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Ing.

Ricardo Bonaiuti
Ing. Daniel Garutti
Ing. Pedro Maza
Ing. Karim Rafael
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA NACIONAL F.R.C.
Departamento: Ingeniería Mecánica
Cátedra: Materiales Metálicos
El presente apunte esboza los lineamientos generales del comportamiento de algunos
de los diferentes materiales existentes hoy tanto en la industria como en la faz de
investigación y de ninguna manera reemplaza a los libros de texto de donde fuera extraído.
El objetivo perseguido es proveer a los estudiantes una comprensión completa de las
estructuras que se obtienen en las principales familias de materiales tales como metales,
cerámicos, polímeros etc. y luego mostrar como las propiedades de los materiales utilizados
en la actualidad dependen de esa estructura que los constituye.
A primera vista aparecería como un objetivo imposiblemente amplio empero está
básicamente fundamentado en la fortaleza del enfoque estructural de los materiales; como
ejemplo de lo que acabamos de mencionar son los aceros, que abarcan aproximadamente un
90% de los materiales actualmente utilizados e incluyen miles de composiciones químicas
diferentes y pese a eso es posible conocer los diferentes comportamientos y es posible dar al
estudiante un conocimiento completo de todo este campo, de la siguiente manera.
Primero, indicaremos como medida inicial que existen solo cuatro estructuras básicas
para cualquier acero del que se trate y analizaremos las celdas unitarias de la austenita, ferrita,
carburo de hierro y martensita que a ellos los componen; Luego discutiremos como la
cantidad, tamaño, forma y distribución de estas fases, pueden controlarse combinando los
conceptos cinéticos del diagrama de hierro carburo de hierro (Fe – C) y los conceptos
cinéticos de la capacidad del temple.
Con estos conocimientos, la producción y control de estructuras con propiedades
mecánicas diferentes, desde los aceros al carbono ordinarios para la construcción, hasta las
calidades de aleaciones templables, podrá ser fácilmente comprensible. Si el instructor desea
ir más allá se suministrarán aquí temas opcionales construidos sobre esas bases; éstos tratan
de las estructuras y propiedades de los aceros de alta aleación (tales como inoxidable, para
trabajos en caliente, fuelles herramientas etc.) las superaleaciones, así como el hierro colado,
hierro dúctil y hierro maleable.
Se utilizará el mismo enfoque para los materiales cerámicos y polímeros, aún para
éstos últimos se hace énfasis en la estructura molecular.

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FACTORES ESTRUCTURALES
Es importante hacer una afirmación generalizada que nos ayude a comprender las
relaciones que existen entre la estructura y las propiedades mecánicas, físicas etc. de los
materiales no solo en los metales sino también en todos aquellos materiales utilizados en las
diferentes industrias.
Las propiedades de los materiales dependen de la naturaleza, cantidad, tamaño, forma
distribución y orientación de las fases que lo constituyen. Esto se ilustra en forma esquemática
y macroscópica en la figura 1 que nos muestra como pueden variar las propiedades de una
plancha de concreto reforzado.
Plancha de Concreto
Acero

Cantidad

Tamaño Tamaño

Distribución Distribución

Orientación Orientación

Figura 1: Esquematización de la distribución, tamaño, orientación, cantidad de otras fases.


a) Naturaleza de las fases: En la plancha de concreto, las propiedades individuales del
acero y del concreto afectan la resistencia total de la plancha.
b) Cantidad de fases: Así como tienen importancia las cantidades relativas de concreto y
de acero, también son significativas las cantidades de las dos fases en la aleación
metálica constituyente.

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c) Tamaño de las diferentes fases: Si todas las varillas de acero de refuerzo se
concentraran en unas pocas barras, la estructura no sería tan resistente como lo es
cuando se utiliza la misma cantidad de acero en barras más delgadas y dispuestas de
otra manera.
d) Forma de las fases constitutivas: Si el acero de refuerzo se encontrara en barras
cuadradas, presentaría concentraciones de esfuerzos en las esquinas de las barras
causando así la ruptura del concreto; de ahí que se prefiera las barras redondas en vez
de las de sección cuadrada.
e) Distribución de las fases: Si la plancha de concreto va a ser sometida a esfuerzos de
flexión será conveniente colocar el acero más cerca de la superficie de la plancha y no
tan centrado en ella.
f) Orientación de las fases: Si se utilizara la plancha para soportar, por ejemplo cierto
tráfico típico, es preferible orientar las barras de acero de acuerdo al esfuerzo que
recibirán.

VINCULOS DE UNION
Enlaces
Se comprende con la denominación de “enlaces” a todas las fuerzas que mantienen
unidos a los átomos entre sí para formar moléculas u otros agregados atómicos. Teniendo en
cuenta que la mayor parte de los materiales utilizados en la ingeniería son sólidos o líquidos,
cabe esperar, de la simple inspección de su comportamiento, que las fuerzas que unen a los
distintos átomos tengan un valor considerable. Por ejemplo, observando un trozo de acero el
cual se lo ha solicitado por fuerzas exteriores se comprenderá las fuerza con que los átomos
constituyentes del mismo están enlazados.
Cuando Dalton, en 1808, postuló que la materia estaba formada por átomos y
moléculas, se planteó el interrogante de conocer la naturaleza de las fuerzas que ligan a dichas
partículas; La respuesta la proveyó el conocimiento de la estructura atómica y los métodos de
la mecánica ondulatoria. Según estas, las fuerzas de atracción intraatómicas tienen su origen
en los orbitales incompletos de la nube electrónica que rodea al núcleo.
Así, los gases nobles (He, Ne, Ar, Kr, Xe Rn) con sus orbitales completos, tienen una
capacidad muy limitada para establecer enlaces entre sí o con otros átomos de los demás
elementos, (con orbitales incompletos), muestran una tendencia mas o menos acentuada a
formar enlaces estables, cuando completan sus orbitales por algunos de los procedimientos
como: a) Por compartir electrones, b) Ceder de electrones o c) Recibir electrones.

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En cualquiera de los casos mencionados, el conjunto de los átomos enlazados posee
menos energía libre que cuando los átomos están separados unos de otros. La energía de
enlace o cohesión la provee la diferencia entrega la energía de los átomos libres y la energía
de los átomos enlazados.

Fuerzas y energías de interacción entre átomos


Cualquiera que sea la naturaleza del enlace, entre los átomos contiguos se desarrollan
dos tipos de fuerzas:
a) ATRACTIVAS debido a la naturaleza del enlace y a las interacciones
electrostáticas entre cada núcleo y la nube electrónica del otro.
b) REPULSIVAS debido a la acción electrostática entre los núcleos atómicos
y la repulsión de las atmósferas electrónicas entre sí.
En ambos casos el efecto de las fuerzas de origen magnético es muy débil y el de las
gravitatorias prácticamente despreciable.
Como consecuencia de estas fuerzas, los átomos adoptan una posición de equilibrio
(para la cual la resultante de ambas fuerzas es nula) que es función de su temperatura y
presión.
Fuerza de repulsión
Figura 2 (a y b) - a) Las fuerzas de atracción
entre los átomos acercan a éstos hasta que a
comienzan a actuar las fuerzas repulsivas
que en algún momento se igualan a las
Repulsión Distancia
primeras. b) A la distancia a – a’ los átomos 0
son más estables dado que se requiere
Neta Atracción
energía adicional tanto para separarlos a á
como para acercarlos. a á Fuerza de atracción
a

b
Energía
Nivel de E a separación infinita
0

Neta
a á Distancia
a á
a

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Fuerzas primarias de atracción
Los enlaces entre los átomos pueden llevarse a cabo por Fuerzas Primarias o Fuertes o
Secundarias o Débiles. Entre las uniones primarias se deben considerar:
 Enlaces Iónicos
 Enlaces Covalentes
 Enlaces Metálicos

ENLACE IONICO
Ya que la mayoría de los materiales utilizados en la ingeniería son sólidos y líquidos,
será deseable comprender las atracciones que mantienen a los átomos unidos. La importancia
de tales atracciones puede ilustrarse como una pieza de alambre de cobre en la cual cada
gramo contiene 6,02 x 10 23/63,54 átomos. Por lo tanto cada kilogramo contendrá 1000 veces
este número de átomos, y en condiciones normales las fuerzas de atracción que mantienen a
estas partículas unidas son poderosas.
Si esto no fuera cierto, sería sencillo separar o cortar el alambre con pequeños
esfuerzos o cargas y las vibraciones asociadas con la energía térmica, serían suficiente para
gasificar los átomos a baja temperatura. De la misma manera que para este alambre, las
propiedades de ingeniería de cualquier material, dependen de la fuerzas interatómicas
presentes.
Las fuerzas interatómicas son consecuencia directa de la estructura electrónica de los
átomos. Tales fuerzas pueden dividirse convencionalmente en Fuertes o Primarias y Débiles o
Secundarias. Los enlaces o ligaduras primarias se consideran en primer término.
La fuerza interatómica primaria más simple es el Enlace Iónico que resulta de la
atracción mutua de cargas positivas y negativas. Los átomos metálicos, tales como el Sodio,
pueden, fácilmente, ceder los electrones de la capa exterior y convertirse en iones
positivamente cargados, y que un átomo de cloro puede aceptar fácilmente un electrón más de
alguna fuente disponible, para completar su orbita electrónica externa y convertirse en un ion
cargado negativamente. Como siempre hay fuerzas de “atracción de Coulomb” entre las
partículas cargadas negativa y positivamente y se desarrollan enlaces entre los átomos vecinos
de sodio y de cloro.

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Na+ Cl-

+ -

Figura 3: El traslado de un electrón en la formación de ClNa (cloruro de sodio) produce orbitas externas estables.
Los iones positivos y negativos resultantes se atraen por fuerzas de Coulomb, para formar un enlace iónico.

La primera idea es esperar que los iones de sodio y de cloro puedan unirse como pares,
pero un momento de reflexión acarrea duda hacia esta posibilidad, ya que si esto sucediera
habría grandes fuerzas de atracción entre los iones que formarán pareja, pero fuerzas de
atracción despreciables entre los diferentes pares. Como resultado de lo anterior, no podría
existir el cloruro sodio tal como se conoce.
En realidad, una carga negativa presenta una atracción hacia toda partícula cargada
positivamente y una carga positiva hacia toda partícula cargada negativamente. En
consecuencia, los iones de sodio tratarán de rodearse de iones negativos de cloro y los iones
de cloro tenderán a rodearse de iones positivos de sodio, encontrándose iguales fuerzas de
atracción en todas direcciones.
El principal requisito en un material formado por iones es que el número de cargas
positivas iguale al número de cargas negativas.
Así el sodio puede combinarse con el cloro para formar el cloruro de sodio, NaC1. El
cloruro de magnesio tiene la composición MgC1 debido a que el átomo de magnesio puede

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proporcionar dos electrones de su órbita de valencias, pero el átomo de cloro puede aceptar
sólo una.

. Cl

Na

Cl

Figura 4: Estructura tridimensional del cloruro de sodio. El ion positivo sodio (en el centro) tiene igual
atracción sobre los 6 iones negativos de cloro vecinos

Enlace covalente
La segunda fuerza primaria es la de covalencias o Enlace Covalente. Como se explicó
anteriormente, la estructura electrónica de un átomo es relativamente estable si tiene 8
electrones en su capa externa (exceptuando el nivel K que es estable con dos electrones). Este
número puede lograrse si hay otros átomos adyacentes que logren compartir electrones. Por
ejemplo, en la capa externa del cloro hay 7 electrones, pero para satisfacer los requisitos de
estabilidad deberán unirse dos de ellos para formar un par de electrones. Esta unidad Cl2 es la
molécula de cloro. En la Figura 5 se ilustran varios otros ejemplos de enlaces covalentes en
gases biatómicos.
Los átomos no necesitan ser iguales. Por ejemplo, un modo según el cual el hidrógeno
y el cloro pueden combinarse, es como sigue:
..
H : H + : Cl : Cl 2 H : Cl : 1) Cloruro de hidrógeno
..

H
. ..
4H· + ·C· H:C:H 2) Metano
· ··
H

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H H

H F H C H H
C
H

H
H

H H
F F

Figura 5: Esquematización de la formación de algunas moléculas con enlaces covalentes; molécula de


fluoruro de hidrógeno, metano, fluor e hidrógeno.
En esta forma dos moléculas biatómicas se dividen para formar dos nuevas moléculas.
En la molécula de HC1 el hidrógeno tiene dos electrones disponibles en su nivel K y el cloro
puede tener un complemento para 8 electrones en su nivel exterior L.
El metano figura 5, es otro ejemplo. Aquí el átomo de carbono está rodeado por cuatro
átomos de hidrógeno, de acuerdo con la relación 2 vista en la página anterior..
Estos enlaces covalentes proporcionan grandes fuerzas de atracción entre los átomos,
tales como el diamante que es el material más duro que se encuentra en la naturaleza y que es
fundamentalmente carbono. Cada átomo de carbono tiene 4 electrones en su capa externa que
se unen con 4 átomos adyacentes para formar un enlace tridimensional enteramente lleno con
pares covalentes. La resistencia del enlace de covalencia en el carbono, se demuestra no
solamente por la gran dureza del diamante, sino por la alta temperatura (arriba de 3000º C)
necesaria para distorsionar su estructura mediante energía térmica.
Aún cuando los enlaces covalentes son fuertes, no todos los materiales con enlace de
este tipo tienen altos puntos de fusión y ebullición o gran resistencia. Aún cuando el metano
(NH4) contiene varios enlaces covalentes, la molécula resultante presenta pequeña atracción
hacia las adyacentes porque los requisitos de los electrones en la periferia, están ya
satisfechos. Así la molécula de metano, como en los gases nobles helio, neón, y argón, actúa
casi independientemente de otras moléculas; consecuentemente el metano no se condensa sino
hasta que la temperatura baja a -161 ºC (258 ºF)
La tabla 1 indica las temperaturas de fusión y ebullición de otras moléculas covalentes,
cada una con atracciones fuertes dentro de la molécula, pero débiles respecto a otras.

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Características de materiales cristalinos típicos relacionados con sus tipos de enlaces
Características Material Energía de enlace eV

Enlace Iónico
Cristales transparentes, frágiles, Cloruro de Cesio ClCs 3.4
malos conductores de electricidad; Cloruro de sodio ClNa 4
la Tº de fusión aumenta con la Oxido de aluminio Al2O3 31.4
energía de enlace. Ejemplo Oxido de magnesio OMg 20.4
CsCl: 646 ºC; OMg: 2900 ºC.
Enlace covalente
Cristales duros, frágiles, malos Silicio Si 4.7
conductores de electricidad; Altas Diamante C 7.4
Tº de fusión Si 1410 ºC; C: 3500 Carburo de silicio CSi 6.4
ºC
Enlace Metálico
Sólidos, opacos, dúctiles; por lo Mercurio Hg 0.7
gral. La cristalinidad no es Aluminio Al 3.4
evidente; buenos conductores de Hierro 4.3
electricidad y calor; Tº de fusión Tungteno W 8.8
diversas: Hg: -39 ºC, W: 3419 ºC
Tabla 1: Las energías de calcularon por átomo, lo que permite una fácil comparación de los materiales. Para
obtener el valor por formula unidad (como ClNa) multiplíquese por el número de átomos en la formula (2 x 4 eV
= 8,0 eV para el ClNa)

Enlace metálico
Además de los enlaces iónicos y covalentes, existe un tercer tipo de fuerza
interatómica primaria que es el “Enlace Metálico”. El modelo para un enlace metálico no es
tan simple de construir como para los casos iónicos o covalentes. Sin embargo, para el objeto
es suficiente un concepto simplificado. Si hay solamente unos pocos electrones de valencia
(capa externa), dentro de un átomo, estos electrones podrán eliminarse con facilidad, mientras
el resto de los electrones se adhiere firmemente al núcleo.
Esto, en efecto, forma una estructura de iones positivos y electrones “libres”. Los
núcleos de iones positivos constan del núcleo y de los electrones restantes. Debido a que los
electrones de valencia tienen libertad para moverse dentro de la estructura metálica forman la
comúnmente llamada nube electrónica.

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+ + + Electrones

+ Núcleos positivos
+
+ + +

+ + +

Figura 6: Esquematización de los electrones libres (nube electrónica) en una estructura de núcleos
positivos.
Tal como lo indica la figura anterior, los iones positivos y los iones negativos
proporcionan las fuerzas de atracción mediante las cuales el enlace mantiene los átomos
metálicos unidos.
Aún cuando la descripción esta muy simplificada, nos da una explicación bastante útil
para entender muchas de las propiedades de los metales. Por ejemplo: Las propiedades de un
metal están determinadas por el acomodamiento cristalino de átomos en el metal sólido. Los
electrones libres, dan al metal, su característica típica de alta conductividad, ya que son éstos
los que tienen la libertad para moverse en un campo eléctrico. La alta conductividad térmica
de los metales está asociada también con los electrones de valencia, los cuales pueden
transferir energía térmica de un alto nivel a un bajo nivel de temperatura. Un cuarto efecto de
los enlaces metálicos es que los electrones libres en el metal absorben poca energía, de tal
modo que todos los metales son opacos a la luz transmitida.

Combinaciones de enlaces primarios


Aún cuando se han tratado separadamente las tres fuerzas interatómicas, muchos
materiales pueden unirse de más de una manera. Por ejemplo, los electrones de valencia del
ClH pueden distribuirse de cualquiera de los dos modos de la figura 9. En la figura 10, se ve
que el hidrógeno tiene tres alternativas para la distribución de los electrones de valencia, ya
que hay dos acomodamientos iónicos y uno covalente entre cada par de átomos de hidrógeno.

H
Cl Cl
+
H

a Iónico b Covalente

Figura 7: Dos estructuras alternativas del ClH. La presencia de una u otra depende del medio donde se
encuentra. Por ejemplo: a) Predomina en una solución y b) predomina en un gas.

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-
H H H
H+
a b
Figura 8: Dos estructuras alternativas para la molécula de hidrógeno. A) Iónica b) covalente. La forma
covalente predomina en un gas; sin embargo, durante una pequeña fracción de tiempo existe en la forma iónica.
Experimentalmente se ha encontrado que cada una de esas tres modificaciones existe
realmente en una molécula de H2. Aún cuando los electrones tienen libertad para resonar
entre los tres acomodamientos, en el hidrógeno se distribuyen de manera covalente la mayor
parte del tiempo y como resultado, dos átomos de hidrógeno actúan como una molécula
biatómica.
Es también posible encontrar más de un enlace primario en los distintos materiales. El
sulfato de calcio SO4Ca es un ejemplo mejor ilustrado por la reacción.
·· ··
:O: :O:
·· ·· ·· ·· ·· ·· ··
Ca + ·O :S:O· Ca + . O : S : O .-
++ -

·· ·· ·· ·· ·· ··
:O: :O:
·· ··
El grupo SO4 tiene dos electrones menos para satisfacer una capa externa para cada
uno de los cinco átomos, pero el calcio tiene dos electrones que fácilmente pueden eliminarse
o cederse. El resultado es un ión calcio (Ca++) con atracción hacia un ión SO4--.

Fuerzas secundarias de atracción


Fuerzas de Van Der Waals
Los tres tipos de enlaces considerados anteriormente son enlaces primarios
relativamente fuertes que mantienen unidos a los átomos.
Existen fuerzas más débiles que también dan atracciones interatómicas, y se agrupan
como fuerzas de Van Der Waals; aún cuando en realidad también comprenden diferentes
mecanismos. Si no fuera por el hecho de que algunas veces son las únicas fuerzas presentes,
estas podrían pasar desapercibidas.
En un gas noble como el helio, la capa externa, que posee dos electrones, está
completa y en algunos otros gases como el neón y el argón, tiene un complemento de 8
electrones en su capa exterior. En estas situaciones estables ninguno de los enlaces primarios
puede ser efectivo, ya que los iónicos, covalentes y metálicos, requieren todos algún

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acomodamiento de valencia. Como resultado, los átomos de estos gases presentan poca
atracción entre uno y otro, y permanecen monoatómicos a temperaturas ordinarias. Solo a
temperaturas bajas, cuando las vibraciones térmicas se han reducido de manera
importantísima, pueden llegar a condensarse estos gases. Es esta condensación la que hace
evidente la existencia de atracciones interatómicas débiles que sujetan a los átomos. Se
encuentra una evidencia similar de estas fuerzas de atracción en las substancias como la mica,
el grafito, moléculas de CO2, metano NH4, nitrógeno N2 (por ello las sustancias no polares
presentan puntos de fusión y ebullición bajos). Como señaláramos anteriormente, estos gases
tienen satisfecha su valencia periférica con enlaces dentro de la molécula.
La condensación de estas moléculas simples se logra solo cuando las vibraciones
térmicas han sido suficientemente reducidas en energía, para permitir que actúen las débiles
fuerzas de Van Der Waals.

Polarización molecular
La mayoría de las fuerzas de atracción de Van Der Waals, provienen de “dipolos
eléctricos” que se ilustran más simplemente en una molécula como la del ácido fluorhídrico
HF Figura 11. Existen en el nivel K del hidrógeno 2 electrones disponibles y 8 en el nivel L
exterior del flúor. Sin embargo dentro de la molécula hay un desequilibrio eléctrico debido a
los electrones comunes que rodean las cargas positivas en el núcleo del átomo de flúor más
completamente que como rodean al el núcleo del átomo de hidrógeno. El centro de la carga
positiva no coincide con el dentro de la carga negativa por lo que se forma lo que llamamos
dipolo eléctrico.

-
+
H F -
+

-
+ +
+

a - b
Figura 9: Polarización. a) Un desequilibrio eléctrico, llamado polarización sucede en las moléculas asimétricas
tales como el HF. Este desequilibrio produce u dipolo eléctrico con un extremo positivo (+) y otro negativo (-) b)
los dipolos secundarios producen un mecanismo para fuerzas secundarias de atracción entre las moléculas. El
extremo positivo de un dipolo es atraído hacia el extremo negativo de otro.

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Puente hidrógeno
Un tercer tipo de enlace débil es el llamado Puente Hidrógeno. Su existencia
proporciona la atracción entre las moléculas de agua (H2O) y da por resultado la elevada
temperatura de ebullición y el gran calor de vaporización de esta sustancia. Este tipo de enlace
(puente hidrógeno) es un caso especial de la polarización molecular. El pequeño núcleo de
hidrógeno es atraído por electrones no compartidos en una molécula vecina de agua para
proporcionar un enlace entre las dos moléculas. El puente hidrógeno no está limitado al agua
solamente, otras moléculas como el amoniaco NH3 también poseen idéntico tipo de enlace.

ESTRUCTURA CRISTALINA
Introducción
La materia está formada por átomos, iones, moléculas o conjunto de moléculas entre
los que se desarrollan fuerzas de cohesión. Según la acción de estas fuerzas, la materia se
presenta en tres estados: SÓLIDO, LIQUIDO Y GASEOSO. En el primero de los estados las
fuerzas de cohesión son suficientemente elevadas como para que el volumen sea conservado
constante como también su forma.
En los líquidos y gases las partículas que los forman se presentan de manera
desordenada (en algunos líquidos hay un cierto grado de orden). En los sólidos pueden
presentarse dos tipos de organización:
a) Con ordenación regular de las partículas (estado cristalino)
b) Con distribución irregular (estado Vítreo o amorfo)

En el primero (estado cristalino) el cambio de estado, en general va ligado a un cambio


de fase; “Se entiende por fase a toda porción de un sistema físicamente homogénea y que se
diferencia de otra u otras fases”; El paso de líquido a sólido se realiza bruscamente cuando se
alcanza una temperatura y presión determinadas. A diferencia del estado cristalino, el estado
vítreo o amorfo, se caracteriza por una solidificación progresiva, con un aumento consiguiente
de las fuerzas de cohesión, pero sin cambio de fase, y puede considerarse como un líquido
sub-enfriado. Como ejemplo de sustancias amorfas podemos citar el vidrio, materias plásticas,
resinas, cera etc.
Así como en el estado Vítreo o amorfo existe isotropía, en el estado cristalino existe
anisotropía, es decir, ofrece direcciones privilegiadas para su comportamiento frente a los
agentes físicos.

