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Seminario de inclusión y aprendizaje:

Trabajo final

Extraído de www.freepik.es

Carrizo, Sabrina (4.802.757-1)


Moreira, Florencia (4.937.290-9)
Sánchez, Anaclara (4.954.321-5)
4°B (Danza y Filosofía)
Instituto de Profesores Artigas
Noviembre, 2022
Introducción
El presente trabajo tiene por objetivo realizar el análisis de una situación sucedida
en el marco de la Dirección General de Educación Secundaria (DGES), vinculada
con la inclusión educativa. El caso a trabajar se relaciona con una adolescente que
padece ansiedad social.
Desde un método de análisis de caso en base a categorías seleccionadas por
quienes realizan este trabajo es que se intentará llegar a una conclusión o a unas
conclusiones acerca de cómo la institución y sus actores intervinieron en dicha
situación, promoviendo o no el derecho a la educación del estudiante en cuestión.
Previo a las conclusiones, cada integrante de este equipo realizará una reflexión
personal sobre el caso, arrojando sus propias conclusiones.

Marco teórico

La educación inclusiva puede ser concebida como un proceso que permite abordar y
responder a la diversidad de las necesidades de todos los educandos a través de una
mayor participación en el aprendizaje, las actividades culturales y comunitarias y reducir la
exclusión dentro y fuera del sistema educativo. (UNESCO en Fabra, p.2)

¿Qué es la ansiedad social?


El trastorno de ansiedad social o fobia social, se conoce como una psicopatología
asociada a cuestiones y situaciones en donde los procesos de socialización se
ponen en juego. Es definido por José Piqueras y José Olivares (tomando la
concepción de la Asociación Americana de Psiquiatría) como “...el temor persistente
y acusado ante una amplia variedad de situaciones sociales o actuaciones en
público, en las que el individuo puede ser evaluado de forma negativa por otras
personas.” (Olivares & Piqueras, 2011, p.53). Los autores mencionan que ésta es
una de las psicopatologías más frecuentes en niños y adolescentes, pudiendo
comenzar a desarrollarse entre los 12 y los 17 años (Olivares & Piqueras, 2011). Es
relevante mencionar que esta psicopatología es parte del gran grupo de trastornos
de ansiedad, lo que le brinda una característica adicional a la sintomatología o
respuestas psicofísicas que las personas con ansiedad social pueden reflejar, desde
el llanto hasta un ataque de pánico.
Esta psicopatología puede conllevar diversas “resoluciones” según la situación de la
persona. Es relevante poder traer a colación en este trabajo:
Las repercusiones de la psicopatología en el proceso de adaptación del niño y del
adolescente son graves. Entre sus consecuencias negativas destacan el deterioro
en el funcionamiento social (menor apoyo social percibido, menos relaciones
íntimas) y escolar (bajo rendimiento académico y abandono escolar), así como una
reducción en la calidad de vida y salud (depresión, mayor riesgo de consumo de
drogas...). (Olivares & Piqueras, 2011, p.53)

La característica más relevante a la vista del otro es la acción de evitar la interacción


social. Sin embargo existen otras características tales como palpitaciones,
temblores, dolores de estómago o de cabeza, entre otras.
Pueden existir dos subtipos de ansiedad social:
1. Fobia social generalizada: Se podría definir como un temor ante “...la mayoría
de las situaciones sociales…” (Olivares & Piqueras, 2011, p.54).
2. Fobia social específica: Definida como menos general, “...intensa e
incapacitante, a la vez que más relacionada con situaciones de actuación en
público.” (Olivares & Piqueras, 2011, p.54).
No existe un consenso científico sobre un tratamiento eficaz para la ansiedad social.
Lo que se puede destacar es el tratamiento cognitivo-conductual como una vía para
la inhibición de la misma, así como el uso de antidepresivos inhibidores selectivos
de la recaptación de serotonina (Olivares & Piqueras, 2011).

