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DEMOCRACIA DELIBERATIVA

Su Alto Impacto político en los procesos


democráticos -la estructura del Estado-
Si la democracia es debatible, la deliberación no sólo es democrática
sino constitucional. Democrática porque se anida en el núcleo esencial
de un Estado Social de Derecho, en tanto deviene como derecho de
rango constitucional. Es constitucional porque de manera implícita o
explícita hace arte del acervo teórico que debe sustentarla, aunque no
implementarla.

El temor social que subyace en la evolución de sociedades sometidas y


ancladas a formas modernas de esclavismo pragmático legal y
“legítimo”, es el detonante socio-cultural que estremece las sociedades
bajo el sino de la violencia represada.

Mientras las democracias y los que fungen como “demócratas”, se


empecinan obstinadamente a la vana realidad de una democracia
representativa no funcionante, con argumentos recalcitrantes, no
advierten el daño profundo que le ocasionan bajo una premisa oculta de
permisión de medidas draconianas, que dibujan unas sociedades
sometidas al capricho globalista de unos cuantos individuos que creen,
que pueden dominar el mundo a su antojo usando pseudorealidades
presionadas por cambios naturales.

La democracia deliberativa, conocida de antaño en tiempos peri


coloniales, fue una fuente de cambios, revoluciones y fortalecimientos
de las instituciones y de las democracias; pero fue superada por los
intereses de la democracia representativa expresados en la
manipulación del poder para beneficio propio. Ésta, ha sido la
generadora de la rampante corrupción que corroe los estados y la
democracia.

La democracia deliberativa, que desde entonces ha hecho presencia


mediante cabildos abiertos -entre otros mecanismos-, es la tabla de
salvación de las democracias si se encauzan -de forma políticamente
incorrecta- en marcos legales no restrictivos sino moduladores para que
su unanimidad consensual, sumada al disenso consensuado, sean objeto
de consideración política por parte de los actores de la democracia
representativa, para que en conjunto con el poder ejecutivo y judicial
canalizen las frustraciones sociales y las transformen en actos y hechos
tangibles que solucionen el conjunto de tantas inquietudes que, en el
tiempo, han sido motivo del alejamiento de la participación ciudadana
(ejercicio de la democracia participativa) dado que los únicos
favorecidos son los que ejercen la democracia representativa tras la
sentencia participativa de la ciudadanía.

La democracia participativa que deviene deliberativa, debe tener la


oportunidad de expresarse en toda su diversidad, fundamentados en el
aval constitucional para tal ejercicio. Así exista la figura de los cabildos
abiertos, ellos deben ser reglamentados y encauzar sus decisiones a
través de sus representantes elegidos por la participación ciudadana.
Los cabildos y otras formas de deliberación ciudadana, no están
permitidos para vacar o solicitar renuncias de quien dirija el poder
ejecutivo o legislativo o judicial; en cambio, pueden proponer reformas
a las instituciones que faciliten su funcionamiento y el carácter empático
con la ciudadanía; pueden proponer cambios al funcionamiento del
estado mediante el fortalecimiento estructural de los pilares del estado;
deben ser oídos por los representantes y los demás órganos del poder
del estado; deben poder ser convocados para ampliar la discusión de
sus propuestas y, algo muy importante, la viabilidad de esas propuestas
en cuanto a su implementación desde lo presupuestal, lo económico, lo
sostenible en el tiempo, la conveniencia social y beneficios a largo plazo.

La puesta en práctica del disenso consensuado es el núcleo esencial de


la solución de los conflictos sociales siempre y cuando haya voluntad
política de los que detentan la democracia representativa. Si n hay
voluntad política despojada de los intereses egoístas politiqueros, no
podrá fortalecerse la democracia deliberativa como tampoco se ha
fortalecido la participación ciudadana.

Hay una realidad no soslayable en nuestros días que toca los cimientos
de una democracia que parece resquebrajarse. Se trata del
fortalecimiento de la representación democrática, que utiliza su
presencia en el espacio democrático, para desarrollar el ejercicio de un
poder avalado constitucionalmente en contra de las reacciones
soberanas de la ciudadanía.

