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CITAS RUTH HARF

Definir el campo de juego implica establecer un orden distinto al de la


cotidianidad. Instaurar el caos es quitar el significado cotidiano a las cosas o a
las relaciones; para jugar con otros será necesario romper el sistema cotidiano
de vínculos. (Harf, p.207)

“El juego funda su propio tiempo y espacio, válido sólo para los jugadores,
durante y dentro del juego.” (Harf, p.222).
Al decir que el docente no juega, ponemos de manifiesto el lugar esencial que
él tiene en el juego de los niños –soporte, andamio para el juego de los
pequeños, facilitador-. Cuando interviene es para apoyar ese juego “tomando el
té” que le ofrece, prestándose a ser “operado”, mezclando y tirando cartas y
dados, etcétera. (Harf, ___, p.206)

…cualquier auténtico juego es un modelo de convivencia social… (Harf, p.209)


Acordamos con hacer una selección de lo que se les ofrece a los niños en
función de su seguridad o de su nivel cognitivo, pero es menester tener en
cuenta que, como docentes, hacemos una “sabia selección” en función del tipo
de ciudadano que deseamos formar, lo que en sí mismo es correcto. (Harf,
p.210)
Pavlovsky nos acerca a la comprensión del espacio lúdico, nos permite
entender la particular alineación que se debe instalar entre ficción y
cotidianidad, entre el saber y el creer. Plantea la perspectiva creativa,
inventora, artística, que puede conllevar una situación de juego, llegando
incluso a establecer relaciones entre los mecanismos que se ponen en juego
en el juego, en la actividad artística y aun con una cierta pizca de locura. (Harf,
p.217)
Hablar del juego es hablar de un “como si”, ello ayuda a caracterizar la
situación como juego. (Harf, p.221)
…es posible seguir observando en los juguetes la intención de facilitar que,
mediante su empleo, los niños reflejen y ejerciten actividades, acciones o roles
que seguramente han de desempeñar como adultos. Por eso podemos hablar
de una reproducción del mundo real. Son los mismos niños quienes darán a
esta reproducción características más o menos reales, más o menos
fantasiosas y fantaseadas, permitiendo el paso constante del mundo de lo
cotidiano al lúdico, mediante transformaciones que son propias de toda
situación de juego. (Harf, p.224)
…es posible agregar también que estos elementos procuran desarrollar la
iniciativa, autonomía y, simultáneamente, la paulatina y progresiva cooperación
entre ellos. (Harf, p.228)
Es importante, también, acotar que tener en consideración el desarrollo del
niño no debe llevarnos a ofrecerle únicamente elementos que se correspondan
exactamente con sus posibilidades de ese momento: proponemos ofrecerles
elementos que las excedan en cierta medida, o sea, que vayan un poco más
allá de sus posibilidades, es decir, que actúen en su zona de desarrollo
potencial, sirviendo como incentivo, como estímulo para alcanzar niveles de
desarrollo posteriores. (Harf, p.229)
Los adultos debemos pensar concretamente si las ofertas y propuestas que
hacemos a los niños responden a la concepción de hombre y de sociedad que
decimos sostener en nuestras palabras e incluso en los proyectos
institucionales, o si se dan de cabeza con ellos. (harf, p.232)
La afectividad ¿se enseña? ¿Qué función debe asumir la escuela frente a los
diversos estados afectivos y sus manifestaciones? (harf, p.237)
La afectividad oscila entre polos opuestos: placer y displacer. No importa de
qué modo lo denominemos: nos pasamos toda la vida buscando el placer y
escapándole al displacer. (Harf, p.238)
Por otro lado, será interesante diferenciar tres aspectos para entender y
atender los estados afectivos, especialmente en el ámbito escolar. Es
importante diferenciarlos para saber sobre cuál de ellos debe trabajar la
escuela.
 Los estímulos que producen estados afectivos.
 Los estados afectivos que se producen a partir de esos estímulos
 El modo en que se ponen de manifiesto los estados afectivos. (Harf,
p.238)

Lo que se debe de enseñar es el manejo, el control de la manifestación de los


estados afectivos. (Harf, 239)
Debemos apuntar esencialmente al desarrollo de la autoestima en los chicos,
entendida como sensación esencial de eficacia y sentido inherente de mérito,
es decir, como la suma integrada de confianza y de respeto hacia sí mismo.
(Harf, p.240)
El punto de partida para que un chico “se sienta bien” se encuentra justamente
en el valor que se le otorga a sí mismo, en su autoestima. Hace referencia a la
percepción que tiene de él como a las emociones que esas percepciones
producen. (Harf, p.240)
Lo que pensamos para los chicos habla de quiénes somos y lo que esperamos
como sociedad. (Harf, p.240)
…La escuela, en la actualidad, ¿juega un papel socializador o refuerza la
autonomía individual? (Harf, p.240)
…pretendemos promover la realización personal y social, brindar igualdad de
oportunidades educativas, manifestar respeto y apuntar al reconocimiento de la
diversidad, así como a una noción de libertad basada en la participación, la
solidaridad y la inclusión. Creemos que ello se logra al promover el
enriquecimiento del “encuentro” con los demás y el del propio bagaje personal
en todos los ámbitos, no sólo en el cognitivo. (Harf, p.241)
…Los chicos necesitan aprender a convivir: poder crecer, compartir, socializar
con los otros. (UNESCO en Harf, p.242)
Resaltamos la necesidad de brindar una atención fundamental a los aspectos
emocionales que tiñen, estimulan o bloquean los demás aspectos de la vida.
(Harf, p.243)
Las interacciones entre adultos y chicos, adultos y adultos, chicos y chicos son
también factores condicionantes del “bienestar”. Las mismas pueden tomar
forma de contacto corporal, palabras, textos, gestos, miradas, etcétera. Y
tienen gran incidencia en el desarrollo afectivo, cognitivo y social de los chicos.
Es importante que ellos se sientan bien recibidos, respetados en sus
identidades, sus diferencias, sus necesidades; que se sientan comprendidos
por los adultos, en lugar de relegados o castigados sin fundamento; que
perciban que son aceptados por sus compañeros, integrados en el grupo y no
apartados o rechazados. (Harf. P.244)
El docente es un adulto de referencia para los chicos: esto enriquece el
ejercicio de su profesión e implica compromiso. Debe estar capacitado para
hacer frente a situaciones de cambio e incertidumbre, a episodios conflictivos
de diverso tipo y estar interesado en el trabajo colaborativo: educar para poder
afrontar juntos los problemas de nuestro mundo. (Harf, p. 245)
No sólo la teoría sino también la práctica han demostrado con creces que la
experiencia grupal es un factor de incidencia vital en el desarrollo de los
individuos y plantea desafíos constantes para la organización de la actividad
escolar. (Harf, p.256)

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