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ESPÍRITU DEMOCRÁTICO Y ESPÍRITU AUTOCRÁTICO

¿Por qué restituir la Constitución de 1979?


Por: Alan Rivera Prieto 1
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El 12 de julio de 2021 se celebraron 42 años de la Constitución de 1979 firmada


por Víctor Raúl Haya de la Torre, es importante hacer una reflexión sobre la
necesidad de su retorno, en momentos en que vivimos un conflicto interno que
divide al país en dos bandos aparentemente irreconciliables, presos de un
espíritu de conflicto que daña a nuestra nación.

EL ESPÍRITU DE UNA NACIÓN

Una Constitución sintetiza el espíritu de una nación. Como su nombre lo indica,


constituye la personalidad de un país, al convertirse en la máxima ley normativa
del pacto social de convivencia.

Por esto considero que debe restituirse la Constitución de 1979, hoy que los
sectores de falsa izquierda claman por una nueva Constitución “para refundar
el país”, y al mismo tiempo los sectores conservadores y de derecha exaltan
hasta el empalago, las supuestas "virtudes" de la Constitución golpista de 1993,
bajo cuyo modelo hemos supuestamente logrado el florecimiento económico.

Ni lo uno ni lo otro. Debemos volver a la Constitución de 1979, porque ella fue y


es la expresión más diáfana del espíritu democrático peruano y de convivencia
social pacífica y justa de nuestro pueblo, fruto de un deseo general del pueblo
peruano por retomar el camino demócrata, luego que fue sometido a 10 años
de dictadura militar comunista.

Esa Constitución de 1979 estableció un justo equilibrio entre el Estado, la


sociedad y el capital privado y por tanto devolverá paz y tranquilidad al país y
le permitirá continuar su desarrollo productivo, sin que se siga generando la
enorme brecha social, los conflictos sociales y políticos, ni la incontrolable
informalidad económica que generó el modelo impuesto por la Constitución
de 1993.

1
Filósofo político, periodista y escritor. Consultor para temas de política internacional.

1
EL FIN ÚLTIMO DE LA SOCIEDAD Y EL ESTADO

La definición de la persona humana como fin último de la sociedad y el Estado,


confirma que su obra, ya sea individual o colectiva, lleva en sí su espíritu, el cual
se retroalimenta en su desarrollo con el de la sociedad a la que pertenece.

Hegel definía a la persona individual en relación a su entorno y contexto


colectivo, como fruto de éste en su propio espacio-tiempo histórico:

“El individuo es hijo de su pueblo, de su mundo, y se limita a


manifestar en su forma la sustancia contenida en él: por mucho
que quiera estirarse, jamás podrá salirse verdaderamente de su
tiempo, como no puede salirse de su piel” 2

Como lo señala la Constitución de 1979, el fin último de la sociedad y el Estado


es la persona humana:

“La persona humana es el fin supremo de la sociedad y del Estado.


Todos tienen la obligación de respetarla y protegerla.”3

Por lo tanto, si ese es su fin último, volveremos siempre a colegir que en los
hechos, el espíritu de una nación se debe plasmar en su Carta Magna, porque
es la que manifiesta la personalidad y fundamento del conjunto de la
sociedad, y en ella, de la convivencia social y en consecuencia, además,
definirá su rumbo político, social, cultural y económico basado en la conjunción
de acuerdos que broten de esa sociedad.

Por otro lado, el politólogo Giovanni Sartori4 definió a la Constitución como:

"una estructura de la sociedad política, organizada a través de y


mediante la ley, con el objetivo de limitar la arbitrariedad del
poder y de someterlo al derecho"

Siendo por tanto la ley suprema que fundamenta todo el ordenamiento jurídico
de un país para someterlo a su fin último, es menester preguntarnos ¿cuál es
ese fin último? Pues en algunos países es la sociedad y en otros, es la persona

2
HEGEL, Georg Wilhelm Friedrich: Lecciones sobre la historia de la Filosofía, Tomo I, México, FCE,
1979, pág. 48
3
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ, Título I, Cap. I, Art. 1
4
Giovanni Sartori fue un politólogo italiano especializado en el estudio comparativo de la política. Su
obra es de las más destacadas de las ciencias sociales. Cuenta con libros fundamentales como "Partidos
y Sistemas de Partidos", "La política: lógica y método en las ciencias sociales" y "Teoría de la
Democracia". En 2005 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.

