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Amparo adhesivo DEMEX

ART. 185 FRACCIÓN III. III. Todas las acciones y excepciones o defensas se harán valer en el acto
mismo de la audiencia, sin sustanciar artículos o incidentes de previo y especial pronunciamiento.
Si de lo que expongan las partes resultare demostrada la procedencia de una excepción dilatoria,
el tribunal lo declarará así desde luego y dará por terminada la audiencia;

- Si al momento de resolver sobre esta cuestión la parte demandada no se impuso del


mismo, se tuvo por consentido el acto, máxime que al momento de que no se suspendió la
audiencia de ley, por presunción legal y por lógica, se tiene que el tribunal determinó no
procedente tal dilatoria (personalidad). Asimismo, en la primera sentencia agraria se
advierte que el promovente no se adhirió al amparo propuesto por la actora, por lo que se
le perdió el derecho en términos del artículo Artículo 174 NLA. “En la demanda de amparo
principal y en su caso, en la adhesiva el quejoso deberá hacer valer todas las violaciones
procesales que estime se cometieron; las que no se hagan valer se tendrán por
consentidas. Asimismo, precisará la forma en que trascendieron en su perjuicio al
resultado del fallo.

El tribunal colegiado de circuito, deberá decidir respecto de todas las violaciones


procesales que se hicieron valer y aquellas que, en su caso, advierta en suplencia de la
queja. Si las violaciones procesales no se invocaron en un primer amparo, ni el tribunal
colegiado correspondiente las hizo valer de oficio en los casos en que proceda la
suplencia de la queja, no podrán ser materia de concepto de violación ni de estudio
oficioso en juicio de amparo posterior”.

Registro digital: 2003337


Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Décima Época
Materias(s): Común, Administrativa
Tesis: XXVII.1o.(VIII Región) 8 A (10a.)
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Libro XIX, Abril de 2013, Tomo 3, página
2230
Tipo: Aislada

PERSONALIDAD EN EL JUICIO AGRARIO. PREVIO A LA PROMOCIÓN DEL JUICIO DE AMPARO


INDIRECTO, EN SU CONTRA DEBE AGOTARSE LA EXCEPCIÓN DILATORIA RESPECTIVA.

De los artículos 107, fracción III, inciso b), de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y 73, fracción XIII, de la Ley de Amparo, se infiere que previamente al ejercicio de la
acción constitucional biinstancial, el quejoso debe agotar los medios ordinarios de defensa que la
ley prevé, pues de no ser así, el juicio de amparo será improcedente. En este sentido, previo a la
promoción del juicio de amparo indirecto, en contra de la personalidad de alguno de los
contendientes en el juicio agrario, debe agotarse la excepción dilatoria de falta de personalidad,
con fundamento en los artículos 185, fracción III y 192 de la Ley Agraria; incidencia que puede
alegarse tanto del actor como del demandado, y se resuelve de plano en la audiencia de ley. Por
consiguiente, si antes de acudir al juicio de amparo biinstancial el quejoso no agota ese medio
ordinario de defensa, aquél es improcedente, en términos del invocado artículo 73, fracción XIII, al
conceder la legislación agraria un medio de defensa por virtud del cual puede ser revocada o
nulificada la resolución de personalidad correspondiente.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO DEL CENTRO AUXILIAR DE LA OCTAVA REGIÓN.

Amparo en revisión 389/2012 (expediente auxiliar 982/2012). Silvano Neri Carbajal y otros. 9 de
noviembre de 2012. Unanimidad de votos. Ponente: José Ybraín Hernández Lima. Secretario: Juan
Carlos Corona Torres.

Registro digital: 2003338


Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Décima Época
Materias(s): Administrativa
Tesis: XXVII.1o.(VIII Región) 7 A (10a.)
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Libro XIX, Abril de 2013, Tomo 3, página
2231
Tipo: Aislada

PERSONALIDAD EN EL JUICIO AGRARIO. SU DESCONOCIMIENTO U OBJECIÓN, AL SER UNA


EXCEPCIÓN DILATORIA, ES UNO DE LOS INCIDENTES QUE, EN TÉRMINOS DE LOS ARTÍCULOS 185,
FRACCIÓN III, Y 192 DE LA LEY DE LA MATERIA, PROCEDE Y DEBE RESOLVERSE DE PLANO, PREVIO
AL DICTADO DE LA SENTENCIA.

