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Las defensas
costeras del territorio
Las defensas
costeras del territorio
historia, patrimonio, paisaje,
medioambiente y turismo
© Editorial:
Deputación Provincial de A Coruña
Avda. Porto da Coruña, 2
15003 A Coruña
Imprenta Provincial
Archer Milton Huntington, 24
15011 A Coruña
A Coruña, 2023
EDICIÓN NO VENAL
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Las defensas
costeras del territorio
Ahora bien, junto a una clara reivindicación del patrimonio militar cos-
tero más cercano e inmediato, el Simposio también buscó relacionarlo
con un contexto más amplio que abarcó el mundo occidental desde
el Mediterráneo al Atlántico. De hecho, la valía del patrimonio local
solo podía ganar en interés bien contrastado con el de otras tierras
y períodos históricos. Al mismo tiempo también se quería potenciar
el valor de este patrimonio no solo como documento estricto de
la memoria, sino como un material cultural que era susceptible de
vivir, en los nuevos tiempos, otras vidas muy distintas por completo
diferentes para las que había nacido. Era necesario, pues, conocer las
experiencias vividas en otros países y buscar redes de aproximación
que pudiesen resultar eficaces e instructivas. De ahí que el Simposio,
desde el principio, se organizase en varias mesas, cada una dedicada
a poner en valor los distintos temas que debían de salir a escena: la
Historia y el Patrimonio por una parte, el Paisaje y el Medioambiente
por otra, en tercer lugar el Turismo y su gestión, muy importante para
dinamizar desde el punto de vista popular todo su potencial atractivo
y, sin olvidar, finalmente, que era también necesario organizar una
visita conjunta a los escenarios de la historia cultural ferrolana para
comprobar, in situ, cuáles eran sus enormes posibilidades.
Textos originales
Maurizio Vesco, Mathieu de Meyer, Fiorenzo Meneghelli, Dirk Röder y Nataša Urošević 361
01 |
Historia y patrimonio
Siglos XVI-XVIII
COORDINADOR:
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01 | Historia y patrimonio Siglos XVI-XVIII
Resumen:
La Descripción de España y de las costas y puertos de sus reynos,
que fue encargada por Felipe IV al geógrafo portugués Pedro
Texeira en 1622, constituye, en sus dos versiones corográfica y
narrativa, una importantísima fuente de información de carácter
defensivo que ha sido poco estudiada en referencia a Galicia.
Aquí, pues, se tratará de analizar su opinión sobre el estado
de las defensas costeras que tenía el viejo reino gallego en
un tiempo en el que fueron frecuentes los ataques de piratas
berberiscos y que también tuvo una gran actividad militar en las
aguas noratlánticas tras el fin de la Tregua de los Doce Años.
Abstract:
The Descripción de España y de las costas y puertos de sus reynos,
which was commissioned by Philip IV from the Portuguese
geographer Pedro Texeira in 1622, constitutes, in its two
chorographic and narrative versions, a very important source of
information of a defensive nature that has been little studied in
reference to Galicia. Here, then, we will try to analyze his opinion
on the state of the coastal defenses that the old Galician kingdom
had at a time when attacks by Barbary pirates were frequent and
when it also had great military activity in North Atlantic waters
after the end of the Twelve Years Truce.
1 Felipe Pereda y Fernando Marías (eds.). El atlas del rey planeta. La Descripción de España y de las costas
y puertos de sus reinos de Pedro Texeira (1634). Hondarribia, Editorial Nerea, 2002.
2 Alfredo Vigo Trasancos (dir). Planos y dibujos de arquitectura y urbanismo. Galicia en los siglos XVI y XVII.
Santiago, Consello Galego de Colexios de Aparelladores e Arquitectos Técnicos, 2003.
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que también fue realizado con un interés claramente militar –él mismo,
además de geógrafo, había tenido una carrera castrense destacada, pues
había participado en varias campañas guerreras-, ya que, dada la época,
interesaba al cosmógrafo lusitano dar cuenta del estado defensivo en que
se encontraban las costas peninsulares en previsión de un ataque del exte-
rior, pero especialmente norteño y por vía marítima como tantos otros que
habían acosado nuestros puertos desde el reinado de Felipe II y que habían
sido enormemente destructivos: Cádiz, Vigo y A Coruña, se encontraban
entre ellos.
Fig. 1.
Descripción de
España…, Pedro Texeira,
1634. Österreichische
Nationalbibliothek.
Codex Miniatus 46.
En esta vocación militar del Atlas ahonda el saber, como ha señalado Pe-
reda, que fue encargado por el rey Felipe IV en 1622, coincidiendo con
su reciente subida al trono –1621–, en un momento en que también toma
el poder el conde-duque de Olivares y un año después de que expirara la
Tregua de los Doce Años –1621– que había puesto fin al pequeño intervalo
de paz con los Países Bajos3. Se había iniciado un nuevo período de hos-
tilidad con Holanda. Sólo tres años más tarde, en 1625, entra también en
guerra Inglaterra que inicia su periplo bélico ese mismo año con el ataque
3 Felipe Pereda. «Un atlas de costas y ciudades iluminado para Felipe IV: La “Descripción de España y de
las costas y puertos de sus reynos”, de Pedro Texeira», en El atlas del rey planeta. Op. cit., p. 29-30.
022
infructuoso a Cádiz que tan bien habría de pintar con mano maestra el
gran pintor Zurbarán. Por último, debe señalarse que, en 1635, Francia,
otra potencia norteña, declara la guerra a España, con lo que durante un
período de tiempo de casi dos décadas tres potencias marítimas pondrán
en jaque las costas, puertos y armadas españolas, antes de que una flota
holandesa al mando del almirante Martín Harpertz Tromp pusiese fin al
poderío naval español en la famosa batalla de las Dunas que tuvo lugar en
el Canal de la Mancha el 20 de octubre de 1639.
4 Gonzalo Méndez Martínez. «Galicia na cartografía dos séculos XVI ó XIX», en Cartografía de Galicia
[séculos XVI ó XIX]. Colección Puertas Mosquera. Santiago, Universidad de Santiago de Compostela,
2005, p. 11-24.
5 Jesús Ángel Sánchez García. «Mapa de A Coruña y sus alrededores», en Planos y dibujos de arquitectura
y urbanismo. Op. cit., p. 74-76.
023
En todo caso, para el conocimiento directo del territorio gallego tuvo Texeira
que recórrelo tanto por tierra como por mar para ver cómo estaba todo él
configurado y en los meses finales de 1622, momento en el que consta su
presencia en Galicia6 y al que hay que atribuir la gran mayoría de los datos
que refiere en su relato coincidiendo con el mandato del gobernador Rodrigo
Pacheco Osorio, III marqués de Cerralbo (1615-1624). Indica del Reino que
estaba formado por «catorze rías» y específica además que contaban todas
ellas «con los mejores puertos que ay en toda la costa de España», siendo
además muy «seguros de los tienpos y tromentas». No se cansa el portugués
de poner en valor sus cualidades naturales, su amplitud y capacidad para
acoger numerosas armadas, y en las imágenes acuareladas que acompañan la
Descripción, insiste en recrear, en toda su belleza plástica, toda la compleja
conformación de las rías, al estar llena su costa de recodos, ensenadas y sur-
gideros que los hacían muy seguros para navegantes, mientras que, aquellas
zonas que estaban más inmediatas al mar abierto, solían estar defendidas, en
cambio, por un litoral más rocoso o escarpado (fig. 4). Apenas señala en las
villas marítimas infraestructuras portuarias destacables –muelles, espigones,
faros y demás instalaciones que pudiesen defender las embarcaciones de las
embestidas del mar– porque sencillamente los puertos gallegos no las tenían
o eran en sí irrelevantes, a diferencia de otros puertos peninsulares del Cantá-
brico o del Mediterráneo que estaban mucho mejor protegidos con obras de
ingeniería hidráulica, como eran los casos de San Sebastián, Motrico, Santan-
der o Gijón o, ya en la España del sur, de Málaga, Cartagena o Tarragona. Re-
afirma, pues, las ventajas naturales de los puertos gallegos, pero no sin indicar
después que todo esto apenas podían aprovecharlo sus habitantes porque las
villas y demás núcleos de población costeros eran, en su gran mayoría, «luga-
res abiertos», sin «artillería, ny municiones, ny otras armas necesarias para su
defença», por lo que estaban «siempre ocupados más de los piratas… por lo
qual están sus poblaciones arresgadas a seren dellos oprimidas»7.
8 José Martínez Crespo. «Después de Lepanto: corsarios turcos y berberiscos en las costas de Galicia en
el siglo XVII», Cuadernos de Estudios Gallegos, LXIV (2017), n. 130, p. 229-312.
9 Ibidem, p. 328.
10 Ibid., p. 329.
11 Ibid., p. 329.
026
mujeres, niños y onbres» y, «saqueando la villa se estuvieron como si fuera
en Argel dos días enteros en tierra sin que naide se atrevera a ofenderles»12.
12 Ibid., p. 331-332.
13 Ibid., p. 332.
14 Estaba, en efecto, amurallada y tenía además muy cerca una fortaleza. Vid. Federico Maciñeira Pardo.
Crónicas de Ortigueira. La Coruña, La Voz de Galicia, 1892, p. 65 y 70. También Xoán Carlos Breixo
Rodríguez. «A Alta Edad Media», en Historia de Ortigueira. Emilio Ramil González [et al.], Perillo, Vía
Láctea, 1999, p. 137 y 140.
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pescado, fueron en gran parte bloqueadas por otras villas más modestas
que estaban más cerca de las bocanas portuarias; entre ellas las de Celeiro,
Espasante, Redes, Sada o Portonovo.
Fig. 5.
Villa de Cedeira.
Descripción…,
Pedro Texeira, 1634.
Österreichische
Nationalbibliothek.
Codex Miniatus 46,
fol. 31 v.
Fig. 6.
Villa de Vigo.
Descripción…,
Pedro Texeira, 1634.
Österreichische
Nationalbibliothek.
Codex Miniatus 46,
fol. 37 v.
Lo que más abundaba y describe Texeira son las villas «abiertas» y sin
ninguna defensa que las hacía fácil presa de piratas y enemigos, como era
el caso de Ares, Laxe, Cee, A Pobra do Caramiñal, Vilanova de Arousa,
Portonovo, Cangas o la misma Vigo que, a pesar de su privilegiada posi-
ción en el centro de su ría, vivía en completa indefensión, razón por la cual
había sido amenazada por buques ingleses al mando de Sir Francis Drake
en 1585 y, cuatro años después, saqueada y destruida por el mismo corsa-
rio que dejó en el lugar un dramático recuerdo15 (fig. 6).
15 María del Carmen González Muñoz. «Vigo y su comarca en los siglos XVI y XVII», en Vigo en su historia.
Vigo, Caja de Ahorros Municipal de Vigo, 1980. p. 161 y 162.
028
Entre las villas costeras que menciona Texeira con alguna defensa de in-
terés señala, entre otras, la villa de Ribadeo que, acaso por su condición
de puerta del Reino de Galicia al Cantábrico, además de sus muros me-
dievales antiguos –que no representa curiosamente en la acuarela16-, tenía
«un castillo con un terrapleno por la parte que mira al puerto con seis
pieças de artillería bien acomodadas para su defença»17. No precisa más,
aunque es posible que se trate del «fuertecillo» que, años más tarde, situa-
do en la zona de la Atalaya, menciona en un informe del 28 de diciembre
de 1625, el duque de Ciudad Real, capitán general del Reino de Galicia
(1624-1626) y que describe que estaba tras la «antigua fortaleza», en una
eminencia costera «hacia la parte…de la mar» y «con seis piezas de arti-
llería»; también indica el capitán general que había reforzado las defensas
ribadenses en 1624, cuando ante el aviso inminente de que navíos holande-
ses venía sobre la villa, había mandado hacer, a la entrada del puerto, otro
fuerte, esta vez provisional, «de terrón y fagina» en el que había dispuesto
«cuatro piezas de hierro calado»18.
16 La Villa de Ribadeo estaba ciertamente amurallada y también disponía de una fortaleza. Vid. Francisco
Lanza Álvarez. Ribadeo antiguo. Sada, Ediciós do Castro, 1991, p. 102 y 135.
17 Pereda y Marías. Op. cit., p. 325.
18 José Ramón Soraluce Blond. Castillos y fortificaciones de Galicia. La arquitectura militar de los siglos XVI-
XVIII. La Coruña, Fundación Barrié, 1985, p. 112.
19 Pereda y Marías. Op. cit., p. 326, 329 y 330.
20 Ibidem, p. 330 y 333.
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Baiona, de hecho, era la plaza fuerte más importante del sur de Galicia,
pues su carácter de península rocosa adentrada en el mar llamada Monte-
rreal se completaba con un perímetro amurallado medieval formado por
largos muros almenados, varias puertas, picos, una fortaleza en su ángulo
suroeste y con numerosas torres cuadrangulares, todas dominadas, en la
zona más norteña que miraba al mar, por la Torre del Príncipe que actuaba
de atalaya. Texeira indica que era villa «murada toda con muy fuertes mu-
ros y por la parte que mira a la mar y su puerto con muy buenos baluartes,
guarneçidos de grueça artillería» que, dice, «es la fortificación moderna
que mandó azer el católico rey don Felipe Segundo». Completa su des-
cripción defensiva señalando que también estaba cercada por «la mar por
casi todos los lados, con que queda [la villa] en maior defença»21 (fig. 9).
Y en efecto, es certera su descripción, pues a partir de la orden real que
mandó al ingeniero italiano Giorgio Paleari Fratino que pasase a la villa a
conocer sus defensas y para plantear un plan de fortificación que la mejo-
rase en 1579, se habían llevado a cabo, en su perímetro medieval, algunas
reformas que fueron, ciertamente, de gran utilidad; entre ellas cinco pla-
taformas dispuestas en los ángulos que miraban al mar y al arenal que se
disponía al este de la plaza fuerte, todas accesibles a través de sus rampas
correspondientes y preparadas también para instalar moderna artillería. A
su vez, el plan había llevado a la construcción de un baluarte ante la for-
21 Ibid., p. 333.
030
taleza que miraba a tierra firme y otro, a manera de reducto redondeado
con terraplén ante la Puerta del Sol, con foso y trinchera, que se orientaba
hacia el istmo y el arenal inmediato. Sabemos por lo demás que todo esto,
sólo en parte respondía al plan del ingeniero Fratino, pues el maestro de
campo Pedro Bermúdez, que se había encargado de su construcción, se ha-
bía desviado del proyecto original22. En todo caso, estaba todo acabado el
21 de agosto de 1587 (fig. 10). Hizo frente, pues, casi ultimado, al ataque
de la armada inglesa de Francis Drake en 1585 sin permitir que este lograse
tomar la plaza. Con posterioridad sabemos también que se hicieron algu-
nas mejoras en 1596 cuando la villa tuvo que acoger la gran escuadra del
adelantado Martín de Padilla compuesta de 98 navíos y 17.000 soldados y
marineros que quiso, con el permiso real, liberar Irlanda de las garras del
inglés. Como es sabido fracasó con estrépito tal empresa marinera, toda
vez que la flota fue desbaratada por un temporal a la altura de los cabos de
Fisterra y Touriñán23, hecho este que, por cierto, también nos recuerda el
geógrafo portugués con este comentario: «En él [cabo de Touriñán] se per-
dió la maior parte de la armada que el católico rey Felipe Segundo enbiava
a Ynglaterra y muéstranlo las munchas pieças de artillería que de baxamar
se descubren junto a él»24.
Fig. 9.
Villa de Baiona,
Descripción…,
Pedro Texeira, 1634.
Österreichische
Nationalbibliothek.
Codex Miniatus 46,
fol. 38 r.
22 Soraluce. Op. cit., p. 160-161 y Jorge Gómez Iparraguirre. «Planta del recinto fortificado de la villa [de
Baiona] con proyecto de baluarte en la Puerta del Sol» y «Planta del recinto amurallado de la villa [de
Baiona] con proyecto para su abaluartamiento», en Planos y dibujos de arquitectura y urbanismo. Op. cit.,
p. 12-16.
23 Frías Balsa, José Vicente de. «Martín de Padilla y Manrique de Lara», en https://dbe.rah.es/
biografias/7730/martin-de-padilla-y-manrique-de-lara (acceso 04-11-2022).
24 Pereda y Marías. Op. cit., p. 329.
031
Fig. 10.
Estado de la plaza de
Monterreal en Baiona,
ca. 1595. Archivo
General de Simancas,
MPD, 016-052.
Por lo que respecta a la villa y puerto de Ferrol, que Texeira considera casi
inmejorable, famoso y «tan conocido por su grandeza y seguridad como
por las múltiples armadas que en él an ynbernado» (fig. 11), comenta de
la villa que era «abierta, sin muralla ny defença»25, lo que entra en con-
tradicción con otra noticia que poseemos de 1621, esta vez extraída de un
inventario mandado hacer por el alcalde mayor de los estados del conde
de Lemos, Pedro Labora de Andrade, en el que se indica que la villa poseía
dos cañones de bronce, cinco «camazas», un pedrero de hierro, dos carga-
deras de cobre, un frasco de cuerno y un «botafogo»26. Seguramente será
una imprecisión del cosmógrafo portugués que, lógicamente, cometió en su
Descripción algún error, ya que pocos años después, en el informe ya men-
cionado de 1625 redactado por el duque de Ciudad Real, se vuelve a insistir
en que estaba razonablemente defendido para una emergencia con «pólvo-
ra y municiones… y dos piezas de artillería encabalgadas en un reducto»,
que señoreaba la mayor parte del puerto27, seguramente en previsión de un
posible ataque anglo-holandés dada la fecha crítica en la que nos movemos.
25 Ibidem, p. 327.
26 Alfredo Vigo Trasancos. «En pie de guerra: imágenes estratégicas de los puertos de A Coruña y Ferrol
ante la amenaza de un ataque naval (1621-1639)», Quintana (2015), n.14, p. 40-41.
27 Soraluce. Op. cit., p. 124.
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ta pictóricamente el portugués formando los tres una especie de triángulo en
su acuarela del puerto, diciendo en la narración que estaba «uno de la parte
del levante, que llaman San Felipe, y los otros dos de la de poniente, llamán-
dose el que queda en la punta de la entrada del canal deste puerto Nuestra
Señora de la Palma y el otro, más adentro en el dicho canal… Santa María
de Padilla»28. En realidad, Texeira se confunde a la hora de situar los dos
últimos que están dispuestos justamente al revés y también en el nombre del
segundo que se llamaba en realidad, no de Santa María, sino de San Martín
de Padilla; pero no yerra en la acuarela al representarlos con una cierta soli-
dez, si bien, más que auténticos castillos, eran en realidad pequeñas baterías
de costa lo suficientemente sólidas y cargadas de artillería como para frenar
cualquier peligro de incursión. Lo hicieron, de hecho, cuando la armada
inglesa de Essex y Howard, en dos ocasiones, intentó atacar el puerto de
Ferrol en 1596 y 1597 y, ya en el nuevo siglo, en 1639, cuando los castillos
ayudaron a frenar el desembarco franco-holandés en la ría durante el ataque
simultáneo a A Coruña y Ferrol de la escuadra del arzobispo de Burdeos,
Henri d´Escoubleau de Sourdis, que fracasó en el intento29.
Por el contrario, los otros dos castillos, que estaban el otro lado del canal,
enfrentados a San Felipe, formando un triángulo de fuego y que se llama-
ban, como hemos dicho, de Nuestra Señora de la Palma –en razón de una
imagen de la Virgen que presidía la capilla, aunque en principio se deno-
minó de San Luís, en recuerdo del entonces capitán general Luís Carrillo
de Toledo, conde de Caracena (1596-1606 )– y de San Martín de Padilla,
por el adelantado Martín de Padilla que había fondeado con varias arma-
das en la ría de Ferrol en momentos distintos de los años 1596 y 1597 y
que había sido el artífice de su construcción por esos años, tenían ya una
configuración más moderna y complicada pese a que fueron, al parecer,
construidos de manera apresurada y con una calidad de materiales más
deficiente sobre planos que se atribuyen a Pedro Rodríguez Muñiz, el mis-
mo artífice de San Felipe.
El de San Martín era, así, una estructura irregular y alargada que corría
paralela a la costa, con batería baja hacia el mar de perfil quebrado y con
espalda amurallada que mira hacia tierra y se cubría con tramos de cortina
035
no demasiado extensos, entre los que se intercalan tres sobresalientes ba-
luartes, generando así una línea de cierre que discurre con una ligera cur-
vatura. Es una combinación de dos frentes de mar y tierra. En origen debió
de ser considerado el principal de la defensa por su posición y diseño, toda
vez que allí residía el gobernador de los tres fuertes albergando también los
alojamientos para la tropa, almacenes y depósito de pólvora. Se recurrió,
no obstante, a materiales de mala calidad, lo que explica que, décadas des-
pués de ser concluido, en el informe del duque de Ciudad Real ya señalado
de 1625, diga de él «su muralla es buena y el alojamiento está mal parado
y será necesario hacerlo de nuevo, no tiene artillero, ni munición alguna».
Finalmente, A Coruña era, según Texeira «el más principal lugar de toda
esta costa deste reyno de Galizia… así por su gran población como por
ser lugar fuerte» al residir en ella «el gobernador de este reyno y capitán
general de la gente de guerra de él, y su audiencia». Quizá por ello, junto
a Baiona, era el núcleo mejor defendido y fortificado, pese a ser, en su gran
mayoría, una extraña amalgama de un recinto medieval que había sido
renovado con algunas fortificaciones modernas y dos castillos insulares
(fig. 14). Todo se habían realizado a partir de 1588 y, más aún, después de
1589 tras haber sufrido la ciudad el cruento ataque de la armada de Drake
que casi había conseguido conquistarla tras destruir por completo el arra-
bal de la Pescadería, su barrio más extenso y de mayor población. De la
«Ciudad», es decir del núcleo original primitivo del casco urbano, dice que
estaba en la parte del mediodía de una península junto al mar, «fortificada
por esta parte y por la del levante con muy costosos baluartes y cortinas,
guarneçidos de grueças pieças de artillería y, por la parte de tierra, de bue-
nas murallas con sus torres y cubos». Dice además que tenía «enfrente…
de la parte de su puerto una isla» y que en ella estaba «un castillo que lla-
man Santo Antonio, bien guarneçido de artillería», además de otro «fuer-
tezuelo» que, alejado por «espacio de una legua», estaba en «una plaia
de arena» y «que llaman de Santa Cruz»33. Nada comenta de las defensas
terrestres que había tenido el barrio de la Pescadería y que tampoco repre-
senta en la acuarela, seguramente porque entonces, a la altura de 1622 en
que consta su estancia en A Coruña, ya no existían al haberlas destruido
las autoridades militares que las vieron inseguras y aún peligrosas para la
defensa, tal como nos recuerda Jerónimo del Hoyo en 1607 que recordó
los muchos inconvenientes que habían ofrecido en el ataque de Drake34.
Fue reconstruida, sin embargo, tiempo después, entre 1624 y 1632.
31 Jerónimo del Hoyo. Memorias del arzobispado de Santiago (1607). Santiago de Compostela, Porto
editores, ca. 1950, p. 279.
32 Soraluce. Op. cit., p. 124.
33 Pereda y Marías. Op. cit., p. 328.
34 Hoyo. Op. cit., p. 221.
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35 Soraluce. Op. cit., p. 38-43 y Gómez Iparraguirre. «Planta del frente a la Pescadería de la muralla de la
Ciudad Alta [de A Coruña] con proyecto de baluarte en la Puerta Real», «Proyecto para la construcción
de un través en la Puerta Real [de A Coruña]», «Planta del frente a la Pescadería de la muralla de la
Ciudad Alta [de A Coruña] con proyecto para su abaluartamiento» y «Proyecto para la reconstrucción
del Cubo Minado [de A Coruña]», en Planos y dibujos de arquitectura y urbanismo. Op. cit., p. 98-107.
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Las obras de fortificación se completaron, como hemos dicho, con dos
castillos insulares llamados de San Antón y Santa Cruz. El primero fue,
de hecho, la primera gran defensa moderna del puerto coruñés en la que
puso gran interés Felipe II que lo mandó comenzar en 1588, el mismo
año en que la Gran Armada recaló en el puerto y sobre planos de Pedro
Rodríguez Muñiz36. Cumplió un papel determinante, aún inconcluso, en
la defensa del ataque inglés de 1589. Se concluyó en 1598 configurando
al final un potente castillo bien planeado y basado en las buenas reglas de
fortificación de entonces: con tres estructuras integradas formadas por una
gran plataforma defendida por lienzos y seis puntas en forma estrellada
que apuntaba al centro del puerto mirando al mar, toda preparada para
artillería y que tenía en el subsuelo una cisterna; en el centro un patio de
armas trapezoidal alargado que estaba definido por fuertes muros y que
guardaba en su interior una serie de casamatas y, orientado a la ciudad,
una potente tenaza que quedaba definida por dos poderosos semi baluar-
tes. Todo, pues, bien construido, con buena sillería, a prueba de bombas y
prácticamente inexpugnable al estar construido sobre terreno rocoso bien
recortado por las aguas del mar y siguiendo los criterios de la nueva teoría
de la fortificación renacentista.
El de Santa Cruz, por el contrario, era mucho más sencillo, aunque eficaz,
al estar coordinados sus fuegos con el de San Antón. Fue construido en
1594, seguramente también sobre planos de Rodríguez Muñiz. Lo describe
muy bien Jerónimo del Hoyo en su estado tal como estaba en 1607: «está
fundado todo en un suelo firme que lo es la islilla, la qual por la parte
del mar es todo peñascos. Encima dellos está una pequeña de muralla de
piedra y dentro algunas casas donde biven los soldados que la guardan y
una ermita de Santa Cruz donde se dice misa: tiene su cofradía y demás de
la muralla de piedra que hemos dicho hay otra de tierra en este fuerte»37.
36 Ibidem, p. 106.
37 Hoyo. Op. cit., p. 227-228.
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041
01 | Historia y patrimonio. Siglos XVI-XVIII
Maurizio Vesco
Superintendencia de Archivos de Sicilia–Archivos Estatales de Palermo
Por lo tanto, para Sicilia, la defensa del reino solo puede significar defensa
de sus costas, y sus fronteras solo pueden ser marítimas: esa línea diviso-
ria palpitante, en perpetuo movimiento, que marca el límite terráqueo del
reino.
1 F. De Wit, Insula sive regnum Siciliae urbibus praecipuis exornatum, Ámsterdam 1680.
042
de conquista durante de casi dos siglos, desde la mitad del siglo XV a la
mitad del siglo XVII, si bien de forma intermitente; incluso en la batalla
contra los piratas berberiscos y los corsarios. La isla era a la vez una tierra
de incursiones y un puesto de defensa.
Esto explica por qué, durante este largo período, la mayoría de sus recur-
sos económicos, materiales y humanos se destinaron a soporte de conflic-
tos bélicos sin precedentes, con el objetivo de convertir Sicilia, según la
famosa expresión, en un baluarte, en la antemuralla de Occidente y del
cristianismo contra el Imperio otomano y el islam, conscientes que repre-
sentaba «la llave de Italia»2 (así la definieron en 1571 los diputados del
Reino en los albores de la batalla de Lepanto), la cabeza de puente para la
conquista de la península y, por tanto, de Europa.
2 Archivio di Stato di Palermo (ASPa), Deputazione del Regno (DR), v. 201, c. 21r.
043
Creo que este complejo fenómeno histórico puede ser dividido cronológi-
camente en tres etapas diferentes, caracterizadas por diversas estrategias
y modalidades de intervención desarrolladas a lo largo del tiempo; desa-
rrolladas no en una lógica de substitución sino más bien de complemen-
tariedad y sinergia, con el objetivo de optimizar la respuesta defensiva del
Reino en caso de ataques por mar, o incluso en el caso de la tan temida
invasión turchesca, independientemente de si esta fue una amenaza real o
un espantajo orquestado por la Corte.
3 Maurici, Ferdinando. «Le fortificazioni costiere della Sicilia da Giustiniano a Filippo II», en Le torri nei
paesaggi costieri siciliani (secoli XIII-XIX). A cargo de F. Maurici, A,. Fresina, F. Militello. 3 vols. Palermo,
Regione Siciliana, 2008, I, pp. 50-119, a pp. 72-78.
4 Gaeta, Alessandro. «A tutela et defensa di quisto regno». Il castello a mare di Palermo. Baldiri Meteli e le
fortificazioni regie in Sicilia nell’età di Ferdinando il Cattolico (1479-1516): protagonisti, cantieri, maestranze.
Palermo, Qanat, 2010.
5 Para más informaciones sobre el ingeniero véneto, véase M. Vesco, Pietro Antonio Tomasello de Padua:
un ingeniero militar véneto en la Sicilia de Carlos V, «Espacio, Tiempo y Forma - Revista de la Facultad de
Geografía e Historia de la UNED de Madrid», Serie VII, Historia del Arte, 22-23 (2009-2010), pp. 45-73;
044
yoría de la población concentrada en centros urbanos costeros, significaba
también mantener el control de sus asentamientos y, apoyándose en ellos,
de los territorios más poblados, que eran los más productivos y prósperos.
Las defensas que los dos ingenieros reales prepararon para estos bastiones
urbanos, diferentes pero todas ellas fisiológicamente secuenciales, dada la
rapidez de la evolución tecnológica de aquellos años (ciudadelas y barreras
artilleras según el ejemplo ibérico para Meteli; poderosos torreones circu-
lares de la fortificación «de transición italiana», hoy de corte dureriano,
para Tomasello) eran siempre fortalezas marítimas orientadas hacia el mar
y emergiendo de él.
Fig. 1. Dibujo reconstructivo del proyecto de 1524 de Pietro Antonio Tomasello de Padua para la
nueva fortaleza del Castellammare en Palermo (dibujo del autor).
6 Vesco, Maurizio. «Il Castellammare di Palermo; un progetto non realizzato di Pietro Antonio Tomasello
da Padova», en Ricostruire. Architettura - Storia - Rappresentazione. 1. A cargo de M. Vesco. Palermo,
Edizioni Caracol, 2014, pp. 7-30
045
No podemos olvidar que, desde las primeras décadas del siglo XVI, forta-
lecer «de forma moderna» significaba, quizás por primera vez, y en plena
consonancia con el antropocentrismo del Humanismo, contemplar la na-
turaleza y la naturalidad de los lugares con el propósito de llegar a trans-
formarlos para adaptarlos a las necesidades de la defensa.
Fig. 2.
Matteo Neroni, Trapani
in Sicilia, 1610. La isla
de Santa Margherita
en aguas del puerto de
Trapani (señalada con la
letra A).
Fig. 3.
G. Orlandi, La cità di
Trapani in Sicilia, finales
del siglo XVI.
Fig. 4.
Proyecto de fortificación
del istmo de Siracusa con
la excavación de un foso
que une el Porto Piccolo
y el Porto Grande o
Marmoreo, 1578. AGS,
Mapas, planos y dibujos,
08, 018.
A este respecto, lo que pasaría más tarde en Marsala fue muy significativo.
La ciudad se había convertido en un centro de importantes proyectos de
fortificación y fortaleza diseñados para la defensa de la cercana ciudad
de Trapani, situada en un área costera caracterizada por sus estanques
y albuferas. Trapani estaba, además, a tiro de piedra de las islas Egadas,
despobladas por aquel entonces y que actuaban como refugio para los
corsarios; de hecho, el puerto natural de Trapani, al estar demasiado lejos
de las murallas de la ciudad, suponía el mayor peligro tanto para el pueblo
047
como para todo el territorio. Entre 1574 y 1575, por orden del duque de
Terranova, Fabiano Bursotto, ingeniero genovés que supervisaba la cons-
trucción del nuevo puerto de la capital Palermo9, una de las mayores obras
de ingeniería portuaria en el Mediterráneo español, destinada a recibir a la
armada, bloqueó las dos entradas al puerto de Lilibeo (llamado también
puerto de Austria) con presas de piedras, sacrificándolo a la razón de Esta-
do con el objetivo de imposibilitar el desembarco de los invasores (fig. 5).
Fig. 5. El territorio de la ciudad de Marsala y el porto otturato dal duca di Terranova (puerto bloqueado
por orden del duque de Terranova) en el 1575, 1602 (?). AGS, Mapas, planos y dibujos, 08, 078, detalle.
9 Para más información sobre el proyecto del puerto palermitano, véase Vesco, Maurizio. Un viceré
ammiraglio per un’isola: Garcia Álvarez de Toledo e il potenziamento delle infrastrutture marittime siciliane,
en La Sicilia dei viceré nell’età degli Asburgo (1516-1700). La difesa dell’isola, le città capitali, la celebrazione
della monarchia, a cargo de S. Piazza, Palermo, Edizioni Caracol, 2016, pp. 111-13. Para más información
sobre Fabiano Bursotto en España, véase Cámara, Alicia. De Palermo a Málaga. Fabiano Bursotto y la
ingenieria de puertos en el Renacimiento, Lexicon. Storie e architettura in Sicilia, 7 (2008), pp. 7-22.
048
dolas al mar y a la corriente, allanando sus escollos, barreras naturales y
relieves: «reconoceréis las calas de las costas y cuales haya que abrir, atascar
o reparar»10. Lo mismo pasaría con las cuevas marinas que podían usarse
como escondite por las flotas, las denominadas más tarde malas cuevas por
el capitán ligur Giovan Battista Fieschi. Fue él quien propuso que éstas se
bloqueasen con piedras hasta provocar su derrumbamiento11. Igual que lo
planificado para la isla de Santa Margherita, en torno a 1584 también se pen-
só intervenir en la llamada Pietra dell’Orso, una roca muy grande que hoy
en día se conoce como San Biagio, en las aguas frente al litoral de Caronia,
en la costa tirrena. En este caso, fue para privar a los corsarios de ‘conos’ de
sombra que les fuesen útiles al divisar desde las torres cercanas; sin embargo,
esta intervención no se llevó a cabo: «se tomó nota de que la roca conocida
como la Pietra dell’Orsa, que permanece en la marina entre San Fratello y
Caronia, debía ser destruida, reduciéndola a una altura de tres palmos por
encima de la superficie del agua para cuando se secara»12.