2
humana. Eso diferencia a las constituciones de carácter socialista de las
liberales, para utilizar una dicotomía clásica.

De esta forma las Constituciones pueden nacer de las costumbres de un


pueblo o pueden pretender generar costumbres a través de sus normas, algo
similar a la diferencia que existe entre las costumbres jurídicas conocidas como
Common Law y la Romano Germánica.

En el caso de la Constitución de 1979, ella brotó de un acuerdo social y político


para salir de una dictadura militar, caso contrario al de la Constitución de 1993,
que brotó de un golpe de Estado y se impuso como un mecanismo para
legitimar al gobierno de Alberto Fujimori. En esa Constitución no participó el
APRA, y no lo hizo como estrategia política (como sí lo hizo Acción Popular en
la precedente) sino que su no participación fue por principios, en defensa de la
Constitución y las leyes contra un golpe de Estado.

UNA CONSTITUCIÓN DEMOCRÁTICA

La Constitución de 1979 fue pues un pacto político y social que nació para salir
de una dictadura y retornar a la democracia. Por esa sola razón, el espíritu de
Carta Magna es contundentemente demócrata y dueño de un carácter de
acuerdo colectivo. Como la definiera el profesor Rafael Rodríguez Campos 5:

"vanguardista y moderna para su época, que no sólo sentaría las


bases para la construcción de una sociedad democrática y plural
sino que también se convertiría en modelo para la región y los
países del tercer mundo."6

La Constitución de 1979 además contó con la participación libre de todos los


sectores políticos; el APRA, el PPC y las izquierdas, dispersas (como siempre) en
varios partidos y movimientos. La no participación de Acción Popular fue una
decisión política estratégica de su fundador, que no le quita en absoluto el
carácter plural y amplio en sus debates.

Fue ese espíritu de irrestricta democracia la que llevó a plasmar en esa Carta
Magna instituciones que fortalecen el equilibrio del sistema democrático, como
la creación del Tribunal Constitucional, el Ministerio Público y la Defensoría del

5
Profesor de Derecho Electoral, Ciencia Política e Historia de las Ideas Políticas en la Facultad de
Derecho de la Universidad San Martín de Porres.
6
23 de enero de 2017, Portal La Mula. RODRÍGUEZ CAMPOS, Rafael: 2017, Haya De La Torre y La
Constitución de 1979. Ver en: https://bit.ly/36w9yLS

3
Pueblo. Adicionalmente promovió la descentralización del país, cesa la
vigencia de los departamentos como circunscripciones político-administrativas
y se instituyen las regiones, planteó un Congreso bicameral, reconoció a los
partidos políticos, prohibió la reelección presidencial inmediata, limitó la pena
de muerte y reconoció el derecho de sufragio de los analfabetos, entre otras
medidas democráticas.

La Constitución de 1979 es además y fundamentalmente, defensora y


promotora de la vida y la familia, ampara la paternidad responsable, da
protección a la madre, el neonato, el niño y el anciano en caso de desamparo.

EL CAPÍTULO ECONÓMICO

Se atribuye, con ignorancia, que el régimen económico de la Constitución de


1979 es el causante de los problemas económicos que atravesó el país en la
década de los 80 con Fernando Belaúnde (1980-1985) y Alan García
(1985-1990) lo cual es absolutamente falso, falto de análisis y de conocimiento
no sólo de la Constitución de 1979, sino de la historia, la realidad peruana y
global de entonces. Y paso a demostrarlo.

