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Alumno: Jesús Jorge Coutiño Velásquez.

Doctorado en Ciencias en Ciencias Agrarias. Universidad Autónoma Chapingo, México.

Hacia una revisión sociopolítica y de producción en la Institucionalización de la Pobreza


Alimentaria desde el Sistema Alimentario Mexicano hasta la Cruzada Nacional contra el hambre.

Antecedentes:

La presente investigación surge del interés de observar e investigar la manera en que el aparato
gubernamental instruye una serie de mecanismos y estructuras de actuación derivadas de las
imposiciones de la globalización. En ella, se intenta desarrollar un sistema agroalimentario a gran
escala con el objetivo de contrarrestar el acceso a la alimentación, los niveles de desnutrición y
hambruna en el mundo. En este sentido, los países conectados con la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) actúan en función de las sugerencias así como de presiones trasnacionales tanto de
entidades públicas como privadas. A partir de allí, se generan estrategias para permitir la
conducción de disposiciones legales, apertura comercial, además de buscar certidumbres
institucionales.

Bajo este cometido surgen programas sociales que responden, en buena medida, a medidas
coyunturales de interés privado y no a un esquema suprasexenal con intereses públicos. Por ello,
el hambre, el acceso a la alimentación y la nutrición; son elementos que no escapan a las prácticas
a la hora de institucionalizar actividades.

De esta manera, entendemos por institucionalización a aquel proceso que “se inicia cuando
aquellos que dirigen la organización toman decisiones, van dando pasos sucesivos, desarrollando
iniciativas e integrándolas en la gestión estratégica y la cultura de la organización”1. Si esto es así,
en México la toma de decisiones gubernamentales que se realizan, responden a la lógica comercial
imperante, en este caso una entidad neoliberal. Con lo que entonces programas como La Cruzada
Nacional contra el Hambre (Sin Hambre), Oportunidades; en su marco federal. Las incursiones Por
un Zacatecas Sin Hambre, Plan 59 (Coahuila), Desarrollo Microregional (Oaxaca) y Desarrollo
Regional (Sinaloa); con trascendencia estatal. Políticas Gubernamentales tomadas del pasado,
como el Sistema Alimentario Mexicano (SAM), el Programa Nacional Solidaridad (Pronasol),
Progresa. Pactos como El Acuerdo Nacional para el Campo; la liquidación de Pronase. Experiencias
de otras naciones como Pacto Hambre Cero” en Guatemala (2012-2015). De igual manera, el
“Programa Productivo Alimentario” en Nicaragua (2007-2010), etc. Todos ellos categorizan una
forma de cómo se entiende el hambre, cómo actuar frente a la pobreza alimentaria y qué medidas
tomar para aumentar los accesos a la alimentación.

Además, es importante señalar que la Pobreza Alimentaria generalmente se asocia a la visión de


Seguridad Alimentaria pues allí, garantiza la incorporación de medidas enfáticas para la atención
de la misma. Sirva de experiencia en nuestro país cuando la Encuesta Nacional de Nutrición de

1
Díez de Castro, Emilio; Díez Martín Francisco, Vázquez Sánchez Adolfo. (2015). Antecedentes de la
institucionalización de las Organizaciones. Publicado en la Revista: Cuadernos de Gestión. Vol. 15-No 1. Pág. 17.
España.
1988 confirmó el cambio de planteamiento con respecto a la manera de atacar al hambre. Pasar
de políticas alimentarias –cuestionables- a políticas de asistencia social –que, aunque nieguen que
las prácticas se han terminado, tienen todo el ADN de estructuras contenciosas-.

Ahora bien, es importante retomar qué es la Pobreza Alimentaria que, para entenderla, es
necesario entender primero qué se concibe por pobreza, para a partir de allí entender el umbral
conceptual sobre su origen. Al respecto, José Graziano da Silva –agrónomo estadunidense de
origen brasileño - advierte que la pobreza “no es algo aleatorio, ocasional, sino el resultado de un
modelo de crecimiento perverso, basado en salarios muy bajos, que ha llevado a la creciente
concentración de la renta y al desempleo”2. En este sentido, deja en claro que la intensión que
adquirió el programa, es producto de una serie de multifactores que requieren ser atendidos en
muchos ámbitos. Más aún, al hablar de alimentación regularmente se encuentra ligado al
desempleo o a la pérdida del poder adquisitivo en consecuencia a la denominada canasta básica;
es decir, a toda fuente de productos y servicios que requiere una persona en forma mínima para
poder sobrevivir y para realizar todas las actividades cotidiana.

