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Última revisión: 21/12/2021.


Tema35. El pensamiento político moderno: del Humanismo a la Ilustración.

INTRODUCCIÓN

El pensamiento político moderno tuvo su origen en el siglo XVI, con Maquiavelo, teórico defensor de la
creación de un Estado moderno. A lo largo de este tema estudiaremos su evolución, y analizaremos el
conjunto de creencias políticas vinculadas al humanismo y a la Reforma cristiana que, a finales del XVI,
terminaron anticipando el modelo absolutista de Estado, que se convirtió en la principal doctrina y
práctica política del siglo XVII, defendida por intelectuales como Hobbes o Bossuet. La crítica al
absolutismo monárquico procedió de movimientos sociales como los levellers y el jansenismo, también
se realizó desde posturas filosóficas como las defendidas por Locke, Spinoza o Leibniz. El liberalismo
anglosajón, proceso que dio lugar a un pensamiento defensor del individualismo –que alcanzó en las
teorías económicas de la escuela clásica su máximo exponente–, hunde sus raíces en la Inglaterra
revolucionaria del siglo XVII. Para finalizar nuestra exposición hablaremos sobre las ideas políticas de la
Ilustración cuyos máximos representantes fueron Montesquieu, Voltaire y Rousseau. La trascendencia del
tema reside en que explica la generación del cambio en el pensamiento político moderno que sentó las
bases del mundo contemporáneo.

El desarrollo de este tema seguirá el siguiente esquema:

1. El pensamiento político en el siglo XVI


1.1. La teoría del estado moderno. Maquiavelo
1.2. La teoría política del humanismo cristiano
1.3. La teoría política de la Reforma
1.4. Las grandes construcciones teóricas de finales del XVI
2. El pensamiento político y religioso en el siglo XVII
2.1. Los primeros teóricos del absolutismo monárquico
2.2. Absolutismo religioso
2.3. Absolutismo laico y radical
3. La crítica al absolutismo
3.1. Las primeras críticas del siglo XVI
3.2. La crítica francesa: el jansenismo y Fénelon
3.3. La crítica inglesa: empirismo y pragmatismo
3.4. La crítica filosófica de Spinoza y Leibniz
4. El pensamiento liberal anglosajón
5. La Ilustración
5.1. El despotismo ilustrado
5.2. Los grandes teóricos de la Ilustración
5.3. La transmisión de las ideas ilustradas: la Enciclopedia

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Tema35. El pensamiento político moderno: del Humanismo a la Ilustración.

1. EL PENSAMIENTO POLÍTICO EN EL SIGLO XVI

1.1. LA TEORÍA DEL ESTADO MODERNO. MAQUIAVELO

Del resultado del enfrentamiento de las principales fuerzas al llegar los tiempos modernos –la
monarquía, la nobleza y las ciudades–, se establecieron unas formas de organización política diferentes.
Allí donde triunfaron los reyes, se estableció una monarquía autoritaria impulsora del Estado moderno –
son los casos de España, Portugal, Francia e Inglaterra–; en los territorios donde mantuvo su poder la
nobleza –como Alemania–, se registró una división del poder central, que recaía en un conjunto de
principados autónomos; y allí donde triunfaron las estructuras y oligarquías urbanas –caso de Italia–, se
formó un mosaico de ciudades-estado independientes.

La forma de gobierno que adquirió el Estado moderno fue la monarquía autoritaria, que se sustenta en
una burocracia, una diplomacia, un ejército permanente y una hacienda. En todo este proceso, la figura
del monarca pasó a responder al ideal político representado en la fórmula: Rex est imperator in regno suo,
reforzado por el nuevo vínculo entre la corona y el pueblo llano, que pasó de vasallo a súbdito de una
entidad nacional (Pérez, 2001). Esto provocó, también, la limitación progresiva de las acciones que la
aristocracia podía realizar contra el poder central.

El término Estado comenzó a ser utilizado con carácter general en referencia a la totalidad del aparato
político como consecuencia de la irrupción de las nuevas ideas humanistas y renacentistas. El Estado
maduró de forma paralela al concepto de soberanía, al que permanecía estrechamente ligado, y que
implica la autoridad indiscutible del gobernante.

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) fue el fundador del pensamiento político moderno y gran defensor de
la creación del Estado moderno que caracteriza la Europa del Renacimiento. Fue el primero en describir
la realidad sociopolítica al margen de todo planteamiento ético. Según Maquiavelo, el hombre (ser
humano), al que la naturaleza ha dado una ilimitada capacidad de desear, no ha sido dotado, en cambio,
de un derecho semejante, y solo por necesidad aceptará someterse a un orden. Así surge el Estado,
porque ofrece al hombre la seguridad que necesita para realizarse. A lo largo de su principal obra, El
Príncipe –inspirada en la figura de Fernando el Católico y dedicada a Lorenzo II de Medici, en 1513–, habla
de cómo tiene que ser el gobernante renacentista para conducir a un pueblo a la fundación de un Estado
moderno; planteando que el camino dependerá de las premisas políticas, económicas, sociales y
culturales en las que viva su pueblo.

En esta obra, Maquiavelo se pregunta cómo instaurar un Estado moderno dentro del contexto de la
situación política italiana. Como respuesta, afirma que el príncipe debe estar dotado de una serie de
virtudes políticas: ser un "hombre hábil o bien protegido por la fortuna"; ser un hombre fuerte, porque
"vale más ser temido que ser amado"; poseer la "feliz destreza" de conciliar a sus conciudadanos, etc.
Aconseja distinguir las virtudes políticas de las virtudes morales, ya que estas últimas pueden conducir al
príncipe a la ruina. El príncipe ha de asumir como prioridad absoluta la conservación del Estado,
subordinando todo lo demás –consideraciones de carácter moral incluidas– a ese objetivo (de la Mora,
2005); idea que se resume en su célebre frase: “el fin justifica los medios”. Esta regla no solo es válida
para el funcionamiento adecuado de la política interior del Estado, sino también para su política exterior;
de modo que un tratado internacional solo tendrá valor cuando beneficie al príncipe y a su pueblo. La
cuestión de la mujer dentro de la obra de Maquiavelo ofrece dos posturas contrapuestas. Por un lado, la

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que presenta a Maquiavelo como un autor que propone una política sin cabida para la mujer o lo
femenino; por otro lado, una corriente proto constructivista, en la que Maquiavelo allanaría el terreno
para una concepción fluida del género, permitiendo con ello nuevas formas de pensar la política sin
cuestión de género (Saxonhouse, 2004).