En primer lugar, si bien es cierto los dos regímenes que se rigieron bajo la
Constitución de 1979 administraron empresas estatales, ello no implica que ese
asunto hubiera pertenecido al ámbito constitucional y que esas empresas
hayan sido creadas a instancias de esa Carta Magna. La Constitución de 1979
sencillamente promovía el pluralismo económico:

“La economía nacional se sustenta en la coexistencia democrática


de diversas formas de propiedad y de empresa. Las empresas
estatales, privadas, cooperativas, autogestionadas, comunales”.7

Es cierto que el capítulo económico permitía una intervención Estatal amplia,


pero también es cierto que entre 1980 y 1990 no se formó ninguna empresa
estatal, sino que ambos regímenes las heredaron tras una década de
gobiernos militares; el primero netamente comunista, estatista o colectivista, del
General Juan Velazco Alvarado (1968-1975) y luego del General Francisco
Moráles Bermúdez (1975-1980) quien mantuvo intactas todas las empresas del
Estado y adicionalmente la intervención del Estado sobre la economía.

7
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ 1979, Título 3, Capítulo Primero, artículo 112.

4
Entonces surge una pregunta lógica: ¿por qué no se incluyó el tema de las
privatizaciones en esos gobiernos y se mantuvo al Estado de forma tan
omnipresente en la economía? Sencillamente porque en el Perú, el tema de las
privatizaciones de las empresas públicas estaba fuera de la agenda en la
discusión de la crisis económica; ese fue un asunto que recién se comenzó a
debatir muy tenuemente a inicios de 1980, cuando asumió el mando Fernando
Belaúnde.

Recordemos que en 1980 aún existía la “Cortina de Hierro” y la URSS con sus
propuestas de economía Estatista y colectivista como un sistema que aún
podía “funcionar”, y para el ámbito de América Latina, estaban vigentes las
propuestas de crecimiento económico basados en la tesis de la CEPAL8 sobre
Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) que funcionó en especial
en Argentina, Brasil, y Chile, países que sí se beneficiaron de la aplicación de
modernas tecnologías y formas de producción en la agricultura y la minería,
contrariamente a los países de América Central y los andinos, como el Perú,
donde no se modernizó ni su agricultura ni su minería y se continuó con el
modelo primario-exportador.9 De hecho, el modelo ISI permitió un rápido
crecimiento de América Latina en términos globales, alcanzando una tasa
promedio de expansión superior al 5,4% anual, por encima de otras regiones del
mundo.10

El tema de las privatizaciones y recortes al llamado “Estado Benefactor” fue un


asunto cuyo debate se inició fuertemente en Europa recién en el primer
gobierno de Margaret Thatcher iniciado en 1979 y se materializó tras ser
reelecta en 1983 con la privatización de las empresas estatales de teléfono,
gas, agua, electricidad y la línea aérea British Airways.11 Estas privatizaciones
por supuesto, que quede claro, no necesitaron de ningún Golpe de Estado
para ser ejecutadas, sino que se llevaron a cabo tras sendos debates y leyes en
el parlamento británico. Es decir, se tomaron el tiempo que el sistema
democrático manda que se tome, para tomar decisiones trascendentales que
afectan a la población. A nadie en Gran Bretaña se le ocurrió llevar a cabo

8
https://www.cepal.org/es
9
CARDOSO y FALETTO: Dependencia y desarrollo en América Latina, México, D.F., Siglo Veintiuno
Editores.
10
CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe)(1973): Las tareas de la política fiscal y
tributaria a la luz de la problemática de desarrollo, Santiago de Chile. p23
11
J.A KEY and DL Thompson: Privatisation: A Policy in Search of Rationale The Economic Journal, Vol.
96, #381 (MAr 1986), pp. 18-32

5
esas medidas cortando camino con un golpe de Estado, como en el caso
peruano. Civilización democrática, que le dicen.