En el artículo 192 de la Ley Agraria, el legislador reconoció cuestiones incidentales que pueden
suscitarse ante los tribunales agrarios, entre ellas, las que deben resolverse previamente al dictado
de la sentencia; sin embargo, no estableció expresamente cuáles son, pero sí fijó la regla para su
identificación. Así, por su naturaleza y por regla general, los aspectos del juicio que forzosamente
deben resolverse, no sólo previamente al pronunciamiento de la sentencia, sino al principio de la
sustanciación del procedimiento, son los denominados presupuestos procesales, respecto de los
cuales, aun cuando son revisables o exigibles de oficio por el juzgador, las partes tienen la carga
adjetiva de impugnar su reconocimiento o configuración, generalmente mediante la oposición de
excepciones. Cabe señalar que la doctrina y la ley han dividido a las excepciones como perentorias
y dilatorias; estas últimas se caracterizan por excluir la pretensión como actualmente exigible en el
proceso concreto o por impedir la decisión en el fondo, y hacen que la sentencia sea inhibitoria;
dentro de las cuales se insertan las relativas a los presupuestos procesales, ya que la naturaleza de
esos aspectos que condicionan la validez del proceso, impone que deban resolverse antes de
decidirse el fondo del asunto. De esta forma, en el juicio agrario las incidencias que por su
naturaleza forzosamente deben resolverse previamente al dictado de la sentencia, son las
excepciones dilatorias; lo cual además se establece expresamente en el artículo 185, fracción III,
de la Ley Agraria, que dispone que si resulta demostrada la procedencia de una excepción
dilatoria, así debe declararse, desde luego, y se dará por terminada la audiencia. Sobre esa base, la
personalidad de las partes en el juicio agrario es un presupuesto procesal, pues determina la
existencia de la relación adjetiva que da origen y justifica la sustanciación del proceso. En estas
condiciones, a fin de excluir la pretensión como actualmente exigible, o bien, con el objeto de
impedir un pronunciamiento sobre el fondo del asunto, y en atención a la carga de objeción o
impugnación que se atribuye a las partes respecto de la configuración de los presupuestos
procesales, el desconocimiento u objeción de la personalidad de uno de los contendientes, como
parte del derecho de defensa, constituye la excepción dilatoria denominada "de falta de
personalidad", como también la llama el artículo 335 del Código Federal de Procedimientos Civiles,
supletorio de la Ley Agraria, según su precepto 2o. Por tanto, al ser una excepción dilatoria, es uno
de los incidentes que, en términos de los citados preceptos 185, fracción III, y 192 de la Ley
Agraria, procede y debe resolverse de plano, previo al dictado de la sentencia, y puede alegarse
tanto respecto del actor como en relación con el demandado.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DE CIRCUITO DEL CENTRO AUXILIAR DE LA OCTAVA REGIÓN.

Amparo en revisión 389/2012 (expediente auxiliar 982/2012). Silvano Neri Carbajal y otros. 9 de
noviembre de 2012. Unanimidad de votos. Ponente: José Ybraín Hernández Lima. Secretario: Juan
Carlos Corona Torres.

Registro digital: 164776


Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Novena Época
Materias(s): Administrativa
Tesis: III.1o.T.Aux.5 A
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXXI, Abril de 2010, página 2739
Tipo: Aislada

INCIDENTE DE PERSONALIDAD EN EL JUICIO AGRARIO. DEBE RESOLVERSE DE PLANO EN LA


AUDIENCIA A QUE SE REFIERE EL ARTÍCULO 185 DE LA LEY DE LA MATERIA
Si bien es cierto que de los artículos 185, fracción III y 192 de la Ley Agraria se advierte la
prohibición de sustanciar artículos o incidentes de previo y especial pronunciamiento en el juicio
agrario y que las acciones y excepciones se harán valer dentro de la audiencia a que se refiere el
primero de dichos preceptos, así como la regla general de que las cuestiones incidentales que se
susciten entre las partes se decidirán con la principal, esto es, al dictarse sentencia, también lo es
que conforme al segundo de los artículos citados es posible dirimir cuestiones incidentales
previamente al fondo del asunto, cuando su naturaleza lo haga forzoso, a condición de que sea de
plano, hipótesis en la que se ubica el incidente de personalidad, que debe resolverse así en la
referida audiencia, al constituir un presupuesto procesal sin el cual no puede entenderse
debidamente integrada la relación jurídica entre las partes con motivo del proceso.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO AUXILIAR, CON RESIDENCIA EN GUADALAJARA JALISCO.

Amparo directo 126/2010. Tranquilino Flores Aguilar y otros. 25 de febrero de 2010. Unanimidad
de votos. Ponente: Miguel Lobato Martínez. Secretario: Héctor Pérez Pérez.

