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Inconveniencia en la aplicación de categorías foráneas para el abordaje de la producción


plástica nacional. El Impresionismo: Malharro
Lic. Ana Inés Gutiérrez Costa
IX Jornadas de Investigación del
Instituto de Historia del Arte Argentino y Latinoamericano
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Buenos Aires
2007.

En los primeros años del siglo veinte advertimos un cambio en el lenguaje plástico de los artistas
que trabajaban en Buenos Aires. Formados bajo los parámetros de la generación del ´80, becados
para completar sus estudios en Academias europeas de renombre, los artistas de esta generación
realizaron un viraje en cuanto a su planteamiento estético. En aras de encontrar un arte que los
identifique, comienzan a buscar en la naturaleza una temática propiamente nacional. Sus cuadros se
tornarán luminosos, sus pinceladas se abrirán, surgirá la mancha como técnica pictórica, se pondrá
atención en los efectos lumínicos y el paisaje surgirá como el género predilecto. Comienza así el
periodo comúnmente llamado “impresionismo en Argentina”. Bajo este nombre se nuclean
diferentes artistas, muchos de ellos con un planteo plástico, estético e ideológico totalmente
distinto. Entre ellos podemos citar a Sívori, De la Cárcova, Bruguetti, Quirós, Fader y Malharro.
Este artista que nos convoca en el presente trabajo va ser un caso especial dentro del ámbito
artístico. En primer lugar nace en Azul, provincia de Bs. As. En una familia orientada a las tareas
agropecuarias. En este ambiente Malharro advierte su inclinación hacia el dibujo y la pintura. Muy
joven abandona su hogar ya que tenía gran resistencia por parte de su padre, se instala en Bs. As.
para dedicarse de pleno al estudio artístico. Comienza su formación junto al grabador Alfonso
Bosco, se dedica al diseño de etiquetas comerciales y membretes lo que le permite ganarse,
sencillamente, la vida y empezar sus estudios en la Academia que funcionaba, en ese momento, en
la Sociedad Estímulo de Bellas Artes donde Francisco Romero se desempeña como maestro.
Realiza una serie de viajes al interior, se inicia en el género de las marinas que va a desarrollar
ampliamente en su primer período de producción influenciado por el marinista Eduardo De
Martino. Finalmente, Roberto J. Payró lo lleva a trabajar al diario La Nación donde ilustra hechos
policiales.
Resultó ser un artista prometedor dentro de la elite intelectual y el mundo artístico. Llegado el
momento, tal como se acostumbraba en aquella época, Malharro esperó la tan ansiada beca oficial
para culminar y perfeccionar sus estudios en el viejo continente. No obstante su precaria situación
financiera el apoyo económico por parte del estado nunca llegó para él. Como todo artista que se
preciara de tal debía, necesariamente, realizar su paso por Europa para consagrarse, y no dispuesto
a resignar esta situación, Malharro decide emprender el viaje por su cuenta. Este hecho es
significativo en lo que será su obra futura ya que, al no haber concurrido a ninguna academia,
estuvo viajando y recorriendo Francia de manera autónoma. Trabajó ilustrando libros, tomó
contacto con las obras y los movimientos que surgían en la Europa de principios de siglo XX.
De regreso a Buenos Aires, en 1902 realizó su primera exposición en la galería Witcomb. Sus
obras, en general fueron bien recibidas, pero se lo consideró un pintor, si bien original, también
revolucionario, no solamente por su lenguaje innovador sino por cuestiones ideológicas ya que se
había integrado al movimiento anarquista. Esto le valió el alejamiento de los lugares de exposición
artística y el distanciamiento respecto de sus compañeros de oficio. Recluido en si mismo con un
carácter introvertido, Malharro se dedicó a la enseñanza del dibujo en la escuela y a la realización
de textos teóricos donde planteaba el rol fundamental del dibujo como base del aprendizaje.
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Planteos estéticos acerca del Impresionismo en Argentina


