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XV Comentario de Artes Plásticas en la segunda mitad del XIX.

1XVI LAS ARTES PLÁSTICAS EN LA SEGUNDA MITAD DEL XIX


Durante la segunda mitad del siglo XIX asistimos a cambios importantes en el
mundo del arte, se pasará de una pintura realista a otra impresionista que abrirá las
puertas de todos los cambios posteriores. La vida en Europa en esta época sigue marcada
por el cambio económico y social que ha traído, y sigue trayendo consigo, la actividad
industrial.
Francia continua siendo el corazón del continente y por tanto todo lo que allí se
haga repercutirá en los demás países. A nivel político es el siglo de las revoluciones
burguesas, acaba de salir de una de ellas, la del 48, y ha comenzado la era de Napoleón III
que, con el barón Hausmann y su reforma urbanística de París, harán de esta ciudad la
capital del continente. Años después, 70, la guerra francoprusiana favorecerá el resurgir
revolucionario en la Comuna del 71 y, tras ella, la III República. Durante todos estos años
una rica burguesía controla la política y también el gusto artístico a través de los
Salones anuales o bianuales, medio por el que los artistas exponen su obra y se dan a
conocer; frente a ella estarán el socialismo y buena parte de la intelectualidad y de los
artistas que claman por una mayor libertad.
En esta época se produce la gran expansión colonial de Europa, esto favorece el
gusto por lo exótico. El comercio con regiones lejanas introduce la estampa japonesa.

REALISMO
En esa sociedad con clases tan distanciadas y graves problemas, el realismo
reivindica el apego a la realidad, la importancia de los temas cotidianos tratados de un
modo objetivo sin idealizaciones ni pintoresquismos, frente a los grandes temas del
pasado -religión, mitología, alegoría, historia…-. En este sentido qué duda cabe que el
romanticismo le ha abierto buena parte del camino al haber insistido tanto en el paisaje
-sin mitos- y en lo popular. Los pintores siguen pautas que también han marcado escritores
e intelectuales como Balzac.
Por otra parte, el desarrollo tecnológico ha favorecido el perfeccionamiento de la
fotografía que en estos años empieza a hacer la competenciaa la pintura de oficio -retrato,
miniatura-. Pintura y fotografía se influyen mutuamente. El deseo de reproducción de la
realidad lleva a algunos artistas a transformar el género del paisaje; el principal artífice del
cambio fue Camille Corot y tras él la escuela de Barbizon, cuyos pintores intentaban
plasmar en la tela la realidad de un paisaje francés y de su cielo.
Otros artistas cultivan temas “polémicos” porque es la gente corriente la
protagonista de los mismos; en algunos la carga crítica es muy fuerte, es lo que sucede con
el exponente más claro de esta tendencia. Gustave Courbet, éste mostraba en sus cuadros
situaciones y personajes reales pintados con manchas de color y abundante negro, en una
técnica clara y precisa que solía contrastar con las “recetas académicas” que se apreciaban
entonces. En una línea menos crítica está la obra de Millet; Daumier dibujaba y pintaba
temas sociales tratados a veces con sentido caricaturesco. En realidad lo escandaloso de los
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realistas son los temas, la manera que tienen de afrontar la realidad; la técnica es más
tradicional.
También es el afán de fidelidad a la realidad el que lleva a un grupo de artistas
britán icos a constituirse en comunidad prerrafaelista para renovar la pintura de su país
excesivamente academicista. Asimismo en Inglaterra aparece el movimiento de Arts &
Crafts, encabezado por WilliamMorris, que pretendía el resurgimiento de los oficios con la
realización de obras de calidad. La idea de integrar artesanía y arte es precedente claro de
movimientos del XX que pretendieron aunar industria y arte.
En algunos países el realismo contó con cierto apoyo oficial cuando se encauzaba en
relación con el pasado, la pintura de historia intentará así ser más verosímil, menos
romántica, a la hora de recrear el pasado.