Fue también en esta época, un par de años antes de un encargo similar pero
de mayor renombre del que se hablará más adelante, dado por el sucesor del
duque Marco Antonio Colonna al ingeniero Tiburzio Spannocchi, cuando el
duque de Terranova ordenó a del Nobile explorar todos los centros coste-
ros menores e inspeccionar todos «los lugares en donde suelen hacer guardia
soldados tanto a pie como a caballo, a lo largo de toda la zona costera», y
sobre todo que evaluara «en dónde es necesario construir torres [...] y, una vez
tengáis los costes y el diseño, enviadnos vuestro informe y parecer»13. Todo
consistía, no obstante, en un uso no sistémico, sino puntual y fragmentario,
de guardias y torres. A estas últimas se las consideraban secundarias en los
intereses del gobierno en comparación con las interminables fortificaciones de
las ciudades costeras, que debían seguir siendo la principal ocupación de los
ingenieros reales, hasta el punto de decir a del Nobile: «no se ocupe de estas
más de lo necesario»14.
Solo desde estas fortificaciones urbanas se llevarían a cabo los ataques contra
cualquier invasor que desembarcara en las costas sicilianas que, por aquel en-
tonces, seguían sin un sistema defensivo real, ni de control y exploración del
territorio ribereño ni de las aguas territoriales, puesto que las pocas torres que
había eran en su mayoría privadas, alzadas en proximidad de la costa para la
defensa de granjas y otras actividades productivas (fig. 6).
Sin duda, a él hay que atribuir el mérito de haber introducido, entre 1548 y
1554, otro elemento clave en la estrategia de defensa costera: el de la nueva
milicia, fundamental para el funcionamiento efectivo de cualquier tipo de
emplazamiento de torres17(fig. 7).
15 Sobre Carlentini y, en general, sobre la política de Juan de Vega, incluida también su política edificatoria,
considero indispensable la reciente contribución de Aricò, Nicola. La fondazione di Carlentini nella Sicilia
di Juan de Vega. Firenze, Leo S. Olschki Editore, 2016.
16 Maurici. Op. cit., p. 96.
17 Ordinationi et instruttioni della militia di questo fidelissimo Regno de Sicilia [...] fatte per noi Giovan de
Vega..., Palermo, per Giovan Mattheo Mayda, 1560. Para más información, véase Favarò, Valentina.
«Dalla “Nuova Milizia” al tercio spagnolo: la presenza militare nella Sicilia di Filippo II», Mediterranea.
Ricerche storiche, 4 (agosto 2005), pp. 235-262.
18 Para más información, véase Favarò, Valentina. La modernizzazione militare nella Sicilia di Filippo II.
Palermo, Associazione Mediterranea, 2009.
051
Fig. 7.
Ordinationi et
instruttioni della militia
de questo fidelissimo
Regno de Sicilia [...]
fatte per noi Giovan de
Vega vicere et capitanio
generale per Sua
Magestà...
(Órdenes e instrucciones
de la milicia de este
fidelísimo Reino de Sicilia
[…] tras la coronación
de Giovan de Vega como
virrey y capitán general
para su Majestad)
Palermo, para Giovan
Mattheo Mayda, 1560.
Por ejemplo, años más tarde, en 1578, las primeras instrucciones ordena-
das por el ingeniero real Tiburzio Spannocchi, técnico que había llegado
siguiendo los pasos del virrey Marco Antonio Colonna y figura clave en
la fortificación costera siciliana, con motivo del reciente encargo de la vis-
ta generale delle marine, incluían también las relativas al diseño de unos
puentes. El primer puente se situaba entre Trapani y Marsala, esencial
«también para el desplazamiento de gente en tiempos de necesidad»; el se-
gundo debía erigirse cerca de la fortaleza marítima de Licata, a lo largo de
la costa sur, en el río Salso, uno de los principales ríos de Sicilia, que hasta
aquel momento ahí se podía cruzar con una «giarretta», un transporte
de barcaza que ralentizaba las tropas, «causando grandes demoras en el
desplazamiento tanto de los soldados de la milicia como de la gente que
en tiempo de verano [sic] y de sospecha de ejércitos enemigos, necesitan
atravesar de uno a otro lado»19.
Por otra parte, los ingenieros militares, hombres de armas y virreyes tenían
claro que no podía haber defensa sin agua, ya fuera en las pequeñas cister-
nas de cualquier torre de vigilancia o atalaya, o en las nuevas redes de agua
construidas en las ciudades–fortaleza marítimas (de Trapani a Siracusa, de
Licata a Sciacca), tal y como nos hacen saber las palabras del duque de
Maqueda, Bernardino de Cárdenas en 1600: «El agua es aquello sin lo que
no puede haber defensa alguna»22.
21 Ibídem.
22 Cámara, Alicia. Un reino en la mirada de un ingeniero. Tiburzio Spannocchi en Sicilia. Palermo, Torri del
Vento edizioni, 2018, pp. 108-119.
23 Cámara, Alicia. Un reino en la mirada de un ingeniero. Tiburzio Spannocchi en Sicilia. Palermo, Torri del
Vento edizioni, 2018, pp. 108-119.
054
habitantes del reino a causa de los corsarios, la gran molestia e impedi-
mento en el comercio por no tener marinas definidas propias de este Reino,
todas esas torres, necesarias de noche y de día en todas las partes de dichas
marinas, y teniendo en cuenta también que muchas de esas torres presentes
hoy en día, poco o nada pueden servir de guardia [...] se ha [...] votado,
concluido y acordado que debemos realizar efectivamente todas las torres
necesarias en las marinas de todo el Reino, y acortar y arreglar las que sea
necesario reparar y acortar, pues son útiles para este objetivo»24.
24 Ordinazioni e regolamento della Deputazione del Regno di Sicilia..., Palermo, nella Reale Stamperia, 1782,
p. 112.
25 Spannocchi, Tiburzio. Descripción de las marinas de todo el reyno de Sicilia. BNE, MS 788, f. 5r.
055
qués de Pescara había ordenado a las autoridades de Cefalú desplegar sus
guardias en las «atalayas, donde se preparan los fani y los guardias de una
a otra parte de Levante y Poniente»26. Poco después, en 1571, su sucesor, el
presidente del Reino, conde de Landriano, habría ordenado repetidamente
a las mismas autoridades que desplegaran tanto los «caballeros ordinarios
encargados de hacer la ronda de los centinelas en las afueras de las ciu-
dades»27, como los guardias en las calas más peligrosas para «descubrir,
asegurar y avisar la costa para salvar a los navegantes»28.
Por otra parte, más de medio siglo después, en 1640, encontramos otro
atlas en la misma línea, fruto también de detecciones trigonométricas aún
más minuciosas, realizadas por encargo de Felipe IV, entre 1634 y 1639:
32 Ibídem, p. 68.
057
33 La obra está formada, como sucede a menudo, por dos partes, una gráfica y una literaria, ambas
guardadas en la Biblioteca Nacional de España, mms. 1 y 787. La edición está en Negro, Francesco.
Ventimiglia, Carlo Maria. Atlante di città e fortezze del Regno di Sicilia. 1640. A cargo de N. Aricò. Messina,
Sikania, 1992.
34 Ibídem, p. 5.
058
tas torres son muy útiles para Su Majestad y beneficiosas para el reino y su vi-
gilancia. Se hace evidente que se han logrado evitar gran parte de los saqueos
por parte de corsarios, que solían permanecer mucho tiempo en las playas»35.
35 Ibídem, p. 6.
36 Progettare la difesa, rappresentare il territorio. Il codice Romano Carratelli e la fortificazione nel
Mediterraneo. Secoli XVI-XVII. A cargo de F. Martorano. Reggio Calabria, Edizioni Centro stampa d’Ateneo,
2015.
37 Spannocchi. Op. Cit., f. 7r
38 Negro. Ventimiglia. Op. cit., p. 6.
39 Ordinazioni e regolamento. Op. cit., p. 174- 177.
Fig. 10. Francesco Maria Emmanuele Gaetani, marqués de Villabianca, Torri di guardia per li fani
ò sian fuochi di avviso neì littorali della Sicilia (Atalayas para los fani, o señales de fuego en los
litorales de Sicilia), finales del siglo XVIII. Biblioteca Comunale di Palermo, ms. QQE9700017.
060
Fig. 12.
Tiburzio Spannocchi,
Tonnara di Cofano che
potrebbe al presente
servire per guardia
(Tonnara di Cofano, que
hoy en día podría ser útil
como atalaya), 1578.
Por otra parte, junto con esta teoría «infinita» de torres costeras, que se
parecían más o menos todas entre sí, encuadradas en tipos tridimensiona-
les, casi todas de planta cuadrada pero también de planta circular, Cami-
liani incluso llegó a diseñar, casi por divertissement, una de planta hexa-
gonal, en la Punta delli Palombi (fig. 11), y en 1556 ya se había realizado
una de planta poligonal estelar de cuarto puntas en la Tonnara di Cofano
(fig. 12), con altas bases inclinadas, con ángulos de acero tallados, los bor-
des con garitas y pretiles con arcabuceros sobre beccadelli (fig. 13) o en
alguna ocasión con merlones, como en la Torre Felice y la Torre del carica-
tore di Girgenti, también se construyeron elementos de defensa «especia-
les», que tipológica y morfológicamente diferían de aquellas.
Por ejemplo, don García de Toledo, el virrey de Sicilia capitán general del mar,
ordenó en 1567 la construcción de dos fortines en sendos islotes limítrofes
dentro de la grande ensenada portuaria de Augusta, frente a la ciudad amura-
40 Emmanuele Gaetani, Francesco Maria (marqués de Villabianca). Della Sicilia nobile... Palermo, nella
Stamperia dei Santi Apostoli, 1752, I, p. 4.
41 Ibídem, p. 146- 159.
061
Fig. 13. Francesco Pinna, Torre costera, primera Fig. 14. C.M. Ventimiglia, F. Negro, Castel
mitad del siglo XVII (colección privada). Vittoria, Castel Garcia, Pianta del Caste [sic]
Vittoria d’Augusta, Pianta del Castel Garsia
d’Augusta, 1635-1640.
llada que ocupa la larga península que se adentra en ella, denominados Castro
Garsia y Castro Vittoria en honor de la pareja virreal42 (fig. 14). Eran fortifica-
ciones cuyas geometrías irregulares se adaptaban perfectamente al perímetro
de ambos escollos, realizadas con el intento de impedir que flotas enemigas
accedieran al puerto y permanecieran ahí, tras los trágicos acontecimientos de
1551, cuando la ciudad (que ya se había evacuado) fue destruida y demolida
por una armada turca. Esta incursión se repitió el año sucesivo y otra vez más
en 1560, poniendo de manifiesto la debilidad del golfo de Augusta en el siste-
ma costero siciliano, ya anunciada en su época por Ferrante Gonzaga.
42 Don García, de hecho, se había casado con Vittoria Colonna en 1552. Sobre la comisión del virrey, véase
Vesco, Maurizio: «Un viceré ammiraglio per un’isola: García Álvarez de Toledo e il potenziamento delle
infrastrutture marittime siciliane», en La Sicilia dei viceré nell’età degli Asburgo (1516-1700). La difesa
dell’isola, le città capitali, la celebrazione della monarchia. A cargo de S. Piazza. Palermo, Edizioni
Caracol, 2016, p. 111-136; Id. «Una strada, due regge, una mappa: la committenza di don García Álvarez
de Toledo, viceré di Sicilia (1564-1567)», Mediterranea. Ricerche storiche, 41 (2017), p. 543-592.
43 ASPa, TRP, LV, v. 624, c. 252v.
44 Hago referencia al plano Pianta del Caste (sic) Vittoria d’Augusta. Pianta del Castel Garsia d’Augusta;
Negro. Ventimiglia. Op. cit., s.p.
062
Fig. 15. C.M. Ventimiglia, F. Negro, Fig. 16. P. Galle, M. van Heemsckerck, Pharos, 1572.
Torre d’Avila, 1635-1640.
Fig. 17. Camillo Camiliani, Forte a farsi al Castelluzzo (Fuerte cerca de Castelluzzo), 1584.
Fig. 18. Camillo Camiliani, Forte a farsi al Capo di Melazzo (Fuerte cerca de Capo di Melazzo), 1584.
063
Un par de años más tarde, el virrey Fernando Avalos d’Aquino, marqués
de Pescara, propuso otro fuerte, con una forma moderna, de tenaza, en
los bajos frente a la punta de la península urbanizada, justo en la bocana
del puerto, bautizado Torre d’Avalos en su honor (fig. 15). Se trataba, esta
vez, de una poderosa batería de casamatas, que también funcionaba como
faro, ya que en su extremo se alzaba una torre de señales, con una linterna
de babor en lo alto, de extraordinaria configuración torcida, creo que una
evidente cita clasicista del mítico Pharos de Alejandría en Egipto, según
la representación que de él hicieron en esa misma época (1572) Philippe
Galle y Maerten van Heemskerck en un álbum de grabados que tuvo éxito
y circuló ampliamente en círculos eruditos y cortesanos (fig. 16).
Fig. 19. Andrea D’Ajeli, Parecer para reforzar el fuerte de San Giacomo en la isla de Favignana,
1623; ASPa, Dibujos y mapas topográficos, TRP, Consulte, 1.
Por último, no hay que olvidar los fuertes construidos para proteger las
islas menores, casi todas despobladas en aquella época, sobre todo las Ega-
das, muy peligrosas debido a su proximidad con la costa y con ciudades
pobladas, como demuestra el parecer redactado en junio de 1623 por el ca-
pataz de la corte, Andrea D’Ajeli, para el fortalecimiento del primer fortín
construido en la isla de Favignana, el fuerte San Giacomo, que luego sería
agrandado y renovado (fig. 19)48.
Fig. 20. Tiburzio Spannocchi, Girgento, 1578, detalle. La torre del caricatore di Girgenti en su
entorno medioambiental, rodeado por el mar.
aquella monarquia [...] la tierra alli produce mas que en otra qualquier parte
del mundo y lo que tanbien es de considerar que produce trigo muy apurado
y sin genero de mala simienta y de mayor substancias y por esta causa suele
ser de mas subido precio el trigo siciliano que no lo de otras partes» (sic)49.
De ello se deduce que los cargaderos de trigo en la costa de la isla deben ser
protegidos y defendidos contra las incursiones corsarias más que cualquier
otra cosa. Por ejemplo, en 1524 (antes incluso de lo que indican las fechas
que tradicionalmente figuran en la historiografía), fue el virrey Ettore Pig-
natelli quien ordenó que se garantizase la protección del cargador de Agri-
gento, una de las principales, pues recolectaba la producción de la mayoría
del interior del suroeste. Para garantizar la seguridad del cargadero, se
encargó la construcción de una nueva torre monumental, que luego se con-
vertiría en un verdadero fortín, de cuyo diseño se encargaría Tomasello de
Padua50. Fue una obra que tardaría muchísimo en llevarse a cabo, también
por la dificultad de realizar construcciones hidráulicas y por la exposición
a las olas (el fortín estaba en el medio del mar)(fig. 20), tanto que dejaría
desprotegida esta infraestructura fundamental durante años, con dramá-
ticas consecuencias, como relató el propio virrey pocos años después, en
1527: «hace unos días se apresaron siete navíos que transportaban carga-
dores para dos navíos de corsarios franceses; algunas veces estos turcos y
moros habían desembarcado y saqueado los depósitos de estos cargadores
causando un daño máximo a los padrones del trigo, los cuales, de haberse
construido dicha torre, provista y equipada de lo necesario, habría podido
ayudarlos y defenderlos, evitando el robo y los daños»51.
52 Vesco, Maurizio. «Città nuove fortificate del primo Cinquecento: Castellammare del Golfo, Capaci,
Carlentini», en Il Tesoro delle città VI. Roma, Edizioni Kappa, 2011, pp. 504-520, alle pp. 505-511.
53 ASPa, TRP, LV, v. 731, c. 99r.
067
Fig. 22. Juanelo Turriano (atrib.), Cajones de madera y herramientas para fundaciones hidráulicas,
finales del siglo XVI.
Fernando Cobos
Dr. Arquitecto y miembro de Icomos (Valladolid)
Plano de Antonio de
Herrera en el que aparece
la Raya de Tordesillas,
Descripción de las Yndias
Occidentalis, en M.
Colin, 1622.
Ciudades de frontera.
A.
073
B.
074
A.
Costa africana.
Fortificaciones Portuguesas
1. Ceuta (1415-1668)
2. Ksar Esseghir (1458-1550)
3. Tangiers (1471-1662)
4. Arzila (1471-1550)
5. Graciosa (1489)
6. La Mámora (1515)
7. Anfa (1515-1755)
8. Azamor (1515-1541)
9. Mazagán (1485-1769)
10. Safi (1488-1541)
11. Aguz (1506-1525)
12. Mogador (1506-1525)
13. Santa Cruz do Cabo de Gué (1505-1541)
14. Madeira (1425)
Fortificaciones Españolas
1. Islas Canarias (1402)
2. Cabo Juby (1498-1509)
3. Santa Cruz de la Mar Pequeña (1498-1509)
4. San Miguel de Saca (1498-1509)
B.
A. B.
077
Ya que existen valores propios del sistema como tal, independientes de los
valores de cada edificio.
3 COBOS 2011
081
para la ciudad de Ibiza, se ve claramente que la muralla se traza por
donde la defensa es más eficaz, dejando gran parte del arrabal fuera de
ella. Cuando la población protesta por esto, el ingeniero contesta que la
orden del rey no es tanto evitar el coste económico que supondría hacer
la fortificación más grande, como conseguir que sea muy fuerte con poca
guarnición, y que si la gente necesita refugiarse puede huir al monte o
hacerlo en otro pueblo4. Más de cien años después, cuando se plantea la
fortificación de Ciudad Rodrigo, todos los proyectos contemplan fortifi-
car sólo el recinto medieval, y destruir todas las casas que se encuentran
fuera de este recinto, que en esa época supone más de la mitad de la po-
blación. Las razones son puramente técnicas, se busca la mejor defensa
sacrificando incluso para ello la propia ciudad5.
Un paso más allá sucede cuando la ciudad no sólo se fortifica para defen-
derse, sino que se utiliza como defensa avanzada de la fortificación estra-
tégica principal. En 1565, tras el asalto turco a Malta, se comprueba que
la seguridad de la isla depende de que no caiga el fuerte de San Telmo,
construido por el ingeniero Pedro Prado veinte años antes con la función
de cerrar la entrada a las bahías. Se decide entonces fundar una ciudad
nueva (La Valeta) situada justo delante del fuerte, protegiendo las alturas,
desde la que los turcos le habían bombardeado. Doscientos años después
del episodio de Malta, tras la toma de La Habana por los ingleses en
1763, se sabe que la seguridad de la isla caribeña radica en que no caiga
el fuerte de El Morro, construido por Bautista Antonelli ciento cincuenta
años antes para proteger la entrada de la bahía. El plan de defensa del
ingeniero Silvestre Abarca, contempla la construcción de un extraordina-
rio fuerte (La Cabaña) justo delante de El Morro, concentrando todo el
gasto y toda la defensa en ese punto, y desoyendo las peticiones de la ciu-
dad de La Habana para que reforzara sus defensas. Abarca consideraba
incluso que si el enemigo atacaba primero la ciudad, situada al otro lado
de la boca de la bahía, tardaría más tiempo en tomar El Morro, que era
la defensa estratégica6.
Vemos por tanto que para la historia local de Ibiza, Ciudad Rodrigo, La
Valeta o La Habana su fortificación, e incluso su emplazamiento, no tienen
una explicación lógica si no entendemos qué valor tenían para la Corona
Hispánica los puertos o las fronteras en las que se hallaban; si no entende-
mos que la fortificación no servía a las ciudades que se fortificaban sino al
diseño estratégico completo del sistema defensivo.
4 COBOS-CÁMARA 2008
5 COBOS, F. y CAMPOS, J. (2013): Almeida/ Ciudad Rodrigo, la fortificación de la Raya Central.
Salamanca: Consorcio Transfronterizo de Ciudades Amuralladas. Disponible en: http://www.
guerradelaindependencia.net/
6 COBOS 2013.
082
Fortificación Hispánica como Sistema Global
Defensa Atlántica.
Esquema de la defensa atlántica
con la Raya de Tordesillas de
1494.
7 Tomamos prestada la cita –originalmente en HANOTAUX (1896)– del estudio de PARKER (1972)
8 COBOS 2012.
084
La Frontera Marítima
9 COBOS 2011.
085
Defensa atlántica.
Costa americana:
Defensa atlántica.
Costa europea/africana:
Detalle 1
Detalle 2
088
Defensa atlántica.
Inscripción de 1632 en
la entrada a uno de los
fuertes que protegen la
costa del Cabo de San
Vicente, Portugal, con
las armas de Castilla,
Aragón y Sicilia picadas
después de 1640.
A.
089
B.
C.
090
La Frontera Marítima del Frente Atlántico
En la segunda mitad del siglo XVI quedó claro que ninguna victoria naval
garantizaba el dominio marítimo, ni ninguna derrota significaba su pérdi-
da. El éxito del ataque turco a la Goleta en 1574 después de la aplastante
victoria naval española en Lepanto en 1571, o el estrepitoso desastre, en
pérdida de barcos y hombres, de la expedición de Drake contra Galicia y
Portugal en 1589 tras el fracaso de la armada española frente a Inglate-
rra el año anterior, venían a dar la razón al visir turco cuando le decía el
embajador de Venecia, comparando la destrucción de la flota turca con la
pérdida de fortalezas e islas por los venecianos:
Subsistemas.
A. Subsistemas del
Rosellón y de los
estados del Presidio en
la Toscana.
Francia
1. Rosas
2. Colliure
3. Perpiñán
4. Salses
Presidios archipiélago
toscano
1. Porto Longone
2. Orbetello
3. Porto Ercole
C. La frontera a lo largo del Miño con sus D. Villa fortificada de Perpiñán según plano de
fortificaciones, 1580. Valladolid, Archivo 1696, en N. de FER, Les forces de l’Europe,
General de Simancas, Mapas, Planos y ou Description des principales villes, avec
Dibujos (sig. XXXVIII-65). leurs fortifications. París, 1696.
Sin duda nos crees abatidos por el revés que acabamos de experi-
mentar y vienes á gozarte de nuestra derrota pero has de saber que
si vosotros nos habeis afeitado de cerca batiendo nuestra escuadra
nosotros os hemos quitado un brazo arráncandoos el hermoso reino
de Chipre y un brazo cortado no puede renacer siendo así que la
barba afeitada vuelve á salir mas espesa y fuerte que nunca 11.
13 ROJAS 1598.
093
La defensa más al sur, en el Río de la Plata, tiene sin embargo una historia
más compleja y la mayor parte de las fortalezas aparecerán cuando las co-
ronas española y portuguesa se separan. En la defensa del Estrecho de Ma-
gallanes pronto se vio que la idea de construir dos fortalezas y una cadena
que cerrara el estrecho era impracticable, y que la defensa, sin puertos de
apoyo, refugio y suministro, era mucho más eficaz si se dejaba en manos de
la naturaleza hostil (en el siglo XVIII se defendieron con baterías las bahías
de las islas Malvinas y Juan Fernández, apoyos imprescindibles para cual-
quiera flota extranjera que intentara cruzar entre el Atlántico y el Pacífico).
Sistemas Locales
A.
Grupos y conjuntos.
C. D.
097
Grupos y conjuntos.
B. Croquis de las
fortificaiones de Orán
y Mazalquibir, c.1736,
Centro Geográfico del
Ejército.
B.
A1.
Tipologías.
A2. Fortificaciones de
Augusta con los
refuerzos diseñados
por Juan de Médicis
y Juan de Garay,
en F. Negro y C.M.
Ventimiglia, Atlante
di citta’ e fortrezze
del regno di Sicilia,
1640. A2.
B.
099
18 COBOS2013.
101
Tipologías.
Resumen:
Se trata de disertar sobre una valoración patrimonial referente
a las defensas costeras, construidas en la Edad Moderna,
para hacer la gestión de mantenimiento y difusión cultural:
un análisis general de los modelos (tipos) y también de las
defensas de Galicia y Ferrol; en todo caso con referencias a los
reconocimientos en aquella época y actuales, ahora hechos con
valoración histórico-evolutiva, para apreciar la función (uso), la
forma (edificación) conservada y el paisaje (escenario).
Abstract:
Dissertation upon an inheritance evaluation about the
coste defence, built in the Modern Age, in order to make a
management of maintenance and cultural diffusion: a general
analysis of the patern (model), include also Galicia and Ferrol
defenses; in all events with references to acknowledments in that
age and presents, now made with historic-evolutive evaluation in
order to estimate the function (use), the conserved form (build)
and the landscape (scenary).
Así, este asunto debe tratarse con las fuentes de valoración, repito, funcio-
nales y formales. De manera que seguiremos el esquema desarrollado con
las directrices del «Plan Nacional de Arquitectura Defensiva». Concrete-
mos algo más estas fuentes de valoración:
• En la valoración de las funciones (utilidad, básicamente), se dan
varias apreciaciones:
∙ Las del sistema estratégico y conjuntos orgánicos.
∙ Las instrumentales propias, es decir:
– Las de uso operativo militar (táctico/logístico).
– Las de muestra de poder: disuasión y propaganda.
– Las de carácter simbólico.
– Las de rememoración de hechos relevantes.
– Las de los nuevos usos (evolución): reutilizaciones actuales.
• La valoración de las formas construidas tiene también diferentes
estimaciones:
∙ Por el diseño y proyectos.
∙ Por la ejecución material, o sea:
– Por la estructura.
– Por el sistema constructivo.
– Por el impacto estético.
– Por el paisajístico (entorno).
• Otra fuente de valoración es el estado de conservación:
∙ Su calidad general y partes.
∙ Su integridad.
∙ Su autenticidad.
Fig. 1. Plano rector de las fortificaciones de las rías de Ferrol y Ares. Dibujo del autor
Fig.2. Plano rector de las fortificaciones de las rías de Betanzos y La Coruña. Dibujo del autor.
108
Dicho esto, veamos las obras defensivas conservadas. Comenzamos con un
resumen de las de los siglos XVI y XVII.
Fig. 6. Recreación del castillo coruñés de San Antón en los siglos XVI y XVII. Dibujo del autor.
111
∙ En Ferrol destacaba La Palma y menos San Martín, con
mampostería (opus incertum) y a veces quadratum.
• En cuanto a la valoración estética, incluido el paisaje, para resumir,
hay que destacar las oportunas composiciones y proporciones,
ofreciendo un impacto de cierta prolongación geométrica de la
costa, pero con diferentes resultados:
∙ En Coruña, San Antón consiguió una composición de grandes
proporciones y dignidad, frente a las deficientes de Santa Cruz y
San Diego.
∙ En Ferrol, destacaría La Palma y, en menor grado, San Martín, y
San Felipe fragmentado (fig. 7).
Las ornamentaciones son escasas, destacando solo los detalles
heráldicos de San Antón.
• Por último, hay que citar algo de la conservación. También esta fue
diferente:
∙ En San Antón se conserva gran parte de la estructura primitiva.
∙ En Santa Cruz solo parte de las baterías del lado NW.
∙ En San Felipe solo una pequeña parte de la batería antigua.
∙ En La Palma solo vestigios.
∙ En San Martín solo sus ruinas.
∙ En San Damián gran parte de la batería a la mar, pero con faltas
de autenticidad.
Fig. 7. Recreación de los castillos de San Felipe, La Palma y San Martín a la entrada de la ría de
Ferrol en los siglos XVI y XVII. Dibujo del autor.
112
Continuamos ahora con las fortificaciones del siglo XVIII.
De nuevo hay que apreciar el gran valor del sistema estratégico y su con-
junto orgánico: fue realmente una ampliación de la defensa del sistema
portuario del siglo XVII, precisamente por el nuevo concepto de la es-
trategia del «poder marítimo», a partir de las ideas de gobierno de José
Patiño, José Campillo y Zenón de Somodevilla (marqués de la Ensenada),
creadores de la marina permanente, con fuerza naval y bases de apoyo
logístico, así como del desarrollo portuario, mejor academicismo y ra-
cionalización del trabajo (ordenanzas). Ferrol pasaba a ser la capital del
Departamento Marítimo del Norte con un desarrollo oportuno de los
gobiernos ilustrados.
Fig. 8. Plano rector de las fortificaciones de la Fig. 9. Plano rector de las fortificaciones de la
«Costa de la Muerte». Dibujo del autor. Rías Bajas. Dibujo del autor.
La Cortina del Arsenal era la defensa interior con doble función de batería
artillera a la mar y parte de la ciudadela de Ferrol que era el Arsenal (parte
de tierra).
Por último, en el valor funcional tenemos los nuevos usos de estas forti-
ficaciones: la pérdida de su función militar ha derivado en la enajenación
de la mayor parte; solo permanece en uso militar la Cortina del Arsenal de
Ferrol y solo como difusión cultural; todas las otras han sido reutilizadas
para otros usos o están en ruinas o desaparecidas. Así, hay que contemplar
sus rehabilitaciones, haciendo comprensibles sus valores históricos, tema
este importante que no podemos abordar ahora, pero sobre el que se está
trabajando con los organismos competentes: la catalogación con valora-
ciones para la gestión.
Fig. 12. Recreación del castillo ferrolano de San Felipe en el siglo XVIII. Dibujo del autor.
117
También en la segunda parte del siglo se realizaron otros novedosos dise-
ños con modelos académicos (fig. 13); fueron las baterías colaterales de
menor rango:
• San Carlos en Ferrol, por Miguel Marín y Francisco Llobet (1755).
• Soberano en Camariñas, por Juan de La Ferriere y Francisco Llobet
(1757).
• Cardenal y Príncipe en Corcubión y Cee, por Francisco Llobet y
Carlos Lemaur (1757).
Con respecto al impacto estético y del paisaje, hay que resaltar la impor-
tancia de la composición y dignidad de las fortificaciones que hemos cali-
ficado de mayor aportación cultural-defensiva, de manera que se integran
con el entorno, manifestando su «grandeza» y «significado» del lugar para
las gentes (experiencias, adscripciones); así como también presentan algu-
nos elementos ornamentales. Las de menor porte y dignidad también se
ajustan al entorno con menor adscripción.
Todas estas valoraciones, con detalle para cada una de las fortificaciones,
también para las de los siglos XIX y XX, ya han sido realizadas por nues-
tros trabajos (ICOFORT y ACAMI) para la Xunta de Galicia.
COORDINADOR:
3
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O
R
R
E
F
123
02 | Historia y patrimonio. Siglos XIX y XX
Resumen:
La necesidad de proteger la Base Naval de Ferrol y sus
rías adyacentes motivó que, ante el precario estado de sus
fortificaciones, en el s. XIX se planificase la defensa de la costa
mediante un amplio despliegue, así como el diseño de sistemas de
fortificación a base de baterías con diseños novedosos y modernos
materiales.
A finales de ese siglo se proyecta el denominado Plan del ´91,
realizado sólo parcialmente en la península de Bezoucos, con la
implantación de tres tipos de baterías: de alta cota; de cañones de
tiro rápido y una de gran calibre. Plan que se completaba con una
red de servicios complementarios. Su artillado consistió en obuses
rayados (de tiro parabólico), cañones Krupp de gran poder de
penetración y cañones de tiro rápido Munáiz-Argüelles.
No había terminado de ejecutarse este Plan cuando nace, en el
primer tercio del s. XX, el Plan de 1926 que supone un despliegue
más amplio que el anterior. Desde la ría de Cedeira hasta la punta
de Caión.
Las baterías de este plan se diseñan mediante pozos a barbeta, del
tipo 15,24 cm; 38,1 cm y antiaéreas. Esta últimas sufren más tarde
una modificación.
En cuanto a su artillado, las primeras llevaban instaladas piezas
Vickers de 15,24 y 50 calibres con sistema de dirección de tiro
de alza Vickers. Las segundas, cañones Vickers de 38,1 cm
de gran alcance y poder perforante, que disponía de sala de
máquinas propia y la dirección de tiro contaba con dos estaciones
telemétricas y una estación central calculadora. Las baterías
antiaéreas estaban construidas de forma monolítica para artillar
cuatro piezas de 10,5 cm de calibre, tipo Vickers.
A principios del siglo XIX, las defensas de la Base Naval de Ferrol consis-
tían en: las murallas abaluartadas que cierran la plaza; tres castillos situa-
dos en la desembocadura de la ría y un conjunto de baterías construidas
con parapetos de mampostería, desplegadas a lo largo de la costa. Una
vez finalizada la Guerra de la Independencia perdieron su utilidad para
la defensa debido principalmente a los avances de la nueva artillería, que
permitía disparar proyectiles huecos con tiro tenso, lo que hizo obsoleto
el sistema abaluartado, que dio paso al sistema atenazado en las defensas.
Comienza una nueva forma de fortificar.
…En la muralla que cierra la dársena del arsenal y frente por frente
a la boca de la ría, está situada la batería del Parque y a su derecha
otra del flanco (San Fernando) qué va aviesa con la muralla de la
plaza, en la que existen otras tres más pequeñas a proporcionada
distancia. Si todas ellas y las que defienden la boca de la ría y canal
de entrada estuviesen bien artilladas, construidas con arreglo a los
conocimientos modernos y en buen estado de servicio, temerario
podía reputarse al enemigo que tratase de penetrar por ella.
La Memoria continúa:
Se ve pues, que las defensas de la ría están limitadas hoy día a los cas-
tillos de La Palma y San Felipe, y estos llenos de defectos que no son
para corregirse en el momento; pero con ellos y todo, puede hacerse
una buena defensa dotándolos de suficiente artillería de grueso calibre…
…Las baterías arriba citadas, situadas en buenas posiciones, son
indispensables para defender el antepuerto de Cariño, donde se puede
hacer un desembarco; pero en lugar de componerse debían en mi opi-
nión demolerse, sustituyéndolas por otras enterradas y que surtiesen el
mismo efecto, construyendo una hueca en la punta de Fornelos, que
reemplazase a la de Canelas, San Cristóbal y Cariño, que deberían aban-
donarse enteramente.
126
Ría de Ares, para su defensa existen las baterías de Ares capaz para
siete piezas, Raso o Seselle de ocho y la de Redes de ocho formadas por
un parapeto de mampostería cerradas por la gola con un muro aspille-
rado, reconociéndose aún vestigios de otras tres llamadas del Príncipe,
Carlos IV y María Luisa, construidas provisionalmente el año 1801.
Todas se hallan muy deterioradas y sin edificios, pero perfectamen-
te situadas y de suma importancia, debieran componerse o por mejor
decir rehacerlas con arreglo a los conocimientos de la época.
