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Las primeras palabras de un niño siempre han sido mama o papa, es algo
natural ya que son las primeras personas con las que un ser humano comparte al
nacer, pero al pasar de los años aparecen en nuestras vidas otras figuras tales como;
abuelos, tíos, hermanos, primos, hasta amigos de nuestros padres que nos dicen que
son parte de nuestra familia también, pero al llegar a una etapa aparece un personaje
que marcará nuestras vidas para siempre sea positiva o negativamente en algunos
casos, ellos son Los Maestros.
Leí un artículo donde decía una frase que me llamó la atención, se enuncia de
la siguiente manera “Si trabajamos en el mármol, perecerá; si trabajamos en bronce, el
tiempo lo borrará; si edificamos templos, el tiempo los reducirá a polvo; pero si
trabajamos en mentes inmortales, si las llenamos con principios, con el justo temor de
Dios y el amor hacia nuestros semejantes, habremos grabado en esas tablas algo que
brillará por toda la eternidad” escrito por Daniel Webster. Esto me llevó a meditar en el
rol tan importante que tiene un maestro cristiano dentro de la iglesia del Señor.
Hay ciertos factores en cuanto a la personalidad del maestro que se debe tener
en cuenta a la hora de ejercer este rol dentro de la iglesia, ellos son: el físico, ya que
debe mostrarse ante su clase con buena presencia, con energía, utilizando una voz
agradable a su audiencia; también tenemos el mental, procurando al máximo estar al
tanto de la actualidad y sobre todo mejorar cada vez más sus conocimientos bíblicos;
no hay que dejar de lado el factor social teniendo simpatía y empatía con sus
estudiantes, siendo pacientes y sinceros, en otras palabras inspirar confianza; en
cuanto al moral debe presentarse con una vida intachable, siendo leales a su iglesia,
teniendo sentido de pertenencia de la misma, por otro lado tenemos el espiritual que
es uno de los factores de la personalidad más importantes, ya que de alli es donde
fluirá el mayor amor hacia los demás, lo que nos impulsa a orar sin cesar, a tener la
disposición de trabajar en la obra con dedicación y esfuerzo, sin esperar nada a
cambio ni recompensa o reconocimiento alguno.
Llevar este rol dentro de la Iglesia es muy delicado y demandante, ya que para
ser un maestro efectivo se debe tener un conocimiento pleno de la biblia, tal como lo
dice en 2 Timoteo 2:15 que nos exhorta a usar eficazmente la palabra de verdad,
inevitablemente esto va tomado de la mano del dominio de la doctrina como lo
especifica 1 Timoteo 4:6 que claramente expresa que se debe enseñar nutrido con las
palabras de fe y buena doctrina, así como también tener humildad como lo vemos en
1era pedro 5:6 sabiendo que Dios mismo nos exaltara cuando fuere el tiempo.
Tomando en cuenta todos estos aspectos surge una interrogante interesante
¿Puede cualquier persona ejercer este rol?, pues quien desee hacerlo debe llenar
ciertas características como son: el ser llamado por Dios para la enseñanza
basándose en Efesios 4:11, donde Dios mismo constituyó a cada quien en un rol para
así perfeccionar el ministerio de su obra, tener la capacidad para enseñar tal como lo
cita 2da Timoteo 3:15-17 que nos instruye tanto al estudio de la palabra como la buena
utilidad de la misma, con la finalidad de preparar al hombre para toda buena obra, y
ser diligentes y disciplinado para la enseñanza así como se expresa en Juan 16:13.
El ser diligentes y disciplinado tiene mucho que ver con la responsabilidad con
la que se asume este rol, la entrega que das al momento de la prepacion de las
lecciones, y todo lo que esto conlleva. El verdadero y arduo trabajo está en casa, no a
la hora de impartir la enseñanza, ya que este sería el resultado de todo ese tiempo
invertido en oración, meditación de la palabra, buscando la dirección de Dios para que
las estrategias que sean elegidas sean las adecuadas para que el mensaje pueda
traspasar a los corazones de quienes la escuchen, también se tienen que preparar los
recursos a utilizar, las dinámicas, reflexiones, en fin, un sin número de actividades que
se pueden hacer en quizás 1 o 2 horas de clases en la que atendemos a los
estudiantes.