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UN MILAGRO INESPERADO

Había una vez una pareja de mimos María y Juan, que amaban su profesión,
ellos eran personas que tenían un hogar bello y hermoso y compartían con sus
hijos cada vez que no iban a laborar.
Un día cualquiera salieron a cumplir con su deber, la meta era hacer reír a la
gente, a pesar de que no podían hablar porque eran mimos.
Ellos muy expresivos con su cara blanca animaban a las personas que se
sentían tristes, le sacaban una sonrisa con sus extraordinarias historias,
contadas a través de la mímica ,este día todo era felicidad.
Sin embargo una llamada lo cambiaria todo, la abuelita de los niños Ana les
informaba que uno de sus hijos había tenido un accidente, se había tropezado
en el baño y había sufrido un golpe en la cabeza y estaba en el hospital. Ellos
preocupados salieron a prisa a donde estaba su hijo, cuando llegaron se dieron
cuenta que su hijo estaba muy grave, y no tenía ninguna esperanza. Los
mimos no paraban de llorar, cuando se les acerco doña Juana y les dijo: No
lloren, mejor oren a Dios, para que el haga un milagro.
Los mimos María y Juan, comprendieron que debían orar por su hijo y lo
hicieron, cuando se levantaron de la oración se les acerco el medico y les dijo:
Su hijo a sobrevivido es un milagro.
Ellos muy felices le dieron las gracias a Dios y le prometieron seguir sus
caminos.
Mas adelante le dieron de alta a su hijo, y volvieron a casa con su hermano,
para vivir felices y contar el milagro que Dios había hecho.
Los mimos María y Juan decidieron seguir alegrando la vida de las personas
con su cara blanca y sus hermosas historias.

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