1.2. LA TEORÍA POLÍTICA DEL HUMANISMO CRISTIANO

Los dos teóricos más importantes del pensamiento político del humanismo cristiano del siglo XVI fueron
Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro.

 La teoría política de Erasmo

Erasmo de Rotterdam (1466-1536) desarrolló una obra que puede resumirse en dos principios:
renovación y crítica de las instituciones medievales. Creador de un espíritu tolerante y pacifista, resumió
la postura del humanismo frente a la Reforma de la Iglesia, que sirvió para preparar el camino a la futura
reforma luterana. Sus ideas sobre teoría política ocupan un pequeño espacio en la ingente obra de
Erasmo, que sostuvo un pensamiento político completamente contrario al de Maquiavelo (cuya obra
desconocía).

Sus ideas políticas se concentran en la Institutio Principis Christiani (1516), escrita para el joven Carlos I
[reinado 1516-1556] a petición de sus mentores. En ella establece, con una clara intencionalidad
pedagógica, la necesidad de que el estilo de vida de los gobernantes se caracterice por la austeridad de
sus costumbres y por el cultivo de las letras frente a la violencia, la cual rechaza de manera abierta. De
esta manera, el soberano ha de convertirse en un modelo a seguir para sus súbditos. En su Elogio de la
locura (1511), Erasmo critica las crueldades e imprudencias de los gobernantes, rechaza la guerra, la
brutalidad y la mentira, y aboga por la defensa de la benevolencia cristiana y el cultivo de la sabiduría. La
filosofía erasmista habla de la necesidad de controlar el poder de los monarcas; su modelo político no
queda definido: se muestra partidario de un tipo mixto y considera la elección del soberano preferible a
la herencia, rechaza la idea de monarquía universal y concibe la república cristiana como una especie de
federación de estados independientes.

En el fondo, Erasmo de Rotterdam se muestra, en materia política, como un utópico arcaizante que
todavía cree en el ideal de justicia, el cual considera acorde con el espíritu cristiano. No obstante, su obra
tuvo una bastante influencia; la política imperial de la monarquía hispánica del siglo XVI estuvo
condicionada por el pensamiento erasmista. Además, la obra de Erasmo se erigió como referente en la
literatura denominada espejo de príncipes, de gran trascendencia en el pensamiento político europeo de
las décadas posteriores. Su visión de la mujer no caló tanto como sus ideales políticos. Erasmo siempre
abogó por la igualdad entre hombres y mujeres (Solana, 2020). Sin embargo, la realidad de su época fue
bien distinta. Las palabras de Erasmo se perdieron pronto y en los territorios hispánicos comenzó a calar
otra obra La perfecta casada (1583) de Fray Luis de león (1528-1521).

 La teoría política de Moro

Tomás Moro (1478-1535) –erasmista convencido y ejemplo de tolerancia religiosa– fue el más grande
de los humanistas ingleses. Supo armonizar las doctrinas antieclesiásticas con el sentimiento católico.
Amigo personal del joven Enrique VIII [reinado 1509-1547], desarrolló un importante papel político en la

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corte de Inglaterra, al manifestar su hostilidad contra el luteranismo; aunque su negativa a aceptar la


Iglesia anglicana le costó su encarcelamiento y posterior ejecución, acusado de alta traición.

Su obra más importante es Utopía (1516), relato satírico donde describe la vida en una isla de ficción.
La descripción de la isla de Utopía está precedida de una crítica a la realidad sociopolítica del siglo XVI; en
ella aborda cuestiones como el excesivo número de nobles –a los que define como "zánganos ociosos que
se alimentan del sudor y del trabajo de los demás"– o la existencia de monjes mendicantes, clasificados
como un segundo tipo de parásitos. Moro concibe el Estado como el resultado de la expresión de los
intereses de la clase dominante (lo cual es una idea premarxista); además, critica la propiedad privada y
el dinero como obstáculos para el establecimiento de la justicia y de la prosperidad. Creía firmemente en
la igualdad entre hombres y mujeres, y la defendió durante toda su vida. En su obra ofrece un preciso
cuadro de su régimen (que coincide con el modelo socialista), donde el papel del Estado se reduce a la
administración de las cosas y a la dirección de la economía, y donde los intereses de los individuos han de
estar subordinados al beneficio de la sociedad en su conjunto. En Utopía, todos los magistrados y
sacerdotes son elegidos por sufragio universal por sus ciudadanos; además, los utopistas, seguros de
poseer la verdad, se defienden contra la influencia extranjera y extienden su pensamiento político por
otros países (esta idea de expansión de la revolución la encontraremos también en las teorías marxistas
del siglo XIX).

 Proyecciones del humanismo cristiano en España

La teoría política del humanismo cristiano tuvo una dilatada proyección en la España del siglo XVI. Para
empezar, provocó una amplia controversia en torno a la colonización de las Indias; este debate tuvo su
reflejo en la Escuela de Salamanca, donde el padre Bartolomé de las Casas (1474-1566) y Juan Ginés de
Sepúlveda (1494-1573) discutieron ampliamente sobre la legitimidad de la expansión española en
América. La polémica –en la que también participó Francisco de Vitoria– sirvió para la aprobación de las
Leyes de Burgos, de 1512, que reconocían la libertad de los indios, y de las Leyes Nuevas, de 1542, cuyo
objetivo era mejorar las condiciones de los nativos de la América española –fundamentalmente, a través
de la revisión del sistema de la encomienda y brindando una serie de derechos a los indígenas para que
vivieran en mejores condiciones–.

Otra consecuencia del pensamiento político del humanismo cristiano es la aparición de diferentes
teorías en torno a la política imperial de Carlos V. Fueron muchos los tratadistas que soñaron con una
monarquía universal – la llamada Universitas Cristiana–; un concepto de origen medieval que vincula al
papa y al emperador en un intento de unir a toda la cristiandad. Entre estos tratadistas destacaron
Mercurino Gattinara (1465-1530), el ya mencionado Sepúlveda y Juan Luis Vives (1493-1540), eminencia
europea en erasmismo.

La última proyección es la obra de Francisco de Vitoria (1483-1546), autor de los trece tratados que
contienen las Relectiones Theologicae –compendio de escritos donde trata los dilemas morales de la
condición humana bajo diferentes perspectivas (económica, jurídica, ética, teológica, etc.)–. Vitoria es
considerado el “padre” del Derecho internacional; sus propuestas más importantes fueron el rechazo a la
monarquía universal y la férrea defensa de un mundo dividido en Estados independientes. Apoyó la idea
de que los indios eran dueños de tierras y de bienes, en contra de las propuestas de Sepúlveda, que
consideraba a los indios inferiores.