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En muchos casos el estado amorfo se debe a causas perturbadoras que impiden la
ordenación de las partículas; pero si estas causas perturbadoras desaparecen o se aumenta la
temperatura, puede con ello conseguirse la ordenación de las partículas y el estado cristalino
que es más estable (energía mínima). Así, el vidrio cristaliza (vitrifica) por recocido.
Desde el punto de vista rigurosamente físico, solo se consideran sólidos a las
sustancias cristalinas.

Sustancias cristalinas
Es característico de ellas el que los átomos, iones, moléculas o conjunto de moléculas,
se repitan periódicamente en las tres direcciones del espacio, ocupando posiciones definidas,
alrededor de las cuales pueden efectuar vibraciones. Como consecuencia de esta distribución
interior, poseen forma geométrica exterior definida por caras que se cortan según aristas
rectas y ángulos diedros, característicos para cada sustancia. Cuando se rompen, lo hacen
según superficies planas, que se cortan formando ángulos diedros, de igual valor que los del
cristal primitivo.
Para cada sustancia cristalina, los ángulos que forman dos caras son siempre los
mismos, aún cuando varíe la forma externa o hábito del cristal (Ley de constancia de diedros).
Según la naturaleza de las fuerzas de enlace que fijan y ordenan las partículas de un
cristal, éstos se clasifican en: Cristales Iónicos, cristales Covalentes, cristales con Fuerzas de
Van Der Waals, cristales con Puente Hidrógeno y cristales Metálicos. Cuando solo interviene
una clase de fuerzas, el cristal es Homodésmico y en caso contrario Heterodésmico.
Las características fundamentales de los diversos tipos de cristalinos son:
a) Cristales Iónicos: En los que predominan las fuerzas de atracción electrostáticas de
Coulomb o fuerzas entre iones de signo contrario. También puede intervenir la acción
que la carga del ión ejerce sobre sus vecinos polarizables. El conjunto puede
considerarse como un empaquetamiento continuo de esferas de signo contrario y de
distinto tamaño. Ejemplo de esto es el cloruro de sodio o sal de mesa.
Como consecuencia de la elevada intensidad de las fuerzas electrostáticas, los cristales
iónicos poseen un alto punto de fusión, son duros y frágiles y presentan cierta
elasticidad cuando se les somete a tensiones. Su conductividad eléctrica, que es baja,
se incrementa al aumentar la temperatura (son semiconductores iónicos), puesto que
aumenta la velocidad de difusión y cuando funden son conductores. Son transparentes
para las radiaciones de frecuencia inferior a la frecuencia de absorción fundamental y
para frecuencias superiores son opacos.

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b) Cristales Covalentes: El ejemplo típico de este tipo de enlace es “el diamante”, en el
que cada átomo de carbono aparece rodeado de otros cuatro (estructura tetraédrica) a
los que se une mediante enlace covalente. Forman cristales de este tipo los elementos
silicio (Si), germanio (Ge) y otros; también los compuestos como la blenda (ZnS). Su
característica fundamental es su elevadísima dureza y fragilidad (ejemplo: diamante),
no se deforman plásticamente y poseen una elevada temperatura de fusión. La
conductividad eléctrica varía entre amplios límites; así, mientras que el diamante es un
excelente aislante, el silicio y el germanio son semiconductores débiles. Las impurezas
influyen de manera considerable en la conductividad (extrínseca). Son transparentes
para la mayor parte de las radiaciones, ya que los fotones de baja frecuencia (hasta el
ultravioleta) no poseen la energía suficiente como para excitar a los electrones a los
niveles disponibles, vacíos. El germanio (Ge) y el silicio (Si) son transparentes para
todas las longitudes de onda menores que el infrarrojo.
c) Cristales de fuerzas de Van Der Waals: Forman cristales de este tipo los gases nobles
en estado sólido y gran número de moléculas saturadas, ejemplo de esto H2, O2, N2,
ClH, CH4 etc), que se comportan como los átomos, con su nivel electrónico exterior
completo. En algunos casos existen ordenaciones bidimensionales, con enlaces
covalentes o iónicos, que están unidas entre sí por fuerzas de Van Der Waals; tal es el
caso del grafito y de la mica. También son posibles ordenaciones atómicas mono-
dimensionales (macromoléculas) con enlaces covalentes, que se orientan más o menos
respecto de las moléculas vecinas, formando polímeros cristalizados: como ejemplo de
esto, están las fibras de algodón, formadas por macromoléculas de celulosa orientadas
paralelamente y las demás fibras sintéticas. Se puede afirmar con carácter general, que
en cualquier tipo de cristales están presentes en mayor o menor escala las fuerzas de
Van Der Waals. Los cristales de este grupo son aislantes eléctricos y térmicos,
transparentes hasta el ultravioleta, funden a baja temperatura, son muy blandos y
deformables.
d) Cristales con Puente de Hidrógeno: El ejemplo más característico de este tipo de
enlace es el hielo, en el que las moléculas de agua se ordenan en la red cristalina de
manera que puedan formarse enlaces o puentes de hidrógeno entre ellos. Resulta así
una estructura en la que aparecen cuatro átomos de hidrógeno alrededor de un átomo
de oxígeno, dos de ellos unidos por enlace covalente y los otros dos formando puentes
hidrógeno con otro átomo de oxígeno vecino. También forman cristales de este tipo
los compuestos orgánicos con grupos =OH (alcoholes, fenoles, ácidos y ciertas

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proteínas). Las propiedades son intermedias entre los cristales covalentes y los de
fuerza de Van Der Waals. Si el número de puentes intermoleculares es muy elevado,
el cristal puede ser insoluble y tener elevado punto de fusión.
e) Cristales Metálicos: En las redes metálicas, los electrones de valencia se encuentran lo
suficientemente libres como para moverse a su través; por tanto, los metales son
opacos, buenos conductores del calor y de la electricidad. Pueden experimentar en
gran extensión deformaciones plásticas (ductilidad y maleabilidad), que permiten
darles la forma deseada; ello es posible debido a la facilidad con que se pueden
desplazar los átomos y la nube electrónica. Las temperaturas de fusión son, en general,
elevadas e igualmente la dureza y la densidad.

ESTRUCTURA GEOMÉTRICA
La formación de un cristal se inicia por la ordenación de átomos adoptando una
estructura geométrica simple o “celdilla elemental”, entorno a la cual se agrupan los demás
hasta formar el complejo policristalino. La imagen más intuitiva que puede obtenerse de esta
ordenación es considerarla formada por grupos de átomos, que se repiten de modo regular e
indefinido por todo el cuerpo, mediante traslaciones paralelas. Partiendo así del caso más
simple, la “serie puntual” por traslación paralela en una dirección determinada se obtendría
una red plana en la que se conservan las distancias y ángulos. Otra traslación del mismo tipo,
en una dirección fuera del plano, daría la red espacial.

_
z
_ Y
b
ā

10 X 11

Figura 10 y 11: Representaciones tridimensionales de un cristal


Todas las caras están ordenadas en series perpendiculares a un mismo plano; a estas
series se les llama “zonas”. Las caras de cada zona se cortan en rectas paralelas.
El diseño tridimensional de los átomos repetidos algunas veces, controla la forma
externa de cristal. La forma externa de los pequeños cubos de sal de cocina son ejemplos de
tales manifestaciones de acomodamiento interno.

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Sin embargo, si las aristas del cristal cúbico de cloruro de
sodio, o de otro cristal, se redondearan, la estructura interna
permanece en el centro del resto del grano. De igual modo,
el acomodamiento hexagonal de los átomos de hidrógeno y
de oxígeno subsistirá dentro de los trozos de hielo
quebrados. El diseño interno de un cristal no se altera al
modificar la forma externa.
Fotografía: Sal gema (cloruro de sodio) Se aprecia la estructura característica del sistema cúbico.

Sistemas cristalográficos
Existen siete tipos posibles en la formación de cristales y son los siguientes: I cúbico,
II romboédrico, III ortorrómbico, IV monoclínico, V tetragonal, VI hexagonal y VII
triclínico. El tipo más regular de ellos es la estructura cúbica que se muestra en la figura 15 y
en ella son interesantes las siguientes propiedades: a) los tres ejes están a 90 º entre sí; b)
existe un tipo que se repite a los largo de los tres ejes; c) el intervalo de la repetición es igual
en los tres ejes. El menor volumen conteniendo en tipo completo de repetición se denomina
“celdilla o unidad elemental” y en las figuras siguientes se muestra una celdilla de este tipo.

a b
x
Figura 12: Estructura cúbica simple; a) Solo se muestra la posición de los centros de los átomos. b) Celdilla
elemental.
Es posible considerar que la celdilla o unidad triclínica está compuesta de tres rómbicas. Tal
celdilla resulta más simple que la de la figura triclínica, ya que hay solo tres ejes con ángulos
de 90º, 90º y 60º (ó 120º). Sin embargo, la celdilla hexagonal tiene la ventaja de mostrar más
claramente la simetría, y en consecuencia, será la que se adopte en este trabajo.
Ya que solamente se encuentran unos pocos de los muchos tipos estructurales, y como
los metales más comunes poseen siempre estructura cúbica o hexagonal, serán sólo éstas las
que se consideren en detalle.

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Figura 13: Diferentes sistemas cristalográficos


Estructuras cúbicas de cuerpo centrado: El hierro tiene estructura cúbica. A temperatura
ambiente la celdilla unidad del hierro tiene un átomo en cada vértice del cubo y otro átomo en
el centro del cubo (Fig, 17 a y b). Tal estructura cristalina es la llamada cúbica de cuerpo
centrado.

a b

Figura 14: Estructura cúbica de cuerpo centrado a) Modelo de bola dura. b) Vista esquemática que
muestra la localización de los centros de los átomos.
Cada átomo de hierro en una estructura de cuerpo centrado está rodeado de ocho
átomos adyacentes de hierro, ya sea que el átomo esté situado al centro o en un vértice de la
celdilla unidad. Por lo tanto, cada átomo tiene el mismo vecindario.
Aún cuando el hierro es el material más común de estructura cúbica de cuerpo
centrado no es el único, ya que el cromo y el tungsteno tienen acomodamientos iguales y el
cloruro de cesio es un material cerámico con estructura parecida.
Estructuras cúbicas de caras centradas: El acomodamiento atómico del cobre no es como el
del hierro y sin embargo, tiene una estructura cúbica. Aparte del átomo en el vértice de cada
celdilla unidad hay también uno en el centro de cada cara, pero no existe ninguna en el centro
del cubo. Tal es el denominado cúbico de caras centradas.

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a b
Figura 15: a) Modelo de bola dura de la estructura cúbica centrada en las caras; b) Vista esquemática mostrando
la localización de los centros de los átomos y algunas diagonales de los planos más densos.
Las estructuras cúbicas de caras centradas son algo más comunes que las estructuras
cúbicas de cuerpo centrado. El aluminio, el cobre, el plomo, la plata y el níquel son casos
típicos de este acomodamiento. Las estructuras cúbicas de caras centradas son también
comunes en los cristales cerámicos. Entre éstos el cloruro de sodio es el prototipo de la
celdilla unidad cúbica centrada en las caras. En este tipo de cristal tanto el sodio como el cloro
presentan modelos de cubos con caras centradas y los dos se interceptan en las tres
dimensiones.

PLANOS CRISTALINOS – INDICES DE MILLER


Ya que los planos en los cristales controlan la dirección y el “deslizamiento” fácil en
las deformaciones plásticas, será ventajoso identificar los distintos planos atómicos que
existen en un cristal.
Los planos cristalinos que se localizan más fácilmente
son los que limitan la celdilla unidad, pero hay
muchos otros. Los más importantes en los cristales
cúbicos se muestran en la figura 16.

Figura 16: Algunos índices de Miller

En la figura 16 se muestran los planos I (001), II (010)


y III (100) respectivamente. Los símbolos se llaman
“Índices de Miller” y en pocas palabras los planos
(100) son paralelos a los ejes Y y Z del cristal que
orientan la celdilla unidad, los planos (110) esquema

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IV son los paralelos al plano del eje Z del cristal, pero cortan a los ejes X e Y a distancias
uniformes del origen o punto de intersección de los ejes. Los planos (111) cortan los tres ejes
del cristal.
Los números antes mencionados, son los recíprocos de las intercepciones con los ejes
en función de las distancias unidad a partir del origen. El plano (100) corta al eje X a la
distancia 1 y los ejes Y y Z a la distancia infinita.
La notación para los planos es la siguiente:
Para el plano (100)
1/1, 1/∞, 1/∞ = (100)
Para el plano (110)
1/1, 1/1, 1/∞ = (110)
Para el plano (111)
1/1, 1/1, 1/1 = (111)
Así el símbolo (100) los es para todos los planos de los átomos que sean paralelos al
plano que se encuentre dentro de la definición dada en el párrafo anterior. Esta generalización
de los índices es completamente lógica, ya que todos esos planos paralelos son
geométricamente similares. Los Índices de Miller pueden ser también negativos y el signo
correspondiente se colocará sobre el dígito en cuestión, por ejemplo. (1, 1-, 1)

ESTRUCTURA MOLECULAR DE LOS MATERIALES AMORFOS


Estructura molecular
Ya se ha expresado anteriormente que las propiedades de los materiales dependen
fundamentalmente del “arreglo o acomodamiento” de sus átomos.
Una molécula puede ser definida como un limitado número de átomos que están
fuertemente unidos entre sí (enlaces fuertes Iónicos o Covalentes); pero cuya unión con cortos
grupos similares de átomos son relativamente débiles. (Van Der Waals)
Los ejemplos más comunes de moléculas incluyen compuestos tales como: Agua H2O,
anhídrido carbónico CO2, metano NH4, oxígeno O2, amoniaco NH3, tetracloruro de carbono
Cl4C etc.
En todas estas moléculas las uniones entre átomos de cada una de ellas, son fuertes, de
enlace principalmente Covalente, aunque también pueden ser iónicas (pero no tan común). En
cambio las uniones entre moléculas son débiles.

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Los tipos de uniones mencionados confieren a estos COMPUESTOS moleculares de
bajo punto de fusión y baja temperatura de ebullición.
Los sólidos moleculares son en general blandos pues las moléculas pueden separarse
bajo la acción de pequeñas tensiones. Las moléculas permanecen intactas en las formas
liquidas y gaseosas además de ser pequeñas y estar formadas por un pequeño número de
átomos.
Pero otras moléculas pueden tener gran número de átomos. Por ejemplo el
pentatriacontane que posee más de cien átomos y otras moléculas poseen hasta miles de
átomos (base polímeros, plásticos, elastómeros)
H H H

H C H H C C H

H H H
Metano Etano

H H H H
·· ··
H : C : C : H C C
·· ··
H H H H

Etano Etileno

H H
·· ··
C :: C
·· ··
H H
Etileno
Figura 17: Algunas formaciones de moléculas

Los elementos más comunes que se unen formando moléculas son los no metales y el
hidrógeno.

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El carbono es el más importante de los elementos no metálicos, pero también se
presentan en forma molecular el oxígeno, nitrógeno, silicio, azufre y los halógenos (cloro,
sodio, fluor)
La resistencia y las propiedades de los materiales moleculares dependen de la clase de
átomos que la forman y del tipo y número de uniones que presentan.

H H H H

H C C O H N

H H H
Etanol Amoniaco
H H O H
H C O H N C N
H H H
Metanol Urea
Figura 18: Algunas de las pequeñas moléculas orgánicas

Materiales amorfos
Sólidos, líquidos y gases
No todos los materiales para la ingeniería son cristalinos; algunos son amorfos
(literalmente, sin forma). Los principales entre los materiales no cristalinos son líquidos,
aunque algunos sólidos poseen las mismas estructuras que los líquidos, porque los átomos o
moléculas no se acomodan entre sí bajo un tipo cristalino. Ejemplos de sólidos amorfos son el
asfalto, la brea, el vidrio, muchos plásticos y el hule sin estirar. Ya que se trata de materiales
no cristalinos, tales sólidos podrán ser considerados como líquidos súper – enfriados, que se
han vuelto sumamente viscosos. Esta falta de cristalinidad altera el comportamiento a la
deformación plástica.
Aún cuando los sólidos amorfos no poseen estructura cristalina, no están desprovistos
de todo orden atómico. Por ejemplo el asfalto es una mezcla de varias moléculas y los átomos
en cada una de estas moléculas están acomodados según los enlaces covalentes. El vidrio a
base de O3B2, es otro ejemplo de lo mencionado.
En este vidrio, que carece de tipo de “orden de limites grandes” cada átomo de boro
(es pequeño) y cabe entre tres átomos de oxígeno (más grande). Como el boro tiene valencia

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3 y el oxígeno valencia 2, el equilibrio eléctrico se mantiene si cada átomo de oxígeno está
situado entre dos átomos de boro.

a b

Átomo de Oxígeno Átomo de Boro Cristal


Figura 19: Estructura del B2O3. a) El vidrio tiene un orden de período corto de coordinación. b) El cristal tiene
un orden de período largo, además rango largo de un orden de período corto.

En los metales líquidos, puede haber orden de límites cortos considerables. Para un
metal dado, las distancias interatómicas quedan, todas, dentro de un período corto de valores.
Cada átomo está rodeado por 8 a 12 átomos adyacentes, en las tres dimensiones.
En una estructura gaseosa, por otra parte, los espacios y el número de vecinos
inmediatos no guardan ningún orden.

Figura 20: Estructura esquemática de metales líquidos. Las distancias interatómicas son casi uniformes. No
existe orden de período largo.

Fases cristalinas y amorfas


Una fase se define como una “parte estructuralmente homogénea de un sistema
material”. Esto significa que cada fase tiene su propio acomodamiento de átomos.
Se ha visto que una fase cristalina tiene un acomodamiento atómico muy definido, con
un período grande, de tipo repetido que se prolonga muchas distancias atómicas. El número
de fases cristalinas es inmenso porque hay muchos intercambios y combinaciones de átomos
y grupos atómicos.

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Cada fase amorfa tiene solo un orden de primer vecino o de límite corto. El contraste
entre las fases cristalinas y amorfas se muestra en la figura 19. Las fases amorfas pueden ser
líquidos o sólidos no cristalinos.
Como las fases amorfas no tienen ordenes de límites grandes, sus acomodamientos
atómicos son menos definidos y se permiten mayores diferencias en composición. Sin
embargo, esto reduce el número posible de fases que pueden existir simultáneamente en un
material. Algunas de las fases amorfas mas comunes son el agua, el aceite, el mercurio, la
baquelita, el vidrio etc.
Solo una fase gaseosa puede existir en un sistema dado debido a que los átomos o
moléculas en un gas están muy separados y distribuidos en orden alguno, se puede mezclar
toda clase de materiales vaporizados en una sola “estructura”.

ESTRUCTURA GRANULAR
Introducción
La estructura CRISTALINA de los materiales (metales, cerámicos) se manifiesta
como estructura granular, cuando el material es seccionado por un plano.
En consecuencia el estudio de la estructura de los materiales, especialmente de los
metales, a nivel microscópico se realiza analizando los GRANOS y los LIMITES DE
GRANOS que presentan las diversas aleaciones.
La forma, tamaño, distribución y características de los granos definen, en general, las
propiedades de los materiales y esos parámetros comienzan a definirse durante el paso del
estado líquido al sólido; vale decir durante la SOLIDIFICACIÓN.
Por ello es conveniente analizar la cinética de la SOLIDIFICACION para comprender
los procesos de NUCLEACION y CRECIMIENTO de los CRISTALES y por consiguiente
de los GRANOS.

Solidificación de metales puros


El mecanismo por el cual se produce el cambio del estado líquido al sólido es de
muchísima importancia metalúrgica, especialmente en el moldeo por colada y en soldadura.
Cuando los metales puros solidifican, el proceso de solidificación puede comenzar
simultáneamente en muchos puntos del líquido. El mecanismo exacto por el cual se inicia la
cristalización no es del todo conocido, pero puesto que en el líquido los átomos se mueven al
azar y están muy próximos unos a otros, es posible suponer que de cuando en cuando un
grupo de ellos toma la configuración geométrica exacta del estado sólido. Si la temperatura

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del líquido es superior a la de solidificación, tal agrupación de átomos es inestable y ellos
volverán a separarse pronto, pero si la temperatura es inferior a la citada, la agrupación es
estable y arrastra a otros átomos, formándose gérmenes de sólido que crecen hasta la total
solidificación.
Se ha afirmado con frecuencia que la solidificación se inicia a partir de un “núcleo”,
que sería algo así como una célula unidad perfecta, y el crecimiento seguiría por la adición de
átomos, formándose las células unidad una tras otra, y capa tras capa de átomos. Hoy hay
suficientes pruebas de que esto no sucede así y de que las primeras unidades cristalinas que
sirven de núcleo no deben ser totalmente perfectas, dados que ciertos defectos reticulares
(dislocaciones) favorecen el crecimiento de los cristales y, además, se encuentran siempre en
el sólido formado y desempeñan un papel decisivo en la deformación plástica.
Los metales puros solidifican a temperatura constante. Como puede observarse en la
figura 21, la solidificación comienza cuando el metal líquido se enfría hasta su punto de
solidificación, y después se mantiene constante la temperatura hasta que la solidificación
concluye. Mientras el metal va haciéndose sólido desprende su “calor latente de
solidificación” en cantidad suficiente para mantener la temperatura constante.


Enfriamiento del líquido

Comienzo de solidificación

Ts Fin de solidificación

Temperatura de solidificación Enfriamiento del sólido

Líquido Liq + Sol Sólido

Tiempo

Figura 21: Curva de enfriamiento de un metal puro. El tramo horizontal indica que el metal puro
solidifica a temperatura constante.
Si el metal pudiera enfriarse con completa uniformidad, y si no hubiese trazas de
inclusiones no metálicas u otras impurezas que provocan una condición de heterogeneidad,
podría presentarse cristalización a partir de gérmenes dispersos al azar en el seno del líquido.
Pequeños grupos de átomos alcanzarían la ordenación del sólido, otros se unirían a
ellos y los pequeños cristales continuarían creciendo en todas direcciones hasta establecer
contacto con los cristales vecinos o las paredes del recipiente, tal como esquemáticamente se

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indica en la figura 22. Solo cuando todo el líquido ha desaparecido se llega a la solidificación
completa.

