Está en la página 1de 140

!

Esta recompilación de artigos, anécdotas e mostras de cariño non quere ser


unha simple homenaxe á directora, profesora e amiga que os inspira,
pretende ser unha forma de recordarlle de xeito explícito e físico: Vale, é
posible que te retires da docencia, pero nós estamos aquí, e imos seguir
necesitando o teu consello, apoio e amizade.

Grazas por todo Raquel

Comité organizador: Pepa Rei Castiñeiras, Aurelia Balseiro García, María José
Bóveda Fernández, Belén Sáenz-Chas Díaz e Raquel Martínez Casal

Comité festivo: Amelia Verdejo, Ana González, Anabel Bello Platas, André Pena
Graña, Antonio Roma Valdés, Cesar Llana, Concha Losada, David Fernández Abella,
Erik Carlsson, Fátima Celorio, Fernando Acuña, Fina Adán Porto, Gonzalo Meijide,
Iñaki Vilaseco Vázquez, José Mª Luzón Nogué, José Luís Patiño Acuña, Jose Mª Bello,
Josiño González Monje, Laureano F. Carballo, Lilian Horst, Mª Luisa Pérez Rodríguez,
Lis; Luis Cordeiro, Carmen García-Rodeja, Paz Blanco Sanmartín, Macamen García
Vidal, Manolo Caamaño, Manolo Reboredo, Margarita Acuña, Santi Ferrer e Marina,
Miguel Ramil, Nuria Reboredo Canosa, Ofelia Carneiro, Paris, Pedro Barja, Pilar
Prieto, Puri Soto, Purificación Rodríguez, José Luis Quiñoá López, Quino; Rosina
Acuña, Sara Rodríguez Souto, Tito Concheiro, Víctor Manuel Vázquez, Xandre Sinde,
Xosé Anxo Urtiaga, Xinzo e Xulio Carballo.

Comité de afectos: Alfonso Gómez, Álvaro Rodríguez Resino, Antonio Rodríguez


Colmenero, Beatriz Pereiras Magariños, Benito Saéz Taboada, Carlos Fernández
Rodríguez, Covadonga Carreño, David Varela, María Dolores Domínguez, Elías
Carrocera, Enrique González Fernández, Eva Castro Vigo, Goretti González,
Inmaculada Pérez López, J. Suarez Otero, Mariño; Javier González, Jose Carlos
Sánchez Pardo, José Manuel Costa García, José Ramón Chantada Acosta, Juan
Antonio Gómez Vázquez, Juanjo Blanco Ramos, Laura Campoy, Mª José Soto
Barreiro, Macamen Alonso, Pilar Barciela, Mafalda; Mara Guitiérrez, María Quiroga
Figueroa, Milagros Becerra, Paquita Chaves, Paz García Bellido, Silvia González
Soutelo, Soco Albor Gómez, Xiana Melón, Yanett Docampo, Víctor Cabrera, José
Antonio Reboredo, José, Iago e Xabier Martínez Casal, Couselo… e máis. Figuramos
todas as persoas que te queremos, pero ollo que son todas as que están, pero non
están todas as que son. MOITOS BICOS CHATIÑA!!!

19 de setembro de 2015

$!
!

Recuerdos de Santiago y reflexiones sobre el


significado de la estela de Troitosende

José María Luzón Nogué

Creo que es la única vez que voy a escribir un texto en primera


persona para hablar de mis recuerdos y añadir algunas reflexiones
sobre mi paso por la Universidad de Santiago. También añadiré, como
pretexto, un objeto arqueológico del que quiero decir lo que he venido
pensando durante muchos años.
Hace ya casi cuarenta años que llegué a Santiago para incorporarme a
la cátedra (entonces agregaduría) que había ocupado de 1968 a 1971
el profesor Alberto Balill.

Recuerdo muchas cosas de mis primeros momentos en aquel


venerable edificio de la Facultad de Geografía e Historia en la Plaza de
la Universidad. Había recibido pocos días antes de mi llegada una carta
manuscrita del decano de la Facultad, que era entonces el profesor de
Historia del Arte Ramón Otero Tuñez. Se ponía a mi disposición y me
enviaba un afectuoso "abrazo académico". Mi primera visita fue a su
despacho, donde me contó de manera desenfadada las circunstancias
en las cuales la Universidad logró tener una cátedra de Arqueología a
la que aspiraba hacía bastantes años. Había sido nombrado en 1966
Director General de Universidades, en el Ministerio de Educación en
Madrid, el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla
José Hernández Díaz. Otero Tuñez fue a verle y en la visita me contó
que el recién nombrado Director General le dijo abiertamente: "pídeme
algo"." Y yo le pedí -me contó en aquella entrevista- una cátedra de
Arqueología”. Así se hacían entonces las cosas.

El primer catedrático (agregado) que vino al recién creado puesto


docente fue Alberto Balill, que tenía una sólida formación y una larga
trayectoria de investigador. Había estado en Italia, había trabajado en
el Instituto de Arqueología Rodrigo Caro, había sido profesor adjunto

%!
!

en la Universidad de Madrid. Estaba en el momento óptimo de edad y


formación para sembrar la semilla que tantos frutos dio en la
Universidad compostelana. Su presencia significó la entrada de un
arqueólogo profesional del mundo clásico en los estudios galaicos.
Basta ver la bibliografía y comparar los estudios hechos hasta
entonces, con los temas que se abordan desde su llegada a Santiago,
para ver que hubo un antes y un después. Se interesó por la
constitución de un departamento y la formación de la biblioteca
especializada, que hasta entonces no había habido. Pero, sobre todo,
inició en el mundo de la arqueología clásica, que era del que procedía,
a una generación de alumnos a los que introdujo en los temas que él
entonces consideraba prioritarios para el mejor conocimiento de una
provincia como Gallaecia, en la que había muchas cosas por hacer.
Quiso reestudiar la epigrafía, que era uno de los temas de su
competencia en la plaza que había obtenido, y fijó también su atención
en las colecciones numismáticas. Estudió las fuentes y los
monumentos. Visitó yacimientos y lugares. Y fue así dibujando poco a
poco una visión de la arqueología hispanorromana del noroeste
peninsular que se plasmó en numerosas publicaciones pero, sobre
todo, en una serie de cuadernos que se editaron con el título genérico
de Studia Archaeológica. Era esta una serie a la que tuvo particular
afecto y, cuando se trasladó a la Universidad de Valladolid, fue el nexo
entre sus alumnos en Santiago con los que tendría durante muchos
más años en la universidad vallisoletana.

Yo sabía, cuando en 1976 ocupé la plaza que había inaugurado Alberto


Balil en los años precedentes, que me iba a encontrar con un trabajo
bien iniciado, con unos alumnos suyos que acababan de realizar sus
tesis y habían publicado ya sus primeros trabajos de investigación y
con unas líneas de investigación con las que yo me sentía identificado.
Por ello, hice mi primer viaje a Santiago pasando por Valladolid. Quería
hablar con él. Quería saber qué esperaba de mi en la continuación de
todo lo que yo sabía que había iniciado. Debo confesar que nos
conocíamos de encuentros esporádicos en Madrid, de publicaciones y
de amigos y compañeros comunes. Sin embargo, mi relación con Balil
no había sido hasta entonces muy estrecha. Me invitó a comer a su

&!
!

casa, me presentó a su familia y me habló largamente del mucho


afecto que le tenía a la Universidad de Santiago y de lo bien que se
había encontrado con compañeros y alumnos durante aquellos tres
años. Me habló uno por uno de todos sus alumnos, de lo que estaban
haciendo, de lo que estaban publicando, y de lo muy afectivamente
unido que se encontraba con todos ellos. No tengo que decir que el
primero, el más veterano, era Fernando Acuña. De él no era necesario
que me diera detalles porque a esas alturas era ya un arqueólogo
conocido, sobre todo, por sus estudios de escultura romana. Pero me
habló de otras personas que yo no conocía y una de ellas era Raquel
Casal. Por eso, cuando llegué a la Facultad pude desde los primeros
días ofrecerme a todos ellos en la medida que estuviese mi alcance.

Raquel Casal había empezado su tesis doctoral sobre el estudio de


una vía romana -creo que un tramo de la XVIII- que le planteaba
muchos problemas por la necesidad de hacer viajes y recorridos que
no le resultaban fáciles. Por ello, cuando tuve un poco más de
confianza, me atreví a proponerle un tema que rápidamente aceptó.
Había que hacer estudios de glíptica romana en España. Hasta aquel
momento solamente se habían publicado piezas sueltas aquí y allá, que
en absoluto llenaban el gran vacío que la bibliografía española tenía
con unos objetos en los que se podían analizar costumbres, aspectos
religiosos, talleres, y muchos otros elementos que en la bibliografía de
algunos países estaban siendo revisados desde hacía algunos años. El
conjunto que había que estudiar era el que se conservaba en el Museo
Arqueológico Nacional, del que yo apenas conocía ni el número de
piezas ni si acaso su conjunto daría para hacer una tesis doctoral. Pero
nos pusimos en contacto con el conservador del departamento de
arqueología romana, que era entonces Luis Caballero. Para nuestra
sorpresa nos dijo que, con motivo de las últimas reformas que había
habido en el museo, las piezas de glíptica no estaban localizadas.
Acordé, no obstante con Raquel Casal que buscarse todas aquellas
que aparecían mencionadas en alguna u otra publicación, con objeto
de facilitarle información que pudiese conducirle a la localización de
unas gemas que, sin duda, debía haber en el museo. No muchos días
después, sonó el teléfono y la gran noticia: Luis Caballero nos

'!
!

informaba que en el Museo Arqueológico Nacional guardaban una


colección de varios cientos de piezas de glíptica y que las teníamos a
nuestra disposición para iniciar el estudio monográfico que yo le había
propuesto. Ese fue el comienzo de una serie de viajes y estancias de
Raquel Casal a Madrid, para ir fotografiándolas una por una y, a
partir de ese material gráfico, acometer el estudio con el que culminó
su tesis doctoral sobre un tema que nada tenía que ver con las vías
romanas. ¡Y cuánto cambia la vida científica y profesional de una
persona cuando se elige un tema en el que se va a encontrar a gusto a
lo largo de los años venideros! Raquel ha sido, y sigue siendo la
especialista en glíptica antigua con que hemos contado en la
arqueología española. No es poco.

Por sus manos han pasado entalles de todo tipo, de piedras muy
diferentes y con temas en los que casi siempre el símbolo decorativo
tenía una lectura. Por ello voy a dedicarle unas reflexiones sobre un
tema que en el mundo mediterráneo y las culturas periféricas he
llegado al convencimiento de que constituye uno de los símbolos más
profundamente arraigados. Se trata de una simple aspa, que unas
veces vemos en los colgantes, otras en los sellos desde la época
prehelénica y que se difunde por todos los círculos culturales y
religiosos que podamos imaginar a lo largo del tiempo. Tendré que dar
saltos en mundos culturales y momentos históricos que necesitarían
más explicación y más ejemplos, pero lo planteo a modo de
conclusiones de un trabajo más extenso. Haré afirmaciones que tengo
contrastadas con fuentes y hallazgos diversos aunque puedan
necesitar más discurso por mi parte.

Yo he llegado al convencimiento de que hay un símbolo adoptado por


las religiones y culturas de la antigüedad hasta nuestros días en
múltiples formas, pero siempre con el mismo o parecido significado: el
que representa la inmortalidad. Y quiero traer mis reflexiones a
monumentos y objetos que conocemos en la arqueología gallega,
poniendo algunos ejemplos aparentemente muy lejanos, pero en los
que se explica el origen y significado de este distintivo.

Tendré algún día que explicar con mucho más detalle el camino por el
que he transcurrido para llegar hacer las afirmaciones que, sin mucho

(!
!

espacio para argumentarlas, voy a exponer en este breve comentario


que dedico a Raquel Casal, con el deseo de que ella me aporte algún
dato nuevo y desconocido para mí de su presencia en el mundo de la
glíptica que ella conoce.

El origen de todo está en el uso de una prenda que se colocaban los


dioses o los sacerdotes en forma de una banda que, pasando por
detrás del cuello, cruzaban en el pecho. Por las representaciones que
hay de ella, y por las descripciones que conocemos de fechas más
recientes, esta banda o estola debía estar rematada en sus extremos
con borlas de flecos. Así la vemos en algunas representaciones de
figurillas que se remontan a las culturas calcolíticas, tanto en el oriente
del Mediterráneo como en los ámbitos occidentales. Quiero poner como
ejemplo, por su proximidad geográfica, y por poder afirmar que las
raíces del uso de este elemento están ya en la Península Ibérica en
fecha muy remota, los ídolos placa antropomorfos de Garrovillas de
Alconetar, el de Alter do Chao, el de Espadanal en Estremoz, el de
Idanha a Nova y el de Valencia de Alcántara, todos ellos en Portugal.
En estos ídolos se ve nítidamente la estola que, a modo del
epitrachelion del los sacerdotes cristianos, pasa por detrás del cuello y
cae a los dos lados del cuerpo rematada en borlas con flecos. La
misma lectura podríamos hacer de alguna estela del tipo denominado
de Henán Pérez, en las que los extremos del epitrachelion han sido
interpretados erróneamente a mi juicio como las manos del personaje
representado de forma esquemática.

Epitrachelion rematado en borla de flecos en los idolos de Espadanal


(Estremoz) de Algarrovillas y estola en Idanha a Velha (Portugal)

)!
!

Precisamente porque se trata de una prenda relacionada con la


inmortalidad, esta banda cuando va cruzada cruzada pasa a decorar
estelas antropomórficas en el ámbito funerario, de igual modo que la
encontramos muy frecuentemente en las urnas cinerarias de diversas
culturas. No tengo más opción que escoger un ejemplo que sea lo
suficientemente claro, para no recurrir al largo discurso que me ha
llevado a entender de este modo el significado de las aspas en las
urnas durante varios siglos. Pondré como ejemplo los vasos de Hadra,
al este de Alejandría, que se conservan en el Metropolitan Museum de
Nueva York, donde la estola cruzada está pintada sobre las urnas y el
carácter funerario de las mismas no deja lugar a dudas por las
inscripciones que cubren el resto de la superficie de los vasos. ( B.F.
Cook, Inscribed Hadra Vases in the Metropolitan Museum of Art, 1966,
nº 9, lams III, XI)

Vasos funerarios de Hadra y detalle de la inscripción de Timasitheos


de Rodas, fallecido en mayo de 213 con motivo de una visita oficial a
Alejandría.

La enorme fuerza que tiene el aspa dibujada en urnas y estelas es


solamente comparable a la de la cruz en el cristianismo, que en parte
es la que posteriormente la sustituirá. El símbolo aspado se lleva
también como colgante al cuello grabado en un disco y se utiliza como
motivo en los anillos en el período geométrico. Del mismo modo es el
gesto funerario del mundo egipcio con los brazos cruzados delante del
pecho. E incluso vemos la propia banda pintada sobre los sarcófagos o
en el vendaje de las momias que se preparan para un viaje eterno.

*+!
!

Uno de los momentos en que está más extendido este concepto de la


inmortalidad, plasmado en la estola cruzada, es durante la dinastía
XXI, pero hay muchos otros ejemplos por todo el Mediterráneo. En
esta linea de interpretación está también la estola que denominan pyr,
cuyo significado es el mismo que en el resto de las culturas periféricas
(Collombert, “La bandelette-pyr au cou des deuillants = The pyr-strip
around the neck of people in mourning” Revue d'égyptologie (Paris)
2006 ; A. De Caluwe, Journal of Egyptian Archaeology ,1993

Vendaje de la inmortalidad en una momia egipcia (Museo Británico)

**!
!

Curiosamente el cristianismo recoge la estola como prenda esencial de


la consagración de sus sacerdotes: debe tener flecos en los extremos.
También durante mucho tiempo se impone que la prenda de tela debe
estar bordada en oro, que fue uno de los requisitos en el mundo
antiguo y en el próximo Oriente.

Y es precisamente una estela funeraria hallada en Galicia la que me


hizo dar vueltas al posible sentido que tenía la frecuente repetición de
ese símbolo en forma de aspa o de Cruz de San Andrés, que veía tan a
menudo repetido en el mundo funerario. Me refiero a la estela
funeraria de Troitosende, en la que se reproduce, de manera muy
esquemática, una forma antropomórfica que lleva, a la altura del
pecho, esta cruz aspada como único elemento que nos ayude a su
interpretación.

Estela de Troitosende y lápida funeraria de Primianus


(Museo de A Coruña)

La decoración de la estela de Troitosende la encontramos igualmente


en una de las estelas funerarias del Cabezo de San Pedro en Hinojosa
del Duero (Salamanca) (Hernández y Jimenez, El conjunto epigráfico
de Hinojosa del Duero, Salamanca, 103, nº 160), Mañanes, Hernández
y Jiménez, (1977), 164, nº 25); HEp, 7 (1997), 241, nº 630). Es decir,

*"!
!

se repite la frecuente utilización en el mundo funerario, donde la idea


de la inmortalidad está más presente en casi todas las culturas.

Estela de Hinojosa del Duero

Otro caso, sin duda de cronología más reciente,es la estela funeraria


de Mazarelas (Oza dos Ríos, A Coruña), de la que se han hecho
multitud de interpretaciones pero donde lo esencial, a mi juicio, es la
pervivencia de este símbolo de la inmortalidad que ocupa todo el
frontal de la estela, para dejar un reducido espacio a la inscripción
funeraria de Primiano (L. Monteagudo, “La religiosidad calaica: estela
funeraria romana de Mazarelas (Oza dos ríos, A Coruña) , cultos
astrales, priscilianismo y outeiros”. Anuario Brigantino, 19, (1996) 11-
118).

En el cristianismo el valor simbólico de la estola, asociada a la


inmortalidad y a la creencia en un mundo eterno al que se puede
acceder, está plenamente reconocida. El sacerdote cuando se coloca
esta prenda litúrgica y la cruza por delante del cuerpo, la besa y reza
una oración: "devuélveme, señor, la estola de la inmortalidad, que
perdí por el pecado de nuestros primeros padres; y, aunque me acerco
a tus sagrados misterios indignamente, haz que merezca, no obstante,
el gozo eterno”.

*#!
!

Orantes con estola de la inmortalidad: Cerdeña (s.VIII a.c),


Chipre (S.VIII A.C.) y sacerdote cristiano.

Y no quiero dejar de incluir en esta reflexión, en la que veo utilizar una


prenda milenaria con el mismo sentido y significado que siempre
tenido, sin incluir en este brevísimo discurso la adaptación del símbolo
con una explicación complementaria. Se trata del Crismón, en el que
se ha convertido en una chi (X) y una rho (P) lo que en estelas
funerarias precristianas había tenido un significado similar asociándolo
a la inmortalidad y la vida eterna.

Crismón de Quiroga (S.V. Museo Diocesano, Lugo) y medalla


con Crismón

*$!
!

Creo que la lectura de esta prenda sacerdotal, tan ampliamente


extendida, así como su aparición en toda clase qué objetos religiosos,
litúrgicos y funerarios, merece una sosegada reflexión. Hay anillos de
muchas épocas en los que la piedra o el chatón llevan como única
decoración esta cruz en forma de aspa. Algún día, Raquel, nos
sentaremos y me contarás lo que piensas y lo que has encontrado en
ese amplio mundo de las piedras talladas, abundante en símbolos y
significados, para que intente seguir procesando esta idea que me ha
acompañado durante tantos años. Estas líneas no son otra cosa que
recuerdos y comentarios como los que podríamos haber tenido
charlando un día cualquiera en la Facultad tomándonos un café. Al fin y
al cabo, no hacemos más que poner poco a poco, de la forma que
mejor sabemos, los ladrillos de un inmenso edificio. Decía José Ramón
Mélida, en un discurso leído ante la Real Academia de la Historia, algo
que yo suscribo plenamente: no aspiramos a otra cosa, quienes
hacemos este tipo de lecturas del pasado, que ser simples obreros de
la ciencia arqueológica.

*%!
!

*&!
!

Raquel, para ti o meu sabático

Pepa Rei Castiñeiras

Pensei. Que lle dedico a Raquel? Eu non son exactamente unha


discípula. Son como unha irmá pequena, que pola súa guía aprendín e
sentinme protexida no meu camiño académico pero tamén no vital.
Todo o que sei de arqueoloxía clásica é de vela traballar e do seu
pensar en alto. Tiven a sorte de poder mesturar no día a día a
perspectiva do clásico coa práctica da prehistoria coa que me toca
lidar.

Así e todo, cando baixo esta presunción, pretendo agora imitala e


dedicarlle un relato que fale de iconografías como ela sabe facer cando
traballa os entalles, as estelas ou calquera tipo de formato onde haxa
representacións, vexo que non é tan fácil como a min me aparentaba.
Eu quería escribir dos peixes, cabalos, paxaros e serpes que hai na
cultura castrexa, pero quedo varada nas nocións de arqueozooloxía,
que para o meu labor docente aprendo. Só sei facer o intento da súa
identificación taxonómica; que trazos anatómicos destacan, a que
espazo ecolóxico pertencen e, finalmente, enunciar a pregunta básica
que esta disciplina persegue: Cal é a relación que mantén a sociedade
castrexa con todos estes animais? O que nin por asomo consigo é
entrar na súa carga simbólica, descoñezo o mundo dos mitos para
prolongarme en propostas. Por que representan na diadema de Mones
unha ave de longas patas e peteiro en forma de espátula? É un
cullereiro común que habita nas augas mansas de lagoas e estuarios?
É obvio que non representa unha presa, xa que os restos óseos dos
cuncheiros rara vez rexistran aves. O seu contexto na escena parece
unha cerimonia ou un enxalzamento heroico É o animal o importante
ou axuda a ilustrar a paisaxe? Que fan parrulos na xerra Toralla de
Neixón Grande? E os peixes das vasillas Cíes? Aínda ten máis intriga
ver peixes nas lousas de Formigueiros.

*'!
!

Pensei, como alternativa poñer, ao día “as pezas singulares Recarea”


que ela bautizou na supervisión da miña tese. Canto alivio sentín
cando me rescatou do meu andar polas pólas! O caso é que son
incapaz de derivar a outra teima que non ande maquinando, así que ao
final dedícolle o meu plan para o sabático, a miña estancia no sur
peninsular ibérico. Quero facer o que ti e mais eu sempre quixemos e
intentamos cos alumnos: a viaxe exploratoria ao mundo meridional
onde moitas das nosas investigacións nos levaban. Criamos que era
preciso ter un contacto real cos materiais do sur para apreciar as
texturas, dimensionar as escalas e dotalos de contextos académicos e
museográficos, ver como por alí entenden o mundo do noroeste e qué
tipo de relacións perciben.

Unha peza condutora. As cráteras de imitación


castrexa
Alá polos anos 90, na miña redacción da tese só me atrevín a dicir que
un determinado tipo de vasillas que aparecían en castros das Rías
Baixas tiñan asas que recordaban as das cráteras de columnas, un
prototipo ático, consumidas no mundo peninsular ibérico desde finais
do século V a.C. e perdurando ata mediados do IV a.C.

Hoxe, os avances na arqueoloxía castrexa en clave mediterránea


arroupan o suficiente para poder estudalas nese ambiente cultural.
Para comezar contamos cada vez con máis produtos de importación de
orixe grega nos castros das Rías Baixas que avalan o seu
coñecemento. Á vez, comprobamos que a imitación deste tipo de
produtos de importación non sería un fenómeno illado, xa que conta no
mundo ibérico cunha longa tradición. Copian todos os subtipos de
cráteras -as de cáliz, de campá, de columnas, de volutas-, sobre todo,
en Andalucía e Murcia. Ás veces, son fieis e outras, libres ao modelo,
fixándose nalgún dos elementos máis característicos, como as asas
(Mata y Bonet: 140).

Resulta moi interesante ver que os perfís dos exemplares castrexos e


os do mundo ibérico gardan certas semellanzas, nas maneiras de
imitar. É sorprendente o parecido entre a crátera de Toralla (figura
1.1) coa dunha necrópole de cremación próxima ao caserío de Benalí,

*(!
!

dos Campos de Gimeno, hoxe no museo de Enguera (Valencia)


(http://museoenguera.jimdo.com/) (figura 1.2) ou cun dos exemplares
atopados na tumba 43 da necrópole do Cerro santuario de Baza (figura
1.3), ou a de Almedinilla (Córdoba) (Celestino 2009). Tamén chama a
atención que as cráteras da Lanzada (figura 1.1), Nadelas (Rey 1992:
CLIV.1), Baroña (Rey 1992: CXXXIII.1) e dous exemplares do
Achadizo (Concheiro 2008: 66) teñan tantas coincidencias coa crátera
ibérica da rúa Puerto nº 9, de Huelva (figura 2.2).

Figura 1. Cráteras de imitación castrexas e ibéricas:


1. Crátera castrexa do castro de Toralla reproducida pola Fundación
Terra Termarum, (Cortegoso 2012: nº inventario 2790)
2. Crátera ibérica, dunha necrópole próxima ao caserío de Benali de
Los Campos de Gimeno, hoxe no Museo Arqueolóxico Municipal de
Enguera (Valencia)
3 Crátera ibérica da Tumba 43 da necrópole do Cerro do Santuario
de Baza (foto de Arantxa Boyero Lirón, en CERES. Coleciones en
red; inventario 1969/68/1)

*)!
!

Figura 2. Cráteras de imitación castrexa e ibéricas:


1. Crátera castrexa do castro da Lanzada (Rey 1992: CCLXXIII.4)
2. Crátera da Calle Puerto nº 9, Huelva (MHuelva
MHFMHUFA_/CE05004_4)

Teño o convencemento de que estas imitacións de cráteras non son un


caso illado na cerámica castrexa. Durante bastante tempo constituía
un tabú falar de engobe vermello que non fose pompeiano. Pero está
claro, aí están os engobes do Ferro I en pezas de Neixón Pequeno e
Torroso e en vasillas tipo Cíes correspondentes ao Ferro II. O que
parecía unha feluxe en certas xerras Toralla cabería interpretalo como
un engobe mouro de moi boa calidade que nos recordan os áticos. Hai
certos estilos nas formas e mais na decoración que animan a observar
de preto o mundo meridional.

O marco de investigación. A arqueoloxía


castrexa en clave mediterránea
Está claro que a cerámica de manufactura indíxena ten moitas
posibilidades de análise por si mesma pero tamén, e ante todo, son os
contextos construídos no marco de interrelacións castrexo-
mediterráneas os que o permiten realmente.
A aplicación cada vez máis frecuente da análise radiocarbónica e os
traballos monográficos centrados nun tipo de evidencia en concreto,
dotaron a cultura castrexa de profundidade cronolóxica e debuxaron

"+!
!

territorios que indican formas de actuar internas e que ademais sinalan


os camiños das relacións exteriores.

Por suposto, constitúe un factor moi importante o cada vez mais nítido
retrato do mundo romano e o roce nos produtos importados. Queda
lonxe e descartado a categoría daqueles “barros saguntinos”.
Outro pulo substancial son os traballos do Bronce Final Atlántico, que
enlazan e dotan dun contexto discursivo a arqueoloxía dos finisterres
co mundo do mediterráneo e que, así mesmo, propoñen que a Idade
do Ferro castrexa non pode ser lida en clave continental, co mar
virado de costas, como se de repente esquecesen a súa extensión
natural.
Hoxe dispomos de sínteses, algunhas na categoría de tese, que
contemplan o Atlántico e o Mediterráneo, e articulan e entretecen
moitos dos paralelismos soltos. Tamén están os avances na
arqueoloxía do Suroeste e de toda a vertente atlántica.