Aprovechando el lastre que cargan nuestras democracias


latinoamericanas desde su origen fundacional, dado que heredan una
relación servil del ciudadano en beneficio de fuerzas que desde entonces
han manipulado subrepticiamente su estatus de poder, oponiéndose
categóricamente a la irrupción de nuevas ciudadanías no sujetas
exclusivamente al ejercicio del sufragio, sino participativas y
deliberativas con capacidad de interactuar e injerirse en la discusión de
políticas públicas y en todo tipo de acciones legislativas que involucren
intereses colectivos de la sociedad.

Supervivencia del modelo democrático

La democracia, para pervivir como modelo viable, debe quitar las


escorias ocultas en los grandes movimientos -consentidos por los
gobiernos- de uso y aprovechamiento de las administraciones para el
beneficio de los protagonistas políticos que, manipulando la ley,
obtienen beneficios gigantescos mediante el establecimiento de una
cultura de la ilegalidad y de la corruptela avalada y celebrada por buena
parte de la sociedad.

Se requiere que los ciudadanos se apropien de las herramientas


constitucionales heredadas del nuevo constitucionalismo
latinoamericano, para emprender una cruzada de participación
constitucional de las ciudadanías libres en todo el territorio, coordinadas
por los representantes para que se comprometan a proponer, discutir y
luchar la aprobación de los proyectos que consulten los verdaderos
intereses colectivos, surgidos del debate deliberativo en espacios
públicos.

Definitivamente, se hace indispensable comenzar a contraponer la


cultura del pensamiento crítico, de las decisiones de elecciones
racionales bajo la óptica de convicciones y no de preferencias y, el
respeto de la jurisprudencia constitucional anclada en el rule of law,
para llegar a una democracia que reestructure el diálogo entre la
representación y los ciudadanos. Teniendo en cuenta estos tres
elementos que a continuación intentaremos detallar a la luz del litigio de
alto impacto, se presentará una opción jurídica con aval constitucional
por las características de que un derecho constitucional debe tener
aplicabilidad directa y directa justiciabilidad.

a. Pensamiento crítico:

Asistimos a un estado de dispersión y divagación mental por causa de la


avalancha informativa que crea caos cognitivo, dificultando enfocarse en
lo fundamental. Si comenzamos por autointerrogarnos sobre las
aseveraciones y argumentos que hacemos al abordar un tema,
estaremos renovando nuestros razonamientos y transitando el camino
de las decisiones racionales. No se trata sólo de tener conciencia de lo
que pensamos, sino que es indispensable conocer cómo pensamos y,
esto indefectiblemente, nos lleva al mejoramiento notable del proceso
de toma de decisiones. Se puede actuar bajo el principio de la
coherencia con la mentalidad y estructura del juez ideal para convertirse
en un individuo imparcial, sin prejuicios y de criterio abierto: es la
necesidad social y democrática de apropiarse de las opiniones de los
interlocutores y reciclar los supuestos propios, conociendo que ambas
son juicios de preferencias avaladas por argumentos que con la
consideración del mundo complejo que enfrentamos, la incertidumbre en
todas las actividades y una transformación veloz sin rumbo aparente,
conducen a una mutación paradigmática de cómo es que pensamos.

El acto de pensar es el resultado de evaluar la información captada por


los órganos de los sentidos y procesada por los centros especializados
del cerebro; a este proceso se le añade la conciencia y, para ello
debemos:

- Preguntarnos sobre las declaraciones que se hacen y los


argumentos utilizados;
- Buscar fuentes con información veraz y datos no sesgados;
- Deducir y concluir de manera consistente

Es interesante que las diversas formas de pensamiento mantienen


interrelación y se realizan permutas frecuentes entre ellos: Nos
referimos al pensamiento creativo, analítico, sistémico, holístico y el
razonamiento moral.

b. Decisiones racionales:

