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En defensa de la Colonia, la red de fuertes y fortines en las tierras bajas de Jujuy: El caso del
“Fuerte Santa Bárbara” (1755-1800)
La expansión colonial en sus inicios tuvo, una amplia diversidad de objetivos, aunque los
españoles en la región del Tucumán se fijaron dos de ellos primordiales. En el actual noroeste
argentino, en la extensa región conocida como el Chaco: atravesarla para buscar una
comunicación con el este y, paralelamente, defender los asentamientos fronterizos de las
incursiones de los indígenas. Los españoles debían velar por la seguridad de las poblaciones
levantadas en los confines de zonas ya conquistadas. En los siglos XVI y XVII muchas de ellas
habían sido asaltadas y otras destruidas por los indígenas, de allí la necesidad de estabilizar
puntos fronterizos de defensa a la que se agregó un nuevo peligro externo al de los ataques de
los indios chaqueños: las temidas incursiones de los portugueses de Colonia del Sacramento,
ávidos de alcanzar el territorio de Chiquitos y el Alto Perú.
Para contrarrestar estas amenazas se fueron emplazando en el territorio una serie de diversas
estructuras defensivas diversas, esto debido a que el Chaco empezaba a tener una importancia
sustancial dentro del circuito económico altoperuano, en este sentido se fundaron una serie
de fuertes y fortines para salvaguardar las rutas mercantiles y resistir a los embates de las
poblaciones indígenas locales. Tal es el caso del Fuerte de Santa Bárbara, erigido por el
teniente de gobernador de la ciudad de Jujuy don Diego Tomas Martinez de Iriarte en el año
1755.
El fuerte estaba armado al parecer con artillería, y era comandado por un capitán y un alférez,
y tenía una decena de soldados. Algunos de los soldados de este fuerte, eran indígenas de la
Quebrada de Humahuaca que vivían junto a sus familias, y como era una constante en relación
a los otros fuertes, una parte de los partidarios eran también delincuentes condenados por
algún delito en la ciudad de Jujuy.
El fuerte era provisto con caballadas y ganado vacuno por los vecinos de Salta de la hacienda
de Santa Bárbara y estaba ubicado en las tierras de una hacienda, contando con una capilla y
una plaza central para atender a la feligresía del establecimiento productivo, que además
podía servir para exhibir públicamente a los soldados que eran castigados por cometer algún
delito.