Está en la página 1de 5

La educación socioemocional post-contingencia

Introducción
La pandemia de Covid-19 fue un duro golpe no solo en el área de la salud, sino
también en el aspecto cognitivo y psicológico, más específicamente nos
centramos en lo socioemocional.

Cuando iniciaron las clases de forma virtual no se notaban con claridad los
procesos que iban teniendo los estudiantes de primaria, tanto en conceptos,
valores y actitudes dentro del campo socioemocional, lo cual les permite
comprender y manejar sus emociones, todos esos procesos se llegaban a notar
muy poco, pero los grandes cambios emocionales estaban presentes en la vida
diaria de los estudiante.

Si se observa detalladamente en las acciones diarias en clases virtuales durante la


reclusión por Covid-19, nos daremos cuenta de que aquellos alumnos que no se
conectaban a la clase, que se salían antes de terminar la sesión, que no
realizaban ya sea todas o algunas actividades o que incluso no tenían disposición
por el aprendizaje, tenían algún problema interno que muy posiblemente era
ocasionado por situaciones externas y que estaban relacionadas con el
confinamiento.

El hecho de que en los estudiantes no se notara a simple vista una falta de


motivación, una actitud negativa, un estado emocional perjudicial, no quería decir
que no estuvieran presentes, pero sin duda alguna todas estas cuestiones se
encontraban arraigadas a ellos, situación que se observó claramente cuando las
clases se tornaron nuevamente de forma presencial.
Desarrollo

El regreso a clases presenciales significo quitarse la venda de los ojos, de tal


forma que se pudo saber y analizar todo aquello con lo que algunos estudiantes
cargaban y que afectaba en su comportamiento, su personalidad y sus actitudes,
de tal forma que se arraigaba o se degradaba su disposición por el aprendizaje,
además que se lograba observar o no aquel desarrollo de las competencias
socioemocionales.

Las competencias antes mencionadas, de acuerdo con la Secretaria de Educación


Pública (2017), son: “cinco dimensiones que, en conjunto, guían tanto el enfoque
pedagógico como las interacciones educativas: 1. Autoconocimiento, 2.
Autorregulación, 3. Autonomía, 4. Empatía, 5. Colaboración”. (p. 537).

Teniendo en cuenta lo anterior hay que centrarnos en las características de los


alumnos de 4to año del grupo “A” de la Escuela Primaria Horacio Zúñiga, con base
a las experiencias obtenidas durante las últimas jornadas de prácticas.

En un primer momento se observaba en ellos una falta de convivencia, algunos


estudiantes se mostraban retraídos y sin el deseo de trabajar en equipo, además
en casi la mitad del grupo existía una falta de motivación, reflejando a su vez una
problemática grave en el desempeño dentro del aula.

Podemos decir que un estado de ánimo negativo, el poco manejo de las


emociones o falta de conciencia sobre estas mismas conlleva a una falta de
algunas competencias y los límites para desarrollarlas, tal es el caso de la
colaboración, la autorregulación o la empatía, también podríamos mencionar una
difícil resolución de conflictos.

Sobre estos sucesos podemos observar lo que nos dice Goleman (1995), él
menciona que “en toda emoción hay implícita una tendencia a la acción”. (p.16).
Además igual nos dice que “nuestras decisiones y nuestras acciones dependen
tanto –y a veces más- de nuestros sentimientos como de nuestros pensamientos”.
(p. 14).

Se logró observar a los estudiantes y analizarlos por el simple hecho de estar 5


días de la semana ellos, y al tener algunos acercamientos se obtuvo información
sobre sus formas de comportamiento así como su personalidad, sus virtudes y
defectos.

Aquellas situaciones socioemocionales que se encontraban en los estudiantes las


reflejaban dentro del aula, ensimismándose o quedándose absortos en cuestiones
que nada tenían que ver con lo impartido en clase, llegaban a existir casos en que
los estudiantes tenían un poco más de confianza por contar abiertamente lo que
les sucedía, o simplemente lo demostraban al no ser cooperativos y empáticos.