Al Norte de la plaza de Ferrol y para defender los arenales de Do-
niños y San Jorge, existieron también las dos baterías del mismo nom-
bre, que por no ser de importancia se han dejado averiar.
Para equilibrar los elementos defensivos con los avances que había expe-
rimentado el arma de Artillería en años anteriores, el Gobierno mediante
ley2 de 1 de abril de 1859 concedió 2.000.000.000 de reales. De ellos, 300
millones se asignaron a material de Ingenieros, de los que 200 millones se
debían destinar a mejorar las plazas de mayor importancia, dedicándose
casi en exclusiva a las marítimas y, entre éstas, se dio preferencia a las de
Cádiz, Cartagena y Ferrol.
Situación de los
emplazamientos de
Montefaro.
128
El desarrollo de este plan se inicia con la Real Orden de 23-3-1897, me-
diante la cual se aprueba el informe que indica el orden de preferencia para
la ejecución de obras de defensa en el litoral peninsular, dividiéndolas en
4 grupos. El primero de ellos incluía las tres rías antes mencionadas. Des-
pués de ocho meses, por R.O. 19-11-1897, es aprobado el «Anteproyecto
de las obras de defensa de Montefaro y sus accesorias», que contaba con
baterías desde el Monte de San Pedro en A Coruña hasta el Cabo de Prio-
riño en Ferrol3, pero que no tuvo continuidad en su desarrollo. Estas obras
constituyeron un conjunto integral de baterías de costa, con sus elementos
auxiliares: cuarteles, polvorines, carreteras, etc.
Estas baterías eran novedosas para la época, no solo por su forma, sino tam-
bién por los materiales utilizados (hormigón y acero). Su autor, el teniente co-
ronel de Ingenieros Antonio Vidal y Rúa, las titulaba «baterías económicas».
En las baterías bajas, eran los parapetos formados por macizos de tierra
los que defendían –con su forma y espesor adecuados– el muro interior del
mismo, las bóvedas y demás elementos. En las altas, el parapeto lo forma-
ban el terreno natural y su muro interior, ya que estas baterías no baten
a distancias tan cortas como las bajas y los ángulos con los que llegan los
proyectiles son más amplios.
Las tres baterías se proyectaron siguiendo los mismos criterios, pero con
ligeras variaciones impuestas por la topografía del terreno donde se asen-
taron. Como hemos mencionado, era un sistema novedoso, de las de-
3 LÓPEZ HERMIDA, José M., YÁÑEZ RODRÍGUEZ, José M., La Defensa de la Costa. Provincia de A Coruña.
Fortificaciones y Artillería de Costa. S. XVI- XX, Diputación de A Coruña, 2021,p 209
129
nominadas «al descubierto». Era éste el más adecuado y rentable para
posiciones con una elevación superior a los 40 m sobre el nivel del mar,
ya que no estaban expuestas al fuego dominante desde las cofas, ni a la
acción próxima y eficaz de la artillería embarcada. Su planta adopta la
figura de un arco para evitar ser enfilada y al mismo tiempo aprovecha al
máximo su campo de acción. Su parapeto, organizado para defender las
piezas por su frente, está formado por un muro de granito y hormigón,
que sirve de revestimiento interior. La tierra adosada por el exterior del
muro constituye el verdadero parapeto que brinda protección contra los
disparos frontales.
4 VIDAL Y RÚA, Antonio, Defensas de costas y baterías económicas, Imprenta del Memorial de Ingenieros,
Madrid, 1899.
130
El resto de elementos que componían estas baterías eran aplicables a am-
bos tipos (obuses y cañones), independientemente de su ubicación. Las
explanadas estaban formadas por un macizo de hormigón hidráulico en el
que se empotraban los elementos fijos de los montajes. Su forma y dimen-
siones variaban según el tipo de pieza que artille la batería.
Hasta la segunda mitad de este siglo, las piezas de costa eran todas de
ánima lisa. Además de los cañones7, para la defensa de la costa eran ne-
cesarias piezas de tiro curvo para dañar los barcos enemigos a través de
su cubierta, que era la parte más vulnerable. Para ello se utilizaron obuses
largos y morteros.
Por otra parte, las del Sistema Ordóñez, que está compuesto de cañones y
obuses. Entre los primeros, el cañón rayado de hierro entubado de 15 cm
para cargar de la culata, que se artilló en el castillo de La Palma. Entre los
7 ROLDÁN VIZCAÍNO, Francisco y DE LA LLAVE Y GARCÍA, Joaquín, Apuntes sobre defensa de las costas.
Estudio de las baterías al descubierto, Madrid, 1888, p. 43.
134
años 1890 y 1892, fueron diseñados los nuevos modelos de cañones de
21, 24 y 30,5 cm y tres obuses de 21, 24 y 30,5 cm. Del modelo de 24 cm
fueron artillados 18 en Montefaro.
Cañón de 26 cm Krupp
en la batería del Segaño.
(Colección J.M.L.
Hermida)
135
Los cañones de acero de tiro rápido Munáiz Argüelles de 15 cm se ins-
talaron debido a la aparición del torpedero, lo que obligó a la artillería
a desarrollar piezas de tiro rápido, que hasta ese momento habían sido
meras auxiliares. Este fue el último cañón de costa diseñado y construido
en España.
8 MOLINA FRANCO, Lucas, VÁZQUEZ GARCÍA, Juan, LÓPEZ HERMIDA, José M., La Costa Inexpugnable.
Las defensas de la Base Naval de Ferrol – Coruña desde el siglo XVII hasta nuestros días, 2002, p 52
9 Las comprendidas entre 21 a 27,9 cm de calibre.
10 Las de 28 cm. en adelante.
137
Los asentamientos de las piezas se construyeron en pozos aislados de
hormigón armado para cada una de ellas, ocultándolas del mar median-
te desenfiladas en la medida de lo posible, y desde el aire mediante en-
mascaramiento. Cada pieza disponía de dos repuestos subterráneos: uno
para pólvora y otro para proyectiles, reducidos al espacio estrictamente
necesario para la munición de seguridad. Para el alojamiento del personal
y talleres se construyó un edificio con vistas al mar, próximo a las piezas.
izq.
Asentamiento para una pieza de
15,24 cm.
dcha.
Batería de Prior Norte.
(Fotografías EXPLORER 66 AIR. y
colección J.M. López Hermida)
LEYENDA
(1) Pozo
(2) Ventilador
de admisión
(3) Escotilla
(4) Repuesto de cargas
(5) Ascensor auxiliar
de proyectiles
(6) Repuesto
de proyectiles
(7) Pasillo
(8) Escaleras
(9) Entrada
LEYENDA
Una vez que los ingenieros terminan los trabajos de fábrica, con los ele-
mentos fijos embebidos en el hormigón, la artillería comienza su trabajo,
con el montaje de las piezas y sus elementos auxiliares, como: telémetros,
dirección de tiro, puesto de mando de la batería, grupos electrógenos, etc. .
Las piezas de este artillado eran las siguientes:
Cañón de 15,24 haciendo fuego. Alza directora Vickers (colección J.M.L. Hermida.)
LEYENDA
(1) Pozo
(2) Ventilador
de admisión
(3) Escotilla
(4) Repuesto de cargas
(5) Ascensor auxiliar
de proyectiles
(6) Repuesto de
proyectiles
(7) Pasillo
(8) Escaleras
(9) Entrada
(10,11) Sala de Máquinas
(12) Alojamiento
del acumulador
hidráulico
(13) Entrada de aire
al refrigerador
142
Estas piezas, por su calibre, pertenecen a las de tipo primario, caracteriza-
das por su largo alcance y gran poder de perforante, aptas para combatir
contra las unidades más potentes y protegidas de las escuadras, a todas las
distancias de combate (acorazados).
LEYENDA.
ARCHIVOS CONSULTADOS
Archivo Intermedio Militar del Noroeste (AIMNO), Ferrol, cajas 44 y 10044.
Archivo Militar de Segovia, expedientes núm. 19, 94, 247 y 933.
147
02 | Historia y patrimonio. Siglos XIX y XX
Introducción
Pero yendo al tema que nos ocupa, corrían los inicios del siglo XX y
los efectos del desastre del 98 todavía coleaban en el sentir español, por
la inferioridad tanto del armamento de los barcos como de las defensas
costeras. La Primera Guerra Mundial mostró el avance de los buques aco-
razados, cada vez dotados de cañones más potentes y con mayor alcance.
En esta situación, las bases navales españolas corrían serios peligros, por
las todavía vigentes ansias de expansión de determinadas naciones y so-
bre todo por la necesidad del control de las rutas marítimas. Y es en este
escenario cuando, hacia 1921, el gobierno de Miguel Primo de Rivera de-
cide llevar a cabo la adquisición de 18 cañones Vickers de 381 mm, para
defender tres de nuestras principales bases navales; Ferrol, Cartagena y
Mahón. Y nos preguntamos; ¿por qué no se consideró la defensa de Cádiz
y el Estrecho? Pues existen múltiples versiones sobre la respuesta a esta
pregunta. Unos dicen que existía una «cláusula secreta» en el contrato
de adquisición con Inglaterra, por la que no podían ser desplegados en
emplazamientos que tuvieran Gibraltar bajo su alcance, probablemente
se referirían a las supuestas notas que se intercambiarían entre España y
el Reino Unido, terminando el siglo XIX, de no asentar piezas de artillería
que pudieran amenazar Gibraltar, otros achacan la razón, quizás la más
sustentada, a los Tratados de 1904 y 1907, vigentes entonces entre Espa-
ña, Inglaterra y Francia, de no desplegar fortificaciones ni armas de gran
calibre en ambas orillas del Estrecho de Gibraltar, facilitando así su paso
franco y otros a la posible influencia política de las ciudades afectadas,
el caso es que fuera cual fuera la razón es una realidad que el Estrecho
quedó sin cubrir.
Valdoviño. Desartillado de Campelo Alto. Fondo Varela. Archivo Histórico Municipal de Cádiz
Hoy día, solo trece de los dieciocho cañones que se compraron quedan aún
en pie y están cercanos a cumplir el siglo de existencia. Y de estos trece;
ocho se encuentran «musealizados» (dos en Coruña, cuatro en Cartagena
y dos en Mahón), dos están ubicados en una finca privada y sirven de
complemento turístico a un hotel rural (Llucalary – Menorca) y los tres de
Paloma Alta esperan pacientemente, desde el año 2008, su restauración.
La ejecución del proyecto cuyo Plan Director analizaremos aquí, sería la
culminación de este proceso.
150
La génesis del plan
El relato
Y expuestos los parámetros con los que se centró el relato del proyecto, re-
saltaremos algunos de sus puntos que son lo que hacen de Paloma Alta un
lugar distinto al resto, en cuanto a sus antecedentes, lo que ayuda a apoyar
el relato y a justificar con creces su puesta en valor.
Si bien parece que, como bien nos cuenta y documenta César Sánchez de Al-
cázar, en su libro «Los cañones Vickers de 381/45 mm», la batería que, desde
el punto de vista artillero, menos perjudicaba a la defensa de la base naval
de Ferrol, en el caso de ser retirada, era la de Lobateiras (Prioriño), el man-
do entonces responsable de la decisión optó por desartillar Campelo Alto y
trasladar los cañones a Tarifa, trabajos que comenzaron a final del año 1940.
153
Todos los elementos de los cañones fueron trasladados desde el asenta-
miento en Campelo Alto al puerto de Cádiz, vía el Arsenal de Ferrol pri-
mero y a través de siete trenes especiales por tierra después. Del puerto
de Cádiz, el material fue trasladado vía marítima al, en aquel entonces,
no concluido puerto de Tarifa y desde aquí hasta el asentamiento en Pa-
loma Alta se volvió a repetir la historia que, ya doce años antes, se había
producido para subir los cañones hasta sus asentamientos de Valdoviño,
Cartagena y Menorca.
Al quedar Paloma Alta con una sola pieza operativa, se decidió traer el
tubo y la cuna de una de las piezas de la batería de Favaritz, en Menorca,
para reactivar el cañón accidentado. Ya no se consideraba amenazante
una invasión de Menorca y además el campo de tiro de la batería de Fa-
varitz podía quedar cubierto con la batería de La Mola desde el puerto de
Mahón. Al quedar Favaritz con una sola pieza, y dado que ya entonces se
había visto que, para estos calibres, la eficacia de la batería aumentaba do-
tándolas de tres tubos, la pieza «huérfana» de Favaritz se trasladó también
a Tarifa, quedando Paloma Alta totalmente artillada y operativa con tres
piezas, a principio de 1944, siendo la única en el mundo, de este calibre,
que cuenta con este número de cañones.
154
Vista Aérea de Favaritz.
Archivo S. Alcázar
Pero el hecho de dotar a esta batería de la tercera pieza no solo fue una me-
jora en cuanto a la eficacia artillera, sino que supuso un reto tecnológico
para la época. La dirección de tiro Vickers original tan solo era capaz de
gobernar dos cañones, por lo que fue necesario desarrollar una dirección
de tiro nueva que fuera capaz de controlar los tres desplegados en Palo-
ma Alta. Fruto de esta necesidad vio la luz, en 1942, la dirección de tiro
Costilla, un diseño totalmente español de 1927, cuyo padre, el Coronel de
Artillería D. Juan Costilla hizo extensivo para toda la artillería de costa
española durante muchos años, dotándola de la capacidad de controlar
hasta cuatro cañones, introduciendo las tablas de tiro correspondientes en
función del calibre de la batería.
DT Costilla ACART.
Fotografía del autor
155
Esta batería y solo esta, en el mundo, tiene además la singularidad de haber
sobrevivido hasta el año 2008, más tiempo que los famosos acorazados de
la Armada de los Estados Unidos y en consecuencia haber sido controla-
da, de manera semejante a ellos, por tres generaciones de tecnología de
sistemas de dirección tiro o lo que es lo mismo, tres generaciones de sis-
temas de computación - ordenadores. Empezó con las direcciones de tiro
electromecánicas Vickers y Costilla complementadas con los telémetros
Barr&Stroud, continuó siendo capaz de admitir datos del radar RX-80
Marconi, ya analógico, integrado con las direcciones de tiro anteriores y
en sus últimos años realizó sus disparos ordenados por: el radar, el sistema
electro-óptico y la dirección de tiro digital 9KA de Philips que todavía hoy,
en su versión modernizada, se encuentra en servicio para el tiro de los ac-
tuales cañones de costa de Santa Bárbara de 155/52, con los que cuenta el
único regimiento de Artillería de Costa en servicio; el RACTA 4 de Cádiz.
Con esta filosofía está enfocado el Plan Director de Paloma Alta, siendo el
objetivo la puesta en valor de la batería de Artillería de Costa de Paloma
Alta, creando un COMPLEJO MEDIOAMBIENTAL e HISTÓRICO que
aprovechando el tirón comercial y turístico que mundialmente tiene el as-
pecto militar, sirva para la investigación, divulgación y la concienciación
del respeto a la naturaleza, así como para la difusión de los valores de las
Fuerzas Armadas que a lo largo de los siglos han tenido gran presencia en
el Campo de Gibraltar.
Con este nombre identificamos las acciones que hay que emprender para
dejar el enclave de Paloma Alta con todos sus edificios e instalaciones ha-
bilitados para proporcionar los servicios que respondan al relato que se ha
planteado.
f) La situación geográfica del asentamiento junto con una buena gestión del
marketing del centro podría posicionarlo como paso obligado del eje Bae-
lo Claudia-Castillo de los Guzmanes en Tarifa. No olvidemos que Baelo
Claudia, de acceso semejante a Paloma Alta, contó con 157.000 visitantes
según las últimas cifras existentes (exceptuando la fase de pandemia) y un
sitio tan recóndito como el restaurante El Tesoro, ubicado en las inmedia-
ciones del asentamiento, tiene sus mesas reservadas todo el año.
166
Para apoyar estas premisas, el Plan Director muestra el análisis detallado
de los movimientos turísticos de la zona de Tarifa, Algeciras, Cádiz y zonas
aledañas en los últimos años, con los gráficos y cruce de datos que propor-
ciona de manera exhaustiva el Instituto Nacional de Estadística.
Una vez visto el alto interés que la Junta de Andalucía mostró en abordar
el proyecto, fue necesario esclarecer la forma jurídica que permitiera su
participación.
Así las cosas, la figura jurídica que ampararía al Complejo resultante del
proyecto sería una instalación cedida a la Junta de Andalucía quien podría
gestionar por si misma o a través de una concesión administrativa, median-
te concurso público, la gestión y el mantenimiento.
En cuanto a las especies de flora y fauna existentes y tal como reza en el cartel
situado a la entrada de la batería, sobre el sendero Algarbes-Betijuelo, la zona
está poblada de especie vegetales diversas como son el eucaliptus, el pino
piñonero, el tojo, el palmito, el lentisco y otras singulares no autóctonas pro-
ducto del crecimiento descontrolado. Algunas de ellas, a día de hoy y debido
a la falta de recursos para su conservación, están gravemente deterioradas
por el crecimiento incontrolado.
Conclusiones
Expuestos los puntos más relevantes que consideramos forman parte del Plan
Director de Paloma Alta, ya para terminar, desde la Asociación Conde de
Gazola queremos transmitir a la sociedad española la necesidad de preservar
nuestro patrimonio histórico militar que, junto a la literatura, las catedrales,
los castillos y las fortalezas, sin duda y de una gran manera reflejan el sentir,
los conocimientos técnicos y la cultura que a lo largo de los siglos han mar-
cado al pueblo español.
Emilie d’Orgeix
Catedrática de Historia de la arquitectura y técnicas, École Pratique des Hautes
Études-PSL, Paris.
Fig. 1.
Fuente real de Lupin,
Saint-Nazaire-sur-
Charente @ col. Part
180
En este breve artículo, me centraré en el caso de la denominada «peque-
ña defensa costera», es decir, pequeñas fortalezas, torres, fortines, torres
de fuego, baterías costeras, pero también blocaos de diversos tipos... Se
trata de un patrimonio que resulta familiar en la costa atlántica porque
está omnipresente en el paisaje, pero que es difícil definir en detalle. El
término «pequeño patrimonio», puesto de relieve durante los años no-
venta por los trabajos sobre el patrimonio rural (lavaderos, abrevaderos,
fuentes, etc.), tiene la ventaja de ofrecer un filtro de selección que permite
poner de relieve un gran número de estructuras vinculadas entre sí por su
modesto tamaño. A menudo se trata de edificios que escapan a los criterios
de iconicidad y excepcionalidad que suelen destacarse en los inventarios
del patrimonio militar defensivo. Los cuerpos de guardia, por ejemplo,
muy numerosos a lo largo de la costa, prácticamente han desaparecido o
han sufrido profundas transformaciones. Sólo quedan algunos ejemplos
restaurados, como la «cabane Vauban», un pequeño cuerpo de guardia
del siglo XVII, hoy propiedad del Conservatoire du Littoral (fig. 2). Se
trata, además, de un patrimonio frágil, conservado de forma muy desigual
y que plantea la cuestión de la conservación de arquitecturas que a menu-
do se diseñaban en serie, a veces de forma transnacional y de las que en
ocasiones sólo quedan vestigios arqueológicos. Los emplazamientos más
aislados, las baterías de costa, por ejemplo, parecen normalmente los más
difíciles de poner en valor, pero en realidad la fortísima presión territorial
de las ciudades turísticas costeras desnaturaliza a menudo las obras que se
incorporan a las ciudades o a sus alrededores como el Polvorín de Port-
Saint-Louis o el blocao de Rocabey en Saint-Malo.
Fig. 2.
Cabane Vauban, Carolles
@ Libre de derechos
181
La gestión de este patrimonio, compartida por muchos agentes, requiere
una firme voluntad de trabajar uniendo a las distintas administraciones,
entidades y particulares. En Francia, se reparte entre el Ministerio de las
Fuerzas Armadas, los municipios, las asociaciones culturales, los propie-
tarios privados y, en el caso de las fortificaciones marítimas, el ya citado
Conservatoire du Littoral. Creado por el Estado el 10 de julio de 1975, es
un Establecimiento Público Administrativo Nacional [EPAC] que no tiene
equivalente en Europa. Su misión es adquirir parcelas de litoral amenaza-
das por la urbanización o degradadas para convertirlas en lugares restau-
rados y acondicionados que respeten los equilibrios naturales.
Fig. 3.
Fuerte Lupin, Saint-
Nazaire-sur-Charente.@
Libre de derechos
Un poco más al sur, el fort Paté, contemporáneo del fort Lupin, es ahora
una residencia de verano privada, «copropiedad» de dos familias que van
a pasar allí sus vacaciones. También proyectado por Vauban a finales del
siglo XVII, defendía la entrada del estuario del Gironda, en apoyo de la
ciudadela de Blaye y del fort del Médoc. Era una estructura sencilla, tor-
pemente construida sobre un banco de arena, con una batería baja y una
terraza de tiro para desarbolar los barcos. En el interior, había dos habita-
ciones y un polvorín. Una escalera de caracol conduce a la primera planta,
donde se encuentran el cuerpo de guardia, la cocina y dos habitaciones.
Otro tipo de patrimonio marítimo que ha sido objeto de numerosas apro-
piaciones privadas son las numerosas torres y cuerpos de guardia almena-
dos, o «torres modelo 1846», construidas entre 1840 y 1860 para proteger
el litoral, principalmente en Francia, pero también en Argelia, Senegal y las
Antillas, de las que hoy en día siguen existiendo unas 150. Se construyeron
siguiendo la estela de Napoleón, que había querido crear redes de torres
de defensa, las llamadas torres modelo 1811 en los primeros años del siglo
XIX, un proyecto abandonado tras su abdicación en 1814. Las torres mo-
delo 1846, construidas según un plan estándar elaborado por el Comité de
Fortificaciones, fueron en su mayor parte desmanteladas por el Ministerio
de Defensa en virtud de la ley de 27 de mayo de 1889. De hecho, habían
sido concebidas como puestos de defensa cercana que rápidamente queda-
ron obsoletos ante la mayor potencia de fuego de los buques. Sus modestas
dimensiones, con una planta baja abovedada coronada por una terraza
almenada para la artillería, sus finos muros (de sólo 50 centímetros) y sus
métodos de construcción en piedra caliza, las convertían en perfectas re-
sidencias para familias o para uso recreativo. Sus elementos defensivos de
183
Fig. 5.
Fuerte Cigogne,
Fouesnant@ Ayutamiento
de Fousnant
185
En definitiva, el patrimonio militar marítimo que todavía sigue adscrito
al Ejército es escaso. En 2023, la DELPAT, la Délégation au patrimoine
de l’Armée de Terre (Delegación de patrimonio del Ejército de Tierra) es
aún propietaria de una veintena de emplazamientos marítimos, algunos
de los cuales siguen siendo lugares de operaciones militares, mientras que
otros se han transformado en museos. Sin embargo, no fue hasta el fin de
los años ochenta cuando el entonces denominado Ministerio de Defensa
(rebautizado como Ministerio de las Fuerzas Armadas en 2007) puso real-
mente en marcha una política coordinada para su patrimonio inútil. En
1987, creó así una «misión de acompañamiento» para ayudar y apoyar la
cesión del patrimonio militar.
Fig. 7. Fuerte de Querqueville, Cherbourg @ Libre de derechos, Ministerio de las fuerzas Armadas
188
Fig. 7 bis.
Fuerte de Querqueville,
Cherbourg @ Libre de
derechos
Fig. 8.
Batería de Longues-
sur-Mer, Calvados
@Ayutamiento de
Longue-sur-Mer, Libre de
derechos
189
El ejemplo de los fuertes reconvertidos por la ciudad de Le Havre es una
buena muestra de ello. El primero es el fort de Tourneville, construido
entre 1854 y 1858, y comprado al Ministerio de Defensa en 1983 por la
ciudad, que ahora está gestionado por la asociación Fort!, un consorcio
de 34 asociaciones que se encargan de la animación del fuerte en cone-
xión con los servicios de la ciudad. Las actividades que se ofrecen son
muy diversas. Es un «lugar de experimentación, vida y cultura» pobla-
do por artistas, diseñadores, bares, empresarios de cine.... Los espacios
verdes son mantenidos por un rebaño de ovejas ya que parte del fuerte
se ha transformado en un jardín-bosque comestible; la transformación y
recuperación de objetos está en el centro de los proyectos y se han acon-
dicionado y construido edificios. Se han plantado los glacis, instalado
iluminación y creado nuevos senderos, pero sin embargo la historia del
fuerte no es muy destacada. Otro fuerte de Le Havre ha experimentado
una evolución similar. El fort Sainte Adresse, situado al noreste de la ciu-
dad, también construido entre 1854 y 1858, forma parte del «cinturón
de fuertes» previsto por Napoleón III para proteger la ciudad tras el des-
mantelamiento de las antiguas fortificaciones urbanas (fig. 9). Se trata de
un interesante ejemplo de arquitectura militar que aún conserva la forma
abaluartada de siglos anteriores y estaba destinado a proteger el mar de
los ataques marítimos. Construido en ladrillo por prisioneros de Crimea,
inutilizado y pronto obsoleto cuando se inventó el obús torpedero, ha
sido continuamente modificado y transformado. Se utilizó como cuartel
durante la guerra de 1870, fue desarmado durante la Primera Guerra
Mundial, ocupado por los alemanes y luego por los estadounidenses du-
rante la Segunda Guerra Mundial. Tras ser adquirido por la ciudad en
2000 se convirtió en una zona cultural y de ocio con un grande jardín
colgante de 5000 m2.
Fig. 9.
Fuerte Sainte Adresse,
Le Havre @Ayutamiento
de Le Havre, Libre de
derechos
190
Los ejemplos de los fuertes de Tourneville y Sainte-Adresse son intere-
santes por varias razones. Por una parte, ponen de relieve la voluntad de
equilibrio económico y de revitalización de las ciudades mediante la utili-
zación de emplazamientos militares en desuso. Pero, por otro lado, estas
rehabilitaciones se hacen sin destacar una visión del patrimonio histórico.
De hecho, el fort de Tourneville es hoy un espacio compartido entre aso-
ciaciones culturales. El fort de Sainte-Adresse es un lugar de ocio y paseo.
Se trata de dos ejemplos de rehabilitación considerados un éxito para el
municipio de Le Havre, ciudad completamente reconstruida tras la Segun-
da Guerra Mundial por el arquitecto Auguste Perret. Además, es una de las
únicas ciudades del siglo XX, junto con Brasilia y Chandigarh, que figura
en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. El recuerdo de la guerra
es, por tanto, omnipresente, ya que ha dado forma a la propia ciudad.
Sin embargo, las obras de defensa del siglo XIX, que son hoy testimonios
únicos de la ciudad de antes de la guerra y de las técnicas de arquitectura
militar del siglo XIX, un importante período de transición, no se valoran
adecuadamente como ejemplos patrimoniales. La búsqueda del equilibrio
financiero ha prevalecido sobre la coherencia histórica y la comprensión
de sus estructuras técnicas. Sin embargo, estos dos fuertes son representati-
vos de la arquitectura militar que se desarrolló en Europa antes de la gue-
rra de 1870. Se desarrollan a escalas territoriales complejas, se responden
mutuamente, enlazan el paisaje, explican la topografía y arrojan luz sobre
una red territorial cuyo significado se ha perdido en la actualidad.
Sin hacer grandes inversiones, sería posible integrar una dimensión históri-
ca y paisajística en los programas de reconversión de espacios militares. La
inclusión de invernaderos y un jardín botánico en el fort de Sainte-Adresse
es interesante porque atrae visitantes, pero podría haberse diseñado de
acuerdo con la vegetación de las obras militares. Los glacis de la fortaleza
que daban al mar están hoy plantados de árboles, mientras que original-
mente estos terrenos militares debían estar plantados de hierba baja para
dejar visibilidad a los artilleros. El invernadero se instaló en el campo de
entrenamiento central de las tropas cuando debería haber quedado des-
ocupado. La sedimentación histórica del lugar, la construcción por los pri-
sioneros de Crimea o incluso el polvorín transformado en capilla por el
pintor-decorador Arthur Lenne, reclutado por los americanos durante la
Segunda Guerra Mundial, un gran fresco de 12 m de altura, no está abierto
al público. En el fort de Tourneville, las pintadas de los soldados alemanes
y estadounidenses han desaparecido. Todas estas huellas deben tenerse en
cuenta en el marco de la rehabilitación para crear un vínculo conmemora-
tivo con los visitantes.
Mathieu de Meyer
Director del Raversyde Museum Atlantikwall, Ostende, Bélgica
Resumen:
En el dominio provincial Atlantikwall Raversyde (Ostende, Bélgica),
encontramos restos de ambas guerras mundiales. La batería costera
Saltzwedel-neu, un complejo de búnkeres de los Festungpioniere y
varios búnkeres de defensa del aeropuerto, data de la Segunda Guerra
Mundial y formaba parte del «Atlantikwall» de Hitler. Las baterías
de Aquisgrán y Amberes se construyeron durante la Primera Guerra
Mundial. De hecho, durante la Primera Guerra Mundial los alemanes
ya habían construido un predecesor del Muro del Atlántico en parte
de la costa belga. Sus restos fueron restaurados por la provincia de
Flandes Occidental, así como dotados de nueva escenografía museística
contemporánea.
El Atlantikwall Raversyde se ubica en la costa belga, en una importante
región turística que atrae a muchos visitantes internacionales.
Recientemente, hemos centrado nuestras exposiciones permanentes
en las familias, lo que aplica a todas las edades. Hay distintas formas
de visitar el paseo: con un dispositivo portátil (con sonido, texto, 3D e
imágenes), con un cuaderno de búsqueda para los más pequeños e,
incluso, con un juego de escape para jóvenes. También ofrecemos
distintas posibilidades de visita del emplazamiento para grupos y
colegios.
El Atlantikwall Raversyde tiene una política activa de eventos centrada
en distintos grupos. Por tanto, además de las exposiciones y actividades
más clásicas, también hay actividades y exposiciones entrelazadas con
música, arte contemporáneo, teatro, etc.
Recientemente, el Atlantikwall Raversyde ha tenido mucha actividad en
distintos proyectos europeos, últimamente como líder del proyecto de
Europa Creativa «Atlantikwall Europe».
Sus orígenes se remontan a la familia real, ya que, a finales del siglo XIX, se es-
tableció como residencial vacacional del entonces rey Leopoldo II, quien mos-
traba un afecto especial por la costa de Bélgica, especialmente por la ciudad de
Ostende. Construyó varios edificios e instaló parques que aumentaron la mag-
nificencia de la ciudad. Se construyeron en la zona varios edificios de estilo
noruego, dos de los cuales fueron rápidamente destruidos por los alemanes en
la Primera Guerra Mundial. La familia real fue expandiendo progresivamente
la finca en los años siguientes y visitándola de forma regular. En tiempos del
rey Alberto I, incluso el príncipe heredero Francisco Fernando de Austria llegó
a visitar la finca un año antes de ser asesinado en Sarajevo. A pesar de todo,
el hombre que desarrolló el papel más importante en la preservación de la
zona y de todas las defensas que se habían construido en ella en ambas gue-
195
rras mundiales fue el príncipe Carlos de Bélgica, hermano del rey Leopoldo
III, al comprar más extensiones de tierra durante el periodo de entreguerras y
estableciendo su residencia permanente en la finca tras su regencia y hasta su
fallecimiento en 1983. El príncipe Carlos fue príncipe regente de Bélgica desde
septiembre de 1944 hasta julio de 1950, en el periodo posterior a la Segunda
Guerra Mundial, cuando su hermano, el rey Leopoldo III, fue considerado
incapaz de gobernar. Hasta su muerte, se opuso a la demolición de los restos
de ambas guerras mundiales en sus dominios, lo cual ha preservado hasta
nuestros días un enclave patrimonial único en el que podemos observar todas
las fases del Muro del Atlántico, a diferencia de otros puntos del Muro del
Atlántico, como en Normandía (Francia). Tras el fallecimiento del príncipe
Carlos, la gestión del emplazamiento pasó a manos del gobierno y se convirtió
en una zona de recreo con museos al aire libre.
Este artículo se centra en los restos de ambas guerras mundiales, pero falta-
ríamos a la historia si no mencionásemos brevemente los demás valores pa-
trimoniales de la zona. Todavía se puede visitar una antigua casa de cesteros
de la época real donde residió el príncipe Carlos. Los restos de los establos de
Leopoldo II (un monumento único en forma de U con un puente sobre la calle-
juela que atraviesa la finca), la piscina al aire libre del príncipe Carlos y su pista
de golf también se conservan. Pero también hay rastros de épocas anteriores.
Uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del país también ha
sido escavado en esta zona: los restos del pueblo pesquero medieval de Wal-
raversijde. Puesto que la zona ha conservado su carácter rural durante siglos,
los arqueólogos han sido capaces de examinar restos relativamente intactos
que nos proporcionan un retrato muy completo de un asentamiento pesquero
medieval y sus contactos internacionales. Entre otras cosas, se ha descubierto
en el yacimiento una costosa mayólica con lustre dorado procedente de Espa-
ña. Durante las excavaciones, también se encontraron restos de una acequia
romana y de un campamento de caballería española. Este campamento tuvo
un papel durante el largo asedio de Ostende, cuando las topas reales españolas
asediaron la ciudad, perteneciente a las Provincias Unidas de los Países Bajos
desde el 5 de julio de 1601 hasta el 22 de septiembre de 1604. La reconstruc-
ción de las casas medievales todavía se puede visitar en la actualidad.
Un requisito clave fue que la batería debía ser accesible para usuarios con
silla de ruedas y con carritos. También queríamos que los visitantes pudie-
sen ver las diferencias entre los restos de la Primera Guerra Mundial y la
Segunda Guerra Mundial, lo que, después de todo, no siempre es fácil, in-
cluso para los expertos. Puesto que hay muchos otros restos de la Segunda
Guerra Mundial expuestos en el museo, en esta zona queríamos centrarnos
en la historia de la Primera Guerra Mundial. Por tanto, estos factores fueron
determinantes, hasta cierto punto, para la ubicación de una nueva ruta entre
el emplazamiento de los cañones y el mar. Además, fotografías de la propia
guerra demuestran que, efectivamente, existía un camino en este lugar. La
pendiente se ajustó para que pudiesen utilizarla personas en silla de ruedas.
Desde este punto, los visitantes pasan a visitar la Segunda Guerra Mundial.
El proyecto de la batería de Aquisgrán ha ganado el premio European He-
ritage/Europa Nostra 2022 en la categoría de Conservación y Reutilización
Adaptada.