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1.3. LA TEORÍA POLÍTICA DE LA REFORMA

La eclosión, a comienzos del siglo XVI, de toda una serie de planteamientos reformistas en el seno de la
Iglesia católica supuso la ruptura definitiva de unidad cristiana en Occidente. La Reforma protestante tuvo
una especial repercusión en el plano político, al reducir considerablemente la influencia y poder de la
Iglesia en muchos ámbitos de la vida, y consolidar la separación entre política y religión, dando lugar a la
génesis del modelo de Estado secular fomentado por Lutero (Balderas, 2017).

 Martín Lutero (1483-1546) fue monje agustino y profesor de teología de la universidad de Wittenberg.
Antes del asunto de las indulgencias con Roma, planteó dos temas que son fundamentales a lo largo
de toda su obra: el carácter divino de la autoridad, y la separación entre la fe y ley. Su ideario político
toma como referente el análisis de las Sagradas Escrituras, de las cuales extrae que la autoridad que
ejerce el gobernante está instituida directamente por Dios, que el poder espiritual está por encima
del temporal y que los dos poderes han de ser gobernados de forma diferenciada. Es lo que la doctrina
luterana denominó “los dos reinos”: el espiritual, regido por la palabra, y el secular, gobernado por la
espada, la fe y la ley. Como vemos, el pensamiento de Lutero, aunque revolucionario en el plano
religioso, es bastante conservador en el campo político. Su doctrina fue admitida por un gran número
de humanistas y parte de la alta nobleza alemana –ansiosa de liberarse del yugo político imperial y de
apoderarse, de paso, de los bienes eclesiásticos–. En cuanto a su visión de la mujer, la tenía en mejor
consideración que la mayoría de sus contemporáneos, aunque pensaba que era inferior al hombre. A
pesar de esto, en su obra comenta que la mujer era capaz de realizar cualquier tarea (Álvarez, 2017).

 Juan Calvino (1509-1564) desarrolló una doctrina cuyas formulaciones se fundamentan en la idea de
la sola scriptura –la Biblia– como único e incuestionable referente, y la predestinación. En Christianae
Religionis Institutio, editada por el propio Calvino en 1536, aparecen fórmulas luteranas sobre la
naturaleza divida del poder, que procede de Dios, pero reconoce también que la organización política
depende, ante todo, de la razón humana.

1.4. LAS GRANDES CONSTRUCCIONES TEÓRICAS DE FINALES DEL XVI

A finales del siglo XVI, encontramos tres grandes construcciones teóricas en materia de filosofía política:
son las planteadas por Bodino, Althusius y Francisco Suárez.

 Jean Bodin (1530-1596), también llamado Bodino, fue un polifacético pensador francés, considerado
el primer gran teórico del absolutismo radical. En su obra más importante, Los seis libros de la
República (1576), defiende la monarquía absoluta como mejor forma de gobierno; aunque considera
lícita la desobediencia a un soberano cuyas órdenes vayan en contra de la ley natural.

 Johannes Althusius (1557-1638) fue un jurista westfaliano que desarrolló una amplia teoría política
en defensa del federalismo y de la soberanía popular. Su doctrina parte de presupuestos aristotélicos,
al reconocer que el hombre es un animal social por naturaleza. Su modelo de organización política –
inspirado en las Provincias Unidas– sitúa a la familia y a la corporación de un oficio en la base; en un
escalón superior se encuentra la ciudad (como agregado de los grupos anteriores), y más allá, el
Estado, que se presenta como una federación de ciudades autónomas.

 Francisco Suárez (1548-1617) jesuita vinculado a la Escuela de Salamanca, presentó una teoría política
de raíces religiosas. Como Althusius, partía de la concepción aristotélica de la naturaleza social del

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hombre. Suarez, además, añade que, si el Estado existe, es por voluntad de los individuos, por lo que
se debe reconocer el derecho de estos a escoger su forma de gobierno. Este autor no creía que fuera
posible una monarquía universal, sino solo un conjunto de Estados independientes regulados por el
Derecho internacional expuesto por Francisco de Vitoria.

2. EL PENSAMIENTO POLÍTICO Y RELIGIOSO


DEL SIGLO XVII

El siglo XVII, en Europa, fue un siglo de crisis. El continente padeció diversos momentos de recesión
económica, que se manifestaron en sucesivas épocas de hambre y malas cosechas, y que constituyeron
el caldo de cultivo para las diferentes crisis sociales y políticas que se extendieron a lo largo de la centuria:
incontables revueltas campesinas; la guerra de los Treinta Años (1618-1648); la Fronda –sublevación–, en
Francia (1648-1653); la ejecución de Carlos I (1649) y sustitución de Jacobo II por Guillermo de Orange
(1688), en Inglaterra; los desórdenes en los Países Bajos; o los movimientos secesionistas del Imperio
español. Además, no debemos olvidar las crisis religiosas como el problema del jansenismo y la revocación
del Edicto de Nantes, en 1685, por Luis XIV, con la consecuente expulsión de los hugonotes.

La filosofía política general de la época es fiel reflejo de esta inestabilidad y muestra una clara tendencia
hacia la defensa del absolutismo. En la monarquía hispánica, esta filosofía política estuvo fuertemente
vinculada a la tradición católica y recurrió frecuentemente a la historia como medio de justificación. En
Francia, el ideario fue bastante similar; los tratados sobre política fueron escritos esencialmente por
políticos –los ministros de los monarcas–. Las principales obras políticas se realizaron en Inglaterra y en
los Países Bajos.

2.1. LOS PRIMEROS TEÓRICOS DEL ABSOLUTISMO MONÁRQUICO

El absolutismo monárquico es una doctrina política que defiende una soberanía monárquica sin límites
institucionales ni más restricciones que las impuestas por la propia voluntad del soberano. Reconoce en
los súbditos el único derecho es el de ciudadanía de ese Estado (esto es, ser súbdito) y que ello está
supeditado a la obediencia incondicional al rey. Las raíces de este pensamiento se encuentran en las ideas
de obediencia y sumisión transmitidas por la Iglesia durante siglos, y en el progresivo afianzamiento de
las monarquías europeas desde finales de la Edad Media, cuando el rey deja de ser un primus inter pares
para situarse en un escalafón superior de manera incuestionable.

