termina
de ajustar la cadena alrededor de su efímera cintura y se observa nuevamente. Hace mucho que no se sentía
seguro consigo mismo, y aquella visión que le devolvía el espejo le hacía seguir adelante.

Se estaba sintiendo bonito de nuevo.

Se dirige hasta el tocador de madera que tiene dentro de la habitación y observando su reflejo en el espejo,
comienza a aplicar una línea delgada de delineador a sus ojos y un labial rojo intenso en los labios. Consciente de
que no sabe maquillarse correctamente, intenta arreglarse lo mejor posible para él. Acomoda sus cabellos sueltos,
y sus largos rizos dorados los acomoda detrás de su oreja.

Observa la cicatriz en la base de cuello y se acaricia con los dedos, no duele en absoluto pero su voz sigue estando
inestable y muchas veces, no podía hilar largas oraciones sin sentir molestia y un ligero ardor por dentro, por ello
evitar hablar demasiado y JungKook con el tiempo había logrado entenderlo incluso sin palabras.

Dentro de la bolsa de papel encuentra un collar grueso que rodea la base de cuello, cubriendo perfectamente su
cicatriz, recuerda que su hermana mayor le había prometido coser vestidos para él que ocultasen sus heridas, por
lo que piensa que la pieza debió haberlo recomendado ella. Se lo coloca con cuidado y se observa frente al espejo
de cuerpo completo en su habitación, sus mejillas se sonrojan y siente aquella emoción que sintió cuando bailó
para JungKook aquella primera vez en su fiesta de cumpleaños.

Él quiere volver hacerlo, bailar para JungKook y ganarse nuevamente aquella mirada encendida de parte de él.
Recuerda haberlo visto morderse los labios y cómo se sentaba al filo de la silla aferrándose a ella para no ponerse
de pie y acudir hacia él. TaeHyung se había sentido libre y feliz después de mucho tiempo, luego de que la música
hubiese parado él quería seguir bailando, y aquel sentimiento que él pensaba había muerto en su interior, volvía
hundirlo.

El sonido de la puerta vuelve su atención a él. Es JungKook quien le dice que está listo, por lo que, con un suspiro
y un último vistazo a su imagen en el espejo, sale de la habitación, dejándose guiar solamente por la luz de las
velas.
JungKook lo espera de pie junto a la mesa, vistiendo un kurta negro de filos dorados, siendo sostenido sólo por un
cintillo dorado, TaeHyung recuerda que un kurta similar llevaba aquel día de la celebración de su mayoría de
edad.

Él se queda sin palabras al ver entrar a TaeHyung con pasos pequeños y tímidos a la habitación donde lo esperaba
paciente. Se había puesto maquillaje y las joyas que le había comprado y lleva su mano hacia uno de los grandes
bolsillos del pantalón. —Oh. —Susurra hipnotizado frente a la excelsa figura frente a él.

—¿Te gusta? —Pregunta TaeHyung extendiendo la falda con ambas manos y bajando la cabeza. Volviendo a
mostrarse sumiso frente a él.

—Me encanta. —Responde JungKook dando pasos largos hasta él, acaricia su mejilla en un gesto silencioso para
pedirle que lo mire. Y TaeHyung posa sus grandes ojos miel en los suyos. Su mirada cálida que encierra tantos
sentimientos que no puede comprender, lo envuelve, por lo que no duda en volver a besar sus labios rojizos,
teniendo tanto cuidado de no arruinar el vestido al apresarlo con ambos brazos. —Me encantas.

TaeHyung ríe bajito cuando es finalmente soltado, sus mejillas en un suave carmesí. Desvía la mirada hacia la
mesa servida para no tener que mirarlo a él y sentirse mucho más nervioso.

—Nunca te lo devolví. —Comienza a decir JungKook colocando una rodilla en el piso de madera y extrayendo
una pequeña tela coral de uno de sus bolsillos. —Lo he tenido conmigo desde la primera vez que te vi, aun
cuando creía en TaeHee y después de ella, simplemente no podía y no quería alejarme de ti.

JungKook extiende su mano y en ella deja ver un pequeño velo color coral y los ojos de TaeHyung se abren en
sorpresa. —¡E-es mío! —Exclama tomando el velo con sus manos.

—Aquella vez, en esa tienda de joyas, nos vimos por primera vez. No lo entendía entonces y solo hace algunos
días atrás lo pude entender. —Amarra el velo a una de las pulseras de lleva TaeHyung en la muñeca. —Estabas
asustado y yo fui demasiado idiota para abordarte de la manera que lo hice, y quiero disculparme por ello.