Turismo y visitas
Además de estas dos acciones, el citado proyecto «Off the Wall» también
forma parte de «Atlantikwall Europe». Además, se han organizado varias
conferencias y talleres, así como visitas para familiarizarnos con varias
baterías y otros recintos del Muro del Atlántico en varios países. Los temas
abarcaron el arte contemporáneo sobre el Muro del Atlántico, la necesidad
de un código ético para los usuarios y propietarios de recintos que perte-
necen al Muro del Atlántico y el uso habitual de búnkeres como lienzo
para arte urbano, que, sin duda, es también un problema en las baterías
de Galicia.
Como parte del proyecto, debatimos esta cuestión con distintos colectivos
de arte callejero, incluyendo el colectivo alemán ARTlantic Wall. Algunos
artistas consideran que todo el Muro del Atlántico se debería considerar un
206
lienzo gigante para el arte urbano, incluso aquellas partes que están prote-
gidas. Algunos trabajadores opinan que, simplemente, no puede ser. Otros,
tanto artistas como profesionales de patrimonio, creen que debería encon-
trarse un punto medio. Al final, se mantuvieron interesantes conversaciones
e incluso se llegó a cooperar en varias zonas. En el Atlantikwall Raversyde,
el colectivo alemán anteriormente mencionado realizó algunas intervencio-
nes reversibles en algunos búnkeres protegidos de las baterías. En uno de
estos búnkeres de observación, hicieron un grafiti con tape art, en el que se
pedía a los visitantes su opinión sobre lo que debería hacerse con el resto
de los búnkeres de la costa atlántica. Encima de otro búnker, un refugio a
prueba de bombas, realizaron una representación llamada «Sangre y agua».
Finalmente, en el museo se realizó también una exposición de fotografía
sobre arte callejero en el Muro del Atlántico y se permitió a varios artistas
callejeros montar obras en nuestros búnkeres de relajación.
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03 | El paisaje y el medioambiente del patrimonio militar costero
Resumen:
Galicia ha desarrollado los compromisos derivados del Convenio
Europeo del Paisaje por medio de una ley del año 2008 y otros
instrumentos normativos y técnicos específicos, para poner en
práctica políticas de protección, gestión y ordenación del paisaje,
orientadas a la preservación y potenciación de los valores
propios y peculiares de los diferentes tipos de paisaje presentes
en esta Comunidad. El objetivo es obtener herramientas
administrativas que permitan un diagnóstico eficaz del paisaje de
Galicia y una adecuada consideración del mismo en todo tipo de
políticas territoriales.
Abstract:
Galicia has developed the commitments derived from the
European Landscape Convention through a 2008 law and other
specific regulatory and technical instruments, to implement
landscape protection, management and planning policies, aimed
at preserving and promoting the peculiar values of the different
types of landscape present in this Community. The objective is
to obtain administrative tools that allow an effective diagnosis of
the Galician landscape and an adequate consideration of it in all
types of territorial policies.
Creo que la razón que justifica mi presencia en este simposio es que existe
una profunda e intensa relación entre su objeto, las defensas costeras del
territorio, y el paisaje.
Pero precisamente cada uno de esos variados puntos de vista, y otros más,
están siendo abordados específicamente en cuanto a su relación con las
defensas costeras, así que esta ponencia pretende ofrecer una visión si se
quiere prosaica, pero en todo caso necesaria, del paisaje, en tanto que ma-
teria legal y administrativa que ha dado lugar a una serie de normas legales
e instrumentos específicos de ordenación.
Hay que destacar que en el año 2018 se aprobó la constitución del Consejo
Asesor del Paisaje de Galicia, un órgano colegiado de carácter técnico y de
asesoramiento en materia de paisaje.
El Plan de ordenación del litoral de Galicia había sido previsto por la ley
urbanística gallega del año 2002, con el objeto de acometer una ordenación
específica y particularizada de este ámbito territorial. Aunque el inicio de su
redacción se remonta al año 2004, no sería hasta 2008 que se aceleraron los
trabajos, en buena medida como consecuencia de la ley de medidas urgentes
en materia de ordenación del territorio y del litoral de mayo de 2007.
El Plan de ordenación del litoral (POL) fue redactado con una profunda
influencia de los principios de la Ley 7/2008, de protección del paisaje
de Galicia. De hecho, además de las funciones que le son propias al plan
como instrumento (supramunicipal) de ordenación del territorio, su con-
tenido avanza los aspectos que nutrirían unos catálogos y directrices de
paisaje de la zona costera.
Hay que puntualizar que la noción de paisaje que dirigió los trabajos de
elaboración del POL es amplia, como señala el propio plan:
Por lo que atañe a la normativa del POL, aquí también se aprecia una
preocupación constante por la variable paisajística, que, entendida en el
sentido holístico antes comentado, sirve de hilo conductor de buena parte
de las determinaciones, algunas de las cuales están directamente orienta-
das a cuestiones como la integración paisajística de planes y proyectos,
o el contenido que deben tener los estudios de impacto e integración
paisajística.
Podemos destacar dos aspectos de la normativa del POL con una inciden-
cia directa sobre la planificación y uso del suelo. Por un lado, un régimen
detallado de usos/construcciones en suelo rústico, que actúa de forma
complementaria al que establece la legislación urbanística; en virtud de
este régimen, los usos/construcciones quedan cualificados en tres tipos:
permitidos, compatibles e incompatibles. Por otro lado, el POL establece
una cualificación de todos los ámbitos de desarrollo urbanístico (suelos
urbanizables y urbanos no consolidados), mediante unos grados de com-
patibilidad; el grado más severo (incompatible) determina la inviabilidad
del desarrollo urbanístico del sector afectado.
Fig. 2. Hoja AI-12 del plano de Usos y elementos para la valoración del POL
219
vación, que el POL identifica como miradores que permiten tanto disfru-
tar de las vistas y bellezas panorámicas, como comprender el carácter de
las unidades de paisaje (fig. 2).
Fig. 4.
Ficha del mirador del
Castillo de A Palma.
Catálogo de Paisajes de
Galicia
Fig. 5.
Cuenca visual del
mirador del Castillo de
A Palma
Las Directrices de paisaje están integradas por una memoria y cuatro apar-
tados, recogidos como anexos al decreto de aprobación: objetivos de cali-
dad paisajística, medidas y acciones, indicadores de calidad paisajística, y
normas y recomendaciones.
Por otro lado, estas normas y recomendaciones se engranan con las demás
disposiciones normativas que regulan de forma específica las actividades o
sectores a los que se refieren (infraestructuras, energía, agricultura, montes,
minas, patrimonio natural, patrimonio cultural, etc.), con el objetivo de
introducir en ellas la consideración del paisaje.
Este criterio no sería diferente al que rige cualquier otra norma legal, salvo
por el hecho de que, como materia y objeto de regulación, existe una su-
perposición muy superior entre el paisaje y otras competencias o activida-
des territoriales que entre cualesquiera de estas últimas entre sí.
Sector eólico
El sector eólico está viviendo una nueva etapa de fuerte desarrollo, y da-
das las especiales características de los parques eólicos, son susceptibles de
generar un efecto paisajístico notable, particularmente en áreas que ateso-
ran importantes valores panorámicos, como sucede con el litoral, y muy
especialmente las rías, dada su condición de valles hundidos en el mar, con
laderas que se miran mutuamente.
Por esta razón, las Directrices de paisaje prestan una atención especial a
este sector, pudiendo destacarse las siguientes determinaciones:
• Se fijan unos criterios para la consideración del paisaje en una
futura revisión del Plan sectorial eólico de Galicia, basados
fundamentalmente en el mayor respeto por las áreas de especial
interés paisajístico (incluidos los espacios de interés paisajístico
del litoral), las zonas más visibles y los miradores (muy
abundantes en la costa).
227
• Las infraestructuras de los parques deben aprovechar al máximo
posible los caminos ya existentes, para minimizar las alteraciones
topográficas. Una vez construido un parque, deben restaurarse
todos los terrenos, pudiendo mantenerse solo los caminos
necesarios para el funcionamiento del mismo.
• Las restauraciones vegetales deben realizarse con especies propias
del lugar, de modo que no se altere significativamente el carácter del
paisaje del lugar.
• Se promueve que las líneas eléctricas de evacuación se proyecten
conjuntamente con el parque eólico. Si aquéllas tuviesen que
atravesar una área de especial interés paisajístico, sería prioritario
su trazado subterráneo.
Miradores
Los miradores han constituido tradicionalmente uno de los paradigmas
de la valoración del paisaje. Aunque la noción paisajística contemporánea
supera la esfera de la mera preservación de las vistas panorámicas más
destacadas, no por ello dejan de ser necesarias medidas para mantener
y potenciar esos valores. En este sentido, las normas y recomendaciones
contienen una serie de cautelas, como las siguientes:
229
• Deben protegerse las vistas panorámicas desde los miradores
recogidos en el Catálogo de los paisajes, mediante las oportunas
limitaciones para que las construcciones o incluso los usos
agroforestales no reduzcan de forma significativa las cuencas
panorámicas.
• Debe cuidarse el entorno de los miradores, evitando alteraciones
topográficas, o elementos que alteren la percepción del paisaje.
• Las Directrices prevén una guía para la integración paisajística de
miradores, editada por la Xunta de Galicia en 2021.
Muchos de esos lugares estratégicos del frente costero alojarían con el paso
del tiempo los faros de señalización y seguridad para el tráfico marítimo,
y también resultarían determinantes para la definición de las instalaciones
de defensa militar de la costa.
Por tanto, las condiciones básicas de diseño de las baterías de costa les
otorgan a éstas un valor paisajístico especial y sobresaliente, pues además
de presentar el interés propio de las construcciones históricas las convier-
ten en miradores privilegiados.
«El palacio del trueno. Hay un agujero que sirve de atrio y lo que
arde allí es un fuego semejante al alma.»
Guillaume Apolinaire, Fogonazos (1912)
Pero hay formas más sutiles de anular –o desviar– también esta memoria,
contra la que mis palabras quieren actuar. Consiste en vaciar de contenido
el acontecimiento y las sensaciones que en el monumento todavía podrían
susurrar al oído del porvenir, reduciendo toda su carga semántica y, por
decir así, fenomenológica y, desatendiendo antes que nada su razón de ser.
Al acentuar, por ejemplo, el énfasis morfológico (un poco como Picasso y
las vanguardias se interesaron por el arte de culturas, así llamadas, «pri-
mitivas», menospreciando por completo su función ritual o incluso sagra-
da) o, simplemente, ocultando su carga ideológica y empírica, en favor de
otros contextos, o perspectivas, con los que el monumento no guarda una
relación lógica ni natural. Como apunta Fernando R. de la Flor: «Ha podi-
do suceder que la bandera a todas horas agitada de la restauración se haya
convertido en hábil para transferir y depurar las cargas trágicas del objeto
espiritual hacia las nuevas rentabilidades estéticas.»1 Donde, es evidente,
lo que nos interesa destacar es el componente de lo que puedan ser esas
«cargas trágicas» a las que se hace referencia.
Pues estas edificaciones, ahora que han perdido su función militar inicial,
quizás han alcanzado –diríamos– una expresión de verdad más profunda,
que consistiría en ser las evidencias, precisamente, de las cargas trágicas
que la historia siempre determina, de la que ella misma está hecha, ine-
vitablemente. O, por decirlo con palabras ya excesivamente reiteradas de
Walter Benjamin: todo documento de cultura es también un documento
de barbarie; en donde podríamos darle la vuelta a la frase, en el preciso
caso que aquí nos convoca, y plantear si estos documentos de barbarie no
custodian, también, una forma de cultura. Forma de cultura sin duda mo-
derna que el vendaval de la historia parece estar desplazando, y que pre-
cisamente sopla con fuerza sobre ciertas figuras extremas como el búnker,
«convirtiéndolo –en palabras de nuevo de Fernando R. de la Flor– en una
de las primeras ruinas de la modernidad.»2
1 Fernando R. de la Flor, «Presencia de una ausencia: la dimensión aurática del monumento y la ciudad
histórica de la edad moderna», en Astrágalo: Cultura de la Arquitectura y la Ciudad, Nº. 10, 1998, págs.
81-94. Véase también, del mismo autor: «Imperio ctónico: gestión militar del espacio y lectura de sus
huellas modernas», en Acto: Revista de Pensamiento Artístico Contemporáneo, Nº. 1, 2002, págs. 95-
110. Y, por supuesto, su monografía sobre el blocao: Blocao. Arquitecturas en la era de la violencia,
Biblioteca Nueva, Madrid, 2000.
2 Fernando R. de la Flor, «Paisajes para después de una batalla», Revista de Occidente, Nº 320, 2008,
pág. 47.
235
asimismo, recordar que la idea de fortificación y la de ciudad son conco-
mitantes, en la medida en que la vida urbana crecía al cobijo de unas mu-
rallas defensivas. El propio Fernando R. de la Flor sostiene que debemos
considerar una fortificación como la metáfora más propia de una ciudad.
«También, acaso, como su símbolo más perfecto y preciso. Pues, antes de
que el progreso las desechase definitivamente como productos de una so-
ciedad incomunicativa y violenta, se produjo una identificación total entre
vida urbana y fortificación. Representando esta última la única posibilidad
de desarrollo y de ser de aquélla, los elementos defensivos lo eran de la ci-
vilización: la fortaleza, el bastión, la muralla preservaban la cultura frente
al orden salvaje y la barbarie, trazaban una divisoria infranqueable entre
los hombres y los animales; entre las ciudades y la naturaleza no domesti-
cada; entre el estado y sus enemigos, finalmente.»3
3 Fernando R. de la Flor y Antonio Fernández Moyano, «Los proyectos de fortificación de Ciudad Rodrigo
durante la secesión de Portugal (1640-1668)», en Salamanca: revista de estudios, Nº. 11-12, 1984, pág. 39.
236
«La arquitectura –escribe José Joaquín Parra Bañón– se piensa en el conflic-
to, en la tensión y en la contemplación de los límites.» 4 Nunca como en es-
tas construcciones se hace esta idea más evidente. El blocao, efectivamente,
deviene animal de frontera –tal como vio lúcidamente Dino Buzzatti en El
desierto de los tártaros– . En esta su condición liminar pertenece al ámbito
de mito y del rito, al de la ceremonia y lo sagrado. Su dominio es el de la
expiación y la muerte: dar muerte, recibir la muerte, como un dolmen, un
túmulo de corte neolítico, precisamente. Procedente como de otro tiempo
(pre o posthistórico), el carácter extemporáneo, anacrónico del búnker, su
condición demónica y nietzscheana, lo vuelve en cierto sentido un aconte-
cimiento contrafáctico, una excepción y un desgarro: un verdadero anate-
ma que condena el presente mismo; lo mancha con su sustancia cainita y
mortífera, su naturaleza condenada y blasfema. ¿Cómo extrañarnos de que
sus muros y cimientos condensen todo tipo de grafismos y figuras mágicas,
entidades malignas, exabruptos y amenazas, conjuros y groserías?
4 José Joaquín Parra Bañón, Bárbara arquitectura bárbara, virgen y mártir, Colegio Oficial de Arquitectos
de Cádiz, 2007, p. 20.
237
tártaros: «Todos allí dentro parecían haber olvidado que en alguna parte
del mundo existían flores, mujeres risueñas, casas alegres y hospitalarias.
Todo allí dentro era una renuncia, pero ¿a qué, por qué misterioso bien?»5
5 Dino Buzzati, El desierto de los tártaros, Alianza Editorial, Madrid, 2012, trad. de Esther Benítez, p. 19.
6 Sobre este componente trágico y sacrificial he escrito en el ensayo «Destrucción del solitario», incluido
en el libro-catálogo Atlantikwall. Arquitecturas bélicas en las playas del oeste, Ed. Maia,/Fundación Luís
Seoane, 2008, págs. 35-51, y posteriormente recogido en mi libro Cuerpos a la deriva, Abada editores,
Madrid, 2017.
238
también el lugar de un sacrificio, como los viejos altares paganos, aras de
los acantilados del Finisterre. En oposición a la erección orgullosa y tras-
cendente de la Torre, el complejo del búnker elabora su desarrollo hacia la
oscuridad y lo profundo. Su querencia es el laberinto, la otra construcción
mítica y simbólica. «La torre contiene algo del deseo mundano de trascen-
dencia: es un artificio para alejarse del suelo; para elevarse; para combatir,
siquiera ilusoriamente, la gravedad.»7. Hay culturas que aspiran a la torre
y otras que han prescindido de ella, que se han dedicado a la cueva, a la
mina y al laberinto. De ahí procede el búnker. Frente a la ascensión alció-
nica a la que la torre aspira –voluntad de elevación: aviación–, la querencia
hacia el descenso a lo profundo incita al bastión, al búnker. Su ser es de
caverna, descenso al Hades, al Averno con sus riberas y túneles. Imperio
ctónico, el complejo del búnker está enraizado en la tierra, en todo el sen-
tido heideggeriano, a su dimensión más hosca y refractaria.
10 No podemos desarrollar aquí todo el sentido del esguarde y la mirada en Lacan, nos limitamos a
apuntar la idea de que, cuando estamos en el mundo, somos siempre ojo que ve, ojo que caza y capta
de modo intencional. Pero, al tiempo, somos cuerpo iluminado y observado y, por tanto, animal objeto
de presa, cuerpo asustado.
240
el océano, algunas tenían como protección a Santa Bárbara. Tañendo las
campanas que hubiera, se alertaba a los vecinos de la aproximación de
enemigos en barco. El mar. El mar, en fin, es la noche de una forma. La
imagen del inaprensible fantasma de la vida; aquí, en este punto –como
supo Herman Melville– está la clave de todo. El mar es el tiempo y el desti-
no donde todo se genera y pierde su forma, su contenido. Alma del mundo,
y su reverso terrible. Algunos fortines, como el de punta Frouxeira, drama-
tizan la pugna entre tierra y mar, como trama secreta que guía la historia
universal, según la entendió Carl Schmitt11.
Espiar, vigilar y sentirse vigilado. Alguien nos mira, por ejemplo desde el
visor de una cámara…o de un arma. El dominio visual, como ha estudiado
Paul Virilio, es crucial para evitar la desastrosa «sorpresa» que viene del
mar o del desierto. «En un repaso rápido a la historia del control y vigi-
lancia militares, veremos cómo este «dominio» se ejerce en primer lugar
mediante la ocupación por la fuerza de cimas naturales, puntos de vista
elevados desde los que la mirada escrutadora alcance la lejanía. Se trata de
las primeras formas de previsión y anticipación de movimientos del enemi-
go, necesarias para la movilización preventiva de fuerzas.»12Estas edifica-
ciones son figuras de control visual y perspectivístico. Pues la fortificación
moderna se encuentra asociada, como es sabido, al nacimiento del espacio
perspectivo renacentista, y, en este sentido, también los artistas, de Leonar-
do a Durero o Miguel Ángel, se convierten en los creadores de prototipos
de fortificaciones13. España no es una excepción: la escuela de ingeniería
militar responde al impulso fundador de Juan de Herrera. En cualquier
caso, a través de Deleuze – Mil mesetas – puede ser comprendido este
hecho del búnker en tanto alegoría de una decisión de dominio que estría
férreamente el territorio, mientras lo somete a las operaciones del control
visual y de la geometría. Recordemos, en fin, la célebre definición de Luca
Paccioli, el teórico renacentista de la geometría perspectiva: «¿Qué otra
cosa son ciudadelas, torres, revellines, muro, antemurales, fosos, ciudades
y castillo, sino todo geometría y proporciones?»14
11 Consúltese su libro Tierra y mar. Una reflexión sobre la historia universal, ed. Trotta, Madrid, trad. de
Rafael Fernández-Quintanilla, 2019.
12 Paul Virilio, «Lo inmaterial bélico», en Cuadernos del norte, n. 35, enero-febrero, 1986, p. 4. También de
Virilio, es esencial su monografía Bunker archéologie, Centre Georges Pompidou, Paris, 1975.
13 Se puede consultar Amelio Fara, Bernardo Buontalenti: l’architettura, la guerra e l’elemento geometrico,
Sage editrice, Genova, 1988.
14 Cit. por Fernando R. de la Flor, en Blocao, ed. cit., pág. 24.
241
gulamiento espacial moderno, contemporáneo. Pero aquí nos topamos con
un espacio, como decimos, terminal, que posee la magia de lo extremo
de que habló Nietzsche. Punto final de un trayecto físico, término de una
tierra y un camino, se levanta en efecto sobre un Finisterre. En algunos
casos, como en Punta Frouxeira, no está claro si ese trayecto es terrestre
o marítimo. En todo caso, situado sobre el acantilado, resulta una obra
extrema, última, limítrofe.
15 José Ortega y Gasset, «Gestos de castillos», en El espectador, ed. Bibliteca Nueva, Madrid, 1985, pág. 648.
16 Ernst Jünger, El trabajador. Dominio y Figura, Tusquets, Barcelona, 1990, págs. 123-124.
17 Ibid., p. 64.
242
pacio de vida no debía considerarse ya un error, una quiebra de la razón
instrumental, sino el resultado necesario de su despliegue, es decir, de la
tecnificación de ese espacio.»18
Resumen:
La ponencia parte de la necesidad de cambiar la planificación
y ordenación del territorio, en particular debido a los problemas
ambientales y a la falta de disponibilidad de suelo urbano,
haciendo énfasis en cómo algunos espacios de oportunidad
como las antiguas instalaciones militares de costa pueden ser
reconvertidas en epicentros de ocio, recreo y biodiversidad,
para que funcionen como verdaderos nodos de la mediática
infraestructura verde de las ciudades.
El Monte de San Pedro representa un buen ejemplo de
transformación y cambio de uso de una antigua batería de costa
en un gran parque público. La dinámica de cambio ha sido
impulsada durante 25 años a través de diferentes proyectos y
desde el entendimiento de un paisaje mimético, que perseguía el
enmascaramiento de las instalaciones, hasta un paisaje escénico
que destaca esas piezas a modo de elementos esenciales
en el diseño del conjunto. Se trata de un espacio donde las
capas del palimpsesto territorial son leídas e interpretadas con
facilidad y donde se ofrece un escenario híbrido que ensalza
la relación e interacción entre la historia, la arqueología militar,
la arquitectura del paisaje y el medioambiente. Se pormenoriza
la transformación de este gran parque a lo largo de 5 lustros,
abordando los elementos más importantes del diseño, las
restauraciones y los valores singulares que han permitido
posicionarlo como uno de los parques públicos más valorados
de España.
BIOSPHERE INTEGRITY
E/MSY
CLIMATE CHANGE
BII
(Not yet
quantified)
NOVEL ENTITIES
(Not yet quantified)
LAND-SYSTEM
CHANGE
STRATOSPHERIC
OZONE DEPLETION
FRESHWATER USE
ATMOSPHERIC AEROSOL
LOADING
(Not yet quantified)
OCEAN
P ACIDIFICATION
N
BIOGEOCHEMICAL Below boundary (safe)
In zone of uncertainty (increasing risk)
FLOWS
Beyond zone of uncertainty (high risk)
Por tanto, nos encontramos en una situación donde imperan las ciuda-
des sobremasificadas, los hábitos de vida poco adecuados y la aparición
de enfermedades no transmisibles que a la postre son las que generan
más del 92% de las muertes en España. La OMS ha identificado tres
causas de la aparición de estas enfermedades: la globalización (hábitos
de alimentación), envejecimiento poblacional y una inadecuada urbani-
zación, que es precisamente donde podemos trabajar ofreciendo espa-
cios de vida más sanos utilizando los espacios de oportunidad citados
anteriormente.
A Coruña. El contexto
Historia y Singularidades
El uso agrícola, que consistía en pequeñas zonas de cultivo que aún exis-
tían hace algunos años, y zonas de aprovechamiento de vegetación para
camas de ganado, coexistían con los valores naturales del espacio, en par-
ticular especies endémicas como la Angelyca pachycarpa, especies de borde
255
de mar como la Armeria marítima o tojos como el Ulex europeus que con-
figuraban un paisaje de variabilidad cromática en consonancia con esos
usos del suelo.
De la etapa agrícola aún quedan resquicios como los restos de una antigua
vivienda, que fue respetada e incluida en el entramado del diseño.
Fig. 11. Arcos de fuego de la batería de San Pedro. Carpeta Técnica de la batería de San Pedro.
Campelo Prior
La batería del monte de San Pedro estaba intacta, había sido custodiada
por seguridad privada desde que pasó a manos del ayuntamiento. Así nos
encontramos con las dos impresionantes piezas Vickers de 38,1 cm y con
una dirección de tiro compuesta por la estación central calculadora (con
la mesa trazadora y la mesa calculadora) y las estaciones telemétricas prin-
cipales y auxiliares (aunque sin ningún telémetro). Fue preciso analizar
cada elemento para incluirlos en el diseño tomando como referencia su
gran volumen, impacto e importancia. Obviamente el tamaño de las piezas
caracteriza el espacio y tiene una gran presencia, recordemos que en tiem-
pos de funcionamiento se articulaban mecanismos para su mimetización, o
enmascaramiento en términos militares. De hecho en el propio historial de
la pieza, se detalla que en uno de sus anejos se habla precisamente de ello.
Lógicamente debería ocultarse para no ser vistos desde las embarcaciones.
Este fue uno de los aspectos más importantes en el análisis inicial, había
que pasar del mimetismo del paisaje a un paisaje escénico. ¿minimizar
su impacto visual con un enmascaramiento de paisaje? O darle la vuelta a
la visión y encumbrar su presencia y convertirlos en los elementos funda-
mentales del conjunto, eliminando cualquier tipo de elemento que pudiese
ocultarlos…?
258
Los Proyectos
Fig. 15. Metodología proyectual desarrollada en el proyecto del Parque de San Pedro.
260
Es importante señalar la importancia que tuvo el análisis de condicionan-
tes, ya que se trata de una zona extremadamente complicada, con dominan-
tes vientos salinos, cota elevada, topografía con mucha pendiente, vegeta-
ción tanto autóctona como alóctona, instalaciones militares de alto valor
histórico y de arqueología industrial. De hecho, es indisociable un buen
estudio de condicionantes de un buen proyecto final, y aún en ese caso, en
esta experiencia en particular, hubo algunos matices por el microclima y las
microexposiciones.
En primer lugar, porque ese gran espacio verde de más de 20 has podría
formar parte de la red de IV a modo de nodo o elemento principal, un nodo
natural que a la vez es patrimonial e histórico. Además, con su transforma-
ción, se aumentaría la superficie de espacios verdes en la ciudad, recorde-
mos que en ese momento no existía como tal el parque de Bens, el mayor de
la ciudad con más de 60 has ni el parque de Oza ni el parque Adolfo Suárez.
Comenzando con la exposición del proceso proyectual que nos ocupa, los
condicionantes y estudios vinculados comenzaron con el análisis histórico
y de la arqueología industrial. Para ello, trabajamos con especialistas del
Ministerio de Defensa, militares del Regimiento de Artillería Antiaérea 76
del Cuartel Sánchez Aguilera, quienes nos asesoraron en diferentes etapas
del estudio y que sin su colaboración no hubiésemos podido precisar tanto
el estudio y ni el resultado.
En definitiva, los datos más importantes del análisis del medio físico fueron:
1. Altitud: 142 m sobre el nivel del mar.
2. Topografía: pendientes pronunciadas.
3. Geología: Zona Centro ibérica. Granodiorita precoz.
4. Edafología: Inceptisoles.
5. Clima: Mediterráneo marítimo húmedo.
6. Vientos dominantes: noroeste.
7. Las especiales condiciones edafoclimáticas condicionaban severamente
la elección de las especies.
Fig. 16.
El infierno de Bomarzo.
Esta decisión marcó el trazado del parque y consiguió destacar a las piezas,
resaltar a la historia y abrir unas cuencas visuales ocultas desde principios
del siglo XX. Las premisas básicas de la transformación se recogen en los
siguientes puntos:
• Adaptación a la morfología existente.
• Suavidad.
• Respeto a las formas existentes.
• Elementos castrenses = Puntos focales principales del entramado
del diseño.
• Límites visuales cambiantes. Despeje visual.
Fig. 17.
Panorámica del Parque
de San Pedro. 1998.
263
Uno de los aspectos más difíciles fue la selección de las especies vegetales
a utilizar en el espacio, aunque se desarrolló un robusto estudio botánico
y se consultaron viveros especializados en planta de borde de mar como
los existentes en la bretaña francesa, el éxito fue relativo y hubo que cam-
biar algunas de ellas por no resistir el embiste de los vientos o la salinidad
agresiva del entorno.
izq.
El estanque
dcha.
Las ruínas
izq.
La caseta del guardia
dcha.
El laberinto
izq.
Las nuevas
incorporaciones
castrenses y el Centro
de Interpretación
dcha.
La cúpula-mirador
izq.
El museo
Fig. 19.
Elementos singulares en el Parque de San Pedro.
Por último, es importante aprender de los éxitos y fracasos, y por ello, son
importantes las reflexiones y perspectivas de los resultados de estos 25 años
de transformación y uso del espacio, un espacio donde el uso social es la
base de su esencia conceptual y de la filosofía de su futuro. Como aspectos
a mejorar destacamos la selección botánica (complicada por las especiales
características microedafoclimáticas), el acabado de los caminos (en zonas
con mucha pendiente y precipitaciones muy frecuentes no es recomendable
el acabado con zahorra y arena sin lavar), la telegestión de riego (debería
haberse planteado de forma integral desde el principio, aunque obviamente
no se conocían los derroteros del parque), el control del vandalismo, etc.
265
Fig. 22.
Servicios ecosistémicos culturales en el Parque
de San Pedro.
267
Reflexiones finales
Fig. 23. Vista aérea del laberinto del Parque de San Pedro. Ayuntamiento de A Coruña.
268
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269
03 | El paisaje y el medioambiente del patrimonio militar costero
Resumen:
El litoral que abarca desde la boca de la ría de Ferrol hasta
la de O Barqueiro, y su área marina inmediata, hasta más allá
del talud continental, jalonado por las diversas instalaciones
defensivas objeto del presente simposio y hoy en desuso,
constituye uno de los conjuntos naturales de mayor interés y
valor de la península Ibérica y de Europa, entre otros motivos
por albergar, en diferentes momentos del año, el núcleo de uno
de los corredores migratorios de aves marinas más importantes
del Atlántico norte. Son varios los espacios naturales que brillan
con especial intensidad en esta zona, casi todos protegidos al
amparo de la Directiva de Hábitats y la Directiva de Aves de
la Unión Europea, así como por otras figuras legales estatales
y autonómicas. Entre ellos están parte de las mencionadas
aguas marinas, de importancia capital para porcentajes muy
notables o sobresalientes, y tanto a nivel global como europeo,
de varias especies de aves oceánicas. Todo ello deriva en una
gran responsabilidad de quienes aquí vivimos y trabajamos por
la conservación de este tesoro natural compartido, presionado
o amenazado por diversos factores. También en un creciente
interés por parte del turismo ornitológico estatal e internacional,
objeto de una encuesta cuyos resultados se exponen.
270
A todo ello se suman las aguas marinas inmediatas hasta muchas millas
mar adentro y más allá del borde del talud continental, no menos impor-
tantes en términos de biodiversidad, como avalan, entre otros, tanto sus
numerosos caladeros, zona de trabajo diario de los profesionales del mar,
como los trabajos desarrollados durante las últimas décadas para conocer
sus poblaciones de aves marinas, unas las más importantes del Atlántico
norte en diversos momentos del año.
Y es que las aves que utilizan esta costa y la extensión de océano adyacente
se encuentran entre los valores de mayor interés natural de esta zona del
planeta. Y constituyen, en consecuencia, una de las mayores responsabili-
dades de quienes aquí vivimos, en materia de conservación de la naturale-
za, de investigación de la biodiversidad y de aprovechamiento inteligente
tanto de esos paisajes litorales y marinos como de sus recursos.
271
Algunas figuras legales de protección de esta zona
Las figuras legales que con mayor alcance protegen la biodiversidad y los
paisajes de este litoral, son las derivadas de la aplicación en nuestro país
de las Directivas de Aves (Directiva 2009/147/CE del Parlamento Europeo
y del Consejo, de 30 de noviembre de 2009, relativa a la conservación de
las aves silvestres) y de la Directiva de Hábitats (Directiva 92/43/CEE del
Consejo, de 21 de mayo de 1992, relativa a la conservación de los hábitats
naturales y de la fauna y flora silvestres) de la Unión Europea. La segunda
crea una red ecológica coherente de zonas especiales de conservación que,
con el nombre de Red Natura 2000, también incluye las zonas de protec-
ción especial designadas de acuerdo con la Directiva de Aves.
A todo ello se suma la iniciativa, impulsada desde hace unos años por
parte de varios municipios de este litoral, de solicitar para buena parte de
este territorio la declaración de Geoparque Mundial de la UNESCO, en el
momento de escribir este texto en espera de su aprobación por parte de
este organismo. El «Proyecto de Geoparque del Cabo Ortegal» integra los
ayuntamientos de Cariño, Cedeira, Cerdido, Moeche, Ortigueira, San Sa-
durniño y Valdoviño. Son aproximadamente 799 km² de territorio (632 de
superficie terrestre y 167 de frente marítimo costero) que en la zona norte
forman parte del Complejo Geológico del Cabo Ortegal.
Áreas de interés para las aves del litoral entre la ría de Ferrol y
Estaca de Bares
Desde la inmediatez misma de la línea litoral hasta muchas millas más allá
del borde del talud continental, las aguas marinas que se extienden alrededor
del norte de la provincia de A Coruña, y por extensión del resto del noroeste
de Iberia, están entre las más diversas en especies de aves oceánicas de toda
Europa y del Atlántico norte. De ello deriva que parte de esa zona marina se
haya declarado ZEPA marina en 2014 (ver más arriba), así como la intención
expresada recientemente por parte del Gobierno de España de iniciar los pa-
sos para potencialmente extender toda esa protección al resto de aguas adya-
centes: a finales del año pasado, se planteó desde el Ministerio la ampliación
geográfica de la protección de este corredor migratorio marino (»Consulta
pública previa sobre el proyecto de declaración de 7 espacios protegidos de
la Red Natura 2000 marina» https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/
participacion-publica/CPP_RN2000_marina.aspx ).
Y es que las cifras de ejemplares que aquí alcanzan decenas de esas especies
en diferentes momentos del año convierten esta zona marina en el núcleo
de uno de los corredores migratorios marinos de mayor importancia para
la conservación de esta fauna, que incluye varios taxones muy amenazados
a nivel global.