IMPRESIONISMO
Este movimiento se fragua en torno a 1863 cuando se exponen en el Salón de
Rechazados una serie de obras que no habían sido admitidas en el Salón Oficial. Sin
embargo el término Impresionismo se acuña para designar esta pintura en 1874, en la
exposición de la Sociedad de pintores, escultores y artistas celébrada en la galería del fotó
grafo Nadar. El título del cuadro de Monnet Irnpression, soleil lévant, fue utilizado por
Louis Leroy en su crónica del Charivari para designar las pinturas de la exposición: a partir
de ahora todas ellas llevarán el calificativo de impresionistas.
Es una pintura generalmente al óleo sobre lienzo; algunos pintores relacionados
con el grupo impresionista emplean otras, como el pastel sobre papel. La pincelada es
muy característica, suelta, corta, en forma de coma y rápida, pues se pretende captar un
momento concreto que al instante siguiente ya será distinto, de ahí la necesidad de una
cierta rapidez a la hora de pintar. Casi siempre es rica en pasta por lo que la superficie del
cuadro resulta rugosa y, normalmente, mate.
La línea es un valor en claro retroceso -en lo que podríamos denominar
impresionistas puros realmente desaparece-, son la pincelada y el color los valores
dominantes; ni la composición ni las figuras deben nada al dibujo -sólo en Renoir se ve
una huella dibujística en la manera de cerrar sus figuras-.
El modelado planteado al modo tradicional no existe, no se estudian las
gradaciones de color o luz en función de modelar o dar volumen a las figuras. Es más, el
Impresionismo con el tiempo acabará disolviendo las formas y volúmenes en impactos
luminosos y cromáticos.
La luz es elemento esencial. Los impresionistas pretendían captar la luz del na-
tural alguna vez la artificial-, lo que les obligó a pintar al aire libre y a emplear una fac-tura
rápida capaz de captar algo tan cambiante. Observaron que la luz es la responsable de los
efectos cromáticos, de modo que la más mínima alteración lumínica producía cambio en
los colores. Los cuadros van a ser bastante luminosos y claros.
El color está en relación directa con la luz, como acabamos de mencionar. Utilizan
colores claros, vivos, y puros; se prescinde bastante de las mezclas en la paleta y,
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siguiendo en parte las teorías sobre los colores de Chevreul, prefieren aplicar colores
puros yuxtapuestos y que la mezcla se produzca en la retina: es lo que se llama mezcla
óptica así la proximidad en el lienzo de azules y amarillos produciría el efecto del verde-;
con este recurso se gana viveza cromática. Aprovechan también el saber que la
percepción de la intensidad de un color depende de los colores que le rodeen, se
potencia cuando está próximo su complementario (lo que habitualmente se expresa con
la frase: cada color colorea su complementario); según esto el rojo y el verde se potencian
mutuamente porque son complementarios.
Finalmente conviene reseñar que los impresionistas renuncian, en general, al negro,
por considerar que no existe en la naturaleza. Esto supone que el sombreado de las figuras
ya no se haga con el tradicional recurso del chiaroscuro y que las sombras sean
coloreadas. Se dieron cuenta de que los colores de las sombras incluían complementarios
de los colores que tenían los objetos que las proyectaban -según esto un objeto amarillo
proyecta una sombra que estará matizada de violeta, puesto que este es su color
complementario-.
No hay interés por una representación del espacio que finja profundidad, Je
valora más el plano y el impacto lumínico, desaparece la concepción tradicional del
cuadro como escaparate o ventana. Se pretende que sea algo vivo, un trozo de naturaleza,
lo que supone que se huye de la perspectiva y la composición tradicionales, y que se mira
la realidad con un “ojo” parecido al objetivo de una cámara fotográfica. En muchos
cuadros lo realmente llamativo es el encuadre, un encuadre que corta figuras y objetos,
y fracciona el campo visual; a veces restringe mucho el horizonte o fuerza el ángulo de
visión.El Impresionismo sigue haciendo una pintura figurativa y realista pero que lleva
el germen de la modernidad.
En cuanto a los temas hay una marcada preferencia por los paisajes tanto rurales
como urbanos, aunque predominan los primeros; interesa la captación de lo fugaz -el agua,
el humo, aire...-. Son paisajes reales, no compuestos, modernos, aparecen elementos
considerados feos como el ferrocarril, las estaciones... También hay escenas
intrascendentes, de ocio -baile, tabernas…-. Se renuncia a los temas “importantes”, con
mensaje, tanto religioso como político o social; como muy bien se ha dicho, son la
negación del tema.
Los principales pintores impresionistas fueron. Claude Monet, Auguste Renoir,
Camille Pissarro y Alfred Sisley. El impresionismo como grupo organizado se desenvuelve
entre el 74 y el 86, aproximadamente. Su pintura escandalizó al principio al público;
resultaba demasiado antiacadémica tanto en técnica como en temática. El punto de
arranque del movimiento está en la tradición paisajística de Barbizon y el gusto por el
“plein air”, que ya practicaban Boudin y Jongkind, y también en la figura de Edouard
Manet que está considerado como precursor del Impresionismo. Éste mantuvo relación
con el grupo impresionista que le admiraba por su manera de pintar y por mantener su
propio estilo a pesar del constante rechazo que tenían sus obras en los salones oficiales. Su
pintura era bastante antiacadémica tanto en los temas, escandalosos, -Olympia, Almuerzo en
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la hierba-, como en la manera de aplicar el color mediante grandes superficies, buscando a