Líquido

Sólido Sólido

a b c
Figura 22: Representación esquemática del crecimiento de cristales en un líquido enfriado
uniformemente. Los cristales comienzan a formarse en regiones distribuidas al azar, y crecen uniformemente
hasta que se encuentran con sus vecinos o con las paredes del recipiente. Este caso no es real puesto que siempre
ha de existir algún gradiente de temperatura para el enfriamiento. a) Los cristales comienzan a formarse; b) Los
cristales crecen libres y esféricos; c) Metal completamente sólido, con granos cuya forma está determinada por la
interferencia con los vecinos y las paredes del recipiente.
La figura 22 presenta un caso ideal que no es posible en la práctica. Aún cuando se
pudiera enfriar uniformemente el líquido y los cristales se formaran al azar en su seno, el
crecimiento de los nuevos cristales formados no sería igual en todas direcciones. Los frentes
de solidificación tienden a desplazarse, de tal forma que se producen ramificaciones en una
estructura arborescente; a esto se lo llama “crecimiento dendrítico”, y a los cristales así
formados, “dendritas” o “cristales dendríticos”.
Varias ramas de las dendritas crecen en tres dimensiones y se entrelazan con las
procedentes de otros gérmenes de crecimiento, originándose un cristal esquelético, tal como
se observa en las fotografías siguientes.
El metal líquido que rodea a cada dendrita continúa solidificándose y engrosando la
rama, a la vez que forma otras nuevas más pequeñas. Casi todos los metales y aleaciones
solidifican en forma dendrítica.
Si la solidificación pudiera comenzar simultanea y uniformemente a través de todo el
líquido, y los cristales creciesen indefinidamente sin impedimentos de ninguna clase, se
llegaría a una estructura equiáxica, es decir, con cristales de iguales dimensiones,
aproximadamente, en todas las direcciones. Cuando es imposible tal crecimiento, las dendritas
no son equiáxicas y suelen ser columnares. Lo corriente es que cuando un metal puro o una
aleación solidifica se extraiga el calor a través de las superficies del líquido en contacto con el
molde o recipiente y, acaso, de la que está en contacto con el aire.

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Estas superficies se hallan siempre más frías que el centro de la masa líquida. Cuando
comienzan a crecer los nuevos cristales, su crecimiento se encuentra impedido en todas
direcciones menos en una. Las paredes del molde impiden el crecimiento hacia fuera de ella, y
los cristales vecinos muy próximos limitan el crecimiento lateral, con lo que solo les queda la
posibilidad de crecer hacia el centro del molde que es hacia donde se encuentra el gradiente
de temperatura. Con ellos los cristales, de naturaleza dendrítica, adoptan la forma columnar.
El sólido puede estar formado por dendritas columnares o, en su centro, tener
dendritas equiáxicas formadas antes de la solidificación total de la masa.

Figura 23: Esquematización de la formación y crecimiento de dendritas en la solidificación.

Fotografías; Izquierda: Fundición gris con dendritas de perlita, steadita y grafito de tipo E. Ataque: pícrico. 80 X
Derecha: Fundición gris con dendritas de ferrita, grafito tipo D Ataque pícrico 75X

Granos y límites o bordes de grano


Los cristales que constituyen la estructura del metal sólido se llaman “granos”. La
figura 23 y muestra claramente que, sin embargo, los granos no están de ordinario limitados
por caras cristalinas. El modo usual de solidificar de los metales detiene el crecimiento
cuando cada cristal o grano se pone en contacto con sus vecinos o las paredes del molde, y,
por ello, los límites entre los granos de un metal colado son simplemente lugares en que
aquellos se pusieron en contacto, y no caras planas.

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La única excepción a esta observación general se encuentra en los compuestos ínter
metálicos, que, con frecuencia, solidifican con caras cristalinas definidas.
Cuando dos cristales avanzan y se encuentran, se forma un límite de grano; pero
¿Cómo dos redes cristalinas de diferente orientación pueden originar una ligadura resistente?
Los estudios recientes han establecido que los límites de grano son regiones de
transición entre las dos redes de los grano vecinos. En el límite, están los átomos ligeramente
separados de sus posiciones normales, resultando una región estrecha que no se ajusta
exactamente a ninguna de las redes continuas, sino que supone una transición entre ellas.
La naturaleza de los bordes de grano es muy importante, porque el tamaño de grano y,
por tanto, la magnitud de la superficie que une el metal, tiene un efecto definitivo sobre las
propiedades de aquel.
Al interferirse el crecimiento de unos granos con el de los otros, se crean unas zonas
de contacto entre ellos llamadas “contorno de grano”, caracterizadas por su irregularidad.
Esto da lugar a que las uniones íntergranulares presenten una estructura cristalina
(amorfa) con los átomos dispuestos irregularmente. Como la última porción del líquido que
solidifica es, generalmente, la que se encuentra en el contorno del grano, presenta una
concentración de impurezas superior a la media del líquido.

Cristal a Limite Cristal b


Figura 24: Representación esquemática del contorno de grano entre dos cristales adyacentes. Los átomos claros
son los que forman el límite entre los dos cristales.

DEFECTOS ESTRUCTURALES
Introducción
Las uniones o enlaces de los átomos que forman las estructuras cristalinas o
moleculares son en general fuertes y en consecuencia capaces de resistir grandes esfuerzos.
Los valores teóricos calculados para la resistencia de un acero de bajo carbono, o
hierro puro, son del orden de 20.000 kg/mm2; sin embargo en la práctica el valor que se
obtiene es del orden de 40 kg/mm2. Es decir que hay una gran diferencia entre los valores de
resistencia teórica y tecnológica (o de ingeniería) y ello se debe fundamentalmente a

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DEFECTOS ESTRUCTURALES de los materiales; defectos estructurales que se manifiestan
de diferentes maneras y que influyen en las propiedades de los materiales.
La empresa ARMCO de EEUU, ha conseguido fabricar en laboratorio hilos delgados
de hierro purísimo (wisklers – bigotes) y los valores de tracción se aproximan a:

σ = 7.500 kg/mm2 valor excelente; pero lejano aún al teórico (20.000 kg/mm2)

Imperfecciones en los cristales


Raras veces los cristales son perfectos. Muchas de las propiedades importantes de los
materiales cristalinos están determinadas por los diversos tipos de imperfecciones que
contienen. Las descriptas como alteraciones de la red espacial que por esa razón son llamadas
imperfecciones reticulares y pueden ser caracterizadas geométricamente según que el centro
de la alteración esté en un punto, a lo largo de una línea o sobre una superficie.
En general, los cristales reales no están compuestos simplemente por átomos idénticos
situados en posiciones idénticas, sobre una red tridimensional que se repite regularmente, sino
que contienen imperfecciones o defectos que alteran la estructura de la red espacial. Como
ésta es un concepto geométrico, es natural clasificar las imperfecciones reticulares
geométricamente. Así, las imperfecciones adimensionales (puntuales), las unidimensionales
(lineales), y bidimensionales (superficiales), son tratadas separadamente. También existen
imperfecciones tridimensionales (de volumen) tales como la excitación térmica de todos los
átomos que están fuera de sus posiciones reticulares.

Imperfecciones puntuales
Una imperfección puntual, es una interrupción muy localizada en la regularidad de la
red. Como regla, aparece una imperfección puntual debido a la ausencia de un átomo en la
matriz (que estaría presente en un cristal perfecto). En la figura 25 se ilustran las
imperfecciones puntuales mas comunes en un cristal de un elemento puro. En la figura 26 se
muestran algunos de los defectos puntuales que se presentan en un cristal iónico. La ausencia
de un átomo de un sitio normalmente ocupado se denomina “vacancia”.
Un átomo extraño que ocupe una posición correspondiente a un átomo de la matriz se
denomina “átomo de impureza susbstitucional”, y cualquier otro átomo extraño situado en un
intersticio entre los átomos de la matriz se lo denomina “átomo de impureza intersticial”.

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Intersticialidad
Átomo de impureza sustitucional

Vacancia
Átomo de impureza intersticial

Figura 25: Representación bidimensional de un sólido cristalino simple, ilustrando algunos de los
posibles defectos puntuales.

Además, existen defectos puntuales que son más complejos, por ejemplo, grupos de
vacancias condensadas tales como di y tri-vacancias. En un cristal, un átomo puede
abandonar su sitio creando una vacancia disolviéndose intersticialmente en la estructura.
La asociación de un átomo intersticial y una vacancia así creada se denomina “defecto
de Frenkel”. Cuando una vacancia catiónica está asociada con una vacancia aniónica en vez
de un catión intersticial, el par (vacancia catiónica y aniónica asociadas), se denomina
“defecto de Schottky”. En general es más probable que se formen defectos de Schottky que de
Frenkel, pues son pocas las estructuras que contienen intersticios suficientemente grandes
como para disolver cationes sin que se produzca una deformación considerable. Sin embargo,
en una estructura relativamente abierta como la de la fluorita (F2Ca), donde los intersticios
son grandes, es muy probable que los cationes puedan disolverse de manera intersticial y
producir defectos de Frenkel.

Átomo de impureza intersticial


Defecto de Frenkel

Vacancia catiónica

Átomo de impureza sustitucional Defecto de Schottky

Figura 26: Representación bidimensional de un sólido iónico, ilustrando varias de la posibles


imperfecciones puntuales. Las esferas pequeñas representan a los cationes y las grandes a los aniones.
Además de las imperfecciones estructurales, se producen otras de naturaleza no
estructural por excitación de los electrones de ciertos átomos hasta los niveles superiores de
energía. Esto puede lograrse bombardeando el cristal con electrones (con la producción de
rayos X), radiación de microondas (el principio de Maser), radiación luminosa (lasers y
materiales fotoeléctricos), y otras formas de radiación de frecuencia adecuada.

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Imperfecciones lineales – dislocaciones
La dislocación se puede definir como una irregularidad cristalina que se presenta entre
dos partes de un cristal que individualmente pueden considerarse como perfectas. La figura 27
representa esquemáticamente dos tipos de dislocaciones. La dislocación “en arista o de
borde” se produce cuando en una red cristalina se origina un nuevo semiplano atómico. La
dislocación “en hélice o helicoidal” recibe este nombre a causa de la superficie en espiral que
forman los planos atómicos situados alrededor del frente de dislocación. Una dislocación
causa una distorsión en la red del cristal produciendo fuerzas, de compresión por debajo de
ellas y fuerzas de tracción por encima. Cuando la diferencia de orientación entre dos granos
contiguos no es muy grande, los límites de separación entre ellos pueden representarse por
cierto número de dislocaciones paralelas en arista (o de borde).
La creación, multiplicación e interacción entre las dislocaciones permite explicar
satisfactoriamente muchas de las propiedades de los metales.

Figura 27: Izquierda: Dislocaciones de borde y derecha: dislocación helicoidal (con autorización de L F
Mondolfo y O Zmeskal “Engineering Metallurgy” McGrau Hill Book Company, Inc Nueva Cork 1953.

DEFECTOS MACROSCOPICOS
Anteriormente se han estudiado los defectos que se producen en la solidificación desde
un punto de vista atómico, pero hay otros muchos defectos que se presentan durante la
solidificación del metal fundido, que por su tamaño son observables a simple vista. Estos son
conocidos como “macrodefectos”, y entre ellos los más corrientes son las cavidades o
embudos de contracción la porosidad y las segregaciones.
Los metales líquidos, salvo raras excepciones, al solidificarse experimentan una
contracción de volumen que puede llegar a valer hasta un 6 %. En los moldes correctamente
diseñados y provistos de los medios adecuados para asegurar el acceso del metal líquido a la
última parte que solidifica, la contracción no ofrece serios problemas. Sin embargo, si lo

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primero que solidifica es toda la corteza exterior, la reducción de volumen que tiene lugar
durante la solidificación del líquido contenido en el interior origina una gran cavidad de
contracción en la zona central. En los lingotes de acero esta cavidad, conocida como
“rechupes”, suelen presentarse en la parte central y superior del lingote. En el último caso
mencionado parte del lingote se corta antes de comenzar a trabajar (laminado del material),
utilizándose como chatarra.

Fotografía: Sección longitudinal de pequeño lingote de acero con masarota con cavidades de gases en su interior.
La solidificación ideal del metal líquido sería aquella en la que el enfriamiento
comenzara por la parte inferior del molde, progresando en dirección ascendente hasta alcanzar
la parte superior; sin embargo, el calor se elimina con mayor rapidez por la parte superior del
molde. Para reducir al mínimo el riesgo de deformación de cavidades o embudos de
contracción, hay que procurar que la pieza moldeada no presente cambios bruscos de sección,
ni que tenga combinadas secciones finas y gruesas, es necesario disponer en puntos adecuados
del molde, mazarotas o cámaras destinadas a contener metal líquido que compense los
defectos de la contracción.

Fotografías mostrando concentraciones de impurezas “segregaciones en diferentes piezas y secciones”


Los líquidos suelen saturarse con los gases que les rodean, y solo es posible obtener
una pieza moldeada sana eliminando los gases disueltos en ella.
Cuando el metal líquido va enfriándose hasta su temperatura de solidificación, el
exceso de gas disuelto tiende a formar burbujas y escaparse a la atmósfera, pero cuando la
solidificación comienza hay un desprendimiento enérgico de gas, y las burbujas formadas en
la fracción de metal, aún líquido, pueden encontrarse imposibilitadas de alcanzar la superficie

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libre; quedando atrapadas por el metal solidificado que avanza en los intersticios de las
dendritas en crecimiento.

Fotografía: Gancho de acero moldeado; Nótese las segregaciones y porosidades presentes en su interior.
Rechupes
Los metales, con excepción del bismuto y las aleaciones que lo contienen, se contraen
durante la solidificación. Los átomos metálicos están empaquetados algo más compactamente
en el estado sólido que en el líquido, originándose una ligera reducción de volumen al
ordenarse los átomos. Este fenómeno es de gran importancia metalúrgica aplicada, porque
frecuentemente origina una segunda forma de defectos en los metales. Cuando comienza a
solidificar el metal líquido en su superficie libre, ya está determinado el tamaño de su
superficie externa, mientras que el líquido interior continúa con su mayor volumen específico.
Al progresar la solidificación hacia el interior y disminuir el volumen se forma una
cavidad, “rechupe” debido a que el metal líquido, al solidificar, no es capaz de llenar del todo
la corteza del metal sólido primeramente formada. El rechupe suele presentarse en la parte
superior de una masa de metal, como se observa en la figura siguiente que representa la
sección vertical de un pequeño lingote.

Figura 28: Diversas fases de solidificación


de un metal en una lingotera.

Los rechupes grandes son fácilmente visibles, pero la presencia de una micro
porosidad producida por la contracción no debe tampoco olvidarse. El entrelazamiento típico
del crecimiento dendrítico puede aislar bolsas de metal líquido durante la solidificación,
especialmente si ésta ocurre en un intervalo amplio de temperaturas.
Cada bolsa de líquido aislado se contrae al solidificar, pudiendo originarse pequeños
rechupes que se conocen con el nombre de “microporosidades”.

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Figura 29: Distribución de poros en los lingotes según el grado de


desoxidación. a) Efervescente, b) Semicalmado c) Calmado

FASES METÁLICAS
Hasta aquí hemos considerado los metales como
elementos químicos, es decir puros, pero los metales puros
no se emplean, en general, en los usos industriales, y son las
aleaciones de dos o más metales o metaloides, las que se aplican preferentemente en las
construcciones mecánicas. (El metal químicamente puro no existe en la práctica)
El propósito perseguido es el de modificar algunas de las propiedades de los metales
componentes, bien exaltando algunas características, bien corrigiendo defectos o malas
cualidades que pueden hacer inadecuado el empleo de un metal, o bien modificando
fundamentalmente las propiedades del metal base.
Como resulta excepcional que un metal puro reúna en él el máximo grado deseable de
todas las propiedades que pueden ser requeridas para determinada aplicación, se comprende
que ordinariamente se apele al uso de aleaciones para conseguir nuestros deseos o demandas
industriales.
La influencia que un elemento puede ejercer sobre otro es tan sumamente variada, que
resultan innumerables los criterios que pueden presidir en la formación de las aleaciones
metálicas. Así por ejemplo, con la adición de carbono al hierro buscamos endurecimientos y
facultad de temple de las aleaciones denominadas aceros, o también su fusibilidad y fácil
moldeo en las fundiciones.
Al aluminio se le añade silicio para reducir su coeficiente de contracción y facilitar el
moldeo; la adición de cobre y magnesio aumenta sus características mecánicas y le
proporciona temple endurecedor; el níquel y el cromo en los aceros proporcionan mayor
tenacidad y resistencia a la corrosión. Aleamos estaño, cobre y antimonio buscando
condiciones de fricción para metales de cojinetes.
Vemos, pues, que los fines a conseguir son tan variados, que con el reducido número
de metales industriales seriamos incapaces de lograrlo.
Las aleaciones, al solidificar, pueden dar lugar a la existencia de uno o varios
constituyentes de estructura; además, durante el estado sólido pueden ocurrir variaciones,
reacciones químicas o transformaciones alotrópicas mediante las cuales los constituyentes de

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las aleaciones pueden variar ampliamente, no solo según la composición química sino
también según la temperatura que se considere.
Es decir que el problema presenta cierta complejidad desde el momento que para
conocer las propiedades de las aleaciones debemos conocer la constitución de éstas, como así
también la naturaleza de dichos constituyentes y del mismo modo las propiedades y
distribución en que estas aparezcan.
Antes de entrar a tal estudio daremos algunas definiciones de algunos términos que
usaremos con frecuencia:
SISTEMA: Denominaremos así a la sustancia o conjunto de sustancias consideradas
independientemente de cuantos elementos puedan constituir eventualmente sus vecinos, en el
sentido de que debemos imaginarlas libre de toda injerencia de elementos extraños. Así por
ejemplo, si estudiamos las aleaciones de cobre y estaño, el conjunto de todas las que pueden
formarse con proporciones variables de estos dos metales se denomina sistema “Cu – Sn”.
COMPONENTES: Los componentes de un sistema son los elementos químicos o compuestos
químicos que entran a formar el sistema; así en el sistema Cu – Sn los componentes serán
cobre y estaño, pero si entre dos cuerpos considerados se produjese un compuesto químico,
como por ejemplo, entre el hierro y el carbono, que se forma el carburo de hierro (Fe 3C,
cementita) el sistema para las aleaciones inferiores a la proporción que corresponde a la
cementita, puede considerarse que los componentes son el hiero y la cementita, en lugar de
hierro y carbono.
Por regla general, sin embargo, en las aleaciones es más general considerar
componentes del sistema a los metales que constituyen la aleación.
FASES: Denominaremos de esta manera a cada parte homogénea de un sistema, que
físicamente se diferencia de las demás; por ejemplo, en el sistema agua pueden existir tres
fases: la sólida (hielo), la líquida (agua líquida) y la gaseosa (vapor). A la temperatura de
solidificación (o fusión) dos fases se hallan presentes, el hielo y el agua líquida, y la
solidificación o fusión suponen simplemente un cambio de estado.
El sistema así visto tiene un solo componente y una, dos o tres fases, según la
condición en que lo consideremos.
Las fases deben ser físicamente homogéneas, pero no es necesario que formen un
compuesto químico, puede una fase estar constituida por una disolución líquida o sólida.
Dentro del campo de las aleaciones metálicas, distinguiremos cinco formas de presentarse de
dichas fases metálicas, ellas son:

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1) Metal Puro
2) Soluciones Sólidas
3) Compuestos inter-metálicos de valencia normal
4) Compuestos inter-metálicos de valencia anormal
5) Compuestos químicos
Es decir, en otras palabras, que llamaremos fases a las zonas homogéneas de un
sistema heterogéneo.
Cuando un solo componente forma varias fases, cada fase corresponderá a un estado
físico o alotrópico distinto; cuando dos o más componentes estén presentes en una misma fase
entre ellos necesariamente debe haber solubilidad, (caso sistema H2O y ClNa)
No debemos confundir un sistema con una simple reunión de cuerpos. Para que un
conjunto de cuerpos formen un sistema es necesario que el estado de cada uno de ellos
dependa, de algún modo, del estado de los demás.
Inversamente, no debemos considerar una fase de un sistema como un cuerpo
independiente, sus propiedades pueden ser consecuencia de su estado de equilibrio con las
demás fases.
Dados estos conceptos entraremos a considerar cada una de las cinco formas en que
pueden presentarse las fases en las aleaciones metálicas.
Compuesto Químico
Cuando entre los átomos de los cuerpos componentes de la aleación exista la
posibilidad de enlace iónico u homopolar, como consecuencia de su naturaleza, dichos
enlaces darán lugar a una agrupación espacial determinada, que engendrará cristales del
compuesto químico correspondiente. Estos compuestos químicos no tendrán carácter metálico
y para que puedan existir como constituyentes de una aleación se requerirá la existencia de
otros constituyentes que posean el carácter metálico.
La formación de un verdadero compuesto químico exige que el carácter electrónico de
los componentes sea opuesto, es decir, que un cuerpo electropositivo reaccionará con uno
electronegativo para formar el compuesto, siendo además, preciso que exista determinada
proporción entre los elementos componentes, ya que en los compuestos rige la ley de
proporciones definidas.
La aleación solo dará lugar a un compuesto químico cuando posea una concentración
adecuada, y si posee cualquier otra concentración el constituyente en exceso cristalizará
independientemente del compuesto químico, presentándose granos de dos naturalezas
diferentes. La forma en que se presenta el constituyente en exceso puede variar ampliamente,

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según la naturaleza de los cuerpos, pues pueden dar lugar a otros compuestos, o a soluciones
sólidas, o presentarse como metales puros. La forma que adopte será la que corresponda a un
estado energético más bajo.
La formación de un compuesto químico supone siempre cambios energéticos, en los
que se ponen de manifiesto evoluciones térmicas, como en la fusión y en la solidificación,
solamente que son de mucha más importancia. No basta poner en contacto dos sustancias
capaces de formar un compuesto químico para que éste se produzca, es preciso vencer la
inercia atómica para que la relación tenga lugar, y solo cuando ésta se ha producido, con el
correspondiente desprendimiento de energía, podremos decir que se ha formado el compuesto
químico. Este por si constituirá una nueva sustancia cuyas moléculas serán el resultado de la
unión iónica u homopolar de los componentes y cuyas propiedades ya nada tienen que ver con
las de dichos componentes.
En resumen, para que los átomos de dos cuerpos se unan, engendrando un compuesto
químico, es preciso que exista cierta forma de “afinidad química”, la cual no solo impone una
forma especial de enlace, y con ello, una red espacial característica, sino que además exige
cierta “proporción definida” en los elementos componentes.
Soluciones Sólidas
Se dice que los metales componentes de una aleación forman solución sólida, cuando
“no existe afinidad química” entre ellos. Aquí, al producirse la solidificación, aparecen los
átomos de uno y otro componente mezclados en una misma red espacial, formando parte
conjuntamente de un mismo cristal.
En las soluciones sólidas se conserva la red espacial de uno de sus componentes, y en
ella aparecerán los átomos del otro u otros elementos, bien sustituyendo átomos del primero
en sus posiciones espaciales, (solución sólida por sustitución) o bien intercalados en los
espacios interatómicos de dicha red (solución sólida por inserción o intersticial).
Los conceptos de disolvente y soluto en las soluciones sólidas por sustitución pueden
ser perfectamente diferenciados cuando los elementos que forman la solución pertenecen a
distinto tipo de red espacial, ya que si el disolvente conserva su tipo de red, fácil resulta
determinar, mediante el examen de la red de la solución sólida, cual será el disolvente.
Cuando los metales pertenecen al mismo tipo de red la distinción no puede hacerse tan
fácilmente, y en tales casos se considera como disolvente el metal que entra en mayor
proporción atómica.
En las soluciones sólidas por inserción o intersticiales el disolvente es siempre el
elemento en cuya red se intercalan los átomos del otro cuerpo, que es el soluto.