En la literatura política inglesa de la primera mitad del siglo XVI, numerosos autores aludían a esa
necesidad de obediencia y sostenían que la rebelión contra el monarca era siempre condenable, ya que
la autoridad había sido instituida por Dios. En Francia, tras la guerra de los Cien Años, la monarquía había
alcanzado un prestigio místico: el rey, desde la dinastía de los Capetos, recibía en su nombramiento la
unción que convertía el atentado contra su vida en sacrilegio; también se le creía la capacidad de curar a
los enfermos. Sobre este trasfondo de creencias populares, la Universidad de Toulouse proporcionó una
serie de pensadores que se dedicaron a ensalzar la figura monárquica a lo largo del siglo XVI. Uno de los
pioneros y más importantes en este sentido fue el ya mencionado Jean Bodin, que desarrolló sus teorías
sobre el absolutismo monárquico junto al cardenal Richelieu (1585-1642) y su círculo de juristas.

2.2. ABSOLUTISMO RELIGIOSO

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 Jacques Bossuet (1627-1704) es el más representativo de los teóricos defensores del origen divino del
poder como justificación del absolutismo. Fue obispo de Meaux y nombrado por Luis XIV el rey Sol
[reinado 1643-1715] preceptor del Delfín de Francia. Su obra maestra, las Once oraciones fúnebres,
fue presentada entre 1656 y 1687. Escribió para el Delfín el Tratado del conocimiento de Dios y de uno
mismo, influido por la filosofía cartesiana. Bossuet representó la ortodoxia contra todo aquello capaz
de invalidar la autoridad del rey y de la Iglesia, y estuvo a favor de la paz religiosa –siempre que en ella
existiera un predominio de la Iglesia católica francesa–. Su teoría política puede resumirse en dos
grandes puntos: la monarquía es la forma de gobierno más común, antigua y natural; y la autoridad
real es sagrada y absoluta.

 Robert Filmer (1604-1648), escritor y publicista inglés, y formidable defensor de la monarquía


absoluta de derecho divino, nos legó una obra titulada Patriarca –refutada por Locke– también
titulada El poder natural de los reyes y publicada póstumamente en 1680. En ella defendía la idea del
origen divino de la monarquía recurriendo a curiosas genealogías que llevan a los Estuardo a
emparentar con el mismísimo Adán.

2.3. ABSOLUTISMO LAICO Y RADICAL

Thomas Hobbes (1588-1679) fue un hombre estudioso, solitario, huraño y de personalidad compleja.
Su obra causó horror entre los propios absolutistas, debido a que su idea del absolutismo nada debía ni a
la fe cristiana ni a la fidelidad al monarca. En su publicación más importante, Leviatán (1651), encontramos
una larga deuda con el pensamiento de Maquiavelo. En ella considera la política como una ciencia que
rechaza lo sobrenatural y se defiende un ateísmo político. Para Hobbes, el estado natural del hombre (ser
humano) es la anarquía –que se resume en su célebre frase: “Homo hominis lupus est”–, con la cual niega
el carácter político y social que Aristóteles atribuía al ser humano. Hobbes afirma que la soberanía
individual se cede mediante un contrato al Estado, garante de la paz y de la seguridad a costa de la libertad
del individuo. Su postura se convierte, así, en el origen del “contractualismo”: tesis que sostiene que el
origen del poder de los gobernantes reside en un contrato con aquellos a los cuales van a gobernar.
Defiende, además, que el individuo alcanza su pleno desarrollo en el Estado más autoritario –al que
concibe como un monstruo en pleno y continuo crecimiento–, porque es en él donde encuentra la mejor
defensa de sus intereses y, por lo tanto, su felicidad. A pesar de ser considerado uno de los máximos y
más feroces representantes del absolutismo, en su obra se enuncian una serie de conceptos que anuncian
el pensamiento liberal moderno como la libertad y los derechos individuales, la igualdad de los seres
humanos o la legitimación popular del ejercicio del poder. En cuanto a la figura de la mujer, para Hobbes,
el hombre y la mujer eran iguales. De hecho, en su obra Elementos de Derecho Natural y Político (1640),
pone entredicho la autoridad patriarcal, y en De Cive (1642) señala que el varón y la hembra se unen de
tal forma que no haya poder de uno sobre el otro.

3. LA CRÍTICA AL ABSOLUTISMO

3.1. LAS PRIMERAS CRÍTICAS DEL SIGLO XVI

A pesar de que Lutero consideraba el origen divino del poder, lo cierto es que los príncipes luteranos
crearon la Liga de Esmalcalda, en 1531, para oponerse al emperador Carlos V. Este acto fue el punto de
partida de un conjunto de doctrinas, que, desde entonces, buscaron la legitimación teórica de la rebelión.

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Las dos principales teorías antiabsolutistas del siglo XVI fueron la planteada por los monarcómanos y la
versión católica antiabsolutista.

 Los monarcómanos eran un grupo de teóricos franceses contrarios al absolutismo desde posiciones
calvinistas; entre ellos destacaron Hubert Languet (1518-1581) y Gaspar de Coligny (1519-1572),
posibles autores del exitoso libelo Vindiciae contra tyrannos (1579), publicado bajo pseudónimo. Los
monarcómanos partían del principio de que los magistrados habían sido creados por el pueblo y no
sobre el pueblo; su intención era conciliar el concepto de soberanía –como potestad real– con la
ineludible obediencia del monarca a las leyes fundamentales del Estado. Sus ideas supusieron un
antecedente de la teoría del contrato (contractualismo) como origen de la sociedad entre el rey y los
súbditos; sin embargo, a diferencia de Hobbes y Rousseau, justificaban dicho pacto en un origen
bíblico.

 La versión católica anti absolutista fue consecuencia de la Contrarreforma promovida en el Concilio


de Trento (1545-1563), que posibilitó la aparición de doctrinas jesuíticas contrarias al poder absoluto
del monarca. El teórico más representativo fue el jesuita Juan de Mariana (1536-1624), insigne
historiador de la corriente erudita. En su obra, Del Rey y de la Institución Real (1599), escrita con
intención pedagógica –pues estaba destinada a la formación del futuro Felipe III–, pone en evidencia
los límites de la monarquía y defiende abiertamente una apología del tiranicidio, por la que recibió no
pocas críticas. El padre Mariana postulaba que el rey debía someterse a las leyes y a la moral como
cualquier otro vasallo. Asimismo, consideraba que, si el rey se comportaba como un tirano,
impidiendo el florecimiento y la libertad de los individuos, las revoluciones e incluso la ejecución del
monarca por parte del pueblo podían estar justificadas. Por estas ideas está considerado uno de los
precursores del liberalismo.