En conclusión, la Constitución de 1979 no era ningún obstáculo para el impulso


a la inversión privada ni el crecimiento de la inversión, así como tampoco era la
creadora de empresas estatales porque estas fueron heredadas. La Carta
Magna del 79 permitía un proceso de privatizaciones, porque no restringía esa
facultad. La ausencia de privatizaciones en el planteamiento de soluciones
para la economía nacional, sencillamente ocurrió porque no era un tema que
se debatía aún en el Perú de entonces.

Y finalmente, respecto a perpetrar un golpe de Estado culpando a esa


Constitución por los resultados económicos negativos de los dos gobiernos que
se rigieron por ella, es una falacia, pues esa Carta Magna contempla sus
propios mecanismos para ser modificada, de ser necesario:

Toda reforma constitucional debe ser aprobada en una primera


legislatura ordinaria y ratificada en otra primera legislatura ordinaria
consecutiva. El proyecto correspondiente no es susceptible de
observación por el Poder Ejecutivo. La aprobación y la ratificación
requieren la mayoría de los votos del número legal de miembros de
cada una de las Cámaras.12

No obstante, como sabemos, la Constitución democrática de 1979, elaborada


por políticos y juristas de muy alto nivel, fue pisoteada y derogada por un golpe
de Estado, el 5 de abril de 1992.

UNA CONSTITUCIÓN GOLPISTA

Contrariamente a la de 1979, que nació producto de las luchas por recuperar


la democracia y gracias a la concertación y el diálogo, la de 1993 nació
producto del Golpe de Estado del 5 de abril de 1992 ejecutado por Alberto
Fujimori y Vladimiro Montesinos, aliados con un sector de las Fuerzas Armadas,
grupos económicos vinculados a la banca y el empresariado.

Sin hacer mucha historia al respecto, diremos que uno de sus principales
promotores fue Hernando de Soto, como salida al rechazo internacional y el
entrampamiento que significó el golpe. La OEA jugó un rol providencial para

12
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ 1979, Título VI, Art. 306.

6
salvar la medida ilegal de Fujimori, quien en mayo de 1992 se presentó en la
reunión de este organismo en Nassau, Bahamas, con el as bajo la manga
otorgado por De Soto: anunció la convocatoria a un Congreso Constituyente
Democrático para redactar una nueva Constitución.

Como vemos, el de 1993 es un documento que porta un espíritu autoritario, de


ruptura y enfrentamiento entre peruanos, pues no fue fruto de un consenso sino
de un disenso, de una imposición autoritaria.

Esto explica en gran medida por qué es bajo esta Constitución que se han
generado la mayor parte de conflictos políticos y sociales. En cuanto a estos
últimos, sólo desde abril de 2007 febrero de 2020, según la Defensoría del
Pueblo, se generaron en el país 3,123 actos de protesta que registraron
violencia, destacando bloqueo de vías, toma de entidades locales,
campamentos, enfrentamientos entre sectores de la sociedad y la PNP,
destrucción o daño de la propiedad pública y/o privada.13

Respecto a los conflictos políticos, basta decir que desde el inicio del fujimorato
y la puesta en vigencia de su Constitución, los enfrentamientos políticos han
sido extremos entre los poderes del Estados y también entre las instituciones
autónomas, abundando el uso político de las mismas.

Sobre todo desde mediados de 2011, las instituciones independientes como el


Ministerio Público, la Contraloría General de la República y el Tribunal
Constitucional han sido tomados por una “falsa izquierda”14 que las controla. Lo
mismo ocurrió con el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y la Oficina Nacional
de Procesos Electorales (ONPE). Debido a esto, todas estas instituciones no
actúan de forma independiente sino que han sido politizadas y son usadas
para conculcar su propia naturaleza, que es el correcto funcionamiento del
sistema democrático y su fortalecimiento. Prueba de ello es que, en septiembre
de 2019, el presidente Martín Vizcarra ejecutó un ilegal cierre del Congreso de
la República, ejecutando en la práctica un Golpe de Estado y un nuevo boicot
a la democracia.