Entre las especies de aves marinas más características de esta zona desta-
can las siguientes, por el porcentaje que las cifras de ejemplares que por
aquí circulan supone con respecto a la población europea o global de algu-
nas de ellas, que en varios casos sobrepasa el 50% (para más detalles, ver
en concreto en la Bibliografía: Sandoval et al., 2010, 2011; Sandoval 2012
y 2015; París et al., 2021).
280
• Negrón común (Melanitta nigra)
• Pardela cenicienta atlántica (Calonectris borealis)
• Pardela sombría (Ardenna grisea)
• Pardela capirotada (Ardenna gravis)
• Pardela pichoneta (Puffinus puffinus)
• Pardela balear (Puffinus mauretanicus)
• Petrel de las Desertas/freira (Pterodroma deserta/madeira)
• Alcatraz atlántico (Morus bassanus)
• Falaropo picogrueso (Phalaropus fulicarius)
• Págalo pomarino (Stercorarius pomarinus)
• Págalo rabero (Stercorarius longicaudus)
• Págalo parásito (Stercorarius parasiticus)
• Págalo grande (Stercorarius skua)
• Gaviota tridáctila (Rissa tridactyla)
• Gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus)
• Gaviota de Sabine (Larus sabini)
• Gaviota sombría (Larus fuscus)
• Charrán patinegro (Thalasseus sandvicensis)
• Charrán común (Sterna hirundo)
• Charrán ártico (Sterna paradisaea)
• Charrán rosado (Sterna dougallii)
• Charrancito común (Sterna albifrons)
• Arao común (Uria aalge)
• Alca común (Alca torda)
• Frailecillo (Fratercula arctica)
De hecho, son cada vez más las personas que, oriundas de diferentes lugares
del estado y del resto de Europa, vienen aquí a observar aves, atraídas funda-
mentalmente por las aves oceánicas que es posible contemplar desde el cabo
de Estaca de Bares, y por la posibilidad de salir a su encuentro en un barco tu-
rístico (el Eureka) que desde hace pocos años opera a tal fin frente a este cabo.
De las 668 personas que entre esas fechas de ese año se acercaron al ob-
servatorio ornitológico (varias de ellas repitiendo visita), casi un tercio lo
282
hicieron durante los últimos diez días de agosto, cuando llegó a haber en
torno a 20 personas por día (con una jornada de máximo de 50). En cuanto
al tamaño de los grupos, el 45,6 % contaba con dos integrantes. El 27,8 %
de las personas encuestadas acudió en solitario. Por edades, casi la mitad
estuvieron en la horquilla de 45 a 65 años, y otro cuarto, en la de 25 a 45.
El 77,3 % fueron españoles: madrileños (21,9 %), catalanes (18,4 %), an-
daluces (14 %) y vascos (10,5 %). El otro 22,7 % de los ornitólogos llegó,
por este orden, de Países Bajos, Alemania, Francia, Reino Unido, Finlandia
e Irlanda. La mayoría de los turistas ornitológicos aprovechó el viaje para
conocer otros destinos de interés para observar aves o patrimonio natural
y cultural, como Ortigueira (19 %), la comarca de Ortegal (11,4 %), Vi-
veiro (2,5 %) o Valdoviño (1,3%), así como el resto de Galicia o el norte
de España. El 21,5 % visitó además Muxía, lo que responde a las salidas
en el barco Eureka, que durante el mes de agosto opera frente a Estaca de
Bares y en septiembre lo hace desde ese otro puerto de la Costa da Morte.
Todo ello indica el enorme potencial que para esta modalidad de turismo
arroja la costa norte de A Coruña, con derivaciones que debido a la limita-
ción de espacio no es posible abordar aquí, pero que son sin duda muy in-
teresantes en términos de desestacionalización, difusión de destino, promo-
ción del turismo sostenible y respetuoso con el medio, diversificación, etc.
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287
04 | Turismo: gestión y desarrollo sostenible del patrimonio militar costero
Dinamización turístico-cultural
del patrimonio defensivo costero:
estado de la cuestión
Resumen
La costa de Galicia se caracteriza por una topografía compleja,
marcada por la presencia de las rías, antiguos valles fluviales
ocupados por el mar, que a lo largo de la historia han jugado un
papel clave en el sistema defensivo del territorio. Este artículo
versa sobre el patrimonio defensivo costero de la costa coruñesa
datado entre finales del siglo XIX y el siglo XX, analizando su
grado de protección cultural, natural e inmaterial e identificando
los factores que condicionan su dinamización turístico-cultural.
El análisis se completa con la presentación de casos del
panorama autonómico, nacional e internacional, mostrando
ejemplos de buenas prácticas en conservación, restauración
y gestión, que han acercado a la ciudadanía un patrimonio a
menudo abandonado e inaccesible. Se abre un nuevo horizonte
para la arquitectura defensiva de la costa gallega, en el que la
valorización, la rehabilitación y la gestión sostenible deben ser
los pilares para una conservación y uso turístico-cultural que
dinamicen la economía local.
Fig. 1. Talasogalicia
No obstante, cabe resaltar que hay algunas baterías costeras que tendrían
condición de BIC y que por el contrario, a día de hoy no están incluidas
expresamente en el registro.
Fig. 4.
Camino de Fisterra y
Muxía y ciudades de
A Coruña y Ferrol
294
Patrimonio inmaterial y arquitectura defensiva
El Plan del 26 ordenaba las posiciones donde debían instalarse las piezas
y dividía la defensa en dos partes: el flanco derecho conformado por los
ayuntamientos de Valdoviño y Ferrol y el flanco izquierdo con los ayunta-
mientos de A Coruña y Arteixo.
Fig. 5. Baterías de los siglos XIX y XX en el ámbito de estudio según catalogación en los PGOM
Las baterías de costa del Plan del 91, en Ares, llevan años cedidas al ayun-
tamiento, tanto las de la península del Segaño, como las de Coitelada,
junto con la cesión del Monasterio de Santa Catalina de Montefaro. No en
todas se han realizado las mismas intervenciones, siendo Pena Bailadora
la que parece atraer una mayor atención. En el año 2009 la Diputación
de A Coruña financió un mirador, que es punto de atracción de visitantes
y residentes. Sus túneles son accesibles, al contrario de lo que ocurre con
las baterías del Segaño y Salgueira, visibles, pero inaccesibles por la ma-
leza y por derrumbamientos que impiden el paso a determinados puntos
de manera segura. La batería de Fonteseca, muy próxima a la Bailadora,
también es objeto de actuaciones de limpieza, siendo precisa aún así una
intervención en la misma.
297
Fig. 6. Baterías de los siglos XIX y XX y espacios naturales protegidos en el ámbito de estudio.
En cuanto a los usos de estas baterías, las ubicadas en Ares y Valdoviño, han
sido testigos de rutas de senderismo organizadas por los ayuntamientos, nor-
malmente de carácter gratuito y que pretenden poner en valor la costa en su
conjunto.
Por último, encontrándonos en Ferrol tenemos que destacar los valores excep-
cionales de la candidatura a la Lista del Patrimonio Mundial de la «Ciudad
de Ferrol. Puerto de la Ilustración» en proceso de reformulación. El papel que
estas baterías de los siglos XIX y XX pueden jugar en esa reformulación como
un paisaje fortificado que ha llegado a nuestros días está por valorar.
Cuenta desde 2008 con la Cité de la Voile Eric Tabarly, una base de sub-
marinos en donde ahora se encuentra un centro de navegación a vela y re-
gatas oceánicas en el que se explica cómo se construyen los veleros, cómo
funcionan y todo lo relacionado con la historia más imponente de este
ámbito. El propio edificio cuenta con una torre con vistas panorámicas y
una tirolina sobre el agua. Dispone también de dos Museos del submarino,
el Flore y el de Lorient, visitables tanto de manera libre como a través de
visitas guiadas y en donde todo evoca al ambiente que se vivía en el pasa-
do en estas bases. Lorient es todo un ejemplo de dinamización cultural y
turística, ya que también cuenta con una sala para la realización de eventos
y conciertos, sumado a un gran número de actividades paralelas como son
viajes a bordo de un barco o exposiciones temporales.
Venecia es uno de los grandes hitos patrimoniales globales, que más allá
de la vida de los canales y sus islas, posee en su entorno un excepcional
conjunto defensivo que llega al siglo XX, con intervenciones recientes de
enorme calidad, y que se beneficia del tirón turístico de la ciudad y ayuda
a su desestacionalización.
Cada uno de estos tres casos es presentado en una ponencia en este Con-
greso, detallando las actuaciones que se han llevado a cabo, sus resultados
y sus efectos sobre el territorio.
Conclusiones
Por último quisiera retornar a la visión desde el mar. A lo largo de este sim-
posio, y seguramente en este propio artículo, hemos pecado de una visión
terráquea, considero imprescindible que las baterías sean vistas y enten-
didas desde el mar. Ese mar que surcaban nuestros barcos, un patrimonio
marítimo muy poco atendido, como es el caso del dique de mareas de A
Cabana, a la espera de una restauración que ponga en valor su excepciona-
lidad, el mar y sus embarcaciones, el océano y el fin del mundo que somos.
Fiorenzo Meneghelli
Arquitecto, vicepresidente del Instituto Italiano de los Castillos y presidente de la
sección del Véneto; miembro de ICOMOS/ICOFORT; gestor del centro de estudio del
fuerte de Marghera, en Venecia; coordinador de la red de fuertes.
Resumen
Venecia no está formada únicamente por un antiguo núcleo urbano, sino
que forma parte de un contexto territorial más amplio, que incluye tanto
tierras continentales como la laguna y el litoral marítimo: un entorno
histórico, cultural y medioambiental único. Las fortificaciones construidas
a lo largo de los siglos han provocado la estratificación histórica en
varias zonas del territorio veneciano, integrando y, al mismo tiempo,
rediseñando el entorno con sus geometrías.
Su ubicación cada vez más alejada del centro de la ciudad, por razones
defensivas, ha dado lugar a dos grandes zonas fortificadas: una hacia
el territorio continental y otra hacia la laguna y el mar. La primera de
ellas es el Campo Trincerato in Mestre, donde las obras de fortificación
realizadas entre 1800 y 1900 solo se incorporaron a la expansión
contemporánea de las zonas productivas y urbanas de forma parcial.
Hoy en día, constituyen una valiosa reserva de zonas verdes y espacios
esenciales para la reubicación urbana, social y medioambiental de
Mestre. La recuperación del fuerte de Marghera, con una combinación
de funciones culturales, recreativas y de ocio, supone una experiencia
en curso muy significativa. La otra zona fortificada, que se extiende a lo
largo de varios kilómetros, está situada entre la laguna y el amplio litoral
marino.
La recuperación de fuertes y torres de telemetría de la península
de Cavallino implica una intervención equilibrada entre los valores
históricos y culturales y el contexto medioambiental de la región.
El asentamiento urbano, con sus actividades agrícolas y pesqueras
tradicionales, está bien integrado en un turismo medioambiental al aire
libre y convive con las grandes playas de arena, los pinares y los valles
pesqueros de la laguna.
Son tres zonas con distintas características morfológicas que, sin embargo,
forman parte de una misma visión orgánica de defensa de la ciudad: la defen-
sa frente a potenciales ataques desde el interior se consideraba poco proba-
ble, dado que las aguas poco profundas de la laguna dificultaban la navega-
ción hacia la ciudad y la hacían arriesgada para aquellos poco familiarizados
con éllas. Además, la distancia considerable entre el territorio continental y
Venecia hasta las primeras décadas del siglo XIX no permitía a la artillería
enemiga alcanzar la ciudad con sus disparos.
El sistema defensivo
veneciano en el periodo
austríaco, siglo XIX.
Elaboración gráfica
Fiorenzo Meneghelli
312
La acción defensiva, tanto de la República de Venecia como de los austríacos,
se centraba en la laguna y el mar con un objetivo esencial común: bloquear
la flota enemiga que pudiese acceder a la laguna por mar mediante una gran
cantidad de cañones distribuidos alrededor del perímetro de las islas fortifi-
cadas. A continuación, se presentan tres fortificaciones ubicadas en la laguna
que representan perfectamente, a nivel tipológico, histórico y de los desafíos
para su recuperación, tres casos de estudio con distintos resultados.
Fuerte de Marghera
Tras el Tratado de Campoformio, en 1797, comenzó la primera ocupa-
ción francesa de Venecia y, tras algunos años, fue seguida de la ocupación
austríaca. En ambos casos, la defensa terrestre de la ciudad frente a un
ataque enemigo se consideraba importante. La construcción del fuerte de
Marghera encaja en esta nueva visión estratégica de la defensa de Venecia.
Los usuarios de estos edificios también tienen acceso a los servicios de res-
tauración gestionados por cooperativas sociales que organizar actividades
musicales y gastronómicas. Ofrecen comidas de negocios y, por la noche,
montan atracciones para los jóvenes.
Por supuesto que todavía hay partes pendientes de recuperar, como las
barracas francesas (un proyecto que ya ha sido lanzado), pero, en general,
es posible decir que, en este momento, la mayor parte del fuerte se puede
utilizar, como indica la cifra de 350 000 visitantes al año.
El sistema defensivo
veneciano. En rojo
las fortificaciones del
período austríaco (hasta
1866); en verde las
fortificaciones italianas
(1883-1920). Diseño
gráfico de Fiorenzo
Meneghelli.
321
El marco cognitivo
El territorio
El territorio de Cavallino-Treporti se caracteriza por la presencia de nume-
rosas construcciones arquitectónicas militares: fuertes, baterías costeras,
torres de control, barracas, etc. Estas obras se construyeron entre 1874
y 1917, seguidas de otras obras de defensa costera y búnkeres hasta la
Segunda Guerra Mundial. Originalmente, formaban parte de un sistema
militar conectado por carreteras y vías de tren (el Decauville, un ferrocarril
de vía estrecha construido a principios del siglo XX, que se utilizó tanto
para construir baterías como para transportar municiones en las dos gue-
rras mundiales) que conformaban la estructura funcional del territorio.
Cuando terminó la función militar de la península, el sistema de carreteras
dejó de funcionar y las obras de fortificación fueron quedando abandona-
das progresivamente; así, el territorio perdió sus núcleos estructurales y las
relaciones entre distintas zonas.
Torre de telemetría en la
zona de Pordelio. Foto:
Municipio de Cavallino
Treporti y Parque
Turístico.
Barracas y fuertes
Las barracas, los fuertes y las baterías costeras conforman los elementos
diseminados de un sistema de defensa que, aunque ubicado en la península,
forma parte de un sistema fortificado mayor y conectado a las edificaciones
a lo largo del litoral veneciano. Llama particularmente la atención la fun-
ción histórica que tuvo la zona en la defensa de Venecia en la Edad Moder-
na, empezando por el fuerte Treporti austríaco, la renovación y ampliación
del sistema de defensa llevado a cabo a principios del siglo XX por el Reino
de Italia. El fuerte Treporti, construido sobre restos napoleónicos desde
1810 y por los austríacos entre 1854 y 1850, fue renovado entre 1900 y
1920 por el Reino de Italia con la construcción de dos torres de control. El
fuerte adquirió funciones tanto defensivas como logísticas gracias a sus co-
nexiones con un canal, que estaba enfrente y que conectaba con el puerto,
desde donde se podía embarcar hacia Venecia, y con la línea de ferrocarril
de vía estrecha, que lo conectaba con las baterías del litoral.
323
Otro elemento de interés es la evolución tipológica de las obras defensivas,
que llegan a su punto álgido de innovación tecnológica con la batería de
Amalfi, lo que no se encuentra en otras zonas de Italia. Teniendo en cuenta
su disposición tipológica y su armamento, la batería de Amalfi supuso la
obra militar más importante del comienzo de la Gran Guerra. Su cons-
trucción comenzó en 1915 y se completó tras diecisiete meses. Sobre su
gigantesca estructura de hormigón, se instaló una gran torre de dos caño-
nes, armada con cañones 381/40. Su característica especial consistía en el
uso de una torre de artillería naval capaz de soportar dos cañones, situada
en una orilla fortificada. Se construyeron elementos accesorios conectados
a la batería que contenían una central eléctrica que permitía una rotación
de 360 grados y movimiento de la artillería en la parte superior, con un
alcance máximo de tiro de 18 900 metros.
Batería de Amalfi en la
Península de Cavallino.
Foto: Municipio de
Cavallino Treporti y
Parque Turístico.
324
Fuerte Amalfi, maqueta
expuesta en el ISCAG en
Roma. Foto: Fiorenzo
Meneghelli.
Batería de Pisani en la Península de Cavallino. Foto: Municipio de Cavallino Treporti y el Parque Turístico.
Batería de Pisani en la Península de Cavallino. Foto: Municipio de Cavallino Treporti y el Parque Turístico.
327
Visión de la mejora del sistema de defensa
El Sistema de Defensa de la península del Cavallino se articulaba en distin-
tos puntos y con diferentes funciones, todas coordinadas entre ellas para
obtener la mayor cantidad de información posible que resultase útil en la
guerra. En particular, el sistema de observación desde las torres proporcio-
naba indicaciones telemétricas de los objetivos marítimos desde distintos
puntos de vista.
Estudio, el parque de los fuertes y las torres. Arquitecto Fiorenzo Meneghelli con la paisajista
Joao Nunes.
Visión para la valoración del sistema defensivo. Arquitecto Fiorenzo Meneghelli con la paisajista
Joao Nunes
329
Concluyo reproduciendo la nota que me enviaba Roberta Nesto, alcaldesa
del ayuntamiento de Cavallino-Treporti (Venecia):
Dirk Röder
Network of the European Culture Route Fortified Monuments, Vice President;
Partner and Member of EFFORTS.
Resumen:
Una de las formas de transformar valores culturales e históricos o
eventos para las siguientes generaciones es el turismo cultural.
Los monumentos fortificados son un patrimonio cultural muy importante
que abarca casi todas las áreas de nuestra sociedad. A través de todos
los países, el patrimonio fortificado está muy extendido y da forma a
la historia y a la identidad de ciudades, regiones, naciones, la Unión
Europea y más allá, hasta el día de hoy. La diversidad de contenido y
variedad del patrimonio fortificado permite un sinfín de temáticas de
turismo cultural y, por tanto, atrae a casi cualquier grupo objetivo. Las
fortalezas son el contenido perfecto para el turismo cultural.
Los Itinerarios Culturales son el catalizador de un turismo cultural
sostenible, ya que invitan a la gente a conocer aspectos concretos
de la historia y el patrimonio de Europa a través de viajes culturales
y del descubrimiento de lugares, historias y otras personas. Con el
objetivo de hacer accesible el patrimonio cultural al turismo cultural,
los Itinerarios Culturales fomentan la preservación y el uso de este
patrimonio al movilizar el patrimonio regional, nacional y europeo como
un factor económico y al visibilizar el patrimonio cultural, lo que tiene
un importante impacto socieconómico para los lugares y regiones que
forman parte de las rutas. Proporcionan efectos de creación de redes,
refuerzan el marketing internacional y fomentan la integración del
patrimonio en desarrollos urbanos y regionales sostenibles, a la vez que
abordan los problemas de nuestra sociedad, como el cambio climático o
la falta de entendimiento a nivel internacional.
FORTE CULTURA es el Itinerario Cultural de patrimonio fortificado. A
través de FORTE CULTURA, los turistas pueden conquistar fortalezas de
forma pacífica y, al mismo tiempo, aprender sobre cultura e historia de
Europa.
Los turistas culturales son uno de los grupos de turistas más importantes
con mayor poder adquisitivo. Sus demandas a nivel de calidad y profun-
didad de la información son muy altas, pero, si se satisfacen, se muestran
agradecidos, regresan y lo recomiendan a otros clientes.
Itinerarios Culturales
Los Itinerarios Culturales son rutas que atraviesan uno o más países o
regiones y que abarcan temas históricos, artísticos y sociales, según su
itinerario a nivel geográfico, su contenido y su importancia.
Las fortalezas son un telón de fondo impresionante para todo tipo de even-
tos. Los eventos y las fortificaciones son una pareja perfecta dirigida a
cualquier generación o grupo objetivos y que fascina a todos. Por toda
Europa, eventos en lugares apasionantes como fortalezas movilizan a la
gente. Para explotar y aumentar esta idea y aumentar el conocimiento de
las fortalezas europeas, hemos creado la actividad el Verano de las forti-
ficaciones europeas con el objetivo de promover eventos en fortalezas en
Europa de forma anual entre abril y octubre.
Sin embargo, el impacto del patrimonio fortificado afecta a casi todos los
sectores de la sociedad. Ofrece la oportunidad de dar a conocer la identi-
dad regional, implicar a la economía y la población locales, generar ingre-
sos para la población mediante el trabajo cualificado, crear redes interna-
cionales, promover la educación, la cultura y las artes, y mucho más.
Los nuevos modelos de uso deben incluir medidas para un turismo sosteni-
ble, respetuoso con el clima y accesible. Podrían aplicarse formas nuevas e
innovadoras de renovación y uso energético de los monumentos para crear
nuevos espacios culturales, de ocio y de vida en la región.
www.forte-cultura.eu
339
04 | Turismo: gestión y desarrollo sostenible del patrimonio militar costero
Nataša Urošević
Investigadora y profesora asistente en la Universidad Juraj Dobrila de Pula, Croacia,
Programa de Estudios Interdisciplinarios de Cultura y Turismo
Resumen:
La ponencia presentará las mejores prácticas europeas en materia de
gobernanza participativa y los modelos actuales de puesta en valor de
las fortificaciones costeras del Adriático. Dada su importante posición
geopolítica y su turbulenta historia multicultural en la encrucijada de
civilizaciones europeas mediterráneas, la costa adriática de Croacia está
caracterizada por una rica diversidad de entornos culturales y una gran
riqueza en arquitectura de fortificaciones. Desde tiempos prehistóricos,
griegos y romanos, se han ido desarrollando estructuras fortificadas en
la costa adriática para proteger las antiguas rutas comerciales marítimas.
Durante el periodo veneciano, se construyeron los castillos medievales
de Istria, así como las ciudades fortificadas de la costa adriática.
Debido a las frecuentes invasiones turcas, para proteger las fronteras
de sus imperios, la República de Venencia y la monarquía Habsburgo
fortificaron la costa adriática. Además de los sistemas fortificados únicos
de Dubrovnik y Stok, conservados en su mayoría, se modernizaron las
fortificaciones de ciudades-fortaleza estratégicamente importantes de la
costa adriática, como Zadar, Split, Šibenik y Kotor, según los métodos de
influyentes escuelas europeas.
Los bien conservados sistemas costeros adriáticos de fortificaciones
venecianas y austrohúngaras son testigos del turbulento pasado y de
un patrimonio común europeo. Algunos de ellos ya están incluidos
como patrimonio mundial de la UNESCO, mientras que otros están a la
espera de una valoración adecuada, como el antiguo único fuerte naval
de Pula. Para elaborar la solución óptima con el objetivo de revitalizar el
patrimonio fortificado de Pula, se realizó una investigación participativa
que incluía representantes de grupos de interés clave.
Dado que los gobiernos no son capaces de resolver por sí mismos las com-
plejas cuestiones cargadas de valores relacionadas con el patrimonio, es
necesaria una gobernanza colaborativa con participación activa de agentes
privados, comunitarios y académicos, lo que destaca la importancia del
diálogo y de las relaciones de confianza entre actores con diversos intereses
legítimos y enfoques participativos que involucren tanto a la sociedad civil
como a las comunidades del patrimonio. La creación de valores comu-
nes, el empoderamiento de la comunidad y la cocreación de conocimiento
transnacional y multidisciplinar son complementos necesarios para la go-
bernanza colaborativa en gestión del patrimonio5.
4 Convenio Marco del Consejo de Europa Convenio sobre el valor del patrimonio cultural para la sociedad.
Faro, 27.10.2005 Serie de Tratados del Consejo de Europa – n.º 199.
5 García, G., Vandesande, A., Cardoso, F., y Van Balen, K. (ed.). The Future of the Past: Paths towards
Participatory Governance for Cultural Heritage (1ª ed.). London, CRC Press, 2021.
342
siones geopolíticas y los retos para la paz mundial, la inclusión de personas
migrantes y el desarrollo sostenible de las comunidades locales. Se asume
que el patrimonio cultural europeo, que incluye antiguas áreas militares y
fortificadas, podría contribuir a una planificación urbana sostenible más
equilibrada y a un desarrollo territorial responsable, a una mayor calidad
de vida de las comunidades locales y podría asimismo utilizarse para llevar
a cabo el Pacto Verde Europeo, así como los Objetivos de Desarrollo del
Milenio de la ONU y los valores europeos de paz y democracia.
Fig. 2.
Pula–vista aérea.
Fuente: Autoridad
Portuaria de Pula
6 Crowley, P., Humble, N. y Ross, S. Mediterranean Travels: Writing Self and Other from the Ancient World to
Contemporary Society. Cambridge: Legenda, 2011.
7 Braudel, F. La Méditerranée et le Monde Méditerranéen a l’époque de Philippe II, Paris 1949.
8 Urošević, N. The Spa and Seaside Resort in the Development of Euro-Mediterranean Travel and Tourism –
the Case of Brijuni Islands // International Journal of Euro-Mediterranean Studies, 13 (2020), 1; 53-75.
344
Debido a las frecuentes invasiones turcas, para proteger las fronteras de
sus imperios, la República de Venencia y la monarquía Habsburgo forti-
ficaron la costa adriática. Además de los sistemas fortificados únicos de
Dubrovnik y Stok, conservados en su mayoría, se modernizaron las forti-
ficaciones de ciudades-fortaleza estratégicamente importantes de la costa
adriática, como Zadar, Split, Šibenik y Kotor, según los métodos de influ-
yentes escuelas europeas. Las potencias económicas y políticas de Venecia,
que gobernaban los corredores del Adriático, se desarrollaban a través de
estrategias geopolíticas sabiamente concebidas, basadas en la explotación
geoestratégica sincronizada del Mediterráneo y del interior continental
centroeuropeo. Los venecianos prestaban especial atención a las impor-
tantes «llaves del Adriático», Corfú y la bahía de Kotor, para asegurarse el
control de Otranto y del Adriático. La victoria de la Marina austríaca en
la Batalla de Lissa, en 1866, sometió las tendencias hegemonistas italianas
durante el medio siglo siguiente.
9 Elez, P. Historical-geographical and Geopolitical Constants of the Adriatic and Adriatic Region in the
Context of Braudel’s Vision of the Mediterranean, Miscellanea Hadriatica et Mediterranea, vol. 2, 2015,
85-108.
10 Isgrò, S. The Italian-Austrian War and the Adriatic Coastal Planning. A Theme of Military Archeology, V
Conferencia Científica Internacional Multidisciplinar de Ciencias Sociales y Arte (SGEM) 2018. Ed. 2.1
HISTORIA. Sofía, 2018.
345
El sistema fortificado de Pula, uno de los sistemas defensivos más com-
plejos del Mediterráneo, se construyó desde 1813 hasta 1918 y ocupaba
un área de más de 700 km2, con la única misión de proteger el principal
puerto naval, cuyo centro era el arsenal y el fondeadero de la Marina aus-
tríaca11. El desarrollo de Pula como puerto naval militar comenzó en 1797,
tras la caída de la República de Venecia, cuando el Imperio Austríaco se
hizo con el control de Istria. Tras el Congreso de Viena de 1815, Istria se
anexionó a la monarquía Habsburgo.
Fig. 5.
Mapa del nuevo puerto militar.
Fuente: Archivo de la Ciudad
de Pula, Departamento de
Patrimonio Arquitectónico
11 Krizmanić, A. Pulska kruna: pomorska tvrđava Pula - fortifikacijska arhitektura austrijskog razdoblja/ The
crown of Pula: the naval fortress of Pula - fortification architecture of the Austrian period Pula, 2008.
12 Mate Balota, Pula je Pula, AmforaPress, Pula 2005.
346
Fig. 6.
Fuerte Bourguignon–
típica torre de Pula.
Fuente: Centro del Fuerte
de Pula
(www.pulafortcentre.com)
Fig. 7. Bien conservada Torre del Fuerte de St. George. Fuente: Nataša Urošević
13 Mavar Z. Rehabilitation of the architecture and fortification landscape of The Pula Fortress – a chance or
a burden, en: Urošević N., Afrić Rakitovac, K. Models of Valorisation of Cultural Heritage in Sustainable
Tourism, Pula, Universidad Juraj Dobrila de Pula, 2017.
347
Entre 1881 y 1885, se construyeron toda una serie de fuertes y baterías
poligonales en la zona alrededor de Pula y, durante el cambio de siglo, una
nueva serie de fortificaciones en un tercer anillo que protegía el acceso al
puerto de Pula, como el fuerte Brioni Minor (1895-1900), el más grande
del Adriático. Justo después de la Primera Guerra Mundial, comenzó a
desarrollarse la industria de la aviación y se estableció en la parte norte del
Puerto el mando del Ejército del Aire. La cercana isla de Santa Catalina
albergaba un arsenal de hidroaviones. Posteriormente, durante el período
de administración italiana, también albergaría un centro de entrenamiento
de submarinistas como parte de la Escuela Real de Submarinismo. La ope-
ración para fortificar el arsenal de Pula y, en consecuencia, toda la ciudad,
concluyó en la construcción de un sistema fortificado distribuido en tres
anillos defensivos con 28 fuertes, pero también baterías, bases, trincheras,
refugios, depósitos de agua, canteras, muelles y bases aéreas. La antigua
Fortaleza Naval de Pula sigue estando protegida como bien cultural14.
14 Marić, K, Mustač, S. The Visible Future of Fortress Pula – Restoration, Valorization and Presentation of The
Austro-Hungarian Fortification System in Pula, Conference Sustainable Valorisation of Fortified Heritage –
European Best Practice, Proceedings, Pula, Universidad Juraj Dobrila de Pula, 2021.
15 Consejo de Europa: Conclusions on cultural heritage as a strategic resource for a sustainable Europe,
2014.
348
de valorar adecuadamente las fortificaciones. De acuerdo con la Carta de
fortificaciones de ICOFORT, «las fortificaciones encapsulan la historia de
las naciones en el espacio y en el tiempo. A través de las fortificaciones y
de las fronteras que definen, podemos leer el territorio y el mapa estraté-
gico que se ha desarrollado a lo largo del tiempo. Las fortificaciones son
testigo de acontecimientos de gran dramatismo humano, una mezcla de
heroísmo y tragedia que no debería caer en el olvido. Por tanto, son lugares
excelentes para incentivar la reflexión sobre la paz mundial»16. El mismo
documento aboga por el establecimiento de redes científicas internacionales
entre fortificaciones de la misma tipología y contextualización histórica o
geográfica con el importante objetivo de promoverlas desde un punto de
vista científico, pero también de turismo sostenible y desarrollo local.
16 Flores-Roman, M. A General Overview of ICOFORT and the Draft Chapter on Fortifications, in: Conserving
Fortified Heritage, The Proceedings of the 1st International Conference on Fortifications and World Heritage,
Nueva Delhi, Cambridge Scholars Publishing, 2016.
17 Urošević, Nataša and Afrić Rakitovac, Kristina, Models of Valorisation of Cultural Heritage in Sustainable
Tourism, Pula, Universidad Juraj Dobrila de Pula, 2017.
349
La autora ha analizado los modelos de puesta en valor del patrimonio eu-
ropeo común más efectivos: el Sello de Patrimonio Europeo, los Itinerarios
Culturales del Consejo de Europa, Horizonte Europa, el Programa Interreg
Europe, así como los beneficios del listado internacional de la UNESCO.
La idea principal es explorar cuáles de estos modelos serían más adecuados
para cumplir las necesidades de la comunidad local. Se ha analizado el fuer-
te Cadine, en Trentino, que ha obtenido el Sello de Patrimonio Europeo en
2017, como el mejor ejemplo práctico de fortificación. Se construyó para
defender Trento entre 1860 y 1915 como uno de los sistemas defensivos
más importantes construidos por el Imperio austrohúngaro. Las dramáticas
divisiones causadas por la Primera Guerra Mundial provocaron que Trenti-
no, una zona fronteriza entre el Imperio austrohúngaro y el Reino de Italia,
desarrollase una cultura de convivencia y cooperación entre personas. En
una zona fronteriza, el fuerte Cadine se ha convertido en punto de encuen-
tro para concienciar sobre los valores europeos comunes. Los sistemas de-
fensivos son una expresión de la historia europea, marcada por la división
y el conflicto, pero han pasado de ser «fronteras» diseñadas para separar
zonas y personas a «nuevos corredores culturales europeos» que ofrecen
oportunidades para el intercambio y la colaboración y que promueven un
desarrollo cultural y social equilibrado de la comunidad europea.
Fig. 9. Fortaleza de San Nicolas Šibenik–Patrimonio Mundial de la UNESCO. Fuente: Nataša Urošević
18 Urošević, N. and Kaurin, T., European Cultural Routes – Routes of Fortified Architecture, en: Urošević N. y
Afrić Rakitovac, K., Models of Valorisation of Cultural Heritage in Sustainable Tourism, pp. 143-167.
350
La investigación realizada indicaba los beneficios del listado (internacional)
de Patrimonio Mundial para la protección del patrimonio y para un desa-
rrollo urbano sostenible. Como modelo, se analizaba la propuesta de forti-
ficación veneciana del Adriático, que, además de italianas, también incluía
fortificaciones costeras croatas en Šibenik y Zadar y Kotor en Montenegro.
Kotor se incluyó en el listado de la UNESCO en 1979 (criterios I, II, III y IV)
y, de nuevo, en 2017, en el contexto de la propuesta internacional de las for-
tificaciones venecianas en el adriático.
Para poder analizar las actitudes de partes interesadas clave respecto al mo-
delo actual y al innovador modelo de gestión de gobernanza participativa del
patrimonio, se ha aplicado una metodología participativa, basada en una com-
binación de investigaciones tanto cualitativas como cuantitativas. La investiga-
ción se ha basado en entrevistas (con 10 preguntas más o menos abiertas) con
representantes de los grupos de interés, como expertos de autoridades locales
y regionales, culturales, científicas, instituciones turísticas y diferentes ONG
(n=10). Se ha pedido a los entrevistados que comenten sobre la situación actual
de los sistemas de fortificación y los retos clave a la hora de poner en valor este
valioso patrimonio europeo, así como la eficiencia del modelo de gobernanza
actual, las principales ventajas de incluir y revitalizar las fortificaciones para
las necesidades de la población local y su reutilización para distintas funciones
culturales, científicas, educativas y turísticas. Se les ha invitado a dar ejemplos
de las mejores prácticas europeas de gobernanza participativa sostenible del
patrimonio fortificado y a elaborar un impacto económico, social, cultural y
medioambiental para la adecuada puesta en valor del patrimonio fortificado.
