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EL SEXTO

El Sexto es la cuarta novela del escritor peruano José María Arguedas publicada
en 1961 y que mereció el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo
Palma en 1962. Es una novela basada en la experiencia carcelaria del autor en el
penal El Sexto de Lima, entre los años de 1937 y 1938, bajo la dictadura de
Óscar R. Benavides. Aunque ambientada en un contexto urbano y con
personajes mayoritariamente costeños y criollos, no deja de tener elementos en
común con sus anteriores novelas neoindigenistas, en especial con Los ríos
profundos, pues su protagonista-narrador (que usa el sobrenombre de Gabriel)
es un ser marginal, sensible e idealista, escindido entre dos mundos (el serrano-
andino y el costeño-criollo) y entre dos culturas (la quechua y la castellana).
Asimismo, la novela es un cuadro descarnado de la vida carcelaria, que se
desarrolla en un edificio lóbrego donde conviven presos comunes con presos
políticos. El dolor, la angustia, el sufrimiento y la muerte, son los elementos
vitales que giran alrededor de la obra.

Propósito
Es una novela-testimonio, una denuncia del horror carcelario vivido por el autor.
El protagonista (que es su alter ego) es un estudiante universitario llamado
Gabriel Osborno, que es joven y provinciano. Es testigo de las injusticias y
demás aberraciones que se cometen dentro de la prisión, que sumen a sus
víctimas en el dolor, la angustia, el sufrimiento y la muerte. Pero también
comprueba la solidaridad, el compañerismo, el idealismo por lograr un país
mejor, de parte de los presos políticos. Allí encuentra, según sus propias
palabras, «lo mejor del Perú y lo peor del Perú». La cárcel es, en definitiva, un
microcosmos del país, donde chocan las razas, las clases sociales, las
subculturas. Considera que la injusticia que se da dentro de la cárcel, al igual
que en todo el país, es consecuencia del sistema racista, excluyente y elitista
que impera en el Perú.

Vinculación con el resto de las obras de Arguedas


Pese a la popularidad que goza esta novela entre los lectores peruanos, la crítica
no le da la misma importancia que le otorga a las otras novelas del autor, como
Yawar Fiesta o Los ríos profundos, tal vez porque se le considera la menos
arguediana de todas ellas, al alejarse de los escenarios andinos y contar con
pocos personajes indígenas, dando pase a un escenario citadino y con una
profusión de personajes criollos y costeños. Sin embargo, la novela si se vincula
con el resto de sus obras, comenzando con su protagonista, Gabriel Osborno, un
joven estudiante andino, natural de Apurímac, que es el alter ego del autor.3 La
visión del mundo carcelario de Gabriel se realiza a través de la óptica andina;
evoca los paisajes y los huaynos de su tierra y hace confidencias en su lengua
quechua materna con los presos de su mismo origen andino.

Contexto ideológico
El mundo de los presos políticos en El Sexto refleja la realidad peruana de la
década de 1930: comparativamente, los apristas son mayoría y los comunistas
solo una minoría.10 Estos partidos, de carácter revolucionario, habían surgido
en los años 1920 con la pretensión de transformar radicalmente al país; pero
fue el APRA, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre, que al comenzar la
década de 1930 irrumpió como un partido de masas, apoyado por obreros,
campesinos, estudiantes y la clase media. Participaron en las elecciones
generales de 1931, que perdieron frente al teniente coronel Luis Sánchez Cerro;
no reconocieron el resultado y pasaron a la más exacerbada oposición, cuya
cima alcanzó con la llamada revolución de Trujillo de 1932, ferozmente
reprimida por el gobierno. Apristas y comunistas fueron perseguidos y puestos
fuera de la ley bajo una norma de la Constitución de 1933 que proscribía a los
partidos de carácter internacional; de esa época data la acuñación del término
apro-comunismo. Las cárceles se llenaron de presos políticos, situación que no
varió tras el ascenso al poder de Óscar R. Benavides luego del asesinato de
Sánchez Cerro en 1933 a manos de un militante aprista.11

La novela es un eco de la lucha de los apristas y comunistas contra el régimen


dictatorial de Benavides, pero a la vez refleja el enfrentamiento de ambos
grupos en el plano doctrinario. Los apristas acusan a los comunistas de estar al
servicio de la Unión Soviética y de ser antipatriotas; a la vez los comunistas
consideran a los apristas como intrigantes al servicio de los intereses de los
explotadores para frenar así la auténtica revolución. Frente a esta disputa, el
joven Gabriel se muestra como un individualista acérrimo: no comparte ninguno
de esos fanatismos extremos, aunque se siente más cercano a los comunistas.
Se le podría definir como un independiente.
Escenario
Los hechos narrados transcurren en el interior de El Sexto, una prisión situada
en el centro de Lima, en la avenida Bolivia con Alfonso Ugarte. Al inicio del
relato, el joven Gabriel cuenta su llegada luego de abandonar la Intendencia;
tras cruzar un patio inmenso fue conducido hacia el tercer piso o pabellón de los
presos políticos. En el primer piso se hallan los presos comunes más peligrosos
(asesinos, ladrones prontuariados), en el segundo los no avezados (violadores,
estafadores, ladrones primerizos) y en el tercero los presos políticos, divididos
en apristas y comunistas.

Mensaje
Arguedas define a "El Sexto" como una escuela del vicio, pero a la vez como una
escuela de generosidad. Y es que en ese lugar el escritor encontró lo peor que la
sociedad ha producido, pero a la vez la esperanza de quienes luchaban por
cambiarla, sufriendo no solo la privación de la libertad sino torturas y
sufrimientos. Al margen de las menudas disputas doctrinarias que se dan entre
los presos políticos, existe ideales comunes que en determinados momentos
hermana a todos ellos: la lucha contra una dictadura totalitaria y el deseo por
implantar en el país la justicia social.

Análisis
Según mi análisis desde un punto de vista formal, esta novela es la más
imperfecta de todas las que escribió Arguedas. Considero que hay demasiados
cabos sueltos en los diversos episodios. Creo que algunos de ellos, como la
disputa entre los apristas y comunistas por el incidente del Pianista, carecen del
poder de persuasión; y otras, como el discurso por la muerte de Cámac, no
armonizan con el contexto. También considero que escenas que deberían haber
tenido un gran dramatismo, como la muerte de Puñalada, no logran ese efecto.
Agrego además que muchos de los personajes son difusos y que no hay fluidez
en la historia, pues el tiempo narrativo no está bien estructurad.

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