E, probablemente, en todo inflúa que o territorio suroccidental


castrexo, onde estaban os helenos é a area xeográfica con máis
coñecemento arqueolóxico, mentres que a arqueoloxía castrexa da
área setentrional, onde habitaban os célticos, é a gran descoñecida.
Pero aínda así, non nos enganemos, para falar de celtas dentro da
cultura castrexa, fan falla máis que evidencias. É precisa a construción
dunha arqueoloxía céltica que dea cabida ao castrexo e faga visible o
dato. Mentres tanto, articulemos e dotemos de maior riqueza a
arqueoloxía castrexa atlántico-mediterranea.

Anímate a vir comigo


Seriamos a simbiose perfecta, ti coa perspectiva do clásico, dos
coñecementos simbólicos e sociais; eu coa experiencia do artesanal, do
rústico e do cotiá. Desfrutariamos da xente que xa coñecemos, das
conversas, dos debates, do intercambio de pareceres e, por suposto,
da experiencia táctil cos obxectos. E levariamos á práctica aquilo que
tanto impulsamos.

"*!
!

BIBLIOGRAFÍA

CELESTINO PÉREZ, Sebastián (2009) La recepción del vino en Tartessos. En


Sanz Mínguez, Carlos y Romero Carnicero, Fernando (eds). El vino y El
Banquete en l Europa Prerromana. Valladolid: 111-123.

CERES. Colecciones en Red (2015) Museo Arqueológico y etnológico de


Córdoba. Ficha Inventario: CE000140

CERES. Colecciones en Red (2015) Museo Arqueológico Nacional. Ficha


Inventario: 1969/68/4.

CONCHEIRO COELLO, Angel (2008) Castro do Achadizo. Cultura material,


economía de subsistencia na Idade do Ferro. Memoria das escavacións 1991-
1994. Boiro.

CORTEGOSO COMESAÑA, Mar (2012) A cerámica castrexa en Galicia:


Investigación e recuperación. Proxecto da Fundación Terra Termarum.
Castrolandín.

MATA PARREÑO, Consuelo y BONET ROSADO, Helena () La cerámica ibérica:


Ensayo de tipología: 117-173.

MUSEO DE HUELVA (2015) Andalucía. Cultura. Museos. Colecciones: acceso a


fondos. Ficha iventario A/CE05004

REY CASTIÑEIRA Josefa (1992) castreños de la vertiente atlántica. Análisis de


la cerámica indígena. Servizo de publicacións e intercambio científico.
Universidade de Santiago de Compostela.

""!
!

Santiago, Xuño de 1990

Aurelia Balseiro García

Rematados os exames de 5º curso na especialidade de Museoloxía da


Facultade de Xeografía e Historia, Raquel Casal déranos unha materia
de Arqueoloxía e, ademais do tema que impartía, gustoume ela como
docente pola súa amenidade, pragmatismo… non sei… O caso é que
nunca ía aos despachos dos profesores e tiven que armarme de valor
para ir vela sorteando o labirinto departamental de Historia I, no que
aínda hoxe me perdo, e pedirlle que me dirixira e orientara para facer
a memoria de licenciatura. Resolveu todo o meu futuro en vinte
minutos: “… mira chata si eres de Lugo podías estudiar el oro
prerromano y la colección de orfebrería de Gil Varela en el Museo
Provincial, además su pieza más emblemática es el torques de tu
pueblo… (Burela)”. Pois dito e feito, así comezou o meu interese pola
arqueoloxía do ouro xunto coa tesiña e o programa de doutoramento
correspondente e a súa titoría da tese que nunca rematei, a pesares da
súa insistencia. Seguiume aconsellando no mundo laboral, xuntas
argallamos para levar o primeiro curso de verán de arqueoloxía da USC
á Mariña de Lugo no ano 1994, revisaba as miñas publicacións,
dábame conta de nova bibliografía, ensinoume a valorar a
historiografía, estivo presente nos momentos importantes do meu
traballo como museóloga… só lle faltou ir á miña voda. O ano pasado
entrevistáronme para un documental (Des-memorias da artista Paula
Noya en colaboración con Susana Blas) sobre os referentes femininos
de distintas traballadoras culturais, eu dixen daquela que a muller máis
importante da miña formación académica e profesional foi Raquel
Casal.
Lugo, setembro de 2015
Tempus fugit. Pensando nun artigo para escribir nesta publicación en
homenaxe a Raquel Casal e dado que, grazas a ela, me especialicei
no estudo da ourivería antiga, pensei en escoller algunha peza áurea

"#!
!

dos fondos do Museo Provincial de Lugo pero, como neste ano tense
declarado BIC a colección de ourivería antiga de Gil Varela e xa temos
bastante vistas as súas pezas máis representativas, decidín ocuparme
dunha obra sinxela que queda agochada da vista no medio das demais
xoias expostas na sala 8 do MPL e enriba é de prata: craso erro?. Non,
porque Raquel sempre me aprendeu que o estudo da ourivería vai
máis aló da súa vistosidade ou valor material e ornamental.

A pulseira de prata do castro de San Xusto de


Reposteira, Palas de Rei (Lugo)

Debería comezar poñendo en dúbida o propio nome de “pulseira”


porque eso determina unha posición concreta como adorno ao redor do
pulso, do tornecelo ou entre o brazo e a man, obviando que o

"$!
!

antebrazo anatomicamente tamén é un dos segmentos do membro


superior do corpo humano susceptible de ser adornado con xoias ou
elementos varios, polo que definirémola como adorno de brazo dado
que, de xeito coloquial, non é tan indicativo de posición concreta. En
calquera caso, establécese unha diferenza xeral entre brazalete e
pulseira tendo como principal característica o diámetro do adorno,
aínda que sen ter en conta o usuario/a (diferente tamaño no caso dun
neno/a, home ou muller). Algún dos denominados brazaletes da
colección de ourivería antiga do MPL, por exemplo, teñen un diámetro
demasiado escaso para utilizarse como adorno de antebrazo.

En todo caso, esta xoia de prata está adscrita á cultura castrexa pola
súa procedencia dun castro, cuns niveis de ocupación indeterminados
pola ausencia de estudos e escavacións arqueolóxicas. Foi adquirida
polo MPL onde ingresou en 1934 como achado casual e, por suposto
(ironía), sen máis información adicional. A súa filiación cultural e
cronolóxica tamén vén establecida polas comparacións tipolóxicas e
polas técnicas empregadas na súa elaboración. Non obstante, hai que
sinalar que se trata dunha tipoloxía moi repetida, sinxela e de grande
pervivencia temporal.

"%!
!

Dimensións: Lonx.: 19,5 cm.; diám.:6,2 cm.; grosor: 0,3 cm.

Peso: 9, 70 g. Técnica: Fundición, soldadura. Material: plata.


Conservación: boa.
Datación: s.s. III-I a.C.

Descrición: aro aberto formado por dous arames metálicos retorcidos


que rematan nun extremo cun gancho e no oposto nunha pequena
argola para inserilo como sistema de peche da peza.

Elaboración:

Os arames finos obtéñense de cintas de metal que xirando en espiral e


despois batidas e tratadas con soldadura fanse de sección circular,
pero os máis grosos poden fundirse directamente. Estes vanse
dobrando para entrelazalos ou darlles a forma desexada requentando a
prata posto que dado o seu punto de fusión, máis baixo có do ouro,
non sempre é necesario un recocido literal do metal.
A elaboración desta peza é simple posto que só necesita a torsión de
dous arames de sección circular de igual tamaño que rematan
embutidos nuns extremos onde os fíos se dilúen nos remates que
conforman o sistema de peche. Outra xoia sogueada ou con forma de
corda na colección do MPL é o torques arxénteo de Mondoñedo. O
entrelazado dos fíos no torques mindoniense combina distintos
grosores sobre unha variña metálica que fai de base. Outra diferenza
é que este ostenta decoración incisa xeométrica e ten os remates
dobrados ao xeito de ganchos, tal como se aprecia en numerosos
exemplos da ourivería celtibérica (Arrabalde, Zamora; Padilla de
Duero, Valladolid; Cerro de la Miranda, Palencia), ibérica (Mogón I e
Mongíbar, Jaén) e noutros torques funiculares (A Medorra, Cospeito,
Lugo). O trenzado ou retorcido de fíos metálicos de distinto grosor
para configurar xoias antigas na península Ibérica ou no resto de
Europa é frecuente tanto na ourivería prerromana como
posteriormente.
Con respecto á materia prima empregada para a súa execución, a
prata, esta peza xunto co devandito torques de Mondoñedo son as
únicas da colección de ourivería antiga custodiada no MPL realizadas

"&!
!

neste metal a base de fíos funiculares. É evidente a relación formal coa


veciña cultura celtibérica posto que a maioría das xoias meseteñas
(sobre todo torques) trenzan fíos metálicos de distinto grosor
configurando sobre todo adornos de pescozo, a propia palabra
“torquis” etimoloxicamente deriva
de retorcer, pero tamén hai
brazaletes de arames
entrelazados formando
sogueados.

Plinio (N.H. XXXIII, VI,8) di que


en Galia e Bretaña levaban aneis;
con respecto á Céltica comenta
que se levaban brazaletes
chamados Vitrioles e na Celtiberia
virios (N.H. XXXIII,XII,1) e que
as mulleres ían cargadas de
xoias, en brazos, dedos, pescozo,
orellas, trenzas do seu pelo,
cadenas de ouro arredor do seu
corpo, etc. (N.H. XXXIII,XII,2).

Esta e outras fontes romanas,


teñen un valor documental e
descritivo, pero a ourivería queda
reducida a mero ornato e abelorio
cando xa se ten demostrado o
seu carácter de ben de prestixio.

As pezas prerromanas realizadas en metais nobres (ouro e prata


principalmente) teñen ademais das funcións inherentes ás xoias como
di Bandera (1984:403) “valor intrínseco de riqueza e obxecto
decorativo” outros simbolismos relacionados co prestixio social, estatus
de poder/riqueza, co mundo das crenzas, posto que tamén se asimilan
ás representacións de deuses ou persoeiros ilustres, sendo, en
definitiva, atributos de gran relevo sociocultural. Tamén se observa un
carácter ritual ou funerario ao aparecer en depósitos votivos, tumbas
ou espazos sagrados. Algunhas xoias coma os torques polo seu uso

"'!
!

como símbolo fai que estea reservado a persoeiros de relevancia ou


alto rango. Aínda que tampouco se desbota, nalgúns casos e épocas, o
significativo valor material do metal estando supeditado por razón de
peso a algún posible sistema premoetario en intercambios comerciais.

A escultura pre/protohistórica e galaico-romana amosa numerosos


exemplos do uso de adornos de brazo en homes e mulleres.
Concretamente para a cultura castrexa destacan as estatuas pétreas
de guerreiros onde se representan, xunto con outros elementos da
panoplia bélica, nas figuras de Montalegre, San Ovidio de Fafe, Armeá,
Lezenho, Refojo de Bastos e Campos ou na estatua sedente de Xinzo
de Limia I. Deste xeito investigadores coma Cuevillas (1932 e 1951)
estableceron que os brazaletes ostentaban en xeral un carácter
simbólico de mando ou xerarquía. Este mesmo autor fixo unha
clasificación tipolóxica distribuíndo os brazaletes en sete apartados
estando o tipo f) adicado aos emparentados cos torques funiculares
coma a peza arxéntea que nos ocupa agora.

Os adornos de brazo no Noroeste peninsular teñen unha gran


tradición, son as xoias máis variadas en forma, decoración e técnica.
Están presentes dende a Idade do Bronce ata o cambio de Era polo
que esa perdurabilidade xunto coa súa diversidade tipolóxica,
complican unha datación concreta, dificultade que se suma ao feito de
que a maioría destas pezas proceden de achados casuais sen
escavacións arqueolóxicas sistemáticas polo que non é doado
establecer conclusións e datacións absolutas.

A análise dunha peza illada e descontextualizada é moi conxectural e


arriscada pero, no caso desta xoia de Palas de Rei e á vista do
devandito, considerámola xunto co torques arxénteo de Mondoñedo
como un exemplo das influencias meseteñas e das relacións entre a o
ourivería castrexa e a vaccea-vettona.

"(!
!

BIBLIOGRAFÍA

BALSEIRO GARCÍA, A. (2000); “El torques argénteo de Mondoñedo. Un


producto foráneo.” BMPL. Nº IX p.p.17-25

, (1992); El oro prerromano en la provincia de Lugo

BANDERA ROMERO, M.L. (1984); “Brazaletes peninsulares orientalizantes e


ibéricos en metales nobles”, HABIS 15. P.p. 365-418

BLANCO FREIJEIRO, A. (1957); “Origen y relaciones de la orfebrería


Castreña” CEG XII 5-28, 137-157, 167-301.

BÓVEDA, M.J.; CASAL GARCÍA, R. (1996); “Algunhas cousas sobre ourivería


galega” Humanitas (Estudios en Homenaxe ao Prof. Dr. Carlos Alonso del
Real) p.p.241-156

DELIBES DE CASTRO, B; ESPARZA ARROYO, A. (1989); “Los tesoros


prerromanos de la Meseta Norte y la orfebrería celtibérica” El oro en la
España prerromana. Anexo Revista de Arqueología, 4

LÓPEZ CUEVILLAS, F. (1932); “Los brazaletes posthallstátticos del NW


hispánico” AEAArq. VIII p.p. 225-236

LÓPEZ CUEVILLAS, F. (1951); Las joyas castreñas.

PEREA CAVEDA, A. (1991); Orfebrería prerromana. Arqueología del oro.


Madrid

VV.AA. (1989); El oro en la España prerromana. Monografías de la Revista de


Arqueología.

")!
!

#+!
!

El Collar del Tesoro de Elviña

Nuria Reboredo Canosa

Raquel Casal me enseñó que el estudio de una pieza debe ser el


pretexto para conocer mejor a las personas: a quién la fabricó, a
quienes la utilizaron, a quien la escondió, a quien la encontró (ojalá
éste sea un arqueólogo…). Por muy bella que sea la pieza en sí misma
su mayor valor es el de ponernos en el lugar de otros. Hoy el Collar del
Tesoro de Elviña es mi pretexto para acercarme una vez más a
Raquel.

Mi relación con Raquel comenzó como la de tantos otros en la


Facultad de Geografía e Historia de Santiago. El interés por la piedra
creo que ya lo traía yo de casa, posiblemente gracias a unos padres
que nos pasearon por castros, museos y yacimientos. De mi interés
por el oro sí que la responsable fue Raquel; enseguida me dejé
embaucar por el poder de seducción de una profesora que contaba
conmigo para enseñar y aprender.
El respeto por el trabajo de otros investigadores fue una de las
primeras lecciones; el aporte de una mirada nueva siempre es bueno
pero después de estudiar y analizar lo que ya aportaron otros; siempre
se aprende tanto de los aciertos como de los errores ajenos; todos los
trabajos merecen nuestro respeto.

Y así empecé a leer a López Cuevillas, Blanco Freijeiro, Pérez


Outeiriño, Luengo Martínez, Monteagudo… a todos cuantos se habían
interesado por el Tesoro de Elviña antes que yo. Y Raquel tenía razón;
las preguntas que has de resolver surgen del estudio y el análisis.

Raquel me enseñó a investigar; haciendo gala de paciencia, capacidad


de escucha y entusiasmo por su trabajo Raquel me fue guiando por la
aventura de la arqueología. Y empecé por Elviña seguramente porque
lo tenía cerca, podía acceder fácilmente a las piezas y se ajustaba al
ámbito de nuestro interés, el oro prerromano, castreño.

#*!
!

Desde el informe de la primera campaña de excavación realizada en el


Castro de Elviña en 1947 se fueron sucediendo las notas en prensa y
los informes oficiales al ritmo de las interrupciones y nuevos permisos
ministeriales para excavar. Aunque el tesoro de Elviña había sido
hallado en la campaña de 1956, J. M. Luengo no publica su estudio
hasta 1979 pero en ese momento ofrece una descripción completa de
las piezas, un interesante análisis sobre los posibles orígenes y
paralelismos de las piezas halladas y las circunstancias del hallazgo en
las que se evidencian que estamos ante un tesoro de ocultación.

En los documentos publicados comprobé que el Tesoro se componía de


más piezas de las que aparecían expuestas en las vitrinas del Museo
Arqueológico del Castillo de San Antón en A Coruña. Bajo el pavimento
(tierra negra, ceniza y fragmentos de cerámica) de una de las
viviendas del Castro de Elviña el equipo de J. M. Luengo encontró junto

#"!
!

al hogar un surco en la roca que escondía fragmentos de cerámica y


tierra, dos diademas (o diadema y gargantilla) de oro, las cuentas de
un collar y un colgante también de oro, y una pequeña cuenta de pasta
vítrea.

Las diademas de oro emparentadas con sus hermanas de A Graña


(Tesoro Bedoia), Ribadeo y Cangas de Onís, presentan una riqueza
técnica y decorativa tan excepcional que animan a defender la creación
de una escuela propia en la zona más septentrional del área castreña.
En los diversos estudios que se han realizado sobre ellas entra en
juego además el debate abierto acerca de su posible uso, ya que no
aparecen representadas en las estatuas de guerreros como los torques
o los brazaletes. La defensa de estas piezas como adorno femenino
tiene que ver con el hecho de que tanto en Elviña como en Bedoia las
diademas aparecen asociadas a otras piezas de uso tradicionalmente
femenino: collar articulado y cuentas de collar en un caso, y arracadas
y anillos en el otro, por lo que estos tesoros se podrían interpretar
como ajuares femeninos.

Hoy quiero detenerme en el Collar de Elviña por su especial vinculación


con Raquel Casal. Es posible que ella no sea consciente de lo mucho
que aprendí entonces con ella, o quizá sí, pero lo cierto es que la
tipología de las cuentas y la decoración del colgante me obligaron a
buscar similitudes entre la orfebrería de gusto oriental. Los
conocimientos que Raquel tenía sobre la producción de joyas en el sur
peninsular durante la edad del hierro y la vinculación con el comercio
griego y fenicio me guiaron en mi pequeña investigación hacia el sur y
como siempre con Raquel, hacia las personas: Alicia Perea, Mª Luisa
de la Bandera…

Desde Elviña pasando por el Mediterráneo hasta la orfebrería oriental


(quizá alguien más recuerde sus clases estudiando el yacimiento de
Catal Hüyük…) Raquel me enseñó a ser valiente a la hora de
investigar, a mirar siempre más allá sin perder de vista los pequeños
detalles; me enseñó que lo realmente importante era y es el deseo de
querer aprender más.

##!
!

Por eso me gusta el Collar. Los collares articulados, es decir los


compuestos por cuentas o colgantes ensartados, responden a un tipo
de joyas que junto con las arracadas, tradicionalmente se asocian con
el adorno femenino. Todos ellos tienen en común como decía más
arriba una fuerte influencia de la moda oriental del sur peninsular
donde su uso estuvo muy extendido durante la edad del hierro. Las
cuentas y colgantes de distintos materiales (pasta vítrea, cerámica,
cobre…) aparecen en tal cantidad en los castros que evidencian el
extendido uso que tuvieron los collares, pero los elaborados con piezas
de oro ya no son tan frecuentes. El de Elviña con sus trece cuentas y
su colgante es una pieza excepcional. Las cuentas bitroncocónicas son
huecas elaboradas con lámina de oro decorada a molde y soldada,
dejando libre el eje vertical para poder ensartar las piezas. Aunque
algunas presentan abolladuras es posible comprobar que todas
presentan diferentes tamaños y decoraciones que responden a cuatro
variantes distintas, en las que se combinan nervios lisos, sogueados,
hileras de puntos, líneas verticales en zig-zag dando impresión de
espigado y nervios en resalte.

El colgante consta de anilla de suspensión y tres cuerpos bien


diferenciados, todo ello de oro. La anilla en forma tubular está
decorada con incisiones realizadas a lima. El cuerpo superior del
colgante se compone de dos troncos de cono unidos por la base y
decorados con semicírculos y postas de filigrana encadenadas rellenas
con granulado. La circunferencia de unión entre ambas partes se
adorna con triple hilera de esferillas de oro soldadas formando
cordones. La cintura del colgante también se decora con adorno
dentado y con hilos de oro formando nervios. El cuerpo inferior
presenta forma de tronco de cono más achatado que el cuerpo
superior, de forma que en conjunto el colgante adopta una forma
similar a un carrete. La decoración de esta pieza incluye filigrana
formando postas encadenadas y granulado en nervios paralelos hasta
la lámina terminal que destaca por su riqueza ornamental en forma de
rueda helicoidal de seis postas entrelazadas hechas con hilo de plata
salpicadas con gránulos de oro y combinadas con calados en la lámina

#$!
!

de base, lo que en conjunto produce un juego de luces y sombras de


gran belleza.

Con el fin de facilitar la articulación del collar es muy posible que estas
cuentas de oro se ensartaran intercaladas con otras más pequeñas de
pasta de vidrio similares a las que se hallaron en el desescombro de
otras viviendas del propio castro; aparecieron cuentas en forma de
barrilete sencillo o doble, esferoidales sencillas o dobles, otras
bitroncocónicas y alguna piriforme. De hecho la abundancia de cuentas
de pasta vítrea en el castro lleva a pensar que su uso no se limitó a
complemento de joyas áureas, sino que el adornarse con collares de
cuentas de pasta de vidrio debió de ser frecuente entre aquellas
mujeres que no podían permitirse el lujo de lucir joyas de oro.

No cabe duda de que se trata de una pieza de una extraordinaria


riqueza técnica tanto en la elaboración como en la decoración de sus
elementos en los que se combinan técnicas y motivos de tradición

#%!
!

europea y mediterránea. El orfebre ha sabido combinar con gran


maestría los trabajos de batido, martillado, punteado, soldadura (hasta
la más compleja de gránulos y esferillas) y filigrana, consiguiendo
sacarle un gran partido a las propiedades lumínicas y diferentes
texturas que puede presentar el oro trabajado.

El tipo de granulado que encontramos en esta pieza, muy similar al del


Torques de Santa Tecla, responde a una técnica procedente del
mediodía peninsular (la podemos encontrar por ejemplo en la diadema
de Jávea) y consiste en la aplicación con ayuda del soplete de polvo de
oro natural; el resultado es un granulado algo irregular. La forma
bitroncocónica de las piezas es la misma que encontramos en las
nueve cuentas que componen el collar de Chaos de Barbanza, Boiro (A
Coruña) adscrito al Calcolítico que, a semejanza de las de Elviña,
combinan distintos tamaños. Su decoración se repite también en
piezas como los remates cónicos soldados a la diadema de Ribadeo o

#&!
!

las ocho cuentas de oro bitroncocónicas del collar de Estela, Povoa do


Varzim, que comparte también con las cuentas de Elviña el empleo del
estampado, repujado y aplicaciones de filigrana. Otro aspecto que
pone en contacto estos dos collares es el sistema de articulación a
base de elementos distintos.

Los denominados por M. L. de la Bandera “collares de colgantes y


cuentas" representaron quizás el tipo más popular en la joyería antigua
pero debido a la fragilidad del ensamblaje (normalmente de cordón
vegetal o alambre de metal) todas las combinaciones hispanas que se
conocen son hipotéticas como la del collar de Elviña, pues los
componentes de los collares (colgantes, cuentas metálicas, piedras,
cuentas de pasta vítrea) aparecieron siempre sueltos y dispersos.

Los colgantes áureos andaluces estudiados por M. L. de La Bandera y


pertenecientes a la época prerromana, responden a idénticas técnicas
de ejecución y decoración: laminas de oro batidas unidas por
soldadura y reforzadas por un hilo a modo de rebordes, cuerpos
laminares huecos, superficies profusa y delicadamente decoradas con
filigrana, completando la decoración con un granulado que cubre todo
el campo o contornea los motivos, etc. Estas piezas, tan similares a
la nuestra en algunos aspectos presentan una cronología en torno a
finales del siglo VII a.C. y principios del VI a.C.; en el caso de Elviña,
teniendo en cuenta tanto elementos formales como técnicos parece
prudente situar la cronología de estas piezas no antes del siglo IV a.C.
y en todo caso parece claro que no todas las piezas del tesoro tendrían
la mismo cronología sino que se trata de piezas reunidas a lo largo del
tiempo y conservadas en el mismo ajuar que, por motivos que
desconocemos su poseedor hubo de ocultar y nunca lo pudo recuperar.

La arqueología nos devuelve estos tesoros para que podamos


admirarlos y nos sirvan de pretexto para conocer mejor a las
personas; cuando tengo delante una de estas piezas me gusta
imaginar al orfebre trabajando en ella, a una mujer portándola
orgullosa y por qué no, imaginar la sensación de sorpresa del
arqueólogo que la encuentra en “su” yacimiento; esto siempre es
divertido. Hoy el collar de Elviña ha sido nuestro pretexto, Raquel,
para reencontrarnos.

#'!
!

Gracias por haber sido mucho más que una profesora y por mantener
en todos nosotros el deseo de volver a encontrarnos contigo.

BIBLIOGRAFÍA

BLANCO FREIJEIRO, A. “Origen y relaciones de la orfebrería castreña” Archivo


Español de Arqueología, vol. XXX,1957.

FARIÑA BUSTO, F. “Tesouro de Elviña" en Catálogo de Exposición GALICIA


NO TEMPO, Santiago de Compostela, 1991.

LÓPEZ CUEVILLAS, F. "Interpretación de algunos fragmentos de joyas'; CEG.,


vol XI, 1956.

LUENGO MARTíNEZ, J.M., "Noticia sobre las excavaciones en el castro de


Elviña”; Noticiario Arqueológico Hispánico, vol. III-IV, 1954-55.

LUENGO MARTÍNEZ, J.M.. “EI tesoro de Elviña y tres torques coruñeses”,


Trabajos de Prehistoria, vol. XXXVI. 1979.

MONTEAGUDO GARCiA. L. "Joyas del castro de Elviña (La Coruña) y


soluciones museológicas generales”, Archivo Español de Arqueología, vol.
XXVII,1954.

REBOREDO CANOSA, N., “El Tesoro de Elviña”, Catálogo de la Exposición “El


oro y la orfebrería prehistórica de Galicia”, Lugo 1996.

#(!
!

O emprego da pedra no xacemento da Cidadela


(Sobrado dos Monxes, A Coruña)

José Manuel Costa García

Sen saber aínda moi ben por que o 17 de maio de 2009 deixara atrás
boa parte de Galicia e Portugal camiño de Mérida. “Va a ser un
congreso bonito y va a asistir gente importante. Yo iría, chato, pero no
me apetece meterme la paliza”. Dous minutos tardei en pasar de
casual visitante na procura dun libro emprestado a oficioso
representante da USC nun Coloquio Internacional. De arte. Estudaba e
estudo campamentos romanos. “Ya se te ocurrirá algo chulísimo que
contar”. E así foi. Nese preciso momento comezou a miña paixón-
obsesión pola análise da arquitectura castrametacional, pola
improvisación e os plans arriscados. Cos seus correspondentes micro-
infartos.
Pero non é este o lugar para falar de todas esas cousas. Só quero
salientar a seguridade, o desenfado e a lixeireza coa que adoitaba
despachar Raquel asuntos que semellaban da máis absoluta
transcendencia. Non compartindo xeración nin tema de estudo con
quen foi a miña titora, é no reino da palabra rápida e a afectuosa
humanidade onde me teño por sincero admirador e discípulo. Motivo
polo que a teño por mestra da vida e amiga.

