Está en la página 1de 5

Una, de tantas noches con mi apá

(Sorpresivo y reflexionando para sí mismo) -¡A papo!


¡Recordar es volver a vivir! ¿Quién en esta vida no
recuerda cosas… cosas buenas, cosas malas, cosas,
que te dejan marcado para siempre, ya sea para bien o
para mal.

(Dirigiéndose al público) Soy María, les contaré una


parte de la historia de mi niñez. Pongan oído pue…
fueron momentos con muchos sentimientos
encontrados; en veces tristes, enveces felices y de
todo un poco, quiero contarles dos de las tantas
pasadas que vivimos por las borrachera de mi apá,
(pensativo).

De él casi no tengo buenos recuerdos, las memorias


que guardo de mi apá son de la patada porque
sufrimos harto , y todo por el egoísmo y el machismo
de él. ¡Ah que don ese! Vean nomas, una de tantas
noches que llegó borracho, ya era tarde por cierto, por
eso todos dormíamos , nos acostamos bien tempranito,
yo había bebido tanta agua que no aguante las ganas y
me fui a mear al baño , pues cuando ya venía de
regreso escucho los gritos de mi amá,

-(grita fuerte) ¡Ayuda, que alguien me ayudeee!


jAyúdenme por favor, este viejo me va a matar!

-(Enojado) Mi apá golpeaba a mi jefa tan fuerte, lo


hacía con una linterna de mano, de esas que salían
antes, que eran como de hierro, que yo dije -¡Hoy sí la
va a matar este señor, hoy sí le va a partir la cabeza en
dos pedazos! ¡Santísimo!

-(Dramatiza lo que habla) Pues a mí no me quedó más


remedio que salir corriendo como alma que lleva el
diablo, despupusado porque este señor se había vuelto
loco del pijín que andaba, de lo asorado que iba me
llevé las piedras y todo Io que se me ponía por
enfrente, fui a despertar a mis hermanos que dormían
a todo mecate, tuve que gritarles a estos cipotes para
que ayudaran a mi amá… por suerte la cosa no pasó a
más, ni quiera Dios (se persigna) ni les estuviera
contando la historia de como acabo mi amá.

Hay les va otra pasada, un día mi apá se le ocurre


sacarnos de la casona, sí , es que así le llamabamos a
la casa donde nos crecimos la última parte de la familia,
porque somos un relajo de gente que ya les cuento,
pues en ese pueblo no había luz , por eso la gente se
acostaba tempranito, peor que las gallinas, y las
parejas solo en hacer cipotíos pensaban, imagínense
ustedes.

Recuerdo todo como si hubiera sido ayer, después de


vivir en la casona nos fuimos a vivir a la casa de mi
hermano grande, ese día mi apá volvió a
emboracharse, pero igual nos juimos a dormir, siempre
con la zozobra de lo que haría mi apá, siempre hacía
sus relajos, ya lo conocíamos.

Como tipo 11:30 de la noche escuchamos que golpean


tan fuerte la puerta que nos despertamos de un solo
salto, era mi apá que quería entrar a pegarle otra vez a
mi amá (exclama muy triste y decepcionado), pero
entre todos los que estabamos agarramos la puerta con
toda la fuerza que pudimos, y eso que eramos unos
ichoquitos chorriados, bien chiquitos todavía, pero
teníamos buena cabeza; pusimos detrás de la puerta
una mesa y una tranca para que mi apá no pudiera
abrir, hubo un ratito que se calmó el señor y nosotros
emocionados creímos que ya se había largado, sin
embargo no tardó mucho tiempo para que regresara,
(dramatiza lo que dirá) entonces lo vemos venir más
encachimbado que nunca, yo me azoré, venía con una
gran hacha afilada y en el momento dio un hachazo a la
puerta, nos asustamos tanto, escuchamos como le hizo
la madera de la puerta, entonces se partió en dos, mis
hermanos y yo al ver el hacha atravesando la puerta
nos dio tanto susto, que salimos de juida, tirándonos
por la ventana, y para más desgracia no había luz, todo
era una oscurana perra, de remate juimos a pegar en
las nalgas de un caballo que estaba rumiando en medio
del camino, pero iGracias a la Virgen santísima!
logramos escapar juntos; mi amá, mis hermanos y yo.

Para terminar, esa noche se nos espantó el sueño


porque estabamos hechos un manojo de nervios,
amanecimos como sardinas, todos amontonados en
otra casa de por allí cerca, cuando salió el sol nos
cambio la cara, porque teníamos hambre ya, jajajaja,
empezamos a chistear de la pasada, allí entendí que
reirnos de nuestras desgracias nos hace más fuerte y
felices en esta vida.
Así que ya saben, rianse de de lo malo que les pasé ,
vuélvanlo una pasada y así la vida será más bonita y
menos dolorosa.

Autora: Nohemí Calderón

También podría gustarte