Nota: Por ejecutoria del 12 de septiembre de 2012, la Segunda Sala declaró inexistente la
contradicción de tesis 196/2012 derivada de la denuncia de la que fue objeto el criterio contenido
en esta tesis, al estimarse que no son discrepantes los criterios materia de la denuncia respectiva.

Registro digital: 238256

En la reforma publicada en el Diario Oficial del 6 de diciembre de 1937, la fracción VII del artículo
27 constitucional se adicionó y desde esa fecha ha tenido la misma redacción. Los breves datos
históricos y jurídicos aquí expuestos, en punto a las comunidades indígenas, permite concluir que
por comunidad de derecho el Constituyente quiso referirse a aquellos grupos de indígenas que
vieron confirmada su posesión por los reyes de España durante la época colonial, o que recibieron
tierras durante el proceso de concentración de los indios dispersos, en pueblos, durante dicha
época, o que por cualquier otro título tuvieran reconocido su derecho a determinadas tierras,
bosques y aguas; y atribuyó existencia jurídica a las comunidades de hecho, al reconocerles
existencia jurídica constitucional a las posesiones respetadas por los monarcas españoles, aun
cuando no tuvieran título, o a aquellas posesiones que a partir de la conquista adquirieron algunos
pueblos. Y por último, el aceptar la tesis de una tercera categoría de comunidades, sin
personalidad para comparecer ante una autoridad judicial, es regresar al estado que guardaban las
comunidades en el periodo comprendido entre la consumación de la Independencia y la
Constitución de 1917 y que se agravó por la ley de 25 de junio de 1856. Finalmente, el artículo 27,
fracción VII, constitucional, reconoce personalidad jurídica a los núcleos de población que de
hecho o por derecho guarden el estado comunal, sin hacer distinción entre los que tengan títulos
coloniales o de la época independiente y los que no tengan título, y si la norma fundamental no
distingue, el intérprete tampoco puede hacer distinción.
Registro digital: 2009430
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Décima Época
Materias(s): Común
Tesis: I.8o.C.11 K (10a.)
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 19, Junio de 2015, Tomo III, página
2243
Tipo: Aislada

INCOMPETENCIA. PROCEDE EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO EN CONTRA DE LA RESOLUCIÓN


DEFINITIVA QUE ESTIMA INFUNDADA, DESECHA O DECLARA IMPROCEDENTE LA EXCEPCIÓN
RELATIVA.