Estos lazos de confianza con los alumnos permitieron relacionar sus


comportamientos y actitudes fuera de su propia personalidad con complejos que
ellos tenían y que fueron contraídos en el confinamiento sanitario.

Sobre los complejos Dicaprio (1989) menciona lo siguiente a través de la teoría de


Jung (1980), “Un complejo puede actuar como una personalidad dentro de una
personalidad. Puede considerarse como una red de pensamientos, sentimientos y
actitudes mantenidas unidas por una idea nuclear o disposición central.” (p. 88).

Para contribuir a que los estudiantes se mostraran más dispuestos por el


aprendizaje, durante las prácticas se retomaron estrategias implementadas por la
docente titular del grupo, ella trabajaba la reflexión propia, incentivaba a que los
estudiantes se relacionaran no solo en el aula sino también en los recesos, que
convivieran más y que de esa forma no se mostraran indispuestos al momento de
entrar al aula y realizar actividades.

No solamente se tomaba el tiempo marcado por el currículo para desarrollar


competencias socioemocionales sino que se trabajaban dentro de la escuela en
todo momento con los alumnos de 4° “A”.
Uno de los grandes problemas, principalmente fue la motivación, dicha motivación
causada por complejos como los de inferioridad o ignorancia se trabajaban no solo
por parte del docente, sino que cuando los estudiantes empezaban una actividad y
sentían que no podían, se insultaban así mismos o se rebajaban con palabras de
desmotivación, se hablaba frente al grupo entero y se mencionaban frases como –
todos son capaces, todos pueden, todos son iguales, tu puedes lograrlo, échale
ganas, eres muy inteligente, etc.- también se incentivaba a que los estudiantes
dieran palabras de aliento.

Como consecuencia de esto, en clases posteriores ahora los estudiantes tomaban


la iniciativa de brindar palabras motivadoras a sus compañeros, esta situación así
como la convivencia fuera del aula y dentro de ella, generaron vínculos de
pertenencia al grupo, una fraternidad en los estudiantes y mayor participación y
disposición por aprender.

Conclusiones

Dado que las emociones son un elemento intrínseco del aprendizaje y la vida, se
puede decir que adquirir y desarrollar habilidades así como competencias
socioemocionales, se asocia con mejores niveles de logro académico, escolaridad,
mayores posibilidades de obtener empleo y bajas posibilidades en incurrir en
conductas de riesgo.

Se puede decir que las jornadas de prácticas ayudaron a que se diera un mayor
conocimiento sobre aquellas situaciones en las que se encontraban los
estudiantes, sus formas de comportamiento y sus personalidades, y durante las
jornadas escolares se contribuyó de manera significativa a que todos y todas las
estudiantes tuvieran mayor aprovechamiento académico y se mantuvieran
dispuestos por aprender.

Así mismo se concluye que el docente constituye una referencia importante en el


desarrollo de habilidades y competencias socioemocionales en el estudiante, el
simple hecho de fomentar una interacción docente-estudiante o estudiante-
estudiante puede generar cambios significativos en el comportamiento y la
personalidad que los alumnos manejan dentro de las aulas y esto a su vez
ayudara a la mejora del rendimiento escolar.

Referencias
Dicaprio, N. (1989). Teorías de la personalidad. MacGRAW-HILL.
https://www.academia.edu/31596409/Nicholas_s_dicaprio_teorias_de_la_p
ersonalidad
Goleman, D. (1995). La inteligencia emocional: porque es más importante que el
coeficiente intelectual. CONACULTA.
http://www.cutonala.udg.mx/sites/default/files/adjuntos/inteligencia_emocion
al_daniel_goleman.pdf
SEP. (2017). Educación socioemocional y tutoría. Aprendizajes clave para la
educación socioemocional. (pp. 516.581). SEP.
https://www.planyprogramasdestudio.sep.gob.mx/descargables/EDUCACIO
N_SOCIOEMOCIONAL.pdf

También podría gustarte