Mientras que, la Organización para la Alimentación y Agricultura (FAO) asume como Pobreza
Alimentaria aquello que sufre el “acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y
nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos
a fin de llevar una vida activa y sana”3, bajo esta idea se entiende, que se coloca un estilo de
alimentación considerado estable, estandarizado; que escapa a todo tipo de frontera sin importar
las condiciones culturales, sociales ni de nutrición.

Por su parte, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL)


considera que es la “incapacidad para obtener una canasta básica alimentaria, aun si se hiciera uso
de todo el ingreso disponible en el hogar para comprar sólo los bienes de dicha canasta”4; es decir,
la pobreza alimentaria se asocia con los elementos comestibles registrados como prioritarios sin
importar su condición social, edad, sexo, económica, etc.

En este sentido, la institucionalización actual de Pobreza Alimentaria y las actividades


gubernamentales se articulan al proceso identificado como los Objetivos del Desarrollo del
Milenio. Un plan “convenido por todas las naciones del mundo y todas las instituciones de
desarrollo más importantes a nivel mundial”5. Este pacto permite entender las declaraciones de

2
Graziano da Silva, José. (2012). Fome zero. Programa Hambre Cero. La experiencia Brasileña. Brasil:
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en colaboración con el
Ministerio de Desarrollo Agrario del Brasil Pág. 17.
3
Organización para la Alimentación y la Agricultura. FAO. (1996). Cumbre Mundial sobre la Alimentación 1996.
Declaración de Roma sobre la seguridad alimentaria mundial. Roma, Italia.
4
Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social. CONEVAL. (2014). Glosario.
Publicado en el apartado de Medición de la Pobreza. Para más información consúltese la página de internet:
http://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/Glosario.aspx
5 Objetivos del Desarrollo del Milenio. (2015). Podemos erradicar la pobreza. Publicado en Antecedentes por el

Departamento de Información Pública de las Naciones Unidas. Para más información consúltese la página de
internet: http://www.un.org/es/millenniumgoals/bkgd.shtml
países desarrollados y corporaciones transnacionales sobre los países subdesarrollados a manera
de recomendaciones. Ello supone la adopción de decisiones controversiales que ponen en
entredicho la soberanía de fronteras más retrasadas en temas sociales coyunturales.

Las ideas antes expresadas confirman que el concepto de una Seguridad Alimentaria cobra
sentido desde el pensamiento neoliberal pues la alimentación, dada la dinámica antes esbozada
compromete, de alguna manera, al individuo/sujeto a depender siempre de un programa o
plataforma social para reducir su vulnerabilidad. La proximidad siempre está latente, pues los
riesgos ante un eventual colapso –producido por lo económico, lo social o lo político– consideran
que es un tránsito que nunca se dejará de lado y debe considerarse tanto en el análisis de los
programas como el nacimiento o desaparición de disposiciones estatales.

En contraparte a lo anterior, existen resistencias ante tales planteamientos que cuestionan el


sentido de comprometer la autonomía de un país. A esto se le denominará Soberanía Alimentaria.
En ella, intentan reivindicar a la pobreza rural donde consideran que “está ligada a las
características del territorio y sus habitantes, quienes habitan en localidades aisladas, a menudo
excluidos por diferencias étnicas, de género y edad. Se concluye entonces que para llevar a cabo
políticas de superación de la pobreza debe impulsarse el empleo y políticas de activación
territorial”6.

Bajo este cometido solicitan una participación más activa de los productores locales y regionales
así como la incorporación de una agenda en el aparato gubernamental que se avoque a una
producción alimentaria local. Al mismo tiempo, mejorar términos de salario mínimo con la
posibilidad de recuperar poder adquisitivo que permitirán a la misma población, apoyar e
incentivar la producción de la agricultura familiar.

En consecuencia, la Soberanía Alimentaria cuestiona al gobierno mexicano debido a que considera


que confunde el hambre con acceso a la alimentación; la necesidad de una Política Agrícola
Interna con la apertura institucional hacia el comercio en materia de agrícola; el abaratamiento de
los alimentos con las perspectivas asistencialistas; el “aumento” al Salario Mínimo con las tarjetas
de transferencias monetarias; la carencia de apoyo a los pequeños productores con el descontrol
de la entrada de alimentos.

Planteamiento del Problema:

La Institucionalización de la Pobreza Alimentaria es el resultado de una serie de sucesos que


fueron establecidos a partir de la intención –desde la óptica neoliberal- por erradicar el hambre,
brindar seguridad alimentaria y de nutrición; además de los ensayos de utilizar estrategias sobre
producción y consumo asociados a la apertura e intercambio comercial global. Sugiriendo además,

6
Torres Salcido, Gerardo. (2010). Intensidad de la pobreza alimentaria en las zonas rurales. Localización y nuevas
perspectivas para el desarrollo rural. Publicado en la Revista Estudios Agrarios. Procuraduría Agraria. Pág. 48.
México.
programas sociales así como estadísticas públicas que enfaticen la medición de la pobreza, así
como la aplicación de cierto tipo de programas asistencialistas.