3.2. LA CRÍTICA FRANCESA: EL JANSENISMO Y FÉNELON

En Francia, además de los monarcómanos, se desarrollaron dos corrientes claramente contrarias al


absolutismo: el jansenismo y la oposición aristocrática de Fénelon.

 La oposición jansenista estuvo dirigida por Cornelio Jansen (1585-1638), lector apasionado de San
Agustín que extremó el tema de la predestinación en su tratado, el Augustinus, publicado en 1640. Su
tesis tenía un componente político contrario al absolutismo de Luis XIV, por lo que el rey actuó contra
ellos y dispersó a los jansenistas.

 La oposición aristocrática –dirigida por François Fénelon (1651-1715), autor de la obra reaccionaria
Las aventuras de Telémaco– se mostró contraria al modo de producción capitalista, y crítica con la
deriva absolutista de la monarquía de Luis XIV. Fénelon soñaba con una sociedad que viviera de la
agricultura –defendiendo así los intereses la clase social a la que pertenecía, la aristocracia
latifundista–. Sus postulados tuvieron una gran influencia en el pensamiento político francés de las
décadas posteriores.

3.3. LA CRÍTICA INGLESA: EMPIRISMO Y PRAGMATISMO

En Inglaterra, la crítica al absolutismo se materializó en las ideas de los levellers y diggers, en el


empirismo de John Locke y en el pragmatismo de Halifax.

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 Los levellers –del término inglés ‘level’, y que puede traducirse como "niveladores"– fueron una de las
sectas protestantes que florecieron en la Inglaterra de Cromwell (1599-1658). Eran un grupo de
artesanos y pequeños propietarios dirigidos por John Lilburne (1614-1657) que proponían la igualdad
en el ámbito político y religioso en un compendio de reivindicaciones bajo el título Debates de Putney.
Según ellos, el gobierno existía solo por consentimiento popular, siendo el derecho político
fundamental el haber nacido. Sus prácticas y actuaciones abrieron el camino en Europa hacia
posteriores revoluciones sociales.

 Los diggers – del término inglés ‘dig’, y que puede traducirse como “cavadores”– eran una facción
cristiana, creada en 1649 por Gerrard Winstanley (1609-1676), que luchó en la guerra civil inglesa. En
un primer momento se hicieron llamar The True Levellers (los auténticos niveladores), por
contraposición a los primeros. Procedían de clases sociales inferiores y mostraban actitudes más
radicales que los anteriores; su objetivo primordial era demostrar la injusticia de las desigualdades
socioeconómicas. Como alternativa, proponían un sistema social basado en la propiedad común de la
tierra, donde los productos serían repartidos en función de las diferentes necesidades. Fueron,
además, defensores tempranos del sufragio universal. A pesar de que su impacto sobre la sociedad
inglesa del momento no fue reseñable, son un claro precedente de los postulados comunistas.

 John Locke (1632-1704) desarrolló una obra completamente diferente a la de Hobbes. Fue el gran
teórico de la Revolución inglesa –y considerado el “padre” del individualismo liberal–, ferviente
defensor de los intereses de la burguesía. Su Tratado sobre el gobierno civil (1689) condensa su
pensamiento político. Locke creía en un orden natural de las cosas, de tal manera que los gobiernos
no debían intervenir en los asuntos económicos, solo garantizar el derecho de propiedad y la libertad.
Critica la concepción absolutista del poder, y justifica el derecho del pueblo a la rebelión en
determinados casos. Para Locke el derecho de gobierno recae en el hombre, por lo que las mujeres
no son vistas como iguales, según el autor, la mujer debe estar subordinada. Su obra tuvo una enorme
influencia a lo largo de todo el siglo XVIII, tanto en Inglaterra como fuera de ella. Sus postulados fueron
tomados, en muchos casos, como fundamento del liberalismo.

 George Savile, marqués de Halifax (1630-1695), fue un hombre de Estado en tiempos de Jacobo II de
Inglaterra [reinado 1686-1688]. Dejó algunos escritos como Carácter de Carlos II y Máximas de Estado.
Más que racionalista, fue un pragmático y escéptico que desconfiaba de todas las ideologías políticas,
pues considera que se debe gobernar solo de acuerdo con las circunstancias concretas de cada
momento.

3.4. LA CRÍTICA FILOSÓFICA DE SPINOZA Y LEIBNIZ

 Baruch Spinoza (1632-1677) fue un filósofo holandés obstinado defensor de la libertad de


pensamiento y uno de los “padres” del racionalismo, junto a René Descartes (1596-1650) y Gottfried
Leibniz. Su obra revela una clara influencia del pensamiento de Hobbes, aunque con matices. En su
Tratado breve sobre Dios, el hombre y su felicidad –escrito en 1660, aunque no fue publicado hasta el
siglo XIX– Spinoza habla sobre la naturaleza de Dios, y sobre el hombre y la libertad del ser humano.
Su teoría política quedó recogida en dos obras fundamentales: Tractatus theologicus politicus (1670)
y Tractatus politicus, (inacabada y publicada a título póstumo). En ellas afirma que el hombre, movido
–como ya afirmaba Hobbes– por su natural instinto de conservación y por estar determinado a una
serie de leyes preexistentes, tiende a asociarse en busca de su propio beneficio. La propuesta de
Spinoza –a diferencia de Hobbes– es el establecimiento de una sociedad dirigida por los cauces de la

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Tema35. El pensamiento político moderno: del Humanismo a la Ilustración.

razón y en base a unas leyes determinadas por los miembros de la comunidad para encauzar la vida
en sociedad y limitar el poder del Estado. Si el gobernante no se autocontrola y sobrepasa los límites
establecidos, puede ser depuesto por la fuerza. Para Spinoza, la democracia es la forma de gobierno
más acorde con la libertad individual; en un estado no tiránico, cada individuo tiene derecho a pensar
libremente y a expresar su pensamiento sin impedimentos. También habló de la situación inferioridad
de la mujer especto al hombre, culpaba a la educación de tal desigualdad. Pese a que, en la actualidad,
es considerado uno de los “padres” del pensamiento moderno, su obra no fue reconocida en los
círculos académicos hasta comienzos del siglo XIX.