Introdución
Mentres que certos elementos exhumados na Cidadela –cerámicas
(Doval 1997; López 2006), vidros (Caamaño 1990; Caamaño e
Vázquez 2001; Vázquez 2000), material latericio (Caamaño 1989;
Carlsson-Brandt 2011)...- contan con traballos específicos, o estudo da
pedra tense visto reducido á súa mínima expresión. Unicamente
atopamos breves alusións nalgunha publicación sobre os distintos
achados no xacemento (Caamaño e Fernández 2006) ou, por motivos
obvios, en relación coa análise das súas arquitectura (Caamaño 1997)
e epigrafía (Balil 1983; Caamaño 1983). Mentres escavamos e

#)!
!

estudamos as estruturas do lugar (Costa 2010; Blanco-Rotea et al.


2015) tivemos ocasión de observar máis de preto este elemento e os
seus usos, que tentaremos resumir nas seguintes liñas.

Material construtivo
Definidos xenericamente como xistos, os materiais pétreos máis
abundantes no xacemento son un conxunto de rochas ígneas –
peridotitas serpentinizadas- e metamórficas - granulitas, anfibolitas e
paragneises- que emerxen localmente. Trátase dunha materia prima
de baixa calidade pero de fácil fractura por exfoliación debido á súa
estrutura laminar. O máis común é o seu emprego como cachotería
nos abundantes paramentos de opus incertum das épocas romana,
tardoantiga –antes chamada ‘xermánica’- e altomedieval. Nas
primeiras fases construtivas do forte romano chegan incluso a formar
pseudo-fiadas ben niveladas grazas ao emprego de ripios e dunha
arxila ocre como aglutinante.
É neste momento que perpiaños de granito ben escuadrados
ennobrecían os esquinais, xambas e albores das edificacións. A
procedencia exacta destes materiais aínda non foi convenientemente
aclarada: nas áreas veciñas de Curtis e Vilasantar afloran granitoides
migmáticos, pero é cara á zona de Guitiriz onde se atopa unha pedra
que se axusta ás características litolóxicas da da Cidadela (Caamaño e
Fernández 2006). Isto suporía ter que desprazar a materia prima uns
25-30 quilómetros desde as canteiras ata o forte, onde sería
procesada. Os restos de pezas molduradas, pilastras e columnas son
mostra da boa man dos artesáns militares e amósanos o modo no que
as fachadas dos principais edificios se verían adornadas.
Nas murallas obsérvase unha semellante alternancia dos dous
materiais xa aludidos: os xistos e gneises nos lenzos e o granito nos
esquinais das torres de intervalo e angulares. Polo que respecta ás
portas, o nivel de deterioro amosado pola entrada principalis dextra no
momento de ser escavada probablemente reflicte o uso prioritario do
granito na súa construción froito do seu carácter monumental
(Caamaño 1997).

$+!
!

Fig. 1 Modelo fotogramétrico tridimensional (Agisoft Photoscan


1.1.6) das fachadas oeste e sur da igrexa parroquial de Santa
María de Ciadella. Apréciense as doelas da entrada oeste e o
abundante emprego de perpiaños romanos nos aparellos.

Unha breve visita á veciña aldea de Ciadella mostra con claridade por
que o granito se converteu nun obxectivo prioritario dos espolios en
épocas máis recentes, tal e como testemuñan algúns documentos
(Costa 2014). Na súa igrexa parroquial podemos atopar un grande
número de perpiaños procedentes do xacemento: o seu estudo
detallado reflicte módulos perfectamente romanos e semellantes
medidas en uncias e pedes se atopan nos exemplares aínda in situ
(Fig.1). Incluso boa parte das doelas do arco de entrada da fachada
oeste poderían ser pezas antigas. No poboado, encaixado no lintel
dunha vivenda, pódese ver aínda o antigo capitel que xa Ángel Del
Castillo observara nas súas viaxes a comezos do século pasado; peza
semellante á atopada durante as escavacións de 2010.
Pero xa durante as fases tardorromana e tardoantiga moitos dos vellos
perpiaños romanos foran reempregados en novos paramentos.

$*!
!

Nalgúns casos fíxose un uso distintivo dos mesmos, imitándose as


técnicas romanas, pero noutros moitos pasaron a formar parte sen
máis da cachotería dos lenzos. Este sería tamén o destino puntual
doutros materiais minoritarios como a pedra de gra (Costa 2010) que,
tendo en conta a súa segura procedencia foránea e o seu potencial
para a labra, moi probablemente tivo unha diferente finalidade en
tempos anteriores.
Polo contrario, a lousa relaciónase intimamente coas fases de
ocupación tardoantigas. Nos niveis estratigráficos datados neste
período aparecen numerosas pranchas que presentan un buraco
nalgún dos seus extremos. Dada a súa abundancia e a notable
presenza nos derrubes que selan estes estratos, cómpre pensar no seu
emprego como material de cuberta para as edificacións antes que
como pesas ou pondera para teares. É seguro que este material non
foi extraído nas proximidades do xacemento, pois se ben existen na
Serra da Cova da Serpe algúns afloramentos de xistos e lousa, estes
non serían explotados na antigüidade. Polas súas características
petrolóxicas, podería provir da zona do Incio, o que supón un
desprazamento duns 85 quilómetros seguindo o trazado viario romano.
Xistos e lousas aparecen tamén na construción das tumbas de laxas
tardoantigas descubertas en 1934-1996 e 1997. Respecto aos sartegos
pétreos que reempregan grandes perpiaños graníticos é difícil ofrecer
unha datación, se ben un deles apareceu encaixado nun muro que
podería pertencer á época medieval.

Artes plásticas
Tense afirmado que durante o período romano existiría na zona de
Cidadela un taller de lapicidas (Caamaño 1983; Caamaño e Fernández
2006). En efecto, na súa sinxeleza as distintas aras (CIRG I 31=AE
1986 387; CIRG I 32=AE 1984 548=AE 1989 436; CIRG I 38, máis
dous fragmentos achados en 1992 e 2010) presentan notables
similitudes morfolóxicas: cabeceira rematada por dous cilindros que
enmarcan o focus, campo epigráfico delimitado por molduras planas e
grafía moi semellante. Incluso o granito empregado como soporte
parece ter unha mesma orixe. Pola súa banda, os monumentos
funerarios adoptan diferentes solucións formais: dende a simpleza das

$"!
!

placas (CIRG I 33=HEp 4, 1994 356=AE 1984 549=AE 1989 436; IRG
I 18=CIRG I 35=HEp 4, 1994 357; CIRG I 36), que só contan coa
correspondente moldura, ata o maior grado de complexidade que
amosan as estelas. Nestas últimas é posible apreciar algunha
figuración sinxela, como acontece coa lúa crecente enmarcada nun
remate triangular (IRG I, 15 = CIRG I, 37), ou motivos máis
elaborados, caso da coñecida –e polémica- escena representada na
estela de Iulius Seuerianus (AE 1912 13; AE 1952 114; AE 1954 156;
CIRG I 34; Balil 1983). A este conxunto débese sumar un case inédito
fragmento que mostra unha cabeza humana masculina en baixorrelevo
co esquematismo que caracteriza ás producións galaicorromanas
(Costa 2011) (Fig. 2).

Fig. 2. Modelo fotogramétrico tridimensional (Agisoft


Photoscan 1.1.6) do fragmento de estela con figuración dunha
cabeza humana masculina. Peza en posesión de José Lapido,
veciño da Ciadella.

$#!
!

Elementos móbeis
Existe un bo número de pezas líticas relacionadas con diferentes
actividades produtivas. No ámbito do procesado dos alimentos é
frecuente o achado de partes de muíños circulares –soltas ou
reempregadas nos muros- e mesmo en 1996 atopouse unha cubeta
que puido servir como morteiro. Tamén un canto rodado partido pola
metade e pulido na súa superficie de corte foi quizais empregado a
moenda. Certas pezas de granodiorita, cuarcita ou xisto de orixe local
foron usadas pola súa dureza como afiadores ou alisadores. De tamaño
e peso aptos para o seu uso cunha man, mostran polo menos unha das
dúas superficies máis longas pulidas debido á fricción. Para a
canalización e retención da auga documentáronse algunhas pías,
contando incluso unha elas cun desaugue. Finalmente, as fusaiolas
adoitan aparecer con relativa frecuencia. Pequenas pezas discoidais ou
toneliformes perforadas e fabricadas en materiais brandos ou mesmo
en xisto relaciónanse coas fases de ocupación tardoantigas.
No eido do lecer, algunhas pezas de lousa mostran un debuxo en
forma de cuadrícula, polo que existe a posibilidade de que fosen
utilizadas como taboleiro de xogos do mesmo modo que ocorre coas
tellas con marcas semellantes. Pequenas pedras aplanadas de cuarcita
puideron ser usadas como fichas de xogo en calquera das etapas de
ocupación do xacemento.
Pódense vincular ao continxente militar romano varias pezas que
poderían ter servido como proxectís de artillería: algúns bolaños de
granito duns 10 cm de diámetro como munición para balistae e
diversas pezas de pequeno tamaño en granito ou cuarcita como
glandes de tirafonda, a semellanza dos exemplares cerámicos
atopados no forte.
A funcionalidade doutras pezas máis pequenas é difícil de precisar: un
prisma de cuarzo tal vez serviu como punteiro ou amuleto; á
minúscula boliña de azurita documentada en 1996 supónselle un
emprego como adorno.

$$!
!

Conclusións
O estudo da pedra aínda ten moito que ofrecer. O máis afinado
coñecemento da procedencia das materias primas podería ser un
importante factor para reconstruír as redes de intercambio durante os
períodos romano e tardoantigo, máis aló da sabida relación que existe
entre Cidadela e a cidade de Lugo. Nos últimos anos, o estudo de
paramentos, coa correspondente identificación dos usos dos diferentes
materiais pétreos, axudounos enormemente á hora de redefinir as
distintas fases construtivas e, no seu conxunto, a secuencia de
ocupación do xacemento. Polo que respecta á epigrafía, non existe ata
o día de hoxe un estudo monográfico sobre a materia. Unha análise
detida dos soportes e os estilos podería achegar nova información para
un coñecemento na produción destes monumentos e confirmar a
existencia dun taller local.

BIBLIOGRAFÍA

AE = L'Année épigraphique.

BALIL ILLANA, A. (1983): "Observaciones sobre la estela de Iulius Severianus


(IRG, I, 17)". Boletín do Museo Provincial de Lugo 1: 179-183.

BLANCO-ROTEA, R.; COSTA GARCÍA, J. M. & SÁNCHEZ PARDO, J. C. (2015):


"Análisis de la evolución constructiva de las estructuras excavadas en el
yacimiento de A Cidadela (Sobrado dos Monxes, A Coruña) y propuestas
interpretativas sobre sus ‘fases tardoantiguas’". Estudos do Quaternário 12:
69-93.

CAAMAÑO GESTO, J. M. (1983): "Aportaciones al estudio de la Cohors I


Celtiberorum: Una inscripción militar hallada en el campamento romano de
Cidadela (Sobrado dos Monxes - Coruña)". Brigantium 4: 61-71.

—— (1989): "Estampillas de la Cohors I Celtiberorum halladas en el


campamento romano de Cidadela". Gallaecia 11: 209-229.

—— (1990): "Vidrios hallados en el campamento de Cidadela (Sobrado dos


Monxes - A Coruña)". Gallaecia 12: 177-190.

—— (1997): "Sondeos arqueológicos en la muralla del campamento


romano de Cidadela". Gallaecia 16: 265-284.

$%!
!

CAAMAÑO GESTO, J. M. & FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, C. (2006): "Producción y


comercialización en el campamento romano de Cidadela (Sobrado dos
Monxes, A Coruña)". Á. Morillo Cerdán (Ed.), Arqueología militar romana en
Hispania II: Producción y abastecimiento en el ámbito militar. León: ULe:
167-184.

CAAMAÑO GESTO, J. M. & VÁZQUEZ MARTÍNEZ, Mª A. (2001): "El vidrio de ventana


de época romana hallado en el campamento romano de Cidadela (Sobrado
dos Monxes, A Coruña). Catálogo de piezas". Gallaecia 20: 205-216.

CARLSSON-BRANDT FONTÁN, E. (2011): "El material constructivo latericio en el


campamento de Cidadela (Sobrado dos Monxes, A Coruña)". Gallaecia 30:
167-180.

CIRG I = PEREIRA MENAUT, G. (1991): Corpus de inscricións romanas de


Galicia I (Provincia de A Coruña). Santiago de Compostela: CCG.

COSTA GARCÍA, J. M. (2010): "Estudo de paramentos e análise das estruturas


exhumadas na “pars nobilis” do campamento romano de A Cidadela (Sobrado
dos Monxes, A Coruña)". Gallaecia 29: 191-201.

—— (2011): "Revisitando los recintos militares romanos de la antigua


Galicia. ¿Centros de producción o de consumo artístico?". T. Nogales
Basarrate & I. Rodá de Llanza (Eds.), Roma y las provincias: modelo y
difusión. Roma: L’Erma di Bretschneider. Hispania Antigua, Serie
Arqueológica 3. Vol. II: 753-762.

—— (2014): "Las primeras intervenciones arqueológicas en A Cidadela


(Sobrado dos Monxes, A Coruña". Gallaecia 32: 109-127.

DOVAL GALÁN, J. F. (1997): "Los morteros del campamento de Cidadela".


Gallaecia 16: 285-300.

HEp = Hispania epigraphica.

IRG = BOUZA BREI, F. & D’ORS, A. (Eds.) (1968): Inscripciones romanas de


Galicia. Santiago de Compostela: IPSEG.

LÓPEZ PÉREZ, Mª C. (2006): "La importación de terra sigillata en el


campamento de Cidadela (Sobrado dos Monxes, A Coruña)". Á. Morillo
Cerdán (Ed.), Arqueología militar romana en Hispania II: Producción y
abastecimiento en el ámbito militar. León: ULe: 432-437.

VÁZQUEZ MARTÍNEZ, Mª A. (2000): Los vidrios de Cidadela (Sobrado dos


Monxes, A Coruña). Santiago de Compostela: USC - Tese de Licenciatura
Inédita.!

$&!
!

Agua, aguas, aquae, pero al fin y al cabo,


aguas, en el origen de las ciudades romanas:
un tributo a Palmira.

Silvia González Soutelo

Casi 20 años han pasado desde que entré por primera vez en la
facultad de historia de Santiago de Compostela… Muchas ganas y poca
idea de todo lo que vendría después.
Subir aquellas escaleras y llegar al característico pasillo estrecho se
convirtió en algo habitual una vez convencida de que “mi mundo” era
el “romano”. Pasillo con pósters de mil congresos y cursos que leías y
releías mientras esperabas tu turno; la foto de un gentleman fumando
pipa, que firmaba como A. Balil; fotos de grupo con aquellas gafas
oscuras tan características, a las que se fueron añadiendo recuerdos de
viajes geniales de facultad por el mediterráneo antiguo: Italia, Grecia,
Turquía, Túnez, Jordania, o la tristemente secuestrada y torturada
Siria…; y un despacho al fondo, al fondo a la izquierda, con la puerta
normalmente abierta, que junto con la vecina del Prof. Acuña, pasó a
ser mi punto de referencia.

“¿Y por qué no te centras en las aguas?” Me sugirió Raquel cuando le


consulté por un posible tema de tesis… Aguas minerales, y en general
dulces, que han sido y siguen siendo mi línea principal de estudio. Así
Raquel no solo fue la culpable de la temática de éste y muchos otros
trabajos, sino también de haber creído en mí, como mi directora de
Tesis de Licenciatura y Tesis Doctoral, de haberme introducido como
solemne anfitriona en el mundo de la cultura clásica, y de haber
formado parte de estas aguas desde sus orígenes más profundos.

Agua, aguas, aquae


Una única palabra puede tener múltiples significados. El agua, en su
concepción básica, no necesita más interpretación que la mera
referencia al hecho de que, siendo un elemento tan simple y tan

$'!
!

presente (al menos para según qué territorios), no deja de ser un bien
esencial (más allá que cualquier otro recurso), cuyo dominio y control
ha sido clave en la creación de imperios y en el desarrollo de cualquier
cultura. La civilización romana evidentemente no fue una excepción a
ese hecho, y su primordial desarrollo y posterior expansión desde la
“Roma fangosa de Rómulo” (Cicerón, Cartas a Ático, 2, 1, 8), se debió
en gran medida al control y a la capacidad de vencer los obstáculos
que la naturaleza, principal aliada y enemiga, les imponía. En ese
sentido, la humanización del territorio pasó a ser una constante, donde
el agua se hacía presente por medio de monumentales construcciones,
con las que se multiplicaron las opciones de uso de agua, no solo como
bebida básica, sino también como elemento de disfrute, ocio, e
higiene.

De ahí que agua, pero en su versión latina aqua, pasó también a


designar los grandes canales de conducción que aportaban agua a la
ciudad (bien conocidos en la ciudad eterna como relata Frontino en el
s. I d.C. y con los once acueductos que llegó a tener Roma en el s. III
d.C., desde el Aqua Appia hasta el Anio novus; o por la abundante
epigrafía relativa a la edificación de esas obras en ciudades
provinciales (por ejemplo en Mérida, con su Aqua Augusta: AE 1984,
493), construyendo por medio de canales elevados, subterráneos o
bajo sifonaje los canales que permitirían dotar de agua en grandes
cantidades a las ciudades para la creación de edificios de baños,
limpieza de calles, fuentes públicas (ornamentadas, ornamentales o
funcionales) y todo tipo de industria emergente en el ámbito urbano
pero también rural.

Aguas todas ellas que ahora en plural, como aguas o aquae, doblan
sus significados, y adoptan junto con los anteriores, un mayor número
de significados en el ámbito de la salud y el tratamiento de las
enfermedades. “Ad aquas venire!” Nos decía Cicerón (Planc. 65)
cuando nos aconsejaba sobre dónde acudir en busca de la vida eterna
(o al menos, lo más cercano a ella), pero refiriéndose así ya a ese otro
tipo de aguas en los que su composición difiere de las anteriores y
pasa a ser en si misma deseado elixir de salud y promesa de
recuperación.

$(!
!

Fig. 1 Vista general de la ciudad romana de Palmira (Siria, 2008)

La toponimia reabsorbe ese concepto y lo incorpora a su glosario


creando nuevas poblaciones bajo el apelativo Aquae: Aquae Calidae,
Aquae Voconis, Aquae Celenae,… para designar a aquellas poblaciones
originadas por la presencia de aguas minerales cuyas virtudes fueron
foco de atracción de poblaciones no solo locales sino también foráneas,
y cuya importancia se ha hecho evidente hasta la actualidad.
Las múltiples facetas del agua, no solo representan a aquellas
estructuras vinculadas a la higiene, la salud o el disfrute, sino que el
desarrollo de la ingeniería hidráulica se completa con la generación de
maquinarias sencillas a nuestros ojos pero que permitieron la
generación de energía para la tracción de molinos o de sierras para la
preparación de elementos ornamentales, tales como placas de mármol
o estructuras arquitectónicas, por las que demostrar las múltiples
posibilidades que el agua ejercía para cubrir las cada vez más amplias
demandas de la sociedad.

$)!
!

Significado y realidad. El agua en el origen de


la ciudad de Palmira
Y es justamente el agua el que dotó de significado y el que permitió el
origen de un asentamiento que llegaría a ser uno de los nudos
comerciales más importante de oriente próximo en la desértica
provincia de Syria: Palmira. Gracias a su formación geológica, el valle
en el que se ubica la ciudad retiene aguas que permiten la fertilidad de
parte de su territorio, configurando un oasis a partir de las fuentes que
manan desde Jebel Muntâr (Bounni y al-Asad 2000), entre las ruta del
principal paso entre Homs y el río Éufrates, que servían de lugar de
descanso a las caravanas que circulaban entre Irán y el Mediterráneo
ya desde la prehistoria.
Plinio el Viejo (Nat. V, 88), en el s. I d.C. la describe como “una noble
ciudad gracias a su localización, la riqueza de su suelo y el encanto de
sus aguas”, y es que a pesar de la conquista de esta provincia por los
romanos, gracias a su singularidad organizativa y funcional, mantuvo
cierta independencia, llegando incluso a ser considerada como “ciudad
libre” por el Emperador Adriano, estado que alcanzó su máxima
expresión en la mítica figura de Zenobia, tras cuya caída finalmente la
ciudad sería sometida primero al poder de Roma y después a los
sucesivos imperios que dominaron este territorio.

El aqua, pero también las aquae, estuvieron en su concepción siempre


presentes, y es que la abundancia de agua, conducida en gran medida
a través de un quanat, parcialmente subterráneo y solo en su tramo
final abierto, permitía irrigar parte del oasis que constituía la ciudad y
el rico palmeral que rodeada a la ciudad. Con esa y otras aguas se
abastecerían los complejos termales, como el situado frente al templo
de Nabû, en la avenida principal columnada, cerca del teatro y del
ágora, o de los ninfeos que adornan y refrescan la ciudad.

Pero Palmira no solo representa la presencia de aqua, sino también de


aquae en toda su concepción, porque aparece dotada de fuentes
termales, en su mayoría sulfuradas y radiactivas que a una
temperatura máxima de 33ºC manan en distintos puntos de la ciudad.

%+!
!

Así la fuente principal, la Fuente de Efqa (“fuente natural” en arameo),


que abastece igualmente el oasis y la ciudad bajo la protección del dios
Yarhibol (“Dios de la fuente”), adorado en sus espacios sagrados
provistos de nichos y un pequeño santuario (Bounni y al-Asad 2000:
89 y 130), recogía las ofrendas de exvotos vinculados al culto a estas
aguas que, bajo la supervisión de la figura de un curator, surgía como
el bien más valioso y razón de ser de la ciudad de Palmira.

La presencia de agua, aqua y fundamentalmente de aquae ha sido y


es, sin duda, la razón de ser y el origen de un amplio número de
ciudades del mundo antiguo, y en el caso particular de esta ciudad del
desierto, si cabe más, razón de anhelos y disputas por su posición
privilegiada sobre un recurso tan esencial y tan escaso en el desierto
de Siria. Sin embargo, a pesar del tiempo y de las múltiples vicisitudes
que la ciudad de Palmira ha vivido y superado, se enfrenta ahora a una
de sus peores condenas: la de no poder cumplir con la original
vocación de servir de punto de encuentro entre las ricas culturas
transportadas por los comerciantes que encontraron en sus aguas,
aquae, descanso y paz en su camino, retenida y atormentada como
está en nuestros días ante la crueldad de la ignorancia y el sinsentido.

BIBLIOGRAFÍA:

Bounni, A. y Al-Asad, K.1 (2000): Palmyra. History, monuments & museum.


Damasco.

González Soutelo, S. (2011): El valor del agua en el mundo antiguo.


Sistemas hidráulicos y aguas mineromedicinales en el contexto de la Galicia
romana. Colección Galicia Histórica, Fundación Barrié de la Maza, A Coruña.

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
1
Arqueólogo y antiguo responsable de antigüedades de Palmira, asesinado por el EI
en el propio yacimiento el 18 de agosto de 2015.

%*!
!

Fotografía del grupo que visitó Palmira entre abril y mayo de


2008, en la excursión organizada por el departamento de Historia
I de la Universidad de Santiago de Compostela

%"!
!

Escolma dalgúns reselos nas moedas de


Augusto co escudo galaico
(LVCVS AVGVSTI - GUERRAS CANTÁBRICAS)

Laureano F. Carballo

"A millor homenaxe que pode tributárselles ás boas persoas é imitalas"

Concepción Arenal

Prá Raquel, co meu máis sincero agradecemento

Raquel xubílase. Por imperativo legal, naturalmente, porque ista caste


de persoas son e séntense inxubilables. O seu “desafiuzamento” da
USC é un cristalino exemplo do fero e suicida desartellamento ós
poucos da universidade pública galega. Así a todo, a impiedade da
tesoira dos necios culpables dista e doutras desfeitas recurtadoras
chega tarde de máis pra cernar ista maxestosa árbore que xa deitou (e
seguirá a deitar) o froito das súas gallas: todos nós, os que queremos
e admiramos a Raquel, arqueóloga de vocación e devoción, de sacho
e de despacho, somos parte xa disa súa vizosa sementeira de amizade,
humanidade e coñecemento que en nós agromará por sempre.

Nota: e aínda han ter que lle mandar ós bombeiros pra ver de a sacar
do seu, na aparencia (só na aparencia) “atrapallado” despacho... E
digo “na aparencia” porque todo bo arqueólogo galego sabe que
Raquel é un prodixio de organización e que o Edward C. Harris (“C.”
de “Casal”?) aprendeu dela os principios da estratigrafía
arqueolóxica... buscando unha separata polos andeis do despacho da
nosa arqueóloga favorita… ;)

E agora, e visto o éxito do euro, volvamos por uns intres á moeda


romana… meigas fóra!

%#!
!

Unha escolma de reselos


O corpus de reselos nas moedas romanas co escudo galaico (sempre
en anversos, non coñecemos ningún reselo no reverso distas pezas)
non é moi grande pero, ós poucos, vaise amosando xa significativo.
Por problemas de espazo limitarémonos a uns poucos exemplos moi
espallados. Incluiremos a fotografía da moeda (anverso e reverso)
sempre que sexa posible.

%$!
!

MOEDA Nº 1

En RUIZ TRAPERO, Mª. (2000): Las monedas hispánicas del Instituto


de Valencia de Don Juan. Volumen II. I. V. D. J. Madrid: páx. 223
(moeda nº 3503).
IMP AVG DIVI

3503: 12,10 g 29,4 mm. Contramarcada ¿O? en anverso. Moeda


bastante ben conservada e clara, centrada. Persoalmente,
consideramos iste reselo non como a letra “O” senón máis ben coma o
reselo “ferradura” sinalado polas publicacións de GARCÍA-BELLIDO, Mª.
P. (1999):

“Es seguro que en Hispania las legiones utilizaron en casos sus


emblemas –símbolos- como firma de sus unidades. Los hay animados,
como el águila o el jabalí, e inanimados como la punta de lanza de la
legio VI y quizá un objeto en forma de “herradura” de la legio IIII”
(páx. 60).

MOEDA Nº 2

Tamén en RUIZ TRAPERO, Mª. (2000): Las monedas hispánicas del


Instituto de Valencia de Don Juan. Volumen II. I. V. D. J. Madrid: páx.
223 (moeda nº 3505).