—N-no yo…

—Por favor, príncipe mío, permite pedirte disculpas por cada error que cometí en aquellos días. Creí que
realmente estaba enamorado de una joven que no existía y me obsesioné con ella.
TaeHyung niega con la cabeza alejando sus manos de entre las de JungKook. —En t-todo caso, fue mi culpa, J-

jungKookie… debí haber d-dicho la verdad desde el c-comienzo…

—No tenías porque, te estabas protegiendo y no estabas haciendo nada erróneo. —JungKook observa las muñecas
de TaeHyung y mira las pulseras que le regaló cuando aún creía que era TaeHee, sin embargo, desde que
TaeHyung pudo salir de aquella mentira, él no dejó de usarlas, por lo que ahora se veían gastadas y sin brillos. —
De hoy en adelante, me aseguraré de demostrarte y recordarte lo hermoso que eres. —Murmura extendiendo su
mano para colocar unas finas pulseras doradas brillantes, TaeHyung las mira con asombro cuando JungKook
coloca dos pares de pulseras en cada una de sus muñecas.

—¡Son m-muy bonitas, JungKookie! —Exclama observándolas de cerca.

JungKook sonríe para sí mismo al sentirse satisfecho de su reacción. —También quisiera hacer una relación
formal, mi príncipe. —Sigue diciendo con los ojos brillantes. TaeHyung lo observa curioso y en silencio al verlo
de nuevo meter la mano en el bolsillo y sacar algo de él. —Quiero que seas mi pareja oficial. Dame el honor de
poder llamarte mi esposo. —Pide observándolo desde su posición, mostrándole un aro dorado en la palma de su
mano.

TaeHyung retrocede un paso inconscientemente, se cubre ambas manos detallando aquel aro que resplandece en
la palma de JungKook. —N-no, no podemos JungKookie. —Murmura sintiendo un nudo en la garganta. —E-el

pueblo te odiaría a-aún más… —Traga saliva con dificultad cuando la mano de JungKook se acerca a su mejilla

para secar la lágrima solitaria que corre por ella. —N-no debemos…

JungKook se pone de pie para estar cerca a él, se siente tan confundido de su reacción y quiere pedir una
explicación, pero primero debe calmar su llanto. Sin decir nada lo atrae hasta su cuerpo y lo arrulla contra su
pecho, cuando TaeHyung se queda en completo silencio, se atreve a preguntar. —¿Por qué vida mía? ¿Por qué no
deseas hacer nuestra formal? Sé que no podemos casarnos bajo las leyes del reino, pero podemos crear nuestras
propias leyes, donde sólo las personas que se aman tanto como nosotros pueden unirse por el resto de sus vidas.

El más pequeño niega con la cabeza y se aleja de su abrazo. —A-algún día querrás vivir como el sultán q-que

siempre fuiste… algún día q-querrás todas las comodidades d-de tu infancia de regreso y te cansarás d-de mí… no
puedo, no puedo r-retenerte a mí con una unión t-tan importante… además… además, las personas e-en el pueblo
te mirarán c-con malos ojos por d-desposarte con alguien como yo.

JungKook cae de rodillas ante TaeHyung y agachando la cabeza, mostrándose, esta vez sumiso ante él, ruega. —

No mi amor, no. Dejemos de pensar en que dirán los demás. Por favor seamos sólo tú y yo, solo los dos… no
quiero nada de ese castillo si eso significa perderte. No quiero absolutamente nada si tú no estás a mi lado. —
Comienza a sollozar alarmando a TaeHyung, quien no demora en arrodillar frente a él y con mucho cuidado
levanta el rostro lloroso de JungKook. —No quiero la corona, nunca la quise realmente y no necesito nada de
otras personas. Sólo deseo estar a tu lado, permíteme amarte, protegerte y adorarte cada uno de mis días por favor,

te lo ruego… se a mi lado siempre…

—J-jungKookie… el p-pueblo te aborrecerá si nuestra unión e-es oficial…

—No, no… ellos no importan, solo importamos tú y yo, y nuestro pequeño Taeyang. Si la gente no lo entiende, si
ellos sólo nos miran con malos ojos, entonces no nos importarán. —Estira la mano para acariciar el pequeño
rostro de TaeHyung, llevando uno de sus rizos dorados detrás de su oreja. —Si es necesario, podemos empezar de
cero, lejos de aquí. En un lugar donde puedas sentirte seguro, donde puedas andas con vestidos todo el día si se te
place, un lugar donde puedas bailar, correr y jugar, iremos a donde sea para que te sientas feliz y libre.

TaeHyung alza la mirada para observar el interior de su cabaña, esa cabaña enorme que JungKook mismo levantó
y habilitó para que él esté bien y seguro, para que él pueda hacer todo ello sin temer o avergonzarse y que él no ha
sabido agradecer como corresponde, siempre quedándose atrapado en sus propios pensamientos.

—P-pero ya lo hiciste… y-ya me diste todo eso, J-jungKookie…

—Entonces dime que necesitas, que más hace falta y lo haré. Puedes pedirme lo que quieras, amor mío.