 Gottfried Leibniz (1646-1716) fue un filósofo, científico y jurista alemán, considerado uno de los
grandes pensadores del siglo XVII por sus cuantiosas contribuciones en diferentes ámbitos de
conocimiento. Su producción se compone de escritos, por lo general, breves, publicados en revistas
del momento. A diferencia de los pensadores anteriores, no publicó ningún tratado específico sobre
filosofía política; sin embargo, sus textos están repletos de referencias circunstanciales sobre el
ámbito de la actividad política. Su principal obra filosófica, de gran extensión y alcance –Ensayo de
Teodicea, sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal– fue publicada en 1710.
El pensamiento de Leibniz nos habla de un universo creado para autoperfeccionarse y hallar el
equilibrio, lo que da lugar a una especie de moral que tiende a buscar la armonía entre todos los seres,
y de forma especial, entre los hombres (optimismo leibniziano). De este modo, las acciones humanas
tienden no solo al perfeccionamiento individual, sino también al social, ya que los seres humanos
mantienen una ineludible interrelación entre sí y, a su vez, con Dios. La suprema armonía se obtendrá
mediante la aceptación de la ley más universal, de mayor categoría y similitud a Dios: la ley del amor.

4. EL PENSAMIENTO LIBERAL ANGLOSAJÓN

Las raíces del liberalismo anglosajón se encuentran en la revolución puritana del siglo XVII y en el
protectorado de la Mancomunidad de Inglaterra, de Cromwell [gobierno 1653-1659). Los logros de este
proceso revolucionario se fueron al traste con la restauración de Carlos II [reinado 1660-1685], en 1660,
cuyo despotismo no duró demasiado, dando lugar a una nueva revolución pacífica, en 1688, denominada
La Gloriosa. Desde esta fecha, Inglaterra y Escocia se establecieron como una monarquía parlamentaria:
se concedió mayor importancia a la Cámara de los Comunes, la censura fue abolida, mejoró la
administración y se puso en práctica una mayor libertad religiosa. En este contexto fueron surgiendo, en
el ámbito de la filosofía y de la ciencia económica, toda una generación de pensadores representantes del
pensamiento liberal anglosajón del siglo XVIII, con figuras tan influyentes en la historia política y
económica como David Hume, Adam Smith o David Ricardo.

 David Hume (1711-1776) fue un filósofo e historiador escocés cuya doctrina, –a través de la influencia
de George Berkeley (1685-1753)–, desarrolló y profundizó en las teorías de Locke. La primera
preocupación de Hume, igual que la de Locke, fue la investigación en torno a las ideas; sin embargo,
Hume insiste en la importancia de la experiencia sensible y empírica en el proceso del conocimiento
humano. Así, se adentró en el campo del pensamiento político, sometiendo a examen la naturaleza
del Estado y del contrato social bajo presupuestos empiristas (algo que Locke no hizo). Esto le llevó a
convertirse en un claro defensor del individualismo, pues considera que el Estado está formado por
un grupo de individuos unidos por unas costumbres sociales, que se encuentran establecidas, y no por
un contrato real del pasado. Ve la sociedad como un lugar donde los hombres se han reunido para
satisfacer sus necesidades, en la cual el hombre es superior a la mujer, tanto física como mentalmente.

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Tema35. El pensamiento político moderno: del Humanismo a la Ilustración.

Según Hume, los gobiernos contemporáneos han sido formados por usurpación o conquista, en el
mejor de los casos, y sin el consentimiento del pueblo. Entre las distintas formas de gobierno
existentes, su inclinación por la democracia proviene del escepticismo y no del entusiasmo por la
libertad. Sus ideas tuvieron una influencia decisiva en el pensamiento liberal del siglo XIX.

 Adam Smith (1725-1790) fue un economista escocés, fundador de la ciencia económica y de la escuela
clásica de economía. Sostiene que la riqueza de un país tiene su origen en el trabajo, cuyo nivel de
eficacia es mayor gracias a su división y especialización, y cuya demanda aumenta con la aplicación
del principio de la libertad de comercio, por medio de una política librecambista. Smith recoge las
líneas básicas de su pensamiento en sus escritos, Teoría de los sentimientos morales (1759) y La
riqueza de las naciones (1776). Los aspectos esenciales de su doctrina se concretan del siguiente
modo: el egoísmo y el interés individual son las principales virtudes del hombre y necesarias para el
progreso de la humanidad; existe un orden natural de las cosas, de tal manera que los gobiernos no
deben intervenir en los asuntos económicos, sino solo garantizar el derecho de la propiedad y la
libertad: idea resumida en la célebre frase de Vicent de Gournay, “laissez faire laissez passer,” que
sintetiza los fundamentos del liberalismo económico de Adam Smith. El valor de los objetos fabricados
se estima por el precio, en dinero, que tienen en el mercado de consumo, y hay que suprimir las
barreras proteccionistas en pro del librecambismo, pues la superioridad del mercado libre se explica
por la existencia de una mano invisible que lleva al empresario a aumentar sus beneficios, lo que da,
como resultado no buscado, el simultáneo enriquecimiento de la sociedad.

 David Ricardo (1772-1823) fue un economista inglés, también miembro de la escuela clásica de
economía. Su pensamiento quedó recogido en su obra, Principios de economía política y Hacienda
(1817) –llena de profundas reflexiones morales y sociales, por lo que se considera un precedente de
las teorías del socialismo posterior–, que se puede resumir en los siguientes principios: la crítica de la
acumulación de capital y propuesta de prohibición de las Corn Laws –unos aranceles proteccionistas
sobre los precios del grano inglés–; la defensa de que la única medida del valor de los objetos es el
trabajo empleado en su elaboración –el trabajo se percibe como una mercancía más dentro del
capitalismo, si su oferta sube los salarios disminuyen, y si decrece, los salarios tienden a aumentar–; y
la existencia de tres tipos de rentas –las que proceden de la tierra, las que proceden del capital y las
provenientes del trabajo–. Fue el primer autor en hablar sobre la teoría de las ventajas comparativas,
según la cual cada país debería especializarse en aquellos productos para los que tuviera un coste más
bajo e importar aquellos cuyo coste fuese más elevado.