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En las figuras 30 a y b se presenta una red cúbica en la cual en la primera se da
ejemplo de una solución sólida por sustitución y en la segunda una solución sólida por
inserción o intersticial.
Para que exista una solución sólida es preciso que entre los componentes no exista
afinidad de carácter químico, pero si que exista una forma especial de afinidad, que

a) Solución sólida por sustitución b) Solución sólida por inserción

Figura 30: Esquematización de red cúbica con una solución sólida por sustitución y por inserción
podríamos llamarla “afinidad de disolución”, y que obedece a razones de semejanza atómica,
o a veces de contraste, que induce a los átomos a mantener en el estado sólido la intima unión
que existía en el estado líquido.
Los cristales mixtos formados por solubilidad en estado sólido si bien presentan, como
los compuestos químicos, átomos de ambos elementos en una misma red, difieren
profundamente de ellos. En primer lugar, el enlace en el compuesto químico es iónico u
homopolar; en la solución sólida es fundamentalmente metálico. En los compuestos químicos
rige la ley de proporciones definidas, y en cambio, en las soluciones sólidas las
concentraciones pueden ser muy variables, e incluso en algunas puede existir en cualquier
proporción solubilidad en estado sólido. Finalmente, la red de un compuesto químico es
característica de éste y no depende de la los componentes. En las soluciones sólidas subsiste
la red del elemento disolvente, ya que si se origina una red diferente no se trataría de una
solución sólida sino de un “compuesto intermetálico”, que se verá mas adelante.
Si para todas las proporciones de los componentes se forma una solución sólida, se
dice que entre ellos hay solubilidad total, pero como la intromisión del átomo extraño en la
red del disolvente, produce cierta alteración, puede ocurrir que aumentando la concentración
se llegue a un límite de alteración de la red que ésta sea incapaz de soportar, y en tal caso, el
exceso de átomos del segundo elemento (soluto) no podría ser colocado en la red del
disolvente, apareciendo así una limitación de la solubilidad, que se manifiesta por una

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concentración de saturación. Claro está, que si sobrepasamos el límite de saturación, la
aleación presentará ya dos fases, una solución sólida saturada, la otra el elemento en exceso.
Muchos son los factores que influyen en la mayor o menor solubilidad de dos
elementos; entre ellos citaremos: a) el tamaño relativo de los átomos, b) factor electroquímico,
c) la temperatura, d) la valencia e) la concentración electrónica.
Súper Redes
Este es un caso muy particular de soluciones sólidas por sustitución; en efecto, en
estas los átomos del soluto se distribuyen arbitrariamente en la red del disolvente ocupando
las posiciones de los átomos que reemplazan.
En las Súper redes en cambio, aparece cierta ordenación en la distribución de los
átomos del soluto, constituyendo entonces una ordenación particular del soluto dentro de la
ordenación general que constituye la red del cristal, vale decir formando una red dentro de
otra red.
Para que sea posible la formación de una Súper-Red, habrán de concurrir una serie de
factores:
a) Contraste de tamaño
b) Proporciones definidas entre solvente y soluto
c) Enfriamiento lento
a) Contraste de tamaño: Esto será necesario a fin de que la distorsión de la red sea lo
suficientemente importante como para que la tendencia a la ordenación de los átomos
del soluto, se deje sentir, pues sin ellos las diferencias de estabilidad serían tan
pequeñas como para que fuera indiferente el orden o el desorden.
b) Proporciones definidas: Solo así podrá conseguirse una regularidad en la distribución
atómica. Cuando tales proporciones no se cumplen, es decir, para otras
concentraciones de la solución, solo puede haber tendencia a la formación de súper
redes, pero no a la verdadera formación de ésta.
c) Enfriamiento lento: Las Súper Redes solo pueden existir a bajas temperaturas, pues la
elevación de esta, al suavizar la distorsión por la menor rigidez de la red, hará
desaparecer la tendencia a esa ordenación. Así, pues, las aleaciones que forman Súper
Redes no originan estas en el proceso de solidificación, sino que se originan durante el
enfriamiento, si éste se conduce con suficiente lentitud y reposo como para permitir la
reagrupación atómica. Si el enfriamiento es rápido dará lugar a la formación de
soluciones sólidas desordenadas o normales.

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d) Compuestos inter-metálicos: Los compuestos inter-metálicos nos revelan un paso
intermedio entre las soluciones sólidas y los compuestos químicos y constituyen una
verdadera transición entre estos extremos viniendo a demostrar que no existe una
perfecta delimitación entre uno y otro.
Las Súper Redes, en cierto modo, pueden considerarse como un principio de
formación de compuestos inter-metálicos ya que responden a proporciones definidas y
presentan, desde cierto punto de vista, red espacial propia (ambas cualidades de los
compuestos químicos), no obstante no es más que una súper ordenación de la red del
disolvente y no rompe la continuidad de la solución sólida, sino más bien, constituye,
como ya dijimos, un caso particular de la misma.
En la siguiente tabla se detallan las diferentes formas en que puede presentarse una
fase.
Fases/características Tipo de enlaces Formula química Red espacial Proporciones
Iónico u Fijas y
Compuestos químicos Presentan Propia
homopolar determinadas
Del
Soluciones sólidas Metálico No presentan Muy variables
disolvente
No siempre
Comp. inter-metálicos Variables Presentan Propia
determinadas
Comp. inter-metálicos Iónico u No siempre
Presentan Propia
de valencia normal homopolar determinadas
Comp. Inter-metálicos No siempre
Metálico Presentan Propia
de valencia anormal determinadas

El carácter de los compuestos inter-metálicos, más que como un estado intermedio


entre los compuestos químicos y las soluciones sólidas, pues presentan características que los
asemejan más o menos a unos u otros.
Hemos dicho que en estos compuestos la formula química que los define no siempre
cumple las leyes de valencia normal, de allí que puedan distinguirse dos grupos: los de
“valencia normal” y los de “valencia anormal”. Los primeros presentan débil carácter
metálico, pues su enlace es fundamentalmente iónico u homopolar y solo débilmente
metálico, por lo tanto se aproximan más a los compuestos químicos. Los de valencia anormal
se aproximan más a soluciones sólidas, presentan carácter metálico mucho más acentuado; su
enlace es fundamentalmente metálico y presentan solo algún enlace iónico u homopolar.
De lo expuesto podemos inferir que compuestos químicos y soluciones sólidas son los
extremos de una cadena cuyo carácter metálico de menor a mayor sería:

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1º Compuesto químico
2º Compuesto intermetálico de valencia normal
3º Compuesto intermetálico de valencia anormal
4º Soluciones sólidas
5º Metal Puro

CONSTITUCIÓN DE LAS ALEACIONES


Estabilidad e inestabilidad de las fases
Las aleaciones al solidificar pueden dar lugar a la existencia de uno o varios
constituyentes de estructura; durante el estado sólido pueden ocurrir variaciones de
solubilidad, reacciones químicas o transformaciones alotrópicas que hagan desaparecer o
aparecer compuestos químicos, metales puros u otras soluciones, se comprende que los
constituyentes de las aleaciones en estado sólido pueden variar ampliamente, no solo según la
composición química de la aleación, sino también la temperatura que se considere. Un estudio
de las propiedades de las aleaciones nos exige, ante todo, conocer cual es la constitución de
éstas, ya que según la naturaleza de los constituyentes, así como las proporciones y
distribución en que éstos aparezcan, pueden variar ampliamente las propiedades de la
aleación.
Pero el problema de la constitución de las aleaciones es más complejo, por el hecho
de que estas se encuentran frecuentemente, a la temperatura ambiente, fuera del equilibrio
físico – químico. Las gran viscosidad atómica que poseen los metales en estado sólido da
lugar a que las reacciones y transformaciones que se tengan que operar en su seno se realizan
con una lentitud tal, que de no tomar precauciones minuciosas en el proceso de enfriamiento
de la aleación desde la temperatura de solidificación hasta la temperatura ambiente, no se
llega a alcanzar el verdadero equilibrio que corresponde a la aleación.
El estudio de las aleaciones nos exige, sin embargo para poder desarrollarlas,
definirlas en un estado concreto, que no puede ser otro que el que exigen las condiciones de
equilibrio, ya que solamente en tal estado la constitución de la aleación puede considerarse en
un sentido definitivo.
Antes de proceder al estudio del diagrama de equilibrio, vamos a tratar la ley de las
fases que rige los equilibrios físico-químicos y del teorema de Le Chatelier, que por su parte
rige los cambios de equilibrio o transformaciones de los sistemas.
Expondremos, ante todo, para la clara comprensión, el significado de los términos que
se usan en el estudio de los equilibrios.

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SISTEMA: Se denomina sistema a la sustancia o conjunto de sustancias seleccionadas para su
estudio y consideradas independientes de cuantos elementos puedan constituir eventualmente
sus vecinos, en el sentido de que debemos imaginarlas libres de toda ingerencia de cuerpos
extraños. Así por ejemplo, si estudiamos las aleaciones Cobre - Estaño, el conjunto de todas
las que puedan formarse con proporciones variables de estos dos metales se denomina sistema
Cu – Sn. El sistema admite todas las aleaciones Cu Sn, desde el cobre puro hasta el estaño
puro, pero prescindiendo totalmente de la influencia que pueden ejercer los elementos
extraños.
COMPONENTES: Los componentes de un sistema son los elementos o compuestos químicos
que entran a formar el sistema; así, en el sistema Cu – Sn, los componentes serán el cobre y el
estaño, pero si entre los dos metales considerados se produjese un compuesto químico, como
por ejemplo, entre el hierro y el carbono, que se forma el carburo de hierro (Fe3C, cementita ),
el sistema para las aleaciones inferiores a la proporción que corresponde a la cementita, puede
considerarse que los componentes son el hierro y la cementita y no el hierro y el carbono. Por
regla general, sin embargo en las aleaciones se considera componentes del sistema a los
metales que constituyen a la aleación.
FASE: Denominaremos de esta manera a cada parte físicamente homogénea de un sistema,
que físicamente se diferencia de las demás; por ejemplo, en el sistema agua pueden existir
tres fases: la sólida (hielo), la líquida (agua líquida) y la gaseosa (vapor).
Las fases deben ser físicamente homogéneas, pero no es necesario que formen una
disolución líquida o sólida; así, en el sistema agua – sulfuro de carbono (dos líquidos no
miscibles) tendremos un sistema de dos componentes y que, normalmente, no tendremos más
que dos fases líquidas, una el agua y la otra el sulfuro de carbono. Cada una de las fases se
compone de un cuerpo definido, y recibe el nombre de fase pura.
EQUILIBRIO: Se dice que un sistema está en equilibrio físico – químico cuando en él no se
produce ninguna transformación de sus fases, por mucho que sea el tiempo que transcurra. La
condición de equilibrio es, pues, un estado de fuerzas compensadas, cuya resultante es cero y
cuya condición aparente es la permanencia.
El equilibrio de un sistema está regido por diversos agentes que pueden alterarlo y que
denominaremos factores de equilibrio. A los efectos de nuestro estudio, estos factores son:
LA TEMPERTURA, LA PRESION Y LA CONCENTRACION (O VOLUMEN). Se dice
que un sistema se halla en equilibrio estable cuando pueden variarse diversos factores sin que
el equilibrio se rompa, y un sistema se hallará en equilibrio inestable cuando tal equilibrio

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solo se mantenga para determinados valores de todos los factores, de modo que la menor
variación de unos de ellos supone el fin del equilibrio.
Los equilibrios estables, son muy abundantes y podemos considerarlos en todos los
materiales. Así por ejemplo, un metal en estado líquido es un equilibrio estable ya que puede
variar la temperatura, la presión y la concentración (o volumen) sin que por ello el equilibrio
se rompa; en cambio, la presencia simultánea de vapor, hielo y agua, constituye un caso de
equilibrio inestable, pues esto solamente puede ocurrir, según sabemos, a una temperatura,
una presión y a una concentración perfectamente determinadas, y cualquier variación de
cualquiera de estos factores dará lugar a la rotura del equilibrio, con desaparición de alguna de
las fases.
VARIANCIA: Se denomina así al grado de libertad de un sistema, o el número de factores de
equilibrio que pueden ser modificados, sin que el equilibrio se rompa. En otras palabras, es el
número de factores que pueden ser modificados para definir la condición de un sistema. Un
ejemplo aclarará el concepto: En el sistema agua, si nosotros consideramos solamente una
fase presente, la gaseosa (vapor), no se define la condición del sistema, ya que las fases
pueden ocupar diferentes volúmenes a diferentes presiones. Igualmente si solo definimos la
presión, tampoco el sistema queda definido, pues las fases ocuparán distintos volúmenes a
distintas temperaturas. En cambio, si la presión y el volumen, o la presión y temperatura o
la temperatura y volumen son definidos o se fijan arbitrariamente, la condición del sistema
queda determinada, pues el tercer factor viene forzosamente determinado por los otros dos, y
a una presión y temperaturas determinadas, por ejemplo, el vapor de agua no puede estar
considerado más que por un volumen determinado.
En el sistema considerado observamos que tenemos dos grados de libertad, es decir,
que el sistema es bivariante. En cambio, si consideramos al sistema formado por dos fases:
líquido y vapor, el sistema queda definido con solo fijar un factor de equilibrio (cualquiera de
los tres), el sistema será monovariante o con un solo grado de libertad.
Finalmente, si en el sistema coexisten las tres fases: vapor, hielo y líquido, que solo
pueden coexistir a una determinada presión y temperatura y cuya concentración queda
automáticamente definida por ellas, no posee ningún grado de libertad, no es preciso que
fijemos ningún factor para definir la condición del sistema ya que, siendo dos de ellos
invariables, el tercero no lo podremos establecer a capricho, sino que automáticamente está
fijado. Tal sistema se denomina avariante.

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Ley de Gibbs o de las fases
Los equilibrios físico – químicos están regidos por la ley de Gibbs, que expone la
relación existente entre los componentes del sistema, los factores de equilibrio y las fases
presentes, y que puede enunciarse de la siguiente manera: “Los grados de libertad (o
variancias) de un sistema en equilibrio físico – químico es igual al número de componentes
del sistema más dos menos el número de fases”. Está enunciación puede expresarse con la
siguiente formula:

V=n+2–φ
En donde V indica los grados de libertad del sistema, n el número de componentes del
sistema y φ el número fases presentes.
Para una deducción racional partiremos de dos axiomas:
1) En todo sistema siempre existe una ecuación para cada fase que liga los factores de
equilibrio, es decir, las concentraciones de los componentes con la temperatura y la presión
del sistema.
2) La concentración de un componente en una fase se encuentra en relación de
dependencia con la concentración del mismo componente en otra fase del mismo sistema.
Si consideramos un sistema con n componentes y φ fases, en virtud del primer axioma
podemos plantear una ecuación para cada fase, es decir:
F1 (C11, C21 ………… Cn1, P, T) = 0
F2 (C12, C22 ………… Cn2, P, T) = 0
--------------------------
- - - - - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - - -
Fφ (C1σ, C2 σ ………… Cn σ, p, T) = 0
En las que F1, F2 .. Fφ simbolizan las funciones de cada fase del sistema.
Como tenemos φ fases, tendremos φ ecuaciones.
Entonces las C1σ, C2 σ ………… Cn σ son las concentraciones del componente 1, en cada una
de las φ fases; P y T son la presión y la temperatura del sistema y por lo tanto serán los
mismos valores para las φ fases.
En virtud del segundo axioma podemos sustituir la concentración de un componente
en una fase, por la del mismo componente en otra fase del mismo sistema tomada de
referencia. El sistema de ecuaciones tomará la forma:
γ
f1 (C1 , C2 γ ………… Cn γ, P, T) = 0
f2 (C1 γ, C2 γ ………… Cn γ, P, T) = 0

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--------------------------
- - - - - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - - -
fφ (C1 γ, C2 γ ………… Cn γ, P, T) = 0
Con el cambio de símbolo en la función “f” en lugar de “F”, representamos el cambio
experimentado por la función al sustituir las concentraciones de los distintos componentes de
una fase, por las concentraciones en la fase γ tomada como referencia.
Nos encontramos frente a un sistema de “φ“ ecuaciones con n + 2 incógnitas. Podrán
reunirse tres casos:
1º) φ>n+2
El número de ecuaciones es mayor que el número de incógnitas: “incompatible”. No
se puede tener realidad física, queda desechado.
2º) φ<n+2
El número de ecuaciones es menor al número de incógnitas: “Indefinido”. Habrá
infinitos valores de las incógnitas que satisfagan simultáneamente las ecuaciones.
3º) φ=n+2
El número de ecuaciones es igual al número de incógnitas: “Determinado”. A cada
incógnita le corresponde un solo valor, por lo tanto habrá un solo juego de valores que
satisfaga simultáneamente a todas las ecuaciones.
Ahora bien, si en el segundo caso atribuimos valores arbitrarios a un cierto número de
incógnitas, el sistema se transformará en determinado. Esto equivale a sumar al primer
miembro un número tal que iguale a dicho primer miembro con el segundo, lo que equivaldrá,
dentro de las condiciones establecidas, a:
φ<n+2
V>0

Sumando miembro a miembro φ+V=n+2


Y para generalizar, tomando la segunda y tercera posibilidad:
φ≤n+2
V≥0

φ+V=n+2
y pasando φ al segundo miembro obtendremos la siguiente expresión:
V = n + 2 – φ Que es lo que queríamos demostrar.

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Entonces, aplicando lo visto al sistema agua, un solo componente, una sola fase:
V=1+2–1=2
El sistema será bivariante, como ya habíamos dicho. Si el sistema agua presentará dos
fases la expresión anterior quedaría:
V=1+2–2=1
En este caso el sistema solo tendría un solo grado de libertad.
Y si el sistema presentara tres fases:
V=1+2–3=0
Y en este caso el sistema no tendría grado de libertad alguno y por lo tanto estaría en
un equilibrio que hemos llamado inestable.
En los equilibrios físico-químicos que hemos considerado, y que corresponden a las
aleaciones metálicas, no se requiere considerar como factor de equilibrio a la presión, ya que
las variaciones de presión que pueden existir son tan ligeras que no merecen ser tendidas en
cuenta. Por lo tanto los únicos factores que consideraremos serán la temperatura y la
concentración.
La expresión de Gibbs, por lo tanto se modifica, y se convierte en la siguiente:
V=n+1–φ
Dado que hemos impuesto la condición de que:
V≥0
Podemos enunciar la ley de Gibbs
n+1–φ≥0 o sea φ≤n+1
Es decir que el número de fases existentes en un sistema a la presión atmosférica no
puede ser nunca superior al número de componentes más uno. Un metal puro a la presión
atmosférica no podrá contener en equilibrio más de dos fases: una aleación de dos metales no
podrá contener más de tres fases en equilibrio, etc., y para que el equilibrio sea sólo estable, se
requiere que:
V ≥1
n+1–φ≥1 por lo tanto φ+1≤n+1 por lo tanto φ≤n o sea que un sistema
no puede contener en equilibrio estable mayor número de fases que de componentes.
La ley de Gibbs es aplicable a los sistemas que se hallan en equilibrio (estable o
inestable), es decir, mientras que en su seno no se esté operando una transformación, sino,
cuando dicha transformación ha concluido.

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Cambios de equilibrio – Teorema de Le Chatelier
Si en un sistema está operando alguna transformación no podemos aplicar la ley de
Gibbs. Es el teorema de Le Chatelier el que regula la forma en que debe desarrollarse el
cambio de equilibrio. El teorema dice lo siguiente:
Si en un sistema en equilibrio se introduce un factor de perturbación o variación
(temperatura, concentración, presión) el sistema reacciona física o químicamente de tal
modo que la nueva situación de equilibrio compense el cambio introducido.
Ejemplo: Si el siguiente sistema está en equilibrio y se modifica, por ejemplo, la
concentración de uno de los dos componentes (digamos el oxígeno) dará:
2 H2 + O2  2H2O (vapor)
Si al sistema en equilibrio se le añadiera oxígeno, el desplazamiento se producirá de
tal modo que la concentración de oxígeno disminuya y el sistema, de ese modo, compensará
el cambio introducido consumiendo oxígeno y produciendo mayor cantidad de vapor de
agua. Si se incrementara la cantidad de vapor de agua, el equilibrio se desplazaría hacia la
izquierda, disminuyendo la cantidad de vapor de agua y aumentando las cantidades de
oxígeno e hidrógeno y la reacción sería:
2 H2 + O2  2H2O (vapor)
Como lo más frecuente es que los cambios de equilibrio en las aleaciones se
produzcan por variación del factor temperatura, el teorema de Le Chatelier podría ser
expresado por los dos principios siguientes:
1º - En el calentamiento: Toda transformación reversible es endotérmica.
2º - En el enfriamiento: Toda transformación o reacción reversible es exotérmica.
Mediante estos dos principios puede deducirse la forma en que se desarrollarán en los
sistemas los cambios de equilibrios y las variaciones que tales cambios darán lugar en el
sistema.

Conclusión
La ley de Gibbs nos indica el tipo de relación que existirá entre los factores de
equilibrio para que coexistan determinado número de fases. No nos indica ni clase, ni grado,
ni límites de la ecuación algebraica, sino sólo la independencia.
La naturaleza abstracta de la ley de Gibbs, junto con su imprecisión, hace que se nos
presente, a primera vista, como una especulación teórica, carente de interés práctico; sin
embargo, veremos en los siguientes temas su gran aplicación práctica.

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CURVAS DE ENFRIAMIENTO DE LOS METALES – CAMBIOS DE FASE POR
ACCION DE LA TEMPERATURA
El estudio de las transformaciones que experimenta una aleación al pasar del estado
líquido al sólido, a la temperatura ambiente, puede realizarse con gran presición mediante el
estudio de sus curvas de enfriamiento.
La curva de enfriamiento de un cuerpo se traza tomando dos ejes coordenados, las
temperaturas como ordenadas y los tiempos en las abscisas y expresando así, a partir de un
instante determinado, las temperaturas que presenta la aleación en cada instante.
Si tenemos en cuenta que toda transformación en un sistema, que da lugar a la
variación en el número o composición de sus fases, se traduce en un cambio de energía y, por
tanto, en un desprendimiento o absorción de calor, se comprende que las curvas de
enfriamiento deben reflejar fielmente todas las transformaciones energéticas, lo mismo que
los cambios de estado, como la solidificación o fusión, que las de transformaciones en estado
sólido.
Si el sistema en su enfriamiento no experimenta ninguna transformación,
indudablemente la curva de enfriamiento estará representada por una línea continua
hiperbólica, sin ninguna variación brusca, que expresará la ley de enfriamiento del sistema.

Tiempo

Figura 31: Curva de enfriamiento de un sistema


Toda alteración energética que experimenta el sistema, según el teorema de Le
Chatelier, por realizarse en el enfriamiento, debe dar lugar a un desprendimiento de calor. Por
lo tanto, producirá una desviación de la curva, tanto más brusca cuanto más intensa sea la
cantidad de calor desprendida, pudiéndose apreciar en la curva de enfriamientos las
temperaturas a la que comienza y a la que finaliza el desarrollo de la transformación. La
aplicación de la ley de Gibbs y del teorema de Le Chatelier nos permite, pues, estudiar las
curvas de enfriamiento de los metales puros y de las aleaciones, para poner de manifiesto las
transformaciones energéticas que, bien sea por la solidificación, o bien por transformaciones
que se operan en estado sólido, y que ocurren en su seno.

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Curva de solidificación de un metal puro
Si suponemos un metal puro en estado líquido tendremos un sistema de un solo
componente, con una sola fase, y la ley de Gibbs nos dice, en este caso que:
V = n + 1 – φ, Por lo tanto
V=1+1–1=1
Como el sistema es monovariante, por lo tanto, puede variar la temperatura sin que el
equilibrio del sistema se rompa.

Tº A

T1
B C

b c Tiempo

Figura 32: Curva de enfriamiento de un metal puro.