MP AVG DIVI F

3505: 10,65 g 28,3 mm. Procedente da colección Buckler, ista moeda,


ben conservada, non consta coma reselada, cando, con poucas
dúbidas, podemos apreciar a contramarca “cabeza de águia” cara a
direita, “a picar” na orella do busto. A testa dista rapaz representa o
símbolo por excelencia das lexións romanas e a súa “política”
simbólico-militar:
“De todo el Imperio Romano son precisamente los campamentos los
que más numerario contramarcado han dado a luz: Vindonissa,
Oberhausen, Halten, Novaesium y otros más pertenecientes al Limes
germánico y por ello no es de extrañar que en Hispania sean también
las cecas cercanas a zonas militarizadas las que ofrezcan un mayor
índice de contramarcas… Sabemos que en Hispania la región

%%!
!

militarizada fue la banda geográfica que de Este a Oeste lindaba con


Cántabros, Astures y Galaicos, que ella perteneció a la Tarraconense
desde el 27 a. C. y que las cecas del Alto Ebro eran las más cercanas a
esas zonas, pertenecían a la misma provincia y algunas de sus
ciudades estaban claramente relacionadas con la tropa, lo que indicaría
que las monedas del Ebro llegaban allí como elementos de un circuito
económico normal. Sin embargo hay excepciones y anomalías que
indican una política monetal castrense planeada… es evidente que fue
en los años de la conquista y pacificación del Noroeste y Norte
peninsular cuando las tropas asentadas, que se calculan en unos
35000 individuos, necesitaron de numerario pequeño y se plantea por
primera vez, aquí en Hispania, una política del contramarcado, que a
nuestro juicio consiste básicamente en adjudicarse numerario y evitar,
invalidándolo, que salga de su área. ¿Quién duda que además se usen
las contramarcas para legalizar piezas viejas, de menor peso, de otros
valores, etc.?” (GARCÍA-BELLIDO, Mª. P. e BLÁZQUEZ, C. (1987-
1988): páxs.69-70).

MOEDA Nº 3
En PARRADO CUESTA, Mª. S. (1999): Catálogo de Monedas del Museo
de León. Volumen I. Edad Antigua. Estudios y Catálogos, 10. J. C. y L.
/ U. E.: moeda nº 251 A e R. Consta coa cifra (1988/1/60) como nº de
inventario do Museo de León.

G DIVI F

Clarísimo reselo “cabeza de águia” cara a direita, nunha moeda moi


gastada pero na que o reselo semella novo, clarimostrando o uso
revalorizador do vello numerario. 10,94 g 28,2 mm. Procede de Lancia,
da excavación de 1958.

MOEDA Nº 4

En AUREO (1997): Colecc. Tartessos. Barcelona: lote nº 1103. 12,12 g

IMP AVG DIVI


“Estilo bárbaro, contramarca ¿cabeza de águila? en anverso (también
bárbaro)”. Pouco que engadir ó antedito. A mala conservación do eixo

%&!
!

inferior do anverso da peza e a pouca calidade da fotografía non


axudan á clasificación da mesma. Con todo, coidamos estarmos
perante un reselo “ferradura” (polo trazo en “S” que arrodea o narís e
o queixo do busto) sinalado polas publicacións de GARCÍA-BELLIDO,
Mª. P. (1999):

“Es seguro que en Hispania las legiones utilizaron en casos sus


emblemas -símbolos- como firma de sus unidades. Los hay animados,
como el águila o el jabalí, e inanimados como la punta de lanza de la
legio VI y quizá un objeto en forma de “herradura” de la legio IIII”
(páx. 60).

MOEDA Nº 5

En CAAMAÑO GESTO, J. M. (1979): “Aportaciones al estudio de las


monedas de la “caetra”: Las monedas de la Colección Blanco Cicerón”.
Boletín Auriense, IX: 67-76. Moeda nº 4.

P AVG DI
“Presenta en el anverso, sobre el cuello del emperador, una
contramarca consistente en una cabeza de águila tipo Guadán XXVIII,
que es el característico resello legionario” páx. 68. 26,5 mm. 8,85 g
Mala conservación do numisma e mala calidade no papel da
reproducción fotográfica que amosa, contodo, un craro reselo “cabeza
de águia” cara a direita.

MOEDAS NON FOTOGRAFADAS

Ó non poder ver as fotografías distes reselos e dada a escasa ou nula


bibliografía ó respecto, falsificacións varias, “retoques...” e posibles
duplicacións de moedas nunca publicadas, estimamos conveniente
referenciar istas moedas co termo “caso”, máis axustado á realidade
numismática, sempre tan “particular...” (moedas atopadas e
desaparecidas “misteriosamente”, avatares da guerra “incivil” en
numerosos museos, coleccións privadas, datos (medidas, pesos, etc.)
escasos ou mal recollidos…).

CASOS A, B, C:

Unha primeira fonte útil para o traballo é a maxistral R. P. C. de

%'!
!

BURNETT, A; AMANDRY, M. e RIPOLLÈS, P. P. (1992). Nas páxs. 809-


810 e no INDEX 7 atopamos (sen fotografía, ninguén é perfecto… :) as
referencias:

Reselo tipo: nº 4 animate: uncertain mint 4.


nº 11 uncertain objects: uncertain mint 3.

nº 24 letters: uncertain mint 4.

A salientar: no número 4 temos o coñecido reselo “cabeza de águia”,


cara á dereita. No número 11 temos un anómalo “círculo con ¿X? e
puntos”. No número 24 temos un posible ¿D?. Non se presentan
fotografías distes reselos, referenciados en debuxo na obra. Temos as
nosas dúbidas sobre a existencia do nº 11.

CASOS D, E, F:

En SAGREDO SAN EUSTAQUIO, L. (1994): páx. 536.

Referencia nº 37 (no M. A. N.): dúas moedas con reselo:


nº 1. 11,40 g 28/27mm. Reselo “cabeza de águia”. Nº inv 2.12180

nº 2. 11,24 g 29/28mm. Reselo “cabeza de águia”. Nº inv 2.12173

Tamén en SAGREDO SAN EUSTAQUIO, L. (1994): páx. 543. Niste caso


é unha moeda dun catálogo de subastas numismáticas, concretamente
a subasta nº 51 da firma Espuny. É un AS de 12,40 grs. cun reselo
“cabeza de águia”. Sen máis datos.

CASO G, H, I:

En CENTENO, R. M. S. (1987): páx. 111. Unha moeda reselada da


caetra, a saber:

30 CASTRO DE ALVARELHOS, ALVARELHOS, SANTO TIRSO, PORTO,


inédita.
2 . As, Augustus, NO Hispânia, 26-25 a. C.; 8.767 g; Villaronga 4

O ex. n.º 2 apresenta no Anv. uma contramarca do tipo Guadán


XXVIII.

MuNaAr e Et lisboa, inv. 141.52: ex. n.º 2.

%(!
!

“Parece perfeitamente normal que o numerário contramarcado com a


cabeça de águia pertença, em exclusivo, aos centros emisores da bacia
do Ebro, da Celtibéria e do Noroeste que, como já vimos, eram os
principais abastecedores de moeda em AE à nossa regiao” (CENTENO,
R. M. S. (1987): páx. 247).

CENTENO, R. M. S. (1987): páxs. 124-5.

Outra moeda reselada da caetra:


71 CITÂNIA DE BRITEIROS, DONIM E SALVADOR DE BRITEIROS,
GUIMARAES, BRAGA.

51 As, Augustus, NO Hispânia, 26-25 a. C.; 8.18 g; Villaronga 4

Guadán XXVIII. Museo de Martins Sarmento (Guimaraes).


CENTENO, R. M. S. (1987): páx. 129.

Unha máis, esta en Pontevedra:

76 CITANIA DE TROÑA, PIAS, PONTEAREAS, PONTEVEDRA.


2. As, Augustus, NO Hispânia, 26-25 a. C. (com furo para
suspensao); Villaronga 3.

L. Pericot García e F. López Cuevillas, Excavaciones en la Citania de


Troña. Memoria de las excavaciones realizadas en 1929-1930, Madrid
1930 p. 37.

Paradoiro desconhecido.

CASO J, K, (L: exemplar do M.A.N.?):

En GUADÁN, A. M. DE (1960): páx. 105. Sen reproducir, reselo en


moeda con caetra:

“Un solo ejemplar conocido en el Ashmolean Museum de Oxford.


Parece tratarse de la rueda gala o de un dibujo con simbolismo
astronómico”.
E GUADÁN, A. M. DE (1960): páx. 106. Sen reproducir, reselo en
moeda con caetra:

“Se conocen varios ejemplares, uno de ellos en el Museo de Badajoz y


otro en el M. A. N. de Madrid”. Posiblemente, o exemplar de Madrid

%)!
!

sexa un dos xa anteditos do M.A.N.

BIBLIOGRAFÍA

AUREO (1997): Colección Tartessos. Barcelona.

BURNETT, A; AMANDRY, M. e RIPOLLÈS, P. P. (1992): Roman Provincial


Coinage. Volume I. Part II. London-Paris: pp. 809-810.

CAAMAÑO GESTO, J. M. (1979): “Aportaciones al estudio de las monedas de


la “caetra”: Las monedas de la Colección Blanco Cicerón”. Boletín Auriense,
IX: pp. 67-76.

CENTENO, R. M. S. (1987): Circulaçao Monetária de Hispânia até 192.


Anexos Nvmmvs, nº 1. Porto: pp. 242-250.

GARCÍA-BELLIDO, Mª. P. (1999): “Los resellos militares en moneda como


indicio de movimiento de tropas”. II EPNA. ANEJOS AEspA, XX: pp. 55-70.

GARCÍA-BELLIDO, Mª. P. e BLÁZQUEZ, C. (1987-1988): “Las monedas


celtibéricas y sus contramarcas en el Instituto Valencia de D. Juan”. Acta
Numismàtica,17-18: pp. 59-87.

GUADÁN, A. M. DE (1960a): “Las contramarcas en la amonedación ibérica”.


Nummus, VI. Porto: pp. 18-38.

(1960b): “Tipología de las contramarcas en la Numismática Ibero-romana”.


NH IX, 17. Madrid: pp. 7-121.

PARRADO CUESTA, Mª. S. (1999): Catálogo de Monedas del Museo de León.


Volumen I. Edad Antigua. Estudios y Catálogos, 10. J. C. y L. / U. E.

PERICOT GARCÍA L. e F. LÓPEZ CUEVILLAS (1930): Excavaciones en la


Citania de Troña. Memoria de las excavaciones realizadas en 1929-1930,
Madrid: pp. 37.

RUIZ TRAPERO, Mª. (2000): Las monedas hispánicas del Instituto de Valencia
de Don Juan. Volumen II. I. V. D. J. Madrid: pp. 223.

SAGREDO SAN EUSTAQUIO, L. (1994): “Distribución de los ejemplares de


bronce de la caetra”. VIII C. N. N., Avilés, 1992. Madrid: pp. 503-549.

&+!
!

Nin zapato baixo nin media de seda: A


desfolclorización da indumentaria galega

Belén Sáenz-Chas Díaz

Cando hai anos Raquel Casal e Fernando Acuña me invitaron formar


parte das “viaxes de estudo” que viñan organizando para o alumnado
da Universidade, non podía imaxinar que ía comezar un periplo
arqueolóxico envexable. Percorrer lugares como Éfeso, Pérgamo,
Petra, Palmira, Leptis Magna, Hatussas ou Aphrodisias foi un soño; e
facelo a carón de Raquel, un luxazo. Nove viaxes cheas de anécdotas,
de visitas a xacementos, monumentos e museos; de longas pateadas
das que escapabamos deseñando a nosa propia alternativa para evitar
un esforzo físico totalmente innecesario; de variadísimas dietas
mediterráneas a base de arroz con polo e polo con arroz, acompañadas
das nosas amadas ensaladas e regadas con viños, cervexas e
gintonics; de saídas ás 6,30 da mañá “CON MALETAS”, para darse
interminables malleiras de autobús, que contribuían ás profundas
sestas de toda a pasaxe; de momentos fashion cool estreando modelo,
con salacot incluído; de paseos en dromedario, da cabalo, en barco ou
en furgonetas de dubidosa seguridade; de tardes percorrendo zocos e
bazares para comprar recordos “authentic nabateos” cunha
depuradísima técnica de regateo perfeccionada ao longo dos anos.
As viaxes afianzaron a nosa amizade, que evidentemente continuamos
a nivel doméstico galego e compostelán, compartindo ata celebracións
familiares como as Benvidas de Baia e de Teo e o gran vodorrio dos
seus pais. Si, si; por esa orde. E as substanciosas charlas perante un
viño e unha cervexa nas que non faltaron, nin faltan, os cotilleos, os
desafogos dos asuntos internos do Departamento, os segredos
inconfesables, as confidencias e as risas. Nestes anos houbo novas
inesperadas que nos deron moi boas alegrías, como cando souben que
Baia viña en camiño, que me faltou tempo para ir celebralo contigo.
Outras novas recentes son algo máis desacougantes; pero aí

&*!
!

estaremos, para afrontalas xuntas, apoiándonos, e animándonos


mutuamente e a quen nestes momentos máis o precisa.

O interese polo xeito de vestir da clase labrega galega, o que


chamamos “traxe tradicional”, vén xa desde o século XIX e foi un dos
puntos de atención, xunto co baile e a música, da intelectualidade desa
centuria. E como baile e música, sufriu o mesmo proceso de
folclorización, un fenómeno que determinou enormemente a idea que
temos hoxe do “traxe galego”.

A.C. Airiños da Lagoa (Baiona, 2014). Extraída de facebook

&"!
!

Hermanos Buch (ca. 1870) Santiago de Compostela: Retrato


de familia da Agrela (Lampai, Teo) . Museo do Pobo Galego,
col. Familia de la Riva

&#!
!

A sociedade galega actual percibe o traxe galego como una vestimenta


suntuosa e ampulosa, herdeira do modelo de tipismo establecido polo
folclorismo burgués do século XIX. Como no resto de Europa, a
intelectualidade galega desa época, inspirada polo sentimento
romántico de exaltación da cultura popular e de busca das identidades
nacionais, outorgoulle ao traxe un valor identitario. No seu ideario
mestúrase, por unha banda, o sentimento de perda dos trazos
característicos e diferenciais do pobo galego, debido á progresiva
modernización da sociedade, froito da crecente industrialización e dos
avances tecnolóxicos. E por outra, a reivindicación lexítima do pasado
histórico e do carácter de Galicia como nación con lingua, territorio,
cultura e conciencia colectiva de seu. A súa mirada vaise centrar,
ademais de na historia, na sociedade rural, depositaria da tradición, do
modo de vida e de ser que define o carácter xenuinamente galego.

Desde o primeiro momento, a recuperación e recollida da indumentaria


correu a cargo dos coros e grupos folclóricos, xurdidos nas principais
cidades e vilas galegas xa a finais do século XIX. Formados por
membros destacados da vida social e cultural, os coros recollían as
manifestacións da cultura popular galega coa única finalidade da
representación, nos máis prestixiosos escenarios e perante o publico
máis selecto, da imaxe idealizada – case mitificada – da vida rural, co
seu atrezzo correspondente, iluminación, decorado e, como non,
vestiario.

A actividade destes primeiros coros quedou interrompida pola guerra


do 36. Entre 1938 e 1939 créase, dentro da Sección Feminina, a
organización “Coros y Danzas” coa finalidade de recuperar os cantos e
bailes tradicionais españois. Nos festivais e concursos de Coros e
Danzas, ateigados de autoridades, o baile e o canto eran totalmente
artificiais, buscando cumprir o tópico español de alegría, populismo e
festividade. A indumentaria converteuse nun mero atavío adaptado á
nova forma de bailar, eliminando ou transformando as pezas de roupa
que dificultaban os movementos nas coreografías colectivas, de gran
vistosidade, pero totalmente afastadas do xeito tradicional de bailar.

Coa chegada da democracia, o folclore trata de romper con certos


tópicos instalados durante á época da sección feminina, logrando que

&$!
!

algúns deles queden descartados, como as cintas de cores das camisas


ou a lonxitude da roupa. Moita xente interesada no folclore comeza
realizar recollidas sistemáticas de cantos, bailes e indumentaria. Pero a
meirande parte das agrupacións, e en beneficio do espectáculo,
recollen só aqueles elementos do traxe que locen no escenario,
dándolle prioridade unicamente ao criterio estético.

Indubidablemente, os museos compren unha importante función


educadora, divulgando os coñecementos que proporcionan as
coleccións que atesouran. O papel dos museos é fundamental para que
a sociedade galega comece a percibir a súa historia e a súa tradición
dun xeito diferente, despoxada da visión folclorizada que ata o de
agora padeceu. Dende a actual museoloxía, non podemos seguir
concibindo a indumentaria galega como un obxecto fosilizado, unha
reliquia do pasado, a testemuña dunha cultura rural incontaminada
pola sociedade moderna. Máis aínda, cando hoxe en día entendemos o
proceso de musealización e posta en valor do noso patrimonio cultural,
especialmente o etnográfico, como un diálogo entre o pasado e o
presente. Non podemos caer na folclorización da cultura que consolida
imaxes dun tipismo e enxebrismo que contrapón o tradicional ao
moderno e que non está a contemplar os procesos de cambio da nosa
cultura, en continuo proceso de formación. Os museos deben ser
centros de referencia dunha tradición non folclorizada, onde os
investigadores, os grupos folclóricos e a sociedade en xeral poida
atopar os datos veraces que precisan para o seu labor investigador. As
agrupacións sempre poden optar por seguir empregando un vestiario
no que o compoñente estético estea por riba do rigor histórico, pero en
ningún caso deberían manipular a documentación para darlle
autenticidade ás súas creacións, intentando lexitimalas co valor da
antigüidade.

BIBLIOGRAFÍA

HOBSBAWM, Eric (2002): La invención de la tradición. Barcelona, Crítica

MARIÑO FERRO, X. R. (2000) Antropoloxía de Galicia. Vigo: Xerais de Galicia.


Universitaria, 3

&%!
!

SÁENZ-CHAS DÍAZ, B. (2014) “Folclorización e estudios de indumentaria en


Galicia” Adra. Revista dos socios e socias do Museo do Pobo Galego (Santiago
de Compostela) 9: 41-55

VEGA, Jesusa (2005): “De la estampa a la fotografía: El traje regional y el


simulacro de España”. En Maneras de mirar. Lecturas antropológicas de la
fotografía. Madrid, CSIC, pp. 61-82

&&!
!

Begin the Beguine: As doas da Barbanza

Mª José Bóveda Fernández

Coas ideas claras e o discurso ben espeso planteime no despacho de


Raquel Casal para tentar convencela de que o máis lóxico do mundo era
que me dirixira unha tese sobre arte megalítica. Non recordo o sermón
exacto que soltei, pero supoño que sería unha pretensiosa sarta de
incongruencias. O que si lembro é que me mirou con moita curiosidade e
que non intentou disuadirme ou convencerme de que fixera algo que se
adaptase máis á súa liña de investigación. Foi clara e concisa na súa
negativa, e amablemente recitou a lista de profesores do departamento
máis axeitados, segundo ela, para dirixir unha tese sobre túmulos.

Mentres falabamos interesouse por min, que fixera, onde escavara, de


onde lle viña esa teima co megalitismo a unha recén licenciada. A
conversación fíxose máis distendida e ao cabo dun rato estabamos a falar
dos enxovais megalíticos. Estrañoulle que non coñecera máis cousas
sobre os obxectos de adorno. Pareceulle incrible que non soubera que en
Galicia tamén había túmulos nos que apareceran obxectos de ouro.
“Chatiña, necesitaba subir á biblioteca para coller uns libros, que che
parece se de paso lle botas un ollo a esas pezas?” e creo, ese debeu de
ser o primeiro dos seus miles de bos consellos.

Como vai ser imposible explicar, sen caer en sensiblerías, o meu


agradecemento, quero resumilo aquí homenaxeándoa cunha versión
revisada do primeiro traballo que fixen baixo a súa dirección, unha
comunicación ao VI Colóquio Galaico-Minhoto, Braga, 1994, que nunca
chegou a publicarse.

Posiblemente, o maior dos problemas que existen á hora de estudar a


ourivería prehistórica no noroeste peninsular é a completa falta de
contexto dunha grande parte da pezas e a existencia dun contexto
imaxinado para boa parte das restantes. Esta falta de referentes creou

&'!
!

un grande caixón de xastre cronolóxico no que moitos materiais


acababan, unicamente polo feito de estar feitos en ouro.

Dentro dos traballos realizados no programa de investigación sobre


ourivería prehistórica que dirixía Raquel Casal dentro do Departamento
de Historia I da Universidade de Santiago de Compostela, era prioritaria
a execución de “batidas” bibliográficas sobre os diferentes obxectos
áureos localizados en Galicia. Estes seguimentos bibliográficos permitían
localizar a primeira referencia sobre un determinado material, e
conseguiron contextualizar algunhas das pezas que se amontoaban no
limbo da adscrición cronolóxica indeterminada. Tamén permitiron
observar como os plantexamentos ideolóxicos dun momento histórico
concreto marcaban a determinadas pezas, e como, co paso do tempo,
estas etiquetas non se logran superar.

O conxunto de doas áureas coñecidas como “colar” da Barbanza é sen


dúbida un claro exemplo de como unha corrente teórica de moda pode
mediatizar a adscrición cultural dun obxecto, pese a que nin o contexto
nin a tipoloxía avalen esta asociación. Para comprobalo resulta necesario
percorrer as alusións que sobre este achado fan os diferentes autores, así
como os seus “cíclicos” abaneos cronolóxicos, desde o seu descubrimento
alá polo mes de maio de 1893.
Poñamos, polo tanto, marcha cara á Serra da Barbanza no cumio da cal
existe unha explanada (os Chaos) considerada por López Ferreiro como
un lugar de grande tradición arqueolóxica “según lo acreditan muchas
mámoas o montículos que de trecho en trecho, surgen como hongos en
la superficie; los castros que los rodean ...” (1893). Parece evidente que
a alusión ós “valiosos objetos de oro en ella hallados” coa que López
Ferreiro adorna o seu panexírico sobre as riquezas prehistóricas da serra
é unha auténtica primicia sobre as doas, polo menos así o entende
Villamil y Castro (1906). Mentres, no pequeno lapso de tempo que
separa as dúas referencias, as contas xa tiveran tempo para mudar de
mans: dende as dos achadores ás dun prateiro de Noia e deste, ao
prestixioso coleccionista santiagués Blanco Cicerón.
Será no estudo que Villamil y Castro realiza desta colección no que se
describan dun xeito claro por primeira vez: “Ocho cuentas de oro y

&(!
!

tamaño como de avellana engarzadas en un alambre también de oro en


disposición que pudieran haber servido de collar” (Villamil y Castro:
1906). Dúas cousas podemos sacar en claro da descrición; en 1906 só se
tiñan 8 contas, e que Villamil tampouco ten claro que o arame e as
contas formasen un colar. Na necesidade de buscarlles algún tipo de
paralelo decide comparalas coas “cuentas de oro y otras materias
galorromanas del Museo del Louvre”.

Sen dúbida, foron moitos os autores que tiveron acceso á colección


Blanco Cicerón, pero ata 1923 non teremos nova información sobre o
definido por García Romero como “hermoso collar de oro formado por
conos que se unen por su base mayor, y tienen en el centro dos cm y
otro tanto de altura. Por desgracia, ha perecido todo él, si no son nueve
piezas, juntamente con el hilo que las engarzaba”; temos que agradecer
a este investigador non só a inclusión dunha nova conta que completa as
actualmente conservadas senón, e ante todo, unha apreciación
cronolóxico-cultural que, bastante afastada da de Villamil y Castro,
recontextualiza o achado cara aos “monumentos megalíticos y restos de

&)!
!

grandísima antigüedad” que rodean o espazo no que apareceron, onde


chega a insinuar, poderían vivir os construtores destes monumentos
(García: 1923).

López Cuevillas vai tratar estas pezas en diferentes momentos da súa


obra; en 1926 non engade nada novo ao dito; de feito, cita textualmente
a Villamil y Castro, ata o punto de recoller oito doas en vez das nove
existentes nese momento, e só desconfía do paralelo establecido co
mundo galorromano “fundados n-esta semellanza incluimos na
ourivesaría castreja taes doas de colar anque pol-o seu atipismo nonos
pareza a sua atribución inteiramente segura” (López Cuevillas: 1926).
Teremos que esperar ata 1951 para que no seu estudo de conxunto das
xoias castrexas se decida a describilas dun xeito máis “científico” falando
de “nueve cuentas bitroncocónicas de distintos tamaños de oro de 22
quilates, con un peso de 135g” e, sen dubidalo, adscríbeas ao mundo
castrexo baseándose no suposto parecido co colar articulado de Estela,
Póvoa de Varzim (López Cuevillas: 1951). Neste intre, parece como se
todas as pezas de ouro galegas coñecidas puideran vincularse, dun ou
doutro xeito, co mundo castrexo, ben como precursoras, ben como
típicas dese período.

Desde este momento en ningún dos traballos sobre o ouro prerromano


galego parece coñecerse a existencia destas contas. Tan só no catálogo
de ourivería do Museo Provincial de Lugo, centro no que ingresan como
parte da colección Gil Varela (froito da disgregación da de Blanco
Cicerón), son estudadas por Peinado quen, pese ao seu coñecemento da
obra de Cuevillas, chega a diferentes conclusións. Quizais este autor
tivera acceso a algún tipo de documentación pertencente a Blanco
Cicerón que aportaba novos datos sobre a aparición do “colar”, e que
segundo dá a entender foi atopado canda outros obxectos de bronce, de
aí que para el non resulte acertada a cronoloxía de Cuevillas, e o
relacione co período Neolítico ou coa Idade do Bronce (Peinado: 1975).

Chegados a este punto consideramos que era o momento de volver


empezar: de iniciar dende cero o estudo das doas, como se as
acabásemos de atopar e, para non xogar con vantaxe, empregar tan só a
análise comparativa como os autores anteriores, e guiándonos por esta,
tentar encadralas nun nicho cronolóxico máis axeitado.

'+!
!

O “colar” está composto por 9 contas de ouro engastalladas nun arame


do mesmo material que foi atopado en maio de 1893 na parroquia de
Cures, Boiro, Barbanza, na grande explanada repleta de mámoas,
coñecida como Chaos da Barbanza.

A observación directa da peza leva a pensar que arame e contas non son
un mesmo obxecto, senón que foron unidos con posterioridade ao seu
achado.

O arame, que ten unha sección circular de 2 mm e 470 mm de


longo, parece sospeitosamente dobrado e ondulado, como se fose unha
espiral de, cando menos, dúas voltas, que foi estirada. Na actualidade,
conforma un aro aberto de 110 mm de diámetro mínimo e 150 de
máximo, de estremos rematados en gancho lembrando o aro central da
cadea de espirais de Antas do Ulla (García Alén: 1974); un destes
aparece esmagado, corroído e co remate bruscamente quebrado; o outro
gancho, o máis longo, acaba tamén toscamente pero, neste caso,
consérvase a sección do resto do fío. As nosas sospeitas para unha orixe
diferente de cada parte do “colar” parecen confirmarse polas noticias
recollidas no lugar dos achados por Monteagudo2 nas que se fala só do
arame, que ó parecer foi usado por un paisano para atar o seu
paraugas3.

As contas son todas macizas, bitroncocónicas e cunha fonda carena.


A apertura central é irregular, e o buraco, de uns 2 ou 3 mm de
diámetro, está realizado no vértice plano do tronco de cono, deixando
entre 0,5 e 2 mm de parede sen perforar. A carena parece como limada e
pode apreciarse nese punto un ton mate diferente do brillo que ten o
resto da peza. Todas as contas son brillantes e aparentemente recibiron
un acabado a base de puído.

Semellan estar realizadas por simple batido sobre un núcleo de ouro,


conseguido tras dunha primeira fusión das pebidas para eliminar as
impurezas (Perea:1991), para ser logo moldeadas por batido ou
martilleado. O buraco central pode conseguirse así mesmo pola acción

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
2
Queremos agradecer a D. Luis Monteagudo a súa amabilidade por facilitarnos esta información.
3
Segundo as informacións recollidas na zona por D. Luis Monteagudo, cando llo tentaron mercar,
o paisano, bastante molesto, respostou: “Como lle vou dar o arame, que quedo sen paraugas”.