Fig. 11.
Fuerte Turtian in Pula–
taller con la comunidad
local. Fuente: Nataša
Urošević
19 Urošević, N. y Afrić Rakitovac, K. Sustainable development potential of fortified heritage in Croatia, 2017.
352
Los resultados de la investigación se presentan en el siguiente análisis DAFO:
Fortalezas Debilidades
• Una gran concentración de monumentos • Escasez de expertos
de gran valor de todas las épocas en un Escasez de capacidades del gobierno
área reducida local
• Un sistema fortificado único y bien • Relaciones de propiedad sin resolver
conservado • Falta de concienciación sobre la
• Fuertes e instalaciones complementarias importancia y las posibilidades de
en ubicaciones muy atractivas y bien desarrollo del patrimonio local
conectados a nivel de infraestructuras • Un patrimonio valioso en malas
• Una posición óptima en el corazón de condiciones
Europa • Desconocimiento de partes interesadas
• Una ciudad con una historia multicultural a nivel local
• Un patrimonio interesante para turistas • Falta de coordinación entre sectores
de Centroeuropa • Falta de financiación
• Una narrativa europea común • Falta de programas educativos
especializados
Oportunidades Amenazas
• Posibilidad de crear un producto cultural • Falta de visión
y turístico único • Falta de estrategia
• Proyectos y financiación de la UE • Falta de una política y un plan cultural
disponibles adecuados
• Transferencia de conocimiento a través • Falta de financiación
de redes internacionales • Escasez de capacidades y preparación
• Refuerzo del capital social de la de las autoridades locales
comunidad • Falta de coordinación entre partes
Concienciación con el propio pasado y interesadas clave
refuerzo de la identidad • Competición entre ciudades
• Nuevo contenido cultural, nuevos patrimoniales croatas y europeas
espacios para las industrias cultural y • Mayor deterioro de valiosos complejos
creativa fortificados
• Innovación medioambiental: iluminación • Inversión especulativa relacionada con
de bajo consumo, restauración con las antiguas zonas militares más valiosas
materiales sostenibles y paisajismo en en el puerto de la ciudad
las propias fortificaciones, estética del • Sobreturismo
espacio • Alta estacionalidad
• Crisis múltiples en la UE
Para hacer que el sistema de gestión actual sea mas eficiente, el primer
paso por parte de la administración de la ciudad sería definir una visión
clara y, después, una estrategia, un plan de acción muy concreto. Todos
estos pasos deben llevarse a cabo de forma colaborativa con las par-
tes interesadas pertinentes: conservadores, arquitectos, emprendedores
interesados, asociaciones, instituciones científicas y culturales especia-
lizadas, departamentos y ministerios. El modelo de financiación ideal
sería una combinación de fondos europeos y presupuestos nacionales,
regionales y locales y, en la medida de lo posible, una colaboración
público-privada (experto en turismo sostenible). Los expertos entrevis-
tados están seguros de que sería muy útil incluir el patrimonio fortifi-
cado local en el Itinerario Cultural Europeo (en uno o más de ellos) e
inscribirlo en el listado de la UNESCO.
354
Fig. 12.
Šibenik–vista desde San
John de la Fortaleza de
San Michael. Fuente:
Nataša Urošević
20 Uno de los más altos del Mediterráneo; ver: Epich, R. Encouraging Willingness to Contribute. City
Fortifications and their Conservation in the Mediterranean. Defensive Architecture of the Mediterranean, vol.
IX, Anna Marotta, Roberta Spallone (ed.) ACTAS de la Conferencia Internacional sobre Fortificaciones de
la Edad Moderna en la Costa Mediterránea (FORTMED) 2018, Turín.
355
La Institución Pública Fortaleza de la Cultura de Šibenik se fundó en junio
de 2016. A día de hoy, da empleo a 50 expertos y gestiona tres fortale-
zas restauradas: la de San Miguel, Barone y la de San Juan. Con más de
200 000 visitantes al año y 50 eventos organizados, es autónoma gracias a
sus propios recursos y a los proyectos de la UE. La Asociación de Amigos
de las Fortalezas de Šibenik se fundó en 2014 como un programa para au-
mentar el público y para dar respuesta a los retos que suponía reconectar
la comunidad local con su recién restaurado patrimonio cultural. A día de
hoy, cuenta con más de 5 000 miembros en activo (alrededor de un 10 %
de la población de la ciudad). La afiliación anual a la Asociación de Ami-
gos incluye entradas diarias ilimitadas en ambas fortalezas restauradas y
mucho más. Parte de los ingresos de las afiliaciones anuales se dedican a
preservar el patrimonio cultural de Šibenik.
El fuerte más impresionante y más grande del sistema local, construido entre
1895 y 1900 para defender el acceso a Pula, la principal base naval del Impe-
rio austrohúngaro, es Brioni Minor, en el Parque Nacional Brijuni. Gracias
al Taller de Arquitectura Fortificada Internacional, que se ha celebrado en la
isla durante más de 15 años, parte de la profesión y del público conocen su
importancia. El teatro Ulysses ha utilizado Brioni Minor como espacio para
un popular festival de teatro de verano durante 20 años. El Parque Nacional
de Brijuni pretende renovar los fuertes de las islas a través de proyectos de
la UE. En el marco del reciente proyecto «Ropa nueva de Brijuni», se ha
reorganizado la infraestructura de la nueva escuela de verano.
357
Fig. 15.
Reunión del JSC en el Centro de
Conocimiento del Patrimonio
Fortificado de Forte Magdalena.
Fuente: Nataša Urošević
358
CONCLUSIÓN
Maurizio Vesco
Mathieu de Meyer
Fiorenzo Meneghelli
Dirk Röder
Nataša Urošević
3
2
0
2
|
L
O
R
R
E
F
363
Il Turco e la “chiave de Italia”: strategie di difesa costiera del regno di
Sicilia nella prima età moderna.
Maurizio Vesco
Soprintendenza Archivistica della Sicilia-Archivio di Stato di Palermo
È forse impossibile avviare qualsiasi ragionamento riguardo alle strategie di difesa della Sicilia
senza ricordare la sua specifica natura geografica e quindi la sua doppia identità storica, quasi
fosse un’erma bifronte, di isola e di regno, un regno che coincide con un’isola: «Insula sive
regnum» riporta, infatti non a caso, nel cartiglio della sua carta geografica l’olandese Frederick
de Wit ancora nel 16801.
Per la Sicilia, dunque, difesa del regno non può che significare difesa delle sue coste, e
le sue frontiere non possono che essere marittime, quella linea di demarcazione vibrante, in
perpetuo movimento, che segna il confine terracqueo del regno.
Ed è proprio dai suoi caratteri geografici, da un lato la sua insularità, dall’altro il suo posizio-
namento sia al centro del Mediterraneo che in prossimità della costa settentrionale africana,
alla Barberìa – poco più di 300 miglia nautiche separano le coste siciliane da quelle tunisine –,
che conseguirà la storia drammatica di più secoli di conflitti.
Nella guerra combattuta dalla Corona spagnola contro il Turco, il Regno di Sicilia e i suoi
mari, per quasi due secoli, dalla metà del Quattrocento alla metà del Seicento, seppur con fasi
alterne, furono trincea di prima linea e possibile terra di conquista, così come, nello scontro
con i pirati barbareschi e nella guerra di corsa, l’Isola fu al tempo stesso terra di scorrerie e
avamposto di difesa.
Ciò spiega perché, per questo lungo arco di tempo, gran parte delle sue risorse econo-
miche, materiali e umane vennero destinate a sostenere uno sforzo bellico senza precedenti,
mirato a fare della Sicilia, secondo un’espressione assai nota, il baluardo, l’antemuralla dell’Oc-
cidente e della cristianità contro l’impero ottomano e l’Islam, nella consapevolezza che essa
rappresentasse «la chiave de Italia»2 – così la definirono nel 1571, all’alba di Lepanto, i deputati
del Regno –, dunque la testa di ponte per la conquista della penisola e quindi dell’Europa.
Fu un’impresa quasi epica quella che vide impegnate tanto le istituzioni, in primo luogo il
governo vicereale, quanto le comunità urbane delle più o meno popolose città costiere sici-
liane. Uno sforzo che avrebbe assorbito quasi tutte le energie e le risorse finanziarie per su-
pportare le diverse strategie di difesa che di volta in volta sarebbero state approntate, secondo
declinazioni diverse, nel corso di tutta la prima età moderna. Si sarebbe trattato di alimentare
senza sosta, con denaro, materie prime e manodopera, i tanti cantieri, in primo luogo di fortifi-
cazioni, ma non solamente, anche navali per manutenere, rinnovare e potenziare la flotta delle
galere regie, indispensabile alla guerra sui mari.
La Sicilia, d’altra parte, in questo lungo e difficile processo di ammodernamento delle dife-
se avrebbe pagato un prezzo elevato per l’attuazione delle strategie fortificatorie dei suoi vice-
ré e per l’esecuzione dei progetti dei suoi ingegneri militari, in particolare nei primi decenni del
XVI secolo, all’inizio di questo processo, quando, davanti a un crescente irrigidimento nell’at-
tuazione della politica militare della Corte, per fronteggiare le difficoltà crescenti dei cantieri
isolani si sarebbe giunti alla coscrizione di parte della popolazione maschile attiva – muratori,
intagliatori, calcinai, manovali, cavapietre – e alla vendita coattiva o al sequestro dei materiali
costruttivi in territori via via sempre più estesi dell’Isola.
Uno sforzo quasi sovraumano che avrebbe reso le città straordinarie macchine belliche di
pietra, ma che avrebbe portato anche, come vedremo, in molti casi alla trasformazione della
realtà fisica, geografica e orografica di tanti contesti ambientali, adattati alle esigenze della
difesa.
Ritengo che questo complesso fenomeno storico possa venire ripartito cronologicamente
quasi in tre diverse stagioni, contraddistinte da differenti strategie e modalità di intervento
messe a punto nel tempo, in una logica però non di sostituzione, piuttosto di complementa-
rietà e sinergia, al fine dell’ottimizzazione della risposta difensiva del Regno in caso di attacco
364
via mare, se non persino della tanto temuta invasione turchesca, vera minaccia o spauracchio
agitato strategicamente dalla Corte che fosse.
Nonostante un significativo, quanto infruttuoso, precedente a cavallo fra Tre e Quattrocen-
to, quando Martino il Giovane aveva avviato la costruzione di quasi una quarantina di torri lungo
il periplo dell’Isola e il potenziamento della flotta regia3, fu solo con Ferdinando il Cattolico che
la monarchia avviò, con l’intermediazione politico-militare dei suoi viceré, una effettiva politica
di investimento nelle difese siciliane.
La prima stagione della fortificazione della Sicilia vide protagonisti, senza soluzione di con-
tinuità, tra l’ultimo quarto del Quattrocento e il primo del Cinquecento, Ferdinando il Cattolico
prima e un giovane Carlo V, appena insediato sul trono, dopo, nonché i loro rappresentanti di
governo, gli spagnoli Gaspar de Spes e Juan de Lanuza per il primo, l’italiano Ettore Pignatelli
per il secondo.
Erano i decenni decisivi nella rivoluzione dell’artiglieria e della difesa “alla moderna”, du-
rante i quali la Corona spagnola fu in qualche modo costretta a scegliere la Sicilia come indis-
pensabile laboratorio di sperimentazione e innovazione nel campo dell’architettura militare,
affidandone i piani di fortificazione, contro Veneziani, Francesi e Turchi in primo luogo, a profes-
sionisti di un circuito sovranazionale, dapprima il maestre artiller catalano Baldiri Meteli4, quindi
l’ingegnere veneto Pietro Antonio Tomasello da Padova5.
In questa fase, difesa costiera significava ancora difesa dei caposaldi urbani isolani, le prin-
cipali città siciliane, tutte marittime, la capitale Palermo, la capitale ombra Messina, Trapani,
Milazzo e Siracusa. Mantenere lo scettro di un regno ancora in gran parte spopolato, in parti-
colare nell’entroterra e lungo la fascia costiera meridionale rivolta verso l’Africa, storicamente
esposta a ogni sorta di incursioni, con gran parte della popolazione addensata piuttosto in
centri urbani costieri, voleva dire mantenere il controllo dei suoi insediamenti e, facendo leva
su questi, dei suoi territori più popolosi, quelli al contempo in cui più si concentravano attività
produttive e ricchezza.
Le difese approntate per questi caposaldi urbani dai due tecnici regi, secondo modalità
differenti ma fisiologicamente sequenziali, data la rapidità dell’evoluzione tecnologica di que-
gli anni – cittadelle e barreras artilleras di scuola iberica per Meteli, poderosi torrioni circolari
della fortificazione cosiddetta di transizione italiana, oggi di sapore dureriano, per Tomasello
– erano sempre fortezze marittime, che miravano al mare e che dal mare, con le loro moli,
emergevano.
Esemplare, in questo senso, è il caso del Castellammare di Palermo, la fortezza fin dall’età
normanna posta a protezione del porto antico, alla quale era per prima affidata la difesa della
capitale. Se Meteli progettò e diresse il cantiere, fra il 1496 e il 1505, di una cittadella che in-
cluse il vetusto fortilizio normanno, dopo di lui, nel 1524, fu Tomasello da Padova a progettare
una straordinaria macchina da guerra declinata dall’ingegnere di Carlo V secondo la chiave
della grandiosità e della monumentalità, mirata in primo luogo a intimorire il nemico – ma più
in generale lo straniero – giunto a Palermo per le vie del mare6 (fig. 1).
Non va poi dimenticato, come fin dai primi decenni del XVI secolo, fortificare “alla mo-
derna” significò, forse per la prima volta e di nuovo in piena rispondenza all’antropocentrismo
dell’Umanesimo, guardare alla natura e alla naturalità dei luoghi con l’intento anche di trasfor-
marli, per piegarli alle necessità della difesa.
Fu proprio il padovano a pensare, infatti, a interventi alla scala geografico-territoriale. Nel
progettare le nuove difese della città di Trapani, importante centro urbano su una stretta pe-
nisola protesa nel mare antistante l’Africa, Tomasello propose per primo – altri ingegneri dopo
di lui, decenni dopo, avrebbero fatto lo stesso – il mectiri a mare, ossia il sommergere, la bassa
isola di Santa Margherita che sorge dirimpetto al fronte meridionale delle mura, portandone la
superficie al di sotto del livello del mare per impedire il posizionamento di artiglieria con cui il
nemico avrebbe potuto battere le mura cittadine o la fortezza della Colombara posta in mezzo
alle acque del porto7. Un’opera avviata con l’invio di una folta squadra di guastatori coscritti, ma
rimasta del tutto incompleta, tanto che ancora nel 1575 il presidente del Regno Carlo Arago-
na Tagliavia, duca di Terranova, avrebbe riproposto, su suggerimento dell’ingegnere ticinese
Giovanni Antonio del Nobile, «lo spianare dell’isola di Santa Margarita come da voi ci è stato
avvisato»8 (Fig. 2).
Analogamente, lo stesso processo di trasformazione orografica legato alla difesa avrebbe
condotto Tomasello, nei progetti per la fortificazione tanto della stessa Trapani quanto, dall’al-
tro capo dell’Isola, di Siracusa, pericolosamente posta alla «frontera di Levanti», lo scavo di lar-
ghi e profondi fossati lungo le cortine di terraferma per l’insularizzazione delle due città attuata
365
con il taglio dei loro istmi, interventi in ambo i caso compiuti solo decenni più tardi, nell’ultimo
quarto del XVI secolo, e di cui sono testimonianza non pochi disegni di progetto (Figg. 3-4).
Particolarmente significativo in questo senso, quanto avvenne, più tardi, a Marsala, centro
oggetto di importanti piani di fortificazione e piazzaforte pensata a difesa della vicina Trapani,
posta in un’area costiera segnata dal susseguirsi di stagni e lagune e a un tiro di schioppo dalle
isole Egadi, a quell’epoca disabitate e da sempre rifugio sicuro di corsari, il cui porto naturale,
troppo distante dalla città murata, costituiva il pericolo principale per l’abitato e per quell’intero
territorio. Tra il 1574 e il 1575, su ordine del duca di Terranova, Fabiano Bursotto, l’ingegnere
genovese che sovrintendeva la costruzione del nuovo porto della capitale Palermo9, una delle
principali opere di ingegneria portuale nel Mediterraneo spagnolo ideata anche per ospitare
l’armada, serrava, con poderose gettate, le due imboccature del porto lilibeo, detto de Austria,
sacrificato alla ragion di Stato pur di impedire lo sbarco dell’invasore (fig. 5).
Era questo, d’altronde, l’approccio del duca di Terranova, il Magnus Siculus, al governo della
Sicilia per tanti anni. Alcuni punti delle dettagliate istruttioni impartite nel 1572 all’ingegnere
maggiore del Nobile, da lui appena richiamato nell’Isola dal Nord Italia, in cui il presidente in-
terino spiegava «quello che avete di fare», riguardavano proprio le difese costiere. Fra questi
assai significativo è l’ordine impartito di individuare cale e piccole insenature a rischio di sbar-
co nemico, le cosiddette male cale, che potevano essere “neutralizzate” mediante la trasfor-
mazione della loro conformazione naturale, chiudendole e persino riempiendole mediante
gettate o causandone la frana delle fragili scogliere rocciose, oppure, al contrario, aprendole
al mare e alle correnti, spianandone scogli, barriere naturali e rilievi: «reconoscirete ancora le
cale delle marine et dove fosse necessario aprirne, chiuderne o riparne alcuna»10. Stessa sorte
sarebbe dovuto toccare alle grotte marine in grado di offrire nascondiglio al loro interno ai
navigli, quelle dette più tardi dal capitano ligure Giovan Battista Fieschi male grotte, per molte
delle quali egli propose il riempimento causandone il crollo delle volte naturali11.
Similmente a quanto pianificato per l’isola di Santa Margherita, si pensò di intervenire, intor-
no al 1584, anche sulla cosiddetta Pietra dell’Orso, un grosso scoglio, oggi detto di San Biagio,
nelle acque antistanti il litorale di Caronia, lungo la costa tirrenica, in questo caso per privare i
corsari di coni d’ombra a loro utili nelle visuali dalle torri vicine, intervento poi non attuato: «è
stato appuntato che si faccia sdirrupare la rocca nominata la Pietra dell’Orsa, che resta alla
marina fra San Fratello et Caronia, tagliandola infina a tre palmi sopra la superficie dell’acqua
del tempo che sian secche l’acque»12.
Inoltre, un paio di anni prima dell’analogo ma più celebre incarico, di cui si dirà nel segui-
to, conferito all’ingegnere Tiburzio Spannocchi dal suo successore Marco Antonio Colonna,
sempre il duca di Terranova aveva ordinato allo stesso del Nobile la ricognizione di tutti i centri
costieri minori, nonché la verifica di tutti «li luoghi dove si sogliono fare le guardie tanto di piedi
come di cavallo all’intorno di tutte le marine», nonché, soprattutto, di valutare «dove fosse
necessario far torre [...] et calculata la spesa et fatto il dissegno ci ni manderete relattione et
parere»13. Si trattava, però, ancora di un uso non sistemico, ma puntuale e disorganico, di guar-
die e torri, queste ultime ancora considerate in verità secondarie negli interessi del governo
rispetto alle interminabili fortificazioni delle città costiere che dovevano rimanere la principale
occupazione degli ingegneri regi, tanto da raccomandare a del Nobile di «non occupandove
in questo piò di quello che necessarissimamente serrà bisogno»14.
Sarebbe stato solo a partire da queste piazzaforti urbane che si sarebbe sferrato l’attacco
contro qualsiasi invasore sbarcato sulle coste siciliane, che, a quella data, rimanevano di fatto,
ancora sguarnite di reali sistemi difensivi, di controllo e di ricognizione del territorio rivierasco
e delle acque territoriali, essendo ancora l’unica presenza quella di poche, sparute torri, per
buona parte private, che si ergevano in prossimità del litorale a protezione di aziende agricole
e attività produttive (fig. 6).
La seconda stagione della difesa costiera, incentrata più sulla componente antropica e
sull’organizzazione dell’esercito, iniziò sempre sotto il regno di Carlo V, negli anni del viceregno
di Juan de Vega. È a lui, infatti, che tradizionalmente la storiografia ha ricondotto l’avvio di quel
processo di fortificazione della fascia costiera attuato con la costruzione di un sistema di torri
di avvistamento, pensate soprattutto al fine della comunicazione tempestiva e a lungo raggio
del pericolo al fine della messa in sicurezza delle popolazioni, nonché dell’approntamento di
ogni necessario intervento militare in reazione tanto di una incursione corsara quanto di uno
sbarco navale da parte di una potenza nemica.
In verità, Vega, se da un lato ampliò il numero di “pezzi” a disposizione nel suo scacchiere
per la difesa dell’Isola, con l’inclusione nel suo piano di altri caposaldi urbani quali, ad esempio,
366
Licata, Catania, sempre altalenante nei progetti fortificatori della Corona, o la città nova da lui
fondata di Carlentini15, nelle retrovie dell’indifeso golfo di Augusta, dall’altro realizzò ben poche
delle 37 torri da lui proposte probabilmente riprendendo, come già evidenziato da Maurici16, il
tardomedievale progetto di Martino il Giovane, un numero davvero esiguo rispetto alla vastità
del territorio costiero siciliano.
È, invece, di certo a lui che va attribuito il merito di avere introdotto, tra il 1548 e il 1554, nella
strategia della difesa costiera un ulteriore elemento chiave, quello della nova militia, indispen-
sabile all’effettivo funzionamento di qualunque possibile piano di torreggiamento17 (Fig. 7). Si
avviavano con lui investimenti, dunque, non solo in possenti macchine belliche di pietra, calce
e fascine, ma anche in uomini, Siciliani addestrati e riuniti in compagnie di fanteria e cavalleria
permanenti direttamente dipendenti dal governo, truppe finalmente affrancate così da feuda-
tari e autorità municipali, una strategia da quel momento in poi mai più abbandonata, oggetto
di successivi interventi di riforma e potenziamento da parte, prima del duca di Terranova, poi
del conte di Olivares Enrique de Guzmán18.
È sempre a Vega che va ricondotta l’introduzione, in modo capillare e regolato, pure di un
sistema di guardie a cavallo, dette cavallari, incaricate della perlustrazione del territorio cos-
tiero, in particolare di quello riconosciuto come più esposto al rischio di uno sbarco nemico,
sia in virtù della sua configurazione naturale – litorali sabbiosi, cale e radure protette e dalle
basse scogliere, foci di fiumi, rii e torrenti in grado di fornire acqua dolce –, sia per l’attrattività di
risorse da poter razziare e saccheggiare – masserie e trappeti dello zucchero, mulini e cantine,
palmenti oleari e tonnare.
È proprio all’azione combinata delle forze schierate in prima linea dal viceré lungo la fron-
tiera litoranea, torrari confinati nelle ancora poche torri di avvistamento e cavallari in ricog-
nizione tra queste e lungo spiagge e scogliere, facenti spola tra i centri urbani costieri, che
venne affidato il nuovo, centrale obiettivo del controllo delle coste, della segnalazione di ogni
eventuale pericolo, anche con il ricorso a segnali di fumo nelle ore diurne e di fuoco, i cosi-
ddetti fani, dopo il tramonto, nonché al suono della brogna o dei più efficaci colpi di cannoni
e smerigli, perché le autorità militari, locali prima e centrali dopo, potessero predisporre sì
l’intervento della milizia, ma anche, se necessario, l’evacuazione delle popolazioni minacciate.
Era in atto, dunque, un vero e proprio tentativo di militarizzazione del perimetro costiero, in
una strategia della difesa in primo luogo fondata sull’informazione e sulla comunicazione. Con
questa consapevolezza, Vega non poteva esimersi dall’avviare parallelamente, per primo, una
politica mirata pure al potenziamento del sistema infrastrutturale, strade e soprattutto pon-
ti, indispensabili al rapido e sicuro spostamento di truppe e contingenti militari da una parte
all’altra dell’Isola, anche questa poi rivelatasi di lungo termine e portata avanti ben oltre il suo
mandato dai suoi successori.
Ad esempio, anni più tardi, nel 1578, le prime istruttioni impartite all’ingegnere regio Tiburzio
Spannocchi, tecnico giunto al seguito del viceré Marco Antonio Colonna e figura chiave, com’è
noto, della fortificazione costiera siciliana, in occasione giusto del conferimento dell’incarico
della visita generale delle marine, avrebbero incluso pure quelle relative alla progettazione di
un paio di ponti. Il primo ricadeva fra Trapani e Marsala, indispensabile «anco per il passaggio
della gente di guerra a tempo di bisogno», il secondo da erigersi in prossimità della piazzaforte
marittima di Licata, lungo la costa sud, sul fiume Salso, uno dei principali della Sicilia, sino ad
allora lì attraversabile mediante una giarretta, un traghettamento su chiatta causa di rallenta-
menti per le truppe, «cagione di gran dimora al passaggio dei soldati della militia et de la gen-
te di guerra che al tempo della state [sic] et di sospetto d’armata nemica occorre tracheggiare
dall’una parte all’altra»19.
Ma non solo. Le ragioni della difesa costiera avrebbero incentivato l’implementazione di
infrastrutture anche di altra natura, quali gli acquedotti. Avvenne così, ad esempio, nel 1598,
quando la municipalità di Trapani, uno dei porti principali siciliani, città «posita in presidium
frontispicii Barbarie pro defensione totius Regni», piegata da decenni di penuria d’acqua, diede
incarico al magister in capite aquarum della capitale Palermo e a un capitano spagnolo della
progettazione di un nuovo acquedotto cittadino20. Questo era pensato in primis per l’approvvi-
gionamento idrico dello scalo marittimo e, in particolare, di equipaggi e truppe a bordo delle
galere regie, altro strumento chiave, queste, nella strategia della difesa costiera, soprattutto
a partire dalla fine del XVI secolo, con i governi dei viceré “corsari” Maqueda e Osuna. L’opera
pubblica sarebbe servita, infatti, a che le «regie triremes pro tempore venientes in portu dit-
te civitatis habent aquam ad bibendum», nonché per il confezionamento in situ del biscotto
destinato ai militari, fino ad allora prodotto malamente con acqua salmastra «in detrimentum
367
[...] gentium guerre et militie, qui pluries solent se conferre ad hanc civitatem pro eius presidio
tempore invasionis inimicorum»21.
D’altra parte, che non vi potesse essere difesa senz’acqua, tanto quella delle piccole cister-
ne immancabili in qualsiasi torre di avvistamento o de atalaya, quanto quella delle nuove reti
idriche realizzate nelle città piazzeforti marittime – da Trapani a Siracusa, da Licata a Sciacca
–, era chiaro a ingegneri militari, uomini d’arme e viceré, come testimoniano le parole pronun-
ziate nel 1600 dal duca di Maqueda Bernardino de Cárdenas: «L’acqua è quella cosa senza la
quale non vi può essere difesa alcuna»22.
La terza stagione della difesa costiera, forse quella più immediatamente riconoscibile
come tale, vide protagonista, a partire dal 1578, nel pieno del regno di Filippo II, il vicerè di
Sicilia Marco Antonio Colonna, vero fautore del piano di torreggiamento dell’Isola. Il nome de-
ll’aristocratico romano è indissolubilmente legato alle figure di tre tecnici di primissimo piano,
dalla differente formazione, competenza professionale e inquadramento nell’organigramma
governativo: il cavaliere gerosolimitano senese Tiburzio Spannocchi, lo scultore e architetto
fiorentino Camillo Camiliani e il capitano ligure Giovan Battista Fieschi, i primi due ingegneri del
Regno, il terzo commissario generale delle fabbriche delle torri et guardie marittime.
A seguito della prima metodica e straordinariamente accurata ricognizione effettuata da
Spannocchi nel 1578, di cui fu esito la sua celebre Descripción de las marinas de todo el reyno
de Sicilia, come messo in evidenza da Cámara un atlante più tardi reso in forma di tratado23,
nell’adunanza del Parlamento del 9 aprile 1579 Colonna impose un nuovo donativo di 10000
scudi, nonché lo storno di altri 3000 di quelli destinati ai ponti, per avviare effettivamente la
costruzione di un sistema organico di allerta e difesa costiera mediante torri, da lungo tempo
discusso, ma realizzato sino ad allora con esiti parzialissimi e assai modesti: «considerandosi
le molte vessactioni, pericoli , & danni, che da corsali ricevono i Regnicoli, il gran disturbo, &
impedimento, che succede nel commercio per non ritrovarsi facte all’intorno le marine d’esso
Regno seguitamente tutte quelle torri, le quali sono necessarie, acciocchè giorno, e notte
in tutte parti di dette marine, & considerandosi anco, che diverse di quelle istesse torri, che
hoggidì ci sono, poco o nulla ponno servire per tali guardie [...] è stato [...] votato, concluso &
accordato che si habbiano a far effettivamente tutte le torri necessarie all’intorno delle marine
di tutto il Regno, & racconciare, & accomodare quelle, le quali essendo in parte commoda per
questo servigio, havessero bisogno di reparatione & racconciamento»24.
Lo scenario politico-militare rispetto a vent’anni prima era, però, ormai del tutto cambiato:
non un parola sul Turco, non un riferimento ad invasioni nemiche, solo l’accorato richiamo alle
continue incursioni dei vascelli di pirati barbareschi e rinnegati che tormentavano le comunità
costiere, soprattutto le più piccole, costrette a vivere nel terrore dei continui rapimenti e della
riduzione in schiavitù, che flagellavano la navigazione nelle acque territoriali siciliane e inde-
bolivano l’economia e il commercio isolani.
Lo stesso Spannocchi, anni più tardi, durante il suo servizio per Filippo III in Spagna, dan-
do forma al suo trattato, redigendone il testo introduttivo, avrebbe aperto il secondo capitolo
dedicato alle «causas que obligaron a descrivir lo contenido en este libro» evocando giusto
queste problematiche: «por la vecinidad que tiene este Reino con Barberia es muy molesta-
do de los cosarios los quales suelen ympedir muy amenudo las simenteras de alrededor de
las marinas, las almadravas y los ingenios de azucar que todos estan en dichas marinas, los
cargadores de trigo y contratantes de la mar, cautivando los labradores y marineros [...]. Para
remedio desto se acostumbran hazer muchas maneras de guardias assy de torres de atalaia
como de hombres de a cavallo y peones»25.
L’ingegnere avrebbe quindi fornito il suo lungo e ragionato «parecer sobre lo que conviene
para bien guardar de ynvasiones de cosarios las marinas del Reyno de Sicilia», basandolo per
l’appunto su un sistema fittissimo di torri di atalaya, affidate a torrari e cavallari locali, nonché,
all’occorrenza, alla cavalleria leggera della militia.
Naturalmente questo sistema non era di per sé nuovo: in Sicilia era già in uso, infatti, se-
ppur in maniera disorganica, non stabile e puntuale, da lungo tempo, almeno dall’età di Vega,
così come nel Regno di Napoli o nello Stato della Chiesa. Riguardo all’Isola, ad esempio, nel
1570, prima, dunque, dell’attuazione del piano di Colonna, il viceré marchese di Pescara aveva
intimato alle autorità di Cefalù di disporre le guardie preposte alla «talaya, onde si scoprino li
fani et li guardii de l’una parte et l’altra di Levanti et Ponenti»26. Poco tempo dopo, nel 1571, il
suo successore, il presidente del Regno conte di Landriano, aveva ripetutamente intimato alle
stesse di disporre sia di «cavallari ordinarii ch’havessiro carrico di fare la ronda di li sentinelli
368
che stanno delli parti di fuora di detta città»27, che di guardie nelle cale più a rischio per «sco-
priri et assicorare et avisare la costa per salvamento di naviganti»28.
La rilevanza per la regia Corte del piano di fortificazione del perimetro costiero, a mio giu-
dizio, si riflette anche in una significativa innovazione nell’organigramma governativo. Se già
proprio in concomitanza dell’avvio dei grandi cantieri delle piazzeforti marittime, durante il
viceregno di Pignatelli, nel 1523, in quella che abbiamo definito la prima stagione della difesa
costiera, era stata introdotta stabilmente la figura dell’ingegnere regio, giusto sotto Colonna,
dal 1577, in previsione del varo del piano di torreggiamento e delle sempre più frequenti visitas
a las marinas, si elevava a tre le plazas disponibili di ingegnere, davanti a una mole di lavoro
destinata ad accrescersi e a distanze da percorrere sempre maggiori29.
Ritengo, poi, che la controprova della extraordinarietà dell’esperienza della difesa costiera
siciliana, in particolare di quella attuata tramite torri, sia data dal numero particolarmente alto
di atlanti e codici riguardanti questa materia giunti sino a noi, frutto di capillari e dettagliate
operazioni di rilevamento, rappresentazione/descrizione e progettazione di nuove difese. Alla
Descripción di Spannocchi fecero seguito, infatti, pochi anni dopo, tra il 1583 e il 1584, risul-
tato anche queste di una ulteriore visita delle marine, la Cosmografia del littorale di Sicilia di
Fieschi30, priva di raffigurazioni e limitata a una esposizione letteraria di speciale sensibilità e
accuratezza, e la Descrittione delle marine del Regno di Sicilia di Camiliani31.
La differenza tra le due celebri descritioni di Spannocchi e Camiliani, come già messo in
evidenza da Scarlata32, è radicale.
Quella del senese si concentra soprattutto sulle fortificazioni urbane marittime, a cui sono
dedicate ampie tavole con piante di rilievo e progetto, e solamente sulla sintetica descrizione
di torri e roccaforti costiere già esistenti, raffigurate, non a caso, invece solo sui margini del
foglio, in prospettive di piccole dimensioni (Fig. 8), mentre nulla è detto, o tanto meno rappre-
sentato, del progetto delle decine e decine di torri nuove da lui proposte, solo appuntate di
volta in volta nel medesimo spazio con l’indicazione del sito e del loro costo presunto.
È, dunque, solo nell’atlante del fiorentino che il piano di torreggiamento voluto da Colonna
trova effettivo spazio. Qui vi vengono infatti rappresentate a foglio intero tutte le torri previste
per la cintura costiera, quelle esistenti, spesso da ammodernare, e quelle da costruire ex novo,
delle quali si fornisce caso per caso, in più di una pianta e in prospettiva, il progetto e l’eventua-
le rilievo, dando vita a un repertorio di straordinaria modernità iconografica (Fig. 9).