La curva de enfriamiento estará formada por una rama A – B que indica que el metal
sin ninguna alteración puede sufrir el enfriamiento hasta la temperatura del punto B (T1). Si a
la temperatura correspondiente al punto B se inicia la solidificación del metal, el equilibrio se
rompe, ya que según hemos visto, que durante la solidificación de un metal puro llegaban a
equilibrarse las fuerzas de atracción con la energía cinética de los átomos, iniciándose la
cristalización, formándose los cristales a partir de los núcleos de cristalización.
La gran perdida de energía cinética de los átomos que del estado de libertad de
movimiento que supone el estado líquido, pasan a fijarse en el retículo atómico, da lugar al
desprendimiento de calor en la solidificación; según el teorema de Le Chatelier esto dará
lugar a que la curva se incline marcadamente hacia la derecha, en el sentido de los tiempos.
Mientras tengamos dos fases coexistiendo, la líquida y la sólida, mientras dure el
proceso de solidificación, no hay alteración del sistema, por lo tanto, podemos considerarle en
equilibrio, y la ley de Gibbs nos dice en este caso:
V=1+1–2=0
El sistema es avariante (no posee grados de libertad), y por lo tanto, para que exista el
equilibrio es preciso que no se altere ningún valor de factor, ni la temperatura, ni la

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concentración o volumen de las fases. Es decir, que la temperatura permanece invariable
durante el proceso de solidificación.
La rama B – C de los tiempos de la figura anterior, que corresponde a dicho proceso
tendrá que ser, pues, una línea horizontal paralela al eje de los tiempos.
En el punto C, termina la solidificación por agotamiento de la fase líquida, quedando
en el sistema una sola fase, por lo que el sistema vuelve a ser monovariante; se tendrá
entonces:
V=1+1–1=1
y la temperatura puede seguir descendiendo sin que el equilibrio se rompa. El tramo B – C de
la curva representa la alteración producida en el sistema por la transformación de la fase
líquida en fase sólida y el tiempo que dura la solidificación.
Lo expuesto es el caso normal de solidificación de un metal puro; aunque tal es el caso
general, hay metales en los que durante su enfriamiento en estado sólido se presentan cambios
de estructura en su agrupación atómica al pasar por determinadas temperaturas, dando lugar a
diversas variedades estructurales estables, cada una entre determinados límites de
temperaturas. Este fenómeno se conoce con el nombre de “alotropía” y constituye una
manifestación del polimorfismo de los metales que al igual que otras sustancias se muestran
capaces de adoptar distintas variedades cristalográficas.
La transformación de una variedad alotrópica a otra se verifica a temperaturas precisas
que corresponden a las temperaturas de variación de la energía interna del metal y que se
denominan generalmente “puntos críticos”. En ellos se verifica el cambio de cristalización
que la formación alotrópica exige. Los puntos críticos tienen pues, cierta semejanza con el
punto de solidificación en el que se realiza la cristalización del metal, con la diferencia de que
en aquellos la cristalización se presenta en ambos sentidos, mientras que en la solidificación
solo hay cristalización en el enfriamiento.
Un ejemplo típico es el hierro. En efecto, éste, para el enfriamiento, en su curva
representativa indicará un cambio brusco de la misma en el punto correspondiente a la
solidificación. (Aproximadamente 1537 ºC). Pero, durante el estado sólido, el fenómeno se
repite a los 1403 ºC, 906 ºC, y 768 ºC, correspondientes a los cambios alotrópicos.
La forma estructural de hierro, a temperaturas superiores a 1403 ºC, se designa con el
nombre de Feδ; entre los 1403 ºC y 906 ºC como Feγ; entre los 906 ºC y 768 ºC antiguamente
como Feβ y por debajo de 768 ºC Feα. No obstante, es de notar que solo existen dos tipos de
cristales que son: Cúbico de cuerpo centrado Feα y Feδ, y cúbico de caras centradas Feγ.

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1537 ºC Liq

1403 ºC δ
γ

906 ºC

Tiempo

Figura 33: Curva de enfriamiento del hierro y sus cambios alotrópicos

1) cúbico centrado en el cuerpo BCC: Feα, Feδ


2) cúbico centrado en las caras FCC: Feγ
Muchos autores no consideran al Feβ como una verdadera variedad alotrópica, ya que
pertenece al mismo sistema que el Feα, resultando entonces una simple variedad magnética.
De cualquier manera, solo tiene un valor académico puesto que dicha transformación
no tiene efecto en ninguno de los tratamientos térmicos comunes.

Curva de solidificación de un compuesto químico


Para que dos componentes formen un compuesto químico, sabemos que además de la
afinidad química será necesario que se hallen en proporciones adecuadas. Si esta última
condición no se cumple, el compuesto químico no será el único constituyente, sino que
obtendremos dos fases, una, el compuesto químico en sí y la otra el componente en exceso
como constituyente separado del anterior.
Si ambos componentes se hallan en las proporciones adecuadas, el caso será análogo a
la solidificación de un metal puro con la diferencia que la red espacial en la que se ordenaron
los átomos será propia con carácter molecular, con enlaces iónicos u homopolares. En cuanto
a la temperatura de solidificación, será, en general, más elevada que la que corresponde a los
componentes por separado.

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Solidificación de un compuesto químico con exceso de un componente
Si en una aleación tenemos un compuesto formado con exceso de uno de sus
componentes, el proceso de solidificación se verá alterado por la existencia de este exceso.


A Liq

T1
B
T2 D
C
Sol

Tiempo

Figura 34: Solidificación de un compuesto químico con exceso de un componente.


A temperatura elevada la aleación se presentará en estado líquido y el sistema será
bivariante:
V=2+1–1=2
Tendremos dos componentes, el compuesto químico y el metal en exceso, y una sola
fase, la líquida, puesto que, según hemos indicado, para que haya aleación es preciso que en el
estado líquido los elementos se disuelvan íntimamente.
Al transcurrir el tiempo y descender la temperatura, se alcanza el punto B (a la
temperatura T1) en que se inicia la solidificación. Esta temperatura será, como hemos dicho,
superior de la temperatura de solidificación del componente en exceso, pero inferior a la
temperatura de solidificación del compuesto químico, ya que al pretender formarse los
cristales del compuesto, estos serán destruidos por la elevada energía cinética de los átomos
del componente en exceso, por ello la solidificación del compuesto químico se iniciará a
temperatura tanto más baja cuanto mayor sea la proporción del constituyente en exceso.
Ahora bien, al comenzar a solidificar el compuesto químico, a la temperatura T1, como
la proporción de átomos del componente que está en exceso y que deben situarse en el
retículo atómico del compuesto es fija y constante, el exceso será rechazado del compuesto
que solidifica, enriqueciéndose por lo tanto el líquido residual y su acción perturbadora será
aún mayor y la temperatura tendrá que seguir descendiendo, para que la solidificación del
compuesto prosiga, y así el proceso continuará hasta la solidificación total del compuesto, lo
que ocurre precisamente a la temperatura T2. Entre T1 y T2, o sea, entre los puntos B y C (de
la figura 34) tendremos dos componentes con dos fases, una sólida: el compuesto

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parcialmente solidificado, y una líquida: el componente en exceso y el resto del compuesto
químico aún sin solidificar, y así tendremos que:
V=2+1–2=1
que nos indica que el sistema será monovariante, y la temperatura puede descender durante la
solidificación del compuesto químico y, según el segundo principio de Le Chatelier el
cambio de equilibrio dará lugar a un desprendimiento de calor, la aparición de la fase sólida se
caracterizará por el cambio de curvatura que se desvía en el sentido de los tiempos.
Al llegar a la temperatura T2, agotado ya el compuesto químico solidificado, la fase
líquida estará compuesta por el componente en exceso, en tal instante y a la temperatura T2
correspondiente al punto C se inicia la solidificación del componente en exceso. Tendremos
entonces tres fases: Una líquida y dos sólidas, el compuesto químico solidificado por
completo y el componente en exceso que comienza a solidificarse.
V=2+1–3=0
el sistema será avariante, por lo tanto la temperatura deberá mantenerse constante durante la
solidificación.
En el punto D termina la solidificación del componente en exceso, desapareciendo
totalmente la fase líquida y quedando el sistema constituido por dos fases sólidas, siendo por
tanto:
V=2+1–2=1
el sistema vuelve a ser monovariante y la temperatura podría descender sin que se altere el
equilibrio del mismo.

Solidificación de una solución sólida


Si la aleación de dos metales (por ejemplo A y B) da lugar a la formación de una
solución sólida, será porque no hay afinidad química entre ellos y, sus proporciones, pudiendo
variar en amplio margen, se hallan dentro de las establecidas por su solubilidad relativa (que
podrá ser, inclusive, de cualquier proporción en los casos de solubilidad total). El proceso de
solidificación de una solución sólida varía con respecto al que hemos expuesto referido a un
metal puro.
Sea entonces una aleación de dos metales, A y B, en estado líquido; en tal condición el
sistema no presentará más que una sola fase con dos componentes y, por lo tanto, la ley de
Gibbs nos dice para este caso:
V=2+1–1=2

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Tº A
Líquido

B
T1

Sól + Líq

T2 C
Sólido

D
Tiempo

Figura 35: Curva de solidificación de una solución sólida.


el sistema es bivariante, pudiéndose en consecuencia variar la temperatura y la concentración
de la fase líquida sin que el equilibrio se rompa. Es decir que para definir el sistema no basta
con definir la temperatura, ya que a la misma temperatura el sistema de dos metales puede
presentar una sola fase líquida con distintas concentraciones. El sistema no queda definido
más que fijando la temperatura y la concentración de la fase.
Supongamos que Ta y Tb sean las temperaturas de solidificación de los metales A y B
respectivamente y que, por ejemplo Ta sea mayor que Tb. Durante el enfriamiento y al llegar a
la temperatura Ta el metal A tiende a formar sus cristales, pero dada la afinidad de disolución,
tratará de fijar en sus retículos los átomos del metal B, pero éstos tienen una energía cinética
muy superior por tener una temperatura de solidificación más baja; por lo tanto, en su
agitación térmica, perturban la iniciación de la solidificación de la aleación, lo que se traduce
en que aquella tenga que iniciarse a una temperatura tanto más baja cuanto mayor sea la
proporción de átomos de B. Pero cuando al fin la disminución de la energía cinética de todos
los átomos permite que la solidificación se inicie, su aún excesiva movilidad térmica dificulta
el hecho de que se dejen apresar y fijar en el retículo atómico que se está formando, por lo que
se logrará fijar un número de átomos menor del que corresponde a la dosificación en la
aleación de B en A. El líquido residual se enriquece en B, por lo cual los átomos de B
perturban más profundamente la solidificación y será necesario que descienda más la
temperatura para que la solidificación prosiga.
Vemos, pues, que la solidificación de una solución sólida se iniciará a más baja
temperatura que la que corresponde a la del metal de más alto punto de fusión. En la vecindad
del núcleo el cristal será más rico en metal de alto punto de fusión, y conforme se desarrolla el
grano va disminuyendo esta excesiva riqueza hasta la periferia que es la más rica en el metal

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de bajo punto de fusión. Los cristales de la solución sólida no serían pues homogéneos sino
que su composición variará progresivamente desde el núcleo a la periferia.
No obstante, la DUFUSION, facilitando el desplazamiento de los átomos, de las zonas
más ricas a las zonas más pobres en cada uno de los metales, destruye esta falta de
uniformidad y evita que perdure la heterogeneidad que se produce en la solidificación. Un
enfriamiento lento, desde la solidificación hasta la temperatura ambiente, facilita dicha
difusión.
En el diagrama de la Figura 35, al iniciarse la solidificación a la temperatura T1, en el
punto B, el segundo principio del teorema de Le Chatelier nos dice que la transformación
que opera en el sistema, dará lugar al desprendimiento de calor, por tanto la curva en el punto
B debe desviarse en su aire normal, inclinándose en el sentido de los tiempos. La fase sólida
que aparece es una solución sólida, por lo tanto, el sistema tendrá dos fases, la líquida y la
sólida, la ley de Gibbs, por su parte, nos dice:
V=2+1–2 =1
el sistema es monovariante. Es decir, durante el proceso de solidificación pueden existir las
dos fases en equilibrio mientras desciende la temperatura; el proceso de solidificación ya no
se manifiesta por una recta paralela al eje de los tiempos, sino por una curva, B – C que,
acusando un desplazamiento hacia la derecha en el sentido de los tiempos con respecto a la
curva de enfriamiento general, indica también un descenso en la temperatura durante la
solidificación. Como el sistema es monovariante, no podemos variar más que un factor y el
sistema quedará determinado cuando fijemos ese factor; si bien la temperatura puede
descender durante el enfriamiento, a cada temperatura, la concentración de las fases líquida y
sólida debe ser invariable, es decir, que el sistema de las aleaciones consideradas solamente
puede presentarse en equilibrio con dos fases, una líquida y una sólida, para una temperatura
determinada, cuando la concentración de esas dos fases sea fija, e inalterable o también para
una concentración determinada, a una temperatura única, y ello cualquiera sea la proporción
en que entren los componentes del sistema.
En el punto C termina la solidificación con desaparición de la fase líquida y por tanto,
el sistema quedará:
V=2+1-1=2
vuelve a ser bivariante, la curva de enfriamiento adquiere de nuevo su aire normal y el sistema
puede existir en equilibrio a diversas temperaturas y con diversas concentraciones de la fase
sólida.

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Caso de dos metales no solubles
No existiendo solubilidad atómica entre los metales componentes, éstos, al solidificar,
tenderán a formar separadamente cristales de uno y otro metal. Aquí también se presentará
perturbación de los átomos del metal con más bajo punto de fusión obligando así al de más
alto punto de fusión a descender su temperatura de solidificación tanto más cuanto más sea la
proporción de aquel. La aleación quedará, al solidificar, constituida por cristales de los dos
metales íntimamente mezclados.

Caso de solidificación de una eutéctica


Un caso particular de insolubilidad de dos componentes en estado sólido es la
constitución de una eutéctica. La eutéctica es una mezcla finísima e intima de cristales puros
de los componentes que llamaremos A y B, que cada uno ha solidificado separadamente y con
arreglo de su propio retículo, pero que la baja temperatura a que lo han realizado y la
dificultad de desplazamiento, por la gran viscosidad atómica que a tan baja temperatura posee
la aleación líquida, ha originado dicha estructura característica. La eutéctica puede ser
definida como un constituyente de estructura, y es en realidad una estructura especial formada
por dos componentes y presentando dos fases sólidas.

B C
Te

Tiempo

Figura 36: Curva de solidificación de una eutéctica


La eutéctica solidifica a temperatura “constante” y puede definirse también como la
aleación de más bajo punto de fusión de esos componentes. Responde a la ley de
“Proporciones Definidas” por lo que podríamos considerarla como un compuesto químico
“fracasado”, y tal es en realidad porque entre los componentes A y B deberá existir cierta
afinidad química que lo induce a formar un seudo compuesto, (Am – Bn), en proporciones

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definidas, m partes de A y n partes de B como exige la valencia, pero es el caso que la energía
de agrupación del compuesto Am – Bn en red característica es superior a la red A y a la red B.
Trataremos de describir el proceso en el caso de que tengamos una aleación con la
concentración correspondiente para la formación de un seudo compuesto Am – Bn y sean Ta y
Tb los puntos de fusión de los componentes A y B respectivamente (ver en diagramas binarios).
En el estado líquido, los átomos estarán entremezclados a causa de su movilidad
térmica; al enfriar la aleación, por ser más estable la red del componente A y la del B que la
del seudo compuesto (A – B), éste no podría formarse. Si desciende la temperatura hasta T a,
los átomos de A tratarán de formar su red espacial, pero como el líquido impone la
permanencia en mezcla interna de átomos de A y B en las proporciones m y n se impedirá la
solidificación de A. Lo mismo sucederá al llegar a T b, y, solo cuando alcancemos una
temperatura Te, a la que la fuerza de atracción de los átomos A y de los átomos de B, que
tienden a formar sus redes propias, equilibre no solo la energía cinética sino a la que impone
la unión Am - Bn podrá empezar a solidificarse la aleación. Si suponemos que la temperatura
Ta es mayor que Tb, comenzará a solidificar el compuesto A pero tan pronto se separen
átomos de A habrá en el líquido residual exceso de átomos B y solidificará también este
exceso, ya que Tb es mayor que Te manteniéndose en el líquido la concentración m y n. Así
proseguirán formándose cristales diminutos íntimamente mezclados de A y B, cada uno con
su red característica, hasta que desaparezca el líquido y termine la solidificación que se habrá
desarrollado a temperatura constante. El proceso gráfico de solidificación será como se
muestra en la figura 36.
A elevada temperatura la aleación se presentará en estado líquido con una sola fase, la
líquida, y por lo tanto la ley de Gibbs establece:
V=2+1–1=2
El sistema será bivariante, pudiendo variar la temperatura y la concentración de la fase
líquida sin que el equilibrio se altere.
Cuando por el descenso de la temperatura llegamos al punto B; (temperatura T e), en
que comienza a solidificar la aleación, el equilibrio se rompe por la aparición del estado
sólido y el teorema de Le Chatelier indica que debe haber desprendimiento de calor la curva
se inclinará en sentido de los tiempos, a partir del punto B. Sabemos que la eutéctica es una
mezcla de cristales de ambos cuerpos componentes, ya que en el estado sólido estos cuerpos
son insolubles, por tanto, como ya se dijera, en el momento en que se inicie la solidificación
de la aleación aparecerán íntimamente mezclados cristales de ambos cuerpos formando la
estructura eutéctica sólida. Como sabemos, no podemos considerar estos cristales como una

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sola fase, ya que es una mezcla discernible de cristales de dos cuerpos. Tendremos, pues, que
considerar la parte solidificada como constituida por dos fases desde el mismo instante en que
comienza la solidificación. El número de fases que tenemos presentes son tres, ya que
tenemos una fase líquida y dos fases sólidas y la ley de Gibbs establece para este caso:
V=2+1–3=0
El sistema no posee grados de libertad, es decir que ni la temperatura, ni la
concentración de las fases pueden ser alteradas sin que el equilibrio se rompa. Esto quiere
decir, por una parte, que la curva de enfriamiento durante el proceso de solidificación dará
lugar a un tramo recto B-C, horizontal paralelo al eje de los tiempos, que extenderá la
invariabilidad de la temperatura durante la solidificación; por otra parte, siendo el sistema
avariante, no solo la temperatura es constante, sino que las fases en presencia solo pueden
tener una concentración que será para las fases sólidas la de los dos metales puros y para la
fase líquida, la de la concentración eutéctica, que ya hemos dicho que corresponde a
proporciones definidas de los componentes.
En el punto C termina la solidificación y la curva adquiere nuevamente su aire
descendente.
Como los cristales de A y B nacerán íntimamente mezclados, sin poder alcanzar
desarrollo, se formará una estructura de finos cristales yuxtapuestos que se denomina
eutéctica.
La eutéctica podrá estar formada por:
a) Dos metales puros.
b) Un metal puro y un compuesto químico.
c) Un compuesto químico y una solución sólida.
d) dos soluciones sólidas.

Solidificación de una eutéctica con constituyente en exceso


Al igual que los compuestos químicos, las aleaciones eutécticas corresponden a
concentraciones determinadas de los componentes y, por lo tanto, cuando existe un metal en
exceso, el proceso de solidificación será del todo análogo al que hemos expuesto de los
compuestos, con la diferencia de que así como en éstos el compuesto químico solidifica a
temperatura decreciente y el metal en exceso a temperatura constante, aquí sucede lo contrario
y mientras el metal en exceso solidifica a temperatura decreciente, la eutéctica solidifica a
temperatura constante.

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Tº A

T1 B

Te C D

Tiempo

Figura 37: Curva de solidificación de una eutéctica con un constituyente en exceso.


Así vemos la figura 37 que en el estado líquido (tramo AB) la curva desciende hasta el
punto B, ya que el sistema es bivariante, según sabemos. En el punto B, correspondiente a la
temperatura T1, comienza a solidificar la aleación y sabemos que lo hace precipitando metal
en exceso. El sistema será monovariante, puesto que tendremos dos componentes y dos fases,
la líquida y la sólida, del metal puro que solidifica y, por tanto:
V=2+1–2=1
El sistema estará determinado con fijar una fase; si es la temperatura, la concentración
de las otras fases estará fijada, pues tendrá que ser necesariamente sólida, metales puros, y la
líquida una concentración variable para cada temperatura. Al llegar al punto C (Te) empieza a
solidificar la eutéctica y tendremos una fase líquida, una fase sólida, formada por el metal
puro, y otras dos fases sólidas de la eutéctica, pero como de éstas una de ellas es el mismo
metal puro ya solidificado, en realidad tenemos solamente tres fases y, por tanto el sistema
será avariante, o sea sin grados de libertad.
V=2+1–3=0
En este caso permanecerá constante la temperatura desde el punto C al punto D (T e) en
que, por haber solidificado totalmente la eutéctica, ha desaparecido una fase y el sistema
vuelve a ser monovariante. Durante todo el proceso de solidificación de la eutéctica, el
sistema está automáticamente definido, ya que las tres fases no pueden estar en equilibrio más
que a una temperatura, la de la solidificación de la eutéctica, y con una concentración de fases
que será: para la fase líquida, la concentración eutéctica, y para las fases sólidas, la de los
metales puros.

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Transformaciones en el estado sólido
De igual manera que los cambios de estado se manifiestan por desprendimiento o
absorción de calor, que corresponde a la variación energética que ha sufrido el sistema, las
transformaciones que se desarrollan en el estado sólido (dando lugar igualmente a variaciones
energéticas) producirán desprendimiento o absorción de calor que podrá ser revelado en las
correspondientes curvas de enfriamiento, que presentarán tantas alteraciones en su marcha
general cuantas sean las transformaciones que se producen en la aleación.
Debe, sin embargo, tenerse en cuenta que así como la evolución de calor que suponen
los cambios de estado es considerable, la que corresponde a transformaciones en estado sólido
es mucho más reducida y, por lo tanto, no podemos esperar que su presencia se acuse tan
nítidamente en las mencionadas curvas de enfriamiento.

DIAGRAMA DE EQUILIBRIO DE LAS ALEACIONES BINARIAS


Introducción
En el proceso de enfriamiento de una aleación desde el estado líquido hasta la
temperatura ambiente se presentan alteraciones en su equilibrio debidas a apariciones o
desapariciones de fases, que se traducen por puntos singulares en las curvas de enfriamiento.
Entre estos puntos singulares, tendremos una zona de temperaturas en la que es estable
una o unas determinadas fases de la aleación considerada.
Si en lugar de considerar una aleación determinada consideramos todas las aleaciones
de un sistema (A-B), desde 0 % hasta 100 % de B en A, podemos reunir, en un diagrama,
todos los puntos singulares de las diversas aleaciones, tomando el él las concentraciones por
abscisas y las temperaturas por ordenadas. Uniendo en este diagrama, por líneas, los diversos
puntos singulares de igual naturaleza, obtendremos las zonas de estabilidad de las diversas
fases que se pueden formar con los dos metales A y B, a todas las temperaturas y con todas
las concentraciones.
Las líneas del diagrama podrán ser:
a) Líneas que unan las temperaturas de principio de solidificación de todas las
aleaciones del sistema y que se denominan líneas de “liquidus”
b) Líneas que unan las temperaturas de fin de solidificación, que se
denominarán de “solidus”.
c) Líneas que definan cambios de fase en el estado sólido y que se denominan
líneas de “transformación”

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La línea de liquidus nos separa la zona en que las aleaciones del sistema están
totalmente líquidas de aquellas que comienzan a solidificar; por lo tanto, por encima de ella,
todas las aleaciones se hallan en estado líquido.
La línea de solidus, nos separa las zonas en que las aleaciones del sistema están
parcialmente solidificadas de aquellas zonas en la que solidificación es total; por debajo de la
línea de solidus todas las aleaciones del sistema se hallarán en estado sólido.
Entre la línea de “liquidus” y la línea de “solidus” las aleaciones del sistema estarán en
un estado que podríamos denominarlo pastoso, parcialmente sólido y parcialmente líquido.
Las líneas de transformación nos delimitan, igualmente, las zonas de equilibrio de
cada fase de las que se pueden presentar en el sistema en estado sólido.
Estos diagramas se denominan de equilibrio pues, como hemos dicho, definen las
fases que se pueden hallar en equilibrio en el sistema, cualquiera que sea la concentración y la
temperatura que se considere. Si solo contienen líneas de liquidus y de solidus, los diagramas
se denominan de “solidificación”.