En ese sentido, la Institucionalización de la Pobreza Alimentaria intenta reducir el problema


multifactorial del hambre, dirigiéndolo como un fenómeno en donde recaen flujos permanentes
de actividades progresivas, sobre cómo se produce el alimento y la manera en que se distribuye;
es decir, pensar que la industria, en su faceta capitalista, permite el intercambio comercial activo
entre el consumidor y los productores a través de su producción en masa, reduciendo
significativamente el precio de los alimentos, haciéndolos más cercanos a los comensales,
confirmando así, el discurso neoliberal al permitir que los precios se liberen por la inversión de las
empresas para abatir costos.

De la misma forma, mencionan que las órdenes jerárquicas para tomar decisiones sobre las
prioridades de consumo y producción, están en virtud de las necesidades del desarrollo histórico
de la formación social así como económica vistas desde occidente. En palabras más amables, el
mercado junto con la libre competencia, se entrelazan para determinar los productos alimentarios
que comercializarán. Con ello, en un mundo globalizado se abandona más al campo –tanto para
los productores locales como las formas de autoconsumo-, sustituyéndolo con mayor
incorporación industrial o fomentando el monocultivo, donde se produzca de la misma forma en
todas partes, dando paso al planteamiento de normatividades que forjen una dieta universal.

Ahora bien, un sistema alimentario posee diversas aristas de dónde tomar partido. A tal grado de
encontrase desde esta lógica con la disyuntiva de entenderlo como un sinónimo de sector o
industrialización agroalimentario; es decir, bajo el plano de competencia comercial o con su
planteamiento antagónico de ver bajo qué cometido, compromiso, dirección ideológica y política,
acentúan el detrimento del bienestar común de una comunidad.

Ante esto, el sociólogo estadounidense Philip McMichael en su texto Regímenes Alimentarios y


Cuestiones Agrarias señala que existe un Sistema Agroalimentario el cual se debe de entender
para relacionar los regímenes de producción y consumo de alimentos a nivel mundial. Por ende,
toda nación al firmar acuerdos además de cooperación internacional en materia alimentaria, se
encuentra supeditada a intereses transnacionales que van más allá de su orden soberano. Los
objetivos que debe perseguir son las disposiciones generales de los organismos que forman parte;
asegurar, por ejemplo, el derecho a la alimentación de todas las comunidades a través de espacios
institucionales que operen bajo la perspectiva de la Seguridad Alimentaria.

El problema, según McMichaels es que “la paradoja del régimen alimentario corporativo es que,
así como se presenta como la condición para la seguridad alimentaria, causa la miseria de las
poblaciones –especialmente las rurales– a través del ejercicio del poder del monopolio. La
consecuencia perversa de la integración a los mercados mundiales es la exportación de la
privación, ya que los mercados ‘libres’ excluyen y/o matan de hambre a las poblaciones
desposeídas”7.

Por lo tanto, las reglas establecidas para la interacción de un régimen alimentario desde el
entramado de una Institucionalización de la Pobreza no se encuentran en la misma circunstancia
con todos los actores y agentes inmiscuidos en el tema; sino es una formulación escalafónica en
donde las tensiones, acuerdos y ejercicios, corresponden a partir del impacto mediático de sus
representados.

Las capacidades de producción son diferenciadas por su margen de maniobra e irrupción en las
decisiones, no sólo de carácter interno sino, además, externando la dominación de las fronteras
agrícolas, además de desconocer los intereses en la incidencia social; es decir, en la manera en que
lo local responde a su carácter inmediato, su necesidad. Esto viene a cuentas, a partir del estudio
de Michelle Chauvet (2010) cuando en su texto El Sistema Agroalimentario Mundial y la ruptura
del Tejido Social, esboza que “las unidades productivas agrícolas grandes, con alta inversión de
capital, son dedicadas a la ganadería, granos, oleaginosas, azúcar y hortalizas. Las pequeñas, con
un intensivo uso de mano de obra y bajos rendimientos, se centran en el autoconsumo con una
baja integración al sistema de mercado”8. La propuesta de las corporaciones hacia el agro, radica
entonces, en la producción de biotecnología, los agronegocios y al modo de comercialización en
tiendas de autoservicio, pues éstas “imponen precios a sus proveedores y les pagan su mercancía
varias semanas después, con lo que en realidad son empresas financieras las que, aprovechando
su posición y poder, se quedan con el margen de ganancia del productor y dejan sin trabajo a los
comerciantes de antaño”9. Por este dominio, se lleva al declive a los campesinos, así como al
campo minifundista debido a las escuetas alternativas que tienen para ofrecer sus productos a un
precio razonable y competitivo. En este sentido, los bastiones fundamentales para ubicar a
cualquier país en el terreno de la soberanía se encuentran con una importante distancia.