veces contrastes bruscos, y otras, armonías de claros sobre claros. Desplazó el ángulo
visual sobrealzando la línea del horizonte, lo que favorecía la potenciación del propio
plano pictórico y la sensación de que el espacio se comprimía.
Edgar Degas mantiene relación con estos pintores; sin embargo su obra es especial,
al igual que Manet partió de una tradición pictórica anterior que conocía muy bien.
Además de pintar al óleo, que es lo habitual en la época, lo hizo al pastel, técnica en la que
fue un auténtico maestro; también hizo varias esculturas. La pincelada es más a base de
manchas y las figuras se enmarcan en un dibujo preciso, muy hábil, que también ayuda a
construir el espacio. Las formas aún conservan su volumen. Degas trabajó preferentemente
con luces artificiales propias de espectáculos como el ballet, el teatro o las audiciones de
óperas y conciertos, a los que era muy aficionado; la luz natural, sin embargo, también
aparece en algunas obras. Sus encuadres fueron muy originales, fraccionaba el campo
visual e introducía puntos de vista insólitos que hacían que el espectador se sintiera casi
dentro de la obra. Esta forma de encuadrar también la emplearon otros pintores del grupo,
pero en Degas tiene más relevancia; puede ser debida tanto a la influencia de la estampa
japonesa -asimetría, perspectiva inversa, valoración del plano...-, como de la fotografía. En
muchas de sus composiciones hay una construcción geométrica. Los temas van desde el
ballet, la ópera, hípica, hasta escenas en el baño o en la taberna; en todos ellos la figura
humana tiene un protagonismo que se había perdido en las obras impresionistas
-exceptuando a Renoir-.

POSTIMPRESIONISMO
El impresionismo con su afán por captar la luz del natural había ido disolviendo las
formas en su ambiente, todos los elementos del cuadro habían ido perdiendo volumen,
dibujo y sentido del espacio. En los últimos años del siglo XIX y primeros del XX nos
encontramos con unos pintores que, habiendo partido del impresionismo, derivaron
hacia una pintura personal que anuncia algunos de los movimientos pictóricos más
importantes del siglo XX.
Paul Cézanne, el de más edad, crea, después de muchos años de lenta evolución,
una pintura en la que se recupera el volumen gracias a la geometría, el dibujo y la
definición de las formas mediante pinceladas que han sido llamadas constructivas;
todo ello sin renunciar al color cuya intensidad prima mediante los contrastes y las
sombras coloreadas. En sus cuadros se potencia el primer plano resultando comprimidos
los demás y realiza pequeñas distorsiones fruto de la utilización de más de un punto
de vista -bodegones-. Su pintura ha sido el punto de arranque del cubismo y ha infuido en
gran descoloristas como Matisse.
Paul Gauguin destaca por el uso tan expresivo que hace del color, aplicado con
bastante economía de pasta. Se trata de colores fuertes, vivos, planos y muchas veces ar-
bitrarios que no responden a la realidad: por eso también se les denomina no
descriptivos. Los dispone en grandes planos delimitados por ritmos lineales curvos; el
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resultado son cuadros carentes de profundidad dominados por colores ricos muy
atractivos. Tiene dos repertorios temáticos preferentes: el mundo exótico e ingenuo de
Tahití y el “primitivismo” de Bretaña. Su obra es precedente inmediato del simbolismo y
de la pintura de los nabis; su sentido del color influirá mucho en los fauvistas y
expresionistas .
Vincent Van Gogh es también un apasionado del color, en su caso es el principal
vehículo para expresar las frecuentes depresiones y angustias que padeció. Su pintura
cuenta además con una pincelada muy caracteristica, sinuosa, cursiva y espesa; los
colores son a veces agresivos en contrastes no frecuentes -amarillo sobre naranja...-. Abre
las puertas de los movimientos expresionistas del siglo XX.
Henri de Toulouse-Lautréc destaca por la agilidad de un dibujo expresivo
especialmente interesante en sus carteles. Su capacidad para el apunte rápido, la captación
del movimiento, la esencialidad de las formas expresada con pocos trazos, y la carga
irónica y caricaturesca, es enorme.