Formación e interpretación de los diagramas


Consideremos el caso más sencillo de dos metales que llamaremos A y B y, que
siendo totalmente solubles en estado líquido, conservan su solubilidad total en el estado
sólido. Tomemos diversas concentraciones de metal B en A y tracemos las curvas de
enfriamiento comenzando por la aleación de 0 % de B o metal puro A, y terminando por la de
100 % de B y 0 % de A o sea el metal puro B.

Tº TA TA
T1 Líquido
T1 T3
T3 2
2
T2
T2
T5 T5
2
Sól + Líq
T4 T4

T6
T6
TB TB
3
Sólido
1 2 4
5

Tiempo Concentración
0%B 20%B 40%B 70%B 100%B

Figura 38: Formación de un diagrama de equilibrio binario.

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Curva 1y 5: metales puros A y B T1, T3, T5, comienzo de solidificación
Curva 2: 80 % de A y 20 % B T2, T4, T6, final de solidificación
Curva 3: 60 % de A y 40 % de B Ta y Tb Tº solidificación de metales A y B puros
Curva 4: 30 % de A y 70 % de B
En las curvas de solidificación trazadas vemos que, las curvas 1 y 5 solidifican a
temperatura constante por tratarse de metales puros, mientras que las 2, 3 y 4 solidifican a
temperaturas decrecientes.
Si tomamos ahora en un sistema de coordenadas las temperaturas por ordenadas y las
concentraciones de B en A por abscisas, como se muestra en la figura 38, podemos marcar
para cada concentración las temperaturas de principio y fin de la solidificación, constituyendo
el diagrama de solidificación del sistema (A + B)
Uniendo por una línea los puntos TA, T1, T3, T5, TB tendremos la curva que une las
temperaturas de principio de solidificación de todas las aleaciones del sistema o curva de
liquidus.
Uniendo por una línea los puntos TA, T2, T4, T6, TB obtendremos la curva que une las
temperaturas de final de solidificación de todas las aleaciones del sistema o curva de solidus.
Fácil es comprender que por encima de la línea de liquidus, todas las aleaciones se
hallarán totalmente en estado líquido, y por debajo de la curva del solidus, todas las
aleaciones se hallarán totalmente en estado sólido.
Entre ambas curvas, liquidus y solidus, las aleaciones se encontrarán en un estado que
hemos llamado “pastoso” y es la zona del diagrama en que coexisten dos fases, la líquida y la
sólida.

Clasificación de los diagramas


Vistas las particularidades de las líneas de solidus y liquidus, vamos a estudiar las
diversas configuraciones que presentan los diagramas, según la naturaleza de los sistemas que
se representan.
Hemos visto que los distintos constituyentes de las aleaciones, solución sólida,
compuestos y metales puros, se presentan según la solubilidad y la afinidad química que en
estado sólido exista entre los metales componentes. Así, pues, los diversos diagramas que
pueden presentarse tendrán que referirse a los siguientes casos fundamentales:
a) Solubilidad total en estado sólido.
b) Solubilidad parcial en estado sólido.
c) Insolubilidad total en estado sólido.

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Estudiaremos en cada caso las configuraciones del liquidus y el solidus, según las
particularidades de afinidades diversas que entre los componentes pueden presentarse.
Solubilidad total en estado sólido (caso general)
En el caso de que haya solubilidad total en estado sólido entre los componentes de un
sistema binario, las aleaciones solidifican dando lugar a una solución sólida y el diagrama
presenta la forma de la figura 39.

Figura 39:
TA L V= 2+1-1 = 2
Diagrama de equilibrio con
solubilidad total en estado x α + Liq m y
T1
sólido
(Caso más general) V= 2+1-2 = 1

V = 2+1-1 = 2 TB

A
x 100% B
0 M Y

Si aplicamos a un diagrama de este tipo de ley de Gibbs, veremos que en la región


superior a la línea de liquidus el sistema de dos componentes A y B, tienen una sola fase, el
líquido homogéneo y, por lo tanto:
V=2+1–1=2
El sistema es bivariante, es decir, podemos variar la temperatura y la concentración sin
que el equilibrio se vea alterado. Igual sucede en la región inferior a la línea del solidus en que
no teniendo más que una fase sólida (ya que la solución sólida forma una sola fase) la
variancia
V=2+1–1=2
como vemos es la misma que en caso anterior.
En la región comprendida entre las líneas de liquidus y de solidus, en cambio,
tendremos dos fases, una líquida y otra sólida (solución sólida); por lo tanto
V=2+1–2=1
el sistema es monovariante. No podemos variar más que un factor sin que el equilibrio se
rompa. En efecto, si fijamos la temperatura T 1, por ejemplo, vemos que dicho valor fija un
punto “x” en la curva de solidus, y otro punto “y” en la curva del liquidus. Estos puntos

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corresponden a las concentraciones X e Y de dos fases, una líquida y otra sólida, que se hallan
a temperatura T1 y que son las únicas que pueden coexistir en equilibrio a esta temperatura.
En efecto el punto “y” por ser principio de solidificación de la aleación “Y”, expresa la
más baja temperatura a que con esa concentración puede existir una fase líquida; si desciende
la temperatura, el equilibrio se rompe, pues comenzará a solidificar. El punto “x”, por ser fin
de la solidificación de la aleación “X”, expresa la más alta temperatura a que con esa
concentración puede mantenerse una fase sólida; cualquier aumento de temperatura conducirá
a una ruptura del equilibrio, pues comenzará a fundir. Luego si la temperatura no puede
aumentar ni disminuir, sin romper el equilibrio de las dos fases X e Y, es que solo pueden
coexistir a la temperatura T1 indicada. Así, pues, fijada la temperatura están determinadas las
concentraciones de la fases y viceversa.
Las líneas del diagrama no solo nos permiten conocer las concentraciones de las fases
líquidas y sólidas que se hallen en equilibrio, sino que nos indican también, para una aleación
determinada, la proporción en que a cada temperatura se presentan estas fases.
Si consideramos, por ejemplo, la aleación M a la temperatura T 1, y llamamos:
P = Peso total de la maza
P1 = Peso de la fase líquida
P2 = Peso de la fase sólida
Sabemos que:
P = P1 + P2
O sea que: P * (AM/100) = P1 * (AY/100) + P2 * (AX/100)
Sistema de dos ecuaciones con dos incógnitas; entonces de la primera de ellas tendremos que:
P1 = P – P2 (1)

P * AM = P * AY – P2 * AY + P2 * AX

P2 (AY – AX) = P * (AY – AM)

P2 = P * [(AY – AM) / (AY – AX)] (2)

Pero en la figura 39 vimos que:

AY – AM = MY y que AY – AX = XY

Reemplazando en (2) tenemos que:

P2 = P (MY/XY)

De (1) y de (2) P1 = P – P [(AY – AM) / (AY – AX)]

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P1 = P [1 – (AY – AM /AY – AX)]

P1 = P [(AY – AX – AY + AM) / (AY – AX)]

P1 = P * [(AM – AX) / (AY – AX)]

En la figura 39 vemos que:

AM – AX = XM y AY – AX = XY

O sea que: P1 = P * (MX/XY)

Luego vemos que la horizontal de la temperatura T 1 no solo nos indica que la fase
sólida debe contener la concentración X y la fase líquida la concentración Y, sino que, si
consideramos que la magnitud (segmento) XY representa el peso total de la aleación, la
magnitud o segmento XM representa el peso de la fase líquida y el segmento MY el peso de
la fase sólida que coexisten a dicha temperatura. Vemos, pues, que la solidificación no solo
opera a temperatura decreciente sino que la concentración varía ampliamente desde el
principio hasta el final de la solidificación. Los cristales se inician con una concentración
superior a la de la aleación, en metal de alto punto de fusión y conforme van desarrollándose,
se empobrecen en dicho componente hasta terminar con la concentración que corresponde a la
aleación. Este proceso que constituye un fenómeno de “segregación” y que engendra la
heterogeneidad dentro de un mismo cristal, será contrarestado por la “difusión” que se opera
entre los átomos del cristal en virtud del cual, la composición de éste tiende a homogeneizarse
y a adquirir la concentración media que a cada temperatura corresponde. Si la difusión fuese
completa, la homogenización sería perfecta y el cristal o grano cristalino formado tendrá en
todos sus puntos idéntica composición. En la práctica no ocurre así y los efectos de la
segregación se dejan sentir más cuanto mayor sea la diferencia de temperaturas de principio y
fin de solidificación y mayor la velocidad de enfriamiento. Por tal razón los cristales de
solución sólida se presentan siempre más o menos segregados y su composición varía desde el
núcleo a la periferia, siendo el núcleo más rico en metal de alto punto de fusión y la periferia
del grano más rica en el metal de bajo punto de fusión.
De lo dicho entonces, en el caso de que haya solubilidad total entre los componentes
de un sistema binario, las aleaciones solidifican dando lugar a una solución sólida, cualquiera
sea la concentración.

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Ejemplos de este sistema de aleaciones lo tenemos en las aleaciones Cu – Ni, Cu – Pt,
Ag – Au, Au – Pt.
Una aleación cualquiera de concentración “m”, por ejemplo (Figura 40), comenzará a
solidificar a una temperatura T1, formándose los cristales con la concentración “n” más rica en
“A” que en “B”; a la temperatura T 2 el sistema estará formado por una proporción bc/ac de
fase sólida de concentración “O” y una proporción ab/ac de fase líquida de concentración “p”.

Líquido
TA
T1
a b
c
T2
Líquido + sólido α

T3

TB
Sólido α

n o m p
Figura 40: Diagrama de equilibrio con solubilidad total en estado sólido.
A la temperatura T3 termina la solidificación con cristales de solución sólida cuya
concentración media será “m” y estarán más o menos segregados, según como se haya
desarrollado la solidificación.
De lo dicho anteriormente podemos deducir que las aleaciones de concentraciones
intermedias en el sistema, darán mayor segregación que las extremas por presentar mayor
separación entre las temperaturas de principio y fin de solidificación.

Diagrama de equilibrio con solubilidad parcial en estado sólido


Al hablar de soluciones sólidas, dijimos que podía suceder que el solvente aceptara en
su red los átomos de soluto hasta cierto límite que denominaremos concentración de
saturación; en tal caso la solubilidad será parcial.
Un caso bastante frecuente es el que exista solubilidad parcial mutua, es decir que
podrá existir una solución sólida α formada por el metal “B” disuelto en “A” y que se saturará
con cierta concentración “m” de metal “B en “A” y otra solución β formada por metal “A”
disuelto en “B” que se saturará para una concentración “n” (para referirnos solo a la
concentración de un componente). Ambas soluciones no podrán ser solubles entre si, ya que
en el caso formaría una sola. Normalmente “m” será distinto de “n”.

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Si además las concentraciones sobresaturadas forman una eutéctica el diagrama será
como el mostrado en la siguiente figura.

I III
A B
P0
P1 P12 q0 q’
P11
II
q 11 q1
α + liq q 10
β + liq
E N
M
q2
Sol. Sólida Sol. Sólida
αm + eutéctico βn + eutéctico
Sol. Sólida α
Sol. Sólida β

0% B p m e q n 100% B

Figura 41: Diagrama de equilibrio con solubilidad parcial en estado sólido


La línea de liquidus, será AEB y la de solidus AMENB.
Una aleación de concentración “p”, inferior a “m”, tal como la aleación I en nuestro
gráfico, comienza a solidificar cuando la ordenada I corta la línea de liquidus, en ese
momento comienzan a formarse cristales de solución sólida α de concentración inicial pº. La
ley de Gibbs nos dice que el sistema es monovariante y de ese modo:
V=2+1–2=1
por lo tanto, la temperatura descenderá sin que se rompa el equilibrio, solidificando la
aleación y teniendo las dos fases, líquida y sólida, cuyas concentraciones son marcadas por las
líneas AE y AM respectivamente. A la temperatura del punto “p 1” la aleación estará formada
por una proporción p1 – p11 de fase líquida de concentración p12 (vista en el eje x o de las
concentraciones) y una proporción p1 – p12 de fase sólida de concentración p11 (vista en el eje de las
concentraciones).
Cuando la ordenada I corte a la línea AM, termina la solidificación, quedando la fase
sólida formada por cristales de solución sólida α de concentración p. Igualmente veríamos que
una aleación de concentración entre n y 100 % de B solidificará, dando una solución sólida β
de concentración correspondiente.

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Veamos como solidifica una aleación como la II de concentración “e”. Por encima del
punto “E”, la aleación se halla en estado totalmente líquido y corresponde a una zona del
diagrama en la que el sistema es bivariante.
V=2+1–1=2
Descendiendo la temperatura alcanzamos el punto “E”, que por pertenecer a la línea de
liquidus y del solidus, corresponde a la solidificación de la aleación a temperatura constante.
Trazando por “E” la horizontal, que corresponde a la temperatura, corta a la línea de
solidus en dos puntos M (izquierda) y N (derecha) y a la del liquidus en “E”; a esa temperatura el
sistema se compone de una fase líquida de concentración “e” y dos fases sólidas: una de
concentración “m” y otra de concentración “n”,(leídas en el eje x) estas fases serán, pues, las
soluciones sólidas αm y βn manteniéndose estas concentraciones a temperaturas constantes
mientras dura la solidificación, ya que:
V=2+1–3=0
el sistema no posee grado de libertad alguno. Al terminar la solidificación el sistema tendrá
dos fases, las soluciones sólidas αm y βn que poseen proporciones EN de αm y EM de βn y
formará una eutéctica de ambas soluciones sólidas. El sistema, cuando desaparece el líquido,
se hace nuevamente monovariante.
V=2+1–2=1
y la temperatura podrá descender sin que el equilibrio se altere.
Consideremos ahora la solidificación de la aleación III, de concentración “q” que
rebase el límite de saturación de la solución sólida.
Esta aleación, por encima de la línea del liquidus, estará en estado líquido, y su
variancia será:
V=2+1–1=2
indicando que el sistema es bivariante en esta región y podrá variar la temperatura y la
concentración sin que el equilibrio se rompa.
Cuando III corte la línea de liquidus comenzarán a formarse cristales de solución
sólida β de concentración qº. El sistema se hará monovariante, es decir:
V=2+1–2=1
puesto que tenemos dos fases, la líquida y la sólida; así; pues, la temperatura puede descender,
pero, fijada ésta, la concentración de las fases estará determinada, y así, a la temperatura del
punto q1 tenemos una proporción q1 - q1º de fase líquida de concentración q11 y otra
proporción q1 – q11 de fase sólida, o sea solución sólida β de concentración q1º .

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Al llegar a la temperatura correspondiente al punto q 2 el sistema se compone de q2N
de fase líquida de concentración E y q2E de concentración n, o sea una solución saturada βn.
El líquido E, por corresponder a la concentración eutéctica y hallarse a la temperatura
de solidificación de ésta, solidificará de acuerdo con la relación:
Liq. E Eutéctica (solución sólida αn + solución sólida βn) lo que determina la
aparición de una nueva fase, la αm. Tendremos tres fases, αm, la βn y el líquido E; entonces en
este momento el grado de libertad del sistema será nulo y la temperatura se mantendrá
constante hasta que termine la solidificación.
V=2+1–3=0
Al término de ésta el sistema se vuelve monovariante nuevamente por la desaparición
del líquido.
V = 2 + 1 – 2= 1
y la temperatura descenderá hasta la temperatura ambiente sin que el equilibrio se rompa. La
aleación quedará constituida por solución sólida sobresaturada β n y una eutéctica formada por
las soluciones sólidas αm y βn.
Igualmente veríamos que si la concentración estuviese comprendida entre m y e la
aleación solidificará dando solución sólida αm y eutéctica de ambas soluciones αm y βn.
Veamos pues, que las aleaciones del sistema considerado podrán presentar las cinco
constituciones siguientes:
a) Solución sólida α (entre 0 y m).
b) Solución sólida saturada αm + eutéctica (αm + βn) entre m y e.
c) Eutéctica (αm + βn) a la concentración e.
d) Solución sólida βn + eutéctica (αm + βn) entre e y n.
e) Solución sólida β (entre n y 100% de B)
Además, por supuesto, de los dos extremos formados por metal A puro o metal B puro.
Ahora bien, si durante el enfriamiento en estado sólido no ocurriesen
transformaciones, los constituyentes de solidificación serían los mismos que los que las
aleaciones presentan a la temperatura ambiente. Sin embargo, es lo general que las aleaciones
durante su enfriamiento hasta temperatura ambiente presenten transformaciones, cambios de
solubilidad etc., lo que dará lugar a que la constitución varíe de la obtenida inmediatamente
después de la solidificación, es decir que los diagramas hasta aquí expuestos son solo
diagramas de solidificación de aleaciones binarias y necesitamos completarlos con las “líneas
de transformación” que expresan las temperaturas y concentraciones a las que se realizan las
transformaciones que puedan existir.

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El caso más sencillo de líneas de transformación se presenta cuando en los sistemas de
solubilidad parcial las soluciones sólidas presentan una variación continua del límite de
saturación conforme desciende la temperatura. En tal caso el diagrama visto se completará
según se ve en la siguiente figura.
I
A
T1
B

T2 M E N

α
T3

o p q
T4

A m’ m1 m e n n 1 n’ B 100%
Figura 42: Diagrama de equilibrio binario con solubilidad parcial en estado sólido
Es decir que al enfriarse las soluciones sólidas, el límite de saturación puede ir
variando y pasar de los porcentajes m y n a los m’ y n’ a la temperatura ambiente según los
límites de transformación Mm’ y Nn’ respectivamente.
En tal caso la constitución de las aleaciones a la temperatura ambiente podrá ser
distinta a la que presentan al solidificar.
Una aleación tal como la I en la figura anterior, solidificará como solución sólida α
entre las temperaturas T1 y T2 ya que como vemos rebasa la concentración “m”, pero al llegar
a T3 esta aleación a dicha temperatura está saturada; descendiendo aún más la temperatura
quedará sobresaturada y, por tanto, deberá desprender el constituyente en exceso.
Así, a la temperatura T4 la aleación estará constituida por dos soluciones sólidas αm y
βn, en la proporción PQ de αm y OP de βn, pues estas dos fases son las únicas que pueden
coexistir a la temperatura T 4 ya que el sistema tiene un solo grado de libertad (monivariante),
y sabemos que: V=2+1–2=1
y determinada la temperatura no puede variar la concentración de las fases.
No podemos tomar como referencia la vertical de la eutéctica E e pues sabemos que
ésta solo se puede formar a la temperatura T e. La eutéctica, por lo tanto, se destruye y solo
iremos teniendo soluciones α y β saturadas de concentraciones variables según la temperatura.
Así a la temperatura ambiente, tendremos αm’ y βn.

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El cambio de solubilidad puede presentarse inversamente a como lo hemos presentado
y los límites de saturación aproximarse en lugar de alejarse.

Formación de un eutectoide
Cuando la perdida de solubilidad da lugar a una transformación completa de la red
espacial, ya sea por convertirse en insolubilidad total o bien por formarse otras soluciones
sólidas, se presenta, generalmente, un punto “eutectoide” que representa en el estado sólido lo
que la eutéctica en la solidificación. Así tenemos en la figura 43 la aleación de dos metales A
y B que dan lugar a la solución sólida γ, formada al solidificar, y que se descompone por
perdida total de solubilidad durante el enfriamiento de los metales puros A o B y la eutectoide
e (αm + βn) formada entre ellos.
Los análisis de cada aleación ya se han estudiado en los casos particulares de cada uno
y valen para este tipo de diagrama y de la misma manera que lo visto anteriormente tal
eutectoide podría desaparecer por variación de la solubilidad o sea por aparición de las nuevas
curvas de transformación en estado sólido Mm y Nn.
TA Líquido

γ + Liq

Α+γ
γ TB
β+γ
α M
N
β

αm+ e(αm+βn) Βn + e(αm+βn)

0 %B m’ m e n n’ 100% B
Figura 43: Esquematización de la formación de constituyente eutectoide de una aleación.
Diagrama de equilibrio con insolubilidad total en estado sólido
Hemos visto cuando entre los dos componentes de una aleación solo existe solubilidad
limitada se originan dos o más soluciones sólidas, las cuales se saturan con concentraciones
límites.
Ya vimos en la figura 41 que aparecen soluciones límites saturadas αm y βn de metal B
en A, la primera, y A en B, la segunda, insolubles entre si. Conforme aumenta la insolubilidad
de los metales, los puntos “m” y “n” se aproximan a sus orígenes, disminuyendo las
concentraciones de B en A y de A en B hasta alcanzar en el límite las concentraciones 0 % y
100 % de B en A, lo cual sucede al llegar a una insolubilidad total, en cuyo caso se presenta

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la coincidencia de “m” con 0 % y “n” con 100 % del uno de los metales (por ejemplo el A), y
el diagrama de la figura 41 se convierte en el siguiente diagrama de la figura 44.
Veremos en este diagrama que la línea de liquidus no ha variado (AEB), pero si lo ha
hecho la del solidus que en este caso será AMENB. En este caso la eutéctica se formará con
los dos metales puros A y B en las proporciones EN de A y ME de B. Podríamos analizar la
Figura 44: diagrama de equilibrio
con insolubilidad total en estado A B
sólido. Líquido
A +Líquido
E B +Líquido
M N

A + eutéctico (A+B) B + eutéctico (A+B)

Eutéctico A + B

0B 100 B
vertical de solidificación de cualquier aleación y veremos que las constituciones que podrán
presentar las aleaciones de este sistema serán:
a) Metal A + eutéctica (A +B) (entre 0 % y e)
b) Eutéctica (A + B) (en e)
c) Metal B + eutéctica (A+B) (entre e y 100%)
Vemos que los ítems a y c corresponden a la solidificación de una eutéctica con
componente en exceso, tal como ya lo analizáramos.

Desaparición de la eutéctica
Un caso particular de insolubilidad de dos metales constituye el caso en que el punto
de “eutexia” coincida con el de solidificación de uno de los metales que forman el sistema. En
tal caso desaparece la eutéctica y las aleaciones solidifican con dos fases, el metal A y el B,
sin formación de la eutéctica. Líquido B
Figura 45: Caso particular de desaparición de
B + Líquido
la eutéctica
A N

A + B

A 100% B 100%
B 0% A 0%

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Casos particulares de diagramas de equilibrio
Diagrama de solubilidad parcial con punto de transición
Ocurre a veces que el punto E, que en los diagramas anteriores está comprendido entre
M y N, aparece por el contrario, situado a un lado, quedando el punto M o el N intermedios.
En el caso, una zona de la línea de liquidus es superior a E y la otra es inferior al
mismo punto, por lo tanto E no corresponderá a una concentración eutéctica que en este caso
no se formará. El diagrama presentará la forma de la figura 46.
La temperatura “t” se denomina temperatura de transición; la línea de liquidus será la
AEB y la del solidus AMNB.
A la temperatura de transición “t” se verifica la reacción:
Solución M intermedia líquido E + solución N (extrema)
O sea que:
Solución sólida αm líquido E + solución sólida βn
que como vemos, corresponde a la reacción eutéctica, pero alterando la posición de los
constituyentes. Las proporciones del líquido E y el sólido βn que forman el sólido αm serán,
según indica el diagrama, MN de líquido y ME de sólido.