De esta manera, lo que subraya McMichaels al decir que esto ha traído como consecuencia una
actividad del capital financiero hacia “la inversión en empresas especulativas en tierras y en
cultivos flexibles”10con resultados disparejos entre los involucrados; es decir, espacios ad hoc
tanto de infraestructura como institucionales propicias para la estructura neoliberal.

Ante esto, es posible pensar que ante la búsqueda de un cuestionable orden y seguridad, en
cuanto al alimento se refiere, se reduzca ante lógicas institucionalistas; es decir, bajo un
entramado de operaciones donde el contacto con la realidad se pierde, pues ésta asume una
actitud interpretativa ante el fenómeno del hambre. Se cuestiona, con base en lógicas

7
McMichaels, Philip. (2015). Regímenes Alimentarios y Cuestiones Agrarias. Editorial: Miguel Ángel Porrúa y la
Universidad Autónoma de Zacatecas. Pág.: 90. México.
8
Chauvet, Michelle. (2010). El Sistema Agroalimentario Mundial y la ruptura del Tejido Social. Artículo publicado
en el Libro: Globalización y Sistemas Agroalimentarios, Carlos Javier Maya Ambía y María del Carmen Hernández
Moreno (coord.) por la Universidad Autónoma de Sinaloa Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo
Asociación Mexicana de Estudios Rurales y Juan Pablos Editor. Página. 43. México.
9
Ibíd. Pág.: 54.
10
Op. Cit. McMichaels, Philip. Pág.: 169.
matemáticas cercanas, cuántos alimentos y con qué frecuencia la comunidad demanda o tiene
acceso a ellos. Se trata de comprender la contemplación sobre los efectos, así como las causas de
las relativas ausencias, pues estos se deben a fenómenos económicos, sociales y políticos. Todo
ello, producto de la baja del poder adquisitivo de las familias, de la manera en que la globalización
se nos presenta al cambiar nuestros estándares alimenticios así como la forma en que el aparato
gubernamental genera acuerdos con multinacionales o con otras naciones para el intercambio en
materia alimenticia.

De tal modo, las ideas asistencialistas; es decir, que la administración pública conduzca la toma de
decisiones sociales a través de apoyos o programas que modifiquen la configuración de la
comunidad y tengan mucho auge en estos planteamientos. Generación de programas en el que
sólo se enfatice la transferencia de productos, servicios así como apoyos económicos, estará
encaminado mantener o agudizar la fragilidad con la que los individuos conviven. Dicho de otra
manera, es un esquema ex profeso donde, de manera metafórica, se relaciona como un simbionte
político; es decir, una estructura donde se requiere de un huésped que soporte su incursión. En
este sentido, el huésped supone ser la coyuntura sobre la necesidad de alimentación y los
programas sociales -con su lógica neoliberal- quienes cubran ése cometido.

Por lo tanto, la idea anterior tiene un suelo en dónde poder desarrollarse. Esta criatura es creada a
partir de las pocas alternativas que cuentan los sectores marginales para abastecerse de
alimentos, por lo que las empresas tienen el poder de distribución, pues crean situaciones de
continua necesidad entre el producto y el consumidor. Se le condiciona la presentación, su
cantidad, su coste monetario, así como la calidad con la que se empaca para su dispendio. Por ello
generan la oferta al colocar en el mercado productos alimenticios de baja calidad, pero accesibles
en el costo y que responden a la demanda, siendo que los usuarios no tienen alternativas para
pagar otro tipo de alimentos.

En suma, el horizonte de acción se contrasta a un postulado de autorreflexión, un ejercicio válido


del pensamiento en el cual no debe perderse la idea de postulación única y homogénea; es decir,
el no cuestionamiento a la existencia, una solución para cada problema, y que, al tiempo, dicha
interpretación matemática, nos lleva a una respuesta mecánica errónea sobre la concepción del
hambre. Esto nos recuerda la idea de que se trata de voluntades entre el estado y las
trasnacionales. Entonces, parece que el alimento sirve como dispositivo de poder al generar
dependencia constante entre la población vulnerable ante la incapacidad de ésta –según la lógica
de la Seguridad Alimentaria- para auto suministrarse.