Para llegar a un estándar alto en las decisiones que toman los


ciudadanos, debe trascenderse de las preferencias a las convicciones
mediante los argumentos. Se debe establecer un esquema interno y
externo de búsqueda y descubrimiento de la verdad para que el hallazgo
soporte la confrontación con la realidad estudiada. En espacios
deliberativos públicos, superada la presión política de la representación
democrática, se alcanzan consensos por mayorías, pero deben incluirse
los disensos consensuados como una nueva forma de homologar el
consenso logrado y dar legitimación y validez fáctica a los acuerdos de
voluntades logrados en el marco de la deliberación participativa.

c. Respeto jurisprudencial:

Todo fallo jurisprudencial invoca argumentos que desvelan la verdad


formal y material del momentum judicial específico de un caso
determinado. Esa verdad debe ser acogida por las partes y, de manera
subsiguiente, con efecto potencial erga omnes en casos análogos (como
concepto de igualdad que tiene muchas coincidencias o exactitudes
fácticas). Ante una decisión de un órgano de cierre judicial, esa verdad
es absoluta y debe ser acatada; es única, y debe ser referenciada; es
una sola hasta que un juez decide apartarse del precedente y crea
derecho; crea “otra” verdad fundamentada y ajustada a derecho. Todas
las decisiones de la Corte de cierre y de los tribunales jerárquicos
inferiores, así como la de todas los jueces deben ser falladas en
derecho; normas de derecho interpretadas (según el derecho explicito)
o normas de derecho interpretadas según el derecho implícito en la
realidad de las subreglas.

Aplicabilidad directa de la democracia deliberativa

En este marco contextual, donde la Constitución es el núcleo de toda


carga de la casuística judicial, ella ha determinado por voluntad del
constituyente primario, el reconocimiento de la democracia
representativa y de la democracia deliberativa – participativa como un
derecho fundamental. Verse la democracia abocada al reconocimiento
de la garantía constitucional del derecho a participar y deliberar, junto
con su promoción, su desarrollo y su directa aplicabilidad, significa una
transformación profunda de la democracia. Los Cabildos abiertos y otras
formas de expresión deliberativa (normadas constitucionalmente),
pueden ser ubicadas en un plano intermedio en el espectro democrático
equidistantes entre la representación y la participación deliberativa. Se
constituyen, por su origen popular, participativo y deliberativo legítimo,
en el área de enlace democrática para que las expresiones válidas de la
ciudadanía sean canalizadas desde los espacios públicos deliberativos,
hasta llevarlas como decisiones de acuerdo de voluntades en los niveles
más inferiores de la población, hasta los gestores y actores de la
democracia representativa que se encargan de visibilizar las iniciativas
de las políticas públicas en todos los niveles del Estado. Es importante
anotar que las sentencias de la corte, no sólo deben poseer carácter
enunciativo y que, con fundamento en el derecho de la participación
ciudadana, -con todo lo que ello engloba-, no debe admitir restricciones.

Sin embargo, es menester que se fortalezca la democracia con debates


en espacios públicos en los que la participación deliberativa reglada,
concluya en un acuerdo de voluntades materializados por la vía
representativa para hacer realidad el desarrollo de derechos y la
ejecución de políticas públicas que consulten el interés colectivo de las
comunidades. Este acuerdo de voluntades es el resultado de un
consenso mayoritario junto con un disenso consensuado; del disenso
consensuado en un espacio diferente al del consenso, se toma la figura
del concepto de igualdad con elementos de exactitud de la decisión
mayoritaria no definitiva, incluyendo en la decisión final los puntos que
deben ser incluidos, logrando un verdadero ejercicio democrático que
puede constituirse en ejemplo para el legislativo donde se busca
siempre imponer la voluntad de uno sobre otros sin considerar que hay
juicios de valor y verdad en la propuesta no mayoritaria.
Conclusiones

-La participación deliberativa es la fuente que contiene recursos que


dinamizan la democracia, reestructurándola

-El entorno deliberativo incluye el ejercicio de la libertad, la igualdad


integral, autonomía para lograr decisiones racionales

-El disenso consensuado es un elemento indispensable para el


mejoramiento de la toma de decisiones

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