El llamado derecho al debido proceso (due process of law del derecho inglés y del derecho de los
Estados Unidos de América), contenido en el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, lleva implícita la necesidad de que todo procedimiento, incluido el del juicio de
amparo, se rija por los diversos principios establecidos en la ley, entre ellos el de igualdad, que
exige que las partes, en cuanto piden justicia, deben ser puestas en el proceso en absoluta paridad
de condiciones, lo que significa que la ley debe procurar que los tribunales apliquen la ley procesal
de manera igualitaria, que garantice a todas las partes, dentro de las respectivas posiciones que
ostentan en el proceso, y de acuerdo con la organización que a éste haya dado la propia ley, el
equilibrio de sus derechos de defensa, sin conceder trato favorable a ninguna de ellas en cuanto a
las condiciones de otorgamiento y utilización de los trámites comunes, a no ser que existan
circunstancias singulares, determinantes de que ese equilibrio e igualdad entre las partes sólo
puedan mantenerse con un tratamiento procesal distinto, que resulte razonable. En ese sentido, la
fracción VIII del artículo 107 de la Ley de Amparo, al quebrantar la regla general de que el amparo
contra actos en juicio procede contra los que afectan derechos sustantivos, para ampliar la
procedencia del juicio constitucional contra resoluciones en materia de competencia, pero
únicamente cuando se trata de las que determinan inhibir o declinar la competencia o el
conocimiento de un asunto, rompe con el principio de igualdad de armas en el proceso, en virtud
de que otorga a una sola de las partes, la actora en el juicio correspondiente, el derecho de
impugnar de inmediato en la vía constitucional la resolución que decide la excepción de
incompetencia, permitiéndole tratar de evitar, desde luego, los perjuicios, de la clase que sean,
inherentes a que el juicio prosiga ante un Juez de materia, fuero o territorio diferente al que el
propio actor había considerado competente. Esto es, en ese caso, el actor no tiene que esperar a
que se pronuncie sentencia definitiva para plantear la violación; no tiene, por ende, que litigar,
mientras tanto, ante el Juez que estima incompetente; no se le impone la carga, en su caso, de
trasladarse a territorio distinto ni la de someterse a leyes o procedimientos de otra materia o
fuero, ya que está en aptitud de promover cuanto antes el amparo indirecto. Ese derecho, en
cambio, no se confiere en igualdad de términos a la parte demandada, porque cuando la
excepción de incompetencia se estima infundada, o se desecha o declara improcedente, es decir,
si se declara competente al Juez elegido por el actor, la decisión sólo puede impugnarse hasta
después de dictada la sentencia definitiva, en el amparo directo, como violación al procedimiento,
de conformidad con el artículo 172 de la ley citada; o sea, a diferencia de lo que sucede cuando se
trata de la parte actora, el demandado no está en posibilidad de tratar de impedir de inmediato
los perjuicios, nuevamente de la clase que sean, consustanciales a la situación de que el juicio
continúe ante un Juez de materia, territorio o fuero distinto al que el mismo demandado estima
competente sino que, en tal hipótesis, el demandado debe aguardar a que se dicte sentencia
definitiva a fin de plantear la violación; tiene, por consiguiente, la carga de litigar ante el Juez que
ha considerado incompetente, sometido hasta el final a procedimientos o normas de una materia
distinta, de un fuero diferente o en un territorio tal vez distinto al de su residencia; lo que se
traduce en un desequilibrio en perjuicio de la parte demandada, ya que se da un trato
diferenciado a las partes sin que exista motivo razonable que lo justifique y a pesar de que el
derecho de contradicción (de la parte demandada) no es en el fondo distinto al derecho de acción
(del actor), sino sólo un diverso aspecto de este mismo derecho, derivado de la posición que en el
proceso tienen las partes. Luego, la fracción del precepto en cuestión es violatoria de derechos
fundamentales, toda vez que beneficia a una sola de las partes en juicio y crea un desequilibrio
que vulnera el principio de igualdad de armas en el proceso y con ello infringe el derecho al debido
proceso. En consecuencia, con fundamento en los artículos 1o. y 133 constitucionales, que
permiten a los tribunales de amparo ejercer el denominado control difuso de la
constitucionalidad de las disposiciones que les compete aplicar, como lo son las de la Ley de
Amparo, y a fin de restablecer el principio de igualdad vulnerado por un precepto que
injustamente beneficia sólo a una de las partes en juicio, procede considerar que la solución
consiste, en esas circunstancias, no en desaplicar la norma de excepción, sino en hacerla
extensiva a la situación del demandado. Por consiguiente, en contra de la resolución definitiva
que estima infundada, desecha o declara improcedente la excepción de incompetencia, es
procedente el juicio de amparo indirecto, no por aplicación de la fracción V del artículo 107 de la
Ley de Amparo, puesto que una resolución de esa clase no afecta derechos sustantivos, sino por
las razones expuestas.

OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Registro digital: 164581


Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Novena Época
Materias(s): Administrativa
Tesis: VI.1o.A.289 A
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXXI, Mayo de 2010, página 1950
Tipo: Aislada

INTERÉS JURÍDICO EN EL JUICIO AGRARIO PROMOVIDO POR UNA PERSONA QUE NO TIENE LA
CALIDAD DE EJIDATARIO O AVECINDADO. SE ACREDITA CON EL CONTRATO DE ENAJENACIÓN DE
LA PARCELA EN CONFLICTO.
El indicado contrato de enajenación celebrado entre un ejidatario y otra persona que carece de tal
calidad, es apto para acreditar el interés jurídico en el juicio agrario en el que se demanda la
nulidad de la asamblea de delimitación, destino y asignación de parcelas, pues si bien el artículo
80 de la Ley Agraria prevé como presupuesto legal para la validez de la enajenación de derechos
parcelarios que las partes tengan la calidad de ejidatarios o avecindados, ello no lo es para tener
por acreditado el interés jurídico en el juicio agrario, dado que éste surge del propio acto de
enajenación, pues mientras no se declare jurídicamente nulo, es suficiente para justificar el
derecho subjetivo que le asiste a la parte compradora, ya que prueba la existencia de un agravio
personal en su contra por la posible afectación a su posesión por la asignación de la parcela
demandada, aunado a que la pretensión de la parte actora en el juicio agrario al combatir la
nulidad de la asamblea señalada, es precisamente que se le reconozca la calidad de ejidatario
sobre la parcela en conflicto.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo directo 11/2010. Pedro Gabino Rojas Aguilar. 3 de marzo de 2010. Unanimidad de votos.
Ponente: José Eduardo Téllez Espinoza. Secretaria: María Elena Gómez Aguirre.

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