Nella stessa scia si sarebbe collocato, d’altra parte, più di mezzo secolo dopo, nel 1640, an-
cora un atlante, frutto pure questo di ancor più meticolosi rilevamenti trigonometrici compiuti,
su incarico di Filippo IV, tra il 1634 e il 1639, la Plantas de todas plaças y fortaleças del reyno de
Sicilia, integrata da una Descripción, opera del lavoro congiunto del matematico palermitano
Carlo Maria Ventimiglia, dal 1633 visitatore generale di castelli e fortezze, e del suo allievo, il
geometra e pittore Francesco Negro33.
Come già messo in luce da Aricò, sebbene la dettagliata descrizione delle difese isolane
di Ventimiglia e Negro, non contempli la “cintura” delle torri costiere, ampio spazio è loro dedi-
cato nella breve presentazione del regno: «La circumferenza dell’Isola, prendendo una misura
mezzana, sarebbe 644 miglia. In questa circumferenza sono disposte sopra le punte e cale più
importanti, tra quelle che sono della Regia Corte e quell’altri dei particulari, 110 torri di guardia,
guarnite con artiglieria e altre armi, dove più, dove meno, le quale custodiscono le predette
punte, cale e la foce dei fiumi et altre acque, dai corsali; e coi segnali di foco e fumi et altri
segni apparenti avvisano continuamente i naviganti»34.
Degno di nota, a mio avviso, è che il visitatore Ventimiglia, uomo dotto e profondo conos-
citore della realtà siciliana, esprima, a distanza di mezzo secolo da Spannocchi e Camiliani,
un giudizio palesemente positivo sulla riuscita di questo poderoso piano urbanistico di Stato
– così lo definisce Aricò –, sebbene solo in parte attuato: «queste torri sono di grandissimo
servigio a Sua Maestà e di gran beneficio per lo regno e per la lor guardia. Si è veduto che sono
in gran parte mancate le depredattioni dei corsali, là dove prima soggiornavano a bellaggio
lunghissimi tempi per le spiagge»35.
D’altro canto, dell’efficacia, in generale, della strategia di torreggiamento era già consape-
vole Spannocchi molti anni prima, tanto che egli aveva corroborato il suo parecer anche rife-
rendosi ai buoni risultati ottenuti solo qualche anno prima nella vicina provincia di Calabria del
Regno di Napoli, il cui sistema di torri sarebbe stato rappresentato, circa un ventennio più tardi,
nel prezioso Codice Romano Carratelli36: «exemplo tenemos de lo mucho que aprovechan las
torres para guardar las marinas las muchas que en estos años atras se an fabricado en las de
Calabria que desde que se hizieron pocas o ningunas molestias tienen de cosarios»37.
369
Inoltre, l’esistenza di un vero piano di torreggiamento per il litorale siciliano in scriptis, con-
sultabile ancora nel quarto decennio del XVII secolo, diverso dalle descrizioni di Spannocchi
e Camiliani, sembrerebbe comprovata dalla stessa relazione di Ventimiglia. Questi, infatti, nel
denunciare l’incompiutezza della cintura fortificata, era in grado di affermare non solo il nume-
ro di torri mancanti, ma anche, in dettaglio, la loro distribuzione fra le tre Valli in cui era diviso
amministrativamente il regno: «Mancano queste torri, che sono stimate necessarie, altre 98,
cioè nel Valdemazzara 35, nel Valdinoto 38, nel Valdemone 25; le quali, se si facessero, sare-
bbe perfetta la guardia del Regno. Là dove, mancando, avviene che s’interrompe il fano della
notte e in quei luoghi vacanti avengono delle depredattioni e danni innumerabili»38.
Anche i numeri paiono non coincidere: Spannocchi aveva a suo tempo previste 185 torri,
di cui 62 esistenti e 123 da edificare, ridotte queste ultime a 103 nel progetto di Camiliani per
un totale di 165, mentre il piano di cui Ventimiglia riferisce ne annoverava ben 208, di cui 110 a
quella data in funzione.
Nell’arco di circa mezzo secolo erano state costruite o ricostruite, in un approccio sistemi-
co, quasi un’ottantina di torri costiere, di cui 44 in carico alla Deputazione e le altre ancora di
proprietà pubblica – governo e municipalità demaniali – o privata – feudatari e particolari –,
dettagliatamente elencate nella Relazione distinta di tutte le torri stilata, nel 1778, dalla stessa
Deputazione del Regno39, grazie alle cui segnalazioni «si dà avviso del numero, e del rombo
delle Navi, che in mar si scoprono, onde in tal guisa nello spazio di un’ora avvisata resta l’Isola
tutta»40 (Fig. 10).
Per la gestione militare di queste difese vennero emanate, nel 1594, dal viceré conte di
Olivares delle dettagliate ordinazioni sopra la guardia e custodia delle torri marittime, a cui ne
seguirono, l’anno dopo, altre sulle fabbriche delle torri e le guardie marittime, nel tentativo di
meglio regolare l’andamento dei cantieri e di agevolare la buona riuscita del piano complessi-
vo, colmando i vuoti rimasti nelle difese litoranee41.
D’altra parte, assieme a questa “infinita” teoria di torri costiere, tutte più o meno simili, ri-
condubili a tre tipi dimensionali, per lo più a pianta quadrata ma anche circolari – Camiliani ne
disegna, quasi per divertissement, pure una esagonale, quella alla Punta delli Palombi (Fig. 11),
e ne era già stata realizzata, nel 1556, una poligonale stellare a quattro punte alla tonnara di
Cofano (Fig. 12) –, immancabilmente con alte basi scarpate, cantonali intagliati, coronamento
con garitte e parapetti con archibugiere su beccadelli (Fig. 13) oppure rare volte a merloni,
come nelle torri Felice e del caricatore di Girgenti, vennero realizzati pure elementi di difesa
“speciali” che tipologicamente e morfologicamente da quelle differivano.
Ad esempio, don García de Toledo, il viceré di Sicilia capitán general del mar, aveva ordina-
to, nel 1567, la costruzione di due fortini su altrettanti isolotti limitrofi che ricadevano nell’ampia
insenatura portuale di Augusta, dinanzi alla città murata che occupa la lunga penisola che vi
si protende, intitolati Castro Garsia e Castro Vittoria in onore della coppia vicereale42 (Fig. 14). Si
trattava di fortificazioni dalle geometrie irregolari che si adattavano perfettamente al perimetro
dei due scogli, realizzate, nel tentativo di impedire a flotte nemiche l’accesso al porto e il loro
stazionamento, dopo i tragici fatti del 1551, quando la città, già evacuata, era stata messa a
ferro e fuoco dall’armata turca, incursione ripetutasi l’anno successivo e ancora nel 1560, riba-
dendo, quindi, la debolezza del golfo di Augusta nel sistema costiero siciliano, già osservata a
suo tempo da Ferrante Gonzaga.
Al fine di potenziarne la capacità difensiva era stata presto proposta una variante che vede-
va il congiungimento dei due fortini mediante una tela muraria, probabilmente piattaformata,
sia per impedire il frapporsi fra esse di navigli che per accrescerne la potenza di fuoco. Nel
1575 il duca di Terranova, informato dal capitano ad guerram di Augusta che «per essere ades-
so le acque baxie si porria attendere di tirarse una tela di muro per giontarse la fortileza della
Vittoria con Castrogarcia», ordinava al solito ingegnere del Nobile di «conferirve in detta città
di Augusta et riconoscere dette fortileze et farne una pianta et trazza»43, progetto probabil-
mente avviato, come sembra mostrare il rilievo di Negro del 1634-3944, ma rimasto incompleto.
A questi due sarebbe stato aggiunto, un paio di anni dopo, su iniziativa del viceré Fernando
Avalos d’Aquino, marchese di Pescara, un ulteriore forte, dalla moderna forma di tenaglia, nelle
secche antistanti la punta della penisola urbanizzata, giusto alla bocca del porto, chiamato in
suo onore Torre d’Avalos (Fig. 15). Si trattava, stavolta, di una potente batteria casamattata, fa-
cente funzione anche di faro, in quanto alla sua punta si ergeva una torre segnaletica, recante
in sommità la lanterna portuale, dalla straordinaria configurazione tortile, ritengo una evidente
citazione classicista del mitico Pharos di Alessandria d’Egitto, secondo la raffigurazione datane
370
giusto in quegli anni (1572) da Philippe Galle e Maerten van Heemskerck in un album di incisio-
ni di successo e di larga circolazione negli ambienti eruditi e cortigiani (Fig. 16).
A proposito di fortini costieri, non possono, a mio giudizio, passare inosservati i due belli,
grandi disegni su tre fogli di Camiliani, uno per il «bonissimo e gagliardo forte» di Castelluzzo
(Fig. 17), l’isolotto antistante Capo Passero, all’estremità sud-est dell’Isola, l’altro per il «forte di
bonissima capacità» da erigersi a Capo Milazzo (Fig. 18), che avrebbe dovuto pure includere
all’interno del suo recinto baluardato la torre faro posta alla punta della penisola, a detta dello
stesso fiorentino il progetto che più gli stava a cuore: «Et molto più io lodo questa ultima opera,
che nessuna dell’altre»45.
Riguardo alla combinazione forte-faro, va pure ricordato l’esempio della lanterna per anto-
nomasia, quella posta all’estremità della Sicilia, a protezione della navigazione nello Stretto di
Messina che separa l’Isola dall’Italia. Una torre rappresentata sia da Spannocchi che da Cami-
liani, alla cui fortificazione erano già stati dedicati due disegni di progetto nel più antico codice
Nuove inespugnabili forme diverse di fortificationi46, opera dell’anonimo autore del trattato, un
tecnico al servizio del Regno di Napoli, l’altro, e dell’ingegnere Jorge Laínez. I due tecnici ave-
vano preso parte alla consulta tenutasi a Messina nel 1551, per volere di don Juan de Vega,
per l’edificazione di una fortezza a Capo Faro destinata al controllo delle acque dello Stretto47,
passo quasi obbligato per tutte le flotte e quindi particolarmente esposto all’attacco nemico,
come puntualmente verificato solo un anno dopo, nel 1552, con la razzia turca di Reggio Ca-
labria, rappresentata nella nota incisione di Franz Huys Freti Siculi sive Mamertini vulgo il Faro
di Messina optica delineatio del 1561, ma su più antico disegno di Peter Brueghel il Vecchio.
Infine, non vanno dimenticati i forti costruiti a protezione delle isole minori, quasi tutte
all’epoca disabitate, in particolare alle Egadi, pericolosissime perché molto prossime alla cos-
ta e a città popolose, e dei quali è testimonianza, ad esempio, il parecer redatto, nel giugno del
1623, dal capomastro della Corte Andrea D’Ajeli, per il potenziamento del primo fortino cos-
truito sull’isola di Favignana, il forte San Giacomo, più volte poi ampliato e rinnovato (fig. 19)48.
Inoltre, se Cicerone, citando Catone il Vecchio, aveva definito la Sicilia granaio della repu-
bblica e nutrice della plebe romana, ancora in età moderna la ricchezza principale dell’Isola e
una importante entrata per l’erario rimanevano i cereali e il grano in particolare, esportati un
pò in tutto il Mediterraneo occidentale, aspetto sul quale si sofferma lungamente pure Span-
nocchi nell’introduzione al suo atlante. Della Sicilia ricorda che «su singular preminencia es la
negociacion del trigo, privilegio antiguo suyo pues solia llamarse el granero de los Romanos
en el tiempo que florecia aquella monarquia [...] la tierra alli produce mas que en otra qualquier
parte del mundo y lo que tanbien es de considerar que produce trigo muy apurado y sin gene-
ro de mala simienta y de mayor substancias y por esta causa suele ser de mas subido precio
el trigo siciliano que no lo de otras partes»49.
Ne deriva così che i caricatori frumentiferi posti lungo le coste isolane debbano essere più
di ogni altra cosa protetti e difesi dalle incursioni corsare. Ad esempio, di quello di Agrigento,
uno dei principali in quanto vi confluiva la produzione di buona parte dell’entroterra sudocci-
dentale, era stato il viceré Ettore Pignatelli, nel 1524, ben prima delle date tradizionalmente
riferite dalla storiografia, ad ordinarne la messa in sicurezza con la costruzione di una nuova
torre monumentale, quella che sarebbe divenuta un vero e proprio fortino, incaricando della
progettazione Tomasello da Padova50. Un cantiere che si sarebbe rivelato difficile e lunghissi-
mo, anche per la difficoltà delle costruzioni idrauliche e dell’esposizione ai marosi – il fortino
sorgeva del tutto in mezzo all’acqua (Fig. 20) –, tanto da lasciare per anni di fatto sprotetta que-
lla fondamentale infrastruttura con conseguenze drammatiche, come raccontava lo stesso
viceré qualche anno dopo, nel 1527: «li jorni passati foro prisi septe vaxelli che carricavano in
ditto carricaturi per dui vaxelli di cursali francisi, et alcuni volti ditti turchi et mori haviri disbar-
cato et depredato li magaseni di ditto carricaturi in maximo dapno di li patruni di li fromenti
li quali, si la ditta turri si havissi trovato frabicata, provista et monita del bisogno, si haviriano
ayutato et defensato de forma che non haviriano stati prisi et dapnificati»51.
Nel caso del caricatore di Castellammare del Golfo, sul versante settentrionale dello stes-
so comparto, protetto ab antiquo da un castello feudale, non solo quest’ultimo sarebbe stato
dotato precocemente, intorno al 1530, di moderni bastioni poligonali a protezione dell’attrez-
zatura e dello scalo, ma persino vi sarebbe stata fondata una città nuova, anch’essa fortificata,
un’attività insediativa e di popolamento pensata in ragione della difesa di magazzini e vascelli
impegnati nelle lunghe operazioni di carico dei cereali52 (Fig. 21).
Inoltre, riguardo alla complessità delle materie indirettamente correlate alla difesa delle
coste siciliane, va ricordato anche che costruire sul litorale o ancor più in acqua, come avveni-
371
va sovente per bastioni e muraglie di città marittime o per fortini posti su scogli, isolotti, istmi e
penisole, e ancor più per moli, porti e darsene destinati alle galere regie, implicava il ricorso a
strumenti, metodologie e tecniche di ingegneria idraulica, disciplina che non a caso conobbe
notevoli sviluppi giusto nel XVI secolo in conseguenza anche di una febbrile attività fortifi-
catoria, come testimoniano, ad esempio, i Veintiún Libros de los Ingenios y Máquinas attibuiti
all’ingegnere Juanelo Turriano.
Anche in Sicilia, le conoscenze dell’ingegneria idraulica si diffondono, a mio giudizio, at-
traverso i cantieri delle difese marittime, veicolate pure attraverso i tecnici stranieri chiamati a
costruirle, come di certo dovette accadere con il veneto Pietro Tomasello. Fu così a Siracusa,
dove nel 1584 l’ingegnere del Nobile impiegava «trombe che tirano l’acqua delli pedamen-
ti»53 dei bastioni da erigersi nel porto Marmoreo, fondazioni da realizzarsi «dentro dell’acqua
infin alla sommità di essa»54. La vastità e la complessità tecnologica dell’intervento era tale
da richiedere l’utilizzo di molte di queste trombe, le cosiddette cocle o pompe a vite, assieme
ad altri strumenti destinati al prosciugamento dei casseri lignei per la fondazione in acqua
delle strutture murarie, come quelli di cui il viceré conte di Alba de Liste, sul finire dell’agosto
del 1585, all’approssimarsi dell’inverno, disponeva la conservazione nei magazzini della Corte
(Fig. 22). Proprio riguardo alle casseforme il governante non nascondeva il timore che que-
lli già realizzati e rimasti montati in mare per il futuro prosieguo dei lavori potessero andare
distrutti dai flutti, mettendo così a repentaglio le murature ancora incomplete. Informato che
«nell’incominciato pedamento della fronte d’un belguardo sono fatte alcune cascie, le quali
potrian succeder che per occasion de mali tempi patessero qualche rovina», questi ordinava
al secreto della città aretusea che «debbiate da persone experte farle reconoscere et parendo
non esser sufficienti a poter resistere darete quel remedio che in ciò vedrete necessario per la
conservatione di esse»55.
Problemi di ingegneria idraulica erano già sorti a Trapani, un paio di anni prima, nel 1583,
riguardo al castello che occupa l’isolotto della Colombara in mezzo al porto, dove l’ingegnere
Giovanni Antonio Salamone era stato inviato a progettare un intervento di rifondazione del
fortilizio mediante pali lignei, «per essere fabrica antica et pedamentata sopra legname già
fracido», incaricato di fornirne il «dissegno del remedio»56.
In conclusione, non si può però non prendere atto come nel Discorso militare, un manos-
critto del 1612 riguardante la cosiddetta guerra difensiva, indirizzato dall’alto funzionario di Cor-
te Antonio Bologna, un giurista palermitano con abilità militari, al viceré Pedro Giron, duca
d’Osuna, nessun riferimento si faccia alle torri costiere57. Si trattava, infatti, di un sistema che,
nonostante gli sforzi del governo, avrebbe di continuo mostrato le sue debolezze, riconducibili
più che ai grossi problemi manutentivi, alla difficoltà di controllo sulla loro componente an-
tropica, i tanti uomini necessari al funzionamento di quella “cintura di pietra”, torrari e cavallari
spesso inaffidabili che lasciavano le torri sguarnite, non perlustravano l’orizzonte o che solo
fingevano di percorrere il litorale, mettendo a repentaglio paesi, città, l’intero regno.
Eppure, nonostante queste difficoltà pratiche, nella politica del governo le torri rimanevano
ancora nel 1642, e lo sarebbero state per lungo tempo, «il principal nervo della difesa» del
Regno58.
D’altra parte, che il pericolo venisse dal mare e che le difese costiere potessero risulta-
re incapaci di contrastare il nemico lo testimonia proprio una delle ultime riflessioni fatte da
Bologna, quella in cui, discutendo «del luogo nel quale deve risedere la persona del signor
vicerè» in caso di guerra o di invasione, faceva sua la proposta di trasferire viceré e Corte dalla
capitale Palermo alla piccola cittadina di Castrogiovanni, l’odierna Enna, urbs inexpugnabilis
per i Romani, posta sulla sommità di una montagna esattamente nel centro dell’Isola, non caso
nel punto più lontano dal mare59.
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9 Sul progetto del porto palermitano, cfr. Vesco, Maurizio. Un viceré ammiraglio per un’isola: Garcia Álvarez
de Toledo e il potenziamento delle infrastrutture marittime siciliane, in La Sicilia dei viceré nell’età degli
Asburgo (1516-1700). La difesa dell’isola, le città capitali, la celebrazione della monarchia, a cura di S. Piazza,
Palermo, Edizioni Caracol, 2016, pp. 111-13. Su Fabiamo Bursotto in Spagna, cfr. Cámara, Alicia. De Palermo
a Málaga. Fabiano Bursotto y la ingenieria de puertos en el Renacimiento, Lexicon. Storie e architettura in
Sicilia, 7 (2008), p. 7-22.
10 Archivo General de Simancas (AGS), Estado, Sicilia, leg. 1137-107.
11 Male cale e male grotte popolano pure la descrizione delle coste siciliane fatta dal capitano Giovan Battista
Fieschi, di cui si dirà nel seguito (vedi nota 25). D’altra, parte, nelle Instrutioni impartitegli nel maggio del
1583, gli si era ordinato di descrivere «con particolare distinzione quelle cale et grotte le cui bocche con la
comodità d’imminenti scogli o altrimenti convenga et si possan chiudere»; ASPa, DR, v. 202, c. 165r.
12 ASPa, DR, v. 203, c. 70v.
13 Archivo General de Simancas (AGS), Estado, Sicilia, leg. 1137-107.
14 Ibidem.
15 Su Carlentini e più in generale sulla politica, anche edificatoria, di Juan de Vega, reputo indispensabile il
recente contributo di Aricò, Nicola. La fondazione di Carlentini nella Sicilia di Juan de Vega. Firenze, Leo S.
Olschki Editore, 2016.
16 Maurici. Op. cit., p. 96.
17 Ordinationi et instruttioni della militia di questo fidelissimo Regno de Sicilia [...] fatte per noi Giovan de
Vega..., Palermo, per Giovan Mattheo Mayda, 1560. Sull’argomento, cfr. Favarò, Valentina. “Dalla “Nuova
Milizia” al tercio spagnolo: la presenza militare nella Sicilia di Filippo II”, Mediterranea. Ricerche storiche, 4
(agosto 2005), p. 235-262.
18 Sull’argomento, cfr. Favarò, Valentina. La modernizzazione militare nella Sicilia di Filippo II. Palermo,
Associazione Mediterranea, 2009.
19 ASPa, DR, v. 201, c. 142v.
20 Maurizio Vesco. “L’acqua delle città. Ingegneria idraulica nella Sicilia di età moderna”, in La ciudad de los
saberes en la edad moderna. Á. Camara, A. Molina y M. A. Vázquez Manassero (eds.). Ediciones Trea, Gijón,
2020, p. 59-78, alla p. 68-71.
21 Ibidem.
22 Ibidem.
23 Cámara, Alicia. Un reino en la mirada de un ingeniero. Tiburzio Spannocchi en Sicilia. Palermo, Torri del
Vento edizioni, 2018, p. 108-119.
24 Ordinazioni e regolamento della Deputazione del Regno di Sicilia..., Palermo, nella Reale Stamperia, 1782,
p. 112.
25 Spannocchi, Tiburzio. Descripción de las marinas de todo el reyno de Sicilia. BNE, MS 788, f. 5r.
26 ASPa, TRP, LV, v. 576, c. 243v.
27 ASPa, TRP, LV, v. 575, c. 242r.
28 ASPa, TRP, LV, v. 570, c. 213v.
29 Vesco, Maurizio. “Ingegneri militari nella Sicilia degli Asburgo: formazione, competenze e carriera di una
figura professionale tra Cinque e Seicento”, in Defensive Architecture of the Mediterranean. XV to XVIII
Centuries. A cura di P. Rodríguez-Navarro. València, Editorial Universitat Politècnica de València, 2015, I, p.
222-230.
30 Fieschi, Giovan Battista. Cosmografia del littorale di Sicilia..., Biblioteca della Società Siciliana di Storia Patria
374
di Palermo, Fondo Fitalia, ms. IC21. Per la trascrizione e per un studio dell’opera, cfr. Gazzè, Lavinia. Giovan
Battista Fieschi Garaventa. Cosmografia del Littorale di Sicilia colla descrizione delle città, terre, castelli e
torri marittime. Catania, Società di Storia Patria per la Sicilia Orientale, 2012.
31 L’atlante di Camillo Camiliani, composto dalla Descrittione dell’isola di Sicilia e dal cosiddetto Libro delle
torri, si conserva presso la Biblioteca Nazionale Universitaria di Torino, ms. Codex III.N.I.3 L’edizione è in
Scarlata, Marina. L’opera di Camillo Camiliani. Roma, Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato, 1993.
32 Ibidem, p. 68.
33 L’opera si compone, come frequente, di due parti, una grafica, l’altra letteraria, entrambe conservate presso
la Biblioteca Nacional de España, mms. 1 e 787. L’edizione è in Negro, Francesco. Ventimiglia, Carlo Maria.
Atlante di città e fortezze del Regno di Sicilia. 1640. A cura di N. Aricò. Messina, Sikania, 1992.
34 Ibidem, p. 5.
35 Ibidem, p. 6.
36 Progettare la difesa, rappresentare il territorio. Il codice Romano Carratelli e la fortificazione nel
Mediterraneo. Secoli XVI-XVII. A cura di F. Martorano. Reggio Calabria, Edizioni Centro stampa d’Ateneo,
2015.
37 Spannocchi. Op cit., f. 7r.
38 Negro. Ventimiglia. Op. cit., p. 6.
39 Ordinazioni e regolamento. Op. cit., p. 174-177.
40 Emmanuele Gaetani, Francesco Maria (marchese di Villabianca). Della Sicilia nobile... Palermo, nella
Stamperia dei Santi Apostoli, 1752, I, p. 4.
41 Ibidem, p. 146-159.
42 Don García aveva, infatti, sposato nel 1552 Vittoria Colonna. Sulla committenza del viceré, cfr. Vesco,
Maurizio. “Un viceré ammiraglio per un’isola: García Álvarez de Toledo e il potenziamento delle infrastrutture
marittime siciliane”, in La Sicilia dei viceré nell’età degli Asburgo (1516-1700). La difesa dell’isola, le città
capitali, la celebrazione della monarchia. A cura di S. Piazza. Palermo, Edizioni Caracol, 2016, p. 111-136; Id.
“Una strada, due regge, una mappa: la committenza di don García Álvarez de Toledo, viceré di Sicilia (1564-
1567)”, Mediterranea. Ricerche storiche, 41 (2017), p. 543-592.
43 ASPa, TRP, LV, v. 624, c. 252v.
44 Mi riferisco al disegno Pianta del Caste (sic) Vittoria d’Augusta. Pianta del Castel Garsia d’Augusta; Negro.
Ventimiglia. Op. cit., s.p.
45 Scarlata. Op. cit., p. 433, 456-457.
46 L’edizione è in Nuove inespugnabili forme diverse di fortificationi. A cura di Sartor, Mario. Padova, CLEUP,
1989.
47 Vesco, Maurizio. “Designing the Bastion against the Turks: Sicily and Malta”, in Draughtsman Engineers
Serving the Spanish Monarchy in the Sixteenth to Eighteenth Centuries. A. Cámara Muñoz (ed.). Madrid,
Fundacion Juanelo Turriano, 2016, p. 247-270, alle p. 259-160.
48 ASPa, TRP, Consulte, I serie, v. 39.
49 Spannocchi. Op. cit., f. 3r.
50 ASPa, TRP, LV, v. 273, c. 109r.
51 Ibidem.
52 Vesco, Maurizio. “Città nuove fortificate del primo Cinquecento: Castellammare del Golfo, Capaci, Carlentini”,
in Il Tesoro delle città VI. Roma, Edizioni Kappa, 2011, p. 504-520, alle p. 505-511.
53 ASPa, TRP, LV, v. 731, c. 99r.
54 ASPa, TRP, LV, v. 729, c. 41v.
55 ASPa, TRP, LV, v. 742, c. 189r.
56 ASPa, TRP, LV, v. 719, c. 103r.
57 Bologna, Antonio. Discorso militare di don Antonio Bologna nel quale si demostra la maniera che possi
esser offeso il Regno e il modo con il quale possi essere difeso dell’incursioni e invasioni de’nemici...,
Biblioteca Nazionale Centrale di Roma, ms. Gesuitico 424. Sul manoscritto, cfr. Vesco, Maurizio. “La Sicilia
de Felipe III en un Discorso militare ocultado: hombres, ciudades y territorio”, in Escrituras Silenciadas. El
paisaje como historiografía. A cura di J. F. Forniés Casals e P. Numhauser, Alcalá de Henares, Universidad
de Alcal, 2013, p. 395-409.
58 ASPa, TRP, DR, v. 325, c. 5r.
59 «Altri [...] avisano che (il vicerè) debba star in Castro Gioanne nel centro del Regno, poiché dicono essi che
per essere noi in una guerra difensiva è necessario dell’intutto sbandire l’ardire nel Capitano Generale,
dipendendo dalla sua salute la salute dell’esercito e ch’è convenevole renderlo assai cauto, come sarebbe
fermandosi nel mezzo del Regno, poiché non solo si schifarebbe ogni periculo, ma insieme potrebbe dar
soccorso a tutte le parti e con celerità provedere a tutti i bisogni di quello»; Bologna, Antonio. Discorso
militare, f. 50v.
375
The Atlantikwall Raversyde in Ostend, Belgium: its history, development,
activities & European cooperation
Mathieu de Meyer, Director Atlantikwall Raversyde
ABSTRACT
In the Provincial domain Atlantikwall Raversyde (Ostend, Belgium), you find remains from both
World Wars. The coastal battery Saltzwedel-neu, a bunker complex of the Festungpioniere and
a number of airport defence bunkers date from World War II, and were part of Hitler’s ‘Atlanti-
kwall’. Battery Aachen and Battery Antwerp were built during the First World War. Indeed, during
World War I, a forerunner of the Atlantic Wall was already built by the Germans along a part of
the Belgian coast. It’s heritage was restored by the province of West-Flanders, and provided with
a new contemporary museum scenography.
Atlantikwall Raversyde is located along the Belgian coast in an important tourist region and
therefore attracts many international visitors. In recent years, we developed a strong focus on
family-friendliness in our permanent exhibitions. And this applies to all ages… There are different
ways for individuals to visit the trail: with a wearable (with sound, text, 3D and images), with a
search booklet for children or even with an Escape game for youngsters. Groups and schools
also have different possibilities when visiting the site.
Atlantikwall Raversyde has an active events policy, which focuses on different target groups.
Thus, in addition to more classical exhibitions and activities, there are also activities and exhibits
interweaving with music, contemporary arts, theatre, etc.
In recent years, Atlantikwall Raversyde has been active in various European projects, most
recently as project leader of the Creative Europe project ‘Atlantikwall Europe’.
KEYWORDS
Atlantikwall Raversyde, Coastal Battery, World War 1, World War 2, Coastal defenses Belgium
Introduction
Atlantikwall Raversyde has a rich history. Situated along the Belgian coast, it contains dozens
of traces from the prehistory to the present. The Belgian coast is difficult to compare with the
Spanish or Galician coasts. The coastline stretches for only 65km, which is in stark contrast to
the Spanish coastline, which stretches for thousands of kilometers. Moreover, in Belgium most
of this coast is full of apartment buildings and other infrastructure. Nevertheless, some green
strips of land with dunes remain in a few locations. Examples are ‘Het Zwin’ and the provincial
domain ‘Atlantikwall Raversyde’. The coast is one long straight line, 65 km of beach, interrupted
only by a few port inlets. This contrasts sharply with the many coves, lonely beaches and cliffs
on the Galician coast. On the other side, the presence of batteries from the first half of the 20th
century and older defensive works along the Belgian coast does provide an interesting parallel
with the coast between Arteixo and A Frouxeira in Galicia. Typologically similar gun emplace-
ments, artillery and other military infrastructure used during both World Wars can be found
along the Belgian coast. Most of these places, unlike the Spanish examples, did not remain in
use long after these wars ended. This besides some examples that played a further role du-
ring the Cold War. There are two important seaports along the coast: the ports of Ostend and
Zeebrugge, both connected by canals to the province’s capital, Bruges.
The provincial domain Atlantikwall Raversyde is managed by the provincial administration
of the province of West Flanders. The land is partly owned by the Province, and partly by the
Flemish government. The entire Belgian coast is located in the same province, thus including
all coastal defenses. The domain is located between Ostend and Middelkerke, sandwiched
between the sea and the airport of Ostend, which was built by the Germans during World War II.
The domain’s origins go back to the royal family. It was established in the late 19th century as
the holiday home of the then King Leopold II. He had a fondness for the Belgian coast, in parti-
cular the city of Ostend. He erected several buildings and developed parks, adding to the city’s
376
grandeur. Several Norwegian-style buildings were erected in the domain, two of which were
soon destroyed by the Germans during the First World War. The royal family systematically
expanded the estate in the following years, while visiting it regularly. At the time of King Albert
I, even Crown Prince Franz-Ferdinand of Austria-Hungary visited the estate, a year before his
assassination in Sarajevo. However, the man who played the most important role in preserving
the domain, and all the defenses built there during both world wars, was Prince Karel, the bro-
ther of King Leopold III. He bought up further plots of land during the interwar period, and after
his regency he settled permanently in the estate, until his death in 1983. Prince Karel was ‘prin-
ce-regent ‘ of Belgium from September 1944 to July 1950, in a post-World War II period, when
his brother King Leopold III was deemed unfit to rule. Until his death, he resisted the demolition
of the remains from both world wars on his domain, preserving to this day a unique heritage
site, where all phases of the Atlantic Wall can still be seen. This is in contrast to other Atlantic
Wall sites, for example in Normandy, France. After the death of Prince Karel, the management
of the domain passed into the hands of the government, and it became a recreational domain
with open-air museums.
The focus of this article is on the remains of both world wars, but we would dishonor history
if we did not briefly mention the other heritage values in the domain. From the Royal period
you can still visit the old basket weaver house of Prince Karel, in which he lived. The remains
of Leopold II’s horse stables (a unique U-shaped monument with a bridge over the thin street
that runs right through the domain), Prince Karel’s open-air swimming pool and his golf cour-
se are also still preserved. But older times also left their traces. One of the most important
archaeological sites of the country has also been excavated on the domain. It concerns the
remains of the medieval fishing village of Walraversijde. Because the area has preserved its
rural character for centuries, archaeologists have been able to examine relatively intact traces
that provide a fairly complete picture of a medieval fishing settlement and its international
contacts. Among others, expensive gold luster majolica from Spain was discovered on the ar-
chaeological site. During the excavations, the remains of a Roman dike was also found, and the
remains of a Spanish cavalry camp. This camp played a role during the long siege of Ostend,
when the Royal Spanish troops besieged the city, which was held by the Republic of the United
Netherlands, from July 5, 1601 until September 22, 1604. The reconstructed medieval houses
can still be visited today.
World War 1
It is a fairly well-known fact that during the Second World War, Hitler had a very extensive
series of defenses, the Atlantic Wall, built along the Atlantic coast, which stretched from the
north of Norway to the French-Spanish border. It is much less known that a predecessor of this
was built along the Belgian coast during the First World War.
When Germany attacked France through neutral Belgium in 1914, they got stuck in the
west of the country near Ypres and along the river Yser. They failed to reach the important ports
of Calais and Dunkirk in northern France. Trench warfare developed along a line stretching
from the North Sea, at Nieuwpoort in Belgium, to the French-Swiss border. For four years there
was little movement in this front line. It was only in 1918, during the liberation offensive that the
allied forces pushed back the Germans. On the other side of the province of West-Flanders,
and the coastline, was the Netherlands. They remained neutral during the entire conflict. The
Germans thus came into possession of a relatively short stretch of (Belgian) coast on the North
Sea. It was much closer to the battlefield on land and sea than the German ports, so the area
was of exceptional strategic importance to the Germans.