TaeHyung niega con la cabeza, poniéndose de pie para alejar las lágrimas de JungKook de sus mejillas. —N-no
quiero nada más. Sólo deseo e-estar contigo. —Pide con un gesto para que JungKook vuelva a mostrarle el aro
dorado y cuando JungKook lo hace, él murmura. —Quiero ser tu esposo, q-quiero aprender a vivir sin m-miedos
a tu lado. Q-quiero amarte tanto, como tú m-me amas a mí.
La sonrisa en los labios de JungKook crece al escucharlo, por lo que, colocando el aro en el dedo de TaeHyung y
besando luego sus nudillos, se pone de pie para besar sus labios. —Viviremos sin miedos, sólo con nuestro

amor…

TaeHyung se debe colocar de puntas en sus pies para llegar a sus labios, y aún así se le es difícil besarlo. Por lo
que JungKook llevando sus manos a sus muslos, lo eleva en el aire para sostenerlo con firmeza. Sus labios son
suaves y dulces, y JungKook se siente tan embelesado como la primera vez que los probó.

—Llévame a la ha-habitación, JungKookie. —Pide TaeHyung en medio del beso, con el rostro encendido
sumergido, envuelto sólo en la esencia de su novio.

JungKook camina con cuidado hasta la habitación que había preparado para ellos, el lugar lleno de velas para
alumbrar su camino y pétalos crean una atmósfera que TaeHyung no deja pasar desapercibido, observa a
JungKook desde la cama cuando este lo deposita con mucho cuidado.

—Pedí que esta habitación esté lista para nosotros en realidad. —Murmura avergonzado de su atrevimiento. —En
realidad la habitación que estábamos usando es de Taeyang, ahí está su cuna y la mayoría de sus cosas, pero esta
habitación la hice para nosotros. Es más grande y la vista en el amanecer hasta el valle y los ríos es impresionante.

—Oh—. TaeHyung dibuja un círculo con sus labios al darse cuenta de sus intenciones. Sin embargo, JungKook
se escandaliza de su expresión.

—¡No! ¡No es lo que piensas! —Exclama sintiendo sus orejas enrojecer. —En realidad, esta noche quería pedirte
que seas mi novio, y deseaba pasar la noche contigo en nuestra verdadera habitación, sólo tú y yo, durmiendo

abrazados como cada noche… sólo eso.

Los ojos miel de TaeHyung lo estudian y se pasean por su cuerpo, deteniéndose en la parte abultada de la

entrepierna de JungKook. —¿Tú no… tú no q-quieres tener intimidad conmigo entonces? —Pregunta,
mordiéndose la lengua al sentirse tan descarado, pero sin poder despegar los ojos de la parte baja del hombre
frente suyo.

—¡Sí quiero! Lo deseo tanto, pero no quiero obligarte a nada. Debes sentirte listo también. —Murmura evitando
su mirada, aún de pie a un costado de la cama.
—Y-yo quiero… —Confiesa TaeHyung también desviando la mirada. Ambos sintiéndose tan torpes y
avergonzados.

Los oscuros ojos de JungKook se pasean nuevamente por la fina figura de TaeHyung sobre la cama, el vestido
está caído en uno de sus hombros dejando ver su clavícula desnuda y él siente la enorme necesidad de morderla.
Sus piernas desnudas se muestran bajo la falda dorada y un pequeño bulto se ha formado en su intimidad,
TaeHyung está excitado y él desea poseerlo.

—A-antes… antes debes traer la bolsa d-de p-papel que dejé en la otra habitación… junto a-al lado del espejo. —
Pide colocando sus manos en los hombros de JungKook cuando este se ha inclinado sobre su cuerpo, él lo mira
brevemente, pero no pregunta. Simplemente se aleja con rapidez para traer lo pedido.

No demora más que unos segundos al regresar con lo que TaeHyung le ha indicado. Su mirada cuestionando el
contenido que no se ha atrevido a ver por la premura de querer regresar a su lado.

—YangMi d-dijo que nos puede ayudar… ya q-que es nuestra primera vez… —Revela bajando la mirada. De

pronto vuelve a mirarlo con temor en los ojos. —Es… es n-nuestra primera vez ¿v-verdad?

JungKook asiente entendiendo su pregunta. —Lo es, es mi primera vez y sé que es tu primera vez también. —
Sonríe con ternura dejando la bolsa de papel a un lado de la cama. —Me alegra saber que te has sentido curioso y
has pedido ayuda, yo también lo he hecho siendo honesto, porque quiero que nuestra primera vez sea para los dos,

quiero que ambos podamos disfrutar de este encuentro… quiero hacerte el amor y que me hagas el amor también,
mi príncipe. —Besa sus labios con delicadeza, cubriendo con su gran cuerpo el pequeño cuerpo de TaeHyung. —
Te amo tanto.