Estilos cognitivos y estilos de aprendizaje

Según Zapata P.N. (2010), los individuos poseemos diversas formas de percibir,
procesar y almacenar la información que recibimos. A partir de este presupuesto,
desarrolla el concepto de estilos cognitivos, entendiéndose como: “modalidades que
se manifiestan en las diferentes estrategias, planes, caminos que se escogen con
preferencia a la hora de enfrentarse con una tarea cognitiva.”

Hay que mencionar que no hay un acuerdo generalizado sobre si los llamados
estilos de aprendizaje son manifestaciones de los estilos cognitivos o viceversa. Lo
que se puede afirmar es que las posturas que ponen el énfasis en la diversidad de
estilos cognitivos, se basan más en los aspectos psicológicos de los individuos,
mientras que aquellas posturas que hablan de estilos de aprendizaje, dan más
relevancia a los aspectos pedagógicos.

Por ejemplo el Modelo de la cebolla de Curry (1987) sostiene que la repercusión de


los estilos cognitivos en las experiencias de aprendizaje, daría lugar a los diferentes
estilos de aprendizaje. Los elementos psicológicos primarios que pueden llegar a
conformar el estilo de aprendizaje (componente afectivo; componente cognitivo;
componente de comportamiento) reflejan el modo en el que una persona construye
su proceso de aprendizaje.

El autor, sostiene que el proceso vital del individuo, entendido como la construcción
de un repertorio personal de estrategias de aprendizaje, combinadas con el estilo
cognitivo, es el que conforma el estilo personal de aprendizaje y a partir de ello se
configuran actitudes, destrezas, comprensión y nivel de competencia en los
procesos de aprendizaje.

Adecuaciones curriculares

En Uruguay, en el año 1984, se propone un régimen especial para atender las


dificultades de aprendizaje a partir de la circular n°1725, la cual impone la
“tolerancia”. Este concepto, pone énfasis en las patologías y carencias que presenta
el sujeto y en la “estrategia de aprendizaje” de exoneración. La solución central que
se proponía en este documento, era eximir al estudiante de las acciones en el aula
que se entendía que no podía cumplir por sus características, accediendo a bajar la
exigencia del curso y de las condiciones de aprobación del mismo.

A partir del año 2014, con la formación del Departamento Integral del Estudiante, se
modifica el concepto de “tolerancia” por el de “adecuación curricular” a partir de la
circular n°3224 del Consejo de Educación Secundaria. Si bien no surge de forma
explícita de la normativa una definición clara de la noción de “adecuación curricular”,
ésta se enmarca en “(...) adecuaciones metodológicas o medidas de
acompañamiento institucional e incluso orientación personal y familiar” (Circular
n°3224)
Extraído de Balbi-Cabrera-Albild, 2018.