'*!
!

dun instrumento de extremo punzante; a técnica sería a mesma que a


usada para conseguir os buraquiños que adoitan aparecer nos remates
das “diademas calcolíticas”, aínda que neste caso o proceso sería máis
traballoso e levaría un maior tempo a súa factura, xa que non se trata
dunha sinxela incisión senón dun torneado por frotamento, do mesmo
tipo que presentan doas doutros materiais como as do colar de Chousa
Nova 1 (Domínguez e Bóveda 2011).

Está claro que o debate central sobre as contas é sen dúbida a súa
cronoloxía. Os diferentes autores titubearon sobre esta, ata que Cuevillas
ditou a sentenza final condenándoas a ser castrexas. Se atendemos á súa
forma, as evidentes connotacións orientalizantes e o parecido, aínda que
descoñecido para Cuevillas, coas contas de Elviña fan pensar nesa
cronoloxía, pero se queremos basearnos só no aspecto pero sen
deixarnos cegar polo brillo do ouro, é xusto que reparemos en que este
resulta frecuente en pedra desde o neolítico. Consideremos como
bicónicas aquelas contas que presentan nos lados unha marcada inflexión
(Fábregas: 1992), e teñen o eixo central subliñado por unha marcada
carena. A aparición deste tipo de pezas é frecuente tanto na península
como na no resto da “área atlántica” en contextos neolíticos, calcolíticos
e do bronce inicial. Algunhas están realizadas en materiais como o
acibeche, a varisicita ou o ámbar que pola súa rareza ou “exotismo” non
desmerece para nada co ouro. Se pese a todo preferimos comparalas con
pezas áureas, non faltan tampouco exemplos nunha época temperá como
ocorre nas tumbas nº 4 e 43 da necrópole de Varna (Norman 2003) nos
primeiros momentos da metalurxia, e, moito máis cerca de nós, no
Abrigo de Buraco da Pala, Mirandela, Bragança, onde aparecen nun nivel
datado a finais do III milenio A.C. (Sanches et al: 1993)

A análise formal tamén permite levalas aos primeiros momentos da


metalurxia, aínda que tamén existen contas bicónicas castrexas. Pero
neste caso son doas macizas, similares tipoloxicamente ás feitas en
pedra, mentres que as de épocas posteriores son ocas. A dificultade
técnica da súa factura é a mesma que pode presentar calquera outro
elemento feito por martelado do ouro.

Aínda que a súa adscrición cronolóxica non presenta demasiada dúbida


unha vez revisadas dun xeito aséptico, non sucede o mesmo á hora de

'"!
!

outorgarlles un posible contexto. Xa García Romero en 1923 as asociaba


a un posible hábitat megalítico, emprazado na zona dos Chaos, rodeado
da espectacular necrópole da Barbanza. Esta hipótese enlaza con
consideracións máis actuais sobre o emprazamento de hábitats
megalíticos en relación con túmulos (Criado e Vaquero 1993).

Pese á tentación que supón a posibilidade de atribuírlles un contexto


doméstico, o tipo de material, o número das pezas e a súa
proximidade aos túmulos fan practicamente imposible afastar a mirada
do ámbito funerario. A aparición do colar de Chousa Nova I, localizado
in situ no interior dunha cámara megalítica intacta, permite facernos
unha idea do que podería ser un enterramento calcolítico. E as 9 doas
e a espiral que configuran o colar da Barbanza permiten xogar na nosa
imaxinación con achados como os de Varna repousando no interior dos
desvencellados túmulos que seguen poboando a explanada dos Chaos
da Barbanza.

BIBLIOGRAFIA

CRIADO, F. VAQUERO, J. (1993) “Monumentos nudos en el pañuelo. Megalitos


nudos en el espacio: análisis del emplazamiento de los monumentos tumulares
gallegos” Espacio, tiempo y forma 6, paxs. 205-248.

DOMÍNGUEZ BELLA, S.; BÓVEDA FERNÁNDEZ, M.J. (2011) “Variscita y ámbar


en el Neolítico gallego. Análisis arqueométrico del collar del túmulo 1 de Chousa
Nova, Silleda (Pontevedra, España)” TRABAJOS DE PREHISTORIA, 68, N.º 2,
paxs. 369-380

FÁBREGAS VALCARCE, R. (1992) Megalitismo del Noroeste de la Península


Ibérica. Tipología y secuencia de los materiales líticos. U.N.E.D., Madrid.

GARCÍA ALÉN, A. (1972) “Nuevas adquisiciones del Museo de Pontevedra”. El


Museo de Pontevedra XXVI.

GARCÍA ROMERO, C. (1923) "Un templo primitivo en el coto de Amoreira"


B.R.A.G., Tomo XIII.

LÓPEZ CUEVILLAS, F. (1926) “A idade do ferro”. NOS vol. I e II (1925-26).

'#!
!

LÓPEZ CUEVILLAS, F. (1951) Las joyas Castreñas. Instituto de Arqueología y


Prehistoria Rodrígo Caro, Madrid

LÓPEZ FERREIRO, A (1893) Historia de la iglesia de Santiago Tomo I pax. 268


(nota 8) e 272.

NORMAN A. (2003). “The Oldest Gold in the World in a Varna Cemetery”.


ANISTORITON: ArtHistory, Volume 7, September 2003:

PEINADO, N. (1975) Torques Celtas do Museo Provincial de Lugo, Diputación de


Lugo, Lugo.

SÁNCHES, Mª , J.; SOARES, A. E ALONSO, F. (1993) "Buraco da Pala: datas de


C14 calibrado e seu poder de resolução". Trabalhos de Antropologia e Etnologia.
Actas do primeiro Congresso Peninsular de Arqueologia.

VILLAMIL Y CASTRO, J (1906) "Productos de la metarurgia de tiempos remotos"


B.C.M.de Orense, Tomo 3, nº53.

'$!
!

El escritorio monetario español del Siglo de Oro

Antonio Roma Valdés

Esta es la crónica de un opositor a judicaturas que un extraño día de


principios de los noventa rompió su rutina. Aficionado a leer cuanto
escrito había de numismática, acudí a la cena anual de la Sociedad
Iberoamericana de Estudios Numismáticos en Madrid, donde residía, a
la que asistieron numerosos estudiosos cuyas obras casi podía recitar
mejor que algunos de mis temas. Me senté junto a una simpática
profesora gallega que acababa de dar una conferencia sobre glíptica en
el Museo Arqueológico Nacional, que por cierto estuvo muy bien. En
aquella conversación agradable me dijo que cuando visitara Santiago,
pasara a saludarla y le tome la palabra. Un par de años más tarde,
superada la oposición llegué destinado a Santiago por razones que no
sé y donde sigo destinado transitoriamente hasta que me jubile,
supongo. Y ofrecida la mano, me tomé el brazo y pasé por su
despacho, un recuncho que seguro que es más amplio de lo que
parece, con una gran ventana y que está lleno de libros, papeles,
tesinas y separatas aparentemente desordenadas, un mundo en sí
mismo como en los que me gusta trabajar. Y allí me presentó a
Fernando Acuña, Caamaño, Pepa Rey, cuyos despachos parecían haber
sido decorados por la misma firma y a otros más. Varias visitas más
tarde, de esas que se hacen con una periodicidad irregular, le propuse
que me dirigieran una tesis doctoral inusual, de moneda castellana de
la Edad Media, una de mis grandes ilusiones y… voilá. Nunca estaré lo
suficientemente agradecido a mis preparadores. Pues eso, hablemos
de numismática.

Introducción
La existencia de gabinetes de curiosidades y de colecciones
numismáticas es una actividad documentada desde el Renacimiento.
Numerosos eruditos y otros curiosos han formado colecciones respecto

'%!
!

de los que nuestro interés se ha centrado tradicionalmente en


determinar su contenido, nunca los escritorios monetarios que sirven
de continente, frecuentemente realizados para incrementar la belleza e
interés de los objetos que están llamados a contener. Algunos casos
son emblemáticos, como las colecciones reales o los casos de Antonio
Agustín (1515-1596), quien se hizo en Tarragona un hortus junto al
palacio episcopal en el que poseía esculturas e inscripciones y una
biblioteca, y el de Vincencio Juan de Lastanosa (1607-1681). Desde
que el rey aragonés Alfonso V (1416-1458) emplease una arquita de
marfil para portar sus medallas, disponemos de descripciones escritas
de escritorios españoles, de algunos preciosos muebles foráneos y de
escasos gabinetes españoles, realizados de acuerdo con gustos
importados. Saber cómo guardaban, mostraban y estudiaban estas
primeras colecciones de medallas en España es el objeto de este
artículo.

Una referencia previa: el escritorio español


Un aspecto característico de las colecciones de este período es que las
monedas que las componen se adquieren en general en áreas
geográficas próximas y lo mismo cabe suponer del mueble que ha de
contenerlas, el escritorio de Salamanca o contador con origen en la
España del s. XVI, realizado además en otras ciudades castellanas y
aun en Italia, denominado desde 1872 hasta la actualidad como
bargueño. Aunque ha evolucionado en tamaño y apariencia, su
característica fundamental es la presencia de muchos cajones
pequeños realizados con roble o pino, ubicados en hileras, algunos de
ellos de acceso secreto, aptos para la conservación de papeles y
objetos de pequeño tamaño de manera que cada propietario puede
dedicarlo a voluntad. En su aspecto exterior, se trata de una caja
prismática confeccionada en nogal o castaño con tapa y puerta, que
puede cerrarse y según las épocas dispone de asas para facilitar su
transporte, siendo frecuentes los apliques en hierro dorado sobre
terciopelo. Con el tiempo, se fabricaron arquimesas para colocarlos.
Desde que se conocen, en particular su rica decoración interior toma
elementos arquitectónicos, recoge elementos clásicos o se adapta al

'&!
!

gusto de sus propietarios, muchas veces con adornos confeccionados


con maderas finas, marfil, pan de oro y policromía4. Vista su
configuración, el escritorio es un mueble adecuado para la
conservación de monedas.

Con la excepción que se dirá, no conocemos escritorios monetarios


españoles y sí por el contrario extranjeros, con estilos diferentes y
ajenos al del escritorio de Salamanca, dentro del amplio renacimiento,
realizados en distintos materiales y con un aspecto en común, a saber,
la presencia de bandejas especiales, de pequeño grosor y con huecos
para las monedas, como las que se aprecian en La vista de Peter
Brueghel el Joven (1617) del Museo del Prado de Madrid5.

Las descripciones documentales de los


escritorios españoles
El museo de Lastanosa formaba parte de los más importantes del
período en Europa, a la altura de los de Kircher en Italia, Ashmole y
Camdem en Inglaterra o Filhol en Francia. Las descripciones del
oscense nos dan cuenta un colmillo africano, objetos americanos,
catanas tártaras, esculturas romanas, incluida un Neptuno y una
réplica de una estatua ecuestre de Marco Aurelio, un telescopio,
semillas de tulipanes, fósiles, lienzos de Tiziano, Rafael, Rubens,
Durero, Reni, Caravaggio, Ribera o Tintoretto, camafeos o piedras
preciosas.

Dentro de la biblioteca, ubicado en tres escritorios con bandejas que


dejaban huecos, se encontraba su gabinete de monedas, en el que
había más de 8.000 monedas y medallas de emperadores griegos y
romanos, la más amplia de las formadas hasta entonces fuera de
Italia, además de 1.100 de monedas aragonesas desde la Edad Media
hasta su tiempo. Además de compras e intercambios, recibió
donaciones de asiduos a su museo como Baltasar Gracián (1601-1658)
o Bernardino Fernández de Velasco (1610-1652). El poeta e historiador

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
$
!-./012-34!*)%*5!
%
!67789::;<=>?>@;AB5CD?A8?;EE5FD=:"+*%:+":*&:=DG;7>?BDE,6BE7D?BFDE:!!

''!
!

Juan Francisco Andrés de Uztárroz (1606-1653) describía de esta


manera la estancia hacia 1650 6:

En otro escritorio, que se divide en ciento y noventa y tres


lóbulos, hay retratos de Pontífices, Emperadores modernos,
Electores y de otros Príncipes, en plata, en bronce dorado, en
bronce y en plomo, y algunos medallones. En otro escritorio […],
de noventa gavetas, que todas se abren con su llave, distribuidas
en lóculos hay medallas romanas, griegas, púnicas, hebreas y
españolas. La primera división es de emperadores romanos, y en
esta hay medallas con virtudes, triunfos, consulados, provincias,
ciudades, puertos, ríos, edificios y dioses. La segunda división es
de emperatrices. La tercera de españolas antiguas. La cuarta de
colonias y municipios. La quinta de griegas, y en esta división a
lo precioso del metal y primoroso de la escultura se añade lo más
venerable de la antigüedad, pues en estas medallas se conservan
los retratos de aquellos famosos héroes, y testimonios de la
grandeza de su ánimo.

Dentro ya del s. XVIII, las del duque de Medinaceli y Antonio Tomás de


Herrera respondían sucesivamente a las siguientes descripciones7:
“Dos escriptoritos de madera de naranjo con sus llaves, el uno de
media vara de largo y más de tercia de alto con doce gavetas
chicas y una más grande y el otro de dos tercias de largo y cerca
de media vara de alto con diez y seis gavetas que parece servían
de estudio de medallas (…) 293 cerquillos de todos tamaños de
Bufano que parece serían para poner en ellos las expresadas
monedas o medallas”.
“24 gavetas llenas de mortejuelas en que se encajan las tablillas
cuadradas de que va incluso el diseño, en cada tablilla va otra
concavidad o mortejuela circular o la medida de la medalla que
en ella se ha de poner”.

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
&
!HBE8>GBF!IDFB;7J!DK!L=;?BF>4!=>GMEF?B7D!N,"$"$4!K5!"'@5!J!$+@5,$*@5!
'
! ILOLI! POQL/-34! "++(4! *%$,*%%4! FDG! >8DJD! ;G! !"#$%&'() *") $#+$,$-.) /&(012$-.) "-0$01$-) 3) *"45-) 61") $#)
/2"-"(0")"7&-0"()"()"#)8$#$%&9)*"#):161")4&)-";92)$)#$)/$22961&$)*")<$()=-0">$()*")"-0$)%&1*$*.)2"4&0&*$)$)
-1)"7%"#"(%&$)"()"#)4&-49)*?$)*")$@9-09)*")ABCA.)3)NBR<BD7;F>!S>8B7M<>?!J!SD<D=RBG>4!=EE5!%),#,$$!T(%,$,
"$U4!KD<E5!(!J!(@5!

'(!
!

Escritorio es la palabra usada para describir el mobiliario, a la


universidad salmantina se vinculan algunos de los primeros grandes
coleccionistas españoles, algunos de los cuales viajaron a Italia,
Agustín incluido, y en italiano se llama a este mueble monetiere. Por lo
tanto, los monetarios españoles debían ser adaptaciones del escritorio
salmantino.

Aunque muy posterior en el tiempo, el escritorio perteneciente al


Museo del Prado de finales del s. XIX, procedente del legado de Pablo
Bosch y Barrau con ingreso el 4 de marzo de 1916 se definió como
“bargueñito monetario” en la carta de legado. Sus medidas son
128x78x35 cm, cuenta con soporte, es de finales del s. XIX, dispone
de cuatro cajones estrechos a cada lado y 23 bandejas monetarias,
respondiendo a la tradición de este mueble español8. Por lo tanto,
puede suponerse una relativa tradición de los coleccionistas de adaptar
o fabricarse escritorios salmantinos para conservar sus colecciones.

El monetario del monasterio de San Lorenzo


del Escorial
La Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo del Escorial cuenta
con un monetario que responde a los parámetros indicados del
escritorio español, con la especialidad de contar con bandejas
monetarias en lugar de cajones9. El encargo de su fabricación se
produce tras el nombramiento de Antonio de San José como
bibliotecario en 1724 y con anterioridad a la llegada a España de
Alexandre Panel en 1743.

El monetario tuvo su momento más importante con Felipe II, que


desarrolló la colección de Alfonso V de Aragón y extendida por Carlos V
y María de Hungría. Al parecer, las monedas se guardaban organizadas

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
(
!VG@;G7>?BD!;E!W++"#+!
)
!XL/S0L!Y-!OL!Z2-.[-4!*)#%4!85!$'*9!-E7;!>?=>?BD!;E!MG>!@;?A>A;?>!=>?>@B<<>!A;![>?>F;>5!-E7\!!K>R?BF>AD!FDG!
=>A;?>E! KBG]EB=>E! A;! ^R>GD4! F>DR>! J! <B=DGFB<<D4! FDG! 6;?=DE>E! RBE>_?>E! J! F;??>AM?>E! A;! KD?`>5! IME!
AB=;GEBDG;E!EDG9!+!*4$'!a!4'(!J!+4$*!A;!KDGAD5![B;G;!ADE!8M;?7>E!FDG!EME!FD??;E8DGAB;G7;E!7B?>AD?;E4!J4!><!
>R?B?<>E4! >8>?;F;G! ;G! ;<! BG7;?BD?! <DE! %$! 7>R<;?DE! ABE7?BRMBADE! ;G! 7?;E! E;?B;E! A;! *(! F>A>! MG>5! S>A>! 7>R<;?D!
FDG7B;G;!D7?>!7>R<>!A;!F>?7bG!=MJ!AM?D4!R>?GBc>AD!A;!@;?A;!J!_M>?G;FBAD!;G!EME!RD?A;E!FDG!7B?>E!A;!FM;?D!
D!8>8;<!?D`D!;E7>=8>AD!;G!D?Dd!<>E!7>R<>E!7B;G;G!39.)$(!b!#%!>_M`;?DE4!D?ABG>?B>=;G7;4!ADGA;!E;!><D`>G!<>E!
8B;c>E5!/;=>7>!;<!>?=>?BD!;G!MG>!_?>FBDE>!R><>ME7?>AB<<>5!!

')!
!

en los cajones, sin que haya llegado la relación de las que la formaban,
acaso por su destrucción tras el incendio de 1671.

© Patrimonio Nacional

El cambio de gusto
La llegada de la dinastía Borbón trajo consigo la importación de un
nuevo estilo en la confección de monetarios. Los monetarios del
Infante don Gabriel de Borbón, que integraron la el Museo de Medallas
de la Real Biblioteca creada desde 1793 y en la actualidad el Museo
Arqueológico Nacional corresponden a este nuevo gusto. Algunas de
las bandejas se adornaban con dibujos dorados o bien se adaptaban
los huecos a las medallas que habrían de contener10. Alexandre Panel
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
*+
! eL.5! VG@;G7>?BD! *)($:*#+:#'4! *)($:*#+:#%4! *)($:*#+:%$4! "++':&%:"#$4! "++':&%:"#&4! "++':&%:"#'4!
"++':&%:#$#d! aVa,*'',*,(4! aVa,*'',*,)4! aVa,*'',*,"%4! aVa,*'',",*4! aVa,*'',","4! aVa,*'',",#4! aVa,*'',",%4!
aVa,*'',",(!

(+!
!

realizó indicaciones en 1763 para el conjunto de seis armarios para


ubicar el monetario de la Real Academia de la Historia, con “64
gabetas o cajones que contenían, a su vez, bandejas con 40 piezas
cada una”, realizado finalmente con estilo Carlos III.

Con todo y con ello, es probable que muchos escritorios monetarios de


los coleccionistas de los ss. XVIII y XIX siguieran con el formato del
mueble español.

Los primeros,
Museo
Arqueológico
Nacional.
1984/130/54 y
1984/130/35.
El inferior, de
la Real
Academia de la
Historia,
Almagro,
2007, p. 14

(*!
!

BIBLIOGRAFÍA

M. ALMAGRO-GORBEA (ED), Monedas y Medallas Españolas de la Real Academia


de la Historia, Madrid, 2007

A. DOMÍNGUEZ ARRANZ, “Nada es más hermoso que conocer: Lastanosa, entre


el anticuarismo y la erudición”, Sagvntvm 40, 2008

M. D. ENRÍQUEZ ARRANZ, El mueble español en los siglos XV, XVI y XVII, 1951

A. GARCÍA DE LA FUENTE, Catálogo de las monedas y medallas de la Biblioteca


de San Lorenzo de El Escorial, Madrid, 1935

G. MORA RODRÍGUEZ, “Vincencio Juan de Lastanosa”, Zona arqueológica 3,


Pioneros de la arqueología en España (del siglo XVI a 1912) 3, 2004

J. SALAS ÁLVAREZ, “El coleccionismo numismático en Andalucía durante la


Ilustración”, Numisma 252, 2008, 149-176

("!
!

“Galiza” no Livro das fortalezas de Duarte de


Armas

Xosé Ignacio Vilaseco Vázquez

Cando Raquel Casal, a comezos do proxecto arqueolóxico que dirixiu


xunto con Fernando Acuña Castroviejo no Castelo da Rocha Forte de
Santiago de Compostela, me pediu que colaborase con eles como
asesor técnico das intervencións, non sei se era moi consciente de que
co seu ofrecemento estaba a me posibilitar xuntar dúas das paixóns da
miña vida: a arqueoloxía de campo e a arquitectura defensiva
medieval (e moderna). Por diversas razóns profesionais tivera eu
relación con varios pequenos proxectos nalgúns castelos e fortalezas
de Galicia que fixeran desenvolver en min unha afección por este tipo
de monumentos xa cultivada desde a infancia. E colaborar dous anos
nese proxecto non fixo máis que consolidala aínda máis.

Nese tempo de traballos entre murallas cheguei a coñecer a existencia


do Livro das fortalezas de Duarte de Armas, un catálogo de plantas e
alzados dos castelos portugueses que existían na fronteira co reino de
Castela a comezos do século XVI, documento único para coñecermos a
arquitectura militar dos finais da Idade Media peninsular. Daquela
estaba esgotada a magnífica edición facsímile de Edições Inapa, que se
converteu case nunha obsesión para min ata que finalmente foi
reeditada en 2006 e conseguín facerme cun exemplar. Estou seguro
que a Raquel tamén lle gustou ter outro, e como supoño que lembra o
significado que este libro ten para nós os dous, converto esta obra ao
mesmo tempo en anécdota e obxecto deste meu artigo de homenaxe
A viaxe para recoller os datos de campo para o Livro das Fortalezas
fíxoa Duarte de Armas, de sur a norte, case que con seguridade ao
longo do ano 1509 (Castelo Branco 2006). Nela foi rexistrando a planta
e dous alzados desde diversas perspectivas dos castelos da raia
fronteiriza. Dos deseños que realizou con posterioridade á viaxe
conservamos dúas copias, o denominado códice A, custodiado no

(#!
!

Arquivo Nacional da Torre do Tombo de Lisboa, e o códice B, que está


na Biblioteca Nacional de España. O primeiro é o máis completo, non
só en conservación (o códice B só contén 72 folios, fronte aos 136 do
A) senón tamén nos detalles e acabados que presentan as imaxes, ata
o punto de que algún autor chegou a defender que o códice B serían os
deseños preliminares, executados directamente do orixinal, algo que
entra en contradición coas pequenas diferenzas que se aprecian
nalgunhas perspectivas dos castelos (Castelo Branco 2006).

Os alzados presentan unha riqueza iconográfica importante que


transcende da simple representación da arquitectura militar que
pretendía documentar (Cruxen 2012). Neles podemos ver perspectivas
das cidades nas que se insiren os castelos, outras construcións
próximas, xa sexan pequenas, como fontes, pontes ou muíños, ou
grandes, como outros castelos próximos, a paisaxe circundante,
escenas da vida cotiá e mesmo a fronteira, de aí que en ocasións
chegue a recoller castelos ou vilas do reino veciño e, xa que logo, do
territorio galego. E a pesar de que temos que aceptar que o que se
recolle arredor dos castelos son representacións sintéticas da paisaxe,
nelas podemos ter unha aproximación a vilas e lugares da nosa terra a
comezos do XVI.

En diferentes imaxes, desde Monforte de Rio Livre, no actual concello


de Chaves, ata Caminha, na foz do río Miño, aparecen representados
fragmentos da Galicia quiñentista. O primeiro que chama a atención é
que, unha vez que chegamos á fronteira galega, o territorio do reino
veciño que aparece nas imaxes pasa a identificarse como “Galiza”, e
non “Castela” como sucede ata entón. Sen lugar a dúbidas, na
mentalidade de comezos do XVI seguía moi viva, mesmo para un
portugués, a especificidade do noso país como entidade diferenciada
dentro do reino castelán. Isto mesmo non sucede con Estremadura,
por exemplo, cuxo territorio, cando se menciona, é denominado
“Castela”.

($!
!

Seguindo a propia orde que garda o códice A, a primeira


representación que temos de Galicia aparece na vista de Monforte de
Rio Livre da banda do nordeste (f. 94), na que aparece unha imaxe do
castelo de Monterrei. Convén sinalar que contra o que escribe o autor
na descrición, a figura ten que
estar tomada necesariamente
desde o SE, ou, como moito,
do leste, tanto pola posición
do propio Monterrei, á dereita
da vila de Monforte, como
polo emprazamento do castelo
desta última no extremo
esquerdo da imaxe. Erros
similares xa se teñen sinalado
para as vistas doutros
castelos (Castelo Branco
2006: 21), e tamén semella
existir na outra vista deste
castelo, que máis que do
suroeste semella tirada do
sur. Monterrei aparece nun
segundo plano, representado
de forma moi esquemática
como un amplo recinto
amurallado con cubos
rectangulares no que destaca,
sobranceira, a torre da
homenaxe. Resulta difícil
pensar que poida ser unha
imaxe realista e non un simple
esbozo para indicar a relación

relativa entre os dous castelos,


Monterrei (enriba) e aldea ao nordeste
do castelo de Portelo (embaixo), no máis aínda se temos en conta
códice A do Livro das fortalezas a grande distancia que media
entre eles, uns 20 km en liña

(%!
!

recta (razón pola cal, seguramente, o galego non aparece na imaxe


equivalente do códice B). Distorsións deste tipo son frecuentes na obra
de Duarte de Armas, especialmente na zona do Alentejo, onde adoitan
representarse prazas fortes castelás situadas a grande distancia, como
no caso de Ouguela, na que figura con moito detalle Alburquerque,
aínda que as separan case 15 km.

A seguinte presenza de Galicia está na vista de Portelo desde o norte


(f. 100). Este estaba situado xusto na raia, de modo que aos seus pés
nesta imaxe todo o terreo que se aprecia é galego, como ben sinala o
autor. Á dereita aparece unha pequena aldea con nove casas algo
dispersas cubertas con colmo, catro delas asociadas a un recinto
murado con entrada a través dun valo de madeira. Un recinto similar,
coa casa xa sen cuberta, aparece á esquerda da imaxe. Non se nos
proporciona información sobre o nome do lugar, aínda que,
probablemente, de non ser algún hoxe desaparecido, debe tratase de
San Martiño dos Peros ou algún outro dos que pertencen á parroquia
de Abades (San Paio), no actual concello de Baltar. A posición relativa
da aldea con respecto ao castelo sería a correcta, pero de novo resulta
difícil saber se estamos ante unha imaxe recreada ou real xa que na
figura equivalente do códice B a aldea se substitúe por unha paisaxe
montañosa.