Con sus manos, desata el cintillo que une el kurta y lo deja caer al piso, revelando su cuerpo marcado que
TaeHyung siempre ha admirado de lejos pero nunca antes se había atrevido tocar. Sintiendo tanta timidez cuando
es JungKook quien sujeta su muñeca con delicadeza y lo deja sobre su marcado abdomen. —Te pertenezco, en
cuerpo y alma, te pertenezco. —Suspira contra su oreja al sentir el suave y frío tacto de los dedos de TaeHyung

contra su piel. —Y tú también me perteneces… eres completamente mío y yo soy completamente tuyo… podrás

hacer lo que quieras con mi cuerpo…


Las manos de TaeHyung quitan el kurta con nerviosismo. Dejando a JungKook completamente desnudo desde
sus caderas hacia arriba. Sus ojos se vuelven a posar sobre la tela que se alza en los pantalones y aleja sus manos
antes de tocarlo.

Mientras que los labios de JungKook besan la piel descubierta de sus hombros, quita el ostentoso collar y desata
la pequeña cadena que envuelve su cintura, dejando que el vestido se vuelva suelto a su alrededor. Muerde sin
presión alguna su clavícula cuando logra bajar el vestido de su pecho y TaeHyung tiende la cabeza hacia atrás
cuando sus labios han alcanzado uno de sus pezones.

—J-jungKookie… —Gime cuando JungKook cuela una de sus manos por las largas y esbeltas piernas y presiona

sobre ella, maravillado del tacto de esta. —E-espera… espera. —Pide con la respiración entrecortada. JungKook
se detiene de inmediato al escuchar su petición.

—¿Te hice daño? —Pregunta asustado.

TaeHyung niega con la cabeza y sin atreverse a mirarlo susurra. —¿Y si n-no te gusta? ¿Y si n-no te gusta lo que

ves? T-también soy hombre… y tú siempre e-estuviste enamorado de T-taeHee… no de mí…

JungKook retrocede en su lugar, y sin decir palabra alguna, se baja los pantalones junto a la ropa interior, dejando
ver su miembro totalmente erecto e hinchado. —TaeTae, si no me gustaras, si me gustarán las chicas en

realidad… no estaría tan excitado como lo estoy sólo viéndote tan tímido y caliente ante mí. —Explica con

paciencia desasiéndose de lo que queda de su ropa. —Sólo tú me pones tan duro, amor mío… y sé que también te
pongo duro, puedo verlo desde aquí. —Comenta con los ojos oscuros sedientos. TaeHyung se apresura a cubrir su
intimidad con una mano, sintiendo sus mejillas enrojecer.

Aunque JungKook muchas veces andaba sin ropa dentro de la cabaña, él en su mayoría de veces se había negado
a mirarlo. Esquivándolo y evitándolo hasta que JungKook vuelva a cubrirse totalmente.

—Tengo he-heridas también, cuando me quites el v-vestido, las verás y no te gustarán…

El más alto se queda en silencio brevemente, decidiendo no decirle que lo ha visto desnudo antes, cuando él
necesitaba ser atentado aquella vez por estar herido de gravedad, pero lo había visto desnudo sin su
consentimiento y es por ello que nunca se lo había confesado. —Yo también tengo heridas ¿lo recuerdas? Mi
cuerpo también tiene cicatrices y es por eso que te gusto menos ¿cierto?

—N-no… no me importan tus cicatrices en realidad.

—A mí tampoco ¿lo entiendes? Te amo tal cual eres y lo único que quisiera cambiar de ti son aquellos
pensamientos que tienes en tu contra, porque en lo demás eres perfecto. —Murmura volviendo a subir a la cama,
estirando una mano para volver a bajar el vestido y dejar a la vista uno de los pezones de TaeHyung, firmes y
duros. —Te haré el amor y juntos aprenderemos a amarnos tal como somos ¿de acuerdo, vida mía?

TaeHyung no puede responder con palabras cuando JungKook ha vuelto a atrapar su pezón con los dientes, al
contrario, gime agudamente en respuesta y tiende la cabeza hacia atrás.

Las manos de JungKook pesadas y ásperas recorren su piel suavemente, adorándolo con mucha delicadeza. Lo
despojan del hermoso vestido dorado y este termina sobre el piso de madera.

El cuerpo desnudo de TaeHyung es admirado por los ojos negros de JungKook, quien besa cada centímetro de su
piel, susurrando palabras bonitas en su paso, profesándole su amor cuando hunde su rostro en su parte baja,
besando delicadamente la abertura entre sus nalgas. Y aunque TaeHyung intenta alejarlo, no puede hacer mucho
cuando la lengua de JungKook se hunde en él y él lanza un sonoro gemido de placer, retorciéndose sobre la cama,
crispando los dedos de sus pies cuando JungKook vuelve a hundir, esta vez más lejos su lengua en su pequeño
agujero rosado.