Presentación del caso


El caso a trabajar se desarrolló en el correr de este año, en el marco del proceso de
práctica docente de una de las integrantes del grupo, en la especialidad de
Expresión Corporal y Danza, teniendo cómo grupo a cargo un sexto año del
bachillerato en arte y expresión.
En la segunda clase de dicha práctica, se presentó una alumna con una apariencia
que demostraba una especie de mezcla entre timidez y vergüenza; usaba
tapabocas (siendo que ya no era obligatorio el uso del mismo dentro de la
institución); se presentaba a nivel de apariencia física con un cerquillo con el cual
apenas se le veían los ojos y todo su pelo hacia adelante, escondiendo su cara.
Como es sabido, el cuerpo expresa y la postura de la alumna expresaba mucho de
sí, ya que estaba encorvada, con la mirada hacia el piso, las manos en los bolsillos,
y, al momento de hablar, su voz era sumamente baja, difícil de poder escuchar.
En el correr de la clase, se le entregó a cada estudiante una ficha diagnóstica1 para
que completaran con datos tanto de identificación, así como datos opcionales2.
Dentro de esta se desarrollaban preguntas en relación a la danza y sus
experiencias, como también preguntas más complejas pero necesarias para poder
comprender el contexto de cada estudiante.
Al momento de leer la ficha diagnóstica de la alumna presentada anteriormente, la
misma comenta que tiene diferentes psicopatologías, dentro de éstas incluye
ansiedad social. Al momento de finalizar la clase, la docente se acerca para hablar y
la alumna le comenta sobre su situación, explicando que tiene ansiedad social,
razón por la cual ha perdido varios años educativos, ya que no se anima a salir de la
casa y compartir lugares con otras personas, entre otras situaciones.
Luego de esta clase la alumna no se presentó más de forma presencial, sino que se
comunicó por medio de la plataforma CREA con una carta de su psicóloga3, donde
se pedía la realización de clases y trabajos virtuales a causa de la ansiedad social.
Al no poder llevarse esto a cabo (debido a que en ese momento las clases ya eran
en su totalidad presenciales), se dirigió con otra carta a la dirección del liceo donde
se proponía que la alumna fuera de forma presencial pero con la compañía de su
gato, ya que éste le transmitía la confianza y seguridad que necesitaba para poder
salir de su casa y compartir espacios con otras personas.

1
Ver anexo 1
2
Se hace referencia aquí a datos que los alumnos/as consideraran que la docente debería tener en
cuenta a la hora de las clases.
3
Ver anexo 2
Este pedido también fue negado por la dirección, razón por la cual la alumna no
concurrió más al liceo, perdiendo nuevamente otro año educativo.

Análisis de las barreras a la inclusión que aparecen en el caso


● Falta de respaldo por parte de la institución: Se considera que en todo el
transcurso del caso presentado, la acción por parte de la institución se hizo
omisa, sin contemplar las características o necesidades del padecimiento de
la estudiante (ansiedad social). Ésto derivó en las siguientes barreras a nivel
educativo:
○ Opción de clases y tareas virtuales: En el momento en que la
psicóloga de la estudiante propone como estrategia de aprendizaje el
uso de la virtualidad, ésta es analizada por el equipo de dirección en
conjunto con el colectivo docente, llegando a desestimar la propuesta
a pesar de la voluntad de los docentes.
○ La no adaptación de la modalidad de clase: No existió en éste caso
la posibilidad de realizar una adecuación curricular que contemplara
las particularidades de la alumna. A pesar de que su psicopatología le
impidiera tener interacciones sociales con los demás (lo que denota
una complicación a la hora de habilitar espacios, podría haberse
aplicado una adecuación que habilitara un proceso de aprendizaje
primeramente sostenido en el tiempo a través de la interacción social y
en segundo lugar que abarque los contenidos del curso de la forma
más amigable para la estudiante.
○ Falta de alternativas viables: Esta es una barrera compleja dado lo
complejo del caso. Al ser la ansiedad social una psicopatología que se
considera por parte de este equipo como poco conocida, se torna muy
difícil la búsqueda de estrategias que se adecúen a esta situación.
○ El modelo de educación actual: La educación siempre ha tenido una
función de socialización en sus fines, sin importar el área de
conocimiento. Esto ha sucedido desde el siglo XVIII con el modelo
Lancasteriano, en el cual se apelaba a la socialización como método
de enseñanza. Actualmente, el modelo educativo busca basarse en
proyectos multidisciplinarios, lo cual significa la socialización no sólo
entre pares, sino con otros adultos referentes. Este modelo es una
clara barrera para el caso presentado y es tristemente dificultosa la
inclusión de una persona con ansiedad social en este tipo de modelos.
Podría buscarse una forma de educación uno a uno en forma de
tutorías, lo que conlleva para el modelo educativo y cada centro
educativo un esfuerzo y recursos que no se pueden brindar.
○ La deserción: Esta es la consecuencia de todas estas barreras y la
“resolución” menos feliz para la estudiante. Al no contar con las
condiciones ambientales adecuadas para el desarrollo de un curso
favorable para esta alumna, el desenlace termina siendo la deserción,
situación que en este caso se viene reiterando desde hace unos años.