O castelo de Piconha estaba tamén na raia, tanto que, logo do acordo


de límites fronteirizos entre Portugal e España a finais do século XIX,
ficou dentro do territorio galego. Daquela, temos grazas ao libro unha
importante documentación sobre o feitío desta fortaleza hoxe
desaparecida, xa que del apenas quedan máis que entalles na rocha no
lugar onde un día estivo (López 1999). Tamén nos permite ver que as
representacións non son fiables nos detalles: na planta do castelo (f.
132) o alxibe é rectangular cando o que conservamos é ao parecer
ovalado.

En ambas as vistas de Piconha (f. 101-102) aparece, ademais, o lugar


de Randín, no actual concello de Calvos de Randín, que dista 1,5 km
do castelo. Lugar que é posible que chegase a visitar Duarte de Armas
xa que algún autor defende que para ir desde Piconha ata Castro
Leboreiro atravesou territorio galego, de aí que non recolla o castelo

(&!
!

de Lindoso (citado en Cruxen 2012). Randín amósase como un


conxunto agrupado de casas cubertas con colmo en cuxo centro se
levanta unha torre rectangular ameada. Non existen datos sobre a
existencia desta torre medieval, pero dado que figura en ambos os
códices, cunha representación moi similar, podemos supoñerlle unha
certa verosimilitude. A modo de hipótese, podemos pensar que o pazo
que existe no lugar teña a súa orixe nunha casa forte señorial, torre
illada símbolo do dominio feudal sobre o territorio, tal e como sucedeu
noutros casos estudados como Mariñán ou Torres do Allo (Sánchez
2001). Pero novamente, cando descendemos aos detalles, vemos que
resulta difícil aceptalos como verídicos: no códice A todas as casas do
lugar, menos unha, presentan tellado a dúas augas e a torre
preséntase arruinada na vista desde o sur; no B, porén, é desde o N
onde esta última presenta a fenda e moitas das casas desde esta
perspectiva presentan unha cuberta a unha soa auga.

Randín visto desde o norte


segundo o Livro das
fortalezas, enriba no códice A
e embaixo no códice B

('!
!

Pero sen lugar a dúbidas, a imaxe máis coñecida de todas é a da


cidade de Tui que recolle a vista de Valença do Minho desde o sur (f.
112). Nela podemos ver a catedral-fortaleza a dominar o casarío, coa
torre de Soutomaior e a muralla ameada que bordean o claustro. Entre
as casas, cubertas de tella, distínguese outra pequena igrexa. A
muralla rodea a vila, con cubos no lado dereito e libre deles o
esquerdo, no que destaca unha prolongación cara ao río,
probablemente unha coracha para acceder á auga en caso de asedio, a
partir da cal se dispón unha falsabraga máis baixa en dirección sur.
Fóra dela, dispóñense algunhas casas e mais a igrexa do convento de
San Domingos. Diante, no río, tres barcos ancorados, dúas naos e
mais unha carabela, permiten supoñer que río seguía a ser navegable
ata este punto. Aínda que algúns detalles semellan moi fiables (o
deseño da catedral) outros deben ser tomados como orientativos. Así o
parece indicar a análise do casarío que enche a muralla, con
importantes diferenzas entre o códice A e mais o B, ou a forma da
igrexa de San Domingos, que carece de cruceiro pero incorpora unha
torre na parte media da nave da que non existe evidencia ningunha.

En resume, son poucos os enclaves galegos que se chegan a apreciar


no Livro das fortalezas. A fronteira entre Galicia e Portugal foi fluída e
permeable durante toda a Idade Media, un límite feudal entre señoríos
pero non metal nin comercial (Barros 1994), razón pola cal no lado de
aquí non se desenvolveran baluartes fronteirizos, e os únicos castelos
que existían eran en realidade símbolos de señoríos (Romero 1998).
En realidade si existen outras imaxes de territorio galego, aquelas das
fortalezas ribeirás co río Miño, pero nelas unicamente podemos
apreciar a paisaxe. En Melgaço podemos ver as montañas que a
rodean, entre as que se aprecia unha construción (igrexa?) e uns
cultivos situados ao norte, cercados por peches, de varas?, e con
algunha árbore no seu interior. Infelizmente, as vistas de Monção
están tomadas desde leste e oeste e non recollen o castelo de
Salvaterra de Miño, que se sitúa a unha distancia similar á de Tui de
Valença. Aquí e en Lapela unicamente figuran liñas insinuando as
montañas, igual que en Vila Nova de Cerveira e Caminha, pero nestas

((!
!

últimas, como curiosidade, podemos apreciar as representacións máis


antigas que coñecemos do Monte Santa Tegra.

Códices do Livro das fortalezas


Códice A: Duarte de Armas (s/d) Livro das fortalezas situadas no
extremo de Portugal e Castela por Duarte de Armas, escudeiro da Casa
do rei D. Manuel I. Arquivo Nacional da Torre do Tombo. Dispoñible en
liña: http://digitarq.dgarq.gov.pt/details?id=3909707 (consulta feita o
08.09.2015)

Códice B: Duarte de Armas (s/d) Livro das fortalezas. Biblioteca


Nacional de España. Dispoñible en liña:
http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000096106 (consulta feita o
08.09.2015)

BIBLIOGRAFÍA

BARROS, C. (1994). “La frontera medieval entre Galicia y Portugal”.


Medievalismo, 4, p. 27-39.

CASTELO BRANCO, M. DA SILVA. (2006). “Introdução”. En DE ARMAS, D.


Livro das fortalezas. Lisboa: Arquivo Nacional da Torre do Tombo e Edições
Inapa. [3ª edición facsímile], p. 1-22.

CRUXEN, E. BISSO (2012) “O viajante Duarte de Armas e sua obra imagética


sobre a fronteira luso-castelhana (1509)”. Oficina do Historiador, 5(1), p. 82-
100.

LÓPEZ MARTÍN, C. (1999). Proyecto de ordenación del medio rural de Calvos


de Randín. Catálogo de elementos a protexer. Dispoñible en liña:
http://www.planeamentourbanistico.xunta.es/siotuga/iotpu.php?iddoc=2258
5 (consulta feita o 08.09.2015)

ROMERO PORTILLA, P. (1998) “Ausencia de fortalezas de frontera en Galicia


(ss. XIII-XIV)”. En J. A. BARRIO BARRIO; J. V. CABEZUELO PLIEGO (eds.). La
fortaleza medieval: realidad y símbolo. Actas de la XV Asamblea General de
la Sociedad Española de Estudios Medievales. [Imp. Murcia]: Sociedad
Española de Estudios Medievales, p. 333-338.

()!
!

SÁNCHEZ GARCÍA, J. A. (2001). Torres do Allo. Arquitectura e historia del


primer pazo gallego. A Coruña: Deputación Provincial.

)+!
!

Matres, mouras e soberanas

André Pena

Desisivas em minha educação, re-encaminhando-me pela senda da


Arqueologia, possivilitando o caminho de minha formação, e bem mais
em meu trabalho das Instituições Celtoatlánticas na História de Narón,
diretores de minha tese doctoral, fundamentais em minha vida
privada, afectiva e profissional, Raquel Casal e José Maria Luzón
Nogué são pessoas que quero e de quem sento-me orgulhoso.

Os amigos de Raquel sabemos da generosa ajuda. Pois xa que ou


sabes, voucho dicir: ainda que quisesse, por muito que o deseje, eu
não poder-to-ia pagar neste mundo todo o bem e ajuda que nos
brindaste, minha muito querida Galaica Alma Mater sempre aí,
tendendo a mão, prevenindo de não poucos riscos, brindando
consilium, recebendo cos brazos abertos e o sorriso de boas-vindas.

Enquanto viva conta com meu incondicional afeto e lealdade. Graças a


ti, e a teus amigos, contra vento e maré, a USC me será sempre
particularmente grata. Que a vida que tens por diante seja bela, muito
bela. Desejo te devolva, querida e preciosa Raquel, duplatum aut
triplatum, ou muito que nos deste.

Matres, mouras e soberanas


Esto parece una ginecocracia. Esto es poco civilizado (Estrabón).

Pars pro toto o inventario post mortem


dos objetos depositados no túmulo do
caballero, se representa nas estelas
funerárias Atlánticas desde a Idade do
Bronze, ca S. XIV a.C. até o período
Tardo Antigo, século VII d. C., como
sucede com o espelho e o peite para a
Moura (Pena Graña), que num dia, o

)*!
!

escolheu na Trebopala para reinar; e, aguarda-o a sua morte no seu


reino do Mar Moiral, ou Alén para compartilhar com ela seu reino e
seus tesouros. Mas esta tradição do peine e o espelho da Moura ou da
Muller Mariña (de *OMorica, o Alén baixo o Mar) mantida nas
heráldicas até hoje Quando nasceu? O áureo peine calcolítico de
Caldas, permite ver sendo conservadores em clave de continuidade
uma origem Neolítica.

Crenças que fizeram que a gente poderossa levasse consigo, o melhor


que tinha, o ouro, para o desfrutar no Além ou no interior da câmara,
alimentam o interesse pelas mámoas dos que não têm médios para
subsistir. Começando a violação ao dia seguinte do enterro (Pena
1991) e repetíndose ao longo de milénios, completaram o trabalho os
construtores de lareiras para as casas dos camponeses granjeros,
levando-se as pedras ou chantas da câmera, -da canteira-, dizian.

O tesouro escondido de Caldas ilustra este costume documentado


quando assinalando que a Terra dos Galegos é rica em ouro, prata,
peles de animais selvagens e outras riquezas, dí (capítulo VII) o Códice

)"!
!

Calixtino no s.XII, que sobretudo é muito rica em


Tesouros dos Mouros, gacis sarracenicis [sarracenos
e etimoloxía popular dos

mouros considerando mineria o ‘furar nas mámoas’, o


abrir galerías no Além em termos de Geografia Mítica
Celto-atlântica para apanhar os tesouros das raças da
Mourindade.

Assim as achamos todas violadas hoje. Outras


causas, actividades roturadoras e ‘mineiras’ da Idade
Meia, o saque sistemático da Idade Moderna, a
concentração parcelaria e os incontrolados desmontes
do presente século ajudaram tambén o
desaparecimento de muitas -dos períodos Megalítico,
Calcolítico, Idade do Bronze e do Ferro- ficando a
lembrança - como sorriso de Chesire cat- na
toponímia de montes, vales e lugares.
Por último chega a paleta d@ arqueólog@ ao túmulo
excavado milleiros de veces. Se sabe o conto? Bom.
Não se sabe? Bom, tambén, as ortopédicas chantas
sostidas no aire converten nun unicum mundial o
dolmen de Dombate – o New Grange Galaico-.

Estas actividades deixan deixam nos lacos anticos et


mamolas “mámoas”, dos diplomas seu cartão de
apresentação o visible buraco de violación.

Em 1997 o indoeuropeista galego da Sorbona Eulogio


Losada Badía, creador do IGEC, apresentou num
congresso na Universidade de Bretaña Ocidental,
Brest -as atas publicaram-se em formato livro, seus
estudos sobre o signario tartésico, concluindo que por
suas carácteristicas fónicas se tratava, sem dúvida
duma língua Celta. O livro distribuído por Francia,
Bretanha, Escocia e Irlanda, acordou o interesse dos
lingüístas especializados nos estudos celtas. Assim o
Tartésico, Celta Antiguo Común o Q-Celtic.

)#!
!

Como tinha demonstrado Eulogio Losada Badía-, falado no atlântico


europeu, agora decifrado por J. T. Coch, o vocábulo Laco/ Lago, Lagoa,
Lago, Lagoela e derivados, assinala que alude a uma mámoa, ou a um
túmulo, em celta antigo comúm tartésico: lokoon, significam ‘tumba
moimento funerário, como o cisalpino lokan ‘tumba’, podendo provir do
*indo-europeu *legh- “jazer”, sendo seu registro mais antigo a
inscrição do
Tasionos,
galaico Nerio
com um
impressionan
te currículum
pois não
contente com
dizer que ele
é o primeiro
ario
documentado
dá História
(não se
assustem, ari
significa "nobre" - se os nazistas levantassem a cabeça!-, proclama
também ser ele o primeiro herói celta, excingos, de Fisterra da Kaltia
ou Galtia, isto é Galiza! O berço dos Celtas da Europa Atlântica.

Como curiosidade o latín lacus, tumba, ou foxo com cinzas da


incineração, tem também o sentido de buraco chamando-se lacunar o
grande oco, a magna lacuna, no meio do teito pelo que caía a chuva
no impluvium ou pequena piscina do pátio.

Hoje conhecemos a origem dos buratos de violação das mámoas, mas


o imaginário dos paises celtas pensava que estes buracos, eram como
túneis comunicando nosso mundo dos vivos com o Alén, pelos que saía
a A[Moura]a asollar seu ouro para que conservasse o brilho. As
miniaturas medievais a representam com o cabelo solto, tocando a
viola,sobre á mámoa ou se olhando ao espelho e peitando o dourado
cabelo cum peite de ouro.

)$!
!

[A]Mor[ric]a, AMoura, e OMor[ic]o OMouro -permitide-me assinalar a


provável re-galegização ou enxebrismo, por coincidir o vocablo
castelhano da coisa muslime-, é voz documentada (Pena) no tartésico.
AMoura e OMouro -como monstramos faz anos, trassunto da tripla
Mãe (Mater, Matres) seu paredros, Deus trinitario celta habitam
Omurika [< *ou(p)omorika], “O mundo baixo o mar”, diferente ao dos
humanos: assinalando Koch a voz gala Aremorica a “Terra do Mar”, cf.
o ‘mazizo Armoricano de Bretanha’]. Are Mórica, Mar Moiral, Alén,
“Mundo baixo o mar ou terra”.

Em clave PCP, Paradigma da Continuidade Paleolítica, desde a Idade


do Bronze, a A/Moura do Atlántico Celta -alheia à sangrenta invasão
muslime da Península -
encarna à Soberania, à
Deusa Mãe, de quem as
linhagens proclamam
descer a mostrando as
armarias como Mulher
Marinha ou como Dama do
Lago [caso dos Scott de
Escócia, antepassados de
Sir Walter Scott, e do
primeiro de todos, Juan
Mariño, ou dos nossos
Lago].

)%!
!

“O primeiro foi ũu cavaleiro boo que houve


nome dom Froiam, e era caçador e monteiro. E
andando ũu dia em seu cavalo per riba do mar,
a seu monte, achou ũa molher marinha jazer
dormindo na ribeira. E iam com ele tres
escudeiros seus, e ela, quando os sentio, quise-
se acolher ao mar, e eles forom tanto empos
ela, ataa que a filharom, ante que se acolhesse
ao mar. E depois que a filhou aaqueles que a
tomarom fe-a poer em ũa besta, e levou-a pera
sa casa.

E ela era mui fermosa, e el fe-a bautizar, que lhe nom caia tanto nome
nem uu como Marinha, porque saira do mar; e assi lhe pôs nome, e
chamarom-lhe dona Marinha. E houve dela seus filhos, dos quaes ũu
que houve nome Joham Froiaz Marinho.

E esta dona Marinha nom falava nemigalha.


Dom Froiam amava-a muito e nunca lhe
tantas cousas pode fazer que a podesse
fazer falar. E ũu dia mandou fazer mui
gram fogueira em seu paaço, e ela viinha
de fora, e trazia aquele seu filho consigo,
que amava tanto como seu coraçom. E dom
Froiam foi filhar aquele filho seu e dela, e
fez que o queria enviar ao fogo. E ela, com
raiva do filho, esforçou de braadar, e com o
braado deitou pela boca ũa peça de carne,
e dali adiante falou. E dom Froiam recebeo-
a por molher e casou com ela. [Livro de Linhagens do Conde Dom
Pedro, Lisboa]

O fato de que no século XII muitas de nossas damas de alcunha se


chamassem Marinha, em honra à Mulher Marinha, mãe de Juan
Marinho, primeiro representante em Europa do tema mal chamado
Melusino, pretendendo evocar a bela história medieval galega da
Mulher Mariña –a Moura Soberana- mostra que a legitimação da
linhagem, e o conceito de Soberania ‘de direito divino’, era muito

)&!
!

importante. Se os galegos de
Espanha e de Portugal
desconhecemos a bela história
medieval de Dona Marinha Que
importa? A história legitimadora da
linhagem galaica, ou celta, triunfou,
convertida pelo poeta dinamarquês
Hans Christian Andersen no conto da
Sereinha. Fazendo o próprio, os
franceses converteram em Melusina a
Dona Marinha.

Por último, fica-me só fazer uma consideração. Os garimpeiros da


mourindade não tinham facil obter seu ouro, os tomb raiders galegos
corrian muito perigo, temiam, um medo muito grande, à maldição da
Moura. Algo [Não sabemos que foi] lhes passou aos saqueadores duma
grande necrópolis CALCOLÍTICA (SIC) em Caldas quando pondo a bom
arrecado seu botim - calculado em 27 quilos de ouro- não puderam
voltar a por ele. Forão executados ao ser surpreendidos mãos na
massa em alguma de suas correrias? Perderão a memória? Não
sabemos. Ninguém voltou recolher o escondido.

Precisamente o pavor infundido aos violadores pela Moura - estavam


mais seguros de sua existência que da paternidade dos filhos-, lhes
fazia extremar as precauções quando não sucumbir a alucinações
coletivas.

Viña a significar roubarlle aos mouros, aos ananos e aos xigantes,


evocándoos ou conxurándoos previamente lendo e deslendo libros,
grimoiros, e máxicas fórmulas, neutralizándoos para evitar que estes
se enrabecharan ao ser privados do seu ouro subterráneo.
Nos violadores de mámoas galegos a remota ideia do casal com a
[A]Moura ainda estava presente, desde a documentação medieval ao
século XIX. MARTÍNEZ SALAZAR (1909: 218-9), percebendo o valor
etnográfico dos depoimentos dados ante o juiz pelos garimpeiros
violadores furtivos de túmulos preocupou-se de os transcrever:

)'!
!

Hilario Alonso havia achado ali uma mulher descabelada [isto é com o
cabelo ao ar, não oculto pelo lenço] e vestida de rraxa parda [raso cor
castanho, roupas custosas como convém a uma belíssima [A]Moura], e
os cabelos soltos, e isto a bocanoite […], e que trazia na mão uns
poucos de cabelos [de ouro], e que lhe dixera [dissesse] que qual lhe
parescia [parecia] melhor, aquilo que ela trazia na mão ou ela; e que
ele lhe respondesse que ela […]: e então que ela lhe mandasse que
fosse cabar [cavar] ao dito Otero [outeiro] da Mámoa de Segade e que
acharia um tesouro […]

Pese à esta rara e excepcional fealdade da [A]Moura [por ação da


Igreja] –sempre, em todo tempo, se mostra no imaginário popular
galego majestosa em seus modais, belíssima, leucoderma, de loiros
cabelos, jovem, portando ricas joias e vestidos-, a pontual declaração
destes ladrões de túmulos funerários galegos, conserva, inclusive
reforçada, a memória do casal entre a Deusa Mãe e o herói morto.
Eram ladrões bons. Não como os maus de agora, que te roubam o
carro, e te mandam cominatória carta te reclamando a roda de
reposto.
Anyway, Gallaecia Fulget!
Uma enorme aperta. Grazas cara Raquel

)(!
!

La historia del Santiago medieval en un castillo

Álvaro Rodríguez Resino

La primera vez que comprobé como un proyecto arqueológico de varios


años requiere de mucho tiempo, de esfuerzo, y dedicación, fue en A
Rocha Forte. Al lado de Raquel pude participar en las principales
campañas arqueológicas del castillo, aquellas que desvelaron la
importancia de este yacimiento, y lo pusieron en el mapa como uno de
los lugares históricos singulares de Santiago, fuera del casco antiguo.
Durante varios años, trabajamos para documentar el castillo lo mejor
posible, y es gracias a estos datos que hoy tenemos una comprensión
del castillo de A Rocha Forte mucho más profunda, que nos permite
incluso afirmar que se trata de un lugar fundamental para entender
varios fenómenos históricos en Santiago.

A Rocha Forte es fundamental para entender la formación definitiva de


la Tierra Medieval de Santiago. No es casualidad que su fundación se
deba a Juan Arias, a mediados del siglo XII. Este momento es cuando
se configura de manera definitiva el señorío santiagués, hasta su
disolución en el siglo XIX, con la abolición de los privilegios feudales.
Juan Arias construye el castillo como centro feudal de primer nivel,
aspecto que puede apreciarse en varias de sus características.

En primer lugar, hoy sabemos que el castillo estaba cerca de Santiago,


pero fuera del alfoz de la ciudad. El centro del señorío compostelano,
entre el Tambre y el Ulla, y el Iso y el mar (los límites del señorío
donado a Gelmírez por la Reina Urraca), estaba formado por dos Giros:
el de la ciudad de Santiago, que pasaría a ser su alfoz, y el giro que
iba desde el Ulla al Tambre. Ambos tienen una tendencia concéntrica, y
mientras que el primero tenía su centro en la ciudad, el segundo lo
tenía en A Rocha, hasta el punto de que este pasaría a llamarse Giro
da Rocha.

En este castillo, como emplazamiento feudal que era, había un


almacén, o celeiro, en el cuál se recogían las rentas de numerosos
casales del Giro, en un momento en el cuál los arzobispos ya se

))!
!

preocupaban de organizar sus señoríos de una manera coherente. La


Rocha responde a esa necesidad, y lo hace en el propio meollo del
señorío compostelano. Además, estaba en el camino del principal
camino a Padrón, el puerto de Santiago por el que entraban
mercancías desde fuera. Y teniendo en cuenta que muy cerca hay un
puente de origen medieval (por lo menos) es muy posible que en el
castillo también se cobrase portazgo. Por eso, no podemos entender A
Rocha sin su función como centro feudal, que le daba sentido.

Arqueológicamente aún sabemos muy poco de como se organizaba


fisicamente el almacenaje de todas estas rentas. Posiblemente, parte
se realizase en los bajos de la torre del homenaje, de la que
conocemos su cimentación. Pero es posible que en el espacio externo,
que no está excavado pero en el que hay evidencias más que
interesantes de la presencia de un yacimiento medieval, existan más
espacios relacionados con este centro feudal. No lo sabremos hasta
que se excave. Eso sí, la cantidad y calidad del material arqueológico
recuperado nos informa de cómo en este lugar se consumía cerámica
de lujo, animales, y todo tipo de productos en gran cantidad, lo cuál es
coherente con su función como centro señorial.
Pero además, este castillo es historia viva de la política medieval del

*++!
!

señorío compostelano. Por lo menos desde Gelmírez, entre el arzobispo


y el concejo compostelano existió una tensión crónica, hasta el punto
de que hubo decenas de enfrentamientos armados entre el arzobispo,
por un lado, y los burgueses de Santiago puntualmente apoyados por
la nobleza, por el otro. En el propio castillo fueron asesinados los
miembros del concejo por Berenguel de Ladoria. Fue asediado varias
veces, y destruido en el gran evento antiseñorial de la Galicia
medieval, la revuelta irmandiña. Y no sólo eso, sino que también
sabemos que cuando fue abandonado sus piedras sirvieron para
levantar una torre en la Catedral, pero también el castillo del Pico
Sacro, que fue muy útil para las guerras que el arzobispo mantuvo con
varios señores a finales del siglo XV.

En este castillo vivía el arzobispo cuando quería sentirse seguro, y sus


imponentes muros jugaron un papel militar fundamental, entendido
precisamente dentro de esta conflictividad, que agitó la vida política
gallega desde el siglo XIII en adelante. Por tanto, A Rocha fue una
pieza fundamental dentro del tablero político, codiciada por los
enemigos del arzobispo, y temida y odiada por burgueses y
campesinos, que en las guerras irmandiñas lo desmocharon,
derribando además la torre del homenaje, el símbolo de la odiada
dominación feudal del arzobispo. No es casualidad que no quede nada
de la torre del homenaje, y que en algunos lugares las murallas estén
completamente desmontadas, por tanto. Es un reflejo de los eventos
políticos del momento.

Este castillo es además un ejemplo de la introducción en la Península


Ibérica de la arquitectura gótica, y de nuevas técnicas edilicias, que
llegan a través del Camino de Santiago. El primer constructor, Juan
Arias, edificó el primer recinto amurallado, cuadrado y con torres
redondas y simétricas, muy al estilo de los castillos franceses que
entonces se estaban construyendo. Al mismo tiempo, proyectó una
cabecera gótica, no concluída, para la que se trajo a maestros canteros
de Francia, seguramente los mismos que trabajaron en la Rocha. El
que el castillo fuese acabado, y no la cabecera gótica, dice mucho de
las prioridades políticas del arzobispo, que seguramente prefería un
refugio fuera de la ciudad a embellecer la catedral, que aún estando

*+*!
!

entonces fortificada era vulnerable a las revueltas urbanas. En la


Rocha se introdujo esta nueva manera de construir castillos, una
poliorcética novedosa, que asumía la defensa activa como novedad
militar. Seguramente, por primera vez en la Península. Ya no se
confiaba en un emplazamiento elevado para evitar ataques de manera
pasiva, sino que se construye un castillo en el valle, en un pequeño
afloramiento al lado de un río, que se emplea para extraer la piedra.

Arqueologicamente tenemos abundantes restos de esta nueva forma


de construir: gruesos muros de sillería para aguantar impactos
balísticos como los de los proyectiles de trabuco aparecidos, altos y
bien construidos, almenas para acosar a los atacantes a cubierto, un
paseo de ronda con matacanes (alguno de ellos ha aparecido) para
hacerlo volado y poder batir la base de los muros, y torres redondas,
más resistentes y bien situadas para cubrirse mutuamente. Incluso,
encima de la poterna encontramos restos de un cadahalso para
defenderla de manera activa. Y, seguramente, había una gran puerta
con torres monumentales. El conjunto se complementaba con un foso,

*+"!
!

que no conocemos bien todavía. Por último, los restos de ventanales


góticos, posiblemente asociados a una capilla o a la torre del
Homenaje, muestran como además de castillo, la Rocha era también
residencia y lugar de culto señorial.

Pero además, este castillo fue introduciendo novedades defensivas a lo


largo del tiempo. Se le añade una barbacana con accesos interiores
para un sistema de aguada y defensa, destinada a reforzar la base de
los muros y construir una defensa compartimentada. Es importante
entender que la Rocha fue un castillo con un crecimiento orgánico,
alguna de cuyas fases pueden ser documentadas, como las reformas
de Berenguel de Landoria a inicios del siglo XIV. No fue construido de
una sola vez siguiendo un “modelo” de castillo francés, pero si
planteado, construido y ampliado siguiendo las innovaciones
poliorcéticas presentes en ese modelo. Lo cuál también nos recuerda
que los modelos no son una descripción exacta de la realidad, sino una
manera de entender las soluciones tomadas en el pasado, en este caso
a la hora de construir y mantener castillos.

Así pues, la Rocha es un documento excepcional para entender la


conformación definitiva del señorío feudal compostelano en el siglo XII,
cómo era un centro feudal del momento, la conflictividad endémica
vivida entre arzobispos, burgueses, aristócratas y campesinos, la
introdución de nuevas formas artísticas y edilicias a través del camino
de Santiago, y cómo se construía y concebía un castillo bajomedieval.
Por todo esto, estamos ante un yacimiento excepcional. Y gran parte
de su conocimiento se lo debemos al equipo que Raquel dirigió
durante años en este yacimiento, que pasó de ser un auténtico
desconocido a un lugar de referencia para todos los compostelanos.