PUNTILLISMO
También se le conoce como divisionismo o neoimpresionismo, se desarrolla entre
1880 y 1905, aproximadamente. Esta tendencia aplica de modo riguroso los prin-cipio de
las teorías de los colores de Chevreul, Rood y Sutton, por eso emplean puntos de color
puro yuxtapuestos para conseguir el efecto de contraste simultáneo, de aqui nace lo del
“divisionismo” porque con los puntos pretenden dividir el tono, de modo que a
distancia se perciba como vibración luminosa. Sin embargo, a diferencia de los
impresionistas tienen bastante interés por el volumen y, en el caso de Seurat, también por
la estructuras geométricas de la composición de los cuadros y de las figuras. El
resultado es una pintura serena, muy pensada, con figuras inmóviles que ocupen un
espacio real. El otro pintor destacado fue Signac, en sus cuadros tiene más importancia la
vibración de los colores que la estructura geométrica, algunos parecen mosaicos.

SIMBOLISMO
En 1886 el poeta Jean Moréas publicaba el Manifiesto Simbolista y comenzaba su
andadura una corriente literaria y artistica que defendía el “signo” como medio para
expresar sentimientos y emociones. Esta tendencia propugna un arte basado en
experiencias emocionales; el mundo de lo espiritual, lo onírico, la reflexión sobre la
muerte, la ensoñación, es el que aparece en los lienzos. El resultado es una pintura
figurativa, alejada de la realidad, que, a veces, recuerda técnicas pictóricas más antiguas
-barrocas, románticas-, y otras, tiende a la simplificación de las formas e incluso a la
introducción de elementos fantásticos. En el siglo XX sólo los surrealistas defenderán este
movimiento, no en vano es un claro precedente del mismo. Los pintores más significativos
son Puvis de Chavannes, Odilon Redon y Gustave Moreau.

NABIS
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Es el grupo de Pont-Aven, el de los seguidores directos de Gauguin; su pintura sirve


de enlace entre el simbolismo y el expresionismo del XX. El término “nabi” significa
profeta, nos revela claramente su relación con el simbolismo. El grupo celebró su primera
exposición en 1891.
En general son coloristas, emplean colores fuertes a veces dispuestos en planos
amplios; el sentido del espacio y del encuadre refleja la influencia de la estampa japonesa.
La difusión de la fotografía les libra de la obligación de ser fieles a la realidad.
Vuillard, Bonnard, Vallotton y Maurice Denis son los pintores más representativos.
En el campo de la escultura la gran figura de este periodo es Auguste Rodin. Su
obra rompe con el academicismo y encarna un realismo con una fuerte carga simbólica.
Sus esculturas tienen muy trabajada la superficie mediante pequeños planos fragmentados
porque buscaba los efectos de contrastes de luces y sombras que propiciaran la
sensación de algo vibrante, algo cambiante según la luz. Por influencia de Miguel Angel
utiliza mucho el contraste entre superficies pulidas y sin pulir, consiguiendo el efecto de
forma que emerge del bloque. Realiza figuras monumentales, fuertes, física y
espiritualmente, recurre al fragmento como medio expresivo. La obra más ambiciosa fue
Las puertas del Infierno, de donde procede El Pensador.

BIBLIOGRAFÍA

ARGAN, G.C.; El arte moderno; Akal, Arte y Estética. Madrid 1991.

CALLEN, A.; Técnica de los impresionistas; Blume. Madrid 1983.

FRANCASTEL, P.; Historia de la pintura francesa; Alianza. Madrid 1970.

HAMILTON, G.H.; Pintura y Escultura en Europa, 1880- 1940; Cátedra. Madrid 1987.

REWALDS, J.; Historia del Impresionismo; Seix Barral. Barcelona 1981.

REYNOLDS, D.M.; El siglo XIX. Introducción a la Historia del Arte; Gustavo Gili. Barcelona
1985.
CATÁLOGOS:
EXPOSICIÓN MONET, Ministerio de Cultura, Madrid 1986. Estudios de: René Huyghe,
Paul H. Tucker, D.Wildenstein, M. Hoog, G. Seiberling, K. Hellandsjo, F. Calvo Serraller.
EXPOSICIÓN PAUL CÉZANNE, Ministerio de Cultura, Madrid 1984. Estudios de:
J.Rewald, J.Cassou, F.Calvo Serraller, J.Gállego, M.Hoog, E. Lafuente Ferrari, A.
Martínez-Novillo, F. Rivas.

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