5. LA ILUSTRACIÓN

Se define Ilustración como un amplio movimiento cultural que se vivió en Europa en el siglo XVIII, aportó
las ideas de la etapa final del Antiguo Régimen, al tiempo que sirvió de marco al inicio de la Edad
Contemporánea (Blanning, 2002). El Siglo de las Luces contribuyó al desarrollo de una serie de ideas y
conceptos novedosos como los de libertad, progreso y hombre; todos ellos desde la óptica del
“optimismo” y bajo la bandera del “utilitarismo”. Sin embargo, es un movimiento plagado de
contradicciones: por un lado, es evidente que la Ilustración no pretendía acabar con el Antiguo Régimen,
solo mejorarlo, por ello no se puede considerar que fuera revolucionaria; por otro, debe reconocerse que
la Ilustración portaba el germen de la revolución, por lo que el papel de las luces en los orígenes de la
Revolución francesa ha sido siempre aceptado –fenómeno que simboliza Francisco de Goya (1746-1828)
en su grabado El sueño de la razón produce monstruos–. Las ideas políticas de la Ilustración defendían los

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Tema35. El pensamiento político moderno: del Humanismo a la Ilustración.

intereses de la creciente burguesía; aunque Jean Touchard (1918-1971) y otros historiadores afirman que
es un error pensar que, desde el principio, la Ilustración estuvo unida a este grupo social. En principio, fue
algo elitista y con cierto carácter aristocrático, y fue más adelante cuando se incorporó la burguesía al
movimiento (Touchard et at., 2010).

5.1. EL DESPOTISMO ILUSTRADO

El despotismo ilustrado fue una práctica y teoría política que surgió como consecuencia de la síntesis
entre el absolutismo monárquico y la filosofía de la Ilustración. El término fue acuñado por los
historiadores alemanes del siglo XIX. Existen en el despotismo ilustrado varios rasgos que pertenecen a la
teoría de Hobbes –como son negar el origen divino del poder y afirmar el origen contractual del Estado–
y también encontramos características que pertenecen a Maquiavelo –como que el monarca es el primer
servidor del Estado y no al revés–. Según el despotismo ilustrado, la finalidad del Estado es conseguir la
felicidad del pueblo, pero sin la participación de este en la política; algo que se resume en la célebre frase:
“todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. El Estado debe promover la riqueza por medio de reformas que
deberán llevar a cabo el rey y sus ministros ilustrados. Esta línea teórico-política fue la seguida por los
gobiernos de Carlos III [reinado 1759-1788], en España –con la intervención de Gaspar Melchor de
Jovellanos (1744-1811) como ministro–, Luis XVI [reinado 1774-1789], en Francia; Catalina II la Grande
[reinado 1762-1796], en Rusia; o José I [reinado 1750-1777], en Portugal –con las reformas del Marqués
de Pombal–.

5.2. LOS GRANDES TEÓRICOS DE LA ILUSTRACIÓN

Los tres grandes teóricos ilustrados del siglo XVIII fueron Montesquieu, Voltaire y Rousseau. Sin
embargo, según Touchard, no se puede suponer que el siglo XVIII estuviese dominado por dos obras
teóricas contrapuestas: Espíritu de las leyes –o liberalismo sin democracia–, de Montesquieu; y el Contrato
social –o democracia sin liberalismo–, de Rousseau. Sino que, más bien, estos dos libros estuvieron al
margen de la ideología dominante, y su valor fue reconocido posteriormente (Touchard et al., 2010).

 El liberalismo aristocrático del barón de Montesquieu (1689-1755) se resume en su obra cumbre,


Espíritu de las Leyes (1748), en la que pasa revista a tres tipos diferentes de gobierno: el modelo
republicano –en el que se distingue entre república democrática, donde el pueblo tiene el poder
soberano, y la república aristocrática, donde gobierna solo un conjunto de ciudadanos–; la monarquía
–donde gobierna un solo hombre, el rey, pero lo hace según las leyes fundamentales y bajo el principio
del honor–; y el gobierno despótico, que es el único sistema que Montesquieu condena formalmente
–donde gobierna un solo individuo, pero según su capricho y bajo el principio del temor–. Podemos
afirmar que la teoría política de Montesquieu es la teoría de los contrapesos, que se materializa
mediante la separación de poderes, de modo que el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder
judicial no deben encontrarse en las mismas manos. Sin embargo, más que una separación efectiva,
el autor propone realmente una armonía entre poderes, coincidiendo así en los intereses de la clase
social a la cual pertenece, la aristocracia liberal.

 El utilitarismo político tomó diversas formas en distintos países: el maltusianismo; el pensamiento de


David Ricardo, Stuart Mill y Adam Smith, en Inglaterra; y la política del "sentido común" de François-
Marie Arouet (1694-1778), más conocido como Voltaire, en Francia. Aunque su fama fue inmensa,
Voltaire desarrolló una obra contradictoria; la burguesía francesa se reconoció en Voltaire y Voltaire
supo hacer lo necesario para nutrir su leyenda. Su política es una política de lo cotidiano: defendió la

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Tema35. El pensamiento político moderno: del Humanismo a la Ilustración.

supresión de la tortura, de la pena de muerte, de algunos derechos señoriales, etc. Ninguno de sus
contemporáneos expuso un catálogo semejante de reformas, y ninguno batalló tanto por hacerlas
prevaler. Voltaire inauguró la figura de lo que más tarde se llamó “el filósofo comprometido"; él no
fue un revolucionario, pero sus ideas sí fueron revolucionarias (Touchard et al., 2010). Entre sus obras
destacan Cartas inglesas o Cartas filosóficas (1734) y Cándido o El optimismo (1759).

 Dado que el proletariado carecía de conciencia de clase social, a diferencia de la burguesía –cuyas
ideas eran defendidas por el utilitarismo político–, y de la aristocracia –cuyas ideas defendía
Montequieu–, las ideas democráticas solo fueron sostenidas por unos pocos pensadores, entre los
que destaca a Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), defensor de la soberanía nacional. Contrato social
(1762) es su obra fundamental, pero publicó otras igualmente importantes como Discurso sobre los
principios de la desigualdad entre los hombres (1755) y Emilio (1762). Mediante sus escritos, Rousseau
realizó una crítica a tres tipos de gobierno: monarquía, oligarquía y democracia, sin optar por ninguno
de ellos, –“cada uno es el mejor en ciertos casos, y el peor en otros", afirma el autor–. Además, estudió
el origen de la sociedad como consecuencia de un pacto social, por lo que la soberanía es atributo
esencial e inalienable del pueblo. En el fondo, Rousseau no pensaba instaurar una sociedad igualitaria,
pero quería corregir la injusticia y reducir la distancia entre ricos y pobres. Además, dejó siempre en
un segundo plano a la mujer, defendiendo a través de varias convicciones políticas, religiosas y
pedagógicas la subordinación de esta al hombre (Calderón, 2005).