—Eres tan hermoso, tan bello incluso en tus zonas secretas. —Murmura JungKook maravillado cuando tiene
ambas piernas de TaeHyung separadas y observa como el agujero de TaeHyung palpita como si deseara ser
llenado. Sus dedos pasan por ese lugar y el cuerpo de TaeHyung, demasiado sensible a esas alturas, da un
pequeño brinco sobre la cama. JungKook se deleita de como el pequeño cuerpo de TaeHyung reacciona ante sus
toques.

—JungKookie, l-la bolsa… —Pide escondiendo su rostro con ambas manos.

JungKook estira la mano para tomar la bolsa de papel olvidada en una esquina de la cama y lo abre. Encuentra
algunos frascos de vidrio muy pequeños junto a un par de olisbos hechos de madera y piedra, además de dos
anillos para el pene. JungKook alza una ceja al coger uno de los olisbos y compararlo a su propio pene. —Creo
que YangMi se equivocó de talla, esto es muy pequeño en realidad. —Comenta divertido llamando la atención de
TaeHyung, quien levanta la cabeza para observarlo, JungKook sostiene el juguete fálico de piedra al lado de su
pene erecto, viéndose el obelisco a la mitad del tamaño de su propio miembro.

—¡JungKook! —Chilla TaeHyung volviendo su mirada hacia el techo, sus mejillas ardiendo de haberlo visto tan
directo.

—¿Has usado estos juguetes antes? —Pregunta de pronto, haciendo a un lado todo el contenido de la bolsa para
volver a recostarse sobre el cuerpo de TaeHyung.

TaeHyung niega con la cabeza antes de responder. —S-se supone que debía prepararme antes… p-pero me daba
v-vergüenza hacerlo, JungKookie.

Él sonríe satisfecho al escucharlo. Libera su rostro sonrojado de sus manos para que pueda mirarlo directamente.
—Oye vida mía. Hacer el amor no tiene porque ser vergonzoso ¿me oyes? Vamos a entregarnos el uno al otro y
deseo que ambos podamos disfrutarlo, amor mío.

Los ojos grandes de TaeHyung se fijan en los de JungKook cuando este comienza a recorrer las cicatrices en su

cuerpo, sintiendo el tacto tan cálido y codicioso. —Entra en mí, p-por favor… —Suplica con los ojos vidriosos.

JungKook toma uno de los frascos de vidrio y sabiendo que es, vacía su contenido sobre sus dedos para luego,
entrar uno a uno al agujero crispado de TaeHyung. Lo hace lentamente y con paciencia, observando sus
reacciones y oyendo sus gemidos para saber que lo está disfrutando.

La habitación se llena de respiraciones pesadas, gemidos agudos y ruegos por más junto al tintineo de las pulseras
de TaeHyung. JungKook gruñe al sentir su pene hincharse aún más por entrar en tan apretado agujero, por lo que
se acomoda entre las piernas de TaeHyung quedando cara a cara con él.

—Definitivamente, nunca voy a terminar de enamorarme de ti. —Susurra sobre sus labios cuando ha tomado su
miembro para ingresar en TaeHyung, quien se aferra a sus hombros y cierra los ojos con fuerza ante la
intromisión. JungKook deja de entrar en él cuando sólo tiene un poco más de la cabeza enterrada firmemente.

—P-puedes seguir entrando… —Susurra TaeHyung con un ligero dolor en la voz.


Sin embargo, JungKook espera pacientemente. —No sabes lo mucho que quiero sentirte en lo más profundo de tu
ser, vida mía. Quiero que tus uñas me marquen la piel, deseo tanto que tus gemidos se vuelvan mi exclusiva
melodía. —Murmura para distraerlo del dolor de la primera vez. —Pero esperaré un poco más, quiero que ambos

disfrutemos de este momento…

TaeHyung sonríe al escucharlo y con la respiración agitada, susurra. —M-me gusta como me miran tus ojos…

como s-si solo yo existiera, la s-sonrisa que me das me hace s-sentir único, especial, d-deseado… me siento tan t-

tuyo y tú eres t-tan mío… que quiero sentirte así, c-cada día de mi vida…

JungKook se entierra tan fuerte en él al escucharlo, la espalda de TaeHyung se arquea con un delicioso gemido de
placer al sentirse tan lleno y pleno. Olvidando por primera vez, todos los miedos e inseguridades que inundan su
mente, sabiéndose tan amado y protegido. Teniendo las fuertes manos de JungKook sosteniendo su cadera con
firmeza.

Su mente se nubla y el cosquilleo en su vientre bajo se vuelve poderoso, la habitación da vueltas y sólo los
gruñidos roncos de JungKook llenan su ser. Se ha corrido sólo cuando JungKook se ha hundido dentro de él, sin
moverse aún. Sin empezar aquella danza intima que siempre ha deseado tener sólo con él.