No obstante, es menester rescatar que la actividad alimenticia debe enfocarse más como un plano
equitativo en la distribución sin excluir –aparentemente– a algún grupo o sector social ni tampoco
de estar sometido a regulaciones y/o sugerencias de empresas u organizaciones trasnacionales
que pongan entredicho la soberanía del país, pues es “evidente que no existe un remedio único
para combatir el hambre. Las políticas y estrategias que se han de emplear deberán abordar tanto
las causas como los efectos de la inseguridad alimentaria, a fin de elaborar un marco apropiado
para emprender acciones concretas”11; esto nos lleva, de manera directa, pensar que el hambre
encuentra su pilar fundamental en la unión de la pobreza y marginación en el que se desenvuelvan
los individuos, por lo que de no atenderse o realizarse de manera incorrecta la forma en que se
entiende la Pobreza Alimentaria así como los programas sociales, puede generar problemas de
focalización y corrupción en el ejercicio de las actividades sociales.

De esta manera, la Institucionalización de la Pobreza Alimentaria debe tomar dos tipos de


consideraciones, el sistema agroalimentario moderno y el sistema agroalimentario tardomoderno.
El primero, consiste en colocar un progresivo y constante comportamiento de consumo para la
tribu –donde según Maffesoli “los alimentos, igual que la lengua, son un referente cultural que
genera sentimientos identitarios”12, por lo que se entiende que el consumo de alimentos está
orientado en función de las reglas que establezca el grupo- donde es importante señalar que de
actuar gubernamentalmente bajo una forma estandarizada, puede generar un anclamiento de
consumo, pues los sectores marginales que, continuamente están contemplados en cualquier
programa, no encuentran otras alternativas para su alimentación, reafirmando el desconocimiento
del origen, calidad y efectos del producto a consumir.

Y, por otro lado, el sistema agroalimentario tardomoderno; que emplea técnicas de publicidad
para la ejecución social de los programas, aprovechando además el descuido, la falta de
conocimiento y participación activa por parte de los beneficiarios acerca de lo que se consumirá,
cómo se consumirá así como alternativas alimenticias.

Ante esto, el texto de Norma Giarraca Movimientos sociales y protestas en los mundos rurales
latinoamericanos: nuevos escenarios y nuevos enfoques cobra profunda relevancia pues nos dice
que “las acciones de los pobladores rurales (…) habían entrado en una etapa de latencia o de casi
invisibilidad y las pocas protestas no lograron atravesar los límites locales o, excepcionalmente,
nacionales. El efecto de las reformas agrarias en el marco de regímenes de acumulación
orientados, así como la expansión agroindustrial con integración de la agricultura familiar,
configuraron escenarios donde los campesinos y sus familiares se articulaban a los mercados (…) el
debate académico se centraba en los mecanismos de subordinación de estos sectores y en los
márgenes de negociación frente a las empresas procesadoras o de fabricantes de insumos”13. Si se
toma en cuenta esta postura política como válida con fines académicos o de carácter
interpretativo, se describe como un momento de las organizaciones campesinas –grandes o
pequeñas- en una etapa de latencia donde se limitaron a ser simples espectadores sobre la
manera en que se pretende producir, dotar y estructurar los alimentos.

11
Organización para la Alimentación y Agricultura. FAO. (1999). El estado de la inseguridad alimentaria en el
mundo. Resumen de prensa. Dirección de Producción y Sanidad Vegetal FAO (ed.); Pág.: 4. Roma (Italia).
12
Díaz Méndez, Cecilia. (2005). Los Debates Actuales en la Sociología de la Alimentación. Publicado por la
Revista Internacional de Sociología (RIS). Tercera Época, No. 40, Enero- Abril. Pág.: 58. España.
13
Giarraca, Norma. (2002). Movimientos sociales y protestas en los mundos rurales latinoamericanos: nuevos
escenarios y nuevos enfoques. Publicado por la Revista Sociologías, Porto Alegre, año 4, no. 8 jul/dic. Págs. 246 y
247. Brasil.
Cabe recordar que el acuerdo dotaba, en teoría, la posibilidad de que las organizaciones tengan
injerencia en las políticas alimentarias del país, por lo cual existe una bidireccionabilidad de tal
aspecto, por un lado existen grupos afines al gobierno en turno, con lo que Giarraca intentaría
atribuir su postura. Empero, también existen dentro del acuerdo asociaciones que no son
precisamente sistemáticas con las que su participación denotan nuevas formas de organización de
los movimientos antisistémicos “mucho más laxas y desconcentradas. Lo que ha hecho proliferar
las figuras de los Frentes Amplios, o la de las Confederaciones de movimientos, o de las
Coordinadoras en Lucha de organismos diferentes en torno de un combate común, o también la
configuración bajo el esquema de la llamada ‘red de redes’ o de un ‘movimiento de movimientos’
”14.