5.3. LA TRANSMISIÓN DE LAS IDEAS ILUSTRADAS: LA ENCICLOPEDIA

La Enciclopedia fue el vehículo de difusión más eficaz del pensamiento ilustrado, aunque no el único;
otros medios fueron las universidades, las academias, las sociedades económicas de amigos del país y la
prensa. La Enciclopedia –o Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios– fue obra de Denis
Diderot (1713-1784) y Jean le Rond d'Alambert (1717-1783), que recibieron oficialmente el encargo, si
bien fueron muchos los colaboradores que contribuyeron a su creación, como Forney y Rousseau, todos
ellos con el objetivo de recopilar la totalidad del conocimiento humano y volcarlo en una sola obra escrita.
El primer tomo apareció en 1751 y, tras muchas vicisitudes, la publicación fue terminada en 1772. En la
obra no faltan errores, incluso en relación con la cultura de su tiempo, pero, con todo, supuso una de las
más radicales revoluciones en la historia de la cultura.

CONCLUSIÓN

La evolución del pensamiento político de los siglos XVI, XVII y XVIII está íntimamente ligada a los distintos
tipos de gobierno dominantes durante esos siglos: la monarquía autoritaria, el absolutismo y el
despotismo ilustrado. La monarquía autoritaria fue defendida inicialmente por Maquiavelo y, con el
crecimiento del Estado moderno, tuvo lugar la aparición del absolutismo monárquico, cuya práctica de
gobierno tuvo tanto defensores (Hobbes, Bossuet) como detractores (Locke, Spinoza). La Ilustración fue
tan trascendental que su sola mención hace identificar claramente toda una época, con independencia
de los acontecimientos políticos ocurridos. Este hecho, inusual cuando se trata de periodizaciones
históricas, define de manera excelente el lugar que el pensamiento ilustrado ocupó en la vida de los
europeos durante la decimoctava centuria. En este contexto es una de las más importantes y apasionantes
revoluciones en el mundo de las ideas de toda la historia de la humanidad, de la que se alimentó la
ideología sobre la que el mundo contemporáneo construyó sus cimientos.

USO DIDÁCTICO DEL TEMA


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Tema35. El pensamiento político moderno: del Humanismo a la Ilustración.

De acuerdo con el Real Decreto 1105/2014, que establece el currículo en la Educación Secundaria
Obligatoria y en el Bachillerato, y con el Decreto/Orden “…” que establece el currículo en la comunidad
autónoma de “…”1, de Historia del Mundo Contemporáneo en 1º de Bachillerato y de Historia de España en 2º de
Bachillerato. En la ESO, el tercer bloque del primer ciclo dedica contenidos específicos al desarrollo del Humanismo
y su alcance, así como a la implantación en Europa del absolutismo monárquico. La materia de Historia del Mundo
Contemporáneo aborda en su primer bloque el pensamiento de la Ilustración y sus consecuencias en el ámbito
político de la Europa del momento. En este contexto se inserta el reformismo borbónico y la Ilustración hispana,
contenidos específicos de la Historia de España de 2º de Bachillerato (bloque 4).

En la enseñanza del tema las propuestas didácticas son muy diversas, abarcan desde el comentario
procedimental de textos filosóficos e imágenes históricas, hasta la aplicación de metodologías más
innovadoras y motivadoras, como puede ser el uso de cómics, el aprendizaje basado en proyectos o el
manejo de las TIC y sus infinitas posibilidades. De especial interés pueden resultar aquellas actividades de
carácter competencial que permitan al alumnado abordar los contenidos de una forma más tangible y
cercana, como, por ejemplo, mediante la teatralización histórica. Se podría llevar a cabo una actividad
interdisciplinar con los departamentos de Lengua Castellana e Inglés, para realizar una pequeña obra
teatral bilingüe, en la que el alumnado represente el papel de los personajes más destacados del Antiguo
Régimen y la Ilustración (Luis XIV, Rousseau, Montesquieu, Carlos III, representantes del pueblo…), los
cuales irían exponiendo su manera de pensar dentro de su contexto histórico. En un primer momento, se
dividiría al alumnado en grupos por principales ideas políticas, y dentro de estos se crearían los personajes
o agentes sociales como protagonistas. Los guiones serían creados por cada grupo, hecho que lleva a
profundizar en las ideas de cada personaje o agente social. Posteriormente, se traduciría al inglés con la
supervisión del profesorado de esta materia.

Con este tipo de actividades se trabaja la competencia lingüística al redactar los guiones y ensayar la
obra. También la competencia de aprender a aprender al estructurar los diálogos y adecuar las ideas de
cada uno de los personajes, siempre con el apoyo del profesorado. Se fomenta la sociabilidad y se enseña
a trabajar en equipo, no sólo dentro del grupo de sus personajes, sino también como clase en el desarrollo
y puesta en escena de la obra. La competencia social y cívica se trabaja a través de las ideas, como la de
igualdad, que defiende cada grupo social. También ayudará al alumnado a desarrollar su actitud crítica,
tanto al abordar y presentar las diferentes ideas de estos siglos, como a desarrollar su crítica de la obra
teatral.

Durante la enseñanza del tema en el aula, es necesario atender a la diversidad. La equidad debe de estar
presente en todo el proceso de la enseñanza aprendizaje con un enfoque inclusivo. Por ello, se ayudará
al alumnado a alcanzar los objetivos y competencias, con una atención individualizada en el proceso de
enseñanza, promoviendo la igualdad de oportunidades en el marco de la inclusividad. La enseñanza
interdisciplinar se establecerá con las materias de Inglés, Lengua y Filosofía.

El tema ofrece la posibilidad de trabajar elementos transversales como la educación por la paz, la
defensa del diálogo como medio para resolver las diferencias, el respeto hacia quienes piensan diferente
a nosotros, el pensamiento crítico, los derechos humanos y la igualdad de género. Estos elementos se

1
Consultar documento Relación tema – curso – comunidad autónoma para indicar el currículo correcto de la comunidad
autónoma por la que oposita la persona aspirante.

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Tema35. El pensamiento político moderno: del Humanismo a la Ilustración.

implementarán en toda la acción educativa, particularmente al hilo de la explicación de los contenidos


durante la realización de actividades competenciales.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

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