—Respira, príncipe, respira. —Le pide JungKook desde lo alto, con una enorme sonrisa en el rostro observando
como el pene de TaeHyung tiembla sólo al tenerlo dentro. —Te has venido sólo con tenerme dentro de ti. —Le
dice mientras que TaeHyung lucha por volver en sí.

—Estoy c-cansado JungKookie… —Chilla TaeHyung cuando logra enfocar su mirada. JungKook no puede evitar
reírse al escucharlo y TaeHyung abulta sus labios en un tierno puchero.

—Oh no, no me digas eso mi príncipe. —Pide meciéndose pausadamente contra el cuerpo de TaeHyung, viendo
como su pequeño pene vuelve a ponerse erecto por la estimulación dentro de su cuerpo. —No me digas eso,
porque que hago yo entonces con toda esta indecencia que he soñado contigo ¿eh?

TaeHyung ríe sonoramente al escucharlo, estirando las manos para que JungKook se acerque a besar sus labios.
Las risas se unen a los gemidos y gruñidos de placer, junto al sonido de sus pieles colisionando uno frente a otro.
Las uñas de TaeHyung enterrándose fieramente en su espalda, mientras que los dedos de JungKook se aferran a
los huesos en su cadera, dejando grandes motas rojizas que marcarán su cuerpo a la mañana siguiente. Mientras
que sus labios vuelven a recorrer su cuerpo, su cuello siendo adornado de besos indecentes para posarse por un
largo rato sobre su plano pecho.

Su vientre siendo acariciado por un segundo orgasmo, una de sus manos dirigiéndose a los cabellos largos y
negros de JungKook para tirar de él cuando se corre y aprieta el pene muy profundo en su ser.

JungKook gruñe y su voz es tan gruesa y alta que TaeHyung siente enrojecerse al comprender que es muy
probable que los soldados que custodian la cabaña a las afueras lo han oído. Pero entonces, siente la calidez
rebalsarlo luego de duras y profundas estocadas y el pene de JungKook volverse flácido dentro suyo aún,
TaeHyung cruza sus piernas detrás de las caderas de su amante para evitar que él salga de su interior.

—No, n-no te alejes por favor. —Implora con la respiración cansada y el cuerpo lleno de una ligera capa de
sudor, su cabello pegado a la frente y el delineador corrido en uno de sus ojos, JungKook también debe respirar
hondamente para calmar su respiración de su primer orgasmo. Divertido lleva uno de sus dedos al maquillaje
corrido de TaeHyung y lo limpia sin darle mucha importancia. —M-me gusta tenerte a mi lado. —Murmura y

JungKook observa nuevamente aquellos ojos miel por los cuales está tan perdido. —Oh, b-bueno, encima mí… en
realidad no importa m-mucho. —Dice volviéndose a sentir tímido.

Aquel comentario hace reír a JungKook y todo su cuerpo retumba sobre el pequeño cuerpo de TaeHyung, aún
unidos por la parte baja, TaeHyung siente perfectamente como el cuerpo de JungKook vibra aun incluso en su
interior cuando sigue riéndose, volviendo a ponerse erecto, rebalsando su semen en su interior.

—Yo pienso también, que, si me desvelo sobre tu cuerpo, sería el mejor insomnio de mi vida. —Comenta
volviendo a mecerse dentro suyo cuando se ha puesto duro nuevamente.

JungKook acomoda una de las piernas de TaeHyung sobre su hombro, mientras que con una de sus manos retiene
la otra pierna abierta ante él, con su mano vacía bombea el pene de TaeHyung tocándolo por primera vez,
enviando una corriente eléctrica por el todo el cuerpo más pequeño, pero él se asegura de cubrirlo con su mano
para impedir que vuelva a correrse tan pronto.
—Vamos despacio, amor. Que quiero que bailemos juntos toda la noche. —Pide y los dedos de los pies de
TaeHyung se encogen repleto de placer.

TaeHyung no recuerda la cantidad de orgasmos que JungKook le da con su boca, con cada penetración ni cuando
él ha dejado de llenarlo aquella noche, sólo recuerda el placer que inundó su cuerpo y el deseo que, lejos de ser
apagado, sigue llameante en su ser.

Sus ojos se abren con pesadez al amanecer, observa las velas apagadas en el piso y las grandes ventanas, dándose
cuenta que no tienen cortinas, pero es distraído totalmente con los besos húmedos que JungKook riega por el
contorno de su espalda desnuda.

—Me estaba preguntando, amor mío. —Comienza a decir frotando su miembro despierto contra la abertura de sus
nalgas. —Si anoche mi lengua ha sido buena explicándote lo mucho que te deseo.

TaeHyung gira la cabeza levemente y le regala una adormitada sonrisa, preguntándose si JungKook ha dormido
algo o si simplemente ha estado toda la noche vigilando sus sueños. —Creo que mi cuerpo l-lo ha entendido bien,
J-jungKookie. —Responde y gime cuando los roces delicados se deslizan por el contorno de su figura.