Apoyos para la inclusión que se hayan generado o puedan generarse


● Clases individuales: Podría haberse generado como se mencionó antes un
sistema de tutorías uno a uno con algún adulto referente de la institución,
tanto docente como otro adulto llámese educador, profesor orientador
pedagógico, etc.
● Apoyo institucional (equipo multidisciplinario): Podría haberse buscado
el apoyo institucional en las figuras de un equipo multidisciplinario (psicólogo,
psicopedagogo, educador social, entre otros), con el fin de poder llevar un
proceso de atención de la psicopatología que permitiera sostener un proceso
pedagógico en la institución.
● Adecuaciones curriculares: Si bien las adecuaciones curriculares hablan en
Uruguay de una adecuación pedagógica, bien para este caso se podría haber
pensado en una adecuación en términos de herramientas metodológicas de
enseñanza en relación a la utilización de espacios para clases particulares
con la estudiante.
● Conversaciones con la estudiante: Este apoyo fue iniciado por la propia
estudiante al tomar contacto con la docente del caso, la cual de forma
recíproca se acercó. Dadas las acciones que se llevaron posteriormente por
parte de la comunicación entre la dirección y la psicóloga de la alumna, este
vínculo directo con la estudiante fue interrumpido y sin retomarlo luego.
Reflexiones individuales
Sabrina:
En base a lo expuesto y analizado sobre el caso presentado, considero que el
mismo no fue atendido a nivel institucional en clave de inclusión educativa,
entendiendo esta última (a nivel personal) como la búsqueda de las garantías
necesarias para que todos los alumnos de una institución puedan acceder a la
misma y ejercer su derecho a la educación sin dificultades. Podría haberse recurrido
a varias estrategias como las que se mencionan más arriba y otras: la búsqueda de
un acompañante terapéutico, profundizar en la estrategia de la charla con la alumna
en búsqueda de una solución que contemple los requisitos del sistema educativo y
la psicopatología de la alumna a su vez, entre otras. De todas formas, al ponerme
en los zapatos de los docentes, comprendo la dificultad de poder incluir a una
estudiante con ansiedad social a una clase en la que sí o sí uno debe interactuar o
con el docente o con sus pares. Ésta es una afección poco conocida dentro del
espectro de los trastornos de ansiedad y creo por ello que es tan difícil de adaptarse
a la realidad de la persona que la padece: aún a nivel docente no existen
herramientas para poder hacer un buen manejo de la situación. Considero que
dentro de cursos de actualización profesional, deberían instaurarse más cursos que
provean al docente herramientas para el manejo de diversas afecciones
psicológicas en el aula. Yendo más allá: la preparación de docentes para una
educación que no atienda sólo a los contenidos, sino también que atienda a una
educación socioemocional de los estudiantes.