Ahora bien, de acuerdo a los argumentos expuestos en esta parte del proyecto y con la intención
de problematizar de manera concreta este fenómeno, se ha considerado importante formular la
siguiente interrogante, que serviría como eje de la investigación.

¿Cuáles son los problemas sociales, económicos y políticos; generados en el país, cuando se
institucionaliza la Pobreza Alimentaria tomando como base el Sistema Alimentario Mexicano hasta
la Cruzada Nacional contra el Hambre, sobre las dificultades del hambre, acceso a la alimentación,
así como su nutrición adecuada a través de Políticas Públicas?

Supuesto

La Institucionalización de la Pobreza Alimentaria surgida desde el Sistema Alimentario Mexicano


hasta la Cruzada Nacional contra el Hambre han generado un panorama estructural productivo
que recae en la apertura comercial de la producción, distribución, comercialización y consumo de
los alimentos. Dichos indicadores, reflejan una población mexicana carente de una estrategia de
producción alimentaria local fuerte, sólida; que responda a las necesidades de su comunidad de
origen. A cambio, se vulnera la posibilidad de transformación por parte del individuo al
permanecer bajo sus mismas condiciones –o incluso en menor instancia– de las que se
encontraban antes de ser tomado en cuenta por cualquier tipo de programa institucional. Con lo
que la atención de los problemas de hambre, acceso a la alimentación y nutrición; son tomados
como programas de contención social así como dispositivos de poder por parte del aparato
gubernamental.

Objetivos:

Objetivo General: Analizar y comprender los problemas sociales, económicos así como políticos;
que genera México cuando se institucionaliza la Pobreza Alimentaria tomando como punto de
partida el Sistema Alimentario Mexicano hasta la Cruzada Nacional contra el Hambre, sobre los
problemas tanto de hambre, acceso a la alimentación, como su nutrición adecuada; utilizando a

Wallerstein, Immanuel. (2008). Historia y Dilemas de los Movimientos Antisistémicos. Editorial:


14

Contrahistorias. Pág.: 30. México.


Pierre Bourdieu desde la Sociología de la Alimentación como fuente teórica en las relaciones entre
producción, distribución y; por su puesto, consumo.

Objetivos Particulares:

 Analizar la Institucionalización de la Pobreza Alimentaria.


 Conocer e interpretar los alcances sociales, políticos y nutricionales de las políticas
alimentarias a partir de 1980 (SAM).
 Analizar los programas alimentarios desde la Sociología de la Alimentación que propone
Pierre Bourdieu.
 Conocer las estrategias para combatir el hambre en los sistemas agroalimentarios
industriales y de desarrollo.

De lo planetario a lo particular.

El tema de la Institucionalización de la Pobreza Alimentaria ha sido constantemente abordado


desde los campos de la Seguridad Alimentaria, sistemas alimentarios, agroindustria y su eventual
contraste con la Soberanía Alimentaria, producción local, el autoconsumo, etc.; todos estas aristas
vistas desde diferentes perspectivas desde la Sociología de la Alimentación por un número
considerable de teóricos.

En este sentido, Pierre Bourdieu en su texto La Distinción. Criterio y Bases Sociales del Gusto
destaca la manera en que hace diferencia entre las clases sociales sobre sus consumos
alimentarios. Categóricamente menciona que las acciones están sometidas culturalmente y que de
ello, puede derivar la manera en que, de manera particular se consuma, seleccione o tenga acceso
a ciertos productos alimentarios; por lo que sus desigualdades sociales puedan verse claramente
además de más acentuadas entre una además de otra clase social. El vínculo en este sentido con el
tema a investigar versa en entender que la Institucionalización de la Pobreza Alimentaria está
diseñado así como ejecutado para homogenizar los modelos de consumo que confirmen la
apertura comercial en materia alimentaria y así, la globalización tenga una nueva forma de
presentarse en el espacio público, pues para ciertas clases sociales –marginal, pobre extremo,
pobre-, los altos índices de exclusión, permiten que todo lo que se alinee a la Seguridad
Alimentaria podrá satisfacer la demanda de alimentación.

No obstante desde esta perspectiva, existe el sociólogo español Javier Callejo quien en su texto
Elementos para una Teoría Sociológica del Consumo coincide que dichas prácticas están vinculadas
a la posición social y la manera en que simbólicamente se relacionan con los medios de
producción; provocando que el consumidor adecue su alimentación a partir de la estructura social
que le corresponda. Sin embargo, tal planteamiento no estaría orillando a que abandone la
posibilidad de mejorar su acceso hacia otros estándares de alimentación; sino a la posibilidad de
transformar y participar estratégicamente en el proceso de estructuración social; apropiándose de
usos, formas y estrategias de consumo. Por tanto, el consumidor se vuelve un ser activo en su
selección de lo que ha de adquirir. La eventualidad de que los hipotéticos
consumidores/beneficiadores de la Institucionalización de la Pobreza Alimentaria pueda tener una
participación activa sobre lo que acepta en su consumo y lo que no.

