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Los senderos de la historiografía regional

Luis Gerardo Morales Moreno

La historia de Morelos: Historiografía, territorio y región, comprende un conjunto de


ensayos que estudian la historia regional, local y la microhistoria, abordándolo a través de
un análisis histórico, geográfico y antropológico. El objetivo del autor es entender la región
como la composición de lugar necesario para la recolección de datos y pruebas empíricas
del espacio. De este modo, el enfoque que el autor le da a su estudio es la observación a
escala regional.

El autor expone que “La región ha dejado de ser una esencia naturalista convirtiéndose en
un dispositivo de comprensión histórica” (Morales. P.10) De esa forma, Eric Van Young,
escribe un capítulo que aborda los diálogos sobres las regiones de la Historia; para Van
Young, el concepto de región se explica en dos elementos: el primero el elemento de
regionalidad que está constituida por características geográficas y humanas que diferencian
los espacios en regiones, el segundo, el regionalismo que se enmarca en los lazos políticos
que se dan en los espacios diferenciados. Es así, como van Young plantea que la unidad de
análisis de la región depende de las preguntas formuladas por el historiador ya que las
regiones pueden ser observadas de distintas maneras. Es así como el uso del concepto de
región varía según la construcción del observador ya del medio ambiente, económico,
político o cultural, varía según la pregunta formulada. Marc Bloch afirma que las
observaciones a escala de la región se entienden como una práctica empírica descriptiva
que también es observable.

Por su parte, Ignacio Sosa, expone un análisis sociológico sobre la región, este enfoque que
aborda el autor es desde una perspectiva cultural, estudiando los procesos migratorios que
diferentes grupos humanos sufren procesos de transculturación. Desde su análisis, explica
el concepto de región no como una entidad autónoma ya que requiere del marco nacional
para obtener sentido. Para Sosa, la noción de región está enmarcada en dos escalas, una
analiza la región como un estado moderno y otra, estudia la región en un marco global. En
estas dos escalas el análisis de la región se centra en las fuerzas de desarrollo económico,
reforzando un nuevo discurso las regiones como áreas de influencia y las regiones de atraso
económico.

El capítulo 3 del libro aborda una reflexión sobre la microhistoria, Juan Pedro Viqueira,
hace una revisión histórica sobre la genealogía gonzaliana sobre el uso del término
microhistoria. “La microhistoria gonzaliana procura no confundir la escala con el objeto de
estudio, sino más bien comprenderla como un procedimiento analítico aplicable en
cualquier espacio, independientemente del objeto analizado.” (Morales. P.12) Para
Viqueira, el arte de historiar puede transmitirse y aprenderse, pero el arte de microhistoriar
no admite imitadores. La microhistoria gonzaliana crea un estilo propio y convierte el
regionalismo en un sustrato clave de todo relato local.

En esta primera sesión del libro, la mayoría de los autores comparte una postura en común
y es el papel que desempeña la observación a escala, las reflexiones de la historia, la
geografía y la antropología realizan observaciones sobre el pasado sin llegar
necesariamente a los mismos resultados. De esa forma, entendemos que la observación del
lugar varía en cada historiador, antropólogo o geógrafo. En los capítulos siguientes autores
como Carlos Assad y Manuel Miño, estudian las diferencias de los estudios de la
microhistoria al abordar lo regional, lo local y lo estatal. Un ejemplo de ello, lo expone
Carlos Assad, explicando en su ensayo “la historia llegó para quedarse” que la revolución
mexicana 1910-1917 es un punto de partida para estudiar las regionalidades y los
regionalismos que operar desde un punto de vista político y generalmente en el campo de la
confrontación. “Martínez Assad refrenda el sentido territorial del concepto de región en
México sin desechar las aportaciones de la microhistoria”. (Morales. P.14) Assad considera
que conforme se vaya profesionalizando la historiografía mexicana, se mostró que la
historia regional existía en sí misma y aportaba riqueza al conocimiento de la historia
nacional. Para hacer historia de la nación se debe abordar la historia regional, local y la
microhistoria; al enfatizar en el conflicto social y político, Assad considera que las historias
de los estados son parte neurálgica de las regiones. “Al igual que Van Young, Martinez
Assad concluye que a través de la investigación se construye ese espacio que llamamos
región pero que llega a definirse como tal “sólo y nada más al término de la investigación”.
(Morales. P.14)
Por su parte, Manuel Miño en su ensayo “reflexiones sobre la historia regional” desconoce
la historia regional como una disciplina, sin embargo, reconoce el estatuto concepto de “lo
regional” como parte de una discusión teórica e historiográfica. Miño propone abandonar el
naturalismo geográfico a la hora de estudiar la región sino más bien adentrarse a la
explicación interpretativa de la creación de regiones como un acto arbitrario tanto del
geógrafo como del historiador. “Miño localiza una conexión importante entre los enfoques
regionales de la historia como particularidades de la historia misma” (Morales. P.15) es así
como considera que la historia regional no puede ser una disciplina porque su problemática
forma parte de la operación historiográfica que involucra, al mismo tiempo, el lugar de
producción del historiador con el espacio de su producción. Es decir, la historia implica la
realización de una serie de procedimientos que producen observaciones a escala, por ende,
el historiador hace historia regional según su observación del espacio y su influencia
económica, política, cultural, etc… Así pues, las “regiones” pertenecen al campo de la
explicación histórica y no a la inversa. El autor cita a Marc Bloch exponiendo que “la
pregunta del historiador configura lo que se ha considerado como ‘la elección del
historiador” (Morales. P.16) en conclusión, para Miño, “lo regional” es una elección
metodológica del historiador muy lejos del naturalismo esencialista geográfico, porque la
historia regional solo es parte del campo de observación del historiador.

A modo de conclusión, la región o lo regional no es una entidad autónoma porque requiere


de un referente general para obtener sentido, sin embargo también existe por sí misma. La
perspectiva regional queda entendida ya no solo como un ángulo y una mediación, sino
también como una instrumentación de determinadas hipótesis y ciertos modelos de análisis
de la información, entonces si la historia regional opera con un tipo de representación,
entonces queda la pregunta ¿es solo un género narrativo más entre muchos otros de la
historiografía?

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