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¿A dónde va el alma después de la muerte?

¿Qué sucede después de la muerte?, ¿a donde va el alma una vez la persona muere? Existe mucha
incertidumbre y dudas respecto a este tema; sin embargo por medio de la Palabra intentaremos
dar respuesta a las incógnitas.

¿A dónde va el alma después de la muerte?

La Biblia nos enseña que un día los cuerpos de aquellos que murieron en Cristo han de resucitar y
ellos juntamente con nosotros serán arrebatados en las alturas para habitar siempre con el Señor
(1 Tesalonicenses 4:17).

«Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó», 1 Corintios 15:13. Esto hace
referencia a que los cuerpos de los muertos han de resucitar algún día, en representación de la
muerte y resurrección de Cristo.

Pero sin embargo, nos preguntamos qué sucede con el alma al morir, será que se duerme
juntamente con el cuerpo y nada sabe hasta el día de la resurrección o  será que el alma es
inmortal y que una vez la persona muere va directo a la eternidad.

Muchas personas apoyan la teoría de que el alma duerme; este pensamiento se basa en la
declaración del libro de 1 Tesalonicenses 4:13, donde dice: «Tampoco queremos, hermanos, que
ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen
esperanza».

En Hechos 7:60, cuando Esteban murió apedreado también dice: «Y puesto de rodillas, clamó a


gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió».

Sin embargo, cuando la Biblia habla de la muerte como un «dormir», se está refiriendo al cuerpo y
no al alma; recordemos que la Biblia enseña que somos tripartitos, cuerpo, alma y espíritu.
Nuestro cuerpo muere y se hace polvo, pero nuestra alma es inmortal, ella trasciende a la muerte
del cuerpo.

¿Qué sucede con nuestro cuerpo, alma y espíritu una vez morimos?

Recordemos que cuando el Señor hizo Adán, lo formo del polvo de la tierra e hizo del barro un
cuerpo físico, que es la carne. Cuando la persona muere, su cuerpo vuelve al polvo, porque hemos
sido formados de la tierra, por tanto el cuerpo que ha sido sepultado se convierte en cenizas.

El espíritu es el aliento de Dios, es lo que nos mantiene con vida; luego que el Señor hizo al
hombre dice la Biblia que sopló aliento de vida sobre sobre él, por lo tanto, este aliento regresa a
Dios porque es proveniente de Él.

El alma representa el «ser», la personalidad, los pensamientos, sentimientos y emociones que


componen a una persona. El alma es inmortal; cuando la persona muere, el alma pasa a la
eternidad.

La parábola del rico y Lázaro nos demuestra que ambos hombres murieron y fueron sepultados,
pero sus almas no murieron y fueron a la eternidad. Mientras que Lázaro estaba en una parte del
Seol llamado el paraíso, el rico estaba en un lugar de tormentos llamado el Hades.
Pablo en una de sus cartas, escribió: «Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo
deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor», Filipenses 1:23. El apóstol sabía
que una vez partiera de esta tierra, su alma se uniría de inmediato con el Señor, estaría en el
paraíso con Él.

El apóstol Pedro también declaró: «Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el
despertaros con amonestación; sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro
Señor Jesucristo me ha declarado», 2 Pedro 1:13-14.

Nuestra alma no está en reposo, ni descanso como muchos creen, la verdad es que nuestra alma
sigue estando presente en el plano espiritual y va al lugar que le corresponda según haya sido el
proceder de la persona, si para bien, al paraíso o si para perdición al Hades.

«Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de
Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos», 2 Corintios 5:1.

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