En este sentido, la Ciencia Política se encarga de analizar las relaciones de poder entre los diversos
actores políticos en el espacio público, por lo que están estrechamente vinculadas, la ciencia
política, sociología rural, teoría institucional y la alimentación como elementos concernientes para
entender cómo son las prácticas en los Objetivos del Desarrollo del Milenio. Permitiendo entender
la importancia de una reflexión acerca de la forma en que la alimentación en específico.

La visión del presente trabajo se inserta en línea de estudio II: Ciencias Sociales Orientadas al
Medio enfocada en los campos de trabajo Desarrollo Social y Problemas Alimentarios Mundiales,
Rural que maneja el Doctorado en Ciencias en Ciencias Agrarias. El análisis de la
Institucionalización de la Pobreza Alimentaria circunda dentro de las perspectivas de los sistemas
agroalimentarios. En él –sistemas agroalimentarios- se discurren las estrategias para la
erradicación de la pobreza alimentaria, acceso a la alimentación y nutrición adecuada a las
comunidades. Entre ellas se dividen en dos enfoques importantes. El primero con Ray Goldberg,
Louis Malassis y John David que proponen que el problema alimentario se soluciona a partir de
una incorporación fabril para las actividades; es decir, que las empresas pueden encontrar modos
de producción más eficientes en cuanto a tiempo y capacidad si se les apertura toda una serie de
sucesos que permitan la conexión entre las trasnacionales con el consumidor. No obstante, Javier
Callejo, Michelle Chauvet y Philip McMichael consideran que otorgarle facultades –de por sí ya
dadas por una competencia a modo favoreciendo a las grandes trasnacionales- consideran que
existen otras maneras en que la pueda emprender otro tipo de políticas. Ante esto, todas las
naciones de los diferentes países, tanto los considerados como desarrollados como en vías dé,
deben debatir la manera en que entenderán la Pobreza Alimentaria con lo que el problema de la
Institucionalización de la Pobreza Alimentaria permite entender los vínculos existentes entre los
fenómenos politológicos y sociológicos que se dan en la planeación y operación estratégica que
implementan los gobiernos; en este caso, el Estado Mexicano al colocar políticas –tanto a nivel
federal, estatal y municipal- para la atención del alimento.

El análisis de la Institucionalización de la Pobreza Alimentaria permitirá entender el problema de


encasillar al fenómeno del hambre, como una estructura sistémica vinculada a la producción y las
voluntades gubernamentales, también se requieren enfatizar otro tipo de elementos como la
producción local, política agrícola interna, la cooperación de las organizaciones de productores, el
seguimiento puntual sobre el clientelismo político y la administración pública. De esta manera se
intenta ofrecer un extenso laboratorio social del comportamiento de las organizaciones sociales,
políticas, agrícolas; etc. siendo motivo de reacomodos y negociaciones políticas entre las
organizaciones y el aparato gubernamental.
Así mismo, se tiene un vínculo con los campos de trabajo en Problemas Alimentarios Mundiales y
Desarrollo Social puesto que la Institucionalización de la Pobreza Alimentaria circunda en la
manera en que –teóricamente hablando- la inclusión y bienestar social de zonas marginadas así
como vulnerables en cuanto a la situación de extrema pobreza e inseguridad alimentaria posea la
comunidad elegida. Por lo que resulta indispensable entender el problema de institucionalizar a la
pobreza desde el ámbito industrial.

Lineamientos teóricos y metodológicos.

Para el particular caso del presente trabajo, se ha considerado pertinente abordarlo desde dos
planos, método comparativo y el método inductivo-. El primero, comparativo consiste en “consiste
en la generalización empírica y la verificación de hipótesis (además de) comprender cosas
desconocidas a partir de las conocidas, la posibilidad de explicarlas e interpretarlas, perfilar
nuevos conocimientos, destacar lo peculiar de fenómenos conocidos, sistematizar la información
distinguiendo las diferencias con fenómenos o casos similares”15, siendo entonces un punto a
seguir y de allí enriquecer la generación del conocimiento a partir del punto histórico.