BIBLIOGRAFÍA SOBRE EL YACIMIENTO ELABORADA POR EL EQUIPO DE


INVESTIGACIÓN DIRIGIDO POR RAQUEL CASAL

BUCETA BRUNETTI, G. (2006): “Diagnóstico sobre los agentes de alteración


en el yacimiento medieval de La Rocha Forte (Santiago de Compostela, A
Coruña)”, Gallaecia no 25, Santiago de Compostela, pp. 173-185.

*+#!
!

CASAL, R.; ACUÑA, F.; VIDAL, L.; RODRÍGUEZ, Á.; NODAR, C. (2004): “A
Fortaleza da Rocha Forte (Santiago): campañas de intervención 2002-2003”,
Gallaecia no 23, pp.195-204

CASAL, R.; ACUÑA, F.; VIDAL, L.; NODAR, C.; RODRÍGUEZ, ÁLVARO e
ALLES, M. J. (2005): “La Fortaleza de A Rocha Forte (Santiago de
Compostela): campaña de 2004”, Gallaecia. No 24, Santiago de Compostela,
pp. 193-218.

CASAL GARCIA, R.; ACUÑA CASTROVIEJO, F. e GONZÁLEZ VILA,G. (2006):


“O castelo gótico da Rocha Forte, Santiago de Compostela”, Os Capítulos da
Irmandade: peregrinación e conflito social na Galicia do século XV, Xunta de
Galicia, pp. 430-437.

CASAL, R.; ACUÑA, F.; VIDAL, L.; NODAR, C. e GONZÁLEZ, G. (2006):


“Fortaleza medieval de A Rocha Forte (Santiago de Compostela): campaña de
2005” Gallaecia no 25, Santiago de Compostela, pp. 147-172.

CASAL GARCIA, R. e ACUÑA CASTROVIEJO, F. (2007): “La arquitectura de la


fortaleza medieval de Rocha Forte (Santiago de Compostela)”, Del
documento escrito a la evidencia material: actas del I Encuentro
Compostelano de Arqueología Medieval (Santiago de Compostela, 22, 23 y 24
de marzo de 2006) / Mercedes López-Mayán Navarrete, Carlos J. Galbán
Malagón (coords.). Santiago de Compostela, Lóstrego, 2007. pp. 87-114.

CASAL, R.; ACUÑA, F.; MARTÍNEZ, J. R. e SANTAMARÍA, G. (2007): “V


campaña de intervención no Castelo da Rocha Forte (Santiago de
Compostela): novas preliminares da actuación no ano 2006”, Gallaecia no.
26, Santiago de Compostela pp. 163-183.

GONZÁLEZ VILA, G. (2006): “Achádegos numismáticos na fortaleza de A


Rocha Forte (Santiago de Compostela)”, Gallaecia no 25, Santiago de
Compostela, pp. 227-267.

MARTÍNEZ CASAL, J. R. (2006): “A cerámica medieval da fortaleza de A


Rocha Forte: contribución ao seu estudo”, Gallaecia, no 25, Santiago de
Compostela, pp. 187-225.

ROMA VALDÉS, A. e GONZÁLEZ VILA, G. (2006): “Monedas de Enrique II


fabricadas entre 1369 y 1373: una posible emisión compostelana”, Gallaecia
no 25, Santiago de Compostela, pp. 269-283.

*+$!
!

Xoan Arias, o señor das Rochas: As dúas torres

David Fernández Abella

A miúdo recordo con moito agarimo aquelas campañas na Rocha Forte,


o primeiro castelo ao que lle botei o ollo na miña tola elección da
arqueoloxía medieval. Alí en aquel castelo (recordo, estabamos
escavando a liza entre o primeiro recinto e a falsabraga) Raquel
decidiu o meu tema de TIT, e a miña tese. E aquí estamos. Despois de
once anos, de proxectos conxuntos, viaxes, amizade e bos consellos,
quixo o destino que o círculo se (case)pechase cunha nova
intervención na súa outra Rocha, a Branca, que aínda se nos resiste.
Por iso a hora de escoller decidín este tema “rochoso”, porque
académica e vitalmente sempre estará unido o meu recordo a quen me
escolleu para escavar aquel castelo arcebispal, ese xacemento onte
inexistente, que hoxe todos desfrutamos.

Durante todas as intervencións


arqueolóxicas que o equipo do Grupo de
Investigación Arqueopat, dirixido polos
profesores Raquel Casal e Fernando
Acuña, realizou no Castelo da Rocha
Forte, un dos grandes interrogantes que
sempre houbo era a localización da torre
da Homenaxe.
Sabiamos pola documentación do Pleito
Tabera Fonseca que si existía e que
destacaba en tamaño e altura. Segundo o
testemuño Fernando de Roan, labrador
de San Juan de Fecha (Rodríguez
González 1984:117):

“…la dicha fortaleza tenia nuebe torres


arredor de si y en medio la torre de la Alzado Hipotético da Torre do Homenaxe. J.
Suarez Otero, X. Ayán Vila y C. Marín López.
bara de casa muy alta que hera de Rochaforte. P. 27. 2013.

*+%!
!

quatro sobrados en alto…e que tenía tres cercas alderredor y en la


çerca de mas de dentro questaba cabe la dicha bara de casa estavan
las dichas nuebe torres, las cuales dichas nuebe torres heran altas
sobre la dicha çerca que tenían cada una un sobrado e cubiertas de
teja y que la dicha barra de casa hera de piedra de grano e con su cal
labrada y las dichas nuebe torres de la misma manera y la çerca del
dicho muro donde hestaban las dichas torres también y que las otras
dos çercas eran de buena piedra y en algunas partes de canto y que
heran las dichas çercas todas tres muy anchas y fuertes e la dicha bara
de casa muy ancha e argamasada…”.

Gonzalo García de Baamonde clérigo de Santa Baia de Codeso, dinos


tamén (Rodríguez González 1984:184) que na fortaleza:

“…Abia en medio della una bara de casa e torre de omenaje e dentro


su fuerte e que hera de quatro sobrados y la pared muy ancha que en
el acho della a una ventana estarían diez onbres e que tenia tres
çercas y ençintos de piedra alderredor en que había nuebe torres
alliende de la dicha bara de casa las quales heran la una la torre
nueba y la otra que se dezía de Sancta Eufemia…las dichas torres eran
sobradas cada una de su sobrado e que las dichas torres heran
almenadas alderredor e las çercas de la dicha fortaleza e que la bara
de casa hera guirnaldada y almenada …”
Segundo os testemuños do Pleito falabamos dunha torre de perpiaños
de granito “en medio” do Castelo, rodeada das cercas, de catro pisos
de alto, caleada e argamasada, moi ancha, cun ancho de parede de
dez homes, guirnaldada e almenada.A intervención realizada no
Castelo no verán de 2013, dirixida por Maria José Bóveda, confirmou,
arqueoloxicamente, a existencia da mesma, da que quedaban exiguos
restos, froito do derrubamento da mesma11 e posterior espolio. A
torre, de planta cuadrangular, ocupaba una posición central, aínda que
descadrada e lixeiramente xirada en relación coa primeira cerca
(Bóveda Fernández 2013:38). Tiña uns 12 m. de lado e 2,2 m. de

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
**
!I;!DE!F>E7;<DE!;?>G!D!E]=RD<D!AD!8DA;?!GDRB<B>?4!>E!7D??;E!A;!HD=;G>f;!;?>G!>!8;?EDGBKBF>FBbG!EB=Rb<BF>!
AD! E;gD?! AD! S>E7;<D4! 8D<D! E;M! @><D?! ;E7?>7^fBFD! ;! 8D?! E;?! =D?>A>! AD! E;gD?! =;E=D5! hD?! BED! EDG! DE!
8?BGFB8>BE!;<;=;G7DE!>7>F>ADE!T;!>??>E>ADEU!8D<DE!V?=>GABgDE5!/;E8;F7D!>D!@><D?!EB=Rb<BFD!A>!7D??;!8DA;!
FDGEM<7>?E;!>!-5!Q>?;<>!L_iB!T"++"9)",)(!J!*))(9!#%#,#%$U!

*+&!
!

espesor dos seus muros. A intervención arqueolóxica permitiu definir


tamén outras estruturas anexas como as escaleiras (GE2003) e as
estruturas adosadas ao lado NW (GE2004), algunhas relacionables con
almacenamento de cereal e outras, como o definido como “estrutura
lineal/camiño” cun probable sistema defensivo previo. Estes elementos
fan pensar nunha organización espacial independente e previa a
creación da primeira cerca, que a lo menos no caso da estrutura lineal,
xa estaba amortizada na primeira metade do século XIV (Bóveda
Fernández 2013:39). Noutro artigo (Fernández Abella 2014:236 nota
36) xa deixabamos aberta a posibilidade de que a torre do
Homenaxe12, puidese ser o núcleo primixenio do edificio e
corresponder á unha primeira fase construtiva do edificio, ou sexa, a
primeira obra do arcebispo Xoan Arias Gallinato (1238-1266).

Foto aérea da fortificación da Rocha Forte (López Costas & Teira Brión 2014:260)

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
*"
! 1M;! ;G! FDG7?>! A>! f;G;?><BA>A;! A>E! KD?7BKBF>FBbGE! _b7BF>E! 8;GBGEM<>?;E! TS>E><4! LFMg>! J! XDGc\<;c!
"++&9$#*U4!G;E7;!F>ED!DFM8>!MG6>!8DEBFBbG!F;G7?><!GD!;EjM;=>!FDGE7?M7B@D!A>!KD?7BKBF>FBbG5!

*+'!
!

Este arcebispo deixa reflexado nas súas actas capitulares (1255):


“Stauimus etiam de personis et canonicis, maniapanis duplariis
morantibus nobiscum apud Rocham Fortem, quod eant ad processiones
diebus dominicis et solemnitatibus” (López Ferreiro 1903:84-85) a que
se supoñía primeira mención do castelo aínda que non fai moito se
localizou documentación dous anos anterior13, que en nada modifica o
sustancial: nestas datas xa existía un núcleo edilicio habitable polo
arcebispo e o seu séquito, probablemente dende non fai moito tempo.

No seu testamento, (20 Abril 1266) lega a fortaleza as posesións


arcebispais: “Castellum de Rocha Forte cum LXXXVIII casalibus uel
pluribus si ibi inuenta fuerint” (López Ferreiro 1903:103-104). Portela
et al. (2004:62-63), seguindo a López Ferreiro considera que o deseño
inicial da fortificación pode ter influencia francesa, pois franceses son
os “petrarii” e o Mestre de obra na catedral nos momentos centrais do
século XIII, enmarcados no gran programa construtivo deste arcebispo
en Compostela. Alí viviu o arcebispo e o seu séquito longas
temporadas e alí morrerá.

Outro edificio atribuído ao afán construtor


de Don Xoan Arias e a Rocha Branca. Non
causa sorpresa o feito do uso de nomes
tan semellantes pensando na súa
coetaneidade, se ben hai que remarcar
que o nome de Rocha Branca non
aparecerá na súa primeira referencia
documental o edificio, tamén do
testamento de Xoan Arias: “ In Petrono,
domun et turrim que ibi fecimus, cum
duobus casalibus de Scellleyros et una
vinea. Et vineam de Olivaria. Et omnes
alias vineas et hereditates que habemus
Reconstrución hipotética da planta da in ipsa terra de Petrono, excepta vinea de
Rocha Branca (Modificado de Portela
Silva y Pallares Méndez 1993:46). Cesuris quam donavimus capitulo

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
*#
! k-E7MABD! A;! ADFM=;G7>FBbG! 6BE7b?BF>5l! S?DGD<Df]>! a;?><4! h85! *5!
67789::?DF6>KD?7;5BGKD:C;R:M8<D>AE:>?jMB@D:>?jMB@D:RR):%"R*)%##R&,%">%;A(;>$,D,F>E7;<D,A>,?DF6>,
KD?7;58AK!Tm<7B=D!>FF;ED!+),+),"+*%U5!

*+(!
!

compst.” (López Ferreiro T V 103-107) que os profesores Portela e


Pallares (1993:40) identificano co primeiro núcleo do castelo: torre e
edificios anexos.

Nunha intervención arqueolóxica realizada no xacemento entre Xuño e


Xullo de 198114 localizase a torre principal da fortificación, de pranta
cuadrangular e 10,2 m. de lado. Describese como os muros estaban
forrados de cantería e cun núcleo de mampostería e morteiro de cal. O
espesor dos muros e de 1,26 m. Polo seu lado Este adosabanse
(trabadas) edificacións da mesma época, interpretables como o edificio
residencial do testamento de Xoan Arias. Lamentablemente non
dispoñemos de moitos mais datos sobre ela.

Base da Torre do Homenaxe da Rocha Branca. (M.C. Pallares Méndez & E. Portela
Silva. A Gran Historia de Galicia Vol. II T. V Pp. 210. 2007).!

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
*$
! YB?BfBA>! 8D<D! 8?DK;ED?! Z;?G>GAD! LFMg>! S>E7?D@B;`D! ;! G>! jM;! >! 8?DK;ED?>! />jM;<! S>E><! X>?F]>! 7>=^G!
8>?7BFB8>?]>5!

*+)!
!

Pero demais da arqueoloxía temos a “foto fixa” que os testigos do


Pleito Tabera-Fonseca nos dan del. Así, Fernan de Rodero, mercader,
veciño de Padrón (Rodríguez González 1984:115) declara: “…tenia una
bara de casa buena de piedra labrada de grano e un palaçio abaxo con
una sala y camaras donde bibian e moraban y un çirco de piedra
labrada y con sus almenas ençima de la dica çerca…”

O Lope d’Outeiro, labrador de Santa Comba de Louro (Rodríguez


González 1984:238) que relata: “...tenia una bara de casa que
aparesçer del testigo tenia dos o tres sobrados e que hera çercada
alderredor toda la fortaleza e tenia barbacana e tenia tres o cuatro
torres por la dicha çerca alderredor e que tenia una puente llebadiza e
un baluarte sobre la dicha puerta e dentro tenia una sala y no se
acuerda si tenia mas e que hera la dicha sala ladrillada por el suelo de
ladrillos de colores e pintada por alderredor muy hermosa...”

Sería por tanto unha torre de dous ou tres pisos de sillería de granito,
caleada, tellada de tella e almenada, cun pazo anexo cunha sala e
zona residencial e que se accedía por un patio.
As dúas torres comparten ubicación xeoestratéxica: Situadas nun
afloramento granítico, nunha posición non verdadeiramente de control
visual a longa distancia pero si pegadas aos camiños de acceso aos
dous núcleos urbans de Padrón e Compostela, nos que se implantan,
moi cercanas, pero extramuros. As dúas parecen ter estructuras
anexas, que no seu aspecto primixenio igual se parecían mais do que
actualmente se supón.

Aínda admitindo un orixen común baixo o arcebispado e Xoan Arias e


evidente que as diferencias constructivas entre as dúas torres deben
marcar algún tipo de significación constructiva, ben sexa na función
para as que previamente se planifican, ou polo dimensionamento da
obra planificada no punto no que se implantan os dous elementos. Se
admitimos que a torre de Homenaxe da Rocha Forte e un núcleo inicial
de torre e dependencias que igual ao que, se supón, foi a da Rocha
Branca, e relevante que a finais da vida do arcebispo Xoan Arias A
rocha Forte xa o considera e denomina “Castellum” ¿podería ser que
nestas datas xa estivera finalizado o recinto ou primeira cerca? Sexa

**+!
!

como sexa parece e que os ritmos construtivos da Rocha Branca


semellan estar mais atrasados nas mesmas data que os da Rocha
Forte, tanto no edificio como na construción do seu territorio. Isto
explicaría15 a denominación “domun et turrim”. Quedaría aberta a
cuestión, como xa reflexamos noutra ocasión (Fernández Abella
2015:415 ) de se a diverxencia tipolóxica que se advirte hoxe en día se
debe na Rocha Branca a que se aproveitara para a súa implantación
algunha estrutura ou xacemento previo, algo que só con futuras
intervencións arqueolóxicas na fortificación se poderá comprobar.

BIBLIOGRAFÍA
Bóveda Fernández, M.J. (2013). Actuación de escavación, restauración e
estudo do castelo de A Rocha Forte. Santiago de Compostela, Santiago de
Compostela. Memoria.
Buceta Bruneti, G. (2006). Diagnóstico sobre los agentes de alteración en el
yacimiento medieval de La Rocha Forte (Santiago de Compostela, A Coruña).
Gallaecia, nº25, Santiago de Compostela, pp. 173-185.
Casal García, R.; Acuña Castroviejo, F. (2007). La arquitectura de la fortaleza
medieval de Rocha Forte (Santiago de Compostela). En: López-Mayán
Navarrete, M.; Galbán Malagón, C. J. (coords.). Del documento escrito a la
evidencia material: actas del I Encuentro Compostelano de Arqueología
Medieval (Santiago de Compostela, 22, 23 y 24 de marzo de 2006). Lóstrego.
Santiago de Compostela. Pp. 87-114.
Casal García, R.; Acuña Castroviejo, F., (2008). V campaña de actuación
arqueolóxica na Rocha Forte, Santiago de Compostela (A Coruña). En:
Actuacións arqueolóxicas: ano 2006. Santiago de Compostela. Xunta de
Galicia. Pp. 31-32.
Casal García, R.; Acuña Castroviejo, A.; González Vila, G. (2006). O castelo
gótico da Rocha Forte, Santiago de Compostela. In: VV.AA. (2006), Os
capítulos da Irmandade. Peregrinación e conflicto social na Galicia do século
XV. Xunta de Galicia. Pp. 430-437.
Casal García, R.; Acuña Castroviejo, A.; Martínez Casal, J. R.; Santamaría
Gámez, G. (2007b). V campaña de intervención no Castelo da Rocha Forte
(Santiago de Compostela): novas preliminares da actuación no ano 2006.
Gallaecia, 26, Santiago de Compostela, pp. 163-183.
Casal García, R.; Acuña Castroviejo, F.; Rodríguez Resino, A., (2009). A
evolución arquitectónica dun castelo baixomedieval: o caso da Rocha Forte

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
*%
!I;=8?;!A;!E;?!>!BA;G7BKBF>FBbG!A;!h><<>?;E!n!hD?7;<>!T*))#U!FD??;F7>5!

***!
!

(Santiago de Compostela). Gallaecia nº28, Santiago de Compostela, pp. 199-


212.
Casal García, R.; Acuña Castroviejo, F.; Vidal Caeiro, L.; Nodar, C. González
Vila, G. (2006). Fortaleza medieval de A Rocha Forte (Santiago de
Compostela): campaña de 2005. Gallaecia, nº 25, Santiago de Compostela,
pp. 147-172.
Casal García, R.; Acuña Castroviejo, F.; Vidal Caeiro, L.; Nodar, C.;
Rodríguez Resino, A. e Alles León, M. J. (2005). La Fortaleza de A Rocha
Forte (Santiago de Compostela): campaña de 2004. Gallaecia, nº 24,
Santiago de Compostela, pp. 193-218.
Casal García, R.; Acuña Castroviejo, A.; Vidal Caeiro, L.; Rodríguez Resino,
A.; Nodar, C. (2004). “Fortaleza de Rocha Forte (Santiago): campañas de
intervención 2002-2003”. Gallaecia, nº 23, Santiago de Compostela, pp. 195-
204.
Díaz y Díaz, M.C. (Ed.) (1983). Hechos de Berenguer de Landoria, Arzobispo
de Santiago, Introducción, edición crítica y traducción. Santiago de
Compostela.
Fernández Abella, D., (2005). A Rocha Forte: Una aproximación al estudio de
la guerra bajomedieval. Trabajo de investigación tutelado. USC. Inédito.
Fernández Abella, D. (2014). El castillo de A Rocha Forte, un ejemplo para el
estudio de la guerra bajomedieval. Roda da Fortuna. Revista electrónica
sobre Antiguidade e Medievo. Vol. 3. nº 1-1. Pp. 225-256.
Fernández Abella, D., (2015). El Castillo de A Rocha Branca de Padrón (A
Coruña). Férvedes nº8 Pp. 411-419.
Galbán Malagón, C. J. (2011). ¿Sueñan las piedras con fortalezas
medievales? La heterodoxia disciplinar en el estudio de las fortalezas de la
Terra de Santiago. Estrat Crític. Revista d'Arqueologia, nº 5 (2), pp. 86-98.
Galbán Malagón, C. J. (2011). Arquitectura militar y aspectos constructivos
de las fortalezas bajomedievales. Origen, función, contexto y evolución de las
fortalezas de Altamira, Vimianzo y Cira. Universitat de Barcelona. Tesis on-
line: (http://www.tdx.cat/handle/10803/31959).
González Vila, G. (2006). Achádegos numismáticos na fortaleza de A Rocha
Forte (Santiago de Compostela). Gallaecia, 25, Santiago de Compostela pp.
227-267.
López-Costas, O., Teira Brión, A. (2014). Condiciones de vida reconstruidas
mediante el estudio de los restos humanos hallados en la fortaleza
Bajomedieval de A Rocha Forte, Santiago de Compostela. Gallaecia nº 33 Pp.
257-280.
López Ferreiro, A. (1884). Don Rodrigo de Luna, estudio histórico. Santiago
de Compostela: Imprenta de José M. Paredes.

**"!
!

López Ferreiro, A. (1903). Historia de la S. A. M. Iglesia de Santiago de


Compostela, tomo V.
López Ferreiro, A. (1968). Galicia en el último tercio del siglo XV. 3ªed. Faro
de Vigo.
Lojo Piñeiro, Fernando. A violencia na Galicia do século XV, biblioteca de
divulgación, serie Galicia Nº 8, Servicio de publicacions da universidade de
Santiago de Compostela; Santiago de Compostela 1991.
Martínez Casal, J. R. (2006). A cerámica medieval da fortaleza de A Rocha
Forte: contribución ao seu estudo. Gallaecia, nº 25, Santiago de Compostela,
pp. 187-225.
Mora-Figueroa, L. de (1994). Glosario de arquitectura defensiva medieval.
Cádiz: Universidad de Cádiz.
Portela Silva, E.; Pallares Méndez, M. C.; Sánchez Sánchez, X. M. (2004).
Rocha Forte. El castillo y su historia. Xunta de Galicia. Santiago de
Compostela.
Rodríguez González, A. (1984). Las fortalezas de la mitra compostelana y los
“irmandiños”. Pleito Tabera-Fonseca. Fundación “Pedro Barrié de la Maza
Conde de Fenosa”.
Roma Valdés, A. y González Vila, G. (2006). Monedas de Enrique II
fabricadas entre 1369 y 1373: una posible emisión compostelana, Gallaecia,
nº 25, Santiago de Compostela, pp. 269-283.
Sánchez Sánchez, X. M. (2007). La fortaleza de Rocha Forte. Un castillo
concéntrico en las corrientes constructivas europeas del siglo XIV.
Compostellanum, nº 52 (3-4), pp. 603-632.
Sánchez Sánchez, X. M. (2010). Don Álvaro Sánchez de Ávila, tenente de
Rocha Forte, o la nobleza gallega bajo-medieval en la transición hacia la
modernidad, Cuadernos de Estudios Gallegos, LVII, nº 123, p. 91-193.
Sánchez Sánchez, X. M. (2011). La fortaleza de A Rocha Forte como símbolo
del poder político del arzobispado de Santiago de Compostela en la Galicia
medieval (siglos XIII-XV). Castillos de España, 164-165-166, pp. 68-76.
Varela Agüí, E. (1998). La dimensión simbolica del castillo plenomedieval. La
Fortaleza medieval: Realidad y símbolo. Actas XV asamblea de la sociedad
española de estudios medievales. Pp. 345-356.
Varela Agüí E. (2002). La fortaleza medieval. Junta de Castilla y León.

**#!
!

**$!
!

As moedas do xacemento romano de


Cabreiras, San Andrés de César, Caldas de Reis

Paz Blanco Sanmartín


)

Para a que contaba fermosas historias


que lía do fondo das pedras

e para os que non fixeron da historia (e da arqueoloxía)


unha forma perversa de pseudofilosofía
como moeda de cambio

Falando de moedas, aquí atoparemos un achegamento sucinto ás


atopadas durante a intervención arqueolóxica no lugar no que se
documentou este xacemento romano.

Durante a intervención localizáronse catorce moedas, aínda que delas


puidemos caracterizar oito. Das seis restantes, dous fragmentos son
inferiores aos 11 mm e tan degradadas que resulta practicamente
imposible verificar calquer aspecto dos numismas. Nas catro que
quedan deste grupo pode vislumbrarse apenas algún raio que parte da
cabeza do retratado/a, algunha letra...pero pouco máis.

Pola contra, os numismas que puidemos caracterizar ofrecen aspectos


moi homoxéneos entre sí, formando un grupo moi cohesionado. Todas
se encadran cronoloxicamente na segunda metade do século III d.C.
incluso cunha maior precisión, nos vinte anos entre os anos 60-80
deste século. Todas son antonianos, e a maioría pertencen ás
acuñacións de Galieno, e da súa muller, Cornelia Salonina e continúan
con Claudio II Gótico e Tétrico I. Apenas rexistrados en dous ou tres
unidades estratigráficas, a UE66, UE65, UE06, UE01 e a primeira
rexistrada en superfície, o groso do montante aparecen vinculadas a
un cacharriño cerámico atopado enteiro.

E todo isto nun lugar no que se dispoñían unhas dependencias


claramente diferenciadas: uns muros de mampostería definen un
espazo duns 30 m2, e unha zona anexa cuberta con materiais

**%!
!

perecedeiros. As características do material arqueolóxico localizado,


xunto ao seu emprazamento, permite supoñer que o establecemento
tivo un uso público, unha pequena taberna, pousada, etc. na que fose
posible realizar un cambio de postas, a realizar na zona interpretada
como alpendre. O establecemento estaría vinculado coa vía secundaria
que uniría os asentamentos romanos de Aquis Celennis e Aquae
Calidae.