III I II
Líquido
q1 B
m’
P1 Líq + sol β
E
t M N
P2 q2

P3
Líquido + sol α

αm + βn
A Sol sol β

αm
Solución sol α

0% B e p m q n 100% B
100% A 0% A

Figura 46: Diagrama de solubilidad parcial con punto de transición.


Se comprende que las aleaciones de concentraciones entre 0 % y e ó entre n y 100 %
solidifican en forma que ya hemos expuesto, dando lugar a las soluciones α o β.
Si consideramos la aleación I, de concentración límite “m”, vemos que comenzará a
solidificar al alcanzar la temperatura m’, dando cristales de solución sólida β de la
concentración que corresponderá al punto en que la horizontal trazada por m’ corte a la línea
de solidus BN. Como el sistema es monovariante se tiene:

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V=2+1–2=1
la aleación seguirá enfriándose mientras solidifica, al llegar a la temperatura
correspondiente al punto M tendremos una fase líquida de concentración E y otra sólida
formada por solución sólida βn en las proporciones MN de líquido y ME de sólido.
Puesto que tenemos en presencia líquido E y solución sólida βn , la reacción será:
Líquido E + solución sólida βn solución sólida αm
Se iniciará apareciendo una nueva fase, la αm; tendremos pues, en ese instante tres
fases: el líquido E, la solución sólida αm y la solución sólida βn por lo tanto el sistema será
invariante.
V=2+1–3=0
y la temperatura y concentración de las fases se mantendrán hasta que la reacción termine.
Pero como tenemos las proporciones justas de líquido E y solución sólida βn (MN del
primero y ME de la segunda), ambas fases desaparecerán a un tiempo formando αm. La
solidificación terminará, dando lugar exclusivamente a una solución sólida αm.
Consideremos ahora la solidificación de una aleación II de concentración “q”
comprendida entre “m” y “n”. Esta aleación comienza a solidificar en q 1, dando cristales de
solución sólida β, de la concentración que corresponda. Como solo tenemos dos fases, la
temperatura desciende y continua la solidificación, enriqueciéndose la fase sólida, en metal A
conforme desciende la temperatura.
Al llegar a la temperatura “t” la reacción está constituida por líquido E + solución
sólida βn ya que corresponden a los puntos E y N de las líneas de liquidus y solidus, y tales
constituyentes estarán en las proporciones q2N de líquido y q2E de sólido; la reacción será:
Líquido E + solución sólida βn solución sólida αm.
y como hay aparición de una nueva fase, la αm , tendremos ya tres fases, líquido E, y
soluciones sólidas αm y βn el sistema será invariante o no poseerá grado alguno de libertad.
V=2+1–3=0
permaneciendo constante la temperatura mientras dure la reacción.
Pero aquí tenemos solución sólida βn en exceso para formar la αm, ya que necesitamos
ME y tenemos q2E y, por el contrario, tenemos menos líquido del necesario, ya que
precisamos MN y tenemos solo q2N. Esto quiere decir que la reacción terminará
desapareciendo el líquido antes de que se termine la solución sólida βn y en el estado sólido
tendremos al final:
Solución sólida αm + solución sólida βn

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Las proporciones de estas dos soluciones sólidas nos las da el diagrama, y serán q 2M
de βn y q2N de αm
Si consideramos ahora la aleación III de concentración comprendida entre e y m,
vemos que hasta alcanzar la temperatura “t” todo sucederá como en el caso anterior. A dicha
temperatura tendremos “líquido E y solución sólida βn en la proporción P2N del primero, y
P2E del segundo. Se verificará la reacción a temperatura constante, formándose solución
sólida αm pero ahora tenemos exceso de líquido, ya que disponemos P2N en lugar de MN
como precisaríamos; luego la reacción terminará desapareciendo totalmente la fase “solución
sólida βn” que con parte del líquido ha formado solución sólida αm y aún sobra líquido E;
tendremos, pues, al final de la reacción P2E de “solución sólida αm” y P2M de “líquido E”.
Al desaparecer una fase, la βn, el sistema se hace nuevamente monovariante y la
solidificación proseguirá a temperatura decreciente, disminuyendo el líquido, enriqueciéndose
la fase sólida αm en metal A, por lo que dejará de ser solución sólida saturada, hasta terminar a
la temperatura del punto P3, en que finaliza la solidificación, dándonos solución sólida no
saturada.
V=2+1–2=1
Vemos, pues, que las aleaciones de este sistema pueden dar las siguientes
constituciones:
a) Solución sólida α (entre 0 % y m)
b) Solución sólida saturada αm + solución sólida saturada βn (entre m y n)
c) Solución sólida β (entre n y 100%)
Como caso particular del anterior, presentamos en la figura 47 el caso en que solo se
forma “una solución sólida con punto de transición”. Como puede verse, el diagrama es el
mismo que el anterior, sin más diferencia que en éste la línea de solidus NB coincide con el
eje de las ordenadas del diagrama.
La reacción reversible será:
Solución sólida αm líquido E + metal B
Y la constitución que podrán presentar las aleaciones será:
a) Solución sólida α (entre 0% y m)
b) Solución sólida αm + metal B (entre m y 100%)

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Tº B
Líquido
Líq + β
E M N

Líq + α

A
Sol sólida α sol αm + sol β

0% B m 100% B

Figura 47: Solución sólida con punto de transición.

Diagramas con transformación peritéctica


La desaparición de una solución sólida puede presentarse con un punto de transición
dando lugar a una transformación “peritéctica”.
Tal sucede en las aleaciones de hierro y carbono de cuyo diagrama representamos solo
una parte que ahora viene al caso. Figura 48
Veremos en él que se presenta un punto de transición “D” que indica que a dicha
temperatura se produce la reacción reversible:
Solución sólida γd Solución sólida δm + líquido n que requiere las
proporciones Dn de solución sólida y Dm de líquido.
Se observa, además, que la solubilidad de la solución sólida δ m se reduce de m a 0 %
transformándose en solución sólida γ.
A una aleación tal como la I, no la afecta el punto de transición, pero si el cambio de
solubilidad y así, si bien solidifica entre a1 y a2 dando lugar a la solución sólida δ, al llegar a la
temperatura del punto a3 la solución sólida δ comienza a transformarse en γ quedando después
totalmente transformada en solución sólida γ.
Como solo hay dos fases presentes, la δ y la γ, la temperatura puede descender durante
la transformación, pero la concentración de las fases a cada temperatura vendrá indicada por
las líneas Tm y T1D, puesto que:
V=2+1–2=1
el sistema será nuevamente monovariante.

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Tº a1 II III

b1
δ +liq
a2 c1
δ b2 D n
m
c2
a3 δ+γ
b3
T1 a4
γ
γ

0
Figura 48: Diagrama de transformación peritéctica (parte del diagrama de Fe – C)
Una aleación tal como II comienza a solidificar en el punto b 1 originándose cristales
de solución sólida δ. Al llegar a la temperatura del punto b2, la reacción estará constituida por
una fase sólida δm y una fase líquida, y como nos hallamos en la temperatura de transición, se
iniciará la aparición de una nueva fase γ d mediante la reacción siguiente:
Solución sólida δm + líquido n solución sólida γd
Y como
V=2+1–3=0
La temperatura queda estacionaria mientras se verifique la reacción, pero como
tenemos “b2m” de líquido en lugar de “Dm”, el líquido se agota antes de que desaparezca la
solución sólida “δm”, luego al finalizar la reacción tendremos:
Solución sólida γd + solución sólida δm
La temperatura desciende y la concentración de las fases γ y δ irá variando según las
líneas T1m y T1D, hasta que al llegar a temperatura del punto b3 en que toda la fase δ se ha
transformado en γ.
Si consideramos ahora la aleación III, vemos que comienza a solidificar a la
temperatura c1 originándose cristales de “solución sólida δ”; al llegar a la temperatura c 2 la
aleación se compone de “solución sólida δm” y “liquido n” en las proporciones c2n y c2m,
respectivamente, verificándose la reacción:
Solución sólida δm + líquido n solución sólida γd
y manteniéndose estacionaria la temperatura, pero como tenemos c 2m de líquido, en vez de
Dm que sería lo preciso, terminará la reacción agotándose la solución sólida δm antes de que
desaparezca el líquido, y la reacción quedará constituida por:

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Solución sólida γd + líquido n
Como ha desaparecido una fase, la temperatura puede descender y la solidificación
prosigue hasta que la aleación queda solidificada en solución sólida γ. Esta aleación solidifica
igual que todas las aleaciones que forman soluciones sólidas con punto de transición.

Resumen sobre diagramas binarios


Si bien los diagramas mostrados no son todos, hemos visto las distintas configuraciones
que puede presentar un diagrama de solidificación de dos metales, pero, a pesar de su aparente
complejidad su interpretación es sencilla y a tal efecto podemos enunciar las siguientes reglas:
a) La línea de “solidus” estará siempre debajo de la del “liquidus”.
b) Toda horizontal que corte a la línea de “liquidus”, cortará también a la línea de
“solidus”; las concentraciones que corresponden a los puntos de intersección son las
que necesariamente poseen las fases correspondientes para que se hallen en equilibrio.
c) Un punto de conjunción del “liquidus” y el “solidus” indica una concentración en la
que la solidificación se verifica a temperatura constante.
d) Toda rama horizontal en el “solidus” indica una temperatura a la que se verifica la
solidificación de todo el líquido residual de una aleación a temperatura constante.
e) Toda rama vertical en el “solidus” indica la existencia de una fase pura, metal o
compuesto químico.
f) Toda rama vertical incluida en el “solidus” indica la existencia de una solución sólida.
g) La intersección de una rama de “solidus” horizontal con otra vertical o inclinada de
temperaturas inferiores, indica la existencia de un punto de transición a la temperatura
de la rama horizontal. En la reacción que se origine, se formará o disociará un
compuesto químico, si la rama es vertical, y, una solución sólida, si la rama es
inclinada, siendo, en ambos casos la concentración de esta fase la que corresponde al
punto de una intersección.
h) En toda reacción durante la solidificación las fases que intervienen se hallarán sobre
una rama horizontal de “solidus” o su prolongación, y la fase intermedia dará lugar a
los extremos o viceversa.
Estos diagramas constituyen una ayuda eficaz e indispensable para el ingeniero, ya que
todas las posibilidades sobre la constitución de las aleaciones del sistema son reveladas,
permitiéndole elegir las concentraciones apropiadas para obtener una determinada
constitución, y, constituyen la base fundamental para proveer y fijar normas sobre los diversos
tratamientos.

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NOTA
Las aleaciones empleadas en la práctica no se limitan, en general, a dos componentes,
sino que suelen contener tres, cuatro o más de ellos. Así en muchos casos en necesario
considerar por lo menos tres de los componentes principales de la aleación, a fin de poder
comprender la estructura y las propiedades que derivan de dicha mezcla. No obstante,
digamos, que los diagramas de aleaciones binarias constituyen el fundamento del estudio
general de las aleaciones, ya que la enseñanza que de ellos se deducen es aplicable a las más
complejas.
Sabemos que en los diagramas de aleaciones debemos expresar en coordenadas las
diversas composiciones de las aleaciones y las temperaturas a que se presentan las
transformaciones.

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CARACTERISTICAS ESTRUCTURALES DE LAS ALEACIONES DE Fe Y C
Generalidades
El hierro presenta la característica de ser polimórfico, es decir, que cristaliza en varios
sistemas cristalográficos distintos (en el caso de Fe, en tres). Esta característica es conocida
también con el nombre de “alotropía” que es una manifestación del polimorfismo de algunos
metales.
En efecto si se estudia la curva de enfriamiento del hierro puro, el caso de la figura 49,
observamos que el mismo solidifica a 1538 ºC, dando origen a la aparición de la especie
llamada hierro δ. La misma corresponde al sistema cúbico de cuerpo centrado (b.c.c.) con un
parámetro de red de 2,93 Å.
Al continuar descendiendo la temperatura, no se observa nada anormal en la curva
hasta que a los 1394 ºC se produce un cambio alotrópico del hierro que pasa del estado de
hierro δ al de hierro γ.
Figura 49: Cambios alotrópicos del Fe y sus diferentes configuraciones.


L

1538 ºC

δ
γ
1394 ºC

α
912 ºC

α Tº ambiente

0 Tiempo
3,65 –
3,70 Å
2.85 -
2.93 Å 2.90 Å

Fe γ
Fe δ Fe α

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Este último corresponde al sistema cúbico centrado en las caras (f.c.c.) con un
parámetro de red de 3,65 a 3,70 Å. Luego, hacia los 912 ºC se produce una nueva
transformación alotrópica, pasando de hierro γ a hierro α cúbico centrado en el cuerpo (b.c.c.)
con un parámetro de red de 2,85 a 2,90 Å.
Las temperaturas a las cuales ocurren estos fenómenos mencionados, se denominan
puntos críticos.
Igualmente, el carbono es polimorfo y puede presentarse en estado amorfo (grafito) y
cristalino (diamante), por ejemplo.
El carbono con el hierro forman un compuesto intermetálico llamado cementita o
carburo de hierro CFe3.
Las tres formas cristalinas en que se puede presentar el hierro Fe (δ, γ, α) son capaces
de disolver carbono originando soluciones sólidas del tipo intersticial.
En la siguiente figura puede apreciarse la cantidad de carbono que cada forma
cristalina puede disolver. Figura 50.

Figura 50: Solubilidad del carbono o CFe3 en el hierro en función de la temperatura.


La adición de elementos de aleación al hierro, en particular, el carbono, influyen
marcadamente en las temperaturas a las cuales se producen las transformaciones alotrópicas,
debiéndose considerar las temperaturas críticas superiores (A3 y Acm) e inferiores (A1)
En las condiciones de equilibrio, las temperaturas críticas superiores e inferiores
vienen indicadas, cada una de ellas, por una sola línea.
Cuando se determinan los puntos críticos reales de un acero, se observa que no se
presentan a la misma temperatura en el ciclo de calentamiento del material que en el
enfriamiento; sino que los primeros aparecen a temperaturas más elevadas que los segundos.
Para distinguir los puntos críticos obtenidos en el calentamiento de los que se
presentan en el enfriamiento, los primeros se representan por Ac (la c corresponde a la palabra

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francesa “chauffage”) que significa calentamiento, y los últimos por Ar, (la r corresponde a la
palabra francesa “refroidissement”) que significa enfriamiento.
Si ambos ciclos, de enfriamiento y calentamiento, se llevan a cabo en forma
infinitamente lenta, es probable que ambos se presenten a la misma temperatura.

Diagrama metaestable de hierro carbono


Las transformaciones que tienen lugar en el sistema de hierro carbono (Fe – C),
cuando varían sus proporciones y las temperaturas, se representan en un diagrama, que
normalmente se denomina de Fe – C.
En realidad, en este diagrama, el carbono está siempre combinado con el hierro,
formando el compuesto intermetálico CFe 3, y por lo tanto se deberá denominar “Diagrama de
Hierro Carburo de Hierro”.
En el eje de las abscisas se han representado las proporciones de C o de CFe3, y en las
ordenadas las temperaturas. Los puntos principales del diagrama Fe – C son los siguientes:
a) Línea ABCD: línea de liquidus
b) Línea AHJECFD: Línea de solidus
c) Líneas de transformación en estado sólido:
Solvus: JN – ES – GP – PQ
Alotropía: HN – GS
Eutectoide: PK
d) El límite derecho del diagrama corresponde a la proporción de 6,67 % C, o sea
cementita pura (CFe3). Las aleaciones con proporción de carbono superior a 6,67 %
C, no se utilizan.
e) El punto C (eutéctico), corresponde a una proporción de 4,3 % de carbono, siendo la
aleación de más bajo punto de fusión del sistema Fe –C. En este punto se produce una
transformación con cambio de estado de líquido a dos sólidos y viceversa.
f) El punto E, marca la máxima solubilidad de carbono en el hierro γ, o sea indica el
máximo contenido de carbono en el hierro γ. Además, este punto divide en el eje de
las abscisas a las aleaciones Fe – C, en dos clases de características bien definidas: los
aceros con un contenido de CFe3 hasta de 2 % y las fundiciones de hierro, de
contenidos de carbono entre 2 % y 6,67 % de CFe3.
g) El punto S, punto eutectoide, es análogo al eutéctico. En este punto se produce una
transformación dentro del estado sólido obteniéndose de un sólido, dos sólidos
diferentes. Así como el punto eutéctico marca la composición de la aleación que

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permanece líquida a más baja temperatura, el eutectoide indica la composición de la
austenita (γ) que es estable a más baja temperatura.

Figura 51: Diagrama de equilibrio binario Hierro Carbono


Reacciones a temperatura constante
En el diagrama aparecen tres líneas de solidus horizontales, las que indican reacciones
isotérmicas.

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La parte superior izquierda del diagrama, región δ (figura 51) puede reconocerse la
horizontal típica de una “reacción peritéctica” HB. La ecuación de esta reacción puede
escribirse.
L (0.53% C) HJ + δ (0.09 %C) JB γ (0,17 % C) L1 +S1
S2

Líquido
1540 1538 ºC
A

δ +liq
H 0,17 1495 ºC B, 0,53
1500
0,09 c2
δ J
δ+γ
Liq + γ

γ
γ

1400
N
0,09 0,17 0,50
Fe

Figura 52: Representación esquemática de la Reacción Peritéctica


o sea que el líquido y la solución sólida, ambos de composición definida y en cantidades
constantes, dan origen a la aparición de otra solución sólida de composición determinada.
La siguiente horizontal es la correspondiente a la reacción eutéctica (1148 ºC), y en
ella se cumple que:
L (4, 3 % C) γ (2% C) + CFe3 L1
S1 + S2
o sea un líquido de composición definida da origen a la aparición de dos sólidos.
La última horizontal PK, se presenta a los 727 ºC y corresponde a la reacción
eutectoide, que puede representarse de esta manera:
γ (0,9% C) α (0,021%C) + CFe3 S1
S2 + S3
o sea un sólido de una composición definida da origen a la aparición de otros dos sólidos.

Definición de estructuras
Por razones descriptivas o de homenaje a diversos investigadores, se asignan distintos
nombres a la mayoría de las estructuras de la aleación hierro carbono.

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Cementita, o carburo de hierro, responde a la formula Fe3C y contiene 6,67 % de C. Es un
compuesto intersticial típico, duro y frágil, cuya resistencia a la tracción es baja, pero que
presenta una elevada resistencia a la compresión. De todas las estructuras que aparecen en el
diagrama es la más dura.
Austenita: (en homenaje a Austin, investigador inglés). El Fe γ (de red cúbica centrada en las
caras f.c.c.), disuelve carbono, siendo la máxima solubilidad de 2,11% C a 1129 ºC, y la
solución sólida intersticial, así formada, se denomina austenita.
Ledeburita: (en homenaje a Ledebur, investigador alemán). Bajo este nombre se conoce la
mezcla eutéctica de austenita y cementita, la cual contiene 4,3 % de C y se forma a 1129 ºC.
Ferrita: (por ser hierro casi puro). Con este nombre se designa la solución sólida α, de tipo
intersticial, de pequeñas cantidades de carbono disuelto en hierro α (b.c.c.), cúbica de cuerpo
centrado. La máxima solubilidad se presenta a los 727 ºC, y es de 0,025 % C, admitiéndose
que a temperatura ambiente el hierro llega a disolver solamente 0,008 % de C.
Perlita: Recibe este nombre la mezcla eutectoide con 0,77 % a 0,9 % de C (según el autor) que
se forma a los 727 ºC y está compuesta por una serie de láminas yuxtapuestas de pequeño
espesor de ferrita y cementita y su microestructura recuerda a una huella dactilar. (Reflejos
perlados por las dos fases, al observarlas en el microscopio metalográfico)

Análisis de diversas aleaciones


En todos los casos el análisis se realiza considerando un enfriamiento lento, aplicando
la ley de Gibbs, el teorema de Le Chatelier y la regla de las Palancas inversas y con el trazado
de la respectiva curva de enfriamiento.
- Aleación con 0,17 % de carbono (hipoeutectoide)
Por encima de la línea de liquidus, la aleación se encuentra en estado líquido, y según
la ley de Gibbs podría escribirse de la siguiente manera
V=2+1–1=2
La variancia 2, indica que puede variar la concentración de las fases y la temperatura
dentro de un cierto entorno, sin que se altere el equilibrio.
Cuando la línea de referencia corta a la línea de liquidus (punto 1), aparece el primer
cristal sólido.
La horizontal de la coexistencia trazada por el punto 1, corta a la línea de liquidus y de
solidus, lo que indica que deben coexistir a esa temperatura un sólido y líquido. Siendo la
línea de sólido una inclinada AH el sólido que “precipita” debe ser una solución sólida
denominada δ. Ver Figura 53.

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La aparición de una nueva fase (δ), indica que se ha roto el equilibrio, razón por la
cual, si aplicamos el teorema de Le Chatelier, vemos que al tratarse de una transformación
reversible y en el proceso de enfriamiento, la reacción será exotérmica.
Esto indica un cambio en la pendiente de la curva de enfriamiento. Considerando
ahora el sistema en equilibrio heterogéneo, la ley de Gibbs nos da:
V=2+1–2=1
V = 1 indica que la solidificación se produce a temperatura decreciente.
Al llegar al punto J coexisten una solución sólida δ y un líquido cuyas composiciones
están dadas por la ordenada de los extremos de la horizontal; puntos H y B, respectivamente y
cuya proporción será:
% δ = (JB/HB) x 100 % Liq = (JH/HB) x 100
En estas condiciones se produce la reacción peritéctica, en donde un líquido más un
sólido de composiciones definidas y cantidades determinadas, dan origen a la aparición de
otra solución sólida, de composición también definida, o sea:
L (0.53% C) HJ + δ (0.09 %C) JB γ (0, 17% C) L1 +S1
S2
por lo tanto la ley de Gibbs vale;
V=2+1–3=0
Ya que coexisten las tres fases: δ - γ – Liq.
En consecuencia la solidificación del líquido remanente, se realizará a temperatura
constante, ya que al ser V = 0 no podrán variar ni la concentración de las fases ni la
temperatura.
Producida la reacción podrá continuar descendiendo la temperatura, y no habrá ningún
otro cambio de fase, ya que la vertical no intercepta ninguna línea de transformación y la ley
de Gibbs valdrá, para este tramo:
V=2+1–1=2

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Tº C
Tº C
I
V=2+1–1=2
1600 ºC
A 1
δ
V=2+1–2=1
δ + Liq
1500 ºC H B 1495 ºC V=2+1–3=0
J

1400 ºC N γ + Liq

V=2+1–1=2
γ
1100 ºC

G 912 ºC
900 ºC
2
A3 V=2+1–2=1

727 ºC
γ+α
A1 727 ºC V=2+1–3=0
P 3
α S
600 ºC

α + Perlita V=2+1–2=1
400 ºC

200 ºC

Q 0,17% 0,77%

Figura 53: Representación esquemática de un enfriamiento lento desde el estado líquido (Reacción Peritéctica)
Al llegar al punto 2, sobre la línea A3, se produce la transformación alotrópica γ α,
enriqueciéndose en carbono la austenita residual, según la pendiente A3 (GS).
En esta zona la ley de Gibbs valdrá:
V=2+1–2=1 y coexisten γ y α
Al alcanzar la horizontal A1 (727 ºC), la austenita residual adquiere la composición del
punto eutectoide, o sea 0,77 % de carbono, y se encuentra a la temperatura eutectoide.
Esta condición es necesaria y suficiente para que se realice la reacción eutectoide, en
donde toda la austenita se transforma a temperatura constante en el eutectoide del diagrama
Fe – C, o sea “Perlita” (α + Cm).
Al coexistir tres fases γ, α y Cm la ley de Gibbs valdrá:
V=2+1–3=0

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Al continuar el enfriamiento por debajo de A1 se produce la precipitación de carbono
de la ferrita (α) en forma de cementita, por la variación de solubilidad de carbono en el hierro
(α) indicada por la pendiente PQ. Dicha cementita suele ser denominada “Cementita
Terciaria”

Curva de enfriamiento
La curva de enfriamiento puede trazarse fácilmente, si se toma como referencia la
temperatura de los puntos donde la vertical de la aleación corta a las líneas de solidus,
liquidus y de transformación en estado sólido y aplicando la ley de Gibbs y el teorema de Le
Chatelier.
Nota: En toda aleación Fe – C, comprendida en el tramo HB, se produce la reacción
peritéctica, con la salvedad que las comprendidas entre H-J presentarán un exceso de solución
sólida δ y las comprendidas entre J-B un exceso de líquido.