Por su parte el segundo, inductivo permite la visualización en asuntos individuales para,


posteriormente, buscar una generalización, conclusión o norma general. En este sentido habrá
que decir que la investigación pretende hacer un análisis la “Institucionalización de la Pobreza
Alimentaria” sobre la manera en que penetra esferas sobre la comprensión, valoración y ejecución
de actividades contra la falta de la alimentación y así entender, los caminos que posee una
actividad cuando se circunda en los terrenos de la institucionalización.

La técnica de investigación que se utilizará estará sometida en una vertiente. En este sentido será
documental entendida como “la recuperación de información a través periódicos, revistas, libros,
documentos, etc.”16bajo este esquema, se podrá conocer cuáles fueron los atributos técnicos,
sociales, políticos y económicos que derivaron en la toma de decisiones.

En lo concerniente al corte de la investigación es de tipo longitudinal pues su propósito consiste en


entender cuándo:

“los elementos que son observados o medidos en diversas ocasiones se


denominan unidades, individuos o sujetos. Los intervalos de tiempo en
que se observa o registra la respuesta de las unidades de observación se
denominan puntos de tiempo u ocasiones y pueden variar desde unos
cuantos minutos a muchos años. A su vez, el conjunto de estas

15
Gómez Díaz De León, Carlos, De León de la Garza, Elda Ayde. (2014). Método Comparativo. Capítulo: 11.
Publicado en el Texto: Métodos y Técnicas Cualitativas y Cuantitativas aplicables a la investigación en Ciencias
Sociales. Coord. Karla Sáenz López y Gerardo Tamez González. Editorial: Tirant Humanidades. ISBN: 978-84-
16062-32-4. Pág.: 229. México.
16
Hernández Sampieri, Roberto. (2006) Metodología de la Investigación. Editorial: McGraw-Hill, 4ta. Edición.
Página: 615.
respuestas forma el perfil de respuesta (curva o tendencia) de cada
unidad”17.

En este sentido se toma al planteamiento longitudinal como un estudio de patrones que se


registran a lo largo del tiempo. Por tal motivo podemos observar que, si tomamos en cuenta la
revisión del Sistema Alimentario Mexicano (SAM) hasta nuestros días con la Cruzada Nacional
contra el Hambre “Sin Hambre”, entenderemos los problemas sociales, económicos, políticos y de
producción cuando se institucionaliza la pobreza alimentaria.

En lo referente al nivel de la investigación será de índole explicativo. Tomando en cuenta que ello
nos permite entender cuáles fueron las causas, los fenómenos y la manera de entender los
fenómenos que trae consigo la Institucionalización de la Pobreza Alimentaria desde perspectivas
económicas, sociológicas, políticas, culturales, nutricionales y de producción.

Por último, el sustento epistemológico será en dos vías, respecto a la Sociología de la Alimentación
y a la Teoría Institucional.

El primero, se utilizará al español Javier Callejo además de la visión anglosajona de Stephen


Mennell en la Sociología de la Alimentación, donde en ambos casos, los procesos de producción,
distribución y consumo de alimentos; están configurados por las preferencias al igual que cambios
políticos que establecen las corporaciones transnacionales sobre lo que se ha de consumir y la
imagen de seguridad alimentaria que se ha de plantear. Por lo que respecta al estudio, este
entramado se considera elemental pues entiende que, de manera actual, los Objetivos del
Desarrollo del Milenio exigen proceder a las naciones sobre los casos de pobreza alimentaria al
igual que el acceso a la alimentación; es decir, el estado mexicano al estar inscrito en él, debe
buscar políticas y programas que articulen la visión neoliberal.

Mientras que, por el lado de Teoría Institucional. Peter Berger y Thomas Luckmann plantean que la
Institucionalización consta a partir de la instauración de reglas institucionales que confirmen que
la realidad social está construida y que el humano es quien la reproduce. Ante ello, consideran que
se busca la tendencia a la habituación del ser humano, pues le facilita estabilidad además de
regular su comportamiento, dado que el humano experimenta a través de ello, cómo es una
realidad objetiva, externa a la voluntad del individuo. De esta manera, el hombre se vuelve un
producto social pues articula cómo entender dichas funciones.

De este modo, la construcción de la Institucionalización de la Pobreza Alimentario -en este caso es


colocada como una demanda institucional que construirá una perspectiva social sobre cómo se
articula los procesos de pobreza alimentaria, acceso a la alimentación y nutrición. En este sentido,
los estándares gubernamentales para el control de los resultados y perspectivas con las que se ha
de asumir el planteamiento y los objetivos de la visión federal buscan provocar que la población
misma legitime la participación en la estrategia de políticas que se han de desarrollar.

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Arnau, Jaume; Bono, Roser. (2008). Estudios Longitudinales. Modelos de Diseño y Análisis. Escritos de
Psicología. Pág. 33.
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