Florencia:
Luego de la explicación del caso a trabajar, y relacionarlo con los conocimientos
teóricos, se deja en evidencia lo complejo del caso y la poca disposición que hubo
para poder solucionar o mejorar la situación de la estudiante.
Considero que para esta situación nos podemos posicionar desde dos puntos de
vista en la acción tanto de la Institución como de los docentes.
Podemos mirar la situación desde una primer perspectiva, posicionándonos desde
el lugar de querer solucionar, ayudar e incentivar a la estudiante de forma voluntaria
a seguir con el curso más allá de su ansiedad social. Al referirnos a una forma
voluntaria de trabajo, dejamos de lado los beneficios del docente en relación al
sueldo. y su vida fuera del horario laboral que le corresponde, ya que una de las
posibilidades con respecto a la estudiante fue precisamente la libertad de decisión
del docente en cuanto a trabajar de forma virtual pero sin una retribución extra.
Desde otra perspectiva, podemos posicionarnos desde el lugar de desvincularse de
la situación, siendo conscientes que no es solamente responsabilidad del docente
buscar la solución a la situación presentada por la estudiante.
En lo personal para poder haber solucionado la situación de la estudiante, considero
que faltó unión, voluntad y responsabilidad entre la dirección de la Institución con los
docentes, y los docentes entre ellos mismos. Quizás, por medio de reuniones donde
se debatieron diferentes propuestas se hubiera podido encontrar la ayuda que la
estudiante estaba necesitando.
A modo de cierre y desde mi experiencia con respecto a la situación planteada
durante el trabajo, me resulta pertinente aclarar que no me sentí con las
herramientas necesarias ni tampoco con las condiciones para poder trabajar de
forma personalizada o atender principalmente las características de la estudiante, ya
que el grupo estaba compuesto por 30 alumnos. Podría haber sido una situación
diferente si se generaba en un grupo con menos estudiantes, permitiendo así una
atención más personalizada a la alumna.

Anaclara:
Entiendo que a partir del caso abordado no es válido generalizar lo que sucede en
los Institutos educativos, pero si podemos reflexionar, si agregamos además las
situaciones abordadas en clase gracias al testimonio de los compañeros. Creo que
lo que prima en este tipo de situaciones, en los que la inclusión se hace
imprescindible, es una incertidumbre en cuanto a cómo proceder, cuestión que se
empeora si le sumamos la falta de interés por parte de las instituciones para dar
respuesta a la demanda específica de algunos estudiantes. Queda la sensación de
que queda mucho por hacer para alcanzar una educación realmente inclusiva, en la
que no queden estudiantes en el camino por no poder adaptarse a una estructura
rígida previamente construida sin tener en cuenta las singularidades de cada
persona que llega a ella. Tampoco se observó en este caso un seguimiento
institucional una vez que la estudiante dejó de cursar luego de encontrar solamente
trabas a su intento por estudiar.

Conclusiones
A raíz de lo expuesto y analizado anteriormente, este grupo llega a las siguientes
conclusiones:
1. No existió apoyo institucional hacia la estudiante.
2. Si bien no conocemos el contexto sociocultural de su familia, no hubo una
solicitud constante de parte de la misma para poder solucionar la situación de
la estudiante.
3. No estaban dadas las condiciones en torno a la composición del grupo para
poder atender de forma particular a la estudiante y su patología.
4. Es valioso pero no suficiente la buena voluntad de los docentes a la hora de
buscar soluciones a este tipo de situaciones, sino que se necesitan recursos
materiales y humanos que den respaldo a sus propuestas.
5. Hace falta la elaboración de protocolos que prevean este tipo de casos en el
aula y que oficien de nexo entre la labor psicológica y la tarea docente.

Bibliografía consultada
● Balbi, A. Cabrera, M., Arbild, C.i (2018). Como hacer Adecuaciones
Curriculares (AC) y no morir en el intento. En: Presencia. Miradas desde y
para la Educación. N.3 (2018) ColeĀio Stella Maris. Montevideo – UruĀuay
ISSN 2393-7076
● Consejo de Educación Secundaria (1984), Circular n°1725
● Consejo de Educación Secundaria (2018), Circular n°3224
● Fabra, N. (2022). Algunos fragmentos para pensar la Inclusión. Montevideo
● Piqueras, J & J, Olivares. (2011). Fobia social en la adolescencia. Mente y
cerebro, Volúmen 49, 52-59.
https://www.researchgate.net/publication/269986107_Fobia_social_en_la_ad
olescencia
● Zapata, P. N.. (2010). Estilos cognitivos, de aprendizaje y de enseñanza:
unas relaciones controvertidas. Actualidades Pedagógicas, (55), 45-58.

Anexos:
Anexo 1: FIcha diagnóstica de la alumna
Anexo 2: Carta de la psicóloga de la alumna

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