—Tengo que confesarte, mi TaeTae, que todo el trayecto por tu espalda me tiene muy encandilado. —Dice
volviendo acomodarse para entrar lentamente en él.

TaeHyung tira su trasero hacia atrás, dando permiso sin palabras a que JungKook lo vuelva a inundar con su ser.
—N-no hay cortinas. —Murmura tirando de las sábanas para cubrirlos a ambos.

JungKook masajea el pequeño miembro de su amante mientras empuja lentamente en él, sintiendo cada estocada
en cada centímetro de su piel. —No importa, no verán. Yo te cubro, vida mía.

TaeHyung hunde el rostro en la almohada intentando acallar sus gemidos, a esa hora de la mañana el día es tan
claro que él teme ser escuchado u observado, por lo que intenta ser silencioso mientras que JungKook vuelve a
hacerle el amor.

Sus labios besan nuevamente cada una de sus cicatrices, dejando pequeñas marcas rojizas en su paso. TaeHyung
permite que su amante vuelva a reconocer su cuerpo, con sus manos y sus labios. Se pone boca abajo y JungKook
sobre él le provoca el segundo orgasmo en la mañana. Sintiendo el duro cuerpo de su amante moverse
rítmicamente sobre su cuerpo, evitando dejar caer sobre su delicado cuerpo todo su peso.

—Te has corrido tantas veces y aún sigues tan húmedo y volviéndote a endurecer. —Murmura luego de correrse.
Su respiración fallando tirando su peso a un costado de TaeHyung.

—No te cansarás ¿v-verdad? —Pregunta TaeHyung con una sonrisa satisfecha en el rostro, mirándolo de lado.

—¿Cómo cansarme de ti? No podría, simplemente no podría, mi niño bonito. —Acepta acariciando los cabellos
dorados de TaeHyung.

Sus labios son besados con calma, bebiendo uno del otro, riéndose entre cada beso, sintiendo las manos traviesas
tocar el cuerpo ajeno una vez más. —Debemos ir por T-taeyang. —Dice al fin de un largo rato, haciendo que
JungKook sea esta vez quien dibuje un puchero en sus labios.

—Podemos ir para almorzar, príncipe. —Murmura en voz baja.

—E-eres un adicto, JungKookie.

JungKook ríe llenando la habitación. —Todo tú, mi niño bonito me vuelve adicto a ti.

Sin embargo, TaeHyung niega con la cabeza con una sonrisa sentándose en la cama, pero un quejido bajito se
deja escuchar entre sus labios. JungKook se sienta de inmediato alarmado al escucharlo.

—¿Te hice daño? ¿Te he lastimado? —Pregunta intentando ver su rostro.

Pero TaeHyung niega con la cabeza y con las mejillas sonrojadas, murmura. —Me duele un poco aquí. —Señala
su espalda baja y da un pequeño respingón cuando los labios de JungKook lo besan en la zona que ha señalado.
—P-pero creo q-que es un dolor bueno.

—Siento haberte lastimado. —Dice bajándose de la cama y rodeándola para ponerse de cuclillas frente a su
amante. —¿Necesitas que te cargue?

El más pequeño niega con la cabeza frenéticamente. —Sólo a-ayúdame a ponerme de pie. —TaeHyung coloca su
mano sobre la de JungKook y cuando ambos están de pie, se observan uno frente al otro, completamente
desnudos. TaeHyung no puede mirarlo por mucho tiempo y se observa así mismo. —¡JungKookie! ¡T-tengo
muchos chupetones! —Se queja escandalizado al notar las marcas rojizas regadas en sus cicatrices.

—No, permíteme corregirte mi niño bonito. Son tatuajes de mis besos—. Se defiende caminando a paso lento
hacia el baño. —Son recuerdos de mi amor por ti.

TaeHyung lo golpea débilmente riendo de sus palabras. Ambos se meten a laducha y vuelven a perder en el
cuerpo del otro por largos minutos más.

Cuando ambos llegan nuevamente al castillo, Narae se maravilla de ver a su pequeño hermano utilizar el vestido
dorado que JungKook específicamente pidió que se haga para su amante. Pasando por alto las marcas rojizas que
adornan su cuerpo y que ha cubierto muy mal con el collar y con la capa de JungKook sobre él.

Sin embargo, YangMi bromea abiertamente de lo radiante y saciado que se ve, ganándose una pequeña
reprimenda de la reina porque aquellos comentarios provienen de la futura reina, aunque la anciana también ríe
moderadamente de la expresión del chico de ojos miel.

—Si TaeHyung pudiese tener hijos, estoy seguro que ya lo hubieses dejado en cinta con mínimo dos bebés en
camino. —Murmura YoonGi en voz baja sólo para JungKook quien sonríe orgulloso.