13
DEFENSORÍA DEL PUEBLO: Prevención Y Gestión De Conflictos Sociales. https://bit.ly/2U1QXVo
pp.8
14
Le denominó “Falsa Izquierda” a todos aquellos grupos cuyo discurso dice reivindicar los derechos de
los sectores menos favorecidos de la población, pero que en realidad sólo buscan llegar al poder para su
propio beneficio, llegando incluso a minar el propio sistema democrático para mantenerse
indefinidamente en el poder. Sobre ellos escribiré en otro ensayo.

7
Por otro lado, la Constitución de 1993, que se supone es una especie de
panacea para la economía peruana, no logró diseñar un modelo que integre
a toda la población peruana al crecimiento económico que ciertamente
promovió. El modelo, provocó al mismo tiempo una enorme brecha social, el
establecimiento de monopolios y oligopolios, y mantuvo un modelo primario
exportador sobre todo en la actividad minera.

¿Se creció económicamente bajo este modelo? Eso es innegable, y sobre todo
en el período 2006-20011 durante el segundo gobierno Aprista de Alan García,
crecimiento logrado pese a esa Constitución y a ese modelo excluyente,
logrando como el mejor indicador social la reducción de la pobreza en 20% y
de la anemia infantil en 15%. Sin duda se trató de una gestión muy exitosa,
repito, a pesar de la Constitución de 1993, y no gracias a ella.

Pero no obstante sus presuntas bondades en el capítulo económico, es


necesario subrayar que con la Constitución que avaló el golpe de 1992, el
sector informal creció enormemente en el Perú, alcanzando una cifra que roza
el 90% de la economía peruana, lo cual denota que aunque crecimos, esta
prosperidad no tenía bases sólidas ni socialmente equilibradas.

La comprobación de que vivimos un auge precario quedó tristemente


demostrada durante la pandemia del Covid19, cuando millones de peruanos
tuvieron que enfrentar la emergencia sanitaria con escasos o nulos recursos,
pues la capacidad de ahorro de la población, pese al crecimiento económico
del país, nunca dejó de ser casi nula. Basta mostrar sólo algunas cifras:

● En el primer semestre de 2019 sólo el 12% de peruanos pudo ahorrar.


● En el mismo período, el 70% sólo pudo equilibrar sus gastos entre ingresos
y gastos
● 11% se vio obligado a endeudarse
● 7.5% tuvo que gastar sus ahorros para poder equilibrar sus gastos.
● Durante la pandemia, el Perú sufrió un aumento en la tasa de desempleo
solo en Lima Metropolitana de 88%, comparando el primer trimestre del
2020 y el mismo del 2021
● En el 2019, la tasa de informalidad fue de 73%, mientras que en 2020
habría estado cerca del 90% 15

15
Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INEI)

8
La brutal crisis demostró la precariedad de un crecimiento económico que no
incluyó a la mayoría de peruanos en sus cuadros estadísticos de éxito. Las cifras
macroeconómicas fueron buenas, pero la microeconomía, la del bolsillo de los
peruanos,no lo fue. En una población cuya PEA está obligada a autogestionar
su propio empleo y el mismo es altamente precario, la bonanza económica es
una ola que raramente pueden llegar a surfear.

Todo esto por supuesto, fue sazonado con el mal condimento de pésimas
gestiones de gobierno de la falsa izquierda peruana, desde el gobierno de
Ollanta Humala, pasando por PPK (sitiado y permisivo con el copamiento del
Estado efectuado por la falsa izquierda), la ineptitud corrupta de Martín
Vizcarra y la patente ineficiencia del hoy encargado de la presidencia,
Francisco Sagasti.

VOLVER AL ESPÍRITU DEMOCRÁTICO

¿Qué rol cumple el Estado en la Constitución vigente? Pues el famoso “rol


subsidiario” es decir, el Estado debe ser absolutamente supletorio, actuar sólo
donde la actividad privada no actúa, evitando que intervenga en la actividad
económica.