Dentro de los planteos teóricos de las historias del arte nacional tradicionales, al abordaje de este
período se lo denominó Impresionismo, categoría foránea que alude a un movimiento específico
surgido en un espacio y tiempo determinado con características muy precisas. La teoría
contemporánea (Argan, De Michelis, Gombrich, etc.) plantea este movimiento como el inicio de las
llamadas vanguardias artísticas por su planteo innovador y de ruptura con respecto al arte
tradicional y académico.
Pintura de paisaje realizada al aire libre en diferentes momentos del día o en diversas condiciones
climáticas. Utilización de gruesos empastes y pinceladas yuxtapuestas que, a partir de la mezcla
óptica, generan el color local; la disolución del objeto pictórico en los juegos atmosféricos y
lumínicos; la captación de un instante determinado y fugaz; la rapidez de ejecución para poder
llevar a cabo los objetivos planteados; la estrecha relación del arte con disciplinas científicas tales
como la óptica y la teoría del color; son rasgos característicos de este movimiento.
La sola utilización del término Impresionismo implica, de manera automática, una inevitable
comparación con el movimiento homónimo del viejo continente. Es aquí donde comienzan las
dificultades ya que, al contemplar las producciones nacionales, se observa que muchas de las
características planteadas anteriormente se encuentran ausentes o se introducen otras que van en
contra de los principios propios del movimiento. Esto nos pone en la disyuntiva de aseverar que se
trata de una mala interpretación por parte de los artistas o, tal vez, un problema de incapacidad de
entendimiento de los fundamentos del impresionismo que llevará a agregar, indefectiblemente, al
concepto exógeno adjetivos tales como provincial, subalterno, periférico, etc. Asumiendo que es
una mala copia del Impresionismo europeo. Siguiendo esta línea, quizás, nos llevaría a parafrasear
al crítico de arte Carlos Gutiérrez quien en 1882, refiriéndose a la obra de Juan Manuel Blanes,
escribió: “Tal vez no tiene más culpa que la de haber nacido en América” (Diario La Patria
Argentina 24-4-1882)
Como resultado de estas comparaciones se sitúan las producciones en un margen de “inferioridad”
frente a lo occidental, tomado como lo superior. Nosotros mismos nos colocamos en esta posición
asumiendo la condición de subalteridad frente a la hegemonía europea. No se trata, en este caso, de
la imposición de modelos por parte de Europa sino de la autodeterminación de nuestra condición de
inferiores y subalternos.
Sin embargo, existe otra manera de estudiar estas obras, desligándolas de la necesidad imperiosa de
imitar el modelo europeo, observándolas con la mirada puesta en lo nacional, lo propio, lo
americano. Abordándolas desde una teoría del arte de raigambre americana y argentina.
Concibiéndolas a partir de una relación dialéctica entre los elementos provenientes de Europa, pero
seleccionados y reelaborados para crear un producto original y diferente. De esta manera, el eje del
estudio se centra en el análisis de lo propio y no en los atributos que las ubican en el ámbito de lo
subalterno. Se sitúan las obras en un lugar de diálogo entre lo propio y lo foráneo pero de forma
simétrica y equiparada.