MOEDA UE TIPO / ATRIBUCIÓN DESCRICIÓN/OBSERVACIÓNS

CA-04/S/3354 S TIPO: Antoniniano Galieno arrredor ANV.: COR SALONINA con busto
260-268 d.C. de Salonina, con diadema, sobre
crecente e á dereita
PESO: 3,41 gr
REV.: FECUNDITAS (AVG) con
MEDIDA: 21 mm
figura femenina e neno collido da
CECA: Roma mán á esquerda.
DESCRIP.:

CA-04/01/3341 01 TIPO: Antoniniano Galieno arredor ANV.: GALLIENVS AVG con busto
260-268 d.C. do emperador radiado á dereita
PESO: 2,6 g REV.: DIANAE CONS AVG con
gacela parada á dereita.
MEDIDA: 18 mm
DESCRIP.:
CECA:

CA-04/06/3342 06 TIPO: Antoniniano Galieno ANV.: GALLIENVS AVG con busto


do emperador radiado á dereita
PESO:
REV.: SECUR TEMPO con figura
MEDIDA:
femenina da deusa de Seguridade
CECA: Milán de pe mirando á esquerda e
cruzando unha perna e apoiada
nunha columna e sostendo cetro á
esquerda.
DESCRIP.:

CA-04/06/3343 06 TIPO: Antoniniano Tétrico I, 272- ANV.: IMP TETRICVS P F AVG con
274 d.C. busto do emperador radiado á
dereita.
PESO: 2,2 gr.
REV.: LAETITIA AVG N? Alegoría
MEDIDA:
da alegría de pe mirando á
CECA: Colonia? Tréveris? esquerda portando áncora e
guirnalda.
DESCRIP.:

CA-04/65/3346 65 TIPO: Antoniniano Galieno arredor ANV.: GALLIENVS AVG con busto
267 d.C. do emperador radiado á dereita.
PESO: 3,6 g REV.: SOLI INVICTO con alegoría
do Sol, estante, de frente e
MEDIDA: 22 mm
portando globo e alzando man
CECA: dereita cara o ceo.
DESCRIP.:

**&!
!

CA-04/66/3348 66 TIPO: Antoniniano Claudio II ANV.: IMP CLAVDIVS P F AVG con


Gótico busto do emperador radiado á
dereita.
270 dC
REV.: PROVIDEN AVGG con
PESO:
alegoría da providencia, estante e
MEDIDA: 22 mm cara á esquerda portando
CECA: Milán? cornucopia e bastón ou variña na
dereita
DESCRIP.:

CA-04/66/3349 66 TIPO: Antoniniano Claudio II ANV.: IMP C CLAVDIVS AVG ?con


Gótico busto do emperador radiado á
dereita.
268-279 d C.
REV.: FIDES EXERCI? Con figura
PESO:
feminina da fidelidade de pe
MEDIDA: suxeitando un estandarte coa
CECA: man dereita e outro transversal?
DESCRIP.:

CA-04/66/3350 66 TIPO: Antoniniano Galieno ANV.: GALLIENVS AVG con busto


do emperador radiado á dereita.
PESO:
REV.: FORTVNA REDUX con figura
MEDIDA: 21 mm
da deusa Fortuna de pe á
CECA: Roma esquerda e sostendo cornucopia á
dereita e áncora sobre globo á
esquerda.
DESCRIP.: Neste caso, esta é a
Fortuna que fai que volten
aqueles que atravesaron un
perigo, unha guerra, etc.

Fig. 1. Moeda CA-04/S/3354 con Fig. 2. Moeda CA-04/01/3341 con


Salonina no anverso e a Galieno no anverso e a gacela de
Fecundidade no reverso. Diana, no reverso.

**'!
!

MOEDA UE TIPO / ATRIBUCIÓN DESCRICIÓN/OBSERVACIÓNS


CA-04/S/3353 S TIPO: Indeterminado ANV.: Indeterminado
PESO: REV.: Indeterminado
MEDIDA: DESCRIP.: Indeterminada
CECA:
CA-04/20/3352 20 TIPO: Indeterminado ANV.: Indeterminado
PESO: REV.: Indeterminado
MEDIDA: DESCRIP.: Indeterminada
CECA:
CA-04/65/3344 65 TIPO: Indeterminado ANV.: Indeterminado
PESO: REV.: Indeterminado
MEDIDA: DESCRIP.: Indeterminada
CECA:
CA-04/65/3345 65 TIPO: Indeterminado ANV.: Indeterminado
PESO: REV.: Indeterminado
MEDIDA: DESCRIP.: Indeterminada
CECA:
CA-04/66/3347 66 TIPO: Indeterminado ANV.: Indeterminado
PESO: REV.: Indeterminado
MEDIDA: DESCRIP.: Indeterminada
CECA:
CA-04/66/3351 66 TIPO: Indeterminado ANV.: Indeterminado
PESO: REV.: Indeterminado
MEDIDA: DESCRIP.: Indeterminada
CECA:

Fig. 3. Moeda CA-04/66/3348 con Fig. 4. Moeda CA-04/06/3343 con


busto radiado de Claudio II, no busto radiado de Tétrico, no
anverso, e a Provindencia, no anverso, e a alegría, no reverso.
reverso

**(!
!

Raquel, parte da minha historia

Víctor Manuel Vázquez Domínguez

Tell me and I forget. Teach me and I remember. Involve me and I


learn

Benjamin Franklin

Por casualidades da vida, a comunicación para a redacción destas liñas


colleume nunha viaxe polas rexións da Beira Interior e o Alentejo,
Portugal.

Curiosamente, este roteiro que estou facer por terras portuguesas, co


obxectivo de visitar os castelos dunha parte da fronteira considerada
como a máis antiga de Europa, ten a súa orixe na miña relación
académica con Raquel Casal.
Chato… si quieres aprender a excavar puedes ir este verano a Santo
Tirso…

A miña asistencia, no meu segundo ano de carreira, nas intervencións


arqueolóxicas no Monte Padrão, en Santo Tirso no distrito do Porto,
baixo a dirección de Álvaro de Brito, alumno tamén de Raquel, fica na
miña memoria como unha grata tempada aprendendo arqueoloxía e
coñecendo un territorio de grande beleza e interese patrimonial. Esta
estadía pola terra natal de San Rosendo, xermolou en min unha
inquietude e curiosidade por coñecer máis sobre o país irmao.

Anos despois, como parte dun equipo dirixido por Raquel Casal e
Fernando Acuña tiven a honra de participar durante catro campañas
nas escavacións do Castelo da Rocha Forte en Santiago de
Compostela, fortaleza dos arcebispos composteláns.

Estes labores espertaron en min unha curiosidade, co tempo


convertida en afección pola historia medieval en xeral e pola
arquitectura castelaria en particular, unha disciplina que daquela no

**)!
!

ámbito galego aparentaba presentar máis dúbidas que certezas, pola


carencia de traballos e unha metodoloxía na investigación.

Esta disciplina estaba máis evolucionada nos estudos dos autores


portugueses, como evidenciou a clase maxistral impartida por Jorge
Mario Barroca, na facultade de Historia de Santiago de Compostela,
por invitación da nosa Mater Castrorum.

A zona norte de Portugal até o Douro é un espazo privilexiado para o


estudo da evolución dos recintos fortificados do medievo. Isto é debido
a persistencia dun abundante número de castelos de época
prerrománica que non sufriron modificacións na época posterior e que
permite o coñecemento e comprensión das súas características
arquitectónicas e dos seus elementais sistemas de defensa, nun tempo
no que o territorio en cuestión constituía o Condado Portucalense.
Estes castelos primitivos que inzan o territorio a partires da campaña
de Afonso I de Asturias, a metade do século VIII, deriva nunha ampla
rede de fortificacións no territorio de entre Douro e Minho nos inicios
do século XI, tras varias campañas de presurias dos monarcas
asturianos, até levar a liña de Fronteira co Islam até o río Douro.

E aquí me atopo, sentado nunhas pedras do Castelo de Montemor-o-


Novo, o meirande de Portugal cunha área amurallada de 18 hectáreas,
pensando na influencia que Raquel tivo na miña formación e
redactando ao xeito antigo, con papel e lapis, iste texto.

Historia, arqueoloxía, castelos, Portugal, Siria, Xordania… integran un


acervo na miña realidade persoal, xermolado trala sementeira en min
feita por Raquel.

Na súa compaña, nas magníficas viaxes que fixemos durante anos


polos países da cunca mediterránea, conhecín xacementos e lugares
claves na historia, lugares algúns que xa só existen na nosa memoria,
por estar desfeitos, campo de conflitos bélicos, como é o caso de
Palmira ou a medina de Alepo, na malfadada Siria.
Nesas xeiras polo oeste do Medio Oriente, visitamos entre outros
lugares maravillosos, o Krak des Chevaliers, o Castelo de Saladino,

*"+!
!

(Qal'at Salah El-Din) en Siria ou o Kerak en Xordania, algúns dos


castelos máis importantes en Terra Santa.

Co tempo descubrín que istes castelos a milleiros de kilómetros do


noso recanto da Península Ibérica, teñen unha grande importancia na
arquitectura militar portuguesa románica e tamén na orixe como reino
independente de Portugal.

Isto e así por causa da participación activa da Orde dos Pobres


Cabaleiros de Cristo e do Templo de Salomón, os monxes guerreiros,
que seguían a regra de San Bernardo de Claraval, na expansión cara
ao Sul das terras da que a partires de 1139 sería a Coroa Portuguesa,
nunha relación de vasalaxe co papado.
A evolución da arquitectura militar en Portugal debe moito a presencia
dos templarios, durante casi 200 anos, dende 1128 até a disolución da
orde polo papa Clemente V en 1312.

O xurdimento do Castelo románico en Portugal, coas súas innovacións


como a torre da homenaxe, o alambor, os matacáns etc… debe gran
parte da súa evolución a Gualdim Pais, cabaleiro do primeiro monarca
portugués Afonso Henriques. Gualdim, que dentro das filas dos
templarios combateu na I Cruzada, tralo seu regreso a Portugal
converteuse no IV Gran Maestre da Orde en Portugal.

É curioso que o primeiro Castelo en posesión dos templarios na Europa


se atope en terra portucalense, o Castelo de Soure. Doado pola
condesa Tareixa, nai de Afonso Henriques, en Marzal de 1128, apenas
dous meses despois da ratificación da orde no Concilio de Troyes.
Tomando responsabilidade o Temple da defensa das terras ao sur do
Mondego.

Uns anos despois, Gualdim Pais promoveu a construcción do Castelo


de Pombal, e máis tarde do Castelo de Tomar, nunha liña defensiva e
de fronteira baixo a protección dos monxes guerreiros, en confronto
con os territorios do Islam.
Os Castelos de Pombal e o de Tomar sucesivas capitais templarias, é
onde Gualdim Pais aplicou os conhecementos adquiridos na Cruzada, é
preciso destacar tamén o oratorio dos frades, a famosa charola

*"*!
!

románica de Tomar, declarada Patrimonio da Humanidade pola


Unesco, unha das obras máis importantes do románico na Europa.

As diversas construcións emprendidas polos templarios evidencian que


a orde tiña coñecemento das máis avanzadas técnicas militares da
época.
Partindo dende as innovacións das construcións templarias, os castelos
románicos en Portugal foron ocupando mediante doazóns os territorios
de fronteira portugueses, como o Castelo de Longroiva na bacia do rio
Côa ou o de Almourol no rio Tejo.
Este feito é fundamental para a comprensión das reformas recibidas
polos castelos portugueses a partir da metade do século XIII,
ampliando o número de torres nas murallas e o cálculo do seu
espazamento en función do alcance do tiro do arco e da besta, para
manter o inimigo a distancia. A maior espesura das murallas, a
ampliación do tamaño do adarve, e a protección dos accesos por
balcóns corridos e matacáns foron un amplo avance na poliorcética da
época.

É así, que na experiencia por ampliar os meus coñecementos na


materia das fortificacións medievais, a influencia de Raquel e o común
denominador: Castelos galegos, cruzados e portugueses fan parte
agora da miña vida.

Con Raquel, e arredor da arqueoloxía, fica a bela lembranza de


grandes momentos compartidos nas xornadas de escavación, nas
viaxes, ou despois arredor dunha mesa cunhas cervexas ou algún
dixestivo, selectos xantares, parrafeos, risadas, bos consellos, libros,
unha gratísima compaña… e alguén de quen sempre aprender.

Para rematar, querida profesora, agardo trala túa Iubilatio, poder


continuar a desfrutar de moitos máis momentos contigo, de
aprendizaxe e diversión.
Obrigado Raquel

*""!
!

In Iubilatio da profesora Dra.Raquel Casal

Xosé Anxo Vázquez Urtiaga

Queridísima Raquel, cara amiga. Dende a satisfacción de acto tan


entrañable teño que dicir que o sentimento e a emoción me embargan.
Chegada a ocasión na que aspiras a dicir tantas cousas lémbrome de
Julio Cortázar: “las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que
decir desborda el alma”. Tentarei suplir co afecto e a amizade esta
carencia. O tempo, testemuña muda das inquedanzas e angurias
dunha existencia humana fai renacer, como é o caso, milleiros de
agradables lembranzas. Non é, nin pretende selo, unha adicatoria
ortodoxa. Falo, escribo, dende alá do fondo, dende a ledicia que me
abrangue.

Raquel? Arqueoloxía e prehistoria. O relato exhaustivo dos momentos


agradables, que cos compañeiros e amigos compartimos farían un
artigo interminábel.

Pasada xa a década prodixiosa, (os grises tinxíronse de marrón) en


Xinzo e en Santiago compartimos xantares e ceas abaciales e
amigables. Permíteme esta pequena licencia (Pepe, Pepé- xa sei que
non lle gosta-, Xabier, Iago e Raquel), tempos nos que xantaba na
vosa casa o xarrete que tan ben preparabas e regado polos viños
excelentes- que bo padal!- que Couselo tiña sempre a man. No seu
punto.

Retomo o tema, quen eran os luzonianos? (Manolo, Ana, Fátima,


Andrés, Mª do Carmo García Arribí e o que suscribe) apelativo que me
enorgullecía e do que non era merecente. O profesor, catedrático D.
José María Luzón Nogué, desbordante no seu saber era e é LUZÓN.
Nos discípulos. Tempos fermosos.

*"#!
!

O Neixón, grande e pequeño, a estancia en Casa Pachín. A lúa, cuarto


crecente, daga de prata fendida no silencio da noite era testemuña das
nosas conversas.

Carvalhellos, Guimaraes, Briteiros, Monte Mocinho, Zambujal, Lisboa,


Evora. Evocación do fermoso Portugal. As terras transmontanas e
barrosás que Miguel Torga tan ben pintou na sua prosa e poesía. Aquis
Querqennis, Santa Comba, Castromao, San Cibrao de Las, Saceda,
San Millán, Medeiros, foron testemuña dos nosos andares. Rememorar
todo (Siria, Xordania, Marrocos) fai que me poida a nostalxia.

A partir de agora tedes sorte ti e os teus netos (Carlota, Adriana, Baia,


Teo e Laura) Desfrutarán máis de ti e ti deles.
Ledicia sen brétema Raquel. É fantástico desfrutar da túa, da vosa
amizade. Despídome cunha frase que me ten sabor a Facultade.

Cum amicitia Semper

*"$!
!

Breve nota de agradecimiento a la Profesora


Raquel Casal García

Beatriz Pereiras Magariños

Cuando allá por el año 1999, encontrándome en su despacho como


alumna de doctorado, la profesora Raquel Casal me planteó la
posibilidad de centrar mi trabajo de investigación y futura carrera
profesional como investigadora en el estudio de la joyería romana en
Hispania, no lo dudé dos veces y acepté de inmediato. No supe valorar
entonces la muestra de confianza que Raquel me estaba otorgando,
pero sí ahora, con la perspectiva de los años transcurridos, y por eso
quiero dedicarle estas breves líneas de agradecimiento, no solo por la
confianza mostrada en ese momento, sino también por el apoyo
prestado a lo largo de la elaboración del trabajo de investigación
realizado bajo su tutoría sobre lo que es su pasión como investigadora,
la joyería romana.
Antes que doctoranda, fui alumna de Raquel en quinto de carrera de
Geografía e Historia en la USC, último año del “Plan viejo” de estudios
y de la especialidad de Prehistoria y Arqueología denominada como tal.
En un intento de conmemorar tal circunstancia, mis compañeros y yo
decidimos elaborar una orla especial que, lejos de los cánones
oficiales, dejase para el recuerdo el fin de una etapa académica
envuelto en un halo de humor y cariño. En dicha orla, que antaño lucía
en las paredes de la zona de despachos de Arqueología, se
encumbraba a Raquel Casal cual poderosa faraona, sedente, nada
hierática, con los símbolos de poder, rodeada de compañeros y
alumnos. Con todo nuestro cariño, Raquel.
Posteriormente, tuve a la homenajeada como profesora y tutora de los
cursos de doctorado de la USC entre los años 1997 y 1999. Estaba yo
perdida y en otras lides investigadoras por entonces hasta que ella
vino a “rescatarme” y ofrecerme la posibilidad de centrarme en el
mundo romano, concretamente en lo que ha sido su pasión profesional

*"%!
!

y en la que ha destacado como investigadora, la joyería romana,


demostrando con ello una confianza en mí que no me cansaré de
agradecer. Fruto de esta colaboración conjunta nació el trabajo de
investigación del doctorado titulado Introducción al estudio de la
joyería romana en Hispania (julio de 1999), que hoy aquí quiero
dedicar a Raquel con todo mi cariño.

Y aunque la vida me ha llevado por derroteros profesionales que me


han desvinculado de la universidad y de la investigación de la joyería
romana, no quería dejar pasar la oportunidad de poder participar en
este libro homenaje con unas breves líneas y dar, una vez más, mi
agradecimiento y cariño a Raquel, deseándole una feliz jubilación y las
mejores experiencias en esta nueva etapa que comienza en su vida.

“A un maestro, guardián de joyas.


Lino, preceptor de la chiquillería melenuda,

a quien llama dueño de sus cosas

la rica Postumila y al que confía


sus joyas, sus objetos de oro, sus vinos, sus amantes:

que a ti, de probada e inquebrantable lealtad,

te prefiera tu patrona a cualquier otro


con tal de que –te lo ruego- alivies el furor que me aflige

y alguna vez guardes con cierto descuido

a quienes reconcomen mi corazón de mala manera,

a quienes, tanto de día como de noche, ardo


en deseos de ver en mi regazo sublimes, relucientes, a pares, iguales,

grandes – no los niños sino las perlas.”

Marcial: Epigramas, Biblioteca Clásica Gredos, 237, Editorial Gredos,


Madrid, 1997, T. II, Libro XII, 49, p. 297.

*"&!
!

Mi amiga Raquel

Paquita Chaves

¿Te acuerdas Raquel?


Subíamos despacio las escaleras, cargadas con ficheros y notas
tomadas a última hora, en aquel edificio, situado en el centro del
Madrid de los 80, y entonces corazón de la Arqueología española... La
sala donde debíamos presentarnos los opositores se tapizaba con
pesados estantes, rebosando libros llenos de un saber al que nosotros
ansiábamos acercarnos acariciando, por qué no, la esperanza de ver
también un día en ellos el fruto de nuestro trabajo.

La sala donde tenían lugar las temidas sesiones, con grandes mesas
en las que todo giraba en torno al estudio y al saber, nos
impresionaba tanto como nos atraía. Era suficiente el nombre de
aquella estancia-biblioteca, "Instituto Rodrigo Caro", para producirnos
la doble impresión de estar heredando una tarea de siglos a la vez que
soñábamos con tejer una nueva labor en un futuro aun incierto.

¿Te acuerdas Raquel?

Éramos muchos, no acertaría a recordar hoy el número de aspirantes a


integrarse en las filas universitarias que nos reuníamos allí en el otoño
de 1982. Pero sí puedo decir que desde el principio reinó entre la
mayoría de los participantes una cierta complicidad, muy lejos de
observar como rivales a los compañeros que competían. Y fue
entonces cuando conocí a una joven galleguiña que ya traía consigo un
importante bagaje científico apareciendo como punto de referencia en
los estudios de Gliptica. Muy pronto se estableció una afinidad entre
gallega y andaluza, dando lugar a una sincera amistad que hoy
permanece a pesar del tiempo y la distancia.
Quizá tus gemas, Raquel, las preciosas piezas que mimabas en tus
trabajos, rico jaspe, cornalinas o sencilla pasta vítrea, y mis monedas,
de costosos metales o de simple bronce, también congeniaban. Y,

*"'!
!

curiosa coincidencia, una misma persona, en momentos distintos y en


Universidades diferentes y distantes, Santiago y Sevilla, había tenido
un papel importante en la formación de ambas, el profesor José María
Luzón.

¿Te acuerdas Raquel?


Una vez pasados los momentos duros de la oposición, cada cual en su
sitio, dedicadas con entusiasmo al estudio y trabajo en nuestras
Universidades de antigua solera, tú en Santiago, yo en Sevilla,
continuamos una amistad que, por fortuna, ha tenido momentos muy
agradables. Raquel, tú fuiste desempeñando una importante labor día
a día, docencia, investigación y gestión en toda la gama de
quehaceres, te ocupaste de la Arqueología en primera línea, aceptando
responsabilidades que quizá otro hubiera rehuído. Trabajaste e hiciste
trabajar o mejor, entusiasmar, a los que te rodeaban porque a tu
dedicación al estudio le ha acompañado siempre ese carácter lleno de
agrado que convence al que te rodea.
¿Te acuerdas Raquel?

Mis visitas a Galicia, con colegas o, en privado con mi marido,


suponían una atención muy especial fuera de las aulas, un cariño que
sólo la dulzura de esta querida Galicia es capaz de comunicar. Nos
hacías sentirnos en familia, como si un trocito de la Giralda se hubiera
colado junto al Obradoiro...

Y tampoco puedo olvidar cómo mis alumnos eran siempre tan bien
acogidos en estas tierras gallegas y allí participaban en excavaciones y
cursos, con el convencimiento de que enviarlos a Galicia era una
apuesta segura de buen aprendizaje.

¿Te acuerdas Raquel?


El tiempo fue pasando, pero las personas no olvidan. Y nos reunimos
en homenaje a José María Luzón, como hoy se hace en honor tuyo, en
un precioso pueblecito de la Umbría italiana, Santa María Tiberina,
Julio de 2012. Una ocasión excelente para volver a reencontrarnos. Y
sentadas plácidamente a la orilla del lago Trasimeno, donde aun
parecen sentirse en el aire los lamentos romanos y la alegría triunfal

*"(!
!

de Aníbal, fuimos repasando ambas nuestras vidas, que, como la


misma batalla del vivir, desgranaba momentos maravillosos y otros
menos buenos. Y en ese repaso quedaba ante mí el curso de una vida,
la tuya, Raquel, en que diste mucho y pediste poco, en que te fuiste
volcando en los demás y trabajaste día a día exigiéndote al máximo
donde estuvieras.

Y hoy, cuando cierras tu trayectoria administrativa pero no tu amor al


trabajo, porque eso no te permitiremos hacerlo, hoy somos nosotros,
tus compañeros, tus colegas, tus amigos, tu familia, los que te
queremos dar el cariño que te mereces. Hoy, Raquel, con la pena de
que circunstancias inevitables me hayan privado de estar contigo como
tanto me hubiera gustado, quiero que te llegue este mensaje enviado
desde Sicilia, subida a lo más alto del teatro de Taormina para que
conectemos mejor: Raquel, gracias por ser cómo eres, gracias por tu
dulzura, gracias por tu trabajo bien hecho, y gracias de corazón por
ser mi amiga.

Con cariño, un abrazo

*")!
!

Miscelánea aberta…

*#+!
!

Miscelánea aberta…

Eva Castro Vigo: Ante todo pedir perdón por no poder asistir a un
acontecemento único e tan merecido, pero estou nunha “misión
segreda” e se volo conto, tereivos que matar… polo que é mellor seguir
gardando o segredo e non manchar o chan de sangue que dá moito
que limpar!!

Non teño palabras que poidan chegar a definir a dona Raquel, unha
señora da cabeza ós pes. Teño que confesar iso si, que lle teño moita
envexa, posto que aspiro a ser coma ela, non só pola súa longa e
prolífica carreira, pola súa intelixencia ou pola súa beleza sen igual….
Non! Sobre todo por que ela pode chegar a xubilarse, e iso é algo que
penso que eu nunca darei conseguido. Poder desfrutar das viaxes do
Imserso, eses bailes en Benidorm, ou esas copiñas fresquiñas
desfrutando do sol de media tarde de calquera rincón apacible….

Pero se hai alguén que se mereza desfrutar de todos estes praceres,


ademais de todos os que ela queira… esa é dona Raquel. Unha persoa
que me axudou cando o precisei, que me guiou cando era preciso e
que me fixo pasar uns grandes momentos. Por todo elo! Dona Raquel
moitas felicidades! Esta homenaxe é unha festa merecida e agardo que
dure ata ben entrada a noite…. E de aí ata onde poidades ou
queirades.

Moitos bicos a todas e todos! E sinto non poder saudarvos en persoa,


nin desfrutar dunhas cantas cervexiñas en tan boa compaña!!
Grazas ós que organizáchedes todo e que vos lembráchedes dunha
naronesa, que está ó voso servizo.

Só me resta dicirvos que tomedes unha por min, ou varias…. E saúde a


todas e todos!

Vai por dona Raquel!!!

*#*!
!

Miscelánea aberta…

Elías Carrocera: Querida Raquel: Estas líneas son para manifestar


pública gratitud por el exquisito trato que siempre recibí y, por
supuesto, para sumarme a cualquier iniciativa que valore el trabajo
que desarrollaste en tus años de servicio público en la Administración.

Resulta difícil expresar sentimientos por medio de este soporte; por


tanto, cuando coincidamos, ya me explayaré convenientemente.

Te deseo un jubileo largo y divertido. Un bico, biquiño o beixo.

J.M. Caamaño Gesto: A mi querida compañera de departamento de


tantos años y que siempre fue una "madraza", para mi

Ana González: Querida Raquel, te agradezco de corazón lo


receptiva y cariñosa que fuiste siempre conmigo desde hace ya
muchos años. Espero seguir reuniéndonos como hasta ahora todo
nuestro grupo para conversar y disfrutar. Moitos bicos.

Lis: “ Teño contigo, para sempre, unha débeda de gratitude... xa


sabes... para o que precises... Agarimosamente.”

*#"!
!

Miscelánea aberta…

*##!
!

Miscelánea aberta…

*#$!
!

ÍNDICE

Recuerdos de Santiago y reflexiones sobre el


significado de la estela de Troitosende. José María 5
Luzón Nogué

Raquel, para ti o meu sabático. Pepa Rei Castiñeiras 17

Santiago, Xuño de 1990. Lugo, setembro de 2015. A


pulseira de prata do castro de San Xusto de 23
Reposteira, Palas de Rei (Lugo). Aurelia Balseiro
García

El Collar del Tesoro de Elviña Nuria Reboredo


Canosa 31

O emprego da pedra no xacemento da Cidadela


(Sobrado dos Monxes, A Coruña). José Manuel Costa 39
García

Agua, aguas, aquae, pero al fin y al cabo, aguas, en


el origen de las ciudades romanas: un tributo a 47
Palmira. Silvia González Soutelo

Escolma dalgúns reselos nas moedas de Augusto co


escudo galaico. (LVCVS AVGVSTI - GUERRAS 53
CANTÁBRICAS) .Laureano F. Carballo

Nin zapato baixo nin media de seda: A


desfolclorización da indumentaria galega. 61
Belén Sáenz-Chas Díaz

Begin the Beguine: As doas da Barbanza. Mª José


Bóveda Fernández 67

El escritorio monetario español del Siglo de Oro.


Antonio Roma Valdés 75

“Galiza” no Livro das fortalezas de Duarte de Armas.


Xosé Ignacio Vilaseco Vázquez 83

Matres, mouras e soberanas. André Pena 91

*#%!
!

La historia del Santiago medieval en un castillo.


Álvaro Rodríguez Resino 99

Xoan Arias, o señor das Rochas: As dúas torres.


David Fernández Abella 105

As moedas do xacemento romano de Cabreiras,


San Andrés de César, Caldas de Reis. Paz Blanco 115
Sanmartín

Raquel, parte da minha historia. Víctor Manuel


Vázquez Domínguez 119

In Iubilatio da profesora Dra.Raquel Casal García.


Xosé Anxo Vázquez Urtiaga 123

Breve nota de agradecimiento a la Profesora Raquel


Casal García. Beatriz Pereiras Magariños 125

Mi amiga Raquel. Paquita Chaves 127

Miscelánea aberta 131

*#&!
!

Este libro do que non hai dous fíxose


especialmente para a PROFESORA DOUTORA

RAQUEL CASAL GARCÍA

co gallo da súa IUBILATIO da


UNIVERSIDADE DE SANTIAGO
DE COMPOSTELA
efectiva o 31 de agosto de 2015

*#'!
!

*$+!

También podría gustarte