¿Es esto bueno o malo? Ese es un asunto materia de debate que no trataré de
dilucidar a profundidad en este escrito, pero sí es importante mencionar que en
el mundo maniqueo e inmaduro de la política peruana, la verdad es absoluta,
no relativa. Por lo tanto, con la ayuda de los medios de comunicación y
ciertamente los resultados macroeconómicos, por tres décadas se nos vendió
la idea de que el capítulo económico de la Constitución del 93 fue la llave que
nos abrió las ventanas del cielo para que nos llueva maná.

Pero claro, la realidad nos ha demostrado que ese maná sirvió de poco
cuando debimos enfrentar a la pandemia, porque sencillamente nadie lo pudo
guardar en la nevera (el 47.5% de familias peruanas no tiene refrigeradora), y
sencillamente dejó de caer del cielo neoliberal, porque en el paraíso peruano
el maná, como en la Biblia, alcanzó sólo para el día a día, para sobrevivir
nomás.

9
En este punto sólo me limitaré a decir que en mi concepto, considero que el
Estado no sólo debe jugar un rol subsidiario, sino tener la posibilidad de
intervenir en la economía como un Estado Estratega 16 que:

● Promueva y proteja un verdadero y justo Libre Mercado en el que no


hayan grupos económicos privilegiados, promoviendo la libre
competencia y el crecimiento equitativo de todos los peruanos
● Planifique juntamente con las fuerzas productivas del sector privado
(trabajo y capital) y el Estado, las grandes líneas matrices del crecimiento
productivo del país,
● Que no intervenga como empresario (salvo casos extremos y con los
debidos candados políticos) pero sí ejerza una presencia fuerte que
proteja los intereses de la persona humana, evitando la explotación y los
abusos a las personas y a la sociedad.
● Evite el boicot a las micro, pequeñas y medianas empresas por las
posiciones privilegiadas de mercado y las concentraciones monopólicas
y oligopólicas.

Vivimos pues bajo una Constitución cuyo espíritu divide, oprime, privilegia
ciertos sectores y provoca conflictos. Es portadora de un espíritu autoritario, que
no nos trae paz sino conflicto.

Y el Perú es un país que busca la paz y la armonía, la unidad nacional en un


modelo que genere crecimiento con justicia, promueva riquezas para todos y
no sólo para algunos, incentive la formalización de las actividades económicas
y las promueva, y permita al Estado disponer de las herramientas que sean
necesarias para enfrentar la realidad en cada momento de la historia, sea en
un contexto de paz, de guerra, de prosperidad o de crisis.

No se plantea aquí volver a un modelo estatista, con empresas ineficientes y


deficitarias manejadas por funcionarios inexpertos y bordeando siempre la
corrupción. Esa no es la idea. Pero al mismo tiempo necesitamos que nuestra
constitución contenga un espíritu democrático, que en ese espíritu, nos permita
convivir sin conflictos, con armonía, reconociendo nuestra idiosincrasia,
generando riqueza, promoviendo el trabajo y la inversión privada.

16
“Estado Estratega” es un concepto que desarrollaré en mi libro 100 años de Aprismo, de próxima
publicación.

10
Para ello debemos restituir la Constitución democrática de 1979, lo cual no
requiere de mayor trámite legal o burocrático, sino sólo tomar la decisión
política y hacerlo al amparo de su artículo 307:

“­Esta Constitución no pierde su vigencia ni deja de observarse por


acto de fuerza o cuando fuere derogada por cualquier otro
medio distinto del que ella misma dispone. En estas
eventualidades todo ciudadano investido o no de autoridad tiene
el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva
vigencia.”17

Y dentro de sus propias facultades y modalidad, modificar lo que tenga que


modificarse en el capítulo económico y cualquier otro que lo requiera.

Sólo al recuperar ese espíritu democrático, podremos comenzar a sanar las


heridas que nos han dejado 30 años de precariedad económica, política y
social, de enfrentamientos, conflicto y corrupción.

17
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ 1979, Título VII, Disposición Final, Art. 307

11

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