Consideraciones acerca de la obra de Martín Malharro


Si se considera la producción estética de Malharro como impresionista, al entrar en comparación
con el movimiento Francés, se presentan dos planteos: 1º) Considerar su obra como impresionismo
periférico, provincial o, de manera peyorativa, impresionismo de segunda, ya que no se atiene a las
características precisas de dicho movimiento. Ó 2º) Considerar a Malharro como un artista que
elabora un lenguaje plástico propio, interesado y preocupado por las creación de un arte nacional
que nos identifique, a través del género del paisaje. Tomando elementos de diversos movimientos y
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tendencias vivenciadas durante su viaje a Europa pero recreadas y adaptadas a sus propios cánones
estéticos.
Para ilustrar lo antes expuesto, se seleccionan tres obras del autor:
1) El arado, 1901. Óleo sobre tela:
Aspectos ligados con el movimiento impresionista:
• Género de paisaje.
• Superposición y yuxtaposición de pinceladas
• Formas abiertas.
• Atención en los efectos lumínicos.
Aspectos personales
• Planteo lineal en la imagen del arado en 1º plano con una delineación de contornos.
• Utilización de negro en el árbol de 1º plano
• Mezcla de colores en la paleta.
• Planteo inquietante en cuanto a la representación del los árboles de 2º plano que nos
relaciona más con efectos emotivos que con planteos objetivos vinculados con el
impresionismo
2) Nocturno, 1909. Óleo sobre tela.
Aspectos ligados con el movimiento impresionista:
• Paisaje
• Superposición y yuxtaposición de pinceladas
• Utilización de una gran carga matérica.
• Atención en los reflejos y juegos lumínicos.
Aspectos personales
• Incorporación del nocturno, más ligado con la problemática romántica que impresionista.
• Formas caprichosas e inquietantes que manifiestan aspectos de la subjetividad del artista y
provocan situaciones emocionantes en el espectador.
• Utilización del paisaje como medio para plasmar aspectos relativos a la interioridad del
artista.
3) Las Parvas 1911. Óleo sobre tela
Aspectos ligados con el movimiento impresionista:
• Paisaje.
• Temática relacionada con la serie “Las parvas de heno” de Claude Monet.
• Atención para captar un momento del día determinado a través del foco lumínico.
• Pincelada yuxtapuesta, gran carga matérica.
• Utilización de colores complementarios para las sombras.
Aspectos personales:
• Incorporación de dos focos lumínicos diferentes (Parvas y el resto del paisaje)
• Nubes con formas caprichosas y expresivas.
• Planteo subjetivo en los diferentes elementos del paisaje.
Si el abordaje de las obras de Martín Malharro se realiza ajustándose, únicamente, a la categoría de
“impresionista”, se pierde de vista la grandeza de su obra que está más ligada a un planteo
emocional, expresivo y nacional, que a un objetivismo cientificista. Ciñéndose, de esta manera, la
observación de la obra a una comparación despareja con una categoría perteneciente al ámbito
europeo, en aras de estar acordes con las modas que llegaban de los países determinados como
“civilizados” frente a la supuesta “barbarie” de la producción autóctona.
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Son ejemplificadoras las palabras de Juan Bautista Alberdi en Fragmentos preliminares al estudio
del Derecho donde dice: “…Un pueblo es civilizado únicamente cuando se basta a sí mismo,
cuando posee la teoría y la fórmula de su vida, la luz del desarrollo…” y más adelante continúa:
“…No hay verdadera emancipación mientras se está bajo el dominio del ejemplo extraño, bajo la
autoridad de las formas exóticas...”

A modo de conclusión
Frente al desafío de realizar una teoría del arte argentino, se plantea la necesidad de abordar las
producciones plásticas nacionales no cómo apéndices del arte occidental sino desde un estudio de
la adecuada realidad, analizando el diálogo y la apropiación de elementos foráneos y su
resignificación al servicio de las propias necesidades. Venciendo el “complejo de inferioridad”
frente al la producción plástica europea. Superando así, citando a Jauretche, :”… esa intelectualidad
formada en las “grandes academias” (que) leen la realidad nacional desde Europa o Estados
Unidos, tomando como propia la “teoría” elaborada por quienes se benefician con nuestra
dependencia…”
La lógica de nuestro pensamiento debería partir desde lo concreto de nuestra realidad específica
hacia la creación de conceptos propios, incorporando categorías que surjan de esa realidad y no
adaptando aquellas que fueron creadas a partir de realidades ajena a nosotros mismos.

Ilustraciones

El arado, 1901. Óleo sobre tela


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Nocturno, 1909. Óleo sobre tela

Las Parvas 1911. Óleo sobre tela


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Bibliografía

 Alberdi, Juan Bautista. Fragmentos preliminares al estudio del Derecho.


 AAVV. Pintura Argentina. Impresionismo y paisaje. Ed. Banco Velox. Buenos Aires. 2001
 Canakis, Ana. Malharro. Asociación Museo Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires. 2006.
 Colombres, Adolfo: Teoría transcultural del arte. Ediciones del Sol. Buenos Aires. 2004.
 Colombres, Adolfo. Modernidad dominante y modernidades periféricas, o el concepto de
nueva modernidad. En: América Latina: El desafío del tercer milenio. Totoral. 1992.
 Colombres, Adolfo. El arte en la emergencia civilizatoria de América Latina. En: Pensar
desde América. Catálogos.
 Haber, Abraham. La pintura argentina: vanguardia y tradición. CEAL. 1975.
 Jauretche, Arturo. Colonización pedagógica.
 Kusch, Rodolfo. Geocultura del Hombre Americano. Fernando García Camberro. Buenos
Aires. 1976.
 López Anaya, Jorge. Historia del arte argentino. Emece. Buenos Aires. 1997.
 Payró, Julio E. La Pintura. En: Historia General del Arte en la Argentina. Academia
Nacional de Bellas Artes.1988

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