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La memoria es un factor fundamental en el aprendizaje en general.

Ella realiza las funciones


psicológicas más complejas y difíciles, nos suministra recuerdos para la formación de
nuevas ideas y soluciones. Es una parte crucial, sin ella las experiencias se perderían y las
personas no podrían beneficiarse de la experiencia pasada.

Es muy difícil tratar de definir el aprendizaje y la memoria de manera independiente uno de


otro, ya que ambos representan dos lados de la misma moneda:

A) el aprendizaje depende de la memoria para su permanencia; y de manera


inversa,
B) la memoria no tendría «contenido» si no tuviera lugar el aprendizaje.

Básicamente, la memoria comprende…

• El registro o codificación de la información


• El almacenamiento de esta información y la evocación de la información.

Para la recuperación y evocación de la información guardada en la memoria, contamos con


mecanismos visuales, auditivos y emocionales, entre otros. Al repetirse este proceso, se
refuerza la información hasta el momento de volverla permanente.

Las personas poseen tres tipos de memoria en función del tiempo de


fijación de la información, que son:

3.1 La memoria inmediata o sensorial: primera etapa del sistema de memoria donde
se ha fijado la información seleccionada para la retención de los procesos de registro.
Ella se compone de una capacidad limitada de almacenamiento (unos cuantos
segundos), de donde la información será transferida a un almacén más permanente.
En ausencia de repetición voluntaria, la información se pierde.

3.2 La memoria a corto plazo. Acerca de esta memoria, los autores consultados señalan
que «consiste en ver algo, pero reforzando eso que ves por lo que oyes; es decir, se
combina la audición con la visión». Así, ese recuerdo dura más que el de la memoria
inmediata, pero, siempre y cuando no sea interrumpido u obstaculizado por algo que
se diga y tenga parecido; por ejemplo, cuando usted llama por teléfono, usted ve el

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