Although the existing ports of Bruges and Ostend were not as large as those in northern
France, the Germans began to use them as gateways to the sea for their U-boats, the German
submarines that sunk almost 7000 allied ships during the war. The base itself was located in
Bruges where a U-boat bunker was built, very similar to the examples from the Second World
War in, for example, Saint-Nazaire and Lorient (France). In other places, shelters were built to
protect the submarines in the port. The U-boats sailed to the open sea along the canals from
Bruges to Zeebrugge and Ostend. The submarines from Bruges alone were responsible for
the sinking of more than 2500 ships. So, it goes without saying that these ports had to be pro-
tected. Several batteries were built specifically for this purpose.
But that was not the only reason why batteries were built along this short stretch of Belgian
coast. Batteries were also built to combat any Allied landings on the beaches or near the ports.
As by example happened later on D-day in Normandy during World War II. There were also sea
377
artillery attacks from Allied ships, which were answered by the German Coastal Batteries. But
the most westerly batteries, such as the batteries Aachen and Antwerp, nowadays located in
the Provincial Domain Atlantikwall Raversyde, were also deployed to support the troops on the
western front, in the trench warfare that started some 15 kilometers away in Nieuwpoort. On
the other side of the occupied coast, near the border with neutral Netherlands, batteries were
installed to protect the Westerschelde river. Although this river was in the Netherlands, it was
the connection of the North Sea with one of the largest ports in Europe: the port of Antwerp.
Antwerp itself was in German hands, but the connection to the sea was in neutral territory. So
not much could be done with the port. Although the river was in neutral territory, the Germans
still feared that the Allies would one day attack them along the that river. So there were also
batteries that were supposed to help avoid this eventual scenario.
In terms of caliber, similarities can be drawn with the artillery on the Galician coast: various
15 cm guns were installed, and in the polder landscape behind the dunes also large batteries
with 38 cm guns, very similar to the examples still preserved at the Monte de San Pedro near
A Coruña.
A total of 30 to 40 batteries were built along the Belgian coast during the First World War (the
numbers varied constantly according to the period in the war). However, many of these batteries
have not survived. Apart from a few separate gun emplacements, and the bombproof shelter of
the Antwerp Battery (located on the provincial domain), only the most westerly battery, Battery
Aachen, has been preserved. This is now part of the open-air museum Atlantikwall Raversyde.
Battery Aachen consisted of four gun emplacements with an observation and command post
on each side. Deeper in the dunes were the ammunition depots, a bombproof shelter and various
wooden barracks for the approximately 150 men who manned the battery. There were also a
number of water sources, of which a German monument has been preserved. It is named after
Saint Barbara, patron saint of artillerymen (the ‘Barbara Brunnen’). Searchlights were also used,
which could be stored in garages. On top of the observation and command posts there were
rangefinders. The artillery itself consisted of 4 Krupp 15 cm artillery pieces, with a range of 18.7 km.
Around the artillery pieces there was an armor in which a number of artillerymen could shelter
during bombardments.
After the war, the batteries received the attention of several countries. Soon after the expulsion
of the Germans, the British, Americans, French and Belgians came to study the batteries in order
to learn about them for the future.
World War 2
Battery Aachen was not reused as a battery during World War II. However, one of the obser-
vation and command posts was reused as an observation post for a new German battery that
was built in the hinterland, Battery Hannover near the village of Leffinge. In addition, various
open brick walkways were built on the site, and a flak emplacement for Bofors guns set up on
the old eastern observation and command post. Several bunkers from the Festungpioniere
were built around the site of Battery Aachen, which consisted of various staff quarters and
storage bunkers. All the bunkers were connected by open or underground brick walkways,
which have survived to this day. The Festungpioniere were troops deployed in the construction
of the Atlantic Wall.
In the meantime, the Germans built an airport (already planned before the war) a little
further inland. This also had to be defended, which is why bunkers and small positions were
built around the airport. Due to the further post-war expansion after the war, little of this airport
defense has been preserved, with the exception of a few small constructions on the grounds
of Provincial Domain, adjacent to the airport.
More important for our story is the construction of the new battery Tirpitz or Saltzwedel-neu
(the name changed several times during the war) west of the complex of the Festungpioniere.
This battery is also located in the Dunes and is largely preserved. The battery consisted of a
large observation and command bunker, centrally located, with two gun emplacements and
a flanking defense on either side. All phases of the construction of the ‘Atlantikwall’ have been
preserved, and this in exceptionally good condition. Here too, most bunkers are connected to
underground or brick passageways. There are several ammunition bunkers and crew bunkers
on the site, alongside several flak-positions. They also built several ‘normal’ buildings, which
were renovated and re-used by Prince Karel after the war, and still exist today.
The name ‘Atlantic Wall’ is now generally used for all World War 2 German defenses along
the Atlantic coast from Norway to southern France, but the name was actually only used du-
378
ring the war from August 1942 onwards, for a part of the Atlantic coast. The construction of the
battery Saltzwedel-neu already started in 1941, and would continue until the last days of the
German occupation. Originally, the four main pieces of artillery on the site were recovered Bel-
gian 12 cm guns. These were set up in open positions. PAK40 guns were placed on the flanks.
Under the “Schartenbau Program” the four main pieces were replaced by 10.5 cm guns, in co-
vered artillery bunkers. Covered artillery bunkers were then also built for the flanking artillery.
Meanwhile, more beach obstacles were placed on the beach.
Just a few days after the D-day landings on the beaches of Normandy, on the 10th of June,
a new artillery position was built in one of the earlier abandoned open-air gun emplacements.
At that time the Germans still thought that they could be attacked from the sea. Once the Allies
pushed deeper inland in Normandy and Europe, the Germans realized that the danger was
coming from the interior. So, in August they quickly built another brick observation post, this
time facing inland, with a small pimped piece of artillery in front of it for defense. The battery
was finally evacuated by the Germans on September 7, 1944, one day before nearby Ostend
was liberated by Canadian troops.
The battery received a couple of important visitors during the war: Field Marshal Rommel,
who became responsible for the Atlantic Wall after his campaigns in North Africa, visited the
battery, as did the Supreme Commander of the German navy, Karl Dönitz, who followed-up
Adolf Hitler as head of state of Nazi Germany for a couple of weeks.
European collaboration
In recent years, Atlantikwall Raversyde has been active in various European projects, most re-
cently as project leader of the Creative Europe project ‘Atlantikwall Europe’. Before, Atlantikwall
Raversyde had already been a partner of several Interreg projects, e.g. ‘Maxigreen’ and ‘World
War II Heritage’. As part of these projects, a number of big collection pieces have been resto-
red, architectural plans drawn up, educational packages developed and exhibitions created.
This, among other things. European cooperation offers great opportunities for further develo-
ping of your site, and also provides a lot of networking opportunities. European cooperation
has become indispensable if you want to develop new, dynamic ideas.
One of the main actions of the Creative Europe project ‘Atlantikwall Europe’ was to set up
a ‘European Bunkerday’. The idea was to organize an annual or biannual day in each country
where as many bunkersites as possible could be opened for the public. This way, bunkers
sites that are normally not accessible for visitors also get attention. In this manner, the general
public gets to know and appreciate the heritage, and their protection and preservation gets
more attention and general support. It also makes governments more aware of the value of
heritage. The project’s partners came from Belgium, the Netherlands and France. In the Ne-
therlands and Belgium, the Bunkerday has become an established event, receiving a lot of
press attention.
Another successful activity was the photo competition ‘Bunkerzoom’. As part of this project,
we asked photographers from all over Europe to submit their best photo of a bunker. From
these, the most striking images were chosen and shown at exhibitions in France and Belgium.
Besides those two actions, the ‘Off the Wall’-project mentioned before was also part of
‘Atlantikwall Europe’. In addition, several conferences and workshops were organized, as well
as familiarization visits to various batteries and other Atlantic Wall sites, spread across several
countries. Topics covered included contemporary art on the Atlantic Wall, the need for an ethi-
cal code for users and owners of Atlantic Wall sites and the fact that bunkers are often used as
a canvas for street art. The latter is clearly also an issue with the batteries in Galicia.
As part of the project, we discussed this issue with several street art collectives, including
the German collective ARTlantic Wall. Some artists think the entire Atlantic Wall should be
considered as a giant canvas for street art, even the protected parts of the heritage. Certain
heritage workers think it just can’t be done. Others, both street art artists and heritage practitio-
ners felt that a middle ground could be found. Finally, this resulted in interesting conversations,
and even cooperation in a number of areas. At Atlantikwall Raversyde, the German collective
mentioned above made some reversible interventions on some of the protected bunkers of
the batteries. On one of the observation bunkers, they made a graffiti work with tape-art, in
which visitors were also asked for their opinion on what should happen to the thousands of
remaining bunkers on the Atlantic coast. On top of another bunker, a bombproof shelter, they
did a performance called ‘Blood and water’. Finally, there was also a photo exhibition at the
museum about street art on the Atlantic Wall, and several street art artists were also allowed
to set up some works in our decompression bunkers.
382
Because of the Covid pandemic, the project could not be fully completed as originally
planned. The need for further European cooperation on the Atlantic Wall (and even with and
between several other bunker lines in Europe) remains strong. The ethical issue remains im-
portant, but also, for example, the exploration of methods for better cooperation between
professionals and amateur historians (who often have more knowledge about certain sites
than the professionals).
The Atlantic Wall in general has become a symbol of oppression and exclusion, experien-
ced during the German occupation of Western Europe. This shared heritage should therefore
be a place of remembrance, linking events of the past with present-day European issues and
urging us to reflect on our common European values. In doing so, we must take into account
the different cultures and countries, which sometimes view this heritage in a different way.
In general, there is a need for more European cooperation and funding in dealing with such
‘dissonant’ heritage - current European programs do not always make it easy to invest in it. We
look forward to continuing to work together on a European scale, including with our partners
in Spain.
SELECTED BIBLIOGRAPHY
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100 ans / Hundert Jahre königliche Domäne Raversijde / 100 years of Royal domain Raversijde.
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Deseyne, Alex. De Kust Bezet 1914 – 1918. Brugge, Provincie West-Vlaanderen, 2007.
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More information about the site, the projects and the visiting possibilities can be found at
http://www.raversyde.be.
383
VENISE LAGOON, THE PARK OF FORTS AND TOWERS
Fiorenzo Meneghelli, architect, vice-president of the Italian Castle Institute and president of the
Veneto section; ICOMOS/ICOFORT member; manager of the forte Marghera study center, Venice;
forts network coordinator.
Abstract
Venice, is not formed only from its ancient urban nucleus, it is part of wider territorial context
that includes the mainland, the lagoon and the marine littoral that represent a unique cultural,
environmental and landscape historical. The fortified works built over the centuries, have his-
torically stratified in the various areas of the Venetian territory, integrating and in the same time
redrawing with their geometries the surrounding environment
Their increasingly distant location of the city center, for defensive reasons, has produced
two large fortified areas: one towards the mainland and the other towards the lagoon and the
sea. The first is the Campo Trincerato in Mestre, where the fortified works built between ‘800
and ‘900 were only partly incorporated into the contemporary expansion of the productive and
urban areas.
Today they constitute a precious reserve of green areas and essential spaces for urban,
social and environmental relocation of Mestre. The recovery of Forte Marghera with a mix of
cultural, recreational and leisure functions is a very significant ongoing experience. The other
fortified area, which extends for kilometers , is located between the lagoon and the long ma-
rine littoral.
The recovery of forts and telemetry towers on the Cavallino Peninsula is a well-balanced
intervention between historical and cultural values and the environmental context of the re-
gion. The urban settlement with its traditional agricultural and fishing activities, is well integra-
ted in an environmental tourism “en plain air” that coexists with the large sandy beaches, pine
forests, fishing valleys of the lagoon
5 keywords: fortification, cultural asset, landscape, territory, sustainability
FORT MARGHERA
After the Treaty of Campoformio of 1797, the first occupation of Venice by the French began
and after a few followed by the Austrian one. Both considered the defense of the city against
an enemy attack from land to be important. The construction of Forte Marghera fits into this
new strategic vision of the defense of Venice.
Construction works were just started when in 1805 the French entered in Mestre e conque-
red Venice. French tried to rapidly complete fortification works, but in the 1813 Austrians seized
the fort and conquered it in 1814. For a short period 1848-1849 the fort, fallen into the hands of
venetians insurgents with Austrians occupants, played its last defensive function, which came
to an end after a long siege.
The artillery cannonade of the fort led to the destruction of many defense works, which
requested to Austrians a lot of reconstructions and modernization measures between 1849
and 1866. After 1866 the Italian unitary State confirmed the strategic role of Fort Marghera and
underlined the need of defense updates and integration with the entrenched field of Mestre.
The defense system of the fort is organized on 3 defense lines converging toward the cen-
ter separated by wide moats. The first defense line is located externally from the moat and it
is made up lunette (triangular bastions made with earthworks), the second coincided with the
polygonal front equipped with four bastions separated by a canal, the ground level and the
386
central redoubt. The third line is the defense center, with polygonal shape, bastioned which
concludes with a dock, protected by a bastion surrounded by lagoon canals. The access to
the fort is carried out by land from Mestre with a bridge with a street that reached the central
redoubt and by the lagoon from the big dock placed on the opposite side on Venice direction.
In the early ‘900 concrete artillery batteries and buildings for logistic were realized. The
Italian Army left the Fort in 1995 e since 2010 the Fort changed owner from state property to
the City of Venice.
Today, of the historical system, only these buildings remained: the entrance body, a buil-
ding built over the pre-existing sixteenth-century bridge, three casemates placed on bastions
(one of which now is a museum), the French powder magazine on the right of the main avenue
and the Austrian one on its left, the two Napoleonic barracks faced on the dock. A navigable
canal started from the dock and connected the fort to the city of Venice.
The Fort is inserted in an urban and environmental context which is quite diverse, to South
direction the lagoon, to the East the industrial area of Marghera harbor, to North – North/East
the recent area of offices and hotels, to the West the urban area and the big San Giuliano Park
which ends on the lagoon.
From an historic point of view Fort Marghera has been the connection node between the
mainland and Venice and it never changed this role. It is in this context that a new urban and
environmental re-qualification can start, giving priority to the problems related to Mestre area
(production area, social and urban marginality) which are well known.
The valorization of Fort Marghera, that extends on a surface of 44 hectares with 70 buil-
dings, has been promoted thanks to the deal signed in 2014 by Ministry of Culture and the
City of Venice. In 2015 the City of Venice has established the Foundation of Fort Marghera for
the management of the Fort and the study/valorization of natural and cultural heritage of the
fortifications. The non-profit Foundation, carries out research activities, education and profes-
sional updates, organization of cultural initiatives, maintenance and recover and reuse of the
heritage. In addition, it realizes events, small maintenance measures of buildings and green
areas, and visitor reception.
The Veneto region in 2013 has financed the recovery of buildings of Fort Marghera which
host the study Centre for the valorization of military architecture and defense system, today
managed by Foundation of Fort Marghera. . The Center is a center for the study and knowledge
of military architectures and regional, national and international defensive systems as well as a
center for the dissemination of their recovery, enhancement and reuse processes. Next to the
Centre, since 2018, there is the library open to the public, particularly popular for students, it is
integrated in the Venice library network.
The main measures, financed in the 2021 with a first budget of 22 million, had the purpose
to give a new access to the area, realization of new infrastructures, technological plants, resto-
ration of historic buildings. To improve the access to the area have been realized a new small
parking area outside the Fort, which will be expanded in more external area, two neu bridges
which connect to the East the Fort at San Giuliano park and to the West to the industrial area
and offices. The Fort is well connected by public transports and by cycle paths which are ex-
panding toward Mestre downtown and surrounding cities where are located the Forts of the
entrenched fields of Mestre. The Fort is also equipped with a covered bike deposit.
To date a shed located at the entrance of the Fort has been recovered, which is used for
conference for more than 100 people in the main room or small meetings in separate rooms. In
this building there are also Foundation offices which are connected to the library of the study
Centre. The shed is used for temporary exhibitions (also promoted by university, the Biennale
and other culture institutions), and together with the Austrian and French powder magazine
and other buildings constitute the cultural area of the Fort.
Users of these buildings have also the access to catering services managed by social coo-
peratives which organize musical and gastronomic exhibitions. They offer business lunch and
during nights they arrange attractions for the young people.
The Fort is continuously lived by people for the wide availability of green areas where is
possible to walk, do jogging and spend some free time.
For sure there are still some parts to recover, like French barracks (a project has already
been released), but as a whole it is possible to say that most of the fort is now usable and data
attests this with 350000 visitors per year.
387
Fort Marghera with its multiplicity and contemporary active functions, represents a huge
interest experience, not only on national level, on how it is possible to “revitalize” the fortifica-
tion heritage, while preserving, at least in part, its historic and cultural identity.
The territory
The Cavallino Treporti territory is characterized by the presence of numerous military architec-
tural constructions: forts, coastal batteries, telemetric towers, barracks. These works were built
between 1847 and 1917, followed by other coastal defense works and bunkers until the Second
World War. They were originally part of a military system connected by roads and railways (the
Decauville, a narrow-gauge railway built in the early 1900s was used both to build batteries
and to transport munitions in both the World wars) that formed the functional structure of the
territory. When the peninsula’s military function ended, the road system lost its functionality
and the fortified works were progressively abandoned, thus the territory lost its structural hubs
and relations between the various areas.
The reassessment of the fortified works in the contemporary context, considered not as
isolated elements, but as essential parts of a system with a territorial character, represents the
starting point of a valorization programme. A plan that can establish a close relationship be-
tween the historical element and the different types of landscape that represent the Cavallino
Treporti peninsula (Table 1.1a)
The lagoon, part of the great Lagoon of Venice, represents a naturalistic oasis where nature
has remained unpolluted, characterized by barene (islands covered with vegetation emerging
from the water) and fishing valleys. A ‘naturalistic oasis’ where a vast and varied fauna and flora
coexist.
The coast towards the sea with 15 km of beach with dunes and pine forest is the part of the
peninsula that has been most affected by tourism development. An open-air tourism that sees
the annual presence of more than six million tourists hosted in campsites, villages and resorts.
The pine forest area has largely preserved its environmental integrity and landscape continuity
connected by the wide sandy beach to the sea.
The inland area has preserved its ‘rural’ aspect with the countryside and horticultural cul-
tivations forming the longitudinal ‘spine’ running through the entire peninsula. An agricultural
landscape alternated with urban settlements where the local population carries out its activi-
ties and social life.
Abstract
One of the most important ways of transformation of cultural-historical values or events for the
following generations is cultural tourism.
Fortified monuments are a very important cultural heritage that touches almost all areas
of our society. Through all countries the fortified heritage is very widespread and shape the
history and identity of cities, regions, nations, the European Union and beyond - until today. The
diversity of content and variance of the fortified heritage allows for countless cultural tourism
themes and thus appeals to nearly all target groups. Fortresses are the perfect content for
cultural tourism.
Cultural Routes are catalysts for sustainable cultural tourism. They invite people to get to
know specific themes of European history and heritage through cultural journeys and by dis-
covering places, stories and other people. With the aim of opening up cultural heritage for cul-
tural tourism, cultural routes give impetus to the preservation and use of this cultural heritage.
They mobilise regional, national and European cultural heritage as an economic factor. They
make cultural heritage visible and tangible and have an important socio-economic impact for
the participating places and regions along the routes. They provide networking effects, stren-
gthen international marketing and supports the integration of cultural heritage into sustainable
urban and regional developments. They attack problems of our society, e.g. climate change or
lack of international understanding.
FORTE CULTURA is the cultural route for the fortified heritage. With FORTE CULTURA tou-
rists can conquer fortresses peacefully and meanwhile learn European culture and history.
Keywords: fortress tourism for sustainable development
The cultural heritage of fortified monuments is to be found over all epochs. The reason was
the demand to protect people, goods, habitats and landscapes or political and religious views
against enemies. This physical protection always had to be at least as good as the conquerors’
offensive weapons.
The invention of gunpowder and the introduction of firearms in the 13th and 14th Centuries
has changed the fortress architecture fundamentally. The second major change for the for-
tress architecture came with the use of reinforced concrete in the 19th Century. Bunkers were
the new generation of fortifications and fortification construction moved underground for ca-
mouflage and protection from air attack.
Finally, no building can survive the attack with modern weapons.
What remained, is the incredible heritage of fortified monuments throughout Europe and
around the world. It has a high diversity of authentic architecture like bastioned fortresses,
fortified cities, defensive lines or bunkers, and with typical characteristics like bastions, towers
and gates, walls and moats, ramparts and many more.
Today, the fortified monuments have largely lost their military function.
However, the impressive “architectura militaris” offers a stunning backdrop for culture and
arts, for knowledge transfer, for museums and exhibitions, for parks and gardens, for festivals
and events, for remembrance and commemoration. Fortifications transformed into places for
the demands of modern society. They are monuments of European history and sites of culture,
partially awarded with protection status UNESCO or the European Heritage Label.
But the European fortified heritage does not only refer to architecture and European his-
tory. The influence of the cultural heritage of fortified monuments also touches archaeology,
economy, culture and art, nature, transnational cooperation, research and development, po-
litics and sociology, digitization and digitalization. Fortified monuments are or are becoming
394
more and more an integral part of modern life in cities and regions. They influence local and
regional development and are identity-forming.
Therefore, fortified heritage holds great potentials for sustainable cultural tourism, which
has so far not been fully exploited. FORTE CULTURA® - the European Cultural Route of For-
tified Monuments - was founded 2014 to support the fortified heritage in terms of promotion,
fortress tourism development, networking, science and research and knowledge exchange.
The creation of territorial or themed fortress clusters as marketing partners is an important
principle to define and underline regional and local identification characteristics.
Cultural Routes
Cultural Routes are routes through one or more countries or regions dealing with historical, ar-
tistic and social themes, on the basis of their geographical routing or content and significance.
Cultural Routes are labels and catalysts for cultural tourism. They invite people to get to
know specific themes of European history and heritage through cultural journeys and by dis-
covering places, stories and other people. With the aim of opening up cultural heritage for cul-
tural tourism, cultural routes give impetus to the preservation and use of this cultural heritage.
They mobilise regional, national and European cultural heritage as an economic factor. They
make cultural heritage visible and tangible and have an important socio-economic impact for
the participating places and regions along the routes. They provide networking effects, stren-
gthen international marketing and supports the integration of cultural heritage into sustainable
urban and regional developments. They attack problems of our society, e.g. climate change or
lack of international understanding. In doing so, they have sustainable effects.
Cultural routes can be an instrument for capitalising on cultural heritage via the economic
factor tourism. To develop offers for cultural and sustainable tourism is the best way for sustai-
nable utilisation and economic effects for the cultural heritage of fortified monuments. Galicia
has a long tradition of cultural routes; after all, with the Santiago de Compostela Pilgrim Routes
one of the first and most famous pilgrimage routes ends here.
FORTE CULTURA is the cultural route for the fortified monuments. With FORTE CULTURA
tourists can conquer fortresses peacefully and meanwhile learn European culture and history.
FORTE CULTURA provides culture in fortresses.
395
FORTE CULTURA – Label for trans-national Fortress Experience
By the end of 2022, the European Cultural Route comprised 50 member stations in 10 Euro-
pean countries.
In addition to the fascinating architecture and history of fortress buildings, FORTE CULTURA
focuses above all on the multifaceted World of Experience in fortresses. Fortified monuments
throughout Europe transform into places for culture and education, recreation and modern
life. They offer events, museums and exhibitions, family and children’s activities, art and cultu-
re, military history, medieval spectacles, enjoyment, accommodation, sport and leisure, natu-
re, parks and gardens, secret underground architecture and memorials. Modern technologies
create fascinating new worlds or visualise past and fiction, virtually, in reality and in between.
Fortresses are a stunning backdrop for all kinds of events. Events and fortification are a
“perfect match” which addresses and fascinates all generations and target groups. All over in
Europe people get mobilized by events in exciting places like fortresses. To use and increase
this fact and to get more awareness on European fortresses we created the European For-
tress Summer activity, where we promote events in fortresses between April and October in
Europe every year.
As a European Cultural Route, FORTE CULTURA has created tools, methods and instru-
ments to support European fortified monuments in their promotion and tourism development.
Tourism catalogue, travel sales platform, mobile app for treasure hunts and quizzes in forts,
calendar of events or the wide range of merchandising articles are just a few of them.
The FORTE CULTURA guide certification program trains local tour guides and ensure the
quality along the cultural route in matters related to the representation of cultural heritage and
its significance for Europe.
The FORTE CULTURA Travel World connects the member fortresses through cultural tours,
educational tours, active tourism and more. Together with the member stations, individual the-
matic travel offers are developed at local and regional level and then networked with tourism
partners throughout Europe and beyond.
ABSTRACT
The paper presents the European best practice in participatory governance and current mo-
dels of valorisation of Adriatic coastal fortifications. Due to its important geopolitical position
and turbulent multicultural history at the crossroads of Euro-Mediterranean civilizations, Croa-
tian Adriatic coast is characterized by a rich diversity of cultural landscapes and a wealth of
fortification architecture. From the pre-historic, Hellenic and Roman period, fortified structures
along the Adriatic coast were developed to protect the ancient maritime trade routes. During
the Venetian period medieval castles in Istria as well as fortified towns along the Adriatic were
built.
Because of frequent Turkish invasions, in order to protect the frontiers of their empires, the
Venetian Republic and the Habsburg Monarchy fortified the Adriatic coast. Besides the largely
preserved unique systems of fortifications in Dubrovnik and Ston, the fortifications of strategi-
cally important towns-fortresses in the Adriatic coastal area, such as Zadar, Split, Šibenik and
Kotor were modernised according to the methods of influential European schools.
Well preserved Adriatic coastal systems of Venetian and Austro-Hungarian fortifications
are witnesses of the turbulent past and a common European heritage. Some of them are al-
ready listed as UNESCO World heritage, others are still waiting a proper valorisation, such as
the unique former Naval fortress Pula. In order to elaborate the optimal solution for the revita-
lization of the fortified heritage of Pula, a participatory research was conducted that included
representatives of key stakeholders.
Key words: fortifications, Adriatic, participatory governance, Pula, cultural routes of the
Council of Europe, transnational UNESCO nominations
INTRODUCTION
Turbulent global context, characterized by uncertainty, instability, and unpredictability due
to the current multiple crises calls for new governance and development models driven by
democratic, inclusive and participatory management processes which involve all interested
stakeholders. Innovative participatory approaches to the multilevel governance of tangible,
intangible and digital heritage which involve the public sector, private stakeholders and the
civil society should facilitate cooperation, capacity building and knowledge transfer between
different heritage communities, professionals and sectors, combining knowledge, interests
and needs of all parties1 The main goal of such participatory governance should be sustai-
nable development, the quality of life for the local community and a high-quality experience
for visitors through networking and coordinating all key stakeholders, who should communi-
cate, learn together, coordinate their development visions and share responsibility. Heritage
knowledge production and distribution have increasingly been considered as collaborative,
networked, political, transnational and multiscalar processes. Heritage communities have
also come together to resist, negotiate and/or co-create knowledge of their heritage worlds.2
Effective participation of local communities in heritage management, both in consultation and
decision-making, is the main topic of some key strategic recommendations and conventions,
such as the Faro Convention and the European Cultural Heritage Strategy for the 21st century,
which work together as guides to social involvement, community collaboration and aware-
ness-raising to ensure ‘heritage for all’3.
The Faro Convention emphasizes the important aspects of heritage as they relate to hu-
man rights and democracy, setting out individual and collective responsibilities towards heri-
tage. The Convention also recommends encouraging the public to become more involved in
the heritage development process, emphasising the importance of public discussion in setting
398
priorities for cultural heritage and its sustainable use. It promotes a wider understanding of
heritage and its relationship to communities and society. It defines also the common heritage
of Europe as "all forms of cultural heritage in Europe which together constitute a shared source
of remembrance, understanding, identity, cohesion and creativity“ and "the ideals, principles
and values, derived from the experience gained through progress and past conflicts, which
foster the development of a peaceful and stable society, founded on respect for human rights,
democracy and the rule of law“.4 As governments are not able to resolve on their own the com-
plex and value laden questions related with heritage, collaborative governance which inclu-
des active participation of private, community and academic actors is necessary. It draws the
attention to the importance of dialogue and trusting relationships between actors with diverse
legitimate interests, participatory approaches, engaging civil society and heritage commu-
nities. Shared value creation, community empowerment, transdisciplinary and transnational
knowledge co-creation are necessary complements for collaborative governance in heritage
management.5
In this paper the author started from a hypothesis that participatory governance, multi-
disciplinary scientific research and transnational cooperation in valorisation of common Eu-
ropean heritage could help to implement the most effective best practices and find solutions
to current challenges in managing global polycrisis faced by the Eurepan Union: the climate
crisis, the energy crises, the COVID pandemic and the following crisis of public health, rising
geopolitical tensions and challenges to the world peace, inclusion of migrants and sustaina-
ble development of local communities. It is assumed that European cultural heritage, which
include former military and fortified areas, could contribute to the more balanced sustainable
urban planning and responsible territorial development, contribute to the quality of life of local
communities, and be used in achievement of the European Green Deal as well as of the UN
Millennium Development Goals and European values of peace and democracy.
This research focuses on the well preserved Adriatic coastal systems of Venetian and Aus-
tro-Hungarian fortifications as witnesses of the turbulent past and a common European he-
ritage. Some of them are already listed as UNESCO World heritage, others are still waiting a
proper valorisation, such as the unique former Naval fortress Pula. In order to elaborate the
optimal solution for the revitalization of the fortified heritage of Pula, a participatory research
was conducted that included representatives of key stakeholders.
Opportunities Threats
Possibility of creation of unique cultural- Lack of vision
tourism product Lack of strategy
Available EU funding and projects Lack of adequate cultural policy and
Transfer of knowledge through planning
transnational networking Lack of funding
Strengthening of the community’s Insuffitient capacity and readiness of local
social capital Awareness of one’s own past, authorities
strengthening of identity Insuffitient coordination between key
New cultural content, new space for stakeholders
culture and creative industries Competition of Croatian and European
Environmental innovations: low-energy heritage cities
lighting, renovation with sustainable Further deterioraton of valuable fortified
materials and landscaping of the fortifications complex
themselves, aesthetics of the space Speculative investments related to the
most valuable former military areas in the city
port
Overoturism
High seasonality
Multiple crises in the EU
Our respondents agree that the Pula fortification system is a very valuable part of the city’s
cultural heritage. However, the process of its valorisation and revitalization faces numerous
challenges: unresolved ownership relations, lack of a vision about models of revitalization, lack
of strategy for managing the former military heritage at the city level, insufficient readiness of
the local self-government for heritage valorisation: "The current state of the fortification sys-
tem in Pula is quite bad. The forts, except for a few of them, have been left to vegetation and
weather conditions. There is no serious valorisation and revitalization plan. No expert group
was formed that would deal exclusively with the fortification system, which would include ex-
perts from different fields, who follow European and world trends in similar projects“ (museum
curator).
Including the fortification system in the cultural tourism product could give a new dimen-
sion of the local tourism offer that would attract new visitors. The local community would the-
reby preserve the heritage with important European dimension, enjoying new services and
cultural content in the area of fortifications. Landscaping is needed first of all, because many
forts are inaccessible and damaged by vegetation. The systematic reconstruction of fortifica-
tions should be planned in stages. The potential of larger buildings of the system is enormous.
Besides in cultural tourism, it is possible to use them for scientific and creative-educational
purposes and even catering and industrial branches that meet the standards of cultural herita-
ge protection. The most important is that they have a long-term maintenance and functioning
plan (conservation officer). In order to make the current management system more efficient,
the first step would be defining a clear vision by the city administration, then a strategy and
a very specific action plan. All these steps must be carried out in cooperation with relevant
stakeholders: conservators, architects, interested entrepreneurs, associations, specialized cul-
tural and scientific institutions, departments and ministries. The optimal financing model would
be a combination of European funds and national, regional and local budgets and where pos-
sible, public-private partnership (sustainable tourism expert). Interviewed experts believe that
it would certainly be very useful to include local fortified heritage in the European cultural
route (one or more of them) and to inscribe it on the UNESCO list.
Interviewed experts indicated as good practice examples of participatory governance Ši-
benik and Dubrovnik. The Society of Friends of Dubrovnik Antiques was founded back in 1952
to sensitize the broader public on the importance of preservation of Dubrovnik’s cultural and
historical heritage, raising awareness and interest for them, appealing to the pride and appre-
ciation of the public. Dubrovnik is Croatia’s most famous cultural brand and a leading tourist
attraction. A historic walled city-state and maritime power, is today a symbol of Croatian history
and culture. The monumental walls that encircle Dubrovnik were inscribed on the UNESCO
World Heritage List in 1979. The Society of Friends of Dubrovnik Antiques is a relevant stake-
holder from the local community, directly involved in heritage management, with 70 years of
experience working in the service of local heritage. With more than 1 million visitors per year
after an increase in ticket prices (20 EUR)20, Dubrovnik City Walls present a huge development
potential with more than 20 million EUR revenue a year (which is two times more than the bu-
dget of the Ministry of Culture for tangible heritage!).
Public Institution Fortress of Culture Šibenik was founded in June 2016. Today it employs
50 experts and manage three revitalized Šibenik’s Fortresess, St. Michael’s, Barone and St. Jo-
hn’s Fortress. With more than 200.000 visitors per year and 50 organized events, it is self-sus-
tainable through its own resources and EU projects. Friends Club of Šibenik Fortresses was
founded in 2014, as an audience development programme and an answer to the challenge of
reconnecting the local community with its newly revitalized cultural heritage. Today, it counts
over 5000 active members (about 10% of city population). The annual membership of Friends
Club implies unlimited daily entrances on both revitalized fortresses, and much more. Part of
the annual membership fee income is directed in preserving Šibenik’s cultural heritage.
CONCLUSION
Conducted research elaborated the European best practice and indicated possible models of
participatory governance and valorization of some specific elements of the common European
heritage with a huge development potential. The analysis of current European and national
best practice confirmed exceptional socio-economic benefits of investing in cultural heritage
for the wellbeing of the local stakeholders. Exploring the impacts and models of the proper
fortified heritage valorization was not so easy in Pula, the city with the most representative
specimens of the common European heritage, including the fortified heritage of the former
main Austro-Hungarian naval port. Although exceptionally valuable, this abandoned military
architecture is neglected, often devastated and still not recognized as the potential catalyst of
the local social and economic development. The results of the research indicated the benefits
of transnational networking and transfer of knowledge in the framework of European projects
and specialized professional associations in organizing participatory activities, awareness rai-
sing and capacity building campaings for local stakeholders.
404
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