—¿Para que más hijos? Si con nuestro Taeyang es más que suficiente. —Comenta sosteniendo al bebé entre sus
brazos, quien regala besitos en su mandíbula, haciéndole saber lo mucho que los ha extrañado a ambos.

Jimin por su parte, no es tan discreto con sus preguntas y le cuestiona a TaeHyung si JungKook lo trató bien en su
primera noche, ofreciéndose nuevamente de voluntario para hacerlo correctamente. Un piñizco discreto en una de
sus nalgas por parte de SungHyun lo silencian, sin embargo.

Narae y HoSeok resaltan el hecho de que deben preparar la ceremonia al notar el juego de anillos que llevan
TaeHyung y JungKook, ninguno niega que es de compromiso, aunque tampoco aceptan responder las preguntas
que todos los presentes hacen escudándose de sonrisas tímidas por parte de TaeHyung y de orgullo por parte de
JungKook, ambos queriendo disfrutar de su relación formalizada unos días más para ellos mismos.
Antes de regresar a casa con Taeyang en brazos, comparten un almuerzo y al finalizar, TaeHyung le pide en voz
muy bajita a YangMi algunos de esos frasquitos más, y ella le promete llevarle algunos más días después entre
risas.

JungKook nuevamente ayuda a TaeHyung a subir al carruaje llevando él a Taeyang en brazos y ambos viendo
como el castillo se hace más pequeño a través de la ventana.

—¿Estás seguro que quieres hacer ello? —Pregunta JungKook besando su frente.

—Sí, a m-mí me hubiese gustado poder a-asistir a una escuela de b-baile sin miedo a que las profesoras me b-

boten de ahí. Murmura colocando su cabeza en su hombro. —A mi m-me hubiese gustado…

JungKook besa su frente mientras mece al bebé para hacerle dormir contra su pecho. —Entonces eso haremos.
Abriremos la escuela de baile para hombres y mujeres, pero sólo enseñarás si yo o uno de los soldados está
contigo. No quiero que nadie del pueblo pueda atacarte mientras enseñas. No quiero que crea que pueda hacerte
daño de esa manera.

—N-nadie lo hará, JungKookie. —Insiste TaeHyung, sin embargo, JungKook no está de acuerdo.

—Habrá muchas personas que piensen que no es correcto que los chicos dancen, la mamá de Jimin es gitana y le
permitió bailar. Pero no todos los padres pensarán de esa manera, aun cuando sus hijos desean bailar con todo su
corazón.

TaeHyung asiente comprendiendo el temor de JungKook, por lo que promete aceptar la compañía de los soldados
en su ausencia. Crearán un pequeño salón de baile al comienzo del bosque, para que TaeHyung no suba hasta el
pueblo y los niños no tengan que ingresar al bosque necesariamente. Muy cerca a la cabaña de HoSeok.

Aunque JungKook insiste en cobrar una moneda de plata como inscripción, TaeHyung se niega a ello diciendo
que no era justo si iban niños cuyos padres no estarían de acuerdo, puesto que no tendrían con que pagar aquella
inscripción. A cambio de ello, TaeHyung le pide que JungKook hable con el nuevo consejo de ministros para
decretar que ninguna escuela de baile pueda discriminar a los niños, aunque sería un largo camino para conseguir
aquella igualdad, comenzarían con aquel pequeño salón de baile donde TaeHyung enseñaría a niños y niñas por
igual.
JungKook baja nuevamente de la carroza ayudando a TaeHyung a bajar de ella, mientras Taeyang se despierta y
solloza en protesta de interrumpir su sueño.

—Ya, ya corazón. Ya llegamos a casa, podrás dormir en tu cuna, pero no llores, hijo mío. —JungKook lo calma
meciéndolo en la puerta de la cabaña.

—T-te sienta bien ser papá. —Comenta TaeHyung con una bonita sonrisa rectangular en los labios. Viéndose
resplandeciente en el umbral de la puerta para los ojos de JungKook, quien asiente con la cabeza en aceptación.

—¿Sabes, algo amor mío? —Comienza a decir estirando la mano para dejar que TaeHyung ingrese primero a su
hogar, siguiéndolo de cerca. —He descubierto que no necesito tocarte para acelerar mi corazón. Basta con mirarte
y verte sonreír para volver arder sólo por ti, vida mía.

TaeHyung sonríe ante sus palabras, sintiéndose tan maravillado de como JungKook se ha liberado con él,
sintiéndose seguro y queriendo liberarse con él también. Se gira y le guiña un ojo en respuesta. JungKook lo
persigue intentando no moverse bruscamente para no

despertar a Taeyang, pero sus risas en su hogar resuenan y aunque Taeyang se queja al comienzo por interrumpir
su sueño, se termina uniéndose a los juegos de sus padres, inundando el cálido y amoroso hogar de TaeHyung.

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