- Aleación con 0,77% de carbono (eutectoide) (curva II Figura 54)


Cuando la línea de referencia intercepta a la línea de liquidus (punto 1), aparece el
primer cristal sólido.
La horizontal de la coexistencia trazada por el punto 1, corta a las líneas de liquidus y
solidus (puntos 1 y 2), que nos indica que deben coexistir a esa temperatura un sólido y un
líquido.
Siendo la línea de solidus una inclinada (J-E), el sólido que precipita debe ser una
solución sólida que en este caso se denomina Austenita (γ).
La composición de ese primer cristal sólido se obtiene trazando la ordenada del
extremo de la horizontal (2). Dado que coexisten dos fases (γ y líquido) la ley de Gibbs nos
dice:
V=2+1–2=1
Al tratarse de una reacción reversible y en enfriamiento, el teorema de Le Chatelier
nos dice que será una reacción exotérmica, y al ser la variancia V = 1, indica una
transformación a temperatura decreciente.
A una temperatura intermedia (punto 4 en zona bifásica) siguen existiendo dos fases (γ
y líquido) cuya composición se obtiene aplicando la ley de las palancas inversas.
% γ = [(4 – 5)/(3 – 5)] x 100 % Liq = [(3 – 4)/(3 – 5)] x 100

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Tº C II Tº C

1600 ºC V=2+1–1=2
A
J B 1
1500 ºC H 2
3 4
5 V=2+1–2=1

7
1400 ºC N 6

γ + Liq

V=2+1–1=2
1148 ºC
γ E
1100 ºC

A Cm
γ + Cm
G 912 ºC
900 ºC
A3

727 ºC γ+α V=2+1–3=0


727 ºC
α P S A1
600 ºC

α + Perlita V=2+1–2=1
400 ºC

200 ºC
Tiempo
Q 0,77% 1%

Figura 54: Representación esquemática de un enfriamiento lento desde el estado líquido (Reacción Eutectoide)
Al llegar al punto 6 finaliza la solidificación y toda la aleación está formada por
cristales de austenita.
Al continuar el enfriamiento, la austenita formada no sufre ningún cambio hasta
alcanzar la temperatura A31, ya que antes no intercepta ninguna línea de transformación.
El único fenómeno que se produce es la homogenización de la composición de la
austenita por la difusión, ya que el primer cristal formado es mucho más pobre en carbono que
el último.
Continuando con el enfriamiento, al alcanzar la línea A1 (727 ºC), la austenita de
composición eutectoide alcanza la temperatura del mismo, produciéndose, como ya hemos
visto, la reacción eutectoide.

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En esta reacción, toda la austenita, se transforma a temperatura constante en el
eutectoide del diagrama de Fe-C, o sea, perlita (α + Cm). Al coexistir tres fases α, γ y Cm, la
ley de Gibbs vale:
V=2+1–3=0
Como vemos, en la reacción eutectoide, un sólido se transforma, a temperatura
constante, en otros dos sólidos diferentes.
Al continuar el enfriamiento por debajo del punto A1, se produce la precipitación de
carbono de la ferrita (α) en forma de cementita (llamada terciaria) por la variación de la
solubilidad del carbono en el hierro (α), indicada por la pendiente de la línea PQ;

Curva de enfriamiento
La curva de enfriamiento de una aleación como la que acabamos de describir
(eutectoide) puede ser trazada de la misma manera que para el caso anterior.

- Aleación con 1,5 % de carbono (hipereutectoide) (curva III Figura 55)


Al enfriarse el líquido y alcanzar el punto 1 comienza a precipitar el primer cristal de
austenita. Su composición, como ya vimos, viene dada por la ordenada del extremo de la
horizontal (punto 2). El proceso de solidificación continúa hasta llegar al punto 3 en donde toda
la masa ya se encuentra en estado sólido.
El acero, en estado austenítico, sufre la homogenización de la composición mientras
desciende la temperatura (de 3 a 4)
Al llegar al punto 4, corta la línea ES que indica la variación de solubilidad del
carbono en la austenita. Este carbono precipita en forma de cementita, ya que la horizontal
trazada por el punto 4 corta a la ordenada correspondiente a 6,67 % de carbono, o sea
cementita.
La austenita se comporta como una solución sólida sobresaturada, y por lo tanto tiende
a expulsar el elemento en exceso (carbono) en forma de cementita.
A medida que desciende la temperatura precipita cementita y la austenita residual se
empobrece en carbono, según la pendiente de la línea ES.
Al llegar al punto 5, la austenita tiene la composición eutectoide y se encuentra a la
temperatura del mismo. En esas condiciones se produce la reacción eutectoide en donde
γ Perlita (α + Cm)
a temperatura constante, y al coexistir 3 fases la varianza es cero.

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Tº C III Tº C

1600 ºC V=2+1–1=2
A
J B 1
H
2
1500 ºC
V=2+1–2=1

1400 ºC N γ + Liq

V=2+1–1=2
1148 ºC
γ E
1100 ºC

A Cm
γ + Cm
G 912 ºC
900 ºC 4

A3
727 ºC γ+α 5 727 ºC
V=2+1–3=0

α P S A1
600 ºC

α + Perlita Cm + Perlita
V=2+1–2=1
400 ºC

230 ºC Cambio de magnetismo de Cm,


200 ºC

Tiempo
Q 0,77% 1,5%

Figura 55: Representación esquemática de un enfriamiento lento desde el estado líquido (acero hipereutectoide)
Al continuar el enfriamiento, por debajo del punto A1, se produce el fenómeno ya
indicado en los párrafos anterior, la segregación del carbono en la ferrita.

Curva de enfriamiento
Es la indicada en la figura 55 y se traza como ya lo hemos indicado en párrafos
anteriores.

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- Aleación con 3% de carbono (hipoeutéctica) (curva IV) (Figura 56)
Al enfriarse el líquido y alcanzar el punto 1, comienza a solidificarse, apareciendo
cristales de solución sólida austenita (γ). Su composición puede determinarse en base al
mecanismo ya explicado.
Al continuar el enfriamiento, continúan precipitando cristales de austenita, cuya
composición varía según la pendiente de la línea JE, mientras que el líquido varía su
composición según la línea BC.
Al llegar a 1148 ºC, la austenita posee la composición dada por la ordenada del punto
E y el líquido la del eutéctico C. En esas condiciones el líquido de composición eutéctica y a
la temperatura de la reacción se transforma, a temperatura constante, en dos sólidos, o sea:
Le γ + Cm
Y como ya sabemos, recibe el nombre de Ledeburita.
Al coexistir tres fases Liq, Cm y γ, la ley de Gibbs da:
V=2+1–3=0
Desde el punto 3 hasta el 4 se produce el fenómeno ya mencionado, de variación de
solubilidad del carbono en la austenita.
Por lo tanto de la austenita libre, formada entre 1 y 3 y de la austenita de la Ledeburita
se desprende carbono en forma de cementita.
Al llegar al punto 4 la austenita alcanza la composición del eutectoide y se encuentra a
dicha temperatura, produciéndose por lo tanto la reacción eutectoide en donde un sólido da
origen a otros dos sólidos, fenómeno que se produce a temperatura constante.
γ Perlita (α + Cm)
De allí en más se vuelve a producir el mismo fenómeno ya mencionado, de variación
de solubilidad del carbono en la ferrita.

NOTA: Estando formada la ledeburita de austenita de 2 % de C más cementita y al variar la


composición de la austenita al descender la temperatura ( período 3 – 4) por variación de
solubilidad, puede decirse que en rigor se destruye el eutéctico. En consecuencia se lo suele
denominar como ledeburita transformada o seudo ledeburita.
A temperatura ambiente se suele designar como ledeburita a la mezcla de perlita y
cementita, dado que si bien ha cambiado una de las fases que forma la ledeburita (γ 
Perlita), morfológicamente mantiene su aspecto.

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Tº C IV Tº C

1600 ºC
A
J B Líquido V=2+1–1=2
H
1500 ºC

1400 ºC N γ + Liq

2 1

V=2+1–2=1

1148 ºC 3
V=2+1–3=0
γ E
1100 ºC

A Cm
G 912 ºC γ + Cm
900 ºC
A3

727 ºC γ+α Límite de la perlita 4 V=2+1–3=0


727 ºC
α P S A1
600 ºC
Cm + Perlita

α + Perlita
V=2+1–2=1
400 ºC

230 ºC Cambio de magnetismo de Cm,


200 ºC

Tiempo
Q 1%C 2%C 3%C

Figura 56: Representación esquemática de un enfriamiento lento desde el estado líquido (Fundición
hipoeutéctica)
Curva de enfriamiento:
El trazado de la curva de enfriamiento para aleaciones como la indicada es idéntico al
ya mencionado para aleaciones anteriores.

- Aleación con 4,3 % de carbono (Eutéctica) (curva V) (Figura 57)


Dado que esta aleación tiene la composición del eutéctico, necesita alcanzar la
temperatura del mismo (1148 ºC aprox.) para que se produzca la reacción ya vista en el punto
anterior. De allí en más, todo el proceso se desarrolla en la forma indicada en la aleación
anterior.

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Curva de enfriamiento
La curva de enfriamiento para este caso se traza de idéntica manera que lo anterior y
es mostrada en la figura 57.

- Aleación con 5% de carbono (hipereutéctica) (curva VI) (Figura 58)


Al enfriarse el líquido y alcanzar el punto 1, comienza a solidificarse la cementita (la
horizontal de la coexistencia corta a la línea de liquidus en el punto 1 y a la de solidus a la
ordenada de 6,67 %C cementita pura, en el punto 2.
A medida que continua el enfriamiento, sigue solidificando cementita, mientras el
liquido residual se empobrece en carbono, según la pendiente de la línea DC.
Al llegar al punto 3 el líquido tiene la composición y la temperatura del eutéctico y
por lo tanto, como ya se viera, solidifica a temperatura constante dando origen a la aparición
de Ledeburita.
De allí en más el proceso de enfriamiento transcurre en la misma forma descripta para
las aleaciones de 3 % C y 4,3 % C.

Curva de enfriamiento
Indicada en el gráfico 57 y trazada de acuerdo a los ya establecido para las curvas anteriores.

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Tº C V
Tº C

1600 ºC
A
J B Líquido
H
1500 ºC
V=2+1–1=2

1400 ºC N γ + Liq

1148 ºC
V=2+1–3=0
γ E C
1100 ºC

V=2+1–2=1
A Cm
G 912 ºC γ + Cm
900 ºC
A3

727 ºC γ+α Límite de la perlita 2 727 ºC V=2+1–3=0

α P S A1
600 ºC
Cm + Perlita

α + Perlita
V=2+1–2=1
400 ºC

230 ºC Cambio de magnetismo de Cm,


200 ºC

Tiempo
Q 1% 2% 3% 4,3% C

Figura 57: Representación esquemática de un enfriamiento lento desde el estado líquido (Fundición eutéctica)

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Tº C VI
Tº C

1600 ºC
A
J B Líquido
H
1500 ºC
V=2+1–1=2

1400 ºC N
γ + Liq

1 D 2
V=2+1–2=1
1148 ºC C
γ E 3 V=2+1–3=0
1100 ºC

V=2+1–2=1
A Cm
G 912 ºC γ + Cm
900 ºC
A3
727 ºC γ+α Límite de la perlita 4 727 ºC V=2+1–3=0
α P S A1
600 ºC
Cm + Perlita

α + Perlita
V=2+1–2=1
400 ºC

230 ºC Cambio de magnetismo de Cm,


200 ºC

Tiempo
Q 1% 2% 3% 4,3% 5% C
Figura 58: Representación esquemática de un enfriamiento lento desde el estado líquido (Fundición
hipereutéctica)

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DIAGRAMA HIERRO CARBONO ESTABLE
El diagrama visto anteriormente, y que se refiere a los aceros y fundiciones blancas, se
denomina diagrama “metaestable” y corresponde a aleaciones de Fe y C de bajo contenido en
silicio.
Las transformaciones que se producen en los calentamientos y enfriamientos de las
fundiciones grises deben estudiarse con ayuda de un diagrama hierro - carbono algo diferente,
y que se denomina “Diagrama de Hierro Carbono Estable”, y que se refiere en general, a las
aleaciones de alto contenido de silicio (1 a 4 % Si generalmente) y que se ven en la siguiente
figura en línea de trazos.
Una característica del diagrama estable es que sus constituyentes son el hierro y el
carbono en forma de “grafito” en lugar de hierro y cementita, que son los constituyentes del
diagrama metaestable.
Otro factor importante que influye para que en las transformaciones se verifiquen de
acuerdo con el diagrama estable, además de un alto contenido en silicio, es que el
enfriamiento de las aleaciones se verifique en forma lenta.
En teoría, con un enfriamiento suficientemente lento, las transformaciones deberían
responder siempre al diagrama estable. Con los aceros es prácticamente imposible realizar
enfriamientos que conducen a las transformaciones del diagrama estable, pero, con las
fundiciones, la velocidad de enfriamiento puede hacer que con una misma composición se
obtengan fundiciones blancas (que responden al diagrama metaestable), atruchadas o grises.
Estas últimas no responden al diagrama estable y en principio participan de los dos
diagramas (solo algunas fundiciones grises que no tienen aplicación industrial responden
exclusivamente al diagrama estable).
En la figura, junto con el diagrama de Fe – C metaestable, se señala con líneas de
trazos (M S’ K’) (S’ E’ F’) (C’ D’) al diagrama estable correspondiente al 1,5 % silicio, que
es el contenido que se puede tomar como medio entre los utilizados en las fundiciones grises
de uso corriente. Se observa que en el diagrama estable las líneas de transformación están
desplazadas hacia arriba y hacia la izquierda.
Los contenidos de carbono de las aleaciones eutécticas y eutectoides del diagrama
estable, varían con el contenido en silicio de las fundiciones y son inferiores a los que
corresponden al diagrama estable. En las transformaciones del diagrama estable, para una
temperatura determinada, la austenita es capaz de disolver menor cantidad de carbono que el
que disuelve a la misma temperatura la austenita cuando las transformaciones se hacen de
acuerdo con el diagrama metaestable.

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Formación del grafito
La aparición de grafito en vez de cementita en las aleaciones de Fe - C, es debida a la
inestabilidad del carburo de hierro en determinadas circunstancias y condiciones que hacen
imposible su existencia y favorecen, en cambio, la formación de grafito.

Figura 59: Diagrama de equilibrio Fe – C

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Las principales circunstancias que favorecen la formación de grafito son:
a) Un elevado porcentaje de silicio.
b) Un enfriamiento lento.
c) Núcleos de cristalización en la fase líquida.
d) La temperatura de fusión y la temperatura de colada.
Experimentalmente se ha comprobado también que la presencia de núcleos de
cristalización en la fase líquida, ejercen una notable influencia en la formación de grafito. El
manganeso, azufre y cromo favorecen, en cambio, la formación de cementita. La máxima
temperatura alcanzada por la aleación durante su fusión y la temperatura de colada, también
influyen en la cantidad, tamaño y distribución de las láminas de grafito. En algunos casos el
grafito se forma directamente y en otros se forma al desdoblarse la cementita en grafito y
hierro, según la siguiente reacción:
Fe3C 3Fe + C
En la actualidad existen diversas teorías y, en cierto modo, hay incluso ciertas
discrepancias sobre la interpretación de los fenómenos de grafitización.
Por ello, sin profundizar en el proceso de formación de grafito, daremos las ideas más
generales sobre el mismo.
En los procesos de enfriamiento correspondientes al diagrama estable, la separación de
grafito puede realizarse en zonas y a temperaturas parecidas, en general, a las de aparición de
la cementita en el diagrama metaestable. En las aleaciones hipereutécticas se puede formar
grafito durante la solidificación, según la línea C’D’ (grafito primario). Luego se puede
formar grafito a temperatura eutéctica, 1145 ºC, aproximadamente. A esa temperatura
eutéctica, de acuerdo con el diagrama estable, se forma austenita saturada y grafito (en
proporciones eutécticas), en vez de formarse austenita saturada y cementita (Ledeburita),
como ocurría en las aleaciones que se solidifican de acuerdo con el diagrama metaestable.
Al continuar luego el enfriamiento, el grafito también puede precipitar, según la línea
E’S’ y finalmente, a la temperatura eutectoide, la austenita puede transformarse en ferrita y
grafito de composición eutectoide.
En la práctica, casi nunca se transforma todo el carbono en grafito, y es frecuente que
durante el enfriamiento se forme grafito al realizarse una parte de las transformaciones, de
acuerdo con el diagrama estable y luego se forme cementita al realizarse otra parte de las
transformaciones de acuerdo con el diagrama metaestable. La cantidad de grafito o cementita
que se forme en cada caso depende de que sea grande, pequeña o intermedia la influencia que

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ejercen los factores que favorecen la formación del grafito o que favorecen la formación de
cementita.
Es interesante señalar, que, en general, en las fundiciones grises, durante el proceso de
enfriamiento que sigue a la solidificación, se suele obtener primero grafito, en la zona de
temperaturas elevadas y superiores a 900 ºC, y luego se suele formar, en la mayoría de los
casos, la cementita a bajas temperaturas, en la zona de transformaciones próximas a la que
corresponde a la formación de perlita en el diagrama metaestable, aunque ligeramente más
elevada.
En general, el grafito se forma más fácilmente a temperaturas elevadas que a bajas
temperaturas, y en las fundiciones hipereutécticas se realiza más fácilmente la formación de
grafito cuando parte de la aleación, está todavía fundida que cuando toda ella se encuentra en
estado sólido.
Esto quiere decir que en algunas aleaciones hipereutécticas, el carbono se deposita
más fácilmente en forma de grafito pro-eutéctico que en forma de grafito eutéctico. También
es más fácil la formación de grafito eutéctico que la formación de grafito pro-eutectoide y,
finalmente, el grafito pro-eutectoide se forma más fácilmente que el eutectoide.
Las leyes que regulan la aparición de los diversos constituyentes característicos de las
fundiciones grises, son algo más complicados que las que corresponden a las fundiciones
blancas y, en especial, es algo complicado explicar la formación de los constituyentes que
corresponden a las transformaciones eutectoides y pro-eutectoides.
En el enfriamiento de una fundición blanca, las transformaciones se realizan de
acuerdo con el diagrama metaestable, mientras que en una fundición gris, parte de las
transformaciones se suelen realizar, como ya hemos dicho antes, según el diagrama estable y
otra parte de las transformaciones se realiza de acuerdo con el diagrama metaestable.
En general, en las fundiciones grises, las transformaciones que se verifican a elevada
temperatura (superiores a 900 ºC), se suelen realizar de acuerdo con el diagrama estable
(formación de grafito a elevadas temperaturas) y algunas de las transformaciones que se
producen a bajas temperaturas, se suelen realizar de acuerdo con el diagrama metaestable
(formación de cementita, generalmente eutectoide a baja temperatura).
En ocasiones cuando se trata de piezas de formas complicadas, con zonas delgadas y
gruesas, se puede producir a la vez, en diferentes partes del material, la formación de grafito y
cementita.
En los enfriamientos de las fundiciones grises ferríticas, la composición de la austenita
sigue la línea E’S’ y en esas fundiciones no aparece carbono combinado (cementita),

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presentándose el carbono solo en forma de grafito. Sin embargo eso no es lo corriente. En la
mayoría de las fundiciones fabricadas en cubilotes, suele aparecer de 0,3 a 0,7 % de carbono
combinado (formando cementita).
En esos casos, puede considerarse que en el enfriamiento, a partir de la temperatura
eutéctica, la composición de la austenita sigue, en principio, la línea E’S’, pero al llegar el
material a temperatura próxima a la eutectoide, las condiciones de transformación no son
favorables para que todo el carbono que contiene la austenita se transforme a grafito, y
entonces, a partir de una cierta temperatura o de un cierto momento, comienzan a realizarse
una parte de las transformaciones, de acuerdo con el diagrama metaestable, mientras a veces
otra de las transformaciones pueden realizarse siguiendo el diagrama estable.
Se pueden presentar varios casos diferentes. Cuando en el enfriamiento la
transformación eutectoide de toda la masa de austenita se produce de acuerdo con el diagrama
metaestable, al final se obtiene una fundición perlítica. Cuando una parte grande de la
austenita eutectoide se transforma, según el diagrama metaestable y otra menor según el
diagrama estable, se obtiene fundición con 0,5 a 0,7 % de carbono combinado,
aproximadamente. Cuando solo una pequeña parte se transforma según el metaestable y otra
gran parte según el estable, se obtiene fundición con poca perlita y solo 0,20 a 0,40 % de
carbono combinado, aproximadamente.
Resumiendo, se puede decir que en la zona eutectoide cuando la influencia de los
factores que favorecen la formación de grafito es muy importante y se emplea alto porcentaje
de silicio, una velocidad muy lenta de enfriamiento y un mantenimiento muy prolongado a
una temperatura ligeramente superior a la eutectoide, es posible conseguir que todo el carbono
de la austenita se transforme en grafito pro-eutectoide, según la línea E’S’ y que luego,
además, se transforme la austenita eutectoide en grafito – ferrita. Cuando en una fundición
gris las condiciones de composición y enfriamiento son favorables para que en la zona
eutectoide las transformaciones comiencen a realizarse de acuerdo con el diagrama
metaestable, precisamente, cuando la austenita tiene aproximadamente el contenido en
carbono correspondiente al punto S, la fundición será perlítica.
Finalmente, cuando las condiciones de enfriamiento sean muy próximas a las que
corresponden a las fundiciones ferríticas se formará una matriz compuesta por gran cantidad
de ferrita y un pequeño porcentaje de perlita, y cuando las condiciones sean próximas a las
que corresponden a la formación de una matriz perlítica, aparecerá gran cantidad de perlita y
un pequeño porcentaje de ferrita.

Revisión - 2018 101


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Cátedra: Materiales Metálicos

BIBLIOGRAFÍA
La bibliografía consultada para la reedición del presente apunte es la siguiente:

Materiales de Construcción y Ensayos II, de Ing. Eduardo R. Abril.


Fundiciones, de José Apraiz Barreiro.
Tratamientos Térmicos de los aceros, de José Apraiz Barreiro.
Metalurgical Transactions, de John Chipman.
Siderurgia, de Pascual A. Pezzano
Química General De Inorgánica, de G Biasioli y C Weitz
Principios de Metalurgia Física, de R Reed Hill.
Metalografia Dos Produtos Siderúrgicos, de Hubertus Colpaert

La reedición del presente escrito ha sido realizada tomando como base al apunte editado en
1983 por el Ingeniero Bruno José Adamoli, Profesor Adjunto de la cátedra, y se han agregado
algunos conceptos y figuras demostrativas de otros libros de texto.
La reedición del presente no es, bajo ningún punto de vista, haber editado bibliografía
basándome en conocimientos y experiencias ajenas.

Ing. Daniel Fernando Garutti


Profesor Adjunto

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